Elisa Kersich
Elisa Kersich
Elisa Kersich
2 (2015): 1 – 23
-Nota-
Abogada
eperezdeloscobos@um.es
Kersich case, is used to check the protection of access to safe drinking water and the
type of more efficient process to ensure the effective exercise of this right in Argentina.
SUMARIO: I. Introducción: el derecho a un medio ambiente sano y el derecho al agua como derechos de
incidencia colectiva. II. El reconocimiento del derecho humano al agua como categoría autónoma y su
incorporación al ordenamiento jurídico argentino. III. La causa “Kersich, Juan Gabriel y otros c/ Aguas
Bonaerenses y otros s/ amparo” y la protección del derecho al agua potable. 1. Antecedentes:
planteamiento del conflicto y desarrollo procesal de las actuaciones. 2. Doctrina de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación. IV. Conclusiones. V. Bibliografía.
1
Cfr. GÓMEZ GARCÍA, J. A., Los llamados derechos humanos de tercera generación, Muinelo Cobo, J.
C. y Muñoz de Baena Simón, J. L. (coords.), Filosofía del Derecho, UNED, Madrid, 2014, pp. 232 y ss.
2
MARTÍN MATEO, R., El hombre, una especie en peligro, Campomanes, Madrid, 1993, pp. 96-97.
2
RCDA Vol. VI Núm. 2 (2015) La defensa del derecho al agua como derecho colectivo
Sin embargo, pese a su importancia, algunos autores los han calificado de soft rights o
derechos blandos por su escaso reconocimiento constitucional 4 . En el caso de
Argentina, la reforma constitucional de 1994 profundizó en la filosofía humanista y
personalista de la Constitución Nacional (CN), que hace de los derechos humanos su
objeto más importante5. Se incorpora a la Norma Suprema el reconocimiento de nuevos
derechos y garantías para los ciudadanos, junto con el otorgamiento de rango
constitucional a los tratados internacionales de derechos humanos (ex artículo 75 inc. 22
CN)6. La Constitución ha dado entrada a los referidos derechos de tercera generación o
3
En este sentido, QUIROGA LAVIÉ, BENEDETTI Y CENICACELAYA ponen de manifiesto que “no
están en la cabeza de un sujeto determinado, sino esparcidos entre todos lo que conforman una comunidad
o parte de ella (una fracción), que no se encuentran vinculados entre sí por un nexo previamente
establecido. Aunque no haya un perjuicio personal y directo, cada uno de los miembros de esta pluralidad
tiene una suerte de parte indivisa que lo habilita o legitima para reclamar en nombre propio y en el de
todos los demás”. QUIROGA LAVIÉ, H., BENEDETTI, M. A. y CENICACELAYA, M., Derecho
Constitucional Argentino, T. I, Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, 2001, pp. 292-293.
4
AGUILAR ROJAS, G. e IZA, A. (eds.), Derecho ambiental en Centro América, T. I, UICN, Gland,
Suiza, 2009, pp. 20 y ss.
5
En este sentido, ANDORNO, L. O., “Aspectos constitucionales de la protección del medio ambiente”,
JA, T. IV, 1998; WALSH, J. R., “El medio ambiente en la nueva Constitución argentina”, LL, Supl. de
Derecho Ambiental, núm. 1, 1994; GAMBIER, B. y LAGO, D. H., “El medio ambiente y su reciente
recepción constitucional”, ED, T. 163, 1995; ANTÚNEZ SÁNCHEZ, A. y BRUZÓN VILTRES, C.,
“Una mirada a los Derechos Humanos desde la óptica del Derecho Ambiental Internacional. Resultados
de la primera década del siglo XXI”, Revista de Derecho Ambiental, núm. 34, Buenos Aires, 2013.
6
El artículo 75 inc. 22 CN reconoce jerarquía constitucional, en las condiciones de su vigencia, a los
siguientes tratados: Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, aprobada en la IX
Conferencia Internacional Americana, Bogotá, Colombia, 1948; Declaración Universal de Derechos
Humanos, adoptada por la AGNU mediante Resolución núm. 217 A (III), el 10 de diciembre de 1948, en
París; Convención Americana sobre Derechos Humanos (también llamada Pacto de San José de Costa
Rica o CADH), suscrita tras la Conferencia Especializada Interamericana de Derechos Humanos, el 22 de
noviembre de 1969, en la ciudad de San José, Costa Rica, que entraría en vigor el 18 de julio de 1978;
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (ICESCR), adoptado por la AGNU
mediante la Resolución núm. 2200A (XXI), de 16 de diciembre de 1966; Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos y su Protocolo Facultativo, adoptado por AGNU el 16 de diciembre de 1996;
Convención sobre la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, aprobada por las Naciones Unidas
en 1948; Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial,
realizada por la ONU y proclamada por la AGNU el 20 de noviembre de 1963; Convención sobre la
Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, aprobada por la AGNU el 18 de
diciembre de 1979, fruto del trabajo realizado por la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la
Mujer, creada en 1946 por la ONU; Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles,
Inhumanos o Degradantes, adoptada por la AGNU el 10 de diciembre de 1984; y la Convención sobre los
Derechos del Niño, adoptada y abierta a la firma y ratificación por la AGNU en su resolución núm. 44/25,
de 20 de noviembre de 1989. El precepto especifica que estos tratados, “en las condiciones de su
vigencia, tienen jerarquía constitucional, no derogan artículo alguno de la primera parte de esta
Constitución y deben entenderse complementarios de los derechos y garantías por ella reconocidos. Sólo
podrán ser denunciados, en su caso, por el Poder Ejecutivo Nacional, previa aprobación de las dos
terceras partes de la totalidad de los miembros de cada Cámara”.
