Retiro Itinerante

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Casa del

Postulantado
San Pablo Apóstol
Provincia Franciscana de la santa Fe
Colombia

01 - 02 de noviembre
EL PAPEL EVANGELIZADOR DEL
HERMANO MENOR EN EL MUNDO
Retiro itinerante
Ambientación
¿Por que vivir la experiencia del desierto?

El desierto espiritual es una dimensión de la vida interior. Una distancia del corazón
respecto a lo que puede alienar el deseo. No está ligado a lugares solitarios; puede
vivirse entre el ruido de las grandes ciudades y en medio de responsabilidades
absorbentes.
A Jesús le gustaba el desierto. Lo buscó con frecuencia e inculcó a sus discípulos la
costumbre de reparar sus fuerzas en él. Pero tuvo buen cuidado de interiorizar el
desierto y la soledad. Los lugares tienen su importancia, lo mismo que el alejamiento
del ruido y de las palabras; pero en el retiro y en el silencio se abre para el hombre otra
soledad que no se caracteriza por el espacio ni por el tiempo y que Jesús llama lo
escondido."Tú -dice Jesús-, cuando quieras rezar, métete en tu cuarto, echa la llave y
rézale a tu Padre, que está escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te
recompensará" (Mt 6,6). La puerta cerrada es tan sólo una condición. Lo escondido es
otra cosa; allí mora Dios, allí sólo ve Dios. Cuando hablamos de soledad
contemplativa, hablamos de la soledad del orante ante Dios, "el Dios de mi vida" que
dice el salmista (Sal 142,9). Soledad serena, que abre la puerta a la mayor felicidad y a
toda clase de comunión. Soledad paradójica, pues en el instante mismo en que el
hombre entra en el secreto, encuentra allí al Único que puede llenar todas las
soledades. Es importante no separar nunca el desierto del caminar. Incluso a nivel
personal, el desierto es una marcha, una forma privilegiada del Éxodo cristiano.
Cuando convertimos el desierto en un refugio para nuestra sensibilidad herida, para
nuestra sed de tranquilidad, o para nuestro cansancio en el servir, ya no estamos en el
desierto que forja a los santos. Lo esencial es vivir, en el día a día de nuestro desierto,
la aventura de la fe y de la esperanza, con los ojos clavados en Cristo.
Hay que atravesar el desierto y permanecer en él para acoger la gracia de Dios. Es aquí
donde uno se vacía de sí mismo, donde uno echa de sí lo que no es de Dios y donde se
vacía esta pequeña casa de nuestra alma para dejar todo el lugar para Dios solo. Hace
falta este retiro, este recogimiento, este olvido de todo lo creado, en medio del mundo,
en el cual Dios establece su reino y forma en el alma y en el espíritu interior: la vida
íntima con Él.

Oración inicial:
Omnipotente, eterno, justo y misericordioso Dios concédenos por ti mismo a nosotros,
míseros, hacer lo que sabemos que quieres y querer siempre lo que te agrada, a fin de
que, interiormente purificados, iluminados interiormente y encendidos por el fuego del
Espíritu Santo, podamos seguir la huellas de tu amado hijo, nuestro Señor Jesucristo, y
llegar, por solo tu gracia, a ti altísimo, que en perfecta Trinidad y en simple unidad
vives y reinas y eres glorificado, Dios omnipotente por todos los siglos de los siglos.
Amén

