Neurosis Obsesiva
Neurosis Obsesiva
Neurosis Obsesiva
(N E U R O S I S O B S E S I V A)
ELABORACION FREUDIANA DE LA
NEUROSIS OBSESIVA
Primer momento, son los aos 1894, 1895, 1896 cuando aparecen las
Neuropsicosis de defensa, obsesiones y fobias, etc,
Segundo momento, aparece el historial del hombre de las ratas, Ttem y tab de
1907-1909
Tercer momento con los textos ms all del principio del placer e inhibicin,
sntoma, y angustia.
Estamos en el nacimiento de Ttem y Tab y de la ley universal de prohibicin del incesto. Todo se ver
patente en El hombre de las ratas. Lacan, como veremos, lo abordar desde la demanda y el deseo. Lo
anal y la demanda del Otro: la caca. El sadismo tiene que ver con la voz y el supery.
Alude a hijos (el recuerdo de ver una rata grande devorando el cadver del padre)
Alude a lo pulsional (l haba tenido gusanos en el intestino y haba despertado mucho
el erotismo anal que tena de chico)
Apunta a las deudas del padre: RATTEN (deuda); HEIRATEN (casamiento, el padre no
se casa con la mujer que ama, sino con la rica por conveniencia; En Paul: mujer de la
estatefa postal vs mujer de sus sueos).
Deudas de juego: SPIEL RATEN: El padre era jugador compulsivo
Del caso del Hombre de las Ratas Freud extrae algunas lecciones generales sobre
el comportamiento obsesivo. Por ejemplo, su ambivalencia respecto a la supersticin. El
obsesivo suele ser lo suficientemente inteligente como para desechar todas las supersticiones
populares, pero vive preso de sus propias reglas absurdas. Asimismo la dualidad amor-odio
en que se debate suele tener como consecuencia la parlisis de la voluntad as que suelen
ser personas que dilatan al mximo dar solucin a sus problemas y fantasean con la muerte
propia o de otros para no tener que hacerles frente. El combate amor-odio en que vive le
conduce, por lo general, a una disociacin de la personalidad. As, por un lado, bondadoso,
alegre, reflexivo e inteligente, y por otro, sdico, perverso y violento. En medio, tristemente
sometido a constantes rituales absurdos para ahuyentar la culpa.
CAPTULO 2: SOBRE LA TEORA
Algunas particularidades psquicas de los enfermos obsesivos; su relacin con la realidad, la
supersticin y la muerte
Algunos caracteres anmicos de los enfermos obsesivos son muy particulares, como en este
paciente. El hombre de las ratas era supersticioso en alto grado, y al mismo tiempo no lo era.
Pareca comprender que esto dependa de su pensar obsesivo.
Esto particular de la neurosis obsesiva podemos explicarlo, en esta perturbacin la
represin no se produce por amnesia sino por desgarramiento de los nexos causales a
consecuencia de una sustraccin de afecto.
Otra necesidad anmica comn es la de la incertidumbre en la vida, o la duda. Es uno de los
mtodos que utiliza la Neurosis obsesiva para sacar al enfermo de la realidad. De la
incertidumbre de la memoria se sirve la Neurosis obsesiva para la formacin de
sntoma.
En lneas generales, se puede afirmar que las principales caractersticas que Freud (1909)
asla a partir de este caso paradigmtico sobre el cuadro obsesivo, seran la ambivalencia, los
sntomas de dos tiempos, la compulsin a la duda y la omnipotencia de los pensamientos.
Respecto de la ambivalencia, Freud (1909) plantea que la misma consistira en la presencia
simultnea de dos tendencias incompatibles dirigidas hacia un mismo objeto, las cuales no se
cancelaran, sino que subsistiran paralelamente. En consecuencia, el enfermo cae presa de
un debate constante, el cual puede desembocar, a su vez, en la parlisis de la voluntad ante
la imposibilidad de resolver dicho conflicto. Conviene destacar que los sntomas de dos
tiempos y la compulsin a la duda tambin estaran estrechamente relacionados con esta
cuestin. En efecto, los mencionados sntomas, constituyen la figuracin del conflicto entre las
dos mociones opuestas, en donde primero el individuo realiza un acto que satisface una de
dichas mociones y luego realiza un segundo acto que tiene por fin anular las consecuencias
del primero y, por ende, satisfacer a la segunda.
