S-Xix 4155 (I) (001-284)
S-Xix 4155 (I) (001-284)
S-Xix 4155 (I) (001-284)
XIX
4155
(1)
HISTORIA GENERAL
DE ESPA
ESCRITA POR JNDJVID OS DE NMERO
DE LA
H~
A ACA EMJA
UNIVERSIDAD DE fllJRCfA
l1259454
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EL PROGRESO EDITORIAL
MAD R ID
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EMBARCACIO
E ESCANDI AVOS
en los siglos
JX.X y XI.
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DE CASTILLA
DESDE SU ORIGEN Y PUGNA CON LA DE INGLATERRA
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l'ipografia de EL PROGllB~
F.otTORIAL, .Mai:cfoler::i. :
1
TIEJlPOS PBillITIV OS
Aborigcncs.-Embarcacionc de cuero.-Comercio y pesca.-Venida de los
romanos.-Combate de Santoa.-Jnvaainde los hrulos.-De 101 4rabes.Acometidas ele los normandos.-Qu gentes eran stas.-Sus naves.-Estacioiles en la costa.-Estragos que cauaaron en los siglos 1x al xr.-Encuentros con Jos moros.-Saquean 4 Compc:.tcla.-San Olaf, caudillo.-Los
DiofQI ' IU U
Jan CD GaJicia.
LA MARINA DE CASTILLA
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d. la. Victoria.
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la inva in de las hordas septentrionales que
como
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ca ron sobr Euro a a olndola acab
con la in u tria ) aun con las tradicion s de los e ntabros
quien toe la mala suerte de 'er lleg-ar los h rulos hacia
1 aio 456.
1 ureron perod s em uelto
n niebla impen trable
rnien ra
oda , suevos ) alano di putaban Ja presa mientras rabes y m ros se la repartan
ustituyndole , ) al
'
72, p. 19.
TIEMPOS PRIMITIVO
tiempo en que, refugiados en lo ms fragoso, en corto nmero, emprendan la obra de la restauracin los montarieses
valientes.
Teniendo que combatir entonces sin descanso por la posesin del suelo, con la espalda al mar, mal podan resistir al
nuevo azote que por all descargaron los normandos, al menos las crnicas no dicen que eficazmente lo rechazaran, bien
que poca cosa refieran de la llegada repentina, sin diferencia
de las historias, donde hay laguna que sin otro recurso habr
de colmarse estudiando las narraciones propias legadas la
posteridad por aquellas terribles bandas que dejaban huella
serialada con la ruina de las poblaciones.
Documentos castellanos ponen la aparicin en el reinado
<le Ramiro 1, sea entre los afios 843 y 850; las crnicas
rabes se ocupan de los estragos que causaron en los de la
Hgira 2 2 9 y 2 45. Denominan los primeros normanos y normandos (hombres del Norte) los osados acometedores; las
tras los nombran madjus almodjus.
El Rdo. P. Flrez examin diplomas de la poca, haciendo
con su esencia curiosa disertacin 1 , pero los datos eran insuficientes; as juzg D. Modesto Lafuente, sin ver otros, que
Jos normandos eran gente que se lanzaba los mares en
frgiles barcas, sin ms equipaje que las armas 2.
Muy distante se halla esta creencia de la realidad revelada
por los Sagas escandinavos y resumida en estudios especiales modernos, de su nmero los de los Sres. Dozy 3 e
Piant 4 de que me sirvo, aunque en digresin, por inters
del asunto.
Hechos los escandinavos desde la infancia al trabajo de una
1
)0
LA MARINA DE CASTILLA
mar tormentosa; endurecidos por el rigor del clima y sometidos disciplina severa, eran excelentes marineros y buenos
soldados. A las condiciones personales unan la de cohesin
en cuerpo. adquirida con la ordenanza de los jefes y la prctica de las jornadas, dndoles esta ltima incontestable superioridad sobre las masas colecticias de otras naciones. Sus
armas eran espadas, hachas, lanzas, flechas; las vituallas
pescado seco y manteca de vaca.
Emprendan las expediciones sin otro objeto que el botin,
en embarcaciones grandes y fuertes de vela y remo, aptas
para transportar caballos, poniendo las suficientes al mando
de un caudillo noble y experimentado que designaban con el
nombre de viking (rey del mar). En total solan llegar y pasar de diez mil hombres los que reunan las menores expediciones, fraccionndose para el ataque simultneo de varios
puntos de la costa si Ja resistencia no requera el concurso de
todos, y pona admiracin y espanto en los pueblos la 'ista
de la armada que sala del horizonte manera de ciudad animada flotante, y se iba acercando compacta, dejando distinguir las figuras fantsticas esculpidas en las proas, los escudos guerreros que rodeaban la borda, las velas teidas de
prpura, mientras al ruido acompasado de los remos dominaba el de los cuernos trompas blicas.
Una de stas naYes en su primitiva integridad, en estado
maravilloso d.e conservacin, se descubri impensadamente
en andfj ord (costa meridional de oruega) el ao 1 880, al
deshacer un tmulo elevado en Ja pla) a por sepultura y honra, sin duda, de alguno"de los grandes.caudillos, debindose
la casualidad el conocimiento perfecto de antigualla tan
remota 1
1
El obierno de 'oruega remiti la Exposicin Histrica de ladrid
de 1 l un modelo exacto otro re al6 nu stro Museo aval y la Exposicin de Chica o cmi6 un remedo exacto.
Dep9in en su Histoire de.t expeditions maritimes des Tormands et leurs
e.xpeditions e11 Fr:mce au e siccle, e. trajo de documentos escandinavos datos
se n los cual...s la na,e capitana pe Olaf Tryg rason tena 140 pies de eslora
y treinta y cuatro b neos para los remeros. La de Hakon era m'1yor, con aba
cuarenta banco y la del rey Canuto sesenta: todas ellas llevaban en la e. lrcmidades esculturas de animales monstruosos, doradas 6 de cobre pulimentado.
'67 p.
TIE~PO
PRlMlTlVOS
13
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28 , 291.
Madrid
3. \ ase el
pndicc nm.
1.
TIE~IPO,
PRl.tlTIYO.
16
LA MARINA DE CASTILLA
tn, escribe que pasearon la tea del incendio por diez y ocho
ciudades y villas 6 poblaciones de importancia. Reservado
estaba San Rosendo y al conde Gonzalo Snchez el vencerlos y castigarlos un ao despus, y libertar, en fin, el
atribulado reino de Galicia de las hordas escandinavas.>
Libertado ... por de pronto. Advirtase bien esta diferencia: los leoneses cristianos sufran pacientemente las invasiones repetidas, acreditando de cun lejos viene nuestros
hombres de Estado el achaque de vivir al da sin espaciar Ja
vista ms all de las montanas patrias; los moros andaluces
supieron reducir el dano en un principio, y previnindolo
luego, sirvironse de las naves apresadas al enemigo como
modelos para fabricar otras iguales que oponerle, y muy
pronto estuvieron en disposicin de imitar aquellas empresas
provechosas, llegando dominar el Mediterrneo, haciendo
presa de hombres y caudales, y atre\ indose retar el poder
martimo de los emperadores de Oriente 1
Volvieron los normandos Espana en el reinado de Alfonso
con una de las expediciones de que ms pormenores
dan las relaciones, como que tiene la suya particular, titulada
Saga de Ola/. En las de Espana no se menciona sino por
incidencia. Existe un privilegio dado 20 de Octubre de 102 4,
consignando haber cado el obispo de Ty prisionero de los
. escandinavos, que haban matado vendido los habitantes
de la ciudad.
Olaf Olao, jefe de esta expedicin, andaba en la mar
pirateando desde los doce anos de edad. A los costas de Espatia vino caudillo en I o 12; saque lo que pudo, destru) endo
la ciudad de Ty: continu los robos en Portugal hasta llegar
la baha de Cdiz, donde, en sueos, se le apareci un
1 Apndice nm. 2. D. Fermin Lacaci y Diaz, siendo contador de na,o y
profesor de la Escuela aval Flotante, reuni las noticias que e isten de la
marina de los rabes, asi como de la. pocas anteriores en que la tuvieron en
nuestras costa los fenicios griegoi;, carta ineses romanos y godos, en obra titulada: Estudio histrico sobre la marina de los pueblos quue establecieron en
Espaa hasta el siglo n de nuestra Era. fodrid, Tello 186, .0 -)3 pginas.
Tl~MPO
PRUtlTIVO
17
'D.
OR
DA DEL SIGLO X.
lapice~
de Bayeux .
1
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CIO
DE L
IAlll e\ CA
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1110-1260
.1 obispo Ge1 mrez y l maestro O erio. - Astillero de Iriu.-Construcci6n <le
gnleras y d naos.-Rapidsimo crccimicnto.-Bloqueo de Bayona.- RAm6n
13onifoz.-Conquista de e\'illa.-Crcacin del almirantazgo.-Auxilio al rey
de 1 rancia.-Galardn concedido Pasajes.
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1.
' 20
LA MARI:NA DE CASTJLLA
las vifias y los frutales, mataban los hombres se los llevaban cautivos con las mujeres y los nios, ni ms ni menos
que los escandinavos, alentados con la impunidad, de manera que tenan despoblada la costa desde Abril Noviembre,
poca peridica de sus correras 1
Habiendo de acudir al remedio por s solos los mseros
acometidos, discurri al cabo el obispo de Santiago D. Diego Gelmrez, por lo que le iQ1portaba, tanto como sefi.or feudal, como pastor de los fieles de Compostela, el medio efectivo, que era procurarse navos, cuyo fin acudi Gnova.
pilotos., toda vez que en Galiciano quedaban hombres entendidos en las prcticas de mar 2 n maestro rrenovs, llamado O ero, satisfizo los deseos disponiendo astillero en Iria,
acopiando materiale ) fabricando por principio dos galeras
birr mes de e.celente sen icio ya que bastaron para espantar de Ia ras los corsarios moros dando al pas la tranquilidad olvidada. Ocurri e to por los aos 11 20.
o ha bien do mencin al una de ocurrencias en las riberas
1
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de
LA MARINA DB CASTILLA
Todos los personajes de aquel tiempo se le parecan, segn las noticias que tenemos, en la suma facilidad con que
pasaban de la enemistad la reconciliacin, en el ningn respeto Ja fe jurada, en la perfidia, la rapacidad, los vicios;
y de aqu puede colegirse que en Jos defectos no fu singular y en las buenas cualidades excedi, aunque no se tomen
al pie de ]a letra las alabanzas que en la Historia Compostelana le pusieron los monjes de Cluni.
Lo que no cabe dudar es que al arzobispo Gelmrez corresponde el ttulo glorioso de fundador de la marina castellana en el siglo xn, y al maestro Ogerio la sana doctrina
de que pueblos, como el suyo ligur, encerrado por la naturaleza entre los Apeninos y el mar, puebl~s cual los de las
costas montanosas del arte de Espafia, pueden y deben
buscar en la mar lo que el suelo no les brinda.
Que las lecciones fueron rapidsimamente aprovechadas,
prueba una escuadra respetable que los diez anos (en r 1 30)
figura ya, sin saberse cmo fu formada. Verdad es que por
aquel entonces nada se opona al desarrollo de ]as construcciones; excepcin de ligeros tributos sobre la pesca, no se
encuentra en las primeras cartas pueblas ni en los fueros
condicin traba, ni parece que las villas se impusiera otro
deber que el de acudir su rey y senor natural en ocasiones
de guerra con bajeles, la par de las ciudades del interior,
que con la sea del concejo acudan al deber fonsadero. stas daban el contingente de los ejrcitos, aqullas la composicin de las armadas: acabada la misin temporal 6 la jornada, volvan al poder y albedro del propietario las embarcaciones, lo mismo que el rocn la voluntad del hidalgo que
lo haba cabalgado.
La inexperiencia en la fbrica tanto como en el manejo de
las naves; la ignorancia de los improvisados marineros, juntamente con la endeblez de los vasos y la desproporcin de
mecanismos de impulsin, produjeron al principio, en aquel
golfo tempestuoso, terribles siniestros, atribuidos por el ul-
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LA l\fARINA DE CASTILLA.
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ls, con marin ros de Ja vi11a de ste nombr , asi ti al almirante onifaz, ) qu d aqu proced n las rm
n qu
figura una nave rmada y la v Ja, con una cruz sol r
mstil } una si rra n la proa quebrantando un gru
cadena, en campo sangriento. ita, como probanza, la trova
que rezaba:
'R inando 1 n Jito rey don Fernando,
el .. anto que llamo ron, de Ca:itilla,
pas el de Avil con u nav , errando
la fuerce y gran cadena de cvilla .
01 1
68.
LA MARINA DE CASTILLA
'UNDACIN DE LA
ARl
A OA T
BRIC
ya que restringa la noticia sucesos guerreros d importancia; mas no por el silencio ha de interpretarse qu las na\ s
estuvieran ociosas; el fuero d San Sebastin dado hacia t t o
por el rey Sancho, el Sabio, de avarra, que vi.e ne ser uno
de los cdigos de comercio ms afiejos, da entender cunto
la navegacin haba progresado al estimar consuetudinarias
las relaciones con puertos extranjeros, y el cambio de productos en que, por exportacin, seala principalmente ino ,
lanas y hierros.
El reconocimiento de D. Fernando al bu n servicio de la
marina no se limit la concesin honorfica de seudos d
armas las villas; confirmles los privilegios de D. Ifonso VIII; les eximi del derecho del quinto de mercancas y
pesca; ofreci no embargar sus embarca_ciones, todo ello
aparte de la participacin en los gajes de la ciudad conquistada. Sobre el particular dice el mencionado Ortiz d Zniga 1 :
c:La gente de la mar que vino n la armada christiana pobl el gran Barrio, as llamado en la Parroquia ma) or, y
para la distribucin de su heredamiento tuvo special jurados partidores. randes preeminencias les concedi an
Fernando en los Fueros entre e11as, que en las co a de la
guerra cuando hiciesen hueste en tierra gozasen honra d
caballeros y que tuviesen particular alcalde caballero y d lo
n lo
ms ensalzado, que juzga e sus pleitos y di~ rencia
martimo superior todos, como lo fu en dignidad . Ramn Bonifaz, CU}' ca a fu frontero de la santa iglesia la
entrada de la calle de Placentines hasta la Alcaicera y pertenecan este gremio los galafates y gente de carpintera
de ribera, cuyo capitn era icols de la Torre del Oro, as
llamado por haber sido su primer alcaide.>
Bonifaz recibi Ja investidura de almirante, dignidad creada entonces con setialadas mercedes, tales como la jurisdiccin sobre todos los que embarcaran en armadas de la Co
1
Anales de Sevilla . t.
p. 194.
30
LA MAIUNA DE CASTILLA
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anta . lana y todo lo rue es
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enfaz de la mar ac en aquella comarca poi Ia-
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34
LA MARINA DE CASTILLA
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1.A
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1
lphon e ;\'autcr , Table chro11ologique des charles et diplme imprims co11cernant l'Histoire de la Bef nique, t. VI. Bruxelles, 1 1.
z \\ arkoeni , Hi toire de la Flandre et des ses institutions civile et politiques jusqu'a /'a11ne 1305, t. 11, p . .)14.
3 \ a e en 1 apndic la Remembranra de las cosas que deben dar peaje.
36
LA MARINA DE CASTILLA
CONSECUE.'CI \
37
LA MARINA DE CASTILLA
especial proteccin los mercaderes de Cantabria con facultad de asociarse con los del pas y de pedir embargo de
bienes de los deudores. La informacin que la fecha se
hizo en Brujas seala otras muchas exenciones acordadas
los castellanos, confirmadas sucesivamente hasta r 280, en
que Guido, conde de Flandes y marqus de Namur, las extendi al comercio en Ardenburo-. Una carta escrita por la
ciudad de Mnster la de Lubeck en r 28 r manifiesta cun
importantes eran las transacciones de los castellanos, con
expresin de que tenan lonjas ele contratacin en Brujas,
Rochela y otros principales mercados antes de establecerlas
los ngleses, las repblicas anseticas y la de Venecia 1
Mal haban de avenirse por tanto nuestras gentes con las
de Aquitania, convertidas de vecinas en rivales intransigentes. Discutido el punto sin encontrar solucin razonable, fueron de las palabras las obras: habiendo detenido los de
Bayona una embarcacin guipuzcoana, detuvieron los de
Guipzcoa otra bayonesa en prenda, y por tal camino siguieron, las capturas preventivas, las de mano armada, en cadena de represalias, que vena constituir un estado de guerra
entre sbditos de reyes en paz.
Empero no adelantemos los sucesos. D. Alfonso X, uno
de los hombres de ms clara inteligencia y de mayor aficin
al estudio de su tiempo, merecedor, ciertamente, del dictado
de Sabio que se le aplica, una vez asegurada con la ocupacin de la costa la comunicacin de las provincias del orte
y Medioda, se propona, como su padre, llevar al frica las
armas vencedoras; apoderarse del estrecho de Gibraltar, y
cerrarlo los berberes, evitando la corriente humana con
que se reforzaban de continuo los mahometanos de la Pennsula. Al efecto determin la creacin de una marina especial
propia de la corona; de una marina militar de guerra que
sin la dilacin indispensable para reunir bajeles, por convocatoria los puertos, constituyera ncleo permanente dis1
CONSECUENCIA~
DE LAS CONQUISTA
EN EL SUR
39
puesto y bien armado con que acudir cualquiera v ntualidad y ofender de continuo la morisma, cumpliend al
mismo tiempo las ofertas de no distraer las nav s d Cantabria de su ordinario ejercicio mercantil.
