Saber Cuidar Libro de Leonardo Boff
Saber Cuidar Libro de Leonardo Boff
Saber Cuidar Libro de Leonardo Boff
Leonardo Boff
1
Sumario
Pg.
Introduccin
El tamagochi y el cuidado 3
Captulo 1
LA FALTA DE CUIDADO: UN ESTIGMA DE NUESTRO TIEMPO 7
Captulo 2
EL CUIDADO: EL ETHOS DEL HOMBRE 23
Captulo 3
LA FBULA-MITO DEL CUIDADO 34
Captulo 4
CAYO JULIO HIGINIO: UN ESCLAVO GENIAL 32
Captulo 5
EXPLICACIN DE LA FBULA-MITO DEL CUIDADO 39
Captulo 6
DIMENSIONES DEL CUIDADO 56
Captulo 7
NATURALEZA DEL CUIDADO 72
Captulo 8
RESONANCIAS DEL CUIDADO 90
Captulo 9
CONCRECIN DEL CUIDADO 114
Captulo 10
PATOLOGAS DEL CUIDADO 140
Captulo 11
FIGURAS EJEMPLARES DEL CUIDADO 145
Conclusin
El cuidado y el futuro de los despojados y de la Tierra 170
Glosario 173
2
Introduccin
El tamagochi y el cuidado
3
inteligencia. En el cuidado se encuentra el ethos* fundamental del
hombre. Esto significa que en el cuidado identificamos los principios, los
valores y las actitudes que hacen de la vida un buen vivir y de las
acciones, un reto a aceptar.
*
Las palabras marcadas en el texto con un asterisco (*) se explican en el Glosario para facilitar
la comprensin de las ideas que se exponen en el libro.
4
nuestra sociedad? En algo muy vulgar, casi ridculo, pero que cumple un
rol por dems ejemplificador: el tamagochi.
5
vendedor ambulante, los pobres y los marginales de nuestras ciudades y
hasta a un bichito vivo de estimulacin, como un hamster, un papagayo,
un gato o un perro.
6
Captulo 1
7
cuidado para con la Tierra y que inaugure un nuevo pacto social entre
los pueblos orientado hacia el respeto y la preservacin de todo lo que
existe y tiene vida. Slo a partir de una transformacin en tal sentido
podremos pensar en alternativas que signifiquen una nueva esperanza
para la Tierra y la humanidad.
8
haban logrado ser erradicadas pero ahora estn regresando con
mayor virulencia.
9
de violencia y exceso es mostrado por los medios de comunicacin
sin ninguna clase de pudor ni escrpulos.
10
- Existe un descuido y una indiferencia generalizada en la forma de
organizar los planes de viviendas, que son planificadas para
familias minsculas y obligan a las familias reales a vivir en
condiciones insalubres. Millones y millones de personas habitan en
favelas (villas de emergencia), sin ningn tipo de calidad de vida,
con la permanente amenaza de derrumbes que se cobran, cada
uno de ellos, miles de vctimas. Las formas de vestir de
importantes sectores de la juventud revelan la decadencia de los
gustos y las costumbres. A menudo se recurre a la violencia para
resolver conflictos interpersonales e institucionales, normalmente
superables mediante el dilogo y la comprensin mutua.
2. Remedios insuficientes
11
Otros tiene fe y esperanza pero promueven remedios inadecuados
para los sntomas de una enfermedad colectiva. No van a la causa real
de las heridas sino que las tratan solamente en forma superficial.
12
solidarias y compasivas. Ni siquiera da origen a una espiritualidad capaz
de volver a reunir y restablecer todo en su Fuente originaria.
13
ciudadanos. Ciertamente el conocimiento es imprescindible. Sin l no
podemos tomar conciencia de los enemigos que acechan a la
humanidad, como el hambre, las enfermedades y la falta de
comunicacin. El saber nos otorga poder. El saber y el poder nos
llevaron a la Luna y ms all del sistema solar. Pero, al servicio de qu
proyecto de hombre, de sociedad y de mundo utilizaremos el poder de
la ciencia y la tcnica?
14
creativamente en las relaciones, en la continua tensin entre los padres
o en la crisis financiera que destruye los sueos del hijo y compromete
el futuro de todos.
15
Esta filosofa se denomina materialista en sentido antiguo porque
presupone que la materia (tomos, partculas elementales, etctera)
constituye la nica realidad consistente y que los otros fenmenos son
derivaciones secundarias de ella. En esta cosmovisin no se ha
asimilado el hecho de que la materia no es simplemente material sino
que es energa estabilizada, compuesta por interacciones complejas. La
materia, como la etimologa misma de la palabra lo sugiere, es la
madre de todas las cosas, incluso de la vida que es la auto-
organizacin* de la materia. Sin embargo, todava no se ha creado la
conciencia de que lo visible es parte de lo invisible.
16
del universo; la disolucin del sentimiento de lo Sagrado, tanto respecto
del cosmos como dentro de cada ser humano; la ausencia de la
percepcin de la unidad de todas las cosas, que tienen su fundamento
en el misterio del Supremo creador y Proveedor de todo.
17
Las respuestas que necesitamos estn siendo formuladas por todas
las personas que desarrollan prcticas significativas en diversos lugares
del mundo actual. Esto significa que no existe hoy un sujeto histrico
nico. Los cambios son producto de muchos sujetos, se orientan por un
nuevo sentido del vivir y del actuar, por una nueva percepcin de la
realidad y una nueva experiencia del Ser, y brotan de un camino
colectivo que se hace caminando.
18
de personas, como los negros, los pueblos aborgenes, los portadores de
alguna deficiencia o enfermedad, etctera. La espiritualidad csmica
vuelve a animar a los espritus sensibles a transmitir el mensaje que
emana del universo y la naturaleza, mientras las tradiciones religiosas y
espirituales se revitalizan en contacto con los desafos de nuestro
tiempo.
19
ante a la majestuosidad del universo y la complejidad de las relaciones
que mantienen todos y cada uno de los seres.
20
De dnde va a surgir ese nuevo ethos*? Debe brotar de la
naturaleza ms profunda del ser humano. De dimensiones que resulten
esenciales y, al mismo tiempo, comprensibles para todos, ya que si no
proviene del ncleo esencial del ser humano, no ser suficiente para dar
sustentabilidad a un desarrollo humano con creaciones ricas para la
posteridad.
Bibliografa en espaol
Bloom, Harold El canon occidental, Barcelona, Anagrama, 2001.
Capra, Fritjof La trama de la vida, Barcelona, Anagrama, 1998.
Freud, Sigmund El malestar en la cultura, Buenos Aires, El Ateneo,
2003.
Lovelock, James Edades de Gaia, Barcelona, Tusquets, 1993.
21
Sagan, Carl El mundo y sus demonios, Buenos Aires, Planeta,
2005.
Sklair, Leslie Sociologa del sistema global, Barcelona, Gedisa,
2003.
22
Captulo 2
23
Heidegger (1889-1976), dice en su obra Ser y Tiempo: Desde el
punto de vista existencial, el cuidado se encuentra a priori, antes de
toda actitud y situacin del ser humano, lo que significa decir que el
cuidado est presente en toda actitud y situacin de hecho. As el
cuidado se encuentra en la raz originaria del ser humano, antes de que
l haga cualquier cosa. Y, cuando el hombre hace algo, su hacer siempre
viene acompaado e imbuido de cuidado. Esto implica reconocer el
cuidado como un modo-de-ser esencial, siempre presente e irreductible
a otra realidad anterior. Es una dimensin fundacional, originaria,
ontolgica*, imposible de ser totalmente desvirtuada.
24
Podemos responder de muchas y diferentes maneras a la pregunta
Qu es un hombre?. En cada respuesta, subyacen las estructuras
sociales, las diferentes cosmovisiones, las diversas filosofas, ciencias y
proyectos elaborados por el ingenio humano.
25
Qu concepto de hombre se encuentra sobreentendido en el
proyecto cientfico-tcnico de dominacin de la naturaleza? La respuesta
ms probable ser: El ser humano se entiende a s mismo
(ilusoriamente) como la cumbre del proceso de evolucin, el centro de
todos los seres (antropocentrismo), y considera que las dems cosas, en
especial la naturaleza, slo tienen sentido cuando l puede disponer de
ellas a su voluntad.
26
La humanidad trabaj mucho para descifrar la esencia del hombre.
Se sirvi de las artes, de la pintura rupestre en las cavernas, de los
diseos en vasos de barro. Se expres a travs de los grandes
monumentos, de miniaturas de marfil y de una inmensa gama de
msicas folclricas. Utiliz la palabra a travs de mitos, fbulas, poemas
y narraciones. Us el pensamiento a travs de la filosofa y de las
cosmovisiones. Las religiones, a travs de los mitos de la creacin, del
fin del mundo y de la creacin del ser humano, ofrecieron los
desciframientos ms osados de la naturaleza humana. Hoy en da se
prefiere al cine, el universo virtual de la comunicacin y, principalmente,
las ciencias empricas, hermenuticas y holsticas. Todas encierran
implcitamente una antropologa, es decir, una determinada
comprensin del ser humano, hombre y mujer.
27
No es seguro que nosotros, los hombres modernos, con nuestra
inteligencia instrumental, con toda nuestra tradicin de investigacin
emprica, de crtica y de acumulacin de saberes acerca de
prcticamente todo, conozcamos ms al ser humano que los antiguos
contadores de mitos. Ellos se revelaron como observadores meticulosos
y sabios eximios de cada situacin y de cada pliegue de la existencia.
