01 Ok Visita Al Santisimo Sacramento
01 Ok Visita Al Santisimo Sacramento
01 Ok Visita Al Santisimo Sacramento
Jess dice:
Hijos mos: La verdadera
sabidura la encontris en el
Sagrario. Aqu podris tomar
atenta
nota
de
mis
enseanzas, podris guardar
en
vuestro
corazn
mis
consejos, podris sentir el
beso clido del Dios escondido
en el Pan Consagrado.
El Tabernculo del amor es el
mismo Paraso del Cielo en la
tierra, en l entris como
pordioseros y sals como
prncipes, porque Yo mismo
embellezco vuestro corazn
con los rayos de luz que
desprendo de mi Corazn
Eucarstico,
penetro
los
lugares
ms
oscuros
de
vuestra alma y la ilumino con
mis destellos celestiales.
Cuando sintis deseos de
llenar vuestro corazn de mi
amor, venid al Sagrario que os
esperar para daros grandes
derroches de amor.
Cuando entris: sed humildes, doblad vuestras rodillas y decid: Que todo se doblegue
ante vos, oh grandeza infinita, que todos los corazones os amen, que todo
espritu os adore y que toda voluntad se os someta para siempre.
Despus besad el suelo diciendo: Para rendir homenaje a vuestra grandeza,
confesando que Vos sois todo y yo soy nada.
Aquietad vuestro corazn y miradme fijamente que Yo adormilar vuestras potencias y
una vez sosegado vuestro espritu pensad slo en M.
Al Dios Verdadero y Trino, presente en la Sagrada Hostia, se le adora de rodillas o en
postracin (1*); stos son actos externos que me demuestran gran respeto y veneracin.
Al Sagrario vens adorarme por mi real presencia en el Manjar del Cielo y a reparar por
tantos desprecios que recibo de las creaturas.
Al Sagrario vens con vuestro corazn contrito y humillado, necesitado de mi perdn.
Al Sagrario vens a hablar de corazn a corazn conmigo, mi voz os dar descanso
profundo y serenidad.
Al Sagrario vens dispuesto a recibir de mis Gracias, Gracias que concedo a los corazones
sencillos, corazones que no discrepan de mi verdadera presencia en el Santsimo
Sacramento.
Al Sagrario vens a conocerme y a aprender de M, a vivir da a da las lecciones de
santidad que dulcemente os transmito.
1* Postracin: Esta postura corporal tan evidente es un signo claro de humildad, penitencia y splica ante Dios. Consiste en
que una persona se tumba en el suelo decbito prono, o sea, boca abajo y permanece as durante un determinado espacio
de tiempo. La postracin aparece en el Nuevo Testamento cincuenta y nueve veces.
COMENTARIO
El Santsimo Sacramento es el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Seor
Jesucristo y lo representa la hostia consagrada, expuesta por un Sacerdote en una
posicin de honor para alabarlo y adorarlo. La hostia se guarda en un receptculo
llamado custodia y se expone sobre el altar
La Adoracin al Santsimo, es reconocer que Dios Trinidad, Padre, Hijo y Espritu Santo,
es el nico Dios, es reconocerle como Ser Supremo, Creador, Salvador y Seor de todo.
Dependiendo de tu ubicacin puedes buscar alguna iglesia en donde lo expongan, para
que puedas visitar y dialogar con el Rey de los cielos y la Tierra, el Todopoderoso, el Rey
de los corazones. Si supieran que en el Sagrario est Cristo vivo, tal como existe glorioso y triunfante - en el Cielo; el mismo que saci a la samaritana, que cur a
Zaqueo de su ambicin, el mismo que dio de comer a cinco mil hombres, uF!! No cabria
la gente dentro de las iglesias y l est ah para nosotros, para hacer compaa al solo,
para fortalecer al dbil, para iluminar al que duda, para consolar al triste, para llenar la
vida de jugo, de alegra, de sentido.
FRUTOS DE LA ADORACIN
Una capilla de adoracin perpetua es un anticipo de esa fiesta de bodas sin final, porque
Jess derrama los infinitos tesoros de su gracia y amor sobre todos los que entran.
Felices los que han sido invitados al banquete de bodas del Cordero Apoc.19, 20.
Felices los que ayudan a organizar la capilla y que invitan a todos a venir.
La capilla de adoracin perpetua ofrece a todos una estacin para detenerse en el
camino frentico de la vida. Les ofrece un espacio para reflexionar y dejarse interpelar
por la presencia del Dios que nos ha creado y que nos salva.
Resulta asombroso ver cuntas personas annimas pasan y se detienen en la silenciosa
capilla en la que el Santsimo est siempre expuesto y transcurren un tiempo
considerable, inmersas en su mundo interior. Muchas veces se trata de personas que
vienen de lugares muy distantes, an de no catlicos, o invitadas por amigos. Muchas
entran porque s, por azar y se ven atradas por el poder invisible e irresistible del
Seor.
La capilla siempre disponible es espacio de encuentro y de reposo en el camino, porque
all est Aqul que nos ofrece la paz verdadera, no como la que nos ofrece el mundo.
Mediante la adoracin perpetua se descubre y promueve la unidad en torno a Jesucristo
Eucarista al volverse los adoradores conscientes de formar parte de una fraternidad
eucarstica, de cada uno ser un eslabn de la cadena ininterrumpida de adoracin.
La adoracin aporta ante todo llegar a la intimidad con el Seor y ahondar tal intimidad.
Para ningn adorador Jess es un extrao. La adoracin permite vivir ms intensamente,
con mayor participacin, las celebraciones eucarsticas.
LOS FRUTOS DE LA ADORACION
Los frutos son incontables: de conversin, de salvacin, de sanacin de viejas heridas,
de perdn, de reconciliacin, nacimiento de vocaciones a la vida religiosa o al
matrimonio. En agradecimiento, Jess escribir sus nombres en su corazn y nunca ser
borrado. El promete cuidarlos y ocuparse de sus asuntos, por ocuparse de l y de sus
asuntos. Quien adora da testimonio de amor, del amor recibido y de amor
correspondido, y adems da testimonio de su fe.
La adoracin del Santsimo es fuente de sanacin y liberacin interior. La adoracin
prolongada es un atajo para la contemplacin infusa. En el silencio y la inaccin del
hombre (a veces demasiado cansado para pensar), Dios encuentra el espacio necesario
para actuar como slo l sabe. Todo comienza con una simple mirada a Jess; una
mirada que es fe, amor, entrega, abandono: uno se comunica ms all de conceptos,
palabras, sentimientos: Est contemplando algo incomprensible, inexpresable, algo, o
alguien adorable.
Por eso es tambin la mejor intercesin. Jess en la Eucarista; es todo oblacin a favor
de los hombres, es todo intercesin. Para ser intercesores las 24 horas del da no hace
falta complicar la vida; s, entregar la vida. La intercesin ms completa es una vida
entregada a Jess, por las mismas intenciones de Jess: por la salvacin del mundo
entero.
Por muy ordinaria, montona y oscura que sea tu vida, si te unes al sacrificio eucarstico
de Jess, adquiere un valor infinito. Por muy poco que viajes, puedes ofrecer a Dios todo
el dolor del mundo, unido al sacrificio de Jess y tuyo, y as acarrear bendiciones divinas
sobre el mundo.
ella y que llamamos el discurso de: El Pan de Vida, en el cual se destacan dos partes:
a) Que es don del Padre a los hombres y ha de ser tomado por la fe.
b) Que es don de Jess que slo se da en el futuro y se toma por comida y bebida.
Los trozos particulares estn enlazados por la idea a la Eucarista y en ellos se halla la
terminologa de la ltima cena. La doctrina de la promesa, se resume en tres
proposiciones:
1. << Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. >>
2. << Si alguno come de este pan, vivir eternamente. >>
3. << El pan que yo os voy a dar es mi carne para que el mundo viva >>
La palabra griega que usa Jess para decir carne es sarx, que traduce la hebrea basar; y
que significa el compuesto humano formado por el cuerpo y el alma como unidad
indivisible; esto se opone al concepto griego dualista de alma y cuerpo como realidades
separadas.
Decimos que en la mentalidad hebrea decir basar = sarx = carne; incluye al hombre
entero es decir un cuerpo con alma. Consecuentemente, cuando Jess habla de comer
su "carne", eso es alimentarse de su humanidad completa, que en l va unida
inseparablemente su divinidad. El realismo de esta promesa de un alimento, queda
reforzado por lo que Jess aade:
<< Si no bebis mi sangre, no tendris vida en vosotros. >> Al mencionar su sangre,
acenta el realismo del don de su persona, ya que "carne y sangre" es una expresin
hebraica que significa "hombre", un ser humano completo y vivo. No es como el man,
ni tampoco como el pan con que se aliment la muchedumbre, sino verdadera comida y
bebida, alimento que produce vida eterna y la resurreccin final.
La institucin de la Eucarista, tuvo lugar durante la ltima cena pascual que celebr con
sus discpulos y los cuatro relatos coinciden en lo esencial, en todos ellos la consagracin
del pan precede a la del cliz; aunque debemos recordar, que en la realidad histrica, la
celebracin de la Eucarista (Fraccin del Pan) comenz en la Iglesia primitiva antes de
la redaccin de los Evangelios. Para entender mejor la Eucarista ubiqumonos en el
marco de los acontecimientos:
a) Dentro de una comida festiva de despedida.
b) La institucin de la Eucarista fue encajada en el marco de la cena pascual.
En este contexto hay un mensaje claro, Cristo en persona es la nueva pascua. La
Antigua Alianza ha quedado superada por la Nueva y definitiva Alianza, que se sella con
la sangre del Cordero pascual que es Cristo. El pueblo de la Antigua Alianza, conmemora
el paso, la Pascua, de Yahveh; en cambio el pueblo de la Nueva Alianza, celebra la
presencia del Seor entre nosotros.
La celebracin eucarstica, va ms all, como podemos deducir por lo antes
expuesto, de reunirse para recordar lo que Jess hizo por nosotros, tal como lo
hacen nuestros hermanos separados, no puede ser el Seor un recuerdo, el pan
de vida, es eso, Vida y como "memorial", la celebracin eucarstica tiene la
mrito que podemos tener, consiste en el ejercicio que hagamos de ese don, es decir si
lo abrazamos y lo vivimos.
En teora todo cristiano sabe (o debe saber) que en la Eucarista est presente Jess en
cuerpo, sangre, alma y divinidad. Pero parece en la prctica, que no lo llevramos
impreso en nuestra conciencia, ni el corazn, porque se as fuera sentiramos en nuestro
ser hambre y sed de recibirlo diariamente como verdadera comida y verdadera bebida,
Toda nuestra vida estara centrada alrededor de la presencia real del Maestro y la Santa
Misa sera, como consecuencia lgica, la primera, diaria y ms importante necesidad de
nuestra vida.
Por otra parte al estar inmersos en la celebracin eucarstica, no cabra ninguna
distraccin, y la profundidad del misterio nos invadira. De esta forma viviendo y
dejndonos penetrar por la Gracia, los que nos rodean veran al trasluz que nuestra fe es
vida y no slo teora.
El carcter de "memorial" que tiene la Sta. Misa, por definicin, exige de nosotros la
actitud de introducirnos al misterio pascual tal y como es; no como recuerdo de algo que
sucedi, sino asocindonos a una accin que sigue verificndose hoy, por ello cuando
celebramos la Sta. Misa, nos trasladamos, nos hacemos presentes en la Cena del Seor
y estamos con Mara al pie de la Cruz. Estamos alimentndonos del Cuerpo y Sangre del
Seor, estamos siendo salvados en virtud de su sacrificio. Estaremos participando de la
unidad en comunin con el Seor y por ello podemos unir nuestros sacrificios y
sufrimientos a los de Cristo. Slo "por El, con El y en El" tienen un profundo sentido y
acceden a la dimensin redentora.
Necesariamente el encuentro con Cristo Eucarista es una experiencia personal e ntima,
ha de ser el encuentro pleno de dos que se aman. Es por tanto imposible generalizar
acerca de ellos. Porque slo Dios conoce los corazones de los hombres. Sin embargo s
debemos traslucir en nuestra vida, la trascendencia del encuentro ntimo con el Amor.
Resulta lgico pensar que quien recibe esta Gracia, est en mayor capacidad de amar y
de servir al hermano y que adems alimentado con el Pan de Vida debe estar ms
fortalecido para enfrentar las pruebas, para encarar el sufrimiento, para contagiar su fe
y su esperanza. En fin para llevar a feliz trmino la misin, la vocacin, que el Seor le
otorgue.
