Las Entrevistas Con Los Padres

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LAS ENTREVISTAS DE ASESORAMIENTO EDUCATIVO FAMILIAR

José Antonio Alcázar

Lo primero son los padres. "La familia es el lugar primordial de la educación


humana. Los padres (...) son los primeros educadores. Este derecho-deber que les
incumbe es primario, original, intangible, indelegable e insustituible" 1. Con este
presupuesto, la relación del preceptor con los padres de sus alumnos resulta el
punto de partida obligado para la asesoramiento personal; una interrelación
personal que supone un enriquecimiento para los educadores, en favor del
educando, a través de una actuación coordinada y coherente, tanto en la
familia como en el colegio 2.

El preceptor es el cauce ordinario por el que se establece la relación entre


el centro escolar y la familia. La primera preocupación del preceptor ha de ser
lograr una comunicación fluida con los padres de sus alumnos que le permita
ayudarles a llevar a cabo su labor de primeros educadores.

Si el preceptor atendiese a los alumnos pero no a sus padres estaría


perdiendo gran parte de su influencia educativa, porque los padres son quienes,
de ordinario, mejor conocen a su hijo, con un conocimiento íntimo, profundo; y
quienes influyen decisivamente sobre su educación: mucho más que la escuela o
que el ambiente social. Los padres son los primeros modelos de sus hijos, a los que
estos imitan con gran naturalidad, hasta parecérseles no sólo en los rasgos físicos,
sino en los gestos, en la forma de hablar, en el carácter. La familia tiene un
enorme potencial educador aún en medio de ambientes completamente
adversos. Y, en sentido contrario, los padres poseen una capacidad muy alta
para destruir en poco tiempo —con su ejemplo, o con su displicencia— un plan
educativo pacientemente trazado en la escuela. De ahí el interés que tiene para
el preceptor contar con la opinión y con la colaboración activa de los padres
para trazar juntos el programa educativo que convenga a su hijo y poner en
práctica los medios necesarios para llevarlo a término.

La relación de los padres con el preceptor, tal como se presenta en estas


líneas, supone que el centro educativo es mucho más que una empresa de
servicios a la que se puede exigir resultados en forma de buenas calificaciones. Se
trata de facilitar una actuación común entre la familia y el colegio, y coherencia
en las motivaciones e influencias que el alumno recibe en uno y otro ámbito. Así
concebidas, las entrevistas de los padres con el preceptor de su hijo o hija serán
auténticas entrevistas de asesoramiento educativo familiar.

1
Carlos Cardona. Ética del quehacer educativo, pág. 37. Ed. Rialp, 1990. Cfr. Vaticano II.
Gravissimum educationis, n. 3 y Juan Pablo II, Ex. Ap. Familiaris consortio, n. 36.
2
Vázquez, A. (1991): Educación familiar y sensatez, Madrid, Epalsa, pág. 42.
Los padres también los alumnos acudirán gustosos a las entrevistas con el
preceptor y aceptarán sus consejos cuando notan su competencia profesional y
que conoce a sus hijos, les acepta, comprende y ayuda. Esto se trasluce siempre
del respeto y del afecto con que el alumno habla en casa de su preceptor.

La preparación cuidadosa de la entrevista es una elemental manifestación


de profesionalidad y de respeto del preceptor hacia los padres y los alumnos. Ha
de acudir con los datos más recientes, y con un breve guión de los asuntos que
debe tratar.

Quienes de ordinario conocen muy bien a su hijo, con todos los anteceden-
tes, son los padres. Por eso el preceptor ha de ponderar muy bien su juicio cuando
no es coincidente, viviendo la elemental prudencia de escuchar primero a los
padres, antes de hablar, y abstenerse de opinar cuando no cuenta con datos
seguros. La conversación ha de estar presidida por la profesionalidad, delicadeza
y la sinceridad, sin dar nunca la impresión de que se quiere dar lecciones. En
cualquier caso, el diálogo con los padres debe tener un enfoque positivo: hablar
de lo que va bien y de lo que se debe cambiar, pero con esperanza, porque la
persona siempre tiene la posibilidad de mejorar, aunque algunas situaciones sean
muy complicadas.

El preceptor, para cumplir con eficacia sus funciones, necesita conocer a


través de los padres algunos datos el alumno (su carácter, comportamiento en
casa, uso del tiempo libre) y sobre el ambiente familiar. Y, a su vez, informa a los
padres sobre la actitud de su hijo en el colegio y sobre los objetivos educativos de
cada periodo escolar. Bien entendido que el preceptor ha de ser muy delicado
para llegar a un conocimiento suficiente de la familia respetando la intimidad y
evitando los pormenores innecesarios. Por otra parte, tanto el preceptor como los
padres han de guardar reserva sobre lo que el alumno les haya confiado
personalmente, y el preceptor debe abstenerse de comentar las circunstancias
de la intimidad familiar que conoce por oficio, porque en estos casos tienen la
misma obligación que un médico o un abogado de guardar silencio.

