LA MUJER GRIEGA A TRAVS DE LA ICONOGRAFA DOMSTICA

Pilar Gonzlez Serrano

(Publicado en AKROS. Revista del Museo de Melilla, 2003, pgs. 59-68)
Una de las estelas funerarias griegas ms conmovedora de cuantas se conservan en el Museo
Nacional de Atenas es la llamada Estela de Hegeso1, porque tal es el nombre de la difunta ateniense
que en ella aparece representada, acompaada de una joven esclava, en el momento en que se
despide de las joyas guardadas en el joyero que tiene en su regazo y que va contemplando, de una a
una, en el momento de su adis definitivo. En ese instante supremo, que representa su trnsito al
ms all, sorprende el hecho de que est a solas con una esclava y que, adems, sus cosas ms
queridas sean una serie de menudencias, valiosas, sobre todo, desde el punto de vista espiritual, por
los recuerdos que en ella despiertan, hasta el punto de elegirlas como la ltima imagen que quiere
grabar en su retina al iniciar su ltimo viaje. Ese mundo de afectos ligados a las cosas pequeas, tan
propios de todas las mujeres, en el mbito domstico griego, tan slo podan compartirse con las
viejas nodrizas o las esclavas. Tal circunstancia explica el hecho de que, en este caso, entre la
seora y su acompaante se perciba un nexo de melanclica comprensin, de una complicidad sin
palabras (fig.1).

Figura 1.- Estela funeraria de Hegeso,

hacia 410 a.C. Museo Arqueolgico
Nacional de Atenas.

Figura 2.- Reconstruccin, segn Saridis de un

silln (klisms) y un escabel, a partir de la Estela de
Hegeso.

Si el elogio ms cumplido que una mujer griega recibi de su marido en un clebre epitafio fue el
de fue casta, hil la lana, tuvo cuidado de la casa, cmo se le poda pedir al varn griego que
estuviera al tanto de los sentimientos de su esposa y menos de los referentes a todas esas vivencias
ntimas que ella haba apresado en su joyero personal?

El nombre de la difunta Hegeso Proxeno figura en la parte superior de esta estela de mrmol (1,49 m. de altura)
procedente del Cermico de Atenas. Museo Arqueolgico nacional de Atenas.

Esta conocida estela permite abordar, como podramos hacer con otros muchos ejemplos, el estudio
de una iconografa domstica relacionada con el mundo de la mujer griega y que nos conduce a
comprender lo que fue su vida y cometidos en una sociedad en la que prcticamente no tena la
menor representatividad oficial, ya que vivi siempre sometida al varn, tanto fuera su progenitor o
su esposo. Sin embargo, su papel como esposa y madre y, sobre todo, como ecnoma de los

Figura 3.- Venus Genitrix (o de

los Jardines), copia de un original
griego de hacia 425 a.C.,
atribuido a Kalimachos. Museo
del Louvre, Pars.

Figura 4.- Estela funeraria tica. Esclava domstica

atando la sandalia su seora. Museo Arqueolgico
Nacional de Atenas.

bienes del hogar fue definitivo para el buen funcionamiento de la sociedad griega.
La postura masculina ante la mujer queda patente en el Contra Neera, expuesta como un programa
desolador: Tenemos a las cortesanas para el placer, a las concubinas para la casa, a las esposas
para la procreacin legtima y el buen gobierno de la familia2. Partiendo de estos principios, es
obvio que una pregunta acerca de la libertad de opcin femenina recibira por respuesta, en el mejor
de los casos, un gesto de indiferencia, ya que segn un dicho de la poca, el amor era la
enfermedad de los espritus desocupados.

[Dem.] 49,122.

Es evidente que los sentimientos de la mujer se tenan poco en cuenta. Los matrimonios eran fruto
de una concertacin paterna y, aunque no puede descartarse el hecho de que algunos jvenes
enamorados llegasen a casarse con el beneplcito de las respectivas familias, lo normal era que las
mujeres aceptasen al marido elegido por sus padres. Hasta en tales circunstancias, cabe la
posibilidad de que se dieran casos de amor y hasta de pasin conyugal transitoria o perdurable, pero
lo cierto es que, en el panorama general de la sociedad, lo que se percibe, al tratar de analizar el
papel de la mujer, es su responsabilidad como madre y gobernanta de la casa.

