Autobiografía Alejandrina

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AUTOBIOGRAFA

Beata Alejandrina Mara da Costa

Los Salesianos, el propio P. Humberto Pasquale, abrieron la Autobiografa con una nota:

La Autobiografa, escrita por orden del Padre Mariano Pinho, SJ fue dictada por Alejandrina a D. Maria da
Conceio Leite Reis Proena, profesora de Balasar. En el Apndice se aprecian otros pormenores recogidos
en una conversacin con Alejandrina por el Padre Humberto Maria Pasquale y el Padre Ismael de Matos,
salesianos.

Balasar, 20 de Octubre de 1940

Despus de unos momentos de oracin para implorar los auxilios del Cielo y la luz del Divino Espritu Santo
para poder hacer lo que mi Padre espiritual me pidi, empiezo a describir mi vida, tal cual como Nuestro
Seor me la va recordando, todo esto con gran sacrificio.

NACIMIENTO Y BAUTISMO Me llamo Alejandrina Mara da Costa, nac en la feligresa de Balasar,


concejo de Pvoa de Varzim, distrito de Porto, el 30 de marzo de 1904, un mircoles santo y fui bautizada el
2 de abril del mismo ao, era entonces Sbado de Gloria.
Fueron mis padrinos mi to Joaquim da Costa y una seora de Gondifelos, Famalico, de nombre Alejandrina.

PRIMEROS AOS DE MI INFANCIA Desde mis primeros aos, encuentro en m tantas maldades, que,
como las de hoy, me hacen temblar. Era mi deseo ver mi vida, desde el principio, llena de encantos y de amor
para con Nuestro Seor.
Hasta antes de los tres aos de edad no recuerdo nada, a no ser alguna caricia que reciba de los mos. Con
mis tres aos recib el primer mimo de Nuestro Seor.

Como era muy inquieta, en cuanto mi madre descansaba un poco, tenindome acostada junto a ella, no quise
dormir y levantndome me sub a la parte delantera de la cama para llegar hasta una bolsa que contena grasa
para aplicarse en el cabello -conforme era uso- y por haber visto a alguien hacerlo, empec a aplicarla en mis
cabellos. Mi madre se dio cuenta y al hablarme me asust. Con el susto tir la bolsa al suelo, ca encima de
ella hirindome en el rostro. Fue necesario recurrir al mdico que, viendo mi estado se rehus a tratarme,
sintindose incapaz. Mi madre me llev a Viatodos, con un farmacutico de gran fama, que me cur, aunque
le cost mucho, porque fue necesario coser la cara por tres veces y me llev bastante tiempo que cicatrizara la
herida. El sufrimiento fue muy doloroso. Ah, si de esta edad hubiera sabido aprovecharme de l!... Pero no...
Despus de curarme, qued muy enojada con el farmacutico. ste, me ofreci algunos biscochos y vino, que
despus de remojados en el vino quera que me los comiese. Yo tena hambre y, a veces, hasta llegaba a llorar
porque no poda mover la quijada. No acept el ofrecimiento y hasta maltrat al farmacutico. He aqu mi
primera maldad.

Por los cuatro aos y medio, me pona a contemplar el cielo (la bveda celeste) y preguntaba si podra llegar
hasta all, si pudiese colocar unos sobre otros a todos los rboles, casas, cordeles de los carros, cuerdas, etc.,
etc. Como me dijesen que ni as llegara, quedaba descontenta y nostlgica, porque no s qu es lo que me
atraa hacia all.

Recuerdo que por esas fechas, tenamos en casa una ta enferma, que muri de cncer y me llamaba para
cuidar a su hijo, primer fruto de su matrimonio, servicio que haca con toda prontitud, ya sea de da o de
noche.

Ya en esa edad amaba mucho la oracin, pues recuerdo que mi ta me peda que rezara con ella para obtener
su curacin.

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DESARROLLO DE MI INSTRUCCIN RELIGIOSA. EMPEC A FRECUENTAR LA
CATEQUESIS Comenc a frecuentar la catequesis y a dar muestras de un gran defecto, la obstinacin. Un
da fui a la doctrina a la iglesia y el coadjutor del Seor Abad, P. Antonio Matias, me indic el lugar que deba
tener entre las pequeas de mi edad, pero, como iba acompaada de otras nias de ms edad, quise tomar mi
lugar entre ellas. Por ms carios que el Reverendo me hizo y me mostraba santitos, yo no fui capaz de ceder
a su orden. Das despus, Su Reverencia me convenci y qued siendo mi amigo y hasta me abrigaba de la
lluvia con su capa, de la casa hasta la iglesia y de all a casa. Recuerdo que era muy voluntariosa.

Cuando me encontraba en la iglesia, me pona a contemplar a los santos y los que ms me encantaban eran las
imgenes de Nuestra Seora del Rosario y San Jos, porque tenan unos vestidos muy bonitos y yo deseaba
tener unos iguales a los de ellos. No s si sera ya el principio de la manifestacin de mi vanidad. Quera tener
unos vestidos as, porque me pareca que quedara ms bonita con ellos.

A esta edad manifestaba mis defectos, pero tambin mostraba mi amor para la Madre del cielo, y recuerdo
con entusiasmo que cantaba los versitos a Nuestra Seora y hasta recuerdo el primer cntico que enton en la
iglesia que fue Virgen pura, tu ternura, etc.
Me gustaba mucho llevarle flores a las celadoras que componan el altar de la Madrecita.

VIVEZA DE CARCTER Era viva e tan viva que hasta me llamaban Mara Rapaz. Dominaba a las
compaeras de mi edad y hasta otras ms viejas que yo. Trepaba a los rboles, a los muros y los prefera para
caminar por ellos en lugar de las calles.

Me gustaba mucho trabajar: arreglaba la casa, acarreaba la lea y haca otros servicios caseros. Tena gusto
porque el trabajo fuese bien hecho y me agradaba andar aseadita. Tambin lavaba la ropa, y cuando ms no
tena que lavar, lavaba mi delantalcito. Cuando no saban donde andaba, era seguro que me encontraban
lavando en un riachuelo que corra cerca de mi casa.

Un da fui con mi hermana y una prima a apacentar el ganado, entre el que haba una yegua. En un cierto
momento, la yegua huy hacia el lado del campo que estaba cultivado, y cuando se regres, me tir en el
campo, cayndome de cabeza y despus qued abajo de ella; de vez en cuando me raspaba el pecho con una
pata sobre mi corazn, como quien brinca. Se levantaba, relinchaba y volva a hacer lo mismo. Esto pas
varias veces, pero no me pas nada.

Mis compaeras gritaban y acudieron varias personas, que quedaron admiradas de que saliera ilesa de los
brincos del animal.

Cuando me encontraba con unas primas que vivan ms lejos, cantaba con ellas por los caminos el Avemara.
Tambin me gustaba cantar cnticos del campo y hasta recuerdo el lugar en que cant la primera estrofa y
recuerdo la letra. Era as:

Oh Mara, dame luz,


que bien veo el alumbrar.
Manda tu amor hacia ac,
que yo bien lo veo hacia all ir!

Una vez fui a visitar a mi madrina y tuve que atravesar el ro Este, que llevaba mucha corriente, llegando a
tapar algunas piedras que servan de pasadizo, y sin pensar en el peligro a que me expuse, atraves la
corriente por esas piedras y el agua ya me estaba llevando. Fue milagrosamente que escap de la muerte, bien
que mi hermana me acompaaba. Me alegraba mucho visitarla, porque me daba dinero. Poco despus muri
y fue mi primer disgusto. Tena pena por ella, del regalo de la torta y la ropa de los siete aos que me haba
prometido. Mi abuelita supo quitar ese disgusto, dndome torta todos los aos.

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Tena 6 aos cuando de noche me entretena por mucho tiempo viendo caer sobre m innumerables ptalos de
flores de todos colores, me pareca que era lluvia menudita. Esto se repiti varias vedes. Yo vea caer estos
ptalos, pero no comprenda, tal vez fuese Jess invitndome a la contemplacin de sus grandezas.

IDA A PVOA PARA ASISTIR A LA ESCUELA En enero de 1911 fui junto con mi hermana Deolinda
a Pvoa de Varzim, para asistir a la escuela. No quiero pensar cuanto sufr con la separacin de mi familia.
Llor mucho y durante mucho tiempo. Me distraan, me acariciaban, me cumplan todos mis deseos y
despus de algn tiempo me resign.

Continu siendo muy revoltosa: me agarraba en los carros (estadounidenses) y me dejaba ir un poco y
despus me tiraba al suelo y caa; atravesaba la calle cuando pasaban, siendo necesario que el conductor
tuviera que acusarme a la patrona. Muchas veces sala de casa y me iba a juntar sargazo en la playa,
metindome en el mar como hacen las pescadoras. Lo traa a casa y se lo daba a la patrona, que se los venda
a los labradores. Con esto afliga a la patrona, pues lo haca a escondidas, aunque rpidamente.

PRIMERA VISITA DE JESS A MI ALMA Fue en Pvoa de Varzim que hice mi primera comunin,
con siete aos de edad. Fue el Padre lvaro Matos quien me pregunt la doctrina, me confes, y me dio por
primera vez la Sagrada Comunin. Como premio, recib un lindo pauelo y una estampita. Cuando comulgu
estaba de rodillas, y a pesar de ser muy nia, mir la Sagrada Hostia que iba a recibir de tal manera que qued
grabada en mi alma, parecindome que me una a Jess para nunca ms separarme de l. Pareca que se haba
prendido en mi corazn. La alegra que senta era inexplicable. A todos daba la buena nueva. La encargada de
mi educacin me llevaba a comulgar diariamente.

RECIB EL SANTO CRISMA Fue en Vila do Conde donde recib el Sacramento de la Confirmacin,
administrado por el Obispo de Porto. Recuerdo muy bien esta ceremonia, y la recib con todo el consuelo. En
el momento en que fui crismada, no s lo que sent dentro de m, me pareci que era una gracia sobrenatural
que me transform y me uni cada vez ms a Nuestro Seor. Sobre esto, quisiera explicarme mejor, pero no
lo s hacer.

AMOR A LA ORACIN A medida que fui creciendo iba aumentando en m el deseo de orar. Todo lo
quera aprender. Todava conservo las devociones que aprend en mi infancia, como: Acurdate, pursima
Virgen Mara, Oh Seora ma, Madre ma, el ofrecimiento de las obras del da Te las ofrezco, Dios mo ,
la oracin al ngel de la Guarda, oracin a San Jos y varias jaculatorias.

Cuando iba de paseo al campo con la patrona y otras nias, hua de su lado e iba a coger flores que deshojaba
para hacer tapetes en la iglesia de Nuestra Seora de los Dolores. Era mayo y me complaca ver el altar de la
Madrecita adornado de rosas y claveles y de respirar el perfume de esas flores. Algunas veces ofreca a la
Madrecita muchas flores que mi madre me llevaba.

El capelln de Nuestra Seora de los Dolores organiz varias comisiones de nias para conseguir medios para
el culto de la capilla. Esas comisiones nos llevaban por las feligresas vecinas de Pvoa. Yo fui para la
Aguadoura y aceptbamos todo lo que nos dieran, ya sea patatas, cebollas, etc. Por ms que pidisemos,
poco conseguamos, y tuvimos una idea, la de asaltar un campo y coger las patatas, cerca de dos kilos. Fui
una de las que hizo esa accin, mientras otras vigilaban. Entregamos las ofrendas, pero no contamos lo que
haba pasado.

DEDICACIN DE LA ENCARGADA DE MI EDUCACIN Recuerdo haber acompaado a mi


patrona a Laundos a cumplir una promesa a Nuestra Seora de la Salud. Vena con nosotros una hija de ella y
mi hermana. La ayudaba cogindola de la mano, porque iba de rodillas y yo iba delante de ella y quitaba
todas las piedritas que encontraba en el camino. La hija, aunque era mayor que yo, iba jugando.
Era muy dedicada y femenina y cuando me daban alguna cosa, como frutas o dulces, lo reparta con ella, que
quedaba toda contenta. Yo lo haca as, porque mi corazn me lo peda, a pesar de ser muy mala.

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Una ocasin, mi hermana pidi permiso para ir a estudiar a casa de una compaera que viva cerca de
nosotros y yo quera ir tambin. Como ella no me dejaba, llor y por fin la llam escoria; estaba enojada.
No me castig, pero me dijo que no poda confesarme si no le peda perdn. Esto me dio mucha repugnancia,
y como quera confesarme y comulgar, venc mi orgullo. Me puse de rodillas y con las manos juntas le ped
perdn. Ella se conmovi hasta las lgrimas y me perdon. Sent una gran alegra porque poda el da
siguiente ir a confesarme y a recibir a Jess.

PERSECUCIN DE LOS GUARDIAS-REPUBLICANOS Despus de unas fiestas, regresbamos a Pvoa


mi hermana y yo, y tenamos quien nos acompaase pero solamente nos atravesaron la feligresa. bamos por
el camino del tranva cuando vimos de lejos a dos guardias republicanos. Tuvimos miedo de ellos y nos
refugiamos en una curva del camino. Como mi hermana llevaba un cestito con lino, ellos crean que llevaba
fsforos (espera-galegos) prohibidos en aquel tiempo y nos perseguan. Nosotras huimos y gritamos
mucho. Con nuestros gritos acudieron varias personas. Ya estaban por abrir fuego cuando comprendieron que
no portbamos contrabando. Felizmente escapamos de la muerte.

Estando en Pvoa de Varzim, recuerdo que tena mucho respeto por los sacerdotes. Cuando estaba sentada a
la puerta de la casa, sola o con mi hermana y primas, me levantaba siempre cuando pasaban, y ellos
correspondan quitndose el sombrero, si era de lejos, o dndome la bendicin si pasaban junto a m. Observ
algunas veces que varias personas se daban cuenta y eso me alegraba y hasta llegaba a sentarme a propsito
para tener ocasin de levantarme en el momento en que pasaban cerca de m, slo para tener la alegra de
mostrar mi dedicacin y respeto por los ministros del Seor.

REGRESO A LA TIERRA NATAL Pasados 18 meses, mi hermana hizo el examen. Mi madre quera que
yo continuase, pero no quise quedarme sola, as que qued sabiendo poco. Volvimos al lugar donde nacimos y
estuvimos cuatro meses; despus fuimos a vivir cerca de la iglesia en una casa de mi madre. Una vez mi
madre me dio unos suecos. Qued tan contenta con ellos, porque eran lindos... Para ver la figura que haca
con ellos, me vest como si fuera a ir a Misa, me los calc y despus me arrodill, ponindoles hacia m,
fingiendo que estaba en la iglesia. Cmo era vanidosa!

Era muy amiga de mi hermana, pero cuando me enojaba con ella, le tiraba con lo que tuviese en la mano.
Recuerdo haber hecho eso cuando menos dos veces. Quiero que mi genio no quede encubierto. Tambin me
gustaba hacerle partiditas, como cuando me levantaba primero que ella, me pona en la puerta del cuarto para
impedir que pasara y para hacerla caer. Lo mismo cuando la llamaba prejuiciosa. Haca varias partidas de este
gnero. Tambin las tena de mal gusto, pues una vez levant la tapa de una caja y la dej caer con fuerza
comenzando a gritar, fingiendo que me haba lastimado. Mi hermana acudi inmediatamente y se afligi
bastante. Quedaba muy pesarosa por haberla ofendido pero no guardaba odio ninguno, antes quera acariciar
a las personas que ofenda. A pesar de todo esto y de subir a los rboles pues trepaba muy bien nunca le
hizo dao a las avecitas. No era capaz de tirar los nidos ni de jugar con los pajaritos. Sufra mucho cuando
vea nidos deshechos o cuando oa el piar triste y dolorido de los padres por sus hijitos. Llegu a llorar con
pena de las avecitas que quedaban sin sus hijitos o de estos que perdan a sus padres.

En las reuniones de la familia, no s lo que deca pero dispona bien a las personas que me rodeaban, que se
rean a buen rer. Mi madre deca: Los hidalgos tienen un bobo que los hace rer, yo no soy hidalga pero
tambin tengo quien me alegre para hacer fiesta.

MIS PRIMERAS CONTEMPLACIONES Por los nueve aos, cuando me levantaba temprano para ir a
trabajar en los campos y cuando me encontraba sola, me pona a contemplar la naturaleza. El romper de la
aurora, el nacer el sol, el gorjeo de las avecitas, el murmullo de las aguas, entraban en m en una
contemplacin profunda que casi me haca olvidar que viva en el mundo. Llegaba a detener los pasos y
quedaba embebida en este pensamiento, el poder de Dios. Y cuando me encontraba junto al mar, oh, cmo
me perda delante de aquella grandeza infinita! En la noche, al contemplar el cielo y las estrellas, me pareca

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esconderme ms an para admirar las bellezas del creador. Cuantas veces en mi jardincito, donde hoy es mi
cuarto, miraba el cielo, escuchando el murmullo de las aguas e iba contemplando cada vez ms este abismo
de las grandezas divinas. Tengo pesar de no saber aprovechar todo para comenzar en esta edad mis
meditaciones.

MIS ESCRPULOS Recuerdo haber dicho dos palabras que tom por pecados, siendo una de estas
diablo. Qued muy avergonzada y me cost mucho confesarme de ellas. No me gustaba escuchar
conversaciones maliciosas, y aunque no comprendiera el sentido de las palabras, llegaba a decir que me
retiraba si no hablaban de otra forma. Tambin me indignaba toda, cuanto presenciaba escenas indecentes
entre personas adultas. Tena miedo de perder mi inocencia y recelaba de que Nuestro Seor diese algn
castigo.

Fue a los nueve aos que hice por primera vez mi confesin general y fue con el Padre Manuel das Chagas.
Fuimos Deolinda, mi prima Olivia y yo a Gondifelos, donde su Reverencia se encontraba, y nos confesamos
las tres. Llevamos merienda y quedamos para la tarde a la espera del sermn. Esperamos algunas horas y
recuerdo que salimos de la iglesia para jugar. Despus tomamos nuestro lugar junto al altar del Sagrado
Corazn de Jess y yo puse mis suecos dentro de las gradas del altar. La predicacin de esa tarde fue sobre el
infierno. Escuch con mucha atencin todas las palabras de su Reverencia, pero en un cierto momento, nos
convid a ir al infierno en espritu. Me dije a mi misma: Al infierno es que yo no voy! Cundo todos se
dirijan para all, yo no voy! Y trat de coger mis suecos. Como no vi salir a nadie, me qued tambin, pero
no dej ms los suecos.

AMOR A LOS POBRECITOS, ENFERMOS Y VIEJITOS Era muy amiga de los viejitos, de los
pobrecitos y de los enfermos, y cuando saba que alguien no tena ropita para vestirse, le peda a mi madre e
iba a llevarla, quedando a veces a hacerles compaa. Asist a la muerte de algunos, rezando lo que saba y
por fin, ayudaba a vestir a los difuntos, lo que me costaba mucho; lo haca por caridad: no tena corazn para
dejar sola a la familia de los muertos y por ser pobrecitos, lo haca con mucho gusto.

Daba limosna a los pobres y senta gran alegra en hacer obras de caridad. Algunas veces lloraba con pena por
ellos y por no poderlos valer en todas sus necesidades. Mi mayor satisfaccin era darles de aquello que tena
para comer, privndome as de mi alimento. Cuntas veces hice esto!... A pesar de ser muy joven, di muchas
veces consejo a personas mayores, evitando hasta que practicasen crmenes horrendos, y de todo guardaba
absoluto silencio. Venan conmigo y me hacan conversaciones que no eran propias de mi edad, y yo los
consolaba y les deca lo que entenda. Presenci y supe de varios casos que por caridad no cont. Cunto
estoy agradecida a Nuestro Seor por haber procedido as: era Su Gracia y no mi virtud!

AMOR A LA ORACIN Iba mucho a la iglesia, y llegaba junto a mi catequista y rezaba cuanto ella
quera. No dejaba ningn da de rezar la estacin al Santsimo Sacramento, meditada, ya fuese en la iglesia,
ya fuese en la casa, hasta por los caminos, haciendo siempre la comunin espiritual as:
Oh Jess mo, ven a mi pobre corazn! Te deseo, no tardes. Ven a enriquecerme con Vuestras gracias;
aumenta vuestro santo e divino amor, neme a Vos, escndeme en Vuestro Sagrado Lado, no quiero otro bien
sino a Vos. Slo a Vos amo, slo a vos quiero, slo por Vos suspiro. Doy gracias, Padre Eterno, por haber
dejado a Jess en el Santsimo Sacramento. Jess mo, os doy las gracias y por ltimo pido Vuestra santa
bendicin. Sea alabado en cada momento el Santsimo y Divinsimo Sacramento de la Eucarista!"

Tambin deca varias jaculatorias, como Bendito y alabado sea... y Gracias y alabanzas se den...

Tambin me gustaba mucho hacer meditaciones al Santsimo Sacramento y a la Madrecita, y cuando no poda
hacerlas de da, las haca de noche, a escondidas de todos; reservaba una vela para ese fin.

Vidas de santos o meditaciones muy profundas no me satisfacan, porque vea que no me pareca en nada a
los santos y en vez de sentirme bien, me hacan mal.