Reflexión Franciscana:
”El papel evangelizador del hermano menor en el mundo”.
La orden de los hermanos menores fundada por San Francisco de Asís, es una
fraternidad en la cual se sigue más de cerca a Jesucristo bajo la acción del Espíritu
Santo dedicándose totalmente por las cosas de Dios sumamente amado, viviendo la
iglesia y el evangelio según la forma propuesta y observada por San Francisco.
Los hermanos menores están obligados a llevar una vida radicalmente evangélica, es
decir: en espíritu de oración, devoción y en comunión fraterna dando testimonio de la
penitencia y la minoridad, abrazando en la caridad a todos los hombres, anunciando el
evangelio al mundo entero, predicando con obras de paz, justicia y reconciliación,
dando a conocer el sentido de la palabra respeto por creación.
La vida apostólica de Francisco va más allá de la simple predicación, consiste en
seguir a Jesús, según el ejemplo de los apóstoles, comprometiéndose con su causa
dando a conocer a los demás la gozosa realidad del Reino. De ahí el sentido de la
misma vida evangélica.
La acción de anunciar que el reino de Dios está ya entre nosotros, debe ser la principal
tarea del apostolado. Puesto que lo que se trata es hacer presente de una forma eficaz
la fuerza transformadora de Cristo, y no hay nada mejor que la propia vida
transformada por el Evangelio como testimonio fidedigno para hacer patente que el
reino de Dios es ya un hecho.

Observar el santo Evangelio:


El don del Evangelio está en los orígenes de nuestra fraternidad, San Francisco dice en
su testamento que el mismo altísimo le reveló que debía vivir según la forma del santo
Evangelio. El punto de partida y parte central de nuestra identidad carismática, la cual
consiste en observar y vivir el santo Evangelio siguiendo el ejemplo de nuestro padre
San Francisco.
“La regla y vida de los hermanos menor es ésta; observar el santo Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo, viviendo en Obediencia, sin nada propio y en castidad”.

Del Evangelio según San Mateo 10, 1-20


"Y llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus inmundos para
expulsarlos, y para curar toda enfermedad y toda dolencia. Los nombres de los doce
Apóstoles son éstos: primero Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el
de Zebedeo y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo el publicano;
Santiago el de Alfeo y Tadeo; Simón el Cananeo y Judas el Iscariote, el mismo que le
entregó. A estos doce envió Jesús, después de darles estas instrucciones: «No toméis
camino de gentiles ni entréis en ciudad de samaritanos; dirigíos más bien a las ovejas
perdidas de la casa de Israel. Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca.
Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios. Gratis lo
recibisteis; dadlo gratis. No os preocupéis oro, ni plata, ni calderilla en vuestras fajas;
ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; porque el obrero
merece su sustento. «En la ciudad o pueblo en que entréis, informaos de quién hay en
él digno, y quedaos allí hasta que salgáis. Al entrar en la casa, saludadla. Si la casa es
digna, llegue a ella vuestra paz; mas si no es digna, vuestra paz se vuelva a vosotros. Y
si no se os recibe ni se escuchan vuestras palabras, salid de la casa o de la ciudad
aquella sacudiendo el polvo de vuestros pies. Yo os aseguro: el día del Juicio habrá
menos rigor para la tierra de Sodoma y Gomorra que para aquella ciudad. «Mirad que
yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes como las serpientes,
y sencillos como las palomas. Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los
tribunales y os azotarán en sus sinagogas; y por mi causa seréis llevados ante
gobernadores y reyes, para que deis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Mas
cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis
que hablar se os comunicará en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que
hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros."
Palabra del Señor.

Meditación a la luz de los Escritos de San Francisco.


