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RAZÓN DE RELATORÍA
Fl o ía4rApaza
Secretario Relator
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 24 días del mes de enero de 2018, el Pleno del Tribunal
Constitucional, integrado por los señores magistrados Blume Fortini, Espinosa-Saldaña
Barrera, Miranda Canales, Ramos Núñez, Sardón de Taboada, Ledesma Narváez y
Ferrero Costa, pronuncia la siguiente sentencia, con el fundamento de voto de la
magistrada Ledesma Narváez que se agrega, y el fundamento del voto del magistrado
Sardón de Taboada.
ASUNTO
ANTECEDENTES
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FUNDAMENTOS
1. La demanda de autos tiene por objeto que se declare la nulidad del dictamen fiscal
de fecha 18 de octubre de 2006, emitido por la Octava Fiscalía Provincial Penal de
Lima, y de la resolución fiscal de fecha 17 de enero de 2007, emitida por la
Segunda Fiscalía Superior Penal de Lima, por considerar que vulneran los derechos
a la tutela procesal efectiva, a la prueba y a la libertad sexual de la recurrente.
Como consecuencia de ello, se solicita que se ordene al Ministerio Público que
emita nuevo dictamen respetuoso de los derechos afectados.
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5. Tal afirmación se ve corroborada con datos estadísticos oficiales. Así, se tiene que
según la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar 2016, elaborada por el Instituto
Nacional de Estadística e Informática (INEI), el 68.2 % de las mujeres han sufrido
algún tipo de violencia por parte de su esposo o compañero en el año 2016. En la
zona andina sur, los índices se elevan, llegando al 79.1 % en Apurímac y al 78.8 %
en Puno. La misma encuesta reveló que el 16 % de las mujeres fueron objeto de
maltrato por personas distintas a su pareja. Asimismo, el 41 % manifestó recordar
que su padre ejerció violencia física contra su madre en alguna ocasión, índice que
superó el 50 % en los casos de Apurímac (54.3 %), Cusco (52.3 %) y Ayacucho
(52 %).
6. Esta encuesta también señala que el 44.1 % de las mujeres violentadas pidió ayuda
a una persona de confianza y solo el 27.2 %, menos de un tercio del total, acudió a
buscar ayuda a una institución tal como la Policía Nacional del Perú, las
defensorías municipales, el Ministerio Público, el Poder Judicial o el Ministerio de
la Mujer y Poblaciones Vulnerables. De las que no buscaron ayuda, el 44.5 % no lo
estimó necesario y el 16 % refirió que sentía vergüenza.
literal "g"); asimismo, establece una serie de deberes para los Estados parte, entre
los que destacan los siguientes ]:
Artículo 7
Los Estados Partes condenan todas las formas de violencia contra la mujer y
convienen en adoptar, por todos los medios apropiados y sin dilaciones, políticas
orientadas a prevenir, sancionar y erradicar dicha violencia y en llevar a cabo lo
siguiente:
(—)
b. actuar con la debida diligencia para prevenir, investigar y sancionar la
violencia contra la mujer;
(—)
d. adoptar medidas jurídicas para conminar al agresor a abstenerse de hostigar,
intimidar, amenazar, dañar o poner en peligro la vida de la mujer de cualquier
forma que atente contra su integridad o perjudique su propiedad;
(—)
f. establecer procedimientos legales justos y eficaces para la mujer que haya sido
sometida a violencia, que incluyan, entre otros, medidas de protección, un juicio
oportuno y el acceso efectivo a tales procedimientos;
g. establecer los mecanismos judiciales y administrativos necesarios para
asegurar que la mujer objeto de violencia tenga acceso efectivo a resarcimiento,
reparación del daño u otros medios de compensación justos y eficaces (...).
