In Itinere 01-El Pensamiento Politico de Jovellanos PDF
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EL PENSAMIENTO POLÍTICO
DE JOVELLANOS.
SEIS ESTUDIOS
I.S.B.N.: 978-84-8317-886-7
D. Legal: AS-2692-2011
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Las luces son utilísimas, son necesarias; pero no
estancadas en un depósito, sino difundidas por todas
partes
PRÓLOGO................................................................................. 11
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IGNACIO FERNÁNDEZ SARASOLA
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EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
5. UN CONFLICTO POLÍTICO-CONSTITUCIONAL
EN TIEMPOS DE GUERRA. REFLEXIONES
A LA LUZ DE UN ESCRITO INÉDITO
DE JOVELLANOS................................................................ 193
I. UN INÉDITO POLÍTICO ...................................................... 193
II. JOVELLANOS, VOCAL POR EL PRINCIPADO
DE ASTURIAS .................................................................... 196
III. EL MARQUÉS DE LA ROMANA Y LA DISOLUCIÓN
DE LA JUNTA SUPERIOR DE ASTURIAS ................................ 200
IV. LOS ARGUMENTOS DEL MARQUÉS DE LA ROMANA
EN DEFENSA DE SU ACTUACIÓN ......................................... 204
V. JOVELLANOS EN CONFLICTO CON LA JUNTA CENTRAL ....... 207
APÉNDICE: ESCRITO DE GASPAR DE JOVELLANOS A LA JUNTA
CENTRAL EN EL QUE EXPONE SEIS REFLEXIONES SOBRE EL
MANIFIESTO QUE HA PRESENTADO EL MARQUÉS
DE LA ROMANA ........................................................................ 211
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PRÓLOGO
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1.
ESTADO, CONSTITUCIÓN Y FORMA
DE GOBIERNO EN JOVELLANOS*
I. INTRODUCCIÓN
*
Publicado en Cuadernos de Estudios del Siglo XVIII, núms. 6 y 7, 1996-1997, págs. 88-
118.
1
Sobre la clasificación de los diputados gaditanos vid. Joaquín Varela Suanzes, La Te-
oría del Estado en los orígenes del constitucionalismo español (Las Cortes de Cádiz), Madrid,
Centro de Estudios Constitucionales, 1983. Sobre la vinculación del sector realista al pen-
samiento de Jovellanos consúltense especialmente las págs. 13-15 y 144 y ss. También libe-
rales como Quintana acudieron a Jovellanos, en su caso para defender las ideas que había
plasmado en su diario El Semanario Patriótico. Cfr. Manuel José Quintana, Obras inéditas,
Madrid, Medina y Navarro Editores, 1872, pág. 259. Igualmente, la apología que del astu-
riano hiciera su conterráneo el Conde de Toreno, resaltando el interés de Jovellanos en la reu-
nión de Cortes. Cfr. Diario de sesiones de las Cortes Generales y Extraordinarias de Cádiz,
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EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
pánica y Revolución Francesa, Roma, Bulzoni Editore, 1990, págs. 41 y ss.; Vida y obra
de Jovellanos, vol. II, Gijón, Editado por la Caja de Asturias y El Comercio, 1993, págs.
572 y ss.
6
Cfr. Raúl Morodo, «La reforma constitucional en Jovellanos y Martínez Marina», en
Enrique Tierno Galván/Raúl Morodo, Estudios de pensamiento político, Madrid, Tucar Edi-
ciones, 1976, págs. 153 y 155.
7
Cfr. Manuel Moreno Alonso, La generación española de 1808, Madrid, Alianza, 1989,
pág. 103.
8
Como simple ejemplo: Ángel María Camacho y Perea, Estudio crítico de las doctri-
nas de Jovellanos en lo referente a las ciencias morales y políticas, Madrid, Establecimiento Ti-
pográfico de Jaime Ratés, 1913, págs. 164 y 178; Augusto Barcia Trelles, «Jovellanos
político», en VV. AA., Jovellanos, su vida y su obra, Buenos Aires, 1954, págs. 102 y ss.; Ma-
nuel Fernández Álvarez, «Elogio de Jovellanos», Boletín de la Real Academia de Historia, vol.
CXCI, Cuaderno II, 1994, pág. 226.
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El profesor Glendinning abunda en esta formación plural y considera que el método
de análisis de Jovellanos varía según los modelos que admiraba en los distintos momentos
de su vida. Cfr. Nigel Glendinning, «Jovellanos leyendo el código del Universo», en Varios
Autores, El libro ilustrado. Jovellanos lector y educador, Madrid, Real Academia de Bellas Artes
de San Fernando, 1994, pág. 21. Francisco Ayala insistió en este hecho para afirmar la di-
ficultad de interpretar el ideario jovellanista, carente de líneas sistemáticas y ajeno al afán,
propio de la mayoría de los filósofos de la época, de sacrificar la realidad para encajarla en
moldes. «Al contrario, –afirmaba Francisco Ayala–, era un espíritu abierto y, además, com-
batido por encontradas corrientes». Cfr. Francisco Ayala, Jovellanos en su centenario, Ayun-
tamiento de Gijón, 1992, pág. 29.
10
Así lo hace notar Luis Sánchez Agesta, El pensamiento político del despotismo ilustrado,
Universidad de Sevilla, 1979, pág. 189.
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Carl Marx, Revolución en España, Barcelona, Ariel, 1970, pág. 88.
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15
Gaetano Filangieri, Ciencia de la legislación (1780-1785), Libro I, Capítulo I: Objeto
único y universal de la legislación, deducido del origen de la sociedad civil, vol. I, Madrid, Im-
prenta de Núñez, 1822, págs. 1 y ss., donde diferencia entre sociedad natural, consustan-
cial al hombre, y sociedad civil.
16
Jean-Jacques Burlamaqui, Principes du droit naturel (1747), Géneve, Chez Barrillot
et fils, 1748, especialmente: Premier Partie, Chapitre IV: Où l’on continue à rechercher ce qui
regarde la Nature Humaine en considérant les divers états de l’homme, págs. 55-56, donde
afirma que «l’état naturel des hommes entr’eux est donc un état d’union et de societé». Tam-
bién en págs. 59-62, donde define la sociedad civil, frente al estado de sociedad, como aque-
lla creada voluntariamente y en la que «c’est la subordination à une autorité souveraine».
17
Cfr. Jovellanos, Memoria sobre educación pública, o sea, tratado teórico-práctico de en-
señanza con aplicación a las escuelas y colegios de niños (1802), en: Obras publicadas e inédi-
tas, op. cit., vol. XLVI (I), 1963, págs. 253-254. Este texto contiene la más importante
exposición de la Teoría del Estado de Jovellanos.
18
Idem. Vid. también: Jovellanos, Discurso leído en su entrada a la Real Academia Es-
pañola, sobre la necesidad del estudio de la lengua para comprender el espíritu de la legislación
(1781), en Ibidem, pág. 299; Curso de humanidades castellanas (1794), en: Obras publicadas
e inéditas, op. cit., vol. XLVI (I), 1963, pág. 102.
19
Aristóteles, La Política, Libro I, Capítulo II, Madrid, Editora Nacional, 1977, pág. 49.
20
Francis Bacon, Novum Organum, México, Porrúa, 1980: Aforismos sobre la interpre-
tación de la naturaleza y el reino del hombre, núm. I: «El hombre (...) ni obra ni comprende
más que en proporción de sus descubrimientos experimentales y racionales» (pág. 37); núms.
XIX-XXII, donde opone el sistema empírico inductivo que se acerca progresivamente a las
leyes generales, al que desde la empiria accede directamente a los mismos (pág. 39).
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21
Para Jovellanos la razón no es ilimitada ni aun en el campo de las ciencias, puesto que
no puede llegar hasta la causa primera de la naturaleza. Jovellanos, Oración pronunciada en
el Instituto Asturiano sobre el estudio de las Ciencias Naturales (1799), en Obras publicadas e
inéditas, op. cit., vol. XLVI (I), 1963, pág. 340. Esta es una característica de la ilustración,
según Savater, que aun cuando afirma su fe en la razón, esta se concibe limitada y, en todo
caso, conectada con la experiencia. Cfr. Fernando Savater, «El pesimismo ilustrado», en Fran-
cisco La Rubia Prado/Jesús Torrecilla (directores), Razón, tradición y modernidad: re-visión
de la Ilustración hispánica, Madrid, Tecnos, 1996, pág. 254.
22
Adam Ferguson también rechazaba la idea de estado de naturaleza basándose en la
observación histórica. Cfr. Adam Ferguson, Un ensayo sobre la historia de la sociedad civil
(1767), Madrid, Instituto de Estudios Políticos, 1974. Especialmente: Parte I, Sección I:
Sobre la cuestión relativa al estado de naturaleza, págs. 5 y ss. Sección IX: Sobre la prosperidad
nacional: «El hombre es, por naturaleza, miembro de una comunidad» (pág. 72). Las pala-
bras de Ferguson son prácticamente reproducidas por Jovellanos quien admiraba al autor es-
cocés. Así lo afirma expresamente en sus diarios: Diarios, 28 de enero de 1797. Jovellanos,
Diarios, vol. II, Edición de Julio Somoza, Oviedo, Instituto de Estudios Asturianos, pág.
315. En esos momentos procedía ya a la tercera lectura de la obra citada.
23
Hume negaba que el contrato original se hallase «justified by history or experience,
in any age or country of the world». David Hume, Essays moral, political and literary (1741),
en: T. H. Green / T. H. Grosse (edit.), The philosophical works of David Hume, vol. III,
Aalen, Scientia Verlag, 1964: Part II, Essay XII: Of the Original Contract, pág. 447.
24
Hugo Grocio, Del derecho de guerra y de la paz (1625), Madrid, Reus, 1925, vol. I:
Prolegómenos, pág. 15. Para Grocio, sin embargo, el derecho natural no podía alterarse ni tan
siquiera por Dios (Libro I, Capítulo I: ¿Qué es la guerra, qué el derecho?, pág. 54).
25
Entre otros: Jovellanos, Reglamento literario e institucional extendido para llevar a
efecto el plan de estudios del Colegio Imperial de Calatrava, en la ciudad de Salamanca (1790),
en Obras publicadas e inéditas, op. cit., vol. XLVI (I), 1963, pág. 206 y 208. Igual en Jean-Jac-
ques Burlamaqui, Principes du droit naturel (1747), op. cit., Premier Partie, Chapitre I: De
la nature de l’homme considèrè par rapport au Droit: de l’entendement et de ce qui rapport à cette
faculté, pág. 2 y Second Partie, Chapitre IV: Des principes d’où la raison peut dèduire les loix
naturelles, pág. 51.
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Hobbes definía el derecho natural como la libertad que tenía cada hombre de usar
su propio poder. La ley de naturaleza se conocería por la razón y contendría la idea de au-
topreservación. Cfr. Thomas Hobbes, Leviathan (1651), Part I: Of Man, Chapter XIV: Of
the first and second Natural Laws, and of Contract. Se ha utilizado la edición de C. B. Mac-
pherson, editada en Penguin Books, London, 1984, pág. 189.
27
Las leyes naturales, según Spinoza atienden solo a la utilidad y conservación del in-
dividuo, en cuanto tendencias innatas del ser humano. Cfr. Baruch Spinoza, Tratado teoló-
gico-político (1670), Madrid, Alianza, 1986, pág. 334. También Rousseau extraía las leyes
naturales de la propia naturaleza humana. Vid. Jean Jacques Rousseau, Discurso sobre el ori-
gen de la desigualdad entre los hombres (1755), Madrid, Aguilar, 1973, págs. 21-22.
28
Jovellanos, Reglamento literario e institucional extendido para llevar a efecto el plan de
estudios del Colegio Imperial de Calatrava, en la ciudad de Salamanca (1790), en Obras pu-
blicadas e inéditas, op. cit., vol. XLVI (I), 1963, pág. 206 y 208.
29
Jovellanos, Curso de humanidades castellanas (1794), en: Obras publicadas e inéditas,
op. cit., vol. XLVI (I), 1963, pág. 101; Oración que pronunció en el Instituto Asturiano, sobre
la necesidad de unir el estudio de la literatura al de las ciencias (1797), en Ibidem, pág. 334;
Bases para la formación de un plan general de instrucción pública (1809), en Ibidem, pág. 272.