En este contexto, otro de los mecanismos que Freud menciona es el aislamiento, por medio
del cual se sustrae una cosa del mundo de todo contacto. Incluso el propio individuo puede
sustraerse, apartndose de la realidad y refugindose en la fantasa.
El sentimiento de culpa es otra caracterstica esencial. Este ltimo, se presenta, la
mayora de las veces, como injustificado y el individuo se hace autorreproches que no estn a
la altura del acto que supuestamente los motiv. Sin embargo, segn Freud, dicho sentimiento
tiene su fundamento en los frecuentes deseos de muerte inconscientes que, el obsesivo
experimenta, hacia las personas que ms estima, en virtud de la ambivalencia afectiva.
Conviene destacar que, si bien este conjunto de particularidades sobre la neurosis obsesiva
subsistirn en el pensamiento freudiano hasta el final de su obra, las mismas sufrirn una
suerte de reordenamiento conceptual. En efecto, dos de ellas sern luego especialmente
analizadas (Freud en 1926 con Inhibicin, sntoma y angustia), adquiriendo el estatuto de
mecanismos de defensa especficos de la neurosis obsesiva, situables, en pie de igualdad,
junto a la represin. Estas son: la anulacin y el aislamiento.
Este tercer momento est centrado en "Inhibicin, sntoma, y angustia". Apunta Freud que los
sntomas son satisfacciones sustitutivas (Ms all del principio del placer). El obsesivo ejecuta
un acto y busca su opuesto (aporta las dos versiones).
Es la poca donde Freud trabaja la regresin de la libido a los primeros objetos sexuales y a las
fases anteriores de la organizacin sexual infantil.
Al contrario que en la histeria que hace una regresin hacia los primeros objetos sexuales, la
neurosis obsesiva lo realiza hacia fases anteriores de la organizacin sexual (fase preliminar de
la organizacin flico-anal). Por ello entre sus sntomas existe una suerte de impulso que de
amoroso se transforma en sdico, sorprendiendo al sujeto.
En la segunda tpica de "Ms All del Principio del Placer" y en "Inhibicin, sntoma y angustia",
quedar claro el papel del erotismo anal, el masoquismo primario y la compulsin a la repeticin,
efectos de la pulsin de muerte. Esta famosa experiencia de seduccin freudiana ser revisada
por Lacan cuando afirma que se trata del encuentro del sujeto con el Otro, momento en el cual el
sujeto queda como mero objeto en el circuito del deseo del Otro (lugar donde se constituye) La
angustia est localizada aqu, en este encuentro.
El deseo freudiano en la obsesin est relacionado con el tringulo edpico: Parricidio, incesto,
elementos claves en el deseo del obsesivo.
Los impulsos son actos infantiles que mantienen en vilo al sujeto: cometer grandes crmenes de
los que huye horrorizado.
Otra de las categoras se refiere a la procastinacin, la postergacin del acto.Los impulsos son
tentaciones. El hombre de las ratas tiene un impulso a cortarse el cuello con la navaja. Antes
quera matar a la vieja, despus el impulso se vuelve contra l.
Podemos observar un suicidio indirecto cuando quiere adelgazar con esos largos y sudorosos
paseos. Matar a Dick (su primo), es matar al gordo que hay en l. En cualquier caso cabe
destacar que hay ms tendencia a fantasear el acto que al acto en s.
En este tercer tiempo, Freud dir que la neurosis es un mecanismo de defensa contra la
castracin.
Vale la pena recordar a qu edad del desarrollo tienen lugar los temores y las fantasas sobre la
castracin. La teora freudiana subraya una serie de fases como son: la oral, la anal y la
genital. En la fase oral, el recin nacido encuentra placer en la boca. En la fase anal, durante el
primer ao de edad, la satisfaccin deriva de la sensacin anal de la defecacin. Ambas etapas
conforman la etapa pregenital que dura hasta los tres aos. Le sigue la fase genital, a partir de los
tres aos, en que el nio le concede importancia a su pene (primado del falo). Esta fase dura hasta
los cinco aos. Durante la misma, el nio convierte el pene en un objeto de inters sexual. La
atraccin sexual hacia la madre est asociada con los celos y el temor al padre, persona que se
convierte en un rival sexual. Esto constituye el complejo de Edipo y es, en esta fase, donde
comienza a cobrar importancia el complejo de castracin. Freud opinaba que el temor a la
castracin se despertaba a muy temprana edad por las amenazas y los castigos provenientes de la
masturbacin. Cuando al muchacho se le indica que el inters sexual por la madre es tambin
tab, empieza a creer que si persiste en este inters puede ser castigado con la castracin.