8. De ahí que, en sede nacional, se haya expedido la Ley 30364, "Ley para prevenir,
sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres y los integrantes del grupo
familiar"; que en su artículo 9 reconoce el derecho de las mujeres a una vida libre
de violencia; asimismo, que se haya aprobado el Plan Nacional contra la Violencia
hacia la Mujer 2009-2015 (Decreto Supremo 003-2009-MIMDES), así como el
actual Plan Nacional contra la Violencia de Género 2016-2021 (Decreto Supremo
008-2016-MIMP).
En el ámbito internacional se han elaborados diversos instrumentos con la finalidad de reducir y suprimir la
problemática de violencia contra la mujer; destacando, entre estos, la Convención para la Eliminación de todas
Formas de Discriminación contra la Mujer, la misma que fue ratificada por el Perú el 13 de septiembre de 1982; así
como la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, emitida por la Asamblea General de las
Naciones Unidas el 20 de diciembre de 1993.
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18. El Comité, si bien toma nota de las diversas iniciativas sobre legislación y políticas
tendientes a reducir la violencia contra la mujer, incluido el Plan Nacional contra la
Violencia hacia la Mujer, sigue observando con suma preocupación el alcance, la
intensidad y la prevalencia de este tipo de violencia. En particular, el Comité sigue
observando con preocupación los considerables obstáculos a que tienen que hacer
frente las mujeres para acceder a la justicia, (...); la falta de medidas coercitivas, que
contribuye a la impunidad de los agresores; y la persistencia en la sociedad de actitudes
permisivas ante la violencia contra la mujer. (...)
10. Del mismo modo, en las Observaciones finales sobre los informes periódicos
séptimo y octavo combinados del Perú, de fecha 24 de julio de 2014, el citado
comité ha señalado en cuanto al acceso a la justicia de la mujer lo siguiente:
19. Al Comité le preocupan las dificultades con que tropiezan las mujeres cuando
procuran obtener reparación en los casos de violencia, como la discriminación, los
prejuicios y la insensibilidad a las cuestiones de género de las autoridades judiciales,
los fiscales v la policía, cuyo efecto es disuadir a las mujeres de acudir a la justicia en
tales casos. El Comité advierte con particular inquietud el alto grado de impunidad de
los agresores en los casos de violencia contra la mujer y el incumplimiento por el Estado
parte de sus obligaciones dimanantes del artículo 2 de la Convención en el sentido de
prevenir, investigar, perseguir y castigar los actos de violencia.
20. El Comité insta al Estado parte a redoblar y concertar mejor los esfuerzos para
cambiar los arraigados estereotipos de género y cumplir las disposiciones del artículo
2 de la Convención y a:
a) Reforzar la capacidad de los jueces, los fiscales, los agentes de la ley y los
profesionales de la salud, especialmente los médicos forenses, para atender a las
mujeres víctimas de la violencia que acuden a la justicia considerando debidamente
las cuestiones de género;
b) Alentar a las mujeres a denunciar todos los casos de violencia, tanto
dentro como fuera del hogar, incluida la agresión sexual;
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1‘1
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12. Más aún, si como ha dicho la Corte Interamericana de Derechos Humanos, tanto en
el caso Fernández Ortega contra México (fundamento 100), como en el caso
Rosendo Cantú también contra México (fundamento 89), refiriéndose al supuesto
concreto de la probanza de la violación sexual, que "(...) la violación sexual es un
tipo particular de agresión que, en general, se caracteriza por producirse en ausencia
de otras personas más allá de la víctima y el agresor o los agresores (...)" y que, en
consecuencia, "(...) no se puede esperar la existencia de pruebas gráficas o
documentales y, por ello, la declaración de la víctima constituye una prueba
fundamental sobre el hecho".
13. En tal sentido, constituye una obligación constitucional para el Estado peruano de
tomar acciones idóneas orientadas a lograr la eficiencia en la impartición de justicia
en casos de violencia contra la mujer y, en específico, los de agresión sexual.
