Poemas de Las Flores Del Mal
Poemas de Las Flores Del Mal
Poemas de Las Flores Del Mal
BAUDELAIRE
Por los Profs. Simen Martn Rubio y Jos A. Garca
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Ch a rl e s Ba u de l a i re , e n su co l e c ci n d e p o e m a s L a s f l o r e s d e l m a l , o b r a
innovadora y provocativa publicada en 1857, confiere al poeta un papel nuevo de
intermediario entre la Naturaleza y el hombre. El comienzo del libro expone la situacin
difcil del artista en el mundo burgus, positivista y mezquino del Segundo Imperio. As es
maldito en Bendicin; exiliadoy rechazado por el mundo en El albatros. Pero en el
soneto Correspondencias el poeta se reconcilia con la funcin romntica del mago.
DEDICATORIA
Al perfecto mago de las letras francesas
a mi muy querido y muy venerado
maestro y amigo
Thophile Gautier
con los sentimientos
de la ms profunda humildad
Le dedico
estas flores enfermizas
C. B.
AL LECTOR
El pecado, el error, la idiotez, la avaricia,
nuestro espritu ocupan y el cuerpo nos desgastan,
y a los remordimientos amables engordamos
igual que a sus parsitos los pordioseros nutren
Nuestro pecar es terco, la contricin cobarde;
cmodamente hacemos pagar la confesin,
y volvemos alegres al camino enfangado
pensando que un vil llanto lave todas las faltas.
En la almohada del mal es Satn Trismegisto
quien largamente mece nuestro hechizado espritu,
y el preciado metal de nuestra voluntad
este sabio alquimista por completo evapora
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Baudelaire utiliza hbilmente la estructura del soneto: los dos cuartetos muestran la
teora, y los dos tercetos desarrollan las equivalencias. De esta manera,
Correspondencias se presenta como una verdadera arte potica, es decir, la
formulacin de un proyecto de esttica al mismo tiempo que su ilustracin por medio del
ejemplo.
En el segundo cuarteto, Baudelaire expone su teora de las
correspondencias entre las diferentes sensaciones. Son las sinestesias, la
superposicin de sentidos. Baudelaire utliza un sentido para evocar las
percepciones registradas por otro. A s , e l o l f a t o s e r s u g e r i d o p o r
s e n s a c i o n e s t c t i l e s o v i s u a l e s . E s t e c u a r t e t o e s t compuesto por
una sola oracin cuya informacin ms importante est al final. El lector es invitado a
recorrer el mismo camino que el poeta al escuchar las confusas palabras de la
primera estrofa, que se convierten en los largos ecos. El misterio de la
visin nocturna se muestra por un recurso a los valores contrastados del
negro y el blanco (tenebroso, noche, claridad). Esta anttesis subraya la
profunda unidad de la intuicin: la verdad de la sensacin es compleja, se sita en
un nivel accesible slo a quien profundiza en sus sensaciones. De todas
maneras, permanece global, fugaz e i n d i s t i n t a ,
lo
que
es
sugerido por las tres comparaciones encargadas de
d a r equivalencias ms que de explicar ese estado vecino del trance.
El misterio permite slo la aproximacin, y no la contemplacin. Debe
conservar el aura sagrada del sueo nocturno. El ltimo verso del cuarteto es
el eje del soneto, es la evidencia que cierra los lentos preparativos precedentes
como olas sucesivas. Baudelaire ve ms all de la diversidad de sus
sensaciones la unidad profunda del universo. En el ltimo verso de e s t e c u a r t e t o
(los perfumes, los colores y los sonidos se responden )
r e s u m e l a s sinestesias de los sentidos, y constituye junto con el tercero (el
hombre pasa a travs de bosques de smbolos) uno de los fundamentos
del simbolismo .
