S-EES-I B1 Pedagogías de Uso Común Bruner
S-EES-I B1 Pedagogías de Uso Común Bruner
S-EES-I B1 Pedagogías de Uso Común Bruner
Jerome S. Bruner*
Las personas reflexivas siempre han estado preocupadas por el enigma de cmo
aplicar el conocimiento terico a los problemas prcticos. Aplicar la teora
psicolgica a la prctica educativa no es la excepcin a esta regla, y no es menos
complicado que aplicar la ciencia a la medicina. Aristteles comentaba de manera
un tanto conmovedora en la tica nicomaquea (Libro V, 1137a): Es empresa fcil
conocer los efectos de la miel, el vino, la herbolaria, la cauterizacin o la incisin. Lo
que es tan complicado como hacerse mdico es saber cmo, a quin y cundo
debemos aplicar esos remedios. Aun con los avances cientficos, el problema del
mdico no es ms sencillo hoy de lo que fue en los tiempos de la herbolaria y la
cauterizacin: cmo, a quin y cundo siguen siendo los verdaderos problemas.
El desafo siempre es situar nuestro conocimiento en el contexto vivo del que surge el
cuadro presente, como diramos apropindonos de un poco de la jerga mdica.
Ese contexto vivo, en lo que se refiere a la educacin, es el aula, esa aula que forma
parte de una cultura ms general.
* En The Culture of Education, Captulo II, Harvard University Press, Cambrudge, Massachusetts,
1997, pp. 44 a 65 (Traduccin: Mnica Utrilla). La presente es una versin adaptada de la obra.
Los prrafos del original que se omitieron en esta traduccin se indican en corchetes: [...].
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poco... ya que de todos modos hay cosas que tienen poco sentido, como los nombres
de los elementos en la Tabla Peridica: cerio, litio, oro, plomo...
Existe un cuadro presente que tenemos siempre frente a nosotros al tratar de la
enseanza y el aprendizaje, tan envolvente y constante, tan integrado a la urdimbre
de la vida, que muchas veces no lo notamos, ni siquiera nos damos cuenta de que
existe, as como dice el proverbio aquel que los peces seran los ltimos en descubrir el
agua. Es la cuestin de cmo los seres humanos logran que las mentes se
encuentren, tema que los maestros expresan comnmente al preguntar Cmo
puedo llegar a los nios?, y los nios diciendo Adnde quiere llegar la maestra?
Este es el clsico problema de La Mente de los Otros, como fue originalmente llamado
en filosofa y cuya pertinencia para la educacin fue casi ignorada hasta hace poco
tiempo.
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A partir de este estudio efectuado sobre la psicologa y la pedagoga de uso
comn ha surgido una nueva visin, tal vez revolucionaria. Se trata de esto: al teorizar
acerca de la prctica de la educacin en el aula (o, para el caso, en cualquier otro
medio), ms nos valdr tomar en cuenta las teoras de uso comn que ya tienen en
mente quienes estn enseando y aprendiendo. Pues cualesquier innovacin que
usted, como terico informado de la pedagoga, desee introducir, tendr que
competir con, reemplazar o, de alguna manera, modificar las teoras de uso comn
que ya guan tanto a los maestros como a los alumnos.* Por ejemplo, si usted, como
terico de la pedagoga, est convencido de que el mejor aprendizaje se lleva a
cabo cuando la maestra ayuda al alumno a descubrir sus propias generalizaciones,
probablemente topar usted con una creencia cultural ya establecida, segn la cual
la maestra es una autoridad que, supuestamente, dir a la nia cul es el caso
general, mientras que la nia debe ocuparse de aprender de memoria detalles
particulares. Si estudia usted cmo se hacen las cosas en la mayora de las aulas, a
menudo descubrir que casi todas las preguntas de los maestros a los alumnos son
acerca de detalles, a las que se puede responder en pocas palabras, o aun con un
simple S o No. Por ello, la introduccin de una innovacin en la enseanza
necesariamente requerir modificar las teoras psicolgicas y pedaggicas de uso
comn que tienen los maestros... y hasta un grado sorprendente, tambin los alumnos.