14. El artículo 159 de la Constitución prescribe, entre otras cosas, que corresponde al
Ministerio Público conducir desde su inicio la investigación del delito, así como
ejercitar la acción penal de oficio o a petición de parte. Esta exigencia
constitucional, como es evidente, ha de ser realizada con la debida diligencia y
responsabilidad, a fin de que las conductas ilícitas no queden impunes y se satisfaga
y concretice el principio del interés general en la investigación y persecución del
delito u otro bien constitucional análogo. En este sentido, este Tribunal, en su
jurisprudencia, ha señalado que el proceso de amparo es la vía idónea para analizar
si las actuaciones o decisiones de los fiscales observan o no los derechos
fundamentales o si, en su caso, superan o no el nivel de proporcionalidad y
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razonabilidad que toda decisión debe suponer, siempre que tenga la condición de
firme.
16. Con base en ello, el Tribunal Constitucional tiene precisado que el derecho a la
debida motivación de las decisiones fiscales también se ve vulnerado cuando la
motivación es solo aparente, en el sentido de que no da cuenta de las razones
mínimas de hecho o de derecho que sustentan la decisión fiscal, o por qué se intenta
dar solo un cumplimiento formal a la exigencia de la motivación. Así, toda decisión
que carezca de una motivación adecuada, suficiente y congruente constituirá una
decisión fiscal arbitraria y, en consecuencia, será inconstitucional (cfr. Sentencia
4437-2012-PA, fundamento 6).
17. Sin embargo, no todo ni cualquier error en el que eventualmente incurra una
decisión fiscal constituye automáticamente una violación del derecho a la debida
motivación de las decisiones fiscales. Ello solamente se da en aquellos casos en los
que dicha facultad se ejerce de manera arbitraria; es decir, solo en aquellos casos en
los que la decisión fiscal es más bien fruto del decisionismo que de la aplicación
razonable del Derecho y de los hechos en su conjunto.
18. La recurrente alega que el dictamen fiscal de fecha 18 de octubre de 2006, emitido
por la Octava Fiscalía Provincial Penal de Lima, así como la resolución fiscal de
fecha 17 de enero de 2007, emitida por la Segunda Fiscalía Superior Penal de Lima,
vulneran su derecho a la tutela procesal efectiva, pues, a pesar de que existen
indicios suficientes de la comisión del delito de violación sexual del que fue
víctima, le impiden llegar a la tramitación de un proceso penal para procurar la
reparación del daño que le provocaron con dicha agresión. En ese sentido, sostiene
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que el Ministerio Público ha dado un valor probatorio excesivo a los elementos que
contradicen su denuncia y, por otra parte, le ha restado todo valor a aquellos que sí
la corroboran, vulnerando así su derecho a la prueba y a la debida motivación.
19. Los demandados, por su parte, argumentan que los pronunciamientos fiscales
cuestionados fueron emitidos en el marco de una investigación regular y
exhaustiva, que dio por resultado una insuficiencia probatoria para la formulación
de denuncia penal, lo cual fue debidamente motivado. Agregan que el Ministerio
Público ha procedido conforme a sus atribuciones y que no existe obligación de
formular denuncia si de la investigación preliminar se determina una ausencia de
elementos de convicción sobre la comisión del hecho punible.
20. Al respecto, este Tribunal debe enfatizar que, en principio el proceso de amparo no
puede constituirse en una suprainstancia de revisión de toda actuación judicial o
fiscal. Sin embargo, sí corresponde que el Tribunal examine, a través del proceso
de amparo, la motivación llevada a cabo por el Ministerio Público al momento de
emitir su decisión.
22. Dicha inferencia, observa el Tribunal, estuvo basada en las siguientes premisas:
i) la recurrente no ha referido que el denunciado hubiera empleado violencia o
amenaza para obligarla a consumar el acto sexual, y ii) si bien la información
médica obrante en el expediente concluye que la demandante habría sostenido
relaciones sexuales violentas que le generaron lesiones genitales, ello no acredita la
consumación de un acto sexual no consentido.