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GRAVE DOLENCIA A los doce aos tuve una enfermedad muy grave, llegando a recibir los ltimos
sacramentos. Me prepar para morir y recuerdo que estaba bien dispuesta para la muerte. Un da en que la
fiebre estaba muy alta delir, pero recuerdo que ped a mi madre que me diese a Jess, ella me dio un
crucifijo y le dije: No es ese el que yo quiero. Yo quiero el Seor del Sagrario.

PERODO MS DOLOROSO DE MI VIDA DE TRABAJO De los doce a los catorce aos viv con
regular salud. Mi madre me puso a servir en casa de un vecino, pero al ajustarme, puso varias condiciones,
como: confesarme todos los meses, pasar las tardes de los domingos en casa para ir a la iglesia y estar bajo el
dominio de ella, no andar de noche, etc. El acuerdo fue por cinco aos, pero no estuve hasta el fin. El patrn
era un perfecto energmeno; me pona motes, me obligaba a trabajar ms de lo que me permitan mis fuerzas.
Tena mal genio y poca paciencia. Hasta los animales lo conocan porque les pegaba y los asustaba, siendo
casi imposible llamar al ganado cuando l iba junto a nosotros. Me avergonzaba sin causa, fuese delante de
quien fuese, y yo me senta humillada. A pesar de estar en el principio de mi mocedad, no senta alegra con
aquel triste vivir. Un da fui al molino a llevar la hornada, pero ya era prima noche cuando llegu all, y por
tanto, muy tarde cuando regres a casa, pues estaba a una hora de camino. Despus que llegu a la casa, me
ri mucho, me insult y hasta me llam ladrona. Su padre, hombre muy viejito se volvi contra l, me
defendi diciendo que yo no haba tenido tiempo para ms. Todos los das vena a quedarme en mi casa y
aquel da, como estaba desesperada, porque mi conciencia no me acusaba de la ms pequea falta, me quej
con mi madre que, despus de ser informada del caso, no me dej regresar, a pesar de pedirle mucho que
continuase trabajando. Mi madre, viendo que l no cumpla con el contrato me quit de servir.

Una vez estuve desde las diez de la noche hasta las cuatro de la maana en Pvoa de Varzim cuidando cuatro
juntas de bueyes, porque el patrn y su amigo me dejaron all sola, y yo, llena de miedo, pas aquellas horas
tristsimas de la noche. En cuanto vigilaba el ganado, iba contemplando las estrellas que brillaban mucho y
me servan de compaeras.

Fue a los doce aos que me dieron el cargo de catequista y cantora; trabajaba con mucho gusto, tanto en un
cargo como en el otro, pero el canto, puedo decir que tena para l una pasin loca.

Cuando comulgaba y me encontraba en medio de mis compaeras para dar gracias, senta una humillacin
tan grande que me juzgaba la ms indigna de recibir a Jess Hostia....

UN SUEO Una noche iba de la cocina a la sala con un candil y se apag. Trat de encenderlo regresando
a la cocina, pero se apag varias veces, teniendo que andar a oscuras. No recuerdo que hubiese viento que lo
pudiese apagar. La ltima vez que intent encenderlo me ca, tir el petrleo que me salt a la boca.
Imaginando que era el chamuco (el diablo), dije: "Puedes molestarme, que no cogers nada". Qued ms
tranquila, me fui a dormir y tuve un sueo que se grab en mi alma para nunca ms olvidarlo, fue as:

Sub al Paraso por unas escaleras tan estrechas que mal me caban la punta de los pies en los escalones. Fue
con mucha dificultad y mucho tiempo, hasta que llegu, porque no tena de qu asirme. Por el camino, vea
algunas almas que estaban al lado de los escalones, dndome consuelo sin hablarme. Ya arriba vi al centro, en
un trono, a Nuestro Seor y al lado de l, a la Madrecita. Todo el cielo estaba lleno de bienaventurados.
Despus de contemplar todo esto, tuve que regresar a la tierra y yo no quera. Descend con mucha dificultad
y me encontr en tierra y todo haba desaparecido. Despus despert.

UNA TARDE DE RECREO Una tarde fui a pasear con mis primas a un monte prximo de la casa, donde
andaban algunos borriquitos pastando. Me sub en uno de ellos, pero como no saba montar, me ca junto a las
matas, pero no me her con sus picos. Me re tanto con mis compaeras.

Cuando recuerdo esos juegos, tengo pena por haberlos hecho; querra slo haber amado a Jess.

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UN SALTO Hasta los catorce aos trabaj en los campos, con tal cuidado que me pagaban el jornal como
el de mi madre. Una vez andaba juntando hierba de unos rboles para darle al ganado y me ca, quedando
alguno tiempo sin poderme mover y sin respirar, levantndome poco despus para continuar mi servicio.

Una ocasin, estbamos mi hermana, una pequea y yo, trabajando en la costura, cuando vimos a tres
hombres: el que haba sido mi patrn, otro casado y el tercero soltero. Mi hermana temiendo alguna cosa y
vindolos seguir nuestro camino me mand cerrar la puerta de la sala. Instantes despus sentimos que suban
la escalera que daba para la sala y tocaban la puerta. Les habl mi hermana. El que haba sido mi patrn le
mand que abriera la puerta pero no les abrimos. Mi antiguo patrn conoca bien la casa y subi por las otras
escaleras al interior de la casa y los otros dos se quedaron en la puerta de la sala. Como estaba cerrado el
galpn y resguardado por una mquina de coser, le peg con un mazo y le dio fuertes patadas hasta reventar
el galpn, intentando pasar por all.

Mi hermana al ver esto, abri la puerta de la sala para huir, pero qued presa y yo al ver esto, salt por la
ventana que estaba abierta y que daba para la huerta. Sufr un grande golpe, porque la ventana distaba del
piso cuatro metros. Quise levantarme pero no pude, porque me dio un dolor muy fuerte en el estmago. Con
el salto se me cay el anillo que usaba. Sin encontrarlo, llena de coraje, cog un palo y entr por la puerta del
huerto hacia la entrada donde estaba mi hermana discutiendo con los dos casados. La otra pequea estaba en
la sala con el soltero. Me aproxim junto a ellos, les llam "perros" y les dije que o dejaban irse a la pequea
o entonces gritaba contra ellos. Aceptaron la propuesta y la dejaron ir.

Fue en ese momento que me di cuenta de la falta del anillo y les dije de nuevo: "Son perros, por vuestra causa
perd mi anillo". Uno de ellos que traa los dedos llenos de anillos me dice: "Escoge uno de aqu". Pero yo,
toda enojada, respond: "No quiero, no les demos ms confianza". Se fueron y continuamos trabajando. No le
contamos a nadie, pero mi madre vino a saberlo todo. Poco despus comenc a sufrir ms, y toda la gente
deca que fue por el salto que di. Los mdicos tambin afirmaron que esto mucho ayud para mi enfermedad.

SUFRIMIENTOS FSICOS Y MORALES A los catorce aos y cuatro meses dej el trabajo para
siempre, aunque hacia meses que me costaba mucho trabajar. Comenc a consultar mdicos, cosa que me
costaba muchsimo. Ellos me trataron de varias dolencias; al principio todo corra bien y todos tenan pena de
m y yo slo senta el disgusto por mis males. Esto dur bien poco. Mis mejores amigas, personas de la
familia y el mismo prroco se voltearon contra m. Llegaron a burlarse por mi modo de andar, por la posicin
de mi cuerpo que tena en la iglesia.... pero yo no poda estar de otra forma.

El prroco deca que yo no coma porque no quera y si muriese me iba a ir al infierno. Cuando iba a
confesarme deca que mi mayor pecado era no comer. Estas palabras me hicieron sufrir mucho, sola con
Nuestro Seor era como me desahogaba.

Cuando iba de casa para la iglesia y regresaba, miraba los montes y pensaba en huir y refugiarme donde nadie
me viese, pero Nuestro Seor nunca me dej hacer esto. Llor tanto, tanto, al verme en la situacin en que me
encontraba... no recuerdo bien el tiempo que dur este sufrimiento, pero s que no lleg a un ao.

Como empeorase cada vez ms y al verme en ese estado, fue el mismo prroco quien aconsej a mi madre
llevarme con un mdico conocido de l. Fue ese quien me vino a quitar del martirio en que viva, diciendo a
los que preguntaban por qu no coma diciendo que no poda. A pesar de estar lejos de comprender todos mis
sufrimientos, supo ser bueno conmigo.

DOLORES SIN ALIVIO, DOCE AOS DE PREOCUPACIN CONTINUA Nuestro Seor me alivi
de una, pero me dio otro sufrimiento mayor an. Slo tuvo conocimiento Jess y algunos aos ms tarde mi
Padre Espiritual. El sufrimiento moral a que alude Alejandrina con tanta discrecin queda plenamente

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desvelado en esta recomendacin hecha por el P. Pinho a Deolinda luego que tom cuenta de su alma:
Nunca deje a su hermana sola cuando venga a visitarla el Prroco.

Pasaron seis aos de dolencia, un poco de pie, otro poco en la cama. Durante este perodo llegu a estar hasta
cinco meses sin levantarme, continuando en el mismo sufrimiento moral por espacio de doce aos sin nunca
decirle a nadie. Cuando me encontraba sola y presa en mi lecho, volteaba hacia el cuadro de la entronizacin
del Sagrado Corazn de Jess, pe peda que me liberase de tal sufrimiento, que me diese luz para conocer lo
que deba de hacer, en cuanto iba llorando muchas lgrimas.

No dej de pedir mucho a la Madrecita para que intercediese por m con las mismas intenciones.

TRATAMIENTO EN SERIO DE MI DOLENCIA, VARIAS PRETENSIONES DE CASAMIENTO


A mis diecisis aos, poco ms o menos, continu mi tratamiento en Pvoa de Varzim.

Una maana cuando me diriga a la iglesia, not que alguien apresuradamente se aproximaba a m. Era un
militar que se diriga a m para pedirme relaciones de noviazgo. Rehus inmediatamente, pero como insistiese
y no dejase de acompaarme, le dije que se retirara porque iba a la iglesia. Me pidi permiso para estar
conmigo cuando regresase de la iglesia. Le promet que estara, slo para librarme de l, con la idea de
regresar por otro camino. Al regresar observ si lo vea y como nada notase, me vino por la misma calle. En
un cierto momento surgi, no s de donde y me dice:

Oh pequea, usted qu me prometi?, y trataba de acompaarme a casa. Par y le habl, dicindole que
estaba enferma y que mi madre no consenta que me enamorase. Me cost mucho convencerlo. De pronto,
apareci mi hermana y me rega, pensando que yo estaba noviando. No regres ms por aquel camino, con
recelo de encontrarlo. Con esto, todo termin.

Varias veces me vi frecuentada por jvenes que me pedan noviazgo, pero nunca acept. Llegu a decirle a
uno que me hablaba de casamiento: "No dejo a mi familia por causa de un hombre".

Siendo del conocimiento del Prroco que otro me pretenda, me habl as: "Si quieres al muchacho, eso es
todo conmigo." Yo le respond: "Yo no estoy bien para casarme", porque ya me senta bastante enferma y
adems de eso no tena ninguna inclinacin por el casamiento.
A veces pensaba que si un da fuese casada, cmo educara a los hijitos para que furamos todos de Nuestro
Seor.

VIGILANCIA DE LA QUERIDA MADRECITA A mis 18 aos inesperadamente me vi en un peligro


muy grande. Recuerdo que llevaba mi rosario en la mano y que apret una medalla de Nuestra Seora de las
Gracias y de repente, me libr del peligro. Fue sin duda la Madrecita del Cielo velando por m. Oh, cmo le
estoy agradecida!

DESEOS DE SER CURADA, CONFORMIDAD CON LA VOLUNTAD DE DIOS A los 29 aos tom
cama, y esta vez, como la otra, no tuve quien me dijera_ "Deja pasar algn tiempo, que an irs a levantarte."
En este tiempo, el mdico de Porto, Dr. Joo de Almeida, le inform a mi madre que tema que yo empeorase.

A partir de ese momento, comenc a tener por enfermera a mi hermana, porque mi madre se ocupaba en
servicios del campo y mi hermana cosa. Tuve momento de desaliento, pero nunca de desesperacin. Nada en
el mundo me atraa, slo tena nostalgia de mi jardincito, porque amaba mucho las flores. Algunas veces
ayudada por mi hermana fui a verlo, para quitarme esa nostalgia. Tena mucha nostalgia de Jess, de nuestra
iglesia y cuando haba fiestas del Sagrado Corazn de Jess o Misas cantadas, lloraba amargamente. Como
era cantante, me entristeca mucho ver ir a mi hermana, que tambin cantaba y yo me quedaba. Muchas veces
ella me deca: "Si ya pudieses estar sentadita, yo te llevara a cuestas". Lloraba ella por ir y yo me quedaba y

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lloraba por querer salir y no poder acompaarla, pero me conformaba siempre con la voluntad de Nuestro
Seor. Poco a poco me fui habituando a la cama y fui perdiendo todas esas nostalgias.

En los primeros aos haca por distraerme y hasta peda que jugsemos a las cartas y otras veces jugaba yo
sola. Tengo pesar porque no haba pensado desde el principio como pienso ahora, de vivir slo unida a mi
Jess.

Llegu a hacer algunas promesas para ser curada, como: cortarme el cabello, que era para m un gran
sacrificio, dar todo mi oro y vestirme de luto toda mi vida, ir de rodillas desde mi casa hasta la iglesia. Mi
madre, mi hermana y mis primas hicieron tambin grandes promesas. Por fin, comprend que la voluntad de
Nuestro Seor era que estuviese enferma. Dej de pedir mi curacin. En el correr de los aos, estuve varias
veces a las puertas de la muerte. Me preparaba con los ltimos Sacramentos y esperaba resignada la hora de
mi muerte. En la medicina no tena otro alivio que un poco de morfina que me inyectaban.

LA DEVOCIN A LA MADRECITA, PREDILECCIN POR EL MES DE MARA Todos los aos


en el mes de mayo, haca el mes de la Madrecita. Me gustaba mucho hacerlo sola: meditaba, cantaba, rezaba
y lloraba algunas veces, y al mismo tiempo le peda a la Madre del Cielo que me liberase de la gran
tribulacin que pasaba. Cantaba el "Tantum ergo" como si estuviese en la iglesia y fuese a recibir la bendicin
de Nuestro Seor. Como no tena el Santsimo Sacramento en casa, ni ningn sacerdote que me diese la
bendicin, entonces le peda a Nuestro Seor que me la diese del Cielo y de todos los sagrarios. Oh que
momentos tan felices! Senta caer sobre m todas las bendiciones del amor de Nuestro Seor. En estos
momentos le peda a Jess bendiciones para mi familia y todos los que me son queridos.

Como en los primeros aos no tena ninguna imagen de la Madrecita, traan una de la casa del prroco, el
Corazn de Mara. Durante el mes todo estaba bien, pero al terminar senta grandes nostalgias cuando tena
que quedarme sin la imagen. Empec a pensar en la manera de conseguirme una que fuese slo ma. Como no
tena dinero, varias personas me ayudaron. Una amiga me dio unos pollitos que mi hermana fue criando hasta
que pusieron huevos para que ms tarde nacieran otros pollitos. As fui consiguiendo lo que necesitaba para la
imagen, la redoma y el altarcito. No s describir el consuelo que sent al ver que posea para siempre la
imagen de la querida Madrecita y que podra contemplarla de da y de noche.

NUEVOS DESEOS DE SER CURADA. ENTERA CONFORMIDAD CON LA VOLUNTAD DIVINA


Como me hablasen de los milagros de Ftima y sabiendo, en 1928, que varias personas iran a Cova da Iria,
nacieron en m deseos de ir tambin. El mdico asistente y mi prroco no me dejaron diciendo que era
imposible ir tan lejos, si yo mal consenta que me tocasen la cama. El prroco me deca que pidiese desde
aqu mi curacin y que, despus ira con Nuestra Seora de Ftima a agradecer tan grande gracia. El mdico
prometi atestiguar si el milagro se diese.

En ese ao el prroco fue a Ftima y me pregunt que quera de all. Le ped que me trajese una medalla,
pero l me trajo adems un rosario, una medalla y el manual del peregrino y agua de Ftima. Me aconsej
hacerle una novena a Nuestra Seora y beber del agua de Ftima con el fin de ser curada. No hice una novena
sino muchas. Cantaba mucho y le deca a los vecinos que me visitaban: si un da me viesen por el camino y
me oyesen cantar, era que iba a agradecer a Nuestra seora el beneficio que reciba. Pero me engaaba, era mi
gran confianza en la Madrecita y en Jess la que me haca hablar as. Pensaba, si fuera curada me hago
religiosa, pues tena miedo de vivir en el mundo. Ni siquiera visitara a mi familia. Quera ser misionera para
bautizar niitos y salvar almas.

Como no consegu nada, murieron mis deseos de ser curada y para siempre, sintiendo cada vez ms ansias de
amar el sufrimiento y de slo pensar en Jess.

Un da en que estaba sola y recordando que Jess estaba en el sagrario le dije:

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Mi buen Jess, ests preso y yo tambin. Estamos presos los dos: Vos preso para mi bien y yo presa en
Vuestras manos. Sois Rey y Seor de todo, y yo soy un gusano de la tierra. Te dej en el abandono, pensando
slo en este mundo que da la perdicin a las almas. Ahora arrepentida con todo el corazn quiero que me
ayudes a sufrir con resignacin. No me faltes con tu proteccin, buen Jess.

ME OFREC A JESS COMO VCTIMA Sin saber cmo, me ofrec a Nuestro Seor como vctima, y
vena, desde haca mucho tiempo pidiendo el amor al sufrimiento. Nuestro Seor me concedi tanto esta
gracia, que hoy no cambiara el dolor por todo cuanto hay en el mundo. Con este amor al dolor, me consolaba
y ofreca a Jess todos mis sufrimientos. El consuelo de Jess y la salvacin de las almas era lo que ms me
preocupaba.

Con la prdida de mis fuerzas fsicas fui dejando todas las distracciones del mundo, y con el amor que tena a
la oracin -porque slo al orar me senta bien- me acostumbr a vivir en unin ntima con Nuestro Seor.
Cuando reciba visitas que me distraan un poco quedaba disgustada y triste por no haberme acordado de
Jess durante ese tiempo.

PEQUEOS SACRIFICIOS POR AMOR DE JESS Por amor a Jess y a la Madrecita haca pequeos
sacrificios como: dejaba de verme en el espejo, aunque lo tuviera en mi mano; no hablaba cuando quera,
dejaba de dormir durante la noche para hacerle compaa a Jess. Comulgaba sacramentalmente pocas veces,
pero viva lo ms posible unida a l.

COMO HONRABA JESS Y A LA SS VIRGEN Para honrar a Jess y a la Santsima Virgen, escriba
en papelitos, santitos, etc,. lo que sigue:
Jess, os amo con todo mi corazn. Compadcete de esta pobre enferma y llvame hasta Ti cuando sea tu
voluntad. S, amado Jess? Nunca te olvides de m, que soy una gran pecadora.
En 1930:
Mi querido Jess, quiero visitarte y visitar tus sagrarios pero no puedo, porque mi dolencia me obliga a estar
retenida en mi querido lecho de dolor. Hgase tu voluntad, Jess, pero al menos, Jess mo, permite que ni un
momento se pase sin que vaya en espritu a la puerta de tus sagrarios a decirte:
Jess, quiero amarte, quiero abrasarme toda en las llamas de Vuestro amor y pediros por los pecadores y por
las almas del Purgatorio.

En mayo de 1930, escrib as en la tapa de un librito:


Mi querida Madre del Cielo, ven a presentar a vuestro y mi querido Jess en sus sagrarios, mis oraciones y a
hacer ms valioso mis pedidos. Refugio de los pecadores, dile a Jess que quiero ser santa! S, Santsima
Virgen? Ah! dile tambin que quiero muchos sufrimientos, pero que no me deje sola ni un momento, porque
sola temo confundirme, porque nada soy, nada poseo, nada valgo. Dile que lo amo mucho, pero que quiero
amarlo mucho ms. Quiero morir abrasada en el amor de Jess y en el Vuestro. S? Dile muchas cosas de
m, hazle todos mis pedidos. Confo, confo en Vos. Mara, dame el Cielo

En 1931, escrib esto al revs de un santito:


Mi querida Madre, ruega a Jess por esta hijita tan pobre, tan pecadora. No hay otra como yo. No merezco
ser atendida. Cmo me he atrevido a ofender a mi querido Jess!? Qu miserable he sido por haber
ofendido a mi Jess!