30
Heineccio afirmaba que el principio de la ley natural se hallaba en el amor que Dios
imponía a los hombres entre sí y al propio Dios. Cfr. J. Gottlieb Heineccio, Elementos de De-
recho Natural y de Gentes, Libro I: Derecho Natural, Capítulo III: De la norma de las accio-
nes humanas y del verdadero principio del Derecho Natural. Se ha utilizado la edición impresa
en la Imprenta de los Herederos de D. F. M. Dávila, Madrid, 1837, págs. 36 y ss. Vid. tam-
bién Libro II: Derecho de Gentes, Capítulo I: Del estado natural y social del hombre, pág. 206.
31
La primera ley natural, decía Domat, es el amor a Dios. La segunda, el amor recí-
proco entre los hombres, que conduce a su asociación. Cfr. Jean Domat, Les lois civiles dans
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leur ordre naturel (1680-1694), Paris, Chez Durand, 1767: Chapitre I: Des premiers princi-
pes de toutes les loix, pág. 2. El amor universal era también uno de los elementos del Dere-
cho Natural de Wolff. Cfr. Christian Wolff, Ius Gentium Methodo Scientifica Pertractarum
(1740-1748), Chapter II: Of the duties of Nations toward Each Other. Se ha utilizado la ver-
sión inglesa impresa por Oxford at the Clarendon Press, 1934, pág. 87.
32
Jovellanos no solo se oponía a la idea de «estado de guerra», sino a la idea de la lla-
mada «edad de oro del hombre», que no sería más que un invento de los poetas. Cfr. Jove-
llanos, Informe dado a la Junta General de Comercio y Moneda sobre el libre ejercicio de las
artes (1785), en Obras publicadas e inéditas, op. cit., vol. L (II), pág. 34.
33
Para Rousseau, como es bien conocido, el estado de naturaleza era una situación be-
nigna, en la que el hombre aislado y autosuficiente no solo era feliz, sino que carecía de las
necesidades, que en realidad nacían del progreso. Cfr. Jean Jacques Rousseau, Discurso sobre
el origen de la desigualdad entre los hombres (1755), op. cit. Especialmente: págs. 36, 52, 75-
76, 104 y 117, donde habla de la bondad del estado de naturaleza y del hombre; pág. 81
donde habla del nacimiento de las necesidades con la sociedad.
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34
Jovellanos, Memoria sobre educación pública (1802), en: Obras publicadas e inéditas,
op. cit., vol. XLVI (I), 1963, pág. 254; Oración inaugural a la apertura del Real Instituto Astu-
riano (1794), en Ibidem, vol. XLVI (I), 1963, pág. 321, donde se lamenta de la diferencia
idiomática, que aleja entre sí a «la gran familia del género humano»; los hombres son «her-
manos de una gran familia derramada sobre la Tierra»: Apuntes para una memoria que tenía
proyectada el autor y no llegó a extenderla (Sin fecha), en Ibidem, vol. L (II), 1952, pág. 50.
35
Wolff, Ius Gentium Methodo Scientifica Pertractarum (1740-1748), op. cit., pág. 11.
La idea de circunscribir el amor humano universal a lazos más reducidos se encuentra tam-
bién en Jean-Jacques Domat, Les lois civiles dans leur ordre naturel (1680-1694), op. cit.,
Chapitre I: Des premiers principes de toutes les loix, pág. 6.
36
Jovellanos, Curso de humanidades castellanas (1794), en: Obras publicadas e inéditas,
op. cit., vol. XLVI (I), 1963, pág. 102.
37
Aunque también representado por Adam Ferguson quien influyó decisivamente en
su concepción de la sociedad. Cfr. Ferguson, Un ensayo sobre la historia de la sociedad civil
(1767), op. cit., Sección I: Sobre la cuestión relativa al estado de naturaleza, donde dice que
el hombre siempre ha estado integrado en grupos (pág. 6), ya sean tribus o asociaciones de
diversa índole (pág. 5).
38
El profesor Polt ha puesto de manifiesto una supuesta contradicción de Jovellanos
que, sin reconocer un estado de naturaleza presocial, hablaba de un inicio concreto en la so-
ciedad civil (Cfr. John H. R. Polt, «Jovellanos and his english sources», Transactions of the Ame-
rican Philosophical Society, vol. 54, part 7, 1964, pág. 54). El contrasentido que aprecia Polt
se debe a que, desde su perspectiva, Jovellanos seguiría solo a Ferguson en su teoría del ori-
gen de la sociedad. Sin embargo, también estaba influido por el iusnaturalismo y, en con-
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secuencia, por la idea pactista. El contrato sería un paso de una sociedad imperfecta, o na-
tural, a la sociedad civil.
39
Jovellanos, Memoria sobre educación pública (1802), en Obras publicadas e inéditas,
op. cit., vol. XLVI (I), 1963, pág. 253.
40
Vid. Samuel Pufendorf, Of the Law of Nature and Nations, J. Walthoe / R. Wilkin,
J. and J. Bonwicke / S. Birt / T. Ward and T. Osborne, London, 1729, Book II, Chapitre
II, en especial págs. 110 y ss. Como afirma el profesor Dufour, Pufendorf no se caracteri-
zaba por la originalidad de sus ideas, sino por su eclecticismo, que se observa en la concep-
ción del estado de naturaleza como un estado pernicioso, pero sin renunciar plenamente a
la idea de sociabilidad del hombre. Cfr. Alfred Dufour, «Pufendorf», en J. H. Burns, The
Cambridge History of Political Thought (1450-1700), Cambridge University Press, 1991,
págs. 561 y ss. La biblioteca del Instituto de Náutica y Mineralogía de Jovellanos tenía, entre
sus libros, la obra de Samuel Pufendorf, De Officio hominis et civis secundum legem natura-
les, que fue prohibido expresamente por la Inquisición. Vid. José Miguel Caso González,
Biografía de Jovellanos, Fundación «Foro Jovellanos», Gijón, 2005, pág. 86.
41
Francis Hutcheson, A short Introduction to Moral Philosophy in three books; containing
the Elemets of Ethicks and the Law of Nature, Robert Foulis, Glasgow, 1747, en especial pág.
241. Hutcheson estaba muy influido por Pufendorf, como puede comprobarse de su teoría
contractualista (pág. 286).
42
Jovellanos, Reglamento literario e institucional extendido para llevar a efecto el plan de
estudios del Colegio Imperial de Calatrava, en la ciudad de Salamanca (1790), op. cit., pág. 209.
43
Domat, Les lois civiles dans leur ordre naturel (1689-1694), op. cit., Chapitre IV: De
la seconde espece d’engagements, pág. 6.
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EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
bio. Por una parte, la sociedad civil las mejoraba,44 aspecto diver-
gente con las ideas contractualistas liberales que, por el contrario,
consideraban que el pacto social simplemente imitaba –no mejo-
raba, salvo en conferir seguridad– las libertades subjetivas. El se-
gundo cambio que nacía de la sociedad civil, según la teoría
jovellanista, consistía en circunscribir las obligaciones y libertades
humanas a relaciones concretas de un grupo determinado. Queda-
rían, entonces, regidas por el Derecho Público interior, esto es, por
la regulación de las relaciones entre el Estado resultante de la aso-
ciación y sus miembros, así como por el Derecho Privado, que se
refería a las relaciones intersubjetivas.45 Nacían así nuevas fuentes de
derechos y obligaciones para los sujetos, en su relación con el resto
de asociados,46 que vendrían a sumarse a las que imponía el Dere-
cho Público Universal. Si este último fijaba las obligaciones y dere-
chos del hombre respecto de la sociedad humana y de las sociedades
particulares, el primero estatuía nuevos deberes y libertades que ya
no tenían un alcance universal, sino que dependían de los contra-
tos que habían dado lugar a las diversas sociedades: «¿Por ventura
es la sociedad otra cosa que una gran compañía en que cada uno
pone sus fuerzas y sus luces, y las consagra al bien de los demás?».47
44
Exactamente igual en Burlamaqui, Principes du droit naturel (1747), op. cit., Seconde
Partie, Chapitre VI: Du Droit des Gens, pág. 110.
45
Jovellanos, Memoria sobre educación pública (1802), en Obras publicadas e inéditas, op.
cit., vol. XLVI (I), 1963, pág. 256; Curso de humanidades castellanas (1794), en Ibidem, pág. 102.
46
Jovellanos, Curso de humanidades castellanas (1794), en: Obras publicadas e inéditas,
op. cit., vol. XLVI (I), 1963, pág. 101. Idéntica opinión en: Biblioteca Municipal de Gijón,
Ms. XXI, Reflexiones sobre la Constitución, las leyes, usos y costumbres de Castilla (incompleto,
s. f., hacia 178?). Este documento es un borrador de carta manuscrito y copiado por Somoza
en 1883. Consta de 8 págs. y Somoza cifra lo data en la década de los ochenta del siglo
XVIII. Jovellanos postulaba la existencia de obligaciones recíprocas entre los hombres, que
constituían el derecho público universal, o derecho social y que regían para toda sociedad
particular «cualesquiera que sean su constitución, su gobierno y policía interior». Carta a An-
tonio Fernández de Prado (Gijón, 17 de diciembre de 1795), en: Obras completas, Oviedo,
Centro de Estudios del Siglo XVIII, 1986, vol. III: Correspondencia (II), págs. 177-178.
47
Jovellanos, Oración que pronunció en el Instituto Asturiano, sobre la necesidad de unir
el estudio de la literatura al de las ciencias (1797), en: Obras publicadas e inéditas, op. cit., vol.
XLVI (I), 1963, pág. 333.
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48
La renuncia parcial en: Informe dado a la Junta General de Comercio y Moneda sobre
el libre ejercicio de las artes (1785), en Ibidem, vol. L (II), 1952, págs. 36 y 40. Como en
Locke, de la suma del sacrificio de parte de la libertad nacía «la autoridad del legislador y la
fuerza de las leyes». En el Discurso pronunciado con motivo de tomar posesión del cargo de di-
rector de la Sociedad Patriótica de Madrid (1782), en Ibidem, pág. 454, afirmaba que la so-
ciedad se constituía por «el sacrificio que hace cada particular de una porción de su libertad»;
Introducción a un discurso sobre el estudio de la Economía civil (1796), en Ibidem, vol. LXXXVII
(V), 1956, pág. 14, donde la sociedad se forjaba a partir de la creación de legisladores para
mantener el orden, tribunales que asegurasen su observancia y defensores para garantizar la
seguridad externa. Su mantenimiento se llevaría a cabo a través de la renta pública. Vid. Jo-
vellanos, Informe hecho a S. M. sobre una representación del director general de minas (Gijón,
10 de mayo de 1791), en Obras completas, op. cit., vol. X, pág. 127.
49
El pacto social es, en Beccaría, un sacrificio de parte de la independencia y libertad in-
dividuales, resultando de la suma de las porciones sacrificadas el Estado. Cfr. Cesare Beccaria,
Tratado de los delitos y de las penas (1764), Madrid, Imprenta de Doña Rosa Sanz, 1820, pág. 4.
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EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
A pesar de las diferencias claras, puede verse también una concepción muy semejante a la de Jo-
vellanos en Fichte, para quien el individuo «no se da enteramente», de forma que «el cuerpo pro-
tector [el Estado] consiste únicamente en una parte de lo que pertenece a los individuos» y tiene
por objeto asegurar la parte de los derechos no cedida. Johann Gottlieb Fichte, Fundamento del
Derecho Natural según los principios de la doctrina de la ciencia, Segunda Parte: Derecho natural
aplicado (1797), Primera Sección: De la doctrina del Derecho Político: del contrato de ciudadanía,
Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1994, pág. 269.
50
Vid. Jovellanos, Elogio de Carlos III (1788), en Obras publicadas e inéditas, op. cit., vol.
XLVI (I), 1963, pág. 312: «Si los hombres se han asociado, si han reconocido una soberanía,
si le han sacrificado sus derechos más preciosos, lo han hecho sin duda para asegurar aque-
llos bienes a cuya posesión los arrastraba el voto general de la naturaleza».