Si apreciramos de veras la Presencia real de Cristo en el sagrario, nunca lo
encontraramos solo, nicamente acompaado de la lmpara Eucarstica encendida, el
Seor hoy nos dice a todos y a cada uno, lo mismo que les dijo a los Apstoles "Con
ansias he deseado comer esta Pascua con vosotros " Lc.22,15. El Seor nos espera con
ansias para drsenos como alimento; somos conscientes de ello, de que el Seor nos
espera en el Sagrario, con la mesa celestial servida? Y nosotros por qu lo dejamos
esperando? O es que acaso, Cuando viene alguien de visita a nuestra casa, lo dejamos
slo en la sala y nos vamos a ocupar de nuestras cosas? Eso exactamente es lo que
hacemos en nuestro apostolado, cuando nos llenamos de actividades y nos descuidamos
en la oracin delante del Seor, que nos espera en el Sagrario, preso porque nos "am
hasta el extremo" y resulta que, por quien se hizo el mundo y todo lo que contiene
(nosotros incluidos) se encuentra all, oculto a los ojos, pero increblemente luminoso y
poderoso para saciar todas nuestras necesidades.
apostolado; y por otro, la experiencia de encuentro con el Seos nos renueva en el ardor
para anunciarlo como quien se ha encontrado personalmente con l.
Es verdad que a menudo, en nuestra oracin -como sealaba el Papa Benedicto XVI-,
nos encontramos ante el silencio de Dios (...) Pero este silencio de Dios, como le sucedi
tambin a Jess, no indica su ausencia. El cristiano sabe bien que el Seor est presente
y escucha. Esta situacin, que quizs hemos experimentado en ms de una ocasin,
nos invita a confiar y tener paciencia, y puede ser un tiempo de maduracin para
nuestra fe, recordndonos que el Dios silencioso es tambin un Dios que habla, que se
revela.
CMO VISITAR AL SEOR PRESENTE EN EL SANTSIMO SACRAMENTO?
Para empezar necesitamos silencio interior y recogimiento para visitar al Seor
Sacramentado. El silencio -indicaba Benedicto XVI- es capaz de abrir un espacio
interior en lo ms ntimo de nosotros mismos, para hacer que all habite Dios, para que
su Palabra permanezca en nosotros, para que el amor a l arraigue en nuestra mente y
en nuestro corazn y anime nuestra vida. Cuando nos encontramos en presencia de
Jess Sacramentado lo primero es hacer un acto de fe y tomar consciencia de que Dios
est ah realmente presente.
Muchas veces visitaremos el Santsimo Sacramento de modo espontneo. No siempre
hallamos una capilla cerca de donde vivimos o trabajamos, pero a veces tenemos la
oportunidad de hacerlo y la aprovechamos. A quin no le gusta recibir la visita sorpresa
de un amigo cercano? El Seor se alegrar tambin cuando lo visitemos as. Sin
embargo, si podemos hacer de la visita al Santsimo un hbito que tendr muchos frutos
en nuestra vida espiritual. Quizs podamos visitarlo unos minutos al da, o dos o tres
veces por semana. Podemos hacerlo solos, en la compaa de alguien, o tambin en
familia. Invitar a alguien a visitar al Seor presente en el Santsimo Sacramento es una
excelente oportunidad para hacer apostolado y dar ocasin para que otras personas que
quizs estn un poco alejadas del Seor vuelvan a encontrarse con l en la intimidad de
la oracin.
Si bien podemos rezar con las palabras que espontneamente vengan a nuestro
corazn, cuando vamos a visitar al Seor Jess por un tiempo ms prolongado ayuda
muchsimo preparar nuestra visita. Podemos, por ejemplo, dedicar unos minutos a un
momento de dilogo personal con el Seor, otros minutos a la meditacin de un texto
eucarstico o a rezar con los salmos, y otro momento a pedir por nuestras necesidades y
las de los dems. Las posibilidades son muy variadas, y esta costumbre ayudar a que
nos mantengamos concentrados y enfocados.
Hablando precisamente de textos sobre los cuales podemos meditar, existen diversas
citas en la Sagrada Escritura sobre las cuales podemos rezar y que nos ayudarn en
nuestra meditacin. Lo pasajes sobre la institucin de la Eucarista en la ltima Cena,
por ejemplo, as como aquellos en los cuales el Seor habla del Pan de Vida, entre
tantas otras, nos ayudarn a tomar especial consciencia de la presencia real del Seor.
Mediar delante del Seor nos da la posibilidad de llegar al manantial mismo de la
gracia, nos ayudar a un encuentro ms ntimo con l, y a descubrir con mayor ardor
el inmenso bien que significa su presencia en la Eucarista. Hay, por otro lado, muchos
devocionarios eucarsticos que podemos utilizar en nuestras visitas. En ellos
encontraremos tambin otros textos valiosos, oraciones de santos, as como cantos
adecuados para la oracin eucarstica que con seguridad enriquecern nuestra oracin.
YO ESTOY CON USTEDES TODOS LOS DAS
Cuando nos acercamos a Jess Sacramentado tengamos siempre presente su promesa:
Yo estoy con ustedes todos los das, hasta el fin del mundo. Es una invitacin a confiar
con l, con alegra, sabiendo que est ah siempre, paciente, gozoso, dispuesto a
ayudarnos, a escucharnos.
De la misma manera, recordemos que el Seor nos ha querido dejar una Madre que nos
acompaa y nos ayuda a acercarnos cada vez ms a su Hijo. Que Ella, como lo deca el
Santo Papa Juan Pablo II, que fue la verdadera Arca de la Nueva Alianza, Sagrario vivo
del Dios Encarnado, nos ensee a tratar con pureza, humildad y devocin ferviente a
Jesucristo, su Hijo, presente en el Tabernculo.
Citas
Jn 15,14.
S.S. Juan Pablo II, Homila, 12/06/1993.
Catecismo de la Iglesia Catlica, n. 13800
Benedicto XVI, Respuestas a las preguntas de los jvenes durante la vigilia de oracin, 01/09/2007.
Benedicto XVI, Audiencia general, 07/03/2012.
S.S. Juan Pablo II, Ecclesia de la Eucharistia, 25.
Mt 28,20.
S.S. Juan Pablo II, Homila, 12/06/1993.
Citas para la oracin
La institucin de la Eucarista: Mt 26,26-29; Mc 14,22-25; Lc 22,15-20.
El Seor Jess es el Pan de Vida: Jn 6,51 59.
Nuestra actitud frente a la Eucarista: 1Cor 11,27 29.
El Seor nos invita a la comunin con l: Ap 3,20; Jn 14,23
SALUDO A
JESS
SACRAMENTADO
Bendita seis, oh Sabidura del Verbo Divino, que todo lo sabis y lo ordenis, y sin
embargo no sabais prepararnos una comida ms exquisita, que este Santsimo
Sacramento.
Bendito seis, oh Dios mo, que en vuestra inefable dulzura de amor os habis
transformado en este Pan para darnos como el ms dulce manjar.
Bendito seis, oh Dios mo, que habis encerrado todos vuestros misterios en esta
humilde forma de Pan terrenal. Oh Trinidad Santsima! Amn.
Mil gracias Seor por el favor tan grande; vengo a ti y me acerco como un hijo al hogar
paterno. Vengo a decirte de mis quebrantos y mis miserias, a exponerte con sinceridad
todo lo que se le confa al mejor de mis amigos; mis infortunios. T ests all para
orme. Los ojos de mi fe te ven realmente, cree que tu percibes los latidos de mi
corazn, que t me miras, que tu estas presto para consolarme. Creo que como en la
vida terrena lo hiciste sobre tantos que imploraron Tu clemencia, vendrs ahora sobre mi
tu diestra mano para apartar de m y de los mos, las intranquilidades que nos
mantienen en zozobra. Eres todopoderoso! Nada se oculta a tus ojos.
Lees en el fondo de mi alma la acerba pena, saben sin que me lo digan tus labios
todo cuanto quiero y todo cuanto necesito. Conoces las congojas de mi espritu y no
ignoras las tristezas y preocupaciones que me embargan.
Tened piedad de m como en el Tiberades, extiende tu diestra calma, sobre las
tempestades de mi alma. T que de paso fuiste alivio, remedio y auxilio, no me
abandones. Sigue derramando el copioso raudal de tus bendiciones.
Indigno soy de pedrtela Seor, pero eres mi Padre, y por grande que sea mi indignidad,
mayor es tu clemencia y misericordia. Por eso me acojo ante tu regazo. No en balde
eres el ms abnegado de todos los Padres; si he tardado en llegar a Ti, hoy tira mis
pasados yerros y acgeme bondadoso. Dame tu divina gracia para apartarme del
pecado; tengo mis mejores propsitos de una vida nueva, pero soy tan frgil, que nada
podr sin Tu ayuda.
Seor robustece mi fe, arranca de mi mente la cimiente del mal. Quiero ser otro
sinceramente, deseo dejar los malos hbitos que me hacen esclavo de las pasiones, esas
pasiones que atan mi alma, esa alma que te pertenece, que T redimiste y que te cuesta
el sacrificio de tu vida y de tu sangre.
Padre escucha mis necesidades; te pido el remedio de ellas, no me desoigas, enva tu
piadosa mirada sobre mi casa, sobre mi familia, sobre mis bienes; consrvanos de salud
del cuerpo y ms que esta la salud del alma. Ampara a todos los que me hayan hecho
algn bien, lbranos de todo dao y vela sobre todo lo que es mo.
T que me enseaste a pedir el pan de cada da, Oh! Padre Celestial, procrame un
trabajo honrado, que pueda ganar el sustento que tu voluntad me ha confiado en
proteccin. Consgueme los medios necesarios para la subsistencia. Que en mi hogar
reine la paz, la tranquilidad y bienestar bajo Tu Santa sombra. Bendice Seor y protege
a los mos que ausentes estn expuestos a los peligros y contingencias del mundo. No
olvides a los amados seres que fieles a ti como le fueron, no les debes haber
abandonado en el trance de la muerte, apidate de ellos Seor y llvalos a gozar de tu
eterna gloria por Cristo nuestro Seor Amn. (Hasta aqu mi Mam)
Bendice todo cuanto pienso y realizo. Afirma cada da mi fe que me ensearon mis
padres y abuelos. Infunde en m el amor al prjimo; prstame los medios para
socorrerles.
lleva a Vos o aparta de Vos. A nadie desee agradar o tema desagradar sino a Vos.
Sanme viles, Seor, todas las cosas transitorias y preciosas todas las eternas.
Disgsteme, Seor, todo gozo sin Vos, y no ambicione cosa ninguna fuera de Vos.
Same deleitoso, Seor, cualquier trabajo por Vos, y enojoso el descanso sin Vos.
Dadme, oh Dios mo, levantar a Vos mi corazn frecuente y fervorosamente, hacerlo
todo con amor, tener por muerto lo que no pertenece a vuestro servicio, hacer mis obras
no por rutina, sino refirindolas a Vos con devocin.
Hacedme, oh Jess, amor mo y mi vida, obediente sin contradiccin, pobre sin
rebajamiento, casto sin corrupcin, paciente sin disipacin, maduro sin pesadumbre,
diligente sin inconstancia, temeroso de Vos sin desesperacin, veraz sin doblez; haced
que practique el bien sin presuncin, que corrija al prjimo sin soberbia, que le edifique
con palabras y obras sin fingimientos.
Dadme, oh Seor Dios mo, un corazn vigilante que por ningn pensamiento curioso se
aparte de Vos; dadme un corazn noble que por ninguna intencin siniestra se desve;
dadme un corazn firme que por ninguna tribulacin se quebrante; dadme un corazn
libre que ninguna pasin violenta le domine.
Otorgadme, oh Seor Dios mo, entendimiento que os conozca, diligencia que os
busque, sabidura que os halle, comportamiento que os agrade, perseverancia que
confiadamente os espere, y esperanza que, finalmente, os abrace.
Dadme que me aflija con vuestras penas aqu por la penitencia, y en el camino de mi
vida use de vuestros beneficios por gracia, y en la patria goce de vuestras alegras por
gloria. Seor que vivs y reinis, Dios por todos los siglos de los siglos. Amn.
Seor mo Jesucristo, que por amor a los hombre ests noche y da en este sacramento,
lleno de piedad y de amor, esperando, llamando y recibiendo a cuantos vienen a
visitarte: creo que ests presente en el sacramento del altar. Te adoro desde el abismo
de mi nada y te doy gracias por todas las mercedes que me has hecho, y especialmente
por haberte dado t mismo en este sacramento, por haberme concedido por mi abogada
a tu amantsima Madre y haberme llamado a visitarte en esta iglesia.
Adoro ahora a tu Santsimo Corazn y deseo adorarlo por tres fines: el primero, en
accin de gracias por este insigne beneficio; en segundo lugar, para resarcirte de todas
las injurias que recibes de tus enemigos en este sacramento; y finalmente, deseando
adorarte con esta visita en todos los lugares de la tierra donde ests sacramentado con
menos culto y abandono.
Jess mo, Te amo con todo mi corazn, perdona todas las veces que Te he ofendido en
el pasado a Tu infinita bondad. Propongo ayudado de Tu gracia, enmendarme en el
futuro, y ahora miserable como soy, me consagro toda a Vos, te doy y entrego toda mi
voluntad, mis afectos, mis deseos y todo cuanto me pertenece.
De hoy en adelante, haz Seor de m y de mis cosas todo lo que Te agrada. Lo que yo
quiero y Te pido es tu amor, la perfecta obediencia a Tu Santsima voluntad y la
perseverancia final.
Te pido por las almas del Purgatorio, especialmente las ms devotas del Santsimo
Sacramento y de Tu Madre.
