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NOTAS
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que se presentan en lo referente a su realizacin y a su prctica constitucional. En este sentido el libro consta de doce captulos, que se refieren al
problema de la fundamentacin, del concepto, significado constitucional, clasificacin, lmites, garantas, etc.
Quiz la primera nota que haya que resaltar de esta obra sea la distincin que, a lo largo de toda ella, se esboza entre el plano del ser y el del
deber ser, es decir, entre el plano del Derecho que es y del Derecho que
debe ser. Esto no significa que el profesor Prieto deje de lado alguno de
stos, sino ms bien que las consideraciones que se realizan desde cada uno
de ellos, se hacen con el conocimiento de sus lmites. Y llamo la atencin
sobre este punto porque es difcil, en una temtica como es la de los derechos
fundamentales, saber distinguir entre aquello que es Derecho y aquello que
debe ser Derecho. Actualmente en Espaa hay una proliferacin de estudios
sobre los derechos fundamentales de gran calidad, pero, en muchos casos, sin
diferenciar lo que realmente son en el Derecho de lo que parece que deberan
ser, ^in diferenciar lo que constituye la reflexin tica de lo que constituye
la reflexin jurdica. Creo que uno de los esfuerzos de esta obra se centra
en aclarar esta distincin.
No obstante, no quiere decir esto que la obra sea lino de los tpicos
trabajos de la dogmtica tradicional en los que aparecan tambin estos dos
planos, pero confundindose o ignorndose. El libro de Luis Prieto es consciente de la posibilidad de distincin de los planos, pero a la vez lo es tambin
de su necesaria y real conexin.
Este breve comentario de la obra de Luis Prieto Sanchs va a hacer
referencia a aspectos que de ninguna manera agotan el contenido del libro,
pero que entendemos como ms significativos del mismo. Estos se proyectan
sobre la fundamentacin, el concepto jurdico y caracteres, la relacin de estas
figuras con la ley y los llamados derechos econmicos, sociales y culturales.
LA FUNDAMENTACIN
En cuanto al problema de la fundamentacin de los derechos fundamentales, la obra se sita en una posicin que podramos denominar como
crtico-dialgica. El profesor Prieto, sin asumir acrticamente los postulados
de las ticas comunicativas, se sita relativamente en esa perspectiva destacando, no obstante, sus insuficiencias y lmites. Para ello partir de lo que
denomina como contenido mnimo de los derechos humanos y que est compuesto por dos elementos: el teleolgico y el funcional: "De acuerdo con el
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No obstante, este ensayo por el que el profesor Prieto apuesta relativamente, plantea ciertos problemas en relacin con su significacin y funcin,
y determinan la imposibilidad de emplearlo como jutificacin de sistema poltico, aunque s como modelo crtico, as como la de entenderlo como una
propuesta que agota los dominios de la tica y ante la cual no cabe ya
disentir.
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Quiz sea sta una apreciacin un tanto forzada. No veo por qu siempre que se hable de una obligacin con sujeto universal sta tiene que ser
positiva; eso supondra realizar otras consideraciones como las que l apunta,
aunque mnimamente (la contribucin para que se hagan efectivas). Pero de
la simple afirmacin de una universalidad de sujetos obligados, que no dudo
que presenta importantes problemas como el de la falta de significado real,
no creo que deba obtenerse el carcter positivo del significado de esas obligaciones. El profesor Prieto est dando un paso ms sobre la simple caracterizacin de unos supuestos sujetos obligados, haciendo referencia a la solidaridad y resolviendo ya desde el principio el sentido de esas obligaciones.
No obstante, la conclusin a la que llega nuestro autor parece convincente, la universalidad que se predica en relacin a los derechos fundamentales no tiene consistencia real. Los derechos fundamentales no son tan universales como se quiere dar a entender, ni respecto a los sujetos titulares ni
respecto a los obligados.