Figura 5.- Cratera con pinturas rojas.

Escena de banquete, siglo V a.C.
Museo Nacional de Npoles.

Figura 7.- Cortesana o hetera tocando el

doble auls. Detalle de la figura n 6. Vaso
griego de figuras rojas. Escena de banquete,
siglo V a.C. Museo Nacional de Ferrara.

Figura 6.- Vaso griego de figuras rojas.

Escena de banquete, siglo V a.C.

La moral en uso permita al hombre toda suerte de evasiones extraconyugales, tanto con heteras
como con efebos, pero la castidad de la mujer era un hecho incuestionable. En caso de adulterio, la
ley permita al esposo ultrajado repudiar a la esposa y matar a su rival. Incluso, poda ejercer este
derecho cuando la seducida era una de sus concubinas, la mayora de las cuales vivan bajo su
techo. Ahora, eso s!, por encima de todo estaba la familia, considerada como la institucin
fundamental de la ciudad-estado (polis) y dentro de ella, la piedra angular era, sin duda, la mujeresposa, eficiente y sumisa. Las pasiones devastadoras quedaban para las mticas heronas como
Fedra, Clitemnestra, Medea, que con sus conductas depravadas haban desencadenado terribles
tragedias. Sin embargo, la gran paradoja de la cultura griega es, precisamente, que sus heronas
dejaron huella como paradigma de grandes mujeres, con una personalidad inquebrantable, capaces
de gestas heroicas, continuos sacrificios y venganzas terribles.
3

Volviendo a la estela de Hegeso, an se pueden recabar ms datos, analizando tanto la figura de la

seora como la de la esclava, sus vestidos, sus tocados y el mobiliario que, en tan reducido espacio,
aparece representado. Hegeso est sentada en una elegante silla de alto respaldo, amplio asiento y
patas curvas (klisms), de diseo muy frecuente en el siglo V a.C., y reposa sus pies, calzados con
ligeras sandalias, en un escabel, adornado, en sus lados
cortos, con un fino relieve, en el que destaca una hoja
lanceolada, trasunto en piedra del remate del original,
posiblemente realizado en madera, como puede verse
en la reconstruccin que del mobiliario de esta estela
realiz Saridis (fig.2).Viste un fina tnica o chitn y un
manto o himatin que se adaptan, con suaves pliegues,
a las lneas del cuerpo. Lleva el pelo recogido sobre la
nuca, con una redecilla, tocado frecuente a finales del
siglo V a.C., y su rostro, de finas facciones, deja
traslucir, su estado de nimo. La joven esclava lleva un
chitn, pero en este caso de manga larga (quirodots),
dispuesto de una forma tan grcil que recuerda a la
famosa Venus de los Jardines (o de Frejus, hoy en el
Museo del Louvre) atribuida a Kallimachos, uno de los
escultores postfidacos, famoso por su delicadeza y
barroquismo (fig.3). Su cabeza aparece cubierta por el
kekrfalos, un pauelo con el que las mujeres solan
recogerse el pelo y cuya disposicin variaba, segn el
gusto de quien lo llevaba puesto. Como calzado lleva
unos chapines de punta cerrada que, probablemente
iran abiertos por el taln. Con su mano derecha ayuda
a sostener el joyero, en forma de una cajita de forma
rectangular, que descansa en el regazo de su seora y
del cual ella va sacando las joyas en las que centra su
inters cargado de nostalgia.
Considerando la juventud de la esclava se puede
deducir que era alguien muy prxima a la seora, tal
vez la hija de la nodriza de la que, desde el hogar
Figura 8.- Timpanista. Detalle de un vaso
paterno, se hizo acompaar al casarse, siguiendo una
griego de figuras rojas, siglo V a.C. Museo
Nacional de Ferrara.
costumbre muy generalizada entre las jvenes
desposadas que iniciaban su vida en el hogar marital
rodeada de un reducido nmero de su servidumbre ms prxima. Por su aspecto, es obvio que no
pertenece al grupo de las robustas nieras que, al llegar los hijos, se incorporaban para su cuidado a
la vida del gineceo. Por lo general stas ltimas eran campesinas procedentes de Laconia, afamadas
por ser excelentes amas de cra y por conocer recetas y remedios que contribuan a la formacin de
nios sanos y fuertes.
Esta hermosa pieza, de cuidada factura, de la que se puede extraer la informacin expuesta, es
posiblemente una obra salida, asimismo, del taller de Kallimachos. Se ha fechado hacia el 410 a.C.
y es un elocuente ejemplo de esa atinada frmula de sugerir la muerte, sin representarla, de la que
hicieron gala los griegos en este tipo de estelas y en los lecitos funerarios3. Tanto en las unas como
en los otros las escenas de despedida, cargadas de pathos, transmiten, sin necesidad de otros
acentos, el sereno dolor del ltimo adis.
Pensando en la suerte que corran las esclavas y las heteras o cortesanas, la mujer griega libre poda
considerarse una afortunada. Las esclavas procedan, en su mayora, de familias de brbaros o
3