En fin mi amado, uno todos mis afectos y deseos con los de Tu Amorossimo Corazn y
as unidos; los ofrezco a Tu Eterno Padre y te pido en Tu Nombre que por Tu amor los
acepte y mire benignamente. Bendice Amado mo a todos los que lean este acto de
Adoracin. Amn.
Comunin Espiritual E.V.C. (Cuando no nos sea posible comulgar Sacramentalmente, postrados
frente al Sagrario, digamos a Nuestro Seor Sacramentado profundamente arrepentidos de nuestros
pecados) Divino Redentor de mi alma, Seor mo y Dios mo! Yo creo firmemente, porque
T lo dijiste, que ests realmente presente en el Augusto Sacramento del Altar. Mira a
tus plantas a un pobre pecador que arrepentido de sus pecados te pide perdn de
haberte ofendido. Te amo y te adoro con toda el alma y ardientemente deseo recibirte
Sacramentado en mi corazn; pero ya que de esta manera no me es posible recibirte en
estos momentos, t que eres el Pan Vivo que baj del cielo para darnos vida eterna, ven
a lo menos espiritualmente a mi alma que por ti suspira.
El Cuerpo de Nuestro Seor Jesucristo, guarde mi alma para la Vida Eterna. Gracias
Jess mo por haber venido a mi t la luz del mundo; t la fuente de agua viva que
apaga el ardor de las pasiones; t el Mdico divino que puede sanar todas mis llagas! t
mi nica esperanza, mi consuelo, mi solo bien, ilumname, atreme, protgeme, para
que de hoy en adelante nada ni nadie pueda apartarme jams de ti que tanto me amas
y que anhelas tanto hacerme eternamente feliz. As sea.
Otra versin de Comunin Espiritual San Alfonso Ma. De Ligorio Oh Jess mo!,
yo creo que ests presente en el Santsimo Sacramento del altar, te amo sobre todas las
cosas y deseo recibirte dentro de mi alma. Ya que no puedo hacerlo ahora
sacramentalmente, ven a lo menos espiritualmente a mi corazn. Como si ya te hubiera
recibido, te abrazo y me uno todo a ti; no permitas, Seor, que vuelva jams a
abandonarte.
(Leer la Visita correspondiente al da).
Terminar con las oraciones siguientes:
ORACION 1
Oh Dios, que bajo este admirable Sacramento nos dejaste el recuerdo de tu Pasin!
concdeme te pido, recibir de tal manera los sagrados misterios de tu Cuerpo y Sangre,
que sienta constantemente en m el fruto de tu redencin. T que vives y reinas por los
siglos de los siglos. Amn.
Sea eternamente bendito y alabado el Santsimo Sacramento del Altar y la Inmaculada
Concepcin de nuestra Seora la Virgen Mara, que fue concebida sin mancha de pecado
original desde el primer instante de su ser natural, para ser Madre de Dios, Seora y
Abogada nuestra. Amn
PRIMERA VISITA
todos aquellos Santos cuyas imgenes y reliquias con tanta devocin visitan tantos
fieles?
Cuntos, cuantsimos miles de cristianos emprendieron las ms mortferas guerras,
abandonando por aos y aun para siempre sus comodidades y sus familias, sus esposas
y sus hijos, soportando todo gnero de penalidades, hambre, sed, cansancio,
enfermedades, epidemias, pestes, expuestos a recibir heridas dolorossimas, que se
enconaban sin tener modo de curarlas y dieron sus vidas en medio de los ms atroces
tormentos, para poder visitar la cueva en que naciste, la casa en que creciste, la tierra
que hollaron tus sacratsimos pies, el huerto en que sudaste sangre pensando en mis
ingratitudes que desde entonces previste y conocas; la calle de la amargura, en que,
cargado la cruz de mis pecados tuviste la inmensa pena de ver el sufrimiento indecible
de tu adorada Madre; el cerro del Calvario en que diste la vida para redimirme de mis
pecados, el Santo Sepulcro en que fuiste sepultado; la sala bendita en que llenaste de
azoro a los cielos al instituir en la locura de tu amor POR MI, este adorable Sacramento!,
razn de sobra tenan todos aquellos cristianos para no retroceder ante ningn
obstculo para poder visitar esos Santos lugares, pues todos ellos fueron santificados
con tu presencia divina!
Y cmo es posible, Seor, que yo no me tome la molestia de caminar unos cuantos
pasos a la hora que ms me acomode, para venir a tu divino templo a visitarte a tu
templo mil veces ms sagrado, ms grandioso, ms santo, por pequeo y pobre que
sea, que el mismo templo de Salmn, que el mismo Calvario, que el Santo sepulcro, que
toda la tierra Santa? pues todos estos benditos lugares fueron santificados con tu
presencia accidental en ellos y en tus santos templos, te encuentres en estos mismos
momentos, constantemente presente. T Seor, t mismo, el Dios de los cielos y de la
tierra, por quien fueron hechas todas las cosas y sin el cual no se ha hecho cosa alguna
de cuantas han sido hechas.
Y ests en tus templos, no como un juez que castiga, sino como Dios de amor,
esperando al pecador arrepentido para perdonarlo; esperndome a m, da y noche, con
una paciencia infinita, continuamente, con las manos llenas de gracias queriendo
derramarlas a raudales en mi alma, para llenarme de tu amor y hacerme feliz en el cielo
y en la tierra.
Qu ceguedad, qu torpeza tan grande la ma de no venir a visitarte con ms
frecuencia!, cunta torpeza y tambin cunta ingratitud!
S, Seor, qu ingratitud, porque bien s que tu amor por el hombre, tu infinito amor
por m, fue el que te llev a querer quedarte en el Santsimo Sacramento del Altar!
Bien s que del mismo modo que todo padre carioso cuando va a morir no quiere
separarse de sus hijos, sino que desea quedarse con ellos para no abandonarlos, para no
dejarlos sin proteccin, para estar con ellos, t, cuando lleg la hora en que tenas que
ascender a los cielos, no queriendo dejarnos abandonados, quisiste quedarte con
nosotros y gracias a tu poder infinito pudiste lograrlo instituyendo la Sagrada Eucarista.
SEGUNDA VISITA
pensar que t no queras te recibiramos en aquellos das en que la ley prohbe comerla.
Adems, la carne es un alimento caro del que muchas veces se ven privados los pobres
y podra haber parecido les estuviera vedado este alimento divino a ellos.
Quisiste quedarte en forma de pan, porque el pan es el alimento cotidiano del hombre y
quisiste que la misma forma en que quedabas, nos recordara que queras ser el alimento
cotidiano de nuestras almas y todava ms, para que tuviramos esto siempre presente,
nos enseaste a decir en la oracin del Padre Nuestro: "El pan nuestro de cada da
dnosle hoy", en que la palabra PAN, ms bien an que lo necesario para el sustento de
nuestro cuerpo, significa nuestro alimento espiritual, el Pan Eucarstico.
Claramente veo, Seor, que son tus deseos que te recibamos todos los das y que as
debemos hacerlo o al menos descarto. Y qu pocos, Seor, son los que as lo hacen!,
que pocos son los que corresponden a tu llamado como t lo deseas! Y esto sin duda se
debe a que no se han dado cuenta del sacrificio tan grande, del anonadamiento infinito
que para ti signific quedarte en la Sagrada Eucarista y no pueden por lo tanto,
corresponder a l.
Pero quin podr Seor ponderar tal sacrificio, tal anonadamiento! si ni la ms exaltada
imaginacin, ni la mayor inteligencia del hombre alcanza para darse cuenta del
anonadamiento infinito que supuso el misterio de la Encarnacin, menos, mucho menos
le alcanzarn para darse cuenta del que supone el misterio de la Sagrada Eucarista
Quin sera capaz de medir la magnitud del anonadamiento, que para la segunda
persona de la Santsima Trinidad, signific haberse hecho hombre! Todo un Dios
reducido a la categora de una simple criatura! Y no por cierto eligiendo ser un hombre
rico, poderoso, el Rey de una gran nacin, el Emperador del mundo, sino ser un pobre
obrero, ignorado en una pequea aldea perdida en la Palestina, expuesto a los sacrificios
y las humillaciones que supone el trabajo y la pobreza y siendo amargada su vida
todava ms, por tres largos aos de vida de apostolado, que culminaron con el ms
horroroso martirio y con la ms ignominiosa muerte
T, Seor, por amor nuestro, por amor mo, no solamente aceptaste hacerte carne, sino
tambin hacerte llaga, llaga dolorossima y lo que supone un sacrificio inmensamente
mayor: hacerte pan!
Porque al encarnar, Seor, conservaste al menos las facultades preciossimas que el
Eterno Padre concedi al hombre la ms privilegiada de sus criaturas, la que hizo a su
imagen y semejanza. Conservaste la forma humana en toda su belleza. Fuiste el ms
hermoso entre los hijos de los hombres! Conservaste tambin todos los poderes de que
est dotado el hombre, entre ellos el de defenderse; y aun conservaste tus poderes
divinos, que Se manifestaron en mltiples milagros; ejemplo entre stos el que hiciste
cuando estando en peligro de ser lapidado en el Templo, desapareciste milagrosamente,
poder al que slo renunciaste para defenderte en tu dolorossima pasin, entregndote
voluntariamente, a tus verdugos para ser clavado en una Cruz y permanecer en ella a
pesar de escuchar las blasfemias de los que te decan. "Si eres el Hijo de Dios, baja de
esa cruz; si eres el Rey de Israel, baja de la cruz y creeremos en Ti" (Mat. XVII-40-42).
Pero para hacerte pan, sacrificaste an la forma humana. Sacrificaste todas las
facultades y poderes del hombre, para venir a ser una cosa, una simple cosa
completamente indefensa, que hasta un soplo de viento puede cambiar de lugar y
llevrsela.
Oh anonadamientos infinitos de Cristo Hostia!, cmo sabremos corresponder a ellos!
Para redimirnos, te fueron necesarios 33 aos de vida dolorosa y para santificarnos, te
han sido, son y sern necesarios siglos y siglos de anonadamiento en la Sagrada Hostia.
Para santificarnos aceptaste, en tu infinito amor, quedar en ella al arbitrio del hombre;
desde el que por bueno y santo que sea, nunca la cuidar y honrar tanto como ella
merece, hasta el malvado que comulgar sacrlegamente. Del incrdulo que te repetir
en la Sagrada Eucarista y no slo una ocasin, sino hasta la consumacin de los siglos,
las mismas blasfemias del Calvario. "Si es cierto que ests realmente presente en la
Hostia Consagrada, cmo es que no lo muestras con un milagro?". Y lo que es todava
ms doloroso, a merced del cristiano TIBIO, INDIFERENTE, que a pesar de creer
firmemente en tu presencia real en la Hostia Consagrada, slo se acerca de tarde en
tarde a recibirte.
No quiero yo, Seor, ser de estos ltimos. Yo quiero que al menos en m encuentres
correspondencia a tan grande amor, a tan grande anonadamiento; y para ello, quiero
tener hacia ti en la Sagrada Eucarista, los sentimientos de profundo agradecimiento,
amor, adoracin y REPARACION que en ella mereces y aadiendo la accin a estos
sentimientos, yo formo, Seor, en este mismo momento, la resolucin de con tu divina
ayuda, comulgar cada vez ms devotamente y con mayor frecuencia, hasta que logre
hacerlo diariamente.
Yo quiero que veas, Seor, en mis prximas comuniones, principalmente el deseo de
reparar las ofensas que recibes en el Santsimo Sacramento del Altar, por las
profanaciones de los malvados y sobre todo, POR TANTA INDIFERENCIA DE LOS
CATOLICOS TIBIOS.
Dgnate ver, Seor, en todas mis comuniones, el deseo ardiente de corresponder a tu
infinito amor por m. Aydame a ello descubrindome cada vez ms los misterios
insondables de tu adorable Eucarista, para que cada da me inflame ms de amor por ti
y en mis acciones de gracias despus de haberte recibido, no permitas olvide pedirte me
concedas la mayor de todas las gracias que puede alcanzar el hombre sobre la tierra: la
Gracia de recibirte diariamente.
Bendita, mil veces bendita la hora en que instituiste la Sagrada Eucarista!
TERCERA VISITA
SE RENUEVA
EL DESEO Y
LA RESOLUCIN DE COMULGAR DIARIAMENTE.
Cunta bondad, Seor! Cunto amor encierran estas dos tan simples condiciones!
Parece imposible que para recibir diariamente al Rey de Reyes en nuestro corazn,
exijas tan poca cosa, que baste con no ser un malvado o un inconsciente; pues slo a un
inconsciente puede llevarlo a tu divino banquete, torcida intencin; slo un malvado
podra atreverse a recibirte en pecado mortal.
Cmo es posible pueda llevar a comulgar a quien te conoce, a quien est consciente de
que ests t realmente presente en la Sagrada Eucarista, otro mvil que corresponder a
tu infinito amor que verse libre de sus defectos y vicios que nos hacen indignos de
acercarnos a ti, que unirse contigo cada vez ms ntimamente!, otro mvil que
santificarse!