Sobre el presunto carcter absoluto de estos derechos el resultado del
anlisis es bastante parecido. Los derechos fundamentales no son derechos
absolutos, sino que tienen sus lmites. De ah que, en opinin de Luis Prieto,
sea preferible hablar de derechos resistentes: "desde la perspectiva del Derecho positivo, los derechos se muestran tan slo resistentes, que es un concepto gradual o relativo. La fundamentalidad no es una etiqueta que se tiene
o no se tiene, a la manera de todo o nada; es una escala que admite distintos
grados, de modo que algunos derechos sern ms fundamentales que otros,
es decir, ms resistentes en presencia de otras decisiones polticas. Lo que
no sern en ningn caso es absolutos, pues ello equivaldra a reconocer derechos ilimitados..." (pp. 100 y 101).
Este carcter de la resistencia de los derechos fundamentales servir a
nuestro autor para realizar una interesante clasificacin de los derechos fundamentales reconocidos en nuestra Constitucin y para profundizar en la aclaracin de su concepto jurdico.
As, a pesar de ser una caracterstica esencial de los derechos fundamentales, la resistencia no se presenta como constante en todas las figuras.
Cabe, segn el profesor Prieto, distinguir tres grados de resistencia, dentro
de los derechos constitucionales. El primero est formado por los derechos y
libertades del captulo II de la Constitucin, que slo podrn regularse por
ley y respetando su contenido esencial. El tercero, por los derechos recogidos
entre los principios rectores del captulo III, slo alegables ante la Jurisdiccin
ordinaria de acuerdo con lo que dispongan las leyes que los desarrollen.
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natural. Una de las caractersticas principales del Derecho es la de la restriccin de la libertad natural o total del hombre. El Derecho al regular la
convivencia social impone limitaciones a esta libertad. Algunas de estas limitaciones pueden incluso proyectarse sobre derechos fundamentales, aunque
otras muchas no. El problema est en saber cundo se produce la primera
situacin.
Pero, aunque fusemos capaces de resolver con seguridad ese problema,
se nos presentara rpidamente otro de importancia mayor, segn nuestro
autor, y que constituye a la vez uno de los ncleos de la configuracin de
los derechos fundamentales realizada por ste: "los derechos son categoras
autnomas e independientes entre s o especificaciones de un principio/derecho general de libertad?, existe lo que podramos llamar una norma de
clausura del sistema de derechos en cuya virtud todo lo que no est constitucionalmente prohibido u ordenado o, mejor dicho, todo lo que no puede
ser prohibido o mandado con cobertura constitucional suficiente, debe considerarse permitido?" (p. 157).
En este sentido el profesor Prieto destaca dos formas de resolver este
problema. Por un lado estaran aquellos, un ejemplo puede ser el de la filosofa poltica de Locke, que conciben las libertades como regla bsica del
sistema, limitada en ocasiones por concretas prohibiciones o mandatos que
tienen que justificarse. Por otro se situaran aquellos, como es el caso de la
filosofa poltica de Hobbes, que mantienen que el poder poltico goza de
legitimidad para el estableciminto de normas imperativas con el nico lmite
de los concretos derechos fundamentales.
La primera posicin presenta ciertas ventajas como las derivadas de la
comprensin de las competencias del poder legislativo como competencias
limitadas y, al mismo tiempo, permite afirmar el carcter abierto del catlogo
de los derechos fundamentales. Si afirmamos la existencia de un principio de
libertad que se sita en el vrtice del sistema, a travs de l van a poder ser
incorporados derechos no enunciados en el texto constitucional de forma precisa. Pero, existe tal principio en nuestro Ordenamiento?
Segn Luis Prieto, esta pregunta puede contestarse en sentido afirmativo y ello por varios motivos, tales como la presencia de la libertad entre los
valores superiores del 1.1, o la importancia de los derechos fundamentales en
el sistema jurdico-poltico. Pero la razn principal que permite contestar en
ese sentido reside en que, segn este autor, existe un derecho constitucional
que puede ser entendido como el fundamento de esa norma de clausura: "el
fundamento de la requerida norma de clausura puede hallarse en un derecho
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una vertiente objetiva relacionada con las exigencias que conforman la idea
del Estado Social.
