El Canon de Belleza Femenina en Los
El Canon de Belleza Femenina en Los
El Canon de Belleza Femenina en Los
Resumen: Estudio del tpico del canon de belleza femenino en la poesa rabe clsica, tal
como lo presenta Ibn Qutayba en su antologa Uyn al-ajbr y en la seccin conocida por
Kitb al-nis. El estudio comprende poemas y prosa en rabe, acompaados de la traduc-
cin espaola hecha por la autora.
Abstract: Studies of the literary motif of the female beauty in the classical Arabic poetry,
as shown by Ibn Qutayba in his anthology Uyn al-ajbr, as well as in the section known
as Kitb al-nis. Poems and prose in Arabic are included, with Spanish translation by the
author.
Palabras clave: Ibn Qutayba. Mujer. Adab. Canon de belleza femenina. Poesa rabe.
Key words: Ibn Qutayba. Woman. Adab. Canon of female beauty. Arabic poetry.
Recibido: 11/11/2014 Aceptado: 07/07/2015
1. INTRODUCCIN
La carga de sensualidad que emana de la poesa rabe hace que el tpico de la
belleza femenina sea uno de los temas que mayor abundancia de datos nos pro-
porciona. Ciertamente, cabe destacar que existe un estereotipo de mujer ideal (en
el sentido fsico), prefijado ya en los primeros siglos del islam y que se mantiene
constante a lo largo de la cultura rabe.
El autor de la obra que aqu tratamos, Ibn Qutayba1, cultiv el gnero de prosa
literaria adab2 y, junto a Ibn Muqaffa3 y al-i4, es su representante ms cle-
1. Para la biografa de Ibn Qutayba: Gerard Lecomte. Ibn Qutayba, lhomme, son oeuvre, ses ides.
Damasco, 1965; Isq Msa al-Husayn. The life and works of Ibn Qutayba. Beirut, 1950; Gaudefroy-
Demombynes. Introduction au livre de la posie et des potes. Paris: Les Belles Lettres, 1947; Gerard
Lecomte. Ibn Kutayba. EI, vol. III, 1979-2004, p. 844b; Carl. Brockelmann, Geschichte der ara-
bischen Literatur, vol. I, 120-123; SI, 184-187; Ibn Jallikn. Wafayt al-Ayn. Trad. William Mac
Guckin de Slane. Ibn Kallikans biographical dictionary. Beirut, 1970, t. II, pp. 22-24; al-Jab al-
Bagdd. Tarj Bagdad. Ed. Muaf Abd al-Qdir A. Beirut, 1997, t. X , p. 168; Ibn al-Nadm.
Kitb al-fihrist. Trad. Bayard Dodge. The fihrist of al-Nadm. New York, 1970, t. I, pp. 170-172.
bre. Escribi ms de 23 obras, entre las que destaca la obra conocida como Uyn
al-ajbr5, un libro de carcter enciclopdico en el que su autor, con un estilo culto
pero a su vez ameno y cercano, relata tradiciones, ancdotas y leyendas de diver-
sos personajes, en su mayora conocidos por la tradicin cultural del islam, y que
resulta de un gran valor literario e histrico.
La eleccin de la obra de este autor como objeto de estudio y traduccin se
fundamenta y justifica por la importancia misma del autor en las letras rabes, ya
que gracias a su pluma podemos aprender buena parte de los valores de la socie-
dad bagdad (y oriental en general) del siglo IX, as como la visin que se tena de
las mujeres en aquella poca.
El presente trabajo pretende estudiar y analizar los versos que Ibn Qutayba re-
copila en su conocido Kitb al-nis (Libro de las mujeres) en aquellos captulos
que el autor dedica a la belleza y la bondad femenina, con el objetivo de dar a co-
nocer la traduccin del rabe clsico al espaol de algunos de los versos que
7
*
El honor de su linaje y sus rostros iluminaron las tinieblas de la noche, * tanto que
pudo enhebrar y colocar las perlas del collar.
6. Poeta de la segunda mitad del siglo VI de J.-C. Ch. Pellat.Laq b. Zurra. EI, vol. V, p. 640a.
7. Ibn Qutayba. Uyn al-Ajbr. Ed. Ysuf Al awl y Mufd Muammad Qumaya. Beirut: Dr
al-Kutub al-Ilmya, 2003, vol. II, Kitb al-nis, p. 25.
Se entiende que el brillo de sus rostros blancos era tal, que la persona que fa-
brica collares pudo ver en la noche, tanto, como para enhebrar las perlas del co-
llar.