Sealemos que, al c o l o c a r l o s p e r f u m e s e n c a b e z a d e s u
e n u m e r a c i n , B a u d e l a i r e l e s c o n f i e r e u n predominio personal en este
conocimiento mstico del universo, que va a desarrollar en los tercetos.
En Cor respondenci as , la poes a ya no es un arte descri pti vo
encargado de em bellecer la realidad ordinaria. Lejos de relegarla a una pintura
ilusoria, Baudelaire la promueve como una f orm a de conoci mi ento inti uiti vo ,
la va real para llegar al secr et o del mundo. El ejercicio de la poesa se
convierte en una actividad esencial, un sacerdocio. Para ello, Baudelaire sistematiza la
prctica de las correspondencias en el interior d e l a c t o d e l a e s c r i t u r a
potica.
Del
mismo
modo,
la
poesa
debe
mantener
correspondencias estrechas con las otras formas artsticas como la pintura o la
msica. El poeta debe buscar estas equivalencias pictricas o musicales en el
interior mismo de su poesa, lo que Baudelaire llama la brujera evocatoria. La
poesa se convierte en un ejercicio conceptual y musical, un acto religioso, una
celebracin de la fascinacin.
Conclusin
Correspondencias es un poema fundacional que asigna una funcin existencial
a la poesa. El poeta quiere romper el maleficio de una realidad que aprisiona al
hombre en sus lmites desesperantes. El Arte es la evasin necesaria por
medio de la cual el hombre puede encontrar su dignidad. Debe partir a la busca del
paraso del que ha sido exiliado, intentar encontrar la va hacia el mundo de las Ideas
del que ha salido. Tales son las ambiciones de la poesa baudelairiana,
desgarrada constantemente entre ese spleen que la clava en tierra y ese Ideal
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http://www.etudes-litteraires.com/baudelaire-correspondances.php.
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La famosa novela de Vctor Hugo Notre Dame de Paris llam la atencin del pblico
sobre los gitanos. Poco a poco, el pueblo errante y tambin el Judo Errante, el
viajero siempre insatisfecho y atormentado, el Wanderer de Schubert y Wagner- se
convierte en smbolo del artista protegido por los dioses, un tema que tambin toca
Gautier en El capitn Fracasse y que en este poema trata Baudelaire. El poeta
parisino hace del artista un gitano de la legua, un hombre presa de imposibles
quimeras, un iniciado, el que sabe.
XXIII. LA CABELLERA
Oh, velln, rizndose hasta la nuca!
Oh, bucles, Oh, perfume saturado de indolencia!
xtasis! Para poblar esta tarde la alcoba oscura
Con los recuerdos adormecidos en esta cabellera
Yo la quiero agitar en el aire como un pauelo!
La lnguida Asia y la ardiente frica,
Todo un mundo lejano, ausente, casi difunto,
Vive en tus profundidades, selva aromtica!
As como otros espritus bogan sobre la msica,
El mo, oh, mi amor! flota sobre tu perfume.
Yo acudir all donde el rbol y el hombre, llenos de savia,
Desfallecen largamente bajo el ardor de los climas;
Fuertes trenzas, Sed la ola que me arrebata!
T contienes, mar de bano, un deslumbrante sueo
De velas, de remeros, de llamas y de mstiles:
Un puerto ruidoso en el que mi alma puede beber
A raudales el perfume, el sonido y el color;
En el que los navos, deslizndose en el oro y en la seda,
El veneno
El vino sabe revestir el ms srdido antro
De un lujo milagroso,
Y hace surgir ms de un prtico fabuloso
En el oro de su vapor rojizo,
Como un sol ponindose en un cielo nebuloso.
El opio agranda lo que no tiene lmites,
Prolonga lo ilimitado,
Profundiza el tiempo, socava la voluptuosidad,
Y de placeres negros y melanclicos
Colma el alma ms all de su capacidad.
Todo eso no vale el veneno que destila
De tus ojos, de tus ojos verdes,
Lagos donde mi alma tiembla y se ve al revs...