Observando estos rasgos, puede surgir la duda en torno a su carcter
de derechos fundamentales. Segn Luis Prieto, ninguno de los aspectos recalcados como pertenecientes a los derechos econmicos, sociales y culturales
dan lugar por s mismos a un tratamiento jurdico peculiar. Para aclarar este
problema propone acudir al Ordenamiento. En este sentido subrayar que
parte de estos derechos se encuentran en el mismo captulo en el que estn
los derechos civiles y polticos. Por otro lado, si otra parte no se encuentra
en ese captulo, no parece que sea por razones de tcnica jurdica, sino ms
bien por la simple voluntad del constituyente, que en su momento dot de
una menor resistencia a ciertos derechos.
Pero esta menor resistencia no implica una falta de valor jurdico. Los
principios rectores y, por tanto, parte de los llamados derechos econmicos,
sociales y culturales son normas objetivas con respaldo constitucional que dan
lugar a derechos reaccionales o impugna torios: "Como normas objetivas, desempean principalmente una funcin hermenutica, orientando la interpretacin de cualquier disposicin, negocio o relacin jurdica; como derechos
reaccionales, en cambio, creo que slo resultan directamente eficaces en el
proceso de inconstituciohalidad, esto es, slo sujetos cualificados pueden intentar la nulidad de una norma, basndose, como nico motivo, como nico
fundamento de la demanda, en la violacin de un principio rector" (p. 195).
En relacin con los problemas que afectan a las garantas de los derechos fundamentales y a su suspensin, Luis Prieto realiza un exhaustivo
anlisis que se proyecta sobre su configuracin doctrinal, su posible justificacin y su significado dentro del Ordenamiento jurdico. En estos anlisis el
libro seala tambin los problemas de ndole jurdica que han quedado abiertos y que, en ocasiones, plantean que pueda hablarse de una insuficiente
articulacin jurdica. En conjunto, a travs de estos estudios el lector puede
encontrar un estudio completo y rico en perspectivas, desde el cual adentrarse
en la problemtica en torno a las garantas y suspensin de los derechos
fundamentales.
En definitiva, como puede desprenderse de este breve comentario, el
libro de Luis Prieto se constituye en una obra bsica para todo aquel que
quiera comprender el significado de los derechos fundamentales en nuestro
sistema jurdico, proponiendo, al mismo tiempo, ciertas lneas de reflexin y
crtica en relacin a ste, as como un modelo de configuracin terico adaptable a nuestro momento histrico. El trabajo que, como seal al principio,
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recoge las perspectivas fundamentales desde las que se puede afrontar el tema
de los derechos humanos, tica, jurdica y sociolgica, es una obra de singular
importancia, no ya para aquellos que se dedican a investigar sobre su concepto y justificacin, sino para todo aquel que, ya sea en el plano ideolgico
o en el prctico-jurdico, se relaciona de alguna manera con los derechos
fundamentales.
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los derechos fundamentales. Desde este punto de vista lo paradjico no constituira una dimensin ontolgica de los derechos fundamentales, sino que
sera expresin de la transformacin de las circunstancias en las que se desarrollan y de la evolucin de las necesidades a las que tienen que hacer
frente. Hoy, los derechos fundamentales como lmites al poder son paradjicos
si se los compara con anteriores concepciones de los mismos. Pero, en este
sentido, es bueno que los derechos sean paradjicos, porque ello lleva implcito el que, aunque cambien las circunstancias y las estructuras de la poltica,
del Estado, del Derecho, siguen siendo instrumentos tiles. Si los derechos
fundamentales no tuvieran esa capacidad de evolucionar, la transformacin
de las condiciones que les rodean constituiran, no un reto, sino un obstculo
insalvable; no seran paradjicos, sino intiles e inservibles para adecuarse y
responder al progreso social.
No obstante lo anterior, es cierto que algunas dimensiones del propio
concepto de derechos fundamentales s pueden tener esa vertiente paradjica.