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24. En efecto, según se desprende del dictamen fiscal provincial (folio 21), la médico
Carmen Julia Mere Hernández sostuvo que no podía precisar si las lesiones han
sido efectuadas de una manera violenta o de un acto sexual consentido; y en igual
sentido se pronunció el médico Robinson Loayza Sierra, según el cual el desgarro
perineal podría darse por una relación consentida o no consentida. Sin embargo, las
dos posibilidades que presenta esta información fáctica (consentimiento o no
consentimiento) no se encuentran presentes en la premisa segunda, sino que esta
recoge en forma de negación una sola de dichas posibilidades, esto es, que no se
acredita el no consentimiento. Al respecto, el Tribunal observa que la fiscal no ha
explicitado o exteriorizado las razones o justificaciones objetivas que le hacen
preferir esa forma de enunciar la premisa y que la disuaden de otra alternativa (por
ejemplo, que dicha información fáctica no desacredita el no consentimiento); por lo
que al no darse a conocer las razones que sustentan las premisas fácticas, el
razonamiento efectuado se mantendrá en secreto y en la conciencia de su autora,
incurriendo, por tanto, en un error de motivación y generando con ello un déficit de
corrección y validez constitucional en la decisión .
26. De otro lado, la resolución fiscal de fecha 17 de enero de 2007, emitida por la
Segunda Fiscalía Superior Penal de Lima, que, resolviendo la queja de derecho
formulada por la recurrente, ordenó el archivamiento definitivo de los autos, señala
expresamente que:
(...) pese a obrar en autos los Certificados Médico Legales N° 033120-CLS, de fecha 07 de
Julio del 2005, de fs. 113 y N° 038715-CLS de fecha 11 de Agosto del 2005 de fs. 117, que
concluyen desfloración antigua y no signos de acto contra natura, dando cuenta de la
existencia objetiva de una relación sexual, no determinan en ningún caso que dicha relación
se haya practicado encontrándose la agraviada bajo un estado de inconciencia o incapacidad
de resistir (sic); lo que se acredita con la manifestación policial de Luis Fernando Raúl
Anco Santos, recepcionista del Hostal (...) donde refiere que tanto la agraviada como el
denunciado ingresaron a la habitación (...) caminando (...) declaración corroborada por (...)
Maritza Zenaida Gómez Sánchez (...) y asimismo, por la manifestación a nivel policial de la
médico ginecóloga del Servicio de Salud de la Dirección de Asuntos Estudiantiles de la
Pontificia Universidad Católica del Perú, Carmen Julia Mere Hernández (...) donde señala
que la agraviada no se encontraba en estado de ebriedad al momento de practicarle el
examen (...)
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27. Este Tribunal observa que en la disposición fiscal citada se intenta dar solo un
cumplimiento formal a la exigencia de la motivación, careciendo la decisión
tomada de una motivación adecuada, suficiente y congruente. Ello es así porque no
se tiene en cuenta que los certificados médicos se dirigen a probar la violación
sexual alegada y no así el estado de inconsciencia de la víctima, desnaturalizando
su valor probatorio. Tampoco se tiene en cuenta la declaración de la propia
recurrente, que en estos casos resulta de vital importancia. Y es que, como se ha
señalado más arriba, dadas las especiales circunstancias que rodean el delito de
violación sexual "la declaración de la víctima constituye una prueba fundamental
sobre el hecho" (Cfr. Casos Fernández Ortega contra México y Rosendo Cantú
también contra México antes citados)
(...) la sindicación hecha por la denunciante, sin medidos de prueba que sustenten
sus afirmaciones, resulta insuficiente para ser considerada como elemento que
atribuya responsabilidad penal alguna, más aún teniéndose que desde la fecha en
que ocurrieron los hechos a la de formulación de la denuncia transcurrieron
cuarentidos días (...) aunado a la edad de la denunciante, su actividad
preprofesional en la carrera de Derecho y principalmente la forma y circunstancias
del hecho incoado (...)