MIS ORACIONES Y UNIN NTIMA CON JESS SACRAMENTADO Por la maanita, empezaba a
hacer mis oraciones, comenzando por la seal de la cruz, y despus me acordaba de Jess Sacramentado,
haciendo la comunin espiritual y diciendo la jaculatoria: "Sagrado Corazn de Jess, este da es para Vos".
La repeta tres veces. Despus continuaba: "Vuestra bendicin, Jess quiero ser santa. Mi Jess, bendice a
Vuestra hijita que quiere ser santa." Deca tambin: "Alabado sea Nuestro Seor... Las Tres Personas de la
Santsima Trinidad me bendigan, as como San Jos, Mara Santsima y todos los ngeles, Santos y Santas
del Cielo". Que las bendiciones desciendan sobre m y nada he de temer. Ser santa: son esos mis deseos ms

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ardientes". Rezaba tres Gloria Patri. Despus ofreca las horas del da as: "Os ofrezco, Dios mo, en
unin...", Padrenuestro, Avemara y Gloria al Padre... "Sagrado Corazn de Jess que tanto nos amas..." y el
Credo.

Despus continuaba: "Mi Jess, me uno en espritu, en este momento y desde este momento para siempre, a
todas las Santas Misas que de da y de noche se celebran en la tierra. Jess, inmlame con ustedes a cada
momento en el altar del sacrificio; ofrceme con ustedes al Padre Eterno por las misma intenciones que Vos
ofrecisteis."

Volteada hacia la Madrecita le deca: "Avemara, llena de Gracia, yo os saludo, llena de gracia. Madrecita,
quiero ser santa, Madrecita bendceme y pide a Jess que me bendiga".

Y as me consagraba a ella: "Madrecita, te consagro mis ojos, mis odos, mi boca, mi corazn, mi alma, mi
virginidad, mi pureza, mi castidad, la pureza y la castidad de...

Acptalo, Madrecita es vuestro, y sois Vos el cofre sagrado, el cofre bendito de nuestra riqueza. Os consagro
mi presente y mi futuro, mi vida y mi muerte, todo cuanto me dieran, rezaran por m y ofrecieran por m.
Madrecita, breme tus santsimos brazos, tmame en ellos, estrchame en tu santsimo Corazn, cbreme con
tu mando y acptame como tu hija muy amada, muy querida y consgrame toda a Jess.

Encirrame para siempre en Su divino Corazn y dile que lo ayudas a crucificarme, para que no quede nada
de mi cuerpo ni de mi alma por crucificar. Madrecita, hazme humilde, obediente, pura, casta en el alma y en
el cuerpo. Hazme pura, hazme un ngel. Transfrmame toda en amor, consmeme toda en las llamas del amor
de Jess. Madrecita, pide perdn a Jess por m. dile que soy el hijo prdigo que vuelvo a casa de mi buen
Padre, dispuesta a seguirlo, a amarlo, a adorarlo, a obedecerle ya imitarlo. Dile que no quiero ofenderlo ms.
Madrecita, obtn de mi un dolor tan grande de mis pecados, que sea tanto mi arrepentimiento que quede pura,
que quede como un ngel. Pura como qued despus de mi Bautismo, para que por mi pureza merezca la
compasin de Jess para recibirlo sacramentalmente todos los das y poseerlo en m hasta dar el ltimo
suspiro. Madrecita, ven conmigo a los sagrarios, para todos los sagrarios del mundo, para toda parte o lugar
donde Jess habita sacramentalmente. Hazle esta mi humilde oferta. Oh, cmo Jess quedar contento con
esta oferta tan pobrecita, tan miserable, tan indigna! Madrecita, quiero andar de sagrario en sagrario a pedir
favores a Jess, como la abejita de flor en flor, chupando el nctar. Madrecita, quiero formar un muro de
rocas de amor en cada lugar donde Jess habita sacramentado, para que no haya nada que pueda entrometerse
entre el amor y herir Su Santsimo Corazn, renovar sus santsimas llagas y toda su Santa Pasin. Madrecita,
habla en mi corazn y en mis labios, haz ms fervorosas mis oraciones y ms valiosos mis pedidos.

Jess mo, me consagro toda a Ti. Abre de par en par tu Santsimo Corazn. Deja que entre
en ese Corazn bendito, en ese horno ardiente, en ese fuego abrasador. Encirrame, mi buen Jess, djame
toda dentro de tu Santsimo Corazn, djame dar all mi ltimo suspiro, embriagada en tu divino amor,
quemada en las llamas del amor. No me dejes separarme de ti en la tierra si no para regresar a unirme a ti en
el Cielo por toda la eternidad.

Jess, voy a invitar a la Madrecita, que ella hable por m. Voy y vengo, s, mi Jess.

Ave Mara, llena de gracia, te saludo, llena de gracia. Ven conmigo a los sagrarios, ven a cubrir de amor a mi
Jess. Ofrcele todo cuando pasa en m, todo cuanto tengo por costumbre de ofrecer, todo cuando pueda
imaginar, como actos de amor para Nuestro Seor Sacramentado."

Deca tres veces: "Gracias y alabanzas se den a cada momento..." y haca la comunin espiritual ya descrita.
En esos momentos, deca todo esto que se sigue a Nuestra Seor, para que Ella lo repita a su amado Hijo por
m:

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Jess, ac est la Madrecita, es Ella quien va a hablar por m.

Querida Madrecita del Cielo, ve a darle besitos a los sagrarios, besos sin cuenta, abrazos sin cuenta, caricias
sin cuenta, mimos sin cuenta, todo para Jess sacramentado, todo para la Santsima Trinidad, todo para Ti.
Multiplcalos mucho, mucho, y dalos con un puro y santo amor, con un amor que no pueda ms amar, llenos
de unas santas nostalgias por no poder ir a besar y abrazar a Jess Sacramentado y a la Santsima Trinidad y a
Ti, mi Madre querida: Pues acaso no sois Vos la criatura ms amada y ms querida de Jess? Oh! dalos
entonces en mi nombre, con ese amor con que amis y sois amada.

Mi Jess, quiero que cada dolor que sienta, cada palpitacin de mi corazn, cada respiro, cada segundo de las
horas que pasan, sean actos de amor para vuestros Sagrarios.

Quiero que cada movimiento de mis pies, de mis manos, de mis labios, de mi lengua, cada vez que abro y
cierro los ojos, cada lgrima, cada sonrisa, cada alegra, cada tristeza, cada tribulacin, cada distraccin,
contrariedad o disgusto, sean actos de amor para vuestros Sagrarios.

Quiero que cada letra de las oraciones que rece y oiga rezar, cada palabra que pronuncie y oiga pronunciar,
que lea o oiga leer, que escriba o vea escribir, que cuente y oiga contar, sean actos de amor para vuestros
Sagrarios.

Quiero que cada besito que den en vuestras santas imgenes o de vuestra y ma querida Madrecita, en
vuestros santos y santas, sean actos de amor para vuestros Sagrarios.

Jess, quiero que cada gota de lluvia que cae del cielo a la tierra, toda el agua que el mundo encierra, ofrecida
gota a gota, todas las arenas del mar y todo lo que el mar contiene, sean actos de amor para vuestros
Sagrarios.

Os ofrezco las hojas de los rboles, todos los frutos que ellas tengan, las florecitas ofrecidas ptalo a
ptalo, todos los granitos de simientes o cereales que pueda haber en el mundo, todo lo que contienen los
jardines, campos, prados y montes, ofrezco todo como actos de amor para vuestros Sagrarios.

Jess, os ofrezco las plumas de las avecitas, el gorjeo de los pajaritos, los pelos y las voces de los
animales, como actos de amor para vuestros Sagrarios.

Jess, os ofrezco el da y la noche, el calor y el fro, el viento, la nieve, la luna, el sol, la oscuridad, las
estrellas del firmamento, mi dormir, mi soar, como actos de amor para vuestros Sagrarios.

Jess os ofrezco todo lo que el mundo encierra, todas las grandezas, riquezas y tesoros del mundo, todo
cuanto pasa en m, todo cuanto tengo costumbre de ofreceros, todo cuando pueda imaginar, como actos de
amor para vuestros Sagrarios.

Jess, acepta el Cielo, la tierra, el mar, todo, todo cuanto en ellos se encierra, como si ese "todo" fuese mo y
de todo pudiera disponer y ofreceros como actos de amor para vuestros Sagrarios.

En estas ocasiones en que haca estos ofrecimientos a Nuestro Seor, senta subir en m, sin saber como, un
calor abrasador que pareca quemarme. Como no comprenda la causa de este calor, me pona a observar si
estaba transpirando y me senta apretada interiormente, lo que me dejaba muy cansada.
Tengo la certeza que debera ser en una de esas ocasiones, que sent esta exigencia de Nuestro Seor: Sufrir,
amar, reparar.

CMO JESS ME ENVI A MI DIRECTOR ESPIRITUAL Yo no tena ni saba qu era un director


espiritual, apenas tena a mi prroco como gua de mi alma.

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Como mi hermana fuese a un retiro de las Hijas de Mara, tom en esa ocasin para ser su director espiritual
al conferencista de ese retiro, el Padre Pinho, que sabiendo que estaba enferma, mand pedir mis oraciones,
prometiendo orar por m.

De vez en cuando, mandaba una estampita. Pasaron dos aos, y sabiendo que estaba enfermo, sin saber cmo,
sent tanta pena que comenc a llorar; mi hermana me pregunt porque lloraba si ni siquiera lo conoca. Le
respond: "Lloro porque somos amigos"

El 16 de agosto de 1933, el Padre Pinho vino a nuestra feligresa a hacer un triduo al Sagrado Corazn de
Jess, tomndolo entonces como mi director espiritual. No le habl de los ofrecimientos que haca al sagrario,
ni de los calores que senta, ni de la fuerza que me haca elevar, ni de las palabras que tom como una
exigencia de Jess. Pensaba que era as para toda la gente. Slo pasados dos meses es que le habl de las
palabras de Jess y del resto nada dije, porque nada comprenda como cosas de Nuestro Seor. A pesar de que
el Padre no me dijo que eran palabras de Nuestro Seor, continu siempre cada vez ms unida a Nuestro
Seor. Ya sea de da o de noche eran los sagrarios mis lugares predilectos.

El 8 de septiembre de 1933 escrib en la tapa de un retrato mo lo siguiente:


Ave Mara, os saludo, mi Madre Santsima. Mi querida Madrecita, Qu he de daros en vuestro aniversario?
No tengo nada que daros, os doy mi cuerpo y mi vida. Quiero ser toda vuestra. No rechacis mi ofrenda, mi
querida Madre. Rogad a Nuestro Seor por m. Quiero ser toda vuestra. Os doy cuanto tengo.
Jess mo, no rechaces nada de lo que le pido a Vuestra Madre!
Sois mi madre muy querida. Quin me diera tener una buena ofrenda para drosla, pero al menos tengo
buena voluntad, dame el Cielo!

En agosto de 1934, volv a hacer otra oracin as y entonces es que abr mi conciencia. Por esos tiempos fui
tentada por el demonio, porque recordaba que una vez que explicase mi vida, nadie ms querra ser mi
director espiritual. Entonces Nuestro Seor me dice: "Obedece en todo a tu Padre espiritual. No fuiste t
quien lo escogi, fui Yo quien te lo envi". Su Reverencia apenas me pregunt la forma en que o estas
palabras, y no me dijo que era ni que no era Nuestro Seor.

Pasados los das, como mi hermana supiese que demoraba mucho en hacer mis oraciones, me pregunt lo que
yo deca. En esa ocasin le expliqu en que me ocupaba durante todo el tiempo y lo que senta en esas
ocasiones, dicindole que ciertamente era fe o fervor con lo que haca todas mis oraciones y ella estuvo de
acuerdo conmigo.

CMO HONRABA A JESS Y A LA SANTSIMA VIRGEN En el ao 1934: "Mi Madrecita del Cielo,
est aqu a vuestros santsimos pies un alma que os desea amar. Mi amable Seora, quiero un amor que sea
capaz de sufrir slo por amor a Vos y por amor a mi querido Jess. S, de mi Jess que es todo de mi alma. Es
la luz que me ilumina, es el pan que me alimenta, mi camino por el cual quiero seguir. Pero, mi soberana
Reina, me siento tan dbil para pasar por tantas contrariedades de la vida... Qu ser de m sin Vos o sin mi
querido Jess? Mi Madrecita del Cielo, all en el trono en que estis, ve mi triste vivir. Ven en mi auxilio.
Bendceme y pide a Jess por m, vuestra indigna hija."

En otra ocasin en 1934: "Jess, qu mejor compaa podra tener aqu en mi lecho de dolor, si Vos estuvieras
siempre en m, que slo para Vos quiero vivir. Jess, bien sabes todos mis deseos, que son: estar siempre
presente en vuestros sagrarios, no olvidarme de ellos ni un momento. Dame fuerza, buen Jess, para as
hacerlo.

Tambin en 1934:
Mi Jess, mi Amado,
En el altar sacramentado,

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Por mi amor encerrado
En ese sagrario de amor.

Quisiera estar contigo, Jess,


Da y noche y a toda hora,
Sin embargo, ahora no puedo ir,
Bien lo sabes, mi buen Padre!

Estoy presa de pies y manos;


Pero presa quisiera estar,
Juntita a Vos en el sagrario,
Y no ausentarme un slo momento.

Sacramento tan adorado


De mi Jess, de mi Amado,
Os saludo desde mi lecho,
Ven a morar en este mi pecho!

Haz, Seor,
De l un sagrario
Para que pueda,
buen Jess,
Ser Vuestra esposa.

Mi Amado,
Realiza mis deseos
Que son, Seor,
Poseeros en m,
Sacramentado.

Perdn, Dios mo, no soy digna de tamaa gracia, de recibiros, pero no mires mi miseria, sino vuestra infinita
misericordia. S, mi querido Jess?"

En el da de la Asuncin, el 25 de marzo de 1934: "Ave Mara, llena de gracia, os saludo, llena de gracia.
Soberana Reina del Cielo y de la tierra, Madre de los pecadores, yo, la ms indigna de todas vuestras hijas, os
agradezco de todo corazn, Santa Madre de Dios, por haber consentido que mi amabilsimo Jess encarnase
en Vuestras pursimas entraas para redencin de la humanidad. S, querida Madrecita, encarnar, nacer, vivir
treinta y tres aos en el mundo, y al fin morir en una cruz por los miserables hijos de Eva. Entienda quien
pueda tantos excesos de amor, que yo por m slo tengo que confundirme y lamentarme con este pobre
corazn de no haber correspondido a tanta bondad de mis dos queridos amores, Jess y Mara, La ms
indigna de vuestras hijitas".

En 1934: "Mi Jess, estoy enferma, no puedo ir a visitaros a Vuestras Iglesias, pero, mi querido Padrecito del
Cielo, estoy cumpliendo la misin que destinasteis para m. Sea hecha Vuestra santsima voluntad en todas las
cosas. Mi bien amado, sabis mis deseos, que son estar en Vuestra presencia en el Santsimo Sacramento.
Pero ya que no puedo, os mando mi corazn, mi inteligencia para aprender todas Vuestras lecciones, mi
pensamiento para que slo piense en Vos, mi amor para que slo a Vos os ame. slo a Vos os busque, slo por
Vos suspire, slo Vos, mi Jess, en todo y por todo. Vos estis en el sagrario, preso y abandonado y yo, Jess,
presa tambin. Pero haz, Seor, que abandone todo lo que es del mundo, buscando slo a Vos en todas las
cosas, que sois la luz de mi inteligencia, sois mis delicias, sois todo mi bien. Os mando todo cuanto tengo
que os pueda agradar y hacer compaa en Vuestro sagrario de amor!"

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En 1934: "Quera, mi buen Jess, estar en vuestra presencia da y noche, a toda hora, unida a Vos y no
dejaros, solito en el Sacramento, ni un momento ausentarme y daros lo que poseo y que os pertenece: mi
corazn, mi cuerpo con todos sus sentidos. Es toda mi riqueza."

A Nuestra Seora, en 1934:" Mi Madrecita del Cielo, tengo tanta confianza en Vos que no s explicaros el
amor que os tengo. Madre ma, es mucho, pero querra que fuera mucho ms, mucho ms; slo Vos me
podis alcanzar esa gracia y tambin el amor a Vuestro y mi Jess. Aumntalo mucho, mucho! Abrsame en
llamas de puro amor. S, s, mi buena Madrecita."

CONOCIMIENTO PERFECTO DE LA VOZ DE NUESTRO SEOR. VISIONES CELESTES Fue


en septiembre de 1934 cuando comprend que era la voz de Nuestro Seor y no una exigencia, como haba
juzgado. Fue entonces qu l me pidi y habl as: "Dame tus manos, que las quiero crucificar; dame tus
pies, que los quiero clavar conmigo; dame tu cabeza, que la quiero coronar de espinas como me hicieron a
M. Dame tu corazn, que lo quiero traspasar con una lanza, como me traspasaron el Mo. Consgrame tu
cuerpo, ofrcete toda a M, que te quiero poseer por completo y hacer que Me provea.

Nuestro Seor me pidi esto dos veces. No s decir mi afliccin, pues no quera escribirlo y no le quera decir
a mi hermana, pero tampoco quera quedarme callada, porque comprenda que no era esa la voluntad de
Nuestro Seor. Tena que decrselo a mi Padre espiritual. Me resolv a hacer el sacrificio, pidiendo a mi
hermana que escribiese en mi nombre todo lo que le iba a dictar. Ella no me miraba ni yo a ella, y despus de
que estuvo escrita la carta, todo termin entre nosotras, no volviendo a hablar ms del asunto.

Hasta ese tiempo, senta una gran alegra al recibir una carta de mi director espiritual. Desde entonces, todo
ese consuelo espiritual desapareci. Tema que l me maltratase, diciendo que todo era falso. Yo ced a la
invitacin de Nuestro Seor, pero pensaba que esos sacrificios fuesen slo sufrimientos, aunque mayores; no
pensaba en nada sobrenatural. Mi director me oblig a que escribiese todo y durante dos aos y medio no me
dijo que era Nuestro Seor, lo que me hizo sufrir bastante, a pesar de mis pocos conocimientos

Desde entonces, haba tenido a Jess a mis rdenes, hablndome de da y de noche. Senta un gran consuelo
espiritual; no me asustaban mis sufrimientos. En todo senta amor a mi Jess y senta que l me amaba, pues
reciba caricias sin cuenta. Slo me deseaba sola. Oh, cmo me senta en el silencio, muy unidita a l!

Jess se desahogaba mucho conmigo. Me deca cosas tristes, pero las consolaciones y el amor que me haca
sentir me obligaban a olvidar Sus desahogos. Pasaba noches y noches sin descansar, contemplando cuadros
que Jess me mostraba y en conversacin ntima con l. Unas veces, vea a Jess como jardinero cuidando de
las florecitas, regndolas, guindolas, etc. paseaba en medio de ellas, mostrndome variedad de flores. Otras
veces, apareca de tamao natural, mostrndome Su Divino Corazn cercado de rayos de amor.

Tambin vi una vez a la Madrecita, representando a Nuestra Seora del Carmen, con Su Divino Hijo en sus
brazos. Otras veces como Nuestra Seora de la Concepcin. Oh, cmo era bella!... Slo quera amarla y a
Jess! Slo me senta bien a solas con Ellos!.

CMO MARTIRIZABA MI CUERPO Todo quera hacer por sus amores y, para probar que los amaba,
algunas veces haca bolitas de cera y las ataba en la punta de un liencito y con ellas pegaba a mi cuerpo,
escogiendo los lugares donde ms poda sufrir, como fuese en las rodillas o sobre los huesos, quedando con
mi cuerpo lleno de magulladuras por los golpes.

Otras veces ataba la trenza de mis cabellos a la base de la cama y empujaba la cabeza con toda la fuerza para
el frente para as sufrir ms. Y tambin coga la punta de la trenza, azotando mis costillas, en el pecho, en los
brazos, hasta donde llegaba la trenza.

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La tarde de un domingo, tena tantas ansias de amor divino, no cabiendo en m de ansiedades, suspiraba por
quedarme sola, viendo partir a mi familia para la iglesia. Como de costumbre, queran hacerme compaa,
pero yo prefera quedarme sola, pues slo con Jess me senta bien. Ya que me dejaron sola con Jess, fue
entonces qu le prob cuanto lo amaba. Cog el alfiler con que aseguraba mis medallitas, golpeando hacia mi
corazn, pero como no viese aparecer sangre, lo enterr y an ms, retorc las fibras hasta que reventaron,
surgiendo sangre. Tom una pluma y con mi sangre escrib en un santito as:

"Con mi sangre juro amaros mucho, mi Jess, y sea tal mi amor que muera abrazada a la cruz. Os amo y
muero por Vos, mi querido Jess, en vuestros sagrarios quiero habitar. Balasar, 14/10/1934.

Ya que termin de escribir esto, fue tal la repugnancia y afliccin que sent, intentando romper la estampita,
pero no s que fue lo que me impidi hacerlo, no sent ningn consuelo con esta prueba que le di. Cuando mi
hermana regres de la iglesia, yo estaba con una gran inquietud; no le dije lo que haba hecho, pero le mostr
la estampita y ella exclam: "Ay, marota, que hiciste. As que sepa el Padre Pinho..." Yo le respond: No lo
digo!. Pero cont esto y todo lo dems que haba hecho. Su Reverencia me pregunt que quin me haba dado
permiso, a lo que respond: "No saba que era necesario pedir permiso". Desde entonces me prohibi volver a
hacer cosas de ese gnero.