La colaboración y el intercambio de puntos de vista entre los padres y el


preceptor les permite diseñar el proyecto educativo que más convenga a la
capacidad, la situación y la actitud del hijo, al mismo tiempo que ayuda a
comprender y a exigir. Cuando logra la confianza de los padres, el preceptor
puede realizar una auténtica labor de asesoramiento familiar, ayudándoles a
conseguir en su hogar un clima de amable exigencia que facilite la educación de
sus hijos.

La entrevista con los padres –con el padre y la madre, conviene insistir con
delicadeza para que estén los dos presentes– ha de tenerse con cierta
frecuencia: por ejemplo, de tres a cinco ocasiones a lo largo del curso escolar.
Además, si el preceptor está presente en las reuniones informativas y en los
demás medios de formación que el colegio organiza para los padres, podrá
aprovechar estas ocasiones para comentar con algunos padres, brevemente,
algún punto de interés.

Una labor de asesoramiento educativo exige, al menos, una entrevista formal


frecuente con cada uno de los matrimonios y de los alumnos, para ayudarles a
reflexionar y conocerse mejor, para que se acepten como son y adopten
decisiones firmes de mejora familiar o personal, y a mantener el esfuerzo por
mejorar. Es necesario preparar las entrevistas, para lo que puede ser útil llevar una
ficha por cada familia o alumno en la que anota de modo discreto algunos datos
de interés, nunca datos confidenciales.

Una buena entrevista exige preparación tanto por parte del preceptor como
de los padres, y debe comenzar por la evaluación de los objetivos acordados en
la conversación anterior. Los temas que se pueden tratar en cada ocasión son
muy variados, ya que los padres y el preceptor, que comparten un interés común
por la formación completa de sus hijos o alumnos, no pueden limitarse a comentar
los resultados académicos, aunque sea importante tratar este punto con
profundidad y aunque aparentemente sea el asunto que más preocupa a los
padres. En efecto, el trabajo es el medio fundamental para la propia realización
personal y medio educativo por excelencia, pero en las entrevistas con los padres
se han de tratar otros muchos asuntos y, en especial, cuanto se refiere a la vida
familiar, la formación del alumno y su capacidad de relación: su comportamiento
en casa y en el colegio, su carácter, sus relaciones de amistad y uso del tiempo
libre, para poder ayudarle a desarrollar las virtudes y a corregir sus defectos.

Es interesante utilizar ejemplos prácticos que permitan a los padres


percatarse de lo que se les desea decir: no es suficiente recomendarles que
ayuden a su hijo a ser más recio, porque en algunos casos ignorarán qué es la
reciedumbre y cuáles son sus manifestaciones en la vida diaria; ni será quizá
suficiente recomendar un tono humano alto, sino que convendrá especificar
algunos detalles de delicadeza en el trato, que se pueden vivir en casa y en el
colegio: dar las gracias, pedir las cosas por favor, no levantar la voz, utilizar un
vocabulario adecuado, comer de todo, evitar caprichos, vestir sin afectación ni
rarezas.

En la labor de asesoramiento familiar que corresponde al preceptor, no


puede faltar la referencia a los valores morales y religiosos. Igualmente convendrá
tener en cuenta las amistades y el empleo del tiempo libre, así como los
ambientes que frecuenta el alumno y la influencia en su formación. Antes de las
vacaciones, es el momento de sugerir planes de asistencia a campamentos,
convivencias, cursos de inglés u otras actividades de tiempo libre. Un análisis
pormenorizado de las aficiones e intereses del alumno y de sus padres, puede
ofrecer inapreciables ocasiones de refuerzo educativo.
Por ejemplo, es indudable el interés que tiene fomentar la afición por la
lectura y trazar con los padres un plan de uso de la televisión que sea
verdaderamente educativo. En este punto suelen ceder con facilidad, con tal de
conseguir que sus hijos no molesten. Se les pueden sugerir modos prácticos de
seleccionar los programas y los vídeos con los hijos, recomendándoles que vean
la televisión juntos, para convertir ese tiempo en una ocasión para estar
pendientes de sus hijos, al tiempo que se sugieren actividades alternativas a la
televisión, que resulten más enriquecedoras: aficiones, excursiones y visitas
culturales en familia, etc.