Freud afirm que el complejo de castracin era el principal motivo, pero no el nico, del
mecanismo de represin y que no slo afectaba la integridad de la personalidad, sino que
tambin poda dar lugar a manifestaciones neurticas. Crea que la formacin sintomtica en
las neurosis fbica, histrica y obsesiva poda remontarse a la ansiedad frente a la castracin.
Entonces, Freud y sus colegas establecieron el complejo de Edipo como el ncleo infantil de las
neurosis del adulto.
Para el caso del Hombre de las Ratas, Freud seala que el hecho de que sus aventuras infantiles
dejaron un resto ineliminable, el cual se presentaba un como imperioso deseo de ver mujeres
desnudas que rpidamente se articulaba al complejo ominoso defensivo: la suposicin de que "algo
malo va a pasar" y las medidas precautorias consecuentes. Conclua entonces que los
tempranos juegos sexuales, el encuentro con la diferencia sexual, con la castracin en
mujer, eran la causa de la neurosis.
Ubicaremos al sntoma en relacin al yo, en relacin a las otras dos instancias. Este texto reordena
la teora de la angustia en Freud. En este contexto vamos a estudiar al sntoma.
En la 3ra nosologa, Freud define al sntoma por dos vas: la del sentido y la de la satisfaccin. El
sentido consiste en definir el sntoma como un mensaje cifrado, portador de un sentido que puede
ser develado, descifrado por la interpretacin. La segunda se define como un modo de
satisfaccin sustitutiva.
(La satisfaccin sustitutiva es un concepto que se usa para designar a las formaciones del icc
chistes, lapsus, actos fallidos- en tanto que reemplazan los contenidos icc. En trminos
econmicos, se logra una satisfaccin sustituta del deseo icc. El trmino est relacionado con los
de FORMACIN DE COMPROMISO y FORMACIONES REACTIVAS. De manera general, puede
decirse que todo sntoma es por definicin un producto de compromiso, puesto que siempre es el
resultado de un conflicto que se transa con la defensa. Si aparece una formacin sustitutiva, se ha
buscado algn camino que se orienta ms hacia dar alguna satisfaccin al deseo; si aparece la
formacin reactiva lo que se ha impuesto es la defensa).
CAPTULO 3
Freud en este texto se interesa mucho por la lucha defensiva secundaria con respecto al sntoma. Es decir, la
que sigue despus que se ha formado el sntoma. Entonces, la lucha defensiva no termina con la formacin
del sntoma. Como el sntoma es fracaso de la defensa, es retorno de lo reprimido, es lgico que ante ese
fracaso se ponga de nuevo una suerte de proceso defensivo, especialmente en la neurosis obsesiva,
que tiene un carcter interminable, que sigue, laberntico, que le da todas esas capas de defensa. Por
eso Freud destaca que en la neurosis obsesiva hay tcnicas auxiliares de la defensa. Como si fuera
poco, hay tcnicas auxiliares de la defensa, por si acaso. Y Freud nombra dos fundamentales, claves para
entender la neurosis obsesiva: el aislamiento, y la anulacin. Es importante la cuestin del yo en la neurosis
obsesiva. El obsesivo va a hacer un esfuerzo en su pensamiento para evitar que le parezcan ideas contrarias
al yo. Entonces Freud ya tena la idea tempranamente de que en la neurosis obsesiva la represin
opera de modo distinto que en la histeria. Porque el sujeto histrico logra que lo conflictivo desaparezca de
lo psquico, el sujeto est en amnesia en ese punto, no recuerda muy bien qu pas est en bella
indiferencia, como desconectado de eso, y lo que aparece es sensible para el cuerpo. Tiene un problema en
el cuerpo, localizado, puntual, pero fuera de eso no aparece como alguien que est conflictuado en lo
psquico. En cambio en la neurosis obsesiva no es tanto una represin al modo de la amnesia, sino ms bien
que corta los vnculos asociativos entre las representaciones. Las representaciones estn, incluso en la
conciencia alguna de ellas, pero desconectadas. El sujeto obsesivo desconecta armando compartimentos,
asla a las representaciones. El neurtico tiene la idea de que las cosas no se conecten, que las cosas no se
toquen, por eso habla Freud ah tambin del tab del contacto. El obsesivo no quiere que se toquen las
representaciones, pero tambin tiene muchas veces problemas de tocar en el sentido corporal tambin, se
incomodan cuando los tocan. Se encuentra mucho en el obsesivo el temor al contacto, porque Freud capta
muy bien que el tocar puede despertar algo pulsional, y eso lo sabe el obsesivo. El tocar puede despertar
Eros, pero tambin puede despertar Tnatos. Siempre el tocar est ligado a que puede evocar algo de lo
pulsional. Por las dudas no toca nada, se asla. Hay una tendencia en el obsesivo al aislamiento, que se
contrapone a la histeria (por ejemplo las chicas del pensionado estn en red). El obsesivo no es simptico.