Apreciando la situacin geo o-rfica de Sevilla, erigi all la
atarazana arsenal en el sitio elegido de ant s por Bonifaz,
que llamaban el Arenal, fabricando grandioso edificio de
planta cuadrangular con diez y seis naves de bveda SOl.JOrtadas por gruesas pilastras de ladrillo y dispue tas para construir al mismo tiempo, al abri o-o de la intemperie, otras tantas galeras 6 naos de alto bordo. En los ngulo estaban los
almacenes para jarcias y pertrechos de toda especie, y en la
inmediacin los obradores y habitaciones para el alcaid y
principales empleados. Sobre la puerta de entrada se puso
esta inser pcin que condensaba su pensamiento:
RES
REx Hr
AcTUS IN AUSTRINAS
LA MARINA DE CASTJLLA
.1
<.;O. 'SEC E
41
los cuales eran libres y quitas las dichas villas que las ali t
ron, si bien el buque ) las armas quedaban por el rey en
Estableci O. Alfonso, adems, la dignidad de adelantado mayor de la mar, acordada D. Juan Garca <le Villamayor, su mayordomo, ratificando en el ttulo los pr l sito. de
la inscripcin de las atarazanas de evilla. Por grand sal er
que avernos (deca) de levar adelant el ~ cho el la cruzada
allende el mar, a servicio de Dios e exaltacion de la Christiandad e pro de Nos e de nuestro seoro, facemos vos
nuestro adelantado mayor 2
Consta en varios otros papeles el noble deseo que muchas circunstancias mbarazaron 3: dos Bre res el 1 papa Inocencio IV lo mencionan y estimulan con la concesin de los
beneficios indulgencias de cruzada en r 254, que ratific
1 Merindat de Castilla vieja. Laredo. Tal vez esta obligacin alude un
antiguo cantar con. ervado en hs ras de Galicia:
El Cdice de la Behctr, s, que c. iste en la Biblioteca 1 aciontl con la si natura K, ...9 n opia acada el :i o 13;,2, difcren<..ia el contin"cntc de al runas
villas. Dice: ' antander e del Rey. Cuando el Rey cerca al n Ju ar en la
co. ta Je mar, e pone en la mar, e lo. de los otros lugares, irve con una galera e una nao armada.
,castro de rdiales es del Rey. Cuando el Rey ha guerra con moros 6 tiene
alguna villa cereal.la y est y el Rey por su persona y arma flota su costa en
la marismas de Ca tilla o Galicia, entonces le han de servir los de Ca tro con
una nao y con una galera, del din que se ;-iarten de Castro tre meses, e aca ~
bados lo dicho. tres meses que han servido, que finc:i el cuerpo de la nalera
para el Rey en aquel .1o .. o pa3an fonsadera ni nunca la pauaron, salvo que
ervian con nao o con galera corno dicho es.
2 Ort de Ziga, Anales, t. 1, p. 235 expresa que este privilegio, f chado
el martes 17 de Julio de la era 1298 (ao 126o , se halh en el Informe de los
Sarmientos, del croni ta D. Jos~ Pellicer, sin duda porque lleg vincularse
el Cclr30 en la casa de los condes de Salinas.
3 Entre ellos la correspondencia con el rey de Inglaterra, publicada por
Rymer.
F.D.
LA MARINA DE CASTILLA
Alejandro IV en otro Breve da<lo r 2 de Mayo del ao siguiente. En ellos se alude la armada que se prevena en
las costas de Vizcaya y la reunin de la hueste, mandando predicar la Cruz contra los moros de frica, y poniendo
bajo la proteccin de San Pedro las personas y haciendas de
los que pasasen aquellas partes.
Qued con lo dicho instituda y organizada la primitiva escuadra real, y consigui feliz estreno junta con aquellas naos
preparadas en Cantabria, inclusa la jurisdiccin de Bayona 1
Teniendo aviso de la confianza y descuido con que vivan los
moros en Cdiz, s apoder de la plaza por sorpresa en la
amanecida del r 4 de Septiembre de r 262, y seguidamente de
toda la isla, haciendo buena presa de moneda , mercancas y
caut vo , como apeadero que era de corsarios, desde el que
molestaban la ecindad, osando llegar vista de Sevilla.
Dirigieron la empresa el almirante Pedro Martnez de la Fe
y el adelantado de la mar Juan Garca de Villamayor, inaugurando sus oficios 2
Alguna dificultad ofreci los comienzos de la escuadra
real la escasez de mareantes con que esquifarla: hubo de
echarse mano de la tripulacin de las naos de Cantabria,
surtas de momento en el ro, contando con la aquiescencia
de los armadore y los marineros por el momento, y como
el acto voluntario qui iera erigirse en costumbre forzosa por
los almirantes, mediaron serias reclamaciones 3, en justicia
atendidas. D. Alfonso acudi la necesidad, ofreciendo be1 Obtuvo D. Alfonso autorizacin de u cuado el rey de Inglaterra para
construir en las ostas de Bayona naves y galeras hllanse los documentos en
la colel;cin de Rymer: vanst: en el Apndice los nmero 3 y+
2 El marqus de Mondjar enmienda el error de la Crnica de D. Alfonso,
que pone la sorpresa el a10 1269, y agrega que se abandon la plaza despus
de saquearla. t:n lo que no acierta es en so tener que el almirante entonces i;ra
Rui Lpez de Mendoza, ignorando exisan dos, uno del Ocano y otro del
Mediterrneo. D. Adolfo de Castro. Historia de Cdir y su provincia: Cdiz
1858, anota la fecha verdadera: T 1 le ..::e;~i~more cie 1262, da en que se celeb<Ciua la Exaltacin de la Cruz.
3 . . . alas, Mari'na espaola de la Edad Media, t. I, p. 137.
43
neficios la gente de mar que poblara en la costa, y trayendo por primitivos vecinos de Cdiz trescientos naturales de Laredo, Santander, San Vicente de la Barquera y
Castrourdiales, los ciento hijosdalgo; los dems gente llana 1
A los obstculos responda por entonces el xito dando
buen nimo para allanarlos. Hallndose el rey en Sevilla
en I 263, envi su flota sobre Cartagena con Rui Lpez de
Mendoza, mientras por tierra i~a Gil Garca de Azagra
castigar la rebelda de los moros (sometidos desde el reinado
anterior) , y apretaron la ciudad en trminos que hubo de
darse partido. Levantronse entonces dos castillos: uno en
la cima; otro en la playa, que aseguraron tan excelente
puerto.
Don Alfonso consolid entonces, por los mismos procedimientos que en Cdiz, la poblacin cristiana en Rota y Sanlcar, que abandonaron los sarracenos sin resistencia, y fund
el puerto de Santa Mara, lugar de su predileccin. As hubiera continuado la serie de operaciones de la flota! Por desgracia las pospuso la ilusin de la corona imperial ofrecida
por los electores. Tras ella emprendi viaje que iba dejar
en orfandad Castilla, y por mayor mal envi por delante
Gnova naos, gente, armas y vituallas 2
Vindole entretenido, pas el Estrecho Abu Yuc;uf con
crecido ejrcito de alrabes, y pase como seor la Andaluca. El infante D. Fernando acudi la frontera, donde
le lleg la muerte, y su hermano D. Pedro Algeciras,
mientras toda priesa iban sobre la plaza navegando las
naos que pudo re~nir el almirante, que no eran pocas:
80 de vela, 24 galeras, sin las galeotas, leos y navos pequeos.
C1stro, Historia de Cdi; y su provincia.
Tristn Calco, citado en las Memorias del marqus de Mondjar, dice:
ccCompareci el socorro pedido Espaa, y llegaron muy oportunamente al
puerto de GnoYa trescientos caballos y novecientos infantes conducidos en
naves ... y la gente de Espaa, pasando el P, se acuartel el in\"ierno en
Pava. Ao r274.
1
44
LA MARINA DE CASTIT LA
Luego que ocup el ejrcito la campaa 1 , cercaron la villa, fortificando sus alojamientos, y como tomara la accin de
improviso los moros, sin poder recibir socorro exterior por
el bloqueo de la flota, se vieron faltos de vveres, en ahogo,
mas no tardaron en experimentar lo los de la mar, por no acudirles tampoco con paga ni refresco.
Pra en la Academia de la Historia una crnica manuscrita en el siglo xv (al parecer), que refiere lo que ocurri por
consecuencia, como sigue 2 :
El infante D. Sancho tom los dineros pre enidos por el
rey con destino al cerco y dispuso de ellos. Los de la flota,
que estaban en la guarda todo el invierno y el verano en completo abandono, sin vestidos, sin raciones, sin pan, adolecieron de grave enfermedad, que debi de ser escorbuto, por los
sntomas que explica. Levantando chozas en la playa y en
Isla Verde, se pusieron en cura, abandonando las embarcaciones. No quera creerlo Abu Yuc;uf, aunque desde Algeciras
se lo avisaban pidindole socorro, temeroso del gran nmero
de nave componentes de la armada cristiana, siendo pocas
las que l tena en Tnger. Discurri la estratagema de una
embajada al infante D. Pedro, ofreciendo 200.000 doblas si
alzaba el sitio, porque no se dij era que en sus manos se perda la plaza confiada por el rey de Granada; en la inteligencia de q ie, una vez cubierto el crdito, y devuelta su
dueo, l ayudara de buen arado al rey de Castilla ocuparla. La embajada tena en realidad por objeto entretener
los caudillos con la afluente palabrera de los arabes, mientras los arraeces que disfrazados de marineros iban en la
galera del mensaje, practicaban su satisfaccin el reconocimiento. Informado Abu Yuyuf de la realidad, despach en el
acto r 4 galeras reforzadas, suficientes para deshacer aquella
armada ficticia en que no haba hombre que se tu iera en pie.
1 En i271 segn la crnica en 127 por las Memorias del marqus de Mondjar; en 1279 por manuscrito de la Acad. de la Hist. Est. 22, gr. 3. nm. 62.
2 Est. 23, gr. 1.U, A. nm. 10.
CO!'\SECUE'\'CIA S DE Y.A S
EL SUR
45
LA MARlt'A DE CASTILLA
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1 Crnica de Gonzalo de la Finojo a. Colee. de docum. ined. p.::.ra la Historia de Esp., t. CYI, p. 24. Confirman la frase Barrant s ~laldonado en las Ilustraciones de la Casa de 1Yiebla, ~, el marqrn~s de Mondjar en las Jlem;;rias
repetidamente citadas.
2 D. l\lartn Fcrnndcz NaYarrete, Pr6lo30 la Colecc. de lfiajes y descubrimientos.
3 D. J. de alas, .'1arina espaola de la Edad ~Media, t. I p. 524, nota 21.
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EN l<;L SUR
47
pecialmente exenciones los armadores de las Asturias y favoreci las villas de Pasajes, Zarauz y Guetaria.
Sigui por esta senda poltica D. Sancho IV, el Bravo,
desde el momento en que se vi seguro en el solio; no solamente confirm los privilegios de San Fernando; expidilos nuevos, permitiendo cortes de madera en los montes de
realengo para construccin de naves; prometi de nuevo no
embargarlas en ningn caso; estimul las obras en la atarazana de Sevilla; atrajo hacia Andaluca marineros cntabros; en fin, mostrndose en el trono prudente, previsor y
acomodaticio en tanto grado como revoltoso iracundo fu
al sonsacarlo, sin perder las condiciones ele habilidad y entereza, negoci en Gnova contrato de gal.eras, trayendo su
servicio doce bien armadas, pagando razn de 600 doblas
al mes por cada una i~dependientemente de las raciones, y
otras 600 doblas por gobernarlas Micer Benito Zacaras,
capitn de mucho crdito , adquirido en el vencimiento de la
marina de Pisa.
Juntas con las genovesas las galeras construdas y reformadas en Sevilla, ms las naos de contigente del Norte,
compuso fuerza de ms de cien velas, influyente en el nimo
de Abu Ym,:uf para inclinarse la paz; pero convino ms
D. Sancho ajustarla con el rey de Granada y utiJizar aquella
flota contra el africano, apoderado del Estrecho.
Zacaras, elegido por cabeza, consigui all una de las
victorias navales ms sonadas ( r 284), por ser de los ms
sangrientos el combate entre tantos bajeles. Confiaron los
moros en su esfuerzo, pensando habrselas con otra escuadra
como la que haban desbaratado en Algeciras con muchas
menos galeras suyas; guardaban los castellanos la ira de
aquella derrota, y en su favor tenan la serenidad, la experiencia~ la t.i:t!sa de le:; geiioveses. El a.liira~te esper la
acometida furiosa de los africanos, que los desparram,
manteniendo la unin de sus naves en grandes grupos, con
los que pudo caro-ar con ventaja, utilizar el choque y dividir
LA MAIU . ' ,\
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DE C ASTI
LA
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F D.
50
LA MARINA DE CASTILLA
curia, y Gonzalo Martnez, caballero. Los de Bayona nombraron por su parte procuradores ante el mismo rey, su
seor, que en realidad desempeaba papel de rbitro, y con
su aquiescencia y aprobacin acordaron los cuatro comisarios
tregua y concordia entre los hombres de las villas de Castro,
San Emeterio (Santander) y otras del reino de Castilla, de
una parte; el mayor, jurados y comn de la ciudad de Bayona, de la otra, quedando ratificado el instrumento en I 5 de
Julio de I 293 '
La rivalidad no dej de existir latente hecho el arreglo,
dando prueba de lo que los mulos emprendan intentaban,
una carta enviada por Eduardo su lugarteniente en Aquitania, haciendo saber que el conde de Flandes, marqus de
Namur le ro 0 aba, instancia de mercaderes y marineros castellanos, diera stos salvoconducto para ir, volver, permanecer y comerciar en Inglaterra. Estando inclinado conceder lo pedido, quera se noticiara antes los de Bayona
con objeto de conseguirles recproco beneficio 2 , y stos,
preYini ndo la respuesta acordaron como reglas fijas en los
statutos ele la ciudad, la prohibicin absoluta de cargar
mercancas en naos que no fueran de su puerto, la de comerciar con castellanos, y la de fletarles embarcaciones por ningn dinero 3.
1 Treu aarum inter gentes Regis castellae et homines Baione captarum ratificatio, Rymer, t. J, parte III, p. 119. Vase la copia en el Apndice, nm. 5.
2 El documento est datado 17 Fehrero 129~. Ryrner, t. l.
3 Ordenanzl acordada en 13 de Septiembre de 12_ Archives mu11icipales
de Baxo11ne pg. 91 .
IV
APRECIACIONES DE LA MARINA EN EL SIGLO XIJI
Los marineros cntabros en el Mediterrneo.-Lonjas y colegios.-Arte de
nave3ar de Raimundo Lulio.-A rte de construir.-Invencin de la Coca.Comparacin del navo con el caballo.-Leyes de Partida.-Piratera 6 guerra furto.-Diseos de naos .-Banderas.-lmgenes.-Costumbres.
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1c70.
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2.
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Ley VIII.
F D.
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xm
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jo Inglaterra la infanta Leonor, hermana de Alfonso, despus del casamiento en Burgos con el prncipe Eduardo, por
haberse grabado en el sello municipal de Lyme Regis 1 puerto
en que se presume desembarcaran. Vense en la embarcacin
todos los distintivos de comisin solemne. La proa ostenta la
escultura de San Jorge, patrn de Inglaterra, en actitud de
abrir por la mar su camino
con la lanza: la popa est coronada por un crucifijo entre
las imgenes de la Virgen
Mara y del evangelista San
Juan; en el centro ondean dos
estandartes de forma rectangular, con ms altura que
ancho; el uno con tres leopardos, armas reales de Inglaterra; el otro con cuatro
cuarteles de castillos y leones, que eran las de Castilla.
Con este monumento se confirma plenamente que las armadas del conquistador de Sevilla, padre de doa Leonor,
lo mismo que las del autor de los Libros del saber de astronoma, definidor en las Partidas de estandartes y banderas,
llevaron durante el siglo xm las armas que han perseverado
hasta nosotros, agregados los blasones de los reinos sucesivamente unidos al ncleo de los de Castilla y de Len 2
Aprndese adems cun de antiguo se hizo ostentacin de
imgenes smbolos religiosos juntamente con los de la nacionalidad.
Respecto las dimensiones de la nave, sera aventurado
el ju.icio que se basara en la figura del sello de Lyme, evidentemente de dibujo convencional hecho sin presencia del
modelo. El vaso es panzudo y de gran anchura con relacin
r Sigillum Comune de Lim.
z Fernndez Duro, Tradiciones infundadas.
la longitud. La arboladura consiste en un solo palo colocado en el centro, y una verga cruzada.
Finalmente, por el cdice de Las
Cantigas, se forma idea de las costumbres, de las preocupaciones, de
las reyertas y de los rezos de los
marineros; de la fre~uencia con que
arrojaban al agua la excesiva carga tomada bordo, y de los efectos de ciertos fenmenos atmosfricos, que crean sobrenaturales,
comprobando la generalidad de los
tipos de naves usadas por otros
pueblos, la comparacin de las dibujadas en l y en el Lzbro del Lapidario (copiadas en lminas adjuntas ) y las que
se ven en obras extranjeras del tiempo.
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GUERRA DE BRETAA
. 1300-1342
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ICIADO
LA MARINA DE CASTILLA
CUERRA DE BRETAA
FUE CON EL MUY NOBLE REY DO~ FERRANDO A LA CERCA DI!: ALGECIRA E ESTANDO EL REY EN ESTA CERCA FUE EN GANAR A G1BRAL TAR, E D ESPUES QUE LO tlAN
ENTR EN CABALGADA EN LA SIERRA DE GAUSlN E OVO HI FACl ENDA CON LOS MOROS E MATARONLO EN ELLA VIERNES DIEZ Y NUEVE DE SEPTIEMBRE, E~A DE MIL
E TRESCIENTOS Y CUARENTA Y SlETE, QtJ E FUE AO DEL SEOR DE MIL Y TRESCIENTOS y NUEVE.
OBITUS.
H.