Y cunta bondad la tuya, Seor, de no privar de tu divino banquete, al cristiano aunque
est en pecado venial!, cunta confianza me infunde esto!, Cunto me anima a querer
acercarme a recibirte diariamente y a corresponder a tanta generosidad, procurando
acercarme cada vez ms puro, ms libre de toda clase de pecado!
Yo vengo, pues, Seor, a renovar en tu divina presencia, el deseo ardiente que la vez
pasada form, de comulgar diariamente, as como la resolucin para lograrlo, de
comulgar cada vez con ms frecuencia.
Con tu divina ayuda, yo no consentir que las objeciones que los mundanos hacen a la
comunin diaria me aparten de tu divina Eucarista y cualquier pensamiento que tienda a
alejarme de ella, lo ver como una tentacin del demonio que, ayudado por ti sabr
rechazar.
No se apartar de m, Seor, del deseo de la comunin diaria, el pensamiento de que
para comulgar diariamente tengo que ser MAS BUENO DE LO QUE SOY, pues s bien que
tu Sagrada Eucarista no es solamente un premio para los que ya son santos, sino
tambin un auxilio para los pecadores arrepentidos que, como yo, quieren ser buenos,
quieren verse libres de sus tendencias el pecado.
No dejar, Seor, que menge en m el deseo de comulgar diariamente, pensar que
CUANDO SE COMULGA FRECUENTEMENTE LA COMUNION YA NO HACE EFECTO, pues s
que no son las lgrimas, ni las impresiones, ni las dulzuras de la devocin sensible, lo
que hay que buscar en la Sagrada Comunin; sino el aumento en tu amor, el horror al
pecado, la pureza de conciencia, el acrecentamiento de las virtudes, principalmente de la
humildad, la penitencia, la castidad, el desprendimiento de los bienes terrenales, el celo
para procurar el bien temporal y espiritual del prjimo, el valor para pelear con los
enemigos de nuestra alma y de nuestra Iglesia, la fidelidad para cumplir con las
obligaciones de nuestro estado y sobre todas las cosas una sumisin absoluta a tu santa
voluntad y bien s que todas estas virtudes son fruto de las comuniones bien hechas.
Con cunta razn nos dice San Alfonso Mara de Ligorio: "no te dejes engaar por el
pensamiento de que tendrs ms devocin, si comulgas menos frecuentemente; cierto
que el que come pocas veces, come con ms apetito, pero est lejos de estar tan fuerte
como el que toma regularmente sus comidas. Si comulgas rara vez, tendrs quiz un
poco ms de devocin sensible, pero a tu alma le faltar la fuerza para evitar las
recadas".
Tampoco dejar que el necio temor de FAMILIARIZARME CON LAS COSAS SANTAS, me
aparte de la comunin cotidiana, pues qu mejor que la familiaridad cuando ella nos
acerca a ti en abandono tierno y confiado. Yo pondr especial cuidado en que tal sea mi
familiaridad con tu Sagrada Eucarista y en evitar la mala familiaridad que lleva al
descuido, a la rutina. GUARDAME SEOR DE LA RUTINA EN TU SANTO SERVICIO! que
yo pondr de mi parte cuanto pueda por evitarla, procurando hacer cada vez mejor mis
comuniones.
No me apartar de la comunin frecuente, el sentirme al comulgar, FALTO DE FERVOR,
DISTRAIDO Y SIN DEVOCION. Yo s bien, Seor, que estas distracciones muchas veces
no son voluntarias, que t las permites porque es muy grato a tus ojos el que a pesar de
ellas perseveremos en la comunin frecuente y que hasta santos tales como San Vicente
de Paul y Santa Teresa de Jess las han tenido. Con cunta razn el gran doctor San
Buenaventura nos dice: "A pesar de que os sintis tibios y sin devocin, es preciso no
alejarse de la Sagrada Mesa, pues mientras ms enfermo se est ms necesidad se
tiene de mdico".
Claramente veo, Seor, que es gran torpeza apartarse de la comunin por sentir que no
se comulga tan bien como se quisiera, pues no es la manera de aprender a hacer bien
una cosa el dejar de hacerla, sino al contrario practicarla, ya que es la prctica la que
hace al maestro.
Y tampoco me apartar de la comunin diaria, el ver que VUELVO A CAER SIEMPRE EN
LAS MISMAS FALTAS, pues si me apartara de ella indudablemente que caera en otras
peores.
Si tenemos desvanecimientos tomando nuestro alimento ordinario qu sera de
nosotros si no comiramos o comiramos menos? en lugar de estar dbiles, moriramos
de hambre. Si nos alejamos del pan de los fuertes, centuplicamos nuestra debilidad y
tendremos que lamentar no ya faltas ligeras, sino cadas graves, pecados
mortales. "Puesto que peco todos los das, nos dice San Anselmo, tengo necesidad de
remedio todos los das" y despus "Este Pan de cada da lo tomamos como remedio de
todos los males".
No, Seor. Yo no me dejar engaar por tantos pensamientos que contra la comunin
diaria puedan traer a mi mente el demonio o los mundanos. Yo procurar por el
contrario, tener en ella pensamientos que a ti me acerquen.
Si supiera que en determinado banco, se estaba entregando diariamente a todo el que
se presentara, un "centenario" de oro, seguramente que no me conformara con ir a
solicitarlo tan slo una vez a la semana. Por qu, pues, no correr diariamente al templo
a recibir el Pan divino, cuando s que vale mil veces ms que el oro, que vale
infinitamente ms que l? No permitas, Seor, que ningn pensamiento me aparte de ti.
Yo s bien que todas cuantas objeciones puedan haberse hecho en el transcurso de los
siglos a la comunin diaria, fueron cuidadosamente catalogadas, discutidas y
condenadas por la Sagrada Congregacin del Concilio, a la que S.S. Po X encarg
estudiar tan trascendental asunto, el ms importante de todos ellos y esta
Congregacin, despus de madursimo examen, de haberlas aquilatado cuidadosamente
formul las conclusiones que fueron estudiadas, aprobadas y mandadas publicar por tu
Santo vicario en su bendito decreto.
S bien, Seor, que la voz de tu vicario es tu propia voz; que lo que l dice son tus
propias palabras; no me queda pues ms que saber aprovecharme de la invitacin que
l me hace de acercarme todos los das a tu banquete divino, al que a todos nos llamas.
T nos dijiste que muchos son los llamados y pocos los escogidos. Yo quiero ser de estos
ltimos y para ello vengo de nueva cuenta a renovar en tu divina presencia, el deseo
ardientsimo que tengo de recibirte todos los das, a renovar la resolucin de comulgar
con ms frecuencia, hasta que con tu divina ayuda llegue a hacerlo cotidianamente,
como de todo corazn te lo pido, postrado aqu, de rodillas, en tu presencia divina.
Bendita, mil veces bendita la hora en que instituiste la Sagrada Eucarista!
CUARTA VISITA
Yo quiero, Seor, despus de haberte recibido, hacerte presentes los sentimientos que
espontneamente brotan del alma de todo aqul que considera que el Rey de Reyes ha
venido a su corazn, de todo aqul que se da cuenta de su posicin contigo acabando de
comulgar.
En efecto, Seor: de qu otra manera podr comenzar mi accin de gracias que
dndote la bienvenida a mi corazn con un profundo ACTO DE ADORACION,
reconocindote como el Seor de los Seores, al autor de cuanto existe, cuya ley quiero
guardar, cuyos consejos quiero seguir y cuyas virtudes quiero imitar?
Y el considerar que el Rey de Reyes ha venido a m, pobre pecador, no podr ms que
llenarme de AGRADECIMIENTO, el que deber manifestar dndote gracias por todos tus
dones, especialmente por los ltimos favores que de ti he recibido y particularmente
porque hayas querido venir a m una vez ms.
Y como el agradecimiento nos lleva a amar a aqul a quien estamos agradecidos, deber
Seor, despus, HACERTE PRESENTE MI AMOR y para esto, nada mejor podr hacer que
considerar las innumerables pruebas que de tu amor me has dado, pues considerar lo
que t me has amado, me llevar indudablemente a amarte cada vez ms.
Quiero manifestarte mi amor, Seor, no solamente con palabras sino tambin con obras,
pues la verdadera prueba de amor es no ofender a aqul a quien se ama. Yo me
propongo para esto, apartarme de todas las ocasiones de ofenderte y como s que no
podr lograrlo sin tu divina ayuda, no terminar mi accin de gracias sin pedrtela y sin
pedirte el remedio de todas mis necesidades, pues acabando de comulgar, ests en mi
corazn como en un trono de misericordia, con las manos llenas de gracias y deseoso de
derramarlas sobre m.
Yo comprendo, Seor, que para manifestarte debidamente mis sentimientos de
adoracin, de agradecimiento, de amor y para pedirte lo que convenga, necesito de
meditaciones cuidadosas; me propongo hacerlas aqu en tu divina presencia, en mis
siguientes visitas y ayudarme tambin de lecturas que estn de acuerdo con mi adelanto
espiritual, hasta que por m mismo pueda hablar contigo, pues bien s que ms te
agradan las palabras sencillas que brotan espontneamente de un corazn lleno de amor
por ti, que las bellas frases que tomamos prestadas de otras personas que se
encuentran en un grado de adelanto espiritual muy superior al nuestro y que, por lo
tanto, muchas veces en nuestros labios no resultan sinceras.
Si los mundanos te preguntan - dice San Francisco de Sales, Terciario Franciscano- por
qu comulgas tan frecuentemente, respndelos que por aprender a amar a Dios, por
purificarse de tus imperfecciones, por librarte de tus miserias, por consolarte en tus
aflicciones, por fortificarse en tus flaquezas.
"Diles que dos suertes de gentes deben comulgar a menudo: los perfectos, porque,
estando dispuestos, haran mal si no se llegasen al manantial y fuente de la perfeccin,
y los imperfectos para poder justamente pretender la perfeccin, los fuertes para no
venir a ser flacos; los flacos para hacerse fuertes; los enfermos, para verse sanos y los
sanos, para no estar enfermos. "Diles que recibes al Santsimo Sacramento para
aprender a recibirlo bien, porque es casi imposible hacer una accin bien hecha no
habindole ejecutado mucho"...
Bendita, mil veces bendita la hora en que instituiste la Sagrada Eucarista!
QUINTA VISITA
ACTO DE FE.
Yo creo Jess mo, que t ests realmente presente en el Augusto Sacramento del Altar
porque creo que eres Dios y porque creo en tu palabra y porque t as lo dijiste.
Nada expusiste ms claramente en tus predicaciones que la doctrina de tu presencia real
en la Sagrada Eucarista. Tu Apstol San Juan, en el captulo VI de su Santo Evangelio,
nos narra esta predicacin maravillosa con todos sus detalles.
l nos dice que al da siguiente de que t alimentaste a 5,000 hombres multiplicando
milagrosamente cinco panes, smbolo de la EUCARISTIA y dos peces, smbolo de tu
DOCTRINA, eras seguido por una gran muchedumbre de judos que deseaba presenciar
un milagro como el de la vspera y material, apenas s poda creer algo ms de lo que
con sus ojos corporales vea.
Ellos te pidieron hicieras un milagro para que creyeran en ti, recordndote que Moiss
dio a comer al pueblo el "man"; al que ellos llamaron pan del cielo. T entonces les
dijiste que Moiss no les haba dado pan del cielo, que era el Padre quien les dara el pan
del cielo que da la vida al mundo. Dijronte entonces: "Seor danos siempre de ese
pan" a lo que t respondiste: Yo soy el pan de vida que ha descendido del cielo a fin de
que quien coma de l no muera.
Cuando oyeron esto los judos, comenzaron a murmurar de ti porque habas dicho: Yo
soy el pan vivo que ha descendido del cielo; pues decan: "Cmo puede decir que ha
descendido del cielo cuando nosotros conocemos a su padre y a su madre?" y t les
explicaste an ms claramente tus palabras dicindoles: Yo soy el pan vivo que ha
descendido del cielo. Quien come de este pan vivir eternamente y el pan que yo dar
es mi misma carne, la cual, yo dar para la vida o salvacin del mundo.
Pero los judos en vez de creerte dijeron: "Cmo puede ste darnos a comer su carne?"
y t, en vez de corregir las palabras que habas pronunciado, expusiste con precisin y
plenitud admirables, la adorable doctrina de la Sagrada Eucarista dicindoles: En verdad
en verdad os digo que si no comiereis la carne del Hijo del Hombre y no bebierais su
Sangre no tendris vida en vosotros. Quien come mi carne y bebe mi Sangre tiene vida
Eterna y Yo le resucitar en el ltimo da. Porque mi carne es verdaderamente comida y
mi Sangre es verdaderamente bebida. Quien come mi carne y bebe mi Sangre, en m
mora y yo en l. As como el Padre que me ha enviado vive y yo vivo por el Padre, as
quien me come tambin l vivir por m y de mi propia vida. Quien come este pan vivir
eternamente.
Al or esto, no solamente los judos que no te conocan, sino hasta tus propios discpulos,
no teniendo presente que t eras Dios y que como tal todo lo puedes y no imaginando
que podas valerte de cualquier medio adecuado para cumplir tu promesa, sino creyendo
que prometas un festn sangriento al modo de los canbales, dudaron de que tal
promesa pudiera ser cumplida y dijeron: "Quin es el que puede creer en esto?" y te
abandonaron.
