9 Principios de Kant
9 Principios de Kant
9 Principios de Kant
1'
* Un pasaje de las gacetillas del ejemplar doce del
f
GotAIHJels,n Gel. Zeltung (Gaceta acadmica de Gotha)
de este ao, sin duda- toma dos de m1 conversac1on
, con
u~ d~~ co~paiiero de viaje, me obligan a publicar cata
ac arac1on. 11n la que aqul no tendra ningn scntido-
compren11ble.
.. 39
suJ ctos singulares, se pre-
como eso que, en los da
!_.,....,. 'ar a nuestra rrura , con-
scnta confuso e Jn~U.A d
siderado en el conjqnto de la es~c pue e ser
conocido como un desarrollo . c?nt1nuo, au.!'1quc
lento, de s..19 disposicio~~ onginalcs. As1, los
matri1J1onios, y los naanucntos Y. muertes que
les stsucn, parecen, ya Ql!C la I1~rc volun~
humana ejerce tan grande 1nfluenaa en los pn-
meros~ no est,r sometid~-~ a regla alguna que
pudiera permitimos determinar con anticipa-
cin su nmero y, sin embargo, las tablas esta-
dsticas anuales de los grandes pases nos mues-
tran que transcurren con arreglo a leyes natu-
rales constantes, no menos que los cambio~ at-
mosfricos que, siendo imprevisibles singular-
mente, en su conJunto consiguen mantener en un
curso homogneo y constante el crccimincto de
las plantas, el curso de las aguas y otros fen-
menos ~~les. No se imaginan los hombres
en particular ni tampoco los mismos pueblos
que, al perseguir cada cual su propsito, seg~
su talante , y a menudo en mutua oposicin si-
guen insensiblemente, como hilo conductor' la
i~te?cin de .1:1 Naturaleza, que ellos igno~n,
n1 como ~art1opan e~ una empresa que, de ser-
les conoada, no les importara gran cosa.
Pues los ho~hrcs no se mueven como ani-
n_iales, po~ p~ro instinto, ni tampoc~, como ~-
aonales audadanos del mundo con a_rrcglo a
,c.. ,
un plan acordado, parece que no es posible cons-
truir una historia humana con arreglo a plan
{como es posible, por ejemplo, en el caso. de
las abejas y de los castores). No es posible
evitar cierta desgana cuando se contempla su
ajetreo sobre la gran escena del mundoi Y, a
pesar _de la espordica aparicin que la . pru-
dencia hace a veces, a la postre se nos figura
que el tapiz humano se entreteje con hilos de lo-
cura, de vanidad i~fantil y, a menudo, de
maldad y afn _destructivo tambi~n infantiles;
y, a fin' de cuentas, no sabe uno qu concepto
formarse de nu_estra especie, que tan alta idea
tiene de _s misma. No hay .otra salida para
el filsofo, ya que no puede suponer la existen--
cia de ning:n _,wopsito. racional propio en los
hombres y en todo su juego, que tratar de des-
fubrir en este .curso contradictorio de las co-
sas humanas algu11a intencin de la N aturale-
:za; para que, valindosede ella, le sea posible
trazar una historia de criaturas semejantes, que
proceden sin ningn plan propio, conforme, sin
embargo, a un determinado plan de la Natu-
raleza. Vamos a ver si conseguimos encon-
trar unos cuantos hilos conductores para una .,.
tal historia; y dejaremos al cuidado de la Na-
turaleza que nos traiga al hombre que la quiera
concebir atenindose a ellos, que as produjo
un Keplero que someti de manera inesperada
Jos movaientos excnt~cos dbe. ,1os plaNnetas 1 ~
Jeyes determinadas; y as1, tam ten, un Cwton
que explic estas leyes por una causa natura}
general.
PRIMER PRINCIPIO
SEGUNDO PRINCIPIO
/
1
~ s,. J } ) (' i
Y ,J
r, ,~ . r: r: \-.
1
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- ~ t. ,, -r ~ r , ,. , j . ,, \ 1 r ',
TERCER PRINCIPIO '
La N aturale2a ha querido que el hombre z
gre completamente de s mismo todo aquelz~
que sobrepasa el ordenamiento mecnico de
existencia animal, y que no participe de nin-
s:
guna otra felicidad o perfeccin que la qu~
: l mismo,
. ,
libre del instinto, se procure por la
propia razon.