Conviene releerlos, valorizar sus contribuciones y escuchar sus
lecciones, siempre actuales.
28
mecnica. Debemos, entonces, saber combinar inteligencia
instrumental-analtica, de dnde proviene el rigor cientfico, con la
inteligencia emocional-cordial, de dnde derivan las imgenes y los
mitos.
29
atravesados y rodeados por muchos; ellos hacen dinmica y tambin
dramtica a la vida humana. Todos se encuentran articulados en la
existencia singular de cada persona. A travs de cada una de esas
energas, tenemos acceso a la Energa suprema que habita en el
universo y en el corazn humano.
Bibliografa en espaol
Arendt, Hannah La condicin humana, Buenos Aires, Paids, 2003.
Bolen, Jean Shinoda Las diosas de cada mujer, Barcelona, Kairs,
2001.
Campbell, Joseph Los mitos en el tiempo, Buenos Aires, Emec,
2000.
Capra, Fritjof El tao de la fsica, Mlaga, Sirio, 1995.
Cassirer, Ernst Antropologa filosfica, Mxico, Fondo de Cultura
Econmica, 1999.
30
Hawley, Jack Redespertar del espritu en el trabajo, Buenos,
Aires, Errepar, 1994.
Heidegger, Martn Ser y tiempo, Madrid, Trotta, 2003.
May, Rolo Amor y voluntad, Barcelona, Gedisa, 1995.
Restrepo, Luis Carlos El derecho a la ternura, Barcelona,
Pennsula, 2004.
Todorov, Tzevan Las morales de la historia, Barcelona, Paids,
1993.
31
Captulo 3
**
El texto latino est disponible en Ser y tiempo, de Martn Heidegger, Vol. I de la edicin
de Vozes de Petrpolis, 1989, p. 263; nuestra versin sigue un camino propio, con pequeas
variaciones respecto de la que ofrece Heidegger.
32
A continuacin, nuestra versin libre.
33
Captulo 4
1. La saga de Higinio
**
Los datos ms seguros sobre Gaius Julius Higinus se encuentran en Paulys
Realencyclopediae der classichen Altertumswissenschaft, vol. 19, Stuttgart 1918
columnas 628-651.
34
Corra el ao 44 antes de Cristo. Cayo Julio Csar (100-44 aC),
famoso general, cnsul y fundador de la dinasta de los Csares en
Roma, fue asesinado en pleno Senado por su hijo adoptivo Bruto. Para
sucederlo, se cre un triunvirato constituido por tres cnsules: su nieto
adoptivo Cayo Julio Csar Octavio (63 aC 14 dC), Marco Antonio (83
30 aC) y Marco Emilio Lepido (fallecido en el ao 12 aC).
Era una prctica comn en aquel tiempo que todo general vencedor
esclavizara a las personas de su inters. Sus esclavos eran con
frecuencia los preceptores de sus hijos en lengua y cultura griegas.
Como seal pblica de su posesin, les imponan su propio nombre. As
ocurri con Higinio, quien pas a ser llamado Cayo Julio Higinio, aunque
en la historia sea conocido simplemente como Higinio.
35
En Roma, pasado algn tiempo, Augusto lo libert pero lo mantuvo,
a su servicio. Higinio se incorpor a la mejor escuela de la poca,
dirigida por Alejandro Polyhistor, antiguo esclavo de Alejandra, tambin
liberto, quien era el director de la famosa Biblioteca Palatina que
Augusto haba fundado en el ao 28 aC.
36
Segn narran los historiadores, Higinio muri pobre en el ao 10 de
nuestra era pues no saba administrar sus negocios. Ovidio, en
solidaridad con su desdicha, le dedic una oda con el ttulo Tristia
Hygin cuya traduccin aproximada es Las desventuras de Higinio.
2. La obra de Higinio
37
Higinio. Como se saba que era culto y refinado, se crey que no podra
haber sido el autor de tantos errores y contradicciones manifiestas, los
cuales se atribuyeron a otras manos que supuestamente habran
interferido en el texto.
38
Captulo 5
39
El mito es algo mucho ms complejo que una fbula ya que encierra
toda clase de ambigedades y, empleando el lenguaje comn de la
comunicacin de masas, puede transmitir en forma solapada una visin
reduccionista y parcial de la realidad. En tal sentido, el mito funciona
como una ideologa. Alude a creencias colectivas o clichs acerca de
temas relevantes (personas, situaciones, hechos) que ataen a la
cultura. As se habla del mito del salvaje bueno, del mito del sexo
dbil o del mito del negro haragn.
40
pases esclavistas como Brasil, Colombia, el Caribe y el Sur de los
Estados Unidos ha visto con sus propios ojos el producto de la mano de
obra negra de los esclavos. A pesar de haber sido tratados como
piezas de engranaje o, directamente, como trozos de carbn para ser
consumido en la mquina de produccin, los negros mostraron siempre
una gran dedicacin al trabajo. Constituyeron, adems, el grupo tnico
que posiblemente ms valores leg a cultura brasilea y
norteamericana, con elementos que van desde las artes culinarias, la
msica y lenguaje, hasta la cordialidad en las relaciones y el misticismo:
en tal sentido, los negros no slo fueron esclavos sino tambin agentes
civilizadores.
41
La escuela psicoanaltica jungiana afirma, por su parte, que una
persona determinada se convierte en un mito cuando su biografa
(relato existencial o saga) es narrada de modo tal que muchos
descubren en esa historia la suya propia o bien, a travs de ella, ven
realizados sus propios ideales y sueos recurrentes. As es como se
habla del mito futbolstico de Pel, del mito cinematogrfico de
Charles Chaplin, del mito meditico de la princesa Diana, del mito
tico-poltico del Mahatma Gandhi y de los mitos proftico-religiosos de
Dom Helder Camara y Martn Luther King. Todas esas personalidades
se transformaron en smbolos poderosos, en mitos capaces de cristalizar
energas colectivas, instalndose en lo profundo de las personas y
movilizando multitudes.
42
Por lo general, el mito se comunica mediante narraciones que
recurren a smbolos y representaciones poderosas como, por ejemplo,
los dioses o las diosas, y los enfrentamientos entre el Cielo y la Tierra
para expresar situaciones o historias verdaderas, cargadas de
dramatismo y significacin, que han sido vividas desde siempre por la
humanidad. O bien tratan de explicar el surgimiento de realidades que,
para ciertas comunidades, tienen un significado y un valor especial,
como el nombre de un lugar, la importancia de determinado animal, de
una montaa o de un comportamiento ejemplar, tanto en sentido
positivo como negativo. El mito construye representaciones de la
conciencia colectiva, enunciadas y reafirmadas por cada generacin.
43
2. Ejemplos de mitos y fbulas ejemplares
Para ilustrar estas reflexiones tericas, nada mejor que dos ejemplos
concretos de mitos definidos en el mismo sentido en que lo hemos
utilizado anteriormente. Uno de ellos procede de los griegos y el otro, de
los pueblos de la selva brasilea.
44
un triste presagio. Temerosos, le pidieron al cacique que hiciera
desaparecer a la muchacha. l, lleno de amor y compasin, posterg el
acto cruel todo lo posible, hasta que una madrugada parti en silencio
hacia el ro llevando con l a la muchacha. La lav cuidadosamente y, al
da siguiente, reuni a la tribu y dijo a todos, con una voz potente que
no daba lugar a objeciones que los espritus haban aconsejado que
Mandi se quedara con ellos y que fuera bien tratada. Los indgenas,
todava indecisos, obedecieron y terminaron por resignarse. Con el
transcurso del tiempo, Mandi fue creciendo y tal era su simpata que
todos olvidaron el mal presagio. Se mostraban encantados con ella y el
cacique estaba orgulloso y feliz. Pero un da, en forma inesperada,
Mandi muri. La enterraron en la aldea, sabiendo cunto la amaba el
anciano cacique. Sin embargo, l estaba desconsolado y no haca otra
cosa que llorar. Lloraba da y noche sobre la tumba de su querida Mandi.
Tantas y tantas fueron las lgrimas que derram que de la tierra brot
una planta. Los pjaros venan a picotearla y quedaban extasiados.
Cuenta el mito que un da la tierra se abri para dejar ver las bellas
races de la planta, nacida del llanto del anciano. Los indios las
recogieron con respeto y, al hacerlo, descubrieron que eran tan blancas
como la piel de Mandi. Y al comerlas, notaron que eran deliciosas. As
fue que aquellas races se convirtieron en el principal alimento de los
indios tupi. Las llamaron mandioca, que significa el cuerpo de Mandi.
45
mismo en los grandes mitos o encuentra las razones de la existencia de
realidades tan fundamentales como el amor y la comida.
46
la divinidad suprema, quien le infunde espiritualidad. Cabe entonces
preguntar, o mejor dicho, intentar comprender: quin es Jpiter y
quin es Tellus?
47
en este contexto que Jpiter se asimil a Zeus, el dios mayor del
panten griego, que posea los mismos atributos. El nombre Zeus
deriva tambin del snscrito dyew pitar o dyaus pitar, que significa el
padre del cielo luminoso y del da soleado.