Gonzlez Serrano, Pilar, Las estelas del adis, en la revista Ms cerca de Grecia, Madrid, 1990, n 5, pgs. 89-95.

extranjeros que por una razn u otra (guerras, toma de ciudades, piratera, compraventa) haban
pasado a ser esclavos en las ciudades griegas y haban engendrado hijos, constituyendo familias sin
derechos de hecho, pero si de uso. Las que disfrutaban de un mejor trato eran las domsticas, es
decir las que se incorporaban al servicio de una casa acomodada, ya que en ella reciban, por lo
general, un trato muy considerado (fig.4). Las ms agraciadas pasaban a ser heteras. Se las instrua
en el arte de la msica y de la danza y se las dedicaba al deleite de los hombres libres que buscaban
su compaa sobre todo en los symposia, en los que se reunan para disfrutar de una mesa suculenta
y de una charla amena, regada por buenos vinos (figs.5, 6, 7 y 8). La situacin, en cada caso, del
obvio cometido de estas heteras dependa de la consideracin de quienes solicitaban sus favores
(fig. 9). En ocasiones los asistentes a los banquetes acababan tan ebrios que lo nico que
necesitaban era una buena samaritana para aliviar sus excesos (fig.10).

Figura 9.- Convidado a un banquete y hetera. Detalle de un vaso griego de figuras rojas. Siglo V a.C.
Museo de Wrzburgo.

La mujer libre, la hija de familia, era preparada, desde sus primeros pasos, para el matrimonio. La
educacin de los nios en Grecia se haca por separado en cuanto salan del gineceo, el mbito de la
madre y las nodrizas. Los varones, libres y esclavos, jugaban juntos, con plena libertad, con
juguetes muy sencillos, en ocasiones fabricados por ellos mismos. Los ms frecuentes eran las
peonzas, las tabas, las pelotas, los aros, los carritos de terracota, etc. Tambin jugaban al yo-yo y a
una especie de tres en raya. Las nias preferan, sobre todo, las muecas, confeccionadas con
arcilla cocida y sencillos sistemas de articulacin de forma que podan sentarse y mover la cabeza.
Sin embargo, muy pronto, comenzaba su adiestramiento como futura ama de casa, por lo que se les
enseaba a hilar, a tejer, a bordar y a realizar las tareas domsticas. A partir de esa etapa de su vida
su nica distraccin era hacer este tipo de labores charlando en el umbral de la casa o en los patios
interiores de la casa. Tal vez, el momento de mayor esparcimiento era el de ir a la fuente, con la

hidria4, su inseparable amiga de correras, a coger el agua potable que se necesitaba para beber,
cuando sus padres se lo permitan (fig.11), ya que, por lo general, esta tarea era propia de las
esclavas. Ese ir a la fuente, lugar de encuentro de mozos y mozas hasta hace relativamente poco
tiempo, en nuestros pueblos y aldeas, ha sido una cantera inagotable de inspiracin literaria y de
dichos populares cargados de doble sentido: Tanto va el cntaro a la fuente que se rompe...

Figura 10.- Convidado ebrio asistido por

una hetera. Fondo de kylix de figuras
rojas. Pintor de Brygos, hacia 470 a.C.
Museo de Wurzburgo.