' Porque la Naturaleza nada hace en balde
. : y no es p~diga en el empleo de los medios
. para sus fines. El---he---eho--Cie .-haber___dotad<;> __
al
- hombre de razn y, as, de la . libertad de la
J
Cl.'ARTO PRISCIPIO
47
re a su destino como seres de razn. Gracias
' ~can dadas, pues, a la Naturaleza por la incom-
patibilidad, por la vanidad maliciosamente por-
-:). fiadora, por el afn insaciable de poseer o de
' mandar! Sin ellos, todas las excelentes disposi-
- , . ciones naturales del hombre dormiran eterna-
_' ;: , mente raquticas. El hombre quiere concordia.
......
pero la Naturaleza sabe mejor lo que le convie:
~- : ne a la especie y quiere discordia. Quiere el
,\ thombre vivir cmoda y plcidamente pero la
Naturaleza prefiere que salga del abandono y de
- la quieta satisfaccin, que se entregue al trabajo
y al penoso esfuerzo para, por fin, encontrar
los medios que le libren sagazmente de esta
situacin. Los impulsos naturales, las fuentes
de la insociabilidad y de la resistencia absolu-
ta, de donde nace tanto dao, pero que, al mis-
mo tiempo, conducen a nuevas tensiones de las
fuerzas y, as, a nuevos desarrollos de las dispo-
siciones naturales, delatan tambin el ordena-
miento de un sabio creador y no la mano chapu-
cera o la envidia corrosiva de un espritu ma-
ligno.
QUINTO PRINCIPIO
49
do; como ocurre con los rboles del bosque que
al tratar de quitarse unos a otros aire y sol ~
fuerzan a buscarlos por encima de s mis~os
y de este modo crecen erguidos; mientras que
aquellos otros que se dan en libertad y aisla-
miento, extienden sus ramas caprichosamente
y sus troncos enanos se encorvan y retuercen.
Toda la cultura y todo el arte, ornatos del hom-
bre, y el ms bello orden social, son frutos de
la insociabilidad que, ella misma, se ve en ne-
cesidad de someterse a disciplina y, de esta suer~
, , te, de d~s~llar por comple!9, mediaJ!!~_p
. '. --
~_:rte forzado,_, los gr~~~s_.de l~alez.a. -
---------------- -- --- -----
SEXTO PRINCIPIO
SJ
r
54
fa pc~a, y que seguirn siendo stos Jo que fue-
. .6 y no se puede predecir
ron ~1empre, l ,
por tant
o,
si J;i d1sens1 ~, tan connatura a nuestra espe-
cie, no acab,1ra J?~ _Prepararnos, ~ pesar de nues-
tro est:ido tan c1vil1zado, un tal infierno de ma-
Jc~ que en l se aniquilen por una brbara
devastacin ese estado y todos los progresos
culturales realizados hasta el da ( destino al
que no se puede hacer frente bajo el gobierno
del cie o az~.! .i__que no otra cosa es, de hecho,
-l iQ!:rtad ~,sin .ley) a no ser que se le enhebre
lS
~ .,
SS
de hallarse siempre preparados b
el completo desarrollo progresivsoe do sltaculi~
posiciones natura1es, pero los males qe as d1s-
.
de todo e 11 o, o bl1gan ue surgen
tambin a nuest .
. . ra especie
a buscar en esa res1stenc1a de los divers E
.
d os coexistentes, os sta-
. saludable en s y que
surge
de su libertad, ~-\lila. _J~y ____<i~_____equilibrio y un
_P~.e~--~~i_fi_~~~?.___9~~--~~- preste fuerza; a imro-
- ~c1r.JJ?Qr_.tnto,. un__estaclo ..ovit_ffi!\nd1af; cgs-
7- mop()l_i~~- ci~_pi,blica -~e_g~tj~d_ estatal, _que_no
__gir.ece _de _ peli.gros, para que Ias fuerzas de la
,hU!Jlanidad no SC __duerm(!fi.J_p~rQ .fa.mi?o-cocie un
principio de igualdad---de sus-- r e c - n e s
._ 11_ y reacciones, para que., no .se.,__destro.c.en_
~
mutua-
- - --- - -
:' / mente, Antes que se de este ultimo paso ( el de
, ' la constitucin de una liga de Estados), es de-
cir, casi a la mitad de su formacin, la natura-
leza humana padece los peores males bajo la
apariencia engaosa <k : - o biene~tar; y no
estaba equivocado~ .-:. 1 preferir el esta-
do de los salvajes si se olvida la ltima etapa
que nuestra especie tiene todava que remon-
tar. El arte y la ciencia nos han hecho cultos en
alto grado. Somos civilizados hasta el exceso,
i en toda clase de maneras y decoros sociales. Pe-
56
en cuestiones matrimoniales y de deccn .