Las histricas comparten, sienten de la misma manera que la otra. La anulacin est muy ligada al sntoma
en dos tiempos.
Frente a la etiologa de las neurosis obsesivas, la respuesta que Freud da en este tiempo es la de mezcla
pulsional: pulsin de vida/pulsin de muerte. Lo cual para Freud da cuenta de la severidad del supery en la
neurosis obsesiva.
La separacin del yo respecto del ello parece justificada: determinadas constelaciones nos la imponen.
Pero, por otra parte, el yo es idntico al ello, no es ms que un sector diferenciado de ste. Parecido es el
nexo del yo con el supery, en muchas ocasiones se nos confunden. En el caso de la represin se vuelve
decisivo el hecho de que el yo es justamente el sector organizado del ello. Sera injustificado representarse al
yo y al ello como dos cosas diferentes, en que el yo procurara sofocar una parte del ello mediante la
represin, y el resto del ello acudiera en socorro de la parte atacada y midiera sus fuerzas con las del yo. El
acto de la represin muestra al mismo tiempo la fortaleza y la impotencia del yo, y el carcter no influible de la
mocin pulsional singular del ello.
La lucha defensiva contra la mocin pulsional desagradable se termina a veces mediante la formacin de
sntoma. Pero por regla general, la trayectoria es otra: al primer acto de la represin sigue un eplogo
escnico prolongado, o que no se termina nunca; la lucha contra la mocin pulsional encuentra su
continuacin en la lucha contra el sntoma. Esta lucha nos muestra dos rostros contradictorios. Por una
parte, el yo es constreido a emprender un intento de reestablecimiento o de reconciliacin. Su energa
desexualizada revela su origen en su aspiracin a la unificacin, y esta compulsin a la sntesis aumenta a
medida que el yo se desarrolla ms vigoroso. As se comprende que intente cancelar la amenidad y el
aislamiento del sntoma. En cuanto a cumplimientos de una exigencia del supery, tales sntomas participan
por principio del yo, mientras que por otra parte tienen la significatividad de unas posiciones de lo reprimido.
Son por as decir, estaciones fronterizas con investidura mezclada.
Puede ocurrir que la existencia del sntoma estorbe la capacidad de rendimiento, y as permita apaciguar una
demanda del supery o rechazar una exigencia del mundo exterior. As el sntoma cobra un valor para la
afirmacin de s, se fusiona cada vez ms con el yo; quien se lo ha procurado para gozar de sus ventajas.
Otras configuraciones del sntoma, las de la neurosis obsesiva y la paranoia, cobran un elevado valor para el
yo, porque le deparan una satisfaccin narcisista de que estaba privado.
Resulta lo que nos es familiar como ganancia (secundaria) de la enfermedad en el caso de la neurosis.
Viene en auxilio del afn del yo por incorporarse el sntoma. Estas ligazones actan en el bando de las
resistencias, lo sabemos por el anlisis.
Los dos procedimientos que el yo aplica contra el sntoma se encuentran en contradiccin. La perturbacin
parte del sntoma, que sigue escenificando su papel de sustituto y retoo de la mocin reprimida, cuya
exigencia de satisfaccin se renueva constriendo al yo a dar en cada caso la seal de displacer y ponerse a
la defensiva.
CAPTULO 5
Freud empieza el captulo recordando que hay muchas neurosis en la que no surge ninguna
angustia, entre ellas, la histeria de conversin por lo que no parece demasiado importante
considerar la relacin entre angustia y la formacin de sntomas.
Las fobias se encuentran tan afines a estas histerias que se ha considerado llamarlas histeria de
angustia.
En relacin a la histeria de conversin, Freud advierte que en la formacin de los sntomas
permanentes relacionados con la motilidad, la parlisis, las contracturas, casi nunca surge
angustia, pero que, en los sntomas intermitentes como las convulsiones y dems sntomas
sensoriales s se observan claras sensaciones de displacer. Ms all de esto, Freud decide
analizar este proceso en la neurosis obsesiva.