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de sus supuestos psicolgicos de uso comn, para que salgan de las confusiones del
conocimiento tcito.
Tomasello, Ratner y Kruger han sugerido que, como los primates no humanos no
atribuyen creencias y conocimientos a los dems, probablemente no reconocen su
presencia en ellos mismos. Nosotros los seres humanos mostramos, decimos o
enseamos algo a alguien slo porque empezamos por reconocer que no lo saben, o
que lo que creen es falso. La incapacidad de los primates no humanos para notar
ignorancia o falsas creencias en sus cras puede explicar, por tanto, la falta de
esfuerzos pedaggicos, pues slo cuando notamos esta condicin tratamos de
corregir la deficiencia por medio de demostracin, explicacin o discusin. Hasta los
chimpancs ms aculturados por seres humanos muestran poca o ninguna de esta
atribucin que conduce a la actividad instructiva.
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Las investigaciones efectuadas en primates inferiores muestran el mismo cuadro.
Sobre la base de sus observaciones de la conducta de monos verdes en los bosques,
Cheney y Seyfarth llegaron a esta conclusin: Aunque los monos puedan aplicar
conceptos abstractos y tengan motivos, creencias y deseos,... parecen incapaces de
atribuir estados mentales a otros: carecen de una teora de la mente. La labor
efectuada con otras especies de monos ha revelado hechos similares. La idea general
es clara: las suposiciones acerca de la mente del educando subyacen en todos los
intentos de enseanza. Si no se presupone que hay ignorancia, no se hace un esfuerzo
por ensear.
Pero limitarse a decir que los seres humanos comprenden las otras mentes y
tratan de ensear al que no sabe es pasar por alto las diversas maneras en que se
efecta la enseanza en las diferentes culturas. Su variedad es asombrosa.
Necesitamos saber mucho ms acerca de esta diversidad si queremos apreciar la
relacin entre la psicologa y la pedagoga de uso comn en los diferentes entornos
culturales.
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versado en costumbres extraas. Llevo mucho tiempo sosteniendo que no basta
explicar lo que hacen los nios; la nueva tarea consiste en determinar lo que piensan
que estn haciendo, y cules son sus razones para hacerlo. Como la nueva labor que
se est efectuando sobre las teoras infantiles de la mente, un enfoque cultural sostiene
que la nia y el nio slo gradualmente llegan a apreciar que no esta actuando
basados directamente en el mundo, sino en creencias que tienen acerca del
mundo. Este giro decisivo, del realismo ingenuo a una comprensin del papel de las
creencias, que se efecta en los primeros aos escolares, probablemente nunca se
termina. Pero una vez que comienza, a menudo provoca un correspondiente cambio
de lo que pueden hacer los maestros para ayudar a los nios. Por ejemplo, con ese
giro los nios pueden asumir ms responsabilidad por su propio aprendizaje y
razonamiento. Pueden empezar a pensar acerca de lo que piensan as como
acerca del mundo. Por ello, no debe sorprendernos que quienes examinan los logros
educativos se hayan interesado, cada vez ms, no slo en lo que saben los nios, sino
en como piensan que llegaron a obtener su conocimiento. Como dice Howard
Gardner en The Unschooled Mind*: Debemos meternos en la cabeza de nuestros
estudiantes y tratar de comprender, hasta donde sea posible, las fuentes y las
fortalezas de sus concepciones.
Dicho en esencia, la nueva tesis sostiene que las prcticas educativas en las
aulas tienen como premisas un conjunto de creencias de uso comn acerca de la
mente de quienes aprenden, algunas de las cules pueden actuar, conscientemente
o inadvertidamente, contra el bienestar del propio nio. Hay que hacer explcitas y
reexaminar esas creencias. Los distintos enfoques de la enseanza y de las diversas
formas de instruccin -desde la imitacin a la instruccin directa, el descubrimiento y
la colaboracin- reflejan diferentes ideas y suposiciones acerca del que aprende:
desde el actor hasta el conocedor, al que experimenta aisladamente o al pensador
en colaboracin. De lo que carecen los primates superiores y que los seres humanos
continan haciendo evolucionar es un conjunto de creencias acerca de la mente. A
su vez, estas creencias alteran otras creencias acerca de las fuentes y de la
comunicabilidad del pensamiento y de la accin. As, un requisito para cualquier
mejora de la pedagoga es avanzar en la manera como interpretamos la mente de los
nios.
