Conceptualizacion y Políticas Del Autismo 97
Conceptualizacion y Políticas Del Autismo 97
Conceptualizacion y Políticas Del Autismo 97
Los modelos que surgen de las teorías dinámicas son esencialmente clínicos y se basan en
estrategias terapéuticas las cuales no se centran en el proceso de enseñanza-aprendizaje de la
persona con autismo, no enfatizan los aspectos educativos sino que principalmente se dedican a
modificar el ambiente emocional-afectivo en el cual la persona con autismo está inmersa y su
relación con el mismo. Es decir, su acción se centra en las causas del trastorno y no en la
persona con la condición.
Desde el punto de vista educativo este enfoque enfatiza, dentro de su modelo de atención, el
uso de estrategias altamente estructuradas y secuenciadas que parten de una evaluación de la
conducta observable y mensurable, se enseñan conductas específicas, se manipulan las
consecuencias a fin de lograr el aprendizaje de nuevas conductas y se estructura
sistemáticamente el ambiente de manera de reducir los estímulos irrelevantes y así maximizar la
probabilidad de que el educando atienda a la tarea específica que se le está enseñando. Destaca
la técnica de los ensayos discretos para ser utilizada específicamente en niños con autismo en el
salón de clases (Koegel y Rincover, 1974). Fue posteriormente evaluada por sus autores
dándosele uso posterior en otros trastornos del desarrollo (Rincover y Koegel, 1977). Fue un
aporte importante de las aproximaciones conductuales al campo del autismo ya que demostró
que las personas con autismo podían aprender a través de una apropiada estructuración de la
situación de aprendizaje y de la repetición.
El modelo conductual atribuye al educando un papel más pasivo y al maestro más directivo y
las actividades e interacciones entre ellos se dan básicamente en un aula conductualmente
estructurada. Los educandos se vuelven más “respondientes” que interactivos y muestran
menos conductas espontáneas.
Cabe destacar que se pasó de una visión terapéutica de aplicación de técnicas a una visión
educativa básicamente de carácter instruccional. En este ámbito la influencia de los
postulados de Gagné se hizo sentir. Para este autor era insuficiente la teoría del refuerzo para
explicar el aprendizaje, enfatizó el papel de las condiciones antecedentes, los procesos internos y
los productos resultantes de la situación de aprendizaje. Hacía énfasis en el aprendizaje
observable pero lo consideró un proceso y como tal se debían concebir ciertas condiciones
internas del educando adoptando así una posición más cognitivista. Por otro lado, los enfoques
del aprendizaje social le dieron importancia a la enseñanza de las destrezas sociales en las
personas con autismo en ambientes naturales.
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educando y su contexto. El Modelo Interaccional se basa en como el niño se desarrolla y
aprende de las interacciones normales madre-hijo, contempla algunos postulados piagetianos
acerca de cómo el niño aprende y ha obtenido información teórica y aplicada de los estudios
sobre intervención temprana en el lenguaje con poblaciones tanto con desarrollo normal como
con necesidades especiales. Le da al educando un papel más activo en el proceso de
aprendizaje en cuanto éste determina y controla la dirección de las actividades, siendo el
maestro un facilitador que promueve el desarrollo sistemático de las habilidades existentes.
Este modelo enfatiza el aprendizaje en condiciones y ambientes más naturales.
Dentro de esta teoría orgánica o neurobiológica se originaron varios enfoques los cuales
siguieron un modelo clínico con uso de estrategias de tipo terapéutico. Muchas de las
características de las personas con autismo que fueron interpretadas de una forma por la teoría
dinámica o del aprendizaje se reinterpretaron y dieron origen a otros enfoques terapéuticos.
En la Teoría del Apego se considera que el apego es un pre-requisito para el desarrollo socio-
emocional apropiado y para el desarrollo de destrezas cognoscitivas e interrelacionadas ya que
las señales de necesidades del niño promueven la proximidad con el protector elicitando
respuestas de apoyo y protección en los adultos (Bowlby, 1969). Debido a que se plantea que el
apego se desarrolla por etapas siguiendo los principios de la impronta, la teoría del apego ha sido
ubicada dentro de la corriente etologista para la cual los infantes humanos, al igual que la
impronta en otras especies de animales, comienzan la vida con una serie de conductas innatas
específicas a la especie comunes a todos sus miembros (Bukatko y Daehler, 1995). Concepción
basada en la idea de la psicología de los veinte de que la vida mental humana era un complejo
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de “funciones” y “propiedades” comunes al hombre y al animal que llevó a que, mediados de
siglo, se aceptara el principio de que la ontogenia recapitulaba la filogenia. Cada individuo
pasaba por las etapas evolucionadas del desarrollo de la clase animal a la que pertenecía (Coya y
Barbosa, 1986).
Vygotsky brinda una visión propiamente humana del desarrollo social del niño que va
más allá del seguimiento de patrones innatos donde el contexto social donde el niño se está
desarrollando formado por padres, cuidadores, maestros y todos aquellos seres humanos que
rodean al niño establecen con éste una interacción dinámica, activa y flexible que propician el
desarrollo armónico de este ser único. Se puede concluir entonces que los modelos basados en la
teoría del apego tan sólo contemplan un aspecto de la vasta complejidad que representa una
atención integral a las personas con autismo.
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se “llega” a su cerebro. De manera que ante una disfunción cerebral causada por un desarrollo
incompleto o deficiente, un programa intensivo que aumente la estimulación, ayudaría al niño
autista a funcionar con sus limitaciones. El Método Doman Delacato tiene un enfoque
rehabilitatorio centrado en la limitación.
Uno de los aportes básicos de Vygotsky (1934) en cuanto al desarrollo neurológico se refiere
al problema de la localización de las zonas del cerebro específicamente humanas. Señaló
en relación a las funciones psíquicas superiores que las características esenciales y
fundamentales de la conciencia humana eran: (a) la variabilidad de la conexiones y relaciones
interfuncionales; (b) la formación de sistemas dinámicos complejos, integrantes de toda una
serie de funciones elementales y (c) una reflexión generalizada de la realidad en la conciencia.
Mirenda y Donnellan (1987) señalan que los enfoques cognitivos, que partieron de los
postulados de Piaget, Ausbel y Bruner, no eliminan a todas las variables inobservables aún
cuando sean difíciles de medir y consideran los pensamientos y las ideas como procesos
centrales cognitivos. Defienden la enseñanza estructurada ya que se centran en cuan bien
puede una persona con autismo comprender su entorno y sus expectativas. Así mismo señalan
que muchos de los modelos curriculares evolutivos para niños con autismo se han derivado del
trabajo de Piaget manteniendo como características comunes los conceptos de la existencia de
una secuencia invariable para el desarrollo cognitivo, de estadios tempranos sobre los
cuales se estructuran los estadios más tardíos, que esta secuencia va de lo simple a lo
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complejo, de lo concreto a lo abstracto. Estas secuencias se basan en aquellas seguidas en un
desarrollo evolutivo considerado como normal. El educador le proporciona al educando
actividades educativas acordes con sus habilidades cognitivas.
Uno de los problemas es que dentro de las características evolutivas del educando con
autismo, éste presenta un desarrollo que no sigue necesariamente estas secuencias
preestablecidas lo que es compatible con un desarrollo y estructuración peculiar de su sistema
nervioso, encontrándose diferencias significativas en cuanto a los niveles que se alcanzan en un
momento determinado en los diferentes ejes del desarrollo. En la evaluación que se hace del
desarrollo de las personas con autismo se encuentra que la mayoría de las áreas funcionales
presentan diversos niveles de desarrollo y el desarrollo en sí mismo es poco uniforme. De
manera que las personas con autismo construyen el conocimiento de manera diferente .
Para Piaget se deben buscar los métodos y medios más apropiados para ayudar a los niños a
construir sus propios procesos y a lograr una coherencia intelectual y moral. Los objetivos
pedagógicos son indiferenciables a esta meta y se centran en el niño. Las actividades de
aprendizaje se planifican y orientan hacia el desarrollo de la inteligencia y del pensamiento donde
cada niño tiene su propio ritmo de aprendizaje . Era partidiario de la enseñanza
individualizada y centrada en el estadio del desarrollo alcanzado por el niño. Lo que le importa es
el desarrollo de la inteligencia. Por su parte Ausubel le dio mucha importancia al aprendizaje
significativo planteando que se aprende más fácilmente si la información está organizada y se
ordena lógicamente a través de organizadores previos (Araujo y Chadwick, 1988).
Señalaba Vygotsky (1979) que el aprendizaje debe ser congruente con el nivel de desarrollo
del niño existiendo una relación entre determinado nivel de desarrollo y la capacidad potencial
de aprendizaje. Propuso dos niveles de desarrollo: el efectivo y el potencial. El primero se
refiere al nivel de desarrollo de las funciones psicointelectivas del niño que se ha logrado como
resultado de un proceso específico de desarrollo. Lo que el niño es capaz de hacer con ayuda lo
llamó zona de su desarrollo potencial. El desarrollo potencial permite determinar los futuros
pasos del niño y la dinámica de su desarrollo. De manera que una de las misiones de la escuela
es hacer todos los esfuerzos para desarrollar el potencial de los educandos. Consideraba que una
correcta organización del aprendizaje del niño lleva al desarrollo mental:
“Activa todo un grupo de procesos del desarrollo, y esta activación no podría producirse sin el
aprendizaje. Por ello el aprendizaje es un momento intrínsecamente necesario y universal para
que se desarrollen en el niño esas características humanas no naturales, sino formadas
históricamente” (pág. 37)
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desarrollo próximo permite conocer el curso interno del desarrollo, facilitando la planificación y
diseño de los currícula escolares y de los programas de intervención psicopedagógica que
fomentan la evolución dinámica del sujeto.