T los viste retirarse con dolor indecible; pero en vez de rectificar tus palabras dijiste a
tus doce Apstoles que estaban cerca de ti: Y vosotros, tambin queris retiraros?
indicando con estas palabras que estabas dispuesto a permitir te abandonaran an tus
doce Apstoles, antes que rectificar una sola de tus palabras.
San Pedro, que tampoco haba entendido como t podras cumplir tu promesa, pero que
no olvidaba que eres Dios, crey tu palabra y hablando en nombre de los doce te
contest: "Seor a quin iremos? t tienes palabras de vida eterna y nosotros hemos
credo y conocido que t eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo".
Yo, Seor, no quiero ser como los judos que rechazaron tus palabras. Yo quiero hacer
mas las palabras de tu Apstol Pedro!
Nosotros sabemos que para cumplir tu promesa no tuviste que despedazar tu cuerpo y
darlo a comer a tus Apstoles, como lo creyeron tus discpulos infieles, sino que
simplemente cambiaste la substancia del pan en la substancia de tu cuerpo, la vspera
del da de tu pasin y que, para alimentar el alma de todos aquellos que despus de tu
ascensin a los cielos creyeran en ti, diste a tus Apstoles el poder de hacer lo mismo
hasta la consumacin de los siglos.
Son tres los Evangelistas que nos narran esta celestial escena: San Mateo, San Marcos y
San Lucas; ellos nos refieren cmo t, la vspera de tu pasin, despus de haber cenado,
en compaa de tus Apstoles, tomaste pan en tus santas y venerables manos y
levantando los ojos al cielo, dando gracias lo ofreciste a tu padre, lo bendijiste despus y
lo repartiste a tus Apstoles dicindoles: Tomad y comed, esto es mi Cuerpo.
As fue como cumpliste tu promesa dando en alimento a tus Apstoles el pan vivo que
baj del cielo para darnos vida eterna; ese pan que segn tus propias palabras es tu
mismo cuerpo. Cmo es posible, Seor, que haya quien conociendo tus Santos
Evangelios pueda dudar de tu presencia real en la Sagrada Eucarista, pueda dudar de
que es indispensable al cristiano comulgar para santificarse!
Qu duda cabe de que al prometer la Sagrada Eucarista, al decir frases como estas: Yo
soy el pan vivo que ha descendido del cielo, mi carne es verdaderamente comida y mi
sangre verdaderamente bebida, quien me come vivir por m y de mi propia vida
establecer en trminos indiscutibles la realidad de tu presencia en el manjar que
prometes. Y despus, al tomar en tus manos el pan bendito y decir: Tomad y comed
este es mi cuerpo qu duda puede caber de que sea ese el pan que t has prometido,
el pan del cielo en que estars realmente presente?
De tal manera tus palabras son claras y terminantes, que el mismo Lutero que neg uno
tras otro los dogmas sacrosantos de nuestra Fe, para lo que encontr mltiples
pretextos, no hall uno solo para negar tu presencia real, al grado de tener que
exclamar "se me hara un gran beneficio proporcionndome algn medio decoroso para
poder negar este dogma".
Tus propias palabras establecen tambin con claridad meridiana, la necesidad de
recibirte en la Sagrada Eucarista para tener vida sobrenatural, es decir, para
santificarnos, pues entre ellas dices: si no comiereis la carne del Hijo del Hombre y no
bebiereis su Sangre, no tendris vida en vosotros.
Pero seguramente que las palabras tuyas en que debo fijar an ms mi atencin, son
aquellas en que estableces la unin tan ntima que hay entre quien comulga y t, pues
nos dices: As como el Padre que me ha enviado vive y Yo vivo por el Padre, as quien
me come tambin l vivir por m y de mi propia vida.
Yo quiero, Seor, cada vez que comulgue, recordar estas benditas palabras tuyas, pues
por poco capacitado que est para profundizar todo su significado, no puedo menos que
ver que ellas son vida para mi alma. Yo quiero aprenderlas de memoria, repetirlas con
frecuencia, procurando entender toda la maravilla que encierran, pues no podas haber
exaltado ms la unin que contigo tiene quien comulga. Esta unin es tan ntima, que no
temes comparar la vida que de ti recibe quien comulga, con la vida que t recibes del
padre. No es solamente una unin moral fundada en una comunidad de sentimientos,
unin que tratndose de ti, que eres Dios, es ya de por s excesivamente deseable, sino
ms mucho ms que eso. LA PARTICIPACION DEL CRISTIANO EN TU MISMA VIDA
DIVINA!
Bendita, mil veces bendita la hora en que instituiste la Sagrada Eucarista!
SEXTA VISITA
EL ACTO DE
A JESS
ADORACIN
EUCARISTA
T Seor, al hacerte hombre y humillarte bajo las Santas especies, no has dejado de ser
Dios. Por lo tanto mi primer movimiento al encontrarme en tu divina presencia y ms
aun acabando de recibirte, debe ser el de adorarte, prosternndome delante de ti como
Moiss ante la zarza ardiendo en el monte Horeb, como los pastores y los magos y los
ngeles del cielo ante el Divino Infante que haba nacido en la cueva de Beln.
Yo te adoro Seor, protestando que soy nada en presencia de tu grandeza infinita y
afirmando mi absoluta dependencia ante ti, mi creador, tu redentor, mi Soberano Seor.
Pero no permitas, Seor, que mi adoracin que es el nombre que toma el grado supremo
del respeto cuando tiene por objeto a la Majestad Divina, mate en m el amor. Yo s que
t quieres de nosotros, la familiaridad, pero una familiaridad que no mate el respeto.
Adoro Seor tu divinidad y tambin tu santa humanidad, pues unindote t, Dios, a la
naturaleza humana elevaste al Hijo de la Virgen, a 105 honores de la divinidad. Todo en
ti, Seor, es adorable; adorable tu divino rostro, adorables tus santas llagas, adorable tu
corazn, que est unido tan ntimamente a la Divinidad, que viene a ser el corazn
mismo de Dios y como tal, partcipe sin reserva de la Soberana Majestad.
Y T, Seor, has querido ser mi pan cotidiano Oh, qu asombroso olvido de tu
dignidad!, cunto ms obligado estoy a corresponder con honores tus
condescendencias! El Todopoderoso ha venido a ser por amor mo, una pequea Hostia
que desaloja el viento; has ocultado todo tu esplendor a la mirada de los hombres y
SEPTIMA VISITA
ingratitudes, por las incomprensiones, por las profanaciones de que se le hace objeto!,
cun obligados estamos a desagraviarle!, cun obligados estamos a la reparacin!
Con cunta razn pues, Santa Margarita Mara, cuando t le dices: "Hija ma: vengo al
corazn que te he dado a fin de que por el fuego de ste repares las injurias que he
recibido de esos corazones tibios y ruines que me deshonran en el Santo
Sacramento" ella te contesta. "Mi Seor y mi Dios; si mi vida es til para reparar estas
injurias a pesar de que las que recibs de m son mil veces peores, tomadla, haced de m
lo que os plazca".
T le pediste entonces, Seor, la comunin de la fiesta del da del corpus, en reparacin
de las indignidades cometidas durante la octava precedente y la del primer viernes de
cada mes, en reparacin de los pecados cometidos contra ti en el Santsimo Sacramento,
el mes transcurrido precedentemente.
Bastan Seor, las breves reflexiones anteriores sobre la magnitud del don que nos
hiciste en la Sagrada Eucarista y sobre el sacrificio tan grande que tuviste que hacer
para dejrnoslo, para que vea cun grande debe ser hacia ti mi agradecimiento y cmo
debo esforzarme por reparar las ofensas que en l recibes por las profanaciones de los
impos, por la indiferencia de los catlicos tibios. El agradecimiento debe ser mi
sentimiento cardinal hacia ti en la Sagrada Eucarista, lo que hasta su mismo nombre
nos indica, ya que Eucarista es una palabra griega que significa "ACCION DE GRACIAS".
Para hacerte presente mi agradecimiento y reparar las ofensas que recibes, hago el
propsito firme de hacerte frecuentemente compaa donde ests oculto en el
Tabernculo, conducirme en el templo con el debido respeto, visitarte cuando ests
manifiesto asistir a Misa aunque no sean das de precepto y sobre todo, comulgar con
ms frecuencia y mejor.
No olvidar hacer mis comuniones, especialmente las de los primeros viernes y la del
bendito da del Corpus, con la intencin de reparar las ofensas que recibes en el
Santsimo Sacramento, como lo pediste a Santa Margarita Mara Alacoque.
Y como tantas veces las profanaciones que recibes son pblicas, yo quiero tambin
pblicamente repararlas aprovechando las mltiples oportunidades que para ello nos
proporciona nuestra Santa Madre la Iglesia, siempre amante, siempre vigilante, siempre
sabia, como iluminada por el Espritu Santo, llamndonos, para honrar a la Sagrada
Eucarista, a que asistamos a las bendiciones con el Santsimo Sacramento, a las horas
Santas establecidas precisamente para desagraviarle, a los Jubileos de las 40 horas, a
los Congresos Eucarsticos tanto parroquiales como diocesanos, nacionales e
internacionales; asistiendo en las grandes fiestas, a las procesiones Eucarsticas,
especialmente a la del da del Corpus, establecido por nuestra Santa Iglesia para
rendirte culto en el Santsimo Sacramento del Altar.
Yo quiero, Seor, sobre todo en este bendito da, tener en mi corazn los ms profundos
sentimientos de gratitud y de reparacin y me propongo no faltar en l por ningn
motivo, a la comunin reparadora, a la ms hermosa Misa, a la ms grandiosa procesin
del ao, en que nuestro corazn, lleno de agradecimiento hacia ti, salta en nuestro
pecho rebosante de alegra como los repiques con que las sonoras campanas de
nuestras Iglesias anuncian el santo da del Corpus.
Bendita, mil veces bendita la hora en que instituiste la Sagrada Eucarista!
OCTAVA VISITA
prometes todos tus divinos tesoros a aquellos que, como nos dice Santa Margarita,
quieran rendirte y procurarte todo el honor y la gloria de que seamos capaces.
Yo quiero, Seor, que me cuentes entre el nmero de ellos; yo quiero que tu corazn
Eucarstico reine en m y sobre todo el mundo, por siempre jams.
Bendita, mil veces bendita la hora en que instituiste la Sagrada Eucarista!
NOVENA VISITA
morir clavado en una cruz y si hubiera sido mi alma la nica que hubieras tenido que
rescatar, HUBIERAS MUERTO DEL MISMO MODO POR MI SOLO.
Y todava ms: fue para procurar mi bien espiritual, para santificarme, para lo que
instituiste el Santsimo Sacramento del Altar; es para esto que quieres que te recibamos
diariamente, lo que nos evita las desgracias temporales, las enfermedades, los malos
negocios, los fracasos, lo que nos consuela en las penas y lo que vale an mucho ms
que esto: nos da la fuerza para resistir las tentaciones del pecado, para evitar las
ocasiones peligrosas, para corregirnos de nuestros malos hbitos, para perdonar las
injurias. Y esto, Seor, es lo que yo quiero encontrar y pedirte en ellas, as como el
gusto por la oracin, la estima de tus sacramentos, el adelanto en las virtudes, el
progreso en tu amor, la sumisin a tu santa voluntad y la perseverancia final que me
unir a ti para siempre.
Son estos bienes espirituales los que quiero pedirte ante todo en mis oraciones, en cada
una de mis comuniones, pues quiero, en primer lugar y sobre todas las cosas, que t
reines plenamente en m, de acuerdo con estas benditas palabras tuyas: BUSCAD
PRIMERO EL REINO DE DIOS Y SU JUSTICIA Y TODO LO DEMAS SE OS DARA POR
AADIDURA. Pero estas palabras tuyas, no quieren decir tampoco, Seor, que no pueda
yo desear los bienes temporales, que no pueda pedrtelos, pues t dices: "PRIMERO", no
nicamente y tu corazn misericordioso no puede ser insensible a nuestras miserias
corporales, pues todo aquello que nos interesa, te interesa a ti y esperas de nosotros
que, de corazn a corazn te hablemos de todo. As pues, me propongo presentarte
todas mis penas, todas mis necesidades, todos mis deseos, aun los ms pequeos, pues
ello me unir ms a ti y s bien que la familiaridad que viene de un amor confiado te
complace.
En la vida de los Santos, se encuentran plticas tan tiernas, tan ingenuas, que no
pueden menos que escandalizar a los sabios del mundo; pero t, el sabio de los sabios,
las admites. A ti te gusta conversar con los pequeos y con los humildes; podemos pues
presentarte nuestras llagas y pedirte que las cures, pues t verters en ellas el blsamo
que las sane si nos conviene.
