Poemas de Giacomo Leopardi
Poemas de Giacomo Leopardi
Poemas de Giacomo Leopardi
Linfinito
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Canto XIV: A la luna (1820, ca.)
Oh, graciosa luna, bien recuerdo
que sobre esta colina, ahora hace un ao,
angustiado vena a contemplarte:
y t te alzabas sobre aquel boscaje
como ahora, que todo lo iluminas.
Mas trmulo y nublado por el llanto
que asomaba a mis prpados, tu rostro
se ofreca a mis ojos, pues doliente
era mi vida: y an lo es, no cambia,
oh mi luna querida. Y an me alegra
el recordar y el renovar el tiempo
de mi dolor. Oh, qu dichoso es
en la edad juvenil, cuando an tan larga
es la esperanza y breve la memoria,
el recordar las cosas ya pasadas,
aun tristes, y aunque duren las fatigas!
Alla luna
O graziosa luna, io mi rammento
Che, or volge l'anno, sovra questo colle
Io venia pien d'angoscia a rimirarti:
E tu pendevi allor su quella selva
Siccome or fai, che tutta la rischiari.
Ma nebuloso e tremulo dal pianto
Che mi sorgea sul ciglio, alle mie luci
Il tuo volto apparia, che travagliosa
Era mia vita: ed , n cangia stile,
O mia diletta luna. E pur mi giova
La ricordanza, e il noverar l'etate
Del mio dolore. Oh come grato occorre
Nel tempo giovanil, quando ancor lungo
La speme e breve ha la memoria il corso,
Il rimembrar delle passate cose,
Ancor che triste, e che l'affanno duri!
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Canto XXI: A Silvia (1828)
Todava recuerdas
de tu vida mortal, Silvia, aquel tiempo,
en el que la beldad resplandeca
en tus ojos huidizos y rientes,
y alegre y pensativa, los umbrales
juveniles cruzabas?
Resonaban las calmas
estancias, y las calles
vecinas con tu canto inagotable,
mientras a las labores femeniles
te sentabas, dichosa
de aquel vago futuro de tus sueos.
Era el mayo oloroso: y t solas
pasar el da as.
Yo los gratos estudios
tal vez dejando y los sudados pliegos,
que mi temprana edad
gastaban y de m la mejor parte,
en los balcones del hogar paterno
escuchaba el sonido de tu voz
y tu mano ligera
recorriendo la tela fatigosa.
Miraba el cielo calmo,
los dorados caminos y los huertos,
y all el lejano mar, y all los montes.
Lengua mortal no dice
lo que mi alma senta.
Qu dulces pensamientos
que esperanzas, qu plpitos, oh Silvia!
Cmo la vida humana
y el hado contemplbamos!
Cuando recuerdo tantas ilusiones,
me abruma un sentimiento
acerbo y sin consuelo,
y me vuelve a doler mi desventura.
Oh t, naturaleza,
por qu no das despus
lo que un da prometes? por qu tanto
engaas a tus hijos?
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Antes que el fro arideciera el prado,
de extraa enfermedad presa y vencida,
moriste, oh mi ternura, sin que vieras
las flores de tu edad;
no alegraba tu alma
el dulce elogio o de las negras trenzas
o de tu vista esquiva y amorosa;
ni contigo en las fiestas las amigas
de amoros hablaban.
Tambin murieron pronto
mis dulces esperanzas: a mis aos
tambin les neg el hado
la juventud. Ah, cmo,
cmo pasaste, cara compaera
de mi primera edad,
mi llorada ilusin!
Es este el mundo aquel? stas las
obras,
el amor, los sucesos, los placeres
de los que tanto entre los dos
hablbamos?
esta es la suerte de la raza humana?
Al llegar la verdad
t, msera, caste: y con la mano
la fra muerte y la desnuda tumba
de lejos sealabas.
A Silvia
Sonavan le quiete
stanze, e le vie d'intorno,
al tuo perpetuo canto,
allor che all'opre femminili intenta
sedevi, assai contenta
di quel vago avvenir che in mente avevi.
Era il maggio odoroso: e tu solevi
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cos menare il giorno.
Este es de la semana
el ms hermoso y el postrero da.
Maana tornarn fastidio y pena,
y a la habitual faena
cada cual volver como sola.
Jovencillo gracioso!
Tu dulce edad florida
es como un da de alborozo lleno,
da claro y sereno,
que precede a la fiesta de tu vida.
Goza, gzalo pues! Edad de flores,
suave estacin es esta:
nada ms te dir; pero no llores
si se retarda tu anhelada fiesta.
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Della festa che viene;
Ed a quel suon diresti
Che il cor si riconforta.
I fanciulli gridando
Su la piazzuola in frotta,
E qua e l saltando,
Fanno un lieto romore:
E intanto riede alla sua parca mensa,
Fischiando, il zappatore,
E seco pensa al d del suo riposo.
Garzoncello scherzoso,
Cotesta et fiorita
E' come un giorno d'allegrezza pieno,
Giorno chiaro, sereno,
Che precorre alla festa di tua vita.
Godi, fanciullo mio; stato soave,
Stagion lieta cotesta.
Altro dirti non vo'; ma la tua festa
Ch'anco tardi a venir non ti sia grave.
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Escuchas los balidos, los mugidos;
las otras aves juntas, compitiendo
dan alegres mil vueltas por el cielo
libre, y celebran su estacin mejor:
t ajeno y pensativo miras todo;
sin volar, sin amigos,
del juego huyendo y sin cuidar del gozo;
cantas, y as atraviesas
la flor ms bella de tu edad y el tiempo.
Oh cunto se parecen
nuestras costumbres! Risas y solaces,
dulce familia de la edad temprana,
ni a ti, amor, de los jvenes hermano,
suspiro acerbo de provectos das,
busco, no s por qu; y es ms, de ellos
casi a lo lejos huyo;
casi solo, y extrao
a mi lugar natal,
paso de mi vivir la primavera.
Este da que ahora ya anochece,
celebrar se acostumbra en nuestra villa.
Se oye el son de una esquila en el sereno,
se oyen frreos caones a lo lejos,
atronadores de una aldea en otra.
Toda la juventud
con los trajes de fiesta
deja las casas, corre por las calles;
y mira y es mirada, y su alma re.
Yo saliendo a los campos
en soledad por tan remota parte,
todo deleite y juego
para otro tiempo dejo; y al tender
la vista al aire ardiente,
me hiere el sol, que tras lejanos montes
se disipa al caer, como diciendo
que la dichosa juventud desmaya.
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no llorars; pues da naturaleza
todos vuestros anhelos.
A m, si el detestado
umbral de la vejez
evitar no consigo,
cuando mudos mis ojos a otros pechos,
ya ellos vaco el mundo, y el maana
ms ttrico y tedioso que el hoy sea,
qu me parecer de tal deseo?
y qu estos aos mos? Qu yo mismo?
Ay, me arrepentir, y frecuentemente
hacia atrs mirar, mas sin consuelo!
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Il passero solitario
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