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E. 19
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1609-300
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A DlE SU I
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GUERRA DE BRETANA
68
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LA MARINA DE CASTILLA
Lo particular del caso es que refirindose cada reclamacin un solo navo apresado 6 atropellado por otro castellano, siempre se repite que sus tri pulan tes, piratas y perturbadores de la paz, eran de los pueblos que quedan escritos, cuyos nombres, como de frmula, se transcriban en los
despachos, sin reparar en que, comprendiendo la lista casi
todos los puertos grandes y pequeos que hay desde el Vidasoa al Mio, ofreca asidero la negacin de veracidad de
los atentados que se denunciaban. La lista nos sirve ahora
para conocer cuntas eran las naves, pues que de los senos
del golfo, aun de los insignificantes, salan aparejadas, comprobando su importancia numrica y el general beneficio que
reportaban , la peticin del cuaderno de Cortes de Madrid
de I 3 2 9, en que suplicaron los procuradores fuese guardac;lo las villas y lugares de los puertos de mar el privilegio
de no dar galeras ni naves, ni maraveds por ellas 1 Ahora, que en todas esas villas y puertos se abrigara la antipata y mala voluntad contra Bayona, no es dudoso; un mismo
inters las alimentaba.
Eduardo III buscaba la alianza de Castilla, slo que le pareca la senda de las asperezas ms directa que la de las
concesiones seguida por su antecesor. Por aqulla lisonjeaba
los mercaderes de Aquitania, que en ocasiones llegaron
poner sus rdenes veinte naos y diez galeras para la guerra
de Escocia 2 , sin contar las que construyeron por su cuenta,
pues siendo este Eduardo el primero de los reyes de Inglaterra que pens en tener marina militar, como los de Castilla, di gran impulso las industrias que la forman, instituyendo como ejemplar una escuadrilla de propiedad de la
Corona, organizada por la pauta de las de Gnova, que pagaba 3.
1
Academia de la Historia.
GUERRA DE BRETAA
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200
70
LA MARINA DE CASTILLA
de Castiella oviese menester del rey de Francia, al contrario, que le enviase por mar veinte galeas et por tierra tres
n:il caballeros; et estas ayudas que fuesen costa del que lo
oviese menester 1
La guerra no depnda de .otra cosa; estall en seguida, y
por la leccin <le la Crnica, el ao siguiente al del tratado,
sea el de I 3 3 7, vinieron cuarenta galeras de Gnova
sueldo de Francia; en el de 1338, los de las marismas del
rey de Castilla, acudieron con sus naves al llamamiento, et
con esto las gentes et los navios del rey de Inglaterra non
osaban navegar por la mar; et el rey de Francia envi sus
gentes la Gascuea, a la tierra del ducado de Guiana 2
Los documentos de la coleccin de Rymer, que tanto nos
sirven, no conforman con las fechas. Eduardo empez titularse rey de Francia de Inglaterra, seor de Irlanda y duque
de Aquitania, en 1340, y rompi las hostilidades el da ele San
Juan, ganando la victoria naval de la Esclusa, en Flandes,
contra franceses, tras la cual, 26 de Julio del primer ao de
sit re1:nado en Francz'a, envi la declaracin de guerra 3.
La de sucesin del ducado de 5retaa, que enredaba las
cuestiones anteriores, por disputarlo el conde Carlos de
Blois, sobrino del rey de Francia, y el conde Juan de Montfort, protegido del de Inglaterra, es la que, segn las historias de esta nacin, llev las naves castellanas las primeras armas con las suyas.
Don Luis de la Cerda, bisnieto del rey Alfonso el Sabz'o,
quien denominaron tambin O. Luis de Espaa infante
Fortuna, acaso por la poca que tuvo mejor que por la investidura nominal de las islas Afortunadas Canarias, amigo y
deudo de Carlos por su madre, condesa de Clermont 4, abraCrnica de Alfonso XI. Pnelo eh el ao 13 36.
I<lem, id.
3 Provocatio ad Pugnam jacta Philippo de Valesio. Ryrner, T. II, Pte. IV,
pgina So.
4 D. Luis de Salazar da noticias en su Historia de la Casa de Lara deshaciendo algunos errores de Barrantes Maldonado que confundi al padre y al
J
GUli'.RRA. DE BR'l':TAA
71
LA MARINA DE CASTILLA
y flmulas, y avanzaron con igual deseo de partir la distancia. Los arcos y ballestas jugaron al principio, mientras el
contacto de los vasos consenta el de las espadas de los caballeros sobre la armadura de hierro de los contrarios. La
condesa de Montfort, cubierta del arns,, como un hombre, se
portaba como si lo fuera manejando un mandoble: D . .Luis
<li bien en qu entender entre tantos valerosos combatientes, mientras la obscuridad no les oblig separarse.
Lo ms notable en el combate fu el disparo de grandes
barras de fierro que hacan los navos castellanos con ciertas mquinas, causando estrago en los contrarios; por lo dems, no se conoci ventaja sealada en unos ni otros la
hora en que se apartaron para fondear sobre la isla Guernesey, pensando renovar la -pelea al da siguiente. Un cambio brusco de tiempo durante la noche lo impidi, obligando todos dejar apresuradamente aquel fondeadero poco
seguro: los ingleses corrieron con poca vela sobre la costa
de Bretaa llegando en salvamento cerca de Vannes ; los
castellanos, por llevar remolque cuatro presas con provisiones y caballos, quisieron aguantar las prns ~a mar, intento que les cost la prdida de dos, teniendo al fin que
correr el temporal en toda su violencia hasta la costa de Espaa. Cuando afloj, hizo D. Luis de la Cerda rumbo la
Rochela; rindi en el camino cuatro naos de Bayona, cuya
g ente pas cuchillo en aras de la eterna enemistad, y tom el puerto de Guerrande.
Tal es, en esencia, la relacin del combate escrita por Froissart, nico de los cronistas coetneos en que se encuentra 1 ;
de los ingleses ninguno lo menciona, circunstancia que, unida las de las 'condiciones de parcialidad y al dato cierto de
no haber ido Inglaterra la condesa de Montfort el ao 13 42,
t Le ha seguido casi al pie de la letra D. Gui Alexis Lobineau en la Histoire
de Bretagne. Pars, 1707, si bien dice que la escuadra vencedora iba mandada
por Carlos de Blois asistido de Luis de Espaa, Carlos Germaux y Ocn Auorn o. Tras la batalla qued dueo de la mar Luis de Espaa, hizo mucho dao
los ingleses.
73
JO
LA MARINA DE CAST; L LA
7-1-
Cap. CLXXVII.
1329
GUERRA DE B~ETAA
75
Cap.
-cxc1v.
VI
GUERRAS CON PORTUGAL Y CON LOS MOROS
13251~50
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LA
MARl~A
DE CASTILLA
con vida, no tanto por dejrsela como por pasearlos con sogas
en Sevilla 1
Por entonces no intentaron los africanos el desquite; esperaban que las naves de Castilla, ya que no eran tantas
para sostener crucero permanente, dejaran las aguas libres,
y en primera oportunidad envi el rey de Marruecos Albohacen 2 buen golpe de gente al mando de su hijo Abomelik, poniendo el pie en Algeciras antes que el almirante Jufre Tenorio llegara cerrarle el paso ( I 3 3 I). Con aquel
auxilio fu el rey de Granada sobre la plaza de Gibraltar,
combatindola recio por la parte de tierra; por la de mar la
defenda el almirante con acierto, y dbase traza en proveer
de alimentos la guarnicin mientras llegaba la hueste del
rey en socorro, por medio de trabucos montados en las naves~ lanzando por encima del muro saquetes de harina, y
aunque mucha parte se perda, no dejaba de llegar alguna,
la suficiente para sostenerse los sitiados tener alcaide de
ms bro. Vasco Prez, que serva el cargo, capitul cuatro
das antes de que D. Alfonso llegara, con mengua del decoro 3 : el que los moros pusieron en seguida vala ms, juzgando por los sucesos. De nada sirvieron los ingenios colocados en el monte dominando la fortaleza, las cavas, los
trabajos de un sitio formal sostenido con fuerza bastante: n:o
se logr recuperar la plaza' aunque muchos hombres se sacrificaron.
Se distingui el almirante Tenorio en el ataque, as como
en el cuidado de abastecer al ejrcito, trayndole vituallas
de Tarifa y Barbate, y ms de una vez libr de compromiso
las avanzadas desembarcando compaas de ballesteros
1 Crnica de D . Alfonso el Onceno de este nombre de los reyes que rei1iaron en Cas tilla y en Len, segunda edicin conforme un antiguo manuscrito
de la Real Biblioteca del Escorial, y otro de Ja Mayansiana, por D. Francisco Cerda y Rico. Madrid, por Sancha, 1777.
2 As en las Crnicas, llambase Abu Alha~an Al ben Abu Caid Otsman
ben Abu Yu~uf Yacub.
'
3 Temiendo que el rey le castigara se pas Berbera. Luis del Mrmol
Carvajal. Descripcin general de frica. T. I, fol. 210 vto.
GUERRAS CON PORTUGAL Y CON LOS MOROS
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80
LA MARINA DE CASTILLA
Cap. CLXXXIV.
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LA MARINA DE CASTILLA
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LA MARINA DE CASTILLA
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suyas., Lms del Mrmol CarvaJal, Descripcin g eneral de Ajrz
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CUERRAS CON PORTUGAL Y CON LOS MOROS
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LA MARINA DS CASTILLA
dos mil quinientos hombres con que henchir la lista de mrtir s cristianos.
Persuadironse entonces los reyes de Portugal y de Aragn ele que el nublado pudiera alcanzarles, cambiando en
e nsecuencia de actitud como de cornp1acencia por los suces s que enflaquecan al vecino.
El ele Portugal vino Sevilla con su hueste, juntndola
la de . Alfonso 1 en marcha para Tarifa: el otro despach
las doce galeras con el almirante Pedro de Moneada reforzar los restos de la flota de Orti~ Caldern, lo que no hicieron; solas las pocas de Castilla apoyaron el flanco del
jrcito en la famosa batalla que ti de rojo las aguas del
alado y compens con creces los pasados contratiempos,
res nand
rt el mundo y haciendo depreciar el oro con la
abundancia del que puso en circulacin el despojo de los vencidos.
Quando o poder do mauro grande e horrendo
Foi pelos fortes H.eis desbaratado,
Com tanta mortandade, que a memoria
unca no mundo vio 1o grito vict')ri:i. 9
Habase vuelto el dado, alentando el nimo de los castellanos en tanto grado como se abata el de los muslimes. La
armada creci materialmente con las quince galeras contratadas en Gno\ a, fortalecindola en la moral el prestigio del
almirante Gil Egiclio Bocanegra, experimentado en lides
de Francia Italia.
Pronto lo acredit entre sus subordinados dando pruebas
de la confianza que le merecan. Supo que Abu Alhacan haca considerables aprestos, y que tena en el puerto de Bullones doce galeras en disposicin de salir juntarse con las
de Ceuta. Antes que lo hicieran, sin reservar para su persona la jornada, destac diez de las que estaban en la armada
y dieron buena cuenta d~ la comisin apresando seis, inceni En esta ocasin, por honrar al husped le devolvi el estand
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. Tenorio,
. _q ue estaba colgado en la catedr.al.
ar e conquistado por J ufre
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342.
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LA MARINA DE CASTILLA
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LA MARINA DE CASTILLA
pedido satisfaccin y enmienda de agravios al rey de Inglaterra 1 Aludira tal vez al envo de fuerzas y la venida
Castilla de los condes de Arundel y Derby, aunque el objeto real que traan era proseguir la negociacin de matrimonio de la prin~esa Juana con D. Pedro, procurando de paso
sonsacar Gil Bocanegra, almirante de Castilla 2 Los embajadores interesaron los personajes ms significados del reino, sin olvidar la amiga del rey doa Leonor de Guzmn,
clarissima domza, la que su seor .diriga cartas autgrafas 3, y no sin resultado, que al fin D. Gil, arzobispo de Toledo, Alfonso F ernndez Coronel y F ernan Snchez de Valladolid, notario mayor, estipularon el tratado matrimonial.
Avis Eduardo III en carta fechada el I. o de Enero de I 348
la salida de Inglaterra p~ra Burdeos de la princesa Juana,
c911 objeto de abreviar los preparativos de la boda, cuyo
fin enviaba los poderes. Trataba al mismo tiempo del dote
convenido en trescientos cincuenta mil escudos pagar en
plazos, y comunicaba su propsito de asistir la ceremonia
de desposorios, despus de la cual hara peregrinacin
Santiago de Compostela; mas en otras letras enviadas al rey
y al prncipe en I 5 de Septiembre comunicaba con profonda
pena que, estando pun~o cuanto se preparaba, la muerte
haba llevado la amable joven robndola al solio de Cac;tilla 4.
As fracasan cada da los clculos y las empresas de los
hombres, . tornando los sucesos en adversa la ms probable
fortuna. Suspendidas. con el motivo fctuoso las conferencias
en que se buscaba solucin satisfactoria las cuestiones y
hostilidades de los marineros cntabros, lleg la ltima hora
1 E.:n el cuaderno de Cortes de 1349 hizo escribir: 11.A lo que d cisque los de
Bayona tomaron e robaron muchos omes e naos con averes grand.:s de Galicia
e Asturias, en trgua que habia con ellos, respondemos que avernos enviado al
rey de Inglaterra Juan Furtado.1
2 V.as~ la carta que le dirigi Eduardo 111, Apndice nm. 16.
3 Rymer las incluy en su coleccin con otras dirigidas- personajes de la
corte.
4 Rymer, dem , d.
LA
MRlNA DE CSTILL
e u ERRAS CN PORTUGAL
CON
Los
MOROS
F. D.
13
98
tA MAR1NA DE CASTtLLA
la suya, de invadir Inglaterra y de sujetar al pueblo 6 exterminarlo; pero estando la victoria en manos de Dios y no
en la humana arrogancia (palabras suyas), acuda la misericordia del que todo lo puede, y suplicaba que lo hicieran el clero y el pueblo, con procesiones, rogativas, misas,
limosnas y penitencias 1
El sentido de la carta dirigida al mayor y jurados de la
ciudad de Bayona es ms claro: dedales que gentes de las
tierras de Espaa que haban salido la mar, sin respetar
las paces 6 treguas que Inglaterra tena con otras naciones,
haban atacado las naves y tratado inhu:nanamente los
hombres. No satisfechos con esto, reunan en Flandes armada grande y multitud de gente de guerra con intencin de
invadir el reino de Inglaterra, estorbar el trfico y poses'ionarse del dominz'o del mar, por lo cual les mandaba y ordenaba que sin respeto las treguas que tenan con los espaoles, les hicieran guerra por tierra y mar, como enemigos notorios suyos, armando al efecto cuantas naves pudieran, sin cesar en las hostilidades por ningn motivo 2
Sin mucho discurrir se comprende que el domz'nz'o de la
mar por gentes de las tz'erras de Espaa era lo que preocupaba Eduardo, estimulndole al acto pblico de protesta.
Lo de la invasin del reino parecera pueril si no le sirviera
de motivo justificado para ordenar el embargo _general de
embarcaciones y marineros, recluta de soldados y derrama
para mantenerlos, porque el hecho es que dispuso el mayor
armamento naval que Inglaterra hubiera hecho en tiempo
alguno.
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VII
BATALLA DE WJNCHELSEA
1350-1351
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LA MARINA DE CASTILLA
BATALLA DE WINCHELSEA
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LA MARINA DE CASTILLA
BATALLA DE WINCtlELSl<;A
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tar en el regreso empresa guerrera, y admitiendo que llegaran cuarenta las naves, y aun que reforzaran las tripulaciones con ~a'.llencos, difcil parece que el inters de los armadores se aviniera elevar el nmero doscientos cincuenta
que tendra que haber en cada embarcacin para alcanzar la
cifra de diez mil, sealada en la relacin de Froissart. Por
otro lado, si en el encuentro fueron diez contra uno, resultara que eran los ingleses mil, y como se sabe que los nobles y caballeros de la corte de Eduardo pasaban de cuatrocientos, habra tantos personajes ilustres como soldados y
marineros, rareza nunca vista en la guerra.
Habindose preparado con tanta anticipacin el rey de Inglaterra y denunciando los documentos que orden el embargo general de naves en el reino y acudi los prelados,
conventos y cofradas pidindoles oraciones y dinero; en el
hecho: solo de haberse embarcado con los tres prncipes, llamando con el ejemplo los magnates con sus servidores y
criados, se da entender que recurri todo su poder contra el de unos cuantos mercaderes. El nmero de bajeles
reunido excedi en mucho al de los que haban de pasar; es
de creer hubiera tres cuatro para cada castellano, y no tan
pequeos como quiere propalarse, porque los de Bayona~
que entraban en esta armada, compitieron siempre en cualquier concepto con los nuestros. Del Thomas en que Eduardo arbol el estandarte, se sabe por datos ingleses anteriores, que meda ms de doscientos cincuenta toneles y contaba
otros tantos hombres de equipaje; los navos de los prncipes
no seran inferiores.
La circunstancia de esperar la armada inglesa en el Canal,
orntando con puertos en uno y otro lado, y la de considecarse los espaoles tan lejos de los suyos, aade las ventajas de nmero, fuerza y armas, la de la seguridad de refugio en caso de avera 6 derrota, seguridad de grandsima
influencia en la moral del combatiente. Los castellanos no
rehuyeron, sin embargo, el encuentro, como pudieran, pues
tO...
LA MARINA DE CASTrLLA
que venan con viento fresco del Nordeste, y esto parece indicar, primero, que no tenan en mucho la pericia y al esfuerzo de los que se ponan .en su camino; y segundo, que la
jugada les ofreca probabilidad de ganar ms que perder,
toda vez que la captura del rey de cualquiera de los prncipes de Inglaterra, les brindaba, sin contar con la resonancia del golpe, con rescate de consideracin.
