El fantasma aún cuando en su presentación más evidente parece fundar negativamente l
a realidad,
Freud nos mostrará que es aquello que soporta la realidad del sujeto e impregna su vi
da entera.
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Freud nos mostrará que es aquello que soporta la realidad del sujeto e impregna su vi
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FANTASMA
Dolores Castrillo
1.-Fantasa,fantasear es un trmino que inmediatamente evoca, al menos en su nocin vulgar
aquello que se opone a la realidad.Se habla de la fantasa como el producto ms genuino de la imaginacin que confina con el capricho, lo ilusorio, y lo carente de realidad. Para Freud el trmino Phantasie no se sita en esta relacin de oposicin con la realidad;por eso , se ha preferido traducirlo no por fantasa sino por fantasma. El fantasma an cuando en su presentacin ms evidente parece fundar negativamente la realidad, Freud nos mostrar que es aquello que soporta la realidad del sujeto e impregna su vida entera.Est siempre presente y forma parte de la cotidianeidad de todo ser parlante que est sumido ,una parte notable de su vida despierta, en los ensueos, en esas escenas e historietas que le son parcialmente accesibles y en las que se consuela de los sinsabores de su existencia.La presentacin ms evidente de estas secuencias es imaginaria y su funcin es figurar un sueo de placer y de goce que funda negativamente la realidad. Pero el fantasma no se agota en esta vaga ensoacin. El fantasma es una manera de ser del sujeto respecto al Otro.Qu es el carcter? podramos decir que es algo que vuelve siempre al mismo sitio.Esa fijeza est asociada a la dimensin fundamental del fantasma y al hecho de que ste le procura al sujeto una significacin absoluta .Es decir que tanto lo pasado, como lo presente, como lo futuro, est modulado y modelado por la funcin del fantasma. Significacin absoluta quiere decir tambin desatada,es decir una significacin antes de la cual no hay nada. Esto marca una diferencia con el sntoma. As como con el sntoma siempre es posible remontarse de significante en significante, con el fantasma estamos ante un comienzo absoluto. Y ello porque, el fantasma no procede como el sntoma del Otro del significante,del Otro del saber sino de la falta en el Otro. Esto explica asimismo otra diferencia muy notable respecto al sntoma. Del sntoma los analizantes hablan, y mucho; en cambio en cuanto a sus fantasmas callan. El fantasma proporciona una certeza all donde hay ausencia de saber.Es lgico entonces que no demande una interpretacin,que no se dirija , como el sntoma , al Sujeto Supuesto Saber. Precisamente la dificultad mayor de un anlisis estribar en como remover esta certeza fantasmtica. Certeza fantasmtica que es el hueso , el corazn de toda la realidad del sujeto. 2.- Podemos tomar el juego que Freud sita en El poeta y los sueos diurnos como un anlogo del fantasma. Aunque no carece de relacin con la funcin clsica de la imaginacin, nadie dira que el juego en el nio se opone a la realidad. Al contrario , constituye una actividad central en la vida del sujeto infantil. Es a travs del juego cmo el nio organiza e interpreta , en el doble sentido de la palabra , su relacin con los otros, con ,con el mundo; es a travs del juego como fabrica su realidad. Un da este nio deja de jugar y la pregunta que surge es qu cosa puede estar reemplazando al juego.La respuesta de Freud es muy clara:el fantasma , es decir,las historias que el nio se cuenta a s mismo pero que ya no lleva al juego como antes. A travs de este filtro , de esta pantalla ,el sujeto fabrica su realidad. Dicho de otro modo, la realidad, que no es lo real , est enmarcada por el fantasma,no es sino una fantasmatizacin de lo real, una construccin del sujeto de su relacin con el mundo. El mundo para el sujeto humano , es ante todo el mundo de los otros , de aquellos que hablan y con los cuales toda relacin est mediada por la palabra y el lenguaje.En la obra de Freud hay un lugar clave para estudiar el problema del juego infantil como anlogo del fantasma.Me refiero al famoso juego del carrete en el captulo II de Ms all del principio del placer.Se trata de un nio pequeo que tiene un carrete atado a un hilo y que juega a arrojarlo fuera de la cuna y volverlo a recoger.Un juego repetitivo acompaado de un par de exclamaciones en su media lengua;cuando lo arroja dice Fort (fuera) y cuando lo recoge