Poemas de Las Flores Del Mal

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LAS FLORES DEL MAL, DE CHARLES

BAUDELAIRE
Por los Profs. Simen Martn Rubio y Jos A. Garca

ndice del documento


(En rojo los poemas que entran en la prueba PAU)
DEDICATORIA.........................................................................................2
AL LECTOR.............................................................................................2
II. L'ALBATROS / EL ALBATROS.................................................................3
IV. CORRESPONDANCES / CORRESPONDENCIAS........................................4
XIII. BOHMIENS EN VOYAGE / GITANOS EN CAMINO.................................8
XXIII. LA CHEVELURE / LA CABELLERA (FRAGMENTO)................................9
XLIX. LE POISON / EL VENENO................................................................10
LXXXVII. LE SOLEIL / EL SOL..................................................................11
LXXVIII. SPLEEN / HASTO......................................................................12
LXIX. LA MUSIQUE / LA MSICA..............................................................13
XCIII. A UNE PASSANTE / A UNA TRANSENTE.........................................14
CXVIII. LE RENIEMENT DE SAINT-PIERRE / LA NEGACIN DE SAN PEDRO. . .15
CXXV. LE REVE D'UN CURIEUX / EL SUEO DE UN CURIOSO......................16
EL LETEO.............................................................................................. 17
EPGRAFE PARA UN LIBRO CONDENADO.................................................17
NOTAS A OTROS POEMAS DE LECTURA RECOMENDADA POR LA
UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA.................................................................18
X. LENNEMI / EL ENEMIGO.......................................................................................... 18
XII. LA VIE ANTRIEURE. / LA VIDA ANTERIOR..................................................................19
XIV. LHOMME ET LA MER. / EL HOMBRE Y EL MAR............................................................20
XVII. LA BEAUT. / LA BELLEZA...................................................................................21
XXXIV. LE CHAT. / EL GATO........................................................................................22
LI. LE CHAT / EL GATO (FRAGMENTO).............................................................................22
LXV. TRISTESSES DE LA LUNE. / TRISTEZAS DE LA LUNA....................................................24
LXXX. LE GOT DU NANT. / EL GUSTO DE LA NADA.........................................................24
CIX. LA DESTRUCTION. / LA DESTRUCCIN.....................................................................25
CXXI. LA MORT DES AMANTS. / LA MUERTE DE LOS AMANTES.............................................26
LECTURA INTERPRETATIVA.....................................................................27
LOS PERSONAJES EN LAS FLORES DEL MAL.............................................30
LAS MSCARAS DEL POETA EN LAS FLORES DEL MAL..............................31
TIEMPO, DESTRUCCIN Y OLVIDO EN LAS FLORES DEL MAL.....................33
EL AMOR Y LA MUERTE EN LAS FLORES DEL MAL....................................35

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Ch a rl e s Ba u de l a i re , e n su co l e c ci n d e p o e m a s L a s f l o r e s d e l m a l , o b r a
innovadora y provocativa publicada en 1857, confiere al poeta un papel nuevo de
intermediario entre la Naturaleza y el hombre. El comienzo del libro expone la situacin
difcil del artista en el mundo burgus, positivista y mezquino del Segundo Imperio. As es
maldito en Bendicin; exiliadoy rechazado por el mundo en El albatros. Pero en el
soneto Correspondencias el poeta se reconcilia con la funcin romntica del mago.

DEDICATORIA
Al perfecto mago de las letras francesas
a mi muy querido y muy venerado
maestro y amigo
Thophile Gautier
con los sentimientos
de la ms profunda humildad
Le dedico
estas flores enfermizas
C. B.

Gautier era un enamorado de Espaa. Baudelaire habla de fleurs maladives,


flores enfermizas, que segn l nacen del Mal. En la dedicatoria, reconoce su deuda con
sus mayores, especialmente con su admirado maestro. Tambin justifica el ttulo de su libro,
Las flores del mal, y una cierta intencin moralizante, exorcista, pues se puede entender
que, a pesar del Mal, las flores representan la esperanza de vencerlo.

AL LECTOR
El pecado, el error, la idiotez, la avaricia,
nuestro espritu ocupan y el cuerpo nos desgastan,
y a los remordimientos amables engordamos
igual que a sus parsitos los pordioseros nutren
Nuestro pecar es terco, la contricin cobarde;
cmodamente hacemos pagar la confesin,
y volvemos alegres al camino enfangado
pensando que un vil llanto lave todas las faltas.
En la almohada del mal es Satn Trismegisto
quien largamente mece nuestro hechizado espritu,
y el preciado metal de nuestra voluntad
este sabio alquimista por completo evapora

Pero entre los chacales, las panteras, los linces,


los simios, las serpientes, los buitres y escorpiones,
los monstruos aulladores, gritadores, rampantes,
en el infame zoo de nuestras corrupciones,
hay uno ms malvado, ms inmundo, ms feo!

Es el Hasto! El ojo lleno de involuntario


llanto, suea cadalsos, mientras fuma su pipa.
Lector, t ya conoces a ese monstruo exquisito,
Mi semejante, - hipcrita lector, - hermano mo!

La intencin primera de Baudelaire era hacer un poemario sobre los pecados


capitales. El remordimiento, el pecado, la culpa, Satn y su triunfo, la contricin o
arrepentimiento son ideas que se repiten continuamente en los poemas baudelairianos.
Tambin cita en ocasiones los helmintos, o gusanos parsitos que infectan el intestino, las
corrupciones, los monstruos y la carroa, imgenes de descomposicin y fealdad que le
fascinan.
El hasto, lennui en francs o el spleen en ingls es el tema fundador del libro. Es el
signo de una neurosis generacional. Delata la impotencia y hace soar al artista con la nada
(suicidio, mal du sicle). Al Hasto se opone en Baudelaire, neoplatnico, el Ideal.
Los versos finales, Hypocrite lecteur,- mon semblable, - mon frre, se han hecho
muy clebres.

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II. L'ALBATROS / EL ALBATROS


Souvent, pour s'amuser, les hommes d'quipage
Prennent des albatros, vastes oiseaux des mers,
Qui suivent, indolents compagnons de voyage,
Le navire glissant sur les gouffres amers.

Frecuentemente, para divertirse, los tripulantes


Capturan albatros, enormes pjaros de los mares,
Que siguen, indolentes compaeros de viaje,
Al navo deslizndose sobre los abismos amargos.

A peine les ont-ils dposs sur les planches,


Que ces rois de l'azur, maladroits et honteux,
Laissent piteusement leurs grandes ailes blanches
Comme des avirons traner ct d'eux.
Ce voyageur ail, comme il est gauche et veule!
Lui, nagure si beau, qu'il est comique et laid!
L'un agace son bec avec un brle-gueule,
L'autre mime, en boitant, l'infirme qui volait!
Le Pote est semblable au prince des nues
Qui hante la tempte et se rit de l'archer;
Exil sur le sol au milieu des hues,
Ses ailes de gant l'empchent de marcher.

Apenas los han depositado sobre la cubierta,


Esos reyes del azur, torpes y temidos,
Dejan lastimosamente sus grandes alas blancas
Como remos arrastrar a sus costados.
Ese viajero alado, cuan torpe y flojo es!
l, no ha mucho tan bello, qu cmico y feo!
Uno tortura su pico con una pipa,
El otro remeda, cojeando, del invlido el vuelo!
El Poeta se asemeja al prncipe de las nubes
Que frecuenta la tempestad y se re del arquero;
Exiliado sobre el suelo en medio de la grita,
Sus alas de gigante le impiden marchar.

Traduccin de Eduardo Marquina, 1905

II. El albatros. Comentario


Impulso ascendente simbolizado en el albatros. Un pjaro con cuerpo de gallina,
pero con una envergadura con las alas desplegadas de tres o cuatro metros. La
blancura de sus alas es signo de pureza. La soberana del poeta es espiritual y
mstica. Pero tambin aparecen los lmites del albatros, por el pecado en el que se ha
visto metido. Un pecado de los hombres que le han sometido, que buscan matarle,
porque aborrecen su superioridad, su majestuosidad. El Albatros-Poeta es
ridiculizado en su soberana por el populacho. El poeta debe convertirse en ser
sufriente. Se pregunta si no se est construyendo su propio fracaso al ensear su
obra. Se pregunta si no desvirtuar su obra por exponerla al pblico: quedar
prostituida en cierto sentido. Es como si l mismo se construyera su propio fracaso.
El poema refleja la concepcin romntica del artista como ser superior,
divino, como ngel cado que recuerda el Cielo (neoplatonismo), como exiliado en
un mundo mediocre, incomprendido, martirizado, sacrificado. El poeta no puede ser
como los dems mortales ni llevar la vida de todos. Es un aristcrata de la cultura, de
la elegancia y la belleza. Y por ah tambin despunta el dandi.

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IV. CORRESPONDANCES / CORRESPONDENCIAS


La Nature est un temple o de vivants piliers
Laissent parfois sortir de confuses paroles;
L'homme y passe travers des forts de symboles
Qui l'observent avec des regards familiers.

La Natura es un templo donde vividos pilares


Dejan, a veces, brotar confusas palabras;
El hombre pasa a travs de bosques de smbolos
que lo observan con miradas familiares.

Comme de longs chos qui de loin se confondent


Dans une tnbreuse et profonde unit,
Vaste comme la nuit et comme la clart,
Les parfums, les couleurs et les sons se rpondent.

Como prolongados ecos que de lejos se confunden


En una tenebrosa y profunda unidad,
Vasta como la noche y como la claridad,
Los perfumes, los colores y los sonidos se responden

II est des parfums frais comme des chairs d'enfants,


Doux comme les hautbois, verts comme les prairies,
Et d'autres, corrompus, riches et triomphants,

Hay perfumes frescos como carnes de nios,


Suaves cual los oboes, verdes como las praderas,
Y otros, corrompidos, ricos y triunfantes,

Ayant l'expansion des choses infinies,


Comme l'ambre, le musc, le benjoin et l'encens,
Qui chantent les transports de l'esprit et des sens.

Que tienen la expansin de cosas infinitas,


Como el mbar, el almizcle, el benju y el incienso,
Que cantan los transportes del espritu y de los sentidos.

IV. Correspondances. Comentario


Este soneto ha sido objeto de numerosos estudios por el valor simblico que
contiene -podra erigirse en uno de los paradigmas del simbolismo del momento,
magnficamente encarnado e iniciado por Baudelaire-. El francs confiere al artista el
papel de intermediario entre la Naturaleza y el Arte. Los mensajes a los que alude el
poema vienen de la divinidad. La Creacin es para el hombre fort de symboles/
Qui lobservent avec des regards familiers (bosques de smbolos/ que le
observan con ojos habituados a vernos). Se crea as una peculiar relacin entre el
hombre y la presencia divina, con un cierto matiz de afecto maternal. Tod o s o n
smbolos. El poeta es aquel cuya misin es emplear el lenguaje al servicio del
misterio inefable.
Se da tambin una relacin de coincidencias antagnicas en las que habitan
-simbolizadas en perfumes- las contradicciones vitales. De esta manera, el mbar
se encuentra entre los excrementos, en el aparato digestivo del cachalote. El
almizcle no falta (olor segregado por la cabritilla o almizclero, animal asimilado al
demonio el macho cabro, los aquelarres). Tambin aparecen el benju -resina
aromtica- y el incienso. Estos perfumes chantent les transports de lesprit et du
corps (son arrebato sonoro de sentidos y de alma), ya que dibujan de manera
paradjica la cohabitacin del espritu y el cuerpo, del alma y la carne, de Dios y la
creacin. Aqu radica la esperanza de salvacin para todo pecador, por muy metido
en el mal que se encuentre.
Baudelaire est convencido de que slo el poeta puede percibir ntimamente
el mundo sensible, que es su primera fuente de inspiracin. Aqu el poeta abre
en la meditacin sobre la Naturaleza una nueva va de conocimiento al
mismo tiempo que inventa o madura las expresiones innovadoras que le
permitirn dar cuenta de esta e x p e r i e n c i a m s t i c a . E l p o e t a c r e a u n
m t o d o , e l d e l a s s i n e s t e s i a s , e s d e c i r , equivalencias sensoriales. Los
tiles literarios aptos para dar cuenta de esta tentativa son esencialmente las
comparaciones y las metforas.
El soneto Correspondencias es pues un poema didctico organizado
segn la progresin lgica propia de este tipo de textos: la instaur acin de la
rel acin , las corr espondencias en la nat ur al eza y al final los perfumes
de los que nicamente el poeta puede discernir los significados.