En este sentido, hay que aludir a la que Rafael de Ass denomina la paradoja
de la positivacin, esto es, la que se plantea cuando el propio poder se limita
insertando en su ordenamiento jurdico los instrumentos normativos que le
van a limitar. Creo que en este caso lo paradjico no es fruto de una comparacin entre dos funciones o dos estadios en la evolucin de los derechos
fundamentales, sino algo propio del concepto de derechos fundamentales.
Enlazando con lo anterior, tambin cabe sealar otra de las dimensiones
de la obra de Rafael de Ass que caracterizan su estructura. Me refiero al
enfoque jurdico a partir del cual se desarrolla y considera el tema. Todos
los planteamientos son llevados a cabo desde la consideracin de los derechos
fundamentales como verdaderas instituciones jurdicas, eso s, sin olvidar que
estas instituciones, como todas pero ms acusada y relevantemente que otras,
tiene un trasfondo moral. La consideracin de las paradojas de los derechos
fundamentales como lmites al poder se efecta desde la consideracin de los
derechos fundamentales como elementos de un Ordenamiento jurdico positivo; por lo tanto, los lmites a los que se alude son limitaciones (o en su
caso delimitaciones, como el propio autor explica) que se constituyen en y
desde el Ordenamiento jurdico.
La consideracin jurdica del problema justifica el anlisis de la relacin
Derecho-Poder a la que Rafael de Ass dedica parte de su trabajo. En este
sentido, creo que merece la pena emplear algunas lneas en el marco de estas
reflexiones a analizar el enfoque desde el cual el autor estudia el concepto
de Poder y su relacin con las limitaciones constituidas por los derechos
fundamentales.
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N estos tiempos en los que parece que ya no son posibles alternativas crticas a las sociedades de economa capitalista, la revista
norteamericana Social Philisophy and Policy dedica su primer nmero del ao 1992 a los derechos econmicos. Y es significativo
que, mientras el sistema occidental sigue imponindose de forma irresistible,
no parece haber desaparecido entre nosotros el temor a su crisis permanente.
En este sentido la primera contribucin del volumen (a cargo de
A. Scott Arnold) analiza algunas contradicciones del igualitarismo econmico
de las sociedades comunistas ("Equality and explotation in the market socialist
comunity") y recoge la demanda de nuevas y ms coherentes alternativas a
ellas. La tesis principal que el autor sostiene es que "el conjunto de derechos
econmicos que constituye el mercado socialista implica la explotacin de una
parte signiticativa de la poblacin trabajadora".
* Social Philosophy and Policy, vol. 9, nm. 1, invierno de 1992, editada por el Social
Philosophy and Policy Center, de la Bowling Green State University, Oho (USA), Cambridge
University Press, 1992.
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El segundo artculo ("Democracy and economic rights", de Jan Narveson) discute las propuestas de "democratizacin de la economa" (R. Dahl)
y defiende una diferenciacin radical entre los conceptos de "democracia"
poltica y econmica: en su opinin, algunos derechos econmicos seran imprescindibles para la realizacin de la democracia poltica, y precisamente por
ello, podran llegar a ser incompatibles con un concepto amplio de democracia
econmica.
El siguiente estudio ("The function of several property and freedom of
contract", de Randy Barnett) es un anlisis funcional de los derechos de
propiedad y de la libertad contractual. El autor no excluye que estos derechos
puedan ser considerados tambin desde otros puntos de vista (por ejemplo,
de tipo moral), pero sostiene que, en nuestras sociedades, existe una presuncin en favor de la utilidad de estos derechos para la resolucin de los
problemas de distribucin de riquezas.
Daniel Hausman (en "When Jack and Jill make a deal") aborda, desde
una perspectiva econmica, los problemas de justicia relacionados con aquellos fenmenos que se conocen como externalidades de los sistemas econmicos. El autor analiza sus efectos en las economas del bienestar y su reflejo
en las teoras de la justicia distributiva.
En "The limits of creditors' rights: the case of third world debt", James
W. Child reflexiona sobre algunas consecuencias de orden moral que derivan
del impago de las deudas que los pases del tercer mundo tienen con entidades privadas; la conclusin del artculo es que es posible cuestionar la
validez moral de las pretensiones de devolucin de los crditos cuando stos
lleguen a alterar significativamente la situacin econmica de los Estados.