Da (aqu).El nio manifiesta un verdadero jbilo ante este juego respecto del cual Freud nos hace observar que se dedicaba a l cuando la madre se encontraba ausente.Es decir , lo que Freud nos marca es que en este juego el nio no juega solo sino que la partida se juega con el Otro materno. Este juego est en relacin con la ausencia de la madre, es con esta ausencia con la que el nio juega, juega con un Otro domesticado hasta tal punto que se le puede identificar con el carrete mismo. El nio juega con la ausencia de la madre , ausencia que hace presente su deseo;cuando no est se puede preguntar a qu se debe esa ausencia,cual es su deseo.Ante la angustia suscitada por el enigma del deseo del Otro materno el nio produce esa maquinacin del Fort-Da a travs de la cual trata de situarse en su relacin al deseo del Otro. Se trata de domesticar ese deseo del Otro que suscita angustia y obtener a partir de ese fondo de angustia un placer a travs de su maquinacin ldica. Lo que ilustra este juego es generalizable al fantasma:el fantasma es una mquina que se pone en juego cuando se manifiesta el deseo del Otro, una mquina destinada a protegerse de la angustia coordinando el goce al placer.El fantasma se desencadena por tanto cuando encontramos una falta en el Otro, una falta de significante que responda de cual es su deseo.Ante este enigma del deseo del Otro la respuesta es el fantasma. Volviendo a la pregunta por el deseo del Otro, cmo se manifiesta este deseo ms all de esta alternancia presencia -ausencia de la madre que Freud destaca a propsito del juego del carrete?. La pregunta por el deseo del Otro es una consecuencia de la inconsistencia de la lengua. La lengua es inconsistente porque un significante slo se define por su relacin a otro significante sin que haya un ultimo significante que sea la garanta de la significacin. En otras palabras: no hay Otro del Otro. Ya sabemos que el primer Otro de la lengua queda soportado para el nio en la figura de la madre.En lo que dice una madre siempre hay algo incomprensible."me dice esto, pero qu quiere?". En los intervalos de su discurso entre palabra y palabra se desliza, huidizo como el hurn,-dice Lacan-, el enigma de su deseo. "Y todos los porqus del nio dan testimonio menos de una avidez por la raz6n de las cosas nos dice Lacan que constituyen una puesta a prueba deQ~g~ adulto, un "porqu me dices esto" siempre resucitado de su fondo, que es el enigma del deseo del adulto" (Lacan. Los 4 Conceptos. pg. 220).1Si lo que dice una madre es incomprensible, no es porque el nio no comprenda nada de la significacin de cada una de las palabras que componen esta lengua extranjera que es en principio la lengua materna. La correspondencia de ciertos fonemas y de ciertos objetos particulares, es aprendida bastante rpida por el nio, y sin embargo el enigma permanece tras las palabras que la madre le dirige. Y es que en la lengua, las palabras no tienen valor de signo, sino de significante; contrariamente al signo que designa un objeto, cada trmino de la lengua se define por su relacin a los otros trminos, de modo que siempre es posible aadir algo palabra a lo que se dice, y por lo mismo, nunca es posible decirlo todo. La lengua est atravesada por una falta, por una imposible completud. Lo que dice una madre es incomprensible porque se refiere a tan vasta e imposible totalidad, porque cada una de sus palabras se refiere a otra en una remisi6n indefinida de significaciones. Multiplicidad de nombres encadenados que evoca un deseo radicalmente opaco,un goce enigmtico. .Qu respuesta puede haber frente a tal vaco , frente a tal ausencia de lo que dira la significacin de su deseo enigmtico? El cuerpo es aquello que viene a paliar tal vaco y a ofrecerse para completar a ese Otro cuyo deseo se escurre en la remisin indefinida de las significaciones? Efectivamente,ante lo insimbolizable, ante lo real del deseo del Otro, el fantasma ofrece una respuesta que implica siempre al cuerpo.Encontraremos en el fantasma al cuerpo como imagen;pero descubriremos tambin que esas imgenes del cuerpo que habitan, que conforman el argumento del fantasma, son la vestidura que rodea a otro cuerpo que no es el cuerpo tranquilizador que nos devuelve el espejo o el cuerpo tal como esperamos sea reconocido por la mirada del otro. En otra palabras encontraremos al cuerpo en el fantasma como imagen pero tambin en relacin a las pulsiones que es aquello que articula la sexualidad en el ser parlante desprovisto de instinto. 