48
Lo importante es, ante todo, sealar que en los ms antiguos
testimonios del perodo paleoltico, hace ms de cuarenta siglos, cuando
imperaba el matriarcado*, el universo era representado como una gran
Madre, la Mater Mundi, que por s misma y sin intervencin de nadie
creaba todo: los cielos, los dioses, los seres humanos y todos los dems
entes de la naturaleza. La cabeza de este organismo vivo era
representada por el Cielo estrellado; el busto, por la Tierra, donde se
desarrollaba la vida humana; en la parte inferior, se ubicaba el Anus
Mundi (el ano del mundo), que representaba al infierno.
49
relacionan con vivencias que nosotros tambin experimentamos en la
actualidad.
50
En la antigedad, el hombre mantena una relacin de veneracin y
de temor hacia la Madre Tierra, un sentimiento del cual nunca la
humanidad se despoj por completo. Siempre hubo espritus sensibles a
la magia y al encantamiento de la naturaleza, aun en la poca de la
ciencia moderna que desacraliz el mundo y lo redujo a una batera de
recursos a ser explorados por la tecnologa.
51
Quin es este dios? Por qu se lo convoca a l y no a otra deidad?
Acaso no es Jpiter el dios supremo? Se supone que Saturno est por
encima del propio Jpiter, ya que debe mediar en la disputa en la cual el
padre de los dioses est involucrado? Efectivamente as es, como
veremos luego.
52
colectivo, con el mito de la Edad de Oro y del paraso perdido. De
acuerdo con ese mito, originariamente no existan clases sociales, leyes,
crmenes ni prisiones; todos los hombres vivan en absoluta libertad,
justicia, paz, superabundancia y alegra, como hermanos en una misma
casa. La memoria del paraso perdido nunca fue borrada por completo
de la conciencia colectiva del hombre, e incluso hasta hoy mismo es
proyectada en el pasado para ser rescatada con la esperanza de ser
reconstruida en el futuro. Esta utopa origina movimientos, crea
ideologas y alimenta el imaginario de los seres humanos, quienes no se
cansan de soar con un futuro de reconciliacin e integracin para la
sociedad en su conjunto. Las sociedades y los ciudadanos no pueden
vivir sin la utopa. Cuando intentan hacerlo, se convierten en vctimas de
portadores mezquinos de poder que los utilizan en beneficio propio en
vez de generar posibilidades de bienestar para todos. El dios Saturno
llevaba incorporado en s estos valores, que eran celebrados en una
fiesta que rememoraba la Edad de Oro. Los carnavales modernos,
especialmente en Brasil, todava conservan en s esa antigua memoria
colectiva de la humanidad.
53
requerir trabajo y sudor por parte de los campesinos. Edad que fue
descripta por el poeta romano Ovdio (43aC-17dC) como la primavera
eterna donde los vientos, con su hlito suave, acariciaban las flores
nacidas sin necesidad de simiente.
54
Hay otro elemento que posiblemente contribuya a resolver la
interpretacin de la fbula-mito del cuidado esencial: la identificacin de
Cronos/Saturno con el tiempo. De hecho Chronos (con h intermedia) en
griego significa tiempo. La semejanza entre las palabras Cronos y
Chronos hace que el dios Cronos personifique tambin al tiempo, al igual
que Saturno, identificado con Cronos. El dios Cronos/Saturno asume, de
este modo, el rol que juega tradicionalmente el tiempo posee: todo lo
crea, todo lo destruye, todo lo devora; todo est sometido a l; es
soberano sobre el destino de las personas. Esto significa que el hombre
se encuentra atrapado en el tiempo, que est proyectado hacia la
duracin temporal, que es un ser histrico que tiene pasado, presente y
futuro y que construye su identidad en el transcurso del tiempo,
alentado por una utopa de integracin: la Edad de Oro.
Bibliografa en espaol
Campbell, Joseph Los mitos en el tiempo, Buenos Aires, Emec,
2000.
Campbell, Joseph El hroe de las mil caras, Mxico, Fondo de
Cultura Econmica, 1998.
Jaeger, Werner Paideia. Los ideales de la cultura griega, Mxico,
Fondo de Cultura Econmica, 2000.
55
Captulo 6
56
ancestrales, comunitarias y socio-polticas de la humanidad, donde se
formaron y estructuraron, y fueron depositadas en el inconsciente
colectivo, donde viven. Pero adems se actualizan continuamente en la
medida en que confrontan con realidades histricas nuevas. Esto
significa que realizan una sntesis entre la arqueologa exterior
(objetividad relacionada) y la arqueologa interior (subjetividad
religada). De all deriva su alta significacin interpretativa y crtica
respecto de la actualidad.
57
Luna o a bordo de nuestras naves espaciales, no notamos diferencia
entre Tierra y humanidad, entre negros y blancos, demcratas o
socialistas, ricos y pobres. La humanidad y la Tierra conformamos una
nica realidad esplndida, refulgente, al mismo tiempo frgil y plena de
vigor. Esta percepcin no es ilusoria; es radicalmente verdadera.
a) El teatro csmico
Cinco grandes actos estructuran el teatro universal del cual somos
co-actores.
58
estrellas, la Tierra, los planetas y los satlites de la actual fase del
universo. Y todos esos elementos qumicos circulan por nuestro cuerpo,
por nuestra sangre y nuestro cerebro.
59
comunicacin globales, de la interdependencia de todos con todos, est
inaugurando la fase planetaria, una nueva etapa de su evolucin. A
partir de ahora, la historia ser la historia de la especie homo, de la
humanidad unificada e interconectada con todo y con todos.
60
helio, lo que los torna inapropiados para desarrollar el tipo de vida que
conocemos.
61
En primer lugar, significa que tenemos elementos-Tierra en el
cuerpo, en la sangre, en el corazn, en la mente y el espritu. De esta
constatacin surge la conciencia de profunda unidad.
Sentir que somos Tierra nos mueve a tener los pies sobre el suelo.
Nos permite desarrollar nuestra sensibilidad para con la Tierra, su fro y
su calor, y su fuerza, a veces amenazadora, a veces encantadora. Sentir
62
la Tierra es sentir la lluvia sobre la piel, la brisa refrescante en el rostro,
un olor avasallador en todo el cuerpo. Sentir la Tierra es sentir la
respiracin hasta las entraas y los aromas que nos embriagan o nos
molestan. Sentir la Tierra es sentir sus nichos ecolgicos, captar el
espritu de cada lugar, implantarse en ese lugar que habitamos. Porque
cuando habitamos un lugar nos hacemos, en cierto modo, prisioneros de
ese lugar, de su geografa, de su clima, de su rgimen de lluvias y sus
vientos, de un modo de trabajar, de vivir y hacer historia. Ser Tierra es
ser concreto, concretsimo. Establece nuestros lmites y nos otorga
tambin una base firme, nuestro punto de contemplacin del todo,
nuestra plataforma para poder levantar vuelo ms all de este paisaje y
de este pedazo de Tierra.
63
En el paleoltico, la percepcin de que somos Tierra constitua la
experiencia matriz de la humanidad y produca, como tal, una
determinada forma de espiritualidad y de organizacin poltica.
64
2. Cielo: la dimensin espiritual y celestial de la existencia
65
An hoy puede percibirse el eco de aquella explosin primordial.
Ondas de radio milimtricas nos llegan, de manera uniforme, desde
todas partes del universo. Un fsil de una luminosidad plida que nos
recuerda el inicio de nuestro universo hace 15 billones de aos. El
enfriamiento del universo puede ser cientficamente medido y, en la
actualidad, alcanza los 3 grados absolutos, equivalentes a 270 grados
Celsius.
66
interaccin sinrgica de estas cuatro energas fundamentales,
verdaderas leyes de la naturaleza. Si conocemos las leyes, por qu no
reconocer un Legislador supremo?
67
separada, en tanto que la dualidad las percibe juntas, como dimensiones
de una misma y nica realidad. La razn instrumental-analtica supone
esta separacin dualista e inaugura una falsa divisin entre el sujeto y el
objeto, entre el yo y el mundo, entre lo femenino y lo masculino. Y obra
en consecuencia, intentando cambiar todo objeto de deseo a travs de
la conquista, la posesin y la apropiacin. Sin embargo, nada existe en
forma independiente de la experiencia telrica sino que se comunica con
ella a travs de la conexin vital de todo con todo dentro del gran Todo.
68
3. Historia y utopa: la condicin humana fundamental
69
El hombre vive tironeado entre la utopa y la historia, a caballo
entre ambas, en el tiempo donde las dos se encuentran. No sin razn
Cronos/Saturno expresaba tambin la vigencia del tiempo con su
soberana. El hombre construye su existencia en el tiempo. Necesita del
tiempo para crecer, aprender, madurar, adquirir sabidura y hasta para
morir. En el tiempo vive la tensin entre la utopa, que lo anima a mirar
siempre hacia arriba y adelante, y la historia real, que lo obliga a
conciliar, a dar pasos concretos y mirar con atencin el camino y su
direccin, las bifurcaciones y los obstculos, las emboscadas y las
oportunidades.
70
Bibliografa en espaol
Barrow, John D. Teoras del todo, Barcelona, Crtica, 2004.
Bohm, David y Peat, David Ciencia, orden y creatividad,
Barcelona, Kairs, 2003.
Capra, Fritjof El punto crucial, Buenos Aires, Troquel, 1992.
Capra, Fritjof La trama de la vida, Barcelona, Anagrama, 1998.
Einstein, Albert As lo veo yo, Buenos Aires, Longseller, 2005.