En el siguiente verso un beduino utiliza la misma figura literaria a la que alu-
damos antes, para hacer mencin a la luna, mientras recuerda a una bella mujer,
de la que dice: ella me la hizo ver, es decir, la mujer me hizo ver la luna en su
rostro:
8
Estuve a solas con ella, y la luna me hizo verla, y cuando se ocult, ella me la hizo
ver9.
A los poetas rabes les apasionaba la blancura del rostro de la mujer y la pure-
za de su piel brillante, por lo que la comparacin del rostro con la blancura y bri-
llantez de la luna es un recurso muy utilizado en poesa.
Tambin es corriente encontrarnos algunos nombres de estrellas, constelacio-
nes o astros convertidos en ejemplos metafricos de la belleza:
*
10
*
A un muchacho lo bendijo Dios con un encanto natural, * tena facciones bellas y
no era desagradable a la vista.
Como si las Plyades11 hubieran sido colgadas a su lado, * en su nariz estuviera Si-
12
rio y en su rostro la luna.
Como apunte a tenor de este verso, se puede decir que los poetas orientales y
andaluses desarrollan una abundante poesa homoertica. La descripcin de la
belleza de los efebos es muy semejante a la de la fmina, de forma que a veces es
8. Ibidem, p. 26.
9. Se utiliza un rabe antiguo para no romper la rima, pues al haber dos complementos directos la es-
tructura corriente es: en lugar de la que aparece en el texto original. Es una licencia slo
permitida a los poetas, habiendo incluso un dicho en rabe que dice : El
poeta tiene licencia para hacer cosas que el resto no puede.
10. Ibn Qutayba. Uyn, vol. II, Kitb al-nis, p. 27.
11. Estrellas de la constelacin zodiacal del Toro; forman un grupo que a simple vista contiene unas
12 estrellas que se presentan bastante juntas. Enciclopedia universal ilustrada europeo-americana,
Madrid: Espasa-Calpe, 1994, t. XLV, pp. 775-776. La comparacin con la constelacin de las Plya-
des es un clich de la poesa beduina. Al-. Kitb al-bujal. Trad., intrd., notas e ndices de Se-
rafn Fanjul. El libro de los avaros. Madrid: Editorial Nacional, 1984, p. 302.
12. Estrella de la constelacin del Perro Mayor; es el astro ms resplandeciente del cielo, siendo
visible desde nuestras latitudes durante todo el invierno. Enciclopedia universal, t. LVI, pp. 795-802.
.13 *
Llegaron a la hora del almuerzo14 con ella * y cubri el rostro del sol con el sol15.
.16 *
Son unos rostros que, si se pusieran en marcha al anochecer, * habran dispersado
las tinieblas, hasta el punto de que habras visto cmo la noche desapareca.
En este verso, el poeta contrasta luz y oscuridad, contraste entre el cabello ne-
gro y espeso y la claridad brillante que desprende la aparicin de las primeras ca-
nas:
.17 *
La blancura que aparece desde el arranque de su pelo * se oculta en l, siendo es-
peso y negro.
Es como si en l hubiera una claridad brillante, * al mismo tiempo que es una no-
che, y sobre ella hubiera una oscuridad absoluta.
El cabello bonito es, sin duda, uno de los elementos ms importantes de la be-
lleza y sensualidad femenina; al hilo de este tema y del contraste entre las canas y
el pelo negro, cabe citar lo dicho por Alieen el Kadi: Los cabellos corresponden
al elemento fuego, por ello su negrura ratifica el sentido de energa oscura, terres-
tre. Perderlos por la vejez significa fracaso; es la caducidad de esa energa jo-
vial18.
En la poesa rabe el contraste luz y oscuridad es muy manido, sobre todo en
los poetas modernos, siendo frecuente tambin, adems de nuestro ejemplo, el
contraste entre la luz del rostro y la oscuridad del pelo negro.
La comparacin como smbolo metafrico entre las perlas y la blancura de la
piel es asimismo usual en los poetas rabes. En el siguiente ejemplo, Sukayna b.
al-usayn19 hace uso de dicha comparacin cuando le hace poner unas perlas a
una muchacha, a fin de que la luminosidad que desprende la blancura de su piel
haga brillar a las propias perlas:
20
Juro que no le hice ponrselas sino para que luciesen.
22
*
La blancura la bendijo, el paraso la cre con elegancia * y la hizo minuciosamen-
te, honrndola.
.25 *
Y abandona la gacela a la cra pero la mira de reojo, * y cuntos amantes se sepa-
ran y sus miradas estn llenas de temor!.