Cuando tenga alguna pena, alguna cruz, yo vendr a hablarte de ella, pues s que t me
la quitars y que cuando no juzgues conveniente quitrmela en el acto, me dars la
uncin necesaria para hacrmela aceptable. T sabes mejor que yo lo que me hace falta
y si una cosa temporal que yo te pida, pudiera serme perjudicial, cmo pensar que
puedas concedrmela! del mismo modo que un padre no da a su hijo pequeo el cuchillo
que le reclama y que una madre a pesar de las lgrimas de su hijo, no le quitar el
vendaje necesario para su curacin, t no me dars, Seor, un bien temporal que te
pida, si l me fuera perjudicial, sobre todo para mi alma, por ms que lo desee, por ms
que te lo pida. As, Seor yo s que t siempre me escuchars en mis peticiones, pero
no ciertamente de la manera que yo equivocadamente lo desee, ni inmediatamente
cuando as no convenga.
Leemos en la vida del Santo cura de Ars, que una ocasin que se rezaba mucho por un
joven enfermo, vino a solicitarse del santo sacerdote que ofreciera algunas oraciones por
esta curacin. Despus de varios das, iluminado de lo alto, respondi: "El buen Jess
enva esta enfermedad para detener a este joven en sus desrdenes; su curacin no
olvidar pedirte me concedas la mayor de todas las gracias que podemos alcanzar sobre
la tierra: la Gracia de la Comunin diaria.
Bendita, mil veces bendita la hora en que instituiste la Sagrada Eucarista!
DA SEGUNDO
Soberano Seor y Rey eterno, que, estando en el cielo a la
diestra del Padre con universal imperio y seoro sobre todos
los Santos, y Espritus bienaventurados, cantndoos perpetuas
alabanzas, y reconocindoos por verdadero Rey y Seor,
quisisteis humillaros en el Santsimo Sacramento del altar,
encubriendo toda vuestra grandeza bajo el velo de los
accidentes, os suplico con la mayor humildad vengis a mi
alma, como poderoso Rey, destruyis todos mis enemigos que
son mis vicios, e imprimis firmemente en ella vuestras divinas
leyes, y prometo seros fiel, obedeceros y adoraros en espritu y
verdad por toda mi vida. Amn.
Rezar seis padrenuestros, seis avemaras y seis glorias al Santsimo. Terminar con las
oraciones finales.
DA TERCERO
Dulcsimo Seor y vigilante Pastor de mi alma, que no contento
con haberme buscado y llevado sobre vuestros hombros como
oveja perdida, quisisteis quedaros en el Santsimo Sacramento
para daros en pasto a las fieles ovejas y que comiesen la misma
carne, y bebiesen la preciosa sangre de vuestro sagrado
cuerpo, cumpliendo de esta manera y con excelencia los oficios
de verdadero Pastor, haced que arrepentido ya de haberos
hecho trabajar en buscarme, por haberme huido de Vos tantas
veces, de aqu en adelante me deje guiar y gobernar por
vuestra gracia, y apacentada mi alma con tan divino manjar,
jams vuelva a caer en las garras de la fiera psima de la
culpa. Amn.
Rezar seis padrenuestros, seis avemaras y seis glorias al Santsimo. Terminar con las
oraciones finales.
DA CUARTO
Amabilsimo Seor y Jess mo, que quisisteis dar a conocer
vuestra misericordia llamndoos Mdico y para que sansemos
de todas las enfermedades de nuestra alma os dignasteis dejar
en la Iglesia la preciosa medicina de vuestra propia carne y
sangre: compadeceos Mdico divino de todos mis males. Mirad
Seor, que hace muchos aos que los padezco; pero si vos
queris, podis en este instante mismo limpiarme de toda mi
lepra: oigo interiormente aquel piadoso quiero con que
sanasteis al leproso; y si san tambin la enferma del flujo de
sangre tocando la orilla de vuestro vestido, sane yo de todas
mis dolencias tocando y recibiendo dignamente vuestra misma
carne, y logre as la salud para siempre. Amn.
Rezar seis padrenuestros, seis avemaras y seis glorias al Santsimo. Terminar con las
oraciones finales.
DA QUINTO
Sapientsimo Seor y Maestro de mi alma, que despus de
haber hablado tantas veces y de tantas maneras a vuestro
antiguo pueblo por medio de los profetas quisisteis hablar y
ensear por Vos mismo a los hijos de la Iglesia, estableciendo
vuestra perpetua ctedra en el Santsimo Sacramento, a donde
como a verdadero monte de Dios y casa de Jacob convidis a
todos para que os oigan, comunicando los tesoros de sabidura
y ciencia que en Vos se encierran; apiadaos, o dulcsimo
Maestro mo, de mi rudeza e ignorancia, y dignaos comunicar a
mi entendimiento luz para que aprenda a cumplir vuestros
mandamientos, ensendome al mismo tiempo a conoceros y a
conocerme, para que en todos sepa ejecutar siempre vuestra
divina voluntad. Amn.
Rezar seis padrenuestros, seis avemaras y seis glorias al Santsimo. Terminar con las
oraciones finales.
DA SEXTO
Omnipotente Seor y Padre amabilsimo, que siendo dueo
universal de todo lo criado tenis tanto amor a los hombres,
que los adoptis por hijos, y queris que lo sean y se llamen
as, preparndoles en la mesa divina el pan del cielo para su
alimento: despertando mi alma del olvido en que ha vivido, me
presento a vuestra soberana presencia, y cual si fuese aquel
prdigo del Evangelio recurro a Vos confiado en que sois mi
Padre, aunque he perdido tantas veces la preciosa cualidad de
hijo vuestro. Oh si pudiera dar una voz de verdadero dolor de
mis pecados, que penetrando los cielos se oyera por todas
partes que he pecado contra mi buen padre! Humildemente os
pido me perdonis, y me recibis en vuestra gracia, admitindome al convite de vuestro
divino Sacramento, para permanecer en ella hasta el fin de mi vida. Amn.
Rezar seis padrenuestros, seis avemaras y seis glorias al Santsimo. Terminar con las
oraciones finales.
DA SPTIMO
Benignsimo Seor y husped divino de mi alma, que siendo los
cielos corto espacio para vuestra grandeza gustis de
hospedaros en la pobre casa de mi corazn, y para facilitarme
tanta dicha habis querido quedaros en el Santsimo
Sacramento, dignaos, Seor, que as como enriquecisteis a la
Reina de los ngeles Mara Santsima con innumerables gracias
y dones, porque la escogisteis para morada vuestra, a
proporcin derramis sobre m las riquezas de vuestras
misericordias para que, siendo yo templo vuestro, pueda
recibiros dignamente, y conservar siempre en m la santidad
que necesito. Amn.
Rezar seis padrenuestros, seis avemaras y seis glorias al Santsimo. Terminar con las
oraciones finales.
DA OCTAVO
Dios y Seor enamorado de las almas, ya que tanto nos
aseguris que tenis todas las delicias en estar con los
hombres, y en seal de tanta fineza dijisteis a los Apstoles
despus de haberles dado la Comunin: "Ya no os llamar
siervos, sino amigos mos"; y lo mismo decs en este
Sacramento a todos los cristianos que os reciben dignamente.
Por esta amistad, Seor, os pido que excitis en mi corazn los
ms vivos afectos de amor y de ternura para que no ame otra
cosa sino a Vos, ni piense en otra cosa mas que en visitaros y
adoraros, regalndome siempre con el trato de tan buen
Amigo, hasta que goce de vuestra clara vista en la gloria.
Amn.
Rezar seis padrenuestros, seis avemaras y seis glorias al Santsimo. Terminar con las
oraciones finales.
DA NOVENO
Dulcsimo Jess sacramentado, que habis querido en la
Sagrada Eucarista sealaros con los ttulos de mayor consuelo
para nosotros, queriendo tambin que en este misterio os
reconozcamos por Esposo fiel y amante de nuestras almas;
haced Seor, que yo corresponda a tanta fineza, y que me
prepare con las vestiduras nupciales para asistir dignamente a
tan santo desposorio, y poderlo celebrar despus eternamente
en la gloria. Amn.
Rezar seis padrenuestros, seis avemaras y seis glorias al
Santsimo. Terminar con las oraciones finales.
Creo, Jess mo, que ests presente en el Santsimo Sacramento del altar. Te amo sobre
todas las cosas y deseo recibirte dentro de mi alma. Ms, no pudiendo hacerlo ahora
sacramentalmente, ven espiritualmente a mi corazn y como si ya hubieseis venido, te
abrazo y me uno a Ti. No permitas Jess mo que jams me aparte de Ti. As sea.
ORACIN: (de Santo Toms de Aquino)
Te adoro con fervor, deidad oculta, que ests bajo de estas formas escondidas; a ti mi
corazn se rinde entero, y desfallece todo si te mira.
Se engaa en ti la vista, el tacto, el gusto. Mas tu palabra engendra fe rendida; cuanto
el Hijo de Dios ha dicho, creo; pues no hay verdad cual la verdad divina.
En la Cruz la deidad estaba oculta. Aqu la humanidad yace escondida; y ambas cosas
creyendo y confesando, imploro yo lo que imploraba el ladrn arrepentido.
No veo, como vio Toms, tus llagas, ms por su Dios te aclama el alma ma: haz que
siempre, Seor, en ti yo crea, que espere en ti, que te ame sin medida.
Oh memorial de la pasin de Cristo, oh Pan vivo que al hombre das la vida: concede que
de ti viva mi alma, y guste de tus clicas delicias.
Jess mo, pelcano piadoso, con tu sangre mi pecho impuro limpia, que de tal sangre
una gotita puede todo el mundo salvar de su malicia.
Jess, a quien ahora miro oculto, cumple, Seor, lo que mi pecho ansa: que a cara
descubierta contemplndote, por siempre goce de tu clara vista. Amn.
ORACIN A JESS SOLITARIO EN EL SANTSIMO SACRAMENTO:
Oh Divino Jess! que durante la noche estis solitario en tantos tabernculos del
mundo, sin que ninguna de vuestras criaturas vaya a visitaros y adoraros. Yo os ofrezco
mi pobre corazn, deseando que todos sus latidos sean otros tantos de amor y
adoracin.
Vos, Seor, estis siempre en vela bajo las especies Sacramentales, vuestro amor
misericordioso nunca duerme ni se cansa de velar por los pecadores. Oh Jess
amantsimo! Oh Jess solitario! haced mi corazn cual lmpara encendida; en caridad
se inflame y arda siempre en vuestro amor.
Vela oh centinela Divino! vela por el msero mundo, por los sacerdotes, por las almas
consagradas, las extraviadas, por los pobres enfermos cuyas noches interminables
necesitan tu fortaleza y tu consuelo, por los moribundos y por ste tu humilde siervo
que, para mejor servirte, descansa pero sin alejarse de Ti, de tu Sagrario donde vives
en la soledad y el silencio de la noche. Sea siempre bendito, alabado, adorado, amado y
reverenciado el Corazn Sagrado de Jess en todos los Sagrarios del mundo. Amn.
ORACIN FINAL
Gracias, Jess mo, por la bondad con que me habis recibido y permitido gozar de
vuestra presencia y compaa amorosas.
splica que salga del corazn; y no ha de salir del corazn el ruego que me dirijas por aquellos que
tu corazn especialmente ama?
Y por M?
No sientes deseos de mi gloria? No quisieras poder hacer algn bien a tus prjimos, a tus amigos,
a quienes amas mucho, y que viven quizs olvidados de M? Dime qu cosa llama hoy
particularmente tu atencin, qu anhelas ms vivamente, y con qu medios cuentas para
conseguirlo. Dime si te sale mal tu empresa, y yo te dir las causas del mal xito. No quisieras que
me interesase algo en tu favor? Hijo mo, soy dueo de los corazones, y dulcemente los llevo, sin
perjuicio de su libertad, a donde me place.
Sientes desvo de parte de personas que antes te quisieron bien, y ahora olvidadas se alejan de ti
sin que les hayas dado un motivo? Ruega por ellas, y yo las volver a tu lado, si no han de ser
obstculos a tu santificacin.
LETANAS DE REPARACIN
A NUESTRO SEOR EN LA EUCARISTA
1.
2.
3.
4.