En el siguiente trabajo ("Some causes and consequences of the bifurcated treatment of economic rights and 'other' rights under the United States
Constitution"), Jonathan Macey argumenta la conexin entre la jurisprudencia
de la Supreme Court y la proteccin de que gozan, en la cultura legal norteamericana, las libertades econmicas.
Eric Mack, en "Gauthier on rights and economic rent", lleva a cabo un
anlisis de los principios contractualistas de las teoras de Gauthier, en relacin al problema de las distribucin de la riqueza y a la concepcin de la
utilidad implcita en la obra de ese autor.
Las obligaciones personales son el argumento de la contribucin de
Richard J. Arneson ("Property rights in persons"): los deberes para con los
desfavorecidos, segn el autor, j)odran ser defendidos incluso frente a las
crticas (por ejemplo, las de Rawls o Dworkin) tomando como punto de apoyo
un egalitarian welfarism.
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que se llev a cabo en Manila contra un general japons implicado en crmenes de guerra; la condena en ese juicio, segn la autora, despierta la
sospecha de que veladamente aparecieran en los jueces actitudes racistas que
acabaron determinando el resultado del proceso.
Los dos artculos siguientes tratan algunos aspectos de la proteccin
internacional de los derechos humanos. Arthur W. Blaser hace un anlisis
descriptivo de los tribunales internacionales no gubernamentales ("How to
advance human rights without really trying: an anlisis of non-govemamental
tribunals"). El autor seala la creciente importancia que pueden llegar a
adquirir estos rganos, especialmente en el campo de la creacin del Derecho
internacional. Se adjunta tambin un listado de los tribunales que han sido
constituidos hasta la fecha a partir de la Dewey Commision de 1937 sobre el
caso Trotsky.
En "Protecting labor rights in market economies", Summer M. Rosen
intenta identifcar los campos en los que es necesaria la proteccin de los
derechos laborales frente al legtimo ejercicio de las libertades econmicas.
Para ello estudia de forma diferenciada los derechos de proteccin frente a
accidentes y peligros, y los derechos de participacin en las decisiones que
afectan a la poblacin trabajadora.
En la siguiente contribucin ("Development, human rights and law"),
John O'Manrique reflexiona sobre la fundamentacin moral de los derechos
humanos que, como es sabido, en nuestro tiempo suelen ser considerados
como el contenido moral del Derecho positivo. Su hiptesis es que los derechos humanos son universales y constituyen una manifestacin de la inclinacin al desarrollo que est presente en todos los seres humanos.
El ugands Philip Vuciri Ramaga, en "The bases of minority identity",
estudia los criterios contenidos en el artculo 27 del Pacto internacional de
derechos civiles y polticos de 1966 (minoras tnicas, religiosas y lingsticas)
para la determinacin e identificacin de minoras nacionales.
El ltimo trabajo incluido en este volumen es un examen (que dice ser
puramente terico) del concepto de gobierno mundial ("Pace on earth and
goodwill to men", de John P. Humphrey): este anlisis pretende ilustrar los
lmites sociales de las cuatro funciones tpicas del Estado (legislacin, jurisdiccin, poder ejecutivo y administrativo). El autor pone el acento en la imposibilidad de concebir un gobierno, en este caso el gobierno internacional,
que carezca completamente de aparato administrativo, o bien que pueda funcionar con un grado de descentralizacin semejante a la del ordenamiento
internacional actual: por este motivo destaca la importancia de los organismos
no gubernamentales (o incluso de otros sujetos de derecho) que estn directamente sometidos a ese ordenamiento y que configuran una nueva sociedad
internacional.
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E trata de una revista iterdisciplinar (editada por el Social Philosophy and Policy Center, de la Bowling Green State University,
Ohio, USA) con preferencia en temas de filosofa y poltica social,
estando cada nmero dedicado a un tema particular; en este caso
el tema es el de los "derechos civiles".
