Verne Un Revolucionario Subterraneo - Michel Foucault

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Verne: un

revolucionario
subterrneo
AA. VV.
Traducido por Noe Jitrik
Editorial Paids, Buenos Aires, 1968
Ttulo del orginal:

Jules Verne

Cahier de L'Arc 29, 1966


La preparacin de este volumen ha estado a cargo de
Raymond Bellour y JeanJacques Brodier. Las ilustraciones han sido tomadas de la primera edicin de Voyages Estraordinaires, con excepcin de la figura 2, que
pertenece al film Aventuras fantsticas de Kart Zeman.

Los nmeros entre corchetes corresponden


a la paginacin de la edicin impresa.
Se han eliminado las pginas en blanco

VERNE
3

[11]

El mosaico
Que una obra aparentemente tan despojada de intenciones formalistas, de esa encarnizada autoridad del espritu, deliberada, que anima a
urdidores de ficciones, Roussel, Joyce o Borges, o de manera muy
diferente a tal o cual alemn soador de lo conceptual, obstinado en
oponerse a la esencia y a la organizacin sistemtica e ntima de la vida,
que una obra popular hasta el punto de haber perdido todo o casi todo
de su inicial autonoma ser descifrable pero sin conceder nada de su
ingenuo encanto segn las lneas que determinan en el pensamiento
crtico de la actualidad el espacio literario en su principio y sus
metamorfosis he aqu lo que Michel Butor, el primero, reconoci,1 y lo
que entre otras cosas este conjunto de textos establece claramente.
Porque en tomo de los hroes cuya aventura arrastra y pide un
cuestionamiento, estos textos revelan bien la extraa red temtica y
formal que se organiza de forma ms o menos confesada o disfrazada
de manera diversa. Descubre tambin, por debajo de la tabulacin de la
aventura y del positivismo humanitario, objetivo y burgus que han
hecho la fortuna [12] de Verne frente a padres e hijos, una soberana a
veces absoluta de la obsesin y una lgica subterrnea que se puede
enunciar, segn los gustos, de manera diferente. Muestran a la vez
1

Le point suprme et lge dor travers quelques uvres de Jules Verne, Arts

et Lettres, n 15, nmero especial dedicado a Julio Verne. Este artculo est incluido en
Rpertoire, Editions de Minuit, 1960.

cmo en el interior de un mismo libro y aun de libro en libro los


elementos se acomodan, juegan, permutan y se responden hasta hacer
de la obra un sorprendente mosaico que fractura el relato singular,
hacindolo servir a su propio y fabuloso designio tentacular y dando a
cada uno de los Viajes Extraordinarios, al mismo tiempo que nuevamente uno se vuelve a zambullir en su universo cerrado, un espesor
y una rareza que se le conoca mal. Finalmente dicen cmo, por las
relaciones que Julio Verne mantiene con la novela de la iniciacin, por
ejemplo, se sita de entrada en ese espacio de recuperacin e interpretacin que desde Don Quijote participa del fundamento de la literatura,
y de qu manera hasta en una obra de modalidad natural el autor
lucha con su lenguaje, lleno de innumerables astucias para captarlo,
designarlo, e intentar una respuesta a esa decisin absolutamente
ambigua que hizo un da de l un escritor. As puede avanzar en su
verdad polivalente e irnica, a la vez cifra, pretexto y posibilidad,
primera y ltima motivacin del criptograma, tal como aparece, de pie,
en la figura de la pgina 13 el hombre de Verne.
Este hombre, arrancado por una mano hbil de los grabados de la
edicin Hetzel, recortado, pegado y recompuesto por un espritu al
acecho de lo maravilloso, a nuestro turno lo hemos sustrado del nico
film que por una suerte de genio analgico mantiene una verdadera
relacin de connivencia con la obra de Verne. Empleando con un
soberano gusto por lo arbitrario el enorme material visual de los libros
rojo y oro, Karel Zeman el debate que cierra estas pginas permite
ver que los checos han ledo bien a Julio Verne, ha sabido hacer de
sus Aventuras Fantsticas un bestiario cuyo humor y poesa a la vez
tierna, imprevista y deliberadamente surrealista (uno piensa en los
5

maravillosos lbumes de Ernst) forman, por un extrao golpe de


dados, el espejo [13]

El hombre de Verne

[14] ms perfecto que existe de la totalidad verniana en su doble nivel


de mosaico obsesivo y de mundo objetivo. Despus de esto, poco queda
que decir de cierto Viaje al centro de la tierra en el que, a pesar de la
belleza que a veces tiene la imagen y cierta facultad de sorpresa, no se
encuentra nada en la lgica fascinante del libro. Y menos todava del
triste Walt Disney que slo vio en Veinte mil leguas de viaje submarino
un universo de pacotilla y de blando convencionalismo. En cuanto a los
otros, han sido olvidados, no se los conoce o no valen nada.
El ms bello film realizado, y que pudiera creerse nacido de la imaginacin de Julio Verne, se llama Frau in Mond (La mujer en la Luna),
ltima pelcula muda de Lang. Cmo no recordar, al presenciar su
largusimo comienzo, los minuciosos preparativos descritos por Verne
en la primera parte de su trptico, De la Tierra a la Luna, y no ver en la
preocupacin a la vez ingenua y cientfica de Fritz Lang un eco decisivo
de la que mostr durante su vida entera Verne, para quien toda aventura, todo viaje, se vinculaba con la profeca y con lo extraordinario.
Empero, no es difcil descubrir que la escritura apretada y altanera de
Lang, entretejida con la conciencia fascinada de sus propios poderes, es
absolutamente ajena al doble juego que en Julio Verne se da de forma
corriente y suelta, y al acomodamiento obsesivo de los temas y motivos
que revela, como oculto a una segunda mirada, el mosaico fundamental. Y es fcil reconocer que Lang enva ciertamente un cohete a la luna
pero tambin a una mujer, lo que le da ocasin, bajo los rasgos de la
bellsima Gerda Maurus, para desarrollar un idilio de esplndido
marco; Verne en cambio, en lo que concierne al deseo limita su objeto
de ciencia ficcin a la tcita convencin de una tristeza de scoutista.
7

Ocurre lo mismo en La isla misteriosa y en muchos otros libros.


Pues la pasin es a menudo en Julio Verne muy plida, ilusoria y, en el
peor de los casos, perfectamente decorativa. Y no tiene, en las ml[15]tiples niveles del sistema, verdadero valor metafrico. En el mismo

Miguel Strogoff, Nadia, a pesar del encanto novelesco que la rodea, no


pasa de ser una imagen sin efecto; y en La estrella del Sur, donde el
amor de Cipriano Mr por Alicia Vandergaart condiciona incesantemente el relato, el hilo que vincula de un extremo al otro el horno en el
que se elabora el supuesto cocimiento del diamante, el vientre de la
trucha durante un tiempo lo oculta y la gruta maravillosa, tesoro de
los cafres, donde la piedra aparece en su estado deslumbrante y
fabuloso del natural, va creando una cadena analgica que determina
de manera diferente la claridad del libro y lo que hace al romance. A
menos que sea la ltima metfora de una presencia recusada o siempre
debilitada de la mujer; trampa a la cual invita ingenuamente la interpretacin analtica, interpretacin que se rechaza de inmediato, y el
ridculo de la cual sera denunciado por la obra si no existiera, acuada
absolutamente en la cifra de la mujer, la excepcin de El castillo de los

Crpatos.
Aqu est el libro de la pasin que no se esperaba. Del cual, despus de Jean Roudaut, no tengo nada que agregar, salvo que siempre
pens en hacer un film con l, y dar a ese admirable delirio de amor,
ms abstracto que encantador en su forma, una interpretacin concreta con una arquitectura de imgenes y de sonidos estrechamente
mezclados. Un film semicantado, cuya escritura, lo que se llama mise

en scne, activalitrgica, o como deca Bretn, mgicacircunstancial,


tendra por objeto recuperar, en un vaivn perpetuo del amor al
8

lenguaje, del sistema al deseo, el origen y el lugar de ese punto para


m ms cerca de Arnim, de Kandinsky, de Novalis y de Murnau, die
Romantik, que del desvarorazn surrealista, ese punto sublime
hacia el cual todo converge y del cual vuelve a partir en una suave y
terrible avanzada en algo as como el latido perpetuo del alma.
Raymond Bellour

[16]

... el Nautilus es la carne de su carne (pgina 29)

10

[17]

Un revolucionario
subterrneo
En este libro se encontrar un hombre
subterrneo que perfora, roe y cava.
Nietzsche (Prefacio de Aurora)

En una primera aproximacin global, la vida de Julio Verne aparece como la de un honorable burgus del Segundo Imperio y la III
Repblica. Naci en 1828 en Nantes. Su padre, Pierre Verne, abogado
en esa ciudad, primeramente lo hizo educar en el Ptit Sminaire y
luego en el Lyce Royal. Despus, fue a Pars para estudiar derecho; su
padre esperaba en ese entonces que lo sucediera en la profesin. Pero
no es lcito acaso que un joven burgus, por ms aplicado que sea, se
divierta un poco? Julio Verne se puso en consecuencia a escribir
comedias y operetas y hasta lleg a cumplir funciones de secretario del
Thtre Lyrique durante un ao. Muy pronto, sintiendo una creciente
disposicin para la literatura, public cuentos en una revista sumamente apacible, el Muse des familles.
En 1859 se cas con una joven viuda de la buena sociedad de
Amiens y por intermedio de su cuado, que tena amigos en la Bolsa de
Pars, entr a trabajar a una agencia de cambio para afirmar su situacin. Pero como sus nuevas ocupaciones le dejaban tiempo libre sigui
escribiendo.
11

En 1862 entrevist al editor Hetzel para la publicacin de su primer


Viaje extraordinario. Cinco semanas en globo, y slidos vnculos se
crearon rpidamente entre los dos hombres: de inmediato se [18] firm
un contrato por el cual Julio Verne se comprometa a proveer al editor
de la calle Jacob el material de dos volmenes cada ao, obligndose
este ltimo a publicarlos en Le Magasin dducation et de rcration.
Por otra parte, queriendo hacer algunas excursiones martimas,
Julio Verne compr en 1865 un primer barco que llam, como a los
siguientes, el SaintMichel, a causa de su nico hijo que llevaba ese
nombre. Despus, deseando dedicarse enteramente a la literatura, dej
su oficio de bolsista y se fue a vivir al Crotoy donde estaba ms cerca
de su barco. Al terminar la guerra de 1870 se instal definitivamente en
Amiens donde muri a comienzos de 1905, a los 77 aos.
Existencia de un honorable burgus he dicho y es esa la impresin
que deja al resumen que de ella acabo de hacer. Pero existe un anlisis
grafolgico del novelista, hecho por Pierre Louys,1 que deja entrever
que esta vida ocultaba cosas mucho ms secretas, puesto que dice:
Revolucionario subterrneo
Intrepidez, es decir coraje que no tiembla
Resolucin determinada, pero secreta contra todo
Direccin invariable de la voluntad
Perseverancia en la accin
Tenacidad contra el obstculo
1

Este anlisis grafolgico, publicado por primera vez en las Brouttilles de Pierre

Louys por Lachvre, ha sido reproducido en un nmero de la revista Lettres dedicado a


Julio Verne en 1949.

12

Orgullo solitario y mudo


Vuelta de llave que cierra el pensamiento ntimo al final de la firma.

Y apenas intentamos penetrar en la existencia de Julio Verne ms


all de las apariencias, no tardamos en advertir que este anlisis
grafolgico es perfecta-[19]mente justo. Este revolucionario subterrneo incluso ha comenzado a rebelarse muy pronto: cuando cumpli
once aos, el pequeo Julio huy de la casa paterna embarcndose
clandestinamente en un velero que parta para las Indias. Su padre lo
atrap en Paimbuf y le administr una paliza magistral: el nio
argument que haba querido ir a buscar en algn lugar lejano un
collar de coral para Carolina2 una primita a la que amaba. A decir
verdad, en este incidente se encuentran en germen desde 1839 las
dos principales revueltas secretas de Julio Verne.
En primer lugar, en lo que concierne a las relaciones con su padre.
Sin duda alguna, como lo veremos en seguida, amaba a su prima. Pero
si intent evadirse, no es evidente que exista ya en l una resolucin
determinada, oculta, contra su padre y que, reforzada ciertamente por
el castigo dado al nio, no hizo ms que acentuarse con la edad?
Resulta singular que, a pesar de los estudios de derecho que acababa de
hacer en Pars, haya renunciado tan rpidamente a suceder a su padre
2

Medio siglo ms tarde, Julio Verne deba recibir la visita de Raymond Roussel,

que lo consideraba el ms grande genio literario de todos los siglos. Puede notarse
que en esta historia de la fuga del nio, las dos palabras, collier y Caroline, con
excepcin de su ltima slaba, forman con la tercera, corail, un conjunto compuesto
nicamente por la combinacin de las consonantes C, L, R con las vocales A, I, O. Esto
es Raymond Roussel por anticipado. Lo ms curioso, en la misma perspectiva, es que
el barco en el cual se haba embarcado el nio se llamaba La Coralie.

13

y tambin que slo haya vuelto de una manera tan pasajera. Cuando
Julio entr como secretario al Thtre Lyrique, el riguroso seor Verne
se sinti tan escandalizado al saber que su hijo iba a ser arrastrado as
a frecuentar diariamente los pasillos de un teatro, que prefiri ocultar
el hecho en su medio. Ms tarde, cuando Julio le pidi que garantizase
su puesto de agente de cambio donde trabajaba, el padre acept
despus de un largo de-[20]bate epistolar. Y cuando cinco aos ms
tarde, el hijo le hizo un pedido anlogo para la casa de ediciones
Hetzel, el padre se neg rotundamente. En lo que concierne a la primera de las dos garantas, los Cahiers de la Socit Jules Verne han
publicado una correspondencia bastante curiosa entre padre e hijo: se
siente constantemente que ste est despechado por la resistencia de
aqul, pero a medida que la situacin se hace ms tensa, los trminos,
al final de las cartas de Julio, se hacen ms afectuosos, como si, para
hablar a lo Pierre Louys, hubiera querido encerrar con una vuelta de
llave su pensamiento ntimo.
Del mismo modo se ve, en el incidente de 1839, cmo se va delineando lo que ser muy pronto para el futuro novelista de los Viajes
extraordinarios el problema de la mujer. En 1847, ocho aos despus
de la evasin fracasada. Julio se decidi a pedir la mano de su prima.
Pero Caroline se le ri en las narices y se cas algunas semanas ms
tarde con un joven de Nantes. Desesperado, abandon su ciudad natal
despus de haber escrito a un amigo los unos y los otros vern de qu
madera est hecho ese muchacho al que llaman Julio Verne. Y en Pars
funda con algunos amigos el cenculo de los oncesinmujeres
(onzesansfemmes ). Por cierto, hay aqu tambin un juego de pala.

bras que hubiera podido regocijar a Raymond Roussel: onzecents


14

femmes (mil cien mujeres).


No obstante, deba casarse algunos aos ms tarde con Honorine,
la viuda de Amiens. Pero aun casado, continu frecuentando durante
algn tiempo ese cenculo con gran despecho de su esposa; parece,
adems, que las relaciones entre marido y mujer nunca fueron muy
ntimas. Durante muchos aos. Julio Verne hace en sus tres Saint
Michel sucesivos cruceros ms o menos largos con amigos y sobre
todo con su hermano Paul, a quien quera como Dostoievski a su
hermano Micael, y Van Gogh a su hermano Tho; Honorine lo acompaa una sola vez. Le [21] ocurre, incluso, hacia 1861, que al hacer un
viaje a Dinamarca con un amigo poco tiempo antes del nacimiento de
su nico hijo, regresa slo una hora antes de que su mujer d a luz.
Cuando viva en Amiens, se encerraba bajo llave en su gabinete para tener la seguridad de que nadie lo molestara; sin duda a quien ms
apuntaba esa precaucin era a su mujer.
No se conocen las reacciones de Honorine frente a su marido, salvo
una reflexin singularmente amarga que hizo el da en que ste, apenas
de regreso de un crucero, haba vuelto a partir de inmediato para Pars
remontando el Sena en su SaintMichel. Y aun en las relaciones que
mantuvieron Julio Verne y su esposa hay algo secreto; al parecer
actuaba tambin como marido ideal ante extraos, tanto que el
escritor italiano De Amicis, despus de una visita a Amiens apunt en
sus Memorias que el matrimonio le haba dado la impresin de una
pareja en viaje de bodas.
Se podra encontrar en la vida de Julio Verne muchas otras actitudes de disimulo, as por ejemplo en lo relativo a la poltica. En 1889,
15

con gran estupefaccin de Honorine, se present a las elecciones


municipales de Amiens en una lista ultraroja pretendiendo, enseguida
de la publicacin de las listas electorales, que quera ocuparse de
urbanismo y que, si se haba hecho inscribir en una lista tan avanzada,
era precisamente porque esta lista tena las mayores posibilidades de
triunfar. Al descubrirse su posicin poltica, pues, se puso rpidamente
otra mscara: la de urbanista. Hay en su vida un suceso extremadamente grave, rodeado de un misterio no esclarecido an: se trata de un
crimen del cual l fue la vctima. En 1886, mientras volva a su casa por
la tarde, fue atacado con dos tiros por un muchacho que de ninguna
manera le era desconocido; y si escap a la muerte, qued invlido
hasta el fin de su vida: las dos balas, que nunca pudieron ser extradas,
le da-[22]aron la pierna. Madame Allotte de la Fuye consagr a este
drama slo un prrafo en la biografa de su to, sin proporcionar el
nombre del muchacho del revlver. Ahora se sabe que se trataba de
uno de los hijos del hermano tan querido de Julio Verne: un sobrino
respecto del cual l haba tenido, segn se dice, toda clase de bondades
(aqu se plantea un interrogante) y que, viviendo en Blois, se haba
tomado el trabajo de desplazarse para atentar contra la vida de su to.
Si la familia, comprendida la vctima misma, inmediatamente ech
tierra sobre la cuestin, con el pretexto de que el sobrino estaba loco,
no menos cierto es que tambin esta historia pertenece al mundo
subterrneo de Verne.
Con harta frecuencia, novelas que el pblico cree que son el fruto
de la imaginacin pura de un autor se vinculan con los aspectos ms
ntimos de su vida. Esto es tanto ms verdadero en lo que concierne a
la obra de Julio Verne, que hace una reflexin al respecto en Claudius
16

Bombarnac.: Es raro, dice, que la personalidad de un autor no est


mezclada con lo que cuenta. En el momento en que hizo esta observacin tena detrs de si la experiencia de una cuarentena de Viajes
extraordinarios y es ms que probable que al expresarse de este modo
pensaba en su propio caso. Podra citarse un gran nmero de sus
novelas que, hasta aqu, parecan ser pura y simplemente el producto
de la maravillosa imaginacin en un hombre dotado adems de un
sentido profundo de las anticipaciones cientficas, pero que exigiran,
en realidad, ser descifradas a la manera de los criptogramas que se
encuentran con frecuencia en sus obras. Voy a limitarme a dar aqu
tres o cuatro ejemplos.3
Despus de haber sealado, al pasar, que muchos audaces navegantes vernianos tienen como origen in-[23]dudable la decepcin del
nio cuya partida clandestina hacia las Indias ha sido descubierta e
impedida por el padre, dir algo sobre La Jangada. El personaje principal, a causa de haberse mezclado con una historia de diamantes
robados en el Brasil, ha huido al Ecuador con un nombre falso; all se
ha casado y ha tenido dos hijos sin haber revelado a su mujer nada de
su pasado. Parece que Julio Verne, con su fondo de tristeza y el secreto
de su propia existencia, se ha pintado bajo los rasgos de Joam Dacosta,
el padre de familia de doble identidad. Pero cuando en la segunda parte
del libro el secreto se descubre y la mujer conoce la identidad del
marido, ella tiene un sobresalto que plantea con siete aos de anticipacin el desconcierto que embarg a Honorine en ocasin de las elec3

Este problema es uno de los que he intentado considerar ms en detalle en Le

trs curieux Jules Verne y Les nouvelles explorations de Jules Verne (Gallimard).

17

ciones municipales de 1889.


Por otra parte, a propsito de las opiniones avanzadas (o secretas)
de Julio Verne, reveladas a los suyos cuando las elecciones, se puede
hacer notar que el capitn Nemo lucha por la liberacin de los pueblos
oprimidos y enarbola dos veces el estandarte negro del nihilismo.
Igualmente, en Blackland, la lucha contra el comunismo tiene por
objeto asegurar, no el triunfo del rgimen capitalista sino el de la
anarqua. Del mismo modo. Julio Verne ha dejado trasparentar en los
Viajes extraordinarios su pesimismo en relacin con el matrimonio.
En Las tribulaciones de un chino en China, el cortejo de una boda se
cruza en la calle con un gran sepelio y en Las Indias Negras, como
consecuencia de la muerte reciente de uno de los padres, ambos
contrayentes estn obligados a casarse con ropas de luto. Esto se aclara
gracias a una carta que Julio Verne, todava soltero, le escribe a su
madre narrndole el casamiento de uno de sus amigos en Saint GermamdesPrs; compara all esta ceremonia nupcial con un funeral.
Pero lo que, en esta perspectiva, resulta tal vez lo ms curioso, es la
frase final de La vuelta al mundo en 80 das : Qu habra trado de ese
.

viaje? Nada, podra decirse, salvo una encantadora mujer que [24]
por ms inverosmil que pueda parecer lo hizo el ms feliz de los
hombres. En verdad, no haramos la vuelta al mundo por menos que
eso? De manera anloga a la de Philas Fogg que vuelve de las Indias,
Julio Verne haba trado un da de Amiens a una joven viuda, y escribe,
sin que haya lugar a dudas, que es inverosmil que tal mujer pueda
hacer feliz a un hombre. Qu irona tan particular en un autor que
tena fama de escribir para la juventud!
18

Podra verificarse a travs de muchos otros ejemplos que Julio


Verne ha sido, como pretende Pierre Louys, un revolucionario subterrneo; pero entonces, cmo no recordar de inmediato al prefacio que
Nietzsche escribi en 1886 para la edicin de Aurora : En este libro se
.

encontrar un hombre subterrneo, un hombre que perfora, roe y


cava. Y la hiptesis se ver justificada cuando, un poco ms adelante,
Nietzsche, empleando trminos que recuerdan los de Pierre Louys,
habla de su inflexibilidad y de cosas que, sindole propias, estn
escondidas y resultan enigmticas. Ahora bien, desde el momento en
que se formula la pregunta: Julio Verne, Nietzsche?, se ven de
inmediato surgir toda clase de coincidencias, correlaciones y aun de
influencias directas.
Dejando a los psiquiatras el trabajo de establecer una aproximacin entre la misoginia de Julio Verne y la de Nietzsche, de indudables
puntos comunes, aunque el primero haya estado casado y el otro haya
permanecido soltero durante toda su vida,4 voy a subrayar, ante todo,
dos coincidencias de orden literario. [25]
La primera ha sido sealada por Andr Schaeffner al final de su
prefacio a las Cartas de Nietzsche a Peter Gast. Despus de recordar
que las dos primeras partes del Zaratustra aparecieron en junio y
septiembre de 1883 y que el prlogo pone en escena algunos equilibristas, hace notar que en esos mismos meses de 1883, Julio Verne haba
4

Si el arduo problema de la misoginia de Julio Verne no parece haber sido obser-

vado con atencin, tampoco s si existe una obra que trate a fondo el mismo tema en lo
que concierne a Nietzsche. Christophe Baroni le consagra un capitulo en Nietzsche

educador (BuchetChastel), pero no cita textos tan significativos como el de Zaratustra :


.

Si andas con mujeres, no olvides el ltigo.

19

publicado Krabanlettu, que muestra, en el primer captulo, un


acrbata atravesando el Bsforo sobre una soga y empujando una
carretilla en la que conduce al hroe de la historia. Andr Schaeffner
piensa con razn que tanto los equilibristas de Nietzsche como el de
Julio Verne les fueron inspirados por Blondin, un artista de la cuerda
floja de fama mundial. Pero lo que aqu llama la atencin es que la
correspondencia de las fechas se aade a la del tema. No se puede
hablar, evidentemente, de influencia directa, pero no existe acaso a
veces, entre dos autores lejanos y que se ignoran, algn tipo de telecomunicaciones secretas?
La otra coincidencia literaria es ms significativa pues muestra que
los dos escritores eran cultores apasionados, cada uno por su lado, de
un novelista que llegara a ser muy clebre despus de 1880, pero que
era poco conocido antes: Stendhal. Se ignora por lo general que Julio
Verne le escribi cierta vez a Hetzel que relea por vigsima vez La

cartuja de Parma. De qu modo esta novela me sigue agarrando, deca,


y cuan superior es a todo lo que se hace ahora! Como la carta est
fechada en 1885, puede suponerse que la primera lectura de La cartuja
hecha por Julio Verne se remonta a los alrededores de 1870. Sabamos
ya desde hace tiempo que el descubrimiento de Stendhal por Nietzsche
haba estado tejos de dejarlo indiferente; por lo contrario, no se ha
insistido suficientemente en que, entre los antepasados de los hroes
vernianos, se encontraban tal vez Fabrido y Julien Sorel.
Por otra parte, si el novelista de Veinte mil leguas de viaje subma-

rino jams compuso msica como lo hizo el filsofopoeta de Zaratustra, al menos tocaba el piano lo suficiente como para descifrar par20

[26]tituras enteras, y el arte musical representa para l un papel tan


grande como para Nietzsche. En particular, cuando se conocen las
batallas que se llevaron a cabo en la segunda mitad del siglo XIX en
torno de Wagner, resulta en extremo curiosa la comprobacin de que
el novelista francs y el filsofo alemn han tenido, respecto del autor
de Tannhuser, reacciones idnticas entre s y opuestas a las del
pblico: al principio la misma admiracin, luego, en el momento en
que la epidemia wagneriana impregnaba a toda la lite europea, el
mismo rechazo. Mientras que el joven Nietzsche se haba entusiasmado
con Wagner aun antes de haber tenido un primer contacto con l en
1870, desde 1864, en el Viaje al centro de la Tierra, cuando Axel,
pasando ante Elsinor evoca la sombra de Hamlet y lo invita a descender con l al centro del globo para resolver su eterna duda, viaja en un
barco que se llama La Valquiria, y en los aos siguientes, el nombre
del compositor alemn figura siempre en un sitio destacado en las
enumeraciones de grandes msicos que se encuentra en los viajes
extraordinarios. En La isla a hlice, en cambio, aparecida en 1895, el
nombre de Wagner ya no est ms citado en esas mismas enumeraciones y el Intendente llega hasta a felicitar a los instrumentistas del
cuarteto de cuerdas de haber escapado a la mana wagneriana. Nietzsche, por su parte, haba roto con Wagner mucho antes, desde 1876, en
ocasin de la inauguracin del teatro de Bayreuth.
En lo que respecta al wagnerianismo del primer Julio Verne, es
probable que este admirador de las traducciones de Edgar Poe hechas
por Baudelaire se iniciara en la msica del porvenir mediante la
lectura del famoso texto del mismo Baudelaire sobre Richard Wagner

et Tannhuser Paris, tres aos anterior al Viaje al centro de la Tierra.