Hawking, Stephen Brevsima historia del tiempo, Barcelona,
Crtica, 2005.
Lovelock, James Edades de Gaia, Barcelona, Tusquets, 1993.
Reeves, Hubert et alii La historia ms bella del mundo,
Barcelona, Anagrama, 2005.
Sagan, Carl Cosmos, Buenos Aires, Planeta, 2005.
71
Captulo 7
72
realizaciones humanas. El cuidado es, en consecuencia, una
constitucin ontolgica* siempre subyacente a todo lo que el ser
humano emprende, proyecta y hace; el cuidado suministra, en forma
preliminar, el suelo en que se mueve toda interpretacin del ser
humano. Por constitucin ontolgica Heidegger entiende aquello que
entra en la definicin esencial del hombre y estructura su prctica.
Cuando habla del cuidado como el suelo en que se mueve toda
interpretacin del ser humano est sealando que el cuidado es el
fundamento para cualquier interpretacin del hombre. Si no nos
basramos en el cuidado, no lograramos entender al hombre. Esto es lo
que venimos afirmando a lo largo y a lo ancho de toda nuestra reflexin
y que ahora ha llegado el momento de desarrollar.
73
Segn los clsicos diccionarios etimolgicos**, para algunos
estudiosos la palabra cuidado deriva del trmino latino cura. Esta
palabra es un sinnimo erudito de cuidado, usada en las traducciones
del alemn de Ser y tiempo. En su forma ms arcaica, cura en latn se
escriba coera y era usada en un contexto de relaciones de amor y
amistad. Expresaba la actitud de cuidado, desvelo, preocupacin e
inquietud por la persona amada o por un objeto de estimacin.
**
Para la investigar la etimologa de la palabra cuidado resulta til consultar las
siguientes fuentes: Cura, en Thesaurus Linguae Latinae, vol. 4, Liepzig 1909, col. 1451-
1476; Paulys Realencyclopediae der classischen Altertumswissenschaft, vol. 8, Stuttgart
1901, col. 1773; A.Ernout y A.Meillet, Dictionnaire Ethymologique de la Langue Latine,
Pars 1939, 245-246; cuidado, Caldas Aulete, Dicionrio Contemporneo da lingua
portuguesa, Edies Delta, Ro de Janeiro 1985; Antenor Nascentes, Dicionrio Etimolgico
resumido, Instituto Nacional do Livro, Ro de Janeiro 1966; Antnio Geraldo da Cunha,
Dicionrio Etimolgico Nova Fronteira da lingua portuguesa, Nova Ferreira, Ro
de Janeiro 1991.
74
diligencia se hace con cuidado y esprit de finesse, como corresponde a
los asuntos de ndole espiritual.
Con razn, el gran poeta latino Horacio (65-8 aC) sola observar: El
cuidado es el compaero permanente del ser humano. Con esta
expresin, quera decir: El cuidado siempre acompaa al ser humano
porque l nunca dejar de amar ni desvelarse por alguien (primer
sentido), ni dejar de preocuparse e inquietarse por la persona amada
(segundo sentido). Si no fuera as, no se sentira involucrado con esa
persona y mostrara negligencia o descuido frente su vida y su destino.
Una actitud que revelara, en ltima instancia, indiferencia, que es la
muerte del amor y del cuidado.
75
2. El trabajo y el cuidado: dos modos de ser-en-el-mundo
a) El modo-de-ser-trabajo
El modo-de-ser-en-el-mundo por el trabajo se da en forma de
interaccin y de intervencin. El ser humano no vive en una suerte de
permanente siesta biolgica con la naturaleza. Por el contrario,
interacta con ella, intenta conocer sus leyes y ritmos, e interviene en
ella para que su vida sea ms cmoda. Y es con el trabajo que hace
todo eso: a travs del trabajo, construye su hbitat, adapta el medio a
76
su deseo y adecua su deseo al medio. A travs del trabajo, prolonga la
evolucin e introduce realidades que la evolucin jams producira,
como un edificio, una ciudad, un automvil o una red de comunicaciones
por radio y televisin. A travs del trabajo, co-manda el proceso
evolutivo, haciendo que la naturaleza y la sociedad con sus
organizaciones, sistemas y aparatos tecnolgicos entren en simbiosis
y co-evolucionen juntas.
77
Fue a travs del trabajo que los hombres conformaron las culturas
como modelaciones de s mismos y de la naturaleza. Se abri as el
camino a la voluntad de poder y de dominacin sobre la naturaleza. Esta
voluntad se reforz cuando el hombre se sinti desafiado por los
obstculos que encontraba. Entonces, aument su agresividad y
exacerb su industria e ingenio. Comenz a utilizar la razn
instrumental-analtica, que es ms eficaz para intervenir con
profundidad en la naturaleza y exige objetividad: impone un cierto
distanciamiento de la realidad a fin de estudiarla como un objeto para
acumular experiencias y apoderarse de ella.
78
La lgica del ser-en-el-mundo en el modo de trabajo configura el
situarse sobre las cosas para dominarlas y colocarlas al servicio de los
intereses personales y colectivos. En el centro de todo se coloca el
hombre, dando origen al antropocentrismo. ste instaura una actitud
centrada en el hombre, y las cosas solamente tienen sentido en la
medida en que se ordenan y satisfacen sus deseos. Niega la relativa
autonoma que ellas poseen. Ms an: olvida la conexin que el propio
hombre tiene quiralo o no con la naturaleza y con todas las
realidades, por ser parte del todo. Por ltimo, ignora que el sujeto
ltimo de la creacin, de la sensibilidad, de la inteligencia y de la
armonizacin, no somos en primer lugar nosotros sino la Tierra, que
manifiesta su capacidad de sentir, de pensar, de amar y de velar por
nosotros y en nosotros. El antropocentrismo desconoce todas estas
imbricaciones.
b) El modo-de-ser-cuidado
El otro modo-de-ser-en-el-mundo se realiza a travs del cuidado. El
cuidado no se opone al trabajo, pero le confiere un matiz diferente. A
travs del cuidado no vemos como objetos a la naturaleza y a todo lo
79
que en ella existe. La relacin no es sujeto-objeto sino sujeto-sujeto.
Experimentamos a los seres como sujetos, como valores, como smbolos
que remiten a una dimensin fundacional. La naturaleza no es muda.
Habla y evoca. Emite mensajes de grandeza, belleza, perplejidad y
fuerza. El hombre puede escuchar e interpretar esas seales. Se coloca
al pie de las cosas, junto a ellas, y a ellas se siente unido. No slo existe
sino que co-existe con todos los otros. La relacin no es de dominio
sobre, sino de con-vivencia. No se trata de mera intervencin en la
naturaleza sino interaccin y comunin con los otros seres.
80
sentido de siempre anunciarse y al mismo tiempo ocultarse. Pero se
trata de un Misterio que no produce miedo sino que, por el contrario,
fascina y atrae como un sol. Se deja experimentar como un gran tero
acogedor que nos realiza en forma suprema. Ese Misterio tambin es
llamado Dios.
81
por el otro, a la espiritualidad. El error consiste en oponer una
dimensin a la otra sin verlas como modos-de-ser de un nico y mismo
hombre.
82
La dictadura del modo-de-ser-trabajo-dominacin masculiniz las
relaciones, dio lugar al antropocentrismo, al androcentrismo*, al
patriarcado y al machismo, expresiones patolgicas que remiten todas
ellas a lo masculino desconectado de lo femenino: el animus* que
somete al anima*.
83
surgir el cibionte*: el ser humano que vive en simbiosis con la mquina
pero no para someterse a ella sino para mejorar su vida y su ambiente.
84
Los seres humanos construimos el mundo a partir de lazos afectivos.
Esos lazos tornan a las personas y a las situaciones preciosas, es
decir, portadoras de valor. Nos preocupamos con ellas. Nos tomamos
tiempo para dedicarnos a ellas. Sentimos responsabilidad por el lazo que
se ha formado entre cada uno de nosotros y los otros. La categora del
cuidado recoge todo ese modo de ser: revela cmo funcionamos en
tanto seres humanos.
85
El pensamiento contemporneo rescat la importancia fundamental
del sentimiento, de la ternura, la compasin y el cuidado, a partir
especialmente de la psicologa profunda de Freud, Jung, Adler, Rogers
y Hillman, y ms cerca de nuestros das, a partir de la biologa gentica
y de las derivaciones antropolgicas de la fsica cuntica de Niels Bohr
(1885-1962) y Werner Heisenberg (1901-1976).
86
permanente. Esto significa que el cuidado constituy, en la existencia
humana, una energa que fluye ininterrumpidamente en cada momento
y circunstancia. Es la fuerza en forma continua hace surgir al ser
humano. Sin ella, el hombre continuara siendo apenas una porcin de
arcilla, como cualquier otra al margen de un ro, o un espritu angelical
desencarnado y fuera del tiempo histrico.
87
capital y trabajo, de la espiritualidad y de nuestro sentido de
pertenencia a un destino comn. Si nos liberramos de los trabajos
engaosos y deshumanizados muchos de los cuales ahora son
realizados por mquinas automticas, recuperaramos el trabajo en su
sentido antropolgico originario: como modelacin de la naturaleza y
como actividad creativa, capaz de realizar al ser humano y de construir
sentidos cada vez ms integradores con la dinmica de la naturaleza y
del universo.