Cabe destacar, que Feuerstein se basa para esa evaluación en postulados de Bruner, Ausbel
y Gagné donde la búsqueda de una mayor eficacia en la instrucción la medida aparece graduada,
secuenciada y con una organización previa, organización y estructuración que requiere todo
aprendizaje. El tipo de evaluación es más flexible que la evaluación psicométrica tradicional
estableciéndose una interacción compleja entre el evaluador que actúa como mediador y el
evaluado. Se centra más en el proceso que en el producto de la evaluación. Enfatiza la
evaluación cualitativa de los procesos cognitivos. En una línea constructivista Feuerstein diseñó
su programa de Enriquecimiento Instrumental. Utilizó el método clínico como instrumento
de trabajo para averiguar como ha llegado el sujeto a la solución del problema, también emplea
elementos de la teoría de la informática al utilizar la analogía del procesamiento de información
de una computadora y el mapa cognitivo como herramienta de análisis del acto mental del
sujeto. En su Teoría de Modificabilidad Estructural Cognitiva conjugó una serie de
componentes cognitivos y afectivomotivacionales. Plantea que ningún daño o deterioro
psíquico ni ambiental pueden producir cambios irreversibles, por lo cual, toda intervención
sistemática a través de un mediador hará reversible tal condición a través del cambio que se
produce en la estructura cognitiva del individuo.
Otro enfoque de carácter más integral y con claro énfasis en lo educativo surgió
inmediatamente de lo planteado por Rimland. Eric Schopler comienza en 1965 un proyecto de
atención para personas con autismo en la División TEACCH (Treatment and Education of
Autistic and related Communication Handicapped Children) de la Universidad de Carolina
del Norte que se ha convertido en el modelo de atención integral más difundido mundialmente.
Lansing y Schopler (1979) señalan que el programa para niños autistas del Estado de Carolina
del Norte (División TEACCH) es un modelo que desarrolló las estructuras administrativas para
facilitar la individualización y procedimientos de evaluación para definir el curriculum
individual dentro de una estructura evolutiva. Las técnicas de educación especial fueron
adaptadas para el uso individualizado y el compromiso de los padres promovió la transferencia
del aprendizaje del aula al hogar. Este modelo busca una mayor comprensión del niño con
autismo a través de una estrecha comunicación padre-profesional-maestro con un enfoque
psicoeducativo (Schopler y Reichler, 1971; Schopler y Mesibov, 1983; Schopler, Reichler y
Lansing, 1980) donde como primer postulado plantea que se debe considerar la interacción
compleja que se establece entre los aspectos bio-psico-sociales para la atención integral de
la persona con autismo.
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Otro postulado es el asumir una perspectiva evolutiva según la cual el desarrollo y los
problemas en este proceso surgen de una interacción compleja del conjunto genético y biológico
del niño con las experiencias en su medio familiar, cultural y escolar, por lo cual, a fin de lograr
una atención integral apropiada hay que realizar una evaluación cuidadosa del nivel de desarrollo
de la persona con autismo considerando todos los factores que pueden facilitar este proceso o
entorpecerlo. Esta evaluación debe ir más allá de lo meramente psicométrico donde las pruebas
estandarizadas de alto contenido verbal mostraron su debilidad para evaluar adecuadamente a
esta población.
Desde una perspectiva evolutiva más amplia que la de los teóricos cognitivos, Schopler y su
grupo plantearon que la comprensión o habilidad para razonar de las personas con autismo está
moldeada por el nivel de desarrollo que presenta. Las estrategias de enseñanza están dirigidas a
la búsqueda, observación y evaluación de las intervenciones educativas más apropiadas en la
complejidad de interacciones peculiares de un niño en particular en su propio hogar o ambiente
escolar considerando no sólo su edad sino este nivel de desarrollo y su integridad cognitiva. Al
respecto, desarrollaron pruebas flexibles, que permiten evaluar más apropiadamente a las
personas con autismo considerando las características particulares de esta población y sirven de
base conjuntamente con evaluaciones más informales para la elaboración de programas de
enseñanza individualizados partiendo de lo que el educando ya hace, fortaleciendo lo que se
inicia para así llegar, a través de sus potencialidades, a compensar los déficit ocasionados por el
cuadro de autismo que les acompaña.
Schopler plantea que evaluaciones meticulosas y una comprensión profunda de los niveles
de desarrollo pueden mejorar el funcionamiento de las personas con autismo en todos los
contextos ya que permiten identificar los estilos idiosincráticos de aprendizaje de cada
persona con autismo y al reorientar de los programas de enseñanza individualizada en función
de una evaluación continua se garantiza el éxito del proceso de enseñanza-aprendizaje y el
desarrollo integral de la persona. Evaluación e intervención educativa y son parte del mismo
proceso donde la atención se focaliza en las características y necesidades del niño y la familia.
La clave del éxito de este programa ha sido el establecimiento de metas educativas cortas
programadas individualmente y modificadas de acuerdo a la capacidad de respuesta del
individuo dentro de su propio marco de referencia evolutivo y socio-familiar.
Es evidente que esta nueva aproximación trajo como consecuencia una visión diferente de la
atención de la persona con autismo. De aquella centrada en aspectos clínicos y terapéuticos
focalizados en las deficiencias, el ambiente o la conducta se pasó a la búsqueda del desarrollo
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integral de la persona centrándose más en sus potencialidades, intereses y necesidades
considerando el contexto social (familia, escuela, comunidad) donde dicho desarrollo tiene
lugar.
Coleman (1976) consideró que el autismo no era una entidad clínica única sino que estaba
constituido por un conjunto de sindromes. Este planteamiento fue muy importante ya que
permitió vislumbrar la variabilidad que se puede encontrar entre la población con autismo no
siendo el autismo una entidad única susceptible de modificarse sólo por un tipo de
intervención sino que más bien la misma debía adecuarse a las peculiaridades de cada caso en
particular. Se encontró que la persona con autismo tenía características diferentes a personas
con otros trastornos como el retardo mental a pesar de estar asociado con este cuadro entre un
75% y un 90%, contrario a lo planteado inicialmente por Kanner. También se pudo comprobar
daño orgánico en un 90% con los métodos de exploración que han estado disponibles.
En Venezuela esta década de los setenta fue muy importante para la Educación Especial ya
que en 1973 se crea en el Ministerio de Educación el Departamento de Excepcionales , en
1975 la Dirección de Educación Especial y en 1976 se publica la Conceptualización y
Política de la Modalidad de Educación Especial que ha estado vigente hasta la actualidad, la
cual considera a ésta como un área de la Educación General y se le contextualiza en un modelo
psicopedagógico y de acción multidisciplinaria (Hernández, 1976).
Dentro del desconocimiento imperante en ese momento en Venezuela sobre cómo atender
a esta población con autismo y considerando lo que en materia de “estimulación temprana” se
había realizado en el campo del retardo mental, Negrón en 1972 inició el método que llamó
“Estimulación Temprana Tardía” ya que utilizaba los mismos principios de la estimulación
temprana en niños menores de 3 años con niños autistas de mayor edad obteniendo algunos
resultados prometedores.
En 1975 Negrón inició la atención de las personas con autismo desde el sector privado en
la Clínica de Higiene Mental Mateo Alonso con un enfoque eminentemente clínico incorporando
en 1977 los principios del Modelo TEACCH corroborando que había estado llevando a la práctica
lo que en ese modelo se conocía como Terapia de Desarrollo. Con el apoyo de la naciente
Fundación para el Desarrollo de la Educación Especial inició “Programa de Tratamiento y
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Educación para Niños Autistas” originando el primer enfoque con elementos educativos para
la atención de esta población en Venezuela y Latinoamérica. Fundó la Sociedad Venezolana
para Niños y Adultos Autistas (SOVENIA) y creó el Centro de Diagnóstico y Tratamiento para
Autismo (CDTA) de SOVENIA.
En el marco teórico este naciente modelo todavía seguía considerando, como a nivel
internacional, al Autismo Infantil como una enfermedad pero con mayor claridad en cuanto a la
intervención temprana. Se partía de la etiología orgánica del autismo el cual se caracterizaba
básicamente por problemas en la comunicación verbal y gestual acompañado de problemas
perceptuales y cognoscitivos, según lo que se consideraba a nivel internacional en ese
momento. Así mismo, se planteó que el autismo podía estar acompañado de otros cuadros.
Consideró que las personas con autismo podían tener desde una inteligencia normal hasta una
inteligencia superior o inferior a lo normal, en lo cual se evidencia la influencia de tipo
psicométrico imperante en la época, eliminándose el concepto de que las personas con autismo
eran muy inteligentes y el bloqueo emocional no permitía que esa inteligencia se manifestara.
Todo lo anterior evidencia que este modelo tenía un enfoque más educativo que
asistencial, sin embargo, en sus inicios se vió altamente influenciado no sólo por un modelo
clínico prescriptivo sino por las tendencias mundiales de la teoría conductual.
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Children´s Medical Center convirtiéndose en 1990 en la Fundación Peter Alexander para
Niños Autistas del Zulia (FUPANAZ) cuyo modelo se basa principalmente en la Teoría del
Apego antes descrita (Méndez, 1995).
Otra iniciativa privada se inicia con una atención de personas con autismo más de tipo
individual con elementos tomados del Enriquecimiento Instrumental. Posteriormente, esta
institución se convirtió en la Fundación Nuevo DIA (Desarrollo Integral del Autista) donde más
su atención hacia actividades de la vida diaria incorporando elementos de Modificación de
Conducta. Más recientemente, con la asesoría recibida de FUPANAZ, incorporaron aspectos de
la Teoría del Apego. En la práctica se observó gran influencia del modelo clínico con aspectos
psicopedagógicos derivados fundamentalmente de la formación recibida en el país del personal
de la institución.
En 1988 se inició la atención oficial de las personas con autismo con la creación del
Instituto de Educación Especial “Autismo Táchira” en la cual inicialmente se implementaron
principios del Modelo TEACCH. Posteriormente se siguieron lineamientos de la Modalidad de
Educación Especial de otras áreas de atención. Así mismo, se crearon dos aulas de autismo en
el interior del país.