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Baudelaire utiliza hbilmente la estructura del soneto: los dos cuartetos muestran la
teora, y los dos tercetos desarrollan las equivalencias. De esta manera,
Correspondencias se presenta como una verdadera arte potica, es decir, la
formulacin de un proyecto de esttica al mismo tiempo que su ilustracin por medio del
ejemplo.
En el segundo cuarteto, Baudelaire expone su teora de las
correspondencias entre las diferentes sensaciones. Son las sinestesias, la
superposicin de sentidos. Baudelaire utliza un sentido para evocar las
percepciones registradas por otro. A s , e l o l f a t o s e r s u g e r i d o p o r
s e n s a c i o n e s t c t i l e s o v i s u a l e s . E s t e c u a r t e t o e s t compuesto por
una sola oracin cuya informacin ms importante est al final. El lector es invitado a
recorrer el mismo camino que el poeta al escuchar las confusas palabras de la
primera estrofa, que se convierten en los largos ecos. El misterio de la
visin nocturna se muestra por un recurso a los valores contrastados del
negro y el blanco (tenebroso, noche, claridad). Esta anttesis subraya la
profunda unidad de la intuicin: la verdad de la sensacin es compleja, se sita en
un nivel accesible slo a quien profundiza en sus sensaciones. De todas
maneras, permanece global, fugaz e i n d i s t i n t a ,
lo
que
es
sugerido por las tres comparaciones encargadas de
d a r equivalencias ms que de explicar ese estado vecino del trance.
El misterio permite slo la aproximacin, y no la contemplacin. Debe
conservar el aura sagrada del sueo nocturno. El ltimo verso del cuarteto es
el eje del soneto, es la evidencia que cierra los lentos preparativos precedentes
como olas sucesivas. Baudelaire ve ms all de la diversidad de sus
sensaciones la unidad profunda del universo. En el ltimo verso de e s t e c u a r t e t o
(los perfumes, los colores y los sonidos se responden )
r e s u m e l a s sinestesias de los sentidos, y constituye junto con el tercero (el
hombre pasa a travs de bosques de smbolos) uno de los fundamentos
del simbolismo .
Sealemos que, al c o l o c a r l o s p e r f u m e s e n c a b e z a d e s u
e n u m e r a c i n , B a u d e l a i r e l e s c o n f i e r e u n predominio personal en este
conocimiento mstico del universo, que va a desarrollar en los tercetos.
En Cor respondenci as , la poes a ya no es un arte descri pti vo
encargado de em bellecer la realidad ordinaria. Lejos de relegarla a una pintura
ilusoria, Baudelaire la promueve como una f orm a de conoci mi ento inti uiti vo ,
la va real para llegar al secr et o del mundo. El ejercicio de la poesa se
convierte en una actividad esencial, un sacerdocio. Para ello, Baudelaire sistematiza la
prctica de las correspondencias en el interior d e l a c t o d e l a e s c r i t u r a
potica.
Del
mismo
modo,
la
poesa
debe
mantener
correspondencias estrechas con las otras formas artsticas como la pintura o la
msica. El poeta debe buscar estas equivalencias pictricas o musicales en el
interior mismo de su poesa, lo que Baudelaire llama la brujera evocatoria. La
poesa se convierte en un ejercicio conceptual y musical, un acto religioso, una
celebracin de la fascinacin.
Conclusin
Correspondencias es un poema fundacional que asigna una funcin existencial
a la poesa. El poeta quiere romper el maleficio de una realidad que aprisiona al
hombre en sus lmites desesperantes. El Arte es la evasin necesaria por
medio de la cual el hombre puede encontrar su dignidad. Debe partir a la busca del
paraso del que ha sido exiliado, intentar encontrar la va hacia el mundo de las Ideas
del que ha salido. Tales son las ambiciones de la poesa baudelairiana,
desgarrada constantemente entre ese spleen que la clava en tierra y ese Ideal

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que la llama. Estas tentativas necesitan la constitucin de un lenguaje operativo


mgico. Sin embargo, los xitos son fugaces y poco numerosos, hasta el punto que la
victoria del spleen sobre el Ideal va a confundirse con la dolorosa impotencia creadora.
Baudelaire, por su invencin potica y por las relaciones de las que se
sirve, rene en este poema los dos mundos, natural y suprarreal, sensible e infinito.
Se inscribe en una corriente de pensamiento mstico e idealista que, de Platn a los
romnticos alemanes, pasando por Balzac y Lamartine, busca penetrar el secr eto
del Universo por medio de la analog a .
Si la f uncin del poet a es siem pr e encontrar la unidad del mundo
visible e invisible, Baudelaire renueva esta herencia inventando una lengua
mgica para encantar al destino desgraciado de los hombre s y e n c o n t r a r
as el paraso perdido donde todo es orden y belleza/ lujo,
c a l m a y voluptuosidad. En esta creacin de un lenguaje nuevo, Baudelaire abre
el camino a la corriente potica simbolista, a esos alquimistas de la palabra
que sern Verlaine, Mallarm y Rimbaud.
Baudelaire, al comienzo muy influido por el Romanticismo y el
Parnasianismo, se aleja de ellos progresivamente para convertirse en el iniciador de
la escuela simbolista y de sus avatares, como el decadentismo. Baudelaire,
prncipe de los poetas es quien hace entrar la poesa en la era moderna por su invencin
de nuevas vas:

al ligarla a una concepcin neoplatnica del universo, en la que el


mundo real no es sino el reflejo de una realidad superior
al otorgarle la funcin de simbolizar, es decir, unificar,
r e l i g a r l a s d i v e r s a s experiencias sensibles y psicolgicas. El smbolo
se convierte en la pasarela entre las apariencias contingentes y la esencia; las
imgenes, en la forma privilegiada para expresarlo.

Baudelaire se sirve de los perfumes para explorar esta va


c o n f u s a d e l a s sinestesias y para extraer de ellas todas las enseanzas posibles. Los dos
tercetos forman una sola oracin construida como la del segundo cuarteto: el lector es invitado
de nuevo a seguir al poeta en sus experiencias para progresivamente llegar a una
evidencia exttica. Podemos sealar igualmente el papel predominante de las comparaciones
que sirven de pasarelas para creer estas equivalencias entre el orden sensible y el
orden psicolgico o moral.
Baudelaire parte pues de una experiencia sensorial olfativa poco aprovechada por
los poetas, quienes se muestran en general ms seducidos por las formas, los
colores o los sonidos. El olfato no dispone de un lxico tan desarrollado como la
vista o el odo. Las sensaciones olfativas son evanescentes y sutiles. Baudelaire va a
expresar la cualidad de la sensacin mediante equivalencias extradas de otros
campos sensoriales; para ello, utiliza la comparacin que une realidades diferentes y la
polisemia de los adjetivos (frescos: tacto y reposo o inocencia; dulces: tacto, paz;
ve r de s : f re s cu r a y vi st a ); p a ra l o s pe r f um e s f u e rt e s u t i li za tr e s
c ua l i da d e s , n o sensibles, sino morales, que evocan el erotismo, el lujo y la
pompa eclesistica.
El pe rf um e e s se d u c t o r, e m b ri a g a y t ra e l a e xp a n si n d e co sa s
in f in it a s . L o q u e Baudelaire revela es la capacidad del perfume de invadir todo el
espacio, la fragancia parece menos material que el sonido, el color o el tacto. El empleo del
oxmoron o paradoja cosas infinitas subraya su poder de evocacin mgica tanto en la
relacin amorosa como en la liturgia. El perfume es la puerta que abre al xtasis al
ser humano finito, lo que expresa el final que cantan los transportes del espritu y
de los sentidos, siendo transporte un movimiento violento de pasin que
enajena.
El perfume es pues un instrumento del Ideal, capaz de solicitar a la imaginacin para
abandonar un momento la prisin terrestre. Esta experiencia de elevacin se apodera del ser
entero del poeta, en cuerpo y espritu. El perfume en cierto sentido desmaterializa la
percepcin. El soneto est construido sobre una nota ascendente que pasa de la tenebrosa y
profunda unidad a la claridad y a los vrtigos de una ascensin espiritual. Por un uso razonado

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de los sentidos, principalmente el olfato, el poeta puede acceder a la realidad superior y a la


visin exttica.
El artista es invitado a descifrar los signos. Este lenguaje, como los jeroglficos de los
templo egipcios, es difcil de interpretar. La representacin oculta el significado. Son las confusas
palabras. Esta relacin entre el hombre y el misterio de la Naturaleza es ocasional, como
indica el a veces. Es ms a menudo opaca y sibilina. El hombre debe, pues, buscar una va al
interior del templo, es decir, un significado, una interpretacin espiritual detrs de la realidad
impuesta del mundo. Las correspondencias, en primer lugar, conducen al hombre a entrar en
relacin con una realidad superior que da un sentido y una forma al universo sensible.
Finalmente, hay que invertir nuestro p u n t o d e vi st a co m n , re m o n t a r h a cia la fu e n te ,
lo p ri m e ro n o e s l a in f o rm a ci n proporcionada por nuestros sentidos, sino la
Inteligencia, la Idea que ha dado forma al mundo sensorial. Baudelaire ha descubierto este
camino en Platn y en Swedenborg. Esta aproximacin descansa en una filosofa idealista:
la materia no es sino apariencia, lo espiritual permanece en la realidad profunda y escondida.
Es la Idea la que est en el origen del universo.
La Naturaleza es presentada como un lugar sagrado. No se trata aqu del campo,
aunque la Naturaleza es comparada a un bosque, evocada bajo la forma de un templo,
lugar de comunicacin privilegiado entre nuestra existencia y el ms all. Baudelaire evoca a
la pitonisa de Delfos, cuyas profecas oscuras para el comn de los mortales slo
eran comprensibles para los sacerdotes (para el poeta), que las traducan para los fieles. El
primer cuarteto est construido sobre la doble metfora del templo y el bosque. La
constitucin del mundo sensible se refleja por referencias al recinto sagrado de la
arquitectura griega o egipcia, el tmenos (en griego , recinto, terreno
delimitado y consagrado a un dios, excluido de usos seculares), cuya significacin y
realidad ltima no pueden ser asumidas ms que en la sombra propicia y misteriosa del
santuario donde reina la divinidad.
Del mismo modo, la Naturaleza sensible es evocada por el bosque, lugar
impenetrable por excelencia, marcado tambin por la sombra y la presencia de una
vida secreta. Este ltimo tema invita igualmente a la elevacin hacia el ms all. En
efecto, el rbol es el elemento de unin entre la tierra donde arraigan sus races y el
cielo hacia el que se dirigen sus ramas. Los dos elementos comparados son
reunidos por la analoga de los pilares vivientes en forma de oxmoron.
Los troncos rectilneos de los rboles recuerdan los fustes de las columnas. El bosque
se convierte en una catedral vegetal. La Naturaleza se define por la simbiosis de diferentes
campos antinmicos evocados: la mineralidad de la arquitectura, el dinamismo de lo vivo, la
vida secreta del misterio.
La Naturaleza es un Todo complejo, no reductible a sus aspectos positivistas. Adems,
el artista nos invita a e n t ra r e n e l l uga r s a gra do ye n d o m s a l l d e l a s
a p a r ie n ci a s se n s ib l e s. Tod o so n smbolos. El poeta es aquel cuya misin es emplear el
lenguaje al servicio del misterio inefable. Si la Naturaleza semeja un templo perenne, el
hombre, en cambio, no hace ms que pasar, pues pertenece a un reino efmero.
Los smbolos son para l miradas familiares:
Para Baudelaire, la Naturaleza est
habitada por una presencia inteligente que habla a la inteligencia humana. La iniciativa
no pertenece al hombre, no es el hombre quien, en primer lugar, descubre la sobrerrealidad
por su mirada interior. l es observado, acompaado de manera bondadosa, y as
invitado a entrar en el misterio. Ba ude l a i re ro m p e co n l a t ra d ic i n d e l h o rr o r
sa g ra d o . L a p a t ri a d e l a r t i st a e s l o invisible, lo inefable.
Ms informacin

http://www.scribd.com/doc/46479452/Correspondencias-de-Baudelaire, interpretacin del


poema. Proc.: Javlangar.

http://www.etudes-litteraires.com/baudelaire-correspondances.php.

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XIII. BOHMIENS EN VOYAGE / GITANOS EN CAMINO


La tribu prophtique aux prunelles ardentes
Hier s'est mise en route, emportant ses petits
Sur son dos, ou livrant leurs fiers apptits
Le trsor toujours prt des mamelles pendantes.

La tribu proftica, de pupilas ardientes


Ayer se ha puesto en marcha, cargando sus pequeos
Sobre sus espaldas, o entregando a sus fieros apetitos
El tesoro siempre listo de sus senos pendientes.

Les hommes vont pied sous leurs armes luisantes


Le long des chariots o les leurs sont blottis,
Promenant sur le ciel des yeux appesantis
Par le morne regret des chimres absentes.

Los hombres van a pie bajo sus armas lucientes


A lo largo de los carromatos, donde los suyos se acurrucan,
Paseando por el cielo sus ojos apesadumbrados
Por el nostlgico pesar de las quimeras ausentes.

Du fond de son rduit sablonneux, le grillon,


Les regardant passer, redouble sa chanson;
Cyble, qui les aime, augmente ses verdures,

Desde el fondo de su reducto arenoso, el grillo,


Mirndolos pasar, redobla su cancin;
Cibeles, que los ama, aumenta sus verdores,

Fait couler le rocher et fleurir le dsert


Devant ces voyageurs, pour lesquels est ouvert
L'empire familier des tnbres futures.

Hace brotar el manantial y florecer el desierto


Ante estos viajeros, para los que est abierto
El imperio familiar de las tinieblas futuras.

La famosa novela de Vctor Hugo Notre Dame de Paris llam la atencin del pblico
sobre los gitanos. Poco a poco, el pueblo errante y tambin el Judo Errante, el
viajero siempre insatisfecho y atormentado, el Wanderer de Schubert y Wagner- se
convierte en smbolo del artista protegido por los dioses, un tema que tambin toca
Gautier en El capitn Fracasse y que en este poema trata Baudelaire. El poeta
parisino hace del artista un gitano de la legua, un hombre presa de imposibles
quimeras, un iniciado, el que sabe.

XXIII. LA CHEVELURE / LA CABELLERA (fragmento)


O toison, moutonnant jusque sur l'encolure!
O boucles! O parfum charg de nonchaloir!
Extase! Pour peupler ce soir l'alcve obscure
Des souvenirs dormant dans cette chevelure,
Je la veux agiter dans l'air comme un mouchoir.
La langoureuse Asie et la brlante Afrique,
Tout un monde lointain, absent, presque dfunt,
Vit dans tes profondeurs, fort aromatique!
Comme d'autres esprits voguent sur la musique,
Le mien, mon amour! nage sur ton parfum.
J'irai l-bas o l'arbre et l'homme, pleins de sve,
Se pment longuement sous l'ardeur des climats;
Fortes tresses, soyez la houle qui m'enlve!
Tu contiens, mer d'bne, un blouissant rve
De voiles, de rameurs, de flammes et de mts:
Un port retentissant o mon me peut boire
A grands flots le parfum, le son et la couleur;
O les vaisseaux, glissant dans l'or et dans la moire,

Ouvrent leurs vastes bras pour embrasser la gloire


D'un ciel pur o frmit l'ternelle chaleur.
Je plongerai ma tte amoureuse d'ivresse
Dans ce noir ocan o l'autre est enferm;
Et mon esprit subtil que le roulis caresse
Saura vous retrouver, fconde paresse,
Infinis bercements du loisir embaum!
Cheveux bleus, pavillon de tnbres tendues,
Vous me rendez l'azur du ciel immense et rond;
Sur les bords duvets de vos mches tordues
Je m'enivre ardemment des senteurs confondues
De l'huile de coco, du musc et du goudron.
Longtemps! toujours! ma main dans ta crinire lourde
Smera le rubis, la perle et le saphir,
Afin qu' mon, dsir tu ne sois jamais sourde!
N'es-tu pas l'oasis o je rve, et la gourde
O je hume longs traits le vin du souvenir?