88
ecosistemas* y con la propia Tierra. Significa captar la presencia del
Espritu ms all de nuestros lmites humanos: en el universo, en las
plantas, en los organismos vivos, en los grandes simios, gorilas,
chimpancs y orangutanes, portadores tambin de sentimientos, de
lenguaje y de hbitos culturales semejantes a los nuestros.
Bibliografa en espaol
Capra, Fritjof El tao de la fsica, Mlaga, Sirio, 1995.
Goleman, David La inteligencia emocional, Buenos Aires, Vergara,
1999.
Heidegger, Martn Ser y tiempo, Madrid, Trotta, 2003.
Restrepo, Luis Carlos El derecho a la ternura, Barcelona,
Pennsula, 2004.
Touraine, Alain Crtica de la modernidad, Mxico, Fondo de
Cultura Econmica, 2000.
Vattimo, Gianni El fin de la modernidad, Barcelona, Gedisa, 2004.
89
Captulo 8
90
1. El amor como fenmeno biolgico
91
De este movimiento surge el amor extendido, que es la socializacin.
El amor es, en consecuencia, el fundamento del fenmeno social y no su
consecuencia. En otras palabras: es el amor lo que da origen a la
sociedad; la sociedad existe porque existe el amor y no al revs, como
convencionalmente se cree. Si falta el amor (el fundamento) se destruye
lo social. Pero si, a pesar de la ausencia de amor, lo social persiste,
adopta la forma de agregacin forzada, de dominacin y de violencia de
unos contra otros. Por eso, cuando se destruye el encaje y la
congruencia entre los seres, se destruye el amor y, con eso, la
sociabilidad. El amor es siempre una apertura al otro y una con-vivencia
y co-munin con el otro.
92
Cmo se caracteriza el amor humano? Lo que es especialmente
humano en el amor no es el amor, sino lo que hacemos en el amor en
cuanto humanos [...]; es nuestra manera particular de vivir juntos como
seres sociales en el lenguaje [...]; sin amor, no somos seres sociales,
responde Marturana.
93
Hagamos una primera constatacin. El sentido de la medida se
encuentra en muchos campos, que van desde la geometra a la religin.
Pero es especialmente en el campo de la tica donde la justa medida
adquiere una importancia axial. Se trata de encontrar el ptimo relativo,
el equilibrio entre el ms y el menos.
94
- Cul es la medida justa?
- Quin establece la medida justa?
- A partir de qu fuentes de conocimiento se establece la medida
justa?
- La medida no suele depender de las culturas, de las diferentes
situaciones histricas, de la subjetividad humana personal y
colectiva?
- Quin es el responsable por la observancia de la medida justa
establecida?
95
compuesta por millares de teselas o como un deslumbrante bordado
hecho con miles de hilos coloridos.
96
se encuentra biocentrada centrada simplemente en la vida sino en el
equilibrio dinmico entre vida y muerte.
97
ya tiene 3,8 billones de aos, pas por turbulencias y terribles
devastaciones. La Tierra supo ser casi dos veces ms caliente que hoy.
Pero, a pesar de eso, mostr en el transcurso de billones de aos un
increble equilibrio dinmico que ha favorecido a todas las formas de
vida.
98
b) La medida justa y el pathos
Cmo capta el ser humano esa medida multidimensional de la
naturaleza? No basta para ello el saber racional ni la voluntad obediente
de identificar regularidades, que dejan de lado la creatividad humana y
el ejercicio de la libertad, propios del hombre. Debe desarrollarse una
actitud atenta de escucha, un sentimiento profundo de identificacin con
la naturaleza, con sus cambios y estabilidades. El hombre necesita
sentirse naturaleza. Cuanto ms bucea en ella, ms siente cundo debe
cambiar y cundo conservar, tanto en su vida como en sus relaciones.
99
Aqu encontramos nuevamente el pathos*, el sentimiento profundo,
en la raz del nuevo paradigma de convivencia con la Tierra. De este
descubrimiento de la Tierra y de la com-pasin por ella, nace el cuidado
esencial. Sin esa escucha cuidadosa no escucharemos la Gran Voz de la
Tierra que nos convoca a la sinergia*, a la com-pasin, a la co-
existencia pacfica con todos los seres.
100
Como bien reza el Salmo (119,19), nos sentimos huspedes en esta
Tierra, huspedes respetuosos de la Tierra anfitriona, que nos alberga.
Y dejamos nuestra casa comn siempre en orden para los huspedes
que vendrn despus de nosotros.
3. La ternura vital
La ternura surge del propio acto de existir en el mundo con los otros.
No existimos, co-existimos, con-vivimos y co-mulgamos con las
realidades ms inmediatas. Sentimos nuestra ligazn fundamental como
la totalidad en el mundo. Ese sentimiento es ms que una mocin
101
psicolgica, es un modo de ser existencial que atraviesa todo el ser. La
concentracin en el sentimiento genera sentimentalismo. El
sentimentalismo es un producto de la subjetividad mal integrada. Es el
sujeto que se vuelve sobre s mismo y celebra sus sensaciones. Por el
contrario, la ternura irrumpe cuando el sujeto se descentra de s mismo,
sale en direccin a lo otro, siente lo otro como otro, participa de la
existencia de otro, se deja conmover por su historia de vida. Lo otro
marca el sujeto y ste se demora en lo otro no por las sensaciones que
le producen sino por amor, por aprecio a su diferencia y por valorizacin
de su vida y su lucha.
102
El esprit de gomtrie es, en cambio, el espritu calculador y
laborioso, interesado en la eficacia y el poder. Es el modo-de-ser que
imper en la modernidad y que dej de lado, todo lo que tiene que ver
con el afecto, la ternura y el cuidado esencial. De all deriva tambin el
vaco aterrador de nuestra cultura geomtrica con su pltora de
sensaciones pero sin experiencias profundas, con un cmulo fantstico
de saber pero con escasa sabidura, con demasiada vigorizacin de la
musculacin, de la sexualidad, de los artefactos de destruccin
exhibidos por los serial killer (asesinos seriales) sin ternura ni cuidado
para con la Tierra, para con sus hijos e hijas y para con el futuro comn
de toda la humanidad.
4. La caricia esencial
103
verdaderamente esencial precisamos palpar el yo profundo y no
apenas el ego superficial de la conciencia.
104
de-ser-trabajo. Agarrar es expresin de poder sobre, de manipulacin,
de acomodacin del otro o de las cosas a mi modo de ser. La mano que
acaricia representa, en cambio, el modo-de-ser-cuidado, ya que la
caricia es una mano revestida de paciencia que toca sin herir y suelta
para permitir la movilidad del ser con quien entramos en contacto.
5. La cordialidad fundamental
105
Cuando hablamos de cordialidad como una resonancia del cuidado,
estamos pensando en otra direccin. Consideramos al corazn como una
dimensin del espritu de fineza, como capacidad de captar la dimensin
de valor presente en las personas y en las cosas. Lo decisivo no son los
hechos sino lo que los hechos producen en nosotros, enriquecindonos y
transformndonos. Aqu surge la dimensin de valor, la de aquello que
cuenta, pesa y definitivamente nos interesa. El valor transforma los
hechos en smbolos y sacramentos: los hechos de ser simples sucesos
ocurridos o pasados para tornarse portadores de evocacin, de
significacin y de memoria.
106
modo-de-ser y el carcter de la persona: el principio vital de donde
provienen todas sus acciones.
6. La convivencialidad necesaria
107
Veamos en primer lugar la crisis del proceso industrialista. El
dominio del hombre sobre el instrumento se transform en instrumento
sobre el hombre. Creado para sustituir al esclavo, el instrumento
tecnolgico termin por esclavizar al hombre, que orient su economa
hacia la produccin en masa e hizo surgir una sociedad de aparatos sin
alma. La produccin industrial vigente no armoniza con la fantasa y la
creatividad de los trabajadores, ya que emplea de ellos slo la fuerza de
trabajo, muscular o intelectual. Cuando incentiva la creatividad, lo hace
en vista de la calidad total del producto que beneficia ms a la empresa
que al trabajador.
108
las cualidades humanas. El gran capital, infinito e inagotable, no es
acaso el hombre?
109
Para llegar a ese nuevo nivel, probablemente la humanidad deba
pasar por un nuevo Viernes Santo siniestro que precipitar hacia el
abismo la dictadura del modo-de-ser-trabajo-produccin-material. Slo
entonces podr haber un Domingo de Resurreccin, una reconstruccin
de la sociedad mundial sobre la base del cuidado.
7. La compasin radical
110
Buda, cuyo nombre real era Siddharta Gautama y que vivi entre los
siglos VI y V antes de nuestra era.
111
cuidado y la misma reverencia con que tratamos a los nios. Gandhi fue
el genio moderno de la ahimsa.
112
hambrientos, los sedientos, los desnudos y los encarcelados (Mateo 25,
36-41). Ese criterio de com-pasin es idntico entre cristianos, egipcios
y tibetanos. Est ampliamente retratado en sus respectivos libros
sagrados.
Bibliografa en espaol
Alberoni, Francesco Enamoramiento y amor, Barcelona, Gedisa,
1996.
Doczi, Gyorgy El poder de los lmites, Buenos Aires, Troquel,
1996.
May, Rolo Amor y voluntad, Barcelona, Gedisa, 1995.
Restrepo, Luis Carlos El derecho a la ternura, Barcelona,
Pennsula, 2004.
Touraine, Alain Crtica de la modernidad, Mxico, Fondo de
Cultura Econmica, 2000.
