La - Educacion A Lo Largo de Toda La Vida
La - Educacion A Lo Largo de Toda La Vida
La - Educacion A Lo Largo de Toda La Vida
La educación ocupa un lugar cada vez mayor en la vida de los individuos a medida que aumenta su
función en la dinámica de las sociedades modernas. Este fenómeno tiene diversas causas. La división
tradicional de la existencia en periodos claramente separados en la infancia y la juventud, dedicadas a la
educación escolar; la edad adulta, consagrada a la actividad profesional, y el periodo de la jubilación- ha
dejado de corresponder a las realidades de la vida contemporánea y se ajusta aún menos a los
imperativos del futuro. Nadie puede hoy esperar que el acervo inicial de conocimientos constituido en la
juventud le baste para toda la vida, pues la rápida evolución del mundo exige una actualización
permanente del saber, en un momento en que la educación básica de los jóvenes tiende a prolongarse.
Por otra parte, el acortamiento del periodo de actividad profesional, la disminución del volumen total de
horas de trabajo remuneradas y la prolongación de la vida después de la jubilación aumentan el tiempo
disponible para otras actividades.
Paralelamente, la propia educación está en plena mutación; en todos los ámbitos se observa una
multiplicación de las posibilidades de aprendizaje que ofrece la sociedad fuera del ámbito escolar, y la
noción de especialización en el sentido tradicional está siendo reemplazada en muchos sectores
modernos de actividad por las de competencia evolutiva y adaptabilidad (véase el Capítulo 4).
Así pues, es indispensable reflexionar nuevamente acerca de la distinción tradicional entre
educación básica y educación permanente. Para adaptarse realmente a las necesidades de las so-
ciedades modernas, la educación permanente no puede ya definirse por referencia a un periodo
particular de la vida por ejemplo, la educación de adultos, por contraposición a la educación de los
jóvenes- o una finalidad demasiado circunscrita, cuando se distingue, por ejemplo, la formación
profesional de la formación general. En lo sucesivo, el periodo de aprendizaje cubre toda la vida, y cada
tipo de conocimiento invade el ámbito de los demás y los enriquece. En vísperas del siglo XXI, la
educación, debido a la misión que se le ha asignado y a las múltiples formas que puede adoptar, abarca,
desde la infancia hasta el final de la vida, todos los medios que permiten a una persona adquirir un
conocimiento dinámico del mundo, de los demás y de sí misma, combinando con flexibilidad los cuatro
aprendizajes fundamentales descritos en el capítulo anterior. En el presente informe, la Comisión ha
optado por designar este proceso continuo de educación, que abarca toda la existencia y se ajusta a las
dimensiones de la sociedad, con el nombre de «educación a lo largo de la vida». A juicio de la Comisión,
esta noción representa la clave para entrar en el siglo XXI, y el requisito fundamental para un dominio
cada vez mayor de los ritmos y tiempos del ser humano, que supera con mucho la necesidad de
adaptarse a los imperativos del mundo del trabajo.
La educación a lo largo de la vida no es un ideal lejano, sino una realidad que tiende cada vez más
a materializarse en el ámbito complejo de la educación, caracterizado por un conjunto de mutaciones
que hacen esta opción cada vez más necesaria. Para organizar este proceso hay que dejar de considerar
que las diversas formas de enseñanza y aprendizaje son independientes y, en cierta manera, imbricadas,
si no concurrentes y, en cambio, tratar de realzar el carácter complementario de los ámbitos y los
periodos de la educación moderna.
En primer lugar, como ya se ha indicado, el adelanto científico y tecnológico y la transformación del
proceso de producción en aras de una mayor competitividad han determinado que los saberes y las
técnicas de cada individuo, adquiridos durante la formación inicial, pierdan rápidamente vigencia y se
acentúe la necesidad de desarrollar la capacitación profesional permanente. La formación permanente
responde en gran medida a un imperativo de orden económico y permite a la empresa dotarse de
personal con las mejores aptitudes, necesarias para mantener el empleo y reforzar su competitividad.