XXIII. LA CABELLERA
Oh, velln, rizndose hasta la nuca!
Oh, bucles, Oh, perfume saturado de indolencia!
xtasis! Para poblar esta tarde la alcoba oscura
Con los recuerdos adormecidos en esta cabellera
Yo la quiero agitar en el aire como un pauelo!
La lnguida Asia y la ardiente frica,
Todo un mundo lejano, ausente, casi difunto,
Vive en tus profundidades, selva aromtica!
As como otros espritus bogan sobre la msica,
El mo, oh, mi amor! flota sobre tu perfume.
Yo acudir all donde el rbol y el hombre, llenos de savia,
Desfallecen largamente bajo el ardor de los climas;
Fuertes trenzas, Sed la ola que me arrebata!
T contienes, mar de bano, un deslumbrante sueo
De velas, de remeros, de llamas y de mstiles:
Un puerto ruidoso en el que mi alma puede beber
A raudales el perfume, el sonido y el color;
En el que los navos, deslizndose en el oro y en la seda,

Abren sus amplios brazos para abarcar la gloria


De un cielo puro en el que palpita el eterno calor.
Sumergir mi cabeza anhelante de embriaguez,
En este negro ocano donde el otro est encerrado;
Y mi espritu sutil que el rolido acaricia
Sabr encontrarte oh fecunda pereza!
Infinitos arrullos del ocio embalsamado!
Cabellos azules, pabelln de tinieblas tendidas,
Me volvis el azur del cielo inmenso y redondo;
Sobre los bordes aterciopelados de tus crenchas retorcidas
Me embriago ardientemente con los olores confundidos
Del aceite de coco, del almizcle y la brea.
Hace tiempo! Siempre! Mi mano en tus crines pesadas
Sembrar el rub, la perla y el zafiro,
A fin de que a mi deseo jams seas sorda!
No eres t el oasis donde sueo, y la calabaza
De la que yo sorbo a largos tragos el vino del recuerdo?

XXIII. La Chevelure. Comentario


Mujer representada como un gua, como una divinidad que hace conocer el
xtasis a su amante (xtasis en su sentido fuerte: el hombre es transportado a un
Edn ms perfecto, desde la oscuridad). De nuevo es la reconquista de la edad de
oro. El Paraso perdido. La cabellera es representada mediante atributos tpicos:
"crinire lourde", "boucles", "mches tordues"... crines pesadas, bucles, mechas
retorcidas...-. En cierto modo, estas acepciones otorgan a la mujer un cierto carcter
animalizado. Es asimilada al mundo natural y vegetal, con la inocencia anterior al
pecado original.
El poema se inicia con una suerte de oracin al cabello, seguido de un rito:
agitar el cabello "como un pauelo". Los cabellos sueltos hacen que la imaginacin
potica se evada hacia la inmensidad del mar. Se diviniza en cierto modo cada gesto.
El lugar, la alcoba, etc., sugieren una atmsfera mgica, de xtasis amoroso. De
nuevo imgenes sensoriales: "fort aromatique", "mer d'bne", "houle", "noir
ocan" (bosque aromtico, mar de bano, negro ocano...), en las que se unen el

misterio y la atraccin, casi la dependencia. Baudelaire se deleitaba con su amante


mulata, Jeanne Duval.

XLIX. LE POISON / EL VENENO


Le vin sait revtir le plus sordide bouge
D'un luxe miraculeux,
Et fait surgir plus d'un portique fabuleux
Dans l'or de sa vapeur rouge,
Comme un soleil couchant dans un ciel nbuleux.
L'opium agrandit ce qui n'a pas de bornes,
Allonge l'illimit,
Approfondit le temps, creuse la volupt,
Et de plaisirs noirs et mornes
Remplit l'me au del de sa capacit.
Tout cela ne vaut pas le poison qui dcoule
De tes yeux, de tes yeux verts,
Lacs o mon me tremble et se voit l'envers...
Mes songes viennent en foule
Pour se dsaltrer ces gouffres amers.
Tout cela ne vaut pas le terrible prodige
De ta salive qui mord,
Qui plonge dans l'oubli mon me sans remord,
Et, charriant le vertige,
La roule dfaillante aux rives de la mort!

El veneno
El vino sabe revestir el ms srdido antro
De un lujo milagroso,
Y hace surgir ms de un prtico fabuloso
En el oro de su vapor rojizo,
Como un sol ponindose en un cielo nebuloso.
El opio agranda lo que no tiene lmites,
Prolonga lo ilimitado,
Profundiza el tiempo, socava la voluptuosidad,
Y de placeres negros y melanclicos
Colma el alma ms all de su capacidad.
Todo eso no vale el veneno que destila
De tus ojos, de tus ojos verdes,
Lagos donde mi alma tiembla y se ve al revs...
Mis sueos acuden en tropel
Para refrescarse en esos abismos amargos.
Todo esto no vale el terrible prodigio
De tu saliva que muerde,
Que sume en el olvido mi alma sin remordimiento,
Y, arrastrando el vrtigo,
La rueda desfalleciente en las riberas de la muerte!

XLIX. Le poison. Comentario


El vino y el opio confieren al hombre la ilusin de traspasar los lmites de
tiempo y espacio. Pero en realidad son un soborno (dcor suborneur). Los
placeres que confiere el opio son negros y mezquinos. Igualmente, la fascinacin por
la mujer amada no conduce a la eternidad, sino a la muerte:
Tout cela ne vaut pas le poison qui dcoule
De tes yeux, de tes yeux verts,
Lacs o mon me tremble et se voit l'envers...
Mes songes viennent en foule
Pour se dsaltrer ces gouffres amers.

La imagen sugiere el sumergimiento en aguas podridas, negras, hediondas.


Hay una asociacin de la muerte con el goce sexual. Una muerte de la que no se
puede prescindir: es deseada y temida, al modo en que es deseado y temido el
instante de unin sexual.
La mujer como deseo y peligro mortal. Mujer felina, gata, venenosa. Este
poema inaugura el ciclo de los poemas dedicados a Marie Daubrun, actriz que fue
amante de Thodore de Banville, a la que Baudelaire conoci entre 1845 y 1846. fue
ella la que le inspir La Fanfarlo, su novela corta. Era rubia-pelirroja, de pecho
expresivo y brazos atlticos, con bonitos ojos verdes. La relacin con el poeta fue
ambigua, l parece que se senta atrado, pero finalmente tuvo miedo de
comprometerse. Esta ambigedad es la que ha dado pie a que se hable de
Baudelaire como poeta-virgen, de su impotencia o incapacidad amatoria.
En 1851 Baudelaire public su ensayo Del vino y del hachs comparados
como medios de multiplicar la personalidad.

LXXXVII. LE SOLEIL / EL SOL


Le long du vieux faubourg, o pendent aux masures
Les persiennes, abri des scrtes luxures,
Quand le soleil cruel frappe traits redoubls
Sur la ville et les champs, sur les toits et les bls,
Je vais m'exercer seul ma fantasque escrime,
Flairant dans tous les coins les hasards de la rime,
Trbuchant sur les mots comme sur les pavs
Heurtant parfois des vers depuis longtemps rvs.

Por la vieja barriada, donde, de las casuchas


Las persianas ocultan las lujurias secretas
Cuando el astro cruel furiosamente hiere
La ciudad y los campos, los techos y sembrados,
Quisiera ejercitarme en mi esgrima fantstica
Husmeando en los rincones azares de la rima,
Tropezando en las slabas, como en el empedrado,
Acaso hallando versos que hace tiempo so.

Ce pre nourricier, ennemi des chloroses,


Eveille dans les champs les vers comme les roses;
II fait s'vaporer les soucis vers le ciel,
Et remplit les cerveaux et les ruches le miel.
C'est lui qui rajeunit les porteurs de bquilles
Et les rend gais et doux comme des jeunes filles,
Et commande aux moissons de crotre et de mrir
Dans le coeur immortel qui toujours veut fleurir!

Ese padre nutricio, que huye de las clorosis,


En los campos despierta los versos y las rosas;
Logra que se evaporen hacia el ter las penas
Saturando de miel cerebros y colmenas.
Es el quien borra aos al que lleva muletas
Y le torna festivo como las bellas mozas,
Y a las mieses ordena madurar y crecer
En la inmortal entraa que desea florecer.

Quand, ainsi qu'un pote, il descend dans les villes,


II ennoblit le sort des choses les plus viles,
Et s'introduit en roi, sans bruit et sans valets,
Dans tous les hpitaux et dans tous les palais.

Cuando, como un poeta, desciende a las ciudades,


Ennoblece la suerte de las cosas mas viles,
Y penetra cual rey, sin squito ni pompa,
Tanto en las casas regias como en los hospitales.

LXXXVII. Le Soleil. Comentario


Evocacin de los poderes hostiles y benignos que la tradicin atribuye a la
divinidad solar. El dios de Bndiction otorga al poeta la vida eterna; es hogar
santo de los rayos primitivos. El sufrimiento que otorga es fuente de purificacin de
las impurezas. Existe alguna esperanza, ante la luminosidad y el poder de esta
divinidad, de lograr escapar a la suerte del destino, a la muerte? Al menos existe el
consuelo del ennoblecimiento de la suerte de las cosas viles, al ser realzadas por
encima de su condicin.

LXXVIII. SPLEEN / HASTO


Quand le ciel bas et lourd pse comme un couvercle
Sur l'esprit gmissant en proie aux longs ennuis,
Et que de l'horizon embrassant tout le cercle
II nous verse un jour noir plus triste que les nuits;
Quand la terre est change en un cachot humide,
O l'Esprance, comme une chauve-souris,
S'en va battant les murs de son aile timide
Et se cognant la tte des plafonds pourris;
Quand la pluie talant ses immenses tranes
D'une vaste prison imite les barreaux,
Et qu'un peuple muet d'infmes araignes
Vient tendre ses filets au fond de nos cerveaux,
Des cloches tout coup sautent avec furie
Et lancent vers le ciel un affreux hurlement,
Ainsi que des esprits errants et sans patrie
Qui se mettent geindre opinitrement.
- Et de longs corbillards, sans tambours ni musique,
Dfilent lentement dans mon me; l'Espoir,
Vaincu, pleure, et l'Angoisse atroce, despotique,
Sur mon crne inclin plante son drapeau noir.
(III)
Yo soy como el rey de un pas lluvioso,
Rico, pero impotente, joven y no obstante antiqusimo,
Que, de sus preceptores despreciando las reverencias,
Se hasta con sus perros como con otras bestias.
Nada puede distraerle, ni caza, ni halcn,
Ni su pueblo muriendo ante su balcn.
Del bufn favorito la grotesca balada
No distrae ms la frente de este cruel enfermo;
Su lecho flordelisado se transforma en tumba,
Y las azafatas, para las que todo prncipe es bello,
No saben ms encontrar el impdico tocado
Para arrancar una sonrisa a este joven esqueleto.
El sabio que le hace el oro jams ha podido
De su ser extirpar el elemento corrompido,
Y en esos baos de sangre que de los romanos proceden,
Y de los que de sus lejanos das los poderosos se recuerdan,
No ha sabido recalentar este cadver alelado
Por el que corre, en lugar de sangre, el agua verde del Leteo.

LXXVIII. Spleen. Comentario


Combate simblico que opone las fuerzas de las tinieblas a las del espritu. El
cielo negro es enemigo y asola el espritu por todas partes. No queda posibilidad de
evasin, ya que abarca todo el horizonte. En todo el crculo del horizonte el da es
negro, con una imposicin de la muerte. El espritu gime por ser presa de largos
aburrimientos. La forma -regulariza rtmica ininterrumpida, anforas idnticas- refuerza
la sensacin de aplastamiento total. El horizonte se estrecha y aplasta el espritu. El
hombre aparece preso tras la lluvia intensa y vertical que cae.

LXIX. LA MUSIQUE / LA MSICA

La musique souvent me prend comme une mer !


Vers ma ple toile,
Sous un plafond de brume ou dans un vaste ther,

Je mets la voile;
La poitrine en avant et les poumons gonfls
Comme de la toile
J'escalade le dos des flots amoncels
Que la nuit me voile ;
Je sens vibrer en moi toutes les passions
D'un vaisseau qui souffre ;
Le bon vent, la tempte et ses convulsions
Sur l'immense gouffre
Me bercent. D'autres fois, calme plat, grand miroir

De mon dsespoir !

La msica frecuentemente me coge como un mar!

Hacia mi plida estrella,


Bajo un techado de brumas o en la vastedad etrea,

Yo me hago a la vela;
El pecho saliente y los pulmones hinchados
Como velamen,
Yo trepo al lomo de las olas amontonadas
Que la noche me vela;
Siento vibrar en m todas las pasiones
De un navo que sufre;
El buen viento, la tempestad y sus convulsiones
Sobre el inmenso abismo
Me mecen. Otras veces, calma chicha, gran espejo

De mi desesperacin!

LXIX. La Musique. Comentario


La construccin asimtrica del poema, el intercalar el verso alejandrino -doce
pies en francs- con el de cinco slabas, sucedindose ambos de forma regular,
recuerda la continuidad rtmica, la alternancia del tiempo fuerte y del tiempo dbil, en
la vida de los seres humanos. Msica y poesa son el producto de la transformacin
simblica de las percepciones. El ritmo musical es comparado al ritmo de las olas, al
cambio meteorolgico, y a las vibraciones. Asimismo es asociado a los estados
psicolgicos, y aparece como la imagen del destino humano.
En este soneto de Baudelaire, la msica cumple su primera victoria sobre el
tiempo, pero no realiza la armoniosa reconciliacin de los contrarios, de los valores
diurnos y nocturnos, de la eternidad y el devenir, de lo ideal y lo real...

XCIII. A UNE PASSANTE / A UNA TRANSENTE


La rue assourdissante autour de moi hurlait.
Longue, mince, en grand deuil, douleur majestueuse,
Une femme passa, d'une main fastueuse
Soulevant, balanant le feston et l'ourlet;

La avenida estridente en torno de m aullaba.