Mis sueos acuden en tropel
Para refrescarse en esos abismos amargos.
Todo esto no vale el terrible prodigio
De tu saliva que muerde,
Que sume en el olvido mi alma sin remordimiento,
Y, arrastrando el vrtigo,
La rueda desfalleciente en las riberas de la muerte!
Je mets la voile;
La poitrine en avant et les poumons gonfls
Comme de la toile
J'escalade le dos des flots amoncels
Que la nuit me voile ;
Je sens vibrer en moi toutes les passions
D'un vaisseau qui souffre ;
Le bon vent, la tempte et ses convulsions
Sur l'immense gouffre
Me bercent. D'autres fois, calme plat, grand miroir
De mon dsespoir !
Yo me hago a la vela;
El pecho saliente y los pulmones hinchados
Como velamen,
Yo trepo al lomo de las olas amontonadas
Que la noche me vela;
Siento vibrar en m todas las pasiones
De un navo que sufre;
El buen viento, la tempestad y sus convulsiones
Sobre el inmenso abismo
Me mecen. Otras veces, calma chicha, gran espejo
De mi desesperacin!
CXVIII. LE RENIEMENT DE
NEGACIN DE SAN PEDRO
SAINT-PIERRE
LA
EL LETEO
Ven sobre mi corazn, alma cruel y sorda,
Tigre adorado, monstruo de aires indolentes;
Quiero, por largo rato sumergir mis dedos temblorosos
En el espesor de tu melena densa;
En tus enaguas saturadas de tu perfume
Sepultar mi cabeza dolorida,
Y aspirar, como una flor marchita,
El dulce relente de mi amor difunto.
Quiero dormir! Dormir antes que vivir!
En un sueo tan dulce como la muerte,
Yo derramar mis besos sin remordimiento,
Sobre tu hermoso cuerpo pulido como el cobre.
Para absorber mis sollozos sosegados
Nada equiparable al abismo de tu lecho;
El olvido poderoso mora sobre tu boca,
Y el Leteo corre en tus besos.
A mi destino, en lo sucesivo, mi delicia,
Yo obedecer como un predestinado;
Mrtir dcil, inocente condenado,
Del cual el fervor atiza el suplicio,
Yo absorber, para ahogar mi tormento,
El nepente y la buena cicuta,
En los pezones encantadores de ese pecho agudo
Que jams aprision un corazn.
El culto que Baudelaire hace en este poema a lo bello, lo idolatra de tal manera
que lo convierte en un dios. La descripcin resulta un tanto curiosa, ya que le atribuye
propiedades de ngel y de demonio. La Belleza que habla en la segunda estrofa es
una divinidad celeste y soberana: luminosidad, dignidad, armona... Es origen de toda
belleza terrenal (cfr. Platn): sus ojos aux clarts ternelles (de fulgores eternos)
son de purs miroirs qui font toutes choses plus belles (espejos pursimos que
hacen ms bello el mundo).
El poema entero versa sobre este tema. Las cosas son bellas si reciben las
clarts ternelles. La belleza se revela al hombre bajo la forma de rve de pierre
(sueo de piedra), de estatua que conserva todo el misterio de su esencia. Los
poetas estn condenados a consumir leurs jours en daustres tudes (su
existencia en austeros estudios), pero no darn jams con ella. Habla de un amor
eterno que permanecer mudo por esa incapacidad humana. La visin total les es
negada. Tal negacin se representa con imgenes tipo de la feminidad demonaca:
monstruo devorador, sphinx, animal acutico (blancheur des cygnes) cisne,
esfinge. La mujer es descrita con mayor detenimiento en su dimensin sensual y
sexual, con un tinte de frialdad ante su amante doliente, que es el poeta. Es una
mujer fatal, caracterstica en los poemas de Baudelaire.