113
Captulo 9
114
Resulta trgica la falta de instancias dedicadas al gerenciamiento
global de los problemas de la Tierra. La Organizacin de las Naciones
Unidas (ONU) tiene en sus manos cerca de 40 proyectos que tratan de
problemas globales tales como, por ejemplo, los climas, la
deforestacin, la contaminacin del aire, el suelo y las aguas, el hambre,
las epidemias y los problemas de los jvenes, los ancianos y las
migraciones, entre otros. Esa organizacin se encuentra regida por el
viejo paradigma de las naciones imperialistas, que consideran a los
estados-naciones y a los bloques de poder, pero no perciben todava a la
Tierra como objeto de cuidado y de una poltica colectiva de salvacin
terrenal.
115
6. Modificar actitudes y prcticas personales.
7. Permitir que las comunidades cuiden de su propio medio
ambiente.
8. Generar una estructura nacional para integrar el desarrollo y la
conservacin.
9. Constituir una alianza global.
116
mismo suelo, los mismos manantiales, las mismas fuentes de
nutrientes. Cada hombre necesita conocer el tipo de plantas, animales y
microorganismos que conviven en ese nicho ecolgico comn. Debe
conocer la historia de aquellos paisajes, visitar sus ros y montaas,
frecuentar las cascadas y cavernas. Precisa conocer la historia de las
poblaciones que all vivieron su saga y construyeron su hbitat, cmo
trabajaron la naturaleza, cmo la conservaron o la depredaron, quines
son sus poetas y sabios, hroes y heronas, santos y santas, los
padres/madres fundadores de la civilizacin local.
Todo eso significa cuidar del propio nicho ecolgico, vivenciarlo con
el corazn, como su propio cuerpo extendido y prolongado, descubrir las
razones para conservarlo y desarrollarlo, obedeciendo a la dinmica del
ecosistema nativo.
117
tener en cuenta el saber popular contenido en las tradiciones de los
ancianos, en las leyendas y en las historias de los indios, caboclos,
negros, mestizos, inmigrantes, de los que vivieron primero all, a fin de
confrontarlo y complementarlo con el saber crtico cientfico. Esos
saberes revelan dimensiones de la realidad local y son portadores de la
verdad y de un sentido profundo, que deben ser descifrados e
incorporados por todos. Lo que resulta de esto es una profunda armona
dinmica del ecosistema*, en la que los seres vivos e inertes, las
instituciones culturales y sociales en suma, todos encuentran su
lugar, interactan, se acogen, complementan y se sienten en casa.
118
No se trata nicamente de imponer lmites al crecimiento (como
reza el ttulo de la primera solucin presentada en 1972 por el Club de
Roma) sino de cambiar el tipo de desarrollo. Se dice que el nuevo
desarrollo debe ser sustentable* pero no existe el desarrollo en s sino
una sociedad que opta por el desarrollo que desea y que necesita.
Debera hablarse de sociedad sustentable* o de un planeta sustentable*
como pre-condiciones indispensables para un desarrollo verdaderamente
integral.
119
desarrollo es un proceso econmico, social, cultural y poltico
dominante, que apunta al mejoramiento constante del bienestar de toda
la poblacin y de cada persona, sobre la base de su participacin activa,
libre y significativa, y de la justa distribucin de los beneficios
resultantes. Nosotros agregaramos tambin la dimensin psicolgica y
espiritual, a fin de incluir al hombre en sentido integral.
120
4. El cuidado hacia el otro: animus y anima
Cuidar del otro es cuidar que este dilogo, que esta accin de
dilogo yo-t resulte liberadora, sinrgica y constructora de una alianza
121
perenne de paz y armonizacin. El otro se da siempre bajo la forma de
hombre y de mujer. Son diferentes, pero se encuentran en el mismo
terreno comn de la humanidad. Ambos realizan, en su modo singular,
la esencia humana, profunda y misteriosa. La diferencia entre ellos no
es algo cerrado y definido sino abierto y plasmable, pues se encuentra
en permanente inter-accin y reciprocidad.
122
una forma de organizacin social hoy mundialmente integrada. En
efecto, gracias a los avances tecnolgicos, en las ltimas dcadas se
verific un crecimiento fantstico en la produccin de servicios y bienes
materiales. Sin embargo, estn tan mal distribuidos que dos tercios de
la humanidad vive en la mayor pobreza. Nada agrede ms al modo-de-
ser-cuidado que la crueldad para con los propios semejantes.
123
sociedad, superadora de la explotacin del ser humano y de la
depredacin de la Tierra, revela la fuerza poltica de la dimensin-
cuidado.
No tiene cuidado con los pobres y los excluidos quien no los ama de
manera concreta ni se arriesga por su causa. La consolidacin de una
sociedad mundial globalizada y el surgimiento de un nuevo paradigma
de civilizacin pasa por el cuidado hacia los pobres, marginados y
excluidos, ya que si sus problemas no son atendidos, continuaremos an
en la prehistoria. Podremos haber inaugurado el nuevo milenio, pero no
as la nueva civilizacin ni la era de paz eterna con todos los humanos,
los seres de la creacin y nuestro esplndido planeta.
124
expresar al hombre como un todo vivo y orgnico. Se habla de hombre-
cuerpo, hombre-alma para designar dimensiones totales de lo humano.
125
vida del cuerpo, se realizan los diversos niveles de la conciencia (la
originaria, la oral, la anal, la social, la autnoma y la trascendental) en
los que estas memorias se expresan y enriquecen interactuando con el
medio.
126
Para reforzar la dimensin-salud debemos enriquecer nuestra
comprensin de la salud. No podemos entenderla como la ideologa
dominante con sus tcnicas sofisticadas y sus innumerables ccteles de
vitaminas. La salud es concebida como salud total, como si fuera un
fin en s misma, sin responder a la cuestin bsica: Qu hago en la
vida con mi salud? Nos distanciamos de la conocida definicin de salud
elaborada por la Organizacin Mundial de la Salud (OMS) de la Naciones
Unidas que reza: Salud es un estado de bienestar total, corporal,
espiritual y social, y no apenas la inexistencia de enfermedad y
debilidad.
127
Los conceptos de salud y cura designan el proceso de adaptacin
y de integracin de las ms diversas situaciones, en las que se da la
salud, la enfermedad, el sufrimiento, la recuperacin, el envejecimiento
y el transitar con calma hacia el gran pasaje de la muerte. La salud, por
lo tanto, no es un estado ni un acto existencial sino una actitud hacia
diferentes situaciones, que pueden ser enfermas o sanas. Ser persona
no es simplemente tener salud; es saber enfrentar en forma saludable la
enfermedad y la salud. Ser saludable significa dotar a la propia vida de
un sentido que englobe la salud, la enfermedad y la muerte. Alguien
puede estar mortalmente enfermo y ser saludable porque con esa
situacin de muerte crece, se humaniza y sabe dar sentido a aquello que
padece.
128
fracasos, salud y sufrimiento. Slo as nos transformamos, cada da
ms, en personas maduras, autnomas, sabias y plenamente libres.
129
eso conversin (metanoia). Los pecados (harmatiai) es decir, las
actitudes desarmnicas para consigo mismo y con los otros, con el
Cosmos y con la Fuente originaria de todo desencadenan procesos que
afectan el equilibrio fsico-psquico-espiritual del ser humano. En otras
palabras, producen enfermedades.
130
Fue en este contexto integrador del cuidado total del ser humano
que el poeta Dcimo Junio Juvenal (60-130 dC) escribi el famoso verso
criticando los excesos culinarios de los romanos:
131
cerebro y de la base neuronal, se torn refleja y autoconciente.
Posiblemente este hecho ocurri a partir del homo ardipitecus ramidos
(hace 4,5 millones de aos), pasando por el homo habilis (hace cerca de
2 millones de aos), por el homo erectus (hace 1,6 millones de aos),
por el homo sapiens arcaicus (hace 250.000 aos), hasta culminar en el
homo sapiens sapiens, hace 150.000 aos. De este ltimo, con la
conciencia plenamente reflexiva, somos descendientes directos.
132
En cierto modo, todo est guardado dentro de la conciencia humana
bajo la forma de la memoria (subatmica, atmica, mineral, vegetal,
animal, humana), en los arquetipos, sueos, visiones, smbolos,
pasiones y emociones que habitan nuestra interioridad. Somos
portadores de ngeles y demonios, de fuerzas sim-blicas que nos
animan a la unidad y la cooperacin, y de fuerzas dia-blicas que
disgregan y destruyen nuestra esencia.
133
9. Cuidado hacia nuestro espritu, los grandes sueos y
Dios
134
Ante el ro Amazonas permanecemos completamente fascinados,
llevamos a cabo la experiencia de la majestad. Al penetrar la floresta,
contemplamos su inigualable biodiversidad y quedamos denodados ante
la inmensidad de los rboles, de las aguas, de los animales y de las
voces de todos los timbres: experimentamos la grandeza. Ante esa
grandeza, nos sentimos seres frgiles e insignificantes, entonces
irrumpe en nosotros el temor y el respeto silencioso, y experimentamos
la limitacin y la amenaza.
135
reside en el hombre, pero lo trasciende. No est en su poder
manipularlo, crearlo o destruirlo. El hombre se encuentra a merced de
l. No constituye esto, acaso, un indicio de la presencia de Dios en su
interior?