Es obvio que todo esto incluye mucho ms que la mente de quienes aprenden.
Los jvenes aprendices son personas que viven en familias y comunidades,
Gardner, Howaed, La mente no escolarizada. Cmo piensan los nios y cmo deberan
*
ensear las escuelas, Mxico, SEP 1997, coleccin: Biblioteca del Normalista.
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esforzndose por conciliar sus deseos, creencias y metas con el mundo que los rodea.
Nuestro inters puede ser principalmente cognitivo, relacionado con la adquisicin y
los usos del conocimiento, pero no nos proponemos limitar nuestro enfoque a la mente
llamada racional. [...] Aunque nuestro anlisis de la psicologa y la pedagoga de uso
comn haya subrayado la enseanza y el aprendizaje en el sentido convencional,
igualmente habramos podido subrayar otros aspectos del espritu humano, no menos
importantes para la prctica educativa, como los conceptos de uso comn del
deseo, la intencin, el significado o hasta la maestra. [...]
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matemtico como de algo derivativo: captarn que en cuanto le sabe sumar y se
sabe que la suma puede repetirse distintos nmeros de veces para formar una
multiplicacin, ya se sabe lo que son los logaritmos. Lo nico que se necesita
determinar es la base.
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estaremos en camino de comprender lo que es una cultura. En un santiamn, algn
nio empezara a comprender que aprender es saber, o que es una forma de riqueza,
o que es un medio que nos da seguridad.
1. Ver a los nios como aprendices que nos imitan: la adquisicin del saber hace. Cuando
un adulto demuestra o ensea una actividad eficaz que exige ser hbil a un nio, su
demostracin est basada implcitamente en la creencia del adulto en que (a) el nio
no sabe cmo hacer x, y (b) que el nio puede aprender cmo hacer x si se le muestra.
El acto de ensear tambin presupone que (c) el nio quiere hacer x, y (d) que, de
hecho, puede estar tratando de hacer x. Para aprender por imitacin, el nio debe
reconocer los objetivos que busca el adulto, los medios empleados para alcanzar
estos fines, y el hecho de que la accin demostrada lo llevar con xito a esa meta.
Para cuando los nios tienen dos aos, ya son capaces -a diferencia de los
chimpancs criados en libertad- de imitar el hecho en cuestin. Los adultos,
reconociendo la tendencia de los nios a la imitacin, suelen convertir sus propias
acciones demostrativas en actuaciones, actuando del modo que muestre ms
vivamente lo que se necesita para hacer las cosas bien. De hecho, ofrecen
ejemplificaciones silenciosas, del hecho, ejemplos por naturaleza claros de la accin
deseada.
Esos modelos son la base del aprendizaje, que da al aprendiz los mtodos
especializados del experto. ste trata de transmitir una habilidad que ha adquirido por
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medio de la prctica repetida, a un aprendiz que, a su vez, debe practicar el acto as
enseado, si quiere tener resultados. Hay poca distincin en semejante intercambio
entre el conocimiento procesal (saber cmo) y el conocimiento proporcional (saber
qu). Una suposicin subyacente es que aun al menos hbil se le puede ensear
mostrndole, y que este tiene la capacidad de aprender mediante la imitacin. Otra
suposicin de este proceso es que demostrar e imitar hacen posible la acumulacin
de conocimiento que tiene pertinencia cultural, incluso puede transmitir la cultura de
una generacin a la otra.