Figura 11.- Vaso tico de figuras negras. Muchachas en

la fuente, siglo VI a.C. Museo de Villa Giulia. Roma.

En realidad, la infancia femenina era muy corta, ya que antes de los quince aos una joven
ateniense poda ser dada en matrimonio. A esa edad si era avispada y haba recibido una buena
educacin por parte de la madre ya poda realizar todas las tareas de la casa o vigilar a las esclavas

Figura 12.- Epinetron de Eretra, haca 425 a.C., con la representacin de boda de Alcestis. Museo
Arqueolgico Nacional de Atenas.

en el caso de tener una posicin desahogada. En su Economa, Jenofonte adverta, dejndose llevar
por el sentir comn que a una joven esposa no se la exiga ni educacin, ni ciencia, ni cultura, slo
modestia, obediencia y economa, es decir, ser capaz de administrar los recursos materiales de la
casa.
4

Cntaro de tres asas, especfico para coger agua en la fuente.

Este ltimo cometido era el ms importante de todos y, para ello, la mayora de los casos no
consista ms que en vigilar atentamente el trabajo de las esclavas, como ya se ha apuntado, ya que
en las familias acomodadas lo ms frecuente era que se tuvieran de dos a tres esclavas encargadas
de realizar las tareas ms pesadas de la casa: acarrear el agua potable, encender el fuego, amasar y
cocer el pan, ordear a las cabras, ocuparse del corral, limpiar la casa y los patios, lavar la ropa en
los lavaderos pblicos o en el ro, cardar la lana, hacer la comida, etc. Otro caso muy distinto era el
de los matrimonios de economa domstica precaria. En tales casos, el cubrir las necesidades
cotidianas se converta en un arte exclusivo de la mujer, ya que tena que hacer milagros para
conseguir estirar los vveres de forma que no faltara lo imprescindible para la manutencin del da a
da.

Figura 13.- Detalle de la figura n 12. Epinetron de Eretra, haca 425 a.C., con la representacin de boda de
Alcestis. Museo Arqueolgico Nacional de Atenas.

Como es fcil de imaginar, no todas las mujeres eran virtuosas y de conducta irreprochable. Tanto
en comedias como en escritos satricos se las criticaba, an a las ms laboriosas y honestas, de
perder el tiempo en continuas charlas con sus amigas y vecinas, y de servir de vehculo con sus
chismorreos a toda suerte de rumores que, luego, se extendan por la ciudad. Tambin se las
acusaba de marimandonas, de manirrotas e, incluso, de abusar del vino. Algunos de estos defectos
no dejan de tener su justificacin. El aislamiento domiciliario slo poda suplirse con el parloteo
con otras mujeres, lo que hoy denominaramos el complejo de Electra, y para las posibles crisis
vitales o depresiones no se contaba con ms alivio casero que el alcohol, considerado como un buen
tnico, ya que en la antigua Grecia slo se consuman infusiones a base se cebada y plantas
medicinales.
En este sentido, las palabras del legislador Carondas son aleccionadoras para prevenir fracasos
reiterados: Si has acertado con tu primera mujer, algrate de tu fortuna, de lo contrario es una
locura probar suerte con otra.
En el transcurso de la vida de la mujer, el nico da en que se converta en protagonista social era el
de su boda, programado de acuerdo con unos tradicionales preparativos y ceremonias organizados
con el consentimiento paterno, por los padrinos, el paraninfo y la paraninfa. En cuanto el padre
7

elega a quien iba a ser el esposo de su hija, se fijaban los acuerdos econmicos y la cuanta de la
dote que l le entregaba y que poda ser reclamada en caso de repudio o divorcio. Se concertaba, de
este modo, la promesa de boda (engesis) y la joven, a partir de ese momento dejaba de ser
parthenos (virgen) para convertirse en nymphe (prometida o novia). Desde entonces, comenzaban
los preparativos de la boda propiamente dicha (gmos) que consista en la entrega oficial, ante
testigos, de la joven desposada a su marido.

Figura 14.- Detalle de la figura n 12. Epinetron de Eretra, haca 425 a.C., con la representacin de boda de
Alcestis.