LA PRIMERA MISA CELEBRADA EN MI CUARTITO. PRINCIPIO DE LA PRDIDA DE


NUESTROS BIENES El 20 de noviembre de 1933 tuve la gracia de tener por primera vez el Santo
Sacrificio de la Misa en mi cuarto. Empez Nuestro Seor a aumentarme sus gentilezas, pero tambin a
aumentar el peso de mi cruz. Bendito sea l y bendita su gracia que nunca me falt!

Comenzamos ahora sufrir mucho con la prdida de nuestros bienes. En ese tiempo ya no tena apego a nada
del mundo, con todo sufra amargamente por ver que todo cuanto poseamos no llegaba para satisfacer las
deudas de que mi madre haba salido fiadora. Yo deca que no quera quedarme con el valor de un tostn, en
cuanto tuvisemos que pagar. Me falt muchas veces el alimento que mejor poda comer, y slo me
alimentaba de aquello que tenamos, lo que perjudicaba ms mi estado fsico. Sufra en silencio y no deca
que coma de esas cosas por no tener otras mejores, y mi familia crea que coma con gusto y as no la haca
sufrir pidindole aquello que no poda darme. Lo que me ofrecan para comer lo daba a mi hermana, porque
en esos momentos se encontraba bastante enferma. Yo pensaba as: ya que yo no tengo cura, que al menos
ella pueda mejorar.

Mi familia lleg a pasar muchas privaciones, hasta a veces, llegaron a comer el caldo sin adobo, porque no
contbamos con nada. Llor muchas lgrimas, pero procuraba siempre que no me viesen llorar. Era de noche
cuando me desahogaba con mi Jess y con la Madrecita. Benditas lgrimas que me unieron ms a Jess y a
Mara y ms afirmaron mi confianza en ellos.

Esta situacin dur cerca de seis aos. Procuraba ser el consuelo de mi familia. Cuantas veces lloraban a
gritos les deca que confiasen en Nuestro Seor. l tambin haba sido pobre y me alegraba porque Jess nos
asemejara en su pobreza.

Llegu a tener miedo de quedarme acompaada por mi madre, porque ella procuraba estar sola conmigo para
desahogarse y, por ms que la consolara y le dijese que tuviera confianza, ella en su dolor me deca palabras
desagradables. Yo peda casi continuamente a Jess que nos ayudara y al final de la Sagrada Comunin le
deca a Jess: "Dijiste: pidan y recibirn; toquen y les abrir. Yo pido y he de ser oda; toco y he de ser
atendida. Jess, no os pido honores, grandezas, ni riquezas, pero os pido que nos dejes nuestra casita, para
que mi madre y hermana tengan donde vivir hasta el fin de sus vidas, para que mi hermana tenga donde coger
las florecitas para componer los sbados vuestro altar en la iglesia. Jess, todas las florecitas son para Vos.
Jess, acude, que perecemos. Lleva lejos esta noticia, a quien pueda acudir por nosotros. No pido por qu
medio, porque no s. Confo en vos".

- 16 -
Es verdad que nunca est de ms la confianza. En nuestra casa no haba momentos de alegra. Cuntas veces
nos faltaba aquello que era indispensable!, pero yo en el fondo estaba siempre alegre con la voluntad de Dios.
Confiaba ciegamente en l. Esconda lo ms posible mi dolor, procurando animar a todos. Mis oraciones
fueron odas. Pasaron seis aos de aflicciones y de lgrimas. Jess oy mi oracin. Fue de lejos, de muy lejos,
que una seora vino a dar remedio a nuestro mal, que no acab por completo. No dije todo cuando debamos,
porque Nuestro Seor as lo permiti, para que se prolongase por ms tiempo mi sufrimiento. Ella nos dio
bastante para que no tuviramos que vender nuestra casita. Llor ms de confusin que de contento al recibir
tan grande gracia de Nuestro Seor. No saba como agradecrselo. Pareca que estaba loquita y le deca a
Jess: "Muchas gracias, muchas gracias".

Es indecible la alegra que mi madre y mi hermana sintieron cuando recibieron la cantidad que las quit de
las grandes preocupaciones en las que vivan. Es imposible describirlas, pues fueron tantas y tan grandes...
Qu Jess acepte todas estas aflicciones y bendito sea l por todo. Slo con l se poda vencer.

CMO HONRABA A JESS Y A LA SANTSIMA VIRGEN En 1935: "Corazn mo, a quin amas a
no ser a tu Jess? Es la riqueza del Cielo, es el amor de los sagrarios, el alimento de las almas hambrientas de
Su amor, es el pastor compasivo de las ovejas descarriadas que hace mucho han huido de l. Las busca por
todas partes, las llama, no descansa hasta que no las alcanza. Despus de tenerlas, las abraza y las acaricia".

El mes de Mara, en 1935 Deseosa de consolar a la Madrecita y sufrir por su amor, pens en escribir en
unos pedacitos de papel unos pensamientos, todos los das del mes de mayo. Cada da coga uno a la suerte y
procuraba vivir segn lo que estaba escrito. Esto slo con el fin de consolar a Jess por medio de la
Madrecita. Esto es lo que sali para cada da del mes:

1 Por amor de Mara Santsima y de Jess Sacramentado, sufrir todo para obtener un amor loco por Jess
Sacramentado y para que sea amado de todos en el Santsimo Sacramento.
2 Por amor de Mara Santsima y de Jess Sacramentado, sufrir todo por las intenciones de mi padrino y
de su familia.
3 Por amor de Mara Santsima y de Jess Sacramentado, sufrir todo por todos los pecadores que me han
sido recomendados.
4 Por amor de Mara Santsima y de Jess Sacramentado, sufrir todo por todos los pecadores del mundo.
5 Por amor de Mara Santsima y de Jess Sacramentado, sufrir todo para obtener un amor loco a Mara
Santsima.
6 Por amor de Mara Santsima y de Jess Sacramentado, sufrir todo por los sacerdotes.
7 Por amor de Mara Santsima y de Jess Sacramentado, sufrir todo por las intenciones que me son
encomendadas.
8 Por amor de Mara Santsima y de Jess Sacramentado, sufrir todo por mi director espiritual.
9 Por amor de Mara Santsima y de Jess Sacramentado, sufrir todo para obtener el amor de los ngeles,
de los querubines y de los serafines.
10 Por amor de Mara Santsima y de Jess Sacramentado, sufrir todo sin quejarme.
11 Por amor de Mara Santsima y de Jess Sacramentado, sufrir todo por lo que fuere la voluntad de
Nuestro Seor.
12 Por amor de Maria Santsima y de Jess Sacramentado, sufrir todo en memoria de la Pasin de Nuestro
Seor.
13 Por amor de Maria Santsima y de Jess Sacramentado, sufrir todo por mi mamita.
14 Por amor de Mara Santsima y de Jess Sacramentado, mortificar mi cuerpo.
15 Por amor de Mara Santsima y de Jess Sacramentado, sufrir todo para vivir slo por Jess y por
Mara.
16 Por amor de Mara Santsima y de Jess Sacramentado, sufrir todo por el Santo Padre y por las
necesidades de la Santa Iglesia.
17 Por amor de Maria Santsima y de Jess Sacramentado, sufrir por los Dolores de Nuestra Seora.
18 Por amor de Mara Santsima y de Jess Sacramentado, sufrir por mi querida amiga ozinha.

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19 Por amor de Mara Santsima y de Jess Sacramentado, le entrego mi cuerpo como vctima y renuevo mi
voto de virginidad y de pureza.
20 Por amor de Mara Santsima y de Jess Sacramentado, sufrir todo para pensar slo en Jess y en
Mara.
21 Por amor de Mara Santsima y de Jess Sacramentado, sufrir todo para ser muy amiga de mi ngel de
la Guarda.
22 Por amor de Mara Santsima y de Jess Sacramentado, guardar silencio.
23 Por amor de Mara Santsima y de Jess Sacramentado, sufrir todo para obtener el amor de la Santsima
Trinidad.
24 Por amor de Mara Santsima y de Jess Sacramentado, sufrir para alcanzar todo de Nuestro Seor y ser
santa.
26 Por amor de Mara Santsima y de Jess Sacramentado, renovar el voto de ofrecer todo por las Almas
del Purgatorio.
27 Por amor de Mara Santsima y de Jess Sacramentado, sufrir todo, en primer lugar, por Nuestra
Cruzada Eucarstica y por otra recomendacin y por todas las del mundo entero.
28 Por amor de Mara Santsima y de Jess Sacramentado, sufrir todo por la conversin y las necesidades
de toda mi familia.
29 Por amor de Mara Santsima y de Jess Sacramentado, sufrir todo por los pecadores que ms deprisa
irn a la presencia del Seor.
30 Por amor de Mara Santsima y de Jess Sacramentado, sufrir todo para obtener el amor de todos los
santos y santas.
31 Por amor de Mara Santsima y de Jess Sacramentado, no comer de sobremesa.
Los primeros das de mayo y a los pies de Mara: un verdadero y sincero amor de mi parte para mi Madre
Santsima y para Jess Sacramentado.

El 1 de mayo de 1935: "Madre de Jess y Madre ma, oye mi oracin: Te consagro mi cuerpo y mi corazn.
Purifcame, Madre Santsima. Llname de tu amor. Colcame junto a ti, con Jess en sus sagrarios, para
servirle de lmpara en cuanto dure el mundo.
Acepta, Madre del Cielo, las flores que cog durante tu mes bendito; reverdcelas y perfmalas. Entrgalas a
Jess por m. Bendceme, santifcame, mi querida Madrecita del Cielo".

En 1936, ya sin fuerzas para escribir por mi mano y queriendo darme a m misma una prueba del ao anterior
a Jess y a la Madrecita, le ped a mi hermana que escribiera en papelitos los pensamientos que siguen, para
ir sacando uno cada da y as sufrir y amar segn la intencin:

1 Por amor a Jess y para mucha consolacin de la Madre del Cielo, voy a sufrir todo por los sacerdotes,
para que ellos sean como quiere Jess: cumplidores de sus deberes y muy santos.
2 Para consolar mucho, mucho, a la querida Madrecita del Cielo, voy a sufrir en este da para que Jess sea
amado, muy amado en la Santsima Eucarista.
3 Por amor a Jess y a Mara Santsima, sufrir en este da por las intenciones de las personas de las que
tengo costumbre de pedir en particular.
4 Por amor a Jess y a Mara Santsima, sufrir en este da por el buen xito de las misiones, para que en
breve resuene de un lado al otro del mundo la palabra de Jess, nica verdad.
5 Por amor a Jess y a Mara Santsima, sufrir hoy todo por los pecadores que me han sido encomendados
6 Por amor a Jess y a Mara Santsima, y como prueba de gratitud con ellos, hoy sufrir por mi Padre
espiritual, le debo tanto, tanto.
7 Por amor a Jess y a la Madrecita del Cielo, sufrir en este da por la paz de las naciones y para que Jess
las convierta.
8 Por amor a Jess y para obsequiar a mi querida Madrecita del Cielo, sufrir todo para que Ella sea amada
y querida por todos los que viven y han de vivir hasta el fin de los siglos, y que en breve le sea consagrado el
mundo entero.

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9 Por amor a Jess y a mi Santsima Madre, hoy sufrir todo para la beatificacin y canonizacin de todos
los santos, para que sea dada mucha honra y gloria a Nuestro Seor.
10 Por amor a Jess y a Mara Santsima, sufrir todo por mi hermanita Sert, por la mejor de la salud de su
hermana y por todas sus necesidades.
11 Por amor a Jess y a mi Madrecita del Cielo, sufrir todo por mi Padre espiritual, por mi familia y por
las necesidades que ms interesan y les son recomendadas.
12 Por amor a Jess y a Mara Santsima, hoy sufrir todo por la familia de ozinha.
13 Por amor a Jess y a Mara Santsima, sufrir todo en este da por mi hermana, para que sea muy santa.
14 Por amor a Jess y a mi Madrecita del Cielo, sufrir todo por el Padre Manuel Arajo, por su hermana y
sobrina.
15 Por amor a Jess y a Mara Santsima, sufrir por todos los sacerdotes que desprecian la ley de Nuestro
Seor, olvidndose del honroso nombre de sus discpulos, para que vuelvan a amar a Jess y a las almas.
16 Por amor a Jess y a mi Madre Santsima, sufrir en este da por la conversin de los pecadores que
estn ms cerca de dar cuentas a Nuestro Seor, para que mueran en estado de su divina gracia.
17 Por amor a Jess y a mi Madrecita del Cielo, sufrir todo para que no venga el bolchevismo a Portugal.
18 Por amor a Jess y a mi Madrecita del Cielo, sufrir en este da por las personas que me son ms
queridas, para que Nuestro Seor les conceda todas las gracias y les haga santas.
19 Por amor a Jess y a mi Madrecita del Cielo, sufrir en este da para que sea dada mucha honra y gloria
a la Santsima Trinidad, y para que todos conozcan el divino tesoro que traen dentro de s.
20 Por amor a Jess y a mi Madrecita del Cielo, sufrir todo por ozinha, para que sea muy santa y por
sus necesidades.
21 Por amor a Jess y a mi Madrecita del Cielo, sufrir todo en este da por la conversin de los pecadores
del mundo entero. Tanto, que no quisiera que se fuesen ms almitas al infierno.
22 Por amor a Jess y a mi Madrecita del Cielo, sufrir todo por las necesidades de mi padrino y su familia
para que Dios los ayude.
23 Por amor a Jess y a mi Madrecita del Cielo, sufrir todo hoy para ser ms humilde, ms obediente, ms
pura, abrasada toda en el amor de mi querido Padrecito y de mi querida Madrecita del Cielo.
24 Por amor a Jess y a mi Madrecita del Cielo, sufrir todo hoy para obtener de Nuestro Seor la gracia de
llegar al mayor grado de santidad.
25 Por amor a Jess y para agradar mucho a la querida Madrecita del Cielo, quiero orar y sufrir mucho por
el Santo Padre. Es el padre espiritual del mundo entero, es luz y gua de todas las almas; necesita de nuestro
auxilio.
26 Por amor a Jess y a mi Madrecita del Cielo, sufrir hoy por el buen resultado de la Accin Catlica y de
nuestra Cruzada.
27 Por amor a Jess y a mi Madrecita del Cielo, sufrir hoy por el buen resultado de la Accin Catlica y de
la Cruzada Eucarstica del mundo entero. Qu todos fusemos santos, es lo que ms deseo.
28 Por amor a Jess y a mi Madrecita del Cielo, sufrir todo hoy por las necesidades de mi madre y para
que ella sea muy santa.
29 Por amor a Jess y a mi Madrecita del Cielo, sufrir todo hoy por toda mi familia.
30 Por amor a Jess y a mi Madrecita del Cielo, sufrir todo en este da por el triunfo de la Santa Iglesia.
31 Por amor a Jess y a mi Madrecita del Cielo, sufrir todo hoy para convertirme de veras a Nuestro
Seor, cumpliendo en todo su santsima voluntad, siendo lo que l quiera que sea.

El 31 de mayo de 1936 escrib as:


"Madrecita, vengo humildemente a vuestros pies a poner las flores espirituales que cog durante un mes.
Estoy avergonzada y confundida. Qu pobreza! En qu estado te las entrego! Estn tan marchitas, tan
deshojadas! Pero Vos, querida Madrecita celestial, podis transformarlas. Reverdcelas, abrillntalas y ve a
consolar y a perfumar con ellas por m, a Jess. Hblale de mis penas y de mis aflicciones. Bien sabis todo
lo que me tiene atribulada. Hazle de nuevo todos mis pedidos y despchalos. En nombre de Jess os lo pido,
despacha las pobres flores que a l fueron ofrecidas. Haz de un modo particular que con todas ellas yo haga
un bello ramillete para ofrecerlo al Santo Padre, en este da de su aniversario.

- 19 -
Querida Madrecita, en este ltimo da de vuestro bendito mes, como despedida, ya que no tengo nada ms
que dar, os doy todo mi cuerpo y os pido, que me guardis y me tomis para siempre en Vuestros santsimos
brazos, como vuestra hija muy querida. Bendceme, pide a Jess Sacramentado que me bendiga tambin y a
toda la Santsima Trinidad.
Adis, Madrecita, perdname todo.
La pobre Alexandrina Maria da Costa (la firma es de la propia Alexandrina).

MIS ORACIONES Y UNIN CON JESS SACRAMENTADO Mi querido Jess, me uno en espritu,
en este momento y desde este momento para siempre, a todas las santas Hostias de la tierra, en cada lugar
donde habitas sacramentado. All quiero pasar todos los momentos de mi vida, constantemente, de da y de
noche, para amaros, alabaros y glorificaros. Mi Jess, querra tantos actos de amor que cayeran sobre Vos, de
da y de noche, como la lluvia menudita que cae del cielo en la tierra en un da de invierno. No querra slo
mis actos de amor, sino los de todos los corazones de todas las criaturas del mundo entero. Oh, cmo quiero
veros amado y amado por todos! Jess son mis deseos, acptalos, como si yo os amase. Jess ni un slo
sagrario quede en el mundo, ni un slo lugar donde habites sacramentado, sin que hoy, y desde hoy para
siempre, en cada momento de mi vida, est all para decir:

Jess, os amo. Jess, soy toda vuestra. Soy vuestra vctima, la vctima de la Eucarista, la lamparita de
vuestras prisiones de amor, la centinela de vuestros sagrarios. Jess, quiero ser vctima de los sacerdotes, la
vctima de los pecadores, la vctima de vuestro amor, de mi familia, de vuestra Santsima Pasin, de los
Dolores de la Madrecita, de Vuestro Corazn, de Vuestra santa voluntad, la vctima del mundo entero...
Vctima de la paz, vctima de la consagracin del mundo a la Madrecita

MUERTE APARENTE En 1935, Nuestro Seor me avis que morira antes de la fiesta de la Santsima
Trinidad de 1936. Como yo no conoca otra muerte, pensaba que era dejar el mundo y partir para la eternidad.
En ese tiempo, todo eran mimos, consuelos y alegras espirituales. A medida que se iba aproximando el da de
la Santsima Trinidad, aumentaba mi alegra y contento. Iba a pasar en el Cielo la fiesta de mis tan queridos
Amores, como yo les llamaba: Padre, Hijo y Espritu Santo.

Los males de mi cuerpo iban aumentando y todo daba seal de mi partida. Dos das antes, Nuestro Seor me
dijo que morira de las 3 horas a las 3:30 de la maana, y que mandase venir a mi Padre espiritual. As lo
hice. Lleg al caer la tarde y pas la noche junto a m. Me prepar para morir. Su Reverencia hizo conmigo
un acto de entera resignacin y conformidad con la voluntad de Dios. Ped perdn a mi familia y cant de
alegra:

Feliz, oh, feliz


Si yo tal consegua,
Morir y cantar
El nombre de Mara!

Feliz quien mil veces,


En larga agona,
Con amor repite
El nombre de Mara.

La afliccin iba aumentando, a la hora marcada por Nuestro Seor. No s lo que sent, dejando de or, o qu
pasaba a mi alrededor. Mi Padre espiritual y mi familia rezaban el oficio de agona, encendieron una vela
bendecida, la metieron en mis manos, pero yo no supe nada de esto y as qued algn tiempo.

Me crean moribunda y lloraban por m. Para esos momentos escuch el llanto de los mos, empec a respirar,
y poco a poco me reanim, pero an estando as pens: Ests llorando y siempre yo muero. Estaba siempre
viendo cuando apareca a la presencia de Nuestro Seor. No senta pena por dejar el mundo y los mos.

- 20 -
Cuando vea que mejoraba y no se cumplan las palabras de Jess, cay sobre m una tristeza que no se puede
calcular y un peso abrumador.

Era tiempo de tenerse que retirar mi Director espiritual, y no teniendo tiempo para decirme una palabras de
consuelo, pas la Fiesta de la Santsima Trinidad como una moribunda y dentro de m todo era muerte. Las
lgrimas me corran, las dudas eran insoportables, por no slo me senta engaada con respecto a lo que me
haba dicho sobre este da, es decir, sobre la muerte, sino tambin en cuanto a lo que me haba dicho Nuestro
Seor antes de este da. En los dos das siguientes, senta como si todos estuvieran muertos. No haba sol, ni
luna, ni da para m. Era insoportable mi vivir. Se acercaban a m Deolinda y ozinha, nicas personas que
saban del caso y me decan: "No hablas con nosotros? No te res? Yo deca: Vyanse, retrense de m, ya
no soy la misma, jams me vern rer, no habr sol que me ilumine. Y lloraba. Debajo de tanto dolor y
amargura, les hablaba de una forma que ellas no tenan nada ms que decirme.

Estaban acordando para ir una de ellas a buscar a mi Director espiritual, cuando de repente apareci el Doctor
Oliveira Dias, que vena en nombre de mi Director espiritual, que le haba contado todo, y como l no poda
venir personalmente por estar en predicacin, comprendiendo mi sufrimiento, as trat de aliviarlo. l me
esclareci el caso, me cont varios pasajes que haban tenido algunos santos, y desde entonces supe que era la
muerte mstica, de la que nunca haba odo hablar. Me pareci un ngel que vena del Cielo a serenar la
tempestad de mi alma. Continu viviendo muy atribulada pues Jess pareca morir tambin, pues qued
algunos meses sin or su divina voz. Cuando aumentaba la agona de mi alma, recordaba los casos que me
haba contado y me animaba con lo que me deca mi Padre espiritual.