21

Pero en cuanto a la posicin que adopt ms tarde contra Wagner se


puede, por primera vez, hablar de una influencia directa de Nietzsche;
comprobaremos oportunamente que Julio Verne conoci sin duda sus
obras traducidas al francs hacia el ao 90 y su [27] antiwagnerianismo
naci tal vez de la lectura de la primera traduccin del Caso Wagner,
publicada dos aos antes que La isla a hlice.
Dicho esto, podemos preguntamos si no ha habido influencias todava ms directas de Nietzsche sobre Julio Verne, o aun de Verne
sobre Nietzsche. A este respecto, aunque Nietzsche no se haya vanagloriado nunca de leer a Julio Verne no lo habra hecho ms o menos
secretamente como tantos otros escritores franceses y extranjeros de la
poca? De este modo, cuando se conoce al personaje de Zaratustra,
sobre todo cuando se sabe que en numerosas ocasiones ste se felicita
de no tener piedad, causa un poco de sorpresa advertir que en Veinte

mil leguas de viaje submarino, que data de 1870 Nietzsche estaba


entonces en los comienzos de su carrera filosfica el capitn Nemo
deja ya presentir por numerosos rasgos al profeta nietzscheano de la
dcada del 80; como l es inhumano, cruel, tiene como cualidades
dominantes la confianza en s mismo, la calma, la energa, el coraje, no
obedece ms a las reglas de la sociedad con la que ha roto, se ha
refugiado en un lugar inaccesible en el que sus instintos se ejercen
libremente, reclama nombres nuevos y en el momento en el que
Aronnax va a abandonar el Nautilus para siempre, Nemo adquiere a
sus ojos proporciones sobrehumanas. Las afinidades entre Zaratustra
y el capitn Nemo son tales que casi estaramos tentados de decir, en
cierto sentido, que el nietzscheanismo ha nacido con Veinte mil leguas

de viaje submarino.
22

Por otra parte, dos versculos de un captulo del Libro II de Zara-

tustra, titulado Visin y enigma, hacen pensar igualmente en los


viajes extraordinarios. Es cuando el Profeta exclama: A vosotros,
audaces buscadores, exploradores que os habis embarcado con velas
llenas de astucia por los mares aterradores A vosotros, ebrios de
enigmas, felices del alba, vosotros, cuya alma se deja atraer por el
sonido de las flautas en todos los remolinos engaosos. [28]
Sin duda, en la poca en que Nietzsche escriba estas lneas haba
pasado muchas temporadas en Gnova y hablado en diversas ocasiones
de Cristbal Coln en sus cartas; pero lo que permite suponer que en
este texto tiene en cuenta tambin a los hroes de Julio Verne es la
palabra enigmas que ha encontrado adecuado introducir: exploradores ebrios de enigmas... no sern los navegantes vernianos que
frecuentemente se embarcan en mares terribles para encontrar la
solucin de criptogramas que les han sido proporcionados por el azar y
que tratan de descifrar?
Si la influencia de Julio Verne sobre Nietzsche plantea algunos
problemas, no ocurre lo mismo con la de Nietzsche sobre Verne hacia
el fin de su vida. Es tanto ms probable cuando en esta poca, con
excepcin de Consideraciones inactuales y Ms all del bien y del mal,
todas las obras de Nietzsche estaban traducidas por el Mercure de
France. Esta influencia es evidente en una obra pstuma de Julio
Verne, El eterno Adn, donde el principal personaje es un filsofo que
emplea muchos aos en descubrir la clave de un jeroglfico indescifrable. Este personaje se llama Zartog SofrASr y, a decir verdad,
estamos aqu en presencia de una de esas deformaciones de nombres
23

propios que le gustaba hacer a Julio Verne cuando sus novelas ponan
en escena personajes de origen real o literario. Aqu, basta con suprimir tres o cuarto letras tanto en Zartog SofrASr como en Zaratustra para obtener dos nombres que tienen similares resonancias:
Zaratosfra y Zartostra. Y las palabras con las que concluye El eterno

Adn parecen probar que esta hiptesis no es errnea: a manera de


conclusin de este relato, Julio Verne anuncia que el zartog adquiere
lentamente, dolorosamente la ntima conviccin del eterno recomienzo
de las cosas. Est claro: quin habra podido inspirar a Julio Verne la
idea de un eterno retomo sino la lectura de obras filosficas en las
que este tema ocupa un sitio fundamental? Y, despus de todo, podemos preguntamos si el Zartog [29] SofrASr no seria en cierto modo
el mismo Julio Verne que habra pasado los ltimos aos de su vida
descifrando el jeroglfico constituido por las obras de Nietzsche
traducidas al francs.5
Hay tan curiosas correspondencias entre Julio Verne y Nietzsche
que se podra hablar de un nietzscheanismo verniano que habra
5

En el captulo VI de Cladius Bombarnac, Julio Verne hace figurar en una lista de

seis escritores franceses y extranjeros el nombre, verdaderamente inesperado en los


Viajes extraordinarios, de Schopenhauer precedido por los de Herclito y Demcrito.
Cuando se recuerda el sitio que han tenido en las primeras obras de Nietzsche el
filsofo alemn y los representantes de la filosofa griega, cabe preguntarse de inmediato si no ha sido la lectura de esas obras lo que habra incitado a Julio Verne a citar esos
nombres. Pero Claudius Bombarnac es de 1913. Para resolver la cuestin, correspondera conocer qu haba traducido de Nietzsche en esa poca o, al menos, si alguna revista
no haba publicado poco tiempo antes un artculo sobre la primera etapa filosfica de
Nietzsche. Como se advierte, la vida y la obra de Julio Verne proponen numerosos
problemas de esta ndole, descuidados hasta ahora.

24

nacido, anticipadamente, con el capitn Nemo, y casi podra decirse


que ese nietzscheanismo ha tenido una concepcin ms concreta del
mundo contemporneo que la del mismo Nietzsche. Julio Verne realz
un elemento de la voluntad de poder que el filsofo alemn haba
descuidado completamente: la mquina. Zaratustra que, tal como
Cristo unos veinte siglos atrs, se desplaza nicamente a pie por
paisajes de montaa o al borde del mar, parece ignorarlo todo acerca
de esas extraas criaturas cuyas primeras siluetas haba dibujado
Leonardo da Vinci en sus Notas. Por lo contrario, en Julio Verne, que
es famoso por sus anticipaciones cientficas pero rara vez nos hace
asistir a su descubrimiento en un laboratorio, la ciencia nueva est
presente bajo la forma de caones que lanzan obuses a la Luna, de
globos nuevos, de submarinos, de aviones, de automviles a vapor,
etctera, y cada mquina est construida en el mayor [30] secreto por el
inventor que se reserva su uso para acrecentar as considerablemente
su voluntad de poder: esta mquina forma parte, por as decir, de s
mismo, y el capitn Nemo llega a proclamar que el Nautilus es la
carne de su carne.
No es que Julio Verne haya mostrado ms optimismo que Nietzsche: le ocurre con frecuencia mostrarse muy escptico sobre la felicidad que pueden aportar a la humanidad estas nuevas criaturas que,
muchas veces, provocan ruinas y catstrofes. Pero presinti que la
mquina, tomndose da a da ms perfecta y alcanzando un sitio cada
vez ms importante en la vida del hombre, le permitira afrontar el
destino con una potencia singularmente acrecentada; no sin riesgo, sin
embargo, de crear una atmsfera apocalptica desconocida en los siglos
precedentes. Puesto que trata de un problema tan nuevo y tan dramti25

co, planteado no en escritos filosficos sino en novelas compuestas


ante todo para entretenimiento de los jvenes, no se puede decir que
Julio Verne se ha entregado a un trabajo subterrneo que posea un
carcter de algn modo revolucionario?
Marcel Mor

26

[31]

Lecturas de infancia
Proust ha dicho: Quiz no hay das en la infancia tan plenamente
vividos como los que hemos credo dejar sin vivirlos, como los que
hemos pasado con un libro preferido.
Y en el recodo de una frase de Sodoma y Gomorra lo vemos descubrir en uno de sus personajes el tono atento y afiebrado de un nio
que lee una novela de Julio Verne.
No hay duda de que l ha sido ese nio,
Quin lee mejor que un nio? Se dir que le falta conocimiento;
hay en los libros tantas cosas que no debe comprender; le faltan tantas
palabras, tantas experiencias. Pero qu deseo entonces de comprender
esas palabras desconocidas, qu atencin, qu adivinacin!
Leer como lea Racine en PortRoyal. Su hijo, Louis, cuenta:
... y su mayor placer consista en irse y hundirse en los bosques de la abada
con Sfocles y Eurpides, a quienes conoca casi de memoria. Tena una sorprendente memoria. Encontr por casualidad la novela griega de los Amores de
Theagenes y Cariclea. La estaba devorando cuando el sacristn Claude Lancelot,
que lo sorprendi [32] en esa lectura, le arranc el libro y lo arroj al fuego.
Encontr los medios para comprar otro ejemplar que corri el mismo destino, lo
que lo empuj a comprar un tercero; y para no tener que estar temiendo la
proscripcin, lo aprendi de memoria y se lo llev al sacristn dicindole: puede
usted quemar ste como los otros.
27

Lecturas que, como se dice, marcan y que resultan imborrables por


ms recubiertas que puedan llegar a estar por las que les siguen. Cmo
podran los libros que leemos siendo adultos, una vez que sabemos o
creemos saber esas famosas palabras, cuando tenemos esas famosas
experiencias o referencias, o lo creemos, cmo podran hacemos
olvidar de aquellos que nos han dado esas palabras, que nos han hecho
partir en busca de esas experiencias?
Fundamental es, por consecuencia, para el estudio de todo escritor,
de todo lector y por lo tanto de todos nosotros, la constelacin de
libros ledos en la infancia.
Antao no haba libros para la juventud. Se dir: y los cuentos
de hadas?; pero no haba libros hasta llegar a Perrault en Francia o a los
hermanos Grimm en Alemania. Antao, los libros de la infancia eran
los libros de escuela, los libros de idiomas de la escuela, la literatura
griega y latina; los padres lean novelas, peridicos, libelos, y sus hijos
Homero, Virgilio, Plutarco. La regin de la infancia era la antigedad.
A partir del momento en que la literatura de los adultos abandon
definitivamente la lengua latina, en que esta supervivencia comenz
su larga segunda agona, fue necesario una literatura dedicada a la
juventud en lengua vulgar para llenar el foso cavado entre la infancia
antigua que han conocido los padres y la actual, o sea un viaje en la
antigedad. Relean Las aventuras de Telmaco o el Viaje del joven

Anacarsis por Greda.


A partir del siglo XVIII por lo menos, la sociedad francesa considera que su literatura no es buena [33] para los nios. Haba que
expurgarla. Pero no es slo porque diga demasiadas cosas; ms bien no
28

dice lo suficiente. Ciertos aspectos fundamentales de la realidad no


aparecen en ella de una manera bastante clara. La Historia Sagrada por
una parte (porque la Biblia slo se lee en los medios protestantes) y los
trozos escogidos de literatura antigua (porque ya no se es ms capaz de
ensear a los nios a familiarizarse con ella como antes) no alcanzan a
llenar esa carencia. De este modo, se va constituyendo una especie de

corpus de literatura para la juventud, un conjunto de libros que todo


nio bien educado debe leer fuera de la escuela y que cumple una
suerte de tercera educacin.
Naturalmente se encuentran all los cuentos de Perrault, pero tambin tres obras que de ningn modo han sido escritas para la juventud
y que adems presentan dificultades de lectura tan considerables que
hasta nuestros das asistiremos a una proliferacin de ediciones
abreviadas y expurgadas o de imitaciones desalentadoras: Las mil y

una noches, los Viajes de Gulliver y Robinson Crusoe.


Leamos la pgina que JeanJacques Rousseau consagra en el Emi-

lio a la obra de Defoe:


No habra manera de sintetizar tantas lecciones dispersas en tantos libros,
de reuniras bajo un objeto comn que pueda ser fcil de ver, interesante de
seguir y que pudiera servir de estmulo aun a esta edad? Si se puede inventar una
situacin en la que todas las necesidades naturales del hombre se muestren de un
modo sensible al espritu de un nio y donde todos los medios de proveer a esas
mismas necesidades se desarrollan sucesivamente con la misma facilidad, es por
medio de la pintura viva e ingenua de este estado al que hay que plantear el
primer ejercicio de su imaginacin.
Filsofo ardiente, veo ya que la vuestra se enciende. No os pongis en gastos;
esta situacin est encontrada, est descrita, y sin querer subestimaros mucho
29

mejor que lo [34] que describirais vosotros mismos; al menos con ms verdad y
simplicidad. Puesto que necesitamos libros, existe uno que provee, a mi gusto, el
tratado ms feliz de educacin natural. Este libro ser el primero que leer mi
Emilio: slo de l constar su biblioteca durante mucho tiempo y en ella siempre
tendr un sitio distinguido. Ser el texto para el cual todos nuestros discursos
sobre las ciencias naturales slo servirn de comentario. Servir de prueba para
nuestros progresos cuando tengamos la edad del juicio y mientras nuestro juicio
no est arruinado, su lectura nos complacer siempre. Cul es pues ese maravilloso libro? Es Aristteles, Plinto, Buffon? No, es Robinson Crusoe.

Se ve hasta qu punto se trata aqu de una educacin diferente


que suple las insuficiencias de la de los colegios.
Esas tres obras, tan diferentes entre si sin embargo, tienen un punto en comn: son viajes extraordinarios, lo que por otra parte eran ya

Telmaco y Anacarsis. Le abren al nio, en el interior del mundo de los


adultos, una ventana que da sobre lo exterior y lo anterior.
Algunos de esos hroes son infantiles (Aladino, Viernes, el mismo
Gulliver en Brobdingnag), pero esta caracterstica esencial, que en el
cuento de hadas o en la Condesa de Sgur le provee al joven lector
modelos de conducta, aqu es la consecuencia del hecho que el adulto,
al abordar una orilla desconocida, se reencuentra nio y se descubre en
el exterior de la fortaleza de los adultos donde slo se puede entrar
mediante exmenes y ceremonias y cuyas paredes impiden ver el resto
del mundo.
Del mismo modo que el nio de los colegios de antao, desde lo
alto de su antigedad juzgaba severamente el siglo de plomo en el
que haban cado las personas grandes, el nio de los colegios ms
modernos, enamorado de los mapas y las estampas, de regreso de sus
30

viajes imaginarios, sita el mundo [35] de sus padres como provincia


confinada en relacin con el vasto universo. Recordemos el papel que
para la misma Condesa de Sgur desempea Rusia.
Al renunciar a hacer comedias para adultos, al decidirse a escribir
para la juventud en el Magasin dducation et de Rcration, es ese
resto del mundo el que Julio Verne se ha decidido a explorar. Mediante una faena de enciclopedista, junta toda la literatura de viajes
(describiendo mundos conocidos slo por ciertos adultos o permitiendo imaginar mundos desconocidos donde nadie ha apoyado su
planta pero cuya existencia, sin embargo, nadie puede negar) para
poder alimentar de la manera ms concreta posible en el nio la
representacin de un mundo exterior al de los padres, de un mundo
desconocido para stos.
El hecho de que esta nueva imagen del mundo est construida metdicamente a partir de lo que los adultos no pueden recusar, le
permitir subsistir en el nio que ha llegado a convertirse en hombre.
La obra de Julio Verne, con toda su admirable modestia tiene, pues, en
relacin con esta civilizacin mundial que se est buscando tan
trabajosamente en nuestros das, un papel funcional decisivo.
Michel Butor

31

[37]

La protofbula
En toda obra que tiene forma de relato, hay que distinguir fbula y

ficcin. Fbula, lo que es contado (episodios, personajes, funciones que


se ejercen en el relato, sucesos). Ficcin, el rgimen del relato o, ms
an, los diversos regmenes segn los cuales es relatado: posicin del
narrador respecto de lo que cuenta (segn que tome parte de la aventura, o que la contemple como un espectador ligeramente distante, o que
est excluido y la sorprenda desde el exterior); presencia o ausencia de
una mirada neutra que recorre las cosas y las personas asegurando una
descripcin objetiva; compromiso de todo el relato en la perspectiva de
un personaje o de muchos sucesivamente o de ninguno en particular;
discurso que repite los sucesos de inmediato o los dobla a medida que
se desarrollan, etctera. La fbula est hecha con elementos ubicados
en cierto orden. La ficcin es la trama de las relaciones establecidas, a
travs del discurso mismo, entre el que habla y aquello de que habla.
Ficcin, aspecto de la fbula.
Cuando se habla en la realidad, se pueden decir muchas cosas fabulosas; el tringulo dibujado por el sujeto parlante, su discurso y lo
que cuenta est determinado desde el exterior por la situacin: no hay
ficcin en ese caso. En este analogon de discurso que es una obra, esa
relacin slo puede establecerse en el interior del acto mismo del
habla; lo que es [38] contado debe indicar, por s solo, quin habla y a
qu distancia y segn qu perspectiva y utilizando qu modo de
32

discurso. La obra se define menos por los elementos de la fbula o su


ordenamiento que por los modos de la ficcin, indicados oblicuamente
por el enunciado mismo de la fbula. La fbula de un relato se aloja en
el interior de las posibilidades mticas de la cultura; su escritura se
aloja en el interior de las posibilidades de la lengua; su ficcin, en el
interior de las posibilidades del acto del habla.
Ninguna poca ha utilizado simultneamente todos los modos de
ficcin que pueden ser definidos abstractamente; algunos, tratados de
parasitarios, son siempre excluidos; otros, por el contrario, son privilegiados y definen una norma. El discurso del autor, interrumpiendo su
relato y levantando los ojos de su texto para hacer un llamado al lector,
convocarlo como juez o testigo de lo que ocurre, era frecuente en el
siglo XVIII; casi ha desaparecido en el curso del ltimo siglo. Contrariamente, el discurso ligado al acto de escribir, contemporneo de su
desenvolvimiento y encerrado en l, ha hecho su aparicin desde hace
menos de un siglo. Quizs ha ejercido una fuerte tirana desterrando,
con la acusacin de ingenuidad, de artificio o de realismo impotente,
toda ficcin que no tuviera ubicacin en el discurso de un sujeto nico,
y en el ademn mismo de su escritura.
Desde que nuevos modos de la ficcin han sido admitidos en la
obra literaria (lenguaje neutro y hablando solo y sin ubicacin, en un
murmullo ininterrumpido, palabras extraas haciendo irrupcin desde
lo exterior, marquetera de discurso con modos diferentes para cada
uno), vuelve a ser posible leer, segn su propia arquitectura, textos
que, poblados de discursos parsitos, haban sido por eso expulsados
de la literatura.
33

Los relatos de Julio Verne estn maravillosamente penetrados de


esas discontinuidades en el modo de [39] ficcin. Incesantemente la
relacin establecida entre narrador, discurso y fbula se desanuda y
reconstituye segn un nuevo trazado. El texto que narra se rompe a
cada instante; cambia de signo, se invierte, toma distancia, viene de
otra parte y como de otra voz. Hablantes, surgidos no se sabe de dnde,
se introducen, hacen callar a los que los precedan, sostienen durante
un instante su discurso propio y luego, repentinamente, ceden la
palabra a otro de esos rostros annimos, de esas siluetas grises. Organizacin absolutamente opuesta a la de Las mil y una noches.: aqu,
cada relato, aun si ha sido narrado por un tercero, est hecho
ficticiamente por el que ha vivido la historia; a cada fbula su voz,
a cada voz una fbula nueva; toda la ficcin consiste en el movimiento por el cual un personaje se disloca de la fbula a la que pertenece y
se convierte en narrador de la fbula siguiente. En la obra de Julio.
Verne hay una sola fbula por novela, pero contada por voces diferentes, encabalgadas, oscuras y refutndose unas a otras.
Detrs de los personajes de la fbula los que se ven, que tienen
un nombre, que dialogan y a quienes les suceden las aventuras reina
todo un teatro de sombras, con sus rivalidades y sus luchas nocturnas,
sus justas y sus triunfos. Voces sin cuerpo se pelean para contar la
fbula.
1) Muy prxima a los personajes principales,1 compartiendo su
familiaridad, conociendo sus rostros, sus costumbres, su estado civil,
1

Por comodidad, tomar como ejemplo privilegiado los tres libros: De la Tierra a

la Luna, Alrededor de la Luna, Sin arriba abajo.

34

pero tambin sus pensamientos y los pliegues secretos de sus caracteres, escuchando sus rplicas, pero experimentando sus sentimientos
como desde adentro, habla una sombra. Situada bajo la misma insignia
que los personajes esenciales, ve las cosas como ellos, comparte sus
aventuras y se inquieta con ellos acerca de lo que [40] va a suceder. Es
ella quien transforma la aventura en relato. Este relator puede vanagloriarse de estar investido de grandes poderes pero tiene sus lmites y sus
sujeciones: se ha deslizado en el proyectil lunar con Ardan, Barbicane y
Nicholl y, sin embargo, hay sesiones secretas del GunClub a las que no
ha podido asistir. Se trata del mismo relator, o es otro el que est aqu
y all, en Baltimore y en el Kilimandjaro, en el cohete sideral, en tierra
y en la sonda submarina? Habr que admitir que a todo lo largo del
relato hay un personaje sobrante, que vaga continuamente en los libros
de la narracin, una silueta hueca que tendra el don de la ubicuidad?
O bien suponer, en cada lugar, para cada grupo de personajes, genios
atentos, singulares y charlatanes? En todos los casos, estas figuras de
sombra se sitan en el primer nivel de la invisibilidad: hace falta muy
poco para que pasen a ser personajes verdaderos.
2) Ms atrs de esos relatores ntimos, figuras ms discretas, ms
furtivas, pronuncian el discurso que narra sus movimientos o indican
el pasaje de uno a otro. Esta noche, dicen esas voces, un extranjero
que se hubiera hallado en Baltimore no habra logrado, aun a precio de
oro, penetrar en la gran sala...; y sin embargo un extranjero invisible
(un relator del nivel 1) ha podido franquear las puertas y hacer el relato
de las subastas como si hubiera estado. Se trata de voces tales que
hacen pasar la palabra de un relator a otro, facilitando as el juego
huroneador del discurso. Si el honorable seor Maston no escuch los
35

hurra lanzados en su honor (acaban de aclamarlo en el obs gigantesco), al menos las orejas le repicaron (y el sostenedor del discurso
viene a ubicarse ahora en Baltimore).
3) Ms exterior todava a las formas visibles de la fbula, un discurso la retoma en su totalidad y la vincula con otro sistema de relato,
con una cronologa objetiva o, en todo caso, con un tiempo que es el
del lector mismo. Esta voz, eternamente fuera de fbula, indica las
referencias histricas (Du-[41]rante la guerra federal, un nuevo club
muy influyente...); recuerda los otros relatos ya publicados por Julio
Verne sobre un tema parecido (impulsa incluso a la exactitud, en una
nota de Sin arriba abajo, a hacer la divisin entre las verdaderas
expediciones polares y la narrada en Desierto de hielo ); le sucede
.

tambin que reanima a lo largo del relato la memoria del lector (Recordamos que...). Esta voz es la del relator absoluto: la primera
persona del escritor (pero neutralizada), anotando en los mrgenes de
su relato lo que es necesario saber para utilizarlo con comodidad.
4) Detrs de l, y todava ms lejana, se levanta otra voz de tiempo
en tiempo. Es una voz que niega el relato, subrayando las inverosimilitudes, muestra todo lo que habra all de imposible. Pero tambin
responde de inmediato a esta negacin que ha hecho nacer. No creis,
dice, que hay que ser insensato para emprender una aventura parecida:
no sorprender a nadie: los yanquis, primeros mecnicos del mundo... Los personajes encerrados en el cohete lunar son atacados por
extraos malestares; no os sorprendis: Lo que ocurre es que desde
hace unas doce horas, la atmsfera del proyectil se haba cargado con
ese gas absolutamente deletreo, producto definitivo de la sangre. Y,
36

por precaucin suplementaria, esta voz justificadora presenta los


problemas que ella misma debe resolver: Sorprender quiz ver a
Barbicano y a sus compaeros tan poco preocupados por el porvenir...
5) Existe un ltimo modo de discurso aun ms exterior. Voz completamente blanca, no articulada por nadie, sin soporte ni punto de
origen que viene de una parte indeterminada y surge en el interior del
texto por un acto de pura irrupcin. Es el lenguaje annimo depositado
all por grandes placas. Un discurso inmigrante. Ahora bien, ese
discurso es siempre un discurso sabio. Ciertamente, hay muchas y
largas disertaciones cientficas en los dilogos o exposiciones o cartas o
telegramas atribuidos a los diversos [42] personajes; pero no estn en
esa posicin de exterioridad que caracteriza a los fragmentos de
informacin automtica, mediante los cuales el relato, de tiempo en
tiempo, se interrumpe. Cuadro de los horarios simultneos de las
principales ciudades del mundo; cuadro en tres columnas indicando el
nombre, la situacin y la altura de los grandes macizos montaosos de
la luna; mediciones de la tierra introducidas por esta simplsima
frmula: Jzguese por las siguientes cifras... Depositadas all por una
voz que no se puede asignar a nadie, esas arenillas del saber permanecen en el lmite externo del relato.
Habra que estudiar, en funcin de ellas mismas, en su juego y en
sus luchas, esas voces de la protofbula, cuyo intercambio dibuja la
trama de la ficcin. Limitmonos a la ltima.
Es extrao que en esas novelas cientficas el discurso cientfico
venga de otra parte, como un lenguaje transportado. Extrao que se
exprese slo en un rumor annimo. Extrao tambin que aparezca bajo
37

las especies de fragmentos irruptivos y autnomos. Ahora bien, el


anlisis de la fbula revela la misma disposicin, como si reprodujera,
en la relacin de los personajes, el encabalgamiento de los discursos
que cuentan en ella las aventuras imaginarias.
1) En las novelas de Julio Verne, el sabio permanece al margen. No
es a l a quien le ocurre la aventura, ni es el hroe principal de ella.
Formula conocimientos, despliega un saber, anuncia las posibilidades y
los lmites, observa los resultados, espera, en calma, la comprobacin
de que ha dicho la verdad y que la ciencia no se ha engaado. Maston
ha hecho todas las operaciones pero no es l quien va a la Luna; no es
l quien va a disparar el can de Kilimandjaro. Cilindro grabador,
desenvuelve un saber ya constituido, obedece a los impulsos, funciona
absolutamente solo en el secreto de su automatismo y produce resultados. El sabio no descubre; es [43] aquel en quien el saber est inscripto:
piedra mgica lisa de una ciencia hecha en otra parte. En Hctor

Servadac el sabio es una piedra con inscripciones: se llama, justamente,


Palmyrin Roseta.
2) El sabio de Julio Verne es un puro intermediario. Aritmtico,
mide, multiplica y divide (como Maston o Roseta); tcnico puro, utiliza
y construye (como Schultze o Camaret). Es un homo calculator, nada
ms que un meticuloso r 2. Esta es la razn por la cual es distrado,
no solamente por esa despreocupacin tradicionalmente atribuida a
los sabios sino por una distraccin ms profunda: detrs del mundo y
de la aventura, aritmetiza; detrs del saber inventivo, lo cifra y lo
descifra. Lo cual lo expone a todas esas distracciones accidentales que
manifiesta su ser profundamente abstracto.
38

3) El sabio est situado siempre en el lugar de lo imperfecto. En el


peor de los casos, encama el mal (Frente a la bandera ), o bien lo
.

permite sin quererlo ni verlo (La misin Barsac.); o bien es un exilado


(Roberto ); o bien es un suave manitico (como lo son los artilleros del
.