51
Un principio, decía Jovellanos, que se hallaba consagrado en las leyes eternas de la natu-
raleza dictadas por Dios y en las «leyes primitivas del derecho social». Jovellanos, Informe de la So-
ciedad Económica de Madrid al Real y Supremo Consejo de Castilla en el Expediente de Ley Agraria
(1794), op. cit., pág. 157. En la Memoria para el arreglo de la policía de los espectáculos y diversio-
nes públicas, y sobre su origen en España (1790), critica la existencia de una especie de «furor de
mandar» en las autoridades. Se ha consultado la edición de Cátedra, Madrid, 1992, pág. 119. Por
otra parte, Jovellanos afirmaba que el soberano era el protector de las leyes y que estas, a su vez,
garantizaban la propiedad de los vasallos. Jovellanos, Reflexiones sobre el Real Decreto de 18 de
agosto de 1790 y demostración de la necesidad de derogarle en la parte que limita el derecho y la li-
bertad de los propietarios en el cultivo de las minas de carbón de piedra, en Obras completas, op. cit.,
vol. X, págs. 146-147. Tildaba Jovellanos a la propiedad de «derecho perpetuo». Jovellanos, In-
forme sobre una representación del marqués de Camposagrado solicitando indemnización por la ocu-
pación por parte del Estado de una posesión suya para abrir minas (2 de julio de 1794), en Ibidem,
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pág. 198. Sobre la vinculación entre la propiedad y el pacto social se pronunciaba Jovellanos en
este sentido: «Ninguno ha renunciado de su libertad natural sino la parte más pequeña: aquella
parte que es absolutamente necesaria para conservar el Estado sin menoscabo de su propia con-
servación. Sobre este principio se apoya todo pacto social y sobre él debe fundarse también la san-
tidad de toda ley. La renuncia de este derecho [a la propiedad] no puede suponerse. Sería nula
aunque de hecho se verificase». Jovellanos, Informe a la Junta General de Comercio y Moneda sobre
la libertad de las artes (Madrid, 9 de noviembre de 1785), en Obras publicadas e inéditas, op. cit.,
vol. L (II), pág. 34. Sin duda se trata de una de las más claras exposiciones de las modernas teo-
rías pacticas de Jovellanos, desde luego alejadas del pensamiento neoescolástico.
52
Así, entre otros textos: Jovellanos, Discurso dirigido a la Real Sociedad de Amigos del
País de Asturias sobre los medios de promover la felicidad de aquel Principado (1781), en Obras
publicadas e inéditas, vol. L (II), 1952, pág. 439; Discurso pronunciado en la Sociedad de Ami-
gos del País de Asturias, sobre la necesidad de cultivar en el Principado el estudio de las Ciencias
Naturales (1782), Ibidem, vol. XLVI (I), 1963, pág. 302; Memoria sobre educación pública
(1802), en Ibidem, pág. 231; Dictamen que dio en una Junta formada de orden Su Majestad,
para el examen del proyecto de Banco Nacional, presentado por el Conde de Cabarrús en el año
de 1782 (1782), en Ibidem, vol. L (II), 1952, pág. 11; Informe dado a la Junta General de Co-
mercio y Moneda sobre el libre ejercicio de las artes (1785), en Ibidem, pág. 38; Introducción a
un discurso sobre el estudio de la Economía civil (1776), en Ibidem, vol. LXXXVII (V), págs. 7-
17; Exposición al ministro de Indias sobre establecimiento de un Consulado en Gijón (1797), en
Ibidem, vol. L (II), pág. 512; Instrucción que dio a la Junta Especial de Hacienda, siendo indi-
viduo de la Central en Sevilla y presidente de la Comisión de Cortes (1809), en Ibidem, pág. 77.
53
Cfr. Fernando Baras Escolá, El reformismo político de Jovellanos (Nobleza y Poder en
la España del siglo XVIII), Universidad de Zaragoza, 1993, págs. 227 y ss.; «Política e histo-
- 32 -
EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
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IGNACIO FERNÁNDEZ SARASOLA
57
Jovellanos, Discurso leído por el autor en su recepción a la Real Academia de la Histo-
ria, sobre la necesidad de unir al estudio de la Legislación el de nuestra Historia y antigüedades
(1780), en Ibidem, pág. 293, donde identifica constitución y forma de gobierno.
58
Jovellanos, Plan de una disertación sobre las leyes visigodas, presentado a la Academia
de la Historia (1785), en Ibidem, pág. 455 y 456. Las leyes visigodas serían el «depósito» y
«partes esenciales» de la Constitución, pero no se identifican con la misma.
59
Jovellanos, Discurso para ilustrar la materia de un informe pedido por el Real y Supremo
Consejo de Castilla a la Sociedad Económica de Madrid, sobre el establecimiento de un Monte-
pío para los nobles de la Corte (1784), en Ibidem, vol. L (II), 1952, págs. 14 y 17. Este es uno
de los textos en que se pone con mayor precisión de relieve la distinción entre Constitución
material y leyes. «No basta que las leyes sean buenas, si no son convenientes. Esta conve-
niencia no es otra cosa que la proporción que hay entre ellas y la constitución». Jovellanos,
Reflexiones sobre la Constitución, las leyes, usos y costumbres de Castilla (178?), op. cit., pág. 6.
60
En el Discurso dirigido a la Real Sociedad de Amigos del País de Asturias sobre los me-
dios de promover la felicidad de aquel Principado (1781), reconoce la existencia de una «cons-
titución particular» de Asturias. En: Ibidem, vol. L (II), 1952, pág. 439. Igual idea en: Reseña
de la Junta General del Principado de Asturias (Sin fecha), en Ibidem, pág. 508; Carta sobre la
agricultura y propiedades de Asturias (c. 1795), en Obras completas, op. cit., vol. X, págs. 314
y 317. Sobre la «Constitución asturiana», vid. Marta Friera Álvarez, «Notas sobre la Cons-
titución Histórica Asturiana: el fin de la Junta General del Principado de Asturias», Histo-
ria Constitucional, núm. 4, 2003, págs. 347 y ss.
- 34 -
EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
61
Jovellanos, Reflexiones sobre la Constitución, las leyes, usos y costumbres de Castilla
(178?), op. cit., pág. 6.
62
Vid. José Manuel Nieto Soria, Medievo constitucional. Historia y mito político en los
orígenes de la España contemporánea (ca. 1750-1814), Akal, Madrid, 2007, págs. 100-107.
63
Jovellanos, Elogio de Don Ventura Rodríguez, arquitecto mayor de esta Corte, pronun-
ciado en la Sociedad Económica de Madrid, y adicionado con notas del mismo autor (1788), en
Obras publicadas e inéditas, vol. XLVI (I), 1963, pág. 371.
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IGNACIO FERNÁNDEZ SARASOLA
64
Esta idea la repetirá en el Discurso leído en su entrada a la Real Academia Española,
sobre la necesidad del estudio de la lengua para comprender el espíritu de la legislación (1781),
en Ibidem, pág. 299.
65
Jovellanos, Elogio de Carlos III (1788), en Ibidem, pág. 312.
66
Jovellanos, Discurso leído por el autor en su recepción a la Real Academia de la Histo-
ria, sobre la necesidad de unir al estudio de la Legislación el de nuestra Historia y antigüedades
(1780)¸ en Ibidem, págs. 288-298.
67
William Robertson, History of the Reign of Charles the Fifth (1769), London, George
Routledge & Co., 1857.
68
Ibidem, Section I: View of the progress of society in Europe with respect to interior go-
vernment, laws and manners, pág. 2; Section II: View of the progress of society in Europe with
respect to the command of the national force requisite in foreign operations, pág. 38. Section III:
View of the political constitution of the principal states in Europe, at the commencement of the
sixteenth century, passim, especialmente pág. 55.
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EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
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IGNACIO FERNÁNDEZ SARASOLA
71
Jovellanos, Memoria en defensa de la Junta Central, op. cit., vol. I, pág. 190.
72
John Quincy Adams, A defence of the Constitutions of Government of the United Sta-
tes of America, C. Dilly, London, 1787. En esta obra, Adams describía las excelencias del sis-
tema de gobierno británico que Estados Unidos habría imitado (Letter XX).
73
Cfr. Jean-Pierre Clément, Las lecturas de Jovellanos (Ensayo de reconstrucción de su bi-
blioteca), Oviedo, I. D. E. A., 1980. Jovellanos habría leído este texto a partir de una tra-
ducción francesa publicada en Le Courrier de l’Europe, vol. VII, núm. 31, abril de 1780.
Según Somoza, hizo un extracto de once folios. Cfr. Julio Somoza, Catálogo de manuscritos
e impresos notables del Instituto de Jovellanos en Gijón, Oviedo, 1883, pág. 55.
74
A este respecto nos remitimos al magnífico trabajo realizado por el profesor Baras Es-
colá, recopilando todas las referencias de Jovellanos respecto de la revolución francesa. Cfr.
Baras Escolá, El reformismo político de Jovellanos (Nobleza y Poder en la España del siglo XVIII),
op. cit., págs. 233-240.
75
Ha sido el profesor Varela Suanzes quien más en profundidad ha trabajado la idea
de Constitución histórica desarrollada por Jovellanos. Vid. entre otros trabajos: La teoría
del Estado en los orígenes del constitucionalismo hispánico, op. cit., especialmente págs. 143
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EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
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81
Jovellanos, Consulta sobre la convocación de las Cortes por estamentos (1809), en Me-
moria en defensa de la Junta Central, op. cit., vol. II, pág. 122; Exposición sobre la organiza-
ción de las Cortes (1809), en Ibidem, pág. 137.
82
Jovellanos, Memoria en defensa de la Junta Central, op. cit., vol. I, pág. 185; Nota pri-
mera a los apéndices, en Ibidem, vol. II, pág. 229.
83
Jovellanos Carta a Antonio Fernández de Prado (Gijón, 17 de diciembre de 1795), en:
Obras completas, op. cit., vol. III, págs. 179-180.
84
Estas palabras las habían vertido en 1771 los doctores Asso y Manuel en su obra
Fuero Viejo de Castilla, pero con un detalle que a veces se pasa por alto: no se referían en-
tonces a la «Constitución» (cosa que sí hace Jovellanos en esta época), sino a las leyes histó-
ricas. Vid., Ignacio Jordán de Asso y del Río / Miguel de Manuel y Rodríguez, El Fuero Viejo
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IGNACIO FERNÁNDEZ SARASOLA
de Castilla, Librería de la Viuda e Hijos de D. Antonio Calleja, Madrid, 1847 (la primera
edición es de 1771), pág. XXV.
85
Andrés Marcos Burriel, «Carta del Padre Burriel a Don Juan de Amaya», en Cartas
eruditas y críticas del P. Andrés Marcos Burriel, de la extinguida Compañía de Jesús. Dalas a la
luz Don Antonio Valladares de Sotomayor, Imprenta de la viuda e hijo de Marín, Madrid,
1790, págs. 14-15, donde señalaba la necesidad de que se formase una colección legislativa
del Derecho español.
86
Jovellanos, Borrador de carta a Juan Francisco Masdeu (Gijón, diciembre de 1800), en
Ibidem, pág. 602.
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EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
87
Diarios inéditos de Jovellanos. Citado por Julio Somoza, Las amarguras de Jovellanos,
Gijón, Auseva, 1989, pág. 178. También lo cita Menéndez Pelayo, Historia de los heterodoxos es-
pañoles, op. cit., vol. II; pág. 567. En igual sentido se pronunciaba Jovellanos en una misiva a Lord
Holland, donde afirmaba que las teorías políticas, conocidas tan solo por unos pocos, no eran
suficientes para hacer una buena Constitución, que era «obra de la prudencia y la sabiduría,
ilustradas por la experiencia». Carta a Lord Holland, (Muros, 5 de diciembre de 1810). Jovella-
nos, Obras completas, op. cit., vol. V, pág. 423. Vid. también Carta a Alonso Cañedo Vigil (Gijón,
agosto de 1811), Ibidem, pág. 483 donde insistía en que los diputados gaditanos no habían sido
llamados a realizar una nueva Constitución, sino a reformar la existente.
88
Carta a Alonso Cañedo Vigil (Gijón, 2 de septiembre de 1811), en Ibidem, vol. V, pág.
486.
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- 44 -
EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
95
Edmund Burke, Reflections on the Revolution in France (1790). Se ha empleado la
edición de L. G. Mitchell, The writings and speeches of Edmund Burke, vol. VIII: The French
Revolution (1790-1794), Oxford, Clarendon Press, 1989, pág. 129.