Cabe destacar a nivel internacional que las investigaciones realizadas durante la década de
los setenta produjeron un movimiento que culminó en 1980 cuando se logra que se dejara de
clasificar al autismo dentro de las psicosis infantiles y se pasara a considerarlo como un
trastorno profundo del desarrollo (APA, DSM-III, 1980). La adopción de este término fue
importante ya que se centró en los aspectos del desarrollo, estableció una diferencia con los
trastornos mentales y enfatizó la extensa distorsión del proceso evolutivo que involucra la
comunicación, la socialización y los procesos de pensamiento todo lo cual lo diferenciaba de los
trastornos específicos del desarrollo del habla y del lenguaje. Desde este momento también se
alertaba con respecto a que si bien el trastorno afecta un amplio rango de procesos del desarrollo
algunos se mantienen intactos (Rutter y Schopler, 1988). Planteamientos que influyeron mucho
en las reorientaciones que se hicieron en los modelos y servicios de atención que habían surgido
en Venezuela.
Schopler, Reichler, DeVellis y Daly (1980) desarrollan su Escala de Evaluación para Autismo
Infantil (Childhood Autism Rating Scale, CARS) clasificando a la población según el grado
de autismo en Autistas Moderados, Autista Severo o No Autista. Es importante considerar aquí lo
señalado posteriormente por Schopler y Mesibov (1988) en cuanto a que debe realizarse una
diferencia entre lo que es diagnóstico y evaluación en el caso de las personas con autismo. El
primero se refiere a las características que comparten con otros que son las que les permiten ser
diagnosticados con la condición de autismo, es la agrupación de éstas bajo una misma etiqueta
diagnóstica. La evaluación se refiere a la consideración de las características individuales y
únicas de cada persona. Las dos son partes complementarias de un mismo proceso uno con más
énfasis en lo clínico y otro con más énfasis en lo pedagógico pero ambos necesarios para que el
diseño de las estrategias pedagógicas requeridas por este educando tan especial. Este
instrumento fue incorporado en los instrumentos que se utilizaban en Venezuela para el
diagnóstico de autismo.
Con respecto al diagnóstico del autismo, cabe señalar que Coleman y Gillberg (1985)
proponen la unificación de los criterios de diagnóstico del autismo señalando los siguientes:
(1) Aparición temprana (antes de los 30 meses); (2) Trastornos severos en la relación social; (3)
Trastornos severos en el desarrollo del lenguaje; (4) Elaboradas rutinas repetitivas y (5)
Respuestas perceptivas anormales a la estimulación sensorial. Si se presentan todos estos
criterios se está ante un Síndrome Autista Completo, si hay 3 ó 4 criterios se están ante un
Síndrome Autista Parcial y si hay 1 ó 2 criterios no es autismo y se puede estar ante cualquier
otro trastorno del desarrollo. En 1987 sale la DSM-III-R en la cual permanecieron como criterios
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básicos para el diagnóstico del autismo: (1) La aparición durante la infancia o la niñez; (2) cierta
pérdidas profunda de la responsividad a las otras personas y (3) el trastorno en el lenguaje y la
función cognitiva (APA, 1987). Wing (1988) señala que el autismo se puede dar dentro de un
continuo que va más allá de la simple graduación entre lo más severo y lo más leve sino que
implica una serie de variaciones lo que requiere una cuidadosa evaluación de las personas con
esta condición. Este concepto flexibilizó los criterios de Coleman y Gillberg en cuanto a que no
sólo estos deberían presentarse en forma severa.
Lo anterior hizo comprender que el autismo como tal es una entidad compleja y, por lo
tanto, existe una gamma extensa de personas con autismo que aún cumpliendo con los criterios
de diagnóstico antes señalados presentan unas características individuales particulares que
hacen necesaria una cuidadosa evaluación a fin de buscar la mejor forma de que puedan accesar
el aprendizaje. De manera que en Venezuela se utilizaban ambos criterios para el diagnóstico de
la población con autismo.
Estos conceptos junto con la concepción del autismo como un trastorno del desarrollo
constituyeron otro gran paso hacia una atención educativa integral de las personas con esta
condición. Se incorporaron a la atención de esta población una serie de profesionales que
fueron dando lugar a una aproximación más integral al problema, centrada en la persona y
considerando los aspectos bio-psico-sociales involucrados en el mismo.
De manera que aspectos como una buena evaluación del desarrollo, detección e intervención
temprana, programas de enseñanza individualizada que consideren las características
particulares del educando y su realidad familiar y social, con las limitantes orgánicas del caso
particular, pasaron a ser el eje central de la atención educativa de las personas con autismo
llegando a desarrollarse programas de atención integral para esta población que les han ido
garantizando una mayor integración social y laboral y una participación activa en la sociedad en
base al desarrollo pleno de sus potencialidades.
La DSM-IV en relación a la DSM-III-R reconoce que las características del autismo pueden
cambiar y mejorar con la intervención lo que aporta una visión más positiva de la condición.
Los criterios de diagnóstico en cuanto a la presencia de problemas la interacción social,
comunicación y patrones estereotipados de conducta en sí variaron poco. La edad de inicio
se estableció a los tres años (Goldberg, 1994). Este diagnóstico de la condición de autismo
permite una mayor claridad acerca de aquellas características que le son comunes y debe
considerarse para la intervención sea médica, farmacológica, psicológica o educativa.
Por otro lado, la Sociedad de Autismo Americana (Autism Society of America - ASA)
considera al autismo como un desorden en espectro, con síntomas que pueden ser desde leves
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hasta severos, y como tal el nivel de retardo del desarrollo es único al individuo. Alertan sobre el
cuidado que hay que tener al utilizar las clasificaciones aun cuando sean multiaxiales, como es el
caso de la DSM-IV recomendando un equipo multidisciplinario de profesionales para realizar la
evaluación diagnóstica de un educando que se considere con autismo a fin de que pueda
acceder a la educación que él requiere enfatizando la importancia de la Educación Especial
(ASA, 1994).
El tercer modelo de atención dirigido a las personas con autismo claramente identificable en
Venezuela a partir de la iniciativa universitaria y se basó principalmente en la Organización
Neurológica Sensorial (Villalobos, 1991). Se fundó la Cátedra Libre de Autismo Infantil de
la Universidad del Zulia y con la ayuda del Ministerio de Educación y de la Gobernación del
Estado se inició la atención de personas con autismo en dos unidades operativas oficiales
creadas a tal fin.
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se cayó en un eclecticismo práctico. Plantearon la necesidad de crear Centros de Atención
Educativo-Asistencial que serían escuelas especiales con características de hospital-día y
propusieron la creación de una Red de Aulas de Integración Asociadas que se articularan con
unidades operativas de otras áreas de atención de la modalidad de Educación Especial y de
aquella de Educación Regular. Plantearon la participación de los padres en la ejecución de los
programas educativos individualizados. Estos programas no se ajustaban a las
características diferenciales de cada educando sino a los parámetros establecidos en el Método
Doman Delacato.
Diversos Institutos de Educación Especial, tales como los Centros de Desarrollo Infantil, los
Institutos de Educación Especial y los Talleres de Educación Laboral, por propia iniciativa o
por referencia de institutos privados, han aceptado a personas con autismo antes de que se
publicase la resolución ministerial para su atención. Estos institutos han evaluado a las personas
con autismo, diseñado curricula de enseñanza según el tipo de programa de atención al que
perteneciese el instituto y buscado la asesoría y orientación de centros privados que
sistemáticamente han venido atendiendo a esta población antes de la resolución ministerial. El
personal de algunos institutos han recibido cursos de capacitación por esos centros, charlas,
conferencias y talleres o se han trasladado a la institución de la cual la persona con autismo fue
referida para acordar una acción conjunta a fin de enfrentar el proceso educativo de estas
personas.
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población debió responder a la conceptualización y política de Educación Especial, a las bases
legales de la Educación General y de la Modalidad de Educación Especial, sin embargo, al no
tener personal formado y actualizado en el área del autismo específicamente no permitió una
total claridad en la forma de como abordar el proceso de enseñanza aprendizaje de este
educando con características tan particulares.
Se plantea inicialmente que "por las necesidades educativas de esta población se requiere de
programas de atención específica que respondan a las peculiaridades del área". Se está
reconociendo que la población de personas con autismo tiene unas características que la
diferencia de otras poblaciones atendidas por otras áreas de la Modalidad de Educación Especial,
lo cual hace que se necesiten desarrollar programas especialmente dirigidos a las personas con
autismo considerando sus particularidades. Sin embargo, se señala una propuesta de atención
educativa integral que no se sustenta lo suficiente desde las bases conceptuales y económicas
expuestas.
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inicial de ambos grupos de educandos en forma particular y diferencial en función de sus
necesidades.
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intervención realizada. De ahí que se considere que padres bien informados y formados con
respecto a las características de sus hijos y del problema que presentan son los agentes de
cambio más poderosos por lo cual debe promoverse su participación activa en el proyecto de vida
de uno de sus miembros cuya condición especial se mantendrá a lo largo de ella.
Cabe destacar que al individuo con autismo hay que "enseñarlo a aprender", porque no sólo
están alterados sus procesos senso-perceptivos sino aquellos de procesamiento e integración de
la información que reciben del medio, por lo tanto, hay que promover el aprendizaje y no esperar
a que se autogenere. En esa promoción del aprendizaje hay que considerar, además de los
aspectos antes expuestos, aquellos referentes a la motivación, intereses, competencias,
destrezas y habilidades de la persona con autismo que darán las pautas para lograr enfrentar con
éxito el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Por otro lado, si bien el aprendizaje ha de concebirse como un proceso dinámico donde
participan familia, escuela y comunidad no puede dejarse de lado como elemento que influye en
este proceso al propio individuo con sus características fisiológicas, emocionales y cognitivas
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mostrando una conducta peculiar que sería otro elemento dentro de ese proceso de interacción
dinámica. El educando con autismo ha de considerarse como eje central del hecho educativo
pero como una unidad bio-psico-social indivisible lo cual ha debido considerarse en el papel de
trabajo al intentar desarrollar un modelo de atención integral.
En conclusión, aún cuando hay premisas vigentes, ciertas y coherentes con los lineamientos
de Educación y de Educación Especial no se interrelacionan de una forma apropiada. No se da la
información suficiente y específica a cada cuadro que permita valorar lo que se propone. Tomado
en conjunto lo expuesto presenta una mediana Validez Conceptual.