GunClub); o bien es simptico y est muy cerca de ser un hroe


positivo, entonces es en sus clculos mismos que surge el desgarramiento (Maston se engaa al transcribir las medidas de la Tierra). De
todas maneras, al sabio le falta algo (el crneo hendido, el brazo
artificial del secretario del GunClub lo proclaman suficientemente).
De ah, un principio general: saber e imperfeccin estn ligados; y una
ley de proporcionalidad: menos se engaa el sabio, ms perverso, o
demente, o ajeno al mundo resulta (Camaret); ms positivo es, ms se
equivoca (Maston, como su nombre lo indica y como la historia lo
muestra, no es ms que un tejido de errores: se ha equivocado sobre las

masas cuando se puso a buscar en el fondo del mar el cohete que


flotaba; y sobre las toneladas cuando ha querido calcular el peso de la
Tierra). La ciencia habla slo en un espacio vaco. [44]
4) Frente al sabio, el hroe positivo es la ignorancia misma. En
ciertos casos (Miguel Ardan) se desliza en la aventura que el saber
autoriza, y si penetra en el espacio preparado por el clculo, es como
en una especie de juego: para ver. En otros casos, cae involuntariamente en la trampa preparada. Ciertamente, aprende en el hilo de los
episodios; pero en su papel no figura nunca la adquisicin de ese saber
ni la conversin en su dueo y poseedor. O bien puro testigo, est ah
para contar lo que ha visto; o bien su funcin consiste en destruir y
borrar hasta los rastros del infernal saber (es el caso de Jane Buxton en

La misin Barsac.). Y si observamos ms de cerca, las dos funciones se


39

encuentran: en los dos casos se trata de reducir la (fabulosa) realidad a


la pura (y fingida) verdad de un relato. Maston, el sabio inocente,
ayudado por la inocente e ignara Evangelina Scorbitt, es aquel cuya
hendidura a la vez hace posible la imposible empresa y sin embargo
la destina al fracaso al borrarla de la realidad para ofrecerla a la vana
ficcin del relato.
Hay que hacer notar que, en general, los grandes calculadores de
Julio Verne se dan o reciben una tarea muy precisa; impedir que el
mundo se detenga por el efecto de un equilibrio que le sera mortal;
reencontrar fuentes de energa, descubrir el horno central, prever una
colonizacin planetaria, escapar a la monotona del reino humano. En
pocas palabras, se trata de luchar contra la entropa. De ah (si se pasa
del nivel de la fbula al de la temtica), la obstinacin con la cual
vuelven las aventuras del calor y del fro, del hielo y del volcn, de los
astros incendiados y de los astros muertos, de las alturas y de las
profundidades, de la energa que propulsa y del movimiento que
termina. Sin cesar, contra el mundo ms probable mundo neutro,
blanco, homogneo, annimo el calculador (genial, loco, malvado o
distrado) permite descubrir un horno ardiente que asegura el
desequilibrio y garantiza al mundo contra la muerte. La grieta en la
que se aloja el calculador, el desgarramiento que su des-[45]propsito
o su error opera sobre la gran superficie del saber, precipitan la verdad
en el fabuloso suceso en el que ella se toma visible, donde las energas
se expanden nuevamente en profusin, donde el mundo es devuelto a
una nueva juventud y donde todos los ardores flamean e iluminan la
noche. Hasta el instante (infinitamente prximo del primero) en el que
el error se disipa, en el que la locura se suprime a s misma y donde la
40

error se disipa, en el que la locura se suprime a s misma y donde la


verdad es devuelta a su previsible aborregamiento y a su indefinido
rumor.
Se puede captar ahora la coherencia entre los modos de la ficcin,
las formas de la fbula y el contenido de los temas. El gran juego de
sombras que se desenvolva detrs de la fbula era la lucha entre la
probabilidad neutra del discurso cientfico (esa voz annima, monocorde, lisa, que viene de no se sabe dnde y que se insertaba en la
ficcin, imponindole la certidumbre de su verdad) y el nacimiento, el
triunfo y la muerte de los discursos improbables en los que se abocetaban y en los que tambin desaparecan los rostros de la fbula. Contra
las verdades cientficas y rompiendo sus voces heladas, los discursos de
la ficcin remontaban sin cesar hacia la improbabilidad ms grande.
Por encima de ese murmullo montono por el cual se anunciaba el fin
del mundo, esos discursos hacan que se fundiera el ardor asimtrico
de lo casual, del inverosmil azar y del despropsito impaciente. Las
novelas de Julio Verne son la negentropa del saber. No la ciencia que
se ha tomado recreativa, sino la recreacin a partir del discurso
uniforme de la ciencia.
Esta funcin del discurso cientfico (murmullo que hay que devolver a su improbabilidad) hace pensar en el papel que Roussel asignaba
a las frases hechas que encontraba y que rompa, pulverizaba y sacuda
para hacer saltar de ellas la milagrosa extraeza del relato imposible.
Lo que restituye, pues, al rumor del lenguaje el desequilibrio de sus
poderes soberanos no es el saber (siempre ms y ms probable), ni
tampoco la fbula (que tiene sus formas obliga-[46]das). Es, entre
41

ambos, y como dentro de una invisibilidad de limbos, los juegos


ardientes de la ficcin.
Por sus temas y su fbula, los relatos de Julio Verne estn muy cerca de las novelas de iniciacin o de formacin. Por la ficcin, estn
en las antpodas. Sin duda, el hroe ingenuo atraviesa sus propias
aventuras como otras tantas pruebas marcadas por los sucesos rituales:
purificacin del fuego, muerte helada, viaje a travs de una regin
peligrosa, subida y bajada, regreso casi milagroso al punto de partida.
Pero adems toda iniciacin o toda formacin obedece regularmente a
la doble ley de la decepcin y de la metamorfosis. El hroe ha venido a
buscar una verdad que conoca de lejos y que titilaba ante sus ojos
inocentes. Esta verdad no es encontrada por l, pues era la verdad de
su deseo o de su vana curiosidad; y por lo contrario, una realidad
insospechada le es revelada, ms profunda, ms reticente, ms bella o
ms sombra que la que le era familiar: esta realidad es l mismo y el
mundo transfigurados el uno para el otro; el carbn y el diamante han
intercambiado as su negrura y su brillo. Los Viajes de Julio Verne
obedecen a una ley totalmente opuesta: una verdad se desenvuelve,
segn sus leyes autnomas, bajo las miradas sorprendidas de los
ignorantes, hastiados de los que saben. Esta superficie lisa, este discurso sin sujeto parlante habra quedado en su refugio esencial si el
alejamiento del sabio (su imperfeccin, su maldad, su distraccin, el
desgarramiento que provoca en el mundo) no lo hubiera incitado a
mostrarse. Gracias a esta delgada fisura, los personajes atraviesan un
mundo de verdad que permanece indiferente y se encierra sobre s
mismo tan pronto como ellos han pasado. Cuando regresan, han visto
y aprendido ciertamente, pero nada ha cambiado, ni sobre el rostro del
42

mundo ni en la profundidad de sus espritus. La aventura no ha dejado


ninguna cicatriz. Y el sabio distrado se retira al refugio esencial del
saber. Por la voluntad de su autor, la obra de Camaret estaba enteramente [47] muerta y nada transmitira a las edades futuras el nombre
del inventor genial y demente. Las mltiples voces de la ficcin se
reabsorben en el murmullo incorpreo de la ciencia; y las grandes
ondulaciones de lo ms probable borran de su arena infinita las
espinas de lo ms improbable. Y esto hace la desaparicin y a la
reaparicin probable de toda la ciencia que Julio Verne promete, cerca
de su muerte, en El eterno Adn.
La seorita Mornas tiene una manera muy particular de abordar a
uno con un Iniciado (buenos das), no digo ms que esto. Pero en el
sentido en que se dice: Iniciado, buenas noches.
Michel Foucault

43

[48]

... series de destrucciones y de palingenesias eruptivas


(pgina 49).

44

[49]

Geodsicas de la
Tierra y el Cielo
Gruta, caverna, excavacin, pozo, zanja, mina... pocas novelas de
Julio Verne estn desprovistas de tales baslicas subterrneas. Las
reales: Fingal del Rayo verde, el Mamut de Kentucky en el Testamento

de un excntrico ; las realesimaginarias: la nueva Aberfoyle en el texto


.

platnico de Las Indias negras ; las totalmente fantsticas o cavadas por


.

la mano del hombre: El Palacio de Granito, el refugio semimarino de


Nemo, el Columbiad del GunClub, la enorme boca de fuego del
Kilimandjaro destinada a enderezar el eje de los polos, la isla hueca de

Frente a la bandera, y as siguiendo. A este tema telrico se le mezclan


copiosamente los motivos bachelardianos del agua y del fuego, hasta
dar la imagen princeps de la obra que aparece en El volcn. El mundo
en el sentido geolgico es ante todo (despus de todo) volcnico;
el viaje extraordinario hacia el punto sublime es un itinerario hacia un
crter, a partir de un crter o pasando por un crter: vase Maese

Antifer, El volcn de oro, Serdavac. Qu encuentran en el polo los


compaeros del capitn Hatteras? Una isla (otro tema mayor); en el
centro de la isla, un volcn; el punto matemtico del polo est en el
centro del crter. Adems, la idea esencial del Eterno Retomo (expresada desde La isla misteriosa y perpetuada hasta El eterno Adn ) se
.

hace posible slo por series de destrucciones y de palingenesias


eruptivas. Resulta totalmente evidente, pues, lo que una [50] crtica
45

psicoanaltica podra extraer de eso; y hasta se lo ve demasiado bien


como para demorarse en hacerla.
El Viaje al centro de la Tierra es la obra perfecta del complejo de
Empdocles. Siguiendo las huellas criptogrficas del alquimista Arne
Saknussem (de quien se ha extraviado toda su obra, salvo el mensaje
rnico). Axel y su to penetran en el Yokul del Sneffels, en Islandia,
para volver por el Strmboli: el viaje vincula la boca de un volcn
extinguido a un crter en plena actividad. Si se quiere un catlogo, aqu
aparece completo: las entraas del globo tienen todo lo que se puede
desear en materia de cavidades, simas y abismos, de corredores
complicados y de laberintos (munidos de un hilo de Ariadna: el Hans
Bach), de grutas acuticas, arroyos, mares y tormentas subterrneas, de
fuegos elctricos, magnticos, tectnicos... es un tesoro desenterrado a
poco costo por el psicoanalista que no deja de maravillarse, adems, de
los hongos gigantes un bosque de smbolos cuyo crecimiento se
exaspera a partir de una hierba tibia y hmeda, as como de una marea,
bastante contraria a las leyes de la naturaleza, levantada por una balsa
antes de precipitarse en semejante chimenea en erupcin. El simbolismo est a flor de texto y no necesita traduccin; secreto mal protegido,
que se hunda en la tierra o en un cdigo.
Todo esto sera convincente sin Isaac Laquedem y lo sigue siendo, en parte, con l. Cualquiera sabe de memoria esta novela donde se
dice por primera vez que todos los hombres son mortales y que,
recprocamente, el suplicio ms exquisito es la inmortalidad. Simone
de Beauvoir y Borges han ledo, tal vez, a Dumas padre. Pero Verne lo
haba ledo indudablemente, y al bautizar Mathias Sandorff al Monte
46

Cristo de los Viajes extraordinarios sac de ah algo muy diferente. [51]


Qu buscan en el Averno los hroes del Viaje ? Algo parecido a lo
.

que all encuentra Laquedem.


Laquedem est condenado al viaje, a la vagancia. Se lo encuentra
en Grecia, en el Cucaso, en Roma, sobre los ocanos y en los desiertos... en todos los lugares y todos los tiempos puesto que no puede
morir. Es el Judo errante, Ulises sin retomo, mientras el crculo griego
se vuelve un crculo nico. El texto de Dumas es un esbozo; nunca ha
sido concluido: el plan era desmesurado; veinticinco volmenes deban
volver a trazar la historia pasada, presente y futura de la Humanidad,
vivida y observada por el eterno contemporneo, zambullndose as en
la anticipacin. Se habra visto ah al nuevo Mesas Silo, al mundo
llegado a su perfeccin y dedicndose a Dios, la Segunda Pasin, al fin
del mundo por el fro y las tinieblas, al Judo, ltimo hombre del viejo
mundo y primero del nuevo. Paul Lacroix haba proyectado El eterno

Adn : fue Verne quien lo escribi. Todo ocurre como si el plan de


.

Dumas hubiera sido realizado por el conjunto de los Viajes Extraordinarios, menos el inmortal testigo, ms el crculo recobrado. Fue
voluntario, inconsciente? Estaba en el espritu de la poca? No lo s,
pero el hecho est ah. La anticipacin entonces es slo una faz tercera
de las cosas y la recapitulacin integral del pasado es otra o es la
misma. La isla misteriosa, por ejemplo, es un viaje temporal, simtrico
de las prospecciones futuristas; el globo es una mquina de remontar el
tiempo de manera que los colonos de la isla Lincoln reiteran la totalidad de la historia a partir del punto cero, del estado adnico a la
catstrofe eruptiva finalinicial. Sobre la islamicrocosmo, esta micro
47

humanidad ejemplar retoma por su cuenta eras y estadios evolutivos


bien conocidos hasta llegar al mundo perfecto, la muerte de Dios
Nemo y la escatologa volcnica. La historia est cerrada y puede
recomenzar: para un viaje espacial cuasinulo, el itinerario cronolgico
es cuasiexhaustivo. Por aadidura, la Isla es el prototipo de todas las
novelas, que no hacen ms que repetirla, completarla, analizarla. [52]
Volvamos a LaquedemSaknussem, y pasemos de la historia a la
prehistoria, de la arqueologa a la paleontologa. Isaac ha obtenido de
Prometeo agonizante la rama de oro que abre las puertas infernales y l
conocimiento trascendente del lugar en que residen las Parcas, el

centro de la Tierra. Acompaado por Apolonio de Tyana, franquea las


etapas de la iniciacin, atraviesa el lago negro y se encuentra en el
umbral del abismo. En Verne y en Dumas, no hay que forzar para nada
los textos para convencerse de la impregnacin de temas homricos,
virgilianos o dantescos; los dos citan, en el mismo momento, el facilis

descensus Averni, describen la misma pradera suave, las mismas aguas


sombras, la misma luz plida. A pesar de eso, los viajes modernos
difieren de los antiguos slo en aquello que puede cambiar: la ciencia;
las sombras no son ms las huellas de los muertos familiares; los
estratos geolgicos hablan de una historia y de un saber perdidos,
como lo hacen los osarios y la flora fsil; Cuvier, MilneEdwards y de
Quatrefages han pasado por ah. Apolonio y Lidenbrock son fsicos del
globo y paleontlogos y no simplemente iniciados o mdiums. Se trata
nuevamente, en Verne, de un itinerario para remontar el tiempo a
medida que se profundiza: nuevo sentido (o muy antiguo) de la anamnesis. La arqueologa retoma aqu la constelacin total de sus significaciones: secreto perdidorecuperado de la inscripcin rnica, incons48

ciente olvidadoescondido en smbolos claros, origen del mundo y del


hombre borradoconservado en el fondo de los basamentos granticos,
en montones de osamentas o de reservas de plesiosaurios, viejas tradiciones esotricas de la tierra hueca y de los gigantes ancestrales. En esos
caminos el joven Alex pierde la memoria reciente y Graben, la bella
Virlandesa, se borra de su espritu. En la dimensin fantstica, el Viaje
supera a todos sus predecesores. Homero, Dante, Dumas; desde el
Mediterrneo subterrneo, los muertos resucitan o, mejor todava, no
han muerto; se devela el secreto, bien viviente, carne, hueso y una, los
grandes saurios se degellan unos a otros, [53] los helechos primitivos
suben por encima de los rboles, pacen los mastodontes que tienen en
las trompas nidos de serpientes. No se trata de interrogar a la sombra de
las sombras o a las diosas de la Muerte, sino de contemplar la vida
originaria, protohistrica, ingenuamente descubierta y presente, como
en un libro de paleontologa vivida. Entonces, en el seno del bosque
original, en una angustia verdaderamente onrica, es reecontrado Adn,
gigante de doce pies, con cabeza de bfalo1 y crines de len, pastor
antediluviano de un concierto de monstruos. Que un accidente impida
el acceso al centro y precipite el retomo por las fauces formidables del
Strmboli (el retomo a la historia, al antiguonuevo mundo), qu
importa: el viaje ha terminado, el conocimiento se ha perfeccionado y la
iniciacin se ha cumplido desde el momento en que ha sido visto el
primer hombre, el padre de nuestros padres o el ltimo testigo. El
tiempo retoma su curso ordinario, los enterrados vuelven a surgir (los
muertos nunca estn muertos) y la Parca del Centro reanuda el hilo.
1

Isaac Laquedem desentierra un gigante as al comienzo de la obra, en una tum-

ba de los Gaetani. Pero en Verne se trata del Minotauro.

49

No me opongo a que se sometan los smbolos a la crtica psicoanaltica que el ancestrodiospadre sea immanior ipse, etc..., pero
igualmente reclamo que se admita que la clave de la lectura est dada
al mismo tiempo que la lectura, el mtodo con el problema, el movimiento con el objetivo, el mdico y su sabidura con el paciente y su
enfermedad, el aprendiz con su conductor, el iniciado con su sacerdote,
el laberinto con su hijo. El criptograma est inmediatamente munido
de su tablero y el abismo de su HansBach (y cuando se pierde el
arroyo de Ariadna, el hilo de la propagacin sonora lo reemplaza); la
boca de sombra est grabada con inscripciones rnicas: los caminos de
la muerte y del origen son caminos marcados ; igualmente, la fauna y la
.

flora inconscientesimaginariascientfcas estn [54] al final del


movimiento regresivo, de la anamnesis, del descendimiento y la vuelta
del tiempo. Los secretos son resultados o, si se quiere, el anlisis est
expuesto tanto como aquello que hay que analizar. Hay siempre un
predecesor en el camino del hroe, un explorador o un sabio para
explicar: mundo de la confesin y de la sabidura tanto como del
smbolo y de lo escondido; mejor dicho, mundo de los caminos del
secreto, ingenuamente mostrado.
De hecho, nunca se trata ms que de exploraciones y de descubrimientos, de viajes para hacer ver, de itinerarios para conocer lo desconocido. En general, qu es un Viaje Extraordinario?
En primer lugar es un viaje ordinario, en el espacio (terrestre, areo, martimo, csmico) o en el tiempo (pasado, presente, porvenir:

Ayer y Maana ), un recorrido de tal punto dado a tal otro deseado, por
.

todos los medios de locomocin. En cuanto a esos medios, hay poca


50

invencin; menos todava anticipacin: el submarino est ya en proyecto, el proyectil sideral tiene dos siglos de vejez, las maquinarias a la
Robur no son nuevas y Julio Verne tiene un poco de vergenza de

Servadac. Si la anticipacin social y poltica es esforzada y detallada


(Begum, Jonathan ), la extrapolacin tcnica es tmida, dgase lo que se
.

diga. Ese primer itinerario es generalmente circular, como el tiempo


que lo mide o que le sirve de campo, el pensamiento del Eterno Retomo
lo domina, y el futuro es en l slo un perfil visto de arriba. Mostrar
en otra parte2 que las imgenes aqu se agrupan alrededor de una

estructura puntocrculo, traducida constantemente de mil y una


maneras: polo, centro, isla volcnica,3 maelstrom, etc... El punto
sublime es ah la referencia de una geodesia espacial o temporal
cerrada. [55]
En segundo lugar es un viaje enciclopdico: la Odisea es circular,
recorre el ciclo de la sabidura. El objetivo del recorrido es un lugar
privilegiado donde es posible experimentar directamente una teora
cientfica o, de paso, resolver un problema: si existe un eslabn intermedio entre los grandes monos y el hombre, hay que ir a verlo a la

Aldea area ; si la Tierra est provista de un segundo satlite, hay que


.

seguir a Barbicano, etc. De donde se sigue la profusin de lgebra, de


mecnica, de resistencia de materiales, de astronoma, de zoologa, de
entomologa, de geografa, de historia, demasiado elementales e
ingenuas, muy frecuentemente, para ser soportables. Se acaba de ver a
la paleontologa y la geologa infantiles dndose libre curso y la cues2

Este artculo es un extracto de una obra en preparacin sobre Julio Verne.

En este sentido, el ejemplo precedente es rico: un centro y dos islas con volcn.

51

tin del calor central resolvindose por experiencia vivida. Es el


costado Educacin del Negocio de Hetzel, as como el primer viaje
dibujaba el perfil Recreo. Pero, en la intencin, la tradicin homrica es
respetada: instruir y dar placer, hacer el balance de las ciencias y de las
tcnicas de la poca; ir ms all de las tierras conocidas y de los conocimientos humanos. Divertir, ensear, iniciar.
Finalmente, y por sobre todo, es un viaje inicitico, en el mismo
sentido que el periplo de Ulises, el xodo del pueblo hebreo o el
itinerario del Dante. El crculo espaciotemporal y el punto sublime, el
ciclo enciclopdico y la experiencia del sabio, soportan una marcha de
un orden muy diferente, nico capaz de explicar el inters extrao y
apasionado que cada uno (para s) pone en esta obra, a pesar de sus
debilidades artsticas e intelectuales. Julio Verne es, en mi opinin, el
nico escritor francs reciente que haya recogido y ocultado bajo los
sedimentos de un exotismo pintoresco y de una sabidura al gusto del
da (sin embargo irrisoria y, de hecho, muy atrasada), la casi totalidad
de la tradicin europea en materia de mitos, esoterismo, ritos de
iniciacin y religiosos, y misticismo. Se encuentra siempre, en el Viaje,
el xodo bajo la Odisea, a esta Odisea bajo los primeros. Del Sneffels al
Strmboli se desarrolla [56] un relato rfico : Axel en el subterrneo
.

adnico es Orfeo en los infiernos; por supuesto, es ante todo Ulises en


su balsa, atado al mstil cuando ruge la tempestad; es tambin el sabio
y el informado, convertido en hombre de ciencia y verificando la edad
del planeta pero, por sobre todo, es el postulante de lo arcano, victorioso de las pruebas de la iniciacin por el agua, por el fuego y por el
abismo. El psicoanlisis, pues, ofrece de la crtica un perfil que corre el
riesgo de velar la verdadera naturaleza extraordinaria del Viaje:
52

pensando descubrirla y expresarla, invierte el sentido de lo escrito


hacia las concreciones del alma personal y por eso mismo, olvida el
sentido de la vagancia, de la atraccin, del aprendizaje y de los caminos
de iniciacin.
En pocas palabras, la nica ciencia donde se puede reconocer que
Julio Verne ha sido un maestro es la mitologa. No slo la conoce sino
que, ms an, conoce el arte de decirla ocultndola, de expresarla
sustrayndola en un estilo claro pero envuelto por un autntico esoterismo velado aqu por el exotismo. Del mismo modo, sobre la manera o
sobre la materia se encuentra con sus grandes predecesores: los viajes
extraordinarios son nuestra Odisea o nuestra Biblia, en todos los
sentidos (la Telemaquia o bsqueda del padre bajo la proteccin de un
mentor tampoco falta aqu: en El capitn Grant y en otras). El descenso
a los infiernos, el hilo de Ariadna y el Minotauro, Adn viviente y la
resurreccin de los muertos (Servadac: cadveres) slo son ejemplos
parciales que pueden no convencer. Pero cmo decidirse a designar a
ese hroe que pierde la vista (marchando conducido por un ngel?,
ciego, tuerto, los ojos vendados?) para recubrrsela con un fin inicitico o para seguir siendo el ms clarividente de los que horadan los
enigmas? Tobas, Edipo, Horacio, Cocles, Miguel Strogoff ? (Y manco,
como Escvola, durante el gran combate final contra el traidor.) Y
cmo designar ese viaje entrecortado por obstculos y plagas, lluvias
de sangre y nubes de langostas, pasaje del desierto y pozo de aguas
amar-[57]gas, aislamiento sobre la alta montaa y traslado ms all de
las aguas, ese viaje que concluye con la contemplacin resplandeciente
del pas prometido, vivificado por una red de cursos de aguas y respirando la fortuna? Acaso no es un xodo Tres rusos y tres ingleses ?
53

La lectura del criptograma exige tres tableros; los dos primeros estn en todas las manos. Intentaremos, en una prxima obra, reconstruir el tercero para aplicar los caminos del cielo sobre las geodsicas
de la Tierra.
Michel Serres

54

[58]

En qu tiempo vivimos? En qu lugar estamos?


(pgina 62).

55

[59]

El castillo
de los Crpatos
Un pavor irracional aunque en definitiva muy real
Si El castillo de los Crpatos no es una de las novelas ms acabadas
de Julio Verne, es una de las ms inquietantes. Por qu medios? Marcel
Mor, que tiene razn al vincularlo con La Eva futura de Villiers (en un
captulo de sus Nuevas exploraciones de Julio Verne), se asombra de la
insigne debilidad de Verne para construir una mquina soltera:
cuando se recuerdan las largas y minuciosas descripciones de Julio
Verne para explicar el funcionamiento de una mquina como el

Nautilus o el Gigante de acero, uno se sorprende al advertir que la


comparsa del barn Gortz evoca la Stilla artificial en el terrapln del
castillo o en la sala del torren por medio de un dispositivo tan rudimentario como cristales inclinados con cierto ngulo y un potente

fanal que iluminaba el retrato de la cantante ubicado ante el espejo, al


cual se encuentra, es cierto, yuxtapuesto un fongrafo; despus de
haber calificado esta construccin de pueril, Marcel Mor concluye que
Julio Verne, temiendo verse acusado de plagio, no se ha atrevido a
proseguir la identificacin de la mujer con la mquina. La impresin de

pavor irracional que su libro comunica al lector sigue siendo muy real,
por lo cual no sera ms vlido concluir que es suscitado no por la
presencia de una mquina, menos inquietante y menos femenina que
Hadaly, [60] sino por la forma de un libro que nos deja ver los reflejos
56

multiplicados de una situacin nica?


La novela se divide en dos partes sensiblemente parecidas; en el
curso de los siete primeros captulos se describe rpidamente la vida
corriente de la aldea de Werst antes de empezar la narracin de la
tentativa de Nic Derk y del Dr. Patak para penetrar en el castillo de los
Crpatos; a partir del octavo captulo, un nuevo hroe, Franz de Telele,
acompaado por su ordenanza Rotzko, renueva la aventura de Nic y la
lleva a su trmino. Las dos partes que parecen, cerrada la una, como la
ciudadela vista desde afuera, y la otra abierta en la maquinaria interior
de un cuerpo, constituyen dos grupos autnomos en el tiempo: la
primera se desarrolla desde el 29 de mayo al 19 de junio, la segunda del
9 al 13 de junio. La segunda parte del libro parece ser tan slo la
repeticin de la primera, pero en un nivel de realidad diferente.
Los personajes, en el curso de la novela, evolucionan por grupos
antitticos y complementarios: Nic y el Dr. Patak dependen de las
circunstancias, Franz de Telek y su ordenanza Rotzko de la aventura;
como Don Quijote y Sancho, forman parejas; una estrecha solidaridad
los une: el doctor Patak salva la vida de Nic, Rotzko la razn de Franz.
Entre Nic, que tiene veinticinco aos, y Franz de treinta y dos se
establece otra relacin: los dos estn atrados por el mismo misterio,
pero la misma voz que rechaza a Nic llama a Franz. Si Franz triunfa
donde Nic fracasa es porque est ya menos vivo: ha conocido global e
inconscientemente cuando murieron sus padres y Stilla, la aventura
que nos ser contada aqu. Estas dos parejas estarn en relacin con
una tercera: la formada por Rodolfo de Gortz (cincuenta y cinco aos)
y su escengrafo cientfico, Orfanik (que tiene un solo ojo, como si el
57

conocimiento estuviera acompaado por una prdida de existencia);


esa pareja completa ms que oponerse a las dos primeras, hasta el
punto de que se puede ver en NicPatak, [61] FranRotzko, Rodolfo
Orfanik un solo ser refractado en diversos momentos de su vida, o las
tendencias generales de un individuo representadas por personajes
diferentes: Franz y Rodolfo aman en Stilla (veinticinco aos) sus dos
aspectos: uno, la mujer con la cual hubiera sido bueno hacer el amor, el
otro, una voz; uno, la evidencia material de una presencia, el otro, lo
que pide en prstamo un cuerpo para manifestarse: un canto, un
recuerdo, una imagen tan misteriosa como la electricidad que les
restituyen. Pero esta mujer misma, con su larga cabellera de reflejos

dorados, sus ojos negros y profundos (cap. 9) parece la imagen invertida de la novia de Nic, Miriota (veinte aos), rubia de ojos marrones
(cap. 3). Una misma pareja, pues, gira sobre s misma y presenta las
fases, diferentes en el tiempo, de un solo amor.
Tambin el tiempo parece ser el tema central del libro. El captulo
inicial lo toma por hroe, dndole la imagen de un vendedor ambulante, vendedor de un tiempo irregular, de horas demasiado largas o de

minutos demasiado cortos. El pastor Frick, al contrario, tiene la


experiencia de un tiempo suspendido, anterior a la historia, que
identifica las construcciones de los hombres con rocas apiladas y hace
de la ciudadela un conjunto vago, flotante, incierto. En ese tiempo sin
edad vive la aldea de Werst, hasta que el descubrimiento que hace el
pastor Frick de una humareda que se escapa del castillo abandonado
provoque una aventura que superpone a la vida ordinaria un segundo
tiempo, y hasta que la llegada de Franz de Telek a Werst, el sbado 9 de
junio, desencadene una nueva serie de acontecimientos en los que la
58

aventura duplica la rememoracin. Un incidente anodino, que adquiere la importancia de un suceso central, arranca a los seres de la duracin detenida y los precipita en series temporales de ritmo diferente.
Como la aventura de Franz duplica la de Nic, la aventura de Franz
misma se repite en sus accidentes: ha abandonado por primera vez su
residencia despus de la muerte de sus padres; la ha [62] abandonado
por segunda vez despus de haber llorado all la muerte de Stilla; las
dos veces, como si la vida se repusiera, su andar errtico lo conduce
hacia una mujer a la que no conoca y hacia una imagen que no pensaba ver ms. Los sucesos de diversas series tienen lazos estrechos; se
repiten como ecos, con tonos y alturas diferentes, o como reflejos.
El ser real (la Stilla viviente) y su imagen conservada, son a la vez
parecidos (sin lo cual Franz no se hubiera engaado) y distantes; no
hay recomienzo posible aun si el espritu se sorprende en la esperanza
de que se produzca: el tiempo del recuerdo es el de la muerte; Franz no
va a recuperar a la Stilla que est en los Infiernos; habitante del reino
de las sombras, slo puede ser una imagen de la noche y subsistir en el
laberinto del pensamiento, del deseo y la lamentacin. Y el pavor

irracional aunque en definitiva muy real (cap 9) que le provocaba a


Sulla la presencia regular de un hombre extravagante entre sus oyentes, era idntico al que provoca en nosotros la visin de ese tiempo
alejado. Su inmovilidad, su indiferencia respecto de la existencia, hacen
de ese espectador singular un ser tan ficticio como el papel que interpreta Stilla; por su insistencia en estar all, le confiere a la irrealidad de
su papel una autonoma temporal; encierra a la actriz en un mundo de
reflejos.
59