Explica Freud entonces que en la neurosis obsesiva la formacin de sntomas lo que
persigue es amalgamar/reunir/juntar la satisfaccin con la prohibicin pero que los sntomas
de esta entidad son generalmente de naturaleza negativa (penitencias, prohibiciones, medidas
preventivas) o bien satisfacciones sustitutivas de las aspiraciones libidinales edpicas
reprimidas, de modo que en este ltimo caso lo que se observa es que el sntoma es de dos
tiempos: en el primer se ejecuta un acto que obedece cierto mandamiento y en el segundo
se suprime o se deshace lo hecho. Recordar, por ejemplo, cuando el hombre de las ratas
tropez en una piedra de la calle y la apart a un lado porque se le ocurri que cuando pase el
coche de su amada podra tambin tropezar y volcar, volviendo minutos despus a colocar la
piedra en su lugar diciendo que aquella idea no era ms que un disparate.
Este problema lo relaciona con que la formacin de sntomas en la neurosis obsesiva acta al
principio, al igual que la histeria, contra las exigencias libidinosas del CdeE, pero debido a que en
estos casos la organizacin genital de la libido es dbil, cuando el yo inicia la defensa lo que
obtiene como primer resultado es una regresin de la fase flica a la fase sdico-anal,
regresin cuya explicacin encuentra en una defuncin de las pulsiones.
Al llegar aqu, Freud se ve obligado a abandonar de nuevo el concepto de defensa y que haba
abandonado despus a favor del de represin. Ahora piensa que la defensa es una nocin ms
general dentro de la cual se pueden englobar como mecanismos distintos tanto la represin
como la regresin.
En las neurosis obsesivas se puede observar, con mayor claridad que en los casos normales y que
en los de histeria, que lo que motiva la defensa es el complejo de castracin por lo cual se
rechazan las tendencias del CdeE y comienza el periodo de latencia. Pero con la
disolucin/sepultamiento del CdeE (instauracin de la ley, del supery) y la regresin de la libido,
el supery se hace extraordinariamente severo y el yo, obedecindole, desarrolla intensas
formaciones reactivas (hipermoralidad, limpiezas excesivas)
La formacin reactiva se manifiesta como comportamiento, actitud o hbito que marcha en la
direccin opuesta a la de un deseo reprimido. Surge como defensa contra la pulsin
perturbadora, es decir, el sujeto construye una reaccin contra la expresin de su deseo
con el objetivo de protegerse de l (y en ese sentido, puede ser definida tambin
como mecanismo de defensa). De este modo, por ejemplo, un excesivo pudor o autonegacin
pueden ser la formacin reactiva desarrollada por una persona con tendencias
pulsionales exhibicionistas de raigambre inconsciente.
Estas formaciones reactivas las considera Freud como un tercer mecanismo de defensa
tras la represin y la regresin.
Diferencia con la histeria, pues, slo se limita al mecanismo de la represin; mientras que
en la neurosis obsesiva encontramos estos dos ms.
Se forman las formaciones reactivas donde se acentan los rasgos del carcter para oponerse a la
satisfaccin. Entonces, a esa formacin reactiva se le filtra la satisfaccin y ah se producen las
tcnicas auxiliares del Yo, anulacin y aislamiento.
Y esto tambin lo explica en relacin a la severidad del supery del obsesivo cuando dice que
dicha severidad se debe a que, al proceder del Ello, el supery no puede sustraerse a la regresin
y a la defuncin de las pulsiones que tienen lugar en el Ello al iniciarse el proceso de defensa.
De esta manera, durante la latencia, se impone como principal labor de defensa una feroz lucha
contra la masturbacin a travs de una serie de ceremoniales centrados en las actividades de
acostarse; lavarse, vestirse, caminar, es decir, las mismas actividades en las que habitualmente se
subliman componentes erticos-anales.
Resumiendo, as tenemos que en la formacin de sntomas de la neurosis obsesiva intervienen
tras la represin otros mecanismos defensivos que no se observan en la histeria de angustia ni en
la histeria de conversin y son:
LA PREGUNTA NEURTICA
Desde los inicios de su enseanza, Lacan dio cuenta de neurosis en cuanto solidaria de
la estructura de una pregunta. Tales desarrollos de Lacan tienen su culminacin en la
construccin del as llamado "grafo del deseo", donde la estructura de la pregunta sirve
incluso a su construccin.
