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III.
1589.
42 ARMADA ESPAÑOLA.
1 Cakndar of Stattpapcrs.
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líente. En su navio, de 300 hombres de tripulación, sólo tres se libraron del con
tagio, y murieron 114; casi la mitad. Aun entre los historiadores ingleses, John
Lingard no se muestra entusiasta ni panegirista. Drake y Norris, dice, eran dies
tros en el arte de componer despachos oficiales, mas como conectivo existen las
cartas de lord Talbot á su padre, contando que al caer la muralla de la Coruña
perecieron por torpeza 300 ingleses. «Hemos perdido más gente que ellos, escribía,
sin otra ventaja que la de acostumbrar á los nuestros á las armas.» En Lisboa, si
gue refiriendo, la persecución del Adelantado de Castilla hizo mucho daño á la ar
mada, aunque eran muy escasas sus galeras. Fenner juzgó acción miserable á la resis
tencia que se las opuso. Don José de Santiago y Gómez, en la Historia de Viga y
su comarca, impresa en Madrid en 1896, da por averiguado que el 29 de Junio
de 1589 entró Drake en el puerto con doscientas trece velas: desembarcó de 7 á 8.000
hombres, entró á saco en la villa, que contaba por entonces unas 600 casas; las in
cendió, asi como también las de la villa de Bouzas y el convente de la isla de San
Simón, costándole estos hechos pérdida de 700 hombres.
Mr. Hume, en The year afler thc Armada, libro anteriormente citado y el último
que trata de la jornada, hace buena pintura del tristísimo papel desempeñado por
el pretendiente D. Antonio, considerado entre los expedicionarios como mero ins
trumento, aunque hubiera extendido las ofertas y compromisos al reconocimiento
de vasallaje á Inglaterra en caso de salir airoso. La situación de las autoridades
españolas, dice, llegó ;i suma gravedad por la escasez de los soldados con que con
taban y la actitud de los portugueses, que en gran masa miraban á los ingleses
como libertadores. Disculpa el proceder de Drake con la disidencia de Norris: el
primero quiso embocar el Tajo con toda la armada, cual iba; el Coronel prefirió el
desembarco en Peniche; y como quedaran los navios sin soldados, y aun sin gente
bastante al servicio de la artillería, no creyó prudente el Almirante arriesgarse en
estas condiciones.
Al salir de Cascaes de regreso, iban arrojando al agua por cientos los muertos
de epidemia. Las galeras españolas atacaron la retaguardia; apresaron ó echaron á
fondo tres naves y otra incendió su Comandante, viéndose reducido al extremo.
Sin embargo, Drake entró en Vigo, incendió la población que estaba abandonada
y sin defensa, taló los campos, hizo el mayor daño que pudo.
A Inglaterra no volvieron más de 5.000 hombres de los que habían salido, y fue
ron licenciados, dándoles á razón de cinco chelines por persona, que no era poco,
ajuicio de los armadores, porque habían estado mantenidos todo el tiempo.
1 He visto, como muestras de publicaciones de neutrales, estas dos:
Brief discovrs de tovt ce qvi c'estpaste en l'armee d'Angleterre aux costez d'Espaigne
& Portugal despuis le quatriesme de May iusques a la desroute de la dicte Armee. Tra-
dvit d'üalien en francois sur la coppie imprimee a Millan. A Lyon. Par Iehan Parras-
son, 1589, 8.", 7 fojas.
Avis de la victoirc dv Roy Catholiqve centre l'Ar.glois en Espagne. Contenant la
dcffaiete de quince mil hommes & quarante Nauires des plus grandes. Suyuant les Me-
moires qu'cn a recen VIllustrissime Ambassadeur d'Espagne Don Bemardin Mendoza.
A París. Chex Robert k Fizelier. Auecpermission, 8.°, 7 fojas.
En la esencia difieren poco estas relaciones. Extreman los actos de impiedad
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cometidos por los luteranos contra los objetos del culto católico en todas partes
donde estuvieron, subiendo las pérdidas de los ingleses á 15.000 hombres y 40
navios, por combates, temporales y hambre. El Adelantado de Castilla, picando la
retaguardia de la escuadra, desfondó á los buques rezagados con 700 hombres, sin
tener por su parte más que dos muertos y 10 heridos. Algo de esto se comprueba
por los partes de D. Martín de Padilla {Colección Sans de Barutell) y de la acción
terrestre por la información que hizo el capitán de caballos D. Sancho Bravo de
Acuña, de haber cargado á los ingleses en Cascaes y tomado dos banderas que
depositó en la capilla de su propiedad en la catedral de Sigüenza.
1 Archivo de Simancas. Estado, Flandes. Leg. 596, fol. 106. — La carta, escrita
en latín con fecha 27 de Diciembre, firma Milerus O'Huigin, Tuanensis, in Hiber-
nia Archiepiscopus.
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vendish les siguió con seis navios sin tomar por agüero la
pérdida de uno de los pataches al salir, ahogándose 42 hom
bres, principio de la serie de desdichas que diferenció este
viaje del anterior. Tardó más de cuarenta días en llegar á la
Línea; enfermó casi toda la gente, teniendo que detenerse
en el Brasil porque convaleciera del cuerpo, sin sospecha de
agravamiento en dolencias latentes del espíritu. Habiendo
entrado en el estrecho y surgido en el puerto dei Hambre, la
padecieron todos, amén de los fríos y trabajos con que acabó
de manifestarse el descontento, no sólo de los marineros,
sino también de los capitanes, que se trataban entre sí, al
decir de cronista suyo, corno judíos y turcos. Esto no era más
que preludio de la insubordinación y del motín abierto con
que al fin obligaron al jefe á volver al Brasil. En esta travesía
se perdieron dos barcos, y al llegar á San Vicente se desertó
el que quedaba, dejando á Cavendish los heridos y enfermos
y llevándose los cirujanos. Después de muchas aventuras,
nuevos motines por insistencia en volver al estrecho contra
la voluntad de la mayoría de la gente, escaramuzas con los
portugueses, que mataron ó hicieron prisionera á la que des
embarcó en la isla de San Sebastián á procurarse víveres.
Todavía sin ellos, sin agua, sin los brazos necesarios á la
maniobra, repugnaba tanto que le yieran llegar á Inglaterra
en aquel estado, como á sus marineros continuar la jornada,
cuyo fin se ignora. El recuerdo de la nao Santa Ana, de la
sedería con que la otra vez forró las velas, y de los lingotes
de oro estivados por lastre, amargarían el desdichado fin del
aventurero entre las ondas *.
Entre tantos desastres acarició el año 1589 á Jorge Clifford>
conde de Cumberland, hasta entonces desgraciado en las
empresas marítimas, con crucero fructuoso en las Azores,
adonde fue con 13 naves, la capitana de 900 toneladas y 450
• Vargas Ponce: Relación del último viaje al estrecho de Magallanes. — The last and
disasterous Voyage of thatfamous navigator Mr. Tko-Candish.—Naviganthtm at Itinc-
rantium Bibliotheca, t. i, lib. v, cap. ni. — Los tres últimos cantos del poema de
Barco Centenera, La Argentina, están dedicados á la infeliz expedición de Ca
vendish.
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