En qu tiempo vivimos? En qu lugar estamos? Bajo las exterioridades ms objetivas esta novela, encerrada entre dos situaciones que se
encadenan sin ninguna perturbacin (Miriota est siempre asediada
por las leyendas de la ciudadela y Nic por una aventura posible), se
desarrolla en un pensamiento. La segunda parte es la extensa, minuciosa descripcin de uno de esos instantes de vacilacin entre persona y
personaje, ser y rol, existencia y recuerdo. Penetramos as, despus de
haber cambiado de escala, despus de haber cambiado de tiempo, en la
noche del dolor de Franz cerca del cuerpo muerto de Stilla, el instante
en el que todava cree poder sal-[63]varla, en el que ella duda entre la
muerte y la vida; estamos en Franz, en el momento en que quiere
arrancar a Stilla de su rol y en el que, al hacerlo, la precipita en una
irremediable ausencia. Despus de la muerte de la cantante, Rodolfo ha
sostenido contra Franz una acusacin aparentemente basada slo en la
pasin: Franz habra matado a Stilla queriendo casarse con ella. Pero
slo esto es cierto: Franz ha visto a Stilla en el teatro; queriendo
arrancarla de ese lugar de irrealidad, confirindole el deseo de volver
del campo de los roles al de los seres, ha provocado su muerte, y
volver a causar su desaparicin, esta vez como imagen, al precipitarse
sobre ella para hacerla volver a la vida. Una representacin tendr fin.
Un cristal se quebrar. El recuerdo y el espectculo son simulacros. La
novela es el relato de un pasaje, de una serie temporal a la otra. Nic
vive en el tiempo de la felicidad, el que asimila la ciudadela a una
montaa, el paisaje natural a la campaa mtica de La Astrea (cap. 1);
es el tiempo de la existencia dichosa. Rodolfo vive en un lugar en el que
el tiempo est suspendido, el tiempo del recuerdo, cercano a la muerte.
Franz va del tiempo de la existencia al del recuerdo; responde a un
60

llamado del ms all de la muerte: l haba encontrado ya a Stilla


viviendo en Npoles, donde los antiguos situaban una de las entradas
de los Infiernos. Cruz el espejo a riesgo de volverse loco. Dos veces
triunfante, atraviesa la locura; la primera vez despus de la muerte de
Stilla (cap. 10), la segunda despus de su viaje de ultramundo (cap.
18); y como esas dos experiencias son parecidas, la segunda explica a la
primera.
Las imgenes del arte y las del recuerdo estn ms all del espejo
de la muerte; como el libro se divide en dos partes, la vida se escinde en
dos dominios que se reflejan, se duplican y no se confunden. El otro
mundo es una imagen de ste, est mezclado con ste. El escritor, como
la cantante, vive en un mundo de reflejos; experimenta dificultades
cada vez ms grandes para alcanzar el mundo de los vivientes [64] vive
una existencia desgarrada puesto que est a la vez en la vida y en la
irrealidad novelesca. Pasando de un dominio al otro, corre el riesgo de
la locura; al terminar su libro, acaba con ese riesgo. Cada vez es ms
pobremente vencedor, puesto que cada vez slo puede traer consigo
imgenes de aquello de lo que quisiera hacer realidades. No se vuelve a
comenzar la existencia por una novela. Por eso tambin este libro
puede ser considerado como una meditacin sobre el limitado poder
de la literatura y sobre la escasa realidad del recuerdo y del pensamiento. En la biografa con que Marcel Mor ha encabezado sus Nuevas

exploraciones de Julio Verne, se pueden leer, referidas a 1892, algunas


palabras que se asocian exactamente: tristeza, neurastenia. (El castillo

de los Crpatos.)
Ciertamente, al terminar el libro los temores sobrenaturales que
61

protegan la ciudadela se han disipado; racionales y cientficas explicaciones borran los maleficios de la noche de Walpurgis que conocieron
Nic y el Dr. Patak; y, sin embargo, seguimos sintiendo un pavor irra-

cional aunque muy real. Qu es ese pavor que nos oprime? Lo que
sucede es que el libro no lleva de un comienzo oscuro a un final claro;
es un encaminamiento interior, un viaje en si en el curso del cual la
nocin de persona se manifiesta fisurada: la vida y el espritu tienden a
separarse. Su tiempo no es el mismo y, sin embargo, el uno no sobrevive al otro. No hay en ese libro tinieblas que podran ser disipadas (no
hay reino de la muerte donde cualquier cosa de este mundo se conservara). El viaje interior (o al Infierno) no es un viaje a otro mundo sino
a un reflejo de l que se derrumbara con l. Muerto, nada permanece
de nuestro mundo de imgenes; vivo, no se puede recuperar el recuerdo en la existencia; permanece obsesivo e inasimilable, con tanta
precisin como para que pueda ser evocado; con cada recuerdo perdido, con cada carta rota como un cristal que se quiebra, qu sacudimiento de la razn! As vivimos, de muerte en muerte, de locura en
locura. Del mismo modo [65] que un espejo roto devuelve imgenes
concomitantes e inconciliables, el recuerdo y la novela refractan
parcelas complementarias de s, en series temporales, paralelas y
solidarias.
Jean Roudant

62

[67]

El viaje inicitico
Los grandes poetas de la Antigedad, Scheherazada cuando contaba la historia de Simbad el Marino, el autor de los Viajes de San
Brandn, saban muy bien que describan, bajo la forma pintoresca y
cautivante del viaje imaginario, el proceso de la iniciacin mayor que
pasea al individuo a travs de los numerosos planos del conocimiento y
la experiencia. Las novelas de caballera conservaban la preciosa
leccin y la tabulaban cristianamente. Luego, la tradicin, si no se ha
perdido, se ha desviado. Lo que resida en lo consciente se ha disuelto
en lo inconsciente. Inspirados en el ms alto grado por el presentimiento o la aprehensin concreta de lo numinoso y lo inicitico, el
Goethe de Wilhelm Meister y el Dante de la Divina Comedia han
enriquecido con prolongaciones sutiles y sublimes las etapas ingenuas
del Pilgrims Progress de John Bunyan. Para otros, voluntariamente o
no, la iniciacin se ha tomado crptica: el Libro Quinto de Pantagruel,
el Viaje a los Estados de la Luna y del Sol de Cyrano de Bergerac han
torcido y transformado lo sagrado hasta el punto de tornarlo irreconocible. De este modo, desde Eleusis a Liliput, el camino ha sido invadido
por la maraa, las zarzas y las ortigas.
Algunos grandes iniciados de instinto reencontraron la antigua
veta; es la que Poe hace seguir a Arthur Gordon Pym, que desemboca
en el blanco absoluto, [68] pero el Nils Klimt de Ludwig Holberg evita
la encrucijada oracular arrojndose en la stira que haba hecho
63

perderse tambin a Swift. El recuento y la elucidacin de los grandes


viajes imaginarios concebidos como viajes iniciticos nos conduciran
a travs de milenios siguiendo una lnea ininterrumpida desde las
hazaas de Gilgamesh, el descenso de Ishtar a los Infiernos y la eterna
bsqueda de un Grial bajo mltiples apariencias, hasta llegar a las ms
recientes (si hacemos abstraccin del Finnegars Wake de James Joyce),
entre los que se cuenta el Viaje al centro de la Tierra de Julio Verne.
Todos los temas y todas las articulaciones del viaje imaginario se
encuentran all: el enigma de La isla del tesoro y de El escarabajo de

oro ; las aventuras peligrosas que conducen a la conquista de la da.

ma, lo cual lleva a que el amor se convierta as en uno de los resortes


de la aventura, si no en el resorte mayor como en Parsifal y en
Lancelot. El hroe del Mundo perdido de Conan Doyle, inicitico a su
manera, encontrar casada, al regreso de su insensata exploracin, a la
muchacha por cuyo amor la haba emprendido, pero Axel, el caballero de Julio Verne, se casar con la linda Graben, que no fue la causa
pero que es la recompensa del coraje y la audacia gastadas en el mundo
subterrneo. Porque es importante que la mujer est asociada, exterior
y accesoriamente, a la aventura, como estmulo, solicitacin, coronamiento, conclusin, pero sin tomar parte en ella. La presencia de una
mujer entre los exploradores en el film hecho sobre el Viaje de Julio
Verne es un contrasentido y un error monumental: la mujer, la dama, permanece inmvil en el punto de partida de la aventura y el
crculo, al cerrarse, la reencuentra en el mismo sitio. No hay participacin posible para ella en la aventura propiamente dicha; ella slo puede
aparecer en el prlogo y en el eplogo, y si es perfectamente insignificante, como la Graben de Axel, tanto mejor: la aventura recupera
64

entonces su sentido ms puro y ms alto, y la iniciacin se realiza en


un medio totalmente masculino. Dante y Goethe, [69] por lo contrario,
han hecho del Eterno Femenino el primer motor, el objetivo y el
instrumento eficaz de la iniciacin, puesto que, para uno y para otro, se
trata de reunirse con las Madres.
Axel inicia el gran viaje contra su voluntad; se alista en la Orden de
los caballeros errantes a su pesar y sin saberlo muy claramente. Experimenta, ms que el amor de la aventura por ella misma, que no
entusiasma al principio a ese estudiante de gustos y de sentimientos
burgueses, y ms que el amor de Graben, pequea domstica alemana
que no tiene nada de la dama de las novelas cortesanas, la voluntad
imperiosa del iniciador, el to y profesor Lidenbrock y del iniciador
primero, que no es ms que una sombra, un nombre, el antiguo, el
misterioso Arne Saknussem, que traza sus runas con la punta del pual
en las encrucijadas de los caminos subterrneos para guiar a los
adeptos que lo seguirn. Es caracterstico, tambin, que Axel sufra el
vrtigo, hasta el punto de querer renunciar, cuando el iniciador lo
somete a la prueba previa de la leccin de abismo en la ascensin al
campanario de la FrelsetsKirk de Copenhague, experiencia del abismo
al que se sube antes de prepararse para el abismo al cual realmente
debe descenderse. Montaa y sima se equilibran, pues, se responden,
siguiendo la frmula hermtica atribuida al Trimegisto: lo que est
arriba como lo que est abajo...
El Viaje al centro de la Tierra se articula como una novela de caballera hasta hacer de Axel, el hroe del futuro, una especie de loco
casto, el buen muchacho del siglo XIX, que con el tiempo se convertir
65

en el hroe involuntario de dos guerras mundiales. Axel es tan poco


apto para la aventura que intenta sabotearla: falsa lectura del documento, vacilaciones, quejas, recriminaciones; y hasta el momento en
que se penetra en el crter del Sneffels, l querra que la aventura
fracasara. Axel es el metal pobre que debe ser templado en el fuego de
la tierra (el volcn), lavado y endurecido en el agua del [70] mar
interior subterrneo y finalmente machacado por los peligros; pero
Axel es informe y no recibir su forma ms que por el contacto violento con las experiencias. Hasta ahora fue maleable, sin un perfil neto, sin
consistencia. La aventura le conferir un rostro, su significacin y su

ser verdadero.
Al lado de Axel, Hans, el gua islands, personifica la materia elemental. Casi mudo, carente de un lenguaje comn, y tambin de
naturaleza, est hecho de la misma sustancia que la roca: slido,
seguro, eficaz, se puede tener confianza en l, apoyarse sobre l, pero
no comprende nada de la aventura que vive; nada lo asombra, ninguna
de las ideas y de las pasiones de los hombres lo conmueve pero conoce
los elementos, vive en comunicacin con ellos; es el intermediario
entre la materia bruta de la tierra y esos dos intelectuales, Axel y
Lidenbrock, prisioneros del mundo cerrado de las bibliotecas sin
ventanas sobre la naturaleza. En este sentido, Hans es tambin un
iniciador que abre las puertas sobre un conocimiento que el saber
libresco de sus acompaantes no puede alcanzar. Su figura resulta as
una contrapartida, pero tambin un complemento: es el hombre que
ignora la aventura y su finalidad, pero que se convierte en necesario
para su realizacin.
66

La iniciacin de Axel se cumple, como lo quiere la tradicin, en la


gruta que simbolizaba para todas las sociedades de misterios la matriz,
el seno de la madre y en cuya concavidad se elabora y se prepara
para el nacimiento el hombre nuevo. Tal era, igualmente, la significacin del Laberinto, donde Teseo, anciano rejuvenecido por la sangre
del toro y de acuerdo con la religin de Mitra, mata al Minotauro y, una
vez fuera del ddalo subterrneo, se abre a una nueva vida. El viaje al
centro de la Tierra, aun si el centro no es alcanzado, constituye una
iniciacin completa. El profesor Lindenbrock, el iniciador que ocupa el
sitio del Maestro lejano Ame Saknussem es gelogo: como en

Heinrich von Ofterdingen de Novalis, Klingsor, que se convierte en el


gua de [71] Heinrich; de manera anloga el sabio Werner, clebre entre
los Naturphilosophen, que fue profesor de Novalis en sus estudios de
mineraloga.
Las grutas que atraviesa Heinrich, donde se forma y se expande su
yo profundo, son otras tantas matrices donde el germen llega a la
plenitud y a la totalidad del ser. En un curioso libro de alquimia
atribuido a un discpulo de Paracelso, el Canto de la mina, se ve al
postulante de la sabidura penetrando a lo largo de los corredores de la
mina como si fuese en el interior de un conocimiento. Por cierto, en
cada etapa correspondiente a igual cantidad de pruebas, encuentra un
metal que le entrega su leccin. Novalis ha conocido ciertamente ese
antiguo texto, que no poda ser desconocido por un naturalista como
Steffens o un gelogo como Werner, y lo ha traspuesto en su gran libro
inicitico en el que Heinrich, en bsqueda de lo absoluto, se convierte a
cada paso en el hombre de todas las cualidades humanas.
67

El mundo subterrneo que recorren los viajeros es, tambin l, una


sucesin de corredores estrechos y tortuosos que alternan con vastas
salas en las que se encuentran hasta un mar capaz de furiosas
tempestades, y que implican toda una serie de experiencias por medio
de las cuales se afirmar el corazn del hroe (as eran llamados en
Grecia los adeptos a los misterios), se templar su carcter y donde
tomar conciencia de su realidad fsica y espiritual. Segn la frmula
goetheana, se convierten en lo que son. En otros trminos, se con-

vierten para ser.


El itinerario seguido desde la entrada en el crter del Sneffels tiene,
en todos sus detalles, una significacin que tal vez no era evidente para
Julio Verne; si no la ha explicado es porque el relato no quiere ser otra
cosa que una novela de aventuras. El alcance inicitico de esas aventuras no se expresaba claramente para el narrador mismo; se puede
admitir incluso que no haya sabido que esta historia [72] implicaba
prolongaciones msticas y que ha inventado una fabulosa e inverosmil
historia sin presentir que esta historia podra ser leda, apenas se le
aplicara una cierta clave, como la descripcin de una iniciacin
comparable a la de los misterios antiguos.
Todo lo deja entender y, por de pronto, el itinerario mismo. Los
viajeros se hunden en la Tierra en el punto septentrional de la brumosa
Tule, pas de las largas noches, de glaciares muertos y de nieblas, y la
salida a la cual la fatalidad de los sucesos y de los elementos los conduce no es el punto de partida al cual crean volver sino un volcn del
Sud, el Strmboli; remontan as, sobre las olas de lava de la erupcin
que los lleva, la deslumbrante irradiacin solar del Mediterrneo, en
68

pleno calor, en la ebriedad dionisaca de la vegetacin exuberante y


dichosa. Acceden a la claridad, como Dante, al trmino de su viaje al
OtroMundo, convertidos en hombres nuevos: Axel llegado a la
adultez, mayor en todas las acepciones de la palabra; el profesor
Lidenbrock, habiendo descubierto que la ciencia libresca no lo conoce
todo. Volvern a su aldea del norte de Alemania, sin duda, pero diferentes de lo que eran cuando la abandonaron. Slo Hans, el islands, ha
permanecido invariable porque nada ha comprendido ni ha aprendido
nada de lo que superaba sus facultades de conocimiento. Como Parsifal
en su primera aparicin ante el Rey Pecador, regresa sin haber hecho
ninguna pregunta, satisfecho del salario que constitua su nica razn
para actuar.
La razn de la bsqueda es, como en todos los viajes iniciticos, la
persecucin del centro, el centro como el punto en el que se reencuentran lo buscado y el que busca, donde contemplndose el uno al
otro cara a cara, como en un espejo, concluyen en su identidad. Hacerse solo uno con el Dios, arrastra al adepto de las religiones de misterio
sea a la manducacin divina, sea a la muerte aparente en el curso de la
cual se comulga con el Dios muerto para participar en su resurreccin
y renacer con l. El rito [73] del renacimiento es celebrado con brillo
por los viajeros en el momento en que la erupcin del Strmboli los
arroja sobre una isla del Mediterrneo cuya atmsfera dionisaca hace
pensar en Naxos, donde Dionisos acude a despertar a Ariadna de su
sueo inicitico, smbolo del prenacimiento en el curso del cual ella se
preparaba, en las grutasmatrices del sueo, para renacer a una vida
nueva entre los brazos del Dios.
69

Que Ame Saknussem haya alcanzado el centro de la Tierra tal


como lo pretende en el documento rnico (la carta de maestra,
como en Wilhelm Meister, que confiere autenticidad a los postulantes
de la aventura) o que no lo haya alcanzado poco importa: el centro es
metafrico; no alude a un punto geogrfico, a un lugar concreto
exterior al individuo; significa la reunin de todas las lneas de energa
que huyen del centro y vuelven a l, el medio del crculo perfecto,
verdadera imagen de la aventura cerrndose sobre s misma: en Julio
Verne, lo que significa el itinerario desde el volcn islands al volcn
mediterrneo. Empezada en el hielo, la iniciacin concluye en el fuego
y, a todo lo largo del viaje, el fuego central ha sido incesantemente
pensado si no ha estado presente. El descenso hacia el "centro" implica
tambin, como en Heinrich von Ofterdingen, el remontamiento de la
historia universal para situar al presente sobre los estratos de la
duracin y construir con las capas del pasado los cimientos de la
Eternidad a la cual la iniciacin permite acceder.
Este conocimiento de la historia universal se realiza de dos maneras diferentes, precisando las dos operaciones de la iniciacin, la
exotrica y la esotrica. Es exotrico el anlisis de las tierras, la comprobacin de la superposicin de las rocas con la indicacin de su
antigedad que es la edad de la Tierra con la cual los viajeros se
identifican a medida que se hunden cada vez ms hacia el centro. El
gelogo Lidenbrock est en su elemento preferido, perora, ensea, de[74] muestra todo lo que puede ser materialmente, dialcticamente
demostrado. Pero esta leccin de mineraloga resulta insuficiente; se
detiene en la superficie, en la corteza de las cosas. La comunicacin
esotrica est alimentada por una revelacin onrica; aqu volvemos a
70

encontrar los misterios antiguos en los cuales las verdades mayores


eran mostradas durante el sueo del postulante y bajo la forma de
ensueos. Ante Axel dormido, el sueo inicitico hace desfilar el largo
cortejo de los perodos de la vida sobre la Tierra, desde sus orgenes
hasta el hombre; y ya no sabemos ms, de tal modo el sueo y la
realidad se confunden a medida que nos alejamos de la superficie y
descendemos hacia el centro, si la aparicin de un gigante que conduce
su rebao de mastodontes resulta de una experiencia visual autntica,
material o pertenece todava a las revelaciones onricas.
Sera interesante buscar en otras obras de Julio Verne una vinculacin inmediata o mediata con los problemas de los misterios de la vida
espiritual. La creacin imaginante ha arrastrado probablemente al
narrador muchas veces ms lejos de lo que quera ir. Si nos conformamos con analizar un solo libro, el Viaje al centro de la Tierra ofrece en
su tabulacin, su construccin, el orden y la sucesin de sus peripecias,
y hasta en la fisonoma de los personajes, algo que supera la novela
misma. Como si una muy antigua y muy preciosa ciencia, ocultada,
obnubilada por la ciencia materialista y el pensamiento positivista del
siglo XIX, se expandiera por medio de chorros de luz a travs de la
sustancia misma del relato, ciertamente sin que el autor tuviera
conciencia de que posea todava algo maravilloso e inexplicable en su
propio centro ms secreto.
Marcel Brion

71

[75]

Julio Verne y sus


ilustradores
Con sus nombres reunidos se podra componer una especie de
cantinela:
Riou, De Neuville, Frat, Montaut
Marie, Philippoteaux, Benett, Meyer
Froelich, Beaurepaire, Lavalle, Schuler
Bayard, sin olvidar a Hildebrand, Barbant, Pannemaker
Estos ltimos tres son los grabadores de esos seores.
Ningn nombre importante, podra decirse. Grandville haba
muerto antes de que apareciera en 1865 la primera edicin, hecha
desde luego por Hetzel, de Cinco semanas en globo (ilustraciones de
Riou y de Montaut, Gr. in. 8). Ni Gavarni, ni Gustave Dor. Al primero
le estaba reservado algn elegante desfile de modelos, al segundo los

Contes drlatiques de Balzac. No se los ve a ninguno de los dos ilustrando a Julio Verne. Gavarni tuvo demasiado encanto, Dor demasiada personalidad. Habran hecho algo paralelo a la obra de Julio Verne,
se habran dejado extraviar por un texto que, despus de todo, slo
poda ser seguido fielmente. Los artistas, de los cuales el autor tena
necesidad, deban consagrrsele, leer sus libros con la credulidad y el
fervor de la juventud. No eran stas cualidades tan difundidas ni
tampoco fciles de exigir a dibujantes demasiado de moda, aunque los
72

ilustradores de Julio Verne no eran lejos de eso desconocidos; la


diferencia con-[76]siste en que no pensaban que fuera necesario
agregar un poco ms de imaginacin, de inverosimilitudes, a un texto
que estaba ya lleno de riquezas y sobreentendidos, a una realidad
enriquecida por lo maravilloso pero que no tena nada que ver con lo
fantstico, contrariamente a lo que se piensa. El aduanero Rousseau,
cuando pintaba la selva virgen, tena ciertamente la misma imaginacin ingenua prefigurada en el universo de Julio Verne.
Por otra parte, Julio Verne tuvo alguna idea del modo en que haba
que ilustrar su obra y, verosmilmente, la impuso a esos maravillosos
obreros que se consagraron a ella. Para probarlo recordemos que le
escribi a J. P. Hetzel, su magnfico editor, a propsito de las Veinte mil

leguas de viaje submarino (ilustrado con 111 dibujos de Neuville y Riou


y dos mapas ejecutados por Verne, a los que, adems, sirvi l mismo
de modelo para el retrato de Aronnax): ... pienso que hay que hacer a
los personajes mucho ms pequeos y mostrar los salones mucho ms
grandes. Estos son slo rincones de salones que no dan idea de las
maravillas del Nautilus. Deber dibujar todos los detalles con una gran
finura...
Esta exigencia es menos anodina de lo que parece. Tiene una explicacin, el secreto reside en el poder que ejercen las ilustraciones que
acompaan los libros de Julio Verne con pocas excepciones. El alcance
de ese poder, su misterio, no provienen solamente de la representacin
de un suceso bien delimitado por palabras, por una frase, sino de la
inclusin de todo lo que lo rodea: la inmensidad del cielo, del mar, de
la Tierra, de una habitacin y, por consecuencia, del tiempo. Es la
73

antiprisin. Eso confiere a las imgenes una dimensin de eternidad,


una infinitud, un poco como lo que se encuentra no se sabe demasiado por qu en los retratos de Nadar; por contraste, el defecto de
las fotografas y las ilustraciones actuales consiste en que son demasiado diferentes, demasiado alejadas del texto o, peor todava, en que no
nos ofrecen ms que una instantnea, negndole de este

74

[77]

El aduanero Rousseau, cuando pintaba la selva virgen,


tena ciertamente la misma imaginacin ingenua (pgina 76).

75

[78] modo toda envergadura al episodio, al suceso. Lo esencial no es


tanto que un tren descarrile como consecuencia de un sabotaje bien
hecho sino que descarrile por aadidura en el curso de una hermosa
noche, bajo un sol de plomo, en el marco de los fenmenos de la
creacin, integrado en lo que se denomina de una manera restrictiva o
despectiva el contexto. Y bien, en los ilustradores de Julio Verne el
contexto tiene una importancia capital. El gusto que tenan del contexto ha contribuido no poco a cargar sus imgenes de un aura. Bajo el
espeso follaje de una selva se adivina el animal venenoso y su vctima,
la orqudea cuyo perfume es casi irrespirable. Inslito poder de
sugestin!
Hetzel y Verne insistan en que la obra grabada fuera digna de la
obra escrita, excluyendo, por ese mismo principio, toda idea que
tendiese a hacer creer que las ilustraciones eran un adorno del libro,
una manera de acudir en auxilio de espritus deficientes. Lejos de ello,
las ilustraciones intentaban representar un equivalente del texto. A
veces, son tan sabios como l mismo. Julio Verne ha sido bien servido
por sus ilustradores: ni ms ni menos que el texto. Ni correctivos, ni
sobrecargas, ni embellecimientos, ni demasiado futurismo ni un exceso
de ciencia. Hasta los paisajes de mundos futuros siguen siendo humanos en esos artistas, que no han imaginado siquiera que se poda hacer
tabla rasa con todo lo que en la actualidad es considerado como no
esencial a la pura investigacin.
Cuando recuerdo mis lecturas de Julio Verne, hechas en volmenes
de bellas encuademaciones realzadas con dorados y estampados, por
cierto que recuerdo tambin que nunca fui defraudado por las ilustra76

ciones que encontraba siempre despus del texto, como si el autor


hubiera querido darme tiempo para que yo mismo compusiera una a
mi manera y la rectificara enseguida al cotejarla con la del libro. Este es
el gran atractivo de la edicin de Hetzel: guiar, mediante esos rigurosos
grabados, la imagi-[79]nacin por lo general caprichosa del lector,
otorgar realidad visible a frases aparentemente triviales y que tomaban, en forma de leyendas bajo los grabados, un sentido que trasciende
las palabras o, quizs, un sentido que las palabras tienen verdaderamente: A medioda, las embarcaciones desembocaron en el lago
Taupo... Los brazos de Ayrton se extendieron... La posicin era insostenible... Repercuta el ruido de la tormenta... Gdon Spilelt estaba
listo para cualquier cosa... esta masa es Stahlstadt, la fortaleza de
acero... una ola monstruosa rompi..., etctera.
No hay duda de que hay gente que no presta atencin a la imagen
propuesta. Son como nios que comen Julio Verne del mismo modo
que chupan la mermelada tirando el pan, o sea la imagen, que es el
soporte del texto. Yo nunca proced de esta manera, por lo cual he
podido aprehender el conjunto, pues para m el universo de Julio
Verne es inseparable de sus ilustradores. Debo a stos la realidad de
aqul. Ni Julio Verne ni ellos me han hecho soador ni distrado, pues
nunca me alejaron del mundo viviente.
Pero qu habra podido ser de todo esto sin un estilo, sin ciertas
cualidades? Frente a este problema es oportuno recordar de qu modo
Julio Verne estaba atormentado por la preocupacin de ser un escritor
y no solamente un contador de bellas historias para la juventud. Esa
preocupacin es conmovedora: ... lo que yo quisiera ser es, ante todo,
77

escritor, laudable ambicin que usted aprobara sin reservas (escribe


a su amigo Hetzel). Julio Verne resulta ac un escritor ms csmico que
cientfico. Es el promotor de esta realidad maravillosa, de esta lrica
realidad desconocida, subterrnea y oscura del mundo. Afuera y adentro. No es de un mundo ajeno que nos ha querido hablar, de un planeta
mejor que el nuestro. Ms bien pensaba que no se ha descubierto
todava nada de la maravilla de existir ni de la potencia de lo concreto.
Es uno de esos que rechazan [80] las apariencias. Viaja al centro de la
Tierra como al centro de su corazn. De ah que se pueda extraer de
sus libros la certidumbre de que la vida vale la pena de ser vivida, que
el hombre le descubrir su sentido, que las mquinas de su invencin
le permitirn violar sus misterios y, quiz, los elementos de una
eternidad.
Georges Borgeaud

78

[81]

Las leyendas bajo las


imgenes
Yo no s si cuando era adolescente fui tan sensible al lenguaje de
Julio Verne como lo haba sido, un poco antes, al de Charles Perrault y
al de Lewis Carroll. La infancia se somete a la seduccin de extraos
edificios que forman las palabras (et la chevillette cherra, off with his

head.), la edad siguiente a la de los criptogramas y, en suma, aqu o


all, a la seduccin de los acertijos. En mi caso, no obstante, recuerdo
que los Viajes extraordinarios me emocionaban por la combinacin, a
mis ojos fascinante, de las imgenes y de las leyendas que corran
debajo de las imgenes. Cuando abra uno de los libros editados por
Hetzel, hojeaba las pginas hasta el momento, que nunca estaba muy
lejos, en que una ilustracin, ocupando toda la pgina o, ms frecuentemente dos ilustraciones ms chicas pero enfrentadas, fijaban mi
mirada. No me preocupaba por su autor (ignoraba entonces que haba
ms de uno). Me pareca que los textos que estaban debajo de la
imagen formaban un solo cuerpo con ella ya sea porque les daban
ttulo (como las plaquetas de los cuadros) ya porque entraban all
directamente (como el fragmento de un dilogo, as como lo haran en
el futuro las filacterias). Tena el sentimiento exacto de la historia, o
ms bien, de la tabulacin. La historia me era proporcionada por la
tapa del libro, pero sin embargo eran los personajes, los lugares, las
circunstancias, al surgir debajo de mis dedos cada seis [82] hojas, los
79

que solan arrojarme a la magia verniana. Me gustaban especialmente


las primeras pginas, las primeras imgenes, donde el autor lograba
incitar la curiosidad dndole al relato un punto de partida muy alejado
de los sucesos que se iban a producir sin embargo de una manera fatal.
En Los hijos del capitn Grant era una botella arrancada al vientre de
un monstruo marino; en la Isla misteriosa un globo que hua de
Richmond capturada por los sudistas y asediada por los confederados;
en Hctor Servadac, dos gentilhombres intercambiando sus tarjetas en
una playa africana; o bien vea que el Viaje al centro de la Tierra
comenzaba en una escalera helicoidal que envolva un campanario de
Copenhague (donde los hroes tomaban lecciones de abismo). A
veces, por cierto, las aventuras se iniciaban abruptamente, como en