UNA VISIN A fines del ao 1936, una noche se present delante de m, a una pequea distancia, un
prado muy verde y florido. Las flores eran azucenas. Y eran tantas! Y tan perfectas! Pastaba entre ellas un
gran rebao de ovejitas, siendo imposible contarlas. El pastor era Jess, en tamao natural, muy bello y con
un cayado en la mano. Me acerqu a ese prado y cuando iba a entrar en l, todo se transform en un camino
rido y seco. Camin por una cuesta difcil de subir. En lo alto del monte, haba un camino bastante asustador,
porque estaba lleno de espinas. A mi lado izquierdo oa gemidos de ovejitas. Quera aproximarme para saber
la causa de sus gemidos, pero un enorme desfiladero, oscuro, profundo, me impeda ver a las ovejitas y la
causa de sus sufrimientos. Senta que sufran mucho.

Segu caminando por ese camino, y ms arriba, al lado derecho, oa lo mismo. En ese momento vi la causa de
tan grande sufrimiento: estaba una ovejita, de lana blanca, pero muy sucia y presa en medio de grandes
espinas, estaba all cada. La primera impresin, fue que entend que aquellos gemidos no podan ser de
nostalgia por su madre, porque era una ovejita ms grande. Al ver su estado tuve tanta pena que me aproxim
y con todo amor y cario, vigorosamente la desprend de las espinas. Despus de soltarla, desapareci la
visin.

Nunca ms lo olvid y lo cuento con la mayor facilidad, porque qued bien grabado en mi memoria y en mi
alma.

UNA GRAN CRISIS, SNTOMAS DE MUERTE A fines de abril de 1937, pas una gran crisis que me
llev a las puertas de la muerte. Empec a vomitar de da y de noche, nada conservaba en el estmago. Los
primeros das qued en profunda postracin; no conoca a las personas, no tena hambre ni sed. El prroco me
ley tres veces las oraciones de la agona. Oa gritos, pero no pensaba que mora, porque mi estado fsico no
lo permita.

Haca un ao que reciba diariamente a Nuestro Seor, pues antes de eso lo reciba raras veces en el mes, lo
que me haca sufrir mucho y sentir mucha nostalgia por Jess. No s que fue, tal vez un milagro, lo que hizo
que el prroco me lo llevase todos los das. Yo peda a Jess esta gracia y otros lo pedan tambin por m. Fue
una de mis grandes alegras alimentarme del Pan de los ngeles todas las maanas.

- 21 -
En esos momentos de mi enfermedad -no recuerdo si fue de maana o de tarde- vi entrar en el cuarto al
prroco y le dije: "Quiero recibir a Nuestro Seor". Me respondi: "S, mi nia, voy a buscar una hostia y si
no la vomitas, te traigo a Nuestro Seor". As lo hizo. Nada ms que la engull inmediatamente la vomit. El
prroco estaba desistiendo, cuando alguien le dijo: Una hostia sin consagrar no es Jess. Fue entonces que se
resolvi a traerme una consagrada. La recib y no la vomit. Nunca ms dej de recibir a Jess Sacramentado
por causa de esos vmitos. Cuantas veces entraba el prroco en mi cuarto para darme a Nuestro Seor, nada
ms lo reciba dejaba de vomitar hasta pasar una media hora. Entonces el prroco nunca temi darme la
comunin. La crisis dur bastante tiempo, pero por diecisiete das estuve sin tomar nada, absolutamente nada.
Mi medicina fue Jess.

Yo deca: "Muero de hambre y de sed", pues senta una sed abrasadora y una necesidad muy grande de comer,
mi mayor pena despus que me sent mejor, y recordando que si me hubiese muerto durante aquella crisis, no
habra tenido perfecto conocimiento de la muerte.

LA PROTECCIN DESVELADA DE JESS Y DE LA MADRECITA


Durante el mes de mayo me quedaba sola a rezar. Encenda unas velas. Una vez aconteci que cay un
encendedor e incendi la vela haciendo grandes llamas, pudiendo incendiar las toallas del altarcito o hacer
estallar la redoma. Quise apagarlo y no pude; cuando estaba por llegar las llamas al piso, todo se apag. No
quiero pensar en la afliccin que sent por no poder levantarme y poner trmino a una pequea cosa que
podra haber sido la ruina de nuestra casa.

Un da en que tuve que quedarme sola por algn tiempo, sufr un gran susto. Vino una vecina a ver si
necesitaba algo, y al irse dej la puerta abierta, y poco despus entraba una cabrita que tenamos y se
encaminaba a la sala donde haba unos vasos de begonias muy hermosos. Con ellos se adornaba el altar de
nuestra iglesia. Al darme cuenta la llam, pero no me hizo caso. Le tir unos pedacitos de masa y no los
quiso. Le fui mostrando la masa y llamndola hasta que estuvo junto a m. As la tuve ms de dos horas.
Cuando lleg mi hermana, qued admirada de ver cmo desde mi cama pude asegurar tanto tiempo al animal.
Atribuyo esto a un milagro, pues habra hecho grandes estragos. Cunto debo a Jess! Estaba presa en el
lecho pero l me evit ese disgusto.

Poco tiempo despus sufr otro ms doloroso. Mi hermana y mi madre estaban fuera y qued con una joven
que por orden de mi madre, deba ayudarme hasta que llegasen. La joven, an cuando tena ms de 20 aos,
no entendi la orden sino que crey que deba ausentarse. Cuando ella sali le dije: Si quieres irte vete, que
ellas me encontrarn viva o muerta.

Cuando sali, vinieron unos gatitos y me hicieron fiestas levantando las patitas en el aire para dar en mi mano
y se pusieron encima de mi cama. Como no los quera all, los sacud y se fueron al suelo. Poco despus sent
cmo uno de ellos caa en el agua y mora ahogado. Lo o maullar y tambin la madre maullaba. Yo no tena
valor para or todo esto. Empec a llorar y deca: "Madrecita, permite que venga alguien para ayudar. Vleme
Jess, Santa Teresita..." tambin deca: Pobrecito del que est preso.

Llegaron dos personas y oyeron mis sollozos. Entraron en mi cuarto y quedaron pesarosas al ver al gatito
muerto. Lloraba de pena por los animalitos, pero no ofend a Jess. Este caso fue origen de grandes
aflicciones morales, porque a mi madre y mi hermana les pareci muy mal cmo procedi la joven. Pero todo
le perdonaron y yo la perdon.

Me gustaba quedarme sola los domingos, cuando haba adoracin al Santsimo Sacramento. Deca a los mos
que fuesen y me dejaran a solas con Jess. Poco despus de que salieron me puse a orar, cuando o abrir la
puerta de la calle, subir las escalinatas, y hablando muy alto decan: "Abre la puerta". Por la voz conoc a la
persona. Qued muy asustada. Qu sera de m si consiguiese entrar". Apret en mis manos mi rosario con
toda confianza mientras la persona golpeaba la puerta con toda su fuerza. Pensaba en la forma en que le deba

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hablar, asustada sin siquiera respirar. Como no consigui abrir la puerta se retir, dejndome en paz. Qued
tan llena de miedo que no quera quedarme sola, a no ser que cerrasen muy bien con llave.

Atribu esta gracia a Jess y a la Madrecita que me libraron de aquella mala compaa, pues antes querra
estar acompaada por los demonios del infierno.

PRIMER EXAMEN DE LA SANTA SEDEi En mayo de 1937 recib la visita del Padre Duro. Vena
mandado por la Santa Sede para examinar el caso de la consagracin del mundo a Nuestra Seora. Mi deseo
era vivir oculta, sin que nadie supiese lo que pas. El Padre le entreg a mi hermana una carta de mi Director
espiritual y le dijo que me la leyese. Al leer la carta que deca as: "Va el Padre Duro, hblele libremente y
responda a todo lo que le pregunte", qued admirada y le dije a mi hermana: "Qu le digo?" No saba que
eran necesarios estos exmenes para casos como estos. Mi hermana me anim y me dijo: "Dirs lo que
Nuestro Seor te inspire".

Qued sorprendida cuando me hizo preguntas de las cosas de Nuestro Seor, pero sin la ms pequea
excitacin, comenc a responder a sus preguntas. Me dijo que slo quera que le dijese lo principal, pues no
me quera cansar, viendo lo grave de mi estado. Le respond que no saba qu era lo principal. Y entonces me
dijo: "Hable de esto y de esto". Y fue cuando me habl de la consagracin del mundo a Nuestra Seora.
Despus de hacerme varias preguntas, de muy buen modo me dijo: "No se engaar?" Al or estas palabras
me pas por mi mente el engao de mi muerte y pens: "Esto es contra ma, voy a decrselo". Entonces
respond: "Enga...". Y le cont lo que haba pasado en la Fiesta de la Santsima Trinidad de 1936. El Padre
no me dijo si estuve engaada, y slo habl as: "Estas cosas cuestan mucho, verdad?". Respond: "Cuestan
y quedo triste". Y comenc a llorar. El Padre me pidi no olvidarlo en mis oraciones y prometi nunca
olvidarme en el Santo Sacrificio de la Misa.

Se arrodill, rez tres Avemaras a Nuestra Seora y algunas jaculatorias. Se despidi y se retir. Llor
mucho y qued atribulada y triste, porque se sabr cunto tiempo he vivido ocultamente. Escrib despus a mi
Director espiritual contndole todo. Me respondi inmediatamente tranquilizndome y diciendo que era todo
para gloria de Nuestro Seor.

PERODO EN QUE EL DEMONIO MS ME ATORMENT Para estos momentos, la vida material


mejor, pero se redoblaron los asaltos del demonio que ya tena meses amenazando. Fue en julio de 1937
que, no satisfecho de atormentar mi conciencia y de decirme cosas demasiado feas, empez a tirarme abajo
de la cama de noche, y despus a cualquier hora del da.

Al principio, lo pude encubrir hasta a las personas de mi casa, excepto a mi hermana, pasando por ser
aflicciones del corazn. Poco a poco el mal fue aumentando, y tuve que decirlo a mi madre y a otra persona
que viva con nosotros. Los que observaban los tumbos que daba abajo de la cama quedaban muy pesarosos,
no suponiendo nada de lo que se trataba. Pasaban los das y l aumentaba. Una noche me tir al piso, pasando
por encima de la cama de mi hermana, que estaba junto a m. Ella se levant y cogindome del cuerpo me
deca: "Anda para tu camita". Apenas ella me sent, me levant rpidamente y di unos chiflidos.

Reconociendo el mal que haba hecho, empec a llorar y le dije a mi hermana: Qu hice! Ella me tranquiliz
diciendo: "No te aflijas, que no fuiste t". A la noche siguiente volvi a pasar lo mismo y le dije en voz alta:
"No me dejo". Apartndola de m. Cuando reconoca que haca mal, lloraba.

Una noche en que pas con el demonio las cosas peores que se pueden imaginar, cosas que yo desconoca e
ignoraba, y lloraba amargamente y pensaba en no recibir a mi Jess sin confesarme. Ese da el prroco estaba
en la feligresa para traerme a Nuestro Seor, pero pensaba cunto me costara decirle que no comulgaba sin
reconciliarme, con recelo de que el prroco me preguntase la causa y tener que decirle todo, todo, y no quera
abrirme con l. Al ver mis lgrimas mi hermana trataba de consolarme. Al no conseguirlo, me dijo que en la
tarde ira a hablar con mi Director espiritual que se encontraba haciendo una predicacin en una feligresa

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vecina a la nuestra. Le contest que no serva para nada, pues ni a l le dira lo que haba pasado. Le ped una
postal de Nuestra Seora y con gran sacrificio escrib lo sucedido y lo guard debajo de mi almohada. De
repente entr en mi cuarto mi Director acompaado de un seminarista, trayndome a Jess Hostia para que lo
recibiera, recordando que el prroco estaba fuera. Cuando me dijo que me traa a Nuestro Seor, le contest
que no poda comulgar sin confesarme.

Las lgrimas y la vergenza no me dejaban hablar. Con mucho trabajo le dije que haba escrito una postal que
guardaba en la almohada. Mi Director la ley y comprendi. Tranquilizndome me dijo que lo prevea,
viendo lo que estaba pasando, pero que no me haba prevenido.

Fue tremenda esta tribulacin, que se repiti varias veces. Tena ataques muy furiosos dos veces al da, de las
9 a las 10 de la noche, y despus de medioda por ms de una hora. Durante los ataques senta dentro de m
toda la rabia y furor del infierno. No poda consentir que me hablasen de Nuestro Seor y de la Madrecita, ni
poda ver sus imgenes, escupindolas. Tampoco poda consentir junto a m a mi Director; le pona nombres,
quera espantarlo y le tena una rabia de muerte, tanto a l como a las personas de mi familia. Quedaba mi
cuerpo ennegrecido con los golpes y corra sangre de las mordeduras. Tambin deca palabras muy feas a los
que estaba junto a m. Quera que mucha gente presenciase esto para que temieran el infierno y no ofendieran
a Jess.

Despus que pasaba la influencia del demonio y yo recordaba lo que haba hecho y dicho, senta horrorosos
escrpulos. Me pareca que era la mayor criminal. Fueron meses de doloroso martirio. Podra decir ms de
esto, pero no puedo, mi alma se resiste a recordar tales sufrimientos.

JESS ME MUESTRA SUS DIVINAS LLAGAS Una noche se me apareci Jess en tamao natural,
desnudo apenas con una faja y una cinta en sus divinas manos, los pies estaban al lado y tenan abiertas
profundas llagas. La sangre le corra en abundancia. La llaga del hombro escurra hasta la cintura,
atravesando la faja y cayendo al suelo. Jess se sent a mi lado, quedando con las piernas hacia el suelo. Bes
con mucho amor las llagas de las manos y ansiaba besar las de los pies. Como estaba sentada, no llegaba pero
no le dije nada a Jess. Pero l, conociendo mis deseos, con sus manos cogi un pie lo levant y me lo dio a
besar y despus el otro, dejndolo caer en la misma posicin. Despus contemple la llaga de su costado y la
sangre que corra. Muy compadecida, lanc mis brazos a Jess y le dije: "Oh mi Jess, cuanto sufriste por mi
amor!". Qued un momentito recostada en el pecho de Jess y despus Nuestro Seor desapareci.

Jams se apagar de mi mente esto. Lo recordar siempre, como si estuviera presente. Al recordar ese cuadro,
siento mi corazn herido. Slo por obediencia y amor a Jess hablo de esto. Pienso que la presentacin en ese
estado de Nuestro Seor, sera para prepararme lo que ahora voy a describir. Qu l me d fuerzas y su gracia
para hacerlo.

El 23 de julio de 1938 escriba: "Jess es mi fuerza, es mi amor, es mi esposo. Djame, mi Jess que yo,
vuestra loquita de amor, os diga, no con los labios sino con el corazn: slo a vos os pertenezco.

Es muy duro hablar de esto cuando se siente lo contrario. En las horas ms amargas de mi vida, en los das de
tanta lucha, en que el demonio me deca lo contrario, slo lo contrario.
Maldito! No te pertenezco! T slo eres digno de desprecio! Eres la mentira!.
Jess es todo mo y yo soy toda de Jess. Corazn mo, grita alto, muy alto a tu Jess, grita que lo amas!
S? Que lo amas ms que todas las cosas de al tierra y del Cielo!!!
Soy de Jess en la alegra, soy de Jess en la tristeza, soy de Jess en las tinieblas, en las ms horribles
tribulaciones, en la pobreza, en el abandono total.
Por Jess sufro todo, por contemplarlo, para salvar a las almas.
Enva Jess a vuestra Alejandrina, a vuestra vctima, todo cuanto se pueda imaginar, todo lo que haya o se
pueda llamar sufrimiento. Con Vos, Jess, con vuestro divino auxilio, y de vuestra y ma querida Madrecita,
todo venzo, nada temo.

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Te beso, te abrazo, Cruz bendita de mi Jess!!!"

MI RETIRO ESPIRITUAL Siempre que escuchaba que se haca un retiro, yo deca: "Todos hacen un
retiro; slo yo no lo hago. No s lo que es un retiro". Llegu a decir varias veces esto en presencia de mi
Director espiritual. Entonces, l me prometi pedirle permiso a su Padre Provincial y una vez que l lo
autorizase, vendra a hacer uno. Por altos designios de Dios el permiso fue concedido, y el 30 de septiembre
de 1938 vino a principiarlo mi Padre espiritual.

Ya haca tiempo que senta grandes agonas en mi alma y a veces a punto de caer en asustadores abismo. En
estos das se redoblaron mis sufrimientos. Los abismos eran aterradores. La justicia del Padre Eterno caa
sobre m y me gritaba repetidas veces: "Venganza, venganza..." Aumentaban los sufrimientos de mi alma y de
mi cuerpo. Es imposible describirlos, slo sentidos y presenciados. Pasaba los das y las noches rodando por
la cama, al or la voz asustadora del Padre Eterno.

La maana del 2 de octubre de 1938 me dijo Nuestro Seor que yo ira a pasar por toda la Pasin, del Huerto
al Calvario, slo no llegara al Consummatum est. Sera la primera vez el da 3, y despus pasara por la
Pasin todos los viernes, poco despus de medioda hasta las 3 horas. La primera vez se quedara hasta las 6
horas, desahogndose conmigo y dicindome sus quejas.

No dije que no a Nuestro Seor. Avis a mi Director espiritual de todo lo que me dijo Nuestro Seor.
Esperaba el da y la hora con grande afliccin, pues ni yo ni mi Director tenamos idea de lo que iba a pasar.
La noche del 2 al 3 de octubre, si era grande la agona de mi alma, tambin fue grande el sufrimiento de mi
cuerpo, comenzando a vomitar sangre y a sentir dolores terribles. Vomit bastantes das seguidos, y durante
cinco das, no tom alimento alguno. Fue en ese sufrimiento que fui hacia la primera crucifixin. Cunto
horror senta en m! Qu miedo y hasta pavor! Es indecible mi afliccin.

PRIMERA CRUCIFIXIN Despus de medioda, vino Nuestro Seor a invitarme: "Mira, hija ma, el
Huerto est pronto y el Glgota tambin, aceptas?"

Sent que Nuestro Seor me acompa por algn tiempo en el camino del Calvario. Despus me sent sola,
vindolo a l tan alto, en tamao natural, clavado en la cruz. Recorr todo el camino del Calvario sin perderlo
de vista... era junto a l que yo tena que llegar.

Vi por dos veces a Santa Teresita. La primera vez iba vestida de monja, entre dos hermanas, a la puerta del
Carmelo. La segunda vez, la vi cercada de rosas y envuelta en un manto celestial.

Nota: Dado que Alejandrina nunca se dispone a describir la Pasin, transcribimos la siguiente carta, en la que
describe a su Director espiritual los sentimientos de su alma durante las horas que precedan a la Pasin.

Balasar, 7/4/1939.

Busco un momentito de alivio a mi sufrir. Espero la hora de mi crucifixin. No puedo hablar. Mi corazn
est en marcha acelerada. Es una revuelta, es una barahnda en mi alma. El peso me aplasta. Tinieblas, noche
pavorosa y triste. Estoy en un abandono tremendo. Me imagino en medio de todo el odio de tribunal en
tribunal. Pobre de m! Y no recib a Jess, pero confo que l suplir la falta en las comuniones espirituales,
a pesar del enojo que tengo de m misma y de mi enorme miseria. Ayer la temperatura baj. Qu horror
senta! Mi cuerpo era traspasado por agudos hierros de lado a lado. Qu momentos tan terribles. A pesar del
momentito de alivio, qued siempre en una noche oscursima, en una tristeza profunda. La noche la pas toda
hacindole compaa a Nuestro Seor Sacramentado y me concentraba un poco en la tragedia del da
siguiente. Me pareca que Jess me invitaba al Huerto. Qu movimiento de gente! Pero todo esto era sentido
en mi alma.

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Ay, Padre mo, me parece que todo esto que le digo es mentira! Hay tantas dudas.... Ay, ay, los miedos de
toda la Pasin. Ya dije a Deolinda: Del modo que siento el corazn, es necesario un milagro para que resista.
Jess sea conmigo! No digo ms; no puedo..."

Aqu interrumpe la carta, porque sigui la Pasin. Su hermana Deolinda nos la describe:

Ay, Padre mo, lo que fue el da del viernes santo. Es bien viernes de Pasin! Antes de comenzar, como vea
yo su cara de afliccin. Tema pasar este da y me deca: "Ay, si hubiera pasado este da"... Yo la consolaba
cuanto poda y la acariciaba, a pesar de que yo estaba tambin llena de miedo y muy afligida.

