Dubatti. Paper PDF
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Resumen: Abstract:
El concepto del teatro de los muertos fue ganando The concept of the theater of the dead has
en extensin y pas a tener para nosotros tambin been growing in extension and acquired a
un sentido genrico: designa, en particular, el generic sense for us: it refers particularly
dispositivo potico de la memoria advertido to the poetic device of memory noted in
en el teatro de la Postdictadura respecto de las the post-dictatorship theater, related to
experiencias y representaciones del pasado; the experiences and representations of
en general, la inabarcable masa de teatro de the past; in general, the boundless mass of
quienes nos precedieron, el teatro que hicieron theater from our predecessors, theater made
los ya muertos artistas, tcnicos, espectadores- by the already dead artists, technicians
y que, de alguna manera misteriosa, regresa cada and spectators which returns, in some
vez que se produce un acontecimiento teatral. mysterious way, every time a theatrical
La memoria del teatro de los muertos se hace event occurs. The memory of the theater
presente en cada nuevo acontecimiento. Por of the dead is present in each new event.
todo el teatro que hemos hecho y hemos visto, ya For all the theater weve done and seen,
estamos nosotros tambin, los que an vivimos, we are - even being still alive - in the
en el espesor histrico del teatro de los muertos. historic thickness of the theater of the dead.
Plavras-chave: Teatro de los Muertos, Duelo, Key-words: Theater of the Dead, Bereavement,
Memoria del Teatro Argentino Memory of the Argentinian Theater
No podemos aspirar a reconstruir la forma original de un mito. Sobre todo cuando nos han
llegado sus ecos fragmentarios de diversas pocas. Porque incluso las menciones ms antiguas
no dejan de ser fragmentos o variantes de un relato original parcialmente conservado y en
parte perdido (...) los testimonios literarios que hemos conservado son una pequea parte de la
caudalosa narrativa mtica antigua, por tanto, hubo muchos relatos perdidos.
Carlos Garca Gual (2012, p. 73-74)
Voy a poder reemplazar a ese objeto? No se relaciona precisamente mi duelo con l en cuanto
irreemplazable?
Jean Allouch (2006, p. 49)
Estamos condenados a volver a enterrar a los mismos muertos. Parece que se van, pero se
quedan. Como el disco de nuestro telfono enlutado, apenas se desplazan un poco, para volver
siempre al punto de partida.
Mnica Lpez Ocn, Telfono (2014: 8)
pasado que regresa en cada espectador de manera diversa. En el teatro de Postdictadura que hemos
visto en los ltimos 30 aos, hemos podido reconocer este procedimiento en piezas de Javier Daulte,
Rafael Spregelburd, Ricardo Barts, Eduardo Pavlovsky, Gonzalo Demara, Mario Cura, Rodolfo
Braceli, Marcelo Bertuccio y muchsimos otros.
Veamos brevemente tres ejemplos de rasgos diferentes. Un caso revelador que hemos
estudiado en esta direccin (DUBATTI, 2005, p. 179-198) es el de Ests ah? (Teatro Nacional
Cervantes, 2003) de Javier Daulte. La pieza tiene una deriva potica inesperada: comienza como
una sitcom (comedia de situaciones) con el hombre invisible, de acuerdo a convenciones que
provienen de los gneros codificados de la televisin o el cine americanos; de pronto se transforma en
una comedia de muertos; vuelve a transformase, otra vez, ahora en una historia de amor imposible
contada desde el punto de vista de una muerta. En esa deriva el personaje de Martn va mutando
su carga referencial: del hombre invisible pasa a ser un fantasma, es decir, un muerto. Como todo
fantasma, un muerto con un deseo o cuenta pendientes. En la Escuela de Espectadores fue inevitable,
obvia la referencia a los desaparecidos y otras muertes nacionales. Sin embargo, la misma historia, en
la versin catalana dirigida por Daulte, fue leda por el pblico y la crtica desde otra significacin: el
personaje del hombre invisible fue relacionado con el lugar de Catalua en la Unin Europea.
En Latinoamrica, en los ltimos aos, dos libros trabajan en complementariedad con esta
problemtica del teatro de los muertos, aunque transitan otros caminos de anlisis: Poticas de lo
cadavrico (2011), de la argentina Adriana Musitano, sobre teatro, plstica y videoarte de fines del
siglo XX como resistencia al olvido, y Cuerpos sin duelo (2013), de la cubana-mexicana Ileana
Diguez, sobre el que volveremos.