Por otra parte, brinda a los individuos la oportunidad de actualizar sus conocimientos y vislumbrar
posibilidades de ascenso.
Ahora bien, la educación a lo largo de la vida, en el sentido que le da la Comisión, va aún más lejos.
Debe dar a cada individuo la capacidad de dirigir su destino en un mundo en que la aceleración del
cambio, acompañada del fenómeno de mundialización, tiende a modificar la relación de hombres y
mujeres con el espacio y el tiempo. Las transformaciones radicales que afectan a la índole del empleo, si
bien están aún restringidas a una parte del mundo, van indudablemente a generalizarse y reflejarse en
una reorganización de las fases de la vida. Así, la educación a lo largo de la vida ha de brindar a cada
cual los medios para alcanzar un mejor equilibrio entre el trabajo y el aprendizaje, y para el ejercicio de
una ciudadanía activa.
La educación básica, cuando logra sus propósitos, suscita el deseo de seguir aprendiendo. Este
deseo puede materializarse prosiguiendo los estudios dentro del sistema oficial, pero quienes lo deseen
deben poder también seguir estudiando ulteriormente. En los hechos, las encuestas realizadas en
diferentes países sobre la participación de adultos en actividades educativas y culturales ulteriores
indican que esa participación guarda relación con el nivel de escolaridad de los individuos. Se observa
muy claramente un fenómeno acumulativo, según el cual, cuanto más formación se recibe, más deseos
hay de seguir capacitándose, y esta tendencia es común a los países desarrollados y en desarrollo. Por
ese motivo, el progreso de la escolarización de los jóvenes, el adelanto de la alfabetización y el nuevo
impulso que se ha dado a la educación básica anuncian un aumento de la demanda de educación de
adultos en las sociedades de mañana.
Esta problemática está vinculada íntimamente con la de la igualdad de oportunidades. A medida que se
generaliza el deseo de aprender, garantía de una mayor plenitud para todos, aparece el riesgo de que se
acentúe también la desigualdad, pues la carencia o insuficiencia de la formación inicial pueden afectar grave-
mente la continuidad de los estudios a lo largo de la vida. Así lo prueban la disparidad entre los países
desarrollados y los países en desarrollo, y la desigualdad ante la educación dentro de cada sociedad. El
analfabetismo en los países en desarrollo y el analfabetismo funcional en los países desarrollados, así como los
límites de la educación permanente, constituyen los principales obstáculos al establecimiento de verdaderas
sociedades educativas. Si se toman en cuenta estas desigualdades y se procura corregirlas con medidas
enérgicas, la educación a lo largo de la vida puede representar una nueva oportunidad para los que, por
múltiples razones, no han podido seguir una escolaridad completa o han abandonado el sistema educativo en
situación de fracaso. En efecto, no es absoluto ni automático que las desigualdades en materia de educación
deban reproducirse, a condición de que se refuerce, por ejemplo, la escolarización de las poblaciones
desfavorecidas o se desarrollen formas de capacitación extraescolar para los jóvenes que han abandonado
prematuramente la escuela. Así, se han aplicado con éxito diversas estrategias para corregir determinadas
desigualdades, entre ellas, programas de educación popular en Suecia, campañas o misiones de alfabetización
de adultos en Nicaragua, Ecuador o la India, políticas de vacaciones educativas pagadas en Alemania, Francia
o Dinamarca, o servicios públicos descentralizados de educación básica no formal en Tailandia o Viet Nam.(1)
En general, el principio de igualdad de oportunidades es un criterio esencial para cuantos tratan de
establecer progresivamente las diversas etapas de la educación a lo largo de la vida.