I llama . vili.. aa ex-
terior, es o que~ a zacin. En tanto ..J_
que los Estados SJgan 83:Stando todas sus encr- \ :
gas en sus._vanas :r
Violentas ansias expan-
sivas constnnendo sm cesar el lento esfuerz
de 1; for~cin interior _d; la manera de pcn~
sar de sus cJUdadanos, pnvandoles de todo apo-
yo en este sentido, nada ~ay que esperar en lo
mora!; p~rque es neces-a;;na ~a larga~prepara-
cin 1ntenor de cada comurudad para la edu-
cacin de sus ciudadanos; pero todo lo bueno
que no est empapado de un sentir moralmente\J-
bueno no es ms que pura hojarasca y lente-
juela miserable. En esta situacin pe~anecer,
sin duda, el gnero humano, hasta que, de la
manera que he dicho, salga de este catico ato-
lladero de la:s,.: actuales relaciones estatales.
PRINCIPIO OCTAVO
57
su introduccin, su idea, aunque de muy lejos,
puede ser propulsora, es decir, lo menos fanta-
siosa posible. Lo que importa ahora es si la ex-
periencia nos descubre algo de semejante curso
del propsito de la Naturaleza. Digo que muy
poco; porque esJa rbita parece exigir tan largo
tiempo antes de cerrarse que, basndonos en la
pequea parte recorrida hasta ahora por la hu-
manidad en esa direccin, nos es tan difcil de-
terminar la forma de la trayectoria y la rela-
cin de la parte con el todo, como si intentra-
mos trazar el curso que el sol lleva con todo
su ejrcito de satlites dentro del gran slli.te-
ma de estrellas fijas basndonos en las obser-
vaciones celestes que poseemos hasta el da;
aunque, en razn de la constitucin sistemtica
de la estructura del universo y tambin de lo
poco que se tiene observado, podemos concluir
con seguridad suficiente la realidad de seme-
jante rbita. Por otra parte, la naturaleza hu-
mana lleva consigo: no serle indiferente ni la
poca ms J.ejana de la humanidad futura si
puede tener la seguridad de que llegar. Indi-
ferencia que en nuestro caso _es menos probable
pues parece que, tomando por nuestra parte
disposiciones racionales, podramos apresurar la
11egada de esa poca tan dichosa para la poste-
ridad. Y, por esta circunstancia, las seales ms
dbiles de su aproximacin nos son de la ma-
yor importancia. En la actualidad los Estados
se hallan entre s en una tan delicada relacin
que ninguno puede perder su cultura interio:
sin padecer en seguida en poder e influencia so-
bre los dems; por lo tanto, las ambiciones de
gloria de los Estados se bastan para asegurar,
si no el progreso, por lo menos el mantenimien-
to de este fin de la Naturaleza. Adems: la li-
bertad ciudadana no puede ser ya afectada en
mayor grado sin que, inmediatamente, repercu-
ta en d esventaja de todos los oficios, especial-
mente del comercio, y con eso, en disminucin
de las fuerzas exteriores del Estado. Pero esta
libertad va aumentando poco a poco. Si se le
impide al ciudadano que busque su bienestar
en la forma, ,ompatible con la libertad de los
dems, que bien le parezca, se amortigua la
vivacidad de todo el trfico y, con ello, tambin
las fuerzas del todo. Por esta razn van dero-
gndose las limitaciones al hacer y omitir per~
sona1es, y se concede la plena libertad de reli-
gin; y as surge, gradualmente, interrumpida
por delirios y fantasqs, la ilustracin, como un
gran bien que la humanidad ha de preferir a
los egostas deseos de expansin de sus impe-
ran~~s, con solo que cotnprenda su propio bc-
nefic10. Pero esta ilustracin y con ella cierta
[rt~cipacin cordial en 1o bueno que el hom-
rc ilustrado, que 1o comprende perfectamen~
S9
te, no puede evitar, tiene que subir poco a poco
hasta el trono y cobrar influencia sobre sus
principios de gobierno. Aunque-por ejem-
plo-, los gobernantes del mundo no disponen
de dinero alguno para establecimientos pbli-
cos de enseanza ni para nada que se refiera
a mejorar el mundo, porque todo est ya com-