Hamlet ama a su padre. Para l, el padre es un ejemplo que ilumina. Hay un buen
libro de Jacques Derrida, Espectros de Marx, que para m es la llave de la generacin
joven para entender Hamlet. Los espritus de los hombres honrados nos envan un
mensaje. Todo el cielo nos est gritando algo, pero somos pasivos. Y creo que sta es
la situacin de Hamlet con el fantasma de su padre. En Alemania se dio una situacin
parecida a sta despus de la Segunda Guerra Mundial. Se corrompi todo el pas. Y
a nosotros, como tercera generacin despus de la guerra, la historia poltica nos est
dando un mensaje. Y es que los muertos nos estn llamando del pasado para reclamar
venganza. As leo el final de Hamlet: la real historia consiste en que la verdadera
historia no va a ser contada. se es el horror (citado en DUBATTI, 2013b, la traduccin
es nuestra).
Para Ostermeier, Jacques Derrida tambin estaba preocupado por los que regresan como Marx a
la memoria, aunque no necesariamente por la va teatral. Y acaso la afirmacin de Carlson no vale
para el conjunto de las expresiones artsticas, e incluso excede la esfera del arte? Baste recordar que en
Espectros Ibsen observa a los que regresan en las mltiples herencias de la biologa, la vida social,
cultural, poltica. Justamente la fuerza del concepto del teatro de los muertos en la contemporaneidad
est relacionado con la historicidad de su formulacin: si hemos necesitado proponerlo es porque en
el teatro de la Postdictadura argentina los muertos regresan y regresan a nuestra conciencia desolada
bajo el trauma y las proyecciones lamentablemente an vivas de la dictadura (DUBATTI, 2008a) .
De esta manera, el concepto del teatro de los muertos fue ganando en extensin y pas a
tener para nosotros tambin un sentido genrico: designa, en particular, el dispositivo potico de la
memoria advertido en el teatro de la Postdictadura respecto de las experiencias y representaciones
del pasado; en general, la inabarcable masa de teatro de quienes nos precedieron, el teatro que
Cena 15 Jorge Dubatti
hicieron los ya muertos artistas, tcnicos, espectadores- y que, de alguna manera misteriosa, regresa
cada vez que se produce un acontecimiento teatral. La memoria del teatro de los muertos se hace
presente en cada nuevo acontecimiento. Por todo el teatro que hemos hecho y hemos visto, ya
estamos nosotros tambin, los que an vivimos, en el espesor histrico del teatro de los muertos.
Muchas de las piezas escritas por Lope de Vega se consideran hoy perdidas, pero an pueden
ser encontradas, y de hecho sucede, como en el caso del reciente hallazgo para dar un ejemplo del
manuscrito de Mujeres y criados2. En nuestra investigacin sobre el teatro de Pavlovsky encontramos
tres piezas teatrales que autor y especialistas consideraban perdidas: Camello sin anteojos, Hombres,
imgenes y muecos y Circus-loquio (escrita en colaboracin con Elena Antonietto), y las recogimos
en el tomo VII del Teatro completo (2010) de Pavlovsky. Lo mismo nos ha sucedido con las obras La
noche del forastero y Don Juan el almacenero de Alberto Vacarezza (2014), prolfico dramaturgo del
que quedan todava muchos textos inditos por encontrar. La primera acepcin de teatro perdido
refiere, entonces, a textos (no slo dramticos) provisoriamente perdidos, que acaso pueden ser
hallados. En este sentido juegan los trminos literatura perdida y literatura conservada de
la Antigedad clsica segn se desprende de cmo los emplea Lpez Facal (en el epgrafe a este
artculo). En una lnea semejante, los citados R. M. Wilson y Alan Deyermond (vase en nuestro
Filosofa del Teatro I, 2007) para la literatura medieval.