Tal pregunta tiene aqu como agente al yo, entendido como homlogo al fantasma (Lacan da
cuenta previamente de "la relacin fantasmtica siempre correlativa del yo"), correlato que en
la construccin del grafo "cierra la va imaginaria".
Entonces tenemos una temprana articulacin entre la pregunta que estructura la neurosis y el
fantasma.
Si seguimos los desarrollos lacanianos que en la clase en cuestin remiten al caso freudiano
de Dora, concluimos que el sntoma se pone en juego precisamente cuando la pregunta
neurtica pierde su sostn fantasmtico (recordemos que el fantasma es un INTENTO
de respuesta, un sostn). Si la afona de Dora se produce en la ausencias del Sr. K, razona
Lacan, es porque ella pierde "ese punto externo de identificacin imaginaria" que este
encarna, siendo dejada "directamente en presencia de la Sra. K".
Cul es la argumentacin de Lacan para afirmar que la neurosis es una pregunta? Aqu nos
entrega la primera pista: se trata de la respuesta del sujeto frente a significantes
enigmticos, es decir, ante una dimensin inescrutable de ciertos significantes como el
de la mujer o el significante de la muerte que al decir de Freud no tienen inscripcin
inconciente. Estos significantes remiten a dos enigmas esenciales en el psicoanlisis:
muerte y sexualidad. No hay nada que el sujeto sepa acerca de ellos, se trata de lo
desconocido. Es una pregunta que remite al origen de los sexos.
La relectura que Lacan realiza de la clnica en funcin del ternario necesidad, demanda y
deseo culmina con las conocidas frmulas del deseo de ambas neurosis: "la histeria y la
obsesin se pueden definir a partir de los dos estatutos del deseo que llam para ustedes el
deseo insatisfecho y el deseo imposible, instituido en su imposibilidad".
LA OBSESIN Y EL DESEO
Es clsica la descripcin de los tropiezos que sufre el obsesivo con su deseo, para la cual
Lacan hasta cre una ley de acercamiento a los fines de dar cuenta del profundo desinters
que caracteriza al sujeto cuando algo por l anhelado llega a ser alcanzado. Todo movimiento
en el obsesivo hacia el deseo, se choca con algo que es absolutamente tangible. Por qu?
La respuesta de Lacan es que lo que caracteriza el movimiento del deseo del obsesivo es la
destruccin del Otro. Y como la naturaleza del deseo es necesitar el soporte del Otro, el
obsesivo se confronta a esa brusca falta de sostn, que se manifiesta en una cada de la
tensin libidinal.
La neurosis como estatuto del deseo encuentra su sostn en el fantasma. Las neurosis
implican una respuesta fantasmtica respecto del deseo del Otro.
Hay un par de figuras del Otro que son prevalentes en la neurosis obsesiva, el padre muerto
y la dama idealizada, porque sus dos imgenes se sostienen con una equivalencia notable,
la primera marcada por la agresividad fantasiosa y por la deuda eternizada e imposible de
saldar que la perpeta, la segunda por la pasin mortificante que la transforma en dolo.
LA CESIN A LA DEMANDA DEL OTRO EN LA OBSESIN
El obsesivo subsume su deseo a la demanda del Otro, por lo que su posicin tpica
respecto del lugar del Otro es buscar all la autorizacin respecto de su acto.
Pedir un permiso, es justamente tener como sujeto una relacin privilegiada con la demanda y
tiene como prioridad ponerse en la ms extrema dependencia del Otro. Para qu? Para
restituirlo de la destruccin sufrida en su fantasa. Por ello en la fantasa del obsesivo se
sostiene un Otro que siempre le dice no a su anhelo.
--------
Para hacer un seguimiento justo de la neurosis obsesiva en la obra de Lacan podemos hacer
el siguiente recorrido:
En la neurosis obsesiva se trata del deseo de la muerte del Otro, y aun de la demanda de
muerte del Otro. De este modo, la ambivalencia obsesiva queda planteada, en trminos de
demanda, como una demanda de muerte del Otro y una demanda de amor que va en el
sentido exactamente contrario, ya que el amor tiene el efecto de hacer existir al Otro. Esto es
lo que Lacan llamar el callejn sin salida de la estructura obsesiva: es irresoluble; en la
medida en que se trata de dos trminos contradictorios se impone la lgica de la
imposibilidad, la satisfaccin de uno impide el cumplimiento del otro.