Tres rusos y tres ingleses en el frica austral, donde, una vez hechas las
presentaciones y fijado el paisaje, se caa en el dibujo de una triangulacin geodsica. O aun, cosa que yo prefera, se trataba una empresa
que desafiando la imaginacin tomaba forma en la calma de un gabinete o de una sala de conferencias (Cinco semanas en globo, De la Tierra

a la Luna) o naca de una apuesta (La vuelta al mundo en ochenta das)


o de una cosa evidente, como por ejemplo ese objeto largo, fusiforme,
a veces fosforescente, infinitamente ms vasto y ms rpido que una
ballena con el que algunos navos se haban cruzado (Veinte mil

leguas de viaje submarino); la convencin actuaba aqu con fuerza,


como en las novelas inglesas del siglo diecinueve el rase una vez de
todos los tiempos.
No obstante, insisto, la imagen por s sola no habra excitado la
vista o el alma hasta ese punto. La leyenda importaba mucho, tal vez
incluso era el elemento principal; seguramente ms que la vieta, la
80

leyenda abra un camino y lo dejaba transcurrir. Recuerdo que en


algunos libros haba ilustraciones ms chicas que otras y sin texto: yo
las saltaba, como lo habra hecho con los ornamentos de las letras capitales. Por lo mismo, los Viajes y aventuras del capitn [83] Hatteras no
me haban gustado tanto porque el volumen no traa leyendas. Era muy
claro, la composicin que figuraba al comienzo de la obra me haca,
por lo contrario, detenerme mucho tiempo; las aventuras ms notables
estaban representadas en un orden solemne que ignoraba la cronologa, acentuaba los contrastes y tenda a extraviar al espectador; all, los
hroes estaban reunidos en asamblea como sobre las cuestas del Monte
Parnaso. Era un enigma que, ledo correctamente, otorgaba al ttulo
(que jugaba entre las imgenes y ms dibujado que escrito) un sentido
nuevo: la espera sera compensada pero tambin sorprendida.
Retomando en la actualidad los Viajes extraordinarios, tratando de
olvidar lo que s y lo que acaba de ensearme Marcel Mor, verifico
mis impresiones de antao. Observo que las ilustraciones, ya sean de
Riou, de Frat, de Montaut, de Philippoteaux, de Neuville o de Benett,
tienen un aire de familia (dictado por J. Hetzel o por J. Verne?), que
son realistas en el sentido en que entonces se entenda lo real y el
exotismo; que obedecen a ciertas reglas. Pareciera que deben, en
primer lugar, citar a todos los personajes; luego, dar una idea suficiente
de los lugares en los que transcurre el relato; pintar las grandes culminaciones de la historia contada y tambin presentar los momentos de
reposo; naturalmente, ensear. Constituyen sin duda una Biblioteca de
Educacin y de Recreacin.
Las lneas al pie de la imagen son simples denominaciones (tal co81

mo habran podido aparecer, en la misma poca, en el Daily Telegraph


o en el Bulletin Royal de Gographie, tal como aparecern ms adelante
bajo la forma de ttulos, en los films mudos):* [84]
Philas Fogg (V. M.), El patagn Thalcave (H. G.), El coronel
Everest (R. I.), Helena y Mary Grant desde lo alto del castillo de
popa (H. G.), Otto Lidenbrock era un hombre grande, delgado es
el personaje que Paul Delvaux reproducir exactamente en algunos de
sus cuadros (C. T.), Festn en Pall Mall (S. G.), El observatorio de
Cambridge (T. L.), Una selva de eucaliptus (H. G.), Una calle de
Reykjavik (C. T.), Embarcaciones sobre el Amazonas (L. J.). Ms a
menudo estas lneas son tomadas del texto mismo del relato en forma
de frases muy cortas o partes de frases (seguidas por puntos suspensivos). En todos los casos, un nmero entre parntesis indica la pgina
de la que proceden. Esta pgina sigue o antecede sin preocupacin
aparente por el suspenso dramtico. Una gran cantidad de leyendas es
descriptiva: El vapor se levantaba en espirales (V. M.), Un largo
objeto fusiforme flotaba en la superficie del agua (I. M.), Una pareja
de eurus cuyas cabezas confiadas... (H. G.), Verdaderos hipogrifos,
*

En las citas que siguen, los ttulos de Julio Verne son sealados por iniciales:

V. M. para La vuelta al mundo en ochenta das,


H. G. para Los hijos del capitn Grant,
R. I. para Las aventuras de tres rusos y tres ingleses en l frica austral,
C. T. para El viaje al centro de la Tierra,
S. G. para Cinco semanas en globo,
T. L. para De la Tierra a la Luna,
L. J. para La jangada,
I. M. para La isla misteriosa,
H. S. para Hctor Servadac.

82

apenas si sus pies... (H. S.), Yo vea aqu y all humaredas que suban
por el aire (C. T.), La noche los sorprendi a media milla del campamento (H. G.) la vieta de Riou es tan conmovedora como los

Acantilados de tiza de Gaspar Friedrich, Los pelos de Hans se han


erizado de penachos luminosos (C. T.).
Otras son narrativas. Exponen una situacin: Permaneca en su
casita de Konigstrasse (C. T.), o un suceso que se est produciendo:
El secuestro del hechicero (S. G.), El gato sacado de la bomba (T.
L.), El bergantn, levantado por una especie de tromba lquida... (I.
M.), Los animales se atacan

83

[85]

El bergantn, levantado por una especie de


tromba lquida... (pgina 84).

84

[86] con furor (C. T.). O, menos frecuentemente, un suceso que se ha


producido: Un lamentable accidente haba tenido lugar (H. G.).
Puede tambin ser un momento trgico, o cmico (el humor de
Verne merecera un estudio especial): Un grito de terror se levant
(V. M.), Una detonacin estall (H. G.), El mono fue derribado y
agarrotado (I. M.), Maniques horrorosos bastaron para alejarlos (I.
M.), Derribaos, montaas de granito! (C. T.), Dejad hacer a la
justicia de los hombres (L. J.), Mis zapatos, exclam Passepartout
(V. M.), Alumno Tolin, levntese! (H. G.), BenSouf ejecut un
paso muy conocido en el Elseo Montmartre (H. S.).
Tambin puede ser un hecho o una palabra de poca importancia o
aun insignificante pero que de todos modos en el corazn de ese
tiempo dbil de la infancia sentamos como un enigma, o un trampoln,
o una amenaza contenida en estas leyendas: El reportero se sent
sobre una roca, sin decir palabra (I. M.), Me cruc de brazos y
esper (C. T.), El astrnomo y su colega se saludaron (R. L), Paganel hablaba con soberbia animacin (H. G.), Encantado, bienvenido,
dijo el sargento (H. G.), Capitn Nemo, usted nos ha llamado?... (I.
M.), No tard en dormirse (R. I.), Seor Cyrus, yo soy supersticioso
(I.M.), En matemticas no se respira (H.S.).
A veces ocurre que el ilustrador nos hace extraviar. En una de las
primeras pginas de Los hijos del capitn Grant vemos a Mary arrojndose a los pies de Lord Glenarvan, el pequeo Robert est cerca de ella,
muy plido; la leyenda dice: Padre!, exclam Mary Grant. Pero la
informacin es otra pues se trata de la emocin de los nios, enterados
de que su padre se ha perdido para siempre. Curiosa imagen que da
85

la razn a Marcel Mor y a su construccin del padre sublime. Otra


imagen (pg. 129) representa a Glenarvan y a Robert cabalgando juntos
con [87] este texto: Robert tom la mano del lord y la llev a sus
labios.
Tengo la impresin de que las ilustraciones y las leyendas que las
acompaan cumplen dos funciones:
1. Reflejan fielmente la historia. Antes de leerlas proporcionan el
diseo principal y el color (como lo hacen las colas en el cine). Despus
lo que no es desdeable en el caso de una obra que en diversos
volmenes pretende resumir todos los conocimientos geogrficos,
geolgicos, fsicos, astronmicos, reunidos por la ciencia moderna (J.
Hetzel) nos permiten reconstruir cada parte de esta historia del
universo y comprenderla sin esfuerzo.
2. Complementan la historia. Constituyen una historia dentro de la
historia. Aunque las imgenes son, al menos en lo que se proponen, limitadamente realistas, y las palabras que estn al pie sirven
sobre todo para definir la imagen, ocurre que su efecto conjugado
provoca la ensoacin. Un relato ordinario que permite a nuestra
imaginacin vagar por donde quiera; es una fantasmagora que se
funda sobre documentos: croquis, mapas, cuentas, legajos. De la Tierra

a la Luna ofrece una vista de nuestro satlite que se parece mucho a las
fotografas tomadas por el Luna IX; Tampatown, de donde sale el tren
de proyectiles hacia la Luna, est a pocos kilmetros del Cabo Kennedy
(que figura en el mapa dibujado por Montaut); casi todos los bancos
que reciben las suscripciones existen todava en la actualidad.
86

Aun el papel que desempea la leyenda me parece considerable.


Ejemplos tomados casi al azar en la obra de Julio Verne podran dar
testimonio de ello, es decir, ejemplos conformados por la imagen y el
texto. Pero se puede creer que la leyenda alcanza su objetivo, que es
volver la imagen ms impactante, ya sea fijndola, limitndola por
todas partes, reflexionndola, hacindola sensible a s misma, o
rodendola de un halo, degradndola, desmigajndola y refu-[88]
tndola. Se trata de dos figuras de retrica diferentes pero igualmente
eficaces. All se dice dos veces la misma cosa y aqu se contradice.
Robert Bresson muestra un cura de campaa que moja un pedazo de
pan en su vino y que dice: Me alimento de pan mojado en vino;
Orson Welles en Citizen Kane, Alain Resnais en Muriel, oponen el
discurso al relato hasta el momento en que un recuerdo privilegiado
(un trineo de infancia, la guerra de Argelia), los hace reencontrarse. La
coincidencia de la imagen y de la palabra testimonian la verdad; pero la
separacin hace que la verdad sea ms sensible. Los dos movimientos
se dan constantemente en Julio Verne. Es posible que los mapas
geogrficos, por una parte, los alfabetos secretos, por la otra, respondan a esta doble postulacin. Es un gran momento cuando el juez
Jarriquez descifra la carta criptolgica de La jangada. Comprendemos
as que leyenda quiera decir al mismo tiempo lo que puede ser ledo y
lo que debe ser ledo.
Ren Micha

87

[89]

El sentimiento
del artificio
Hay movimientos en Verne: el proyecto y la aplicacin. Slo se conoce un ejemplo tan perfecto como Verne de un objetivo definido lo
bastante tempranamente como para que el autor no pudiera ser
acusado de perseguirlo despus de haberlo alcanzado. Se trata de
Balzac y de La comedia humana.

El plan
En 1867,1 en la Advertencia del Editor al primer volumen de la coleccin in8 ilustrada de los Viajes extraordinarios. Viajes y

aventuras del capitn Hatteras, Hetzel deca:


Lo que tan frecuentemente se promete, lo que tan pocas veces se da, o sea la
instruccin que divierte, la diversin que instruye, Verne lo prodiga sin retaceo
en cada una de las pginas de sus emocionantes relatos.
Las novelas de Julio Verne han llegado por otra parte en el momento oportuno. Cuando se ve que el pblico apurado corre a las conferencias que se dan en
mil lu-[90]gares de Francia, cuando se ve que al lado de los crticos de arte y de
teatro ha sido necesario conceder lugar en nuestros diarios a los informes de la
Academia de Ciencias, es preciso decir que el arte por el arte no satisface ms a
1

Verne tena entonces en su activo slo cinco volmenes, seis si se agrega Des-

cubrimiento prodigioso, de X. Nagrien, que de todos modos no poda entrar en su plan.

88

nuestra poca, y que ste es el momento en que la ciencia ocupa un sitio dentro
del dominio de la literatura.
(...) Las nuevas obras del seor Verne se agregarn sucesivamente a esta edicin, que tendremos cuidado de tener al da. Las obras aparecidas y las que
tienen que aparecer abarcarn as en su conjunto el plan que se traz el autor
cuando puso como subtitulo a su obra Viajes por los mundos conocidos y

desconocidos. Tiene el propsito, en efecto, de resumir todos los conocimientos


geogrficos, geolgicos, fsicos, astronmicos amasados por la ciencia moderna, y
de rehacer, bajo la forma atrayente y pintoresca que le es propia, la historia del
universo (pg. III).

Se puede proponer objetivo ms claro con mayor claridad? Lo


sorprendente, por lo dems, no es tanto que surgiera un plan como
ste en los albores del tercer tercio del siglo XIX, sino que no haya sido
encarado antes, por ejemplo en el XVIII, en el momento de la Enciclo-

pedia... Existi por cierto la coleccin de los Viajes imaginarios, 36


volmenes de utopas, anticipaciones, cuentos fantsticos y maravillosos, alegoras, compilada por Charles Gamier en 178789, pero es
demasiado dismil para aguantar la comparacin, sin contar con que
rene ms de 70 escritores diferentes y que su objetivo no era el
mismo.
Sin embargo, tres oscuros autores haban visto, al parecer, la posibilidad al menos de lo que Julio Verne concebira y realizara.
Uno, el qumico LouisGuillaume de La Follie (17391780), especialista en colorantes y barnices, escriba en Epstoladedicatoria a los

Sabios* que abra su [91] volumen El Filsofo sin pretensin, o el


*

Eptre ddicatoire aux Savans, en el original. [T.]

89

Hombre raro. Obra fsica, qumica, poltica y moral. Dedicada a los


Sabios.:**
Me condenaris quiz por haber envuelto mis Disertaciones con artificios
histricos. Estas son mis razones. Es muy raro que una Mujer bella vestida
sencillamente excite la curiosidad de quienes estn lejos de ella; pero si esta
Mujer ostenta el brillo de un vestido interesante, se corre hacia ella. Se reconocen
sus encantos. Se habla de ellos. Tal es la ciencia. Cuntos bellos espritus se
habran ligado a ella y habran hecho progresos tiles si se hubiera excitado su
curiosidad. Esta reflexin, Seores, ha guiado mi plan (pgs. 67).

Este es el Plan que a los 36 aos se propona La Follie. Una sola


obra y de las ms importantes puesto que aparece all la primera
astronave elctrica es el nico resultado, porque cinco aos ms
tarde el escritor mora accidentalmente. Si se recuerda que Julio Verne
slo public su propsito a los 39 aos y forzado por su editor, y que
haba escrito el primero de sus viajes extraordinarios a los 35, es decir
a la misma edad que La Follie, y que deba vivir todava 42 aos para
llevarlo a cabo, nos enfrentamos con un lindo problemita puramente
acadmico, evidentemente que se plantea.
Pero un cuarto de siglo despus se anuncia otro precursor del
Plan. Esta vez, el hombre es ms conocido y se encuentran todava
gustadores de su ltimo secreto (Fond du Sac): Flix Nogaret (1740
1831). Este es ms un tcalotodo, clebre entre los adeptos a lo
conjetural por haber retomado la vieja tesis platnica en Conversacio-

nes con una cortesana o La Tierra es un animal (Conversations avec


une courtisane ou la Terre est un Animal, 1795). Pero lo que nos
Le Philosophe sans prtention ou lHomme rare. Ouvrage physique, chymique,
politique et moral. Ddi aux Savans (Paris, Clousier, 1775), en el original. [T.]
**

90

interesa aqu es un escrito muy poco con-[92]jetural, Podalira y Dirf, o

la Corona aspira a la Jarretera (Podalire et Dirph, ou la Couronne tient


la Jarretire, Paris, Louis, an IX, 1801; 2 vol). En el Narrado preparatorio (Narr prparatoire) se lee esto:
Hago que la naturaleza contribuya, le pido prestados sus milagros: de este
modo salgo de los caminos transitados.
(...) Cansado de los hroes de novela, que tienen casi todos la misma fisonoma y caen uno sobre el otro en fila como los capuchinos de los naipes; fatigado
de la magia, de lo demonaco y de una especie de maravilloso que es absurdo, me
he dicho un da: no sera posible crear un personaje que, con la ayuda de las
maravillas de la naturaleza, logre gustar a la clase de lectores que quiere ser

sorprendida, que no goza ms que por sacudidas.? Es difcil pero no importa,


intentmoslo (pgs. XVIIIXX).

Y, ms adelante:
Pero... tenis un objetivo? S, le contest, y le particip mi proyecto de
sustituir, en una novela, las maravillas de la naturaleza a las maravillas de la
imaginacin (pg. XXII).

Una hermosa ambicin para cuya frustracin no se puede invocar


el Destino pues Nogaret vivi treinta anos ms y hubiera podido llegar
a elaborar una obra; pero, ciertamente, el Aristnte francs no era el
ms indicado para hacerlo.
Lemercier, Npomucne Lemercier, lo era ms? No obstante, con
l el enunciado del plan adquiere profundidad y envergadura hasta
prefigurar, de travs desgraciadamente, el moderno punto de vista (de
Stephen Spriel y de Boris Vian) segn el cual la cienciaficcin es una
mitologa moderna. En los largos Alcances generales del Plan y de las
91

Ficciones de la Atlntida (Vues gnrales du Plan et des Fictions de


lAtlantiade) que abren La Atlntida o la [93] teogona newtoniana,

poema en seis cantos (LAtlantiade ou la Thogonie newtonienne,


poeme en six chants, Paris, Pichard, 1812), escribe:
(...) y si se aspira al placer y a la instruccin que la poesa procuraba en su
origen, es preciso, siguiendo el ejemplo de los primeros poetas, contemplar
durante mucho tiempo a la naturaleza entera, y reconstruir sobre ella un edificio
emblemtico totalmente acorde con sus verdaderos fenmenos (pg. XVI).

La idea no es mala en s pero era innecesaria la absurda ocurrencia


de personificar los elementos a la moderna; Lemercier, en ese
camino, disfraza los fenmenos cientficos con nombres propios
increbles: Lamplie es la luz, Phyrophyse el calor, Proballne y Barythe la atraccin y la fuerza centrfuga, Axigre el Polo Norte; no,
verdaderamente...
Hay decididamente otra cosa y no slo el Plan en Julio Verne.

La aplicacin
31 ttulos!, es decir una masa de novelas de anticipacin que se
buscara en vano antes e inmediatamente despus de Verne, son obra
de Jean de la Hire, un autor tan abundante en lo conjetural que es el
primero en superar a Verne en cantidad en ese campo (54 ttulos); esta
obra se abre en 1907 con Le trsor dans labme (El tesoro en el abismo)
y llega a la pieza N 31 en 1930. Entre sus contemporneos tardos. Paul
dIvoi slo ha publicado unos 15 ttulos de anticipacin, Danrit 13 (es
cierto que los cuatro ttulos. La guerra del maana. La invasin negra.
92

La invasin amarilla y La guerra fatal [La guerre de demain, Linvasion


noire, Linvasion jaune y La guerre fatale], valen por 9 volmenes, lo
que hace del capitn dIvoi el competidor directo de Verne; de l hay
que decir tambin que slo ha escrito de 1889 a 1915). En lo que
concierne a los modernos, no es [94] posible ninguna comparacin
pues desde 1926 existe en los Estados Unidos un pblico especializado:
ciertos escritores como Murray Leinster, Jack Williamson, Robert
Moore Williams deben estar sobrepasando de lejos la cantidad producida por Julio Verne. En Francia, donde la fecha de especializacin es
ms cercana (1950) un tal RichardBessire, con 52 libros de ciencia
ficcin, ha publicado en un poco ms de 15 aos (desde setiembre de
1951 precisamente) el equivalente de 25 volmenes de los Viajes
Extraordinarios. Finalmente, entre los predecesores de nuestro
escritor, solamente Tiphaigne de La Roche, con 6 libros conjeturales, y
Restif de la Bretonne, con 5 ttulos en 10 volmenes, pueden ser
considerados como anticipadores a semitiempo.
No habra que olvidarse de mencionar, de una u otra forma, a Edgar Poe, sobre quien Verne escribi en 1863 un ensayo en el Muse des
Familles, y que tiene en su activo una quincena de ttulos que se
pueden juzgar como pertenecientes a lo conjetural novelstico racional
(distinto, pues, de lo fantstico); pero, aparte de las Aventuras de

Arthur Gordon Pym, se trata de relatos bastante cortos.


Esto es lo que concierne a la masa. Y el detalle?
Aqu la cuestin se complica y se diversifica: se trata de saber si
entre los 31 ttulos de anticipacin evocados hay temas que utilizados
por Julio Verne, lo han sido tambin antes que l. El cuadro siguiente
93

pondr en evidencia las filiaciones ms ntidas o, por lo menos, las


posibilidades de filiacin; no podra ser completo ni de una precisin
perfecta teniendo en cuenta que los estudios temticos estn todava en
una etapa rudimentaria. Por otra parte, se plantear el problema de
saber si Julio Verne conoca o no las obras susceptibles de haberlo
inspirado pero, en fin, cuando haya precedencia convendr indicarla.
[95]

1863

Cinco semanas en globo


1) globo dirigible

1) mucha literatura desde Mongolfier

2) exploracin geogrfica en frica 2) DAMBEBGER (Ch. F.) [seudo]: Viaje

por el interior del frica...,1801

1864

Viaje de centro de la Tierra


1) HOLBERG: Viaje subterrneo de

1) viaje subterrneo

Nicols Klim, 1741


2) BOTTARD: Pars antes que los

2) mundo prehistrico

nombres, 1861
3) fsiles vivientes hombres 3) ideas originales
terciarios

94

1865

De la Tierra a la Luna
1) viaje astronutico

1) mucha literatura desde el siglo II


(Luciano de SAMOSATA: Historia

verdadera)
2) MCDERMOT: A Trip to the

2) obuses y caones

Moon... 1728 (utilizado de la Luna a


la Tierra)
3) CYRANO DE BERGERAC: Historia

3) cohetes rectificados

cmica de los Estados e Imperios


de la Luna (no es el medio definitivo para alcanzar la Luna)
4) satelizacin alrededor de la
Luna (v. 1870)

4) idea original (sin embargo,


Gonzlez, el hroe de The man in

the Moon de GODWIN, haba sido


satelizado desde 1638)
[96]

[96]
1866

Los ingleses en el Polo Norte. El


desierto de hielo. En 1 vol.: Viajes
y aventuras del capitn Hatteras
descubrimiento del Polo Norte

TYSSOT

DE

PATOT: La vida, las

aventuras, y el viaje de Groenlandia del Reverendo Padre Cordelier


Pierre de Msange...,1720

95

1867

X. NAGBIEN: Prodigioso descubri-

miento. ..
1) SWIFT: Viales de Gulliver,

1) antigravedad

3parte (1726)
2) aparato volante individual

2) RESTIF

DE LA BRETONNE: El

descubrimiento austral... 1781 (o


Henry de Kock: Los hombres

volantes, 1864)
1870

Alrededor de la Luna
1) ver 1865: De la Tierra a la Luna

1) vase 1865

2) satelizacin alrededor de la

2) idea original (The Brick Moon,

Luna (v. 1865)

de Hale, novela del primer satlite


artificial terrestre, apareci en
Norteamrica de octubre a diciembre de 1869)

3) cohetes para romper la sateliza- 3) vase 1865


cin y volver a la Tierra
1870

Veinte mil leguas de viaje submarino


1) submarino

1) GAUTTER: Las dos estrellas, 1848

[97]

[97]

2) viaje submarino

2) ROGER (Arstides) [Dr. RENGADE]:

Aventuras extraordinarias del


sabio Trinitus, 1867 (convertido en
Viaje bajo las olas en 1868)
3) mucha literatura desde Npo-

3) Atlntida

mucne Lemercier: La Atlntida,


1812
96

1871

Una ciudad flotante


HUGO: Mar adentro (en La leyenda

navo gigantesco

de los siglos, 1859)


1872

Una fantasa del doctor Ox (convertida en El doctor Ox en el


volumen)

1875

oxgeno comprimido que provoca

POE: Conversacin entre Eiros y

una locura pasajera

Charmion,1839

La isla misteriosa
1) reconstitucin de la civilizacin

1) CASANOVA: Icosameron... 1788

tcnica

reconstitucin parecida sobre la


corteza interior de la Tierra)

2) submarino (ver 1870): Veinte

2) vase 1870

mil leguas de viaje submarino


1875

Una ciudad ideal (lectura hecha en


la Academia de Amiens con el
ttulo de Amiens en el ao 2000)
utopa urbanista

Todas las descripciones de ciudades imaginarias donde el urba-

[98]

nismo est extrapola-[98]do,


comenzando por La ciudad del Sol,
de Campanella (1623) o, aun,
Platn

97

1877

Hctor Servadac
numerosos fragmentos de la

Idea original

Tierra se pegan a un cometa y


hacen con l una recorrida por el
sistema solar
1879

Los quinientos millones de la Begum


1) vase 1865: De la Tierra a la

1) can gigantesco

Luna (Verne se ha inspirado en s


mismo)
2) satelizacin del obs

2) vase tambin 1865

3) utopa de CiudadFrancia

3) muy numerosas utopas precedentes

1879

Las tributaciones de un chino en


China
fongrafo perfeccionado mediante Las esponjascartas de SOREL En
el cual se enva correspondencia

sus Gacetas pardicas de 1632,

(episdico)

retomadas en la Seleccin de Sercy


de 1644, imitadas por CIRANO DE
BERGERAC en los Estados e Impe-

rios de la Luna
1879-80 La casa a vapor
La imitacin de Noname (Luis

automvil en caravana

Senarens): Frank Reade and his

Steam Wonder (1879) que propone


Sam MOSKOWITZ (Explorers of the
[99]

Infinite) es posible [99]

98

1885

Mathias Sandorf
1) vase 1870: Veinte mil leguas de

1) los elctricos

viaje submarino
2) mucha literatura desde el siglo

2) sugestin magntica

XVIII

1886

Robur el conquistador
Inspirado por Noname: Frank

helicptero

Reade, Jr; and his AirShip; Frank


Reade, Jr., in the Clouds; y Frank
Reade, Jr., with his AirShip in
Africa (antes de 1884), segn
MOSKOWITZ
1887

Gil Braltar (relato, apud El camino


de Francia)
hombre mono

SERIMAN (Zaccaria): Viaggi di

Enrico
Wanton alle Terre Incognite
Australi, ed al Paese delle Scimie,
1749 Carta de un mono, apud El

descubrimiento austral, de RESTIF


DE LA BRETONNE, 1781

o, ms

probablemente, BALZAC: Viaje de

Pars a Java... 1832

99

1889

1889

Sans dessus dessous


proyecto de hacer balancear la

Vase 1865: De la Tierra a la Luna

Tierra sobre su eje tirando con un

y 1879: Los quinientos millones de

can gigantesco

la Begum

En el ao 2889 (relato en The


Forum; en vol.: La [100] jornada

[100]

de un periodista americano en
2889)
la vida familiar anticipada

Esto, caso excepcional en Verne,


parece ser una pura copia de
ROBIDA: El siglo veinte (1883)

1892

El castillo de los Crpatos


Vase 1889: In the year 2889

cine o televisin

(misma influencia de ROBIDA de


quien haba aparecido, entre tanto.