Hay dos aspectos que están ausentes cuando se hace el planteamiento de una atención
integral a la persona con autismo: (1) Se deben considerar todos los aspectos anteriormente
mencionados en relación a que es una unidad bio-psico-social indivisible y que en el hecho
educativo (dentro del aspecto social) van a influir los factores biológicos y psicológicos los cuales
no podrían dejarse de lado y (2) Al ser el autismo una condición que se mantiene a lo largo de
toda la vida del individuo, el programa de atención debe concebirse desde una perspectiva
longitudinal y mejorar la calidad de vida de los individuos con autismo brindando los servicios
apropiados a cada fase del proyecto de vida.
La información sobre cuadros asociados no es suficiente, sin embargo, permite percibir con
claridad que el programa de atención a la persona con autismo debe vincularse y articularse con
otros programas y áreas de atención existentes en Educación Especial. Hubiese sido interesante
incluir estudios que se han realizado sobre la población con autismo en Venezuela a fin de
sustentar el planteamiento.
Los individuos con autismo son personas y como tales deben ser tratadas. No se explica qué
se entiende por personalidad multifacética y que implicación tendría esto para los programas de
intervención. No todas las personas con autismo presentan retardo en el desarrollo. La
exposición que se hace queda poco clara, hay poca validez conceptual en lo que se plantea con
poca coherencia entre los organizadores conceptuales, hay confusión de términos.
Las Bases Legales se señalan pero no se da información sobre las mismas y no se plantea
que la Resolución Ministerial que crea el área de autismo dentro de la Modalidad de Educación
Especial justifica la elaboración de un propuesta pedagógica completa dirigida específicamente a
la población con autismo así como lo establecido tanto en la Constitución Nacional, Ley Orgánica
de Educación y su Reglamento en cuanto al derecho inalienable que tiene esta población a recibir
la educación que requiere en base a sus capacidades y características bio-psico-sociales.
Como conclusión del análisis se debe señalar que hay planteamientos en la propuesta que,
en líneas generales, son coherentes con los lineamientos de Educación y Educación Especial,
están vigentes y presentan validez conceptual. Sin embargo, hay poca consistencia interna y
articulación entre diversas premisas y aseveraciones, la información no es exhaustiva ni clara con
una relativa objetividad y calidad que no permiten al evaluador validar lo planteado utilizando
solamente el papel de trabajo de la propuesta. Hay muy poca información sobre aspectos
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administrativos y uso de recursos humanos y materiales. Dentro de lo expuesto solamente se
propone una solución parcial a los problemas y necesidades del área de atención a la persona
con autismo.
El segundo modelo de atención es aquel basado en la Teoría del Apego cuyos postulados se
han actualizado en el marco de los avances en la investigación a nivel internacional. Ubican al
autismo dentro de los trastornos profundos del desarrollo siguiendo los criterios de la DSM-IV. A
las personas con autismo las clasifican según su nivel de funcionamiento en: Alto, Medio y Bajo
Nivel de Funcionamiento considerando las características de interacción social recíproca,
comunicación y actividades imaginativas. Actualmente llevan a cabo un “Tratamiento Psico-
Educativo” en el cual han diseñado un “programa médico-psicológico dentro de una estructura
escolar”. Consideran que la educación implica aprendizaje y no sólo escolarización, donde el
aprendizaje es un proceso acumulativo en el cual lo que se ha aprendido previamente es la base
para el aprendizaje posterior. Buscan desarrollar la integración de tareas senso-perceptivas a fin
de que la persona con autismo logre organizar un procesamiento de información adecuado. A
través del apego desarrollan habilidades para que la persona con autismo “aprenda a
aprender”. Plantean diversas estrategias para lograr sus objetivos psicoeducativos. Para la
planificación de las actividades parten de aquello que le gusta hacer al niño, de lo que puede
hacer y de aquello que sabe hacer.
20
Plantean un abordaje integral centrándose más en el desarrollo socio-afectivo de los niños,
desarrollo de las habilidades para lograr el apego, el contacto visual que facilita la captación de
estímulos y la comunicación para la cual contemplan la forma, el uso y el contenido. Lo que
denominan “Terapia de Vida” busca desarrollar la independencia a través del “entrenamieno en
hábitos” (vestido, aseo personal, control de esfínteres y alimentación), seguridad, cortesía,
recreación y descanso. Donde se observa un énfasis mayor en el cuidado y actividades de la vida
diaria que en lo propiamente educativo. También consideran la participación de los padres en la
atención de sus hijos con autismo.
Estos son básicamente los principales modelos de atención existentes en el país, pero
además existen otras iniciativas que básicamente son servicios de atención. Como se planteó
en la restrospectiva el instituto oficial creado para la atención de las personas con autismo
siguió las orientaciones y lineamientos de otras áreas de atención de la Modalidad de Educación
Especial, sin embargo, no realizaron las adaptaciones curriculares pertinentes a la población
atendida. De manera que también tuvo que ser reorientado. Las dos aulas de atención que
habían sido creadas en el interior del país fueron cerradas básicamente por problemas en la
gestión administrativa. De la diversidad de instituciones adscritas a la Modalidad de Educación
Especial que vienen atendiendo población con autismo con sus programas siguen destacando los
Institutos de Educación Especial, los Talleres de Educación Laboral y los Centros de
Desarrollo Infantil, los cuales requieren de personal actualizado y capacitado en el área ya que
la mayoría proviene de otras áreas de atención.
El servicio privado que existe con régimen de internado actualmente cuenta con dos tipos
de programas uno general institucional y otro de carácter más específico basado en Técnicas de
Modificación de Conducta que se elabora según las necesidades y problemática de cada persona
con autismo. El Programa General contiene básicamente Actividades de la Vida Diaria en la
búsqueda de la autoindependencia en esta área. Además cuenta con un área académica que se
inicia con el establecimiento de los repertorios básicos y tres niveles: (1) Prelectura y
Preescritura; (2) Lectura y (3) Ingreso a un grado dentro de la Educación Especial. La atención
que se brinda es más de tipo asistencial que educativa. Tienen un Taller de ensamblaje de
cerraduras y realizan actividades de jardinería, educación física y recreativa.
Con respecto a la integración las experiencias entre las diversas instituciones que
actualmente están atendiendo población con autismo son variadas. Algunas instituciones no han
integrado educandos autistas a otras instituciones y otras lo han realizado o bien en forma
directa o bien en forma progresiva en muchos casos con resultados favorables cuando se ha
realizado un seguimiento del proceso. El grado de participación de los padres varía de una
institución a otra al igual que la proyección y utilización de los recursos de la comunidad.
21
Personas con Autismo desde el sector oficial y que sirva de guía y orientación al ser en la práctica
de todos los entes gubernamentales y no gubernamentales que tengan como meta la atención
integral de esta población.
El educando con autismo, así como cualquier educando, ha de considerarse como una unidad
bio-psico-social indivisible y eje central del hecho educativo donde sus características son el
producto de una interacción compleja y dinámica entre la integridad de su Sistema Nervioso (bio),
sus emociones y cogniciones (psico) y su medio familiar, educativo y comunitario (social). Si el
sistema nervioso del individuo con autismo está afectado y, por ende, funciona de manera
diferente, esta persona tendrá una forma particular de enfrentarse y aprender del medio que lo
rodea.
En las desviaciones del lenguaje y la comunicación, muy relacionadas con las desviaciones
en la relación social, tampoco las personas con autismo conforman un grupo homogéneo.
Algunos pueden presentar mutismo (selectivo o no), otros presentan ecolalia inmediata y/o
tardía, comienzo inmaduro de la sintáxis, articulación inmadura, problemas con la prosodia del
lenguaje. En cuanto al lenguaje comprensivo pueden evidenciar capacidad para la memoria
mecánica pero incapacidad simbólica y fracaso en el uso de términos abstractos, conceptos y
razonamientos. Hay educandos con autismo que pueden conservar los elementos sintácticos del
lenguaje pero tener alterados los componentes semántico y pragmático. En la comunicación no
verbal se puede evidenciar que algunos se retrasan en el desarrollo de la misma o no usan los
gestos en forma apropiada, otros presentan disociación de gestos y lenguaje y fracasan en la
asignación de significado a los gestos. De ahí que el lenguaje gestual en aquellos educandos con
autismo y además con deficiencias auditivas severas presenta muchas dificultades.
Ya que la sensopercepción está alterada, por ende, la información que tienen que procesar
está siendo distorsionada afectando el desarrollo de las competencias cognitivas. Cabe destacar,
por ejemplo, la percepción fragmentada que podrían tener de los sonidos lenguaje lo cual
dificultaría su comprensión y aprendizaje. Si el lenguaje y el desarrollo cognitivo están afectados
entonces, cabe esperar, que la atención a los aspectos relevantes del medio también se altere.
23
con evitación impidiendo el desarrollo de un nuevo esquema y una familiarización subsecuente y
no responde con orientación, observación y exploración, pueden desarrollar un menor
funcionamiento conductual para evitar la estimulación novedosa comprometiéndose, por
ejemplo, con estereotipias estimulativas que "abarrotan" los receptores sensoriales e
insistiendo en un ambiente cambiante. No responden al estímulo que podría ser sorpresivo y
captador de la atención en personas normales. Los autistas parecen ser capaces de atender y
orientarse pero su orientación atencional al mundo claramente es diferente a la de los sujetos
normales. Tienen una capacidad limitada o selectiva para orientarse a la información novedosa y
esto es crítico para el desarrollo cognitivo. De manera que no hay un marco de referencia
adecuado para la predicción de sus orientaciones atencionales. Hay evidencia mayor disfunción
en el procesamiento del estímulo auditivo que en el visual, lo cual podría implicar que en el
procesamiento de una información análoga pudiesen estar involucrados déficits neurofisiológicos
diferentes en estas dos modalidades (Kootz, Marinelli y Cohen, 1982; Courchesne, Lincoln,
Kilman y Galambos, 1985, Courchesne, 1987; Ross, 1987; Ibarra, 1994; Kemner, Verbaten,
Cuperus, Camfferman y Van-Engeland, 1994)
Los autistas tienen déficit en la orientación conceptual y atencional de ahí que tengan
marcadas dificultades para alterar sus ideas respecto al mundo. Ellos hacen que las
representaciones cognitivas que una vez hicieron de fragmentos de información existan
independientemente del contexto. Esto trae consecuencias negativas importantes tanto para la
adquisición de nuevas conductas como para su relación tanto con las personas como con el
ambiente general que los rodea.