El primer artculo, con un contenido claramente definitorio del tema
tratato, se titula "Qu son los derechos civiles?", y ha sido escrito por Lloyd
L. Weinreb, profesor de Derecho en la "Harvard Law School" desde 1965.
Intenta dar un concepto partiendo de la distincin propia de la filosofa griega
entre "physis" y "nomos", aadiendo que la clave para entender el concepto
ha de buscarse en el "nomos". Define los derechos civiles como los atributos,
concebidos como poderes, que toda persona tiene por el hecho de serlo. Se
pregunta si estamos abocados a una existencia ordenada. La respuesta afirmativa, que es la que el autor mantiene, conlleva eUminar la separacin exis* Social PhUosophy and Policy, vol. 8, nm. 2, primavera 1991.
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presentan tan seguros como el sistema pueda hacerlos. La relativa, por contra,
es aqulla segn la cual el Estado podra limitar los derechos de los grupos
diferenciados tanto como estuviera dispuesto a pagar el precio de limitar de
igual modo los de la mayora. Sin embargo, la moderna concepcin de los
derechos civiles no impone una norma general antidiscrminatoria respecto a
ciertas elecciones privadas, sobre todo en materia de empleo. En este sentido,
las obligaciones en materia de derechos civiles no se imponen sobre todos los
individuos, sino sobre sus clases concretas inmersas en 'una relacin determinada: empresarios, arrendatarios, comerciantes, etc., pero no a la otra cara
de la moneda: trabajadores, inquilinos, consumidores, etc. Para el profesor de
Chicago, la primera concepcin supone extender la proteccin a todas las
personas, mientras que la segunda va contra el principio de libertad de contratacin.
Otro artculo a destacar es el de Jennifer Roback, que en la actualidad
es profesora de Economa en la "George Masn University", y que se titula
"Plurales pero iguales: identidad propia e integracin voluntaria". En l se
refiere al problema de los conflictos tnicos en las democracias occidentales,
sin olvidar las repercusiones existentes en las dems zonas del planeta. La
autora se plantea las siguientes preguntas: por qu queremos la integracin
tnica?, cmo debera ser una sociedad integrada? Cree que los errores
actuales residen en concebir la cuestin en trminos monetarios, ya que es
una decisin de naturaleza diferente a cuando se opta entre dar total libertad
econmica o establecer una economa centralizada. As pues, el coste de la
integracin no puede ser medido en trminos econmicos, lo cual se nos hace
ver a travs de un ejemplo muy significativo: la gente que no quiere perder
su identidad propia se resistir a ser integrada, y en ocasiones su resistencia
ser sangrienta.
Thomas C. Grey, profesor de Derecho en la "Stanford Law School", en
su artculo titulado "Derechos civiles contra libertades civiles: el caso de los
ataques verbales discriminatorios" propone una interpretacin de este conflicto en su ltima manifestacin: la controversia sobre cmo tratar este tipo
de acosos en los recintos universitarios, lo cual ha motivado que en la Universidad de Standford, entre otras, se haya adoptado un reglamento interno
en este sentido (este reglamento se aade al final del artculo). El autor nos
muestra la paradoja que se da en este conflicto: mientras que las libertades
civiles tienden a la proteccin de la libertad de expresin frente a la censura,
los derechos civiles por su parte procuran la proteccin contra la humillacin
sufrida por los que son vctimas de tal hostigamiento. El ejemplo ms claro
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A revista comienza con un artculo de Virginia W. Hoptman titulado "Un Juez de principios: una reflexin personal sobre el
Juez T. Marshall", en el que la autora, ayudante del citado juez
durante los aos 1981 y 1982 en la Corte Suprema, intenta exponer la personalidad de T. Marshall, que fue sustituido por el juez
C. Thomas en el ms alto tribunal de los Estados Unidos. La palabra con la
que la define es "visionary", es decir, persona de grandes ideas; y sin embargo
su labor en la Corte fue pragmtica y realista. Su trabajo contra la discriminacin en materia de educacin ha servido, y sigue sirviendo actualmente,
para los que han denunciado discriminaciones por razn de religin, raza,
sexo, etc.; y tambin para conseguir reformas en otras instituciones como prisiones y hospitales psiquitricos.