96
Ibidem, págs. 83-84.
97
Ibidem, págs. 292-293. Hume se pronunciaba en un sentido casi idéntico: las mejo-
ras y la corrección de abusos debería hacerse de manera que se «ajustase lo más posible a la
planta del antiguo edificio», conservando «los pilares y soportes de la Constitución». David
Hume, Essays moral, political and literary, op. cit., Essay XVI: Idea of a perfect Commonwealth,
pág. 480.
98
Ya en 1778 había adquirido de la biblioteca del Colegio de las Becas varias obras de
Hume: Dicours politiques. Trauits de l’anglais par M. M. y The History of England from the
invasion of Julius Caesar to the Revolution in 1688. Cfr. Francisco Aguilar Piñal, La biblioteca
de Jovellanos (1788), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1984, págs.
50, 52 y 172. A Edmund Burke lo cita en Diarios, (21 de noviembre de 1795), op. cit., vol.
II, pág. 186. Javier Varela no duda en que la obra citada es el opúsculo Reflections on the re-
volution in France. Cfr. Javier Varela, Jovellanos, Madrid, Alianza, 1989, pág. 229.
99
Cfr. Jean-Pierre Clément, Las lecturas de Jovellanos (Ensayo de reconstrucción de su bi-
blioteca), Oviedo, I. D. E. A., 1980, pág. 198.
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IGNACIO FERNÁNDEZ SARASOLA
100
Charles James Fox, Discurso de 4 de enero de 1793; en: The speeches of the right ho-
nourable Charles James Fox in the House of Commons, vol. V, London, Longman, 1815, pág.
10. En 1794, Jovellanos manifestaba también su correspondencia con el diputado británico
en lo que a la interpretación de la Revolución Francesa se refiere: «pienso, con Fox, que el
ejemplo de Francia depravará la especie humana». Jovellanos, Diarios (3 de junio de 1794),
op. cit., vol. II, pág. 436.
101
Carta de Lord Holland a Jovellanos (Cádiz, 12 de abril de 1809), en Obras completas,
op. cit., vol. V, pág. 104.
102
La idea de progreso es una constante en el pensamiento de Vattel. Los miembros de
la comunidad política se obligarían recíprocamente a procurar el progreso social, que lleva-
ría a un mayor estado de bienestar colectivo. Sin embargo, para ello era preciso que la na-
ción conociese su propio pasado: «Mal se aspira a gobernar a los pueblos si no se les encamina
con arreglo a su carácter, y que para esto es necesario tener del carácter un profundo y cabal
conocimiento». Al igual que en Jovellanos, la idiosincrasia era esencial, pero, como sucede
en el asturiano, no frenaba la mejora social, que se lograba a través de la Constitución: «La
constitución del estado es la que decide de su perfección», por lo que habría que «escoger la
mejor constitución posible». Emer de Vattel, El derecho de gentes o principios de la ley natu-
ral (1758). Vid. especialmente Libro I: De la nación considerada en sí misma, Capítulo II:
Principios generales de los deberes de una nación hacia sí misma y Capítulo III: De la Constitu-
ción del Estado, de los deberes y derechos de la nación, bajo este respecto. Aquí se ha utilizado la
edición impresa en la Imprenta de I. Sancha, Madrid, 1820, págs. 35 y ss.
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EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
103
Ya en 1790 Jovellanos manifestaba que al estudio de la historia y el derecho patrio
debía preceder siempre el conocimiento del Derecho Público Universal que establecía las
obligaciones y derechos «respectivos a la sociedad general del género humano». Jovellanos,
Reglamento literario e institucional extendido para llevar a efecto el plan de estudios del Colegio
Imperial de Calatrava, en la ciudad de Salamanca (1790), en Obras publicadas e inéditas, op.
cit., vol. XLVI (I), 1963, pág. 208.
104
Jovellanos, Discurso sobre el estudio de la geografía histórica, pronunciado en el instituto
de Gijón (1800)¸ en Ibidem., vol. XLVI (I), 1963, pág. 326; Memoria sobre educación pública
(1802), en Ibidem, pág. 232.
105
Una visión de la idea cíclica de progreso en: Jovellanos, Oración inaugural a la aper-
tura del Real Instituto Asturiano (1794), en Ibidem, vol. XLVI (I), 1963, pág. 319; Elogio de
- 47 -
IGNACIO FERNÁNDEZ SARASOLA
las bellas artes pronunciado en la Academia de San Fernando (1781), en Ibidem, pág. 351 y
ss.; Elogio de Don Ventura Rodríguez, arquitecto mayor de esta Corte, pronunciado en la Socie-
dad Económica de Madrid, y adicionado con notas del mismo autor (1788), en Ibidem, págs.
370 y ss.
106
En su ensayo Of the Rise and Progress of the Arts and Sciences, partiendo de que las artes
y ciencias solo podían desarrollarse en un gobierno libre, Hume contempla un progreso cí-
clico de las mismas: desde su apogeo en Grecia hasta su decaimiento con el triunfo de la Igle-
sia romana y el peripatetismo, para resucitar con el «progreso de la filosofía cartesiana».
Hume, Ensayos políticos (1741), Madrid, Tecnos, 1987, págs. 77, 82 y ss.
107
Condorcet consideraba que la humanidad había sufrido sucesivas épocas de avance
y retroceso, de auge y de decadencia. Así, el esplendor de la época clásica y alejandrina se vería
ahogado por el oscurantismo medieval, contribuyendo la imprenta y el cartesianismo, como
en Hume, a su recuperación. Cfr. Jean-Antoine-Nicolas de Caritat, Marquis de Condorcet,
Bosquejo de un cuadro histórico de los progresos del espíritu humano (1793), Editora Nacional,
Madrid, 1980, passim
108
Carta a Alexander Jardine (Gijón, 21 de mayo de 1794), en Obras completas, op. cit.,
vol. II, pág. 636.
109
Jovellanos, Introducción a un discurso sobre el estudio de la Economía civil (1796), en
Obras publicadas e inéditas, op. cit., vol. LXXXVII (V), 1956, pág. 11.
110
Carta a Alexander Jardine (Gijón, 21 de mayo de 1794). Jovellanos, Obras completas,
op. cit., vol. II, pág. 525. «Jamás creeré que se debe procurar a una nación más bien del que
- 48 -
EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
puede recibir; llevar más adelante las reformas sería ir hacia atrás». Diarios. (25 de junio de
1794). Jovellanos, Diarios, op. cit., vol. I, pág. 446.
111
Jovellanos, Memoria sobre educación pública (1802), en Obras publicadas e inéditas,
vol. XLVI (I), 1963, pág. 255.
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EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
114
Jovellanos, Nota primera a los Apéndices de la Memoria en defensa de la Junta Central
(1811), en Memoria en defensa de la Junta Central, op. cit., vol. II, pág. 220. Heineccio ma-
nejaba conceptos semejantes: entendía que el mando supremo correspondía a la república
o sociedad, pero que se cedía a uno o varios sujetos a quienes se denominaba «soberano». Cfr.
Heineccio, Elementos del Derecho Natural y de Gentes, op. cit., Libro II, Capítulo VII, págs.
274 y 277.
115
Así, por ejemplo Francisco Suárez, De Legibus (1612), Libro segundo sobre la Ley hu-
mana, Capítulo I: Necesidad social del poder político y Capítulo IX: El poder legislativo, fun-
ción de soberanía, donde reconoce que el gobierno consiste en el poder de dictar leyes y que
este encarna la soberanía del Estado. Se ha consultado la edición del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas, Madrid, 1965. Las citas en las págs. 13 y 111.
116
Jovellanos, Nota primera a los apéndices (1811), en Memoria en defensa de la Junta
Central, op. cit., vol. II, pág. 222. Igualmente, en Carta a Alonso Cañedo Vigil (Gijón, agosto
de 1811), en Obras completas, op. cit., vol. V, pág. 484: «Es un principio mío que en la Cons-
titución Monárquica la soberanía es inseparable del poder ejecutivo».
117
Cfr. Burlamaqui, Principes du droit naturel (1747), op. cit., Premier Partie, Chapitre
VIII: De la loi en général, pág. 120. Seconde Partie, Chapitre VI: Du Droit des Gens, pág. 110.
- 51 -
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También para Adam Smith la forma de gobierno se determinaba en atención al sujeto, in-
dividual o colectivo, a quien correspondía «la dirección de los asuntos» del Estado. Cfr.
Adam Smith, Jurisprudencia o Apuntes de lecciones sobre justicia, policía, ingresos públicos y
armas (1763-1764), en: Lecciones de Jurisprudencia, Madrid, Centro de Estudios Constitu-
cionales, 1996. Primera parte: De la justicia, Capítulo I: Del gobierno, pág. 18.
118
También Rousseau cifraba la forma de gobierno en la determinación de quién ejer-
cía el poder ejecutivo (o gobierno), aunque para el ginebrino este poder era menos amplio
que para Jovellanos. Cfr. Rousseau, Du Contrat social (1762), Livre III, Chapitre I: Du gou-
vernement en général y Chaptre II: Du principe qui constitue les diverses formes de gouverne-
ment, Paris, Éditions Garnier Frères, 1962, 1990, págs. 273 y 276 y ss.
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EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
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122
Miguel Artola, «Vida y pensamiento de D. Gaspar Melchor de Jovellanos», en Obras
publicadas e inéditas, op. cit., vol. LXXXV (III), 1952.
123
José Miguel Caso González, «Estudio preliminar», en Memoria en defensa de la Junta
Central, op. cit., vol. I, pág. LVII.
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EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
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IGNACIO FERNÁNDEZ SARASOLA
128
Vid. supra lo tratado al respecto del Discurso leído por el autor en su recepción a la Real
Academia de la Historia, de 1780.
129
Jovellanos se consagrará a este objeto, como muestra en su Exposición a la Junta Cen-
tral (Sevilla, 22-octurbre-1809), en Ibidem, vol. LXXXVII (V), 1956, pág. 404, donde mani-
fiesta que este motivo le lleva a elegir para el desempeño de sus funciones la Comisión de
Cortes.
130
Cfr. Baras Escolá, El reformismo político de Jovellanos (Nobleza y Poder en la España
del siglo XVIII), op. cit., pág. 257.
131
Véase, por ejemplo, cuán diferente es de la Exposición sobre la organización de Cor-
tes, en Memoria en defensa de la Junta Central (1809), op. cit., vol. II, págs. 135 y ss., donde
se desvela, sin sombras, como un acérrimo defensor de Cortes bicamerales.
- 56 -
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135
Jovellanos, Consulta sobre la convocación de las Cortes por estamentos (21 de mayo de
1809), en Memoria en defensa de la Junta Central, op. cit., vol. II, pág. 115.
136
Francisco Martínez Marina, Ensayo histórico-crítico sobre la legislación y principales
cuerpos legales de los Reinos de León y Castilla, especialmente sobre el Código de las Siete Parti-
das de Don Alfonso el Sabio (1808), B. A. E., vol. CXCIV, Madrid, Atlas, 1966, Libro I: Ori-
gen de la Monarquía española: Idea de su primitivo gobierno y legislación, pág. 16. Libro II:
Gobierno político de los Godos y Castellanos hasta el siglo duodécimo, pág. 40: Los monarcas
«eran únicos señores» y tenían «La facultad de hacer nuevas leyes, sancionar, modificar, en-
mendar y aun enmendar las antiguas». Las Cortes no tenían potestad legislativa, sino «de-
recho de representar y suplicar; consultaban al rey, y le aconsejaban» (pág. 45).
137
Ibidem, pág. 41. También: Libro V: Cuadro del sistema legal de los fueros municipales
y análisis de las leyes, pág. 93.
138
Ibidem, pág. 43. Desarrolla esta idea con numerosos ejemplos en: Libro III: De las
alteraciones que en el orden civil y político experimentó la Monarquía en el siglo X y siguientes,
y de las causas de estas alteraciones, págs. 57-65. La esencialidad de convocatoria a Cortes se
halla casi con idénticas palabras en Jovellanos, Consulta sobre la convocación de las Cortes por
estamentos (21 de mayo de 1809), en Memoria en defensa de la Junta Central, op. cit., vol. II,
págs. 114 y 116.
