Gestionar Con Sencillez PDF
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Sencillez
Contenido
Pag 1
N Pginas: 168
Actitud personal frente a imposicin desde arriba.
ISBN: 9788496998834
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Conclusin.
Pag 7
Leader Summaries 2010. Resumen autorizado de: Gestionar con sencillez por Pablo Maella, Profit Editorial 2010.
importante es hablar de automotivacin, entendida como la capacidad que tienen las personas de motivarse a s mismas.
Veamos un ejemplo:
Pedro era un operario cualificado
que trabajaba en un taller de reparacin de relojes de gran valor. Las
condiciones de los empleados se
podan considerar deficientes: trabajaban muchas horas, se les pagaba relativamente poco y el encargado estaba siempre controlando a sus
subordinados. Como no haba
muchos talleres de reparacin, a
todos ellos les costaba poder cambiar de empresa.
Cuando el encargado se ausentaba
por cualquier motivo, los empleados
dejaban de trabajar, haciendo lo
mnimo imprescindible. Sin embargo, Pedro, a diferencia de sus compaeros, acostumbraba a trabajar
como siempre. Y es que a l le gustaba su oficio, con independencia de
que no le gustasen ni las condiciones
laborales, ni el trato de su jefe. A
pesar de los condicionantes externos, Pedro mostraba automotivacin para realizar su tarea.
Como vemos en este ejemplo, hay
personas que tienen una mayor disposicin que otras hacia la automotivacin en el trabajo. En este contexto, la seleccin de personas con
estas caractersticas que los hacen
proclives a motivarse solos adquiere
un papel primordial.
El caso de Pedro tambin nos muestra que los condicionantes externos
no son elementos decisivos en la
motivacin (que es algo personal).
Hay empleados con factores externos muy favorables, como el salario,
las posibilidades de promocin, la
relacin con sus jefes y colegas, un
nivel adecuado de estrs y que, sin
embargo, no estn motivadas. Por
otro lado, hay colaboradores con
elementos externos desfavorables,
como sucede en el caso de Pedro, y
que, a pesar de todo, s lo estn.
Como vemos, el empeo en gestionar la motivacin es una falacia,
porque el lder no es responsable de
algo que es enteramente intrnseco
a otra persona. Este primer razonamiento crtico contra la obligacin
del lder de motivar a su gente es
igualmente aplicable al resto de
mitos. As, por ejemplo, en el caso
del desarrollo de personas, la volun-
capacidad, la automotivacin y la
organizacin.
La satisfaccin en el trabajo no
influye significativamente en la productividad por que solo afecta, y
parcialmente, en uno de los tres
elementos que determinan la productividad. No influye en la capacidad ni en la organizacin, solo
puede afectar en algunos casos en la
automotivacin, aunque, como ya
hemos visto, no es automtico que
porque una persona est satisfecha
vaya a poner un mayor esfuerzo en
el trabajo.
Pero, aparte de su escaso impacto
en las variables que determinan la
productividad y, por tanto, en el
rendimiento de los colaboradores, la
satisfaccin en el trabajo s que
tiene consecuencias positivas en
otros aspectos, sobre todo para la
propia persona, en la medida en que
s influye en
- la predisposicin de la persona a
cooperar con los compaeros;
- tener menos estrs;
- la reduccin del absentismo;
- la disminucin de la rotacin
voluntaria.
Estos efectos positivos que acabamos de ver son motivo para no despreciar la satisfaccin en el trabajo.
Es ms, la satisfaccin en el trabajo
es algo bueno. Puede ser una consecuencia, y una deseable, de la gestin ordinaria y habitual del directivo. Lo que no es eficaz es gestionarla expresamente, ya que causa en el
colaborador los efectos no deseados
de los que ya hemos hablado.
Tambin existen datos concluyentes
que sealan la poca correlacin
entre el compromiso y los buenos
resultados empresariales. Segn
varios estudios, solo el 14% de los
empleados con un alto compromiso
tiene una productividad superior a
la media en la empresa; el 86% restante de colaboradores rinde igual o
menos que los dems.
Los resultados de estas investigaciones no estn diciendo que una persona comprometida (aquella que
siente el proyecto empresarial
como suyo) rinda menos, sino que
el mero hecho de estar comprometida no implica que vaya a rendir ms
que otra que no lo est.