En virtud de un imperativo democrático, sería justo que este prin-
1 Bélanger, P. cipio se plasmara formalmente en modalidades de educación fle-
«Des sociétés éducatives xibles, por las que en cierto modo la sociedad garantizaría desde
en gestation» el principio la igualdad de posibilidades de escolarización y for
(estudio realizado mación ulterior que se ofrecen a cada individuo durante su exis-
para la Comisión). tencia, con independencia de los desvíos o imponderables de su
trayectoria educativa. Se pueden contemplar diversas fórmulas, y
la Comisión tendrá la oportunidad de hacer una propuesta en este
sentido en el Capítulo 8 de su informe, relativo a la cuestión de la
financiación de la educación y la creación de un sistema de
concesión de crédito de tiempo para la educación.
Una educación pluridimensional
La educación a lo largo de la vida representa para el ser humano una construcción continua de sus
conocimientos y aptitudes y de su facultad de juicio y acción. Debe permitirle tomar conciencia de sí
mismo y su entorno y desempeñar su función social en el mundo del trabajo y en la vida pública. El
saber, el «saber hacer», el «saber ser» y el «saber convivir» en sociedad constituyen los cuatro
aspectos, íntimamente enlazados, de una misma realidad. La educación a lo largo de la vida,
experiencia cotidiana y caracterizada por momentos de un intenso esfuerzo de comprensión de datos y
hechos complejos, es el resultado de una dialéctica con varios aspectos. Si bien entraña la repetición o
imitación de gestos y prácticas, es también un procedimiento de apropiación singular y de creación
personal. Combina el conocimiento formal y no formal, el desarrollo de aptitudes innatas y la adquisición
de nuevas competencias. Conlleva esfuerzos, pero también la alegría del descubrimiento. Además de
ser una experiencia singular de cada persona, es también la más compleja de las relaciones sociales,
pues abarca a la vez los ámbitos cultural, laboral y cívico.
Cabe preguntarse si, con todo, se trata de una experiencia humana fundamentalmente nueva. En
las sociedades tradicionales, la estabilidad de la organización productiva, social y política garantizaba un
entorno educativo y social relativamente invariable y puntuado por ritos de iniciación programados. los
tiempos modernos han perturbado los espacios educativos tradicionales, es decir, la iglesia, la familia, la
comunidad de vecinos. Además, la ilusión racionalista de que la escuela podría por sí sola satisfacer
todas las necesidades educativas de la vida humana, ha quedado desvirtuada con las mutaciones de la
vida social y los progresos de la ciencia y la tecnología y sus consecuencias sobre el trabajo y el entorno
de los individuos. Los imperativos de adaptación y actualización de los conocimientos, que se
manifestaron primero en el ámbito profesional de las sociedades industriales, se difundieron
gradualmente en los demás países y sectores de actividad. La pertinencia de los sistemas de educación
-escolares o extraescolares- establecidos a lo largo del tiempo, y su capacidad de adaptación, están en
tela de juicio. Pese al desarrollo espectacular de la escolarización, estos sistemas parecen
intrínsecamente poco flexibles y se encuentran a merced del más mínimo error de previsión, sobre todo
en lo que respecta a prepararse para integrar los conocimientos técnicos necesarios en el futuro.
Si hoy día se tiende a volver a la idea de una educación pluridimensional escalonada durante toda
la vida, que coincide con las intuiciones fundamentales de los principales pensadores de la educación en
el pasado y en diferentes culturas, es porque la aplicación de esta idea es cada vez más necesaria, pero,
al mismo tiempo, más compleja. Puesto que el entorno natural y humano del individuo tiende a ser
mundial, cabe preguntarse cómo convertirlo en un espacio de educación y de acción, cómo impartir una
formación que combine lo universal y lo singular, a fin de que todos reciban los beneficios de la
diversidad del patrimonio cultural mundial y las características específicas de su propia historia.