- 58 -
EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
139
Otro tanto en sus Reflexiones sobre democracia (18??), en Obras publicadas e inéditas,
op. cit., vol. LXXXVII (V), 1956, págs. 414 y 415, donde reconoce que en la Edad Media las
Cortes solo efectuaban peticiones que el Rey aceptaba o no a su libre albedrío, lo que suponía
que el poder legislativo «no era libre». En la edición de Artola de la B. A. E. este texto se data
hacia «180?». Creo que la fecha más probable del texto correspondería a junio de 1809. Vid.
mi edición a Jovellanos, Obras completas, vol. XI, op. cit., pág. 214.
140
Jovellanos, Segunda nota a los Apéndices (1811), Ibidem, vol. I, pág. 230.
141
Jovellanos, Memoria en defensa de la Junta Central, op. cit., vol. I, pág. 191.
142
Ibidem, pág. 208.
143
Numerosas son, en efecto, las epístolas en las que promueve a Jovellanos a bre-
gar por la efectiva convocatoria de Cortes; el «grand afaire», como gustaban ambos de
- 59 -
IGNACIO FERNÁNDEZ SARASOLA
denominar indirectamente. En ellas veía Lord Holland el «medio más cómodo para
sacar (...) al país de las muchas dificultades con que (además de enemigos) están ro-
deados» (Carta de Lord Holland, Jerez de la Frontera, 17 de abril de 1809. Jovellanos,
Obras completas, op. cit., vol. V, pág. 117). Del mismo contenido pueden consultarse,
entre otras, las siguientes misivas: Cádiz, 19 de mayo de 1809 (Ibidem, pág. 148);
Cádiz, 20 de mayo de 1809 (Ibidem, pág. 150); Cádiz, 21 de mayo de 1809 (Ibidem,
pág. 154); Cádiz, 24 de mayo de 1809 (Ibidem, pág. 163); Londres, 8 de septiembre
de 1809 (Ibidem, pág. 284); Holland-House, 13 de diciembre de 1809 (Ibidem, pág.
332). Como afirma el profesor Gómez de la Serna, Lord Holland se mostraba más ra-
dical en sus observaciones que Jovellanos quien, conforme a su mayor veteranía, ex-
ponía planteamientos más prudentes. Cfr. Gaspar Gómez de la Serna, Jovellanos, el
español perdido, Madrid, Sala Editorial, 1975, pág. 234. Este talante más liberal de
lord Holland no le impediría, sin embargo, convenir con Jovellanos en el excesivo ra-
dicalismo con que se constituiría la Asamblea Gaditana. Cfr. Manuel Moreno Alonso,
«Lord Holland y los orígenes del liberalismo español», Revista de Estudios Políticos,
núm. 36, 1983, pág. 208.
144
Carta a Lord Holland (Sevilla, 11 de junio de 1809), en Obras completas, op. cit., vol.
V, págs. 204-205.
145
«Alguno, oyéndome discurrir sobre estos principios, me reconvino: “¿Conque
usted quiere hacernos ingleses? Si usted, le respondí, conoce bien la constitución de In-
glaterra; si ha leído lo que de ella han escrito Montesquieu, De Lolme y Blackstone; si
sabe lo que el sabio republicano Adams dice de ella que es en la teórica la más estu-
penda fábrica de la humana invención, así por el establecimiento de su balanza como
por los medios de evitar su alteración (...); si ha observado los grandes bienes que este
ilustre y poderoso pueblo debe a su constitución, y si ha penetrado las grandes analo-
gías que hay entre ella y la antigua constitución española, y en fin, si usted reflexiona
que no solo puede conformarse con ella, sino que cualquiera imperfección parcial que
se advierta en la constitución inglesa y cualquier repugnancia que tenga con la nuestra
se pueden evitar en una buena reforma constitucional, ciertamente que la reconvención
de usted será tan poco digna de su boca como de mi oído”». Jovellanos, Memoria en de-
fensa de la Junta Central, op. cit., vol. I, pág. 192.
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EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
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EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
V. CONSIDERACIONES FINALES:
LA INTERPRETACIÓN ILUSTRADA DE JOVELLANOS
151
Cfr. Thomas Paine, Derechos del hombre (1792), Madrid, Alianza, 1984, pág. 144.
152
Jovellanos, Diarios (20 de septiembre de 1794), op. cit., vol. I, pág. 489.
153
Jovellanos, Elogio de Carlos III (1788), en Obras publicadas e inéditas, op. cit., vol. XLVI
(I), pág. 312.
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156
Jovellanos citó constantemente, y siempre con halagos, a los adalides del iusnatura-
lismo. Así: «Reglamento literario e institucional extendido para llevar a efecto el plan de es-
tudios del Colegio Imperial de Calatrava, en la ciudad de Salamanca» (1790), en Obras
publicadas e inéditas, op. cit., vol. XLVI (I), 1963, pág. 210 recomienda para el estudio del De-
recho público universal a Grocio, Pufendorf y Wolf «que tan sabiamente las ilustraron y tra-
taron». En el Discurso leído por el autor en su recepción a la Real Academia de la Historia, sobre
la necesidad de unir al estudio de la Legislación el de nuestra Historia y antigüedades (1780),
en Ibidem, pág. 289, recomienda la lectura de Heineccio. Reflexiones sobre la Constitución,
las leyes, usos y costumbre de Castilla (178?), op. cit., pág. 3. En la Carta a desconocida persona,
en Ibidem, vol. L (II), 1952, pág. 360, se manifiesta abiertamente «muy amable de las doc-
trinas del célebre filósofo alemán Cristiano Wolf» y de «los elementos de la filosofía moral
del sabio Heineccio», y recomienda fervientemente la enseñanza del derecho natural; In-
forme para la visita pública del Imperial Colegio de Calatrava, de Salamanca (1790), en Ibi-
dem, vol. LXXXVII (V), 1956, pág. 173: en la enseñanza de Cánones debe acompañarse el
estudio de ética, derecho natural y público; Plan para la educación de la nobleza y clases pu-
dientes españolas (1798), en Ibidem, vol. LXXXVII (V), 1956, donde incluye como asignatura
las «Nociones de Derecho Público y de gentes» y recomienda a Vattel (págs. 311 y 326);
Carta a persona desconocida (sin fecha, núm. 2069), en Obras completas, op. cit., vol. V, págs.
498-499, donde subraya la importancia del derecho natural.
157
Este autor negaba, en principio, el derecho de resistencia, puesto que produciría una
inestabilidad insostenible. Sin embargo, admitía la represión al tirano cuando el pueblo se
había reservado tal potestad. Cfr. Grocio, Del derecho de la guerra y de la paz (1625), op. cit.,
Libro I, Capítulo IV: De la guerra de los súbditos contra los superiores, pág. 237.
158
Sobre la influencia de John Locke en la doctrina del ius resistendi de Jovellanos se ha
pronunciado Antonio Elorza, «La formación del liberalismo en España», en Fernando Va-
llespín (edit.), Historia de la Teoría Política, vol. III: Ilustración, liberalismo y nacionalismo, Ma-
drid, Alianza, 1991, págs. 411-412. La doctrina sobre el derecho de resistencia en Locke se
halla en An essay concerning the true original extent and end of the civil government (1690),
Chapters XVIII (Of Tyranny) y XIX (Of the dissolution of governments).
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cracia; cosa que no solo todo buen español, sino todo hombre de bien, debe mirar con ho-
rror» (Dictamen sobre el anuncio de las Cortes (22 de junio de 1809), en Jovellanos, Memoria
en defensa de la Junta Central, op. cit., pág. 111). Este espíritu moderado se ve de forma diá-
fana en las siguientes palabras de Jovellanos: «tanto me ofenden los que quieren que el pue-
blo sea todo, como los que no quieren que sea algo; tanto los que quieren cortar los abusos
con la segur, como los que quieren defenderlos con el escudo o cubrirlos con la capa». Carta
a Carlos González Posada, en respuesta a las Notas sobre la Noticia del Real Instituto, (Gijón, 1
de junio de 1796), en Obras completas op. cit., vol. III, 1986, pág. 228.
175
Así se ve en las correspondencia con Lord Holland: (Sevilla, 27 de diciembre de
1809), donde teme a los diputados jóvenes que «propenden a ideas democráticas» (Jovella-
nos, Obras completas, op. cit., vol. V, pág. 336); (Muros, 5 de diciembre de 1810), Ibidem,
págs. 422 y 427. Vid. también la Carta a Alonso Cañedo Vigil (Gijón, 2 de septiembre de
1811), Ibidem, pág. 485.
176
Vid. sobre este tema el exhaustivo trabajo de Joaquín Varela Suanzes-Carpegna, La
Teoría del Estado en los orígenes del constitucionalismo hispánico (Las Cortes de Cádiz), op. cit.
177
Jovellanos, Memoria sobre educación pública (1802), en Obras publicadas e inéditas,
op. cit., vol. XLVI (I), 1963, pág.256.
178
Jovellanos, Discurso económico sobre los medios de promover la felicidad de Asturias, di-
rigido a su Real Sociedad por Don Gaspar Melchor de Jovellanos (Madrid, 22 de abril de 1781),
- 70 -
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en Obras completas, op. cit., vol. X, pág. 301; Memoria sobre el establecimiento de un monte-
pío de hidalgos de la Corte, leída en la Real Sociedad (Madrid, 12 de marzo de 1784), en Ibi-
dem, págs. 604-605.
179
John Gray, Liberalismo, Madrid, Alianza, 1992, pág. 36. Abunda en esta idea el pro-
fesor Laski, al resaltar las corrientes diversas que forman el liberalismo, que constituye más
un hábito mental que una doctrina. Cfr. Harold J. Laski, El liberalismo europeo, México,
Fondo de Cultura Económica, 1961, págs. 12 y ss.
- 71 -
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180
Vid. al respecto: Elorza, La ideología liberal en la ilustración española, Madrid, Tecnos,
1970, págs. 97 y ss., donde sitúa al asturiano en la órbita de los intelectuales a caballo entre
la ilustración y el liberalismo, lo que generaba frecuentes contradicciones en su ideario.
- 72 -
2.
LA ORGANIZACIÓN DEL PODER EJECUTIVO
EN ESPAÑA (1808-1810). REFLEXIONES A RAÍZ
DE UN TEXTO INÉDITO DE JOVELLANOS*
*
Publicado en Hispania.
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181
Nuria Alonso Garcés, Biografía de un liberal aragonés: Martín de Garay (1771-1822),
Institución Fernando El Católico, Zaragoza, 2009.
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182
Sobre el proceso de formación de la Junta Central sigue siendo muy útil la lectura
de Ángel Martínez de Velasco, La formación de la Junta Central, EUNSA, Pamplona 1972.
183
Sobre la Junta General, vid. Marta Friera Álvarez, La Junta General del Principado de
Asturias a fines del Antiguo Régimen (1760 - 1835), Junta General del Principado de Astu-
rias, Consejería de Educación y Cultura, KRK Ediciones, Oviedo, 2003. Este estudio es el
más completo y reciente que se ha realizado, sustituyendo a otras obras anteriores de refe-
rencia: Ramón Álvarez Valdés, Memorias del levantamiento de Asturias en 1808, Imprenta del
Hospicio Provincial, Oviedo, 1889; Francisco Carantoña Álvarez, Revolución liberal y crisis
de las instituciones tradicionales asturianas: (el Principado de Asturias en el reinado de Fernando
VII, 1808-1833), Silverio Cañada, Gijón, 1989.
184
El nombramiento puede consultarse en Junta de Asturias. Correspondencia con la
Junta de Galicia sobre su propuesta de crear una junta central. Archivo Histórico Nacional, Es-
tado, 70, A. La sesión en la que se procede al nombramiento, de fecha 1 de septiembre de
1808, se halla en Archivo Histórico Nacional, Consejos, 11995, exp. 32. Por cierto, que el
vocal por Gijón no votó por Jovellanos, sino por José Heredia. Finalmente este último y
Antonio Valdés fueron designados como suplentes de Jovellanos y Camposagrado.
185
Carta de Dominga Ruiz de Saravia al vizconde de Matarrosa (Gijón, 14 de octubre
de 1808) en Alicia Laspra Rodríguez, Las relaciones de la Junta General del Principado de As-
- 76 -
EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
turias y el Reino Unido en la guerra de la Independencia, Junta General del Principado de As-
turias, Oviedo, 1999, n.º 375, p. 421.