Alta, esbelta, de luto, en pena majestuosa,
pas aquella muchacha. Con su mano fastuosa
Casi apart las puntas del velo que llevaba.

Agile et noble, avec sa jambe de statue.


Moi, je buvais, crisp comme un extravagant,
Dans son il, ciel livide o germe l'ouragan,
La douceur qui fascine et le plaisir qui tue.

gil y ennoblecida por sus piernas de diosa,


Me hizo beber crispado, en un gesto demente,
En sus ojos el cielo y el huracn latente;
El dulzor que fascina y el placer que destroza.

Un clair... puis la nuit!--Fugitive beaut


Dont le regard m'a fait soudainement renatre,
Ne te verrai-je plus que dans l'ternit?

Relmpago en tinieblas, fugitiva belleza,


Por tu brusca mirada me siento renacido.
Volver acaso a verte? Sers eterno olvido?

Ailleurs, bien loin d'ici! trop tard! jamais peut-tre!


Car j'ignore o tu fuis, tu ne sais o je vais,
O toi que j'eusse aime, toi qui le savais!

Jams, lejos, maana?, pregunto con tristeza.


Nunca estaremos juntos. Ignoro adnde iras.
S que te hubiera amado. T tambin lo sabas.
Versin de Jos Emilio Pacheco

XCIII. A une passante. Comentario


La mujer parece convertirse en el alma gemela del poeta. Podra simbolizar la
identidad no encontrada en Les aveugles. A los gritos estridentes de la calle
ensordecedora se opone la majestad de la mujer. En la comparacin de sus
cualidades y su nobleza a las de una estatua, el poeta le confiere un modo de
existencia superior al del comn de los mortales. En ella est la imagen de su deseo.
As, la imagen femenina es el eufemismo del destino mortal, el resultado de hacer de
la muerte un nuevo nacimiento, el camino a la eternidad:
Un clair... puis la nuit!--Fugitive beaut
Dont le regard m'a fait soudainement renatre,
Ne te verrai-je plus que dans l'ternit?
Ailleurs, bien loin d'ici! trop tard! jamais peut-tre!
Car j'ignore o tu fuis, tu ne sais o je vais,
O toi que j'eusse aime, toi qui le savais!
El tono interrogativo indica la incertidumbre de un poeta que no se atreve a
descubrir tras esa aparicin fugitiva la muerte- la promesa de una nueva existencia.
Si un ser sagrado se le ha aparecido, parece haber desdeado el amor del poeta.

CXVIII. LE RENIEMENT DE
NEGACIN DE SAN PEDRO

SAINT-PIERRE

LA

Qu'est-ce que Dieu fait donc de ce flot d'anathmes


Qui monte tous les jours vers ses chers Sraphins ?
Comme un tyran gorg de viande et de vins,
Il s'endort au doux bruit de nos affreux blasphmes.

Por cierto, qu hace Dios de ese mar de anatemas


Que asciende da a da hasta sus serafines?
Como un dspota ahto de viandas y de vinos,
Al dulce son de nuestras blasfemias se adormece.

Les sanglots des martyrs et des supplicis


Sont une symphonie enivrante sans doute,
Puisque, malgr le sang que leur volupt cote,
Les cieux ne s'en sont point encore rassasis !

Las quejas de los mrtires y de los torturados


Son una sinfona embriagante sin duda,
Ya que, pese a la sangre que cuesta su deleite,
Los cielos no parecen todava saciados!

Ah ! Jsus, souviens-toi du jardin des Olives !


Dans ta simplicit tu priais genoux
Celui qui dans son ciel riait au bruit des clous
Que d'ignobles bourreaux plantaient dans tes chairs
vives,

-Acurdate, Jess, de aquel Huerto de Olivos!


Con suma sencillez oraste de rodillas
A quien all en su cielo rea de los clavos
Que unos viles verdugos hincaban en tus carnes,

Lorsque tu vis cracher sur ta divinit


La crapule du corps de garde et des cuisines,
Et lorsque tu sentis s'enfoncer les pines
Dans ton crne o vivait l'immense Humanit ;
Quand de ton corps bris la pesanteur horrible
Allongeait tes deux bras distendus, que ton sang
Et ta sueur coulaient de ton front plissant,
Quand tu fus devant tous pos comme une cible,
Rvais-tu de ces jours si brillants et si beaux
O tu vins pour remplir l'ternelle promesse,
O tu foulais, mont sur une douce nesse,
Des chemins tout jonchs de fleurs et de rameaux,
O, le coeur tout gonfl d'espoir et de vaillance,
Tu fouettais tous ces vils marchands tour de bras,
O tu fus matre enfin ? Le remords n'a-t-il pas
Pntr dans ton flanc plus avant que la lance ?
- Certes, je sortirai, quant moi, satisfait
D'un monde o l'action n'est pas la soeur du rve ;
Puiss-je user du glaive et prir par le glaive !
Saint Pierre a reni Jsus... il a bien fait.

Cuando viste escupir en tu divinidad


A la chusma del cuerpo de guardia y de cocina,
Y cuando t sentiste penetrar las espinas
En tu cabeza donde habitaban los hombres,
Cuando aquel peso horrible de tu cuerpo quebrado
Estiraba tus brazos tensados, y tu sangre
Y tu sudor corran por tu plida frente,
Cuando fuiste mostrado como blanco ante todos,
Recordabas los das tan brillantes y hermosos
En que a cumplir la eterna promesa t viniste,
Cuando a lomos de mansa borrica recorras
Los caminos sembrados de flores y ramos,
Cuando, henchido tu pecho de esperanza y valor,
Azotabas con fuerza a viles mercaderes,
Cuando fuiste maestro? No cal en tu costado
El arrepentimiento ms hondo que la lanza?
- En cuanto a m, es seguro que saldr satisfecho
De un mundo en que la accin no es hermana del
sueo;
Ojal mate a hierro y que a hierro perezca!
San Pedro reneg de Jess... hizo bien!

CXVIII. Le reniement de Saint Pierre. Comentario


Baudelaire alza su revuelta contra Yav, un Dios celoso de su poder, para quien
las blasfemias de sus vctimas y los sollozos de sus mrtires son sin duda para l
sinfonas que embriagan. El suplicio de Cristo es el perfecto ejemplo de lo que
espera a los hombres -su destino de sometimiento a los deseos divinos-. Cada uno de
los sufrimientos de la pasin -al detalle- es la suerte que Dios tiene reservada a la
inmensa multitud de los hombres. Cristo no es Dios hecho Hombre, sino el hombre
que quiere ser Dios. Ha credo que Dios iba a or sus plegarias. As, el poeta interroga
amargamente a Cristo en la Cruz.
En el poema, los valores estn invertidos y Dios recibe de Baudelaire las
caractersticas de los valores nocturnos: crueldad, malicia, amor por los placeres
terrenos ms ordinarios. La animalidad no es ya smbolo demonaco, el yo tiene plena
libertad de accin y decisin, y San Pedro hizo lo correcto al negar a Cristo.

CXXV. LE REVE D'UN CURIEUX / EL SUEO DE UN


CURIOSO
A F.(lix) N.(adar)

Connais-tu, comme moi, la douleur savoureuse,


Et de toi fais-tu dire: Oh! l'homme singulier!
Dsir ml d'horreur, un mal particulier;

Conoces, tal mi caso, ese dolor sabroso,


Y de ti haces que digan: Qu ser tan singular!
-Iba a morir. Y haba en mi alma amorosa,
Deseo mezclado a horror, un raro sufrimiento;

Angoisse et vif espoir, sans humeur factieuse.


Plus allait se vidant le fatal sablier,
Plus ma torture tait pre et dlicieuse;
Tout mon cur s'arrachait au monde familier.

Angustia y esperanza, sin humor encontrado.


Mientras ms se vaciaba la arena ineluctable,
Ms deliciosa y spera result mi tortura;
Se desgajaba mi alma del mundo familiar.

J'tais comme l'enfant avide du spectacle,


Hassant le rideau comme on hait un obstacle...
Enfin la vrit froide se rvla:

Y era como ese nio, vido de espectculos,


Que odia el teln igual que se odia una barrera.
Hasta que, al fin, la fra verdad se desvel:

J'tais mort sans surprise, et la terrible aurore


M'enveloppait.--Eh quoi! n'est-ce donc que cela?
La toile tait leve et j'attendais encore

Sin sentirlo, haba muerto, y la terrible aurora


Me circundaba. -Cmo! No es ms que esto, al
fin?
El teln se haba alzado y yo aguardaba an.

--J'allais mourir. C'tait dans mon me amoureuse,

CXXV. Le rve dun curieux. Comentario


Baudelaire revela el sueo de su propia muerte. Analiza escrupulosamente las
reacciones en esos momentos. Su sentimiento no es de rebelin, sino de curiosidad
a la vez positiva y negativa. La muerte le inspira deseo mezclado de horror,
esperanza y angustia, sin sentirme rebelde. La muerte debe ser para l la revelacin
del ms all. Pero su verdad fra no le satisface: la muerte no conduce ni al Paraso, ni
al Infierno, ni a la Nada. Es la repeticin sin fin de nuestra condicin presente, la
prolongacin indefinida de una espera desesperada.
La idea del viaje es reiterada una y otra vez en Baudelaire, ese deseo de huir,
huida metafsica que intenta con las drogas, el alcohol, el sexo, la vida bohemia El
poeta detesta la realidad que lo envuelve, quiere vivir en el Ideal (neoplatonismo),
libre de angustia, de culpa y remordimiento, sin sentimiento de pecado. Pero nada le
lleva a ese paraso y su ltimo recurso es la muerte, que l ve como eternidad que
ignora lo perecedero, aunque la tema.

EL LETEO
Ven sobre mi corazn, alma cruel y sorda,
Tigre adorado, monstruo de aires indolentes;
Quiero, por largo rato sumergir mis dedos temblorosos
En el espesor de tu melena densa;
En tus enaguas saturadas de tu perfume
Sepultar mi cabeza dolorida,
Y aspirar, como una flor marchita,
El dulce relente de mi amor difunto.
Quiero dormir! Dormir antes que vivir!
En un sueo tan dulce como la muerte,
Yo derramar mis besos sin remordimiento,
Sobre tu hermoso cuerpo pulido como el cobre.
Para absorber mis sollozos sosegados
Nada equiparable al abismo de tu lecho;
El olvido poderoso mora sobre tu boca,
Y el Leteo corre en tus besos.
A mi destino, en lo sucesivo, mi delicia,
Yo obedecer como un predestinado;
Mrtir dcil, inocente condenado,
Del cual el fervor atiza el suplicio,
Yo absorber, para ahogar mi tormento,
El nepente y la buena cicuta,
En los pezones encantadores de ese pecho agudo
Que jams aprision un corazn.

EPGRAFE PARA UN LIBRO CONDENADO


Lector plcido y buclico,
Sobrio y simple hombre de bien,
Arroja este libro saturniano,
Orgistico y melanclico.
Si no has cursado tu retrica
En lo de Satn, el astuto decano,
Arrjalo! t no comprenders en l nada,
0 me creers histrico.
Pero si, sin dejarse encantar,
Tu mirada sabe penetrar en los abismos,
Leme, para aprender a amarme;
Alma curiosa que sufres
Y vas buscando tu paraso,
Compadceme!... Si no, Yo te maldigo

NOTAS A OTROS POEMAS DE LECTURA


RECOMENDADA POR LA UNIVERSIDAD DE
ZARAGOZA
X. Lennemi / El enemigo
Mi juventud no fue sino una tenebrosa borrasca,
Atravesada aqu y all por brillantes soles;
El trueno y la lluvia han hecho tal desastre,
Que restan en mi jardn muy pocos frutos bermejos.
He aqu que he llegado al otoo de las ideas,
Y que es preciso emplear la pala y los rastrillos
Para acomodar de nuevo las tierras inundadas,
Donde el agua horada hoyos grandes como tumbas.
Y quin sabe si las flores nuevas con que sueo
Encontrarn en este suelo lavado como una playa
El mstico alimento que hara su vigor?
Oh, dolor! Oh, dolor! El Tiempo devora la vida,
Y el oscuro Enemigo que nos roe el corazn
Con la sangre que perdemos crece y se fortifica!

El enemigo es nombrado en los ltimos versos: el tiempo. Las imgenes que


lo caracterizan corresponden a arquetipos de bestias devoradoras y bebedoras de
sangre: los vampiros, aquellos animales que tienen garras y dientes y uas... En la
misma lnea aparecen smbolos como: tinieblas, tormentas, lluvias que destruyen los
cultivos, relmpagos, el otoo como seal de la muerte anual de la vegetacin... Los
elementos opuestos (paradojas, anttesis: brillants soleils o fruits vermeils
soles brillantes o fruta en sazn-) no tienen suficiente fuerza en comparacin.
No excluye el poema, sin embargo, la posibilidad de una resurreccin por la
fecundidad del agua, contemplada tras una pregunta en la que se resiste el poeta a
ser tan inexorable como el tiempo en su afirmacin:
Et qui sait si les fleurs nouvelles que je rve
Trouveront dans ce sol lav comme une grve
Le mystique aliment qui ferait leur vigueur?
(Y quin sabe si aquellas flores nuevas con que sueo / hallarn en la tierra, limpia como la
playa, / el sustento divino que va a darles vigor?).

En definitiva, una nueva religiosidad laica, blasfema, al margen del


catolicismo burgus tradicional. La elevacin no se logra a travs de la Eucarista,
sino del sexo y las drogas. Baudelaire propone una mstica blasfema.
El poema data de 1854-55, cuando el poeta se siente ya en el otoo de su vida
y hace un balance moral y espiritual. La imagen del Tiempo devorando a sus hijos
es antigua, ya desde la mitologa clsica (Saturno devorando a sus hijos, de
Goya), y muy frecuente en el romanticismo, que hizo nacer las historias de vampiros
(Drcula, de Bram Stoker).

XII. La vie antrieure. / La vida anterior


Yo he vivido largo tiempo bajo amplios prticos
Que los soles marinos tean con mil fuegos,
Y que sus grandes pilares, erectos y majestuosos,
Hacan que en la noche, parecieran grutas baslticas.
Las olas, arrollando las imgenes de los cielos,
Mezclaban de manera solemne y mstica
Los omnipotentes acordes de su rica msica
A los colores del poniente reflejados por mis ojos.
Fue all donde viv durante las voluptuosas calmas,
En medio del azur, de las ondas, de los esplendores
Y de los esclavos desnudos, impregnados de olores,
Que me refrescaban la frente con las palmas,
Y cuyo nico afn era profundizar
El secreto doloroso que me haca languidecer.

