El Velo de Isis
El Velo de Isis
El Velo de Isis
Segn una vieja tradicin mediterrnea, recogida por Plutarco y Proclo, en el Adytum de
un templo de Sais (Egipto) exista una enorme estatua de la diosa Isis con un tupido velo
negro cubriendo su rostro, acompaada de la enigmtica frase: Yo soy todo lo que ha
sido, es y ser, y ningn mortal ha levantado mi velo (1).
Desde esos das, el descorrimiento del velo de Isis ha pasado a representar la revelacin
de la Verdad, el encuentro con la Luz, el acceso a un conocimiento oculto, el traspaso
de un umbral, en otras palabras la conexin con una realidad que est ms all de lo
evidente.
El velo de Isis en el Herbert Hoover National Historic Site (Iowa, EE.UU.)
La Isis velada fue fuente de inspiracin para los romnticos y Novalis la us como tema
central para una de sus composiciones ms inspiradas, un viaje inicitico titulado Los
discpulos en Sais.
En esta obra, el protagonista dice: Es preciso que parta. () Quiz regrese pronto, quiz
nunca. () No s lo que me pasa; algo me empuja, me arrastra. () Quisiera deciros
dnde voy, pero yo mismo lo ignoro. Me encamino hacia la morada de la Madre de las
Cosas, la virgen velada; mi alma se inflama y consume por ella. Adis. (2) Y entonces:
Hyacinthe, a travs de valles y desiertos, por torrentes y montaas se dirigi, presuroso,
a la tierra desconocida. Pregunt a los hombres y a los animales, a las rocas y a los
rboles, el camino que conduca hacia Isis, la diosa sagrada. Muchos se burlaron de l;
otros callaron; y en ninguna parte pudo obtener respuesta. Atraves, primeramente,
tierras salvajes y desoladas; brumas y nubes le cortaron el camino, y las tempestades no
amainaban, jams. Luego encontr desiertos sin lmites y arenas incandescentes. A
medida que avanzaba, su alma se transformaba tambin. (3)
Aunque esta composicin qued inconclusa, en uno de los finales posibles el poeta
escribi:
Uno [de los discpulos] lo logr: levant el velo de la diosa de Sais. Y qu observ? Se
vio, oh, maravilla de maravillas!, a s mismo. (4)
Friedrich Schiller, por su parte, escribi La imagen velada de Sais donde presenta a
otro joven buscador cuya sed ardiente por el conocimiento le haba incitado a viajar a
Sais en Egipto para aprender la sabidura secreta de los sacerdotes (5).
As es.
Y si a la fuerza se lo arrastrara por una escarpada y empinada cuesta, sin soltarlo antes
de llegar hasta la luz del sol, no sufrira acaso y se irritara por ser arrastrado y, tras
llegar a la luz, tendra los ojos llenos de fulgores que le impediran ver uno solo de los
objetos que ahora decimos que son los verdaderos?
Necesitara acostumbrarse, para poder llegar a mirar las cosas de arriba. En primer
lugar mirara con mayor facilidad las sombras, y despus las figuras de los hombres y
de los otros objetos reflejados en el agua luego los hombres y los objetos mismos. A
continuacin contemplara de noche lo que hay en el cielo y el cielo mismo, mirando la
luz de los astros y la luna ms fcilmente que, durante el da, el sol y la luz del sol.
Sin duda.
La paciencia -al igual que otras virtudes iniciticas como la disciplina, la constancia, el
sacrificio, el altruismo- ciertamente est fuera de moda en nuestro mundo obsesionado
con la celeridad y las soluciones rpidas. Sin embargo, si queremos avanzar con seguridad
en este largo camino no nos queda otra que respirar hondo y apresurarnos lentamente. Sin
prisa pero sin pausa.
Por lo tanto, como nobles caminantes de la Via Lucis qu tenemos frente a nosotros?
70.000 barreras. 70.000 velos que deben ser levantados pacientemente uno a uno para
finalmente llegar a la fuente luminosa. Y cmo podemos levantar los velos? A travs de
la reflexin serena, de la experimentacin plena del aqu y ahora, del trabajo interior, de
todo aquello que nos ayude a descubrir nuestra verdadera identidad. En otras palabras:
del Amor, de esa fuerza avasalladora que nos hace ver que todos somos uno y que
nuestro propsito ms alto es volver a unir lo que estuvo unido, desandar el camino,
volver a casa.
Vive en este mundo como si fueras un viajero, un pasajero, con la ropa y los zapatos
llenos de polvo. A veces, sentado a la sombra de un rbol, a veces caminando por el
desierto. S siempre un pasajero, ya que ste no es tu hogar. (Mahoma)
Imgenes
La diosa Isis detrs del velo
Imagen renacentista de Isis
La sacerdotisa del tarot de Aleister Crowley, con evidentes paralelismos con la
diosa Isis
(1) Dice Plutarco en Isis y Osiris: En Sais la estatua de Atenea sentada, a la que
tambin consideran Isis, tena una inscripcin as: Yo soy todo lo que ha sido, lo que es
y lo que ser, y mi velo jams me lo levant ningn mortal. Proclo es quien ubica esta
imagen dentro del adytum o sancta sanctorum del templo, pero como el acceso a este sitio
estaba restringido a los sacerdotes, por lo cual es posible que estemos frente a una
descripcin imaginal, muy similar a la que hace el profeta Ezequiel y que analic en
Mentiras sobre la Esfinge y los espacios imaginales.
(2) Novalis: Los discpulos en Sais
(3) Novalis: op. cit
(4) Citado en Dilthey, Wilhelm: Obras IV: Vida y poesa y en Murray, Christopher
John:Encyclopedia of the Romantic Era, 1760-1850
(5) Schiller, Friedrich: La imagen velada de Isis
(6) A veces se habla de 70 velos, en otras de 70.000 e incluso hay referencias a 72.000,
tal vez por su valor simblico (7+2=9).
(7) Platn: La Repblica
(8) En la Explicacin de la Tabla de Esmeralda de Hortelano se lee: Separa la Tierra
del Fuego, lo espeso de lo sutil, dulcemente y con gran cuidado. Dulcemente, es decir,
poco a poco, no violentamente, sino con espritu y con arte. Geber, por su parte, dice:
Os recomiendo actuar con precaucin y con pausa, no tener prisa y seguir el ejemplo
de la naturaleza.