Los sabios de todos los pueblos pregonaron desde siempre que sin el
cultivo de este espacio espiritual, el hombre se sentir infeliz y enfermo,
como un vagabundo sediento en busca de una fuente que no encuentra
en ningn lugar. Pero si acoge el espritu de Aqul que lo habita, se
colmar de luz, de serenidad y de felicidad eterna.
136
10. Cuidado hacia la Gran Travesa: la muerte
137
irrumpir debido a los condicionamientos del tiempo y del espacio. La
muerte del hombre-cuerpo cumple la funcin de derribar todas las
barreras; as, el hombre-alma-espritu se libera de todas las amarras y
su impulso interior puede realizarse segn la lgica infinita. La
inteligencia, que vea en el claroscuro, ahora ve a plena luz; la voluntad,
que se senta condicionada, ahora irrumpe para la comunin inmediata
con su objeto de deseo; el cuidado esencial, que se ejerca en forma
ambigua, ahora encuentra su plena autenticidad; el cuerpo, que nos
permita la comunin y el alejamiento de los otros, es percibido ahora
como una expresin plena de nuestra unin con la totalidad del cosmos.
138
El sentido que damos a la vida depende del sentido que damos a la
muerte. Si la muerte es el fin ltimo, entonces de poco valen tantas
luchas, empeo y sacrificio. Pero si la muerte es el fin-meta-alcanzada,
entonces vivir es un peregrinar hacia la fuente. La muerte pertenece a la
vida, representa el modo sabio que la propia vida encontr para llegar a
una plenitud negada en este universo, demasiado pequeo para su
impulso y demasiado estrecho para su ansia de infinitud. Porque slo el
Infinito puede saciar una sed infinita.
Bibliografa en espaol
Campbell, Joseph El hroe de las mil caras, Mxico, Fondo de
Cultura Econmica, 1998.
Capra, Fritjof El punto crucial, Buenos Aires, Troquel, 1992.
Einstein, Albert As lo veo yo, Buenos Aires, Longseller, 2005.
Lovelock, James Edades de Gaia, Barcelona, Tusquets, 1993.
139
Captulo 10
Todo reto que aceptamos se nos puede volver en contra. Por ser
simultneamente sapiens (inteligente) y demens (demente), el hombre
vive una ambigedad estructural: su bondad nunca es enteramente
buena ni su maldad, completamente mala. En l se mezclan el bien y el
mal, lo dia-blico y lo sim-blico, la insensatez y la sabidura, el cuidado
esencial y el descuido fatal. Dado que esa situacin no puede superarse
por completo, debemos asumirla de manera realista, sin llorar ni rernos
de ella, sino tratando de aprender las lecciones que nos revela.
140
Por lo tanto, cabe acoger los propios lmites con humildad, sin
lamentarse, porque algunos son simplemente insalvables. Somos seres
de la incompletitud, no somos Dios.
141
voluntad desenfrenada de poder, a la autoafirmacin con exclusin de
los otros y al maltrato de las personas, de la casa, de la cosa pblica y
de s mismo. Aqu nos encontramos con el retraimiento del hombre
sobre su propio horizonte que, al negar la esencia de su ser-cuidado, se
torna cruel consigo mismo. El resultado es un proceso de
deshumanizacin y de embrutecimiento de las relaciones equivalente a
la categora teolgica del infierno, donde se rechaza la relacin y se
ahoga la capacidad de ternura y de amor, lo que bblicamente se llama
tambin tribulacin de la desolacin. A partir de este punto,
efectivamente, todo es posible... hasta lo imposible!
142
El exceso de cuidado para con uno mismo da lugar al narcisismo, la
vanidad y la afectacin. Hay personas que pasan horas delante de un
espejo, que cuidan de su acn con tanto empeo como si estuvieran
custodiando del curso de las estrellas. Otras son tan cuidadosas en todo
lo que hacen que siempre estn retrasadas, llegan tarde a todas partes
e irritan a los dems porque les hacen perder el tiempo.
143
La tarea humana consiste en construir ese equilibrio mediante el
autocontrol y la moderacin, pero sobretodo con la ayuda del Espritu de
vida que nunca falta, porque l es segn un himno medieval cantado
hasta hoy en la liturgia de Pentecosts la quietud en el trabajo, la
frescura en el calor y el consuelo en las lgrimas. Se trata, en suma, de
un equilibrio dinmico.
Bibliografa en espaol
Restrepo, Luis Carlos El derecho a la ternura, Barcelona,
Pennsula, 2004.
144
Captulo 11
145
2. Jess, un ser dedicado al cuidado
Jess de Nazaret es, con Buda, una de las figuras religiosas que
mejor encarna el modo-de-ser-cuidado. Revel a la humanidad el Dios-
cuidado probando a Dios como Padre y Madre divinos que cuidan hasta
de cada uno de nuestros cabellos, de la comida de los pjaros, del sol y
la lluvia para todos (cf. Mt 5, 45; Lc 21, 18). Jess mostr un cuidado
especial hacia los pobres, los hambrientos, los marginados y los
enfermos. Su corazn se colmaba de compasin y curaba a muchos. En
un hecho inusitado para la poca, tom a varias mujeres como
discpulas (Lc 8, 2-3), cultiv un amor tierno hacia las amigas Marta y
Mara (Jo 11, 20-28; Lc 10, 38-42), y no escap a las seales erticas
de una pecadora pblica que besaba sus pies y los unga con perfume
(Lc 7, 37-39).
146
3. Francisco de Ass: la fraternidad del hermano universal
147
a las criaturas. Estando muy enfermo y pronto a morir, se despidi del
Fray Masseo, de la hermana roca y del hermano halcn. Por ltimo, dijo:
Io mi parto da voi con la persona, ma vi lascio il mio cuore, lo que
significa: Mi persona se aparta de ustedes, pero les dejo mi corazn.
En efecto, el corazn de Francisco representa un estilo de vida, la
expresin genial del cuidado, una prctica de cofraternizacin y un
renovado encantamiento por el mundo. Recrear ese corazn en las
personas y rescatar la cordialidad en las relaciones podr suscitar en el
mundo actual la misma fascinacin por la sinfona del universo y el
mismo cuidado con la hermana y Madre Tierra como fueron vividos de
manera paradigmtica por San Francisco.
148
En Calcuta, hay miles y miles de pobres que nacen, viven y mueren
en la calle. Por eso, la Madre Teresa se ocup de fundar ms tarde la
Casa de los Moribundos, a quienes recoga de las calles y los llevaba a
aqul sitio para que pudieran morir con dignidad. Comenz de ese modo
una obra de compasin y misericordia que se extendi por muchas
ciudades de la India, Pakistn y otros pases, siempre con el fin de
conferir dignidad y humanidad a quienes estaban muriendo.
149
dicen, ella apenas se ocupa de las vctimas, perpetuando su situacin
miserable. Sus crticos se preguntan, entonces, si se debe cuidar o
liberar. Nosotros les respondemos que debemos hacer una cosa y la
otra, porque ambas tienen sentido. La Madre Teresa descubri su
camino hacia el cuidado esencial y ante las crticas que suscitaba, ella
responda con una leve sonrisa: Mientras ustedes discuten las causas y
las explicaciones, yo me arrodillo al lado de los pobres ms pobres y
cuido de sus necesidades.
150
y oportunismo. Lo que ella vea no era la mano de quien daba sino la de
sus enfermos y moribundos, que precisaban de ayuda. Todo lo que
ayudase a rescatar su dignidad de personas, para ella, tena sentido y se
justificaba, sin por eso pretender legitimar la conducta de sus donantes.
151
La figura del Hermano Antonio, ms all se sus limitaciones
personales, irradia un aura impresionante de bondad y reverencia.
Nacido en Portugal, durante muchos aos fue marinero. Las rutas de los
ocanos y el silencio del mar exacerbaron su bsqueda insaciable de
felicidad, pero no la encontraba en ninguno de los puertos en los que
anclaba su navo. Despus de mucho reflexionar y de pedir a Dios que lo
iluminara, comprendi que la felicidad es fruto de mi entrega al otro; y
mi entrega slo es verdadera cuando consigo hacer sonrer a un rostro
triste.
152
a otro convento, y a otro, y a otro ms, pero todos les cerraron las
puertas.
153
municipio de Petrpolis. All viven nios, adultos y ancianos que cultivan
hortalizas y cuidan animales.
154
El trabajo no slo apunta a una produccin que garantice la
subsistencia. Ante todo, busca crear una disciplina y rescatar el valor de
la autonoma personal. El Hermano Antonio siempre intenta reunir a los
ancianos con los nios abandonados porque ha constatado que,
mientras los nios precisan amor, los ancianos tiene mucho para dar y
tambin necesitan recibir. Esta complementacin produce un efecto
humanizador de proporciones incalculables, tanto para los nios que
estaban desamparados como para los ancianos que ahora se sienten
tiles y amados.
Una figura que conmovi a todos en el siglo XX fue, sin duda alguna,
la de Gandhi (1869-1948). Nacido en la India, estudi Derecho en
Londres y trabaj por ms de veinte aos en Sudfrica (1893-1915)
defendiendo a los inmigrantes indios, vctimas de la segregacin racial.
155
All tom contacto con los ideales anunciados por el gran escritor ruso
Len Tolstoi (1883-1945), autor de las famosas novelas Anna
Karenina y La guerra y la paz. Este autor vea la esencia del mensaje
de Jess en el sermn de la montaa, en el amor, en el rechazo a toda
violencia, en la veneracin a los pobres y en el compromiso con una
vida simple. Estas ideas impactaron profundamente en Gandhi y lo
ayudaron a formular su propia visin de la no violencia y de la actuacin
poltica como cuidado hacia el pueblo. Incluso lleg a fundar una
comunidad rural llamada Tolstoi, donde intent vivir de acuerdo con
esos ideales junto a otros amigos.
156
Dos principios bsicos orientaban su prctica: la fuerza de la verdad
(satiagra) y la no violencia activa (ahimsa). Gandhi crea profundamente
que la verdad posee en s misma una fuerza invencible contra la cual
resultan intiles las manipulaciones, la violencia, las armas y las
prisiones. Tena la frrea conviccin de que, detrs de los conflictos,
existe una verdad latente que debe ser identificada, siendo la funcin
del poltico creer en esa verdad, develarla para todos y actuar de
manera coherente con ella, mostrndose dispuesto a soportar los
sacrificios que esta postura comporta. Gandhi crea firmemente que la
verdad, tarde o temprano, siempre vencer.
157
la mentira con la verdad. Y en mi resistencia a la mentira, aceptar
cualquier forma de sufrimiento.
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enero de 1948, cuando un fantico lo asesin. Recibi entonces de su
pueblo el ttulo de Mahatma, que significa Alma Grande.
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En su libro La marcha, Stivelman narra la forma perversa en que
los nazis eliminaban a los judos en Rumania: Nos hacan andar sin
rumbo, da y noche, insultados y apedreados, hasta caer muertos de
cansancio y hambre. Con trece aos de edad, Stivelman fue forzado a
incorporarse a esa marcha siniestra. En su libro, narra hechos de gran
barbarie, de traicin y, tambin, de conmovedora hospitalidad. Despus
de andar durante tres meses sin parar, casi muerto, consigui evadirse
junto con su madre tambin moribunda. Ambos fueron acogidos por una
aldeana de nombre Olenka y por su hija, Tania, quienes arriesgaron sus
propias vidas para salvar las vidas amenazadas de dos desconocidos.
Ellas dieron a Stivelman y su madre el primer bao que recibieran
despus de meses, curaron sus heridas, compartieron con ellos sus
pocos alimentos y les cedieron sus camas.
8. El Profeta Gentileza
160
gentileza del paisaje se muestra con generosidad en la composicin
ecolgica del mar, la montaa y la selva, as como en el buen humor de
sus habitantes. Sin embargo, esta ciudad ha visto cmo lentamente
fueron brutalizadas las relaciones sociales a travs de la violencia contra
los nios y las nias de la calle, de los asaltos frecuentes y del
nerviosismo del trfico. En este contexto surgi un hombre, Jos da
Trino (1917-1996), quien comenz a predicar la gentileza como
alternativa para la ciudad y para la humanidad. Su impacto en los
sectores populares fue grande, al punto de ser llamado el Profeta
Gentileza.
161
uno de entrada y otro de salida, con las inscripciones: Bienvenido al
Paraso de la Gentileza. Entre, no fume ni diga palabras obscenas
porque este lugar se ha transformado en un campo santo. Jos da
Trino consolaba a todos los que llegaban desesperados dicindoles que
su padre, su madre, su hija, su hijo no murieron; muri el cuerpo, pero
no el espritu. Dios los llam y hasta el peor pecador se salv, porque l
no es vengativo... Yo fui enviado por Dios para consolarlos a ustedes.
Y, efectivamente, quienes iban y escuchaban su mensaje, regresaban
consolados.
162
A partir de 1980, Jos da Trino inaugur una nueva fase en su
actividad proftica. Inscribi sus enseanzas en los 55 pilares del
viaducto del Caju, en la entrada de la ciudad de Ro de Janeiro. Si bien
denunciaba las amenazas que pesan sobre la naturaleza producidas,
segn deca, por el capeta-capital, la fuerza de su mensaje se
centraba en la gentileza y, para expresarla, se vala del cdigo que
conoca: la simbologa de la Trinidad catlica. Todo era pensado y
anunciado en nombre del Padre, del Hijo y del Espritu Santo.
Curiosamente, no slo utilizaba la terminologa de la trinidad, que nos
resulta familiar, sino tambin una cuaternaria, ms rara. El psiclogo
C.G. Jung (1875-1961) estudi a fondo los arquetipos simblicos y
demostr que la Trinidad cristiana es ms que una doctrina porque
constituye un cdigo para significar una totalidad integrada recurriendo
tanto al nmero tres Padre, Hijo y Espritu Santo o al cuatro
Padre, Hijo, Espritu Santo y Naturaleza o Mara. En este ltimo
esquema, el cuarto elemento segn Jung es siempre femenino.
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material se escribe con una r; el amor universal se escribe con tres
letras r, una del Padre, una del Hijo y la ltima del Espritu Santo-
Amorrr. Otras veces, coloca junto al Padre, Hijo y Espritu Santo a la
Naturaleza o a Nuestra Seora (P/H/E/N).
164
representantes de los pueblos y a los jefes de estado a que vivenciaran
la gentileza y se aplicaran a ponerla en prctica.
165
integracin y de humanizacin que aqul que se fund junto con el circo
en Niteroi, el viejo paradigma del modo-de-ser-trabajo-dominacin.
166
de sentido. Subyace en el yin y en el yang, y a travs de ellos se
manifiesta. El ideal humano consiste en llegar a una unin tan profunda
con el Tao que produzca el satori, la iluminacin, ya que esta unin nos
confiere la inmortalidad y la eternidad. Para los taostas, el bien
supremo no se da despus de la muerte como para los cristianos
sino que en el tiempo y en la historia mediante una experiencia de no
dualidad y de integracin del Tao. Al morir, la persona se unifica con el
Tao. Para alcanzar esta unin, se hace imprescindible la sintona con la
energa vital que atraviesa el cielo y la tierra, el Chi. La palabra Chi es
intraducible, pero equivale al ruah de los judos, al pneuma de los
griegos, al spiritus de los latinos y al ax de los yoruba/nag. Todas
esas expresiones designan el soplo universal, la energa suprema y
csmica.
167
paisaje apacible, con brisas suaves y aguas cristalinas, montaas
sinuosas y valles verdes. Es una invitacin al hombre para que instale
all su morada.
168
de l. El valor est en la accin y no en la construccin, en la conducta y
no en la obra.
Bibliografa en espaol
Attenborough, Richard Gandhi: sus propuestas sobre la vida, el
amor y la paz, Barcelona, Amat, 2005.
Debray, Regise Vida y muerte de la imagen, Barcelona, Paids
Ibrica, 1994.
Eitel, Ernest Feng Shui, Barcelona, Obelisco, 1997.
Fischer, Louis Gandhi: su vida y su mensaje a la humanidad,
Buenos Aires, Vergara, 1983.
169
Conclusin
170
Qu alquimia forjar el enlace entre Jpiter, Tellus/Tierra y
Saturno? Qu energa articular la trascendencia y la inmanencia, la
historia y la utopa, la lucha por la justicia y la paz para que todas ellas
construyan plenamente lo humano?
171
El cuidado imprimi su marca registrada en cada porcin, en cada
dimensin y en cada pliegue oculto del hombre. Sin el cuidado, el
hombre sera inhumano.
172
Glosario
173
Autopoiesis: autocreacin y autoorganizacin de los seres vivos.
174
Cosmolgico, principio: hiptesis segn la cual el universo se rige
por las cuatro fuerzas* originarias de la naturaleza (gravitacional,
electromagntica, nuclear dbil y nuclear fuerte) mostrando semejanzas
en todas partes (universo homogneo) y en todas direcciones (universo
isotrpico). Esto fue espectacularmente comprobado por la radiacin de
fusin, ltimo eco del big-bang que llega por igual desde todas las
regiones del universo.
175
Entropa: desgaste natural e irreversible de la energa de un
sistema cerrado que tiende a cero, magnitud que equivale a la muerte
trmica.
176
Fuerza nuclear fuerte: fuerza que liga los quarks (las partculas
ms elementales) para formar los protones y los neutrones. Asimismo,
liga a los protones con los electrones para formar el ncleo atmico. No
acta sobre los fotones y los electrones. Es la ms poderosa de las
fuerzas de la naturaleza.
177
Logos: espritu, razn, estructura de sentido (lgica), ciencia.
178
Noosfera: trmino acuado por Teilhard de Chardin para designar la
nueva fase de la humanidad, posterior a la antroposfera y la biosfera.
Esta fase se caracteriza por la conciencia planetaria y la responsabilidad
respecto del destino comn de los seres humanos y del planeta Tierra.
179
Pathos: capacidad de sentir, sentimiento profundo. De esta palabra
se derivan trminos como, por ejemplo, simpata, pattico y
paciente.
180
Sustentabilidad: dcese que una sociedad o un proceso de
desarrollo posee sustentabilidad cuando logra la satisfaccin de sus
necesidades sin comprometer el capital natural y sin lesionar el derecho
de las generaciones futuras a atender sus propias necesidades y a
heredar un planeta sano con sus ecosistemas resguardados.
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Vaco cuntico: espacio repleto de partculas y antipartculas
virtuales que aparecen y desaparecen en fracciones de millonsimas de
segundo. Todo sale y todo vuelve al vaco cuntico, pues es la fuente
originaria de todo lo que existe y puede existir en el orden del ser que
conocemos.
182