La referencia a los ojos de la gacela, por su belleza, es uso frecuente por los
poetas para describir la belleza de la amada.
Un ejemplo de los ojos negros de la gacela lo encontramos en el siguiente ver-
so:
.26 *
Una gacela de ojos negros * y de habla gangosa.
28
La dulzura en los ojos, la belleza en la nariz, y la gracia en la boca.
23. En el islam, una hur (r o riyya) nombre que el Corn aplica a las mujeres bellsimas, que
sern compaeras de los bienaventurados en su paraso. Enciclopedia universal, t. XXVIII. p. 746.
24. F. Vire. Ghazl. EI, vol. II, p. 1036b.
25. Ibn Qutayba. Uyn, vol. II, Kitb al-nis, p. 85.
26. Ibidem, p. 129.
27. Ibn al-Arb (767-846), Fillogo de la escuela de Kfa. Sus bigrafos destacan su saber en
gramtica, lexicografa, genealogas y poesa. Asimismo, pasa por haber dictado de memoria muchos
libros; de hecho al-, que lo conoci personalmente, lo cita como rw (memorin). Se le atribu-
yen una veintena de obras. Ch. Pellat. Ibn al-Arb. EI, vol. III, p. 706b.
28. Ibn Qutayba. Uyn, vol. II, Kitb al-nis, p. 28.
Otra parte del rostro, mencionada en el ejemplo anterior, al que nuestro Libro
de las mujeres le dedica un captulo, es la nariz. La nariz bonita era la nariz chata,
es decir, pequea y fina, siendo, por el contrario, una cualidad rechazada o moti-
vo de mofa la nariz grande y ancha. Es una conclusin que sacamos de lo recogi-
do en el captulo que la obra dedica a esta parte del rostro, de donde extraemos
este prrafo de Ab Zayd29 que confirma nuestra tesis:
! :
.30
Vi a un beduino cuya nariz pareca una silla de camello de lo grande que era, en-
tonces nos vio rernos y dijo: De qu os res? Juro que somos de una tribu que no nos
llamaban ms que los chatitos.
.31 *
Mi nariz es como una persona que est delante de m, * que me vio y se levant.
Las flores eran consideradas uno de los elementos naturales ms bellos sobre
la tierra, pues no slo embellecan los campos con su mezcla de colores, sino que
29. Puede tratarse de Ab Zayd al-Anr (m. circa 831). Gramtico y lexicgrafo rabe de la escue-
la de Basora, y maestro entre otros de Ab tim al-Siistn. Contemporneo de Ab Ubayda y al-
Ama, es considerado superior a ellos como gramtico. Entre sus numerosos tratados, han sobrevivi-
do solamente dos: Kitb al-maar (Libro de la lluvia), recopilacin de expresiones rabes sobre la llu-
via, y Kitb al-nawdir (Libro de las rarezas), recopilacin de poesas raras. C. Brockelmann. Ab
Zayd al-Anr. EI, vol. I, p. 167a.
30. Ibn Qutayba. Uyn, vol. II, Kitb al-nis, p. 60.
31. Ibidem, p. 61.
32. Ibidem, p. 30.
*
*
34
. *
Dos amantes unieron sus mejillas * cuando besaban la Piedra Negra.
Y se han tocado sin pecar * como si no existiera el tiempo para ellos.
35
Y si no fuera por el empuje de la gente * no se hubieran despertado hasta el final .
36
*
La pasin de un beso disculpa ante Dios su ofensa * y con ella se alimenta a los
pobres y el ayuno.
*
37
33. Es Ab Nuws al-asan b. Hni al-Hakam (m. entre198/813 y 200/815), poeta rabe de la co-
rriente llamada modernista. Es uno de los poetas clsicos ms conocidos. Cultiv primero una poesa
en la tradicin rabe clsica, sin embargo, el gnero por el que destac y al que pertenece gran parte
de su poesa es la poesa bquica, en consonancia con su vida disipada. E. Wagner. Ab Nuws. EI,
vol. I, p. 143a.
34. Ibn Qutayba. Uyn, vol. II, Kitb al-nis, p. 93.
35. Es un famoso verso que Ab Nuws dedica a una esclava llamada Jann por la que hizo la pere-
grinacin a la Meca, de manera que pudo tocar su mejilla cuando besaban los dos la piedra negra de la
Kaba. Ab Nuws. Dwn, W 4, 42: 6-12; DS, p. 198; WAN 45.