La familia es el primer lugar en que se produce la educación y, como tal, establece el enlace entre
los aspectos afectivo y cognoscitivo y asegura la transmisión de los valores y las normas. Su relación
con el sistema educativo se percibe a veces como antagónica; en algunos países en desarrollo, los cono-
cimientos que transmite la escuela pueden oponerse a los valores tradicionales de la familia; del mismo
modo, las familias con medios modestos perciben muchas veces la insti-
tución escolar como un mundo
extraño, cuyos códigos y usos Hacia una política
no comprenden. Por consi- de selección del empleo
guiente, resulta indispensable del tiempo
que haya un diálogo auténtico
entre los padres y los profeso- En el futuro habrá que imaginar concepciones in
res, pues para el desarrollo ar- novadoras del tiempo de trabajo, en que se tomen
monioso de los niños es nece- más en cuenta las preferencias individuales de los
sario que la educación escolar trabajadores y la flexibilidad que necesitan las em-
y la educación familiar se com- presas. Esas innovaciones no deberán limitarse a re
plementen. En ese sentido, las ducir la duración del trabajo semana¿ sino abarcar
experiencias han demostrado toda la duración de la vida activa, por ende, ello se
que la eficacia de la educación aplica también a la edad de la jubilación. ¿Por qué
preescolar de niños desfavore- los trabajadores deberían poner término a su vida
cidos se debía en gran parte a activa entre los 60 y 65 años, siendo así que con fre-
que así las familias conocían cuencia desean seguir ejerciendo una actividad des
mejor el sistema escolar y le pués de esa edad? Junto al derecho a percibir una
profesaban un mayor respeto. pensión, por ejemplo, a partir de los 60 años, ha
Por otra parte, durante toda bría, pues, que prever la posibilidad de acogerse a
su vida el individuo aprende en una jubilación flexible que permitiera ejercer una ac-
el espacio social de la comuni- tividad profesional aun después de esa edad. Por
dad a la que pertenece. Ésta, otra parte, ¿por qué los trabajadores deberían nece-
por definición, varía, no sólo saríamente trabajar con dedicación exclusiva entre
de un individuo a otro, sino a los 25 y los 35 años, si es precisamente en ese perio-
lo largo de la vida de cada in- do de la vida cuando deben hacer frente a múltiples
dividuo. En este caso la educa- obligaciones y acogerían con especial satisfacción
ción se basa en la voluntad de fórmulas como la reducción del tiempo de trabajo,
convivir y fundar la cohesión las licencias por maternidad o paternidad y las lícen-
del grupo en un conjunto de cias sabáticas o por estudios? Sí las políticas del
proyectos comunes; así pues, tiempo de trabajo tomaran en cuenta estas necesi-
la vida asociativa, la pertenen- dades, se contribuiría considerablemente a conciliar
cia a una comunidad religiosa, la vida familiar y la vida profesional y a superar la
la actividad política contribu- división tradicional de funciones entre los hombres y
yen a esta forma de educación. las mujeres. Ya a comienzos del decenio de 1980,
La institución escolar no se André Gorz había preconizado una disminución sus-
confunde con la colectividad, tancial de la duración de la vida activa. La propuesta
pero, sin perder su especifici- del ex presidente de la Comisión Europea, Jacques
dad, debe evitar por todos los Delors, de una duración de la vida activa de 40.000
medios aislarse del entorno so horas antes del año 2010, subraya la vigencia y la
cial. La comunidad a la que pertinencia de este planteamiento.
pertenece el individuo es un Fuente: Instituto Sindical Europeo, «Pour une politique
poderoso vector de educación, novatrice dú temps de travail en vue de
aunque sólo sea por el apren sauvegarder I'emploí et d^améliorer la qualité de la
dizaje de la cooperación y la vie», en R. Hofimann y J. Lapeyre (dir. publ.), Le
solidaridad o, de manera acaso temps de travail en Europe. Organisation et
más profunda, por el aprendi- réduction, págs. 285 y 286. París, Syros, 1995.
zaje activo del civismo. La co-
munidad en conjunto debe
asumir la responsabilidad de la
educación de sus miembros, ya sea mediante un diálogo constante con la institución escolar, o, si
ésta no existe, impar tiendo directamente una parte de esa educación en el marco de prácticas
extraescolares. En esta perspectiva, la educación de las jóvenes y las mujeres es requisito indispensable
de una verdadera participación en la vida de la comunidad.