Por resultado final, ellos perdieron algunos barco-; y e 1
rey gan la satisfacci:i de que le tuvieran en mayor respeto. Consider tener alcanzado con esto el seoro de la mar,
proclamandolo al acuar las monedas que se llamaron nob!es de
oro, en cuyo anverso mand poner su efigie coronada, dentro
de un navo, teniendo en la mano derecha la espada desnuda, y en la otra el escudo con cuatro cuarteles de lises y
leopardos, como rey de Francia Inglaterra, y en el reverso, por leyend~ no menos presuntuosa, el versculo del Evangelio de San Lucas, ')esus autem transzens per medium eorum
ibat. En cuanto al dominio efectivo del Ocano, no se compadecen con las decla~aciones de Eduardo los hechos comprobados, de haber aprestado en Octu')rc clel mismo ao del
triunfo, armada de escolta, fin de que los castellanos no
impidieran sus naves cargar vino en su propio puerto de
Burdeos, y sobre todo, el haber dado en Noviembre poderes al gobt:rnador de Cals, Roberto de Herle, y al doctor
Andrs de Offord, para tratar y concordar con los maestres, marineros y otros hombres de Espaa, sus adversarios,
que estaban en Flandes, paz y amistad perpetua 1
Sentados que fueron los preliminares, las villas y marismas de seoro del rey de Castilla enviaron Londres tres
procuradores: Juan Lpez de Salcedo, Diego Snchez de
Lupart y Martn Prez de Golindano, los cuales, de una parte,' y de la otra el rey Eduardo de Inglaterra, acordaron y
firmaron en I . 0 de Agosto de I 3 5 I tratado cuyas clusulas
principales eran:
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105
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""~ ul-ll"' :Oncl'III. Los comisarios castellanos daran conocimiento del ._~~pu.
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tratado los compatriotas que estaban extrafados del seoro de Castilla y de Vizcaya, por si queran adherirse, en
cuyo caso se ofrecan facilitar relacin de sus nombres. Si
los extrafiado:; rehusaban ser comprendidos en la tregua, el
rey de Inglaterra podra tenerlos por enemigos. Los firmantes no seran entonces responsables de los daos que ocurrieran, con presentar antes de transcurrir seis meses, lista
de nombres de los jefes reconocidos por los referidos espaoles extraados en Brujas y otras ciudades de Flandes, y
comprometerse no darles auxilio contra ingleses.
IV. Los sbditos de los seoros de Castilla y Vizcaya
podran navegar, comerciar y pescar libremente en las costas y puertos de Inglaterra y de Bretaa; pagando los derechos que en cada localidad tuviera establecida la costum bre 1
Singular negociacin entre un rey y un grupo de marineros sin entidad ni nombre definido, en que el primero solicita, y son ellos los que acuerdan y conceden. Abre aqul sus
puertos ~l comercio, sus costas la pesca, sus mercados al
concurso extrao, con los beneficios de que gozan los sbdi.tos propios; ellos en compensacin ofrecen slo no hacer
dao. Aguarda el rey, para tratar, el resultado del combate
en que se proclama vencedor, y viene suscribir despus las
clusulas ordinariamente impuestas al vencido por la ley
inexorable de la guerra Singularsimo caso, realmente!
Cmo el soberano que en la tierra no reconoce superior,
delibera y estipula con gentes que se dicen vasallos de otro?
1
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BATALLA DE WINCHELSEA
107
108
LA MARINA DE CASTILLA
tado de Londres en las Cortes de V alladolidad 1 , y por consecuencia, reunidos en la iglesia de Santa Mara de Fuenterraba, dos aos despus, nuevos comisarios de las marismas, saber : de Bermeo, Plasencia, Bilbao, Lequeitio 2 ,
con representantes del mayor y jurados de Bayona y Biarritz 3, ratificaron su concordia, y fin de que la paz fuera
duradura, establecieron penas pecuniarias y corporales, segn los casos, los infractores, comprendiendo en el compromiso por parte de Castilla todos los puertos de las costas septentrional y occidental de Espaa, desde el mismo
Fuenterraba Bayona de Galicia 4. El rey de Inglaterra lo
aprob y confirm tambin, ordenando, en albricias, las autori.dades de la Rochela, que dieran proteccin los navos y
los mercaderes de Castilla y Lepuscoa.
Cortes de los antiguos reinos de Len y Castilla.
B ermeyo, P la1enria, Bilbau, de la Queti, Hondarro, en el documento.
3 Baion, Bejarrit, dem.
4 Rymer, t. III, Pte. I.
1
VIII
GUERRA CON ARAGON
1351-1368
Concepto alcanzado por los marineros castell:inos.-Nuevos privilegios.-Batalla de Alguer.-Insulto del capitn catnln Francisco de Perells. - Consecuencias.-Ataques Barcelona y Valencia.-Derrota y muerte de Mateo
Mercer.-Presas.-Alianza con Inglaterra.-Ventajas comerciales alcanzadas
en Flandes.-Bocanegra y Martn Yez .-Marcha el rey con la flota
Bayona.-Disensiones entre los mareantes. - Tratado con Francia.
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satisfecho el rey de Castilla con el prestigio que ~lcanzaban sus .s~bditos marineros,
~, _ ~ y agradecido los serv1c10s que le presta~~
ban, confirm y ampli privilegios las vi~t llas del Cantbrico en otros despachados el misf -mo ao r 3Sr, sealadamente en beneficio de San
Sebastin, porque las naos de este puerto se distinguieron
en el socorro de Algeciras, atacada con gran poder por los
moros y librada por la fuerza de mar 1 La Crnica de Lpez
de Ayala ensalza incidentalmente el concepto de los mareantes del Cantbrico diciendo 2 :
En el ao r 3 5 2 tenan los catalanes cercado el castillo
de Alguer, e los venecianos ayudaban los catalanes, los
genoveses los de Cerdea. E eran los venecianos e cata-
: l ~
510 .
IlO
LA MARINA DE CASTILLA
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112
LA MARINA DE CASTILLA
seis naos que all haba, proponindose ir en persona castigar al capitn osado.
Los ricos homes e caballeros e ornes de facienda de Sevilla non le pudieron impedir que se embarcase, e fu el primer rey de Castilla que contra enemigos se puso en la mar,
ca su corazn era tal, que quisiera facer piezas los de Aragn e a Mosn P erells .
Por mu.cha que fuera la diligencia, mucha era tambin la
delantera que llevaban los .aragoneses para contrastarla: al
llegar Tavira, en Portugal, D. Pedro, supo que das antes
haban partido las galeras que buscaba, con lo que se enardeci la rabia que senta. No la mitigara la noticia anticipada, si la tuviera, de la mala suerte que esperaba las embarcaciones aragonesas, pues como hallaran al rey de Francia en situacin crtica, vencido, desbaratado y preso por el
prncipe de Gales, comprando la paz costa del ducado de
Guiena, nada pudo hacer Perells, ni aun volverse, perdiendo en el puerto de Arafor aquellas galeras cuando ms
iba necesitarlas su seor por causa del atentado de Sanlcar.
De regreso en Sevilla D. Pedro, envi mensajero al rey
de Aragn pidiendo satisfaccin del reciente insulto y de
agravios anteriores en que entraba el apresamiento de naves
que iban Sevilla con mantenimientos. La respuesta no fu
cual conviniera para calmar la tempestad desencadenada en
el nimo del rey de Castilla; descarg sta al punto con de
claracin de guerra, y guerra la ms atroz que nunca ha azotado Espaa; guerra zgne et gladio, asombro de los historiadores, como si por entonces no se hicieran todas de la
misma manera 1
El rey envi cartas a todas las villas de la costa de la
1 Los documentos cambiados entre los reyes de Castilla y de Arag6n estn
colecciondos por Salazar, Academia de la H istoria, A, 4. El Sr. Catalina Garca los analiza en su historia titulada Castilla y Len durante los reinados de
D. Pedro I,y Enrique JI, etc. Madrid, 1891, t . L
----
F. D.
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LA MARINA DE CSTtLLA
Obra citada.
1 A MARINA DE CA'.>TILT A
rante de Castilla Gil Bocanegra, tan acreditado en la conquista de Algeciras, con sus hijos y hermanos, Ambrosio,
Bernal, Lanzarote y Bartolom; el maestre de Calatrava
Diego Garca de Padilla, Pero Fernndez de Velasco, Da
Gutirrez de Zavallos ... muchos nombres ilustres habra que
escribir citndolos todos. De los que han sonado en lamarina eran Garci Jufre Tenorio, Ferrando Snchez de Tovar
y su hermano Juan Fernndez de Tovar.
Se hizo la mar D. Pedro fines de Abril, sealando como puntos de reunin Algeciras y Gibraltar. En el primero aguard intilmente quince das la escuadra portuguesa,
impaciente sigui sin ella al otro, desde donde despach
descubridores Catalua y las Bal~ares, atemorizando su
vista las gentes de la costa y al rey de Aragn, aunque
otra cosa aparentara 1 El castillo de Guardamar, causante
del desastre el ao anterior, sucumbi en pocos das; barajando desde all la costa hasta las bocas del Ebro, se uni
la armada la escuadra de Portugal, y aprovechando la escala
vino la nave real el legado del Papa, cardenal de Bolonia
con palabras de tregua que no fueron escuchadas: acercbase
el da ansiado del rey de Castilla; el de ver Barcelona con
sus ojos, y all encerradas las galeras que blasonaban de invencibles.
No consigui, con todo, ventaja positiva, salvo la humillacin del orgullo aragons; de seguro la cambiara gozoso
poi; la presa de un leo siquiera. Por conseguirlo sufri disparos de lombarda que causaron dao en su nave real; se
arrim la ciudad acaso ms de lo prudente; arranc las anclas catalanas; pero las galeras, en nmero de doce 2 , estaban puestas en seco, fuera del medio en que sirven y de su
alcance sin batalla terrestre.
. Pasando desde Barcelona Ibiza tras dos tres das de
r El c:r. Catalina Garca anofa varios documento!:. en que D. Pedro IV ma:.
nifiesta el recelo de los daos pue pudieran causarle las naves castellanas.
2 Segn Ayala; documentos c !talanes dicen que eran diez y una nao.
J 17
Historia de Catalua.
18
LA MARINA DE CASTILLA
llano acudiese al combate que le presentaba. Bofarull no quera siquiera que la flota que insult impunemente las costas
aragonesas se llamase castellana, porque iban en ella naves
de otras naciones 1 Castellana la estiman, no obstante, los
portugueses unidos ella, y en la apreciacin de la campaa
los castellanos se inclinan 2
El espritu verdaderamente imparcial no podr menos de
reconocer que hubo por parte del rey de Castilla una agresin y un reto que no encontraron calorosa acogida en los
adversarios, atenidos la defensa, cTno habr de juzgar
que la rendicin de Guardamar en modo alguno compens los
gastos de expedicin que mejores frutos prometa, por la
fuerza considerable juntada.
Ni pudo aprovecharla D. Pedro para dar un golpe sensi ble los venecianos, amigos de los catalanes... venan de
Flandes doce galeras con rico cargamento que pens intercertar poniendo en el Estrecho veinte las rdenes de Garca Alvarez de Toledo y de Martn Yez. Aqullas pasaron
sin ser vistas.
Presentle ocasin de descargar la ira contra los marineros
1
Historia de Catalua.
1 [ ~)
f'.2.0
LA MAtUNA bE CASTILLA
Empez esta invasin con el ao r 364 algo antes, poniendo en manos de D. Pedro I, sin mentar pueblos del interior, Denia, Alicante y los dems de la marina hasta el
Ebro. Valencia por excepcin resista el asedio, aunque el
citado almirai1te Prxida no se determinaba romper el bloqueo intentar al menos introducir en la .Plaza algn socorro
de vitualla, por ser la flota castellana fuerte de cincuenta
cincuenta y cinco velas y aun deban unrsele las diez galeras
de Portugal. La ciudad del Tu ria, auxiliada por ejrcito de
tierra, respir viendo retirarse D. Pedro Murviedro.
Como en aquel lugar supiera que haba entrado en el ro
de Cullera la escuadra aragonesa, contra la que guardaba. la
saa del principio, embarc en la suya, proponindose atacarla en persona, sin contar su bizarra con enemigo ms
temible que las ballestas catalanas. Desatse un furioso Levante, que es travesa, en hora en que puJo creerse que todos los bajeles se estrellaran e aquel da (cuenta la Crnica) la .galera del rey de Castilla era la primera que estaba en
la boca del ro Cullera, e haba ya quebrado tres cables e
perdido tres ncoras, e estaba ya sobre el cuarto cable; pero
Dios qusole ayudar, e a la hora del sol puesto amans
e ces la tormenta. E fue aquel dia el rey D. Pedro en
gran peligro de su persona, e fizo muchos votos de romeras '.
Ms dichoso el ao siguiente (1365) teniendo cercado
Calpe, al intentar el socorro la flota aragonesa dirigida por
el vizconde de Cardona, la derrot Martn Y ez, uno de los
cabos jefes de escuadra de D. Pedro, muy querido de ste,
1 La Crnica de D. Pedro IV el 'Ceremonioso refiere que el rey de Castilla
hizo acto pblico dt! su piedad y grdtitud al S.;or, yt:Bdo la iglesia de Santa
Mara con dogal al cuello,' en camisq y con bragas. Dice el Sr. Catalina Garda
que h rn credo algunos que fu al clebre santuario de Santa Mara del Puig,
pero que no debi ser as, sino la igl esia de Santa Mara de Murviedro. El
peligro del rey fu grande, porque adems de corr-. r el terrible temporal reinante, acechaban su prdida, que diese su galera en la costa, el rey de Aragrr, el conde de Trastamara y sus huestes. Zurita refiere el suceso con minuciosidad.
t 2t
su tesorero mayor desde la muerte de Samuel Lev ' Con.ducidas las presas Cartagena, fu all el rey y mand
degollar los prisioneros, como los que se tomaron con
Mateo Mercer.
Por la distraccin en el Mediterrneo no se dej de la mano
el trfico mercantil en los mares del Norte; al contrario, alcanz campo mayor por la gestin de D. Pedro en procurarse alianzas por all. A Londre_s fueron con tal objeto Da
Snchez de Terrazas y Alvar Snchez de Cullar, plenipotenciarios, que renovaron las estipulaciones sentadas entre
Castilla Inglaterra por D. Alfonso el Sabio en r ~54, sea,
las de estar los Reyes en uno contra todos los homes del
mundo 2 , y en Flandes emplearon influencias por las que el
conde "Luis de Male ratific en acta de r 3 66 los privilegios
de proteccin especial acordados los almirantes, maestre>
ele naos, marineros y sbditos, en general de los seoros de
Castilla y de Vizcaya, privilegios que sirven para conocer el
orden de precedencia, que era: Castilla y Vizcaya, primeramente; Oosterlz"ns, Espaoles, Portugaleses, Italianos, otras
naciones. Indican al mismo tiempo la fundacin de las Bolsac; Lonjas en Brujas, poniendo la de los alemanes en l 340;
de los vizcanos en l 348; de los de Nuremberg en l 36 l ; de
los catalanes en 1389; de los venecianos en 1415 3.
En esto, volviendo espaldas la fortuna al rey, tan lealmente servido por la gente de mar de Cantabria, busc entre
ella refugio, reuniendo en la Corua armada de veintids
naos, una galera, un pamfil y una carraca grande para su
persona y las de sus tres hijas. A estas fuerzas haba de
unirse en el puerto de San Sebastin la escuadra real de galeras de Sevilla, conduciendo el tesoro en cuanta de treinta
Es decir , desde 1361.
Crnica de D. Pedro, ao 1363, cap. 1.-Rymer copi las negociacione
del tratado en 13(,z y la ratificacin y canje en 1 . 0 de Febrero de 1363 , t. III.
3 Wda:: t, An1iquites de Flan dre. Recueil des Croniques de Flandre, t . lV,
p. 271. Bruxelles, 1865. Apnd ice nm. 22.-D.:l particular tratan Capmany,
Colee. diplomt., l turri za, Hist. de Vi1caya .
1
F .D.
16
122
LA MARINA DE CASTiLlA
123
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ron 1a sat1s1actona s1tuac1 n e comercio y e a marina. O l'\ t-"" "'~~ MIJRCl-' ~C>
~
el tratado que suscribi D. Pedro en Guiena el afio mismo, 1)-..,Q
"_.
cedi al rey de Navarra las tierras de Guipzcoa con todos
sus puertos de mar.
Por otro convenido con Eduardo, prncipe de Gales (el
Prncipe Negro), traspas el seoro de las villas de Castro,
Bermeo, Bilbao y Lequeitio con la costa intermedia y zona
de tierra de una legua al inter!or r, y en su virtud se titul
dicho prncipe , seor de Castrourdiales y de Vizcaya. Desde
entonces, las villas y marismas del golfo tan unidas, y atentas al apoyo mutuo, se dividieron, abrazando unas la faccin
de D. Enrique mientras continuaban otras adheridas don
Pedro con tenacidad igual la de sus abanderados en el interior.
No lleg verificarse Ja entrega de los puertos al Prncipe Negro, por dilaciones, pretextos y dificultades que con
insigne mala fe opuso D. Pedro al cumplimiento de su palabra; la cesin fu no obstante causa principal del disgusto y
de la divisin de los pueblos de la costa. Por atrarselos don
Enriqu e II , el de las mercedes, ofreci y otorg privileg ios,
quitando Pasajes la preemin encia de puerto franco de que
disfrutaba para los gneros de Aragn y Navarra , por darla
San Sebastin 2
Muerto el legtimo sefior , mientras F ernand o de Castro,
Men Rodrguez de Sanabria y los pocos ms leales sostuvieron guerra por Zamora y Galicia, la hicieron por mar las
naos cantbricas bloqueando el Guadalquivir en nombre de
un soberano que no exista . No parece, sin embargo, que
llegaran las manos con los navos de Vizcaya y de Galicia
1/
11 6
123,
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124
LA MARINA DE CASTILLA
llevados por Pedro Gonzlez de Agero, en contra de la armada de Portugal. D. Enrique acrecent luego los fueros y
privilegios de la marina con su generosidad proverbial, procurando borrar la huella de las disensiones.