Durante la Pasin yo no pude pasarlo sin llorar y vi correr lgrimas en la cara de los asistentes. Qu
espectculo tan conmovedor! La agona del Huerto fue muy larga y aflictiva... Se oan los gemidos muy
profundos y por veces sollozos. Pero la flagelacin y la coronacin de espinas fue terrible. Los azotes los
toma de rodillas, con las manos como atadas. Yo le llev una almohada debajo de las rodillas, pero la quit,
no la quiso. Tiene las rodillas en msero estado. Los azotes eran tantos, llevaron tanto tiempo... Ella
desfalleca.... Los golpes en la cabeza (con la corona de espinas) fueron innumerables. Vomit por dos veces
durante la Pasin: era agua, pues nada ms tena para vomitar. El sudor era tanto, que los cabellos estaban
empastados y al pasar la mano por encima de su ropa, quedaba mojada. Cuando acab la coronacin de
espinas, ella pareca un cadver.

Vinieron a asistir el Cannigo Borlido ms otras dos personas. Tambin vino el Dr. Almiro de Vasconcelos
con su hermosa hermana, D. Judite.

Contina Alejandrina:

Durante algunos das fue doloroso todo mi sufrimiento. Continuaron los vmitos de sangre y una sed
abrasadora que no haba agua que me la quitara. Yo no poda beber, pero pasaba das y noches seguidas con el
agua corriendo en mi boca sin poder engullirla. Llegu a cansar a las personas que me vean. Despus de
pasar mucha y mucha agua por mi boca, an exclamaba: Denme agua, mucha agua, pipas de agua... me
pareca arder, nada haba que me saciase.

Senta unos olores horrorosos. No quera que las personas se acercasen a m, porque todas me olan a perros
muertos. Me daban violetas y perfumes a oler, pero todo lo repela, porque era siempre el mismo olor que me
atormentaba.

Los das en que me alimentaba no senta mi paladar, y aunque coma de todo tena enojos, porque todo me
saba al mismo olor que tena.

Cunto ms tendra para decir de esto, si pudiese describir todo cuanto siento. Me falta valor, pues cuesta
mucho recordar estas cosas...

DUDAS Y RECELOS DE ENGAAR. EXMENES DE LOS MDICOS Y TELOGOS As como


iban aumentando las gracias y favores para conmigo, as crecan tambin las dudas y recelos de engaarme y
engaar a mi Director espiritual, y tambin a todos los que vivan conmigo. Momento a momento creca mi
martirio. Todo me pareca falso e inventado por m. Dios mo, qu dolor para mi corazn. Las tinieblas caan
sobre m. No haba luz que me mostrase el camino. Por ms que mi Director me infundiese confianza, no
haba nada que me confortase. Con todo, me entregu en los brazos de Jess, confiada a no ser arrastrada por
la corriente.

Sufra al ver las lgrimas en todos los que me rodeaban y pensaba: Dios mo, si les falta valor a ellos, cmo
no me ha de faltar a m? Qu grande humillacin al ser observada, Ah, si pudiese sufrir sola, sin que nadie
me viese!... Bastaba que Jess supiese cuanto sufra por l.

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Despus de la segunda crucifixin, empezaron los exmenes hechos por unos Padres de la Compaa de
Jess. Senta tanta vergenza. No en las horas de la crucifixin, sino antes y despus....

Empec a sentir que mi Director espiritual sufra mucho ntimamente, por mi causa, esto es, por todo lo que
me pasaba.

Despus de estos, siguieron los exmenes mdicos que fueron muy dolorosos, dejando mi cuerpo en msero
estado. Me pareca que andaba siendo juzgada de tribunal a tribunal, como si hubiera realizado los mayores
crmenes. Me costaba mucho verlos entrar en mi cuarto y despus de examinarme y observarme, verlos
reunirse en una sala para discutir mi causa, dejndome bajo el peso de la mayor humillacin.

Si no me engao, fue en la tercera crucifixin cuando vinieron los mdicos a examinarme. Es difcil y s que
no puedo describir todo mi sufrimiento. Dejaban mi cuerpo martirizado, pero otras cosas haba que me
costaban an ms. La vergenza que me hacan pasar! Triste escena la que haca delante de ellos. Ni la
mayor criminal sera juzgada en un tribunal con ms cuidado. Si supiese abrir mi alma y dejar ver lo que
pasaba en ella, por qu estoy reviviendo esos das, y lo hablo solamente con el fin de hacer bien a las almas,
mostrando cunto sufro por amor a Jess y a las almas. Fue por esto que me expuse a tales sufrimientos.

Cuando mi Director espiritual me habl de ser examinada por los mdicos, fue para m un gran tormento, una
grande barrera se levant en mi alma. Quera sufrir escondida, que slo Jess supiese de mi sufrimiento. Pero
mandaba la obediencia. Me call todo y acept por Jess. Faltaban los mdicos para completar mi calvario.
Algunos fueron verdaderos verdugos que encontr en mi camino.

Resolvieron que fuera a Porto. Me cost mucho convencerme, debido al estado en que me encontraba. Tema
no poder hacer el viaje, y a la invitacin del mdico asistente, le respond: "Entonces, doctor, en 1928 no
consinti que fuese a Ftima y ahora que he empeorado tanto quiere que vaya a Porto? Me respondi: "Es
verdad que no lo consent, pero ahora quisiera que fuese". Le pregunt si mi Director espiritual saba del caso
y como lo afirmara, ced al pedido.

El da 6 de diciembre de 1938, a las 11 horas, fui sacada de mi cama para llevarme a una ambulancia. Aquella
maana, fui muy visitada por personas amigas y en casi todas vea lgrimas en sus ojos, as como en mi
familia. Yo procuraba alegrar a todos, fingiendo que nada sufra. Fue doloroso mi viaje, pues se necesitaron 3
horas para llegar a Porto. Paramos muchas veces.

En Porto, en el consultorio del Dr. Roberto de Carvalho, me tomaron una radiografa y fui cuidada por l. En
el camino me dijo: Ay mi pequea, cunto sufres!

De su consultorio fui llevada al Colegio de las Hijas de Mara Inmaculada, donde me trataron muy bien. Lo
que ms me costaba eran los ruidos de la calle, llegando a veces a perder los sentidos. All fui examinada por
el Dr. Pessegueiro, examen que slo sirvi para mayor sufrimiento.

De regreso a casa, regres de tener un viaje muy penoso. Cuando me encontr en mi cuartito, me vi rodeada
de personas amigas. El 26 de diciembre de 1938 fui visitada para examinarme el Dr. Elsio de Moura, que me
trat cruelmente, intentando hacerme sentar con toda violencia sobre una silla. Como no lo consiguiese, me
tir encima de la cama haciendo varias experiencias que me hicieron sufrir horriblemente. Me tap la boca,
me tir contra la pared, dndome un fuerte golpe. Vindome casi desmayada me dijo: "Mi nia, no pierdas los
sentidos". Sin querer llor y todas mis lgrimas se las ofrec a Jess con mis sufrimientos, que fueron
muchos, pues lo que digo es nada de lo mucho que pas. Todo le disculp porque vena en misin de estudio.

SEGUNDO EXAMEN DE LA SANTA SEDE el 5 de diciembre de 1939 recib la visita de nuestro


prroco acompaado por el Cannigo Vilar y me dejaron a solas con l. Hablamos cerca de dos horas de

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varias cosas de Nuestro Seor para despus entrar en el asunto que lo haba llevado conmigo. Me dice:
"Usted ha de extraar mi visita pues no me conoce..."

Sonre y le respond: "S con certeza a que ha venido", A lo que dice: "Diga, diga, Alejandrina" Entonces dije
yo: "Viene mandado por la Santa Sede y l me lo confirm diciendo: "Es eso mismo". Y me present los
documentos que haba trado de Roma. Me hizo varias preguntas a las que le respond. Le habl de la
crucifixin a lo que l me dijo: "Parece que hace ms de tres meses que pasa algo...", apuntando a la Pasin
mostr deseos de asistir, as que asisti el siguiente viernes.

Hablando de esto a mi Director espiritual, ste me aconsej que le hablase con toda franqueza. Me visit
cuatro veces, pero slo dos fueron obligatorias. Si no me engao, despus de la primera vez me dice:
"Alejandrina, me alegr mucho de haberte conocido, pero no quisiera haberte visto como te veo". Me confi
el secreto de que se regresaba a Roma, lo que solamente saba el Arzobispo.

Como me senta muy a gusto platicando con l y tena el permiso de mi Director espiritual, hablamos mucho
de Jess, porque me senta sumergida en un abismo de santidad y de sabidura, cosa que rara vez me sucede
con otros sacerdotes. Le dije que no le hablaba as a otros sacerdotes porque no era costumbre mo, sino con
l por la confianza que senta. Me respondi: "Haces bien, Alejandrina, no digas nada, porque si se los
dijeses, ellos no comprenderan:

Llor cuando se despidi de m al partir para Roma. Prometi escribirme dicindome que quedaba como su
intercesora en la tierra. Recib algunas caras de l en que me mostraba tener en m entera confianza. Le
respond y nos ayudamos con oraciones a Nuestro Seor.

OPINIONES DEL PUEBLO. NUEVOS TORMENTOS Jess me peda ms sacrificios. Con los
exmenes mdicos y de la Santa Sede fui mi caso ms conocido. Era un martirio para m pues quera vivir
escondida de todos!

A pesar de mi familia, all afuera decan al respecto mo y comentaban mi vida. Pobrecitos de los ignorantes,
cuntas mentiras decan! Afirmaban que la ida a Porto haba sido para recibir una mensualidad que me iba a
mandar el Dr. Oliveira. Para uno era de 300 otros de 500. Tanto vala deshacer las mentiras como no hacerlo,
Ellos se quedaban con la suya.

Otros decan que haba ido a sacarme el "retrato de santa", esto es, a avalar mi santidad por medio de una
mquina. Mi hermana les dice (para quitar esa idea): "Si pudiese ser eso, tambin yo querra sacar ese retrato
par ver en que punto de santidad estaba."
Qu pena tengo de que las cosas del Seor sean tan mal comprendidas!...

Otros entonces deca que todos los Padres que me visitaban andaban pidiendo limosna por las feligresas para
drmela y por tanto que no me faltara nada.

Decan que yo esculpa en el aire, hacindome bruja, que era cuerpo abierto, llegando varias personas a
acercarse a m para hacer varias preguntas como si adivinase. Yo les contestaba muy serena, fingiendo no
comprenderlas, pero cuando insistan, les responda: "Yo no adivino, ni nadie adivina. No tenemos el derecho
de penetrar en las conciencias ajenas. Eso es slo para Nuestro Seor."

Cuando me contaban lo que decan sobre m, yo finga no sufrir, pero sufra amargamente y responda:
"Ellos hablan de m? Tendrn algo que decir. Yo no tengo, as que dejen que hablen para ellos. Nuestro
Seor les perdone, que yo tambin les perdono. Hablan, hablan y hablarn. No hay quien los calle: unos
contra m, otros a favor mo.
Y as iba pasando el tiempo.

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VISITA DE UN MDICO ENVIADO POR DIOS El 29 de enero de 1941 recib la visita de un Padre
acompaado de varias personas de su feligresa. Se present al llegar, pero slo despus supe que uno de ellos
era mdico. Al saber que tena junto a m a un mdico, qued con vergenza, no por haber dicho sobre mi
sufrimiento, sino porque no lo esperaba. El mdico se conserv callado y sonriente. No s que senta
ntimamente. Cmo iba a saber que dentro de poco l sera mi medico asistente.

Comenz a examinarme minuciosamente, pero con toda prudencia y cario. Despus de hacer su examen,
invit al Dr. Abel Pacheco, mi mdico asistente en esas fechas, para que tuvieran una consulta. Qued muy
triste, porque ya estaba llena de exmenes mdicos. Pero ced, teniendo siempre en vista la voluntad de
Nuestro Seor y el bien de las almas.

El primero de mayo de ese ao fui examinada por el Dr. Pacheco. El examen dur pocos minutos, con todo
me caus gran sufrimiento tanto en el cuerpo como en el alma. En el cuerpo porque sus manos parecan de
fierro. Y en el alma, porque ya senta humillaciones y el resultado de aquel examen. Con todo, an estaba
lejos del fin. Fui prevenida por el Dr. Dias que sera mejor regresar a Porto a consultar al Dr. Gomes. Si fuese
la voluntad de Nuestro Seor. Ped luz divina sobre el caso, porque en nada quera contrariarlo.

Ped durante un ms. Pero cuanta ms luz peda, ms quedaba en tinieblas, tornndose esto en dolor de mi
alma, cada vez ms profunda, no saba que hacer, hasta que Nuestro Seor me dice que era Su divina
voluntad que fuese a Porto.

Mi estado fsico era gravsimo, teman el sacarme de mi lecho para tan largo viaje; hasta yo tema, y mucho,
pues si no consenta que me tocasen en el cuerpo, como iba a poder ir tan lejos... Animada con las palabras de
Nuestro Seor, confiaba en l y, bajo su accin divina me prepar para salir en la madrugada del 1 de julio de
1941. Eran las 4 de la maana, ya haba hecho mis oraciones y para fingir que estaba muy alegre, empec a
llamar a mi hermana, dicindole que bamos para la ciudad. Slo con este medio esconda mi dolor y alegraba
a los mos. Cuando deca esto, sent el automvil que poco despus llegaba a nuestra casa. Entr en mi cuarto
el Dr. Dias, acompaado por un amigo. Despus de conversar un poco, mi hermana me visti y nos
preparamos para salir. Partimos a las 4.50 hs., an era de noche, para no alarmar a los vecinos y salimos de la
feligresa sin encontrar a nadie.

En que silencio iba mi alma! Sumida en un abismo de tristeza, pero sin separarme ni un momento de la
unin ntima con mi Jess, iba pidiendo siempre tener el valor para el examen que iba a tener; y ofreca todo
mi sacrificio por su divino amor y por las almas.,Clamaba por la Madrecita y por los santos y santas a quienes
ms amaba. No le daba importancia a nada y todo lo que me iba pasando me causaba profunda tristeza. De
vez en cuando, interrumpan mi silencio preguntndome si todo iba bien. Agradeca, sin salir del abismo en
que iba sumida. Era ya de da cuando paramos en la casa del seor que nos acompaaba, en Trofa. Era all en
donde iba a descansar y recibir a mi Jess, esperando la hora de seguir a Porto. Antes de continuar mi viaje
me llevaron al jardn del Sr. Sampaio. Amparada y bajo la misma accin divina, fui hasta donde estaban unas
florecitas, que cog diciendo: "Cuando Nuestro Seor cre estas florecitas, ya saba que hoy las vendra a
coger". Despus fui fotografiada en dos lugares que escogieron. Me traslad de un lugar a otro por mis pies,
lo que nunca haba podido hacer desde que encam, pues ni siquiera poda voltearme de lado en la cama. Slo
un milagro divino, pues sin l no me mova, ni siquiera consenta que me tocasen.

Despus entr en el carro y seguimos el viaje, mi alma sufra horriblemente. Estando a seis kilmetros de
Porto, Nuestro Seor retir su accin divina. Empec a sentir todos los sufrimientos de mi cuerpo y se volvi
tormentoso el resto del viaje y dije, no por saber la distancia que faltaba, pero mi estado me hizo hablar as:
"Ya estamos cerca de Porto". Y alguien me dice: "Estamos, estamos". Porque haba visto que faltaban los 6
kilmetros a los que me refer.

El traslado en el carro al consultorio fue lo que hubo de ms doloroso. En el cuerpo senta el mayor martirio y
en mi alma la mayor agona, parecindome que mora. Antes de entrar en la sala de consultas, deca a los que

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me llevaban en brazos: "Djenme, aun que sea en el suelo". De repente apareci el mdico y me instal en
una cama de observaciones, y all estuve hasta que fuese observada. Poco antes de ir para la sala de consultas,
Nuestro Seor quit la agona de mi alma, dejando solamente los sufrimientos fsicos. Ya poda resistir mejor.

Comenz el examen que fui muy largo y doloroso. Cuando me desvesta, me dijeron que no me afligiese. Y
yo, recordando lo que le hicieron a Nuestro Seor dije: "Tambin desvistieron a Jess", no pens en nada
ms. El Dr. Gomes de Arajo, a pesar de parecer un poco brusco, fue prudente y delicado.

De regreso a casa, Jess volvi a ejercer sobre m su accin divina para continuar mi viaje, pero me dio de
nuevo las agonas de mi alma. Al pasar por Ribeiro, fui a descansar a la casa del Dr. Dias de Azevedo, a
esperar la noche para entrar en la feligresa sin que nadie se enterase. Tanto en una casa como en la otra fui
tratado por todos con mucho cario, pero nada me confortaba. Sonra a todo, encubriendo lo ms posible mi
dolor. Salimos de noche y todo convidaba a un silencio cada vez ms profundo. Todo me pasaba
desapercibido. Durante el viaje slo repar en unas flores del jardn de Famalico, porque me llamaron la
atencin. Llegamos a media noche a casa y as conseguimos que nadie notase esta mi salida.

Despus de este viaje, los sufrimientos se agravaron mucho, mucho. Todo lo que devera sentir en el viaje los
guard Nuestro Seor para el da siguiente, empeorando cada vez ms.

CARTA A NUESTRA SEORA


Balasar, 30/4/1941
Querida Madrecita

Al principio de tu mes bendito, vengo a pedirte Tu bendicin, Tu amor, para poder amar a Tu y mi querido
Jess.Quiero amarlo tanto, tanto, quiere ser una loquita de amor, quiero vivir y morir de amor!. Ayuda, mi
querida Madrecita a Vuestro Jess a inmolar y sacrificar esta que quiere dar la sangre y la vida por las almas
y por Vuestro Jess. Dame, Madrecita, Tu pureza, Tu humildad, Tu obediencia, dame tus virtudes para que
sea santa, para poder dar toda la gloria a Tu Jess para quien slo quiero vivir.

Madrecita, te pido esta limosnita del Cielo: quiero que el mes de mayo sea para m el ltimo que pase en la
tierra. Quiero ir deprisa a gozar de Tu Jess y de Tu compaa. Quiero continuar junto a Ti a implorar perdn
y misericordia para este Tu mundo. Tu hija la ms indigna, pobre Alejandrina.
P.S. He de hacer caer una lluvia de gracias y de amor sobre aquellos y aquellas que en la tierra me son ms
queridos. Siempre tu hija. Alejandrina.

VISITA DE REV PADRE TERAS. CONSECUENCIAS DE ESTA VISITA El 27 de agosto de 1941,


recib la visita del prroco acompaado por el Padre Teras y otro sacerdote. Esta visita fue de gran disgusto
para m, pues hice el sacrificio de responder a las preguntas que el Padre me hizo delante de todos lo que me
cost muchsimo. Respond a todo conscientemente, porque pensaba que ira en estudio como otros haban
venido. Slo Nuestro Seor puede evaluar cuanto me cost tener que hablar del asunto de la Pasin y fue
sobre esto lo que ms me interrog. Nuestro prroco me dice que quera regresar el siguiente viernes, da 29.
No quera ceder a este pedido hasta consultar a mi Director espiritual, pero como me dijeran que se tena que
regresar a Lisboa en los das inmediatos, consent diciendo: "Yo pienso que usted no vendr aqu por
curiosidad. Como me afirmase que no, ced prontamente. Aunque me hiciese sufrir mucho su visita el
viernes. Vino y trajo otros tres sacerdotes. No pensaba que estas visita viniera a traer para m un nuevo
calvario. No llev mucho tiempo para que el Padre Teras publicase lo que observ y lo que supo de m.

Que Jess tenga en cuenta el dolor que me caus aquella publicacin, por saber que mi vida fue publicada y
mis secretos revelados, aquello que tanto tiempo escond...

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De vez en cuando escuchaba comentarios al respecto. Eran espinas que se clavaban en mi pecho, aun cuando
las personas no lo hicieran por eso. Eran variadas las impresiones con que quedaban las personas que lean el
libro o que oan hablar de m.

Mi ida a Porto y la publicacin de mi vida hicieron inquietar a los Superiores de mi Director espiritual al
punto de prohibirle ir a verme y prestarme asistencia religiosa que tanto necesito, as como le prohibieron
tambin escribirme y recibir mis noticias.

Despus de esto, empec a vivir de ilusiones: Vendr hoy mi Director espiritual, vendr maana? Venan a
mi pensamiento mil y una cosas. Me impresionaba recordar que perda en tiempo en cosas intiles, pero no
era capaz de desviar a mi espritu de todo lo que haca sufrir. Pasaba las horas persuadida de que todo poda
suceder como yo pensaba. Un da me convenc de que a pesar de no haberme avisado por mi Director
espiritual, vendra a celebrar el Santo Sacrificio de la Misa en mi cuartito. Pens: Viene maana sin avisarme.
Empec a escuchar el tren a lo lejos y al llegar al apeadero, me pareci que el tren se retrasaba por un desastre
de que fue vctima mi Director espiritual, siendo golpeado en una pierna que le fue cortada. Queran llevarlo
para Pvoa, pero como l les dijera que vena a visitarme, pidi que lo trajeran conmigo. Sent como si viese
entrar en mi cuarto al Padre casi moribundo, en los brazos de varias personas. Una de las personas lo traa la
pierna en la mano. Cuando se present ese cuadro tan vivo en mi alma, sent como si me pusiese de rodillas
delante de Nuestra Seora, exclamando: "Madrecita, muestra aqu tu poder" que era el de colocarle la pierna.
Despus de esto, se me figur que no haba venido a esta casa y que lo llevaron para el hospital. Al saberse
todo esto, sent que sus hermanos en religin se regocijaban y decan: aqu esta una prueba evidente que
Nuestro Seor quera que l fuese junto a ella.