Como se señalara anteriormente, los educandos con autismo ante los estímulos
multidimensionales que contienen señales auditivas, visuales y táctiles, a diferencia de los niños
normales, se fijan típicamente en una de las tres formas de información, siendo incapaces de
aprender de las otras formas. En el ambiente social natural pocas veces es factible aprender
atendiendo a un solo estímulo a la vez. De manera que esta característica constituye un reto en
el desarrollo de las estrategias pedagógicas apropiadas para los educandos con autismo.
Además de lo anterior, hay educandos con autismo que utilizan más las modalidades
sensoriales proximales (gusto, olfato y tacto) para conocer el mundo. También pueden ser hipo o
hipersensibles al tacto de manera lo que explica porqué algunos rechazan el contacto físico (les
molesta) o pareciera no importarles el mismo (no sienten). Esta característica puede explicar
porqué algunos educandos con autismo no controlan esfínteres ya que o no reconocen las
señales táctiles o les produce inclusive dolor.
En relación con los problemas cognitivos, cabe destacar que en lo relacionado a la integridad
cognitiva los educando con autismo tampoco conforman un grupo homogéneo. Se puede señalar
que a mayor integridad del Sistema Nervioso Central hay mayor flexibilidad del pensamiento y
una disfunción en el mismo puede alterar los procesos de recepción, codificación, integración y,
por ende, de interpretación de la experiencia lo que conduciría a disfunciones en el nivel
conductual y afectaría la capacidad de aprendizaje del individuo y de construcción de su
conocimiento. Los educandos con autismo aún cuando presentan características cognitivas,
sociales y de comunicación diferentes a los educandos con retardo mental, como ya se señalara,
hay de un 75% a un 90% de los educandos con autismo que presentan asociado retardo mental.
Del 10% al 25% restante tienen una mayor integridad cognitiva. En este grupo pueden existir
educandos con autismo y talento aún cuando también puedan presentar dificultades
específicas en el aprendizaje. Cabe destacar que en las personas con autismo con mayor
integridad cognitiva sus intereses también se circunscriben a un área específica donde
entonces pueden desarrollar talento. En ambos grupos de personas con autismo con o sin
retardo mental asociado parece existir un estilo cognitivo característico al cuadro de autismo que
los diferencia claramente de otras entidades con las cuales pueden tener en común algunos
aspectos. Así mismo, estos educandos con autismo de ambos grupos pueden además presentar
24
un talento específico que se puede manifestar en una memoria prodigiosa, habilidades
excepcionales para las matemáticas, en el área musical, pictórica, manual o en cualquier otra
expresión de las artes o de los oficios.
Los educandos con autismo con mayor integridad cognitiva pueden presentar habilidades
para la lectura y la aritmética y un ajuste social relativamente mejor que muchas otras personas
con autismo. Aquellos con menor integridad cognitiva individuos autistas evidencian ninguna o
pocas habilidades para la lectura o la aritmética y un ajuste social muy pobre Rutter, 1978). La
mayoría de los educandos con autismo, en especial los de condición más severa, tienen un
repertorio limitado de respuestas, su propósito comunicativo está disminuido y pueden estar poco
“conectados” con su ambiente.
Dentro de lo general, los educandos con autismo parecen tener un estilo cognitivo
característico con mayor fortalezas en áreas no verbales. Debido a que se apegan mucho a lo
concreto tienen dificultades para formar conceptos y entender ideas abstractas. Los educandos
con autismo y sin retardo tienen un patrón variable característico en sus capacidades
intelectuales presentan como habilidad más desarrollada la visomotora y tienen afectados el
razonamiento verbal y no verbal, la formación de conceptos y la comprensión. Este nivel de
funcionamiento cognitivo dispar difiere cualitativamente de otros trastornos. Dentro de lo
particular, cada persona con autismo tiene además su estilo cognitivo propio el cual hay que
tratar de identificar. En este sentido, hay educandos con autismo que tienen buenas
competencias verbales. Algunos tienen muy buena memoria, sin embargo, otros pueden tener
una deficiencia en la memoria a corto plazo en la cual influye la atención. Otros presentan buena
comprensión del lenguaje receptivo de palabras simples con habilidades expresivas deficientes.
Los de mayor edad cronológica al mejorar su focalización de la atención entonces empiezan a
mejorar las habilidades cuantitativas y de memoria (Fein, Waterhouse, Lucci y Snider, 1985;
Lincoln, Courchesne, Kilman, Elmasian y Allen, 1988).
25
evidencia científica que muestre objetivamente con las nuevas investigaciones en las
neurociencias que son cuadros diferentes (Schopler y Mesibov, 1994).
Con respecto a la condición de autismo, ésta es más frecuente en varones que en hembras
(3:1), se estima de 10 a 15 personas con autismo por cada 10.000 nacimientos pudiendo estar
asociado o no con otras condiciones. Entre los principales cuadros asociados con el autismo se
encuentran daño orgánico cerebral (especialmente Síndrome Epiléptico, Espasmos Infantiles),
retardo mental en un 73%, deficiencias auditivas (6%), deficiencias visuales (3%) e hiperactividad
(6%) (Negrón e Ibarra, 1993) y en menor frecuencia también con otros cuadros de origen
neurológico (como Síndromes Neurocutáneos, Síndrome de Moebius, Cornelia Lange, Prader-
Willis, Trastornos Motores como La Tourette, entre otros), metabólico (por ejemplo,
aminoacidopatías, fenilcetonuria), genético (como X-Frágil, Síndrome de Down) y probablemente
inmunológico (Coleman, 1976; Coleman y Gillberg, 1985; 1992; Gillberg, 1987; Schopler y
Mesibov, 1987; ASA, 1993; Hodapp, Dykens y Masino, 1997). Esto permite considerar la
colaboración estrecha que debe existir entre el Área de Autismo y las otras áreas y programas de
la Dirección de Educación Especial así como también la necesidad de un despistaje médico a fin
de dar a la familia y a los docentes la orientación y asesoría requerida en cuanto al factor
orgánico que puede interferir en el proceso de enseñanza-aprendizaje de estos educandos.
En conclusión, queda evidenciado que los educandos con autismo tienen características
específicas al cuadro, que aún cuando puedan mejorar, los acompañan durante toda su vida, por
lo tanto, constituyen un grupo dentro de la población con necesidades educativas especiales
que justifican el diseño de un programa de atención integral diferenciado con métodos y
26
recursos especializados que permitan satisfacer sus necesidades y promover su desarrollo
integral como personas en una sociedad cambiante a la cual deben integrarse en la medida de
sus posibilidades.
27
fundamentales del ser humano a la agenda de la transformación educativa se planteó como
punto 19:
“Fortalecer las condiciones y estrategias que favorecen el desarrollo de las escuelas para que
atiendan niños con necesidades especiales o que presentan dificultades de aprendizaje debidas a
diferentes causas, tales como: discapacidades físicas, enseñanza o escolaridad inadecuada y
ambientes sociales marginados. Las escuelas integradoras favorecen la igualdad de
oportunidades, proporcionan una educación más personalizada, fomentan la solidaridad y
cooperación entre los alumnos y mejoran la calidad de la enseñanza y la eficacia de todo el
sistema educativo”
La Educación de las personas con autismo debe beneficiarse de una “educación fundamental”
la cual va más allá del aprendizaje de la lectura y la escritura concibiéndola como la satisfacción
de aquellas necesidades básicas de aprendizaje que posibilitan al hombre a ser consciente de
sus deberes y derechos, lo capacita para ejercerlos y le permite integrarse conscientemente en su
medio para transformarlo o para mejorarlo, lo cual se enmarca en los principios establecidos por
la UNESCO y ratificados en el compromiso de “Educación para Todos”.
PSICO
Hogar
Escuela SOCIAL
Comunidad
I
BIO
Sistema Nervioso
Genética, Bioquímica, Fisiología y
Biología del Organismo
Nutrición y Dietética
“...un ser activo, ente bio-psico-social en interacción con sus pares, con el medio, a quien el hecho
pedagógico debe garantizar su formación ciudadana y capacitarlo para transformarse a sí mismo
y a su sociedad...” (pág.5)
28
formación ha de enfrentarse al medio que lo rodea para complementar efectivamente su
desarrollo y crecimiento. Existen una serie de factores de riesgo a nivel de pre-concepción,
embarazo, parto y etapas tempranas del desarrollo que pueden ejercer su influencia sobre el
sistema nervioso, dependiendo de la integridad genética-estructural-funcional del mismo, y
producir el autismo.
Si el sistema nervioso del individuo con autismo está afectado y, por ende, funciona de
manera diferente, esta persona tendrá una forma particular de enfrentarse y aprender del medio
que lo rodea. La comprensión de los procesos cognitivos involucrados en el proceso de
aprendizaje del individuo con autismo, léase: cómo una persona con autismo accede al
conocimiento y aprende, es lo que ha llevado a las personas involucradas cotidianamente con la
atención de esta población a centrarse más en el hecho educativo como tal.
Dentro del Acuerdo de Santiago que fue subscrito en Chile en Agosto de 1996 en relación a las
metas de final de la década se planteó:
“Desarrollar, en el marco de la Convención Internacional de los derechos del Niño, una política
social moderna, de construcción de ciudadanía, de reconocimiento de derechos y
responsabilidades, de desarrollo de “sujetos” sociales y no de objetos de tratamiento de
programas...
Asumir las metas en favor de la infancia para el final de la década, ratificadas y ampliadas por el
Acuerdo de Nariño y el presente Consenso, como demandables en términos de derechos
consagrados positivamente y no como concesiones asistenciales a niños, adolescentes y
jóvenes”.
Esto plantea que debemos centrarnos más en este niño, niña, adolescente, joven o adulto con
necesidades educativas especiales, incluyendo aquellos con autismo, en su condición de
persona con igualdad de derechos ya que la condición que los acompaña tan sólo hace que en
el respeto a la diversidad haya que lograr una atención integral con criterios de la calidad,
equidad y eficiencia a fin de garantizar sus derechos. Como conclusión de todo lo anterior las
personas con autismo, no deben concebirse como objetos a quienes se les aplicarán programas
sino sujetos que tienen plenitud de derechos a la supervivencia, desarrollo y protección como
cualquier otro ciudadano venezolano.