Vale decir, que para formalizar una denuncia penal por violación sexual la
disposición fiscal toma como criterios la demora en denunciar, la edad, ocupación
de la víctima y las circunstancias en que ocurrieron los hechos; criterios que no
hacen sino obstaculizar el acceso a la justicia de quien alega haber sido
sexualmente agredida, como si por estos supuestos las personas debieran tener una
protección mayor o menor de la justicia frente a las agresiones sexuales. Ello,
claramente, contraviene la obligación constitucional del Estado peruano para tomar
acciones idóneas orientadas a lograr la eficiencia en la impartición de justicia en
casos de violencia contra la mujer, a la que se ha hecho referencia supra.
(...) la CIDH observa con gran preocupación la ineficacia de los sistemas de justicia
para juzgar y sancionar a los perpetradores de actos de violencia contra las mujeres.
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29. Así las cosas, resulta evidente que no estamos ante decisiones fiscales válidas y
constitucionalmente legítimas, sino, por el contrario, ante decisiones arbitrarias e
inconstitucionales, cuya nulidad debe ser declarada para disponer consecutivamente
la expedición de un nuevo pronunciamiento en el cual se motive debidamente el
sentido resolutivo.
30. Finalmente, este Tribunal llama la atención sobre la aseveración efectuada por el
Ministerio Público de que el tiempo transcurrido entre los hechos y la formulación
de denuncia genera por sí solo dudas sobre la declaración de la recurrente. Tal
afirmación, que se encuentra tanto en el dictamen fiscal (folio 26) como en la
resolución que resuelve la queja (folio 38), desconoce el rechazo social de la
violencia contra la mujer y profundiza su situación de vulnerabilidad, descrita en
los fundamentos precedentes de la presente sentencia.
HA RESUELTO
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Publíquese y notifíquese.
SS.
BLUME FORTINI
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
MIRANDA CANALES
RAMOS NÚÑEZ
SARDÓN DE TABOADA
LEDESMA NARVÁEZ
FERRERO COSTA
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Estoy de acuerdo con el fallo, pero no con incluir los fundamentos 3 al 13, y 28 de la
sentencia. Dichos fundamentos abundan en datos estadísticos y declaraciones
normativas internacionales y de políticas públicas que no vienen al caso.
Así la estadística de violencia contra la mujer fuera bajísima, esta demanda sería
igualmente fundada, ya que está acreditada la vulneración del derecho fundamental a la
debida motivación de las resoluciones fiscales.
Así, los citados fundamentos devienen en impertinentes para resolver la presente causa.
S.
SARDÓN DE TABOADA
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Ello se encuentra justificado por las propias circunstancias del presente caso, donde se
evidencia que la afectación del derecho a la debida motivación de las disposiciones
fiscales a través de la explicitación de razonamientos falaces ha conllevado a una
situación injusta que nos debe llevar a reflexionar sobre lo siguiente: para enfrentar los
eventuales casos de violencia que sufren las mujeres en el Perú, enraizada en nuestra
sociedad en su conjunto, es fundamental erradicar la desidia de las autoridades del
sistema de justicia en el caso de que se haya configurado como una práctica
institucional.
Siendo ello así, saludo la decisión unánime del pleno del Tribunal Constitucional al
haber abordado este caso de la forma en que lo ha hecho, dando otra oportunidad a la
labor del Ministerio Público para que reexamine los argumentos expuestos en su
decisión originaria y entregue justificaciones razonables que legitimen la decisión que
se llegue a tomar en el presente caso.
No obstante, como explica Lara Amat y León, si bien existen distintas formas de
combatir las injusticias de género, también es cierto que algunas solamente cuestionan o
se centran en las injusticias individuales y no en las colectivas, lo que a su vez puede
generar otras injusticias de género2. En ese entendido y dado el rol que cumplen los
jueces en sociedades como las nuestras, se desprende que la aplicación de las normas
jurídicas no puede permanecer indiferente ante dicha realidad.