prometido para la prxima guerra, no pueden
rr~enos de encontrar til el no impedir los es-
fuerzos, dbiles y lentos, es verdad, de sus pue-
blos en ese sentido. Por ltimo, la misma gue-
rra, no slo resultar poco a poco una empre-
~: sa artificiosa, de inseguro desenlace para am-
.~. bos contrincantes, sino tambin muy de sopesar
; po~ ~<Js_d.~!?~e_:_,_ 9ue l~~~~i~!!te~J.J~:~!ado con
~,s u \d eu?a pu~11ca en 1ncreme11tQ. _cg_~ ~ u n a
1 nueva 1nvenc1on-y con un~~.aJlli)rt1.~~1o~~ que se
pierde de vista; adase a esto la influencia
~ que toda con1nocin de un Estado, gracias a
. la tupid1 red que sobre sta parte del mundo
~-en que vivimos extienden las industrias, ejer-
~ ce sobre los dems, y de una manera tan sen-
- ible, que stos, sin ninguna refere11cia legal
.= en qu apoyarse, se ofrecen como rbitros, pre-
'.. arndose as desde lejos para un futuro gran
-1cuerpo poltico del que el mundo no ofrece
\ejemplo. Y aunque este cuerpo poltico se ha-
lla tocJava en ~stado de burdo proyecto, sin em-
bargo, ya empieza a despertarse u11 sentimien-
60
to en los miembros interes d
vacin del todo; 1C: que no~ ds en la conser-
que, despus de muchas revolu3: esperanza de
, c1ones tra ~
madoras, sera a la postre una r l"d d nsror-
supremo d e 1a Naturaleza un est ea d1 ad ese. fi n\
, ' a o e c,uda
dan,a munduzl o cosmopolita, seno donde puc- ,
den desarrollarse todas las disposicio
-r;
tivas de la especie humana. nes Pnrnt-
N ovENO PRINCIPIO
<.
Un ensayo filosfico que trate de construir -~
la historia universal con arreglo a un plan de 11 -~
Naturaleza que tiende a la asociacin ciudad11- .'
na completa de la especie hutnana, no slo de- < ~
/Jemos considerarlo como posible, sino que es -
,nenest~ tambin que lo pensemos en su efect _:
prop1tlsor. Parece una ocurrencia un poco ex- ,-
traa y hasta incongruente tratar de concebir
una historia con arreglo a la idea de cmo de-
ba marchar el mundo si se atuviera a ciertas fi- ~.
nalidades razonables; parece que el resultado
sera algo as como una novela. Pero si tenemos
que suponer que la Naturaleza, aun en el te-
rreno de la libertad humana, no procede sin
plan ni meta, esa idea podra ser til; y aun-
que seamos un poco miopes para calar el meca-
nismo secreto de su dispositivo, esa idea de-
.hera servirnos, sin embargo, como hilo conduc-
tor para representarnos como sistMn4, por lo
61
menos en conjunto, lo que, de otro modo, no
es .ms que un agre-gado sin plan alguno ?e
acciones humanas. Porque si partimos de la his-
toria griega-como aqulla a travs de la cual
se nos conserva, o corrobora por lo menos,
2
toda otra historia .ms antigua o coetnea; si
perseguimos su influencia en la formacin y
desintegracin del cuerpo poltico del puebla
romano, que absorbi al Estado griego, y el
influjo de este pueblo sobre las brbaros,
que a su vez acabaron con el Estado ro-
. mano, y as hasta nuestros das; si aadimos
_ i a esto, episdicamente, la historia poltica de
~ i los denis pueblos, cufo conocimiento ha llega-
"- 1do poco a .poco a nosotros a travs de esJs na-
ciones ilustradas: -=-------
..J,,
l,..,
~e desc~1_brir
- un .curso reo-u-
e,;:
Jar. ~le . ~mejoramient9_._g~-.k~o11titucin estatal
-~n _s~~ Jl~~~t.r_parLe ..9.-~J -~~~~~ (que, veros-
milmente, algn da dar leyes a las otras). Si,
por otra parte, se presta atencin a la consti-
tucin civil y sus l~yes y a las relaciones esta-
-tales, en la medida que, por lo bueno que
11aba en ellas, sirvieron por cierto tiempo pa-
ra elevar y dignificar los pueblos (y con ellos,
las artes y las ciencias) y en la medida, tam-
bin, que, por las deficienci,~ que les eran
inherentes, los volvieron a rebajar, pero de suer-
te que siempre quedaba un germen de ilustra-
cin, el cual, desarrollndose de nuevo con cada
62
revolucin, preparaba un nivel sup .