Identificacin Belleza-Mujer, a la vez anglica y demoniaca. Los poetas del XIX
buscaban una nueva esttica, siguiendo a Lord Byron, como los del XX siguieron el
surrealismo de Andr Breton (la belleza ser convulsiva o no ser, deca Breton).
A mediados del XIX, Gautier, Flaubert y Thodore de Banville se inclinan hacia un
modelo inspirado en la serenidad de las obras de la Antigedad. De aqu puede
venir que Baudelaire diga que la Belleza es una estatua (un sueo de piedra). Hay
tambin evidentes ecos de Poe, al que Baudelaire tradujo (Ligeia: Those eyes!
Those shinny, divine orbes!, la esfinge incomprendida procede de Las
aventuras de Arthur Gordon Pym).
I
En mi pensamiento se pasea,
como en su apartamento un bello gato.
Encantador y fuerte.
Y dulce. Su maullido apenas se percibe,
El gato de este poema es un ser fabuloso que vive nicamente en el cerebro del
poeta. Es a la vez el gato de Marie Daubrun, su amada, y Marie misma. Su voz tiene
LECTURA INTERPRETATIVA
De una manera sinttica, analizaremos algunos de los aspectos formales y
temticos ms destacados de la obra de Baudelaire, por los que consigue sintetizar y
superar los tpicos romnticos, marcando la proyeccin de las tendencias temticas
de la modernidad.
La poesa en Baudelaire se transforma en un modo de vida. Escribir se torna una
tica en la adecuacin a su existencia, por lo que permanece al margen del riesgo de
entrar en la corriente del arte por el arte. Tal y como hemos visto, Les fleurs du mal es
un verdadero itinerario existencial, por el que la poesa no es manifestacin de la
vivencia, sino el existir mismo.
La interpretacin temtica se podra estructurar en torno a cuatro ejes
fundamentales.
1. La mujer y el desdoblamiento del yo.
El poeta halla en la mujer una experiencia con la alteridad, en la que busca
respuesta a su personal condicin ontolgica. De la desilusin resultante nace una
concepcin dualista en la que la mujer es representada, de un lado como ser
degradante, abominable, esclava de instintos de posesin, vehculo de perdicin
para el poeta, frvola y peligrosa para la virilidad. El poeta rechaza su frivolidad ante el
paso del tiempo, la ignorancia que muestra ante la vida.
Igualmente es considerada como espejo de sensualidad. Le inspira el amor
carnal, permitindole una va de escape por la que vive constantemente ebrio, en el
desmedido afn de colmar las pasiones. Aunque sus apetencias le subyugan, en cierto
modo sera para el poeta el vitico en la existencia terrenal (sacramentalizacin de
la sexualidad).
La depuracin de la subjetividad romntica tiene lugar en el narcisismo
exacerbado de Baudelaire, quien, por la reflexin de la personal condicin, sufre de
total inadaptacin. En esta obra nos hallamos ante el esfuerzo por la conquista de un
equilibrio de contrarios, enraizados en la personal contradiccin, que le hacen
descubrir su dualismo, materializado en las fuerzas nocturnas y diurnas.
2. Dualidad de la vida.
La presencia de contrarios descubierta en el propio yo reaparece en la
consideracin del mundo. La vida es afrontada desde dos puntos de vista: el atractivo
-placer- y el revulsivo -desastre-. As, para Baudelaire no existe la posibilidad de huir
de tales sufrimientos, si no es por el aburrimiento o el tedio que le produce su propia
existencia, causa de la soledad del poeta.
3. El acto potico.
En la conciencia del mal, el poeta es capaz de convertirse en artista. Su misin
es recordar, decir y manifestar por doquier las presencias de lo malo en el mundo. Su
infecundidad hacia el exterior se mitiga con la fecundidad interior de la poesa. Sin
embargo, esto provoca una soledad total, por el rechazo del mundo, al que el poeta
responde con el aislamiento completo: surge entonces la idea de poeta maldito.