De los escritos de San Francisco de Asís AP IV
Lleno ya de la gracia del Espíritu Santo, San Francisco predijo a sus hermanos lo que
les iba a suceder. Reuniendo en torno a sí a los seis hermanos que tenía, en el bosque
colindante con la capilla de Santa María de la Porciúncula, al que se llegaban con
frecuencia para orar, les dijo: «Hermanos carísimos, hemos de tener en cuenta nuestra
vocación; Dios en su misericordia nos ha llamado no solamente en beneficio nuestro,
sino también para provecho e incluso salvación de muchos. Vayamos, pues, por el
mundo exhortando y aleccionando a hombres y mujeres con nuestra palabra y ejemplo
para que hagan penitencia de sus pecados y traigan a su memoria los mandamientos
que por tanto tiempo echaron al olvido».
Y agregó: «No temáis, pequeño rebaño (Lc 12,32), antes bien tened confianza en el
Señor. No os digáis: "¿Cómo vamos a predicar, ignorantes e iletrados cómo somos?"
Antes acordaos de las palabras del Señor a sus discípulos: No sois vosotros los que
habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre quien habla en vosotros (Mt 10,20). Es el
mismo Señor, pues, quién os dará su Espíritu y sabiduría para exhortar y predicar a
hombres y mujeres el camino y la práctica de sus mandamientos. Hallaréis hombres
fieles, mansos, humildes y benignos, que os recibirán y escucharán vuestras palabras
con gusto y cariño. También hallaréis a otros, infieles, soberbios y blasfemos, que os
resistirán y os rechazarán a vosotros y vuestras palabras. Por lo cual afirmad en
vuestros corazones el propósito de aguantarlo todo con paciencia y humildad».
Al oír esto último, los hermanos decayeron de ánimo. Advirtiendo el bienaventurado
Francisco su temor, añadió: «¡No os espantéis! Sabed que dentro de no mucho tiempo
acudirán a nosotros numerosos sabios, prudentes y nobles, y compartirán nuestra vida.
Predicaran a naciones y pueblos, a reyes y príncipes, y convertirán a muchos al Señor.
Y el Señor multiplicará y acrecentará su familia por el mundo entero».
Al terminar esta exhortación, los bendijo y se marcharon.
Para reflexionar:
¿De qué manera voy por el mundo predicando el Reino de los Cielos?
¿Cuáles son los lobos que me encuentro al predicar el Evangelio?
¿He sentido que el Espíritu Santo ha hablado por mí?
¿Qué experiencia, positiva o negativa, me ha marcado en mi tarea como
evangelizador?
¿Qué talentos o capacidades le aportó a la misión en clave franciscana? ¿Cuál es mi
toque personal?

Evangelizar en fraternidad y minoridad en el mundo:


CC.GG (Articulo 66):
Estamos llamados a evangelizar en fraternidad y minoridad, para seguir más de cerca y
reflejar con mayor claridad el anonadamiento del Salvador, adopten los hermanos la
vida y condición de los pequeños de la sociedad, morando entre ellos como menores, y
en esta condición social contribuyan al advenimiento del Reino de Dios.
los hermanos , en cuanto a fraternidad y en cuanto a personas individuales,
condúzcanse de tal manera en su modo de vivir que nadie se sienta distanciado de
ellos, sobre todo los que de ordinario se encuentran más desprovistos de cuidados
sociales y espirituales.

CC.GG (Articulo 83):


Así como el Hijo fue enviado por el Padre, así también todos los hermanos, bajo la
dirección del Espíritu Santo, son enviados a proclamar el Evangelio a toda criatura y
hacer saber a todos, por el testimonio que dan a su voz, que no hay omnipotente sino
Dios.
participen todos los hermanos en la tarea evangelizadora de la iglesia entera y a
ejemplo de San Francisco, que ”había convertido en lengua todo su cuerpo”, estén
dispuestos a recibir la inspiración del Señor; y, dondequiera que fueren llamados y
enviados, edifiquen de palabra y de obra a todas las gentes con la pureza de su vida
entera.

Signo:
El signo para compartir como resultado final de la experiencia de retiro, será una frase
en la cual se evidencie el impacto que te generó vivirlo. La cual será compartida como
cierre del mismo, en la oración de la tarde.

Oración conclusiva:
Señor, haz de mí un instrumento de tu paz.
Que allá donde hay odio, yo ponga el amor.
Que allá donde hay ofensa, yo ponga el perdón.
Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión.
Que allá donde hay error, yo ponga la verdad.
Que allá donde hay duda, yo ponga la Fe.
Que allá donde desesperación, yo ponga la esperanza.
Que allá donde hay tinieblas, yo ponga la luz.
Que allá donde hay tristeza, yo ponga la alegría.
Oh Señor, que yo no busque tanto ser consolado, cuanto consolar,
ser comprendido, cuanto comprender,
ser amado, cuanto amar.
Porque es dándose como se recibe,
es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra a sí mismo,
es perdonando, como se es perdonado,
es muriendo como se resucita a la vida eterna. Amén.

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