Nostalgia de un Edn perdido y ansia de encontrar un Paraso terrenal, quiz


ya conocido, o presente en una feliz infancia. Baudelaire realiza una magnfica
descripcin de su percepcin de la naturaleza (luces, puestas de sol, piedras
baslticas, etc.); en el espectculo de la creacin material parece atisbar
reminiscencias del universo espiritual (se ha asimilado a veces a las teoras
platnicas). Piensa el poeta en la voluptuosidad terrenal, en los sentidos, etc., e
intuye que lo Absoluto rechaza esto, la felicidad total no est en la tierra y, para
conseguirla, es necesario desligarse de los lmites de espacio y tiempo. El poeta
superpone realidades antagnicas: el sol y el mar, el pilar y la gruta, los cielos y el
oleaje, el da y la noche. La unin de los contrarios remite a realidades muy
meditadas en el espritu del autor: Alto y bajo, femenino y masculino, espritu y
materia, eternidad y devenir.
Recorre el poema una rica simbologa que lo hace misterioso, opaco. Es el
secreto de la unidad de Ser, solamente por algunos instantes, insertada en el paso
del tiempo. Se trata de una nueva mstica basada en el neoplatonismo, pero cuyas
vas de ascenso (la asctica tradicional) no tienen nada que ver con la flagelacin del
cuerpo, con la purgacin o purificacin, sino con el xtasis a travs del sexo, el
alcohol y las drogas.
La idea de que el hombre vive varias vidas, que existe la metempscosis, o
transmigracin de las almas, y la palingnesis, procede probablemente de Grard de
Nerval, amigo de Baudelaire y como l poeta.

XIV. Lhomme et la mer. / El hombre y el mar


Hombre libre, siempre adorars el mar!
El mar es tu espejo; contemplas tu alma
En el desarrollo infinito de su oleaje,
Y tu espritu no es un abismo menos amargo.
Te complaces hundindote en el seno de tu imagen;
La abarcas con ojos y brazos, y tu corazn
Se distrae algunas veces de su propio rumor
Al ruido de esta queja indomable y salvaje.
Ambos sois tenebrosos y discretos:
Hombre, nadie ha sondeado el fondo de tus abismos,
Oh, mar, nadie conoce tus tesoros ntimos,
Tan celosos sois de guardar vuestros secretos!
Y empero, he aqu los siglos innmeros
En que os combats sin piedad ni remordimiento,
Tanto amis la carnicera y la muerte,
Oh, luchadores eternos, oh, hermanos implacables!

Analoga del arquetipo de las profundidades marinas y el inconsciente. El mar


y el inconsciente son smbolos de lo incontrolado, lo libre, de lo salvaje indmito.
Las profundidades marinas y espirituales son amargas y tenebrosas. Tambin guardan
celosamente sus riquezas: el mar richesses intimes (riquezas ntimas), y el
inconsciente sus secretos.
La lucha de la ltima estrofa es el smbolo de la lucha del inconsciente y la
consciencia humanas, la inteligencia racional y las potencias elementales, el
intelecto viril y el inconsciente feminizado. Las resonancias sexuales se intensifican
de manera creciente en el poema.
Tambin podramos pensar que la lucha entre el hombre y el mar (presente por
ejemplo en El cementerio marino, de Paul Valry, o en El viejo y el mar, de Ernest
Hemingway) representa el combate entre lo efmero y pasajero (lo humano) y lo
permanente e infinito (la divinidad ocenica).

XVII. La Beaut. / La Belleza


Soy hermosa, oh, mortales! cual un sueo de piedra,
Y mi pecho, en el que cada uno se ha magullado a su vez,
Est hecho para inspirar al poeta un amor
Eterno y mudo as como la materia.
Tengo mi trono en el azar cual una esfinge incomprendida;
Uno un corazn de nieve a la blancura de los cisnes;
Aborrezco el movimiento que desplaza las lneas,
Y jams lloro y jams ro.
Los poetas, ante mis ampulosas actitudes,
Que parezco copiar de los ms altivos monumentos,
consumirn sus das en austeros estudios;
Porque tengo, para fascinar a esos dciles amantes,
Puros espejos que tornan todas las cosas ms bellas:
Mis ojos, mis grandes ojos, los de los fulgores eternos!

El culto que Baudelaire hace en este poema a lo bello, lo idolatra de tal manera
que lo convierte en un dios. La descripcin resulta un tanto curiosa, ya que le atribuye
propiedades de ngel y de demonio. La Belleza que habla en la segunda estrofa es
una divinidad celeste y soberana: luminosidad, dignidad, armona... Es origen de toda
belleza terrenal (cfr. Platn): sus ojos aux clarts ternelles (de fulgores eternos)
son de purs miroirs qui font toutes choses plus belles (espejos pursimos que
hacen ms bello el mundo).
El poema entero versa sobre este tema. Las cosas son bellas si reciben las
clarts ternelles. La belleza se revela al hombre bajo la forma de rve de pierre
(sueo de piedra), de estatua que conserva todo el misterio de su esencia. Los
poetas estn condenados a consumir leurs jours en daustres tudes (su
existencia en austeros estudios), pero no darn jams con ella. Habla de un amor
eterno que permanecer mudo por esa incapacidad humana. La visin total les es
negada. Tal negacin se representa con imgenes tipo de la feminidad demonaca:
monstruo devorador, sphinx, animal acutico (blancheur des cygnes) cisne,
esfinge. La mujer es descrita con mayor detenimiento en su dimensin sensual y
sexual, con un tinte de frialdad ante su amante doliente, que es el poeta. Es una
mujer fatal, caracterstica en los poemas de Baudelaire.
Identificacin Belleza-Mujer, a la vez anglica y demoniaca. Los poetas del XIX
buscaban una nueva esttica, siguiendo a Lord Byron, como los del XX siguieron el
surrealismo de Andr Breton (la belleza ser convulsiva o no ser, deca Breton).
A mediados del XIX, Gautier, Flaubert y Thodore de Banville se inclinan hacia un
modelo inspirado en la serenidad de las obras de la Antigedad. De aqu puede
venir que Baudelaire diga que la Belleza es una estatua (un sueo de piedra). Hay
tambin evidentes ecos de Poe, al que Baudelaire tradujo (Ligeia: Those eyes!
Those shinny, divine orbes!, la esfinge incomprendida procede de Las
aventuras de Arthur Gordon Pym).

XXXIV. Le chat. / El gato


Ven, hermoso gato, sobre mi pecho amoroso: retiene las garras de tus patas y djame sumergir
en tus hermosos ojos, en los que se mezclan el metal y el gata.
Cuando mis dedos acarician a su antojo, tu cabeza y tu lomo elstico, y mi mano se embriaga
con el placer de palpar tu cuerpo elctrico, veo a mi mujer en espritu; su mirada, como la tuya, amable
bestia, profunda y fra, como un dardo hiende y corta, y, de los pies a la cabeza, un aire sutil, un peligroso
perfume, flota alrededor de su cuerpo moreno.

El gato contiene los atributos de la feminidad fascinante y peligrosa. Tiene los


mismos ojos de metal: su mirada "profond et froid, coupe et fend comme un dard"
sus ojos hieren hondos y fros como un dardo-. Las patas esconden bajo el
terciopelo las uas afiladas, y acariciar la "espalda elstica" del gato trae al poeta
recuerdos erticos.
Agresividad y crueldad femeninas son los peligros de la sexualidad. Hay una
clara alusin al cuerpo de la mulata Jeanne Duval. La mujer que le daba placer y
tortura al mismo tiempo.
LI. Le chat / El gato (fragmento)
I
Dans ma cervelle se promne,
Ainsi qu'en son appartement,
Un beau chat, fort, doux et charmant.
Quand il miaule, on l'entend peine,

I
En mi pensamiento se pasea,
como en su apartamento un bello gato.
Encantador y fuerte.
Y dulce. Su maullido apenas se percibe,

Tant son timbre est tendre et discret;


Mais que sa voix s'apaise ou gronde,
Elle est toujours riche et profonde.
C'est l son charme et son secret.

tan tierno su timbre, tan discreto;


est apacible o grua,
su voz es siempre esplndida y profunda.
Es ese su encanto y su secreto.

Cette voix, qui perle et qui filtre


Dans mon fonds le plus tnbreux,
Me remplit comme un vers nombreux
Et me rjouit comme un philtre.

Esa voz perlada que se filtra


en mis concavidades tenebrosas,
como innmero verso me complace,
como droga que estimula la alegra.

Elle endort les plus cruels maux


Et contient toutes les extases;
Pour dire les plus longues phrases,
Elle n'a pas besoin de mots.

Adormece todas las crueldades,


el xtasis en ella se aposenta;
y para volverse inteligible
prescinde de palabras.

Non, il n'est pas d'archet qui morde


Sur mon coeur, parfait instrument,
Et fasse plus royalement
Chanter sa plus vibrante corde,

No. No s de otro cordfono,


instrumento perfecto,
que de mi corazn pueda realmente
tensar su ms vibrante cuerda,

Que ta voix, chat mystrieux,


Chat sraphique, chat trange,
En qui tout est, comme en un ange,
Aussi subtil qu'harmonieux!

que esa tu voz, oh misterioso gato,


gato serfico,
extrao,
tan sutil y armonioso como un ngel.

El gato de este poema es un ser fabuloso que vive nicamente en el cerebro del
poeta. Es a la vez el gato de Marie Daubrun, su amada, y Marie misma. Su voz tiene

el encanto de lo mgico, de un filtro... Adormece el dolor y procura el xtasis.


Baudelaire seala la esencia sobrenatural del chat sraphique, en quien todo es
angelical: comme un ange/ Aussi subtil quharmonieux. Ejerce una soberana
total y el poeta est dominado por l. Podra tratarse una vez ms del encantamiento
de la mujer, sobre el poeta. El matiz de magia o brujera se entiende en un universo
en el que el gato suele ser compaero de las hechiceras, etc.
Transcribimos a continuacin unas palabras de Thophile Gautier, admirado
maestro de Baudelaire (a este poeta le dedic Las flores del mal), donde queda
clara la fascinacin del poeta parisino por los gatos (el vulgo suele preferir a los
perros). Sabemos que el poeta parisino tuvo un gato que nunca hizo buenas migas
con Jeanne Duval:
Adoraba a los gatos, enamorados como el del perfume, y a quienes el olor a valeriana hunde en una
especie de epilepsia exttica. Amaba a estos encantadores animalitos, tranquilos, misteriosos y dulces, con
estremecimientos elctricos y cuya actitud favorita es la postura extendida de las esfinges, que parecen
haberles transmitido sus secretos; vagan con aterciopelado paso por la casa como los genios del lugar, genius
ioci, o vienen a apelotonarse bajo la mesa al lado del que escribe, haciendo compaa a su pensamiento y
contemplndole desde el fondo de sus pupilas pulverizadas de oro, con inteligente ternura y acuicidad de
mgica penetracin. Dirase que los gatos adivinan la idea que desciende del cerebro a la punta de la pluma y
que, estirando su zarpa, quisieran atraparla al paso. Se complacen en el silencio, el orden y la quietud y ningn
recinto les parece tan agradable como la habitacin del literato. Pacientemente esperan que haya concluido su
tarea y van hilando en tanto su rueca gutural y rtmica como una especie de acompaamiento en la labor. Con
frecuencia pulen con la lengua un trozo erizado o despeinado de su piel, porque son limpios, cuidadosos,
coquetones y no sufren ninguna irregularidad en su tocado; todo esto, lo hacen de una manera discreta y calmosa, como si tuvieran miedo de importunar o distraer. Sus caricias son tiernas, delicadas, silenciosas,
femeninas, y no tienen nada de la petulancia ruidosa y grosera que ponen en ella los perros, a los que, sin
embargo, dedica toda su simpata el vulgo. Baudelaire apreciaba, como es lgico, todos estos mritos, y, en
ms de una ocasin, dedic a los gatos bellas estrofas poticas Las Flores del Mal encierran tres, en las
que celebraba sus cualidades fsicas y morales. Otras veces los hace pasar a travs de sus composiciones como
accesorios tpicos. Abundan los gatos en los versos de Baudelaire como los perros en los cuadros de Pablo
Verons, llegando a constituir una rbrica especial. Es preciso advertir que estos hermosos animales, tan
prudentes durante el da, tienen un aspecto nocturno misterioso y de cbala que seduca mucho al poeta. El
gato, con sus ojos fosforescentes, que le sirven de linternas, y las resplandecientes chispas que saltan de su
lomo, se hunde sin miedo en las tinieblas donde encuentra los fantasmas errantes, las brujas, los alquimistas,
los nigromantes, los resucitados, los amantes, los pillos, los asesinos, las grises patrullas y todas las larvas
oscuras que slo se atreven y trabajan por la noche. El gato parece conocer la ltima crnica del sbado, y frota
con delicia su piel contra la coja pierna de Mefistfeles. Sus serenatas bajo el balcn de las gatas, sus amores
en los tejados, acompaados de gritos semejantes a los de un nio a quien decapitan, le comunican un aire
sensiblemente satnico, que, hasta cierto punto, justifica la repugnancia de los espritus diurnos y prcticos
para quienes no tienen atractivo los misterios del Erebo. Pero un doctor Fausto, en su estancia, atiborrado de
libracos y de instrumentos alquimistas, gustar siempre de tener un gato por compaero.
El mismo Baudelaire termina diciendo Gautier era un gato voluptuoso, zalamero, de maneras
aterciopeladas, de paso misterioso lleno de fuerza, de su fina ligereza, fijando sobre las cosas y las personas
una mirada de inquietante luz... (tomado de Csar Gonzlez Ruano, Baudelaire, Barcelona, Blacklist, 2008,
pp. 111-113).