9. Sagrada Hostia, despreciada por los cristianos tibios, R: Ten piedad de nosotros
10. Sagrada Hostia, signo de contradiccin, R: Ten piedad de nosotros
11. Sagrada Hostia, entregada a los judos y herejes, R: Ten piedad de nosotros
12. Sagrada Hostia, insultada por los blasfemos, R: Ten piedad de nosotros
13. Sagrada Hostia, Pan de los ngeles, dado a los animales, R: Ten piedad de nosotros
14. Sagrada Hostia, tirada en el lodo y pisoteada, R: Ten piedad de nosotros
15. Sagrada Hostia, deshonrada por los sacerdotes infieles, R: Ten piedad de nosotros
16. Sagrada Hostia, olvidada y abandonada en tus iglesias. R: Ten piedad de nosotros
17. S misericordioso con nosotros, R: Perdnanos, oh Seor.
18. S misericordioso con nosotros, R: Escchanos, oh Seor.
19. Por el ultrajante desprecio de este maravilloso Sacramento,
R: Te ofrecemos nuestra reparacin
20. Por tu extrema humillacin en tu admirable Sacramento,
R: Te ofrecemos nuestra reparacin
21. Por todas las comuniones indignas,
R: Te ofrecemos nuestra reparacin
22. Por las irreverencias de los malos cristianos,
R: Te ofrecemos nuestra reparacin
23. Por la profanacin de tus santuarios,
R: Te ofrecemos nuestra reparacin
24. Por los copones deshonrados y llevados a la fuerza,
R: Te ofrecemos nuestra reparacin
25. Por las continuas blasfemias de los hombres impos,
R: Te ofrecemos nuestra reparacin
26. Por la impenitencia y traicin de los herejes,
R: Te ofrecemos nuestra reparacin
27. Por las conversaciones indignas en tus santos templos,
R: Te ofrecemos nuestra reparacin
28. Por los profanadores de tus iglesias, a las que han profanado con sus sacrilegios,
R: Te ofrecemos nuestra reparacin
29. Para que plazca aumentar en todos los cristianos la reverencia debida a este
adorable Misterio,
R: Te suplicamos yenos
30. Para que te plazca manifestar el Sacramento de tu amor a los herejes,
R: Te suplicamos yenos
31. Para que te plazca que los insultos de aquellos que te ultrajan sean ms bien
dirigidos hacia nosotros,
R: Te suplicamos yenos
32. Para que te plazca misericordiosamente recibir esta nuestra humilde reparacin,
R: Te suplicamos yenos
33. Para que te plazca hacer nuestra adoracin aceptable a Ti,
R: Te suplicamos yenos
34. Hostia Pura, R: Escucha nuestra oracin.
Oh
Jess
amable
y
bondadoso! Oh Divino Salvador de nuestras almas! Dgnate bajar tu mirada de
misericordia sobre vuestros hijos que reunidos en un mismo pensamiento de fe,
esperanza y amor, vienen a llorar a vuestras plantas sus infidelidades y las de los pobres
pecadores sus hermanos.
Ojal podamos con las unnimes y solemnes promesas que os vamos a hacer,
conmover vuestro Divino Corazn y obtener de l misericordia, para nosotros, para el
mundo desgraciado y culpable, y para todos aquellos que no tienen la dicha de amaros!
De hoy en adelante, todos os prometemos que:
Del olvido e ingratitud de los hombres, os consolaremos Seor.
De la temeridad del mundo, os consolaremos Seor.
De vuestro abandono en el Santsimo sacramento, os consolaremos Seor.
De los crmenes de los pecadores, os consolaremos Seor.
Del odio de los impos, os consolaremos Seor.
De las blasfemias que se profieren contra vos, os consolaremos Seor.
De los das santos que se profanan, os consolaremos Seor.
De las injurias hechas a vuestra Divinidad, os consolaremos Seor.
De los sacrilegios con que se profana vuestro Sacramento de amor, os consolaremos
Seor
De las inmodestias e irreverencias cometidas en vuestra presencia adorable, os
consolaremos Seor.
De las tradiciones de que sois la adorable vctima, os consolaremos Seor.
De la frialdad de la mayor parte de vuestros hijos, os consolaremos Seor.
Del desdn con que oyen vuestras llamadas de amor, os consolamos Seor.
Oh soberano portento!
6
No es posible que exista en este suelo
Quien merezca un cario puro y fino como el que te consagro, Oh Dios del cielo!
T slo eres mi amor, Jess divino,
T eres mi redentor, T mi consuelo! Todo en cuanto en ti veo es peregrino
Se enajena mi alma al contemplarte,
Siento sumo placer al venerarte.
Un Padrenuestro, Avemara y Gloria Patria
Ant. Santsimo sacramento, seas bendito y alabado, y eternamente adorado,
Oh soberano portento!
7
Para pagarte, mi Seor, en algo
Lo mucho que pecando te he ofendido, es nada lo que puedo y lo que valgo;
Ms te dir que estoy arrepentido.
Y que del mal vivir con bro salgo por tu gracia, oh mi Dios!, fortalecido.
Para orar, ayunar y en penitencia
Prestar siempre a tus leyes obediencia.
Un Padrenuestro, Avemara y Gloria Patria
Ant. Santsimo sacramento, seas bendito y alabado, y eternamente adorado,
Oh soberano portento!
OFRECIMIENTO DE LA ESTACIN:
En memoria, Seor, de tu Pasin, de tu muerte tambin y tu agona,
Porque tanto se aflige el alma ma, yo te ofrezco, Seor, esta estacin:
Ojal sirva a mi salvacin, pues todos mis sentidos a porfa
Con respeto, contento y alegra se enajenan en tu contemplacin.
De un pecador contrito y humillado dgnate recibir acuesta ofrenda,
Concdeme tu gracia, Dios amado, y tu misericordia a m descienda,
Pues te adoro, Seor con fe sincera y con fervor mi alma te venera.
V. Viva Jess Sacramentado!
R. Viva, y de todos s muy amado!
ADORACIN EUCARSTICA.
Siendo el pan una comida que nos sirve de alimento y se conserva guardndole,
Jesucristo quiso quedarse en la tierra bajo las especies de pan, no solo para servir de
alimento a las almas que lo reciben en la sagrada Comunin, sino tambin para ser
conservado en el sagrario y hacerse presente a nosotros, manifestndonos por este
eficacsimo medio el amor que nos tiene. (San Alfonso M de Ligorio - Visitas al Santsimo
Sacramento, 2- )
Quiere El, para el bien de las criaturas, que su cuerpo, su alma y su divinidad se hallen
en todos los rincones del mundo, a fin de que podamos hallarle cuantas veces lo
deseemos, y as en El hallemos toda suerte de dicha y felicidad. ( Santo Cura de Ars - Sermn
sobre el Jueves Santo)
En toda forma de culto a este Sacramento hay que tener en cuenta que su intencin
debe ser una mayor vivencia de la celebracin eucarstica. Las visitas al Santsimo, las
exposiciones y bendiciones han de ser un momento para profundizar en la gracia de la
comunin, revisar nuestro compromiso con la vida cristiana; la verificacin de cada uno
ante la Palabra del Evangelio, el asomarse al silencioso misterio del Dios callado... Esta
dimensin individual del tranquilo silencio de la oracin, estando ante l en el amor,
debe impulsar a contrastar la verdad de la oracin, en el encuentro de los hermanos,
aprendiendo tambin a estar ante ellos en la comunicacin fraternal.
1 LA EXPOSICIN:
2 LA ADORACIN:
3 LA BENDICIN:
el' copn, y sin decir nada, traza con el Sacramento la seal de la cruz sobre el pueblo.
(A continuacin se pueden decir las alabanzas de desagravio)
Alabanzas finales: Alabanzas de Desagravio:
Bendito sea Dios. R: igual frase.
Bendito sea su santo nombre. R: igual frase.
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre. R: igual frase.
Bendito sea el nombre de Jess. R: igual frase.
Bendito sea su sacratsimo Corazn. R: igual frase.
Bendita sea su preciossima sangre. R: igual frase.
Bendito sea Jess en el santsimo sacramento del altar. R: igual frase.
Bendito sea el Espritu Santo consolador. R: igual frase.
Bendita sea la excelsa Madre de Dios, Mara Santsima. R: igual frase.
Bendita sea su santa e inmaculada concepcin. R: igual frase.
Bendita sea su gloriosa asuncin. R: igual frase.
Bendito sea el nombre de Mara, Virgen y Madre. R: igual frase.
Bendito sea san Jos, su castsimo esposo. R: igual frase.
Bendito sea Dios en sus ngeles y en sus santos. R: igual frase.
Alabanzas finales alternativas:
1 - Bendito sea Dios. R: Bendito sea Dios.
2 - Bendito seas, Dios, Padre de nuestro Seor Jesucristo, que nos has hecho nacer de
nuevo por una esperanza viva (1 Pe 1,3). R: Bendito sea Dios.
3 - Bendito seas, Padre de misericordia y Dios de todo consuelo, que has hecho por
nosotros prodigios de lealtad (2 Cor 1,3). R: Bendito sea Dios.
4 - Bendito seas, Seor Jess, que vienes en nombre del Padre para dar buenas noticias
a los pobres (Lc 4,18). R: Bendito sea Dios.
5 - Bendito, seas, Seor Jesucristo, que pasaste haciendo el bien y has sido constituido
piedra angular de la historia (Hech 2,22; 4,11). R: Bendito sea Dios.
6 - Bendito seas, Espritu Divino, que eres anticipo y garanta de nuestra plena salvacin
(Ef 1,14). R: Bendito sea Dios.
7 - Bendito seas, Espritu Santificador, que habitas en nosotros para hacernos partcipes
de la resurreccin de Cristo (Rm 8,11). R: Bendito sea Dios.
8 - Bendita seas, Iglesia santa, esposa del Espritu e imagen de la eterna Jerusaln (Ap
22,17). R: Bendito sea Dios.
4 LA RESERVA:
BENDITO Y ALABADO
Bendito y alabado sea el Santsimo Sacramento del Altar, y la
Virgen Mara, nuestra Seora, concebida sin mancha de pecado
original. Amn
ACTO DE ADORACIN
Seor Jess!. Creo que ests realmente presente en el
Santsimo Sacramento del Altar.
Te adoro y te amo con todo mi corazn, con toda mi mente,
con todo m ser.
Unido a Mara Santsima y a toda la Iglesia, te reconozco como
Dueo y Seor de toda la creacin.
Te adoro por todos los hermanos a quienes redimiste con tu
encarnacin, muerte y resurreccin. En nombre de todas tus creaturas; que cada ser te
de gloria segn su naturaleza y condicin.
Te doy gracias, Seor, por tu infinita gloria. Gracias por ser quien eres. Gracias por tu
infinito amor. Gracias porque al darte a nosotros en la Comunin, nos unes Contigo y en
Ti, con el Padre y con el Espritu Santo. Gracias porque en la Eucarista todos nos unimos
misteriosamente a tu Cuerpo.
Seor Jess!, danos la dicha de comprender cada vez ms este gran misterio de amor y
de unidad, para que se haga vida y plenitud de fraternidad en nosotros.
Y perdona, Seor, nuestros pecados. Seor Sacramentado, fortaleza nuestra, perdn por
no responder plenamente s a tu amor. Perdn por no confiar del todo, por retacear
nuestra entrega, por no saber reconocerte siempre en el hermano. Perdn porque no
encarnamos tu Evangelio en nuestras vidas. Seor Jess, perdona al hombre, que
atropella al hombre, que juega con la vida, que profana el amor.
Qu el hombre no olvide, Seor, que es creatura! Que el hombre no pretenda hacerse
igual a Dios. Seor Jess presente en la Eucarista, humilde te entrego todo mi ser.
Hgase en m segn tu voluntad. Amn
ROSARIO EUCARSTICO
(Compuesto por Mara Benita Arias. Establecido el 20/06/1889, da de Corpus Christi)
Seor Jess: Nos presentamos ante ti sabiendo que nos llamas y que nos amas tal como
somos. "T tienes palabras de vida eterna y nosotros hemos credo y conocido que t
eres el Hijo de Dios" (Jn. 6,69).
Tu presencia en la Eucarista ha comenzado con el sacrificio de la ltima cena y contina
como comunin y donacin de todo lo que eres. Aumenta nuestra FE. Por medio de ti y
en el Espritu Santo que nos comunicas, queremos llegar al Padre para decirle nuestro S
unido al tuyo. Contigo ya podemos decir: Padre nuestro.
Siguindote a ti, "camino, verdad y vida", queremos penetrar en el aparente "silencio" y
"ausencia" de Dios, rasgando la nube del Tabor para escuchar la voz del Padre que nos
dice: "Este es mi Hijo amado, en quien tengo mi complacencia: Escuchadlo" (Mt. 17,5).
Con esta FE, hecha de escucha contemplativa, sabremos iluminar nuestras situaciones
personales, as como los diversos sectores de la vida familiar y social.
T eres nuestra ESPERANZA, nuestra paz, nuestro mediador, hermano y amigo. Nuestro
corazn se llena de gozo y de esperanza al saber que vives "siempre intercediendo por
nosotros" (Heb. 7,25). Nuestra esperanza se traduce en confianza, gozo de Pascua y
camino apresurado contigo hacia el Padre.
Queremos sentir como t y valorar las cosas como las valoras t. Porque t eres el
centro, el principio y el fin de todo. Apoyados en esta ESPERANZA, queremos infundir en
el mundo esta escala de valores evanglicos por la que Dios y sus dones salvficos
ocupan el primer lugar en el corazn y en las actitudes de la vida concreta.
Queremos AMAR COMO T, que das la vida y te comunicas con todo lo que eres.
Quisiramos decir como San Pablo: "Mi vida es Cristo" (Flp. 1,21). Nuestra vida no tiene
sentido sin ti.
Queremos aprender a "estar con quien sabemos nos ama", porque "con tan buen amigo
presente todo se puede sufrir". En ti aprenderemos a unirnos a la voluntad del Padre,
porque en la oracin "el amor es el que habla" (Sta. Teresa).
Entrando en tu intimidad, queremos adoptar determinaciones y actitudes bsicas,
decisiones duraderas, opciones fundamentales segn nuestra propia vocacin cristiana.
para
transformarla
en
vida
comunicarla
todos
Amn.
Juan Pablo II
los
hermanos.
Amn.