Secuela de stas, sobre todo, de la parte que por D. Pedro tom el Prncipe Negro llevando la batalla de Njer.a
soldados ingleses, fu la de procurar D. Enrique alianza
opuesta del rey de Francia, suscribiendo compromiso de po
ner en la mar duplicadas fuerzas que l tuviera; de modo que,
si Carlos armaba diez galeras, Castilla aprontara veinte
naos, y una vez dueo de la cjudad de Sevilla, donde radicaban las atarazanas reales, cualquiera que fuese el nmero
de bajeles alistados por Francia, pondra su di ;posicin el
doble, en galeras en naos.
Calla la Crnica el compromiso de D. Enrique, mas se
ha encontrado el documento original que firm en Toledo
20 de Noviembre de I 368 y la ampliacin convenida el ao
siguiente especificando de qu moc.lo se haban de adjudicar
las presas y distribuir los prisioneros 1
El reino se vi desde entonces empeado en formal guerra martima con Inglaterra, teniendo en Guiena al Prncipe
Negro, y en espera de ocasin los hermanos de ste, Juan
de Gante, despus duque de Lancster 2 (casado con Constanza, hija de D. Pedro), que ya se deca rey de Castilla y
de Len, y Edmundo, duque de York, casado con la tra
hija de D. Pedro, Catalina. La campaa no result, sin embargo, desfavorable nuestras gentes, como ha de verse.
1 Rymer, t. IIT.-En compensacin firm Carlos V en Vincennes 10 de
Marzo de 1372 privilegio otorgando franquicias los castellanos que fueran
Francia. Delisle, Mandements de Charles V, p. 411 y 449.
z A/encastre en nuestra~ crnicas.
IX.
BATALLA DE LA ROCHELA
1369-1377
Ambrosio Bocanegra.-El conde de Pembroke.-Encuentro de sus naves.( 'bscuridad de las noticias.-Victoria decisiva de los castellanos.-Trofeos.Revancha de Wi nchelsea.-Rui Daz de 1:<.ojas.- Desemh!>rco en Inf latcrra
por el ~lmirant Fernand Snchez de Tovar. - Presa considerable.-Represalia horrorosa.-Saqueo de Wa1lsingham.
~I
NTES
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126
LA MARINA DE CASTILLA
de
1370,
ra, p. 53-
BATALLA DE LA ROCHELA
128
LA MARINA DE CASTILLA
la mitad del reglamento , pues siendo aquellas embarcaciones de treinta bancos , razn de tres remo-s en cada uno
por banda, segn se usaba, requeran ciento ochenta. La
cortedad de impulso procur compensar embarcando hombres de armas y ballesteros en nmero crecido, animndose
bajar en aquella forma por erro al encuentro de la flota
portuguesa contra el parecer geueral de los capitanes, persuadidos del peligro que se arriesgaban. El rey con la
hueste camin por tierra por confortar la moral, siquiera en
la de los reflexivos no influyera en ms <le la certeza de contar con tal testigo de vista en caso de pelea, y con brazos
amistosos en el de naufragio; pero la armada portuguesa se
sali la mar sin esperarlos, procurndose la ventaja de la
situacin libre sobre la numrica.
Esto visto, arm Bocanegra con los remos de todas sus
galeras siete de las mejores, y utilizando la obscuridad de la
noche, atraves por medio de los bloqueadores gran marinera, haciendo rumbo Cantabria para proveerse de lo que
le haca falta. All se le agregaron dos galeras construdas
en Santander y Castro, muy buenas n::.os de la costa, gobernadas por un caballero de Trasmiera llamado Pedro Gonzlez de Agero, con toda ~specie de armas y jarcias, y <li
la vuelta tan rpidamente, que encontr en los mismos puestos la flota portuguesa, sin esperarle, habiendo capturado
de camino (sobre el cabo de Santa Mara) la nao que llevaba su paga : cien mil libras en oro y buenas provisiones.
Al aparecer en formacin muy cerrada ante Sanlcar, levaron aturdidos los portugueses, dudando qu determinacin
adoptar, salvo en la de situarse barlovento.
Cuando los castellanos se aproximaron, lanzronles encendidos dos barquichuelos que tenan apresados con carga de
aceite y to:nando boga arrancada por el claro que abrieron
los de Bocanegra, evitando las llamas, furonse para sus
puertos sin pelear, perdiendo tres galeras y dos naos de las
zagueras.
aATAllA DE LA ROCHL
Con esta accin arrojada, que fundaba el crdito del almirante, preparando la flota para mayores empresas, qued libre Sevilla con todo el litoral hasta el Estrecho y habilitadas
las galeras detenidas en el ro.
No hay razn para decir que huyeran los portugueses,
participando del entusiasmo de los andaluces; abandonaron
las posiciones en que bajo el punto ele vista marinero no haban hecho cosa notoria. Una sola presa de alguna importancia haban logrado: una nave mercante con aceite, que
dieron nombre la bien ganada, que no justifica el trabc;i.jo de
marinarla sin resistencia.
En abono de la retirada, expone un escritor de autoridad r, que estaban en la flota trabajados y dolientes, tanto
que ho 11bres entrados sin barba salieron canos, censurando de
paso la poltica del rey D. Fernando que as gastaba los tesoros sin provecho. Hubo en favor de Castilla otra circunstancia que la imparcialidad debe sac8:r luz: los de las naos g uipuzcoanas que mantenan la bandera de D. Pedro, no quisieron hacer armas contra los amigos, asociados, acaso
parientes, que llegaban con Bocanegra en las naos de Vi.tcaya
y de las cuatro villas de la costa.
Otras ventajas alcanzadas por los ejrcitos de D. Enrique
en el interior constrieron al de Portugal solicitar la paz,
devolviendo las plazas que estaban su devocin, con propsito reservado de faltar cuanto prometa insistir en las
pretensiones tan luego como la oportunidad se lo consintiera.
Por de pronto con ello respiraban en Castilla, fatigada la tierra de tanta lucha; no los hombres, en_luchar perpetuo criados.
Sitiaba por entonces el rey de Francia la Rochela, plaza
muy fuerte importante por su situacin frontera en la costa. Don Enrique deba cumplir el com~romiso adquirido,
acudiendo al requerimiento de atacarla por mar, y 19 hizo sin
demora enviando Bocanegra con la escuadra, estimulndole
su mala voluntad los ingle3es.
r Fernam Lepes, antes citado.
F. D.
LA MARtNA DE CASTILLA
~ATALLA
DE J.A ROCHELA
LA MARINA DE CA Tll.LA
la de Castilla, compuesta de veinte galeras vino reconocerla, trabndose escaramuza de poca importancia, tras la
cual se hizo la mar el almirante Bocanegra, insultado de
los contrario , que juzgaban falta de re olucin la maniobra,
y ntr 1 s mismos castellanos, de eosos de llegar las man s hu i ra is u to, no a gurarles 1 jefe que saba muy
bi n lo qu haca.
i ndo n aqu I lug-ar de rrran intensidad la mareas Yiva , las nao in lesas qu dar n varadas en la baja mar, y
ante qu flotaran l or e mpl to las atac ocanegra el da
, utilizando la mayor li ereza y p co calado de la
pu de lanzar s re ella artifici s d fuego que
m estaban, n pudi ron evitar. La mortandad
ran l , p r la o- nt arma la que se arrojaba al
n<lo l la llama y por la qu de la ciudad haba
1 noch
n mbarcacion m nores.
nforma e n l
e la rnica belga 1 encumbran
1 conc pto el almirante ca tellano n tan CTrani o trit n~ . a it ' n ue eso e Jo mi mo 1 reto petulant
contrari
que la murmuracin de los propios; que
xamina sancrr fra la fuerzas ) o iciones elegidas que
ncuentra m dio d d truir por completo al enem CTO con
con ma de u crente ner ce en J ticia puesto entre 1
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del arte de la uerrJ.
La a cin r ult
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LA MARINA DE CASTILLA
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BATALLA
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tA ~'.ARINA DE CAS'rlLL
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BATALLA DE LA ROCHELA
139
q.o
LA MARINA DE CASTILLA
La campaa de r 3 76 tuvo escasa importancia: nicamente hay registrada la aprehensin por los castellanos de ciertos navos sorprendidos en la costa de Bretaa; en cambio,
juntando el ao siguiente cincuenta galeras con cinco mil
hombres de desembarco los almirantes Snchez de Tovar y
Vienne, saquearon incendiaron la ciudad de Wallsingham,
llevndose prisioneros los principales por obligarles rescate ; se corrieron Rothingdean, Dover, Cals, y porque
en esta ltima plaza fuerte no lograron hacer dao, lo descargaron sobre Rye, F olkestone, Portsmouth, Darmouth y
Plymouth. Alumbraban los franco-espaoles con tea incen
diaria la coronacin de Ricardo II, que la sazn tena once
aos y vena suceder Eduardo, fundador de la marina inglesa, cuando destruda la que fabric con tanfo afn y costo,
estaba hollado su territorio 1
Velasco, en dos galeas, por mar, e saliero l los ingleses por las tomar, mas ellas,
defendironse e captivaron al Seor de Es parra (I' Es parre) e troxronlo preso al
rey.> Coleccin de documentos inditos para la Historia de Espaa, t. CVI,
pgina 99.
1 La Crnica de D. Enrique omite esta campaa narrada en las historias
inglesas.
X
GCERRAS CO]' INGLATERRA Y PORTUGAL
1377-1400
Intentos de los inglesc:s para restaurar su marina.-Desastres que sufren.Barbarie de los tiernpos.-Torna de Rochc-Gu ) one.-El almirante Snchez
de .Tovar las puertas de Londres.-Derrota la escuadra portuguesa haciendo prisionero al jefe.-Sitio de Lisboa.-Batalla naval en el Tajo.-Peste
en el ejrcito y en la flota. Desembarco de ingleses en la Corua.-Saliueo
de Cdiz por hs portugueses.-Cruel venganza del almirante Hurtado de
Mendoza.
'?uELEN
142
LA MARINA DE CASTILLA
trella que los tres das los dispers un temporal, desarbolando las ms de las naves y sumergiendo algunas. Las tripulaciones de las que pudo despus reunir Fitzwalter, se amotinaron, tratando de matarle porque insista en la empresa
contra la flota espaola, de manera que sta se volvi sus
puertos sin ser molestada y los ingleses los suyos con mayor desdicha.
Se obstinaron no obstante en ensayar la ofensiva con otra
expedicin destinada al ataque de la costa de Espaa, sin
mejor suerte: las galeras de D. Enrique la desbarataron,
tomando entre los prisioneros sir Hu:;o de Courtenoy, hijo
del conde de Devon. Tras la victoria persiguieron los fugitivos hasta sus casas; desembarcaron en el condado de
Cornwall; pasaron hierro y fuego por los pueblos costeros
destruyendo las embarcaciones y entregndose co'.no el ao
anterior la obra devastadora 1
No se les mostr, con todo, la fortuna tan adversa pues
que, atacando sir Thomas Percy un convoy de mercantes
flamencas y espaolas, apres veintids, y la escuadrilla de
Londres tom otras quince cargadas de vino. En el balance
general hecho al terminar el reinado de Enrique II de Castilla no aparecen otras partidas en favor de los enemigos, de
forma que puede considerarse saldada la cuenta con los ingleses desde la batalla de Njera y demostrada la razn con
que el Prncipe Negro dijo, al saber que el Bort haba escapado: <.<.non ay res fait.
Don Juan I comenz gobernar en r 3 79 sin variacin en
la poltica. Enviados Francia por embajadores Pero Lpez
de Ayala (el cronista), alfrez mayor del rey, merino de Guipzcoa, y Ferrando Alfonso de Aldana, renovaron la alianza
firmando en Vicetre 2 2 de Abril de r 3 8 r, tratado nuevo
entre cuyas condiciones insertaron la de que si cayera prisionero en la guerra el duqu~ de Lancster, que se haca llamar
1
Arundel cerca del cabo Clear, en Irlanda, pereciendo veinticinco navos y el mismo Arundel en el suyo.
Cuntase del naufragio un hecho que, ms que el degello
general en los combates atestigua la barbarie de los tiempos.
Corriendo los bajele-=> de Arundel bajo la presin del venta'""
rrn que se desat en los das I 5 al I 6 de Diciembre de I 379,
procuraron los marineros aligerarlos arrojando al agua los
objetos ms pesados, en un principio, y sucesivamente hasta
los vveres. Al fin, parecindoles poco, echaron al mar sesenta mujeres, algunas de las cuales haban embarcado violentamente ...
Durante el ~erano de I 3 80 subi por el Tmesis el almirante Fernand Snchez de Tovar con veinte galeras, por incendiar, como lo hizo Gravesend, la vista de Londres. La
propia suerte cupo Winchelsea con otros pueblos prximos
al agua, abandonados de sus moradores, anotndolo la Crnica de D. Juan con estas pocas palabras:
Ficieron gran guerra este ao por la mar, e entraron por
el rio de Artamisa fasta cerca de la cibdad de Londres, a do
galeas de enemigos nunca entraron 1
Impaciente andaba D. Fernando de Portugal desde que
muri Enrique II por experimentar si co'.1 su hijo podra resarcirse de los gol pes sufridos, ya un tanto repuesto de las
consecuencias, preparado la ofensiva, y contento de los
tratos seguidos en Inglaterra hasta firmar alianza que le vala ejrcito auxiliar de mil hombres de armas y mil flecheros
mandados por el hijo del rey, conde de Cambridge, despus
conde de York, trayendo voz del duque de Lancaster en
barcos de su nacin 2
En Lisboa estaban bien enterados de la fuerza con que
contaba la escuadra real estante en Sevilla, y habiendo or1 Cap. l. Ao 1380. Agrega que aunque fueron veinte galeras, ho pag el
rey de Francia ms que el costo de diez, segn su compromiso.
2 Nmbranle las crnicas Mosn Aym6n, conde de Cantabrigia. Algunas de
las portuguesas elevan tres mil hombres de armas los que trajo de Inglaterra.
t. 3
ron.T UGAL
F. L>.
1\1
LA
MARNA DE CASTILLA
Pocas veces se habr aplaudido triunfo que ms la celebracin mereciera, considerada la ~uperioridad numrica del
vencido, la serenidad y el arte del vencedor, superior en los
combates parciales, avaro de la sangre de su gente, gran
capitn.
Sevilla se despobl de momento por acudir orillas del
ro los vecinos alborozados y atnitos ante el espectculo de
las veintitrs rendidas, arrastrando las banderas; de las
triunfantes, empavesadas con profusin de flmulas; de tantos jefes con los seis mil marineros y soldados prisioneros;
de tal abundancia de_trofeos presididos por el estandarte
real de las Quinas.
Siempre es til examinar tras las batallas las causas determinantes del resultado. Los historiadores portugueses r
cuentan que para proveer de remeros las galeras se ech
mano de labriegos y mecnicos embarcados forzosamente
ltima hora: alguno piensa que no estaba ms familiarizado
que ellos con la mar, el almirante, elevado al cargo por los
mritos de ser hermano de la reina.
Bien pudieran ser estas concausas ele la derrota, ms,
mi parecer, decisiva fu la confianza con que salieron de Lisboa creyendo vencer sin gran trabajo, confianza inspirada
por el rey, fortalecida con noticias exageradas acerca de la
inferioridad del nmero, armamento y gente en la flota de
Castilla, asegurada al presenciar la maniobra de Snchez
Tovar en retroceso, que fu ltima hora, origen del desorden en que sucumbieron 2
i Los citados anteriormente relatan el suceso sin descono~er las condiciones
de Snchez de Tovar: entre los nuestros, Ortiz de Ziga describe la entrada
triunfal acabada con la ceremonia <le colgar en la iglesia mayor el estandarte
de Portugal. La batalla se ri el i 7 de Julio de 1381.
2 Apoyan la o rinin pormenores <le las historias portuguesas. Fernam L::ipes afirma haber !Consejado Alfunso Aes al Conde de Bar1..ellos que esperara
las galeras rezagadas, con lo que tendran resp:r J los remeros apagando la
sed, y el almirante no cur Je scm .. jante cosa, respondiendo que lo primero
era no dejar escapar las castellanas. Cuando la galera nica salvada entr en
el Tajo, vi ndola el rey sali recibir la noticia de la victoria con que
contaba.
El fracaso, por la detencin de la flota castellana en Sevilla, sirvi, con todo, los propsitos de Portugal, dejan~
do la mar expedita la flota inglesa del conde de Cambridge. Desembarc por completo en Lisboa adoptando Ja
precaucin de desarmar las naves y arrimarlas tierra poi=
si iba atacarlas Snchez de Tovar, hasta que disipado el
recelo se volvieron su pas.
Por bastante se tuvo lo conseguido en aquel ao, ya que
por mar nada haba que temer; se hicieron, s, aprestos para
el inmediato, y afites que apuntara la primavera se ponan
e!1 movimiento las galeras de Sevilla, hacindolo desde la
costa del Cantbrico una escuadra de veintisis naos 1 , de
modo que juntas entraron por el Tajo, sin oposicin seria.
Las tripulaciones desembarcaron en los arrabales de la capital haciendo gran estrago en casas, huertas y viedos. Tre<>
de los palacios reales de las afueras saquearon incendiaron.