36. Ibn Qutayba. Uyn, vol. II, Kitb al-nis, p. 93.
37. Ibidem, p. 93.
Para finalizar con el comentario sobre la boca debemos aadir tambin otro
elemento relacionado con ella, que constituye adems otro de los encantos mgi-
cos de la mujer, la sonrisa. El significado de la sonrisa es distinto a la belleza de
la boca. La sonrisa es considerada por los poetas rabes fuente de alegra y jovia-
lidad. En el siguiente verso el poeta habla de la licitud del beso que da a su amada
en una boca sonriente y, por tanto, consentido por sta:
.38 *
Y no obtuve de ella nada ilcito, * ms que besar su boca sonriente al amanecer.
39
*
Cuando ellas muestran las mejillas descubren * las encas de la boca para sonrer.
Por ltimo, las mejillas, ya citadas en el verso anterior, completan las descrip-
ciones estticas del rostro. stas gozan tambin de su punto de seduccin y, por
supuesto, de belleza, especialmente, en lo que a la frescura y delicadeza de su piel
se refiere, smbolo de juventud y vitalidad; esa delicadeza en la piel de las meji-
llas nos la transmite Qays b. Dar40 en este hiperblico verso:
41
*
Soy cuidadoso con sus mejillas, cuando la miro * temo dejar marca en su rostro.
La predileccin por una piel fina y suave es una constante en la poesa rabe.
En la misma tesitura que el verso anterior, este poeta nos transmite esa suavidad y
delicadeza cuando describe la piel de su amada en unos versos cargados de ternu-
ra que traducimos as:
*
*
. 42 *
Tiene la piel tan fina que * si se lavara, las burbujas del agua, rasguaran su piel.
En ocasiones las mejillas actan de cmplice del amante que pretende a una
mujer, pues es precisamente en ellas, donde el color sonrojado le indica a ste si
su amada se ruboriza con sus palabras y, por tanto, si es correspondido por ella
como sucede en el siguiente verso:
43
*
Invitaron sus ojos a los mos a reunirse y lo acept, * y tuve respuesta en sus meji-
llas, pues enrojecieron y se veng de mi corazn.
Haba tambin una predileccin especial por parte de los poetas hacia los lu-
nares en las mejillas de las mujeres, que, por el contrario, consideraban signo de
fealdad en el hombre, como comprobamos en este verso:
44
*
El lunar en la mejilla del joven lo afea * y en la mejilla de la muchacha joven es
bello.
47
No vi un vestido que adorne ms a un hombre que la elocuencia, ni vi una tnica
que adorne ms a una mujer que la grasa.
48 :
Ciertamente ests de buen ao!, entonces contest: Esa es la prueba de la gra-
cia de Dios de la que gozo!.
49
Bscame una mujer alta y de brazos largos, delgada de muslos y ligera de caderas.
*
51
*
Oh hermosura de cuya estirpe naci Eva * si no fuera por ti el mundo no sera be-
llo ni bueno.
T eres tal que si Dios muestra [tu] imagen a alguien,* ste alcanza la eternidad y
no envejece ni encanece su pelo.
: . : !
:
:
53
Qu guapo eres!. Y l le pregunt: Por qu dices eso? Pues no tengo el pilar de
la belleza, ni llevo encima sus vestiduras ni su turbante; y ella dijo: Y cul es el pilar
de la belleza, y cules son sus vestiduras y su turbante?. l contest: El pilar de la be-
lleza es ser alto de estatura, y yo soy bajo; y en cuanto a sus vestiduras deben ser blan-
cas, y yo no lo soy; y su turbante ha de ser de pelo negro, y yo soy calvo. As que si
hubieras dicho: Qu simptico y qu salado eres! habra sido ms apropiado.
54
*
Entonces vi claro que el enanismo es una humillacin * y que la fuerza de los
hombres reside en su altura.
57
*
52. Transmisor de tradiciones histricas, versos y discursos memorables. Famoso por su elocuencia.
Ch. Pellat. Khlid b. afwn. EI, vol. IV, p. 927a.
53. Ibn Qutayba. Uyn, vol. II, Kitb al-nis, p. 23.
54. Ibidem, p. 54.
55. Ibn Qayyim al-Jazya. berdie Frauen: Liebeshistorien und Liebeserfahrung aus dem arabis-
chen Mittelalter. Ed. Dieter Bellmann. Mnchen: C.H. Beck, 1986, p. 339.