Pero hay un sentido mucho ms radical de la prdida: aquello que es incapturable y definitiva,
inexorablemente se pierde, como la vida de los que han muerto. Lo nico que podemos conservar o
recuperar sobre los acontecimientos perdidos de la cultura viviente es informacin. Y entra aqu la
vastsima cultura de la oralidad antigua, en referencia a lo afirmado por Garca Gual sobre el mito
en parte conservado y en parte perdido (epgrafe). Y tambin el teatro como acontecimiento. No
conservamos los acontecimientos teatrales del pasado, apenas algunos textos y escasa informacin
adicional (escasa respecto de la relevancia del volumen de acontecimientos perdidos). En esta
segunda acepcin de teatro perdido, la prdida es inseparable de la entidad ontolgica (y de la
funcin ontolgica: poner un mundo a vivir efmeramente) del acontecimiento teatral.
2 Sobre la noticia del hallazgo de Mujeres y criados por el investigador Alejandro Garca Reidy, Hallan obra
indita de Lope de Vega. En forma de copia manuscrita, Tiempo Argentino, Seccin Cultura, 23 de enero de 2014, p.
35.
Cena 15 Jorge Dubatti
Y no hace falta para comprender esta segunda nocin irnos a la Antigedad o a la Edad
Media: basta con reflexionar sobre los acontecimientos teatrales del pasado inmediato o del presente
que voltilmente se hace pasado ante nuestra conciencia, la funcin teatral de anoche, o la funcin
teatral que vemos transcurrir mientras acontece el acontecimiento y, con vrtigo, ya sabemos
mientras acontece- irremediablemente conducida hacia su prdida. Cuanto ms excepcional3 es
el acontecimiento teatral, ms sentimos la dimensin de la prdida en el mismo momento en que
estamos viviendo el acontecimiento, y mayor es el vrtigo de la vida que se escapa.
Ms all de la dimensin de prdida inevitable, teatro de los muertos no quiere decir teatro
muerto. El teatro est ms vivo que nunca, especialmente porque cumple una funcin memorialista
y de duelo (DIGUEZ, 2013). Pero tambin porque hay una memoria del teatro en los componentes
que confluyen en el acontecimiento teatral: la reunin, los cuerpos, el espacio y el tiempo, la poesis,
la expectacin, el principio de compaa y hermanamiento entre artistas, tcnicos y espectadores en
el convivio. As entonces como observamos dos acepciones del teatro de los muertos y dos del teatro
perdido, hay tambin dos dimensiones de memoria del teatro: podemos reconocer una memoria
informativa, explcita, necesariamente incompleta y muchas veces desconfiable, constituida por
los documentos, testimonios, materiales histricos conservados, la que puede atesorarse en una
biblioteca, en una videoteca o en un museo7 ; hay otra memoria, ms relevante por su significacin
en la vitalidad y el legado del teatro, que es prctica, est implcita en el hacer, una memoria viviente
del teatro en el acontecimiento teatral y en todo aquello que confluye en el acontecimiento (cuerpos,
miradas, ritmos, procedimientos y resoluciones, pedagoga, debates, informacin circulante, mitos,
etc.).
Tendr que ver la singularidad del teatro de Buenos Aires, sus poticas, la fuerza de sus
convivios, la valoracin del teatro como patrimonio, el clima teatral, con la aceptacin de base de
esa transformacin de la relacin con la muerte? Como decamos al comienzo del presente artculo,
el teatro de Postdictadura est poblado de muertos y de alguna manera la asistencia al convivio y la
relacin con el teatro como cultura viviente ayuda a asumir la experiencia del duelo y a transformar
la relacin con la muerte.
Sin duda, es este ncleo, la transformacin de la relacin con la muerte, una de las razones
de la potencia del teatro en la Argentina, de la necesidad nacional del teatro, como alguna vez
propusimos en dilogo con Santiago Snchez Santarelli (2009). Como dice Postales argentinas y
buena parte del teatro de Ricardo Barts8 , la Argentina ha muerto en la dictadura, la mat la
dictadura, ya no existe o al menos ya no podr ser la misma, y el gran acto de ratificacin ritual de
nuestra existencia es la teatralidad desde el cuerpo viviente. Por eso la Argentina se transforma en
una especie de laboratorio de teatralidad social en la Postdictadura: para sostener que mientras los
cuerpos viven, seguimos viviendo, y a la vez sostener desde la relacin cultura viviente-muerte el
duelo por el pas muerto. Es por eso, acaso, tambin, que hoy el pas tiene un nuevo pensamiento
teatrolgico. La Argentina no est pensando el teatro como se piensa en Europa o en Estados
Unidos, bsicamente por una razn de peso: hemos adaptado el pensamiento teatral a las prcticas
teatrales. Pensamiento cartografiado; cartografa radicante (Filosofa del Teatro III, Introduccin y
especialmente pargrafo 20). El teatro asume la muerte de/en la Argentina, y de alguna manera la
transforma en el acto del duelo. La Argentina renace en la autoafirmacin de la cultura viviente, de
all el sentido raigal que constituye al convivio en acontecimiento poltico.
- Una vez reconocido lo que no puedo conocer (del acontecimiento teatral), debo transformar esa
limitacin en una condicin epistemolgica.
De acuerdo al primer principio, el investigador debe multiplicar todos los esfuerzos por
conseguir documentos, testimonios, informacin variada, objetos, etc., vinculados al acontecimiento
teatral perdido, como una forma de erradicar la ignorancia pasiva. Por el segundo principio, una vez
que he accedido al mximo conocimiento posible, puedo descartar esos saberes (ya conocidos) para
colocar el eje en lo vacante (no necesito ni debo quedarme solamente en lo que puedo conocer). Por
ltimo, el tercer principio expresa la quintaesencia del fracasar mejor: enfrentado al lmite, debo
pensarlo como condicin epistemolgica para acceder a fundamentos slidos de la Teatrologa.
Olvidar el acontecimiento teatral y sustituirlo por otro objeto no son acciones que carezcan
de consecuencias. El problema de no reconocer los lmites del conocimiento sobre el acontecimiento
es la destruccin del acontecimiento bajo la ignorancia pasiva o la negacin del lmite. La no
inteleccin de la singularidad ontolgica del acontecimiento, de su relacin transformadora con la
muerte y con la cultura viviente, equivale a la destruccin del objeto teatrolgico. La destruccin
del acontecimiento significa una multiplicacin de la muerte no como va de comprensin de la
cultura viviente, sino contra la cultura viviente. Esa muerte atenta contra el teatro y el arte: encarna
el gesto contrario al compaerismo, en el sentido de compaa (Filosofa I y II, passim; Introduccin
a los estudios teatrales. Propedutica, passim9 ). La destruccin es otra forma de la puesta en
accin del pensamiento antiteatral, por extensin artiartstico (Filosofa del Teatro I, pargrafo 57).
Formas de destruccin: la indiferencia hacia el acontecimiento teatral, la negacin a ir al teatro, la
ceguera axiolgica hacia su significacin en la cultura argentina 10; el ejercicio de una crtica o una
investigacin mediocre (lamentablemente demasiado frecuente), que degrada el acontecimiento
desde una visin inadecuada a su singularidad y deja registro escrito de esa visin cuando el
acontecimiento irremisiblemente muere (y ya no podr valerse de s mismo para defenderse); el
boca-en-boca negativo de un pblico no formado, que sin reconocer los valores del acontecimiento
atenta deliberada o involuntariamente contra la convocatoria al convivio, recomendando no asistir11
9 En este ltimo, pueden consultarse las numerosas observaciones sobre el concepto de compaa en el ndice
de conceptos y referencias tericas (Dubatti, 2012a: 164).
10 Nos gusta repetir en los medios, a manera de marca de crtico, que nos sorprende que en Buenos Aires
haya gente que no vaya al teatro, porque el teatro es una de las formas artsticas en las que Buenos Aires nivela
internacionalmente. Nuestro latiguillo es: Vivir en Buenos Aires o pasar por Buenos Aires y no ir al teatro, es como
vivir o pasar por New York y no ir al MOMA, o vivir o pasar por Barcelona y no conocer La Sagrada Familia de
Gaud.
11 Nos ha sucedido, incluso en la Escuela de Espectadores, que muchos integrantes de la Escuela no aprecien un
espectculo recomendado por sus valores, y hagan circular entre los alumnos que an no lo han visto que no vale
Cena 15 Jorge Dubatti
; el impedimento de hacer obra, de generar acontecimiento, por diversas vas, sea la censura (como
en dictadura), la persecucin (incluso en democracia), el atentado (pueden encontrarse mltiples
ejemplos de destruccin en la historia del teatro argentino; vase al respecto nuestro Cien aos de
teatro argentino, Dubatti 2012b); privilegiar la atencin sobre un aspecto del acontecimiento teatral
por sobre otro. En cuanto a lo ltimo, por ejemplo, histricamente se ha privilegiado el teatro como
literatura para leer y se han conservado fundamentalmente los textos dramticos, en desmedro
de la msica, las grabaciones audiovisuales, las fotografas, las plantas de luces, los diseos de
vestuario y escenografa, los borradores y textos parateatrales y cuadernos de bitcora, etc.
Afirma Jorge Bergua Cavero sobre la tragedia clsica como espectculo integral: Mientras que hemos
conservado, en mejor o peor estado, el texto de las obras teatrales, es muy poco lo que sabemos sobre
su coreografa y su msica (...) en cualquier caso, los responsables principales de la prdida de las
melodas fueron los sabios alejandrinos, que al ocuparse de fijar los textos cannicos de los poetas
trgicos (y de otros poetas) se desentendieron por completo de aquellas, ya que su inters principal
radicaba en el lenguaje y la trama de las obras (2006: XV). Algo parecido puede decirse sobre
nuestro sainete musical, del que se conservan miles de textos y escasas partituras. Es relevante, en
consecuencia, que el investigador tome conciencia epistemolgica del efecto destructivo (sin duda
nocivo) que puede estar produciendo respecto de los acontecimientos teatrales desde una praxis
investigativa no adecuada.
El punto de partida de la historia que cuenta Fauna (2013), la ms reciente creacin de Romina
Paula, es la filmacin de una pelcula sobre una extraa mujer que vivi en la selva misionera.
Fauna, as se llamaba esa mujer con toda la potencia del smbolo-, es una summa de civilizacin y
barbarie, de primitivismo y cultura, mezcla de animal salvaje y de sofisticada artista que se disfraza
de hombre (Fauno) para poder participar en un crculo literario y que, travestida en varn, seduce a
uno de los hombres de su vida. Una actriz y un director de cine viajan a la casa donde vivi Fauna y
la pena ir a verlo, slo le interesa a Dubatti. El efecto puede ser mortfero, ya que llega el da de la clase de anlisis
de dicho espectculo para nosotros valiossimo-, con asistencia de los artistas, y muchos alumnos se han abstenido
de verlo. La Escuela funciona hace catorce aos y nos ha pasado que espectadores que odiaron (el trmino les
pertenece) una de nuestras recomendaciones e hicieron boca-en-boca negativo dentro de la Escuela, aos despus
nos agradecen haberlo visto y nos dicen: Recin ahora comprendo por qu nos mandaste a ver ese espectculo. Nos
ha pasado, por ejemplo, con Mil quinientos metros sobre el nivel de Jack de Federico Len, La Orestada dirigida
por Romeo Castellucci, La estupidez de Rafael Spregelburd, La Gran Marcha de Eduardo Pavlovsky, entre muchas
otras. Por eso escribe Garca Lorca: Al pblico se le puede ensear conste que digo pblico, no pueblo-, se le puede
ensear, porque yo he visto patear a Debussy y a Ravel hace aos, y he asistido despus a las clamorosas ovaciones
que un pblico popular haca a las obras antes rechazadas. Estos autores fueron impuestos por un alto criterio de
autoridad superior al del pblico corriente, como Wedekind en Alemania y Pirandello en Italia, y tantos otros. Hay
necesidad de hacer esto para bien del teatro y para gloria y jerarqua de los intrpretes (Charla sobre teatro, Obra
completa, tomo VI, 2008: 429).
12 Preparamos actualmente un artculo sobre el tema, centrado especialmente en ejemplos del perodo
postneoliberal (2003-2014).
Cena 15 Jorge Dubatti
toman contacto con sus hijos para obtener ms informacin y pedirles que colaboren en el proyecto
de la pelcula. Pronto la historia de la filmacin se confunde y fusiona con la historia de las relaciones
personales entre estos cuatro personajes. Los planos se multiplican, interactan, se desdelimitan.
La brillante escenografa de Alicia Leloutre y Matas Sendn evoca deliberadamente una hacienda
selvtica y un set de filmacin / estudio de grabacin de efectos sonoros, rodeado por grandes focos.
Pronto el espectador deber asumir la perturbacin que le produce no saber bien qu est viendo
(la infrasciencia, el no-saber como condicin de relacin con el espectculo, es justamente un rasgo
caracterstico de este nuevo teatro): si la materia del film es Fauna o las conexiones interpersonales
de los responsables de la pelcula mientras buscan a Fauna. Esto es, si se trata de una pelcula sobre
su propio hacerse, el documental sobre la historia del documental, o la ficcin sobre la produccin
de la ficcin, que en realidad se experimenta como una obra teatral atrapante. El gran tema de
Fauna radica en la reflexin sobre las relaciones entre arte y vida, a la vez ntidas y borrosas, y
sobre la imposibilidad de apresar la cultura viviente, especialmente cuando la vida ha dado paso
definitivamente a la muerte. Si el arte es hoy el lugar donde construimos nuestra relacin con la
realidad; si el arte es la usina de produccin de sentido que necesitamos para construir el sentido
que la realidad meditica se empea en disolver, Fauna se ofrece como un magnfico observatorio
ontolgico, es decir, como un espacio para detonar en el espectador las preguntas esenciales sobre
cmo establecemos relaciones de multiplicacin entre arte y realidad. Y, en consecuencia, por qu
necesitamos imperiosamente del arte para vivir. Esta puede ser una de las razones de por qu en
Buenos Aires tantas obras teatrales de los ltimos aos hablan explcitamente sobre el arte. Fauna
plantea que investigar la vida de una persona y proponerse transformarla en una pelcula generan
algunas preguntas acuciantes: en qu se diferencian el arte y la vida, que ya Aristteles separ en
su Potica en el siglo IV a.C.?; en qu se identifican o se asemejan?; qu es aquello de la vida que
el arte no puede representar, como afirma el hijo de Fauna cuando habla de la muerte de las yeguas
atacadas por las abejas?; un personaje es lo mismo que un hombre, o como escribi Arlt en Saverio
el cruel citado en la obra- cien fantasmas no valen un hombre? No hay tal cosa como contar la
historia de una vida, eso es para gente que no sabe vivir. Por qu no cuenta su historia si no, la de su
vida, algo de lo que tenga algo de idea?, dice el hijo de Fauna.13
La veta de oro del mirador ontolgico se abre infinitamente. Vivimos de otra manera a travs
del arte, como cuando la actriz asegura que solo puedo acercarme a ese dolor a travs de la ficcin?
Cmo se vinculan ser y contar? Qu diferencia hay entre la verdad de la historia de una mujer, la
mentira y las versiones sobre su vida? Cmo pueden el hijo y la hija de Fauna tener miradas tan
diferentes sobre acontecimientos de la existencia de su madre? Es el mito una forma de mundo
alternativa a la naturaleza de la realidad y del arte, que ampla nuestra experiencia en otra direccin,
como sostiene Paul Ricoeur? Paula incluye en su obra el mito de los jvenes hermanos transformados
en cisnes por el hechizo de su madrastra (relato metadramtico), y cuando recuperan su forma
humana la gente asiste al milagro en silencio: como en la funcin de Fauna. Y finalmente la gran
pregunta, aquella sobre nuestra (in)capacidad de conocer y distinguir: el director le pide a la actriz
que acte esa ambigedad entre la verdad, la mentira, el mito y la ficcin propia de la realidad, y la
didascalia del texto se hace cargo de la limitacin de nuestras posibilidades: Todo es muy confuso,
escribe Paula. Para el autor, para el espectador, para los actores... Paula nos enfrenta con el lmite, as
en el arte como en la vida.
Los talentos (2011) de Walter Jakob y Agustn Mendilaharzu propone el intento de una
mirada comprensiva, dadora de valor sobre el mundo. Una mirada que desplaza la irona nihilista
posmoderna por la ancestral comicidad de carcter, y recupera el inters intelectual y la emocin
13 Citamos el texto de Fauna a partir del original indito, sin paginar, cedido por la autora.
Cena 15 Jorge Dubatti
que producen el espectculo de la existencia humana y su potencia creadora. Donde otros predican
el desierto de la realidad, Los talentos invita a reconocer una ontologa humana, una realidad
construida por los hombres, la realidad comprendida como el infinito tesoro de los talentos humanos,
de los que el mundo es morada y tambin puede ser prdida. Para expresar esa infinita riqueza,
Los talentos rescata un repertorio de procedimientos dramticos tradicionales (dnde hallar las
ideas posdramticas de Hans-Thies Lehmann en este teatro?), hunde sus races en el pasado, pone
el lenguaje al servicio de la expresin de una cosmovisin vital, y hasta se reserva unas palabras
finales que, sin ser aleccionadoras, orientan al espectador en la identificacin valorizadora de esa
riqueza. Una suerte de neoexistencialismo que atesora el mundo de lo humano con un gesto sensible
y positivo en la mejor tradicin de la mirada del Humanismo originado en el Renacimiento-,
atravesado por la contemporaneidad, pero con resonancias arcaicas en puente hacia el pasado remoto
de la cultura occidental. Paradjicamente, Los talentos insiste en que al hombre le cuesta superar la
experiencia de lo particular y concreto, que no puede llegar a comprender el mundo como totalidad,
apenas si intuye algunas partecitas, pero que en la diferencia y diversidad de esas porciones de
mundo se inscribe lo esencial. Lo propio del hombre es vivir, construir y percibir en un mundo de
inmediatez, complejo y pequeo, pero esa limitacin inscribe lo esencial y deja ver otros mundos ms
all. Una escala humana borgeana, a la vez pluralista y esencialista: el universo no existe como un
todo, hay universos particulares, pero cada hombre es a su tiempo El Hombre. Qu mejor manera
de encarnar esa mirada que asumir el punto de vista de dos muchachos de 20 aos, Ignacio y Lucas,
entre la adolescencia y la primera juventud? Puede haber un carcter cmico ms pregnante en
trminos teatrales que un adolescente, y ms an el de un grupo de adolescentes amigos? Y ms
si estos adolescentes son cachorros de artistas, creativos, talentos. El do inicial se multiplica en
facetas al triangularse con Pedro. Y el universo adolescente se hace ms ntido al contrastar con otros
universos, cuando se suma a la escena Denise, de 25 aos, la hermana de Pedro. La adolescencia
masculina se contrasta con el mundo de las mujeres y el de los jvenes ms grandes. Asomndose
al universo de Ignacio, Lucas y Pedro, Denise duplica la mirada del espectador: es el testigo. La
obra sugiere que el pasaje de la adolescencia a la juventud (en el camino hacia la adultez) est en el
conocimiento del amor. Por eso el gran articulador de la accin y los parlamentos es el ars amandi,
el arte de amar, de Ovidio al Arcipreste de Hita, o, dicho en porteo por ellos: las tcnicas para
levantar minas14. En tanto adolescentes, Ignacio y Lucas tienen una edad intelectual y otra edad
afectiva, poseen la condicin teatral por excelencia del que est en trnsito, en conflicto, en situacin
de prueba, cambio y aprendizaje. Son una mezcla distante y entraable de sabidura y torpeza,
inteligencia y trivialidad, autoconciencia y patetismo. Como el mundo es difcil de aprehender, estn
todo el tiempo sherlockeando, y a la vez se sienten amenazados por el secreto de los adultos.
La obra da una clave para entender su potica: el poema de Lucas Ejemplo de los Budas de
Bamiyn, basado en una noticia leda en el diario. Ignacio y Lucas explican que Afganistn ahora
est gobernado por una especie de sacerdotes hper fundamentalistas que se llaman los talibanes
(...) estos talibanes usan el Corn como constitucin. El Corn prohbe que haya representaciones de
otras deidades. Entonces los talibanes estos anunciaron que van a dinamitar unos budas colosales
que hay, esculpidos en roca en la ladera de una montaa, en el valle de Bamiyn. Y hubo protestas en
todo el mundo, pero nadie sabe qu hacer para frenar la inminente destruccin (...) es algo terrible,
son excelentes los budas estos. Los ves y te caen mil puntos. Sonrientes, majestuosos, arrogantes...
son del siglo quinto, son las imgenes de Buda ms grandes que se conservan. El poema de Lucas es
un aplogo -a imitacin de los del Libro del Buen Amor- pero necesariamente le falta el cierre: es un
aplogo sin final ni moraleja. Una forma arcaica analizan- adaptada a un tema actual, pero en la
que la pedagoga antigua es imposible. Los talentos es un aplogo sin moraleja, es decir, una parbola
comprensiva sobre el mundo, que encierra sentido, pero sin cierre didctico. A Jakob y Mendilaharzu
14 Citamos el texto de Los talentos a partir del original indito, sin paginar, cedido por los autores.
Cena 15 Jorge Dubatti
les pasa con su obra Los talentos lo mismo que a Lucas: No estoy seguro de saber de qu es ejemplo
mi Ejemplo de los Budas de Bamiyn. Sin embargo, Ignacio da una posible clave para imaginar
el final del poema: Si [los talibanes] deciden volarlos [a los Budas], que se dispongan a morir en
su ley, sonriendo con esa sonrisa tan bella que tienen. Eso, que sonran. Que no se arrepientan
de nada. Que miren al mundo desde su altivez y le digan que, cuando ellos desaparezcan, van a
desaparecer tambin todas las cosas que ellos vieron, toda esa riqueza infinita, la memoria de siglos
y siglos. Que se va a perder para siempre esa manera tan nica y hermosa de mirar al mundo. Y que
el mayor dao no lo van a sufrir los Budas, que habrn muerto, sino el mundo. Los talentos es un
aplogo abierto, sin moraleja, pero con una invitacin a los espectadores: no hay moraleja para que
volvamos a construir cada vez el mundo con nuevas miradas y sentidos. La prdida de los Budas es
la metfora de la prdida del arte, por violencia, en este caso, y perder el arte es perder esa riqueza
infinita, la memoria de siglos y siglos. El arte perdido implica el duelo en el sentido de Allouch: una
transformacin de la relacin con la muerte.
Otras obras recientes que tematizan la destruccin son Absentha (2011) de Alejandro Acobino
(en la que un grupo de integrantes de un taller literario, exclusivamente formado por varones,
se transforma en un comando de sabotaje a recitales de poesa) y El fin del arte (2013, todava
no estrenada) de Rafael Spregelburd, quien retoma el episodio del Cristo de Borja,en Zaragoza,
destruido por Cecilia Gimnez.
Serrano pone el acento en que, gracias a la convencin que estimula la imaginacin, en escena
slo es necesario un espacio vaco, sin despliegue de materialidad escenogrfica (como se haca
en The Globe y otros teatros renacentistas en Londres), en el que la presencia del cuerpo del actor,
a travs de su accin fsica y verbal (que contiene la literatura), hace que el espectador imagine la
situacin de tortura, el intento de suicidio, los personajes y los juegos de identidad, el acantilado
de Dover, e incluso la no concretada cada de Gloucester como si su cuerpo fuera de plumas...
Todas las locaciones y los niveles ms variados de representacin ficcional en un espacio vaco.
Un cuerpo presente en el convivio que genera en los espectadores poderosas representaciones de
objetos, espacios, personajes, situaciones y tiempos ausentes. Un ausencia infinita, ilimitada, un
tesoro de representaciones que se construyen en la conciencia del espectador, porque ninguno de
ellos acontece en la escena, sino en la cabeza del espectador. Y en cada espectador de manera diversa
y en permanente metamorfosis y mezcla, segn el grado de convencionalizacin de la referencia
(Harshaw, 1984). Retomamos entonces el trmino que empleamos al comienzo de este captulo:
el teatro trabaja con dispositivos de estimulacin, que no slo estimulan la memoria (como ya
sealamos arriba), sino fundamentalmente la imaginacin del espectador.
Para que haya poesis teatral lo ausente debe encontrar su generacin en la accin del cuerpo
presente, interviniendo convivialmente en la territorialidad del cronotopo cotidiano. Si bien los
estudios teatrales, por la va semitica, han valorado especialmente lo ausente generado a travs
de los signos, la Filosofa del Teatro sostiene que tanto ms potente que la ausencia es la presencia
humana en el convivio. Sin duda el espectador construye en su imaginacin lo ausente, pero
tambin percibe lo presente y cruza presencia y ausencia en el espesor del acontecimiento poitico-
convivial-expectatorial. Vamos al teatro no slo a tomar contacto con las ausencias, sino tambin y
primordialmente- con las presencias. He aqu una de las diferencias fundamentales entre el teatro
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y el cine. La ausencia es infinita, pero en el teatro la presencia no es menos ilimitada: llamamos
presencia a todo lo que concurre a la zona de acontecimiento como materialidad y como fundamento
de esa materialidad. En la presencia teatral, gracias a los cuerpos, el espacio y el tiempo, ingresa
el ente metafsico por excelencia, la vida, la existencia, lo real, como presencia que es condicin de
posibilidad de la materialidad del convivio.
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