meJoram1ento, . se d escubnra
. , digo enorhilpara el
ductor que no so'1o puede servir
, 'para
un o li con-
. ta -d expcu-
este Juego n enmarana o de las cosas huma-
nas, o para ~ arte, ~oltico de prediccin de
futuros cambios ~ol1t~cos ( utilidad que ya se
ha sacado de la h1stona, a pesar de considerar-
la como un efecto inconexo de una libertad sin
regla), sino que ( cosa que no se podra esperar
con fundamento s1 no suponemos un plan de la
Naturaleza) se puede marcar una perspectiva
consoladora del futuro en la que se nos repre-
sente la especie humana en la lejana cmo va
llegando, por fin, a ese estado en que todos
Jos grmenes depositados en ella por la Natu-
raleza se pueden desarrollar por completo -y
puede cumplir con su d'!stino en este mundo. , ~
Semejante justificacin de lac Naturaleza- o, : -_
mejor, de la . . Pro'vi<fe,,,ia-no es motivo ftil\ .'1
6J
, , a , ntegra intencin racional, nos
mas en e1 un 1 d ?
lleva a esperarla en otro 1?1un o. .,
Significara una falsa 1~terpretac1on ~e ~1
, t creer que con esta idea de una h1stona
propos1 o . .d hl
universal, que implica en cierto sent1 o un 1 o
. .::,
conductor a priori, pretendo rechaza~ la elabora-
' ~ cin de 1a historia propiamente chch~, _la que
-~- ~ se concibe de modo puramente emp1r1co; no
-:- .... es ms que un pensamiento acerca de lo que
~ \. una cabeza filosfica (por otra parte, bien per-
-_7 trechada de conocimientos histricos) pudiera in-
---~ i tentar tambin por otros caminos. Hay que
-::: l. pensar asimismo que la manera tan circunstan-
S.-~-) ciada y, por lo dems, famosa, como se elabora
- . . la historia de nuestros das, por modo natural
~- _Ile~r a cada cual ---~siderar can preocupa-
gQn __ c.6m2 _ya _a, _s~r _pq~j~Je a la posteri?ad e3:~-
-, ~ ~-- ~!. col!_.~J__p~$Q __de ,k_hi~!_ tj_ que J~ __ v'yamos
> ~ejan49 _al_~o.~r~r__de'" lo~_ _ .jg!os. Sin duda algu-
na, los perodos ms antiguos, cuyos documen-
tos habrn desaparecido hace tiempo, los consi-
derar desde el punto de vista de su inters, es
decir, estimar tan slo lo que pueblos y gobier-
nos han hecho en pro o en contra del sentido
cosmopolita. Tener en cuenta esto, junto al afn
de gloria de los jefes de Estado y de sus servi-
dores, para as orientarles hacia el nico medio
que puede asegurarles el recuerdo glorioso de
la posteridad, nos puede proporcionar por
aadidura un p11gu11o motivo para intentar se-
mejante historia filosfica.
1
El papel de 101 hombrea e,, por consiguiente, may
delicado. No aabemoa c6mo catn fabricado. _lm habita.ata 1 : =.-
'. /r,.
~ otroe __Elancta1 y cul aca au ndolc; pero si DOIOtroi
cumpliramos bien con cata mi1i6n de la Naturaleu, po-
dramoa gloriamoa de ocupar entre nuestr01 Yecinoa del
Ccm,os un rango nada insignificante. Acat0 entre ellas
cada individuo puede lograr au destino completo dunnte ,
1U vida. Con nosotros las cosas estn dispuesta de otro
modo: slo la especie puede aspirar a ello.
r _,.Y
I.
1 Slo un ,,DUeo ustrao, que ha perdurado de.de d
comienzo hasta nuestros das, ain interrupcin, puede m- .:
torizar la historia antigua. Fuera de l, todo es l#'rtl a- ~.. , :. .)
eogmla; y la historia de loa pueblos al mar~~.A ~ ~~--
lo puede c~~~nzar1e slo a- partil' del momento ea 1fllC -~~
~ ;~~-crc~ Esto ocurri con-~~ ,Mio -
u
en epoca de Ptolomeo, por la traducc1on gi xga de la
Biblia, ain la cual se hubiera concedido poco crdito a
IDI Jispersm noticia,. A partir de ce momento (una ftZ
que se ha podido dar con l) podemos aeguir pao a pao
na relatos hacia adelante. Y lo mlllo ocurre ma tDlb
Jo. dem1 puebl01. La primera pigina de Tllcdidee (c1iceX
Hume), e, el nico comienzo autntico de toda tuda-
dera hutoria.
65