El mundo laboral es también un importante espacio educativo. Por ser, en primer lugar, el ámbito en
el que se adquiere un conjunto de conocimientos técnicos, en la mayor parte de las sociedades es
necesario velar por que se reconozca mejor el valor formador del trabajo, en particular dentro del
sistema educativo. Este reconocimiento entraña asimismo que se tome en cuenta en particular por parte
de la universidad la experiencia adquirida en el ejercicio de una profesión. En este sentido, se podrían
establecer sistemáticamente conexiones entre la universidad y la vida profesional para ayudar a los que
desean ampliar sus conocimientos al mismo tiempo que completan su formación. Convendría multiplicar
las asociaciones entre el sistema educativo y las empresas, para propiciar el necesario acercamiento
entre la formación inicial y la formación permanente. Gracias a la formación en alternancia, los jóvenes
pueden completar o rectificar su formación básica e insertarse más fácilmente en la vida activa, al
conciliar el saber teórico con el práctico. Esta fórmula permite también que los adolescentes cobren más
fácilmente conciencia de las limitaciones y oportunidades de la vida profesional, al darles los medios
para conocerse y orientarse mejor. Además, propicia el acceso a la madurez y es un poderoso factor de
inserción social.
En sus actividades en favor de las poblaciones con bajos ingresos, la Fundación Noor al-Hussein
(NHF), importante organización no gubernamental de Jordania, adoptó el principio de un desarrollo
socioeconómico global con arreglo a un enfoque interdisciplinario centrado especialmente en las mujeres.
El proyecto «Calidad de vida» contempla todas las necesidades de desarrollo de las comunidades, en
particular en materia de salud, nutrición, medio ambiente y educación. En conjunto, este proyecto se
materializa en programas de perfeccionamiento de los recursos humanos que aportan a las comunidades
los conocimientos, la educación y las competencias que necesitan, en asociación con los padres y los
dirigentes de la comunidad como de interlocutores de los mecanismos establecidos de enseñanza
escolar y extraescolar.
El proyecto «Calidad de vida» se ejecuta en las regiones rurales y aplica una estrategia específica
dirigida ante todo a formar a los habitantes de las aldeas en múltiples ámbitos, se les enseña a asumir
más responsabilidad en los mecanismos de consulta, búsqueda de consenso y adopción de decisiones
comunes (responsabilidad que antes incumbía en gran parte a funcionarios), a utilizar tecnologías locales
adecuadas, a definir los problemas, planificar medidas y determinar los tipos de apoyo necesarios, a
ejecutar y evaluar sus propios proyectos de desarrollo, dando prioridad a aquellos en los que es mayor la
participación de las mujeres, a llevar y verificar su propia contabilidad y, por último, a recopilar, analizar y
evaluar de manera constante las informaciones útiles para la adopción de decisiones.
Para alcanzar los objetivos del proyecto «Calidad de vida», se estimula y se capacita a las
comunidades locales para que establezcan sus propios «consejos de desarrollo de aldea», a fin de que
adquieran más autonomía, y se las alienta a que constituyan sus propios « fondos de desarrollo de
aldeas» como forma de promover la autofinanciación.
