CM III CM J. de La Vega-Hazas-Inclinaciones Afectivas Hijos
CM III CM J. de La Vega-Hazas-Inclinaciones Afectivas Hijos
CM III CM J. de La Vega-Hazas-Inclinaciones Afectivas Hijos
Advertencia preliminar
El presente guin, asesorado por expertos en psiquiatra, contiene algunos puntos de
referencia fundamentales, que puedan dar una orientacin genrica, sobre el tema. Sera muy
equivocado pensar que con su lectura se conoce el problema. Al contrario, la complejidad de
la cuestin requiere abordarla con modestia y cautela. Hay numerosas formas de
homosexualidad en las que lo que est en juego es distinto. El guin slo pretende ayudar a
comprender mejor a quienes efectivamente se enfrentan con ese problema. Importa ser muy
cautos al dar consejos: es un asunto de especialistas.
Tambin hay que tener presente que se trata de un problema relativamente poco
frecuente. Para la inmensa mayora de las familias es reductivo y puede ser contraproducente
dar consejos sobre la educacin de sus hijos en la perspectiva de la prevencin de este
problema: se podran crear alarmismos y sospechas infundadas.
Prevencin
1. Como sucede con cualquier problema, es mejor prevenir que curar. Y, aunque la
prevencin no consigue eliminar toda posibilidad de que pueda darse una tendencia de tipo
homosexual en un hijo (se entiende en este guin "hijo" de modo genrico: puede tratarse de
un hijo o una hija), sera un error grave pensar que no puede hacerse nada para prevenir.
Tambin lo sera creer que el descuido de las medidas de prevencin propiciara
necesariamente esa inclinacin. Se trata de factores de riesgo, pero de una gran incidencia,
de forma que cuando se consigue el clima familiar idneo es mucho menos probable que se
d la desviacin aqu contemplada. Hay que tener en cuenta que la homosexualidad se
origina como una alteracin en el desarrollo de la personalidad de quien la padece, por lo
que un clima familiar que favorezca el normal desarrollo de los hijos tiene una importancia
de primer orden.
2. Se sealan, a continuacin, algunos rasgos que configuran un ambiente familiar
adecuado:
a) la participacin del padre en la educacin y desarrollo de los hijos: debe estar
presente y ser accesible. Si no lo hace, la madre debe procurar su implicacin, no siendo
buena solucin que ella intente suplantar la figura paterna;
b) evitar, por parte de la madre, actitudes posesivas o sobreproteccionistas. Ms an se
debe evitar que, si la madre no encuentra en su esposo el cario que busca, recurra a volcar
ese afecto en los hijos o en alguno de ellos, incluso hacindole partcipe de sus
insatisfacciones;
c) la aceptacin de cada hijo, de forma que los hijos sean conscientes de ello. Hay que
distinguir entre la bsqueda de la excelencia en cada hijo estimulando la consecucin de
metas altas, etc., y una actitud constante de desaprobacin, de forma que el hijo se pueda
sentir rechazado;
d) la creacin de un clima de confianza, que facilite a los hijos contar sus
preocupaciones y las incidencias de su vida, incluso cuando no se han portado bien, porque
sepan que se les escuchar y responder con serenidad, sin actitudes de nerviosismo,
alarmismo, preocupacin visible, menos an de ria o rechazo. A la vez, se ha de ensear a
los hijos a resolver sus problemas, no asumiendo los padres la resolucin de los mismos;
e) la existencia de una autntica educacin a la castidad, conforme a la edad de cada
hijo. Incluye velar por un clima sano en el hogar en lo referente a la santa pureza, evitando
que se vean cosas inapropiadas en televisin, internet, etc; adems, conviene estar atentos y
saber responder a curiosidades que se les presenten, de modo que se les proporcione, con la
debida prudencia adecuada a su edad, circunstancias, etc., y en un tono positivo y
sereno, la informacin que, si no se les facilita, buscarn por otros medios;
f) evitar el aislamiento, favoreciendo una relacin normal en los hijos con sus
amigos/as. Buena parte de la afirmacin de la masculinidad o la feminidad tiene lugar en las
relaciones con chicos/as de la misma edad, sin que la familia pueda suplir bien este aspecto.
De ah que una atmsfera familiar muy cerrada en s misma no sea recomendable; y s lo
sea, por el contrario, promover actividades sanas y normales con otros chicos/as, como la
prctica de deportes de equipo, o la convivencia con otras familias en perodos de descanso
o en torno a intereses comunes: excursiones, vacaciones, reuniones familiares, etc.
Lgicamente los padres han de saber distinguir en sus hijos entre una actitud extraa de
aislamiento respecto a los jvenes de su edad y otras situaciones completamente diferentes.
Es el caso, por ejemplo, del chico o chica joven que, manteniendo la inclinacin natural, no
hace planes con jvenes del otro sexo por motivaciones espirituales claras y bien
fundamentadas, dada su radicacin en la tradicin cristiana, es decir, porque se sienten
llamados por Dios a entregarse a l en el celibato apostlico. Estas situaciones, lejos de
aislar, indican un gran crecimiento humano y espiritual, con la mayor apertura y capacidad
de darse a los dems que lleva consigo ese don de Dios. Basta conocer bien a los propios
hijos para advertir que, en este segundo caso, los chicos no se aslan (tienen muchos
amigos), y que adems tratan de ser delicados en la guarda de la vista por la calle, o al ver la
televisin, etc., lo que pone de manifiesto que conservan las tendencias naturales y que no
hay en ellos nada de psicolgicamente anormal.
g) el recto encauzamiento de los rasgos peculiares de los hijos que puedan causar
extraeza, como por ejemplo una sensibilidad exagerada en un chico por otros muchachos, o
que una chica adopte actitudes masculinas, comportndose como si fuera un varn. Para
educar hay que partir de la aceptacin de la realidad, e ir ayudando a configurar la
personalidad de cada uno, discerniendo bien lo que es un rasgo peculiar de lo que es una
anormalidad. En este sentido, es importante evitar calificativos o motes despectivos, y en
general todo lo que propicie que el hijo llegue a sentirse distinto e incomprendido.