De manera que en la búsqueda de una alternativa educativa para las personas con autismo
debemos centrarnos en el desarrollo pleno de su personalidad y buscar que, en la medida de sus
posibilidades, que sea un ente activo dentro de la sociedad bien sea a nivel familiar, escolar o en
su comunidad. Es decir, se debe ir más allá de la escuela y tener claro cuáles son los fines del
hecho pedagógico para su formación. Deberá buscarse que sea una persona que valore el
trabajo y sea capaz de transformarse a sí misma y a la sociedad con valores individuales y
colectivos que garanticen su propia seguridad y la de los demás. El Modelo de Atención Educativa
Integral para las personas con autismo está inspirado en el Humanismo Democrático y sigue sus
premisas (Prieto, 1957).
La atención educativa integral de las personas con autismo se impartirá mediante un proceso
escolarizado y no escolarizado (Reglamento de la Ley Orgánica de Educación, Artículo 4°) a
través de regímenes educativos diferenciados en función de las características y exigencias de
esta población considerando los aspectos biológicos, psicológicos y sociales de estos educandos
(RLOE, Artículos 31 y 35; Ministerio de Educación, Resolución Nº 123, 1994). Debe garantizarse
la detección e intervención temprana de las personas con autismo así como, en función de sus
características, los programas deben garantizar su escolaridad y la preparación e incorporación
activa de los educandos a la sociedad y al trabajo productivo (RLOE, Artículo 33).
29
Los educandos con autismo tienen derecho a una evaluación integral en función de las
características propias a través de las estrategias apropiadas (LOE, Artículo 105). La evaluación
diagnóstica en las personas con autismo es de vital importancia ya que permite el agrupamiento
de características comunes de esta población que bajo la misma categoría permite buscar
alternativas educativas particulares y establecer diferencias dentro de la población con
necesidades educativas especiales que en el marco de una política educativa permite el diseño
de programas educativos específicos referidos a una sub-población determinada. Constituye uno
de los primeros pasos en la búsqueda de una atención integral. Los otros tipos de evaluación
(formativa y sumaria) permiten considerar las características únicas e individuales de cada
persona y el proceso educativo en sí mismo lo que permitirá desarrollar el programa de
enseñanza individualizado considerando las estrategias pedagógicas óptimas y las adaptaciones
curriculares necesarias para que este educando autista en particular acceda, permanezca y
progrese en el sistema educativo (LOE, Artículo 92).
Se actuará sobre las posibilidades de las personas con autismo para desarrollarlas en vez de
adaptar objetivos a sus limitaciones a fin de que alcance la realización de sí mismo y logre el
disfrute de la vida, posibilitando su integración y participación en las actividades de la sociedad
donde se desenvuelve. Se debe preparar a la persona con autismo para la independencia
personal, la comunicación, la socialización y el trabajo a través de programas específicos
complementarios o sustitutivos, transitorios o permanentes (Constitución Nacional, Artículo
80; Conceptualización y Política de Educación Especial, 1975).
De manera que el Estado Venezolano debe prestar una mayor atención a la Educación
Especial dándole todo el apoyo requerido a fin de promover la atención integral e integración de
la población con autismo lo que permitirá la participación real y efectiva de todos los educandos
quienes demostrarán sus potencialidades y se convertirán en personas productivas y útiles para
el país.
“La enseñanza que positivamente desarrolla las aptitudes integrales del niño, poniéndolo en
capacidad de satisfacer plena y económicamente en la vida sus necesidades físicas, mentales
morales e intelectuales, no es por cierto exclusivamente la que dan los libros, la que oye de los
labios del maestro, sino esencial y principalmente la que se adquiere por experiencia propia”
(pág.8)
De lo anterior se puede concluir que al educando con autismo habría que darle la
oportunidad de aprender a través de la acción y la experiencia. Considerando sus
características particulares para que él pueda construir su conocimiento estas experiencias
deben tener significado para él, es decir, deben ser significativas y además ha de tenerse en
cuenta que las mismas generen su motivación intrínseca. Lo importante sería desarrollar
estrategias apropiadas para que el educando con autismo logre un aprendizaje significativo y
no sólo mecánico y rutinario.
Flórez (1994) señala que la pedagogía, dentro de las ciencias humanas y sociales, estudia y
propone estrategias para lograr la transición del niño del estado natural al estado humano como
ser racional autoconsciente y libre. La pedagogía se preocupa por el significado, los motivos y
causas de la acción educativa. La considera como una disciplina especialmente susceptible a
todo proceso específicamente humano que le permite asimilar y producir una cultura.
Considerando este autor, la pedagogía reconocería las condiciones para ampliar el espacio y
enriquecer la complejidad de la actividad consciente de la persona con autismo, elevando su
capacidad de producción y de interpretación simbólica. En este proceso es importantes entonces
considerar las características del aprendiz a fin de flexibilizar y adaptar las estrategias
30
pedagógicas. Esto es de vital importancia en el educando con autismo ya que tiene
peculiaridades en el procesamiento de la información y más aún en aquellos con mayor
compromiso cognitivo ya que dirigen su atención únicamente hacia algunas señales irrelevantes
del medio lo cual hace que presentan grandes dificultades para aprender (Bandura, 1987).
Considerando lo planteado por Vygotsky el aprendizaje de la persona con autismo debe ser
congruente con su nivel de desarrollo debido a que existe una relación entre éste y la
capacidad potencial de aprendizaje del educando. Se deben conocer las capacidades del
educando, considerar sus intereses y respetar el ritmo de aprendizaje del alumno . Rechazó
las descripciones cuantitativas simples de los niños especiales en términos de los rasgos
psicológicos unidimensionales reflejados en los puntajes de los tests. Se centró en las
descripciones cualitativas de la organización especial de su conducta. Una evaluación
integral, flexible que permita determinar ese nivel de desarrollo, las potencialidades e
intereses del educando es apropiada a fin de lograr una verdadera individualización de sus
planes y programas. De manera que son óptimas tanto para las personas con autismo como
para cualquier otro educando con necesidades educativas especiales pruebas que permitan
determinar los procesos que se están iniciando, los que deben continuar desarrollándose y
aquellos que están consolidados a fin de programar objetivos educativos basados en estas
potencialidades que a su vez permitan ir compensando las limitaciones.
“el rasgo esencial del aprendizaje es que engendra el área de desarrollo potencial...hace nacer,
estimula y activa en el niño un grupo de procesos internos de desarrollo dentro del marco de las
interrelaciones con otros, que a continuación son absorbidos por el curso interno del desarrollo y
se convierten en adquisiciones internas del niño” (Vygotsky, 1979, pág. 37).
Luria (1979) señala que para Vygotsky el origen de las formas superiores de conducta
consciente se debería encontrar en las relaciones sociales del individuo con el mundo externo,
siendo el hombre un agente activo en la creación de ese ambiente. Wertsch (1988) señala que
para Vygotsky el desarrollo tiene naturaleza cambiante ya que las funciones como la
memoria, la atención, la percepción y el pensamiento aparecen primero como procesos
elementales luego transformarse a procesos superiores. Si en las personas con autismo las
relaciones sociales con su medio externo están alteradas al igual que su papel como agente
activo en la creación de ese medio, entonces las formas superiores de conducta consciente que
se originan en esas relaciones sociales también están alteradas. De manera, que considerando a
Vygotsky a las personas con autismo habría que brindarle experiencias de aprendizaje que
favorezcan las relaciones sociales con el medio y que promuevan su papel activo en su medio,
especialmente en el aula donde tiene lugar parte del crecimiento social.
Vygotsky (citado por Luria, 1979) planteaba que el niño está en constante interacción con el
medio desde el momento de su nacimiento. Inicialmente sus respuestas están dominadas por
los procesos naturales derivados de su herencia biológica. Los adultos buscan activamente
incorporar a los niños dentro de su cultura y de su bagaje histórico de significados y formas de
hacer las cosas, de manera que a través de las intersecciones constantes de los adultos, más
complejas, empiezan a tener forma los procesos psicológicos instrumentales. Al principio estos
procesos son compartidos entre personas ya que pueden operar solamente en el curso de la
interacción de los niños con los adultos (interpsíquicos). Los adultos en este estadio se
convierten en agentes mediadores externos del contacto del niño con el mundo. A medida que
el niño crece la respuesta mediatizada al mundo a través de estos procesos comienzan a ser
ejecutados dentro del mismo niño (intrapsíquicos). A través de esta interiorización de las vías de
31
operación de la información que está históricamente determinada y culturalmente organizada es
que la naturaleza social de las personas llega a ser también su naturaleza psicológica.
“La concepción vygotskyana del control voluntario, la realización consciente y la naturaleza social
de los procesos psicológicos superiores presuponen la existencia de herramientas psicológicas o
signos, que pueden ser utilizados para controlar la actividad propia y de los demás. Esto, una vez
más, conduce a la conclusión de que la noción de mediación es analíticamente más importante
que otros aspectos del marco conceptual vygotskyano” (pág.44).
Se debe plantear que actualmente se ha sido demostrado que las formas complejas de los
procesos mentales son el resultado de la actividad cerebral como un todo. La idea de Vygotsky
de funciones mentalmente superiores en sus orígenes, sistemáticas en su estructura y dinámicas
en el desarrollo planteaba una aproximación diferente al problema de su época relacionada con
las localizaciones cerebrales. Se vislumbraba lo que posteriormente consolidó Luria y sus
seguidores en relación a lo que hoy se conoce como función neural dándole un contexto social.
Aspecto importante a considerar en las personas con autismo donde está comprometida la
integridad de su sistema nervioso.