Unindose estos daos el de las violencias y exacciones
de los aliados ingleses, sin ser ele provecho alguno, inclinaron al rey de Portugal negociar, sin avisrselo, la paz, con
habilidad diplomtica compensadora de los desaciertos en la
campaa, hecho no aislado que bien merece atencin. Por
habilidad se ciment la monarqua lusitana; con habilidad se
ha sustentado dbil travs de mil vicisitudes azarosa~, tomando por ejemplo la caa endeble, que se inclina hasta
el suelo cuando la azota el huracn, esperando que cese la
furia pasajera para erguirse como antes; con habilidad, andando el tiempo, lleg formar el imperio inmenso del Brasil nuestras expensas:
Ahora, hallndose en angustiosa situacin, consigui que
le fueran devueltas las galeras apresadas en buena lid, con
los prisioneros, y que Castilla facilitara naves para repatriar
1 Segn el P. Francisco Aleson, Anales de Navarra, lib. 30, cap. XIII. El
cronista portugus Coello de Barbudo crece ochenta 1 s naves de Vizcaya,
con muy lucida gente; Faria y Sousa dice slo que era poderosa armada, y
que quem los palacios. La llegada Lisboa fu el 20 de M:-. rzo de 1382. No la
menciona la Crnica de D. loan I.
LA MARl:"A
DI':
CASTILLA
149
LA MAR[NA DE CAST[LLA
bizarra defensa en que muri Ruy Pereira; las dems introdujeron el socorro, triunfando en realidad mientras los castellanos cantaban victoria por el vencimiento material de las
naos que se llevaban al fondeadero de Restrello.
En la guerra triunfa el que consigue el resultado que se
propona; no el que gana combates batallas sin consecuencias. A no llegar Lisboa mantenimientos, no hubiera podido prolongar la resistencia; entrara probablemente el rey
D. Juan, y gastada la popularidad del maestre de Avis, tomaran los asuntos aspecto muy distinto del que tuvieron. Presumindolo los sostenedores de la ind~2~ndencia portuguesa
sacrificaron en este lance aquella parte de su flota la salva
ci6n de la que ms les importaba, proporcionando Ruy
Pereira lauro inmarcesible al sucumbir con menos de dos mil
soldados en aras de la patria.
As que de:;cargaron las naos y galeras los sitiados, vararon en tierra los cascos hicieron fuerte estacada por delante
en previsin de nuevo ataque por la flota de Ca <>tilla, como
en efecto ocurri, desembarcando la gente en escaramuza
con intencin de incendiarlos, en que fracas, aun cuando
con otra escuadra que llegaba tarde, ascenda la armada de
Snchez de Tovar por entonces sesenta y una naves y carracas, diez y seis galeras, una galeaza y los leos menores 1.
Estas embarcaciones de refuerzo, que contribuyeron la
rendicin del pueblo y castillo de Almada, en la orilla izquierda del Tajo, frente Lisboa, dieron tambin mayor
presa la peste, desarrollada con espantosa intensidad en el
real de los sitiadores. No se haca all otra cosa que abrir
fosas y contar lstimas al dar sepultura al maestre Santiago,
al camarero mayor, al mariscal de Castilla, al almirante Snchez de Tovar, entre miles de soldados y marineros ...
1 La acometida se hizo el 27 de Julio. Creyendo el cronista francs Froissart que todas estas fuerzas estaban reunidas al reirse el comb;ite, escribe, que,
constando la flota del socorro de veinte galeras pas por medio de ms de
ciento de los castellanos perdiendo slo cuatro.
CuERRAS
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1NCLATERRA y PORTCGAL
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MARTN DE ,CAS'I'ItLA
LA MARI'.llA DE CASTILLA
quite que la suerte la deparara. Sin tardar mucho se lo brind la aparicin en el Estrecho de siete galeras procedentes
de Gnova con armas y pertrechos. El almirante Hurtado de
Mendoza que por all cruzaba con cinco, las acometi con
mpetu rabioso, apresando .cuatro con cuanto traan y obligando otra encallar en la costa en la fuga. A los pri sioneros, en nmero de cuatrocientos, mand echar al agua.
Obscureci tan bella accin guerrera peleando, con la barbarie de la venganza posterior sangre fra, segn el criterio con que ahora juzgamos los sucesos. Cun distinto era
entonces! la piedad no hallaba cabida en el corazn de los
hombres, empezada la lid con decisin de dar recibir la
muerte.
Dura ley de Marte, por gracia de Dios dulcificada en
nuestra edad!
Debe consignarse en descargo del almirante del siglo xrv,
que en Aljubarrota vi morir su padre al lado del rey, y
vi tambin alancear sin compasin los castellanos rendidos.
CASTILLA Y LEON
ARAGON
PORTUGAL
GENO V. A
F'RANCIA
VENECIA
ALEMAA
FLANDES
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GRANADA
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MARRUECOS
XI
APRECIA f'IONES DE LA MARINA EN EL SIGtO XIV
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el siglo xrv estando la marina cantbrica en pleno desarrollo. Establecidas factodas auxiliares en Burdeos, la Rochela,
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LA MARINA DE CASTILLA
159
t. II, nm. 173; lo extract Sabs, Mar. esp. de la Edad Media, t. I, p. 526.
2 Ryrner, t. III, Pte. III.
12,
10 1
t. I.
NJva rrete, Historia de la 11utica, p. 357.
3 Disquisiciones nuticas, t. VI.
F. D.
21
l2
LA MARINA DE
CASTtL L
noticias de los privilegios con que fu estimulada, de la asociacin de los mareantes y de las ordenanzas por ellos acordadas. Entre los primeros sobresale el fuero de Zarauz corcedido por D. Fernando Ill el Santo en 2 8 de Septiembre
de I 2 3 7, previniendo que cuando los vecinos de la villa mataran ballena dieran al rey un tajo desde la cabeza la cola.
Es el documento ms antiguo de su especie.
APRECtACION~S
tente r, llev los pescadores las regiones del polo, ensanchando cada vez ms el crculo de su actividad 2
Desde el siglo xm se haba institudo el Consulado de Valencia y antes regan las Coslumes de Barcelona y las de Tortosa 3; en I 3 r 3 se constituy en Gnova un tribunal de ocho
sabidores ( sav) que regularan en todas sus particularidades
la navegacin. El cargo de estos magistrados periciales duraba seis meses. Entendan en el modo de cargar las naos y
galeras y en el de armarlas, equiparlas y aprovisionadas;
determinaban el tiempo en que haban de hacer viaje; celaban
el cumplimiento de obligaciones de los capitanes y marineros, sujetndolos la observancia con depsito pecuniario
para responder al pago de averas de transgresiones, que
severamente castigaban 4. No podan carecer de algo semejante las villas nuestras, aunque no tuviera la sancin real
que ahora da notoriedad los documentos reunidos en colecciones diplomticas, como no la tuvo el referido Colegio Consulado de Cdiz 5.
1 D. Mariano de la Paz Graells, Las ballenas en las costas ocenicas de Espaa. Madrid, 1889, Memorias de la Academia de Ciencias. Como testimonio
de antigedad de la pesca del cetceo por los c..1ntabros, acompaa dibujo de
LA MARINA nE CASTILLA
1 5.
des al fondo del Mediterrneo, la extendi las islas Canarias, y los gallegos fundaron con estabilidad las grandes pesqueras en la costa de frica, sosteniendo armadillas anuales.
Una carta de marear, ms bien mapamundi, firmado en
Mallorca, afio I 339, por Angelino Dulcert Dulcer, que no
ha mucho tiempo se ha descubierto, da en e u discurrir, no
conocindose ninguna carta castellana semejante en todo el
siglo. Los mallorquines, como los catalanes y los genoveses, desembocaron el estrecho de Gibraltar y avanzando poco
poco hacia el Norte pudieron ir recogiendo datos con que
corregir las deformidades de los primeros mapas italianos,
deformidades grandes en la figura de la pennsula ibrica,
en el litoral de Francia y en la situacin de las Islas Britnicas, pero es el caso que la carta de Dulcer, sealando progreso enorme, bosqueja la pennsula danesa, traza las de
Suecia y Noruega y sefala el Bltico y sus riberas, si de una
manera inexacta todava, incomparablemente ms aproximada que en las anteriores.
No es de creer que sea el primer pergamino en que las
correcciones se hicieron: los gegrafos que con ms empeo
y competencia han estudiado los orgenes de la cartografa presienten la existencia de un prototipo que al mapa de
Dulcer sirviera, porque ese trabajo, como el de Guillermo
Soler y lo5 annimos de Mallorca y Barcelona se parecen
mucho entre s; tienen cierto aire de familia que los distingue entre los de la coleccin universal de documentos geogrficos; pero dnde est ese prototipo? Podr sospecharse
que los cntabros como primeros exploradores en el Norte lo
formaran? 1
1 Vanse Les Origines de la Cartographie de l'Europe septentrional par
A/. le Dr. E. T. Hamy, Pars, 1889, y. el resumen que d este estudio hice en
d Boletn de la R. Academia de la Historia, 1889, t. XV, p. 365 y t. XIX,
p. 366.
XII
CAMPAAS DE PERO .NIO
1405-1406
Aforismos de este capitn.-Ataque Burdeos.-Estragos en la costa de Inglaterra. -Incendio de Pool e. -Crucero.- Combate temerario. - Dese mba reo
en Jersey.-Gran botn.-Regreso Espaa.-Temporal.-Ln Crnica de
G-mez.
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ASADOS
168
LA ~i ARlN DE CASTILL A
el puerto de Plymouth, por haberle dicho que all le esperaban doscientas velas, algunas de construccin cantbrica,
ureas, cocas y balleneres muy bien armados, y ninguna recogi el guante.
Pero Nio tuvo la dicha, rara en su tiempo, de contar por
alfrez un hombre de letras; Gutierre Dez de Gmez,
autor de la intere~ante crnica de la campaa r; de encont rar mod ernam ente en el acadmico marino Vargas Ponce,
admirador entusiasta que comentara sus hechos, sirvindose
de ellos como de antorcha que brilla entre las tinieblas de
a quellos tiempos, encubridores de hazaas semejantes 2 ; de
que el sabio Capmany 3 quisiera poner en la memoria de todos los marinos espaoles aquella opinin y frase suya: los
"
'
Propsose Nio empezar all las hostilidades con acto imponente como fu el de remontar el ro, de noche, con las
galeras, en conserva de dos chalupas muy ligeras, bien armadas de ballesteros y -flecheros. Al alba lleg las casas
de Burdeos, que dieron alarma la ciudad, creyendo se avecinara mayor escuadra detrs de aquellas embarcaciones; pusironse . la vela todas las naves que haba en el puerto,
huyendo ro arriba, y en tanto con las galeras y chalupas
hizo desembarco, incendi la carrera unas cuantas casas, y
no sin trabajo, regres la Rochela cumplido el plan de hacer sonar su nombre entre amigos y enemigos con empresa
que .c imentara la impresin moral.
Juntsele en el puerto Mosen Charle's Sebasil, caballero
de la corte de Francia bueno, e ardi'd, e gentil, e muy guar1i-ido e 1"ico, que su costa hizo construir en Marsella dos
galeras las mejor guarnidas e fermosas que nunca en nuestro tiempo home vi (siempre segn el cronista) que los
pendones dellas valian tanto como la fornicion de alguna
galera ... E plago a Mosen Charles de guardar capitana
Pero Nio, e djole corts que el mandase acender farn en
su galera a costumbre de capitan de mar, e que el le seguiria asi c:omo las otras sus galeras.
En Avendafio no supone el escritor disposicin semejante, porque en Brest, donde le encontraron con las naves, se
neg pasar con ellas Inglaterra. Ca l non tenia (dice)
en voluntad, l nin su compaia, si non de ganar con los
mercaderes que traan. E las mas veces que el rey arma flota
le contesce que des pues que los capitanes al rey non ven,
non han cuidado si non de ganar; e si van en ayuda de otro
reyno reciben paga de amas partes, e pnense en tal lug2r
donde non vean los enemigos, e roban la tierra de los amigos, diciendo que non tienen que comer; e si fallan naYios
de Castilla marchantes, tmanles de lo que llevan, deciendo
que non es bien que perezcan las gentes, e que lo digan al
rey, que l ge lo mandar pagar; e vase el mezqumo del
F.D.
to
LA MARINA DE CASTILLA
71
con su dicha ... e que no facen la guerra broslados nin forraduras, nin cadenas, nin firmalles, mas puos duros e ornes
denodados.))
Empoz con esta contradiccin turbarse la compostura;
no fueron aquel puerto y s al de Plymouth, que no era
menos aventurado; recibieron rociadas de proyectiles de lombardas con mucho riesgo, ca piedra ovo que paso mas alta
que dos torres, e fue a la mar bien media legua; fracasaron
en el intento de incendiar los navos, amparados como estaban, y hubieron de volver la mar.
En Portland hicieron algunos prisioneros, mal avenidos
tambin espaoles y franceses. En Poole, desembarcaron los
castellanos solos, sabiendo ser puerto de seoro de A rripay,
( Harry Paye) corsario osado y rico con los despojos tomados en el canal de Flandes 1 El fue (contina el cronista)
el que quem a Gijon y a Finistcrrce, e levo el crucifixo de
Sancta Maria de Finisterra, que era nombrado por el mas
devoto de todas las partidas, e asi era verdad, e yo le vi, e
fizo otros muchos daos en Castilla de muchos prisioneros e
rescates, e aunque otros navi os de Inglaterra andaban armados, aquel era el que mas lo continuaba.
Si verdad fu, no la comprob D. Estanislao Rendueles al
escribir la Historia de la villa de G~:n, teniendo la vista
entre muchos documentos la Crnica de Pero Nio. Cuenta
1 incendio de modo distinto, corriendo el ao r 395 y hallndose la plaza sitiada por el rey de Castilla D. Enrique III.
La defenda por su marido doa Isabel, condesa ele Gijn,
secundada por muchos aventureros ingleses y de otras partes, de aquellos que trajo el duque de Lancster tomados
.sueldo; fingi propsitos de capitular con ciertas condiciones
que hicieron aflojar la flota castellana en el bloqueo del
puerto, y en el momento en que vi el paso expedito, escap
en una barca. No parti, empero, la mala fembra, sin dejar de su nombre eterna y funesta memoria; estipulada la enJ
LA MAfUNA DE CASTILLA
172
-..
......
- , .1.
173
De cualquier modo, pag en esta ocasin, con las setenas, la parte que en el suceso le cupiera; tal era la saa con
que Nio atac al pueblo mandando previamente los suyos
o"t H1s~
que no hicieran presa en nada, pues que todo haba de re- "
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que se guar da b an mueh os pertrec hos naut1cos; mas en poco ~~
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estuvo que no compraran cara esta venganza, tanto fu el
nmero de ingleses que fu llegando del interior y cargando
sobre los castellanos, hasta meterlos en sus galeras, ganndoles pie pie el terreno. Las flechas eran tan espesas que
los que tenian jaques parecian asaetados. La bandera y el
que la tenia eran llenos de frechas, sinon que le mamparaban las buenas armas que tenia, aunque en algunos lugares
eran falsadas.
Sin duda los castellanos respiraran ms sus anchas despus de s3lir de aquel lugar que llevaron la desolacin actuando sin concurso de los franceses, si respirar les dejaba
el caudillo, empeado luego en llegar Londres con propsito de incendiar una carraca genovesa malamente apresada
por los ingleses. Ya dentro del Tmesis supo por los dueos
que el navo les haba sido restitudo, y no pas adelante;
fuse la isla de Jersey, para proveer las galeras de ganado y raciones, viviendo sobre el pas.
Se ve claramente travs de las declamaciones y frases
de despecho del cronista, que el capitn francs, buen caballero, valeroso en cuantas ocasiones se puso prueba y
prudente sie.npre, hizo en la campaa oficio; de pndulo regulador en la mquina blica, conteniendo los impulsos que
incesantemente empujaban Pero Nio hacia la te:i1eridad,
fiando en la buena estrella. Por muy reforzadas que las cinco
cuando vi que el Rey volva, entr en la mar en unos na vios que ten' a, e
fuese para Bayona, en Gascuea, e dex all la condesa su mujer .
El historiador ingl s o _they expresa que Harry Paye era almirante de los
c:nco puertos.
174
LA MARINA DE CA'>TILLA
Castilla e en Francia. Si agora los dexamos, nunca tal tiempo avremos con ellos; e el mayor mal que ser, que si los
dexamos ver.n que con miedo lo facemos, e de aqu adelante farn ms mal, ca andarn ms sin temor. E si as lo avernos dexar, nunca yo oviese venido en Francia, nin oviese
conoscido los Franceses. Dixo entonces Mosen Charles:Fagamos como mandardes.
La razn estaba tambin esta vez de parte del francs. El
enemigo haba agrupado sus navos en orden y recibi el
ataque con rociadas de saetas, dardos, truenos y piedras ..
Lanzaban los castellanos viratones con alquitrn y estopa
encendida contra las velas, y metieron entre el convoy un
batel ::;reparado con semejantes artificio:; de fuego. Durante
la porfa se levant viento fresco, como M. Charles haba
previsto; las galeras, en situacin de inferioridad, salieron
boga arrancada tomar barlovento, menos la capitana, retenida por aquella obstinacin del caudillo, que responda
las observaciones. El que oviere miedo eche a fuir, que de
esta vez o ellos llevarn a nos a Inglaterra, o nos a ellos
para Francia, o morir quien Dios quisiere. .
En poco estuvo el cumplimiento de lo primero: todos los
navos ingleses aproaron la galera: si los dos balleneres
ms prximos osaran aferrarla y detenerla por momentos,
Pero Nio hubiera conocido las poblaciones inglesas. De la
contingencia le libr uno de los aliados haciendo maniobra
habilsima. Cuntelo el cronista.
En esto los balleneres de Francia singlaban cuanto queran, e por donde querian, ca eran muy veleros, e uno dellos
que iba delante, e vi como la galera del capitan era ya en
grand priesa, e como venia ya cercada de los ingleses, e que
los dos andaban ya por faxar con ella, fizo una hermosa marineria; puso la vela la relinga, venido el viento por el haz
delante de la verga, e esper a los ingleses, tanto que el
capitan e los suyos cuidaron que se le haban rompido algunos aparejos que non facia via ninguna. Mand el capitan
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CA.MPA~AS DE PERO N l ~O
de. All podra orne ver a uno soltar las corazas e los ba~- U.