Tambin conviene dotarle de recursos que le permitan afrontar por si mismo algunas
situaciones especialmente embarazosas: por ejemplo, ayudarle a tener preparadas una serie
de respuestas brillantes, claras e incluso duras, que corten una posible conversacin
En este sentido, hay que estar firmemente convencido, por mucha presin en sentido
contrario que haya en la sociedad, de que la homosexualidad no puede verse nunca como
una sexualidad alternativa o simplemente distinta. Tampoco es en s misma una perversin,
aunque es una inclinacin desordenada que puede dar lugar a actos intrnsecamente
desordenados (cfr. CEC nn. 2357-2359). Es un trastorno de personalidad, concerniente a la
sexualidad (incluye una variedad de posibles estados: por eso, los estudios serios sobre el
tema tienden a sealar que, ms que "homosexualidad", hay homosexualidades), aunque
afecta tambin a otros rasgos de la personalidad. A este fin, puede ser muy til leer la Carta
sobre la atencin pastoral a las personas homosexuales, de la Congregacin para la
Doctrina de la Fe.
9. Ese enfoque correcto sobre la situacin es el que hay que intentar transmitir al hijo,
aunque se encuentre por parte de ste una resistencia a admitirlo. De todas formas, se debe
evitar el hablar sin escuchar. Conviene intentar ganar la confianza del hijo pidindole que
cuente sobre su vida, y explicar las cosas con serenidad y en el momento y forma oportunos.
Si apenas se sabe nada sobre la homosexualidad, es prudente enterarse bien antes de hablar
con el hijo. Esto es importante, porque hay que insistir en desmontar unas expectativas,
promovidas por algunas organizaciones de homosexuales, que son falsas: son las que
dibujan una vida feliz a partir de aceptar como definitiva su condicin y vivir conforme a
ella, que nada tiene que envidiar a la de un heterosexual que vive felizmente su matrimonio;
y, por el contrario, que el intento de represin de su homosexualidad slo conseguir
producir una personalidad reprimida, insatisfecha e infeliz. La realidad se parece ms a lo
contrario; una homosexualidad activa deriva en inestabilidad, sordidez, promiscuidad, falta
de un amor autntico, angustia e infelicidad. Los homosexuales activos se ven muchas veces
obligados a frecuentar ambientes muy peligrosos, donde abundan la violencia, los chantajes
y la prostitucin. Muchos estudios especializados demuestran, adems, que estas personas
tienen una esperanza de vida inferior a la de la media de la poblacin, a causa de las
enfermedades y los comportamientos ligados a ese gnero de vida. Conocer esto y saber
explicarlo es necesario, ya que una conversacin en la que el nico argumento fuese que la
actividad homosexual es pecado, puede producir fcilmente la sensacin de incomprendido
en el hijo, y un errneo entendimiento de la moral catlica: es pecado porque se trata de un
mal contra la ley de Dios; no se considera un mal por ser declarado pecado.
10. En estas conversaciones, es tambin muy conveniente no polarizarse en la
condicin de homosexual, y hacer ver al hijo que tampoco l debe polarizarse, y s en
cambio reconocer que tiene otros problemas interiores sin resolver. Junto a esto, hay que
fomentar que se sienta apreciado, y por tanto, aceptado, promoviendo la socializacin del
hijo y poniendo los medios para evitar su marginacin. Casi siempre, la homosexualidad va
acompaada de fuertes sentimientos de inferioridad. Conviene valorar explcitamente las
cualidades positivas que se manifiesten en cualquier campo, y promover una afirmacin
personal en las tareas que desempee: escuela, trabajo, etc.
En la medida en que se pueda, se debe tratar de evitar que el hijo se ponga en contacto
con activistas u organizaciones de activistas homosexuales acudiendo personalmente, o
bien a travs de internet, o vaya a intentar conseguir amistades en lugares frecuentados
por homosexuales, aunque en principio slo trate de buscar en ellos un ambiente que no le
haga sufrir, ya que puede sentirse herido por los comentarios despectivos hacia los
20. Por ltimo, conviene hacer referencia a los puntos correspondientes del Catecismo
de la Iglesia Catlica, donde, comentando el VI mandamiento, se afirma cmo estas
personas estn llamadas a una forma particular de castidad (cfr. nn. 2357-2359).
Julio de la Vega-Hazas
Bibliografa
CDF, Decl. Persona humana, acerca de ciertas cuestiones de tica sexual, 29-XII1975, n. 8; Carta sobre la atencin pastoral a las personas homosexuales, 1-X-1986.
Gerard van den Aardweg, Homosexualidad y esperanza, EUNSA, 1997.
Stefano Teisa, Le strade dell'amore (Omosessualit e vita cristiana), Edizioni Citt
Nuova.
Joseph Nicolosi Linda Ames Nicolosi, Omosessualit: una guida per i genitori,
Sugarco Edizioni
Claudio Ris, Il padre: l'assente inaccettabile, San Paolo Edizioni
Claudio Ris, Il mestiere di padre, San Paolo Edizioni.