La vida elctrica, 1891 92


1895

La isla de hlice
1) isla artificial apoyada sobre

1) una isla volante del mismo

arcones, mvil, llevando una

aspecto aparece en El rub del

ciudad

Gran Lama, de Andr LAURIE, en


1892

2) msica extrapolada (ver MARCEL 2) BERLIOZ: Eufona, o la ciudad


musical (en Las veladas de la
MORE: Nuevas exploraciones de

orquesta, 1853) o BALZAC: Gamba-

Julio Verne)

ra, 1837

100

Face au drapeau

1896*
(1894)

explosivo muy poderoso

Explosivo muy poderoso en LE


FAURE: Muerte a los ingleses!
(1892)

La esfinge de los hielos

1897

viaje al Polo Sur

Continuacin y resolucin confesadas de Las aventuras ex[101]traordinarias de Arthur

[101]

Gordon Pym, de Poe (1838)


La aldea area

1901

1) un pueblo de hombresmono

1) vase 1887: Gil Braltar

(el anillo perdido)


2) mundo perdido

2) a la vez el mundo perdido de

Viaje al centro de la Tierra (ver


1864) y la obra de ROSNY Ain

A partir de aqu, se conoce aproximadamente, gracias a las cartas de Verne a

Mario Turiello, las fechas de composicin de las obras (Verne estaba adelantado en
relacin con su programa de publicacin); esas fechas estn indicadas entre parntesis)

101

1904
(antes
de)

El dueo del mundo


1) continuacin y fin de Robur el

1) vase 1886: Robur el conquista-

conquistador (ver 1886)

dor

2) vehculo tetrava (aire, tierra,

2) JACOLLIOT: Los devoradores de

sobre y bajo el agua)

fuego (1887): el Remember y el


Swan de Jacolliot son prototipos
suficientemente precisos y accesibles del Terror de Verne, sin que
sea necesario apelar a NONAME
[Luis SENABENS]: Over the South

Tole; or Jack Wrights Search for a


lost Explorer wtth his Fiying Boat
(1896), que propone MESKOWTTZ
1905
(antes
de
1899)
1908
(antes
de
1902)

La invasin del mar


?

reconstitucin del mar del


Sahara

La caza del meteoro


astro teleguiado

BOUSSENARD: Los secretos del seor

[102]

Sntesis (188889): proyecto [102]


de utilizacin de la Tierra misma
como vehculo astronutico; o
mejor ROBIDA: El siglo veinte
(1883) donde se atrae a la Luna
muy cerca para alcanzarla ms
cmodamente y explorarla; o
tambin LAURIE: Los exilados de

Tierra (1887)
102

1910

El secreto de Wilhelm Storttz

(1902)

invisibilidad

1910

El eterno Adn (en la recopilacin

(antes

Ayer y maana)

de
1905)

WELLS: El hombre invisible (1901)

1) cataclismo, salvados, renaci-

1) GRAINVILLE: El ltimo hombre,

miento de la civilizacin

1805; o REYDUSSUEIL: El fin del

mundo (1830); y El mundo nuevo


(1831); o, mejor todava, NODIER:

Hurlubleu (1833)
2) redescubrimiento, en el porve-

2) METTAIS: El ao 5865, o Pars

nir, de nuestra civilizacin

dentro de cuatro mil aos (1865) o,


mejor, FRANKLIN (Alfred): Las

ruinas de Pars en 4875 (1875)


3) LEMERCIER (Npomucne): La

3) Atlntida

Atlntida, 1812, y mucha literatura. Vase 1870: Veinte mil leguas

de viaje submarino
1910
(1903)

La sorprendente aventura de la
misin Barsac [103]

[103]

1) ciudad cientfica secreta

1) en parte Stahlstadt de Los

quinientos millones de la Begum


(vase 1879); tal vez Ignis, de
Didier de CHOUSY (1883)
2) sabio ms o menos loco

2) vase 1904: Seor del mundo

103

Nota: En este cuadro se ha hecho abstraccin de la realidad, pero va de suyo que


tanto en Julio Verne como en los otros anticipadores, la realidad ha sido tambin
una inspiradora y, a menudo, muy preponderante; para no tomar mas que un
ejemplo, es casi seguro que hacia fines de 1877 el episodio Charles Cros/Edison, a
propsito del fongrafo, ha sido un inspirador ms directo del episodio de

Tribulaciones de un chino en China que las esponjas parlantes de Charles Sorel.

El sentimiento del artificio


Qu conclusin se puede sacar de lo que precede? En detalle, Julio
Verne no aparece como muy original; ya se saba esto, ahora lo sabremos un poco ms precisamente. Subsiste en hecho de que la masa de
anticipaciones vernianas tiene como nica importancia que representa
un objetivo alcanzado, un programa cumplido: instaurar el sentimiento
del artificio. No por cierto, que ste reemplace (o quiera reemplazar) al
sentimiento de la naturaleza; por lo dems, se sabe que la naturaleza es
omnipresente en Verne, aun en Stahlstadt, aun en La isla a hlice
donde est reconstituida.
Se trataba sin duda de agregar una dimensin al universo humano,
el de su propia creacin; o, ms exactamente, porque el artificio estaba
ya presente, se trataba de reconocerlo francamente como tal e integrarlo en el cuadro.
Nuestro mundo tiene, a partir de ah, una profundidad que no tena antes.
Pierre Versins

104

[105]

El tema del Gran Norte


Curiosamente, los libros de Julio Verne llaman la atencin acerca
de la importancia del Gran Norte en un porvenir bastante cercano.
Despiertan nuestro inters en torno de la relacin csmica y humana
que existe entre el Oeste y el Este en el hemisferio boreal.
Este amplio movimiento espacial, propio de los libros de Julio
Verne, nos hace meditar sobre el mapa del Universo. Por ello, se nos
ocurre especialmente la idea de aislar cierta zona del mundo, el sitio en
que Asia y Amrica, por ejemplo, en su punto ms extremo, se encuentran separados solamente por el Estrecho de Behring y por algunas
bahas. Nos da la impresin de que deberamos estar singularmente
asediados por ese Gran Norte al leer y pensar en Julio Verne, que ha
aludido a eso muchas veces. No era acaso Verne, por otra parte, amigo
de Edison, cuyo orbe vital fue el Norte de los Estados Unidos? Pero no
solamente el orbe vital diramos: Edison tambin conoci cierto clima
que sus descubrimientos e invenciones haban suscitado a su alrededor
y que actuaba a su vez sobre l y lo modelaba precisamente en el
sentido de un genio poticocientfico septentrional, cosa que Villiers
haba percibido bien al escribir su Eva futura, donde interviene Edison.
Sea como fuere, ese Gran Norte fue, desde los comienzos de la segunda mitad del siglo XIX, un dato [106] verniano. Haba mediumnidad, videncia en Julio Verne. Y actualmente, no se nos aparece acaso
105

ese Gran Norte como uno de los puntos sensibles del planeta? El punto
en el que justamente parece haberse formado, cristalizado, en forma
absolutamente repentina, un gran estado de equilibrio nutrido de vida,
de sutil tensin magntica, despus que Rusia y los Estados Unidos
manifestaron, de manera ciertamente un poco oculta, su deseo y su
preocupacin por hacer cesar entre ambas una oposicin que muchas
veces se mostr a punto de ser mortal, y ello a pesar de todas las
divergencias de opiniones o de intereses que estn puestos en juego.
Y no hay tambin una brusca maduracin del destino de los tres
estados que forman el Gran Norte? Despus de tanto suspenso dramtico, no vemos que los vecinos, antao hostiles, estn hoy en secreta
conexin? Rusia enfrentando a Amrica por su Norte y por su Oriente
siberiano, Amrica respondindole por los extraos recortes de su
Alaska, que por otra parte perteneci a Rusia hasta los aos 60 del otro
siglo, y el Canad, especie de reserva de la raza blanca, extendiendo
inmensamente sus tierras bajas y heladas hacia el Septentrin.
Sentimos, gracias a la lectura de Julio Verne, que el Polo Norte es
verdaderamente el Polo activo de la Tierra. Su accin cesa en el Ecuador Terrestre. Ms all del Ecuador, es el Polo Sur quien ejerce su influencia, pero la vida es casi nula alrededor de este Polo, y desrtica en
una superficie ms importante que la del Polo Norte.
Digamos, de una manera general, que una relectura de Julio Verne
nos vuelve a poner en comunicacin con muchos puntos de la geografa y la historia del mundo un tanto ocultos en el corazn mismo de
una geografa y de una historia ostensibles. El Universo se nos sensibiliza en el interior de un pasado que esclarece nuestro presente del cual,
106

de otro modo, slo percibiramos el tufo de la actualizacin. [107]


Del mismo modo, Julio Verne repara en muchas otras zonas del
mundo; a este respecto hay que pensar en los Viajes extraordinarios.
Est Australia, Nueva Zelandia, Amrica del Sud y el universo de los
pjaros. Adems hay que pensar en los viajes llevados a cabo por Julio
Verne mismo, en el prestigio del laberinto que se reencuentra a veces
en su obra, all donde aborda el misterio del centro de la Tierra.
Julio Verne nos hace pensar tambin en las auroras boreales de arco blanco. Nos ha comunicado una visin del universo que tiene toda
la evidencia de la realidad sensible, a veces con esa emocin que nos
invade si nos describe, por ejemplo, la erupcin de ese volcn de
Alaska que vela y oscurece el brillo del sol por la espesura de las
cenizas proyectadas al cielo y que modifican durante un mes el clima
vital de esta vasta regin plena de signos relativos (un dato ms) a
problemas fundamentales que conciernen al Gran Norte.
Se dir quiz que Julio Verne ha manifestado la geografa del
mundo. Su imaginacin creadora asume las formas y los colores de la
realidad visible. Nos ha marcado las grandes divisiones del mundo.
Nos ha enseado a pensar, finalmente, que las grandes razas tienen su
misteriosa complementacin, y que les es propio conocerse en ese
sentido profundo de s mismas.
Marcel Lecomte

107

[109]

Los nufragos de
la tierra
En la poca en que la aceleracin de la vida conduce a la simplificacin del pensamiento, a la rapidez de las clasificaciones, a la generalizacin de los juicios, Julio Verne es consagrado sin reticencias como
el padre de la Ciencia Ficcin.
Desde un punto de vista cronolgico, esta afirmacin generosa es
inexacta. En su Cronobibliografa de las utopas, que la Gestapo ha
condenado a seguir siendo un esbozo, Rrgis Messac ha enumerado de
1502 a 1863 (fecha de la aparicin de Cinco semanas en globo) 227
libros de anticipacin. Esa cifra ser ciertamente sobrepasada cuando
aparezca el monumental recuento emprendido desde hace muchos
aos. Pero si no es el precursor nico y sublime de la ciencia ficcin,
Julio Verne ha ocupado sin embargo un lugar importante en su gnesis. Intentar situarlo es tambin investigar por qu su imponente
estatura ha ocultado a escritores cuya imaginacin se ha revelado con
frecuencia ms sorprendente que la suya.
De los variados polos que imantan la cienciaficcin moderna
(ecuacin espaciotiempo, universos paralelos, viaje en el tiempo y su
consecuencia extrema, la paradoja temporal, promocin del reino
mineral o vegetal, promocin de ciertas especies animales: perro,
insectos..., definicin de una nueva cosmogona, mutantes, robots,
108

monstruos, humanoides) [110] ninguno lo ha atrado. Podra figurar


entre los humanoides el pitecntropo que aparece en La aldea area
pero su paternidad debe ser ubicada menos en el novelista que en los
tericos de la evolucin de las especies. De todos los monstruos
hallados por Lidenbrock durante su Viaje al centro de la Tierra ninguno est descrito en una paleontologa.
Una comparacin entre Julio Verne y los autores que figuran en el
ndice de las revistas Fiction et Galaxie o en el de las colecciones Le

Rayn Fantastique, Prsence du Futur, Lumires Interdices.: J. L.


Borges, Bradbury, Carel Kapek, Lovecraft, Poul Anderson, Sturgeon,
Clifford Simak, Frederik Brown, Pierre Versins, Rene Barjavel, Topor,
Jacques Sternberg, Claude Veillot, Richard Matheson, Isaac Asimov o
Van Vogt, no sera provechosa adems de evidenciarse imposible.
Un abismo menos insondable en apariencia separa su obra de
la de sus imitadores, contemporneos o posteriores: Albert Robida,
Andr Laurie, Georges Le Faure, Paul dIvoi, J. H. Rosny, Gustave Le
Rouge, Jack London, Arthur Conan Doyle, Edgar Rice Burroughs,
Gastn Leroux... A veces a continuacin, a menudo precedindolos,
Julio Verne se ha cruzado con ellos en la exploracin de los mundos
submarino y subterrneo; en la cabecera de la civilizacin agonizante;
en la invencin de armas nuevas o de medios de navegacin; en la
evocacin de la invisibilidad. Pero en cuanto a un espacio de concepcin operstica, los ha seguido de bastante lejos, rozando solamente
su aspecto pacfico: la exploracin de la galaxia. En cuanto a su aspecto
agresivo la guerra interplanetaria le ha dejado a Wells la tarea
exclusiva de trazar su desarrollo apocalptico y su desenlace absurdo.
109

Tampoco emprendi la exploracin de los microuniversos, estimados


por Gulliver ... y por Tarzn!
El cielo es el camino ideal por medio del cual los soadores de todas las pocas se han evadido de la [111] realidad. Los misterios del
espacio, las perspectivas del infinito sedujeron la imaginacin de todos
los pioneros de la cienciaficcin alimentando el tema del espacio
operstico al cual se limit durante mucho tiempo esta nueva literatura.
Los variados encantos del espacio operstico parecen haber dejado
indiferente a Julio Verne, lase impotente, hasta tal punto fue tmido al
empujar la puerta del cielo en tres de sus libros: Hctor Servadac, De la

Tierra a la Luna, Alrededor de la Luna.


Los hroes del primero recorren el sistema solar observando los
planetas de lejos, como con temor a los encuentros desagradables. El
segundo describe la preparacin de un viaje en direccin a nuestro
satlite y el tercero contiene la explicacin del fracaso. Ha gastado
mucho papel para no decir nada. Es preferible no considerar De la

Tierra a la Luna y Alrededor de la Luna como relatos de anticipacin,


so pena de sumergir a los lectores en la clera o la tristeza. El argumento de esos dos libros no aguanta la comparacin con la obra maestra de
Wells y sera an inferior a Exilados de la Tierra (1888) del sin embargo
modesto Andr Laurie.
Pero si nos limitamos a ver en la epopeya fracasada de Barbicane y
de Ardan una fantasa, una amable stira, nada permite afirmar que
sea superior a la odisea de Cyrano de Bergerac y otros precursores.
Julio Verne haba impuesto a su imaginacin lmites estrechos: no
quera imaginar nada que no pudiera realizarse alguna vez, de acuerdo
110

con las posibilidades de la ciencia de su poca. Ahora bien, como sta


no ofreca al novelista ninguna base sobre la cual sostener una intriga
situada en la Luna, reculando ante lo desconocido, se refugi en la
farsa. Edgar Poe no estaba mejor informado cuando en 1835 narr la

Aventura sin igual de cierto Hans Pfaal, pero sin renunciar a la verosimilitud cientfica, y con igual dosis de humor, transport a su hroe a
la Luna, y mediante un eplogo de ingeniosa ambi-[112]gedad, logr
sembrar la duda en el espritu del lector en cuanto a la realidad de la
ascensin del zapatero de Rotterdam. Ms audaces todava, G. Le Faure
y H. Graffigny han mostrado, desde 1889, al hroe de Aventuras de un

sabio ruso marchando en el espacio, como acaba de hacerlo otro sabio


ruso. Y muy pronto H. G. Wells (Los primeros hombres en la Luna,
1901), Gustave Le Rouge (Le prisionnier de la plante Mars El
prisionero del planeta Marte, 1908), Edgar Rice Burroughs (El conquistador del planeta Marte, 1912), J. H. Rosny Ain (Les navigateurs de
lInfini Los navegantes del infinito, 1927) van a lanzarse en ese
infinito que Julio Verne sinti demasiado grande para l. Gracias a
ellos, el espacio operstico se tornar una pera del espacio, del cual
ellos sern los chantres.
H. G. Wells ha resuelto a la vez el problema del carburante y el de
la propulsin, recubriendo la esfera de Cavor de postigos mviles
enduidos con una sustancia la cavorita que escapa a la gravedad.
Sin dar muestra de un gran rigor cientfico, pero al menos fiel a una
cierta lgica potica, la intriga de Primeros hombres en la Luna de
ningn modo contradice la observacin telescpica del astro muerto.
Su superficie, segn los astrnomos, est vedada para la vida pero nada
se ha dicho acerca de que la vida sea imposible en el interior. Por esta
111

razn la accin se sita en la Luna y no sobre la Luna.1


Ya apoyndose en los datos cientficos, ya manejando con habilidad sus lagunas, ha mostrado ms genio y bro que Verne. Su novela,
ms estructurada, deja surgir un encanto melanclico. El autor, con el
objeto de conducir una incurable tensin dramtica, separa a los dos
hroes, llevando a uno a nuestro planeta y dejando al otro en manos de
los selenitas pero libre de enviar a la Tierra seales que se interrumpen
bruscamente. La ambigedad con que ter-[113]mina el libro permite
que el lector lo prolongue mediante su propia ensoacin.
Socialista convencido, Wells ha proyectado a la Luna sus preocupaciones terrestres. Los selenitas, hombres insectos (humanoides se
dira en la actualidad), muestran un elevado grado de cultura, una
comunidad jerarquizada y su sistema econmico comparable al
nuestro, ya que la agricultura y la industria se completan mediante
sectores terciarios. Pero entre los selenitas y los hombres la comunicacin es tan imposible como entre el Capitalismo y el Socialismo: una
eleccin desgarradora y necesaria.
Tan notable por sus alcances de comunicacin cientfica como por
su inspiracin ideolgica, este relato no excluye ni la emocin potica
ni el salario fabuloso que merece la aventura: el oro. El oro de la Luna
que Bedford trae a la Tierra y que inspir ms tarde a Fritz Lang una de
las obras maestras del cine mudo.
Pobre y generoso, preocupado por la qumica culinaria, goloso de
necromancia, familiarizado con las mandrgoras, amigo de los utopis1

Citado por J. J. Bridenne, De Jules Verne Wells, Fiction, n 7, junio de 1954.

112

tas pero adversario irreductible de los hipnotizadores, Gustave Le


Rouge ha escrito en dos volmenes (El prisionero del planeta Marte, La

guerra de los vampiros, 1908), un extrao libro,2 angustiado, desgarrante, cruel. Se encuentran en l ecos lejanos de los trgicos acentos
de Maldoror. Como en su obra precedente La conspiration des milliar-

daires (La conspiracin de los millonarios, 1899), es el ocultismo el que


da el tono a la anticipacin.3
Subordinando la ciencia a lo maravilloso, Le Rouge utiliza la voluntad reunida de todos los fakires de la India multiplicada por un
condensador psquico[114] para enviar a Robert Darvel a un planeta
Marte poblado de vampiros y de espritus malignos que se arriesgan a
veces a hacer incursiones sobre la Tierra. En ese mundo tenebroso y
hostil, el hroe lleva una existencia de tono bblico. Al excederse en su
evangelismo, los vampiros lo devuelven a la Tierra en un proyectil
propulsado por una erupcin volcnica. En este medio de locomocin
reside sin duda la nica afinidad que hay entre la obra inquieta y
atormentada de Le Rouge y la serenidad a veces beata que reina en los
Viajes extraordinarios.
Edgar Rice Burroughs, clebre demasiado clebre por haber
inventado a Tarzn, y desconocido demasiado desconocido como
pionero de la ciencia ficcin, ha explorado la Luna. Pero tambin
Venus. Y sobre todo Marte, planeta que le inspir un ciclo de once
volmenes, cuyo hroe, John Carter, segn la bella definicin de Edgar
2

Apareci en 1966 editado por Le Gadenet.

Blaise Cendrars ha consagrado cerca de la mitad de LHomme foudroy a un cu-

rioso retrato de Le Rouge.

113

Morin, protagoniza un verdadero western interplanetario. No podra


decrselo mejor: el western es el rostro moderno con que se ha revestido la caballeresca medieval. Escoltado por monstruos bienhechores y
monstruos malhechores, enamorado de princesas difanas y lejanas,
forjando ejrcitos, desafiando los Dioses de Marte, luchando con su
espada en duelos sublimes, John Carter, envuelto en prpura, revive
una Edad Media ms cercana a la bsqueda del Grial y del Roman de la

Rose que de las pacientes reconstrucciones de Jospeh Bdier o de


Gastn Pars.
Un prlogo, por lo menos curioso, inaugura esta cruzada csmica
en El conquistador del planeta Marte (1912). En 1865, en el corazn de la
guerra de Secesin, el capitn Carter, arrinconado por los Apaches, se
les escapa refugindose en una gruta que ellos creen visitada por los
espritus. Y de hecho, el fugado, vctima de una inexplicable catalepsia,
asiste a la desencarnacin de su alma que, apenas liberada, se lanza al
espacio y termina fijndose en Marte. Al final de este primer episodio, la
psiquis de Carter recupera su envoltura terrestre y su planeta de [115]
origen a consecuencia de la explosin de la atmsfera marciana.
Estas constantes referencias al ocultismo en la literatura de imaginacin, atestiguan que muchos intelectuales de fines del siglo XIX y
comienzos del XX haban adherido al credo espiritista; escritores:
Victor Hugo, Rider Haggard, Conan Doyle; y aun hombres de ciencia:
Camille Flammarion, el profesor Richet.
En los confines de la literatura de anticipacin y de la ciencia
ficcin moderna, Rosny An ha compuesto con Los navegantes del

infinito (1927) un poema en forma de novela acompasado por el dolor


114

y la esperanza, en el que la ciencia slo interviene en forma de detalles


accesorios. Cierra el broche descrito con la tcnica de exposicin y
descripcin del viaje interplanetario. Segn Rosny, los relatos no
tendrn ms el peso de esas interminables enumeraciones, como del
contenido de los frascos de farmacia, de las provisiones, las municiones, los llantos y las desdichas relativas al financiamiento y luego a la
construccin del navo, y otras precisiones ociosas a las que Wells
consagraba captulos y Verne un volumen.
De tono alerta y de estilo fluido, la historia comenzada mientras el
viaje del Stellarum se est realizando termina aun antes de que se
emprenda el regreso. A partir de ah, slo queda lo esencial: la exploracin de lo desconocido, la incursin en lo extrao, la tentativa de
acercamiento de esos seres que tienen el aspecto apaciguante de las
viejas encimas, inmensas y suaves, rodeadas de chispas y de antenas
temblorosas; pobres seres en busca de una fraternidad que los hombres
de la Tierra van a arrancar al dominio de una raza brbara. Entre uno
de los terrqueos y una de sus mujeres se esboza una perspectiva de
amores, en una atmsfera de clarooscuro, de fosforescencias, de
perfumes raros, de noches azules, de confidencias y de suspiros
intercambiados sobre bloques de piedra secular, a la luz de un resplandor de agua marina. [116]
Wells, Le Rouge, Burroughs, Rosny ceden a un lirismo afiebrado
que Verne ignora aunque se pliegue a una evocacin potica de la
naturaleza. Es fcil medir lo que lo separa de ellos. Porque si por un
lado se veda el lirismo, aborrece todava ms del delirio al cual ellos se
abandonan en sus divagaciones de lo imaginario. Renunciando a ser
115

crebles y a convencer, tratan de sorprender y hacer soar. Liberados


del Carcan de la ciencia son, segn la expresin de Lamartine, nufragos de la Tierra y nufragos voluntarios, evadidos de esta buena vieja
Tierra, a la cual Julio Verne permanece encadenado por el positivismo,
el racionalismo y la cadena de la vulgarizacin cientfica.
Decepcionado en la conquista del cielo, Verne, por suerte, se ha
superado en la exploracin del mundo submarino. Veinte mil leguas de

viaje submarino sigue siendo un monumento que el tiempo no ha


logrado daar.
No pudiendo alterar la admiracin del lector, el tiempo ha hecho
variar los motivos de su admiracin. El esplendor del mundo submarino se ha esfumado un poco pues se ha tornado familiar. La fauna y la
flora entrevistas a travs de los ojos de buey por Ned Land y Arronax
difieren poco de la imagen registrada durante expediciones ms
modestas por las cmaras del comandante Cousteau. El inters que
durante mucho tiempo se centr en las extraordinarias propiedades del
navo se ha trasferido en adelante al conductor, hoy que el Nautilus ha
cumplido su destino.

Veinte mil leguas de viaje submarino es, de todos los libros de Julio
Verne, uno de los que conserva ciertamente ms ntegro su encanto.
Pero lo debe menos a lo maravilloso cientfico ya perimido o menos
perceptible por el pblico actual que a la presencia de ciertos elementos tomados en prstamo del melodrama o de la fbula. Y, para empezar, Nemo, el proscripto, el sublevado solitario cuya capa de

116

[117]

... aventuras marcadas por una agradable fantasa


(pgina 131).
117

[118] misterio disimula una identidad principesca y una pesadumbre


tenebrosa. Adems, las escenas en las que el silencio decuplica la
emocin: la cada lenta y vertical del navo hundido, el cortejo fnebre
de los buzos, el peregrinaje por la tumba de los barcos muertos.
Igual que Nemo, la muerte, por sus pompas y sus ritos, llega a trocar escenas triviales en ceremonias grandiosas. Y, sin embargo, no es
Nemo ms poderoso que ella? No ha llegado a arrancar del olvido que
la muerte procura a las ruinas de la Atlntida?
Otros no se habran limitado, en el lugar de Verne, a un paseo por
los escombros de este continente mtico; sin duda habran preferido un
fragmento todava poblado en algn sitio bajo el ocano. Pero esta simple mencin de la Atlntida representa, por lo menos, el ataque ms
amable que haya hecho nunca a un positivismo feroz. Les corresponder a otros desmontar y explotar el vasto dominio submarino que haba
abierto a la imaginacin. As Gastn Leroux deba completarle la
decoracin por medio de las fortalezas y fbricas sumergidas del

Capitn Hyx, gran pera a la que le agreg algunos coros ms trgicos


todava: llora el mar, gime y se estremece con el ruido de La batalla
invisible que en sus profundidades libran dos ejrcitos. Aqu, Julio
Verne, a pesar de los bros de Leroux, sigue siendo dueo del terreno, y
el pirata Hyx no alcanza la estatura del justiciero sin nombre, prisionero de sus aflicciones y desgarrado por la ilegalidad de su accin y el
sentido del deber.
Desde Orfeo descendiendo a los infiernos hasta la travesa de la
madriguera por Alicia, el interior de la tierra no ha dejado de excitar la
curiosidad de los espritus fuertes. El profesor Lidenbrock ha sido pre118

cedido en el mundo subterrneo por Nicols Klim en 1741, por Hrcules en una fecha indeterminada y, por supuesto, por Ame Saknussem.
Entre sus sucesores, una personalidad inesperada: Tarzn. Tarzn, o
mejor dicho John Clayton, Lord Greystoke, llegado [119] en 1930 para
restablecer el orden en Pellucidar, mundo cncavo que David Innes,
otro hroe de Burroughs, haba descubierto en El corazn de la Tierra
(1923).4
Al contrario de Lidenbrock que, guiado por una pura curiosidad
cientfica, haba preparado largamente su Viaje al centro de la Tierra, el
ingeniero Innes es arrastrado a la aventura a su pesar: resorte dramtico hbilmente conducido. El topo mecnico, aparato de su invencin destinado a horadar los pozos, se desenfrena durante el curso de
una experiencia, agujerea la epidermis terrestre y precipita a su pasajero en un mundo interior y de aspecto cncavo, pues la Tierra es una
bola totalmente hueca.
Pellucidar se parece mucho al universo pico ya proyectado por
Burroughs en el cosmos. Sus pueblos coexisten en una sangrienta
anarqua. Cediendo a su obsesin por las aberraciones biolgicas, el
autor crea una fauna en la que los animales venidos de la prehistoria
alternan con otros nacidos de su imaginacin. De este modo, se puede
ver que el hroe logra no sin peripecias la domesticacin del ancestro del perro.
En el mundo cncavo, el hombre es un esclavo, la bestia de carga,
el cobayo de una raza de dragones alados que, en vas de extinguirse,
4

Apareci en noviembre de 1966 en el Club del Libro de Anticipacin.