3.- "Teoras sexuales infantiles" es un texto fundamental para entender el modo de respuesta del fantasma al deseo del Otro, a la falta en el Otro. Una falta que tiene una doble dimensin. Por un lado indica el significante que falta en el Otro como deseo del Otro; al mismo tiempo indica que no hay significante para inscribir la relacin sexual; por eso justamente hay un deseo; hay un deseo porque no se inscribe la relacin sexual. As la pregunta por el enigma de la sexualidad, esa pregunta que - nos dice Freud - el nio se plantea ante determinadas eventualidades como por ejemplo el nacimiento de un hermanito ,bajo la forma 'de dnde vienen los nios'? , est ntimamente ligada a la pregunta por el deseo del Otro. Ante estos enigmas los nios inventan una serie de teoras que tienen el valor de una respuesta fantasmtica. Lo decisivo es que la respuesta al deseo del Otro - el falo - condenar al sujeto a la ausencia de relacin sexual, dado que un solo significante para dos sexos no basta para inscribir la relacin sexual. La primera de estas teoras infantiles - nos dice Freud- consiste en dotar a toda persona y ante todo a la madre del atributo flico. Esta teora de que la madre posee un falo har fracasar la investigacin sexual del nio al imposibilitarle postular la existencia de la vagina. Desconocimiento de la vagina que-concluye Freud- afirmar al nio en la segunda de sus teoras sexuales: El nio es expulsado como un excremento en una deposicin. As pues el fantasma de la madre flica que conlleva el desconocimiento,la exclusin de lo propiamente femenino, es el responsable del fracaso de la investigacin sexual, de la imposibilidad de inscribir en trminos significantes la relacin sexual. A qu responde este fantasma de la madre flica? Digamos que lo errneo de esta teora devela una verdad, a saber: que la ausencia de un smbolo propio del sexo femenino es necesaria a la existencia, a la vida, pues el nio har de su cuerpo aquello que responde al deseo enigmtico de la madre:el falo. El nio har de su cuerpo ese falo que completa a la madre e identificado a l su madre no podra ser privada del mismo sin que el desaparezca. Vemos as como queda implicada la imagen del cuerpo en el fantasma:el cuerpo como falo imaginario viene a responder a la pregunta qu soy para el deseo del Otro. 4.-El fantasma es una respuesta al ser por la va problemtica de responder al deseo del Otro.Ante la pregunta qu soy para el deseo del Otro? la metfora paterna introduce una respuesta imaginaria- la imagen flica - respuesta que en tanto que viene a colocarse en la falta en el Otro, la encubre. Pero slo como tapn imaginario que no basta para tapar el agujero en lo simblico, lo que implicar correlativamente que el ser del sujeto no se confundir con su imagen. En otras palabras, el neurtico a diferencia del perverso nunca est seguro de qu es el falo del Otro. Todas las preguntas del neurtico, su cuestin hamletiana ser o no ser -el falo para el Otro- , revelan lo que en el fantasma tiene de seuelo esa respuesta imaginaria que es la respuesta flica. De ah que ese ser o no ser es una pregunta sin salida porque cada vez que el sujeto quiere asegurarse de que es el falo no lo puede certificar porque el falo no es solamente sino un ser de imagen, es algo a lo que se aspira, slo funciona como algo imaginado y que en lo real no se puede certificar. En este sentido, toda respuesta del analista del lado de asegurar al sujeto que es el falo se paga cara, porque ese seuelo narcisista le va a impedir encontrar alguna realizacin para su ser. Pues a la hora de realizar algo con qu se encontrar el sujeto ? con el mximo de inhibicin, lo nico que podr hacer es elucubrar en la pura ensoacin imaginaria qu podra darle un lugar en el Otro , si ser reconocido por el Otro ,etc. Si volvemos ahora al texto de Freud encontramos otra manera en que el cuerpo queda implicado en el fantasma. Si la primera teora infantil es la de que la madre posee el falo que el nio es, esta teora,dice Freud,al conllevar el desconocimiento de la vagina,afirmar al nio en la segunda de sus teoras:" el nio es expulsado como un excremento en una deposicin". El nio se hace cagar.Tenemos pues en el fantasma la identificacin con el objeto parcial ,con el objeto pulsional recortado por la Demanda del Otro y asimismo la identificacin con el falo, la aspiracin a ser el falo de la madre. Esta ultima operacin no se efecta de cualquier manera sino solamente en la medida en que el nio se adecua a la Demanda del Otro materno. As la identificacin al falo pasa por la va de las pulsiones y por eso comer hacerse comer, cagar hacerse cagar, pegar hacerse pegar,son paradjicamente los nicos medios de realizacin de ese mito del cuerpo total , falo perfecto de la madre. Podramos formularlo de otra manera: el anhelo neurtico de querer ser el falo, la pasin de ser , tiene como correlato lo que Lacan llama "las desgracias del ser", la identificacin con ese objeto a que encubierto por el yo y su narcisismo, del sujeto hace la miseria. 