Los ritos propiciatorios, de despedida y de purificacin comenzaban la vspera del da del enlace. Se
iniciaban con los correspondientes sacrificios a los dioses protectores del hogar y de la fecundidad,
as como a los patronmicos de la propia familia: Zeus, Hera, rtemis, Apolo y Pit (la persuasin).
Despus, se proceda a la preparacin del banquete nupcial y al adorno de los carruajes que iban a
emplearse en el cortejo de acompaamiento de la novia hasta la casa del marido. Entretanto, las
amigas de la novia y los familiares ms ntimos se dirigan en procesin a la fuente principal de la
ciudad, en el caso de Atenas a la llamada Calrroe, a coger en una vasija ritual, llamada
loutrophros5 (fig.14), el agua precisa para el bao ritual de la novia que tena lugar en el gineceo,
antes de la boda. All se unga, adems, su cuerpo con aceites perfumados, se peinaban sus cabellos
y se dispona su atuendo y el velo con el que deba recubrir su rostro durante la ceremonia.
En el clebre epinetron6 de Eretra del Museo Arqueolgico Nacional de Atenas, un objeto
eminentemente femenino y, en este caso, de gran calidad, aparece representada la escena de los
preparativos de una famosa novia, Alcestis, y del aposento nupcial que va a compartir con su
esposo Admeto. En ella pueden apreciarse los cuidadosos afanes de sus amigas por atenderla, por
5

Este tipo de vaso griego, semejante a una nfora de esbeltas formas y asas ornamentadas se sola poner, asimismo, en
las tumbas de las mujeres solteras por su significado ritual.

Objeto de barro cocido que se adaptaba a la forma del muslo y la rodilla, y del cual se servan las mujeres para hilar la
lana.

engalanarse entre ellas y decorar el dormitorio colocando flores en los vasos utilizados en la
ceremonia nupcial, dos lebetes gamkos y un loutrophros (figs. 12, 13 y 14). Estas delicadas pinturas
vasculares, de figuras rojas, fechadas hacia el 425 a.C. transmiten el ambiente ntimo de la mujer en
el da ms importante de su vida, a travs de un tema sugerente y de buen augurio, ya que la unin de
esta clebre pareja fue un modelo de amor conyugal7.
Los regalos de parientes y amigos se acumulaban en la casa de la novia desde donde seran
trasladados en los carros que componan el cortejo nupcial de los desposados que tena lugar la
noche de la boda o al da siguiente. Despus de la ceremonia de entrega, se celebraba el banquete

Figura 15.- Lecito, Pintor de Amasis. Cortejo nupcial, hacia el 550 a.C. Museo Metropolitano de Nueva York.

nupcial, con todo boato, aunque las mujeres se sentaban en el sitio que se les destinaba, separadas
de los hombres. Se ofrecan de nuevo, sacrificios a los dioses para asegurar la fecundidad del
matrimonio, salud y larga vida, una convivencia feliz y el alejamiento toda suerte de malos
augurios. A los invitados se les ofrecan, adems de exquisitas viandas, buenos vinos y selectas
frutas, coronas de flores con las que adornarse, como seal de gozo y alegra. Tal era, en algunos
casos, el despilfarro en este tipo de celebraciones, que Soln8 se vio obligado a limitar con leyes
suntuarias los gastos exagerados que originaban tanto las bodas como los funerales, sobre todo entre
las gentes adineradas y de clase media que, haciendo dispendios por encima de sus posibilidades,
llegaban a contraer deudas considerables.
La noche de bodas transcurra en el hogar de la novia, o ya en la del novio en un aposento
engalanado a tal fin, el tlamos. Su calidad ertica estara en funcin de los lazos de afecto que
unieran a los esposos, pero, al menos, la joven esposa no era vctima de una violencia dolorosa, ya
que todas las nias, en torno a los diez aos, sufran un ritual de iniciacin sexual en el santuario de
rtemis Brauronia9 con el fin de que la prdida de su virginidad no supusiera para ellas un acto
traumtico desde el punto de vista fsico. A las arkteia (de arktos, oso -a), las fiestas de la osa,
asistan las nias vestidas de color azafrn10, como exiga este ceremonial de trnsito a la pubertad,
7

Alcestis, hija de Pelias, rey de Yolco, ofreci su vida por la de su esposo Admeto, condenado por rtemis a morir,
resentida porque, en el da de su boda, se olvid de ofrecer un sacrificio en su honor. Sin embargo, cuando la joven
ya estaba muerta, Heracles la rescat de los infiernos y la devolvi a su desolado esposo, conmovido por el amor de
su mujer. Segn otras versiones, haba sido Persfone, quien impresionada por la abnegacin de Alcestis, la haba
devuelto a la vida.