119

slo sobrevive al precio de atroces experiencias cientficas. El gusto


inherente a todo americano de poner orden en los asuntos de los otros,
y su amor por una princesa cautiva y destinada a la viviseccin, le
muestran a David Innes un destino exaltado. Confederar a esos desdichados pueblos contra sus opresores, apoderarse del secreto que les
permite a stos sobrevivir, introducir la civilizacin moderna en el
mundo entero, purgarlo de esos monstruos. Siete volmenes y... la
ayuda de Tarzn sern necesarios para el cumplimiento de tal programa. Durante largos aos el simple hilo de cobre [120] de un telgrafo
que llega a un palmeral del Sahara, unir el mundo cncavo al mundo
convexo informando a los amigos de David Innes de la evolucin de su
epopeya.
Epopeya directamente inspirada por el Viaje al centro de la Tierra
pero que lo reduce con ingratitud a las dimensiones de una exploracin
espeleolgica. Lo que decepciona, lo que aflige en la aventura de
Lidenbrock, es la desproporcin entre la masa de peligros y de dificultades a vencer y la pobreza del resultado. Como en Veinte mil leguas de

viaje submarino, pero con menos fortuna, Julio Verne se queda a mitad
de camino entre el mundo de los sueos y el mundo del que no se
atreve a evadirse.
A falta de la anticipacin, cuya fascinacin restringe la obra de Burroughs, es sobre el misterio que, gracias a un suspenso sostenido
hasta la famosa erupcin volcnica, se va a apoyar el esfuerzo por
mantener el inters del lector. Es Saknussem un mistificador, como
permite suponerlo el criptograma inicial? Ha ido tan lejos como lo
pretende? No va a surgir de las tinieblas para impedir a los dos intru120

sos el ingreso en su imperio inviolado? Pero el anciano sabio y su


sobrino no comparten la tragedia ntima del capitn Nemo, y resultan
privados as del romanticismo doloroso que habra podido dar a su
aventura los acentos desesperados que son con frecuencia los ms
bellos.
La agona de la Tierra comparte con el espacio operstico el favor
de los viejos autores de cienciaficcin. Evocarla es mostrar el fracaso,
la impotencia, la decadencia, la fe perdida. Son otras tantas obsesiones
negativas, extraas a la obra de J. Verne. Por eso, no nos causa asombro que su hijo haya hecho preceder la publicacin pstuma de El

eterno Adn (1910) por una advertencia respecto de ... las conclusiones acentuadamente pesimistas, contrarias al orgulloso optimismo que anima los Viajes extraordinarios. Este libro inesperado y
rechinante sorprende [121] por una lucidez que deja de otorgar una
confianza ciega a la Providencia y a sus decretos. Ofrece una visin
menos serena que el Diario de un periodista en 2889.
Lejano en la marcha de los tiempos, el globo est recubierto por un
vasto ocano que rodea la nica tierra habitada, que es una isla: el
Imperio de los Cuatro Mares. Al cabo de siglos de lentos progresos, sus
sacerdotes y gobernantes han logrado culminar en un estadio medieval
del que estn muy orgullosos. Esa satisfaccin intelectual se derrumba
el da en que un sabio, arreglando su jardn, descubre los vestigios de
una civilizacin ms evolucionada la nuestra dotada de electricidad y en relacin con la cual el Imperio de los Cuatro Mares desempea el papel de Bajo Imperio, es decir de zona brbara.
Para Rosny, La muerte de la Tierra (1908) no resulta de ningn di121

luvio bblico e ingenuo, sino de una lenta agona debida a la promocin


y a la proliferacin de una especie nueva: los ferromagnetales.
Sometida a su presin silenciosa y discreta el agua se retira, poco a
poco, completamente del globo, los nios dejan de nacer, los humanos
se rarifican y envejecen. Encerrados en un crculo fosforescente que se
estrecha sin cesar, se aprestan a morir. Compartiendo su desesperacin
resignada y digna, Rosny An, como posedo por un funesto presentimiento, hace asistir al lector al ltimo cuarto de hora de los ltimos
hombres.
Mediante el espectculo de una civilizacin que perece por muerte
violenta, La peste escarlata (1913) permite a Jack London afirmar su fe
en el advenimiento de la sociedad sin clases. La muerte roja, que en
algunas horas aniquila a la raza humana, prefigura lo mismo la muerte
atmica que la revolucin que destruir la sociedad capitalista y sus
estructuras. En una tierra de la que la vida ha desertado, recubierta por
los escombros intiles de las fbricas y los palacios, una decena de
personas separadas hasta aqu [122] por infranqueables barreras deben
en adelante aprender a vivir juntas. La hija de un millonario se unir a
su chfer. Surgir de este modo la tribu del chfer cuyos hijos, bellos
y robustos, no contaminados por la moral burguesa, llevan el pragmatismo hasta la crueldad. No vacilan en apedrear a su abuelo cuando las
recriminaciones anacrnicas de este universitario, de opiniones
liberales, les recuerdan su inadaptacin al nuevo orden.
El cuadro del porvenir trado por el pasajero de La mquina de ex-

plorar el tiempo (1895) no disuena respecto de los anteriores, sin


renunciar sin embargo a una melanclica gracia. Slo quedarn un da
122

las extensiones heladas, tristes y carentes de vida, en lugar de las


praderas embalsamadas donde jvenes encantadores y retozones
esperan despreocupadamente que los demonios antropfagos del
subsuelo vengan a cobrarse en ellos el precio de sus servicios. Por
excepcin, Wells deja que un rayo de esperanza atraviese las acumuladas nubes de su habitual pesimismo. Antes de bajar a los infiernos para
encontrar all la muerte, la muchacha que ama ha entregado al hombre
que ha llegado del ao 1895 una florecita seca, smbolo del recuerdo y
tambin de la sucesin de las estaciones.
En vano buscaramos en El eterno Adn la exaltacin vuelta a vuelta generosa y cruel de J. London, el perfume discreto de las florecitas
secas de Wells o las fosforescencias cuyo resplandor creciente atraviesa
la poesa sombra de Rosny y anuncia la muerte. A pesar de su ausencia
total de lirismo pudor?, impotencia? y de su tono comprobatorio,
esta novela no desmerece las precedentes. Por excepcin, la frialdad del
tono, el laconismo resignado de la intriga, le aseguran un impacto ms
notorio que la ms lograda de las variaciones poticas. Por la angustia
que traduce, los conflictos interiores que recubre, El eterno Adn
otorga dimensiones ms humanas a un escritor demasiado bien
recortado en la comodidad de un optimismo artificial y beato. [123]
El fenmeno de la invisibilidad, en su condicin de tema de novela
de aventuras, se sita en las orillas de la cienciaficcin y lo fantstico.
Segn el tono que adopte, el autor puede alinearse en una u otra
categora. Como poda esperarse, El secreto de Wilhelm Storitz opta
por lo fantstico, pero un fantstico coloreado por un humor muy
prximo a convertirse en simple fantasa.
123

El hombre invisible (1901) de Wells se relaciona por lo contrario


con la cienciaficcin ms pura. De factura moderna, no diluye el tema
mayor en el nudo de digresiones sobre el amor, el protocolo de los
himeneos, la rapidez de los navos, las descripciones geogrficas, las
consideraciones sobre la unin austrohngara en las que se pierde,
una vez ms, el relato de Julio Verne. Si Hetzel no hubiera muerto, sin
duda habra escrito al margen del relato de su autor favorito: Pod el
tema, es demasiado largo. Ms todava, la accin transcurre en el siglo
XVIII, como para excusar los ultrajes al racionalismo cientfico; Storitz
con su concierto de retortas y redomas es mostrado claramente como
un alquimista atrabiliario.
Al contrario, Griffin es el fsico mejor dotado que haya tenido nunca el mundo; tiene como designio la dominacin del universo por lo
cual hunde a Inglaterra en el terror. Wells ha manejado en su intriga
numerosos resortes dramticos adecuados para hacerla rebotar. Griffin
no puede emplear la invisibilidad cuando quiere. Sufre cruelmente por
causa de ella pues ella se liga a su existencia hasta su muerte violenta, al
final de una alucinante persecucin en la nieve. Retoma entonces una
apariencia humana a medida que la vida abandona su cuerpo. Finalmente, el autor le inflige un castigo prometeico: la demencia, debida a
los efectos secundarios de la droga que procura la invisibilidad.
Storitz presenta un psiquismo ms simple y de ambiciones triviales. Ferviente enamorado, se esfuerza por aterrorizar a su rival y luego
a la novia y a su [124] familia por medio de diabluras, de pesadas
farsas, dejando que se crea en la habilidad de un chistoso y alterando,
mediante excentricidades, el curso de una historia a punto de caer en el
124

romance. Esta obra pstuma (1910) aporta poco a la memoria de Julio


Verne, siempre perjudicado por las comparaciones con Wells.
Detalle curioso y no sin importancia: la verdadera apuesta de El

secreto de Wilhelm Storitz, muy poco puesto en evidencia, es por la


posesin de una mujer. Hace sobreentender, de manera tan inocente!,
una intencin ertica poco frecuente en un autor que sita a la mujer
entre los comparsas y accesorios de la novela de aventuras. Ms que el
personaje principal, ella es la razn de ser de dicha novela. En ese
frica fantasmal en la que, custodiada por hermosas y crueles diosas
blancas, Ridder Haggard y Burroughs han exhumado tantas civilizaciones embalsamadas, Julio Verne ha limitado a sus hroes a toparse
con el habitual cortejo de matronas que los rodean: vrgenes impberes, lase muchachitas, madres de familia, esposas, damas de todas
clases pero unnimemente provistas de carcter y de senos chatos.
Al renunciar a la pintura del amor bajo su forma exaltada, la pasin elige su aspecto conyugal y tranquilizante. Pocas veces representado durante el curso de un volumen tal el mediocre Rayo verde el
casamiento aparece ms a menudo en los eplogos cuyo cielo demasiado sereno desgarra, imitando a la Condesa de Segur, mediante bruscos
enamoramientos que traducen la proximidad de hmenes inesperados.
Fuera de Wilhelm Storitz, la pasin amorosa contrariada aparece slo
en el sublime Castillo de los Crpatos, dedicado por entero a la ausencia del ser amado y donde habita nicamente su reflejo. Desde luego
que buscaramos en vano all el lirismo exasperado de la Eva futura de
Villiers de Isle Adam.
Comparar a Julio Verne con los escritores que han bebido en las
125

mismas fuentes de inspiracin es asu-[125]mir una faena ingrata, un


trabajo lindante con la iconoclastia. Felizmente hay otros campos en
los cuales el autor de los Viajes extraordinarios conserva intacta su
preeminencia.
La mejor parte de su aportacin a la gnesis de la cienciaficcin
reside en su premonicin de las aplicaciones de la ciencia a los medios
de locomocin. Si no invent, por lo menos presinti el helicptero, el
submarino, el hidroavin, los grandes transatlnticos, las naves
interplanetarias y, en un campo muy diferente, el cine parlante y la
televisin. Sus caones gigantes proceden menos de la imaginacin que
de la amplificacin de las dimensiones ya conocidas de las armas.
La anticipacin de los medios de locomocin inspira igualmente a
uno de sus contemporneos, Albert Robida, a quien, por otra parte, se
ha calificado como a un Julio Verne del dibujo. Robida se hizo notar
desde 1879 en la redaccin e ilustracin de una imitacin de los Viajes
extraordinarios titulada Viajes extraordinarios de Saturnin Farandoul

en todos los mundos conocidos y desconocidos de Julio Verne. El


hroe, recogido y educado por los monos treinta aos antes que
Tarzn, conoce, a travs de cien episodios, locas aventuras terrestres,
areas y submarinas en las que la anticipacin hace rivalizar la audacia
con la stira. Dos grandes lbumes ilustrados, El siglo XX (1883), y La

vida elctrica (1884) rebosan de invenciones y visiones: la promocin


de la mujer, el robot jefe de estado, las islas artificiales, el casamiento
por telfono, el diario hablado, y el telefonoscopio (o televisin) que
Julio Verne descubri seis aos ms tarde en Jornada de un periodista

en 2889.
126

Su culto al pasado y un cierto humor fro han llevado a Robida a


componer sabrosas mezclas. Por ejemplo, ese dibujo de una mquina
voladora sobrevolando un paisaje de almenas y torreones; o ese otro
agitado por la carga de un ejrcito de combatientes con [126] armaduras pero montados en bicicleta. Si el humor de Julio Verne intenta
seducir y tranquilizar, el de Robida tiene por funcin el exorcismo
ms vale rer que llorar en el que se perciben chirridos que
traicionan la amargura. Se entrega a la stira del progreso porque teme
que el progreso traiga como consecuencia el progreso de la guerra.
De este modo, otros libros de Robida, La guerra en el siglo XX, El

ingeniero Von Satans, La guerra infernal proponen un porvenir


menos eufrico y menos esttico que el Diario de un periodista en
2889. Para Robida el porvenir es el tiempo de las catstrofes y no el
reinado de la ciencia triunfante como lo haca esperar Julio Verne. A
diferencia de ste, muy proclive a admitir la guerra justa, Robida
denuncia todas las masacres. Con la misma generosidad en la vida
soada que en la vida vivida. (Aprovechando su amistad con ciertos
dirigentes de la comuna de 1871 salv a algunos prisioneros; esta
actitud le vali ser condenado a muerte despus de la represin, pero
escap milagrosamente a la condena.) De un lpiz posedo por un
satnico frenes surgen carros blindados con apariencia de monstruos
prehistricos, caones levantados como reptiles, tubos de lanzamiento
de gases asfixiantes con aspecto de pulpos, submarinos de ojos crueles,
cohetes acerados, un hormigueo de araas en pleno cielo, pterodctilos
cargados de bombas, autos blindados en forma de batracios, todos los
cuales inspiran ms repulsin e inquietud que los caones gigantes que
encontramos en los Viajes extraordinarios.
127

Antes de morir, en 1925, Robida declaraba:


Gracias a una especie de intuicin funesta escrib en 1882 el siglo
XX. Yo prev y tem esta carrera desesperada de los hombres, esta
existencia donde todo es prematuro, apurado, subordinado a la rapidez. Yo maldije los camiones jadeantes que pasan bajo nuestras
ventanas y hacen temblar los vidrios. Tengo miedo, hasta el punto de
no aventurarme ms que [127] obligado, de los cruces de caminos de
Pars convertidos en remolinos de autos que surgen, de tranvas, de
autobuses monstruosos; con angustia recorro los tubos subterrneos
en los cuales son lanzados los vagones elctricos cargados de paquetes
de carne humana. No les tengo envidia a los que vivirn en 1965.
Este largo balance de los mritos y las debilidades de la obra de Julio Verne da como resultado el esclarecimiento de las razones de un
xito y de un privilegio que han eclipsado los productos de imaginaciones con frecuencia ms audaces. Paradjicamente, esas razones son
las mismas que en la actualidad nos incitaran a olvidarlo. Positivismo
riguroso, armazn lgica, rechazo de lo sobrenatural en provecho del
determinismo cientfico, rechazo del erotismo, fe en los designios de la
providencia y en la infalibilidad de sus decretos.
Anteriormente a los Viajes extraordinarios, la anticipacin se confunda con la utopa que por definicin irrealizable apareca ya
como un sueo lamentable, ya como una fbula de colores cambiantes.
En suma, como un juego que nada autorizaba a tomar en serio, empezando por la irona o la burla de sus autores.
Repudiando el recurso de las islas dichosas, de las estrellas lejanas
128

pobladas de habitantes inslitos o geniales, Verne se situ de entrada


en el terreno ms favorable a lo creble y a lo demostrable, el terreno de
la vida cotidiana. A los especulativos, iluminados, libertinos, reformadores, taumaturgos, prefiere personalidades dinmicas, periodistas,
colonos, marinos, industriales, qumicos e ingenieros. Entre ellos no se
desliza ningn hada, salvo el hada electricidad.
Los Viajes extraordinarios ofrecen menos visiones del porvenir
que previsiones establecidas a partir de conocimientos cientficos y
de un potencial tcnico sobre cuya progresin y extensin podan
realizarse clculos. [128]
El novelista clarividente ha previsto, atribuyndolas al dinamismo
de sus hroes, las aplicaciones prcticas de la ciencia a campos que los
hombres soaban recorrer desde siempre: el mundo submarino y el
cielo. Sus invenciones ms audaces proceden de un razonamiento
documentado y lgico que excluye las divagaciones de la imaginacin.
Ninguna de ellas pareca irrealizable en el futuro, la mayor parte fue
superada. Si se trata de aventuras, hay una que se revela quimrica
para siempre, es la del mismo Julio Verne que habr sido traicionado
por sus clculos. No admita trampear con las posibilidades futuras de
la ciencia. Ni defraudar la confianza del lector; una vez obtenida la
estupefaccin y el deslumbramiento, se apresura a demostrar que lo
inexplicable no resiste el anlisis y se volver trivial en una realidad
prxima.
Como si lo inverosmil lo aterrorizara, el autor se apresura a exorcisarle la poesa por medio de clculos y demostraciones destinadas a
reducirlo a los estrechos lmites de la razn humana. Si consiente en lo
129

sobrenatural y en su expresin literaria, hace uso de lo fantstico, para


captar mejor la atencin. Con la misma minucia empleada para desmontar los rodajes de lo maravilloso cientfico, rpidamente lo aniquila mediante una interpretacin mezquina. Si hubiera credo en la
poesa de los fantasmas sin duda no habra inventado el cinematgrafo
para disipar los misterios de El castillo de los Crpatos. Len Lemonnier ha subrayado5 con qu ingeniosidad lamentable el autor de La

esfinge de los hielos se ha desembarazado, a travs de un vulgar


terremoto, de la mayora de los enigmas empleados por Edgar Poe para
crear la atmsfera obsesionante de Arthur Gordon Pym. Y, del mismo
modo, el horror que cultivan con delectacin las Historias extraordinarias est desterrado de los Viajes extraordinarios como un
sentimiento mrbido que traduce un injustificado [129] temor a lo
inexplicable. El estremecimiento en Julio Verne es indicio de una
simple variante de la temperatura animal o climtica.
Al poner el milagro al alcance de todo lector avispado y estudioso
no se limitaba a exhortar a la emulacin sino que ofreca una revancha
del porvenir sobre el presente a una generacin de adolescentes que
pas sin transicin de la guerra donde no faltaba un botn de polaina al letargo moral, que llevaba luto por la prdida de AlsaciaLorena.
La robustez del hroe, en cuanto expresa el optimismo confiado
del autor, ha infligido a su obra arrogas imborrables clasificndolo, sin
apelacin, como un hombre del siglo XIX, en tanto su contemporneo
Wells sigue siendo del XXI. Porque ni Wells, ni London, ni Robida eran
lo bastante ingenuos como para creer que la Providencia nos protege5

Edgard Poe et les conteurs franis, Editions Montaigne, 1947.

130

ra con un paraguas antiatmico.


Si Verne ha desdeado las extravagancias poticas y las alegoras
msticas de los utopistas, su tendencia a moralizar, edificar, convencer,
se reencuentra intacta en su obra, acompaada por esta euforia exasperante con la cual ha acunado a millones de lectores. Solamente su
orgulloso optimismo le ha impedido al consejero municipal socialista de Amiens, absolutamente convencido acerca del destino de los
hombres, convertirse en un pacifista integral.
Objecin inevitable: se diriga a los nios. Esto es grave. Porque tal
vez no sea prepararlos para los combates de la existencia darles de ella
una imagen tranquilizadora y ahorrarles el miedo, la inquietud, el
erotismo que pertenecen a su realidad cotidiana.
Vana lamentacin. La literatura de aventura es en Francia solamente un gnero menor reservado a los menores. Por qu Julio
Verne con el prestigio que tena en la sociedad de la poca, no ha
intentado ennoblecer el gnero, hacerlo adulto? [130]
Finalmente, los mismos nios han contribuido a la gloria de Julio
Verne, sobre todo los que han sido marcados luego por la celebridad:
Guillermo II, Claude Farrre, Charcot, G. Lentre, Georges Claude,
Raymond Roussel. Por su frescura emotiva, sus pasiones exclusivas,
sus entusiasmos, la infancia tiende a sobreestimar los valores que
conserva. En la imagen que subsiste ms tarde, una acrecida nostalgia
termina por quitar toda traza de objetividad a juicios formados jubilosamente. La ternura del recuerdo no consigue reemplazar indispensables referencias y comparaciones. Y aun si los nios envejecidos
131

pudieran consentir en ello no es seguro que se entregaran a sus


conclusiones.
Sin embargo, ha llegado el momento de una crtica objetiva, liberada de toda admiracin incondicional y decidida a arrancar del ghetto
con forma de proteccin en que lo ha encerrado una piedad emotiva y
torpe, una obra siempre en busca de su verdadera iluminacin. Es el
momento de decir que ciertas obras de Julio Verne han sido sobreestimadas y que otras no conservan nada de su encanto ni de su brillo.
Julio Verne, simple precursor entre otros, no es el padre de la cienciaficcin ni poda serlo. Se ha negado a unirse a los nufragos de la
Tierra cuya inspiracin cede al delirio mientras la suya se define por la
lgica. Estos ltimos exaltan el sueo en detrimento de la realidad, l
integra el sueo a la realidad. Pero es, si no el creador, por lo menos el
promotor de la novela cientfica (que Edgar Poe estuvo a punto de
orientar por los caminos del horror y del humor negro), de la cual
sigue siendo el maestro indiscutido.
Tal vez este estudio pueda contribuir, finalmente, a una indispensable reclasificacin y favorezca la exhumacin de escritos de Julio
Verne destinados al polvo o injustamente desconocidos. A tantas y
tantas listas confeccionadas por tantos y tantos admiradores [131] debe
agregarse la de los libros a salvar, si las predicciones de El eterno Adn
fueran a realizarse.
En primer lugar, las obras maestras: Veinte mil leguas de viaje

submarino, El castillo de los Crpatos, El eterno Adn. Despus, las


vctimas de la injusticia que, desarrollando temas puramente fantsti132

cos en la tradicin de Edgar Poe, hacen deplorar que su autor no haya


proseguido por esta va: FrittFlacc (desdoblamiento de la personalidad), Matre Zacharius (la revuelta de los relojes), Un drama en los

aires (la demencia). Una fila ms abajo, los relatos en los que el autor
deja creer por un momento en la intervencin de lo sobrenatural: Las

Indias negras, La esfinge de los hielos, Mathias Sandorf, La isla misteriosa, Un drama en Livonia y, si no perteneciera a la primera categora,
El castillo de los Crpatos. Para terminar, aventuras marcadas por una
agradable fantasa: La vuelta al mundo en 80 das, La persecucin del

meteoro, El testamento de un excntrico y, sobre todo, El doctor Ox y la


Jornada de un periodista en 2889.
Tal eleccin puede parecer inslita. Aleja la anticipacin y las invenciones ms sensacionales en provecho de lo fantstico o de la
fantasa. No ms que el humor inteligente, lo fantstico no pasa de
moda. Se sita fuera de la realidad. En consecuencia fuera del tiempo.
Sus encantos conservan un sortilegio que perdura. Lo maravilloso
cientfico, en cambio, resulta efmero: est condenado a perder
consistencia a medida que la civilizacin progresa pues lleva en s los
grmenes de su propio desuso.
La generacin nacida con los cohetes de Von Braun, hastiada de los
vuelos monocordes de los Sputniks, dirige sobre la mquina voladora
de Robur el conquistador la misma mirada indiferente que sobre las
alas de Icaro. Las intervenciones de Julio Verne y sus relatos de pura
anticipacin parecen haber agotado su fascinacin con nuestros
abuelos. Su nico encanto consiste en dar testimonio de un tiempo en
[132] el que los hombres trataban confusamente de fijar sus sueos.
133

Est cercano el da en que se confundirn con los Cuentos de


Hadas.
Destino honorable. Muchos lo envidiaran.
Francis Lacassin

134

[133]

135

[134]

Documentos
Carta de Raymond Roussel a Eugne Leiris
Querido amigo:
Ay, ha tocado usted una zona ardiente! Pdame usted la vida pero
no me pida que le preste un Julio Verne! Tengo tal fanatismo por sus
obras que estoy celoso de ellas. Si usted las relee le suplico que no me
hable nunca de la relectura, que no pronuncie nunca, tampoco, su
nombre ante m pues me parece que es un sacrilegio pronunciar su
nombre de otro modo que de rodillas. Es l, y con mucho, el mayor

genio literario de todos los tiempos; permanecer cuando todos los


dems autores de nuestra poca hayan sido olvidados. Es por otra
parte tan monstruoso hacerlo leer por los nios como hacerles aprender las Fbulas de La Fontaine, tan profundas que ya muy pocos
adultos estn en condiciones de apreciarlas.
Usted no podr creer en la enorme alegra que tuve al volver a ver
su letra por primera vez desde hace mucho tiempo.
Cudese y crese rpidamente; ese es el placer ms grande que usted puede proporcionar a
Su gran amigo
Raymond Roussel.

136

[135]
La carta reproducida1 fue dirigida, en el curso de la primavera o
del verano de 1921, por Raymond Roussel a su empresario y amigo
Eugne Leiris, que acababa de ser sometido a una seria operacin
quirrgica (a consecuencia de la cual morira pocos meses despus) y
que, sabiendo que Roussel tena las obras de Julio Verne, le haba
pedido sin cumplimientos que le prestara uno de sus libros para
distraer su convalescencia.
Escrita con la hermosa letra muy legible al mismo tiempo que fluida de Roussel, la carta ocupa las cuatro pginas de una hoja doble de
papel blanco muy fuerte (ancho 13 cm, alto 14,5 cm) y tiene arriba,
hacia el ngulo superior izquierdo de la primera pgina, un monograma en relieve de color plateado dos R entrelazadas enfrentndose, la
de la derecha es la imagen invertida de la otra y, hacia el ngulo
superior derecho, la direccin tambin en relieve y del mismo color:
25, boul. Richard Wallace, NeuillysurSeine. El texto comienza en el
recto del primer folio, sigue en el recto del segundo y luego en el verso
del primero (escrito de travs) concluyendo en el verso del segundo
folio (escrito en lneas horizontales como las pginas 1 y 3).
En su obra pstuma Cmo escrib algunos de mis libros (Pars, Libraire Alphonse Lemerre, 1935), Roussel se expresa as a propsito de
Julio Verne.
Mi admiracin por l es infinita.
1

Publicada, con el comentario de Michel Leiris, en Arts et Lettres, n9 15.

137

En algunas pginas del Viaje al centro de la Tierra, de Cinco se-

manas en globo, de Veinte mil leguas de viaje submarino, de De la


Tierra a la Luna y de Alrededor de la Luna, de La isla misteriosa, de
Hctor Servadac, se ha elevado a las ms altas cimas que puede alcanzar el verbo humano.
Yo tuve la felicidad de ser recibido una vez por l en Amiens, donde haca el servicio militar, y de estrecharle la mano que haba escrito
tantas obras inmortales. [136]

138

Esta carta de Julio Verne a Alejandro Dumas (hijo), y


la dirigida a Nadar (pgina 137), son inditas.

139

[137]

140

[138]
Oh Maestro incomparable, bendito seis por las horas sublimes
que pas durante toda m vida leyndoos y releyndoos incesantemente!
Michael Leiris

Carta de Julio Verne a Nadar


Amiens, 22 de agosto de 1903
Querido viejo amigo, acabo de recibir tu buena carta y te la contesto inmediatamente. Ante todo, yo no estoy en lo que dicen los diarios y,
a pesar de su afirmacin, no puedo creer que estoy ciego. Te leo, te
escribo, me oriento a travs de las calles de la antigua Samarobriva. En
consecuencia: exageracin. Que tenga un comienzo de cataratas de
acuerdo, pero cuento con esquivar la operacin. Te veo muy experimentado, querido Nadar, y tu intrpida compaera no lo est menos
que t. Parece que as es la vida. Pero cuando has subido en globo, por
qu no llegaste hasta el cielo? Tal vez habras encontrado all la razn
de todas las cosas. Gracias por tu documento sobre los ciegos. Recuerdos respetuosos a tu mujer y a ti las sinceras cordialidades de un viejo
amigo
Julio Verne

141

Adaptar Julio Verne


Marc Soriano, que ha adaptado las novelas de Julio Verne para la
Biblioteca Verde, a invitacin de la revista checa Zlaty Maj public un
estudio sobre las tcnicas y las razones de esta adaptacin para uso de
la juventud. Este estudio provoc, entre los lectores de Zlaty Maj,
algunas reacciones y dio lugar al siguiente debate, del cual publicamos
lo esencial. [139]
SLABY: Zlaty Maj. 2 ha publicado hace algunos meses su estudio sobre la adaptacin. El estudio terminaba con algunos ejemplos extrados
de su experiencia. Estos ejemplos, y especialmente los concernientes a
Julio Verne, provocaron aqu algunas reacciones, en particular las del
acadmico Behounek y la de Janatka. Las hemos publicado y se las
hemos traducido durante su permanencia en Praga. Espero, ante todo,
que usted no se haya sentido molesto por su vivacidad...
MARC SURIANO: No. La he atribuido al inters que tienen por el
problema planteado y su admiracin por Julio Verne; ahora bien, yo
comparto esa admiracin pese a algunos matices que considero
necesario aadirle. Es preciso, en consecuencia, pensar: la guerra de
Verne no se producir, en todo caso bajo la forma dramtica y paradjica que haba parecido tomar, es decir dos escritores checos invocando la autoridad de Gorki para defender a Verne atacado por el
adaptador francs...
SL.: Se tratara entonces de un malentendido?
2

Mai dOr, revista crtica mensual consagrada a los problemas de la literatura de

juventud.