56. A pie de pgina del texto rabe (Ibn Qutayba. Uyn, vol. II, Kitb al-nis, p. 31 y nota 1) se di-
ce que se trata de al-Marrr Munqi al-Adw, de la tribu de los al-Adwya, y que este verso es extra-
do de una larga casida que se encuentra en las al-Mufaaliyyt. Mufaal b. Muammad al-abb.
The Mufaaliyyt; an anthology of ancient Arabian odes, 1918-1921, p. 142.
57. Ibn Qutayba. Uyn, vol. II, Kitb al-nis, p. 31.
Sus mejillas brillan, su cuello es alargado * y sus pechos turgentes, aunque todava
no hayan amamantado.
59
El cuello de la mujer no es bello hasta que sus pechos son grandes.
:
63
A propsito de lo dicho sobre el fruto del toronjo (la toronja), est lo dicho por la
madre de Zar64: Sali Ab Zar mientras se bata la nata de la leche65 y se tropez
58. Al-a b. Ysuf. Maestro de la escuela de al-if (m. 714). Abd al-Malik lo nombr go-
bernador de Arabia, 692, y de Iraq, 694. Muy conocido por su brutalidad, pero tambin por su reforma
de la ortografa. A. Dietrich. Al-adjdjdj b. Ysuf. EI, vol. III, p. 39b.
59. Ibn Qutayba. Uyn, vol. II, Kitb al-nis, p. 31.
60. La palabra teta, pecho es una palabra de gnero ambiguo, a pesar de ser un miem-
bro doble del cuerpo. La norma en lengua rabe es que los miembros dobles del cuerpo son del gnero
femenino, an as tiene algunas excepciones, en las que el gnero es ambiguo. En el texto el autor opta
por la uso no normativo en masculino . Otras palabras como mano o
pierna aparecen a lo largo de nuestra traduccin, y en versos posteriores de este comentario, con-
formndose a la normalizacin de femenino.
61. Alois Richard Nykl. Historia de los amores de Bayad y Riyad, una chantefable" oriental en es-
tilo persa. New York: Printed by order of the Trustees, 1941, p. 3.
62. Corn. Ed. y trad. Julio Corts Soroa. Barcelona, 1999, LXXVIII, 33, al-Naba (La noticia).
63. Ibn Qutayba. Uyn, vol. II, Kitb al-nis, p. 8.
64. No identificado.
68
*
Una mujer que no sabe pronunciar da a luz a un gordo pequeajo que padece el
mismo defecto * y, an as, anda pavonendose vestida de colores.
Una vez finalizado el estudio sobre el aspecto fsico que deleitaba e inspiraba
a los poetas rabes, nos centramos ahora en la imagen esttica de la mujer descri-
ta en nuestros poemas, haciendo hincapi en cinco aspectos principales: El peina-
do, los cosmticos, los perfumes, la vestimenta y las alhajas.
Entre los tipos de peinado que solan llevar las mujeres, el de las trenzas es el
que ms aparece. Segn Manuela Marn: La preferencia por el peinado recogido
sobre la cabellera suelta ha de inscribirse en un contexto ideolgico no exclusi-
vamente islmico que interpreta el cabello suelto de las mujeres como signo de
65. Lit.: los pellejos de la leche se batan. Se nos hace la siguiente aclaracin a pie de pgina:
: , es decir, es el plural de odre de leche tambin seno
desarrollado, y es la piel de la leche. Traducimos nata de la leche en lugar de pellejos de la leche,
por creer que se ajusta ms al castellano. Ibn Qutayba. Uyn, vol. II, Kitb al-nis, p. 8 y nota 2.
66. Alois Richard Nykl. Historia, p. 3.
67. DRAE. Madrid, 197019, p. 493.
68. Ibn Qutayba. Uyn, vol. II, Kitb al-nis, p. 9.
71
*
Y bes su boca agarrndome a sus bellas trenzas, * como el sediento coge el jarro
de agua fresca para beber.
Por otra parte, uno de los cosmticos ms utilizado por la mujer rabe desde la
antigedad y hasta el da de hoy, es el kul. Esta pasta mineral de color negro in-
tenso, hecha con polvo finsimo de sulfuro de antimonio, tuvo en sus comienzos
una funcin teraputica, pues se usaba para proteger los ojos de posibles infec-
ciones creadas por la arena del desierto, pero pronto fue utilizada por las mujeres
rabes para resaltar los ojos, que adquiran mayor expresividad al aparentar ser
ms grandes. Nuestra obra no es una excepcin, y hallamos versos en los que se
alude a este cosmtico, como es el caso del siguiente verso:
72
*
No me enga ms que el tinte de su mano, * el antimonio en sus ojos y sus vesti-
dos del color del azafrn.