5.- Las teoras sexuales infantiles son la respuesta que el nio se da ante la falta de significante en el Otro: significante que falta en el Otro como deseo del Otro y falta de significante de la relacin sexual. Estas respuestas nos han mostrado que en el inconsciente el sujeto no tiene relacin con el Otro sexo sino con el falo o con el objeto. Esto nos conduce al lugar que el fantasma ocupa en la estructura: obturando la falta en el Otro permite enmascarar la ausencia de significante de la relacin sexual ,la imposibilidad de la relacin sexual. "Fantasmas histricos y su relacin con la bisexualidad" es un texto que nos muestra como la sexualidad hace sntoma en el ser parlante y ello precisamente va el fantasma. En este texto Freud articula la relacin entre sntoma y fantasma en trminos de un determinismo del primero sobre el segundo:los fantasmas son la causa del sntoma y adems a todo sntoma histrico subyace un fantasma bisexual. Lo que Freud avizoraba tras este termino bastante confuso de bisexualidad Lacan lo traduce por nulisexualidad. Dado que en la cadena simblica del inconsciente falta la clusula que dira al hombre como ser hombre para una mujer y a la mujer como ser mujer para un hombre, esta falta de significante de la relacin sexual se obtura en el campo imaginario del fantasma con la figuracin de un hombre y de una mujer. En este texto de "Fantasmas histricos" hay un trazo que Freud destaca como decisivo en el fantasma: el maltrato.Si en el texto de 1908 Freud puntualiza que lo fundamental del fantasma apunta a una relacin de maltrato qu mejor que "Pegan a un nio" para confirmar que el maltrato no es efectivamente, algo aleatorio en la constitucin del fantasma, sino que es connatural a su propia ereccin, a su configuracin en cuanto tal? Este fantasma con alguna variante para los sujetos femeninos o masculinos Freud nos lo descubre estructurado en tres tiempos. En el tercer tiempo, primero en aparecer en anlisis,la analizante confiesa con reticencia esta frmula y el placer a ella ligado: "Pegaban a un nio, no s ms". Este "no s" nos recuerda que el fantasma es correlativo con un defecto en el Otro del saber. Este fantasma tiene una primera fase que la analizante puede reconocer : "Mi padre pega a un nio, al nio odiado por m". Se trata de un momento de rivalidad especular con el semejante, aqu hermano o hermana. Pero el momento esencial de este fantasma es el "Yo soy pegada por el padre", segundo tiempo del que Freud advierte que se trata de una construccin del anlisis y no de una rememoracin pues en ninguna caso puede esta enunciado llegar a la conciencia. El hilo conductor de los tres tiempos es el significante 'pegar'. Que es un significante lo prueba el hecho de que cambia de significado a lo largo de esta pequea historia. Si en el primer tiempo que el padre pegue al nio odiado por m significa que no lo ama, en el segundo 'yo soy pegada por el padre' equivale a 'yo soy amada'. En el varn este fantasma presenta alguna variacin ( falta el primer tiempo y el tercero se enun#ia como 'Yo soy pegado por mi madre'), pero lo importante es que el segundo tiempo es el mismo que en el caso d% la mujer. En ambos casos se trata para Freud de la posicin pasiva y del ligamen incestuoso al padre. Qee sea imposible $e ser rememorada nos da la pis4a de qu% lo que a,l articula Freud es la repr%sin primaria: en su relect5r! de este taxto freudi!no Dacan precisar q5e el pumpum del p!dre sobre el cuerpo no es otra bosa que los golpes del significante 3obre el viviente haciendo nacer al s5jeto,pero en tanto mortificado por el lenguaje, abolido bajo la cadena del significante. or 1u la alienacin al significante s% imaginariza comg siendo pegado por el padre? En nuestro recorrido por el fantasma ya hemos visto