LXV. Tristesses de la lune. / Tristezas de la luna


Esta noche, la luna suea con ms pereza;
Tal como una beldad, sobre numerosos cojines,
Que con mano distrada y leve acaricia
Antes de dormirse, el contorno de sus senos,
Sobre el dorso satinado de las muelles eminencias,
Desfalleciente, ella se entrega a largos espasmos,
Y pasea sus miradas sobre las imgenes blancas
Que trepan hasta el azur como floraciones.
Cuando, a veces, sobre este globo, en su languidez ociosa,
Ella deja escapar una lgrima furtiva,
Un poeta piadoso, enemigo del sueo,
En la cavidad de su mano coge esta lgrima plida,
Con reflejos irisados, como un fragmento de palo,
Y la coloca en su corazn lejos de las miradas del sol.

Asociacin de la mujer a la luna. La luna es una belleza indolente, que en la


intimidad de su habitculo se abandona a una ensoacin prolongada, perezosa,
sensual (erotismo: se toca los senos, alusin a la masturbacin). El poeta es el ser
piadoso que se mete a la divinidad en su corazn y rinde culto al astro nocturno. Con
esta donacin a la luna, el poeta revaloriza la muerte. No en vano describe a la
divinidad como mourante -moribunda. La muerte es ese sueo sensual, prolongado
hasta el infinito y que los rayos del sol (la luz masculina y burguesa) perturban.
LXXX. Le got du nant. / El gusto de la nada
Melanclico espritu, en otros tiempos enamorado de la lucha,
La Esperanza, cuya espuela acuciaba tu ardor,
No quiere ms montarte! Acustate sin pudor,
Viejo caballo cuyos cascos en cada obstculo chocan.
Resgnate, corazn mo; duerme tu sueo de bruto.
Espritu vencido, desperado! Para ti, viejo merodeador,
El amor no tiene ms gusto, no ms que la disputa,
Adis, pues, cantos del cobre y suspiros de la flauta!
Placeres, no tentis ms un corazn sombro y embustero!
La Primavera adorable ha perdido su perfume!
Y el Tiempo me engulle minuto tras minuto,
Como la nieve inmensa un cuerpo ya tieso;
Yo contemplo desde lo alto el globo en su redondez
Y no busco ms el abrigo de una choza.
Avalancha, quieres arrastrarme en tu cada?

La cada en el abismo, la vanidad en medio de la lucha contra el destino,


provocan el gusto por la nada: la atraccin del suicidio. La progresiva obsesin por el
paso del tiempo, quita todo valor al mundo. La tierra se convierte a los ojos del poeta
en un globo por su carcter redondo. Esta contemplacin de la tierra bajo una pura
dimensin geomtrica, busca la insistencia en el poder de un Tiempo que impide toda
posibilidad de refugio en el universo terrestre. La muerte no es slo una cada en el
abismo, sino la entrada en la nada, tras la lucha vivida en el transcurso de la
temporalidad. Ya no hay esperanza, el espritu est vencido, tambin la primavera. El
poeta va perdiendo su inspiracin y sus facultades. La enfermedad le va haciendo
mella. En 1861 llega a decir en carta a su madre: He sentido cmo me rozaba el ala
de la imbecilidad.

CIX. La destruction. / La destruccin


A mis costados, sin cesar, se agita el Demonio; flota alrededor mo como un aire impalpable; lo aspiro y
siento que abrasa mis pulmones y los llena de un deseo eterno y culpable.
A veces toma (conoce mi gran amor por el Arte) la forma de la ms seductora de las mujeres y, bajo
especioso pretexto de aburrimiento, acostumbra mis labios a filtros infames.
Me conduce as lejos de la mirada de Dios, jadeante y rendido de fatiga, en medio de las llanuras del
Hasto, profundas y desiertas, y lanza a mis ojos llenos de confusin vestidos manchados, heridas
abiertas y el parto sangriento de la Destruccin!

La voluptuosidad ofrece al hombre la posibilidad de huir de un habitculo de


fango, de llevarse el cielo de un golpe. Pero el paraso de la voluptuosidad es
artificial. Las tcnicas orgisticas conducen a una sacralidad de esencia malfica.
El aire que respira el poeta est cargado de destruccin impalpable, pero
sorprendentemente activa, que le mina internamente. La inmoralidad, segn el poeta,
se halla en la depravacin, en la tentacin de poseer el paraso en un instante, por
medio de la orga, en lugar de acudir al camino de la penitencia.
La forma ms seductora de la mujer debera ser camino hacia el cielo, hacia
Dios. Pero la lgica ladina del Demonio conduce hacia la materia lo que debera
pertenecer nicamente al espritu. La mujer conduce a su terreno lo que slo debera
ser para la Deidad. El amor no arranca al hombre del fango. No le lleva por encima de
su condicin. El poeta se siente lejos de la mirada de Dios; las voluptuosidades
erticas le dejan sin aliento y destrozado por el cansancio, en un lugar bajo y solitario:
las llanuras del Aburrimiento, profundas y desrticas. Slo halla peligro y confusin:
Des vtements souilles, des blessures ouvertes/ Et lappareil sanglant de la
Destruction!.
Universo simblico del caos, de la feminidad temible, de la sangre, del peligro
mortal, de lo oxidado... Caracteriza el tema de la temporalidad nefasta, moralizada
bajo la forma de la cada -fracaso- sexual (otra vez la impotencia del poeta). El poeta
se aleja de Dios en las llanuras del Hasto (des Plaines de lEnnui) y se acerca al
Demonio a travs del Arte, de la mujer y de los philtres infmes.
El Spleen o Hasto, la melancola, el aburrimiento por la vida burguesa es el
motor del satanismo de Baudelaire. Para luchar contra el Hasto, el poeta suscita el
sadismo latente en cada hombre, lo que l llama las flores del mal. Se ve que sufre
por su enfermedad sangrante, la sfilis, que le produce des blessures ouvertes.

CXXI. La mort des amants. / La muerte de los amantes


Tendremos lechos llenos de olores tenues,
Divanes profundos como tumbas,
Y extraas flores sobre vasares,
Abiertas para nosotros bajo cielos ms hermosos.
Aprovechando a porfa sus calores postreros,
Nuestros dos corazones sern dos grandes antorchas,
Que reflejarn sus dobles destellos
En nuestros dos espritus, estos espejos gemelos.
Una tarde hecha de rosa y de azul mstico,
Cambiaremos nosotros un destello nico,
Cual un largo sollozo preado de adioses;
Y ms tarde un ngel, entreabriendo las puertas,
Acudir para reanimar, fiel y jubiloso,
Los espejos empaados y las antorchas muertas.

La habitacin nupcial se identifica con el sepulcro, el divn con la tumba y el


acto generador con la muerte. Pero sta no es la aniquilacin definitiva. Hay como
una esperanza de mundo celeste en las flores extrasimas/ que un cielo ms
hermoso hizo brotar. Igualmente los odeurs lgres sugieren el paso de lo material
a lo espiritual. El fin de la vida fsica es preludio para alcanzar la espiritual. Pero las
tinieblas y la separacin no son definitivas. La noche, smbolo de la muerte, combina
el rosa de la vida sensible con el azul mstico. Hay un atisbo de esperanza en el
conjunto del poema. Al final del viaje, el nico amor aceptable es lo que un da era
decorado simblico: los perfumes, los colores, las sensaciones

LECTURA INTERPRETATIVA
De una manera sinttica, analizaremos algunos de los aspectos formales y
temticos ms destacados de la obra de Baudelaire, por los que consigue sintetizar y
superar los tpicos romnticos, marcando la proyeccin de las tendencias temticas
de la modernidad.
La poesa en Baudelaire se transforma en un modo de vida. Escribir se torna una
tica en la adecuacin a su existencia, por lo que permanece al margen del riesgo de
entrar en la corriente del arte por el arte. Tal y como hemos visto, Les fleurs du mal es
un verdadero itinerario existencial, por el que la poesa no es manifestacin de la
vivencia, sino el existir mismo.
La interpretacin temtica se podra estructurar en torno a cuatro ejes
fundamentales.
1. La mujer y el desdoblamiento del yo.
El poeta halla en la mujer una experiencia con la alteridad, en la que busca
respuesta a su personal condicin ontolgica. De la desilusin resultante nace una
concepcin dualista en la que la mujer es representada, de un lado como ser
degradante, abominable, esclava de instintos de posesin, vehculo de perdicin
para el poeta, frvola y peligrosa para la virilidad. El poeta rechaza su frivolidad ante el
paso del tiempo, la ignorancia que muestra ante la vida.
Igualmente es considerada como espejo de sensualidad. Le inspira el amor
carnal, permitindole una va de escape por la que vive constantemente ebrio, en el
desmedido afn de colmar las pasiones. Aunque sus apetencias le subyugan, en cierto
modo sera para el poeta el vitico en la existencia terrenal (sacramentalizacin de
la sexualidad).
La depuracin de la subjetividad romntica tiene lugar en el narcisismo
exacerbado de Baudelaire, quien, por la reflexin de la personal condicin, sufre de
total inadaptacin. En esta obra nos hallamos ante el esfuerzo por la conquista de un
equilibrio de contrarios, enraizados en la personal contradiccin, que le hacen
descubrir su dualismo, materializado en las fuerzas nocturnas y diurnas.
2. Dualidad de la vida.
La presencia de contrarios descubierta en el propio yo reaparece en la
consideracin del mundo. La vida es afrontada desde dos puntos de vista: el atractivo
-placer- y el revulsivo -desastre-. As, para Baudelaire no existe la posibilidad de huir
de tales sufrimientos, si no es por el aburrimiento o el tedio que le produce su propia
existencia, causa de la soledad del poeta.
3. El acto potico.
En la conciencia del mal, el poeta es capaz de convertirse en artista. Su misin
es recordar, decir y manifestar por doquier las presencias de lo malo en el mundo. Su
infecundidad hacia el exterior se mitiga con la fecundidad interior de la poesa. Sin
embargo, esto provoca una soledad total, por el rechazo del mundo, al que el poeta
responde con el aislamiento completo: surge entonces la idea de poeta maldito.
4. Transformacin del fango en oro.
En su afn de escapar al habitculo de fango en el que se halla el ser humano,
Baudelaire culmina una obra en la que los contrarios invierten los papeles en una
identificacin de los mismos: as, la flor se torna mal, la vctima es el verdugo, herida y
cuchillo se identifican, Dios y Satn cambian su misin... La lucha no culmina en el

equilibrio o la aceptacin del sufrimiento, sino en la anulacin de toda dimensin


metafsica, por la asimilacin entre el bien y el mal.
Algunos aspectos formales
Destacaremos slo ciertas innovaciones formales muy significativas, sin dejar de
tener en cuenta que, desde el punto de vista formal, esta obra recoge prcticamente
todos los recursos poticos hasta el momento utilizados en la literatura francesa.
Baudelaire no slo utiliza con gran maestra todas las formas de versificacin
clsica, hasta entonces rigurosamente respetadas -octoslabo, decaslabo y
alejandrino-, sino que pone las bases de lo que, a partir del fin de sicle, iniciar una
reflexin semitico-lingstica, detonadora de la libertad versificadora, primera
manifestacin de la voluntad de ruptura frente a las anteriores propuestas ideolgicas.
El lenguaje potico es, desde este momento, el lugar privilegiado para el desarrollo de
una idea visualizadora de la dimensin vitalista de lo potico: el artista es un poeta, y
el medio por excelencia de hacer arte es el lenguaje -el lenguaje potico-.
El smbolo
El smbolo emerge como el mbito de expresin con el que se rehye el
obstinado intento de exactitud y racionalidad tan propio de los novelistas realistas y
naturalistas contemporneos a Baudelaire -Zola, Balzac, Flaubert...-. La intuicin
potica persigue, ante todo, el establecimiento de una corriente de relaciones con lo
real fundadas, no en el escudriamiento cientfico o de lo exacto, sino ms bien en la
preocupacin por la fidelidad de la palabra encarnadora de una imagen justa: esa
fort de symboles con que Baudelaire califica el universo en el poema
Correspondances.
Lgica y razn ceden de este modo su lugar al universo del presentimiento o
bsqueda de un rastro -a travs de lo sensible-, en esa relacin mundo-poetalenguaje. De manera que la analoga, o principio de similitud, se convierte, a partir de
este momento, en uno de los recursos esenciales del lenguaje potico moderno
-entendiendo por inicio de la modernidad potica la aparicin de Las Flores del Mal-.
Rimbaud atribuye al poeta la labor de hallar una lengua orientada a la posesin de lo
desconocido (cfr. Lettre Paul Demeny, 15 mai 1871). La palabra clave, pronunciada
o no, es en este caso el trmino Comme (Como): en torno a ella se construye la
creacin de las sugerencias poticas, resultantes del contacto entre el artista y el
mundo.
Teora de las sinestesias
Baudelaire inaugura en su obra la teora de las sinestesias -asociaciones
simblicas creando correspondencias unificadoras de distintas realidades-, definida en
su poema Correspondances. Varios poemas contienen tales agrupaciones
significativas, por medio de metforas encadenadas como se puede ver en Los
Faros, mediante la asociacin de planetas, colores, vocales y notas musicales, en un
mismo universo comn: el arte.
La esttica del oxmoron
El oxmoron o paradoja -creacin de universos de significado utilizando
elementos contrarios- es un elemento tan recurrente en esta obra, que se llega a crear
una autntica esttica de lo contradictorio. El dualismo est tan presente a todos los
niveles, que parece imposible la definicin de una intuicin potica si no es mediante
la asimilacin de los contrarios. Se llega as a la creacin de un mundo idealista,
hecho de sensaciones, sentimientos, contradicciones, opuesto a la univocidad de lo
real.
Finalmente conviene resaltar cmo las agrupaciones voclicas, aliteraciones y
la musicalidad resultante, son cultivadas con tal maestra que Baudelaire consigue