Harvard Civil Rights. Civil Liberties Law Review, yol. 27, nm. 1, invierno, 1992.
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BIOETfflQUE
Jos Manuel Rodrguez Uribes
Universidad Carlos III de Madrid
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ROITS, en su nmero 8, contiene un conjunto de artculos referidos a la Declaracin francesa de Derechos del Hombre y del
Ciudadano de 1789. S. Riis abre este volumen con un artculo
que lleva por ttulo "Le mystre des orgenes", donde seala la
necesidad de comprender mejor hoy el significado de aquella Declaracin. La
claridad de la Declaracin de 1789, en verdad, no es ms que aparente. Su
prembulo y sus 17 artculos contienen zonas de penumbra, claroscuros, que
es preciso aclarar. "Misteriosa la Declaracin, dir Riis, lo ser un poco
menos, quiz, despus de este volumen" (p. 7). As, Riis parte en su reflexin
del paralelismo que existe a su juicio entre los "misterios" de la Declaracin
y los "misterios" de la propia Ilustracin que la inspira. Las condiciones en
las que se redacta el texto fundador de los derechos humanos, las contradicciones en las que se viva en el verano de 1789, no contribuyeron precisaEn Droits, Revistafrancesade Teora Jurdica, vol. 8, .dirigida por Stphane Riis.
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mente, sino bien al contrario, a atenuar las incertidumbres del texto revolucionario.
En este sentido, S. Riis lleva a cabo algunas consideraciones sobre la
relacin entre la Declaracin francesa objeto de estudio y las Declaraciones
americanas del siglo xvin. Asimismo, escribe sobre "el sentido de la Declaracin de 1789" ("la ontologa y epistemologa de los derechos del hombre"),
sobre la presencia o no de la Ley Natural en el texto revolucionario y, por
ltimo, se ocupa del polmico tema del Derecho de resistencia ("de la resistencia a la opresin en la Declaracin de 1789").
El segundo de los artculos es de Georges Gusdorf. Se titula "Francia,
pas de los derechos del hombre". En l se incluye un estudio comparado de
los textos histricos anglosajones (desde la Carta Magna de Juan sin Tierra
de 1215, pasando por el Habeas Corpus Act de 1679, hasta los Bill of Rights
de 1689 y la Declaracin de Independencia de 1776) con la Declaracin
francesa de 1789, a la que Gusdorf "inscribe" en el inventario de los monumentos histricos nacionales.
E. Guibert-Sledziewski escribe el tercer escrito de los artculos, que lleva
por ttulo: "Razn poltica y dinmica de las leyes en la Declaracin". En
este artculo se recogen algunas reflexiones en torno a la vieja polmica sobre
el carcter jurdico o filosfico de la Declaracin. El autor se plantea si se
trata de un texto iusnaturalista o positivista, si su centro de gravedad es el
individuo o si, por el contrario, es el Estado. En definitiva, parte de la consideracin de que la Declaracin de 1789 nace en un mundo de paradojas, y
no puede ser, por tanto, ms que paradjica ella tambin. As, por ejemplo,
su discurso universalista y proftico coincide con el mes trgico de 1789. Por
ello, segn el autor, slo desde la comprensin y el conocimiento del contexto
histrico-poltico en el que naci la Declaracin, se puede dar "luz" a las
lneas de este texto.
El cuarto artculo es de la profesora Goyard-Fabre, que lo titula: "La
Declaracin de derechos y el deber de humanidad: una filosofa de la esperanza". En l, la autora francesa parte de la idea de que en el texto de la
Declaracin de agosto de 1789 se reconoce a cada hombre un cierto nmero
de derechos fundamentales "inalienables" y "sagrados". El espritu del texto
corresponde a la concepcin individualista propia del iusnaturalismo moderno.
Sin embargo, si los derechos del hombre son del ciudadano no alcanza a
verse las races ticas y filosficas en las que se inspira el pensamiento ilustrado. La universalidad de la naturaleza humana y de los derechos naturales
exige, segn la autora, dejar de hablar de derechos del ciudadano y de obli570
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