DESAGRAVIOS AL SEOR
(Tomado de la Novena a Jess Nazareno centro de todo amor en el piadoso paso de la cruel bofetada Que
sufri en la casa del Pontfice Ans)
ORACIN EN EGO
Oh mi amado y buen Jess!
postrado en tu santsima presencia;
te ruego con el mayor fervor
imprimas en mi corazn
vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad
verdadero dolor de mis pecados
y propsito firmsimo de enmendarme,
mientras que yo,
con todo el amor y con toda compasin de mi alma,
voy considerando tus cinco llagas
teniendo presente aquello que dijo de Ti,
oh Buen Jess, el santo Profeta David:
Han taladrado mis manos y mis pies,
y se pueden contar todos mis huesos.
(Compilado por Jos Glvez Krger)
Que te dignes confortarnos y fortalecernos en la hora de nuestra muerte con este Vitico
celestial, te rogamos yenos
Oh! Hijo de Dios, te rogamos yenos.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten misericordia de nosotros
!Oh Cristo, yenos!
!Oh Cristo, escchanos!
!Seor, ten misericordia de nosotros!
!Seor, ten misericordia de nosotros!
Padre nuestro, Dios te salve, Gloria.
v/ El pan del cielo les has dado.
r/ Que tiene en s todo el deleite.
v/ Bendito eres, Seor, en, los Cielos.
r/ Digno de las alabanzas que se te den, y de ser exaltado y glorificado en todos los
siglos.
v/ Seor, oye gustoso mi splica.
r/ Y llegue a tu odo mi clamor.
v/ El Seor est con ustedes.
r/ Y con tu espritu.
Oracin
Oh Dios, que nos dejaste la memoria de tu Pasin en este admirable Sacramento!
Concdenos que de tal suerte veneremos los sagrados misterios de tu cuerpo y sangre,
que experimentemos continuamente en nosotros el fruto de nuestra redencin. Que
vives y reinas con Dios Padre, en unidad del Espritu Santo, Dios, por todos los siglos de
los siglos. Amn.
(Compilado por Jos Glvez Krger)
-Cristo, escchanos
R: Cristo, escchanos
Perdnanos, Jess.
Escchanos Jess.
Jess.
-Jess, yenos. R: Jess, yenos
-Jess, escchanos R: Jess, escchanos
ORACIN
Te pedimos Seor, que quienes veneremos el Santsimo Nombre de Jess disfrutemos en
esta vida de la dulzura de su gracia y de su gozo eterno en el Cielo. Por Jesucristo
nuestro Seor. Amen.
misericordia,
por
el
te
ofrezco
el
Rostro
para
las
almas
del
purgatorio.
En tu rostro desfigurado por el dolor,
reconozco la inmensidad de tu amor hacia m. Imprime en mi corazn la imagen de tu
divinidad, y dame un amor ardiente a Ti, para que un da pueda ver tu Faz glorificada.
Amn.
(Compilado por Jos Glvez Krger)
(cantico)
OH BUEN JESS!
(cantico)
LA SAGRADA COMUNION
ORACIONES PARA ANTES DE LA COMUNIN
Acto de Fe
Seor Mo Jesucristo, creo con toda mi alma que estas realmente presente en el Sacramento del
Altar. Lo creo porque T lo has dicho - T, a Quien adoro como la Verdad Suprema. Hablndote en
la Sagrada Hostia, declaro con San Pedro: "Tu eres el Cristo, el Hijo de Dios Vivo."
Seor mo JesuVcristo!, creo firmemente que voy a recibir tu Cuerpo, tu Sangre, tu Alma y tu
Divinidad.
Acto de Adoracin
Yo Te adoro y reconozco como mi Creador, Seor, Redentor, y mi Bien supremo y nico.
Seor!, te adoro y te reconozco como mi Creador, Redentor y soberano Dueo.
Acto de Esperanza
Oh, Seor, yo espero que como T Te has dado a m en este Sacramento Divino, ejercitars Tu
misericordia y me conceders las gracias que necesito a fin de alcanzar ms fcilmente el Paraso.
fuente de la misericordia, como un ciego a la luz de la claridad eterna, como pobre y necesitado al
Seor de los cielos y de la tierra.
Imploro la abundancia de tu infinita generosidad para que te dignes curar mi enfermedad, lavar mi
impureza, iluminar mi ceguera, remediar mi pobreza y vestir mi desnudez, para que me acerque a
recibir el Pan de los ngeles, al Rey de reyes y Seor de seores con tanta reverencia y humildad,
con tanta pureza y fe, con tal propsito e intencin como conviene a la salud de mi alma.
Te pido que me concedas recibir no slo el sacramento del cuerpo y de la Sangre del Seor, sino la
gracia y la virtud de ese sacramento.
Oh Dios benignsimo, concdeme recibir el cuerpo de tu unignito Hijo Jesucristo, Seor nuestro,
nacido de la Virgen Mara, de tal modo que merezca ser incorporado a su cuerpo mstico y contado
entre tus miembros.
Oh Padre amantsimo, concdeme contemplar eternamente a tu querido Hijo, a quien, bajo el velo
de la fe, me dispongo a recibir ahora. Que contigo vive y reina en la unidad del Espritu Santo, por
los siglos de los siglos. Amn.
Meditacin para recibir al Santsimo Sacramento de San Francisco de Borja
Primer punto: Considerar quin es el que he de recibir, y cmo en cuanto a la divinidad es igual al
Eterno Padre, y cmo en cuanto hombre es el ms ilustre de todos los hombres.
Segundo punto: Considerar de dnde viene: del Cielo. Considerar que me hace mayor don que a
los Apstoles el Jueves de la Cena. Y he de confundirme trayendo a la memoria lo que hara si
esperase a un amigo o hermano que me viniese a ver de tierras lejanas, o si el Papa o el Emperador
hubiese de venir a verme, y lo poco que hago con la venida de Jesucristo, de los Cielos a mi nima.
Tercer punto: Ver cmo viene. Considerar cmo habindome dado todas las criaturas, l mismo
disfrazado se me da en una de ellas, hacindose pequeito, conforme a mi pequeez.
Cuarto punto: Ver a dnde viene. A este mundo donde tantas ofensas y pecados se cometen contra
su divina Majestad.
Quinto punto: Considerar quin soy yo que le he de recibir, y mostrarle mis llagas, pidindole con
el leproso del Evangelio que me sane. As mirar de dnde viene, a dnde viene y a qu viene.
Alabado sea Dios.
PREPARACIN PARA LA COMUNIN
Creo, Jess mo, que estis presente en la sagrada Hostia que ha consagrado el Sacerdote en la
Santa Misa...
Creo, Jess, que sois Dios y Hombre verdadero; que sois Dios como el Padre y el Espritu Santo y
que sois Hombre como nosotros...
Creo que como Dios estis en todo lugar; y como Hombre estis en el Cielo y en la Hostia
consagrada...
Aumentad, Seor, la fe que tengo, a fin de que os pueda recibir dignamente...
Espero que estaris bien conmigo, pues deseo recibiros con fervor...
Acordaos que me he arrepentido y que he propuesto nunca ms pecar...
Venid a m, Jess mo, que nunca ms os quiero dejar...
Gloria al Padre, al Hijo y al Espritu Santo. A un Dios en Tres Personas bendigo y canto.
(Ten en cuenta que dentro de unos pocos minutos Jess estar en ti. Este es el momento ms grande
y hermoso de tu da. Preprate bien. Presenta a Jess un corazn ardiente de amor y deseo por El.
Est completamente consciente que no mereces tan gran favor, y no vayas a Comunin con tu alma
manchada de pecado mortal.
Trata de recibir la Sagrada Comunin durante la Misa, pero si no es posible, recbela fuera de Misa
a fin de que no te pases un da sin recibir a Jess. Recuerda que una Comunin ferviente
1) preserva y aumenta en ti la gracia santificante;
2) te borra los pecados veniales;
3) te protege para que no caigas en pecado mortal;
4) te trae consuelo y ayuda, con un aumento de caridad y esperanza para la Vida Eterna.)
ACCION DE GRACIAS.
(Como Jess est ahora en ti, te has convertido en un Tabernculo viviente. Conserva el
recogimiento y adora a Tu Seor. Exprsale toda tu alegra al poseerlo. brele tu corazn y hblale
con mucha confianza.)
ORACION
Oh Jess, me siento hondamente conmovido por la presencia de Tu Amor infinito. Cun
agradecido Te estoy! No s hacer otra cosa que repetirte: Gracias, Oh Jess! Qu har por Ti, Oh
Seor, para corresponder a Tu regalo?
Escucho Tu dulce voz repitindome: "Hijo mo, dame tu corazn" (Pro. 23:26). Si Seor. Te
ofrezco mi corazn y mi alma. Te consagro toda mi vida. Deseo pertenecerte enteramente a Ti por
siempre.
A JESS CRUCIFICADO
Oh Jess mo, heme aqu postrado a Tus divinos pies implorndote con mi ms ferviente deseo
imprimas en mi corazn vivos sentimientos de Fe, Esperanza y Caridad, con un sincero dolor por
mis pecados y un firme propsito de enmienda; mientras que con un hondo afecto y dolor de m
alma, considero dentro de m y contemplo mentalmente Tus cinco llagas preciossimas, teniendo en
cuenta las palabras que el Santo Profeta David dijo de Ti, oh mi Buen Jess: "Han taladrado mis
manos y mis pies, puedo contar todos mis huesos! (Padre Nuestro, Ave Mara, Gloria).
INVOCACIONES
Alma de Cristo, santifcame. Cuerpo de Cristo, slvame. Sangre de Cristo, embrigame. Agua del
Costado de Cristo, lvame. Pasin de Cristo, confrtame. Oh mi Buen Jess, yeme. Dentro de Tus
llagas, escndeme. No permitas que me separe de Ti. Del enemigo malo, defindeme. A la hora de
mi muerte, llmame; y mndame que venga a Ti, para que con Tus ngeles y Santos te alabe por
los siglos de los siglos. Amn.
ORACIN DE SAN BUENAVENTURA
Taladra Oh Dulcsimo Seor Jesucristo, mi alma en lo ms profundo con la ms gozosa y saludable
herida de Tu amor, con la ms apostlica, verdadera y serena caridad, para que mi alma pueda
siempre languidecer y derretirse de amor y aoranza por Ti, que suspire por Ti y se desmaye por
Tus cortejos, y anse disolverse y estar Contigo. Concdeme que mi alma siempre sienta hambre de
Ti, el Pan de los ngeles, el refresco de las almas santas, nuestro pan diario y supersubstancial que
tiene toda la dulzura y el sabor y toda la delicia a nuestro gusto. Haz que mi corazn est siempre
hambriento y que se alimente de Ti, a quien los ngeles desean contemplar, y deja que mi alma ms
profunda se llene de Tu dulzura y Tu sabor. Que siempre tenga sed de Ti, Fuente de Vida, Fuente de
sabidura y conocimiento, Fuente de luz eterna, Torrente de placeres, Riqueza de la Casa de Dios.
Que siempre pueda conseguirte, buscarte, encontrarte, correr hacia Ti, obtenerte, meditar sobre Ti,
hablar de Ti, y hacer todas las cosas para alabanza y gloria de Tu Santo Nombre, con humildad y
discrecin, con amor y deleite, con solicitud y afecto, y con perseverancia hasta el fin. Se T
solamente mi esperanza y mi confianza completa, mi riqueza, mi deleite, mi placer y mi gozo; mi
descanso y tranquilidad; mi paz, mi dulzura y mi fragancia; mi dulce sabor, mi alimento y mi
refresco; mi refugio y mi auxilio; mi sabidura, mi porcin, mi posesin y mi tesoro, en quien pueda
mi mente y mi corazn estar siempre firme y fijo y arraigado inmoviblemente. Amen.
ORACIN DE SANTO TOMAS AQUINO
Te doy gracias, Oh Santo Seor, Padre Todopoderoso, Dios Eterno, que has concedido no por
ningn mrito mo, sino por la condescendencia de Tu gran misericordia, nutrirme a m, pecador,
indigno siervo Tuyo, con el precioso Cuerpo y Sangre de Tu Hijo, Nuestro Seor Jesucristo. Te
pido que esta Sagrada Comunin no me sea para condenacin y castigo, sino defensa para mi
perdn. Que sea para m armadura de Fe y escudo de buen designio. Que sea la causa de mi
vaciamiento de vicios y la extincin de toda concupiscencia y lujuria; un aumento de caridad y
paciencia, de humildad y obediencia y de todas las virtudes. Que sea para m, defensa contra los
ataques de mis enemigos, visibles e invisibles; el apaciguamiento perfecto de todos mis impulsos
malvados, tanto carnales como espirituales; que sea razn para que yo me apegue firmemente a Ti,
el nico Dios Verdadero; y que me traiga una muerte santa y feliz. Y Te suplico que Te dignes
traerme, a mi pecador, a ese banquete inefable, donde T, con Tu Hijo y Tu Espritu Santo, sois
para vuestros Santos, Luz verdadera, Plenitud de contento, Gozo eterno, Alegra sin mezcla, y
Felicidad perfecta. Os pido esto por el mismo Cristo Nuestro Seor. Amn.