Gracias a la participación de la comunidad en esos organismos, los aldeanos se afirman como una
comunidad instruida y productiva, que puede basarse en sus propios recursos humanos y sus propias
actividades generadoras de ingresos y es capaz de hacer frente de manera autónoma a sus necesidades
de desarrollo y a sus deberes sociales. De esta manera cobran mayor conciencia de su propio valor y se
sienten gratificados por sus logros. Un elemento intrínseco de la estrategia aplicada consiste en cultivar
ese sentimiento de pertenencia a una comunidad y de cohesión social, la estrategia tiene por eje la
participación activa del conjunto de la comunidad en su propio desarrollo y en la formación permanente y
la educación, escolar y extraescolar, de todos sus miembros.
ln'am Al-Mufti
Uno u otro espacio educativo puede ser prioritario, según los momentos de la vida, pero conviene
tener en cuenta su carácter complementario y facilitar la compleja transición de uno a otro, para
restablecer una verdadera coherencia educativa que existía con otras formas en muchas sociedades
tradicionales.
A estos efectos es necesario buscar, por ejemplo, las sinergias posibles entre el saber teórico y el
práctico o entre el «saber ser» y el «saber convivir» y, por consiguiente, el carácter complementario de
las modalidades y espacios de educación correspondientes. Por otra parte, el considerable aumento de
la oferta de educación fuera del sistema escolar responde a la demanda de diversidad que se manifiesta
en todas las sociedades y permite seguir trayectorias educativas variadas. Así pues, se debe establecer
una dinámica entre la institución escolar o universitaria y esas diversas «alternativas» educativas; esta
dinámica debe basarse en el carácter complementario y la asociación, al tiempov que en un proceso de
cambio y un análisis crítico de las prácticas educativas tradicionales.
De este modo, todos asumen una responsabilidad en la educación, la cual incumbe al conjunto de
los ciudadanos, que serán agentes y no simples consumidores pasivos de la enseñanza impartida por las
instituciones. Cada cual puede experimentar personalmente la movilidad de las situaciones educativas, e
incluso, dentro de la sociedad educativa, ser a veces docente, a veces discente. La educación, al
integrar deliberadamente el aspecto extraescolar con el escolar, corresponde a una producción constante
de la sociedad, que asume plenamente su responsabilidad por ella y se recrea a través de ella.
Con independencia de las necesidades inmediatas de la actualización de conocimientos
profesionales, el concepto inicial de educación permanente se ha ampliado hoy, no sólo por una
necesidad de renovación cultural, sino, además y sobre todo, ante una exigencia nueva y capital de
autonomía dinámica de los individuos en una sociedad en rápida transformación. Tras haber perdido
gran parte de los numerosos puntos de referencia que antes les ofrecían las tradiciones, deben poner en
práctica constantemente sus conocimientos y su raciocinio para orientarse, pensar y actuar. A este
proceso deben contribuir todos los momentos de la vida y todos los ámbitos de la actividad humana, a
fin de que el desarrollo pleno del individuo coincida con la participación en la vida en sociedad. La
educación, sin límites temporales ni espaciales, se convierte entonces en una dimensión de la vida
misma.
Pistas y recomendaciones
• El concepto de educación a lo largo de la vida es la clave para entrar en el siglo XXI. Ese concepto
va más allá de la distinción tradicional entre educación básica y educación permanente y coincide con
otra noción formulada a menudo: la de sociedad educativa, en la que todo puede ser ocasión para
aprender y desarrollar las capacidades del individuo.
• Con este nuevo rostro, la educación permanente se concibe como algo que va mucho más allá de lo
que hoy ya se practica, particularmente en los países desarrollados, a saber, las actividades de
nivelación, de perfeccionamiento y de conversión y promoción profesionales de los adultos. Ahora se
trata de que ofrezca a todos la posibilidad de recibir educación, y ello con fines múltiples, tanto si se
trata de brindar una segunda o tercera ocasión educativa o de satisfacer la sed de conocimientos, de
belleza o de superación personal como de perfeccionar y ampliar los tipos de formación estrictamente
vinculados con las exigencias de la vida profesional, comprendidos los de formación práctica.
• En resumen, la «educación, a lo largo de la vida» debe aprovechar todas las posibilidades que ofrece
la sociedad.