crear sistemas voclicos regulares en poemas determinados e incluso en algunas de


las series.
Destacaremos ahora algunos de los temas fundamentales que nos permitirn
entender mejor el significado que traslucen sus versos.
Se adivina por una parte un subjetivismo desmesurado, influencia del idealismo
hegeliano contemporneo en aquel momento. Tras la libertad del espritu abierta en la
reforma protestante -as al menos era considerada-, el yo emerge como una identidad
que deja espacio a Dios, slo en la medida en que no contradice sus deseos. As, la
divinidad misma se identifica con el yo. En este replegarse hacia la propia
subjetividad reside el problema de una poesa o de un vivir orientado hacia la huida
del mundo real, en favor de fantsticos deseos imposibles.
Siguiendo esa lnea del refugio en un mundo creado por el propio espritu,
Baudelaire rechaza a priori toda moral o filosofa -personal y social-, alienadoras de la
condicin humana. Su rebelin llega a tales extremos que entiende el mal, el
satanismo, la negacin de los bienes o los presupuestos morales, como nico camino
de existencia, en el que el poeta, transmisor de una serie de realidades, debe
denunciar lo macabro, lo espantoso, lo perverso, sin miedo a enfrentarse y a vivir
situaciones que otros, pretendiendo una moralidad, han impedido que salieran a la luz.
Por eso el poeta decide apartarse, huir del mundo, de la religin, del orden
establecido, y adopta la postura del poeta maldito, de la soledad, del dandy que se
opone a toda regla, y opta por vivir en soledad. Alimenta con su vida, tal y como
hemos sealado al principio, un narcisismo negativo, sufriente de constante
inadaptacin, en el que la principal fuerza vital es la propia subjetividad. Por eso, y
siguiendo en la lnea idealista ya comentada, la significacin de las realidades, la
esencia del cosmos, es interpretada y se deriva en ltima instancia de las experiencias
ms inmediatas. En Baudelaire lo sensible no es camino para llegar a la esencia, sino
que se identifica con sta. La subjetividad es medida del mundo.
Se deriva de esta actitud un profundo pesimismo vital, el Spleen, definido en el
primer verso de la obra: es fruto del pecado, de la avaricia del horror. El hombre es, sin
remedio, un ser degenerado. El Ideal nunca se alcanzar, precisamente por esa
inevitable condicin depravada, de ah la profunda actitud jansenista que anima los
versos, por la imposibilidad de salvacin. Las diferentes vas escogidas como posibles
camino hacia la plenitud desembocan en un idntico final de fracaso. El nico
obstculo verdadero es el paso del tiempo. Una profunda desazn ante ese
existencialismo se apodera del poeta durante toda su vida, alimentada por la visin de
un Dios dspota, tirano, ignorante de los sufrimientos humanos.
Esta desesperanza produce el sentimiento de sumisin ante el mal. No hay
remedio posible para hacer frente a las tendencias depravadas de la persona, por lo
que cabe nicamente pactar con lo perverso, hacerse perverso. La desconfianza ante
Dios es completa y origina sentimientos de rebelda, blasfemia, presuncin y
desesperacin. Por otra parte, el hombre no puede escapar a esta situacin si no es
mediante el sueo y el viaje. Aferrarse a lo imposible es la nica manera de olvidar o
ignorar la condicin de infelicidad permanente. Por eso Baudelaire se refugia en la
madre, en el mito de la niez, de la inocencia perdida.
Resta finalmente una breve referencia a la visin de la mujer que se deduce de la
lectura de estos versos. En ellos, el hombre es considerado como un ser condenado al
poder de los apetitos sexuales, y la mujer es el objeto utilizado para satisfacerlos. El
resultado de una infelicidad cada vez mayor, la consideracin del amor desde un punto
de vista puramente animalizado, degradan la condicin del ser humano, por la
debilidad del hombre y por el desprecio hacia una mujer indiferente ante los instintos
masculinos. En Baudelaire es aceptado el placer sexual en cualquiera de sus formas:

homosexualidad y heterosexualidad poseen un valor idntico, y sus


manifestaciones terminan siendo, una vez ms, el camino de la afirmacin del yo.
La presente obra constituye, en sntesis, la descripcin de un itinerario vital en el
que estn ausentes toda consideracin de moralidad social y personal. El rechazo de
la ciudad y la vida comunitaria, fuentes de normativas enemigas de la libertad humana,
no es sino la consecuencia de una vida atormentada por la no aceptacin de la
personal condicin y de sus limitaciones -de enfermedad, familiares, etc.-. Los poemas
de Baudelaire reflejan una profunda amargura vital, encerrada en la personal soledad,
en el aislamiento, donde no toman partido ni Dios, ni el mundo, ni los dems, y donde
el nico lmite angustioso es la consideracin de la realidad temporal.

Palabras asociadas a Baudelaire: malditismo, dandismo, Satn, el Mal, lo blasfemo,


smbolo, sinestesia, paradoja, dualidad, muerte, mujer, destruccin, vino, opio, hachs,
parasos artificiales, alcohol, Las flores del mal, prostitucin, proxenetismo, bajos
fondos, sfilis, homosexualidad, placer, hedonismo, exotismo, sensualismo, sexo,
sensualidad, evasin, Pars, lo urbano, ciudad, modernidad, aislamiento, depresin,
spleen, gato, belleza, ritmo, musicalidad, Thophile Gautier, Poe, Delacroix, Wagner,
Hoffman, Thomas de Quincey, albatros, cabellera, veneno, sol, sueo, la nada

LOS PERSONAJES EN LAS FLORES DEL MAL


(Tomado de Javlangar)
Son muchos los seres a travs de los que Baudelaire muestra su concepcin del
mundo en Las Flores del Mal. Algunos de ellos son puros smbolos, en especial los
animales como el albatros o el cisne, que representan la soledad del artista; los
bhos, como metfora del estatismo propio del hombre sabio; o los gatos, smbolo de
la sensualidad femenina y del misterio. Otros son muestra del omnipresente spleen,
como el prncipe del poema homnimo, o del amor fatal y macabro, como el vampiro,
el asesino, el muerto...

Pero hay una grupo de seres que adquieren la categora de personajes en el


libro, la mayora de ellos en la seccin Cuadros parisienses, que se mueven por
esa ciudad hormigueante, ciudad llena de sueos, que sobreviven a su poca y a su
medio fsico y que vagan como fantasmas por un mundo que ya no es el suyo. Son
los ancianos y las viejecitas, la mendiga pelirroja, los ciegos... todos expulsados del
mundo de la ciudad tentacular, pero ms dignos a los ojos del flneur que observa y
recorre este nuevo infierno, humanizndolos y destacndolos de la multitud inhumana.
Una multitud que, para el filsofo Walter Benjamn, es casi un personaje ms de la
obra; aunque no se la nombre directamente, acta como fondo en todos estos
poemas, y obliga al paseante a enfocar a los marginados o a aquellos que se
destacan, como la transente XCIII.
Igualmente, en las ltimas secciones del libro (y en los poemas condenados)
encontraremos a otros personajes que buscan la evasin de este mundo terrible: a
travs del vino (los traperos, el asesino, el solitario, los amantes), del mal y la
rebelda (las lesbianas, Can, el devoto de Satn), o de la muerte (los amantes de
nuevo, los pobres y los artistas).
Por supuesto, las mujeres ocupan un lugar fundamental en la obra; no es
siquiera la musa del poeta, como es norma. Baudelaire tiene con ella dos posturas
opuestas. Hay una mujer abominable, que llama la mujer natural, es decir,
sometida a la naturaleza, esclava de sus instintos de posesin, de maternidad; la
mujer es semejante a un reloj que desgrana minutos y segundos, cuenta atrs que
recuerda constantemente el paso del tiempo y que, por aadidura, se permite ser
frvola. Otro modelo que ofrece de la mujer es la imagen como espejo de sensualidad,
la que inspira amor carnal y permite vivir siempre ebrio, fuera de uno mismo, en
medio de olores, sedas y vapores que subyugan como la droga; ofrecen un smil de
infinito, suficiente para el trnsito terrenal. Habr pues una doble postulacin, hacia la
pureza, el sacrificio y la luz por una parte, y hacia las tinieblas, el dolor, el pecado y el
egosmo, por otra.
Por ltimo, las figuras del flneur o del dandi son mscaras adoptadas por el
poeta para mostrar su postura ante el mundo (se debera aadir lo que se dice en Las
mscaras del poeta en Las Flores del Mal).

LAS MSCARAS DEL POETA EN LAS FLORES DEL


MAL
(Proc.: Javlangar)
En el vasto cuadro de sufrimientos humanos expuesto por Las Flores del Mal, se
destaca la figura del poetas. El Poeta es visto como un ser intermediario entre Dios y
los hombres. Incomprendido por estos ltimos, est abocado a buscar la libertad por
medio del sueo y la meditacin, pero esta bsqueda es, como se ve en el poema
Elevacin, puramente ilusoria y conducida al fracaso. El artista debe vivir en el
mundo infame de los hombres, castigo tanto ms injusto y cruel en cuanto que tiene
conciencia del estado deplorable del mundo real, y, por consiguiente, no puede
integrarse en l totalmente. Rechazado por los dos lados, el de la sociedad industrial
del siglo XIX y el de sus aspiraciones a la felicidad ms pura, Baudelaire est

condenado a errar en el vaco (los limbos, primitivo ttulo del poemario) entre la
realidad y la ficcin.
Pero este desgarro entre la realidad y el Ideal es vlido tambin para el lector y para la
humanidad entera. El hombre consciente de su cada y su incapacidad para cambiar
su triste condicin no puede sino abandonarse al spleen, a una renuncia total a la
participacin en la vida, a un sentimiento de despus de m, el diluvio, e incluso a un
cierto pasotismo.
La condicin del poeta, vctima de su propio estado de artista del que no puede huir,
es la imagen misma del spleen, nica alternativa que puede conocer el hombre que ha
pecado de humanidad.
Esta condicin es representada en Las Flores del Mal por medio de diferentes
mscaras: la del marginado, la del maldito, la del dandi, la del flneur (paseante).
Desde el primer poema (sin contar Al lector), el titulado Bendicin, el poeta adopta
la mscara del maldito, del repudiado incluso por su madre, imagen que se repetir a
lo largo del poemario conectando con la rebelda y el satanismo que culmina en las
Letanas de Satn Marginado y despreciado por la sociedad burguesa se muestra a
travs de poemas como El albatros o El cisne, aves que pueden representar el
ideal o la belleza, pero que, fuera de su medio, son incapaces de vivir y moverse. El
poeta, habiendo sido rechazado, rechaza a su vez abiertamente la sociedad y se
inclina hacia el mal. Pero su satanismo, su aparente lujuria, su gusto macabro no son
ms que las transposiciones de su fe, de su amor por la pureza, de su amor por la
vida.
Otra figura que adopta Baudelaire es la del dandi; su actitud de dandi, que es deseo
de extinguirse, de alcanzar en el aspecto ms exterior y superficial aquella perfeccin
que le obsesiona, es el ltimo lance heroico en las sociedades decadentes, actitud
asctica, ejercicio espiritual que edifica una barrera entre el mundo inaceptable y el
poeta, con el riesgo de la apata (vase Spleen LXXVII), en el desinters, todo ello
imagen de la angustia vital, parlisis y prdida de las facultades humanas de quien
est sumergido en un mundo desproporcionado en el que todos los valores
espirituales han sufrido la inflacin, el trueque, la deformacin y la especulacin que le
veda la pureza, la espiritualidad y la grandeza.
Una de las novedades que aporta Las Flores del Mal es la representacin del mundo
moderno, del mundo de la ciudad. En esa hormigueante ciudad, convertida en una
especie de crculo infernal, el poeta, que rechaza ese mundo, aparece en varios
poemas de la seccin Cuadros parisienses como un flneur, un paseante sin rumbo
que espa a la multitud para convertirse en un pintor de la vida moderna, para
analizar lo catico de la gran ciudad con vistas a encontrarle sentido. Es un
observador perspicaz que centra su atencin en un individuo extrado de la masa,
como las ancianas de Las viejecitas. El flneur transcribe con un lenguaje potico y
prosaico el dolor, que alcanza su grado mximo en la metrpolis. Busca los suburbios,
los lugares donde las distinciones sociales dejan de ser claras (galeras comerciales,
parques, terrazas de cafs...), mirando a los personajes que emanan de la multitud.
Este constante descentramiento ir transformando al artista que deambula en luntico,
marginado o delincuente, en mero superviviente en una sociedad que acaba no
tolerndolo o incluso rechazndolo con violencia. Aunque puede ser un dandi, su
destino le condena irremediablemente a la vida bohemia, porque la sociedad castiga la
ociosidad con la miseria.

TIEMPO, DESTRUCCIN Y OLVIDO EN LAS FLORES


DEL MAL
(Proc.: Javlangar)
El Tiempo es el Enemigo. Baudelaire, a travs de los poemas El enemigo y El
reloj, insiste en esta idea, tomndola del imaginario clsico (tempus fugit), pero
enmarcndola en el mundo moderno y personificndola. Es un tiempo que pasa por
nosotros y nos destruye; el ser humano es consciente de esa destruccin, de que no
puede enfrentarse a ella, y se precipita en el spleen; la nica solucin que encuentra
son el amor (carnal) o los parasos artificiales (vase la seccin El vino), porque
son los nicos capaces de llevarnos al benfico olvido.
El poema El Enemigo se inicia con una aseveracin directa: ha transcurrido
el tiempo y hoy la juventud es slo un recuerdo, pero un recuerdo que se ha hecho
carne en el sujeto lrico. Al efectuar un balance de la existencia, define su juventud
mediante una metfora: "Mi juventud no fue sino una tenebrosa tormenta". Las
situaciones vividas le permiten concluir, en medio de la madurez presente, que no todo
fue tan tormentoso, sino que a veces hubo soles centelleantes, pero stos nicamente
sirvieron para resaltar an ms la crudeza de las situaciones adversas.
El movimiento potico se ofrece entre sutiles contrarios: los soles
centelleantes que aparecan "aqu y all" interrumpan momentneamente la
oscuridad de la tormenta; pero los mensajeros de esta misma tormenta, las lluvias y
los rayos, causaron tanto dao que hicieron olvidar el calor y la luz de los fugaces
soles, y se llevaron consigo los frutos del jardn. Las lluvias y los rayos son elementos
simblicos que se refieren a una nueva faceta de la destruccin y que nos conducen
a la contemplacin de lo que ha quedado: los pocos frutos bermejos del jardn. Este
nuevo elemento, el jardn, tambin aparece como smbolo de la juventud. La
juventud se recrea como un jardn cultivado con esmero, pero al observar los frutos
bermejos alcanzados slo puede comprobarse que son pocos.
El sujeto lrico agrega que ha llegado a una determinada madurez intelectual y
juzga que ste es el momento de reconsiderar lo realizado hasta el presente. Las
palas y los rastrillos sern los instrumentos, y la tarea de reagrupacin comenzar.
ste es el verdadero sentido de la existencia romntica: nunca rendirse ante el
fracaso, continuar en la lucha y volver a empezar tantas veces como sea necesario.
Las tierras inundadas, donde las aguas cavan sus pozos como tumbas, constituyen el
territorio donde actuar el personaje romntico. El sujeto lrico conoce perfectamente
la desolacin y aridez de su microcosmos pero no se arredra; aun as quiere iniciar la
dura accin.
Encontramos una serie trminos que aluden a la desolacin romntica ante la
muerte: el otoo de la existencia, cuando el hombre slo espera y teme; las tierras
inundadas como smbolo inhspito y muy amargo; el agua que bien puede dar la
vida como quitarla; las tumbas, que son desolacin nostlgica y abandono total. En
fin, el conjunto integrado por estos conceptos constituye el recuerdo de una existencia
ya transcurrida.