El ateniense Soln (640-558 a.C.), legislador, poeta, filsofo, fue uno de los siete sabios de Grecia (junto con Tales de
Mileto, Quiln de Esparta, Pitarco de Mitilene, Bias de Priene, Clebulo de Lindos y Periandro de Corinto, segn
Scrates). Descendiente del rey Codro y primo del tirano Pisstrato, fue el autor de una famosa Constitucin con la
que suprimi los privilegios de la nobleza, dividi a los atenienses en cuatro clases, cuyos derechos estaban en
relacin con sus obligaciones e instituy un gran nmero de leyes, famosas por su talante y moderacin.

El demos de Brauron se encontraba en la costa oriental del tica, a 30 km. al este de Atenas. El santuario de rtemis
Brauronia ha sido excavado, principalmente, por J. Papadimitriou.

10

La flor del azafrn y los tejidos teidos con esta planta estaban relacionados con el mundo sagrado y ertico.

orgullosas de ser las protagonistas del primer acto social que a ellas se las dedicaba. Durante estas
celebraciones, una sacerdotisa cubierta con piel de oso, con un falo artificial, olisbos, rompa el
himen de las nias, con lo cual quedaban supuestamente bien preparadas para mantener
relaciones sexuales con sus futuros esposos. Despus de esta iniciacin, las nias ofrecan a la diosa
sus vestidos virginales, los lazos de sus cabellos, sus juguetes, etc., y regresaban a sus casas
sabindose dispuestas para el matrimonio11.
Terminado el festejo, al caer la noche o al da siguiente de la boda, se organizaba el cortejo nupcial,
es decir el traslado de la recin desposada a casa del marido (fig.15), entre los gritos de alegra y el
alboroto de los jvenes que esperaban la salida de los novios a la puerta de la habitacin donde
haban compartido lecho por primera vez y cuya puerta haba estado vigilada por un amigo del
novio, el thyrors. Se hacan invocaciones rituales: Himeneo, dios del himeneo! y una vez cargadas
las carretas, la procesin se diriga al nuevo domicilio. Si el traslado se haca de noche, el cortejo se
iluminaba por medio de antorchas. Al llegar a la nueva casa, la novia era recibida por los padres del

Figura 16.- Detalle de un vaso griego de figuras rojas. Madre con su hijo. Siglo V a.C. Museo Nacional de
Ferrara.

marido. La madre cea la cabeza de su nuera una corona de mirto y derramaban sobre ella nueces e
higos secos, le ofreca un trozo del pastel nupcial, hecho con ajonjol y miel, depositando, despus,
entre sus manos un membrillo, smbolo de fertilidad. Dicho membrillo se mantena entre las ropas
del ajuar de la desposada como un recuerdo del da de su boda y para alejar de ella los malos olores.
El da siguiente o de torna-boda, an se consideraba como una fiesta y se continuaban las
invitaciones a los amigos y familiares, ya que era, entonces, cuando se haca entrega de la dote
11

Segn la leyenda, una nia jugando con una osa domesticada que se haba instalado en el santuario de rtemis para
vivir pacficamente junto a los humanos, fue araada por el animal en el transcurso del juego. Su hermano, furioso al
ver las heridas en el rostro infantil, la mat. Desde entonces, por haber dado muerte a un animal consagrado a la
diosa cazadora, las hijas de los ciudadanos atenienses tenan que imitar a la osa y destruir su salvajismo latente, para
poder cohabitar con sus maridos sin ningn tipo de peligro para ninguno de los dos.

10

prometida y se cerraban los ltimos tratos. A continuacin, el marido comunicaba a su fratra o

estirpe su matrimonio y, a partir de entonces, se iniciaba una vida de embarazos y rutina para la
mujer, ya que, incluso, le estaba vetado el ir de compras, cometido del que se encargaba el hombre
de la casa. Con todo era su mejor destino, ya que en los casos de esterilidad se proceda a su
repudio, totalmente aceptado por parte de sus progenitores.