Tuve ms de estas ilusiones, todas parecidas, pero no me hicieron sufrir tanto como esta.

Mi vida fue toda una vida de sacrificio, casi puedo decir que no s lo que es gozar, de lo que no siento
ninguna pena. Me siento en el final de mi vida ya, si junto a la pena de haber ofendido a Nuestro Seor yo
pudiera juntar el gozo de este mundo, era un horror para m.Haber gozado el pecado, qu horror!

Anhelo la eternidad, porque slo all sabr agradecer a Jess el haberme escogido para vivir esta vida de
sacrificio, ansiando slo amar a Jess y salvar a las almas.

S bien que pocas almas me comprendern, pero una sola cosa me basta: Jess todo comprende.

MI ENTIERRO Mis deseos son que mi entierro sea pobrecito. Quiero que mi atad sea de forma normal,
ni muy sencillo, para no llamar la atencin de nadie. Quiero ser vestida de blanco, como "Hija de Mara",
muy modesta. Sin embargo, s que tengo un vestido muy bueno, mejor de lo que era mi voluntad: ofrzcanlo
y, como ya no voy a tener voluntad, por ser ms perfecto, acepto todo lo que me quieran dar.

Si no fuera prohibido por la Santa Iglesia, quiero que mi atad tenga muchas flores. No porque las merezca,
sino porque las amo mucho. Si fuera por merecimiento mo, nada tendra ni nada llevara.

Mi voluntad es ir para la tierra sin atad de rumbo. Tambin no quiero oficio, porque mi madre no tiene
capacidad para eso. En el trayecto de mi entierro, quisiera el mayor recogimiento. Me causa dolor presenciar
y or la manera en que se hacen los acompaamientos fnebres. No quiero autopsia, basta mi cuerpo en
exposicin de las consultas de los mdicos, esto en cuanto est viva.

MI TUMBA Quiero ser enterrada con el rostro volteado hacia el sagrario de nuestra iglesia. As como en la
vida ansi estar junto a Jess Sacramentado y voltearme hacia el sagrario la mayor de las veces posibles,
quiero que despus de mi muerte pueda continuar velando mi sagrario y mantenerme volteada hacia l. S

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que con los ojos de mi cuerpo no veo a mi Jess, pero quiero quedar as para mejor probar el amor que tengo
a la Divina Eucarista.

Quiero que mi sepultura est rodeada de plantas llamadas martirios, para as mostrar que os am en la vida y
os amo despus de la muerte. Entrelazndose con los martirios quiero rosalinas trepadoras, de aquellas que
tengan muchas espinas. Amo y amar durante la vida los martirios que Jess me da y las espinas que me
hieren y los he de amar despus de la muerte y los quiero junto a m, para demostrar que es con espinas y con
todos los martirios como nos parecemos a Jess, es como consolamos Su Divino Corazn y que salvamos a
las almas, hijitas todas de Su sangre. Qu mayor prueba de amor podemos dar a Nuestro Seor sino
sufriendo con alegra todo lo que es dolor, desprecio y humillaciones! Qu mayor alegra poder dar al Divino
Corazn sino dndole almas, muchas almas por quien l sufri dando su vida!

Tambin quiero encima de mi sepultura una cruz y junto a ella una imagen de mi querida Madrecita. Si
pudiera ser, quisiera que una corona de espinas envolviese la cruz. A la Madrecita para mostrar que fue Ella
quien me ayud a subir el camino doloroso de mi calvario, acompandome hasta los ltimos momentos de
mi vida. Confo que as ser. Ella es Madre y como Madre no me dejar sola en los ltimos trances de mi
vida.

Amo a Jess, amo a la Madrecita, amo mi sufrimiento y slo en el Cielo comprender el valor de todo mi
dolor!!!

CUARENTA DAS PASADOS EN FOZ (1943) Para satisfacer los deseos y voluntad del Arzobispo
Primado, ms de una vez me sujet a una nueva conferencia, que se realiz el da 27 de mayo de este ao.
Cuando me lo comunicaron, un nuevo sufrimiento se apoder de mi espritu, pero como viese en todo la
Voluntad santsima de Dios, acept, como siempre, por obediencia, pues lo que ms me costaba era el de
sujetarme otro examen mdico. Cuando me dijeron el da en que iban a venir los mdicos, ped con todo el
amor a mi querida Madre del Cielo que me diese la calma necesaria para soportar todo con valor y
resignacin, pues era por Jess y por las almas que me sujetaba a todo.

Ese da, comparecieron mi mdico asistente, Dr. Augusto Dias de Azevedo, el Dr. Henrique Gomes de Arajo
y el Dr. Carlos Lima. Cuando llegaron junto a m yo me encontraba en la mayor calma y serenidad. Nuestro
Seor haba odo mi pedido y lo haba aceptado. Las primeras palabras de los dos mdicos fueron saber si yo
sufra y por quien ofreca mis sufrimientos, si sufra contenta y si quedara satisfecha si Nuestro Seor de un
momento para otro me quitase esos sufrimientos. Respond que realmente sufra mucho y que ofreca estos
grandes sufrimientos por amor a Nuestro Seor y para conversin de los pecadores. Nuevamente me
preguntaron cual era mi mayor aspiracin y respond: "Es el Cielo". Entonces me dicen que yo quera ser una
santa como Santa Teresa, Santa Clara, etc., y subir a los honores de los altares, llevar mi nombre como esos
grandes por el mundo. "Es lo que menos me preocupa!"

Queriendo retirarme la confianza en Dios, me propusieron lo siguiente: Si para salvar a los pecadores fuese
necesario perder mi propia alma, qu hara? Yo tena toda la confianza que con el fin de salvar almas, la ma
ser salvada tambin, pero si en el fin perdiese la ma, entonces, no, pues ni Nuestro Seor sera capaz de
pedir algo as... Y an dije ms: promet a Nuestros Seor mis ojos, que es lo que tengo ms querido en mi
cuerpo, si eso fuese necesario para convertir a Hitler, Stalin y todos los otros causantes de la guerra."
Y por qu no come?
No como porque no puedo, me siento llena, no tengo necesidad de comer, pero siento nostalgia de la
comida.

Despus comenzaron a hacer el examen mdico, que soport siempre bien dispuesta. Fue muy riguroso, pero
al mismo tiempo tuvieron cuidado de mi cuerpo.

Al final resolvieron visto que no estaba en condiciones de hacer un viaje, enviar para ac a dos religiosas para

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que certificaran la veracidad de que no me alimento.

Cuando ellos se fueron, Nuestro Seor me hizo sentir que la resolucin que ellos haban tomado no se iba a
realizar y qued en espera de noticias que me trajesen la nueva manera de pensar de los mdicos.

El 4 de junio, vino el mdico asistente, junto con mi confesor a comunicarme la resolucin de los mdicos y
convencerme a m y a mi familia para ir al Refgio da Paralisia Infantil, en un cuarto particular, estar all un
mes, para verificar ms de cerca, todo lo que me pasaba. Yo respond inmediatamente que no, pero luego me
arrepent de lo que haba dicho por la obediencia debida, y dije que s, porque no quera desobedecer a Sr.
Arzobispo, dejar mal situados a mi Director y al mdico asistente y a todos aquellos que tanto se haban
interesado por m. Puse unas condiciones:

1) poder recibir a Jess todos os das;


2) mi hermana me acompaara siempre;
3) no tener ms exmenes, porque iba para observacin y no para examen.

Durante aquellos das previos a mi viaje, ped a Jess y a la Madrecita que me diesen fuerzas y valor para ser
el apoyo de los mos, que estaban desolados. Cuantas veces por la noche, con el corazn oprimido y las
lgrimas en mis ojos, peda a Jess que me ayudase, pues me pareca que me faltaban las fuerzas y me vea
sin valor para m, cuanto ms para los otros.

Lleg el da 10 de junio, que estaba preparado todo para mi partida para Foz. La amargura que se apoder de
m era enorme, pero al mismo tiempo, senta un valor tan grande que con eso poda encubrir lo que estaba en
mi alma. Confiaba tanto en Jess y estaba tan convencida de su Divino auxilio que hasta crea que si fuese
necesario, Jess enviara a su ngeles a ayudarme en el exilio donde iba a encontrarme. Cuando lleg el
mdico junto a m, no tuve valor para decirme que era necesario partir, pero entonces le dije:"Vamos, quien
no va no viene."

Entonces comenzaron las despedidas. Slo Nuestro Seor sabe cuanto me cost esta separacin, pues vino mi
familia a abrazarme y besarme llenos de dolor. Yo slo miraba para el Sagrado Corazn de Jess y para la
querida Madrecita para pedirles que me diesen valor y fuerzas.

Al descender las escaleras, estando en la camilla, les dije para animarlos: "Valor, todo esto es por Jess y por
las almas!" No pude decir ms, tal era la congoja que senta en mi corazn y me sera imposible contener las
lgrimas. Y yo no quera eso, no por m, sino para no ser causa de mayores dolores a los mo. Cuando fui
subida a la ambulancia, rodeada por ms de cien personas, vea lgrimas en los ojos de casi todos, oa los
gritos de mi madre y las dems personas de mi familia. Mi dolor era indecible. Ansiaba partir, partir deprisa.
Mi corazn pulsaba con tanta fuerza que pareca arrancarme las costillas. En esta ocasin le dije a Jess:
Jess mo, acepta todas las pulsaciones de mi corazn, por Vuestro amor y para la salvacin de las almas.

El viaje fue muy difcil, pues mi corazn lo senta inmenso y pareca a veces que iba a sucumbir. Miraba
hacia mi hermana y la vea muy desolada. El mdico me deca que con enfermas como yo, no costaba hacer
viajes, porque me vea siempre con una sonrisa en los labios, pero slo Jess saba la amargura que estaba en
mi corazn y las torturas de mi pobre cuerpo. Con las trepidaciones de la ambulancia yo senta grandes
aflicciones en mi corazn y repeta siempre: "Todo por Vuestro amor, mi Jess, y que la noche oscura que
siento en mi alma sirva para dar luz a las almas".

Al llegar a las ltimas casas de Balasar, vi que el Sr. Sampaio levant las cortinas de la ambulancia y not que
las lgrimas asomaron a los ojos del mdico, que iba a mi lado y exclam: "Pobrecillos". Al or estas
palabras, pregunt que pasaba. Me dijeron que unos nios, al lado de la carretera, lanzaban flores hacia la

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ambulancia. Me sent entonces llena de compasin por las criaturitas, mientras las lgrimas recorran mi cara.
Cuando llegamos a Matosinhos, el mdico levant la cortina de la ventana de la ambulancia para que viera el
mar. Entonces un silencio enorme se apoder de mi corazn y, al ver el movimiento continuo de las olas y su
llegada a la playa yo ped a Jess que mi amor fuese tambin as sin interrupcin y duradero.

Llegamos cerca del Refugio y el Dr. Gomez de Arajo no quiso que la ambulancia fuera hasta la puerta y para
eso dice a los enfermeros que bajasen la camilla y cubrindome el rostro para que nadie me viese me llevasen
por la calle. Entonces mi corazn qued ms triste, pues adivinaba que seran para m esos largos 30 das, que
ira a pasar en esa casa. Mientras me llevaban con el rostro cubierto me pareca estar en un atad, Mi tristeza
suba y me preguntaba a mi misma:
Qu crimen comet?

La subida de las escaleras del Refugio fue un martirio, pues yo estaba de cabeza. Slo en el cuarto me
descubrieron el rostro, y me vi entonces rodeada por el Dr. Arajo y algunas de las seoras que iban a
servirme de vigilantes, todo el tiempo que estuviese all. Me colocaron en la cama, destinada para m.

A mi hermana la mandaron a otro cuarto, contra lo que yo haba pedido, pues este era uno de los mayores
sacrificios que podamos hacer, tanto una como otra. Cmo haba de pasar sin ella, que me daba todas las
vueltas necesarias y me ayudaba con sus palabras cariosas a llevar este doloroso calvario?...

Estaba apenas en mi cama cuando se present mi hermana con una maleta en la que tenamos nuestra ropa. El
mdico, Dr. Arajo, al ver a mi hermana grit: "Es maleta para afuera". Fue espina sobre espina. Comenz a
dar rdenes: "Las vigilantes, las vigilantes" La enferma puede decir lo que quiera pero las seoras no tienen
licencia de interrogarla.

Despus de dar todas estas rdenes, se retir, quedando el mdico asistente y dos seoras que estaran all
permanentemente para vigilar todos mis movimientos.

En la nochecita, al retirarse el Dr. Dias de Azevedo, no pude conseguir retener ms tiempo mis lgrimas, que
me baaban los ojos. Mi mdico tiene la fineza, el respeto por mi dolor y ms que respeto, cario: Valor,
maana regreso para ac

Llor sentidamente, pero luego ofrec esas lgrimas tan amargas a mi querido Jess. Al verme tan desolada,
siempre consintieron que esa noche quedase mi hermana junto a m adems de las dos enfermeras para ellas
aprender las vueltas que acostumbraba darme mi hermana y me avisaron: "Slo por esta noche, maana ya no
se queda."

Al da siguiente, que era viernes, comenz para m el verdadero calvario en aquella casa. En ocasin del
xtasis, como sucede todos los viernes, vino mi hermana junto a m, encontrndose tambin el mdico
asistente y una enfermera.

Nada escap a los observadores, ni los ms pequeos pormenores que fueron despus comentados. Tal como
stos: el Sr. Sampaio puls el reloj, ... mi hermana se arrodill a los pies de mi cama para or las palabras del
xtasis,... una enfermera llor, etc... El Dr. Azevedo escribi, como siempre las palabras del xtasis para
entregarlo a los mdicos.
Deolinda, que deba estar apartada de mi cuarto estaba apesarada y peda: "Cundo menos puedo ver a mi
hermana a la puerta del cuarto? y tirada sobre mi cama lloraba inconsolable.

Fue entonces qu le dije: "No te aflijas, Nuestro Seor est con nosotros". La vigilante que lloraba durante el
xtasis tocando su hombro le dije: No llore, el Dr. Arajo tiene mucha caridad Pero fue bastante para que
esa vigilante no se aproximara ms hacia m, hasta en los ltimos das, cuando haba pruebas de la verdad, y
an as, acompaada de otras personas.

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Todo esto se debi a una vigilante que fue mi verdugo durante los das de estar en Foz. Dios Nuestro Seor la
perdone.

Esa noche tuve una crisis tremenda de vmitos que, como siempre, me hacen mucho mal y me afligen, pero
ms all, que no tena quien me amparase.

El sbado vino nuevamente el Dr. Gomes de Arajo a ver como me encontraba y saber de todo lo que haba
pasado. Mi postracin era tan grande que no me di cuenta de cuando toc la puerta, que estaba siempre
cerrada con llave; slo me di cuenta de que al pie de mi cama le deca a la enfermera: "Estas pronta, est
pronta". Entonces abr los ojos y le dije: "En casa tambin tengo estas cosas" La respuesta de l, muy pronta e
imperiosa: Nia, no piense que viene aqu para ayunar. Comprend a donde quera llegar y me sent
profundamente herida.

Cuando supo lo que haba pasado el viernes, exigi los escritos del xtasis y fue entonces qu dice gritando:
"Parece imposible que el Dr. Azevedo, siendo tan inteligente, se deje llevar por estas cosas. Esto tiene que
acabar. En tanto, que desaparezcan todos los relojes, para que ella ignore las horas que son..." (Como si
Nuestro Seor necesitase de ellos!)

Al ver mi estado, quera medicarme, pero no lo consent, ni lo consentira. Muchas veces las enfermeras
venan junto a m, convencidas de que haba muerto. Fueron cinco das de continua agona, ms del alma que
del cuerpo, pues durante esas crisis no consintieron que viniera mi hermana junto a m. Yo que en casa
llegaba a necesitar de dos personas que me aliviasen. Pensaban que esas crisis eran por la falta de
alimentacin, porque al verme completamente aislada y sin nadie que me pudiese llevar cualquier alimento,
yo sentira la necesidad de pedir o entonces es que estaba muriendo. Cmo estaban engaados! Mi alimento
vena de la Hostia bendita de mi Comunin cada maana.

Fue durante una de estas crisis que regres a visitarme el mdico asistente, y despus de haber sido informado
por mi hermana all afuera de mi prisin. al pie de mi cama fue aconsejado por la vigilante que yo necesitaba
tratamiento. Y yo, que no me haba dado cuenta de que haba entrado, abr los ojos y escuch que deca: "Esta
enferma vino para ser observada y nada ms. Crea que el Dr. Arajo cumplira con las condiciones. No
consiento que se le de una inyeccin y otro medicamento a no ser que ella lo pida. Ya ustedes vern que
pasada esta crisis, las ojeras desaparecern, los colores volvern, el pulso regresar a su normalidad. Quiz no
tanto a su normalidad, debido a los aires de mar... Lo que les aseguro es una cosa: morirn ustedes, morir yo,
pero ella aqu en el Refugio no muere."

Sentado al pie de mi cama, me dio el alivio que necesitaba. Porque Nuestro Seor as lo permiti y lo hall
bien; pasados cinco das desaparecieron los vmitos por completo y el color natural del rostro volvi junto
con el brillo de los ojos. En una nueva visita del mdico asistente que iba frecuentemente a verme, le dice la
vigilante esta frase: Doctor, vea esa cara. y l, muy delicado siempre contest con firmeza. "Fue por los bifes
que comi y las inyecciones que le dieron."

Jess quiso ms de una vez mostrar su poder en esta humilde criatura suya. Con todo, todas las seoras
vigilantes cumplan bien las rdenes del mdico, pues no me abandonaban ni un momento. La puerta de mi
cuarto slo se abra para dar paso a los mdicos o a las enfermeras.

A esta transformacin que hubo en m, ni el mdico ni las enfermeras se queran convencer de que era posible
que yo continuara viviendo sin alimentarme. Porque se usaban argumentos para atemorizarme, se pasaba de
repente a frases que mostraban cario e inters por mi persona. O en las conferencias que tenan entre ellos
que mi caso ser de histerismo o cualquier otros fenmenos que no saban explicar.

Un da en que se aproxim a m el Dr. Dias de Azevedo, le dije que tena mi alma muy atribulada: "Para ser

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tratada como histrica no necesito estar aqu." Pero l me respondi que tuviese valor y confianza. Y as lo
hice, para cumplir en todo la voluntad santsima de Dios. El Dr. Gomes de Arajo me visitaba dos o tres
veces al da siempre a horas diferentes, para ver si descubra algo, pienso yo y algunas veces entr en mi
cuarto siendo ya de noche, siendo as que fue bautizado con el nombre de "cardenal diablo".

Aunque viviese hasta el fin del mundo, nunca ms podra olvidar la impresin que me causaba el abrir o
cerrar de las puertas del mdico, porque estaba siempre a la espera de lo que me iba a decir. Senta una
impresin tan grande que mi corazn se estremeca y mi alma se senta ms triste. Y muchas veces deca y
repeta a Jess: "Qu esta noche sirva para dar luz a l, a las personas que me rodean y a todas las almas que
se encuentran en tinieblas".

En las conversaciones y en los interrogatorios que me hizo, us todos los medios posibles para convencerme
de alimentarme y hacerme sentir que no deba de ser as. Pero la enfermera intent muchas veces llevarme
por el lado del corazn; una de las veces que habl conmigo, hasta quera ver si consegua quitarme la fe. Se
sirvi de cuantos medios tena a su alcance y con interrogatorios interminables y torturantes para
desanimarme, juzgando que todo esto, cuanto pasaba en m fuese influencia humana y no de Dios. Todos los
das que era interrogada por el mdico me pareca estar delante de un lobo con piel de cordero, pero en este
da fue peor an: pareca ver en l al propio satans, con sus artes, con sus sonrisas maosas, intentando
quitarme la fe y persuadirme que todo era ilusin.

Nia, convnzase -me deca- que Dios no quiere que sufra. Si quiere salvar a otros, que los salve l, si es
verdad que tiene poder para eso. Si es verdad que Dios recompensa a los que sufren, para s ya no tiene
recompensa que darle, por que han sufrido".
Si fuese como l dice, porqu sufro yo?

Acompaaba sus palabras con una mirada maliciosa de demonio (as me pareca) Yo entonces le respond:
"Son tan grandes, tan grandes las cosas de Nuestro Seor, y nosotros somos tan pequeitos, tan pequeitos, al
menos yo. Qued silencioso y despus indignado me dice: "Tiene razn, pero soy una persona mayor que un
bocado". Y sali.
Qu lejos estaba el mdico de conocer esta ley del amor de las almas! Si supiese el valor de un alma, vera
entonces que nada es demasiado para todo cuanto hagamos para salvarlas.