. e a otros c~r
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netes, .e desguarnecer brazales e museqmes;
las espadas e las hachas <le las manos e venir a los brazo
a las daga~; alli caer a unos e a otros levantar, e correr m - T
cha gente por muchos lugares. La pelea era tan fuerte, etBi S.
priesa tanta, que el que mejor iba tenia asaz trabajo; e tan
buenos eran de amas partes . e tan a voluntad lo haban, que
si non por un seso que Pero Nit:o ton ~ , en poco de hora se
acabaran todos unos a otros, que muy pocos quedaran
VlVOS.
F.D.
XIII
f:WERRA GENERAL
1406 - 1474
Victoria de D. Alfonso Enrquez contra la escuadra africana.-B atalla con ingleses.-Hostilidades en Gascua y en Bretaa.-Rubn de Bracamonte.Incendio de San Juan de Luz .-Complicaciones con Alcmahia. - Carnpaa
contra Arag6n.-Correras en la CO ' ta de Granada. - Muerte del conde de
Niebla en Gibraltar.-Expedicin Normandia.-Bloqueo del Gironda.Rendicin de Burdeos y de Bayona. -Vistas en el Vidasoa.
.~
~~'
@W . :::..;,.
.~..~ ON la muerte prematura del rey Enrique III
~'- _ acaecida el 25 de Diciembre de 1406, ce~~ f~~ sar?n las exp:diciones y aun la gue~ra au~
r'x-mpmmu:A.~ tonzada y sena con Inglaterra, que SI Fran
~I~ cia continu reclamando el auxilio de navos
~~ y galeras que le daban derecho los convenios, las Cortes lo excusaron en razn las atenciones de inters preferente en el interior 1
Ojal las hubieran tenido sin cesar en la mente en vez ele
contemporizar con los mahometanos, considerndolos , en
muchas ocasiones, vecinos ms bien que enemigos irreconciliables. Aludan los procuradores las felonas del emir
granadino, por las que vino conseguir la marina gloriosa
victoria en el freu de Gibraltar, y fu el caso que los reyes
tf
180
LA MARINA DE CASTILLA
GUERRA GENERAL
rSr
Cuatro Villas y de Galicia, formaron parte de la gran expedicin organizada por el rey de Portugal contra Ceuta 1 ; algunas hicieron excursiones Canarias; otras estuvieron al
servicio de distintos prncipes, descubrindose por rareza
rastro de sus operaciones 2 Persona que diligentemente estudi este perodo histrico nos ha informado ele que constituye una maraa de sucesos, de hombres y de intereses, que
difcilmente puede ponerse en Glaro 3. Si la apreciacin es
exacta relativamente los tiranuelos enemigos de la realeza
que revolvan la tierra, cunto ms no ser obscuro lo que
en la mar se acometa individualmente?
Los cronistas, de que los primeros no carecan, anotaron
el ao J4 I 8 la venida de embajadores de Francia demandando la ayuda de naos y galeras contra el rey de Inglaterra, y que les fu respondido, Ya veian como la reyna era
fallecida y el rey no era de edad, y este negocio era g rande,
e convena para ello llamar a Cortes, e para esto deban haber _a lguna paciencia, que todos trabajaran como lo mas
presto que ser pudiese fuesen respondidos con obra como era
razon, seg un los debdos e alianzas que ent~e estos seores
reyes de Francia e Castilla ha 1)ia. Seguidamente dan cuenta
de haberse sabido como el rey de Inglaterra mand pregonar guerra contra Castilla, y pasando al tema ordinario, no
escribieron palabra ms de lo ocurrido en el exterior. Conviene por tanto averig uarlo acudiendo las fuentes de informacin, cualquiera que sea su orig en.
De algo sirven las historias de Francia, nacin desgarrada la sazn por guerra intestina entre los bandos denominados de Armaaques y Burguiones por los apela ti vos de
1 Faria y Sousa, Europa portuguesa. Soares de Sil va co n signa e n sus Mem orias que para la empresa di! C c:u ta St! reuitieron doscienta<; veinte vel as.
LA MA R!NA DE CASTILLA
CUERRA GENRAL
haba servido en la marina francesa las rdenes del almirante Vienne, asistiendo con Ferrn Snchez de Tovar las
jornadas de Inglaterra. Vino Castilla, sin duda, con ste, .
por embajador, entre los de las compaas francesas que ; ~" ~~
auxiliaron al rey D. Juan I en la guerra con lo3 anglo-lusi ~t~DE;1..cllt."f
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tanos dirigidos por el duque de Lancster y el maestre d < Y Lii":t\M 111
~ UNll/~"81DA0 ~
A vis: presto buenos serv1c1os, se granJe la est1mac1011 del ~~ pi!. M\JRCIA ../ '
rey con la de los cortesanos; recibi en galardn el seoro ~Cl
"'
<le Fuentesol; cas con doa Ins de Mendoza, entrando en
la intimidad de esta poderosa casa y en la participacin de
su influencia por con~iguiente. Don Enrique III le distingui
tanto como su padre; pruebas, la concesin de las islas Canarias para s, para su primo Juan de Bethencourt, otorgada en 140 I, y el encargo de sacar de Avin al titulado
papa Benedicto XIII, en 1403. Al lado del infante D. Fernando, el de Antequera, figur luego con igual predicamento sirviendo comisiones de importancia; una, tal vez influda
por el almirante de Castilla D. Alonso Enrique (con el que
haba emparentado por la mujer), la de organizar en Vizcaya la escuadra de naos con que se gan los moros marroques la batalla del Estrecho en I 407. Siete arios adelante
fu designado entre la comisin de Grandes que march
Zaragoza para asistir la coronacin del infante citado, don
Fernando, regente y buen gobernador que haba sido de
Castilla 1.
Abonaban, como se ve, al seor de Fuentesol, para cabo
en milicia, las ~ircunstancias de naturalizacin, arraigo, evidencia y aptitud probada, sin reparo siquiera en los nombres,
que haba castellanizado hacindose llamar Mosn Rubn de
Bracamonte. Su designacin deba de s.er grata los franceses por disfrutar al mismo tiempo la barona de Grainville,
negociada con Juan de Bethencourt al conseguir traspasar
el derecho de conquista de las islas Canarias, barona de
1 D. Luis de Salazar, Historia de la Casa de Lara, t. I, p. 583.-Viera y Clavija, Noticias de la historia de las islas de Canaria, t. I, p. 286.
LA MARINA DE CASTILLA
....
GUERRA G E ~ERAL
F.D.
./ ,.
186
LA MARINA DE CASTII,LA
GUERRA GENERAL
sus aliados; al cual el Rey respondi graciosamente pQr palabras generales, e le dijo que l enviaria al rey de Inglaterra, su primo, sus embajadores con la respuesta; la cual envi dende dos meses con D. Sancho de Roxas, obispo de
Astorga, e con D. Pero Carrillo de Toledo, su copero mayor, e con un fraile predicador, maestro en Teologa que se
llamaba Fr. Juan del Corral. La conclusion ele la respuesta
del Rey fue esta: que al .Rey placia mucho de haber paz con
el rey de Inglaterra, su primo, por el gran debdo cercano
que con l babia, e por ser gran principe e notable rey en
poclerio y en fuerzas, e por ser tal aquien l debia amar mucho
mas allende por su virtud, de cuanto el debdo que entre ellos
era lo demandaba. Pero que esta paz e confederacion ele
entrellos no la consentia la guerra que el rey de Inglaterra
haba con el rey de Francia e con sus reinos con el cual l
tenia sus confederaciones e alianzas muy antiguas hechas por
sus padres e agelos e por l mismo afirmadas, las cuales l
no podia quebrantar ni quebrantara por cosa del mundo.
Pero que habiendo el Rey gran voluntad de la paz con el rey
de Inglaterra, que de buena voluntad se interponia por tratar
entrel rey de Francia y l la paz e concordia, a l placiendo,
a fin de que estas tres casas fuesen en una conformidad e
confederacion, para lo cual le parescia que era necesario que
hubiese tregua, a lo menos por un ao entre! rey de Inglaterra y de Francia, porque en este medio tiempo l pudiese
entender en su concordia.
Continuaron por consecuencia las hostilidades con los navos ingleses. Los cuadernos de Cortes aluden un combate
en que los nuestros consiguieron ventaja, aunque no tanta
como pudiera esperarse si el Rey hubiera sostenido los esfuerzos de sus sbditos. Los procuradores de las villas pedan en 1422 que hobiera en los logares de la costa de la
mar armada, porque estando los navios fechos podria enviarse flota donde conviniese al servicio e se evitarian los
robos que continuamente se hacian con el nombre de repre-
LA MARI NA DE CASTILLA
GUERRA GENERAL
189
LA MARINA DE GASTILLA
z Idem, d.
GUERRA GENERAL
magnfico en sus cosas, emprendedor, valeroso, y ms amigo de t~ner corte que de andarse en la del rey D. Juan, haba por pesadilla Gibraltar, plaza que su bisabuelo Don
Alonso :(>rez de Guzmin ayud ganar los moros, y que
por descuido en la guarda recobraron reinando D. Alfonso XI, q:uien cost la vida. Al abrigo del Pen haba siem-
pre galeras y fustas corsarias en amenaza de la libertad y
del haber de los cristianos, y siendo el conde amo de las villas de Sanlcar, Conil, Vejer, Barbate, Chiclana, Zahara, y
de las Almadrabas que por s solas le hacan rico, la vecindad del puerto enemigo le causaba quebrantos y disgustos
continuos. Acariciaba por tanto el proyecto de darle un golpe de mano parecindole que si lo ganaba haca gran servicio Dios al rey e al reino; e si muriese en la demanda,
era muerte ms bien empleada, de la qul sabra escojer.
Se le present tina ocasin buena, y aunque ya frisaba en los
sesenta aos de edad, reuni sigilosamente los vasallos y
amigos, disponiendo hueste y flota. Despach desde Sanlcar su hijo D. Juan de Guzmn para que con dos mil caballos y mil peones, gente escogida, marcha ;e por tierra cercar la plaza, mientras l, con otros dos mil hombres y la flor
de los caballeros iba por mar con las galeras, galeotas, fustas y bergantines, llevando artillera de sitio, escalas, herramienta y vveres en abundancia ( 1436).
Contra el parecer de los marineros hizo el desembarco en
paraje que pareca muy bueno vindolo en baja mar, y por el
que se aproximaron, escaramuzando, la puerta denominada
de Mudarra. Al subir la marea fu estrechndose ms y ms
la zona en que ponan los pies, con lo que entr la confusin
en los asaltantes. Haba pasado la oportunidad del at~que y
era prudente demorarlo. El conde orden el reembarco de la
gente y no sin dificultad se entr en su galea, bogando hacia
afuera: mas no todos obedecieron su mandato; fu era porque
las embarcaciones se embarazaran, fuera porque el ardor de
algunos caballeros les cegaba, detuvironse al pie del muro
LA MARINA DE CASTILLA
GUERRA GENERAL
193
:i5
LA MARINA DE CASTILLA
GU~RRA
GENERAL
t95
En el lado opuesto estaba representado un caballero en actitud de dar gracias Dios por la victoria y varios nombres, quiz de los que concurrieron
ella, saber: Diego Sanchez, Fanan III, Nuo, Rodrigo Xirnenez, Diego Sanchez 11, Fernan IV, Feman V. Probable es que el arma recordara alguna de
las acciones del Gironda; acaso la toma de Blaie.
LA MARINA DE CASTILLA
GUERRA GENERAL
LA MARINA DE GAST!LLA
XIV
CONTINA LA GUERRA GENERAL
1474-1500
~1-.~
~~
m.
~1i
cas~1'.1'.ento
de Castilla (1474), y su
anterior
='llilTiiiTITmi:"'~' ~' ... ' con D. Fernando, rey de S1c1lia y heredero
?fil'j'~ de la corona de A1 agn, ahondaron las disensio;f'dl'
20@
LA MARINA DE CASTILLA
Hernando del Pulgar lo conoca, sin duda, cuando escnbi: Fuele dado entender que tomada aquella villa, por
ser la primera e la mas fuerte de toda la provincia, muy ligeramente tomaria las otras, e ansi mesmo las del Condado
de Vizcaya, do hay muchos e muy buenos puertos de mar,
con los cuales s u reino que es menguado de ellos, seria abundado de puertos de mar, e de gente belicosa e muy sabia en
el arte de marear 1
La cuenta no result tan ligera sencilla como se la prometa; los franceses quemaron las villas de Rentera y de
Oyarzun; entraron en Iruniranzu, mercdeando por los alrededores, pero se estrellaron ante los muros de Fuenterraba ,
varonilmente defendidos mientras D. Diego Prez Sarmiento, conde de Sali~as, merino mayor de Guipzcoa juntaba
gente de pie y de caballo con que molestar los invasores, y porque los naturales eran dueos del mar, provean
la plaza sitiada con sus pinazas de cuanto haba menester,
sin que las mquinas, los refuerzos, las excitaciones repetidas
de Luis XI consig uieran otra cosa que generalizar con intenso
arraigo en toda Castilla la antipata nacional, antes limitada
los vecinos en las orillas del Vidasoa 2
Hubieron de informar su seor los capitanes franceses,
que mientras no cerraran con fuerza naval el acceso de Fuenterraba, seran infructuosas las tentativas para ganar terreno, como lo haban sido en dos meses pasados; con lo que
el rey procur enviarles con urgencia aquel elemento, harto
escaso en Francia, acudiendo al expediente mas sencillo.
Andaba por el Norte un tal Cullan, Columbo Colombo
el joven, oriundo de Gascua, buen marinero, de aquellos
generalmente designados con el nombre genuino de bayoneses y que, como tal, senta innata inquina contra los cntabros castellanos. Asociado con armadores de Harfleur, en
Crnica de los Reyes Catlicos, cap . XXXVII.
Fd ipe Je Comines, Memoires, lib. III, cap. XllI. -El P . Alesn, Anales
de Navarra, 1462 .
1
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201
F. D .
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209
F. JJ.
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La bizarra defensa slo sirvi para ir prolongando la agona de los moros: fuerza de pelear por la mar, por tierra y
por debajo de tzen-a, se rindi la plaza discrecin 1 clamando los infortunados habitantes.
Oh Mlaga, ciudad nombrada y muy fermosa , cmo te
desamparan tus naturales!
Los Reyes dieron respiro las tropas mientras se poblaban y aseguraban las ciudades ganadas, en lo que se haba
ele emplear el resto del otoo, y en tanto visitaron el reino
de Aragn reuniendo las Cortes que haban de votar subsidios para la continuacin de aquella guerra, que se junt
complicacin externa. Preciso es retroceder en busca de antecedentes.
Luis XI, el del sitio de Fuenterraba, perseverante en los
propsitos de unificar y engrandecer Francia expensas
ele los estados limtrofes; habilsimo en aprovecharse de las
circunstancias, y de las clebiliclades de los hombres, tena
puestos los ojos en los ducados de Borgoa y de Bretaa,
buscando los modos de ponerles la mano. Dentro de ambos
instig discordias y rebeliones que se propagaron en el condado de FJandes con perjuicio de nuestros intereses. Al morir (1483), sin pena de sus vasallos, dej en el solio Carlos V 111, nio de trece afios, bajo Ja tutela de la hermana
mayor Ana de Beaujeu.
Era el nuevo rey de Francia mozo mal dispuesto e feo de
miembros e cuerpo 2 , pero en cualidades digno de su padre,
lo mismo que la regente; y como herederos ele la poltica
afligieron al duque de Bretaa obligndole procurarse
apoyos.
Hallndose en Valencia doa Isabel y D. Fernando, lleg
su presencia el seor de Labrit (Ala in de Albret), padre
de Juan, rey de Navarra con cuitas de igual especie, desposedo en tal estado que doquiera se consideraba ms seguro
r El 18 de Agosto de 1487.
Bernldez, cap. CV.
2 1t
212
LA MARINA DE CASTILLA
en
1 Se vendi l (dice el historiador francs Mr. Martin) por ciento diez mil
escudos y promesa de restitucin de sus bienes, entregando el castillo en Febrero de 1491.
.
2 Lobineau, Histoirede Bretagne.
3 Viniendo por la mar, desde la nao se ech en el mar y se ahog, el da
de San B.:nito d.: Julio -R.:rnlJcz, cap. CV.
4 Ec;t.l publi aJa la rdacin dd costo que tuvo esta armada con testimonio,
del aJank de su [,Cnte y expl.cacin dd obj to por D. .M. Fernndez di! Navarrete, Colee, de Viajes , t. 11, p. 81 ,
-----
...
-
,,,~r.
LA MARINA
214
D~
CASTILLA
p. 263.
2 Es de notar la frase co n que Zurita marcaba la set>aracin en su Historia
del rey Don Hernando. Mand el Rey (escriba) ordenar las cosas para la
expedicin de Gonzalo de Crdoba Italia, as i:n los puenos di! Galtcia y
Guipzcoa como en los de nuestro mar. El concurso se m inifiesta con igual
claridad en las Memoires de Gu llc1 ume de V1lkneuve al referir los sucesos del
2T)
216
tA MARINA DE CASTILLA
OSS!BVS ET MEMORJA E
PETRI NAVARR! CA NTAFIRI
SOL E RT! IN EXP\ G NAN OIS VltRl k VS ARTE CL A R ISSJM I
GOL>AL\" V ' F F. RDl '.'I A OVS L VDOV IC I FILl \"S
;\!A G:-.:1 GO NSAl VI NEPOS S VKSS AE P H INCEPS
DU CEM GALl. ORVM PA RTES S EC:Vl Vl.l
P!O SEPVLCRI MVNER E H <i N ESTAVIT
Q\' VM HO C IN SE HAB EAT PHAECLARA VIRTVS
VT- VEL IN HOSTE SJT ADMI KABILIS
OBIIT AN .
1528.
AYG.
28.
217
F.D .
218
..