186
El elogio a Floridablanca corrió a cargo de Alberto Lista (puede consultarse en Obras
originales de Floridablanca y escritos referentes a su persona, BAE, M. Rivadeneyra, Madrid,
1867, págs. 516-527), correspondiéndole a Jovellanos informar sobre él. El informe del gi-
jonés en AHN, Estado, 14-A.
187
Véase a este respecto la nota biográfica sobre Floridablanca redactada por el gijonés, y
que se reproduce en Gaspar Melchor de Jovellanos, Obras Completas, vol. XII: Escritos sobre li-
teratura (Edición crítica, estudio preliminar y notas de Elena de Lorenzo Álvarez), Instituto Fei-
joo de Estudios del Siglo XVIII – Ayuntamiento de Gijón – KRK, 2010, Gijón, pp. 531-533.
188
Jovellanos, D. Gaspar de Jovellanos a sus compatriotas. Memoria en que se rebaten las
calumnias divulgadas contra los individuos de la Junta Central y se da razón de la conducta y
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IGNACIO FERNÁNDEZ SARASOLA
opiniones del autor desde que recobró su libertad, en Jovellanos, Gaspar Melchor de, Obras
completas, vol. XI: Escritos políticos (Edición y estudio preliminar de Ignacio Fernández Sa-
rasola), Instituto Feijoo de Estudios del Siglo XVIII – Ayuntamiento de Gijón – KRK,
2006, Gijón, pp. 489 y 543. El texto se citará, en lo sucesivo, como Memoria en defensa de
la Junta Central. El volumen XI de Obras completas de Jovellanos se citará como «Escritos
políticos».
189
Jovellanos, Dictamen sobre la institución del gobierno interino (7 de octubre de 1808),
en Gaspar Melchor de Jovellanos, Obras completas, vol. XI, op. cit., pp. 628-629.
190
Juan Pérez Villamil, Carta sobre el modo de establecer el Consejo de Regencia del Reino
con arreglo a nuestra Constitución, Imprenta de la hija de Ibarra, Madrid, 1808. El texto apa-
rece fechado en Madrid, el 28 de agosto de 1808.
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194
Obviamente no podía estar refiriéndose a una Constitución en sentido racional-nor-
mativo, al que Jovellanos se opuso desde sus primeros escritos de 1808 mostrando su prefe-
rencia por un concepto histórico de Constitución. Sobre este, vid., entre la abundante
bibliografía: Joaquín Varela Suanzes-Carpegna, «La doctrina de la Constitución Histórica de
España», en Ignacio Fernández Sarasola / Joaquín Varela Suanzes-Carpegna (edits.), Fun-
damentos, núm. 6, 2010, número monográfico sobre «Conceptos de Constitución en la his-
toria», págs. 307 y ss.; Ignacio Fernández Sarasola, «Estado, Constitución y forma de
gobierno en Jovellanos», Cuadernos de Estudios del Siglo XVIII, 6-7 (1996-1997), pp. 77 y
ss.; Santos M. Coronas González, «El pensamiento constitucional de Jovellanos», Historia
Constitucional, 1 (2000), pp. 63 y ss.; Fernando Baras Escolá, «Política e historia en la Es-
paña del siglo XVIII: las concepciones historiográficas de Jovellanos», Boletín de la Real Aca-
demia de Historia, CXCI (1994), pp. 369 y ss.
- 81 -
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turno– no debía prolongarse por más de tres meses, plazo que luego
Jovellanos amplió (entre seis y doce meses) equiparándolo a la Pre-
sidencia de la propia Junta Central. Por el contrario, el cargo sería
perpetuo si se decidiese conferirlo a un miembro de la familia real.
En este punto Jovellanos no estaba demasiado conforme. De hecho,
le parecía inconveniente que, por ejemplo, el cardenal de Borbón
asumiese ese cometido, como por cierto había propuesto Villa-
mil.195 El motivo de esta exclusión parece claro: Jovellanos temía
que el cardenal pudiese aspirar a hacer valer sus derechos dinásticos
en ausencia de Fernando VII, de modo que, cuando este regresase
de Bayona, pudiera existir un conflicto de intereses. Por esa misma
razón el gijonés también rechazó de forma diplomática la propuesta
de la infanta Carlota en el mismo sentido.196 Ahora bien, si la ma-
yoría de los miembros de la Junta se decantasen por designar como
presidente al cardenal de Borbón, Jovellanos consideraba que en-
tonces sus facultades debían ser muy reducidas (convocatoria de se-
siones y dirección de los debates), sin duda para que no pudiese
considerarse un auténtico sustituto del Rey.
Todos los regentes debían extender ante la Junta Central un
juramento por el cual quedarían atados y responsables ante la na-
ción de su conducta. Surgía así un concepto, el de «responsabili-
dad a la Nación» que luego Jovellanos emplearía con frecuencia.
Esa responsabilidad, sobre cuyos efectos el gijonés nada refería,
se sustanciaría, en principio, ante la opinión pública, pero, según
se desprende de escritos posteriores, una vez reunidas las Cortes,
195
Juan Pérez Villamil, Carta sobre el modo de establecer el Consejo de Regencia del Reino
con arreglo a nuestra Constitución, op. cit., p. 38.
196
Vid. Jovellanos, Carta a la Infanta Carlota Joaquina de Borbón (Sevilla, 24 de abril
de 1809), en Gaspar Melchor de Jovellanos, Obras completas, vol. V: Correspondencia núm.
V, (edición de José Miguel Caso González), Ayuntamiento de Gijón – Instituto Feijoo de
Estudios del Siglo XVIII, Gijón, 1990, n.º 1835, p. 121. Vid. también Exposición sobre los
derechos de sucesión al Trono (Sevilla, 19 de enero de 1810), en Escritos políticos, op. cit., pp.
330-336. En el caso de la Infanta existía un problema adicional, al hallarse esta desposada
con Juan VI de Portugal, siendo desde 1792 Princesa consorte y con derechos en la Corona
portuguesa.
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201
Así lo viene a reconocer en su Carta a Alonso Cañedo Vigil (Gijón, agosto de 1811),
en Jovellanos, Obras completas, op. cit., vol. V, n.º 2060, pp. 483-484.
202
Vid.¸ por ejemplo: Victor de Riqueti (Marquis de Mirabeau), La Science ou les Droits
et les Devoirs de l’Homme (1774), Quatrieme Parte, Darmstad, Scientia Verlag Aalen, 1970,
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p. 125 ; François Quesnay, Le Droit Naturel, en M. Eugène Daire (edit.), Physiocrates. Ques-
nay, Dupont de Nemours, Mercier de la Rivière, L’Abbé Baudeau, Le Trosne, avec une Intro-
duction sur la doctrine des Physiocrates, des commentaires et des notices historiques, Librairie de
Guillaumin, Paris 1846, Première Partie, pp. 51-53; idem, L’origine et des progrès d’une science
nouvelle (1768), en Ibidem, pp. 346-348; Abbé Baudeau, Philosophie économique; ou Analyse
des États policès (1771), en Ibidem, pp. 665, 670, 751. La idea del poder ejecutivo como
«gubernativo» también se halla en otros ilustrados (aunque no adscritos al despotismo ilus-
trado) como: Jean-Jacques Burlamaqui, Principes du droit naturel (1747), Chez Barrillot,
Géneve, 1748, Premier Partie, Chapitre VIII, p. 120 y Seconde Partie, Capitre VI, p. 110
y Adam Smith, Jurisprudencia o Apuntes de lecciones sobre justicia, policía, ingresos públicos y
armas (1763-1764), en Lecciones de Jurisprudencia, Centro de Estudios Políticos y Consti-
tucionales, Madrid, 1996, Primera Parte, Capítulo I, p. 18.
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203
Vid. Jovellanos, Dictamen relativo al conflicto en el gobierno de Canarias (junio de
1809), en Escritos Políticos, op. cit., pp. 202-204.
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204
AHN, Estado, legajo 1-B. En el manuscrito la fecha que figura es la de 22 de octubre
de 1809, pero ha de tratarse de un error, ya que el texto es del año anterior. Quizás el equívoco
se debe a que el texto se halla junto con el Reglamento de la Comisión Ejecutiva, que sí es de
22 de octubre de 1809. Parece que la misma fecha tardía se imputó a ambos escritos.
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205
Esa idea de que la soberanía declarada por las Juntas Provinciales «federalizaba» Es-
paña la puso de manifiesto Jovellanos en Carta a lord Holland (Sevilla, 8 de noviembre de
1809), en Obras completas, op. cit., vol. V, p. 315. Se trataba de una postura compartida con
otros vocales de la Junta Central, como lo atestigua las palabras que estos vertieron en su Ex-
posición que hacen a las Cortes Generales y Extraordinarias le la Nación española los individuos
que compusieron la Junta Central Suprema Gubernativa de la misma, de su conducta en el
tiempo de su administración, Sección Primera, Imprenta del Estado-Mayor General, Cádiz,
1811, pp. 11 y 15. A lo largo de la primera mitad del XIX, varios liberales sostendrían esta
misma idea. Así, recordando la situación Pacheco señalaría que «La España, volvemos a re-
petirlo, fue sin saberlo una confederación de repúblicas que peleaban por su Rey. La demo-
cracia pura comenzó de hecho para venir más adelante a comenzar en teoría». Joaquín
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209
Jovellanos, Proyecto de dictamen sobre la institución del gobierno interino, en Escritos
políticos, op. cit., p. 81.
210
Partiendo de una idea bilateral de las Leyes Fundamentales, lo cierto es que la pro-
puesta de su reforma sí le correspondería al Monarca, pero no a la Junta Central, si segui-
mos los planteamientos iniciales de Jovellanos. Su postura solo es coherente si se entiende
que, no habiéndose formado todavía la Regencia, la Junta Central había mutado su natu-
raleza y había comenzado a ejercer verdaderas funciones de regente. De ahí que, en ausen-
cia del Monarca, esta Junta-Regencia asumiese el cometido de plantear reformas en las Leyes
Fundamentales. Aun así, esta postura seguía siendo endeble, porque difícilmente podía en-
tenderse que incluso una Regencia pudiese adoptar el papel del Monarca en el punto de
promover la reforma de la Constitución histórica.
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211
Jovellanos, Dictamen sobre la formación de un Consejo de Regencia (agosto-septiem-
bre 1809), en Escritos políticos, op. cit., p. 233.
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213
Jovellanos, Plan para la formación de la Sección Ejecutiva (19 de septiembre de 1809),
en Escritos Políticos, op. cit., pp. 254-262.
214
Carta a Lord Holland (Sevilla, 19 de septiembre de 1809), en Jovellanos, Obras com-
pletas, op. cit., vol. V, núm. 1955: «En lo interior se trata de concentrar el gobierno; que está
acordado en una comisión el plan de una sección ejecutiva, pero se duda que sea admitido
por la Junta, aunque muy juicioso» (p. 290).
215
Sesión de 29 de septiembre de 1809, Acuerdos de la Junta Central, Archivo de Mar-
tín de Garay.
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224
Jovellanos, Borrador de dictamen sobre la creación de un Ministro Secretario General de
la Junta Central (10 de octubre de 1809), en Jovellanos, Escritos políticos, op. cit., pp. 271-
273 y, de la misma fecha: Dictamen sobre la creación de un Ministro Secretario General de la
Junta Central, en Ibidem, pp. 274-275.
225
Jovellanos, Último Decreto de la Junta Central sobre la celebración de las Cortes (29 de
enero de 1810), en Escritos políticos, op. cit., pp. 727-734.
- 104 -
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ANEXO:
ESCRITO INÉDITO DE JOVELLANOS
SOBRE LAS FUNCIONES QUE DEBERÍA ASUMIR
LA PRESIDENCIA DE LA JUNTA CENTRAL
Jovellanos, 1809
- 105 -
3.
LA RESPONSABILIDAD DEL EJECUTIVO
EN JOVELLANOS. EL REGLAMENTO
DE LA SUPREMA REGENCIA*
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236
Idem.
237
Ibidem, págs. 222-223. Obsérvese la interrelación discrecionalidad-continuidad del
ejercicio del poder ejecutivo que trasluce el texto (utiliza, así, adjetivos como «incesante»,
«continua», «perpetua»).