Este anhelo de muerte se combina con la posicin temporal del obsesivo: la espera y la
postergacin. El obsesivo encuentra en el Otro a su amo y, como un esclavo, vive esperando
su muerte (una vez que muera, podr empezar a actuar). Esta posicin de espera es una
coartada del obsesivo para no comprometerse con su deseo. Evita el acto. Atribuye al
Otro el impedimento de su conducta para desligarse de su responsabilidad de la vida.
El obsesivo cree que el impedimento proviene del Otro. La desviacin hacia el pensamiento
del gasto de energa destinado al actuar, constituye la esencia de la obsesin.
LA REDUCCIN DEL DESEO A LA DEMANDA
Otra manera de evitar el deseo del Otro, es reducir el deseo a la demanda. Hacerse pedir,
ordenar, etc.; de ah que el obsesivo viva pidiendo permiso y hacindose autorizar por el Otro.
O a la inversa, espera sus prohibiciones, y hace de la prohibicin misma el objeto de su
deseo.
De este modo, resulta un deseo cuyo cumplimiento es imposible, pero no extinguido. Es su
modalidad de sostener el deseo: un deseo a distancia para que ese deseo subsista. Se hace
pedir por el otro y se ocupa en satisfacer la demanda del otro. Al obsesivo le encanta que le
pidan, dice Lacan.
La reduccin del deseo en demanda es explicada mediante el fantasma de la oblatividad
que Lacan describe en el Seminario X.
Lacan hace una relectura del historial del hombre de las ratas En cuando al
desencadenamiento de la enfermedad, Lacan dice que aquellos comentarios del to en el
funeral de la ta ponen de manifiesto que su padre haba sido infiel, y con esto se
desencadena la neurosis porque quedan al descubierto las fallas del padre real.
Freud, en cambio, dice que el desencadenamiento de la enfermedad aparece con la
propuesta de la madre de Paul del plan marital con la prima rica, donde l debe elegir entre
casarse por amor o por dinero; para no elegir termina enfermando. Freud deca que l ya
estaba enfermo desde su niez.
A su vez, se habla del fantasma del padre muerto, esto refiere a que si bien el padre se halla
muerto en el plano real, pues, no se encuentra muerto en el plano simblico. El mandato
paterno sigue siendo la ley, lo incuestionable. Cuando un padre est muerto se convierte en
una ley para el obsesivo, se transforma en un mandato imposible de desobedecer, una voz
(supery) que atormenta al enfermo pero a su vez le pide que goce.
LA INSATISFACCIN Y LA IMPOSIBILIDAD EN LA NEUROSIS
En la histeria, para sostener el deseo, el sujeto cultiva la insatisfaccin (sueo de la bella
carnicera) especialmente en el deseo del otro. Necesita que ese deseo se mantenga vivo,
insatisfecho.
La neurosis obsesiva se apoya en la imposibilidad misma del cumplimiento de deseo.
Con la lectura del historial del hombre de las ratas, Lacan dir que con la imposibilidad del
deseo, la dama idealizada termina siendo, perfecta pero inalcanzable.
El padre muerto responde a la orden absoluta, no se puede dialogar. La dama idealizada
responde a qu feliz sera si estuviera con ella, ambas aplastan el deseo, volvindose
imposible.
Lacan en el Seminario V marca la diferencia entre el Otro y el otro y a la fmula del fantasma
Sa. Lacan usa la neurosis obsesiva para acceder al problema del deseo y de su imposibilidad.
Diferencia entre demanda y deseo:
La demanda es un elemento simblico en tanto interviene el lenguaje (la necesidad debe poder
ser pedida, es decir, poder ser puesta en palabras, se transforma en demanda) (demandar,
exhortar, suplicar, prohibir)
Cuando el sujeto demanda, ms all de lo que pide hay una demanda inconsciente (explicado
en el grfico de la necesidad). Este movimiento que hace pasar al sujeto humano por el filtro
del Otro que codifica su mensaje no es meramente la demanda de la satisfaccin de una
necesidad, tambin se da, la demanda de amor (el sujeto ya no pide ese objeto que
satisface su necesidad, pide, adems, la presencia del Otro, con lo cual se vuelve
imprescindible)
Cuando la necesidad pasa por el circuito del Otro, hay una parte que queda articulada con la
satisfaccin que proviene del Otro. La necesidad no puede ser articulada en la demanda. El
deseo permite al sujeto existir ms all de su reduccin a un ideal. Por ello el deseo destruye
al Otro.