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2. Creer que los nios aprendan a base de exposicin a la didctica: la adquisicin del
conocimiento proposicional. La enseanza didctica suele basarse en la idea de que a los
educandos se les deben exponer hechos, principios y reglas de accin que tienen que
aprender, recordar y despus aplicar. Ensear de esta manera es suponer que el
alumno no conoce que p, es ignorante o ajeno de ciertos hechos, reglas o principios
que se pueden transmitir exponindolos. Se concibe que lo que deber aprender el
discpulo est en la mente de los maestros, as como en libros, mapas, obras de arte,
bases de datos de computadora o cualquier otra cosa. Al conocimiento simplemente
se le debe ver o escuchar. Es un canon o corpus explcito, una representacin de lo
que se debe conocer. Se supone que el conocimiento procesal, el saber cmo, se
sigue automticamente de conocer ciertas proposiciones acerca de hechos, teoras y
similares: El cuadrado de la hipotenusa de un tringulo rectngulo es igual a los
cuadrados de los otros dos lados.
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En lo que debemos concentrarnos aqu es en la concepcin de la mente del
nio que la visin didctica impone a la enseanza: su pedagoga de uso comn. En
efecto, este sistema presupone que la mente del alumno es una tabula rasa, una pizarra
en blanco. Se considera que el conocimiento puesto en la mente es acumulativo, y el
conocimiento posterior va edificndose sobre el conocimiento que ya exista. Mayor
importancia tiene la suposicin de que la mente del nio es pasiva, como un
receptculo que est aguardando a que lo llenen. En este cuadro no entra la
interpretacin activa o constructiva. La tendencia didctica mira al nio desde el
exterior, desde la perspectiva de una tercera persona, en lugar de tratar de penetrar
en sus pensamientos. Es, indudablemente, de un solo sentido: la enseanza no es un
dilogo, sino el habla de uno al otro. En semejante esquema, si el nio no aprende
adecuadamente, sus insuficiencias pueden explicarse por su falta de capacidad
mental o su bajo Cociente de inteligencia, y con ello los educadores se lavan las
manos. Es precisamente el esfuerzo de lograr una perspectiva en primera persona, de
reconstruir el punto de vista del nio, el que caracteriza la tercera pedagoga de uso
comn, que ahora vamos a enfocar.
3. Ver a los nios como pensadores: el desarrollo del intercambio intersubjetivo. La nueva
ola de la investigacin de otras mentes, antes descrita, es la manifestacin ltima de
un esfuerzo moderno ms general por reconocer la perspectiva del nio en el proceso
del aprendizaje. Segn esta idea, el maestro debe tratar de penetrar en lo que el nio
piensa y en cmo llega a lo que ahora cree. Se considera que los nios, como los
adultos, construyen un modelo del mundo para ayudarse a dar sentida a su propia
experiencia. La pedagoga consiste en ayudar al nio a comprender mejor, ms
poderosamente, menos unilateralmente. La comprensin se favorece mediante
discusin y colaboracin; se alienta al nio a expresar sus propias opiniones para lograr
el contacto con mentes de otros que puedan tener diferentes ideas.
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vaco, sino que es alguien capaz de razonar, de dar sentido, tanto por s mismo como
mediante el intercambio con los dems. Se considera que el nio, no menos que el
adulto, es capaz de pensar acerca de su propio pensamiento, y de corregir sus ideas y
nociones por medio de la reflexin, por medio de ir ms all, como a veces se le
llama. En pocas palabras, se cree que el nio es un epistemlogo, adems de ser un
aprendiz.
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deseos; en una palabra, entender sus teoras de la mente, como a menudo se le llama a
esta lnea de investigacin. Se trata de un programa de investigacin sobre como los
nios adquieren sus nociones acerca del modo en que otros llegan a sostener o
sustituir diversos estados mentales. Asimismo, se interesa por saber cmo el nio
clasifica las creencias y opiniones de la gente como verdaderas o correctas en vez de
falsas y errneas y, en el proceso, esta investigacin ha descubierto muchas cosas
fascinantes acerca de las ideas que tiene el nio pequeo acerca de las falsas
creencias:
Algunos dicen que la flaqueza de este enfoque consiste en que tolera un grado
inaceptable de relatividad en lo que se considera como conocimiento. Sin duda, se
necesita ms para justificar las creencias que simplemente el compartirlas con otros.