Shatz (1992) señala que el cerebro humano adulto posee más de cien mil millones de
neuronas, conectadas de forma intrínseca y específica para permitir las funciones mentales
superiores. Las conexiones neurales definitivas se establecen a partir de la remodelación de un
esbozo inmaduro en el que sólo se insinúa el modelo adulto. La maduración del sistema nervioso
puede modificarse y ajustarse con precisión a través de la experiencia. Las investigaciones sobre
el desarrollo del cerebro han demostrado que para alcanzar la precisión de la configuración del
adulto es imprescindible la función neural, es decir, hay que estimular al cerebro. Desde los
estadíos más tempranos el medio socio-cultural de esa persona en desarrollo desempeña un
papel de vital importancia. Las personas nacen con casi todas las neuronas que van a poseer en
su vida adulta pero el cerebro crece debido a que las neuronas aumentan de tamaño y se
incrementa el número de axones, dendritas y de conexiones entre ellas. Los axones reconocen a
través de un sensor molecular substancias químicas que los guían en su crecimiento por la vía
adecuada y crecen a lo largo de ella, con la posibilidad en función de la interacción con el medio,
32
de corregir los errores cometidos durante la selección de la dirección (Kandel y Jessell, 1991). La
remodelación axónica se produce por la resolución de la pugna entre los estímulos informativos
a través de la formación de áreas funcionales específicas. Las células que descargan al
mismo tiempo establecen las mismas conexiones. Estas sinápsis especiales de Hebb juegan
un papel importante en la memoria y el aprendizaje.
Vygotsky (1934) señaló que inicialmente todas las funciones superiores actúan en estrecha
conexión con la actividad externa y sólo posteriormente parecen interiorizarse transformándose
en actividad interna. La objetivación de la función alterada, su desplazamiento hacia afuera y su
transformación en una actividad externa es uno de los principales mecanismos de
compensación de las alteraciones. De manera que es importante determinar esa
naturaleza u origen de la condición de autismo que acompaña a una persona a fin de
prevenir los factores que la ocasionan o intervenir tempranamente en los mismos para lograr
que en la forma más óptima posible se forme la actividad mental compleja. Para lo anterior se
deben considerar todos los avances de los estudios por imágenes, neuroquímicos,
electrifisiológicos, inmunológicos, genéticos, entre otros que en el campo del estudio de las
personas con autismo han permitido desarrollar no sólo estrategias acordes a sus
potencialidades y requerimientos sino planificar acciones preventivas.
“Si algún órgano debido a la deficiencia morfológica o funcional no logra cumplir enteramente su
trabajo entonces el sistema nervioso central y el aparato psíquico asumen la tarea de compensar
33
el funcionamiento deficiente del órgano, para crear sobre el órgano o la función deficiente una
suparestructura psíquica que tienda a asegurar el organismo en el punto débil amenazado”
(Prólogo, Obras Completas).
El nuevo aporte de Vygotsky, según Luria, fue la calificación de los síntomas en una
indagación más precisa de las estructuras del defecto y en el análisis de las diversas causas las
cuales son las responsables del retardo y la distorsión del desarrollo mental del niño. Para Luria
(1979) la necesidad de descubrir formas de ayudar con los problemas de los niños que sufrían de
defectos congénitos - ceguera, sordera, retardo mental- para realizar sus potenciales individuales,
hizo interesar a Vygotsky en el trabajo de los psicólogos académicos y esto lo condujo a crear un
nuevo y comprehensivo enfoque a los procesos psicológicos humanos en los que pueden también
contextuarse aquellos de la población con autismo.
Luria (1979) señaló que para Vygotsky el proceso de desarrollo de la personalidad está
condicionado por la unidad de los factores biológicos y sociales. Indicó que esta unidad no se
presenta en forma de combinación mecánica y estática de los factores hereditarios y del medio,
sino que representa una unidad compleja, diferenciada, dinámica y variable tanto con
respecto a las diferentes funciones psíquicas, como a las distintas etapas del desarrollo relativo a
la edad. Para comprender de un modo correcto el proceso del desarrollo psíquico del niño, es
importante determinar el papel y la importancia de cada uno de esos factores.
Vygotsky concluyó que el origen de las formas superiores de la conducta consciente debía
encontrarse en las relaciones sociales del individuo con el mundo exterior. Pero el hombre no
es sólo un producto de su ambiente, él también es un agente activo en la creación de ese
ambiente. El devenir del trabajo, como actividad consciente, práctica y formadora del hombre es
la fuente del saber a través de la cual el hombre se autoconstruye ya que no hay trabajo humano
sin conocimiento previo. El producto del trabajo es esencialmente de naturaleza social y, por
ende, cultural. En el progreso del conocimiento, a lo largo del desarrollo histórico-social es como
el hombre construye su dimensión consciente. La producción del conocimiento es el
despliegue de su propia especificidad, es la autoconstrucción permanente de su consciencia
como apertura hacia el mundo y apropiación del mismo en su existencia. De manera que a las
personas con autismo se les debe garantizar, como se señalara anteriormente, educación y
trabajo a fin de lograr su preparación e incorporación activa a los mismos en función de sus
potencialidades así como el acceso a la cultura, a la recreación y a las artes a fin de lograr su
autoconstrucción y un desarrollo armónico e integral.
Al educando con autismo habría que darle la oportunidad de aprender a través de la acción y
la experiencia. Considerando sus características particulares para que él pueda construir su
conocimiento estas experiencias deben tener significado para él, es decir, deben ser
significativas y además ha de tenerse en cuenta que las mismas generen su motivación
intrínseca. Como se señalara anteriormente, el maestro debe ser un mediador que partiendo
de las fortalezas e intereses del educando con autismo estructure la situación de
aprendizaje de manera que pueda hacer consciente la información que proviene del medio y la
integre a sus estructura cognitivas a fin de construir su conocimiento y desarrollar en forma
óptima sus potencialidades.
34
presenta un individuo con autismo, para ser considerado como tal, son el producto de una
interacción compleja y dinámica entre la integridad de su Sistema Nervioso (bio), sus emociones
y cogniciones (psico) y su medio familiar, educativo y comunitario (social) que hacen que esta
persona se desarrolle de una forma diferente. Ante unos mismos factores de riesgo, el impacto
sobre el sistema nervioso no es el mismo porque depende de la integridad genética-
estructural-funcional anteriormente señalada, la cual es individual. Lo genético da una
probabilidad de desarrollar la condición de autismo y lo ambiental, considerado como los
factores de riesgo pre, peri y postnatal, modifican la misma haciendo que se actualice o no.
De manera que dentro de la población con autismo se van a encontrar sub-grupos con
características propias que hay que considerar al enfrentar el hecho educativo de la misma y
de cada educando en particular, por lo cual, se debe realizar una evaluación inicial o diagnóstica
en la cual se consideren estos factores bio-psico-sociales que permita conocer integralmente al
educando a fin de que, a través de un proceso de enseñanza-aprendizaje especialmente
sistemático e individualizado en el cual se vaya realizando una evaluación formativa y
sumativa, se llegue a lograr su desarrollo pleno.
Al ser el autismo una condición que se mantiene a lo largo de toda la vida del individuo,
el programa de atención debe concebirse desde una perspectiva longitudinal y mejorar la
calidad de vida de los individuos con autismo brindando los servicios apropiados a cada fase del
proyecto de vida. Los programas dirigidos a la población infantil con autismo deberán tener
objetivos diferentes de aquellos destinados a la población de adolescentes o adultos con autismo.
Las personas con autismo tienen un estilo cognitivo característico que los diferencia
claramente de otros cuadros con las cuales pueden tener en común algunos aspectos o pueden
estar asociados. De manera que, dentro del respeto a las diferencias individuales y dando
cumplimiento los Artículos 31 y 32 de la LOE y a la Resolución Ministerial Nº 123, la atención a la
población con autismo deberá ser diferenciada, por métodos y recursos especializados. En el
desarrollo de las estrategias educativas se deberá enfatizar más en sus posibilidades que sus
limitaciones (LOE, Artículo 33).
La persona con autismo tiene comprometida su integridad neurológica lo cual altera sus
procesos senso-perceptivos; de procesamiento, integración y almacenamiento de la información
que recibe del medio y, por ende, su interpretación de la experiencia está alterada al igual que su
conducta y capacidad de aprendizaje. Así mismo, tiene restringido tanto su propósito
comunicativo como la búsqueda de información y de interacción con el medio. Lo anterior trae
como consecuencia que a la persona con autismo haya que "enseñarla a aprender" por lo cual:
(1) Hay que promover el aprendizaje y no esperar a que se autogenere a fin de lograr éxito
en el proceso de enseñanza-aprendizaje cobrando mucha importancia el concepto vygotskiano
descrito de la mediación de los procesos y de la voluntariedad en un sentido amplio; (2) Es
importante considerar como este aprendiz con autismo procesa la información que le viene del
medio y ya que tiene sus propias estrategias para acceder y apropiarse del conocimiento ,
cabría conocer esas estrategias de conocimiento y aprovecharlas a fin de flexibilizar las
estrategias pedagógicas y adaptarlas a las características inherentes al educando y, por
ende, facilitar el proceso de enseñanza-aprendizaje. En el caso de las personas con autismo es
muy importante desarrollar estrategias que logren un aprendizaje no sólo mecánico y rutinario
sino más significativo.
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Para el sujeto con autismo que aprende es básico lo que es verbalmente significativo para él y
ya que el aprendizaje por descubrimiento no siempre es posible es importante la información
organizada y los aspectos instruccionales de la educación pero no son suficientes ya que además
hay que considerar los procesos cognitivos del aprendiz. El aprendizaje significativo ocurre en
la persona con autismo cuando el material educativo que se le presenta puede relacionarse en
forma no arbitraria con lo que ya conoce, es decir, con su estructura cognoscitiva, por lo cual
aprende más fácilmente si la información está organizada. De ahí la importancia de la
estructura de la tarea, de las actividades e incluso del ambiente escolar .
Las personas con autismo son educandos que se han ido desarrollando de otro modo, en el
sentido vygotskiano, teniendo la capacidad de comprender y de hacer real su potencial y la tarea
de la educación es proporcionarle las condiciones más favorables para lograrlo. Es importante
considerar que cada niño tiene su propio ritmo de aprendizaje lo que debe ser considerado
en la planificación de la rutina escolar.
El ambiente del aula debe prepararse de manera que promueva el crecimiento social que
debe tener lugar en la interrelación de los educandos dentro de ella. Ya que las personas con
autismo tienen problemas para establecer esa interrelación social entonces cobra aún mayor
importancia la preparación de ese ambiente del aula a fin de promover ese crecimiento social.