En el primer terceto del soneto aparece un trmino fundamental y definitorio


en el desarrollo conceptual y que ahora se reviste de un carcter dubitativo. El sujeto
lrico ha soado con flores nuevas que adornen y alegren la desolacin de su jardn,
pero lo que desconoce es si esas flores podrn triunfar en el inhspito sitio al que todo
ha quedado reducido. Ha soado con un mundo mejor, pero tiene miedo por el
inmenso abismo que existe entre la realidad y la actividad onrica. Slo flores
vigorosas podrn ocupar el lugar vaco, pero contarn con el alimento necesario para
lograr ese vigor? Slo el tiempo podr sealar el alcance de estos sucesos, y mientras
esto ocurre lo nico que puede apoyar al poeta romntico es la esperanza que se
sustenta tan slo en un sueo.
Define al segundo terceto el carcter admirativo. Se inicia con dos vocativos
repetidos en sucesin temtica: "Oh, dolor! Oh, dolor!" Es sta una profunda reflexin
sobre el dolor de los otros y fundamentalmente sobre el dolor propio. Surge como un
grito en medio del poema al que sigue la meditacin: "El Tiempo devora la vida". Ese
"Tiempo" escrito con mayscula inicial y personificado en su rasgo trascendente de
devorador de instantes, es el que aparece vigoroso y cruel. Las dimensiones
temporales pasado, presente y futuro parecen sealar que el presente no existe,
sino que se va consumiendo minuto a minuto. El tiempo es una realidad escurridiza
inventada por el hombre para medir los momentos de su desazn.
En el penltimo verso aparece por fin la imagen de "el oscuro Enemigo". El
papel que ste cumple se parece al que el sujeto lrico adjudicaba al Tiempo. El
oscuro Enemigo roe el corazn. Es necesario comparar la fuerza expresiva del verbo
roer, que en el contexto del soneto viene a sustituir a la expresin comer, atribuida al
Tiempo. Los verbos "devora", "roe" y los dos sujetos que cumplen estas funciones
resultan identificados por la respectiva personificacin: el Tiempo y el Enemigo. Este
ltimo, a manera de un horrible animal, crece y se fortifica con la sangre que nosotros
perdemos. (Tomado de Luis Quintana Tejera, El soneto en Baudelaire, en
http://www.ucm.es/info/especulo/numero16/baudel.html)
Ideas semejantes encontramos en El reloj, ltimo poema, no sin razn, de
Spleen e Ideal; en l, el reloj es un siniestro dios que nos va hiriendo con cada
segundo que pasa, con un Tiempo que nos chupa la vida, pues siempre nos lleva a la
muerte; nicamente, el reloj nos va avisando y nos incita a aprovechar lo que
podamos de cada segundo, incitndonos a ser conscientes (Remember! Esto
memor!), que nos conduce a un fnebre y nada epicreo collige, virgo, rosas.
Trabajando con la tradicin, Baudelaire la actualiza a travs de una serie de
metforas diferentes: el tiempo como insecto (animal devorador, como en El
enemigo), la voz metlica (las campanadas) o la personificacin del tiempo como
un jugador que siempre vence.
Otra forma del tiempo que aparece en Las flores del mal es la de la
instantaneidad, es decir, la captacin del instante en la vida moderna de la gran
ciudad; es el tema que encontramos en A una transente, de Cuadros parisinos.
Hay que recordar que Baudelaire vive en una poca en la que causa sensacin la
fotografa como el arte de lo instantneo. De alguna manera, el poema es la reflexin
sobre un momento de instantaneidad, pero el poeta trasciende ese momento a travs
de la imaginacin, pasando del instante a la eternidad de las posibilidades. El poeta
urbano ya no puede aspirar a captar la eternidad de los sentimientos, sino slo lo
efmero (y el arte moderno tender a ello). En el poema A una transente

encontramos como tema fundamental el tiempo y su fugacidad. Baudelaire localiza


su poema en una ciudad reflejo de la sociedad moderna. En esta ciudad moderna el
tiempo es un bien escaso y la gente vive tan preocupada por l que llega a olvidar
otros aspectos importantes de su vida. De este modo, la sociedad industrializada
sustituye al modelo de individuo anterior por un modelo maquinizado. En esta ciudad,
supuesto punto de interaccin humana se evita el contacto y aunque no fuese as
este se vera reducido a un instante.
En medio del caos de la ciudad encontramos a una mujer que capta por
completo la atencin del poeta. Se da una descripcin de ella como una mujer bella de
la cual el poeta queda enamorado al momento. En este aspecto encontramos la
importancia de lo instantneo en medio del caos. El enamoramiento ocurre en un
breve momento como dice en el poema: Un relmpago. Pero este amor se ve
reducido al intercambio de miradas con la transente, ya que una vez que esta pase
no volver a verla. Este amor efmero del poeta produce su frustracin, ya que se ve
incapaz de conseguir prolongar este sentimiento. La preocupacin por lo efmero de
esta relacin la podemos relacionar con la aparicin de la fotografa que es capaz de
captar un momento y hacerlo duradero. El hombre sometido al Tiempo est
condenado a la destruccin, que lo rodea y flota junto a l, adoptando la forma
femenina, de una mujer carnal que lo condena al paso del tiempo y lo arrastra al
hasto, ese spleen omnipresente, que le hace perder toda esperanza, deshacindolo,
extenundolo y causndole la prdida del gusto por el placer, que es lo nico que le
puede provocar el olvido. La destruccin llega con el tiempo devorador, como un alud
de nieve, que nos aplasta por acumulacin (de los segundos, minutos, horas...) y nos
arrastra en su cada (metfora por condena).
Lo nico que puede hacer ms llevadera una vida en que el tiempo nos lleva a
la destruccin es el olvido, sea a travs de los parasos artificiales (drogas y
alcohol), sea a travs del amor, instrumento fundamental en los poemas El Leteo y
Franciscae meae Laudes (Alabanzas a mi querida Franoise). En ellos, slo el
amor (carnal en el primero y espiritual el segundo) puede redimir al hombre, arrojando
el olvido benefactor sobre el mal y el pecado. La aproximacin esttica en estos
poemas atestigua la riqueza del olvido, capaz de suavizar los sufrimientos y traer, por
el xtasis amoroso o potico, la paz al cuerpo o al alma. En Spleen encontraremos
una figura de dandi, que marca distancias con su actitud asctica que lo reduce a la
soledad absoluta y la apata, otra forma de olvido (de uno mismo), pues por las
venas de este personaje corre en lugar de sangre, el agua verde del Leteo.

EL AMOR Y LA MUERTE EN LAS FLORES DEL MAL


(Proc.: Javlangar)
EL AMOR
El amor y la visin de la mujer constituyen un tema privilegiado de la obra y la
reflexin baudelairiana. En Las Flores del Mal, los poemas que hablan de amor o que
son inspirados por el amor representan la mayor parte de
S p l e e n e I d e a l ; e s t e sentimiento es objeto de variaciones muy
complejas en el espritu del poeta, y ste ha conocido varias relaciones, a las cuales se
puede hacer corresponder varios ciclos. Podemos distinguir, por ejemplo, el ciclo del amor
sensual, del que Jeanne Duval es la inspiradora. Contrastando con esta visin de la belleza
femenina, del placer de los sentidos y del pecado y del mal que a l estn ligados,

encontramos un segundo ciclo que canta el amor espiritual, casi platnico: la


mujer, ngel, musa, madona o d o l o , s e c o n v i e r t e e n u n a
s u p e r s t i c i n ( s o n l o s p o e m a s r e f e r i d o s a M a d a m e Sabatier o la actriz
Marie Daubrun). P e r o e l a m o r b a u d e l a i r i a n o e s m u c h o m s r i c o y
m a t i z a d o c o m o p a r a s e r condensado entre estos dos extremos; el
g o c e e s p i r i t u a l y s e n s u a l d e l e s t e t a q u e contempla la belleza, la evasin a un
mundo de pureza y dulzura de un alma nostlgica, la perversin analizada por la
conciencia del moralista desesperado que relaciona la voluptuosidad con el Mal,
la irresistible postulacin del hombre hacia Satn son otras tantas facetas que
encontramos en los poemas de Baudelaire que tratan el sentimiento amoroso. E n
todos los casos, el amor es presentado tanto como un placer como un
m a l ; incluso el sentimiento romntico ms puro contiene una parte de Mal en l.
A menos que se trate del Mal en s mismo... E s t a m b i n p a r a e l p o e t a u n a
m a n e r a c o m o o t r a d e b u r l a r s e d e l a s o c i e d a d burguesa moralizante, un
medio de rebelin que se refleja en la condicin social de sus a m a d a s : l a a c t r i z , l a
m a n t e n i d a , l a m u l a t a e s t n t o d a s m s o m e n o s a l m a r g e n d e l a sociedad.
En Spleen e Ideal, los poemas consagrados al amor dejan adivinar tres figuras
de mujeres musas: Jeanne Duval, Marie Daubrun y Apollonie Sabatier. Sin embargo, en ningn
momento estos nombres son mencionados. As, e n l u g a r d e h a b l a r a p r o p s i t o d e
e s t a s m u s a s , e s p r e f e r i b l e c o n s i d e r a r q u e l a s inspiradoras de Baudelaire
originan tres modos de representacin distintos de la mujer, de sus poderes y de sus virtudes.
El tratamiento del tema del amor (y por tanto de la figura de la mujer) no se puede disociar en
un primer momento de la evocacin del cuerpo y del placer sensual que inspiran.
Es la mujer de cuerpo divino, que promete la felicidad (La mscara, XX), cuyas
cualidades se nombran en Perfume extico (XXII). El poema La cabellera
(XXIII), verdadero himno a la sensualidad femenina, da la medida completa de
esta pasin voluptuosa. El amor carnal es concebido como una experiencia de
fusin y de transgresin. Otro modo de figuracin viene a modificar sensiblemente
tal visin de la pasin amorosa. Lo encontramos entre el poema XLI (Toda entera) y el
poema XLVIII (El frasco). En este caso se pone el acento sobre las virtudes platnicas de un
amor etreo; la mujer aparece revestida de emblemas de la pureza y la nobleza como en La
antorcha viva. Finalmente, el amor es pintado bajo los trazos de una mujer a la
vez cmplice y distante, disponible y recalcitrante. Los poemas que evocan este amor
ambiguo forman un conjunto que va desde El veneno a A una madona. En La invitacin al
viaje, p o r e j e m p l o , l a m u j e r s e p r e s e n t a a l a v e z c o m o u n a f u e n t e d e
i n q u i e t u d . D e e l l o resultan un malestar, luego una angustia, que amenaza el equilibrio del
corazn y de los sentidos. (
LA MUERTE
Aparece poco (por ejemplo, en Una carroa), pero est presente en
t o d o e l poemario a travs de las imgenes abisales y del paso del tiempo (El
enemigo, El r e l o j ) . P e r o l a l t i m a d e l a s s e c c i o n e s d e l l i b r o s e t i t u l a
L a m u e r t e ; i n c l u y e l o s poemas: La muerte de los amantes, La muerte de
los pobres, La muerte de los artistas, El fin de la jornada, El sueo de un
curioso y El viaje. La muerte se m u e s t r a c o m o l a l t i m a s a l v a c i n
f r e n t e a l s u f r i m i e n t o , c o m o u n p a s o a u n m u n d o mejor. Es otra crtica a la
sociedad, a un mundo injusto y miserable. Los dos temas aparecen conjuntamente en el ttulo de
La muerte de los amantes. Situado en la seccin La muerte, este soneto es el
poema de la promesa absoluta: p r o m e s a d e u n a m o r i n f i n i t o e n l a m u e r t e .
Las experiencias amorosas que han sido evocadas a lo largo del
p o e m a r i o s o n m a g n i f i c a d a s y t r a n s f i g u r a d a s p o r l a m u e r t e . Parece que

Baudelaire se inspira en la tradicin amorosa heredada de Petrarca y Dante, poetas italianos


para los cuales la muerte abre las puertas a un amor que es felicidad i n f i n i t a ,
eterna. De este modo el poema insiste en los motivos de la unin de
l o s amantes en una visin casi proftica de utopa amorosa. La espiritualizacin del amor
es el producto de un esfuerzo de idealizacin por medio del cual los aspectos
inconclusos y dolorosos de la realidad son redimidos. Mito, sin duda, o compensacin
imaginaria, que transmiten leyendas como la de Tristn e Isolda y que responde a
las esperanzas profundas de los hombres. Baudelaire, en este p o e m a , p a r e c e
apostar por la inmortalidad, pero el amor evocado no pierde
s u naturaleza terrestre y carnal. El poeta, en efecto, celebra tambin una pasin de la fusin
amorosa. Sin embargo, esta fusin traduce la unin de las almas y transfigura el
amor para elevarlo a la categora de una experiencia del infinito y de la eternidad. El poema se
opone al amor como degradacin de, por ejemplo, Las metamorfosis d e l v a m p i r o , o d e
la muerte como simple descomposicin fisiolgica de Una
carroa. Aqu la muerte es idealizada, con un toque de ascesis ertica
neoplatnica, con una casi promesa de resurreccin. Los colores de la muerte
son el azul y el rosa y no los sombros; las sombras son despejadas pronto por la luz

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