Ese ms es la maquinaria de la justificacin de las propias creencias, los cnones del
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razonamiento cientfico y filosfico. A fin de cuentas, el conocimiento es una creencia
justificada. Para reconocer la importancia de esa crtica, hay que ser bastante
pragmtico en nuestras propias ideas acerca de la naturaleza del conocimiento. Ser
un absurdo postmodernismo el que se acepte que todo conocimiento puede
justificarse simplemente descubriendo o formando una comunidad interpretativa
que est totalmente de acuerdo. Y tampoco debemos ser tan anticuados para insistir
en que el conocimiento slo es conocimiento cuando es verdadero, de una manera
que excluya cualquier otra pretensin. [...]
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pblico de la evidencia, la interpretacin y la armona con el conocimiento existente?
No es posible limitarse a sustentar las hiptesis. Se les tiene que poner a prueba
abiertamente. Hoy es martes se convierte en un hecho convencional no por virtud
de que sea cierto sino por su conformidad a las convenciones de dar nombres a los
das de la semana. Esta afirmacin alcanza la intersubjetividad por virtud de una
convencin y con ello se convierte en un hecho independiente de las creencias
individuales. [...]
Cuestiones de esta ndole son precisamente las que la tercera perspectiva trata
de la manera ms convincente y directa. Enfocaremos ahora la cuarta y ltima de las
perspectivas sobre la pedagoga de uso comn.
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primigenia y libre, como la de los positivistas, sino que, antes bien, ha resistido un
escrutinio sostenido y ha sido puesta a prueba por los mejores testimonios posibles.
Todo conocimiento tiene su historia.
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que sus actores no se dejaron intimidar, en absoluto, por el ilustre varn europeo que
escribi la obra hace unos dos milenios. Y sin embargo, fueron fieles al espritu de la
obra.
Vemos as que, segn la cuarta perspectiva, hay algo especial en hablar con
los autores, muertos hoy pero an vivos en sus viejos textos... mientras el objetivo del
encuentro no sea rendirles culto, sino en cambio, interpretarlos y comunicarnos con
ellos, ir ms all en nuestros pensamientos acerca del pasado. Veamos a diversos
tros de adolescentes, cada uno de los cuales est organizando una obra acerca del
relato del Gnesis -asombrosamente breve- en que Abraham, a instancias de Dios,
lleva a su nico hijo, Isaac, a sacrificarlo a Dios en el Monte Moria. En Temor y temblor,
de Kierkegaard, hay un clebre conjunto de versiones sobre el relato de Abraham,
pongmoslo a prueba, tambin con ellas. O veamos a algunos adolescentes ante una
docena de distintas reproducciones de cuadros de la Anunciacin, en que el ngel
anuncia a la Virgen que ella ser la Reina del Cielo. Pregnteseles qu creen, a partir
de las diversas imgenes, que estaba pasando por la mente de Mara: en una pintura
en que parece como altiva princesa renacentista, en otra en que se asemeja a una
humilde Marta, en otra ms en que parece una muchacha descarada. Es notable lo
pronto que los adolescentes salvan la brecha que separa al subjetivo Mundo Dos, de
Popper, de su objetivo Mundo Tres. El maestro, con ejercicios como stos, ayuda al
nio a llegar ms all de sus propias impresiones para ingresar en un mundo pretrito
que de otra manera parecera remoto y fuera de su alcance como conocedor.
La Verdadera Escolaridad
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Resumen: Reflexin sobre Mentes, Culturas y Educacin
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La pedagoga moderna est avanzando cada vez ms hacia la idea de que el
nio debe estar consciente de sus propios procesos mentales, y de que es crucial tanto
para el terico de la pedagoga como para el maestro ayudarlo a ser ms
metacognitivo: a estar tan consciente de cmo se desarrollan su aprendizaje y su
pensamiento, como lo est de las materias que estudia. No basta adquirir capacidad
y acumular conocimiento. Es posible ayudar a quien aprende a lograr un completo
dominio reflexionado asimismo sobre la forma en que est cumpliendo su tarea y
cmo se puede mejorar su enfoque. Equiparlo con una buena teora de la mente o
una teora del funcionamiento mental- es una forma de hacerlo.
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