que ste supone la emergencia de uja imagen all donde ha una falla en lo simblico. En este caso si aparece la imagen del padre que castiga e3 porq5e la falla de l! cadena es precisamente la im`otencia del padre para simbolizar el goce ,ese goce enigetico, opaco in-sensato que es el goce del Otro materno. E Nombre del Padre es impotente para simbolizar todo el goce, hay un rest/ de goce que escapa a la pacificacin que e, NGmbre del Pa$re impone. As, hay tambin otro padre presente ej el fantasma que no es el padre que prohbe gozar sino el padre que ordena gozar: el padre como ese Ser Supremo en maldad o Superyo. Y es que el fantasma no slo conecta con el go#e flico silo que incluye el objeto pulsionl donde se refugia otro goce que es un goce s all `el princip)o del placer. 'S%r pegado' tiene el valor ertico de 'ser amado' porque los azotes son tambin un gice recupera$o.As el castigo otorga parcialmente ese goce que permite transgredir el lmite que acaba de ser impuesto. El fantasma es ese nudk donde la ley se impon% c/n su transgresin.La imag%n crstica donde un hi*o en relacin con su adre es golp%ado da una idea del alc!nce universal de este fantasma en la cultura y su malestar. Para Lacan el fantasma al no ser el efecto de los significantes del Otro, sino la respuesta precisamente a la falta del Otro, implica una posicin subjetiva respecto del deseo; el anlisis permanece inconcluso mientras esta posicin no sea desplazada mnimamente y puesta en tela de juicio. Si como indica Freud el fantasma est implicado en el sntoma, este no ser seriamente movilizado tampoco mientras el fantasma permanezca intacto. 6.- Vimos que la pregunta ' qu soy para el deseo del Otro?', tena un primer modo de respuesta que era la respuesta flica. Desde esta perspectiva al final de un anlisis, dice lacan siguiendo a Freud, el analizante debe descubrir que no es el falo. En tanto el sujeto se mantenga en su anhelo de ser lo que le falta al Otro no podr l mismo pasar a desear lo que le falta. El anhelo de ser el falo, el anhelo de ser el deseable no es lo mismo que ser un deseante. Al contrario, la identificacin al falo conlleva siempre una cada del deseo. En otras palabras,descubrimiento de 'la falta en ser', pero no para quedarse ah sino para, aceptando tenerlo o no tenerlo, lo que implica ya un consentimiento, una posicin subjetiva, poder situarse como deseante. Del lado de la identificacin del sujeto al objeto pulsional, al objeto de la demanda, se trata igualmente de cesar en el empeo de obturar la falta en el Otro. As el imperativo tico freudiano Wo es war, soll Ich werden, podra traducirse como 'all donde era objeto en el fantasma, miseria de goce, desgracia del ser, debo advenir como sujeto de de de deseo. Mientras el fantasma est en su sitio el sujeto es algo para el otro; cuando esa certeza cae, es un momento de des-ser, de destitucin subjetivo acompaado de una connotacin depresiva por experimentarse una prdida.Pero el anlisis no propone quedarse en la depresin, en el duelo, en la nada, sino que propone volver al Otro sabiendo ya que es un Otro marcado por la falta. Diramos que es como el momento, tomando una frase de Charcot, en el que aparece que ser nada para el Otro no impide existir. Por qu? Porque el sujeto descubre que puede afirmar su existencia y que la singularidad de su decir, de su enunciacin, viene en el punto donde no se autoriza del otro, donde no necesita del Otro de la demanda para existir, donde no tiene que seguir esperando la respuesta que el Otro no puede darle.En suma, me parece que se trata al final de un anlisis, de que el sujeto adquiera un saber sobre su fantasma, un saber donde el goce queda a su cargo,pero no pretender ya que su fantasma responda al deseo del Otro. Precisamente este saber es el que le permite tomar distancia y no ponerlo en juego permanentemente. Solo dejando de lado su fantasma, desprendindose de querer ser algo para el Otro, podr un sujeto ,dice Lacan, ocupar verdaderamente la posicin del analista. En la medida en la que el deseo del analista es no querer ser nada para el analizante sino puro vaco de saber y de ser al servicio de su deseo.En suma es identificado a la barra misma que tacha al Otro, lugar de la falta radical, lugar de la causa y de la imposibilidad como el analista podr ejercer ese oficio que consiste en demostrar la imposibilidad de vivir a fin de volver posible la vida en lo poco que sta lo sea.