Pero siendo un medio insustituible, el asesoramiento familiar y la orientación


personal no han de reducirse a las entrevistas formales. La convivencia diaria
ofrece muchas oportunidades para atender una llamada telefónica, mantener
una breve conversación en un pasillo, al final de una clase o reunión, en un
momento de descanso, en el comedor. Estos contactos esporádicos breves,
cuando apoyan la entrevista formal, tienen un gran valor para estimular y animar,
para resolver una incidencia, para felicitar al que consiguió el objetivo que
pretendía; en definitiva, para demostrar a los alumnos y sus padres que nos
interesa su situación, sus ilusiones, sus problemas.

El rendimiento académico suele ser el punto de partida de la relación del


preceptor con el alumno y con sus padres. Aquí pone en juego su prestigio como
orientador, aunque no sea el tema más importante. Necesita partir de un
diagnóstico preciso de las posibilidades y limitaciones de cada uno, realizado
con los datos de su observación personal, con la información suministrada por los
padres del alumno, por los demás preceptores, por el expediente académico y,
en su caso, por tests psicométricos y otros dictámenes técnicos. Este diagnóstico
ha de actualizarse de continuo, para poder acomodar el nivel de exigencia a las
nuevas situaciones personales y para conseguir una mejor motivación para el
aprendizaje.

La orientación académica requiere, además, conocer para qué asignaturas


está más o menos dotado el alumno, qué recuperaciones tiene pendientes,
cómo es su aprovechamiento de las clases, si acude al colegio con el material
necesario, si estudia todos los días en casa el tiempo necesario, si es ordenado, si
usa técnicas de estudio eficaces, cuándo y dónde estudia.

La marcha académica preocupa de modo especial a los padres, que han


de asegurar en casa las condiciones favorables que ayuden a los hijos a trabajar
todos los días, con las acciones adecuadas: horario, control sobre la televisión,
mostrando interés por el trabajo que realiza el hijo y sobre todo, con el ejemplo de
trabajo del padre y de la madre, que constituye el mejor estímulo para los hijos.
En todos los temas, pero especialmente en el del estudio, los padres han de
aprender a comprender y exigir, más que reprimir; motivar, más que incentivar
con recursos materiales; esperar de la responsabilidad de sus hijos, más que
desconfiar. Conscientes de que la mayoría de los problemas no se resuelven
desde fuera, sino que han de ser los propios hijos quienes encuentren la solución,
con su ayuda y la de sus profesores.

El preceptor ha de informar a los padres con claridad sobre la marcha


académica de su hijo, aconsejándoles modos concretos de ayudarle en los
estudios. Los padres de alumnos con suspensos agradecen que se les mantenga
informados de cuándo y cómo se recuperan las asignaturas y evaluaciones
pendientes, así como de las fechas de los exámenes importantes. Es muy positivo
dar a conocer también a los padres —por ejemplo, a través de una breve nota
escrita—, la mejoría y buenos resultados de sus hijos, especialmente cuando no es
lo ordinario. No obstante, movido por un sincero interés por ayudar a un alumno,
el preceptor no debe comprometerse ante los padres a poner medios que
supongan una dedicación extraordinaria de tiempo o una atención que no le
resulte luego posible.

Es cierto que la colaboración del centro escolar, a través de la figura del


preceptor, no es fácil, y que viene siendo habitual la queja de muchos
educadores por la falta de interés que muestran bastantes padres de alumnos.
Pero los educadores también hemos de plantearnos si podemos hacer más de lo
que hacemos y, sobre todo, si podemos hacerlo mejor.

Las relaciones entre los colegios y los padres son tenidas cada vez por más
importantes, pero los profesores no se sienten, en muchos casos, preparados para
desarrollar esta tarea. Según un reciente estudio publicado en Gran Bretaña, el 56
por 100 de los estudiantes de Magisterio apenas recibieron preparación en este
campo.

El redescubrir a los padres como educadores pasa necesariamente por la


preparación de los preceptores para que puedan desempeñar con profesiona-
lidad las funciones de auténticos asesores familiares, de expertos en educación.
SUGERENCIA DE GUIONES PARA ENTREVISTAS DEL PRECEPTOR
CON LOS PADRES DE SUS PRECEPTUADOS

Hemos señalado la conveniencia de mantener de tres a cinco entrevistas


anuales, y ofrecemos a continuación un esquema orientativo, fruto de la
experiencia de algunos centros educativos, sobre los temas que pueden tratarse
en esas ocasiones, aunque convendrá tratar en cada caso los que interese a la
situación del alumno, y del modo adecuado a su edad. En algún caso será
bueno una frecuencia mucho mayor en las entrevistas, para atender situaciones
que exijan mayor continuidad. Y en cualquier caso, convendrá concretar no sólo
los modos prácticos por los que el alumno puede mejorar, sino los que faciliten el
ejemplo de los padres y del profesor. Esto es, las entrevistas han de ser una
reflexión en voz alta sobre el modo en que padres y profesor viven su tarea
educativa y dan ejemplo al educando.