Era una lluvia constante de humillaciones y sacrificios, Oh, si yo supiese sufrir bien, cuanto tendra que
ofrecer a Jess! Siempre aparecieron cosas nuevas que me humillaban y sacrificaban. Tena a los pies de mi
cama un retrato de la pequea Jacinta, que me haban mandado. Yo la miraba con amor, y entonces, ya sin
temer que las vigilantes contasen al mdico, deca as: Querida Jacinta, t, tan pequeita, supiste cuanto
cuesta esto. Aydame, all desde el Cielo donde ests. Slo el auxilio del Cielo, slo las oraciones de almas
buenas pueden ser mi fuerza para subir tan doloroso calvario y soportar todo el peso de tan pesadsima cruz.

Era interrogada por el Dr. Gomes de Arajo siempre que vena junto a m. Repeta las mismas preguntas y
todas las veces me dejaba asustadsima, diciendo siempre: "Tenemos mucho que conversar".

Ya que lo vea salir del cuarto, respiraba profundo y me deca a mi misma: Gracias a Dios que estoy libre de
ti. Pero luego el pensamiento de que l volvera me dejaba un sufrimiento muy amargo.

Un da sentado a mi lado derecho, procur convencerme por todos los medios de que esto que me pasaba eran
ilusiones mas entonces comenz con unos rodeos an ms lejanos, sobre la medicina, hablando con un
profesor suyo en un colegio de Porto, haba gastado muchas horas de noche en su estudio, no haba dormido y
haba escrito muchas pginas y se haba convencido de que haba acertado en su estudio y fue al encuentro
del profesor para contarle el resultado de sus lecciones. El profesor le deca: "Tiene la certeza de lo que
dice? Y l le afirmaba que s, por esta y aquella forma. La conversacin se alargaba y yo quedaba como si
nada comprendiese y deca para m misma: "Andas tan lejos para caer tan cerca". Mientras l continuaba

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diciendo: "Yo estaba convencido de que haba hecho un trabajo correcto, el profesor me dejo decir todo y
despus me dice: "No ve que est equivocado, que no puede ser nada de eso, por esta y por aquella razn?
Yo qued: Dios mo, tantas horas perdidas, tantas horas de ilusiones, todo cae por tierra. Yo, que vea hace
mucho tiempo a dnde quera llegar, sonre y le dije: "No cae, Doctor. Tengo enfrente de m a un Director
muy santo y sabio y estudi mi caso por algunos aos. Y, si es obra de Dios, no hay nada que la eche por
tierra".

El Doctor un poco embarazado me dice: "Ay, no". Fingiendo con sus palabras que no era eso lo que l quera
decir. Dada mi respuesta, deprisa se retir y ya era tiempo...

Ay, mi Jess, slo con Vos puedo desahogarme, slo con Vos son mis lgrimas. Cantaba con el mayor de los
entusiasmos. pero dentro de m y hasta en mis ojos me pareca que no haba sol ni da. Algunas veces, durante
la noche recordaba: Qu estar haciendo ahora mi hermana? Estar llorando? Y recordando que sufra por
mi causa, una vez no pude contener las lgrimas. Llor, llor. Slo recelaba de que Jess quedase triste por
mis lgrimas. Pero l bien saba que todo lo quera y lo aceptaba por Su amor, con el deseo inmenso de darle
todas las almas. Y le ofreca mis lgrimas como actos de amor para los sagrarios. Cunta ms amargura, ms
amor, verdad, mi Jess? Acepta.

Fue mi madre a visitarme los das 16 y 30 del mes. Tena tanta nostalgia de ella. Estaba tan poco tiempo junto
de m y siempre bajo la mirada curiosa de las espas. Ella lloraba y yo finga no tener corazn: sonrea y
bromeaba con ella, la acariciaba, y con una sonrisa engaadora esconda la amargura que haba en mi alma y
retiraba las lgrimas que temblaban al deslizarse por mi cara. La animaba y me desahogaba solita con mi
Jess. Era mi cruz, y quin no haba de llevarla por amor de Aqul que muri por m?

As iban pasando los das en una lucha constante, alternados por la mudanza de las seoras enfermeras, que
iban y venan conforme la voluntad del mdico. Con algunas sufr inmenso porque llegaron ms lejos de los
derechos que le competan y de los deberes que tenan que cumplir. Al aproximarse el da en que el mdico
haba dicho que nos iramos, visto estar convencido de la verdad, dej a mi hermana pasar algn tiempo cerca
de m y de la vigilante que desempeaba su misin, concediendo a los 29 das, una visita rpida de las
hermanas franciscanas del Refugio, as que pensaba mandar decir a los mos el da de regreso, cuando sin
esperarlo, se dio lo contrario.

Una de las vigilantes le platic sobre mi caso a un mdico que no conoca del caso y lo que levant nuevas
dudas. Ese mdico se atrevi a decir que no poda ser, que las vigilantes fcilmente se dejaban engaar y que
slo aceptara todo mandando enfermeras de su confianza.

El Dr. Arajo, indignado por que no aceptaban las observaciones hechas por l, exigi que entonces se
mandara tambin una persona de su confianza y escogi a su hermana. Cuando pensbamos ver suavizado
nuestro dolor, fue entonces qu se nos pidi una prueba ms triste y dolorosa.

El Dr. Arajo procur convencernos de que era conveniente pasar all otros diez das, aunque l estaba
convencido de la verdad y contra la voluntad de mi hermana, insisti que era necesario quedarse para
convencer al otro mdico. Yo respond: "Quin est treinta, est cuarenta". Y as qued todo resuelto.
El Dr. lvaro, en verdad, no me exiga tanto tiempo, le bastaba, para convencerse, que yo quedase cuarenta y
ocho horas sin comer ni evacuar y no exiga ms.

Fue el mismo Dr. Arajo qu, delicadamente, para honra de su nombre, invit a quedarse a la seora cada da
ms. Despus de cumplida su misin, esa seora regres varias veces a visitarme, convencida de la verdad.
Este ltimo tiempo fue un verdadero calvario y yo ofreca a Nuestro Seor y a la Madrecita este grande
sacrificio. Dura prueba, Dios mo!.

El Dr. Arajo, sin decirme que iba a hacer, tom la goma que tena sobre el estmago y una garrafa de agua

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que tenan las vigilantes para mojar el pao de la cabeza y la meti all para que yo, que ignoraba el hecho,
chupase del pao o de la goma, como el otro mdico afirmaba y tuviese algn trastorno que ellas ya saban
exigiendo de las vigilantes que yo no pidiese que se me cambiara el hielo. As lo hizo a pesar de que ella
intentaba cambiarlo. Yo responda: Me ponen fuera de m para desfallecer. Manda el Doctor y as cumplo.
Regres entonces el rigor de antes o peor, prohibiendo de cualquier forma hasta que se me hablase de Jess,
creyendo que con eso podran quitar lo que hay dentro de nosotros.

"No consiento -deca l- que llame a su hermana a no ser una vez en la noche". La vigilante, muchas veces
como para tentarme, durante la noche con cario impostor (no quiero decir que ella sea impostora, pero era la
impresin que me dejaba): Santita, mi santita, -me deca- siempre en esa posicin!!! llamo a su
hermana...Gracias, seora -contestaba yo- no quiero. Manda el doctor y slo que ella venga una vez.

Y cuando de hecho, mi hermana vino una vez a dejarme cmoda en la cama, como el mdico permitiera, la
vigilante encenda la luz, abra la puesta y se pona junto a mi hermana: Ya que mi hermana se retiraba,
fingiendo compasin y cuidados por el fro que pudiera tener, me descubra ms, para ver si me haba dejado
algo entre las ropas.

Yo comprenda muy bien y abra los brazos sobre las almohadas para que elle viera mejor, fingiendo no
comprender. Slo por Vos, Jess!

No faltaron seducciones para ver si tomaba algo de sus comidas. Cuando me mostraban bocadillos son decir
nada me contentaba con sonrerles... Y cuando me ofrecan comida con palabras, yo agradeca: "Gracias",
siempre sonriendo, mostrando no comprender su maldad.

Cuntas veces me quitaron la ropa para ser examinada!

Cuando me vea sola, principalmente de noche, me pareci que el tiempo tena la duracin de la eternidad.
Senta que mi corazn fuese como los rboles que enraizan en sus venas por el suelo y por las paredes y que
la furia de tanta tempestad las arrancaba, quedando todo por tierra... y que todos y todo me aplastase. La furia
de la tempestad era tan grande que por fin, senta que quisiese arrancar esas venas y todo cayese por tierra.
Diciendo esto, siento de no decir nada de todo lo que pas en esos das... Todo se me presenta pavoroso en mi
memoria. Qu tormento! Slo el amor de Jess puede vencer la locura de las almas!

Sintiendo acercarse el mdico: "All viene el carrasco a visitar a la pobre encarcelada por el amor de Jess y
de las almas. No ofend a nadie a no ser a Vos, mi Jess, pero los hombres quieren que de esta manera y sin
pensarlo, que yo pague as mis ingratitudes".

Viendo a mi hermana desalentada que apareca de ven en cuando a la entrada de la puerta a preguntar si
estaba peor... procuraba animarla. Pobrecilla! Ella escuchaba la conversacin del mdico de que mi
envenenamiento era cierto, por no evacuar... Pobrecitos de ellos! Jess sabe hacer mejor las cosas que los
hombres.

La vspera de mi partida fue da de visita. Pasaron junto a m todas las criaturitas del Refugio, a quienes di
cariitos y con quienes rec por todos los de la casa.

Mi hermana se senta otra y todos lo notaron. Fui visitada tal vez por 1500 personas... Los policas tuvieron
que intervenir para mantener el orden. Hall muy gracioso a un polica que, encargado de mantener el orden,
se limit a ponerse junto a m, contentndose con decirle a los que venan: "Pasen, pasen". Qu impresin,
Dios mo, aquel alboroto del pueblo. No valieron las splicas de mi hermana para que acabase aquello. No
valieron de nada los policas. El mismo mdico fue a la ventana a decir que deba de acabar porque era
imposible tanto movimiento para que no me mataran. Varios pensaron que haba muerto. Yo, de hecho, qued
humillada, abismada y cansadsima con el enojo conmigo misma por los besos recibidos, las lgrimas, etc.,

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que me dejaron en el rostro, al decirme de una estimacin que no merezco ni quiero.

Lo primero que hice fue decirle a mi hermana que me lavase, el da de la partida, de maana, el mdico, que
no durmi casi nada, por la responsabilidad, lleg al Refugio donde mucha gente esperaba poder visitarme...
y despus de estar un poco conmigo, dej entrar algunas personas.

Fue entonces qu nos dijo que quedsemos bien y que la observacin terminaba, dej que mi hermana
comiera junto a m y me dice: "En el mes de octubre tendr en Balasar mi visita, no como mdico espa, sino
como amigo que la estima:"

Reconocida, bes la mano del Dr. Arajo y agradec todos los cuidados que tuvieron conmigo, y lo hice con
sinceridad, pues saba muy bien que aunque fue spero conmigo, mostr toda la seriedad con que deba de ser
tomado mi caso.

Aquella tarde del 20 de julio fueron las despedidas de las religiosas y de las vigilantes. Algunas de ellas
vinieron a asistir a mi partida. Ya dentro de la ambulancia me dieron un frasco de perfume con un ramo de
claveles, regalo que me haca una seora. En el transcurso del viaje me ofrecieron dos ramos de flores. Las
recib por delicadeza, a pesar de no prever el resultado que tendra, que sera poco despus la causa de
mayores sufrimientos.

Pienso que las personas que me ofrecieron los ramos era porque saban la locura que tengo por las flores.
Slo Jess sabe cuanto amo a las florecitas, porque amo al Autor de ellas. Muchas veces me servan para
meditar -vea en ellas el poder, la bondad y el amor de Jess- Ni el perfume, ni las flores, ni la multitud de
personas que rodeaban nuestro carro al recorrer el viaje, fueron de motivo de la ms pequea vanidad para
m. Cuando paramos para que descansara y vea al pueblo acercarse yo le deca al mdico asistente, que vena
a mi lado: Vmonos, vmonos. A veces me senta impertinente, pero l tena mucha paciencia conmigo.

Durante el viaje, lo viv dentro de m. El mar, todo lo que se presentaba ante mis ojos, me convidaba al
silencio, a la vida ntima con Dios. No tena vanidad: todo eso era motivo para humillarme y hacerme
pequeita hasta desaparecer. Qu sera de m si fuese juzgada por el mundo! Dejaban tanta malicia donde no
haba ninguna. Perdnales, Jess, no conocen vuestras cosas!

Me conmovieron las lgrimas de las vigilantes y de otras personas. Fue necesario telefonear a la polica para
contener a todos. Y sal de aquella bendita casa alegre por haber cumplido mi deber y por regresar con los
mos y a mi querido cuartito, del que tuviera tanta nostalgia. Hubo lgrimas, pero esta vez muy diferentes,
fueron de alegra. Despus ya estando en mi cama, por mucho tiempo no poda consentir que me tocasen,
soltaba grandes gemidos de dolor. Fue el efecto del viaje. Y deca: Por quin me sacrifiqu as? Sera esto
tambin por vanidad? Mundo, pobre mundo! Vanidad, pero a qu? Qu somos nosotros sin Dios? Quin
sera capaz de sufrir tanto por una grandeza y una vanidad del mundo?

Cuarenta das pasados en Foz: slo Jess sabe lo que all pas, cuantas espinas me hirieron, cuantas saetas
clavadas en mi corazn. Cuntas humillaciones, cuntas humillaciones!

Cunta razn tena mi mdico al decirme en la ida, al colocarme un pao mojado en la cabeza: Tiene por aqu
unos cabellos blancos, pero cuando regresemos tendr muchos ms". Y as sucedi, ya adivinaba l lo que me
esperaba. Pero todo es bueno si lo pasamos por amor a Jess.!

APNDICE

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Desde mis seis o siete aos no me gustaba estar ociosa, me ocupaba en poner en orden todo lo de la casa.
Me gustaba mucho ir al ro a lavar la ropa. Cuando no tena nada que lavar, me quitaba mi delantalcito y lo
lavaba. Me entretena en recoger lea, ponindolas muy derechitas.

A veces trabajaba en el jardn, ocupndome de cuidar las plantas que iban a dar flores que ofreceramos para
adornar los altares de la iglesia.

Me gustaba que todo estuviera perfecto y aseado, lo mismo cuando estaba enferma.

Me enojaba que estuviera sucio y haca limpieza, aunque me costara, porque me alegraba ver todo limpio.

Poco despus de irnos de Pvoa de Varzim -donde aprend lopoco que s- venimos a vivir al Calvario. La
casa donde vivamos no era como es hoy, tena la cocina en la parte de abajo. La primera noche que pasamos
aqu, mi madre me mand tirar fuera de la puerta de la cocina un balde de agua. Tuve miedo y por eso le dije
que no iba. Ella me dio una bofetada. Por ms voluntad que tuviera no le volva decir que no iba. Dios me
libre! Ella nos buscaba la cara y no s dnde debamos ir a encontrarla.

Mi hermana, con sus doce aos, empez a aprender a coser. Una de los primeros vestidos que hizo fue una
camisa para m. La camisa era muy larga y con un talle como si fuera para un nio. Yo, a pesar de mis nueve
aos, me burl de la obra y de la costurera. Me la puse encima de la ropa que traa y as me fui hasta la casa.
Mi hermana, con carcajadas, iba diciendo: Alejandrina, qutate la camisa que es una vergenza... no me
import, estuve as y tambin me rea.

En Santa Eullia de Rio Covo (tena 11 o 12 aos) vivan unos tos que enfermaron de una fiebre llamada
espaola. Mi abuela fue a cuidarlos, pero enferm tambin. Para ver por todos fue mi madre que tambin
enferm. Por fin, fuimos nosotras. Mi to muri esa noche y nos quedamos hasta la Misa del sptimo da: Fue
necesario ir por arroz, pero tena que pasar por el cuarto donde mi to muriera. Ala llegar a la puerta del
cuarto, me sent llena de miedo. No entr. Mi abuela vino junto a m y me dio el arroz. Esa noche, era
necesario cerrar la ventana. Llegando a la sala, me dije: "Tengo que perder el miedo". Y pas despacio con
esa intencin. Abr la puerta, pas por donde estuvo el cadver y fui al cuarto donde muri. Desde entonces
nunca tuve miedo, me venc a mi misma.

Cuando tena doce o trece aos, tena mucha fuerza. Un hombre comenz a hacerse el fuerte delante de las
nias. Estaba sentado. Me dirig a l y me puse a gritar: "Djame, djame". Pero lo dej slo cuando quise.
Mi fin era slo: Cmo es hombre, que muestre su fuerza.

A los trece aos le di una bofetada a un hombre casado que me haba dirigido unas palabrotas... Tir de
espaldas a un joven rico que me esperaba en un lugar solitario, por donde tena que pasar, para enamorarme.

A los catorce aos, me agradaba asistir a los moribundos. Recuerdo a un hombrecillo que estaba moribundo y
de una pequea amiga. Fui a casa del hombrecillo y lo encontr en medio de unos mantelitos viejos. Fui a
casa y le ped a mi madre que me prestara ropa de cama. Mi madre me los dio y fui muy contenta a llevar la
ropa y me qued acompaando a las hijas. El hombre dur unos doce das. Apareci en casa del enfermo un
hombre a pedirle lea a una hija de l, pero no tena. Comenz a disparatar. YO dije: "No ha podido ir a
recoger lea, no tiene". El hombre respondi: "Si no fuera por la generosidad de tu madre, llevabas dos
bofetadas. No me las dio porque me call.

Vino una vez una pequea a decirnos que estaba moribunda una vecina. Mi hermana cogi un libro y agua
bendita y fue a la casa de la moribunda. La siguieron las dos aprendices de costura. Yo fui tambin. Mi
hermana comenz a leer las oraciones de la buena muerte. Estaba nerviosa y temblaba, pues le costaba mucho
asistir a los moribundos. Mi hermana acab de leer, cuando la mujer muri y dice: "Hasta ahora hice lo que
pude, ya no tengo valor para ms". Me qued a ayudar a lavarla y vestirla. Estaba llena de llagas. exhalaba un

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olor horrible. Cre que me caa sin sentido, porque me senta mal. Otra mujer que se encontraba en el cuarto,
viendo mi estado fue a buscar un ramo oloroso y me lo dio a oler. Slo vine para casa cuando todo termin.

A mis diecisis aos, ya enferma, fui a casa de una vecina donde mi hermana estaba trabajando en la costura.
Al ver un vestido de nio, me vest y aparec junto a mi hermana y a la duea de la casa. Se rieron mucho.
Despus me dice la duea de la casa: "Ve a la puerta de la calle, para que te vean mis hijos y mi marido que
estn podando las vides". Yo pens que me conoceran y fui. No me reconocieron y muy admirados pararon
de trabajar para ver quien era ese personaje. De la ventana de la casa, mi hermana y la seora se pusieron a
rer.

Entre los 17 y 18 aos mi hermana y yo partimos a Aldreu para hacer flores artificiales con las celadoras, por
peticin del prroco. Ya me senta enferma. Fui por ayudar a Deolinda y nos hospedamos en la casa del
prroco. Dos jvenes del lado de Viana estaban all y queran enamorar a Deolinda, aun cuando ya nos
venamos. Le pidieron al prroco que pudieran jugar a las cartas con nosotras y el juego pas en
conversacin. El prroco, cuando nos vio, les dijo a los jvenes: "Estoy aqu desde hace cuatro aos y nunca
antes vinieron a jugar".

La noche siguiente, cuando habamos de partir, hubo una gran lluvia que dej mucho lodo. Estando yo
enferma, la sobrina del prroco me prest unos zuecos y mi hermana regres descalza. Un cuarto de hora
despus de haber salido de la casa empez a llover nuevamente. La sangre escurra de mis pies, pues no me
quedaban bien los zuecos. Los dolores eran muchos as que tuve que descalzarme y nos mojamos
completamente. Cuando llegamos a la estacin, el tranva ya haba partido hacia cinco minutos. Mi hermana
empez a llorar al verme como estaba. Eran las nueve de la maana. Slo haba otro tranva hasta las 11
horas, pero slo paraba en Barcelos, as que no nos convena. Esperamos en la estacin. Aparecieron unos
profesores de Aldreu que nos llevaron a tomar caf. Slo continuamos el viaje hasta ms tarde, hasta que
llegamos a la casa de la ta en Santa Eullia. Ella prepar una buena refaccin y no quera que nos fusemos
porque nos vea cansadas y era tarde. Seguimos y prometimos ir solamente hasta Chorente, donde viva la ta
Felismina. De all fuimos a Balasar, donde llegamos de noche, tocamos la puerta pero mi madre no estaba en
casa. Una vecina nos dice: "La seora Matilde est moribunda". All est vuestra madre. Fuimos por ella. Al
da siguiente fui a casa de la moribunda. Una sobrina de ella me dice que necesitaba ir a su casa y le dije que
yo me quedaba y ella me dice: "No tienes miedo?" Respond: No tengo miedo ninguno. A poco, la seora
Matilde agonizaba. Yo rec aquello que entenda, pero sin miedo alguno.

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Nota del P.Pinho: Olvid en la narracin que en septiembre de 1936, se escribi sobre la Consgracin a la Santa Sede.

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