Yo, Ulrike, Grito...
Yo, Ulrike, Grito...
Yo, Ulrike, Grito...
Franca Rame-Dario Fo
Por eso habis decidido eliminarme, amos del Estado de Derecho. Vuestra ley es
realmente igual para todos, menos para aquellos que no estn de acuerdo con
vuestras leyes sagradas. Habis llevado a la mujer a su mxima emancipacin: en
efecto, aun siendo una mujer, me castigis exactamente como a un hombre.
1
la misma luz blanca. Una luz falsa, como es falsa la ventana y falso el tiempo que
me habis borrado, pintndomelo de blanco.
Silencio. Silencio fuera, ni un sonido, un ruido, una voz. Del pasillo no se oyen
pasos, ni puertas que se abren o se cierran. Nada! Todo es silencio y blanco.
Silencio en mi cerebro, tan blanco como el techo. Blanca es mi voz si intento hablar.
2
os vuelve tan crueles y dementes. Por eso necesitis continuamente barracas y
estruendos, tantos neones de colores por todas partes y escaparates y sonidos y
estrpito, y la radio y el hilo musical siempre encendido por todas partes en vuestros
grandes almacenes, en las casas, en el coche, en el bar, incluso en la cama cuando
hacis el amor. A m me imponis el miedo del silencio... porque os aterra la duda
de que ste vuestro no sea el mejor de los mundos..., sino el peor: el ms srdido.
Oh, se oye un roce suave: se abre la puerta, aparece una carcelera, me mira como
si yo no existiera, como si fuese transparente. No dice ni una palabra, lleva en la
mano una bandeja con la comida. La deja sobre la mesa y se va. Otra vez silencio.
3
Dormid, dormid, gentes bien cebadas y atnitas de mi Alemania, y tambin vosotros
de Europa, gentes sensatas, dormid serenos como muertos! Mi grito no puede
despertaros... No se despiertan los habitantes de un cementerio.
Los nicos que sentirn crecer el odio y la rabia, lo s, sern aquellos que sudan y
revientan en la sala de mquinas de vuestro gran navo: los emigrantes turcos,
espaoles, italianos, griegos, rabes y las mujeres, todas las mujeres que han
comprendido su condicin de sometidas, humilladas y explotadas, ellas
comprendern tambin por qu me encuentro aqu, y por qu este Estado ha
decidido matarme..., exactamente como a una bruja en el tiempo de las brujas. Y
se convencern, si no lo han hecho ya, de que el de hoy sigue siendo tiempo de
brujas para el poder. Y que las brujas deben estar en los telares, en las mquinas,
en las prensas, en la cadena de montaje, en el ruido, en el estrpito, en los
chirridos..., plaff..., tritritri..., blam..., tritritri, vuum,vuum... Prensa! Blamm! El torno
frufrufru..., el motor popo-po..., lascalderas ploch ploch ploch...
La cadena: va el ritmo va con los tiempos ritmo, plaf pochh sblam benghtramp
pungh sgnaf strump tuh tuh frr frr...
4
Ya os veo correr para ocultar mi cadver, impedir la entrada a mis abogados... No,
a Ulrike Meinhof no se la puede ver... S, se ha ahorcado. No, no pueden presenciar
la autopsia. Nadie. Slo nuestros peritos de Estado, que ya han decretado... La
Meinhof se ha ahorcado. Pero no hay seales de estrangulamiento en el cuello...,
ningn color ciantico en el cuello..., pero en cambio hay cardenales por todo su
cuerpo! Aprtense, circulen, no miren! Se prohbe sacar fotos, se prohbe pedir un
peritaje particular, se prohbe examinar mi cadver. Se prohbe. Se prohbe pensar,
imaginar, hablar, escribir, se prohbe todo. S, se prohbe todo!
Pero jams podris prohibirnos que nos riamos de vuestra necedad, la clsica
necedad de todo asesino.
Pesada como una montaa es mi muerte..., cien mil y cien mil y cien mil brazos de
mujeres han levantado esta inmensa montaa y os la arrojarn encima con una
terrible carcajada!