142

M. S.: Pienso que s. Y me parece que proviene de esto. Sus colaboradores no tuvieron tal vez bastante en cuenta el hecho de que yo no
hablaba de Verne en general, sino de ciertos libros poco conocidos de
Verne y de la necesidad que tenemos de adaptarlos al pblico joven
francs de nuestra poca.
SL.: Precise su idea. El acadmico Behounek plantea, me parece,
una pregunta til. Cul es el pblico que sostiene la boga de Verne? Se
dirige a los nios o a los padres?
M. S.: La pregunta es en efecto importante y merece una respuesta

histrica. Las primeras obras de Verne aparecieron en Le Muse des


Familles. No es especialmente un peridico para la juventud sino sobre
[140] todo un semanario, como los que florecan en esa poca. Se
diriga a un pblico relativamente nuevo que acababa de alfabetizarse y que se haba caracterizado por una intensa sed de cultura, pero
tambin por cierta falta de espritu crtico, falta por otra parte
cuidadosamente alimentada. Es el pblico de los folletines. Remito a
ustedes al clebre anlisis de Los misterios de Pars, hecho por Marx.
En 1863, bajo la influencia de Hetzel, que piensa en crear el Magasin

dducation, Verne se orienta hacia un pblico de jvenes; efectivamente, la clientela de la famosa revista de Hetzel y la que adquiere
los Viajes extraordinarios en su encuadernacin dorada, es una
clientela de adolescentes burgueses que cursan humanidades y que
estn por ejemplo interesados e implicados en la serie de artculos de
Laurie sobre la vida de los escolares de diferentes pases. A pesar de
eso, en numerosas oportunidades, Verne recuerda que su pblico es
ms amplio. De este modo, publica La vuelta al mundo en Le Temps,
143

bajo forma de folletn y extrae muchas veces de sus novelas piezas de


gran espectculo que se dirigen a un pblico ampliamente popular.
Verne es por otra parte muy conciente de esta audiencia. Soy, dice, el
autor favorito de los lectores obstinados y me envanezco de ello.
(Citado en el Jules Verne de Mme. A. de la Fuye, pg. 160.) Cmo
circunscribir estos tapiados de la civilizacin? Son los jvenes, por
supuesto, pero tambin el pblico popular el que accede a la lectura y
que comprar la edicin en 12 de sus libros, relativamente barata. Esta
multiplicidad de pblicos se explica por caractersticas propias del
talento de Verne, pero tambin porque el pblico infantil y el pblico
popular, en la poca, no estn todava muy diferenciados.
SL.: Y en nuestra poca, cul es su pblico?
M. S.: En primer lugar un pblico de adultos, pblico cultivado o
menos cultivado, a quien, desde luego, le viene bien una edicin
integral de Verne y que puede abordarlo con conocimientos precisos y
[141] un sentido crtico que le permitirn no dejarse arredrar por
ciertas contradicciones. El segundo pblico de Verne sigue siendo la
juventud. Y es justamente de ese pblico de quien hablaba en mi
estudio sobre la adaptacin.
SL.: S, y es justamente aqu que se sita la reaccin de nuestros
dos corresponsales. En suma, considera usted que las novelas de
Verne, en menor medida las grandes y mucho ms en lo que concierne
a los ttulos menos conocidos, tienen necesidad de cortes cuando son
editados para la juventud?
M. S.: Exactamente. Y por dos razones esenciales. La primera se re144

fiere al contexto histrico francs. Verne muere en 1905. La edicin


francesa se concentra, pierde su estructura artesanal y algunas de sus
tradiciones de calidad. Despus de la guerra de 1914, el mercado es
invadido por una literatura de origen extranjero, que especula con las
emociones fciles y el suspenso. Es el comienzo de la literatura de
globitos y de las tiras cmicas. Es tambin la poca en que el
cinematgrafo y la radio compiten con la lectura. Despus de la segunda guerra mundial la televisin comienza a expandirse esbozando una
transformacin en profundidad de nuestra manera de percibir y de
comprender. Y esquematizando los hechos al extremo, se puede muy
bien decir que el nio, entre nosotros, empieza a leer de manera
diferente.
Qu ocurre con Julio Verne en un contexto que padece esas profundas transformaciones?
Y bien, las cifras estn ah y hablan por s solas. Sus obras, en
Francia, experimentan, hasta estos ltimos Aos, una importante
merma en el consumo. La vieja edicin en rojo y oro inquarto es
buscada por los biblifilos pero los nios se desprenden de ella as
como se desprenden de la coleccin Julio Verne in12 en la que se
publicaban integralmente todos los ttulos de Verne. [142]
Estoy totalmente de acuerdo con el acadmico Behounek. Todas las
novelas de Verne, sin excepcin, son preferibles y en mucho a la
mayor parte de las pobrezas policiales que hacen furor. Pero hay un
hecho cierto, en todo caso en nuestro contexto, es que en competencia
con esas pobrezas, Julio Verne, todas las novelas de Julio Verne, las
menos buenas as como las mejores, han perdido terreno.
145

Comprendo perfectamente que en un pas socialista las cosas


habran ocurrido de manera diferente, que el Estado, al disponer del
monopolio, al no publicar libros de mala calidad o fciles, habra
podido evitar ese desprendimiento. Pero es perfectamente intil
deplorar esta situacin de hecho. Ms vale ponerle un remedio.
Hemos intentado agarrarnos a Verne como a un autor capaz de defendernos contra la mala literatura. Hemos publicado sus principales
obras en colecciones de presentacin moderna, a precios muy moderados y en grandes tiradas (50.000 ejemplares como mximo). Es en este
marco en el que hay que juzgar los cortes tanto los muy limitados
como los ms importantes cuyos motivos expliqu en mi estudio
sobre la adaptacin.
Por otra parte nos ha ido bien en la empresa. Despus de un breve
purgatorio, Verne ha vuelto a gozar entre nosotros de un gran xito
popular.
SL.: Cree usted que es posible extender este mtodo a Checoslovaquia?
M. S.: Es difcil para m juzgarlo. Ciertos datos del problema son
diferentes. Ustedes han eliminado de antemano la competencia de los
malos libros. Los adolescentes checos estn acostumbrados, por lo que
he podido juzgar, a cierto esfuerzo y no retroceden frente a las dificultades reales que puede presentar la lectura de algunos Verne no
adaptados para un joven lector de nuestra poca. [143]
SL.: El acadmico Behounek y el seor Janatka preconizan ambos
la solucin de un texto integral aclarado con prefacios y notas. Qu
146

opina usted?
M. S.: Tal vez sea esto posible entre ustedes. La experiencia merece
ser intentada. Uno de los objetivos del Congreso3 que nos ha reunido
era justamente la posibilidad de comparar nuestras experiencias. Esta
solucin no conviene a Francia por la razn que yo les acabo de dar y
que tiene relacin con nuestra situacin histrica, pero tambin por
otra razn que me parece ms general. Los libros para nios (entiendo
por ello los libros de entretenimiento) deben ser libros de consumo
inmediato. Si los cargamos con largos prefacios y notas los transformamos en libros de estudio y hacemos difcil esta distraccin y esta

identificacin que caracterizan la lectura del nio. Ah mismo reside


uno de los puntos esenciales que para m diferencian el libro para
nios del libro para adultos. El adulto dispone (en principio) de un
capital de conocimientos y de cierto espritu crtico. Puede (siempre en
principio) dominar el influjo que ejerce sobre l un libro, tomar
distancia en relacin con l y juzgarlo. El nio no puede hacerlo. Le
faltan conocimientos y experiencia. Vive lo que lee. Stejksal4 ha descrito muy bien ese juego vital que de hecho es un preejercicio y que
constituye justamente para l un medio de adquirir experiencia. Pero
esta descripcin acarrea un cierto nmero de consecuencias. Las notas,
las precisiones histricas entraan el peligro de la confusin entre
libros de entretenimiento y libros de clase. Corremos en todo caso el
riesgo de debilitar este inters actual que le permite al nio conectarse
3

El Congreso de los especialistas de literatura juvenil reunido en Praga, en mayo

de 1964.
4

Director de las ediciones del Estado en Checoslovaquia.

147

con una obra, sumergirse en ella enteramente y educarse sin darse


cuenta.
SL.: En consecuencia, hay que adaptar Julio Verne segn usted?
[144]
M. S.: Todo depende del tipo de adaptacin utilizado. De este modo, Behounek habra tenido perfecta razn al protestar si yo hubiera
propuesto, por ejemplo, la supresin de las profesiones de fe progresistas del capitn Nemo, en Veinte mil leguas de viaje submarino,
profesiones de fe que son tanto ms esenciales cuando Verne las pone
en boca del personaje positivo, con quien el joven lector simpatiza y se
identifica.
No es por casualidad que tomo este ejemplo. Endre Vassonyi, en su
estudio sobre Julio Verne en Hungra (nmero especial de la revista

Europe, abrilmayo de 1955), examina el caso de las versiones de Verne


mutiladas, abreviadas y privadas de lo esencial que se haban publicado
en Hungra hasta la ltima guerra, tal la adaptacin libre de La isla

misteriosa hecha por Karoly Szass, reducida al tercio de su volumen y


desembarazada de todo lo que poda perturbar un orden social y
moral. Tenemos tambin en Francia adaptaciones de este tipo. Otro
gnero de adaptacin, muy frecuente entre nosotros, me parece lamentable: es el que consiste en la publicacin, dentro de colecciones de
formato y cantidad de pginas estrictamente limitadas, de obras que por
eso van a ser mutiladas sin razn y reescritas (tcnica americana del

rewriting) para hacerlas entrar en ese molde preestablecido.


Es contra esos tres tipos de adaptaciones, frecuentemente practi148

cadas entre nosotros, que he querido reaccionar. A pesar de todo, hay


que sealar que propongo un tipo de adaptacin exactamente inversa,
que se veda el rewriting y que procede por trozos selectos reagrupados
(de manera de no sacrificar el inters del lector y permitir lo que yo he
denominado una lectura de consumo inmediato).
SL.: Su juicio sobre Verne pareca, pese a todo, contener serias reservas.
M. S.: Si quiere usted que nos refiramos a mi estudio, yo distingua
dos rubros en esas novelas. Unos veinte [145] ttulos (por ejemplo, El

ciclo de Nemo, Viaje al centro de la Tierra, La vuelta el mundo, etc.)


me parecan libros muy bellos, que se poda seguir reimprimiendo y
que, ayudados por la publicidad, podan hacer una competencia eficaz
a la produccin I policial mediocre. A pesar de todo, yo tena para esas
novelas la posibilidad de proceder a cortes restringidos destinados, en
particular, a atenuar el aspecto nacionalista y chauvinista de algunos
pasajes. Pero haba que tener en cuenta un segundo grupo de obras,
bastante numerosas y que han cado en desuso. Un estudio prolijo de
estas obras me haba permitido aislar una determinada cantidad de

razones de envejecimiento en relacin con el pblico de jvenes


lectores (y no evidentemente de los adultos que pueden tomar distancia y no practicar una lectura de consumo inmediato). Tal vez me
enga; sea como fuere acoger con mucho inters la contraexperiencia. Tendr verdadera curiosidad por saber si los nios checos leeran
con placer la versin integral de Becas de viaje que ocupa ms de la
mitad de sus 600 pginas en la descripcin de las Antillas Britnicas,
Francesas y Danesas a fines del siglo XIX. Despus de todo es una
149

experiencia que merece intentarse.


SL.: Y el chauvinismo de Verne?
M. S.: El gran crtico marxista Antonio Gramsci ha escrito sobre
este asunto pginas que considero definitivas. El rencor de Verne
contra los ingleses vuelve como un leitmotiv en muchas novelas, sobre
todo en la segunda parte de su vida y en particular en Csar Cascabel,
donde ocupa captulos enteros. Se explica sin duda por motivos
histricos, en particular por la rivalidad colonial francoinglesa de
fines de siglo. Pero pienso que hay una razn ms profunda. Lo que
Verne detesta a travs de Inglaterra es el colonialismo cuyos caracteres
negativos tiende a esfumar cuando habla de Francia. Pero su anti
colonialismo generoso y poco cientfico toma frecuentemente, si no
siempre, el tono de un chauvinismo antiingls. [146]
Sin duda el adulto informado de las realidades histricas distingue
muy rpidamente los sostenes y los lindes de esta enemistad, pero no
se me ocurre que un pblico juvenil pueda, en 1964 en Francia, sin
formacin previa, advertir esos matices. Le hemos enseado a nuestros
hijos a distinguir entre el pueblo alemn y los nazis. Podemos tambin,
por medio de supresiones adecuadas, evitarles una confusin enojosa
entre el pueblo ingls y los colonialistas britnicos.
SL.: Y el antisemitismo de Verne?
M. S.: El seor Janatka reconoce que el retrato de Isaac Hakhabut
es caricaturesco pero me encuentra sospechoso de terminar en el
antisemitismo. Podra contestar que yo lo encuentro muy tolerante en
una materia en la que la pretendida crtica contra el judeo
150

capitalismo ha servido de coartada para un genocidio. Me doy muy


bien cuenta de las razones que han llevado a Verne a pintarrajear su
caricatura y comprendo perfectamente que ella forma parte de su obra
y que no se trata de suprimirla de una edicin integral para adultos.
Pero hemos padecido en Francia cuatro aos de ocupacin nazi y el
veneno fascista ha dejado muchas huellas antisemitas. Me parece difcil
y en todo caso inoportuno en 1964, es decir tan poco tiempo despus
de la ocupacin nazi publicar una obra en la que se encuentra una
caricatura de esa ndole. El seor Janatka invoca el ejemplo de Shylock.
Es una gran obra, pero en el contexto actual yo tampoco presentara la
tragedia de Shakespeare en primer lugar en una coleccin destinada a
la juventud. Efectivamente, en Francia estamos muy sensibilizados
en este aspecto de la cuestin. Tanto mejor si en Checoslovaquia las
cosas son de otro modo.
(...) Al hablar de una adaptacin destinada a los franceses jvenes y
de los cortes que he tenido que hacer, yo haba insistido sobre todo en
ciertos aspectos negativos de Verne; desde luego que abundan [147] los
rasgos positivos hasta el punto de ser ms abundantes que los negativos pues de lo contrario no s por qu habra yo elegido reeditar esas
novelas poco conocidas.
Entre tales mritos hay dos que me parecen esenciales y que pueden ayudar concretamente a los artistas de nuestra poca. Las novelas
de Verne, aun las menos conocidas, estn siempre inflamadas de una
radiante humanidad, de una inmensa confianza en el hombre, en su
coraje, en su inteligencia. Desarmados, abandonados en el Ocano, los
nios de Becas de Viaje se salvarn no solamente porque las novelas
151

para la juventud deben terminar bien sino porque son corajudos,


porque el coraje llama al coraje y porque el corazn y la inteligencia
triunfan siempre sobre la estupidez y la maldad.
Otro mrito de orden tcnico, esta vez, y que constituye una revolucin en la literatura para la juventud. Al escribir la novela de la
ciencia, Verne renueva el gnero didctico. En lugar de darnos una
seca exposicin de los problemas cientficos, los ha dramatizado,
transformando, por ejemplo en el Viaje al centro de la Tierra, la fra
descripcin de los monstruos antediluvianos en peripecias novelescas
lo cual evidentemente resuelve el problema de una literatura de
entretenimiento que debe ser al mismo tiempo educativa.
SL.: Perdneme que vuelva a la cuestin de la adaptacin. Si Verne
posee todos los mritos, no debemos tener escrpulos en mostrarnos
ms exigentes que l, al practicar cortes en su texto?
M. S.: Los criterios educativos evolucionan y se han precisado desde la poca en que Verne escriba. Por otra parte, los jvenes de
nuestra poca pertenecen a un contexto diferente que hay que tener en
cuenta. Yo estoy, lo repito, a favor de una edicin integral de Verne
para adultos, pero adaptada para la juventud. [148]
Como universitario francs he estado durante mucho tiempo en
contra de toda adaptacin. Pero cuando pude estudiar el problema con
ms precisin, cambi de idea.
La propiedad literaria, si se me permite la comparacin, es como todas las otras propiedades privadas. Debe ceder el paso cuando se trata de
la utilidad pblica. Hay que respetar el texto (es decir no reescribirlo, no
152

falsear su sentido), pero al mismo tiempo no olvidar que los libros estn
hechos para el pblico y no el pblico para los libros. La actitud que
concierne a la adaptacin que defiendo aqu tiene por otra parte sus
timbres de nobleza. Ha sido defendida por Hetzel, el gran editor francs,
cuyas opiniones Verne segua escrupulosamente, y por Verne mismo.
Por cierto: es el autor mismo a quien Hetzel pide esta adaptacin.
Pero es menos justificado el principio cuando se trata de un autor
muerto y de ciertos detalles que ha desaparecido de nuestros hbitos o
que deben desaparecer?
Julio Verne ha dado justamente su opinin sobre un problema
muy conexo. Se la da a Hetzel que le pide modificaciones en su novela

Capitn Hatteras (carta del 25 de abril de 1864, citada en las pginas


230 y 231 del Hetzel de Parmenie y Bonnier de la Chapelle). Acaso
me ha encontrado recalcitrante alguna vez sobre la cuestin de los
cortes o los arreglos? Acaso en el globo (Cinco semanas en globo ) no he
.

seguido sus consejos suprimiendo el gran relato de Joe sin sufrir? Por
otra parte, querido Hetzel, voy a revelarle todo mi pensamiento: no me
interesa demasiado ser un arreglador de hechos; en consecuencia,
estar siempre dispuesto a modificar para el bien general.
Yo no pienso, pues, que sea ser infiel al pensamiento de Verne presentar adaptaciones que son de hecho (para sus novelas olvidadas)
trozos selectos que [149] sin embargo conservan y aun subrayan el

hilo del inters, lo cual los hace inmediatamente adecuados para


nuestros jvenes lectores. Ahora, claro, yo les presento la solucin que
hemos adoptado en Francia. Estudiaremos con inters las soluciones
que ustedes habrn hallado para los nios de vuestro pas.
153

[150]

Descubrimiento prodigioso?
A lo que se ha dicho sobre Julio Verne conviene decididamente
agregar lo que se sabe sobre X. Nagrien, nacido el mismo da que su
ilustre compatriota, muerto el mismo da y en el mismo sitio; se puede
agregar a todo esto, que la obra de los dos hombres puede superponerse.
Constituye esto una certidumbre?
En 1867 apareca publicado por Hetzel un pequeo volumen de 224
pginas titulado Descubrimiento prodigioso y sus incalculables conse-

cuencias sobre los destinos del mundo, por X. Nagrien. Julio Verne
estaba en la novena edicin de Cinco semanas en globo, en la tercera
del Viaje al centro de la Tierra y en la primera de De la Tierra a la Luna,

Los ingleses en el Polo Norte y El desierto de hielo, y la coleccin de los


Viajes extraordinarios iba a abrirse con esos dos libros reunidos en
un volumen in8 bajo el ttulo de Viajes y aventuras del capitn

Hatteras (1876).
Sesenta y tres aos ms tarde, Edmondo Marcucci, en su ensayo

Giulio Verne e la sua Opera1 seala que ese relato ha sido publicado,
bajo el nombre de Verne en Espaa en 1872 y en Italia en 1895, y [151]
1

Traducido y arreglado en el Bulletin de la Socit Jules Verne, n 2 a 6, febrero

de 1936 a marzo de 1937.

154

se pregunta por la paternidad verniana o no de ese relato burlesco.


De hecho, dio una razn que aboga en favor de la atribucin; si las
traducciones espaola e italiana no han aparecido seudofirmadas, sin
duda fue porque haba un contrato; no es raro que se publique en el
extranjero bajo el nombre del autor lo que originariamente se ocultaba
bajo un patronmico inventado.
El tema de la obra es relativamente original, en todo caso ms que
la mayora de los temas vernianos: la antigravitacin. Conocemos slo
cuatro precursores, tres de los cuales son importantes. El primero es
Swift que, en 1726, en el Viaje a Laputa inventa, para sostener la isla
volante, una piedra imn dotada por un lado de poder de atraccin y,
por el otro, de un poder de repulsin. Escribe:
De este modo, cuando se hace girar el imn de modo que le presente a la
Tierra su polo atractivo, la isla baja; pero cuando el polo repulsor ha sido girado
hacia la Tierra, la isla remonta. Cuando la posicin de la Tierra es oblicua, el
movimiento de la isla es similar. (Viajes de Gulliver, 3 parte, cap. 3).

Despus hay que esperar un siglo para que sea publicado en Nueva
York Un viaje a la Luna (1827, no traducido), de George Atterley, en el
cual se trata de una sustancia metlica que tiende a elevarse y que se
encuentra mezclada con la tierra.
La idea es muy cercana a la de Swift pero, en 1864, uno o dos desconocidos que firman Stephen Howard y Carl Geister la hacen progresar un poco en una obra traducida al francs por Cathelineau al ao
siguiente bajo el ttulo de Viaje a la Luna segn un manuscrito autnti-

co proyectado desde un volcn lunar. Aqu, los autores se han preguntado honestamente de qu modo un material antigravitatorio podra
155

ser encontrado en la tierra; a consecuencia de ello, se han imaginado


que de hecho se trataba de dos materiales: [152]
[...] la propiedad extraordinaria de la repulsin [...] se atiene a la mezcla, en
cierta proporcin, de dos especies de tierra (pg. 64).

Antes, sin embargo, en 1854, Charles Defontenay le haba hecho


dar al tema tal salto que toda la astronoma ficticia contempornea sale
de all; en Star of the Casiopea, los abaros son naves del espacio
revestidas con una sustancia antigravitatoria:
Esas mquinas de vasta dimensin tenan una forma ovoide y estaban recubiertas exteriormente por una lmina metlica agujereada solamente en ciertos
lugares en los que haba pequeas vidrieras tapadas con una tela del mismo
metal. Sobre esta lmina metlica, que rodeaba los abaros por todos lados, se
ejerca la accin fsica que forma la base del descubrimiento de Ramzuel, y que
suspenda para los cuerpos envueltos en ella el efecto de la gravedad, o imprima
aun a los abaros una tendencia ms o menos fuerte a luchar en el sentido inverso
de la atraccin terrestre (pg. 100).

Ms tarde, la idea, antes de generalizarse, tendr varias etapas; en


1880 pasar por A travs del Zodaco, libro no traducido de Percy Greg
que inventa la apergia, fuerza repulsiva producida por un aparato
elctrico, indiscutible progreso respecto de sus antecesores, y por H. G.
Wells que en Los primeros hombres en la Luna (1901) crea la cavorita, elemento que no agrega nada a la sustancia sin nombre de los
abaros de Defontenay.
Es casi seguro que Verne no conoci al segundo de sus cuatro precursores; es seguro tambin que haba ledo los Viajes de Gulliver y
probable que acabara de leer el Viaje a la Luna en la traduccin de Ca
156

thelineau. Conocera la novela de Defontenay? Por lo menos no deba


ignorar la breve recensin que en 1865 haba hecho de ella Camille
Flammarion en Los mundos imaginarios y los mundos reales. Le
habr provocado esta mencin curiosidad de leerla?, [153] porque
Flammarion no hace ninguna alusin al tema que nos ocupa...
Un inventor, que desea ser conocido slo bajo el nombre de X. Nagrien, compuesto de las letras de navigateur arien (sic) navegante
areo precedido por el smbolo de lo desconocido, X, ha descubierto
dos cuerpos electrometaloqumicos (sic), el pos y el neg que,
aislados, tienen la misma conducta que los otros cuerpos y obedecen a
las leyes de la gravedad, pero a los cuales la yuxtaposicin confiere
cualidades particulares; una bola compuesta por un hemisferio de pos
y de uno de neg cae cuando el pos ha girado hacia el suelo y se levanta
cuando lo hace el neg. De donde la idea de un motor dotado de una
fuerza muy grande de voluntad ascendente o descendente. Nagrien
construye un aparato denominado ngopos, de forma esferocnica
o de pera en el cual dispone el pos en forma de sandwich biselado
entre dos casquetes de neg. Un mecanismo permite acercar o alejar
esas dos partes haciendo girar en un sentido o en otra una barra que
sale de la pera (modelo: pera agria). Despus, con el fin de servirse del
aparato para volar, Nagrien estudia diversos tipos de suspensin y se
decide en favor de un ngopos en forma de collar que disimular bajo
el cuello de un sobretodo, ocultas las cinchas en las vestimentas. La
larga descripcin recuerda sorprendentemente la que da Restf de la
Bretonne del aparato volante de Victorin en El descubrimiento austral
(1781), del cual Julio Verne pudo tener noticias ya sea directamente, ya
por una reproduccin del frontis del libro de Restif, ya sea, por fin, y
157

ms probablemente, por el innominable plagio que acababa de hacer


Henry de Kock en Los hombres volantes (1864).
Desgraciadamente en forma episdica, Nagrien acomete entonces
las aplicaciones industriales de su descubrimiento e imagina, en
espritu solamente, un aparato que, gracias al efecto de un retorno
perpetuo del ngopos, permitira obtener un movimiento de [154]
vaivn anlogo al de los pistones de una mquina a vapor. Pero lo que
le interesa es la navegacin area: hace una demostracin con su
aparato individual en la Place de la Concorde ante una inmensa
multitud, evolucionando durante cinco horas por los aires, tal como lo
hace el duque Multipliandre en Las pstumas de Restif (1802) con el
aparato que le ha cedido el Victorin de El descubrimiento austral. Posteriormente, organiza una vuelta de Francia area a 240 km/h. y
proyecta finalmente una vuelta al mundo en 6 das, 11 horas y 40
minutos exactos.
Hacindole competencia a los ferrocarriles, Nagrien construye un
navo areo de treinta y cuatro plazas pagas y llega a hacer un viaje
hasta Estrasburgo. Es la fortuna segura: el propietario de diez navos
parecidos podra ganar veinte millones por ao, pagando los pasajeros
sin embargo ocho o diez veces menos que en tren y con el personal
soberanamente remunerado. Si se aplica el procedimiento a todas las
mquinas se producir una nueva revolucin industrial que aumentar
el bienestar general y procurar al inventor millones de beneficio. Pero,
por lo mismo, se asistir a la ruina de los medios de transporte tradicionales, ferrocarriles, marina mercante, y de toda la industria conexa.
El libre cambio reemplazar al comercio mundial. No ms aduanas, las
158

finanzas del estado estn comprometidas. La aviacin es, en potencia,


un instrumento de tirana; los dspotas pueden organizar ejrcitos
areos. Algunos temen el monopolio del Estado, otros que la invencin
desencadene sobre el mundo una abominable desolacin. Luchas
polticas y religiosas, desrdenes. Todo, sin embargo, parece arreglarse
cuando Nagrien parte para la vuelta al mundo. Pero el libro termina
abruptamente al revelarse que el autor est loco.
Nagrien se ha tomado mucho trabajo para precisar los detalles de
su invencin, contrariamente a los escritores de anticipacin que
farfullan en algunas frases ambiguas los principios de los descubrimientos de sus personajes, lo cual es comprensible. Es lo que [155] el
anlisis no da; es el tono y la extensin de las descripciones. Por
momentos, el descubrimiento parece real y la novela un informe de
experiencias de laboratorio; haba un poco de eso, en Swift, y ms
todava en Howard y Geister, pero Nagrien va, en ese sentido, tan lejos
como se puede sin transformar un libro de imaginacin en un ensayo
tcnico.
Sin embargo, Descubrimiento prodigioso es raramente citado en
los estudios vernianos. Por qu? Parece haber muchas razones para
ello, todas excelentes, para que Verne mismo no haya aceptado nunca
la paternidad del relato de X. Nagrien,2 y no lo haya incluido en los
Viajes extraordinarios, mientras que la coleccin se abre con la
reedicin de cinco novelas ya aparecidas en el formato in18, sin
vietas. Primeramente, la obra carece del condimento de la aventura;
2

Existe otro libro bajo la misma firma, un corto relato fantstico que se titula

Una pesadilla.

159

no ocurre en ella casi nada de humano, toda la accin es todo lo


intelectual posible puesto que se trata casi nicamente de las aventuras de una invencin. Adems, no poda dirigirse a los nios, como los
otros relatos que adornan ao tras ao al famoso Magasin
dducation et de Rcreation: demasiadas alusiones polticas, por otra
parte cuidadosamente desterradas o camufladas, con guiadas para
adultos si se quiere; una irona omnipresente en Nagrien, siempre
velada en los escritos vernianos propiamente dichos.
Por otra parte, el relato era demasiado corto pues formaba apenas
un poco ms la mitad de un volumen de los Viajes extraordinarios (por
ejemplo De la Tierra a la Luna tiene 400.000 espacios y Descubrimiento

prodigioso slo 240.000).


Finalmente y por sobre todo, el realismo que preside las aventuras
de los Viajes extraordinarios est aqu particularmente ausente; para
no decir nada del tema mismo, que debi alarmar, el relato se termina
por la notificacin de que su autor est loco. Verne nunca [156] se ha
permitido una amplitud tan grande; lo mismo que no ha utilizado la
otra coartada clsica para una aventura considerada especialmente
inverosmil: el sueo.
Se puede agregar que, si Descubrimiento prodigioso es un libro curioso, interesante por ms de una razn y ms an si realmente es de
Verne no es de ningn modo una buena novela; ms bien parece el
esbozo de una verdadera novela, publicada bajo la influencia de la idea
de que no se hara nunca nada ms ni nada mejor.
Pierre Versins
160

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