De esta manera, frente a semejantes injusticias por razón de género, los jueces, al
momento de aplicar el Derecho en la solución de controversias, y en la medida en que
son conscientes de las consecuencias de sus fallos, deben incluir la perspectiva de
género cuando ello corresponda, a fin de evitar las arbitrariedades que, como sabemos,
se encuentran proscritas desde la Constitución.
[...] la necesidad de reconocer cuando ello sea relevante, la asimetría que puede existir
entre un hombre y una mujer, debido a una relación de poder. Ello se traduce en la
obligación del Estado de diseñar e implementar políticas públicas que incluyan acciones
afirmativas para superar la discriminación3 [cursiva agregada].
POSADA KUBISSA, Luisa. "Justicia y género: las propuestas de Nancy Fraser". En Daimon. Revista
Internacional de Filosofía, N° 65, 2015, p. 11.
2 LARA AMAT Y LEÓN, Joan. "Feminismo seducido: La crítica de Nancy Fraser a la imaginación
feminista...y los movimientos sociales", 2018, inédito.
3 CORTE CONSTITUCIONAL DE COLOMBIA. Sentencia T-145/17 de 7 de marzo de 2017,
Consideración 4.3.
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En dicha senda, la Corte IDH en el caso Campo Algodonero vs. México indicó que las
reparaciones a las víctimas debían adoptar una perspectiva de género, por la siguiente
razón:
(...) deben tener una vocación transformadora de dicha situación, de tal forma que las
mismas tengan un efecto no solo restitutivo sino también correctivo. En este sentido, no
es admisible una restitución a la misma situación estructural de violencia y
discriminación. Del mismo modo, la Corte recuerda que la naturaleza y monto de la
reparación ordenada dependen del daño ocasionado en los planos tanto material como
inmateria110 .
Asimismo, cabe resaltar con especial atención a los estándares establecidos por la
jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), en los
casos Atala Riffo vs. Chile y Duque vs. Colombia. Como es sabido, en el primer
caso, la Corte IDH estableció que la identidad de género es una categoría protegida
por la Convención". En el segundo caso, la Corte IDH explícita que la identidad de
género es también un motivo prohibido de discriminación, de conformidad con lo
señalado por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales en su
Observación General N.° 2012.
6 ltd.
7 Íd.
8 Íd.
9 Íd.
io
11 Corte IDH. Caso Atala Riffo vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia del 24 de febrero de
Sentencia del 26 de febrero de 2016. Serie C N.° 310, párr. 109. Asimismo, ver también: Consejo
Económico y Social (CESCR), Observación General N.° 20: la no discriminación y los derechos
económicos, sociales y culturales (artículo 2, párrafo 2 del Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales), 2 de julio de 2009, E/C.12/GC/20. párr. 32.
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Así, "los operadores judiciales tienen el deber de cumplir sus funciones a la luz de la
perspectiva de género"14, más aún si las decisiones judiciales pueden, eventualmente,
constituir fuente de discriminación en contra de la mujer a través, por ejemplo, de la
naturalización de la violencia y la reproducción de estereotipos15.
Si bien los jueces no pueden desplegar una orientación hacia alguna de las partes del
proceso por motivos vinculados a su género ni dichos pueden influir en cómo
resuelven los jueces los casos que conocen19, también es cierto, como señala la Corte
Constitucional de Colombia en la Sentencia T-145/17, que los mandatos
constitucionales y convencionales exigen que el juez cuando se pronuncie sobre una
controversia jurídica en la que resultan involucrados derechos fundamentales de las
mujeres, tenga en consideración marcos interpretativos que permitan desarrollar
"perspectivas más amplias y estructurales del problema a resolver"20, con la finalidad
de desarrollar soluciones integrales a tales casos a partir de "la reconfiguración de los
tradicionales patrones culturales discriminadores"21.
fundamento 2.
16
Íd.
17 Íd.