Figura 17.- Detalle de un vaso griego de figuras rojas.

Madre con su hijo sentado en el amis. Siglo V a.C.
Museo Nacional de Ferrara.

Es obvio, que en las capas ms bajas de la

sociedad, en las que los padres no tenan la
posibilidad de dar una dote a sus hijas, no podan
hacer frente a este tipo de bodas y menos an los
esclavos. Por esta razn fueron frecuentes las
uniones de hecho, con el consiguiente perjuicio
para los hijos, ya que solamente tenan la
categora de ciudadanos los nacidos de
matrimonios legales. En tales ambientes, adems,
las mujeres, en caso de mucha necesidad, podan
establecer algn humilde puesto en el gora, por
lo general dedicado a la venta de verduras, frutas,
perfumes o coronas de flores para las ceremonias
y banquetes, ejercer como parteras, participar en
determinadas tareas artesanales y en el trabajo de
los campos.

En el mbito domstico, el principal cometido de

la mujer ateniense, aparte de la crianza de los
hijos (figs. 16, 17 y 18) era el de hilar y tejer. La
lana y el pelo de cabra eran las fibras ms usadas
y las que en todas las casas se saban preparar.
Tambin se conoca el lino del que se obtenan
piezas de mayor precio. El tratamiento de la lana
comenzaba con un lavado de agua caliente para
quitarle la grasa. Luego se pona a secar y, ms
tarde, se proceda a su cardado con ayuda de
gruesas cardas metlicas sobre superficies duras.
En pequeas cantidades se poda realizar esta
tarea sobre un epinetron, como el ya citado de
Eretria. Posteriormente se hilaba con la rueca y
con el uso. Todos estos objetos fueron tan
propios de la mujer griega que fue frecuente
depositarlos en las tumbas de quienes haban sido
unas buenas amas de casa. No hay que olvidar
que todas las prendas, tanto de ajuar domstico,
como de vestir, salan de los telares caseros, en
su mayor parte. Eran telares consistentes en un
simple marco vertical con rodillos del que
pendan los hilos de la trama, mantenidos tirantes
por una serie de pesos. Todas las prendas que de
ellos salan eran piezas rectangulares, que, en el
Figura 18.- Amis (orinal) infantil de terracota.
caso de las destinadas a mantos o vestidos, se
Reconstruccin. Museo del gora de Atenas.
disponan, sobre el cuerpo, de distintas formas y
maneras y segn el gusto y criterio de sus
usuarios o usuarias. El vestido por excelencia de la mujer griega fue el peplo de lana (fig.19),
mientras que las heteras o cortesanas, solan vestir el transparente chitn de lino. El manto, en uno u
11

otro caso, reciba el nombre de himation. Los tejidos de algodn y de seda que tambin se usaron
eran productos importados y que se llegaban ya manufacturados.
El caso de Penlope, la gran tejedora de
sueos, con su tejer y destejer cotidiano, es el
ms encomiable ejemplo de la labor cotidiana de
una fiel esposa; y, en el de las moiras, las tres
hilanderas, hijas de Zeus y Temis, son la
personificacin del destino, porque la vida de
cada ser humano pende del hilo que tropo hila,
Cloto enrrolla y Laquesis corta, llegado el
momento final.

Figura 19.- Disposicin del peplo drico.

Figura 20.- Detalle de un lecito.

Figura femenina con su cofre
personal. Siglo VI a.C. Museo de
Bruselas.