Este verso abarca varios aspectos de la imagen esttica que los poetas rabes
tratados en los Uyn pretenden darnos de la mujer. Vemos, en efecto, el uso del
antimonio o kul en los ojos, pero tambin se habla del tinte en las manos, sir-
vindonos de puente para comentar otro de los cosmticos usados por estas muje-
res, la henna o alea. Producto que era, y es en la actualidad, usado por las muje-
res para teir su pelo o sus manos y pies de un color rojizo-anaranjado que, junto
a las joyas que veremos ms adelante, complementaba la belleza de la mujer.
La mujer rabe, reflejada en estos versos, procura tener un buen olor, no slo
por una higiene adecuada, sino recurriendo a los mejores aceites y perfumes de
Oriente, y as, el aroma que desprende la amada resulta un atractivo muy impor-
tante.
.74 *
Con fragancia Sallma75 sedujo a al-Qass76, * y ella nunca lo abandon ni en men-
te ni en espritu.
En este otro verso el poeta habla del almizcle y el perfume como un elemento
esencial para sobrellevar la fealdad de la mujer con la que yace, afirmando que,
efectivamente, el buen olor de las fragancias le es til:
77
*
Ella difunda aromas de almizcle y perfume, * pongo a Dios por testigo que la fra-
gancia es til.
Por otra parte, no se sabe con datos explcitos el poder adquisitivo o material
que posean las mujeres que aparecen en los Uyn, pero s sabemos que vestan
con velo y llevaban joyas y adornos. Si se trataba de esclavas cultas, cantoras o
danzarinas, viviran tan bien como les permitieran sus amos, a menos que fueran
liberadas; sin embargo, nada de esto nos dicen los poemas tratados en la obra.
*
79
*
Qu Dios supla los burqas de los trajes de las jvenes!, * pues es un mal del que
no hablamos.
Los burqas ocultan a las hermosas y no las vemos, * y adornan a las feas que pre-
sumen ante nosotros.
81
80
*
Y cuando vio la gloria se quit sus ropas, * se visti con ropa de larga cola y se
cubri con una tnica.
Otra prenda que aparece frecuentemente en las poesas es un tipo de velo lla-
mado jimr82, en rabe, . Es un velo en forma de capa que se extiende hasta
la cintura cubriendo la parte frontal del cuello, la barbilla y la boca y que se ad-
hiere a la parte superior de la cabeza.
83
Suelta su cola sobre el taln como una avestruz, y deja caer su velo sobre el rostro
como el trapo para retirar del fuego la olla caliente.
78. Para una informacin ms completa del uso de esta prenda en los distintos pases de la Pennsula
Arbiga y el norte de frica, vase Reinhart Pieter Anne Dozy. Dictionnaire dtaill des noms des
vtements chez les Arabes. Amsterdan: Jean Mller, 1845, pp. 64-68.
79. Ibn Qutayba. Uyn, vol. II, Kitb al-nis, p. 39.
80. En rabe, , significa cola, pero tambin puede hacer referencia a la parte de un vestido que
toca el suelo. Jabbr Abdel-Nour. Dictionnaire, Dictionnaire Abdel-Nour al-Mufaal: Arabe-
Franais. Beirut, 2002, t. I, p. 898.
81. Ibn Qutayba. Uyn, vol. II, Kitb al-nis, p. 27.
82. Reinhart Pieter Anne Dozy. Dictionnaire dtaill, pp. 169-170.
83. Ibn Qutayba. Uyn, vol. II, Kitb al-nis, p. 40.
84. Reinhart Pieter Anne Dozy. Dictionnaire dtaill, pp. 371-375.
.
86
Bscame una mujer blanca, alta, con buena apariencia, de buenos modales, que se
ponga de pie y su camisa slo roce las puntas de los huesos de los hombros, los pezo-
nes de sus pechos, sus nalgas y la piel de sus rodillas87.
89
Es como si se pusiera una camisa hecha de la piel de un escarabajo.
Entre los tipos de tejido codiciados por la mujer oriental, la seda es el preferi-
do. La seda cruda representaba un modelo de prestigio y elegancia social, por es-
tar slo al alcance de una minora, la ms rica. Este tejido es nombrado en este
verso cuando se habla de la elegancia de una mujer:
85. Fillogo rabe nacido en Basora, que junto a Ab Ubayda y Ab Zayd al-Anr dejan un im-
portante legado en materia de lexicografa y poesa rabes, al que fillogos posteriores deben gran
parte de sus conocimientos en estos campos. Los tres fueron discpulos de Ab Amr b. al-Al, el jefe
de la escuela de Basora. Entre sus obras destaca la denominada al-Amayt, una antologa de 72
poemas o fragmentos de poemas preislmicos o arcaicos en la que se reflejan sus tendencias literarias.