18 CORTE CONSTITUCIONAL DE COLOMBIA. Sentencia T-145/17 de 7 de marzo de 2017,
fundamento 4.3.
19 Íd.
20
Íd.
21 Íd.
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En suma, ante situaciones en las que las mujeres sean víctimas de cualquier tipo de
violencia o discriminación, los jueces, sin caer en la pérdida de imparcialidad, deben
orientar sus actuaciones desde la perspectiva del género, siempre buscando armonizar
los principios constitucionales y la especial protección a la mujer22 en tales supuestos,
de conformidad con los instrumentos internacionales en materia de derechos humanos
que sean vinculantes para el Estado peruano. Así pues, "se trata de adoptar decisiones
judiciales apoyadas en un marco normativo más amplio en materia de protección de
derechos de los grupos más vulnerables a fin de que tengan un impacto visible y
positivo en su vida y en general en la sociedad"23.
En la reciente jurisprudencia del Tribunal Constitucional del Perú, vale decir, en lo que
respecta a la expedida por el Colegiado actual, a diferencia de otras cortes de la región,
no se ha hecho explícita la aplicación de la perspectiva de género en la mayoría de casos
resueltos en el entendido de que la hubiesen requerido. No obstante ello, de manera
implícita, puede considerarse que ésta se ha aplicado, con mayor o menor intensidad, en
determinados casos, en los que, por lo demás, no se logró la unanimidad de los votos.
fundamento 13.
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Es ardua la tarea que tenemos los que impartimos justicia como jueces constitucionales,
en lo que respecta a disminuir, cada vez con mayor efectividad, la brecha histórica y
estructural en cuanto al igual disfrute de derechos que se aprecia entre hombres y
mujeres. Si bien el Tribunal Constitucional, en cierta temática, como la laboral o
educativa, viene afianzando la protección de los derechos fundamentales de las mujeres,
aún se advierten retos pendientes en aspectos relativos a los derechos sexuales y
reproductivos, como también a la efectiva tutela del derecho de las mujeres a una vida
libre sin violencia, sin contar otros derechos sobre los que eventualmente el Colegiado
podría pronunciarse de llegar los justiciables hasta dicha instancia a través del recurso
de agravio constitucional, como es el caso de otros derechos políticos, sociales,
económicos y culturales.
Siendo ello así, quisiera enfatizar que aún hay mucho camino que recorrer en lo que
respecta a la aplicación de la perspectiva de género en la solución de litigios de
trascendencia constitucional. En efecto, todavía no contamos con pronunciamientos que
se caractericen por la defensa clara y contundente, a partir de la aplicación de la
perspectiva de género, de los derechos sociales, económicos, culturales de las mujeres,
de su participación política en condiciones de auténtica paridad, o de asuntos tan
sensibles como lo referente a sus derechos sexuales y reproductivos, entre otros. De esta
manera, nos encontramos ante un conjunto de temas que necesariamente requiere ser
abordado y analizado desde la perspectiva de género, perspectiva que contribuirá, por lo
demás, a la atención de las necesidades básicas de ciudadanos y ciudadanas integrantes
de otros grupos vulnerables, todo ello con base en el respeto de su dignidad. Pero
dichas luchas no solo deben darse bajo los límites de las instituciones nacionales, como
es el caso del Tribunal Constitucional.
En todo caso, somos las autoridades jurisdiccionales y, especialmente, las mujeres que
hemos recibido del país la oportunidad de ocupar las más altas magistraturas, quienes
no podemos tolerar ni permitir el retroceso en el disfrute de los derechos ya
conquistados ni en las luchas ya desplegadas a favor de los derechos de las mujeres y de
toda población vulnerable. Solo si mantenemos esa consigna, será posible dotar de
efectividad al mandato constitucional según el cual al Estado le corresponde promover
el bienestar general que se fundamenta en la justicia y en el desarrollo integral y
equilibrado de la Nación (artículo 44 de la Constitución).
S.
LEDESMA NARVÁEZ