XV
HERMANDAD DE LAS MARISMAS
1200-1500
Antecedentes.-Poblacin de la costa de Cantabria.-Fueros y privilegios.Las cuatro villas.-Junta de CastrourJiales.-Declrase en ella la institucin de la Hermandad con Vitoria.-Smbo'.o.-Ordenanza<>.-Sevcra disciplina.-Penalidad sin forma de proccso.-Relaciones exteriores.-Ejcrcicio del poder supremo.-Negocincioncs con reyes extranjeros.-Guerra y
paz.-Ramificacione::. de la Hermandad .-Accin comn.-Resisten el pago
de irnpuestos.-Disfrutan de completa libertad de comercio y navegacin.
~~ ECAPITULEMOS. Las brisas del Ocano, me. ~ j~~ cien do la cuna de Alfonso VII y alegrando
,~,~~ los juegos de la niez en las pintorescas
--~
---- ~~ ras de Galicia, infiltraron en su nimo,
'"\~_,_,~ verdaderamente imperioso, la idea perse1 v~ verante de ensanchar el seoro heredado
1
220
LA MARINA DE CASTILLA
pando. Alfonso VIII acab de redondear por Breas el litoral con la costa de Guipzcoa, que rest Navarra; pobl
los lugares, fortific los puertos, atrajo con benficas ofertas
los vecinos. Fernando III pudo ya emplearlos flote, recogiendo el fruto de la semilla que sus abuelos sembraron.
Figura San Sebastin entre las primeras agrupaciones de
gente dedicada la navegacin: su fuero, declarando las
naves libres e ingenuas, supone, con anterioridad los
aos I 149 y I I 80, prctica tradicional en cambios mercantiles. Los privilegios de Castro, Santander, Laredo y San
Vicente de la Barquera, son posteriores; produjeron, sin
embargo, ms rpidos y provechosos resultados en stas,
que desde entonces empezaron nombrarse en conjunto las
cuatro villas de la costa.
Vagos indicios travs de la niebla de los tiempos, dejan
vislumbrar entre aqullas la existencia de lazos de unin,
que respondan la mancomunidad de los intereses. Con
anterioridad al armamento que las cuatro villas principalmente contribuyeron para la conquista de Sevilla (1247), en
junta con las otras del golfo, haban auxiliado al rey de
Francia, proveyendo la Rochela y hostilizando Inglaterra ( r 242); haban alcanzado de los prncipes de Flandes
exenciones en com{m; tenan all factores y cnsules; ejercan
de continuo actos para los que precisaba organizacin, regla,
ordenanza, que los reyes de Castilla no haban dado. De
dnde proceda el impulso? Dnde la direccin radicaba? Lo
insina un documento peregrino hallado en el archivo de
Guetaria 1
A principios de Mayo del ao r 296 se juntaron por convocatoria en Castrourdiales procuradores delegados de la
misma villa, de las de Santander, Laredo, Bermeo, Guetaria, San Sebastin, Fuenterraba y Vitoria, llevando poderes
en regla para tratar de males que las aquejaban y ponerles
1 Por el investigador marino D. Jos de Vargas Poncc. Vase la copia en e
Apndice nm. 7.
HERMA!'IDAD DE LAS
MARl~MAS
221
222
LA MARINA DE CAST1LLA
Previniendo cuanto pudiera perjudicar la unin y firmeza, establecan que de ocurrir querella disputa entre dos
ms villas, acudieran las partes una neutral que para cada
caso estaba designada, nombrando dos hombres buenos que,
con un tercero en discordia, juzgaran de plano sin largas.
Quedaban los concejos parados la enemistad como
pecho gasto, e todas las cosas que les vinieren por razn
de su hermandad, y obligados dar muerte cualquiera que
fuera contra ]as Ordenanzas escritas: Otros firmaban, que
cualquiera cualesquier de nos, que contra eso fuere o quisiere ser en fecho, o en dicho, o en consejo, o en alguna
otra manera cualquier por lo menguar, o lo desfacer, o lo
embargar todo parte de ello, que vala menos por ello, e
toda la hermandad en uno, e cada uno de nos, quel podamos
correr e matar sin calonna doquier que le fallemos, salvo en
la casa do fuer el rey.
Constituda con estas clusu 1as la unin, por primera providencia decidieron los delegados la prohibicin absoluta de
comercio con el interior del reino de Castil1a mientras el rey
mantuviera la demanda de derechos, bajo pena de prdida
decomiso por la Hermandad de los gneros que se intentara introducir. Despus de esto, tratando de relaciones externas, vista una carta del rey de Portugal asegurando los
mercaderes que fueran de Castilla, acordaron que todos los
del seoro suyo, vinieran las villas de la marina salvos y seguros, quedando cargo ele la Hermandad celar que no se les
hiciera fuerza ni tomara cqsa sin su voluntad. Determinaron asimismo que mientras hubiera guerra entre Inglaterra
) Francia no se llevaran mercaderas, vveres, armas ni caballos en provecho de aqul1a, y que de antemano quedaba
declarada buena presa la que se hiciera los contraventores, todo lo cual mandaron ,escribir en un pergamino, firmndolo 4 de Mayo, y poniendo los sellos de plomo de
los ocho concejos hermanados, pendientes de sendas cintas
de hilo azul y blanco ,
LA MARINA DE CASTILLA
224
F. IJ.
LA MARINA DE CASTILLA
la observacin la de que los comisarios reunidos en Castrourdiales, no adoptaron ttulo indicativo de asociacin parcial de poblaciones contiguas de las que gozaran de condiciones determinadas; no discutieron siquiera denominacin
caprichosa con que dar conocer su liga; usaron desde luego la general de Hermandad de las villas de la marina de
Castzlla, que todas las de la costa comprenda, seguros,
sin duda, de la aquiescencia de cada una.
Las decisiones de la Junta confirman la indicacin del ttulo,
pues de poco sirviera el compromiso de ocho villas, siquiera
fueran principales, de interrumpir el comercio interior del
reino, y de cortar relaciones con la nacin inglesa durante la
guerra que por entonces haba con Francia, si otras lo eludan
en competencia. Para que el acuerdo ejerciera en los gobernantes de Castilla la influencia calculada, para que el favor
en el exterior. fuera efectivo, y aun para la prctica y aplicacin de las penas severas que dictaron por actos en la mar
y en tierra, era indispensable que abarcara la asociacin al
litoral completo de Ja monarqua castellana; que se hiciera
sentir su autoridad todo mareante; en la pesca como en la
navegacin , en el comercio como en la industria, en los
puertos de Cantabria como en los ms apartados del mundo.
Hay constancia de sucesos que apoyan por distinto discurso a las anteriores premisas; entre ellos las reclamaciones
de los reyes de Inglaterra su poniendo responsables de los
daos sufridos por sus naves, no las autoridades del puerto
pu~rtos en que los causantes del mal se armaban, sino
los que en la chancillera de su estado confundan, pues que
constantemente parecan en los despachos, si nombrando en
primer trmino San Emeterio Sant Ander, U rdealis y La
redo, poniendo continuacin Fuenterraba, San Sebastin,
Guetaria, Motrico, Lequeitio, Bermeo, Portugalete, San Vicente de la Barquera, Avils, Corua, Noya, Pontevedra y
Bayona del Mio; es decir, los puertos ms sealados desde
la frontera de Aquitania hasta la de Portugal; los compren-
228
LA MARINA. DE CASTILLA
229
LA MARINA DE CASTILLA
LA M.\RTNA DE CASTILLA
Procediendo al examen y compulsa de unos y otros, pa. rece que medida que en la costa nacieron y se desarrollaron las poblaciones, hicieron causa comn y se ampararon
mutuamente, apareciendo desde principios del siglo xm un
ncleo constitudo por las cuatro villas, al que sucesivamente se incorporaban las inmediatas en compuesto alterable voluntad de los constituyentes. El progreso dara
conocer la conveniencia de un centro directivo de accin
cuya existencia acusan, lo mismo las relaciones comerciales
con las plazas y mercados del Norte de Europa, que los
armamentos hechos en favor de prncipes extraos para
acudir al llamamiento de los reyes propios en la guerra
con los moros. Advirtese en las operaciones mercantiles
militares marcha ordenada, conjunto armnico que sin
aquel centro sera raro. Es de presumir que existi desde
un principio en la misma ~orma comunal democrtica diseada por la escritura de Castrourdiales, componindolo
un consejo de tres personas designadas en segunda eleccin
por comisarios procuradores de cada villa, con autoridad
temporal sometida en casos graves la decisin de otro con~
sejo legislativo, y con residencia variable determinada por
turno sorteo entre toda~, fin de que ninguna pretendiera
preeminencias de capitalidad supremaca, rechazada para
los pueblos como para las personas en aquel1a singular asociacin 1.
Dependientes de este centro magistral funcionaban otros
con nombre de cofradas de mareantes, limitadas en cada
puerto al rgimen interior, al orden y administracin de las
1 Dedcese de Jos datos recogidos por D. ngel de los Ros y Ros en su
Noticia histrica de las behetrias, antes citada.
235
operaciones de pesca, carga y desca!ga, vijas, auxilio mutuo de los impedidos y necesitados 1
Tal parece ser, sencillamente, el mecanismo con que la
accin aislada se dilataba engranando en el rodaje impulsor
y regulador la vez de los movimientos, apoyo de la mancomunidad de miras tan slidamente asentado, que haba de
resistir y resisti efectivamente as las destructoras influencias del rozamiento con el uso y el tiempo como las causas internas y externas que incesantemente embarazaban su
funcin expedita.
Tenan las villas del Cantbrico conciencia de su propio
valer y alardeaban arrogantes, habiendo tomado las de Guipzcoa por blasn un rey asentado en el solio sobre el mar
con la espada en la mano 2 ; escribiendo Lequeitio en su
escudo:
Reges debelavit, horrenda caetis subjecit, maris terrisque potens.
F.D
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LA MARINA DE CASTILLA
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235
LA MARINA DE CASTILLA.
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2 37
1.39
LA MARINA DE CASTILLA
tenga que ver con la mar 1 , ni de ella se habla en las confirmaciones de los reyes. El texto de las ms de las cartas se
asemeja al de la expedida a los concejos del condado y seoro de Vizcaya e de la provincia de Guipuzcoa e de las ciudades y villas de Vitoria e Ordua con toda su tierra e de Valmaseda e de las Encartaciones e Pancorbo e Miranda de Ebro
e Santo Domingo de la Calza~a e de la merindad de la Rioja,
cdula fecha en Valladolid 3 de Agosto de 1449, diciendo:
Para quitar e desviar de los escandalos e movimientos e
levantamientos ... es mi mercet que os hermandades e fogades hermandad todos y cada uno de vos, e vos podades ayuntar e ayuntedes, e vos ayudar e ayudedes los unos los otros
y con vuestras gentes y armas... porque vos mando que
luego fagades la hermandad ... ca yo vos doy licencia e autoridad para ello, no embargante cualesquier leyes que defienden las hermandades. etc. 2
En el concepto prohibitivo se haban dictado como se
apunta, otras disposiciones, visto que asociados con el mismo
nombre grandes y poderosos, pretexto de remediar los males del reino, arrollaron las juntas populares sobreponindose y exigiendo que hombre plebeo no pudiera traer armas ni cuchillo con punta siquiera, con lo que torn revivir la rapia 3.
travs de tant~s vicisitudes quedan seales de vida de
la Hermandad martima en los tratados 6 escrituras de concordia firmados en la parroquia de San Juan de Luz el I 5 de
Abril de 1432 por comisarios de San Sebastin, de Bayona,
Biarritz, Cabretn y otros pueblos, y sentencia arbitraria
dada en la igles.ia de Santa Mara de Rentera el mismo afio,
1 Las Ordenanzas antiguas y las sucesivas estn copiadas en la Coleccil n
Vargas Ponce, as como ~amb i n las provisiones y cdulas, ocupando los tornos
XIX, XXI, XXIII, XXXIII, XXXVIII, XXXIX, XL V y XL VII. Mu chas de ellas
se hallan registradas en el Indice del Archivo general de Guiprcoa impreso
en San Sebastin en 1887.
2 Colee. Vargas Ponce, t. XXIII.
3 Alfonso de Palencia. Crnica.
2.p
JI'. D .
31
LA MARINA DE CASTILLA
HEJ'.MANDAD
D~
LAS MARJSMAS
LA MARINA DE CASTILLJ.
'J.
245
do unas y otros de manera que el centro directivo de asoc:acin de las marismas, resistente las alternativas llcvddas
ms all de la frontera 1 ; que el casttl/o sobre ondas, tuviera
cimiento dentro de los lmites de la soberana real. Conviene
el conocimiento de las extractada~ continuacin, por orden
de fechas 2.
Hic'eron saber desde Ocaa, en cdula de 15 de Enero
de 1477 <lirig-ida las justicia~ ordinarias y las de la hermandad de Guipzcoa, estar dispuestos aplicar el rigor de
las ley"s hechas en Cortes los que haba 1 hecho y hacan
ligas y monipodios, escan<lalizando la provincia.
Instigaron desde Mecli 1a del Campo en 9 de Agosto del
mismo ao que conociera la Hermanda<l de un delito cometido en la mar con circunstancias extraordinarias 3.
y aproha:nos los dichos capitules suso contenidos, e prometemos en nombre
de su seona que su Altezn guardar e cumplir y confi.rrnarc todo lo suso dicho, e en firmeza de 1...sto firmamos aqui en nuestro nombres. Fecho en Azcoitia, a 15 de Enero de 1 ns.-Anton de Vaena.-Bartolom.-Conccrtado
con Li "ri,- inal.-llomenjon.
1 En L1 Col..:c. Var6as Poncc. t. XXVII, hay ejemplar d e los estatutos acordados por los habitantes de Labort, a,robaJos por Enrique IV rey d<.: Inglaterra
y dullue d..: A 1uitania en 29 Je Junio d; qq, r formando los dt! la Armariat.
2 Todls se hallan en ld misma Colecc n, t. LXVII.
3 Fu d caso que emb<1rc<1ron en buyue ingls Llest.mido Casdla tres pasajeros guiruz.:oanos y dos vizcanos. Despus ae una borrasca en que la tripulacin hubo J~ vdar, arrovl!chando el reposo d1erun muerte los pasajeros
tr.:mta y tres ingleses, arroja n..i o los 1.uer os al ague1; llevaron la irnve Gulicia y ne:1;uciaron co i Pedro Pr'"z de Sotomayor, el cargamento. Descubrise
el crimen por haber rroja<lo las ola.:; al:;uno~ c .dJvcres en la co . . ta d..: Bretaa, do1dl! lo-; ingle.:;es tue ron idcntificaJos; el c:mhaj 1dor d..: Castilla en Londr . . s, bc1 chiJLr Je Sas1ola c munic la ocurrencia las autoridades de Guipzcoa, con los oombn.:s de 1 s pasaj:ros, y como se supierr1 que uno estaba en
Ono, el asis1ente dt: la Hamandad t:n Guetana trat de prenderlo, mas Je amparnron lo" dd 1 ue1lo alc::gando no tener ail jurisdiccin la Hc:rmnndad. Sostenido d A'i ~ Lnte conden mu ... rte d criminal y los favorecedores, entabl mJose recursos y competercias decididas en ltimo trmino por sus Altezas
mandando que la senh:nc a se viera y en C<1So de traer a arejada ejecucin se
guardara y cum plera. Ac baha Je C.> nstituir,;e slidamente en tod as las proYincias, la Nueva, la Santa H .;rmand ;i d, fundamento de la polida <le los despoblados. 1 brete Dios de dd1to contra cuah.ui1.ra de las tres Santas, deca
Guzmn de Alf rache aludienllo l us tribunales de la lnquis1ci6n, de 11 Hermandad y de la Cruzada,
LA MARINA DE CASTILLA
LA MARINA DE CASTILLA
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XVI
CONQUISTA DE LAS ISLAS CANARIAS
13441500
11
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En el V.
P. /!J.
3a
LA MARINA DE CASTILLA
rey de Portugal, afirmando haber descubierto las Afortunadas sbditos suyos y trado Lisboa, por fuerza, algunos
naturales. El de Castilla, Alfonso XI, lo hizo tambin en
concepto de estar las islas comprendidas en la dicesis de
Marruecos, sufragnea de la metropolitana de Sevilla en
tiempo de los godos.
Sin embargo, D. Luis de la Cerda inici algn preparativo
para posesionarse de su reino con galeras que, de buena gana
le facilitaba el rey de Aragn; mas no acabaron de armarse,
fuera por la oposicin de Alfonso XI, fuera por la guerra de
Francia que acudi, como se ha visto, continuando las Canarias en el mismo estado, aunque con ms frecuencia sola
visitarlas algn que otro aventurero.
En 1393 hubo expedicin de importancia bastante para
que llegara noticia del rey Enrique II_I y se anotara en su
Crnica 1 Gentes de Sevilla v de la costa de Vizcaya y Guipzcoa armaron varias naves, proveyndose de caballos; corrieron el archipilago reconociendo una por una las islas;
en la de Lanzarote aprisionaron al reyezuelo con buen nmero de los naturales que trajeron al mercado de Sevilla, juntamente ccm la carga de cera, cueros de cabra y otros
artculos, ms que bastantes costear los gastos, juzgando
por el contento de los armadores y la informacin que al
rey dieron de ser aquellas islas ligeras de conquistar si la
su merced fuese, e a poca costa.
Viera y Clavija, historiador juicioso de las Canarias, retrasa esta excursin hasta r 399, apuntando que la dirigi Gonzalo de Peraza Martel, seor de Almonas ter, llevando cinco
navos, con cuya gente saque en efecto Lanzarote y se
trajo cautivos al rey Tinguafaya con su mujer y unos ciento
setenta isleos.
Utilizando las noticias de este escritor 2 , parece que las
Ao 1393, cap. XX.
Noticias de la historia general de las islas de Canaria, por D. Joseph de
Viera y Clavijo, presbtero. Madrid, 1772, cuatro tomos+
1