En los captulos de los Uyn traducidos en este trabajo, al-Ama es, junto con al-Madin, una de
las fuentes ms citadas. B. Lewin. Al-Ama Ab Sad Abd al-Malik b. urayb. EI, vol. I, p.
717b.
86. Ibn Qutayba. Uyn, vol. II, Kitb al-nis, p. 7.
87. Interpretamos que el autor quiere aqu referirse a una mujer muy delgada, de forma que al poner-
se de pie su delgadez hace que la camisa que viste sobre sus hombros roce slo aquellas partes que
sobresalen en el cuerpo femenino como son: los pezones, las nalgas y los huesos de las rodillas.
88. Ibn Qutayba. Uyn, vol. II, Kitb al-nis, p. 42 y nota 4.
89. Ibidem, p. 42.
90
*
Dulce (agradable), de carcter jovial (alegre), con su turbante de seda cruda, * y en
la palma de la mano una llave de los hechizos del Diablo.
Como complemento a las ropas estaban los adornos, en los que incluimos las
joyas que utilizaban las mujeres para embellecerse. Ibn al-Jab habla del gusto de
las granadinas por las mismas y las cita, coincidiendo algunas de ellas con las que
aparecen en la traduccin del Libro de las mujeres; dice as: Las joyas de los ri-
cos, por ejemplo, collares, brazaletes, ajorcas (jaljl) y pendientes (unf) son
hasta hoy da de oro puro91. El iqd (collar) y durr (las perlas), como veamos en
algunas de las poesas comentadas, son los atavos ms citados a lo largo de las
poesas, pero no son los nicos. Encontramos en el siguiente verso una alusin al
wi92 , para aludir al cinturn:
93
*
Qu raro que una chica tan joven, una que se cie un cinturn llamado wi, *
porque su cintura es estrecha, sea entregada en matrimonio a un viejo bajito de la tri-
bu!.
*
94
Qu extrao!, la vida est llena de extraezas! * acaso vale la ajorca en la pata
del adive95, seco tobillo y corvejn de hierro?
97
*
Conversaba conmigo Salm dejando caer joyas * sobre mis necesidades y mis se-
cretos.
Los poetas rabes han dedicado muchos de sus versos a ensalzar la importan-
cia de la elocuencia en una mujer como smbolo de belleza. El hablar correcta-
mente supona que la mujer tena cultura y buena educacin. En este sentido son
interesantes unos versos del mismo captulo, en los que la comparacin y la met-
fora se anan para expresar lo agradable de la conversacin. As, se recita lo di-
cho por D l-Rumma98:
99
*
Tuvimos un intercambio de palabras * que fue como la miel mezclada con el agua
del manantial100.
D l-Rumma, gran poeta de transicin, culto e inteligente, daba una gran im-
portancia a la elocuencia y a la conversacin, lo cual queda patente con el uso que
hace del smil entre las palabras y la miel en el verso anterior: Tuvimos un
intercambio de palabras que fue como la miel. Cabe decir, con respecto a la
mencin de la miel, que en poesa se hacen continuas referencias a la saliva de la
95. Mamfero carnicero, parecido a la zorra, de color leonado por el lomo y blanco amarillento por
el vientre. En el siglo XVI, estos animales, que se domestican con facilidad, se pusieron de moda en
Europa, y se traan de los desiertos de Asia. DRAE, p. 26.
96. Poeta cristiano de la poca omeya. Son clebres sus panegricos sobre Yazd I, Ziyd, al-
a, o Abd al-Malik del que fue vate oficial. Toda su carrera est dominada tambin por sus lu-
chas poticas contra su contemporneo, el poeta arr. Ambos, que se dedicaron feroces diatribas, son
continuadores de la tcnica de la poesa preislmica. R. Blachere. Al-Akhal. EI, vol. I, p. 330b.
97. Ibn Qutayba. Uyn, vol. II, Kitb al-nis, p. 82.
98. l-Rumma. Apodo con el que es conocido el clebre poeta rabe del desierto de la poca ome-
ya Gayln b. Uqba, muerto hacia 735. R. Blachere.Dhu l-Rumma. EI, vol. II, pp. 245a.