12

Personal apego tenan las mujeres griegas al

cofre procedente, por lo general, del hogar
paterno, en el que guardaba sus enseres ms
preciados e ntimos. Por esa razn la
representacin de figuras femeninas, con un
arconcillo entre sus manos o en el regazo, fue
muy frecuente en los ya citados lecitos funerarios
(figs.20 y 21).
Las ocasiones de distraccin para las mujeres se
las brindaban determinadas fiestas en las que su
presencia era admitida y las celebraciones de
carcter oficial, como eran las bodas, los
nacimientos y los funerales, en los cuales su
participacin como plaideras alcanzaba, en
ocasiones, grados de profesionalidad. Las fiestas
propia de las mujeres casadas eran las
Tesmoforias, celebradas, durante tres das, en el
mes de noviembre (Pianepsion), en honor de
Demter y Persfone, las grandes diosas de
Eleusis12. Eran fiestas dedicadas a propiciar la
fertilidad y, en el transcurso de las mismas, las
mujeres gozaban de la mayor libertad para
reunirse con las amigas y gastar todo tipo de
bromas. El rito ms sorprendente era el que
consista en tirar, en unas cuevas, los restos
putrefactos de unos lechones, recuperados de los
hoyos en los que los haban depositado en las
fiestas de las Skiroforia, celebradas en el mes de
Junio, mezclados con semillas, falos y serpientes
hechas con masas de pan que se ponan, despus,
sobre un altar. Aristfanes, en su conocida obra,
titulada
las
Thesmophoriazousai
(las
Tesmoforiantes), dibuj un detallado cuadro de
estas festividades, eminentemente femeninas. En
ocasiones muy contadas tambin podan asistir a
las representaciones teatrales, ya que eran

Localidad situada a unos 25 Km. al NO. de Atenas, donde se hallaba el gran santuario dedicado a estas dos diosas. En
su honor se celebraban las pequeas Eleusinas, en el mes de Febrero, para conmemorar la vuelta de Persfone a su
vida terrestre, y cada cinco aos, las Grandes Eleusinas o Grandes Misterios, cuyo acto final y secreto tena lugar en
el Telesterion.

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celebraciones en honor de Dioniso.

Con todo ello, en el acicalamiento personal, la mujer griega debi de emplear gran parte de su
tiempo. Son innumerables las escenas que as lo demuestran, reflejadas, sobre todo, en los vasos
cermicos (fig.22). As mismo, los objetos de tocador, los ungentarios, los joyeros y las joyas
(figs.23, 24, 25 y 26), algunos de alto valor esttico y econmico nos ponen en contacto con el
mundo privado de la mujer griega que, en ocasiones, debi de gozar de un alto nivel de vida, lo que
le permita satisfacer toda clase de caprichos personales. Probablemente, el lucir aderezos de alto
precio era un smbolo de bienestar
econmico que redundaba en el
prestigio personal del marido, lo que no
deja de estar vigente en la actualidad.

Figura 21.- Detalle de un vaso griego de figuras rojas. Escena de

tocador. Siglo V a.C.

Sin embargo, los utensilios ms

cercanos a la mujer griega fueron los
relacionados con el mundo de la cocina
y el yantar cotidiano (fig.27).
Especialmente curiosos resultan los
ejemplares de hornos de patio (fig.28) y
porttiles (fig.29) porque nos acercan a
modos de vida similares a los actuales.
Entonces como ahora, en los das de
buen tiempo, muy frecuentes en el
mbito mediterrneo, era normal
cocinar en el patio o jardn de la casa.
El Museo del gora de Atenas guarda
una gran coleccin de todos esos
objetos domsticos que formaron parte
esencial del mbito femenino, donde,
entre
pucheros,
afortunadamente,
siempre se han abierto paso los
ensueos remontando la realidad.

Figura 22.- Detalle de un vaso griego de figuras rojas. Escena de tocador.

Siglo V a.C.

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Figura 23.- Espejo de plata con dedicatoria. Coleccin Kannellopoulos. Atenas.

Figura 24.- Dos pendientes y un peine. Museo del gora de Atenas.

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Figura 25.- Tarro para ungentos. Museo del gora de

Atenas.

Figura 26.- Joyas de la Coleccin de Elena

Stathatos. Pendiente del siglo VII a.C. y pulseras
helensticas. Museo Arqueolgico Nacional de
Atenas.

Figura 27.- Utensilios de cocina: sartn, espumaderas y cucharn. Museo

Benaki. Atenas.

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Figura 28.- Horno de patio. Museo del gora

de Atenas.

Figura 29.- Horno porttil y sopera. Museo del gora de Atenas.

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BIBLIOGRAFA
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En la red:
Everyday Greek Life
http://www.rmplc.co.uk/eduweb/sites/allsouls/bm/room68.html

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