238
Carta a Alonso Cañedo Vigil, (Gijón, agosto de 1811), en Jovellanos, Obras Comple-
tas, op. cit., vol. V, pág. 483.
239
Jovellanos, Nota primera a los Apéndices (1811), en Jovellanos, Memoria en defensa de
la Junta Central, op. cit., vol. II, pág. 222.
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240
Vid. Jean-Jacques Rousseau, Du Contrat social (1762), op. cit., Livre III, Chapitre I:
Du gouvernement en général y Chapitre II: Du principe qui constitue les diverses formes de gou-
vernement, págs. 273 y 276 y ss.
241
Cfr. Jovellanos, Nota primera a los Apéndices (1811), en Memoria en defensa de la
Junta Central, op. cit., vol. II, págs. 221-222. Como he podido señalar recientemente, con
su definición de «democracia» Jovellanos en realidad describía los regímenes norteameri-
cano y el francés de 1791.
- 112 -
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242
Cfr. Jovellanos, Nota primera a los Apéndices (1811), en Memoria en defensa de la
Junta Central, op. cit., vol. II, pág. 224; Consulta sobre la convocación de las Cortes por esta-
mentos (21 de mayo de 1809), en Ibidem, pág. 114; Memoria en defensa de la Junta Central
(1811), op. cit., vol. I, pág. 185.
243
Cfr. Jean-Jacques Burlamaqui, Principes du droit naturel (1747), Chez Barrillot et
fils, Géneve, 1748, Premier Partie, Chapitre VIII: De la loi en général, pág. 120; Seconde Par-
tie, Chapitre VI: Du Droit de Gens, pág. 110.
244
Cfr. Adam Smith, Jurisprudencia o Apuntes de lecciones sobre justicia, policía, ingresos
públicos y armas (1763-1764), Primera Parte, Capítulo I: Del gobierno, en Lecciones de Ju-
risprudencia, C. E. C., Madrid, 1996, pág. 18.
245
Vid. John Locke, Two Treatises of Government (1690), op. cit.¸ Book II, Chapitre XII
y Chapitre XIV, págs. 190 y ss. y 199 y ss. Jovellanos se presentaba como un gran admira-
dor del autor inglés. Así, deja constancia en sus Diarios de la lectura de las obras de Locke
(14 de febrero a 6 de marzo de 1795; Jovellanos, Diarios (edición de Julio Somoza), Insti-
tuto de Estudios Asturianos, Oviedo, 1953, vol. I, págs. 535-540); obras de las que afir-
maba que «piden atención intensa» (15 de febrero de 1795; Ibidem, pág. 535). Ese mismo
año, refiriéndose a un conocido, el maestro Fierro, expresaba su admiración por él indi-
cando que había leído «a Locke, Condillac y los filósofos más célebres». Diarios, 5 de junio
de 1795, Ibidem, vol. II, pág. 100.
246
Jovellanos, Nota primera a los Apéndices, en Memoria en defensa de la Junta Central,
op. cit., pág. 222.
247
Idem.
- 113 -
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248
Jovellanos, Nota primera a los Apéndices, en Memoria en defensa de la Junta Central,
op. cit., vol. II, pág. 223.
249
Idéntica opinión, pues, a la sostenida por Locke: «no es necesario, ni siquiera
conveniente, que el poder legislativo permanezca en constante ejercicio: es, en cambio,
absolutamente necesario que lo esté el poder ejecutivo, ya que, si bien no se necesita
siempre hacer leyes nuevas, es preciso siempre asegurar el cumplimiento de las ya es-
tablecidas». John Locke, Two Treatises of Government (1690), op. cit., Book II, Chap-
ter XIII, pág. 194. En la misma línea se pronunciaba Montesquieu, quien no decía si
el ejecutivo debía ser permanente (aunque puede inferirse de sus palabras), pero res-
pecto al legislativo afirmaba la inconveniencia de que la asamblea representativa se ha-
llase reunida en todo momento. Montesquieu, De l’espirit des lois, op. cit., vol. I, Livre
XI, Chapitre VI, pág. 299.
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sonja». Epístola II al abad de Vachretien Mr. D’Eymar (1777). Jovellanos, Obras completas, op.
cit., vol. I, pág. 128.
261
Jovellanos, Exposición sobre la organización de las Cortes, en Memoria en defensa de la
Junta Central, op. cit., vol. II, pág. 143.
262
Jovellanos, Correspondencia con D. Manuel Godoy, en Obras publicadas e inéditas, B.
A. E., vol. LXXXVI (IV), Atlas, Madrid, 1956, pág. 195.
- 118 -
EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
263
Cfr. José García Marín, La burocracia castellana bajo los austrias, Instituto García
Oviedo, Sevilla, 1976, passim.
264
Jovellanos, Carta a Godoy sobre el orden con que se debe proceder al establecimiento de
los tres principios enunciados en la carta anterior (1796), en Obras publicadas e inéditas, op. cit.,
vol. LXXXV, pág. 198.
265
Jovellanos, Introducción a un discurso sobre el estudio de la economía civil (¿1796?), en
Ibidem., vol. LXXXVII (V), pág. 11. Vid. también Memoria sobre educación pública, o sea tra-
tado teórico-práctico de enseñanza, con aplicación a las escuelas y colegios de los niños (1802),
en Ibidem, vol. XLVI (I), págs. 230-231. Incluso para quienes consideraban que la política no
era sino el arte de engañar (clara alusión a Maquiavelo), también la instrucción era impor-
tante: «Si [el gobernante] debe dirigirla [la política] la previsión, ¿cuánto más alcance ten-
drá la del hombre instruido que la del ignorante aún suponiéndoles un mismo genio? Si la
astucia, ¿quién duda que será más perspicaz, más atinada (...) la del primero que la del se-
gundo». Jovellanos, Introducción a un discurso sobre el estudio de la economía civil (1776), en
Ibidem, vol. LXXXVII (V), págs. 10-11.
266
Idem.
267
Jovellanos, Discurso leído en la recepción a la Real Academia de Historia, sobre la ne-
cesidad de unir al estudio de la legislación el de nuestra historia y antigüedades (4 de febrero de
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EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
271
Jovellanos, Carta a Godoy sobre el orden con que se debe proceder al establecimiento de
los tres principios enunciados en la carta anterior (1796), en Obras publicadas e inéditas, op. cit.,
vol. LXXXV (III), 1956, pág. 198.
272
Jovellanos, Recurso contra el Marqués de la Romana (Sevilla, 6 de julio de 1809), en
Memoria en defensa de la Junta Central, op. cit., vol. II, pág. 91.
273
Jovellanos, Representación contra el Marqués de la Romana (Sevilla, 10 de julio de
1809), en Ibidem, pág. 97. En el mismo sentido, afirmaba de un gobierno ilustrado que «la
prudencia de su conducta pública, inseparable de su sabiduría, le dará aquella previsión que
excusa de antemano todos los motivos de desavenencia; aquella prudencia que, sobreveni-
dos, sabe alejarlos y reconducirlos a conciliación; aquella perspicacia que frustra las astucias
de las negociaciones y destruye las intrigas y manejos de la mala política». Jovellanos, Carta
a Godoy sobre el orden con que se debe proceder al establecimiento de los tres principios enunciados
en la carta anterior (1796), en Obras publicadas e inéditas, op. cit., vol. LXXXV (III), pág. 198.
Igualmente afirmaba Jovellanos que la propia reunión de Cortes podía resultar perniciosa si
esta no se llevaba a cabo de forma idónea, tal y como aconsejaba la prudencia política (Con-
sulta sobre la convocación de las Cortes por Estamentos (21 de mayo de 1809), en Memoria en
defensa de la Junta Central, op. cit., vol. II, pág. 113); insistiría en esta idea en una exposición
a la Comisión de Cortes: «¿Pero estos cuerpos respetables, pudieran ser excluidos de la re-
presentación nacional sin faltar a la justicia y a la prudencia política?» (Exposición sobre la or-
ganización de las Cortes, en Ibidem, pág. 139); finalmente, al achacar el gijonés a la Suprema
Regencia las desacertadas medidas tomadas contra los ex-miembros de la Junta Central se
lamentaría de no haber obrado tal y como indicaba la prudencia política. Jovellanos, Me-
moria en defensa de la Junta Central (1811), op. cit., vol. I, pág. 258).
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EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
275
«Nadie dice ni puede decir que las Cortes hayan de trabajar y hacer en sus sesiones
estos grandes arreglos. Las medidas y providencias que se reputen necesarias deben exami-
narse maduramente y muy de antemano, y presentarse después a las Cortes, ya digeridas, por
decirlo así, para su aprobación». Jovellanos, Consulta sobre la convocación de las Cortes por es-
tamentos (21 de mayo de 1809), en Memoria en defensa de la Junta Central, vol. II, pág. 121.
276
«Como es necesario que en la institución que diere al consejo de Regencia esta Su-
prema Junta le prescriba los objetos en que debe ocuparse y los trabajos que debe preparar
y presentar a la sanción de las Cortes». Jovellanos, Dictamen sobre la institución del gobierno
interino (7 de octubre de 1808), en Ibidem, pág. 64. A tales efectos, el Último decreto de la
Junta Central sobre la celebración de las Cortes, preveía el nombramiento de una diputa-
ción de Cortes que asumiera la continuidad de los trabajos preparatorios (Ibidem, pág. 157).
Sin embargo, una vez instalado el Consejo de Regencia, no tuvo este miramientos en disol-
ver las comisiones preparatorias de Cortes sin convocar correlativamente la susodicha dipu-
tación de Cortes. Un síntoma que Argüelles calificaría como «de mal agüero». Cfr. Agustín
Argüelles, Examen histórico de la reforma constitucional que hicieron las Cortes General y Ex-
traordinarias desde que se instalaron en la Isla de León el día 24 de septiembre de 1810, hasta
que cerraron en Cádiz sus sesiones en 14 del propio mes de 1813, Imprenta de Carlos Wood e
Hijo, Londres, 1835, vol. I, pág. 171.
277
Atribuía en este aspecto Jovellanos una especial relevancia a la Constitución: «¿cómo
pudo caber en la razón de usted que la constitución de un pueblo no tiene influjo en su ins-
trucción y prosperidad?». Carta a José Vargas Ponce, (Gijón, 11 de diciembre de 1799), en Obras
completas, op. cit., vol. III, pág. 491. El progreso de una nación dependería del triunfo de deter-
minadas virtudes, por lo que podría convertirse en una situación regresiva de triunfar un talante
amoral de las elites dirigentes o de la sociedad en general. Cfr. Francisco Flecha Andrés, Antro-
pología y educación en el pensamiento de Jovellanos, Universidad de León, 1989, pág. 57.
278
Jovellanos, Elogio de Carlos III, leído en la Real Sociedad Económica de Madrid (8 de
noviembre de 1788), en Obras publicadas e inéditas, op. cit., vol. LXXXVI (IV), pág. 312.
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EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
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tendría todo el apoyo y fuerza de la voluntad nacional y opinión pública: «¿qué le podrá
mover [al Rey] a esta repulsa? ¿su capricho? Pero él sabrá que solo pueden tener caprichos los
tiranos». Jovellanos, Exposición sobre la organización de las Cortes, en Memoria en defensa de la
Junta Central, op. cit., vol. II, pág. 143. Esta afirmación de Jovellanos se asemeja sospechosa-
mente a la vertida por Hume en sus Discursos políticos, obra leída por Jovellanos hacia 1778:
«¿qué Rey se atrevería a rechazar el deseo unánime del pueblo? –se preguntaba Hume respecto
al rechazo regio a una sanción– Pero si el Rey tuviese desde el principio el derecho de recha-
zar un proyecto que le desagradase (...) no habría equilibrio». David Hume, Essays moral, po-
litical and literary (1752): Idea of a Perfect Commonwealth, op. cit., págs. 481-482.
287
Carta a Rafael Floranes, (Gijón, 23 de julio de 1800), en Obras completas, op. cit., vol.
V, pág. 548. También sobre la prosperidad pública apuntaba la misma idea: «¿puede enten-
derse por este nombre otra cosa que la suma o el resultado de las felicidades de los indivi-
duos del cuerpo social». Jovellanos, Memoria sobre educación pública, o sea tratado
teórico-práctico de enseñanza, con aplicación a las escuelas y colegios de los niños (1802), en
Obras publicadas e inéditas, op. cit., vol. XLVI (I), pág. 231.