99. Ibn Qutayba. Uyn, vol. II, Kitb al-nis, p. 83.
100. Este verso aparece en Ibn Manur. Lisn al-arab. Beirut, 2003, t. VIII, p. 358.
amada, por ser sta considerada smbolo de contacto sexual. Esta sustancia que el
poeta recoge de su amada es a menudo comparada con la miel, como lquido re-
confortante y smbolo de la entrega de amor, y con el vino, como sustancia em-
briagante. El mejor ejemplo de lo dicho sobre el vino nos lo brinda Bar b.
Burd101 con este verso, en el que compara la sensacin de embriaguez que siente
al beber vino, con la que siente ante la conversacin de la mujer a la que se lo de-
dica:
102
Su conversacin es como un vino embriagador.
103
*
Tu conversacin es ms deseable cuando se te acerca un visitante nocturno * que
mezclados el agua y el vino del dtil.
.( ) :
.105 :
Se nos distingue por cinco cualidades: por belleza, elocuencia, benevolencia, pon-
deracin y fortuna, (se refiere a las mujeres). Y se [le] pregunt por los Ban Umma-
ya. Entonces dijo: Ellos son ms infieles, ms viciosos y ms mentirosos; y nosotros
somos ms elocuentes, ms bellos y ms benevolentes.
Para finalizar con este sucinto anlisis, cabe decir que, en virtud de la percep-
cin de su resplandor en lo contingente, la belleza tambin es vista como fuente
de alegra, felicidad y placer. Es por eso por lo que se considera la hermosura y la
101. Famoso poeta iraqu del siglo VIII. R. Blachere. Bashshr b. Burd. EI, vol. I, p. 1080a.
102. Ibn Qutayba. Uyn, vol. II, Kitb al-nis, p. 82.
103. Ibidem, p. 83.
104. Primo y yerno de Mahoma as como su primer seguidor, fue el 4 califa ortodoxo (656-661)
tras la muerte del Profeta, que tuvo lugar el 8 de junio del ao 632. Se trata de una de las figuras ms
relevantes de la historia del islam, en torno al cual se forj, como defensora de su causa, la fraccin
que an hoy contina vigente en algunas comunidades musulmanas. L. Veccia Vaglieri. Al b.
Ab alib. EI, vol. I, p. 381b.
105. Ibn Qutayba. Uyn, vol. II, Kitb al-nis, p. 26.
:
106
El aspecto necesita aceptacin, la nobleza necesita educacin, las alegras necesi-
tan tranquilidad, el parentesco necesita la amistad, y el conocimiento necesita de expe-
riencias, la dignidad necesita humildad, y la energa necesita esfuerzo.
3. CONCLUSIONES
A lo largo de este estudio hemos examinado un corpus potico y prosstico
con el objetivo primordial de demostrar que los textos literarios pueden aportar de
manera cierta, muestras del contexto histrico y cultural de una poca, referido en
este caso a las mujeres rabes.
A pesar de que en los fragmentos citados no nos hayamos encontrado ante una
descripcin detallada y exhaustiva, sino tan slo con algunos trazos metonmico-
metafricos que remiten a determinados atributos de hermosura, al reunir y com-
plementarlos con otros tantos rasgos sealados, creemos haber establecido lo que
acaso fuera el canon de belleza femenina rabe segn los textos que, a lo largo de
los siglos, Ibn Qutayba recopila en sus Uyn.
Se da una amplia informacin en lo que a la apariencia externa femenina se
refiere: pelo negro, ojos grandes, talle esbelto y fino, caderas anchas y exuberan-
tes, etc., en contraste con una escasa alusin a la forma de ser o a su carcter. O
sea, se tiene en cuenta de manera ms explcita el aspecto fsico, no el psquico.
En efecto, en los poemas aparece una mujer estereotipada en rasgos fsicos,
con una actitud ciertamente pasiva y como imagen de mujer ideal y perfecta en un
decorado previsible.
La reconstitucin de lo que llamamos el canon de belleza femenina rabe, nos
permite vislumbrar cmo se perciben y describen los atributos que hacen hermosa
y deseable a la mujer, pero apenas sabemos cmo preferan que fuera su persona-
lidad o su carcter, excepto algunas alusiones a su elocuencia como atributo.
Como puede observarse en el texto, estas mujeres no poseen unas facciones
individualizadas, sino que estn formadas con la suma de todos los rasgos que, ya
desde la poca preislmica, eran considerados como el paradigma de belleza fe-
menina.
En el terreno literario podemos sealar las siguientes observaciones: