San Pío X y Theodoro Herzl
San Pío X y Theodoro Herzl
San Pío X y Theodoro Herzl
Felipe Torrealba
Aquí el relato original de la visita de Theodoro Herzl al Papá
A yer fui recibido por el Papa Pío X. Me recibió de pie y tendió la mano que
no besé. Se sentó en un sillón, especie de trono para “los asuntos menores” y
me invitó a sentarme cerca de él. El Papa es un sacerdote lugareño, más bien
rudo, para quien el Cristianismo permanece como una cosa viviente, aún en
el Vaticano. Le expuse mi demanda en pocas palabras. Pero, tal vez
enojado porque no le había besado la mano, me contestó de modo
demasiado brusco:
— Nuestro Señor vino al mundo sin poder. Era povero. Vino in pace. No
persiguió a nadie. Fue abbandonato aún por sus apóstoles. No fue hasta más
tarde que alcanzó su verdadera estatura. La Iglesia empleó tres siglos en
evolucionar. Los judíos tuvieron, por consiguiente, todo el tiempo necesario
para aceptar la divinidad de Cristo sin presión y sin violencias. Pero eligieron
no hacerlo y no lo han hecho hasta hoy.
Teodoro Herzl