3
E. Pérez de los Cobos RCDA Vol. VI Núm. 2 (2015)
7
Artículo 41 CN: “Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el
desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin
comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo”; Artículo 42 CN: “Los
consumidores y usuarios de bienes y servicios tienen derecho, en la relación de consumo, a la protección
de su salud, seguridad e intereses económicos; a una información adecuada y veraz; a la libertad de
elección, y a condiciones de trato equitativo y digno”.
8
Artículo 43 CN: “[…] toda persona puede interponer acción expedita y rápida de amparo, […] podrán
interponer esta acción contra cualquier forma de discriminación y en lo relativo a los derechos que
protegen al ambiente, a la competencia, al usuario y al consumidor, así como a los derechos de incidencia
colectiva en general […]”.
9
Vid. Sentencia de la Cámara Nacional Civil, sala D, de 22 de agosto de 1990, dictada en la causa
“Quesada, Ricardo c/ Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires”; Sentencia del Juzgado Federal
Contencioso-Administrativo de Primera Instancia núm. 2, de 10 de mayo de 1983, “Kattan c/ Gobierno
Nacional”, popularmente conocida como la “caza de toninas”; Sentencia de la Cámara Nacional
Contencioso-Administrativa Federal, sala III, de 8 de agosto de 1994, “Schroder, Juan c/ Estado
Nacional”; o Sentencia de la Cámara 1ª en lo Civil y Comercial de La Plata, sala III, de 15 de noviembre
de 1994, “Sagarduy, Alberto”.
10
Entre estos elementos comunes: el carácter sumarísimo del procedimiento; el carácter del transgresor,
que puede ser público o privado y puede manifestarse a través de un hacer (acto) o de un no hacer
(omisión); y la caracterización de la transgresión: que con arbitrariedad o ilegitimidad manifiesta lesione,
altere, restrinja o amenace, en forma actual o inminente. Cfr. ÁLVAREZ, N. R. (2006, 8 de septiembre).
Derechos de Incidencia Colectiva y Amparo. Recuperado el 22 de septiembre de 2015, de
http://www.poderyderecho.blogspot.com.ar/2006/09/derechos-de-incidencia-colectiva-y.html .
4
RCDA Vol. VI Núm. 2 (2015) La defensa del derecho al agua como derecho colectivo
y iii) la sentencia que se dicte, en caso de declarar procedente el reclamo, tiene efectos
erga omnes, estableciendo una conducta de carácter general más allá de las partes del
proceso. La importancia de estos intereses difusos se plasma también a nivel procesal,
configurando un procedimiento judicial de características singulares que han dado pie a
fallos históricos como el dictado en la causa “Mendoza, Beatriz S. y otros v. Estado
Nacional y otros s/daños y perjuicios (daños derivados de la contaminación ambiental
del Río Matanza Riachuelo)”11. Como señala VALLS, la causa “Mendoza” proporciona
“una valiosa experiencia para inspirar un proceso típicamente ambiental”12.
Todas estas características resultan igualmente predicables respecto del derecho al agua.
Como señala la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN), “en el campo de los
derechos de incidencia colectiva, es fundamental la protección del agua para que la
naturaleza mantenga su funcionamiento como sistema y su capacidad de resiliencia”13.
No existe hoy ningún género de duda sobre la interrelación entre el agua y el medio
ambiente. Es evidente que los problemas medioambientales, en especial la
contaminación, tienen una fuerte influencia sobre la implementación de todos los
derechos humanos, resultando especialmente crítico su impacto sobre el derecho
humano al agua y al saneamiento. Así pues, nos encontramos, en pleno siglo XXI, con
dos desafíos fundamentales: por una parte, la necesidad de garantizar el acceso
universal al agua potable y al saneamiento, y, por otra, la obligada protección y
conservación del medio ambiente.
11
SCJN, de 8 de julio de 2008, fallos 331:1622, “Mendoza, Beatriz S. y otros v. Estado Nacional y otros
s/daños y perjuicios (daños derivados de la contaminación ambiental del Río Matanza Riachuelo)”. Sobre
esta causa, vid. PÉREZ DE LOS COBOS HERNÁNDEZ, E., “Leading case ambiental: la causa
“Mendoza” y el reconocimiento de los derechos de tercera generación”, Revista Aranzadi de Derecho
Ambiental, núm. 30, enero-abril 2015, pp. 383 – 437.
12
VALLS señala que “para tramitar esta causa la Corte diseñó de oficio un proceso ad hoc que provee
una valiosa experiencia para inspirar un proceso típicamente ambiental. Es cierto que no hay dos casos
iguales, pero la estructura del litigio ambiental es universal”. VALLS, M. F., “La Corte Suprema de
Justicia de la Nación marca pautas sobre su criterio en materia ambiental”, Equipo Federal de Trabajo,
sección Jurisprudencia Corte Suprema, núm. 45, 2009.
13
Cfr. SCSJN de 2 de diciembre de 2014, K.42.XLIX, “Kersich, Juan Gabriel y otros c/ Aguas
Bonaerenses y otros s/ amparo”, Consid. 12º.
5
E. Pérez de los Cobos RCDA Vol. VI Núm. 2 (2015)
Por ello, analizamos en primer lugar, si bien de forma sucinta, el derecho humano al
agua en el marco del derecho supranacional. Un marco en el que destacan dos hitos
fundamentales como la Resolución de la Asamblea General de la Naciones Unidas
(AGNU) de 28 de julio de 2010 y la Resolución del Consejo de Derechos Humanos de
la ONU de 30 de septiembre de 201015. El 28 de julio de 2010, la AGNU adoptó una
resolución que, pese a no tener carácter vinculante, deviene histórica. En ella se
reconoce que “el derecho al agua potable y el saneamiento es un derecho humano
esencial para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos”. Dos meses
más tarde, el 30 de septiembre de 2010, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU
adoptó una segunda resolución por la que se afirma que “el derecho humano al agua
potable y el saneamiento deriva del derecho a un nivel de vida adecuado y está
indisolublemente asociado al derecho al más alto nivel posible de salud física y mental,
así como al derecho a la vida y la dignidad humana”. El Consejo de Derechos Humanos
va un paso más allá que la AGNU y reconoce que este derecho implica obligaciones
jurídicas vinculantes. Afirma que “el derecho al agua y al saneamiento es un derecho
humano, igual al resto de derechos humanos lo que implica que es justiciable y de
14
Junto con el reconocimiento de jerarquía constitucional a los tratados internacionales de derechos
humanos ya examinados, el artículo 75 inc. 22, in fine, señala que “los demás tratados y convenciones
sobre derechos humanos, luego de ser aprobados por el Congreso, requerirán del voto de las dos terceras
partes de la totalidad de los miembros de cada Cámara para gozar de la jerarquía constitucional”.
15
Resolución núm. 64/292 de la AGNU, de 28 de julio de 2010, (A/RES/64/292), sexagésimo cuarto
período de sesiones, tema 48 del programa y Resolución del Consejo de Derechos Humanos de la ONU,
de 30 de septiembre de 2010, (A/HRC/RES/15/9), 15.º período de sesiones, Tema 3 de la agenda.
6
RCDA Vol. VI Núm. 2 (2015) La defensa del derecho al agua como derecho colectivo
En cualquier caso, no se observan aquí todas las exigencias que recoge el derecho
internacional. Los Estados deben actuar dando debido cumplimiento a las obligaciones
que se contemplan en la Observación General núm. 15 del Comité de las Naciones
Unidas de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, de noviembre de 2002 16 .
Además, deben tenerse en cuenta los compromisos contraídos por la comunidad
internacional de cumplir plenamente los Objetivos de Desarrollo del Milenio,
destacando, en ese contexto, la determinación de los jefes de Estado y de Gobierno,
expresada en la Declaración del Milenio, de reducir a la mitad para 2015 la proporción
de personas que no tienen acceso al agua potable o que no pueden pagarla y la
proporción de personas que no tienen acceso a servicios básicos de saneamiento, de
conformidad con lo acordado en el Plan de Aplicación de las Decisiones de la Cumbre
Mundial sobre el Desarrollo Sostenible (Plan de Aplicación de las Decisiones de
Johannesburgo)17. Son numerosos, pues, los instrumentos internacionales que informan
el derecho al agua en el ordenamiento jurídico nacional.
16
La Observación General núm. 15 del Comité de las Naciones Unidas de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales incluye el derecho al agua dentro del campo de los derechos humanos a la salud, al
nivel de vida y a la alimentación, de conformidad con el PIDESC. De acuerdo con su artículo I.1., “el
derecho humano al agua es indispensable para una vida humana digna”. La Observación núm. 15 también
define el derecho al agua como “el derecho de cada uno a disponer de agua suficiente, saludable,
aceptable, físicamente accesible y asequible para su uso personal y doméstico”. Observación General
núm. 15. “El derecho al agua” (arts. 11 y 12 del PIDESC), Comité de las Naciones Unidas de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales. Noviembre de 2002.
17
Reunión Plenaria de Alto Nivel de la AGNU, de 19 de octubre de 2010, A/RES/65/1, sexagésimo
quinto período de sesiones sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio, titulado “Cumplir la promesa:
unidos para lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio”.
18
El Acuerdo Federal del Agua, de 17 de septiembre de 2003, por el que se acuerdan los Principios
Rectores de la Política Hídrica de la República Argentina, se firmó por los representantes de la Nación, de
las Provincias y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, elevándose al Congreso de la Nación para
materializar una normativa a través de la Ley Marco Nacional de Política Hídrica. Pese a no haber sido
aún normativizados, constituyen una suerte de derecho blando —soft law— aceptado en la mayoría de las
7
E. Pérez de los Cobos RCDA Vol. VI Núm. 2 (2015)
tienen por objeto brindar lineamientos que permitan la integración de aspectos técnicos,
sociales, económicos, legales, institucionales y ambientales del agua en una gestión
moderna, armónica y sustentable de los recursos hídricos. Resultan de obligada mención
los PRPH referidos al principio de unidad de gestión de la cuenca hidrográfica, el
dominio público del agua o el derecho al agua como un derecho humano básico.
Hallamos otros reconocimientos normativos a nivel nacional en la protección penal
brindada al tipificar como delito contra la salud pública el envenenar o adulterar aguas
potables ex artículo 200 del Código Penal19. A nivel de las provincias, también se lleva
a cabo el reconocimiento constitucional e infraconstitucional en los códigos y leyes de
aguas20.
jurisdicciones e informan el derecho de aguas argentino. Cfr. IZA, A. y ROVERE, M. B., Gobernanza del
agua en América del Sur: dimensión ambiental, UICN, Gland, Suiza, y Cambridge, Reino Unido, 2006;
CAVALLI, A., Derecho de aguas, Documento de trabajo núm. 168, Departamento de Investigaciones de
la Universidad de Belgrano, Buenos Aires, 2007.
19
Artículo 200 CP, Ley núm. 11.179 (T.O. 1984 actualizado): “[…] será reprimido con reclusión o
prisión de tres a diez años y multa de diez mil a doscientos mil pesos, el que envenenare, adulterare o
falsificare de un modo peligroso para la salud, aguas potables o sustancias alimenticias o medicinales
destinadas al uso público o al consumo de una colectividad de personas”.
20
Sirva de ejemplo la Constitución de Corrientes (2007), cuyo artículo 59 dispone que “el agua es un bien
social para la vida. El estado provincial debe garantizar el acceso al agua saludable y la existencia de
control y cogestión social a través del mecanismo que establece la Ley”. Por su parte, a nivel
infraconstitucional, la Ley 3295, de Gestión Ambiental del Agua de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, dispone en su artículo 3 que “garantiza a todos sus habitantes el acceso al agua potable en cantidad
y calidad suficiente para usos personales y domésticos como derecho humano fundamental”. Cfr. PÉREZ
DE LOS COBOS HERNÁNDEZ, E., La incorporación de la variable ambiental a los conflictos
competenciales en materia de aguas en España y en Argentina, tesis doctoral, Universidad de Murcia,
España, 2014.
21
SMETS, H., El derecho al agua en las legislaciones nacionales, Universidad de Rosario, Bogotá, 2006;
MARTÍN, L. y PINTO, M., Origen, evolución y estado actual del derecho al agua en América Latina,
revista Bioderecho.es, vol. 1, núm. 1, 2014, pp. 123-176; MARTÍN, L., PINTO, M. y TORCHIA, N., El
Derecho Humano al agua. Particularidades de su reconocimiento, evolución y ejercicio, Abeledo Perrot,
Buenos Aires, 2008; AGUILAR e IZA (eds.), Derecho… cit.; MARTÍN, L., PINTO, M., TORCHIA, N.,
GONZÁLEZ DEL SOLAR, N., y RUIZ FRITES, S., “Configuración del derecho humano al agua: del
uso común al derecho humano. Particularidades de su integración y expansión conceptual”, Embid Irujo,
A. (dir.), El derecho al agua, Thomson Aranzadi, Cizur Menor, 2006, pp. 285-316; HITTERS, J. C. y
FAPPIANO, O. L., Derecho internacional de los Derechos Humanos, t. II, vol. 2, Ediar, Buenos Aires,
2007.
8
RCDA Vol. VI Núm. 2 (2015) La defensa del derecho al agua como derecho colectivo
amparo”. Se parte aquí del rechazo por el juez a quo de la acción de amparo interpuesta
por los actores frente a un inminente corte de servicio de agua potable. Apelada la
Sentencia, la Cámara hizo lugar al recurso incluyendo entre sus razonamientos el
derecho al agua como un derecho humano fundamental reconocido en la cúspide del
ordenamiento jurídico argentino ex artículo 75 inc. 22 CN. El juez Riccitelli expuso con
una claridad meridiana que “no puede pasar inadvertido que en el sub lite se encuentra
comprometido derecho al acceso al agua potable como derecho humano fundamental,
reconocido en la cúspide misma de nuestro derecho positivo (arts. 75 inc. 22,
Constitución nacional; 11 y 12 del Pacto Internacional de Derecho Económicos,
Sociales y Culturales) y definido como el derecho de todos a disponer de una cantidad
suficiente de agua salubre, aceptable, físicamente accesible y asequible para uso
personal y doméstico (párr. 2 de la O.G. 15). Por ello, teniendo presente que el amparo
es un proceso utilizable en las delicadas y extremas situaciones en las que, por carecer
de otras vías idóneas o aptas, existe un peligro actual o potencial de la protección de
derechos fundamentales y tratándose en el caso de salvaguardar uno con estrecha
vinculación con la protección de la vida y la salud de los habitantes, la vía elegida no
resulta irrazonable”22.
22
Sentencia de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso-Administrativo de Mar del Plata, de 8 de
octubre de 2013, dictada en la causa “Johnston, Juan Alberto y otros c. Aguas Bonaerenses Sociedad
Anónima (ABSA) s/ amparo”, fallo particular del juez Riccitelli.
9
E. Pérez de los Cobos RCDA Vol. VI Núm. 2 (2015)
A la luz de lo anterior, puede afirmarse que la problemática del derecho humano al agua
no se halla tanto en su reconocimiento positivo, doctrinal o jurisprudencial como en la
determinación de su contenido. El derecho al agua presenta un espectro muy superior al
decimonónico uso común e incluso más amplio que la mera noción del servicio público
de abastecimiento poblacional24. Debe tenerse en cuenta que, tal y como concreta la
Observación General núm. 15 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas de 2002, “el
derecho humano al agua es el derecho de todos a disponer de agua suficiente, salubre,
aceptable, accesible y asequible para el uso personal y doméstico”25. De acuerdo con lo
anterior, el derecho humano al agua abarcaría solamente los usos personales y
domésticos, es decir, el consumo, el lavado de ropa, la preparación de alimentos y la
23
Sentencia de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Corrientes, sala IV, de 19 de junio
de 2013, causa “Gallo, Nelson Carlos c. Aguas de Corrientes S.A. s/amparo”, apartado 6 del voto del juez
Rodríguez. En el mismo sentido, las sentencias de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de
Corrientes, sala IV, de 9 de noviembre de 2012, dictada en la causa “Romero, Andrea Cecilia y Núñez de
Romero, Mónica I. c. Aguas de Corrientes S.A.”, y la Sentencia de la Cámara de Apelaciones en lo
Contencioso-Administrativo de Tucumán, sala I, de 25 de febrero de 2010, dictada en la causa “Ramos,
Elsa Mirta c. Sociedad Aguas del Tucumán”.
24
Sentencia de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Corrientes, sala IV, de 19 de junio
de 2013, causa “Gallo, Nelson Carlos c. Aguas de Corrientes S.A. s/amparo”, apartado 6.
25
Observación General núm. 15. “El derecho al agua” (arts. 11 y 12 del PIDESC), Comité de las
Naciones Unidas de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Noviembre de 2002.
10
RCDA Vol. VI Núm. 2 (2015) La defensa del derecho al agua como derecho colectivo
higiene personal y doméstica26. Sin embargo, el referido documento del Comité vincula,
además, el derecho al agua con el derecho al más alto nivel posible de salud27 y con el
derecho a una vivienda y una alimentación adecuadas28, declarando que debe darse
prioridad “a los recursos hídricos necesarios para evitar el hambre y las enfermedades,
así como para cumplir las obligaciones fundamentales que entraña cada uno de los
derechos del Pacto”29.
Asimismo, el derecho humano al agua debe ser considerado conjuntamente con otros
derechos consagrados en la Carta Internacional de Derechos Humanos, entre los que
ocupa un lugar primordial el derecho a la vida y a la dignidad humana, vinculación que
no hace sino ampliar el espectro del derecho de aguas. Nos hallamos ante un concepto
que supera claramente la limitación a la satisfacción de las necesidades esenciales de
subsistencia, comprendiendo, además, el agua necesaria para satisfacer otras
necesidades como requisito previo para asegurar el ejercicio de otros derechos
humanos30.
No existe, por lo tanto, duda alguna del reconocimiento interno del derecho al agua.
26
OFICINA DEL ALTO COMISIONADO DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LOS DERECHOS
HUMANOS DE GINEBRA, “El derecho al agua”, Folleto informativo núm. 35, p. 12.
27
Artículo 12 del PIDESC de 1966, recogido asimismo en la Observación General núm. 14, del año 2000,
del mismo Comité de Derechos.
28
Artículo 11 del PIDESC y Observación General núm. 4, de 1991, del mismo Comité de Derechos.
29
Observación General núm. 15, “El derecho al agua”, artículos 11 y 12 del Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales, 29.º período de sesiones, cit. De lo expuesto supra debe
deducirse, dada la interdependencia y la indivisibilidad de todos los derechos humanos, que el derecho al
agua asigna prioridad al uso de agua para la agricultura y el pastoreo cuando ello sea necesario para
prevenir el hambre. Cfr. OFICINA DEL ALTO COMISIONADO DE LAS NACIONES UNIDAS PARA
LOS DERECHOS HUMANOS DE GINEBRA, El derecho… cit., p. 13. En tal sentido, HITTERS Y
FAPPIANO mantienen que “el acceso a suficiente agua limpia y a saneamiento es esencial para la
efectividad del derecho a la salud, a la alimentación y a un sustento seguro (por ejemplo, en la producción
de alimentos). Se ha interpretado recientemente que el derecho al agua, al igual que el derecho a los
alimentos, ha de garantizar una disponibilidad, acceso (tanto físico como económico) y calidad (libre de
organismos perjudiciales o contaminación) suficientes. Tal como ocurre con otros derechos económicos,
sociales y culturales, debería concederse prioridad a las personas más vulnerables, es decir ‘a las personas
y grupos de personas que tradicionalmente han tenido dificultades para ejercer este derecho, en particular
las mujeres, los niños, los grupos minoritarios’ expresa la Observación General núm. 15 del Comité de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales”. HITTERS Y FAPPIANO, Derecho… cit., pp. 1314 -1315.
30
De acuerdo con PINTO y MARTÍN, “la vinculación del agua con la calidad de vida y con la
satisfacción de otros derechos humanos es posiblemente la base de una expansión conceptual del derecho
al agua que hoy se está produciendo, generándose un planteo superador de la concepción que vincula tal
prerrogativa humana a las necesidades vitales de subsistencia que amparaba el uso común: este paradigma
implica mucho más que la manutención, y exige no sólo una actividad planificadora sobre el mejor
beneficio social al que se debe destinar el agua disponible, sino también en algunas circunstancias el
otorgamiento de concesiones de uso especial que resulten una condición necesaria para la calidad de vida
de los individuos”. PINTO, M. y MARTÍN, L., “El Derecho Humano al Agua. Evolución, protección y
efectividad”, HYDRIA, año 8, núm. 39, 2012, p. 10.
11
E. Pérez de los Cobos RCDA Vol. VI Núm. 2 (2015)
Bien como un derecho autónomo, bien como un presupuesto esencial para la realización
de otros derechos, el derecho al agua resulta fundamental. Tampoco existe duda de su
carácter individual y colectivo, siendo en esta última condición, como derecho
colectivo, que deba ser analizada su protección a través del amparo previsto en el
artículo 43 CN.
Cuando una agresión al medio ambiente llega a ser de tal magnitud que el disfrute del
derecho a la salud y/o el derecho a la vida misma se ven cuestionados, puede concluirse
que el derecho a un medio ambiente adecuado constituye un derecho fundamental
subjetivo vinculado al derecho a la vida31. Esta afirmación puede efectuarse en idénticos
términos respecto del derecho al agua, donde la cantidad y calidad del recurso,
gravemente erosionadas por la falta de medidas anteriores, ponen hoy en jaque los
referidos derechos a la salud y a la vida.
31
EZEIZABARRENA, X., “Luces y sombras del derecho a un medio ambiente adecuado”, Ongawa,
Derecho al Agua y al Medio Ambiente sano para una vida digna, Ingeniería para el Desarrollo Humano y
Fundación IPADE, Madrid, 2012, p. 24.
32
La SCSJN de 2 de diciembre de 2014, K.42.XLIX, “Kersich, Juan Gabriel y otros c/ Aguas
Bonaerenses y otros s/ amparo”, resuelve el recurso extraordinario federal interpuesto por Aguas
Bonaerenses S.A. (ABSA) contra la Sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos
Aires por la que se rechaza su recurso extraordinario local dirigido contra la decisión de la Cámara de
Apelaciones en lo Contencioso-Administrativo de La Plata que había confirmado la decisión del juez de
primera instancia de admitir la adhesión a la demanda, en condición de actores, de 2.641 vecinos y
ordenar, en consecuencia, que ABSA produjera de modo individual un informe circunstanciado de cada
uno de los afectados.
33
Los vecinos de 9 de Julio, provincia de Buenos Aires, se constituyeron en 2010 en la asociación “Todos
por el Agua” a fin de reclamar agua potable, ya que los niveles de arsénico y otros contaminantes
superaban el límite de lo permitido por la OMS y el Código Alimentario Argentino.
12
RCDA Vol. VI Núm. 2 (2015) La defensa del derecho al agua como derecho colectivo
La causa “Kersich” parte de una acción de amparo colectivo promovida por un grupo de
veinticinco vecinos de la ciudad de 9 de Julio, provincia de Buenos Aires, contra la
mercantil Aguas Bonaerenses S.A. (ABSA) y contra la provincia de Buenos Aires. La
acción se dirige frente a la primera en su condición de empresa suministradora del
servicio de agua potable, con el fin de que la prestadora del servicio tome las medidas
necesarias para bajar los niveles de arsénico registrados en dicha localidad. En segundo
lugar, la acción se dirige frente a la provincia de Buenos Aires en su condición de titular
del dominio acuífero —cuya preservación es responsabilidad de la empresa prestataria
del servicio—, con fundamento en la obligación del estado local de conservar los
recursos naturales según dispone la Constitución local. La pretensión de la actora —la
adecuación de la calidad y potabilidad del agua— se funda en el hecho de que el agua
suministrada por ABSA contiene niveles de arsénico superiores a los permitidos por la
legislación vigente (el agua de red de 9 de Julio presenta niveles muy altos en arsénico
que oscilan entre los 0,05 mg/l hasta los 0,18 mg/l, siendo el valor guía de la OMS 0,01
mg/l) 34.
34
Las pretensiones de la actora se pueden sintetizar en las siguientes: i) la realización, en el plazo de 180
días, de los trabajos y las tareas necesarios a fin de adecuar la calidad y potabilidad del agua de uso
domiciliario, según los parámetros establecidos por la OMS en coincidencia con la norma del artículo 982
del Código Alimentario Argentino; y ii) la determinación por ABSA de un plazo de adecuación efectiva
de un proyecto específico con plazos concretos de realización, así como su posterior implementación
tanto por el Organismo de Control de Aguas de Buenos Aires como por las áreas competentes que
determine el Ministerio de Infraestructura local. Cfr. SCSJN de 2 de diciembre de 2014, “Kersich”,
Consid. 1.º.
13
E. Pérez de los Cobos RCDA Vol. VI Núm. 2 (2015)
ha sido una de las causas que han motivado la estimación del recurso extraordinario
federal interpuesto por ABSA—. En relación con la primera de las cuestiones, el juez de
grado acordaría la adopción de la medida cautelar solicitada, admitiendo las peticiones
que en este sentido fueron formuladas por los actores. En consecuencia, se ordenó a
ABSA el suministro individual a cada demandante, en su domicilio, y a las entidades
educativas y asistenciales involucradas de agua potable —en bidones— adecuada a las
disposiciones del artículo 982 del Código Alimentario Nacional35. El suministro se haría
en la cantidad necesaria para satisfacer las necesidades básicas de consumo, higiene
personal y limpieza de manos y alimentos y cocción de estos en una ración no menor a
200 litros por mes. Además, dispuso la prohibición del consumo de agua de la red
domiciliaria provista por la demandada en los referidos establecimientos educativos y
asistenciales y ordenó a ABSA la realización mensual de un análisis del agua distribuida
al menos en diez domicilios del partido de 9 de Julio, debiendo publicar los resultados
en los recibos de pago del servicio 36. Asimismo, y respecto a la segunda de las
cuestiones apuntadas, el juez de grado aceptaría la posterior adhesión de 2.641 personas
en condición de nuevos actores, haciendo extensiva a todos ellos la medida cautelar
adoptada. Ordenando a la demandada, con relación a todos y cada uno de ellos,
acompañar un informe circunstanciado de rigor en el plazo de diez días37.
35
El Código Alimentario Argentino, Ley 18.284, de 18 de julio de 1969, es un reglamento técnico en
permanente actualización que establece disposiciones higiénico-sanitarias, bromatológicas y de
identificación comercial que deben cumplir las personas físicas o jurídicas, los establecimientos y los
productos que se enmarcan en su órbita. Esta normativa tiene como objetivo primordial la protección de
la salud de la población. El artículo 982 se destina a la definición de “Agua potable de suministro
público” y “Agua potable de uso domiciliario”, así como a regular las condiciones que estas deben reunir.
36
Cfr. SCSJN de 2 de diciembre de 2014, “Kersich”, Consid. 1.º.
37
Ibídem, Consid. 2.º, in fine. Es importante señalar aquí que el juzgador a quo aclaró expresamente que
este lapso de tiempo podía ser ampliado a petición de la demandada teniendo en cuenta la cantidad de
presentaciones efectuadas.
14
RCDA Vol. VI Núm. 2 (2015) La defensa del derecho al agua como derecho colectivo
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E. Pérez de los Cobos RCDA Vol. VI Núm. 2 (2015)
Las cuestiones que fundamentan la posición de ABSA ante la Corte no son distintas de
las ya examinadas. Se centra de forma principal en la adhesión de 2.641 nuevos actores
y en las consecuencias que se derivan de esta. En primer lugar, señala que esta adhesión
“desnaturaliza el funcionamiento del proceso colectivo, así como las características
sumarísimas del juicio de amparo, provocando una grave violación al debido
proceso”43. A juicio de la demandada, la presencia de un colectivo que actúa en “virtual
representación del resto de interesados” debió considerarse “suficiente” para reemplazar
la actuación personal de estos, máxime cuando se trata de un proceso sumarísimo de
amparo colectivo en el que la intervención voluntaria de terceros se encuentra por
principio excluida44. ABSA defiende que la incorporación a la causa de tantos litigantes
como afectados, a los que hacerles extensiva la medida cautelar, vulnera lo preceptuado
en los artículos 18 y 43 CN, así como en el artículo 33 de la Ley 25.675, General del
Ambiente (LGA). De este modo, la Suprema Corte Provincial habría desconocido la
función representativa del juicio colectivo y los efectos expansivos que este proceso
puede llegar eventualmente a generar a su respecto 45 . Junto con lo anterior, la
innecesaria intervención de 2.641 nuevos actores supera una razonable posibilidad de
respuesta por su parte. Se produce una vulneración del derecho a la defensa por la
imposibilidad tanto de controlar todas las condiciones de admisibilidad de los nuevos
litigantes como de dar debido cumplimiento a las exigencias de ese informe detallado.
42
Tal y como reconoce la CJSN, “el recurso extraordinario del art. 14 de la Ley 48, solo ha sido creado a
objeto de asegurar la supremacía de la CN, los tratados y leyes del Congreso, consagrada por el art. 31 de
la primera, siendo privativa de los tribunales de cada Provincia, la interpretación de las instituciones
locales que ellas mismas se han dado para su propio régimen y gobierno”. Solo podrá deducirse ante la
Corte Suprema el recurso extraordinario cuando en un pleito se haya planteado alguna de las cuestiones
de carácter federal enumeradas en los tres incisos del recordado artículo 14 y concurran las demás
condiciones que allí se mencionan. Cfr. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACIÓN, Recurso
extraordinario y recurso de queja: Parte I, CSJN, Buenos Aires, 2011, p. 3.
43
SCSJN de 2 de diciembre de 2014, “Kersich”, Consid. 6.º.
44
Ibídem.
45
Tales efectos se desprenden de lo previsto en los artículos 43 CN y 33 LGA.
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RCDA Vol. VI Núm. 2 (2015) La defensa del derecho al agua como derecho colectivo
En la causa pueden diferenciarse dos cuestiones principales: por una parte, la cuestión
atinente a la protección que en el ordenamiento nacional e internacional se brinda al
acceso al agua potable —cuyo examen ha sido efectuado supra—; y, por otra, la
naturaleza colectiva del derecho al agua y el tipo de proceso más eficiente para hacerlo
efectivo.
La CSJN reconoce de forma expresa que la acción promovida por los demandantes es
una acción colectiva. Como señala el Alto Tribunal, esta acción “procura la tutela de un
derecho de incidencia colectiva referido a uno de los componentes del bien colectivo
ambiente: el agua potable”46. De ahí que la pretensión de la actora —el suministro de
agua potable en condiciones de salud— no sea susceptible de apropiación individual
sino colectiva47. Debe tenerse en cuenta que, al tratarse de derechos fundamentales —
como el derecho a un medio ambiente sano o a la salud—, los jueces deben buscar
soluciones procesales que utilicen las vías más eficaces para hacer efectivo el derecho
de que se trate. La causa “Kersich”, encarna esa tutela judicial urgente “en la medida
que está en juego el derecho humano de acceso al agua potable, la salud y la vida de una
gran cantidad de personas y al mismo tiempo existe una demora de la demandada en la
solución definitiva de esta situación” 48 . Tratándose de un caso ambiental, el
ordenamiento jurídico argentino otorga a los jueces amplias facultades en cuanto a la
protección del ambiente. Como reconoce la CSJN, estos “pueden ordenar el curso del
proceso, e incluso darle trámite ordinario a un amparo o bien dividir las pretensiones a
fin de lograr una efectiva y rápida satisfacción en materia de prevención”49. Si bien,
como se ha visto en precedentes jurisprudenciales, el límite de estas facultades viene
46
Cfr. SCSJN de 2 de diciembre de 2014, “Kersich”, Consid. 8.º.
47
Como se adelantó, la parte actora persigue que la provisión domiciliaria de agua en red en la localidad
de 9 de Julio se lleve a cabo cumpliendo con las características físicas y microbiológicas —contenido de
arsénico, nitratos, flúor y sólidos disueltos— fijadas en los estándares del anexo A de la Ley local 11.820
y el artículo 982 del Código Alimentario Argentino. Cfr. SCSJN de 2 de diciembre de 2014, “Kersich”,
Consid. 8.º.
48
Ibídem, Consid. 10.º.
49
Cfr. SCSJN de 2 de diciembre de 2014, “Kersich”, Consid. 10.º, in fine. En este sentido, y por los
paralelismos de la acción ejercitada, vid. SCSJN de 8 de julio de 2008, fallos 331:1622, “Mendoza,
Beatriz S. y otros v. Estado Nacional y otros s/daños y perjuicios (daños derivados de la contaminación
ambiental del Río Matanza Riachuelo)”.
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dado por el respeto al debido proceso, de forma que los juzgadores no pueden alterar el
objeto de la pretensión50.
50
SCSJN de 20 de junio de 2006, fallos 329:2316, “Mendoza, Beatriz S. y otros v. Estado Nacional y
otros s/daños y perjuicios (daños derivados de la contaminación ambiental del Río Matanza Riachuelo)”.
Vid. PÉREZ DE LOS HERNÁNDEZ, “Leading…” cit.
51
Cfr. SCSJN de 2 de diciembre de 2014, causa “Kersich”, Consid. 9.º.
52
Ibídem, Consid. 11.º.
53
Ibídem, in fine.
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RCDA Vol. VI Núm. 2 (2015) La defensa del derecho al agua como derecho colectivo
Todo lo anterior justifica que la CSJN declare procedente el recurso extraordinario, con
la consecuente invalidación del pronunciamiento, a fin de que la pretensión formulada
sea nuevamente considerada y decidida mediante un fallo constitucionalmente
sostenible y teniendo en cuenta su carácter de urgente. Si bien, con un laudable criterio,
el Alto Tribunal toma la decisión de conservar, hasta que se cumpla con lo ordenado, la
medida cautelar adoptada en primera instancia. El basamento de su decisión estriba en
la importancia fundamental del derecho que se protege, el derecho humano al agua, para
cuya protección resultan elementales los principios de prevención y, aun en la duda
técnica, el principio precautorio.
IV. CONCLUSIONES
54
SCSJN de 2 de diciembre de 2014, “Kersich”, Consid. 11.º; en el mismo sentido, SCSJN de 30 de abril
de 2013, fallo CSJ 471/2011 (47-T), “TTT., María Luisa c. Obra Social del Personal auxiliar de casas
particulares”.
55
SCSJN de 2 de diciembre de 2014, “Kersich”, Consid. 13.º. El Alto Tribunal se remite a las SCSJ, de
10 de diciembre de 2013, fallos 232/2010 (46-L), “L., S. R. y otra c/ Instituto de Seguridad Social de la
Provincia - subsidio de salud s/ amparo” y SCSJ, de 7 de octubre de 2014, 811/2008 (44-P), “Pilquiman,
Crecencio c/ Instituto Autárquico de Colonización y Fomento Rural”.
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E. Pérez de los Cobos RCDA Vol. VI Núm. 2 (2015)
Tercera. Los derechos de tercera generación se caracterizan por su sujeto colectivo —la
humanidad en su conjunto— y por su objeto —los bienes jurídicos que pertenecen al
género humano, tanto a las generaciones presentes como a las futuras—. La
incorporación de estos derechos al ordenamiento jurídico argentino llega de la mano de
la reforma constitucional de 1994, que incorpora el reconocimiento de nuevos derechos
y garantías para los ciudadanos, junto con el otorgamiento de rango constitucional a los
tratados internacionales de derechos humanos (ex art. 75 inc. 22 CN). La CN reconoce
los derechos de incidencia colectiva en los artículos 41 y 42 CN, entre los que se
identifican los derechos ambientales según los términos del propio artículo 43 CN. Lo
mismo cabe afirmar respecto del derecho al agua, pues, como señala la propia CSJN,
“en el campo de los derechos de incidencia colectiva, es fundamental la protección del
agua para que la naturaleza mantenga su funcionamiento como sistema y su capacidad
de resiliencia” (SCSJN de 2 de diciembre de 2014, “Kersich”, Consid. 12.º).
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RCDA Vol. VI Núm. 2 (2015) La defensa del derecho al agua como derecho colectivo
Quinta. En los procedimientos judiciales cuyo objeto son derechos fundamentales, los
jueces deben buscar soluciones procesales que utilicen las vías más eficaces para hacer
efectivo el derecho de que se trate. En concreto, tratándose de un caso ambiental, el
ordenamiento jurídico argentino otorga a los jueces amplias facultades en cuanto a la
protección del ambiente. Estos pueden ordenar el curso del proceso, e incluso darle
trámite ordinario a un amparo o bien dividir las pretensiones a fin de lograr una efectiva
y rápida satisfacción en materia de prevención. El límite de estas facultades viene dado
por el respeto al debido proceso, de forma que los juzgadores no pueden alterar el objeto
de la pretensión.
V. BIBLIOGRAFÍA
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