4. Transformacin del fango en oro.
En su afn de escapar al habitculo de fango en el que se halla el ser humano,
Baudelaire culmina una obra en la que los contrarios invierten los papeles en una
identificacin de los mismos: as, la flor se torna mal, la vctima es el verdugo, herida y
cuchillo se identifican, Dios y Satn cambian su misin... La lucha no culmina en el
condenado a errar en el vaco (los limbos, primitivo ttulo del poemario) entre la
realidad y la ficcin.
Pero este desgarro entre la realidad y el Ideal es vlido tambin para el lector y para la
humanidad entera. El hombre consciente de su cada y su incapacidad para cambiar
su triste condicin no puede sino abandonarse al spleen, a una renuncia total a la
participacin en la vida, a un sentimiento de despus de m, el diluvio, e incluso a un
cierto pasotismo.
La condicin del poeta, vctima de su propio estado de artista del que no puede huir,
es la imagen misma del spleen, nica alternativa que puede conocer el hombre que ha
pecado de humanidad.
Esta condicin es representada en Las Flores del Mal por medio de diferentes
mscaras: la del marginado, la del maldito, la del dandi, la del flneur (paseante).
Desde el primer poema (sin contar Al lector), el titulado Bendicin, el poeta adopta
la mscara del maldito, del repudiado incluso por su madre, imagen que se repetir a
lo largo del poemario conectando con la rebelda y el satanismo que culmina en las
Letanas de Satn Marginado y despreciado por la sociedad burguesa se muestra a
travs de poemas como El albatros o El cisne, aves que pueden representar el
ideal o la belleza, pero que, fuera de su medio, son incapaces de vivir y moverse. El
poeta, habiendo sido rechazado, rechaza a su vez abiertamente la sociedad y se
inclina hacia el mal. Pero su satanismo, su aparente lujuria, su gusto macabro no son
ms que las transposiciones de su fe, de su amor por la pureza, de su amor por la
vida.
Otra figura que adopta Baudelaire es la del dandi; su actitud de dandi, que es deseo
de extinguirse, de alcanzar en el aspecto ms exterior y superficial aquella perfeccin
que le obsesiona, es el ltimo lance heroico en las sociedades decadentes, actitud
asctica, ejercicio espiritual que edifica una barrera entre el mundo inaceptable y el
poeta, con el riesgo de la apata (vase Spleen LXXVII), en el desinters, todo ello
imagen de la angustia vital, parlisis y prdida de las facultades humanas de quien
est sumergido en un mundo desproporcionado en el que todos los valores
espirituales han sufrido la inflacin, el trueque, la deformacin y la especulacin que le
veda la pureza, la espiritualidad y la grandeza.
Una de las novedades que aporta Las Flores del Mal es la representacin del mundo
moderno, del mundo de la ciudad. En esa hormigueante ciudad, convertida en una
especie de crculo infernal, el poeta, que rechaza ese mundo, aparece en varios
poemas de la seccin Cuadros parisienses como un flneur, un paseante sin rumbo
que espa a la multitud para convertirse en un pintor de la vida moderna, para
analizar lo catico de la gran ciudad con vistas a encontrarle sentido. Es un
observador perspicaz que centra su atencin en un individuo extrado de la masa,
como las ancianas de Las viejecitas. El flneur transcribe con un lenguaje potico y
prosaico el dolor, que alcanza su grado mximo en la metrpolis. Busca los suburbios,
los lugares donde las distinciones sociales dejan de ser claras (galeras comerciales,
parques, terrazas de cafs...), mirando a los personajes que emanan de la multitud.
Este constante descentramiento ir transformando al artista que deambula en luntico,
marginado o delincuente, en mero superviviente en una sociedad que acaba no
tolerndolo o incluso rechazndolo con violencia. Aunque puede ser un dandi, su
destino le condena irremediablemente a la vida bohemia, porque la sociedad castiga la
ociosidad con la miseria.