La razn principal de la baja corre-
lacin entre compromiso y productividad es que el primero puede incidir, y solo parcialmente, en la disponibilidad de la persona a realizar un
mayor esfuerzo o, dicho de otro
modo, puede ser una de las variables que influye en la automotivacin, pero no afecta ni a la capacidad ni a la organizacin, que son,
como ya hemos mencionado anteriormente, los otros dos elementos
que conforman el rendimiento de las
personas. Todo lo anterior se ilustra
con el siguiente caso:
Alfredo era un mando intermedio
que fue ascendido a director de divisin. El motivo principal para su promocin fue que la empresa estaba
pasando por momentos delicados de
cambio y la direccin quera gente
comprometida en los puestos clave.
Pero Alfredo no tena las capacidades necesarias para ocupar el puesto y encontr especiales dificultades
a la hora de dirigir a sus colaboradores de forma eficaz. Por eso, a pesar
de su compromiso, su contribucin
al negocio fue muy limitada. Su fidelidad a la empresa no le result suficiente para aportar los resultados
esperados.
nientes. El dilogo no busca convencer, ya que esto no es ms que vencer con argumentos, sino entender y
hacerse entender.
Seleccionar y despedir adecuadamente. La seleccin y el despido son
tambin elementos bsicos al alcance del directivo para la gestin sencilla de personas; por eso, en organizaciones donde los mandos no tienen mucho que decir en las contrataciones y despidos, la direccin de
colaboradores se hace realmente
difcil de llevar a buen puerto, puesto que los jefes se encuentran en
ocasiones forzados a mantener relaciones profesionales no productivas,
sin posibilidad de cambiarlas.
Como el rendimiento de una persona
depende bsicamente de s misma,
si los resultados de un colaborador
no son los esperados y esta situacin
se prolonga a lo largo del tiempo, el
directivo tendr que despedirlo y
hacerlo de manera respetuosa.
Si las personas son libres y solo ellas
mismas son las que se pueden autogestionar, entonces, dependiendo
de cmo sean, el directivo tendr
ms o menos posibilidades de establecer con ellas una relacin adulta,
porque siempre nos podemos encontrar con colaboradores que, por lo
que sea, prefieran ser tratados
como nios.
Si seleccionamos personas responsables podremos gestionarlas como
adultos; pero, si no lo hacemos, difcilmente ser posible que se autogestionen.
Respetar a las personas tal y como
son. Respetar a las personas tal y
como son es respetar su libertad, y
esto implica un ejercicio de madurez por parte del directivo que, de
este modo, est lanzando el mensaje de que es capaz de tratar a todos
los colaboradores con la dignidad
que se merecen ms all de afinidades personales.
A las personas se les muestra respeto cuando se permite su autogestin, y no cuando el directivo se
impone en cuestiones no prioritarias, o cuando toma decisiones arbitrarias sin criterios mnimamente
claros que las soporten, dando sensacin de injusticia y dificultando la
relacin adulta.
Dar ejemplo. El directivo es un
referente para sus colaboradores,
con lo que el ejemplo que pueda dar
es un elemento fundamental para la
gestin sencilla de personas. Si un
mando no se comporta como un
adulto responsable, ser ms difcil
que sus colaboradores se inclinen a
hacerlo.
La manera de dar ejemplo no es
mediante la palabra sino mediante
los actos que realiza. El mando da
ejemplo no hablando sino actuando:
si un directivo se autogestiona l
mismo y da libertad a sus colaboradores, se estar comportando como
un adulto y propiciando que las personas del equipo tambin lo hagan.
Conclusin
La visin que ms se ha extendido
del lder ha sido la del directivo
carismtico que, debido a su carisma, presuntamente obtiene resultados excepcionales. La difusin global de modelos de gestin ha llevado a que gran parte de los mandos
aspiren a llegar a ser lderes como
modo de mejorar los resultados individuales empresariales. Como consecuencia se ha producido una inercia en gestin de personas caracterizada por el intento de dirigir a los
colaboradores de acuerdo con las
prcticas del liderazgo.
Para replantearse esta inercia,
hemos realizado un ejercicio de
deconstruccin de los principios
fundamentales en los que entende-