El deseo destruye al Otro, le quiere castrado, con elementos faltantes, quiere la destruccin del
deseo del Otro.
En el grafo del deseo, Lacan introduce al Otro del deseo (no del significante) como otro castrado
que no puede ya articular plenamente su deseo.
Lo coloca en la cadena superior como, lugar del mensaje inconsciente que tiene que ver con
el deseo del Otro. Desde este lugar el Otro no da respuestas, hay un silencio. Es el lugar del
deseo del otro, lugar a evitar, es traumtico. Se puede articular a travs del fantasma, que
hace de cortocircuito, de desvo, una manera de enfrentarse.
Este deseo es angustioso. Cuando el sujeto se enfrenta a este deseo del Otro fracasa en la
manera de sostener su propio deseo.
La estructura de una neurosis es esencialmente una pregunta y que supone ya una
respuesta anticipada (que no hay respuesta). En la neurosis, esa respuesta se localiza en
el nivel del fantasma.
Siempre la pregunta neurtica es por la diferencia de los sexos.
Teniendo en cuenta el grafo del deseo, el neurtico desva el recorrido tomando por el circuito
corto del fantasma, no desplegando el interrogante. La neurosis elige desplegarse por la ruta
del fantasma.
Llegamos al punto de detencin de la pregunta qu soy? y en el lenguaje no se encuentra
todo para contestar. Este punto de llegada entramado con el encuentro con la castracin
implica del lado del sujeto una respuesta que es la angustia. Cuando no se encuentran
respuestas, cuando no hay medios para elaborar una respuesta, se construye el fantasma.
El fantasma es un guion, simblico-imaginario donde el sujeto trama una historia, un
intento de respuesta, donde pone en juego su forma de satisfaccin imaginaria.
Resulta que el fantasma se articula al sntoma. El fantasma, el sntoma, el yo, son una manera
de responder cuando no hay respuesta. Cuando el neurtico se encuentra con una grieta en
lo simblico, la falta de material significante, es decir, La falta del Otro. Y como ya se ha
dicho, el encuentro con la falta del Otro nunca es sin angustia.
La postergacin ya comentada es una caracterstica ms del fantasma obsesivo.
Observamos cmo se aleja del deseo temporalmente, lo procrastina.
El fantasma del obsesivo es un fantasma de ofrenda, de oblatividad, relacionado con el
objeto anal, objeto de regalo.
FANTASMA DE LA OBLATIVIDAD
En el campo de la analidad, las cosas se ponen en trminos de demanda. Y el fantasma
de la oblatividad es un fantasma de demanda, toda la lgica salido-anal se sostiene en el
campo de la demanda, que es una demanda de lo que se tiene que hacer en tiempo y forma.
El neurtico obsesivo en el campo de la analidad intenta pescar del Otro la demanda,
para darle al Otro justo lo que el otro quiere, suponiendo que se trata de una demanda y
no de un deseo (quiere que le demanden, como si fuera pedir permiso, para poder
desear). Entonces si el Otro desea, el Otro esta barrado, hay una falta. Si uno tiene todo,
entonces, no hay deseo. La falta, es el motor del deseo.
El deseo siempre implica que no se puede completar al Otro por un lado pero a la vez, en el
deseo del Otro surge el sujeto.
El fantasma de la Oblatividad intenta tapar el deseo del Otro. Taparlo a la forma de una
demanda y el obsesivo asi, transforma el deseo en demanda. Y esto es hacer del deseo,
un deseo imposible. Y el obsesivo busca estrategias para tapar ese agujero del deseo, a
diferencia de la histrica que le da vida al deseo.
En Lacan, lo que Freud marca como regresin, termina siendo ledo como este
fantasma de la oblatividad, la transformacin del deseo en demanda.
A diferencia de la histeria intenta construir un Otro no tachado, pero que sea amo de su
deseo. Cabe recordar no obstante que el obsesivo quiere saber de verdad qu es y qu
desea.
El obsesivo cada vez que se enfrenta con el deseo se defiende de l deseando un objeto
prohibido o inhibiendo el deseo. As aparece el deseo como imposible.
El obsesivo busca entonces la destruccin del Otro porque una vez el Otro desaparezca, este podr empezar a
actuar, podr empezar a desear libremente. Desea algo prohibido, imposible, cosa de nunca llegar a l y as
postergar sus actos.