Misericordia
Misericordia
Misericordia
La Encarnación ansiaba que Jesús se quedara con nosotros hasta el fin de los tiempos en la
Eucaristía. Por este milagro, el más grande de Su amor, Jesús permanece con nosotros bajo la
forma de pan y vino, no solamente para nuestra alimentación espiritual, sino también para que
nosotros le hagamos compañía a Él.
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En la Eucaristía, Cristo está totalmente presente, tal y como está en el cielo. La Eucaristía, explica
el Papa León XIII, contiene "en una variedad de milagros, todas las realidades sobrenaturales"
(Encíclica Mirae Caritatis).
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La Eucaristía es lo esencial de la devoción a la Divina Misericordia y muchos de los elementos de la
devoción son eucarísticos en su esencia (particularmente la imagen, la coronilla a la Divina
Misericordia y la Fiesta de la Misericordia). La imagen, con sus rayos rojo y pálido, presenta al
Señor Jesús Eucarístico, cuyo Corazón ha sido atravesado y que ahora derrama Sangre y Agua
como una fuente de misericordia para nosotros. Es la imagen del regalo expiatorio de misericordia
dado a nosotros por Dios y hecho presente en cada Santa Misa.
Varias veces en su Diario, Santa Faustina escribe haber visto los rayos rojo y pálido proceder no de
la imagen, sino de la Santa Hostia. Y una vez, mientras el sacerdote exponía el Santísimo
Sacramento, ella vio que los rayos de la imagen traspasaron la Hostia y de ahí se difundieron hasta
que cubrieron al mundo entero (vea Diario, 441). Así mísmo, deberíamos ver con ojos de fe, en
cada Hostia, al Salvador Misericordioso derramándose como una fuente de misericordia para
nosotros.
El Señor a través de su iglesia, nos invita a reparar por los pecadores. Y lo ha comunicado
por medio de su sierva Santa Faustina "Alienta a las personas a decir la Coronilla que te he dado...
Quien la recite recibirá gran misericordia a la hora de la muerte. Los sacerdotes la recomendaran a
los pecadores como su último refugio de salvación. Aun si el pecador más empedernido hubiese
recitado esta Coronilla al menos una vez, recibirá la gracia de Mi infinita Misericordia. Deseo
conceder gracias inimaginables a aquellos que confian en Mi Misericordia." Ofrezcamos esta
coronilla de modo especial por el mundo que sufre por esta pandemia, para que el Señor en su
gran misericordia alivie el dolor de las personas y consuele a cuantos están enfermos y agobiados,
ya que él es "refugio de los atribulados, manantial de paz y consuelo en medio de las horas
dificiles".
Para recitar la Coronilla de la Divina Misericordia se usa un rosario normal y se sigue esta
secuencia:
La señal de la Cruz: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Padre Nuestro
Ave María
En cada cuenta grande del Rosario, cuando normalmente se dice el Padre Nuestro, diga:
En cada cuenta menor del Rosario, cuando normalmente se dice el Ave María, diga:
Te saludo, Herida abierta del Sacratísimo Corazón, de la cual salieron los rayos de la
misericordia Y de la cual nos es dado sacar la vida, Únicamente con el recipiente de la
confianza.
(del anuncio del Papa Francisco acerca del Jubileo Extraordinario de la Misercordia 1.2)
1. Por todas las blasfemias, sacrilegios, profanaciones de fiestas, que se comenten contra el
nombre de Dios y sus templos.
3. Por todos los que abandonan, lo que desprecian el Magisterio de los Papas y por todos los
falsos profetas.
4. Por las presiones de los gobiernos, de esclavitud, de delincuencia; y todas las
injusticiaslaborales, familiares, sociales.
6. Por todos los pecados de escándalo y de respeto humano, de inmoralidad y de pornografía en
elcine, en los periódicos, en la televisión.
7. Por los pecados en contra de la santidad de la familia y contar la vida y el amor fraterno.
8. por los sacerdotes indignos, por los políticos prepotentes y mentirosos, por todos los abusos
deautoridad.
Perdón, Señor, perdón.
Señor Jesús: Tú compartiste nuestra vida humana, alegrías y penas, y, sin acusarnos, por
amor, cargaste con la responsabilidad de nuestras culpas para redimirnos. Ayúdanos a seguir tu
ejemplo desde nuestra situación de pecadores redimidos. Ante Ti, Señor, nos sentimos
sinceramente responsables de un mundo al que pertenecemos, que estamos contribuyendo a
forjar, y con el que estamos comprometidos especialmente por tu amor. Avergonzados de
nuestras obras, fruto del olvido o rechazo culpable de tus enseñanzas, te pedimos perdón y ayuda.
– Por tantos lugares del mundo donde los sacerdotes y fieles no pueden celebrar
libremente la Santa Misa o se ven obligados a hacerlo en secreto por persecución.
– Por los sacerdotes que celebran la Santa Misa en condiciones personales inadecuadas, o
por enseñar una vida litúrgica y eucarística contraria a la que manda la Iglesia
Señor perdona todos los que pasaron a las filas de tus enemigos
Señor Jesús, nos arrodillamos ante Ti, reconociendo tu presencia real en el Santísimo
Sacramento. Te agradecemos inmensamente tu permanencia con nosotros, y la fe que nos has
dado.
Con profundo dolor sentimos que tantos hombres, redimidos por ti, te olviden y ofendan;
que en tantos sagrarios estés solitario y en tantos hogares no seas invitado.
Santa María, Madre nuestra, confiamos en tu Inmaculado Corazón para que nos alcances
gracias para perseverar en la fe, animarnos por la esperanza y vivir la caridad, como satisfacción
por todos nuestros pecados y para la salvación del mundo.
Por todas las blasfemias, sacrilegios, profanación de fiestas, que se cometen contra el
nombre de Dios y contra sus templos.
Por los apóstatas, los que desprecian el Magisterio de los Papas y todos los falsos profetas.
Por todas las opresiones de gobierno, de esclavitud, de delincuencia; y todas las injusticias
laborales, familiares, sociales.
Por todos los actos inhumanos de violencia, asesinatos, torturas, malos tratos; robos,
estafas, extorsiones.
Por todos los pecados contra la santidad de la familia y contra el amor fraterno.
Por los sacerdotes indignos, por los políticos ambiciosos, por todos los abusos de
autoridad.
Cristo Jesús, pedimos en especial a tu Corazón que concedas gracias abundantes a los más
necesitados; y que nunca permitas nos apartemos de Ti; sino que aprendiendo en tu Corazón
nuestros sentimientos y juicios cada día nos parezcamos más a Ti. Amén.