A) ESQUEMAS PARA 5 ENTREVISTAS

1ª entrevista:

• Presentación de los padres y del preceptor.


• Tipo de educación que procura el centro educativo.
• Situación de la familia.
• Coordinación entre el preceptor y los padres. Periodicidad de entrevistas.
• El alumno: carácter y situación profesional.
• Sinceridad y sencillez. Modos de fomentarlas. Aprender a reconocer los propios
fallos.
• Prácticas de vida cristiana.
• Objetivos hasta la próxima entrevista: Planes de acción educativa para la
familia y la escuela.
• Actividades del colegio para los padres.

2º entrevista:

• Evaluación de los objetivos señalados en la entrevista anterior.


• Resultados de la evaluación y plan de trabajo para la siguiente. Horario de
estudio.
• Educar en la libertad y responsabilidad: consecuencias prácticas.
• No resolver problemas ni evitar esfuerzos a los hijos. Dejarles opciones para que
elijan. Comportamiento en casa y en el colegio. Puntualidad en el horario
familiar. Encargos.
• Cumplimiento de los deberes del cristiano. El valor del sacrificio.
• Educación de la sexualidad. Adelantarse.
• Cuidado de los detalles materiales de orden y limpieza. Ambiente que facilite
el esfuerzo.
• Objetivos hasta la próxima entrevista: Planes de acción educativa para la
familia y la escuela.

3º entrevista:

• Evaluación de los objetivos señalados en la entrevista anterior.


• Resultados de la evaluación y plan de trabajo para la siguiente. Horario de
estudio.
• Reciedumbre. Aprender a no quejarse y a llevar con alegría las
contradicciones.
• Constancia en los encargos, en las aficiones y deportes.
• Relación con sus amigos: ayuda a mejorar, lealtad. Uso del tiempo libre.
• Ver siempre el lado positivo de las situaciones y las personas.
• Tono humano. Detalles de cortesía. Dar las gracias. Pedir las cosas por favor.
• Objetivos hasta la próxima entrevista: Planes de acción educativa para la
familia y la escuela.

4º entrevista:

• Evaluación de los objetivos señalados en la entrevista anterior.


• Resultados de la evaluación y plan de trabajo para la siguiente. Horario de
estudio.
• Cumplimiento de los deberes del cristiano. Detalles en la vida de familia.
• Generosidad y compañerismo: pensar en los demás, dejar sus cosas. Emplear
tiempo.
• Ayuda a los amigos a mejorar. Influencia positiva en el ambiente.
• Uso del dinero. Sobriedad. Señorío sobre las cosas materiales: no apegarse.
• Espíritu deportivo en la lucha por superar los defectos, admitiendo las
limitaciones.
• Refuerzo de la voluntad: aprender a decir que no. Constancia.
• Objetivos hasta la próxima entrevista: Planes de acción educativa para la
familia y la escuela.

5º entrevista:

• Evaluación de los objetivos señalados en la entrevista anterior.


• Resultados del curso y plan de trabajo para el verano. Horario.
• Plan de verano. Uso del tiempo libre. Plan de lecturas. Fomento de aficiones.
• Asistencia a actividades de formación.
• Vida cristiana durante el verano: posibles dificultades.
• Procurar estar más tiempo con los hijos. Planes de descanso y deporte en
familia.
• Encargos especiales durante el verano en casa.
• Objetivos para el verano: Planes de acción educativa para la familia y la
escuela.
B) ESQUEMAS PARA 3 ENTREVISTAS

1ª entrevista:

• Presentación de los padres y del preceptor.


• Tipo de educación que procura el centro educativo. Proyecto Educativo.
• Situación de la familia.
• El alumno: personalidad (puntos fuertes y débiles) carácter y situación
académica.
• Valores humanos que se desean promover.
• Objetivos de mejora hasta la próxima entrevista. Planes de acción educativa
para la familia y la escuela.
• Información sobre actividades del centro educativo para los padres.

2º entrevista:

• Evaluación de los objetivos señalados en la entrevista anterior.


• Resultados académicos y horario de estudio. Logros y dificultades.
• Comportamiento en casa y en el colegio. Adquisición de hábitos (valores).
• Objetivos hasta la próxima entrevista: Planes de acción educativa para la
familia y la escuela.

3ª entrevista:

• Evaluación de los objetivos señalados en la entrevista anterior.


• Resultados académicos y horario de estudio. Logros y dificultades.
• Comportamiento en casa y en el colegio. Adquisición de hábitos (valores).
• Plan de verano. Uso del tiempo libre. Plan de lecturas. Fomento de aficiones.
• Sugerencias para el periodo de vacaciones.

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