Así mismo, se deben promover en el niño conductas que tiendan a satisfacer sus necesidades
biopsíquicas reconociendo la importancia de la educación como tarea social. El maestro debe
ayudar a estos educandos a aprender los valores de la participación democrática en función
de sus características particulares. Para esto al docente debe garantizársele su actualización,
capacitación y formación en el área de la atención educativa integral de esta población (RLOE,
Artículo 35).
Con respecto a los aspectos curriculares, Lansing (1981) plantea que un currículum para
niños con autismo se diseña considerando áreas amplias que contemplen aspectos que un niño
sin estas características particulares aprendería en forma natural de los padres y otros niños. De
manera que al menos deben contemplarse seis áreas que son indispensables para lograr un
desarrollo integral de estas personas: (1) Comunicación y Lenguaje; (2) Habilidades, Destrezas y
Comportamiento Social; (3) Habilidades de Autoayuda, Responsabilidad y Utilización del Tiempo
Libre; (4) Habilidades Académicas Cognitivas y Funcionales; (5) Destrezas Motoras y (6) Hábitos
de Trabajo y Organización.
Es evidente que el énfasis en las áreas curriculares diferirá si se está considerando un niño o
un adolescente o adulto con autismo. Fredericks, Buckley, Baldwin, Moore y Stremel-Campbell
(1983) refiriéndose a las necesidades educativas de los adolescentes con autismo señalan como
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áreas a desarrollar: (1) Social/sexual; (2) Actividades de la Vida Diaria; (3) Utilización del Tiempo
Libre; (4) Educación Vocacional y (5) Académica-funcional.
Existe una gran mayoría de autistas no verbales que están en la capacidad de aprender
algunas destrezas comunicacionales a un nivel pre-verbal o no-verbal. Se enseña primero a
comunicar sus necesidades e intereses. Inclusive en algunos autistas con destrezas de lenguaje
(habla o lenguaje de señas) sólo se comunican con personas que saben de antemano lo que el
niño quiere o debe decir. Estos niños también requieren del desarrollo de sus destrezas de
lenguaje y comunicación. Independientemente del sistema de expresión que se enseñe (lenguaje
hablado, lenguaje de señas, gestos simples, actos motores, comunicación a través de figuras en
tarjetas, o cualquier otro sistema) debe enseñarse a la persona con autismo un medio para
transmitir mensajes en situaciones de la vida diaria. Se deben evaluar varias dimensiones: (1)
Función o propósito de la comunicación; (2) Contexto o situación en la cual se da la
comunicación; (3) Categoría semántica; (4) Palabras específicas que se utilizan; (5) Forma de la
Comunicación.
El desarrollo del área social involucra el enseñar a la persona con autismo a identificar las
claves sociales. Para que esto sea posible la experiencia social debe lograr tener algún tipo de
significado para la persona con autismo. La enseñanza en el área social de las personas con
autismo debe ser consistente con lo que estos educandos comprenden y debe centrase en
experiencia positivas. Las destrezas sociales aisladas y específicas no son relevantes para el
desarrollo de la interacción social en las personas con autismo. El énfasis se debe centrar en
combinar esas destrezas individuales en unidades sociales significativas. Para promover
relaciones significativas es esencial que a las personas con autismo se les proporcionen
experiencias compartidas. Especialmente en los adolescentes se debe enfatizar el cómo
establecer relaciones con otras personas, como responder apropiadamente a esas otras personas
en el hogar, la comunidad y en el trabajo o como iniciar apropiadamente interacciones con otras
personas. Se centra en la utilización práctica del lenguaje o de los sistemas de comunicación
aprendidos. Al adolescente se le enseña a como protegerse del abuso sexual y cómo disfrutar
hábitos sexuales sanos.
Mesibov y Lord (1993) plantean que los enfoques tradicionales generalmente están
diseñados para hacer que las personas con autismo aparenten ser lo más normales posibles en
sus interacciones sociales, sin tener respeto por sus necesidades o sus intereses. En vez de estar
centrados en el comportamiento normal como meta principal, se debe partir de las estructuras
sociales básicas y del entendimiento de las personas con autismo a fin de lograr el desarrollo
máximo de sus posibilidades a través de brindarles formas más positivas y significativas de
satisfacer sus necesidades interpersonales.
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El factor básico para el éxito en el desarrollo de destrezas y comportamientos sociales en las
personas con autismo radica en la relevancia de las actividades considerando sus habilidades
individuales y sus necesidades. Existen diversas estrategias para lograr estos objetivos, entre las
que cabe destacar, los grupos estructurados y la interacción con pares normales donde la clave
radica en considerar actividades que sean motivantes para las personas con autismo.
En cuanto al área académica funcional hay que enseñarlos a integrar sus potencialidades
cognitivas, la aplicación funcional en la vida diaria: Pareamiento, clasificación, secuenciación,
causalidad, relaciones especiales, desarrollo de memoria visual y auditiva son conceptos básicos
a enseñar. Se ha señalado que el educando con autismo es más un aprendiz visual que auditivo,
le cuesta procesar la "información novedosa" y le angustia lo que no puede predecir o controlar
mostrando en consecuencia una serie de conductas "inapropiadas" para lo que se espera en su
medio social (Courchesne, Hillyard, y Galambos, 1975; Novick, Kurtzberg y Vaughan, 1979;
Courchesne, Lincoln, Kilman y Galambos, 1985; Lincoln, Courchesne, Kilman y Galambos, 1985;
Courchesne, 1987; Courchesne, Lincoln, Yeung-Courchesne, Elmasian y Grillón, 1989; Ibarra,
1994; Kemner, Verbaten, Cuperus, Camfferman y Van-Engeland, 1994). Ya que toda situación de
aprendizaje implica una novedad, a la persona con autismo hay que "enseñarla a aprender",
como se señalara anteriormente, aprovechando su condición de aprendiz visual; logrando
que lo que va a aprender pierda su carácter novedoso y estructurando la situación de
aprendizaje de una forma que le permita predecir lo que se espera de él y así favorecer el
proceso de enseñanza-aprendizaje de estos educandos. Cabe destacar que la estructuración
dependerá de su nivel de funcionamiento e integridad cognitiva.
Otro aspecto importante se relaciona con las llamadas Actividades de la Vida Diaria y de
Autoayuda. Bishop (1990) señala que requieren ser enseñadas a las personas con autismo a
fin de que pueda desenvolverse exitosamente en su medio ambiente y cuya adquisición le
permitirán funcionar tan independientemente como le sea posible dentro de la sociedad.
La utilización adecuada del tiempo libre es de vital importancia. Esta área se puede dividir
en aquellas actividades que se pueden desarrollar en el hogar y aquellas que se desarrollarán en
la comunidad. En las actividades del hogar estarán aquellas participativas que hará sola la
persona con autismo (jugar solitario, pintar, dibujar, entre otras), las participativas que deben
realizarse con otras personas (jugar pelota, ajedrez, ping-pong) y actividades de observación (ver
T.V., escuchar radio). En la comunidad podrá aprender a realizar actividades solo como nadar,
caminar, las cuales también podría realizar en compañía de otros (montar bicicleta, patinar) y
entre las actividades de observación pueden estar el ir al teatro, al cine, presenciar actividades
deportivas. Es importante que el educando tenga la oportunidad de presenciar actividades de
tiempo libre y enseñársele cómo hacerlas y cuando poder hacerlas así se le garantiza el acceso a
la cultura y a la recreación. De manera que debe incluirse la formación cultural como parte
integral del currículo.
En el área motora es una de las más conservadas en el autista sin embargo aspectos tales
como la coordinación armónica de movimientos, plasticidad y planificación motora están
afectadas. La terapia ocupacional y educación física cobran mucha importancia a fin de evitar
escoliosis y otras deformaciones, por un lado, a través de la Educación Física no competitiva
donde se desarrolle por medio de la psicomotricidad el esquema corporal a través de ejercicios
de postura, tono muscular, respiración y relajación. Por otro lado, permiten el desarrollo de
muchas potencialidades que tienen estos educandos en esta área específica. A través de la
Educación Física y el Deporte con las adaptaciones curriculares requeridas se pueden
desarrollar normas y valores y a través de la Recreación se puede desarrollar la interacción
social tan afectada en la población con autismo. Además, la adquisición de destrezas manuales
ocupacionales pueden ser un inicio para garantizar su integración a los Talleres de Educación
Laboral al igual que a un oficio futuro. Cabe recordar que educación y trabajo son partes de un
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mismo proceso que debe iniciarse tempranamente y son esenciales para el desarrollo integral
del hombre.
Se deben desarrollar las destrezas y conductas vocacionales (incluyendo las áreas académicas
funcionales) promoviendo el funcionamiento independiente del educando con autismo. A las
personas con autismo hay que enseñarles las habilidades necesarias para ser un miembro activo
de un grupo social en el hogar, la escuela o su comunidad partiendo de sus áreas de mayor
interés de manera de promover el aprendizaje. Un aspecto importante para lograr estos objetivos
lo constituye la enseñanza estructurada. Al respecto cabe señalar que los estudios de
seguimiento han demostrado que los programas educacionales especialmente estructurados han
arrojado los resultados más promisorios en los educandos autistas más jóvenes. La estructura
los ayuda a organizarse a sí mismos y a responder más apropiadamente a sus ambientes. La
organización física, los cronogramas u horarios, el sistema individual de trabajo y las rutinas son
tipos específicos de estructura que han demostrado su utilidad en las aulas para educandos con
autismo de todas las edades y niveles de funcionamiento (Mesibov, 1993).
Dos aspectos importantes a considerar en el curriculum inicial de una persona con autismo
son la enseñanza estructurada y la promoción de la independencia en todos los niveles de
funcionamiento. Los niños menores requerirán de más estructura que los mayores al igual que
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aquellos que tengan mayor grado de compromiso del nivel de funcionamiento. Una vez pasada
esta fase inicial, la meta es promover el aprendizaje, hasta donde sea posible, dentro de los
ambientes menos estructurados y más naturales lo cual conduce a la integración social.
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