288
La ilustración alteraría el concepto tomista de «bien común» sustituyéndolo por el
de «pública felicidad», esencialmente desde Pope. Al concepto se le añadiría una dimensión
económica, así en Smith, Hume, Beccaria y, en España, Jovellanos. En la concepción ilus-
trada, afirma el profesor Maravall «no cabe hablar de felicidad de los individuos, si no es po-
niéndolos en relación entre sí, o lo que viene a ser lo mismo, si no es considerando la felicidad
desde su suma». José Antonio Maravall, «La idea de felicidad en el programa de la ilustra-
ción», en José Antonio Maravall, Estudios de historia del pensamiento español. Siglo XVIII,
op. cit., pág. 168.
289
Jovellanos, Memoria sobre educación pública, o sea, tratado teórico-práctico de ense-
ñanza con aplicación a las escuelas y colegios de niños (1802), en Obras publicadas e inéditas,
op. cit., vol. XLVI (I), págs. 253-254.
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EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
290
Jovellanos, Discurso leído en la recepción a la Real Academia de Historia, sobre la nece-
sidad de unir al estudio de la legislación el de nuestra historia y antigüedades (4 de febrero de
1780), en Ibidem, vol. LXXXVI (IV), pág. 294; «¡Loable institución, en que reducidas a pú-
blica conferencia las materias del gobierno, oía el Príncipe la verdad entera y sin disfraces,
pronunciada por sus órganos naturales, y en que los súbditos obedecían los decretos de la
voluntad general». Jovellanos, Obras en prosa, Castalia, Madrid, 1970, págs. 90-91. Esta edi-
ción, a cargo de José Miguel Caso González, es la única que recoge este párrafo.
291
En este punto me remito al primer trabajo de este libro.
292
A Rousseau lo cita expresamente en sus Diarios. Entre el 9 de agosto y el 7 de octu-
bre de 1794 Jovellanos leyó con avidez las «Cartas» de Rousseau. Jovellanos, Diarios, op. cit.,
págs. 471-495. Tras la lectura concluiría que «apenas hay cuatro dignas del autor del Emi-
lio». Ibidem, 7 de octubre de 1794, pág. 495.
293
Jovellanos, Discurso leído por el autor en su recepción a la Real Academia de la Histo-
ria, sobre la necesidad de unir al estudio de la Legislación el de nuestra Historia y antigüedades
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(1780), en Obras publicadas e inéditas, op. cit., vol. LXXXVI (IV), 1952, pág. 294. Con idén-
tica perspectiva, añadía en este discurso con respecto a las Cortes: «¡Loable institución, en
que reducidas a pública conferencia las materias del gobierno, oía el Príncipe la verdad en-
tera y sin disfraces, pronunciada por sus órganos naturales, y en que los súbditos obedecían
los decretos de la voluntad general».
294
Jovellanos, Consulta sobre la convocación de las Cortes por estamentos (21 de mayo de
1809), en Memoria en defensa de la Junta Central, op. cit., vol. II, pág. 118. Vid. también en
el mismo dictamen las págs. 115 («la ley, o la voluntad nacional dirigida por ella») y 116 («el
ejercicio de la soberanía esté confiado por la ley, o la voluntad nacional a alguna persona»).
Que la ley era expresión de la voluntad general también se encuentra en Nota primera a los
Apéndices, en Memoria en defensa de la Junta Central, op. cit., vol. II, pág. 229.
295
Jovellanos, Memoria en defensa de la Junta Central (1811), op. cit., vol. I, pág. 223.
296
Jovellanos, Consulta sobre la convocación de las Cortes por estamentos (21 de mayo de
1809), en Memoria en defensa de la Junta Central, op. cit., vol. II, pág. 121. No obstante, el
profesor Tomás y Valiente percibe también la anglofilia en este documento de Jovellanos. Vid.
Francisco Tomás y Valiente, «Génesis de la Constitución de 1812. I. De muchas leyes fun-
damentales a una sola Constitución», Anuario de Historia del Derecho Español, núm. 65,
1995, pág. 23.
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307
«Ignoramos –decía Toreno– por qué no se cumplió semejante resolución, y atribui-
mos el olvido al azoramiento de la Junta Central, y a no ser la nueva Regencia aficionada a
trabas». Conde de Toreno, Historia del levantamiento, guerra y revolución de España, B. A. E.,
vol. LXIV, Atlas, Madrid, 1953, pág. 240.
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EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
311
El derecho de veto de la Regencia, de carácter meramente suspensivo se reconoció en
los arts. 20-24 del Último decreto de la Junta Central sobre la celebración de las Cortes, de 29
de enero de 1810. Este documento se halla en: Memoria en defensa de la Junta Central, op.
cit., vol. II, págs. 153-158.
- 135 -
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312
Jovellanos, Dictamen del autor sobre la institución del gobierno interino (7 de octubre
de 1808), en Ibidem, pág. 63. En igual sentido: Consulta sobre la convocación de las Cortes por
estamentos (21 de mayo de 1809), en Memoria en defensa de la Junta Central, op. cit., vol. II,
pág. 123.
313
Jovellanos, Representación dirigida desde Muros de Noya al Consejo Supremo de Regen-
cia por los vocales de la Junta Suprema don Gaspar de Jovellanos y Marqués de Campo Sagrado,
y extendida por el primero (marzo de 1810), en Ibidem, pág. 198.
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314
Jovellanos, Nota primera a los Apéndices (1811), en Memoria en defensa de la Junta
Central, op. cit., vol. II, págs. 228-229.
- 137 -
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315
Jovellanos, Memoria en defensa de la Junta Central (1811), op. cit., vol. I, pág. 191.
- 138 -
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321
Jovellanos, Dictamen del autor sobre la institución del gobierno interino (7 de octubre
de 1808), en Memoria en defensa de la Junta Central, op. cit., vol. II, pág. 63.
- 142 -
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325
Benito Jerónimo Feijoo, Teatro Crítico Universal (1726), Imprenta de los Herederos
de Francisco de Hierro, Madrid, 1749, tomo I, pág. 1.
326
Ibidem, pág. 2.
327
Conde de Cabarrús, Cartas sobre los obstáculos que la naturaleza, la opinión y las leyes
oponen a la felicidad pública (1795), op. cit., Carta II: Sobre los obstáculos de opinión y el medio
de removerlos con la circulación de luces, y un sistema general de educación, pág. 75.
328
Ibidem, pág. 76.
329
Ibidem, págs. 76 y 78.
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330
Ibidem¸ pág. 77.
331
Vid. a este respecto los tres interesantes volúmenes de La guerra de pluma. Estudios
sobre la prensa en Cádiz en el tiempo de las Cortes (1810-1814), editados por la Universidad
de Cádiz (2008-2009) bajo la dirección y autoría de Alberto Romero Ferrer, Fernando
Durán López, Fernando y Marieta Cantos Casenave. Igualmente, para el estudio de la im-
portancia de la prensa de la guerra de la Independencia para la formación del concepto de
«opinión pública» vid. Javier Fernández Sebastián y Juan Francisco Fuentes, Historia del pe-
riodismo español: prensa, política y opinión pública en la España contemporánea, Síntesis, Ma-
drid, 1997. Vid. también el estudio de síntesis de Hocquellet, R.: «L’invention de la
modernité par la presse. La constitution de l’opinion publique en Espagne au début de la
Guerre d’Indépendance», en en Javier Fernández Sebastián et Joëlle Chassin (coord.), L’a-
vènement de l’opinion publique. Europe et Amérique XVIIIe-XIXe siècles, op. cit., pp. 163 y ss.,
así como J. Fernández Sebastián: «Historia del concepto «opinión pública» en España (1808-
1936): entre la moral, la política y la ciencia social», en Gonzalo Capellán (edit.), Opinión
pública: historia y presente, Trotta, Madrid, 2008, en especial pp. 21-26.
332
Las referencias al tribunal de la opinión pública en esta obra son muy numerosas.
Pueden señalarse las siguientes: «estas quejas no irán ahora encaminadas a los augustos re-
presentantes de mi nación, sino a la nación misma (...) Serán mis jueces, para examinar la
conducta del Gobierno Central, me llamare a responder de sus operaciones como uno de sus
miembros» (Ibidem, vol. I, pág. 12); «acudo al juicio de la nación, no cual estará represen-
tada por el clero y nobleza, y por los ilustres diputados de sus pueblos, sino cual existe en
todos y en cada uno de los miembros de la sociedad en que vivo. Acudo a aquel inefable jui-
cio de opinión que esta nación grande y virtuosa ha ejercido siempre sobre la conducta y ac-
ciones de sus ciudadanos» (Ibidem, pág. 13); «tal es el tribunal augusto a quien me dirijo»
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EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
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de 1794), Ibidem, pág. 436; (25 de junio de 1794), Ibidem, pág. 446 y, muy especial-
mente, lo escrito el 6 de agosto de 1794, donde afirmaba la dificultad de acomodar los go-
biernos democráticos a los grandes dominios, siendo Francia el mejor de los ejemplos
(Ibidem, pág. 470). Incluso en su producción poética no dudó Jovellanos en advertir los
peligros de la elevación de la clase popular: «Venga denodada, venga/ la humilde plebe en
irrupción y usurpe/ lustre, nobleza, títulos y honores./ Sea todo infame behetría: no haya/
clases ni estados. Si la virtud sola/ les puede ser antemural y escudo,/ todo sin ella acabe
y se confunda» (Sátira a Arnesto sobre la mala educación de la nobleza (1797), en Jove-
llanos, Obras completas, op. cit., vol. I, págs. 234-235; «Feliz Inarco (...)/ que viste al fin
la vacilante cuna/ de la francesa libertad, mecida/ por el terror y la impiedad» (Epístola VII
a Leandro Fernández de Moratín (1796), Ibidem, pág. 285). Vid. también el dictamen
sobre la convocatoria a Cortes, donde afirmaba que la representación unitaria del pueblo
supondría, a su parecer, que «la constitución podría ir declinando insensiblemente a la
democracia; cosa que no solo todo buen español, sino todo hombre de bien, debe mirar
con horror». Jovellanos, Dictamen sobre el anuncio de las Cortes (22 de junio de 1809), en
Memoria en defensa de la Junta Central, op. cit., pág. 111. «Tanto me ofenden los que quie-
ren que el pueblo sea todo, como los que no quieren que sea algo; tanto los que quieren
cortar los abusos con la segur, como los que quieren defenderlos con el escudo o cubrir-
los con la capa». Carta a Carlos González Posada, en respuesta a las Notas sobre la Noticia
del Real Instituto, (Gijón, 1 de junio de 1796), en Obras completas, op. cit., vol. III, 1986,
pág. 228.
339
Jovellanos consideraba, por consiguiente, que era necesario formar e iluminar a la
opinión pública para que esta fuera tal: «si es peligroso oponerse de frente a la opinión pú-
blica, es también necesario desengañarla y traerla al sendero de la justicia con la sencilla ex-
posición de la verdad». Jovellanos, Memoria en defensa de la Junta Central (1811), op. cit.,
vol. I, pág. 259; «la muchedumbre es siempre lenta y difícil en apreciar lo que no conoce.
Pero al fin, este secreto respeto, que sin querer y casi repugnante, profesa a la instrucción y
a los talentos, arrastra sus votos, y es entonces cuando la opinión se puede decir formada».
Carta a Carlos González Posada, (Gijón, 5 de abril de 1800), en Obras completas, op. cit., vol.
III, pág. 520. Empero, formar la opinión pública no quería decir imponerle medios de ins-
trucción no deseados: «no hay más medio que mejorar la opinión pública por los medios que
ella permita; lo demás es causar la desolación de los mismos a quienes se quiere consolar» (3
de septiembre de 1794). Jovellanos, Diarios, op. cit., pág. 483.
340
«La libertad de opinar, escribir e imprimir se debe mirar como absolutamente ne-
cesaria para el progreso de las ciencias y para la instrucción de las naciones; y aunque es
de esperar que la Junta de Legislación medite los medios de conciliar el gran bien que
debe producir esta libertad con el peligro que pueda resultar de su abuso». Jovellanos,
Bases para la formación de un plan general de instrucción pública (Sevilla, 16 de noviembre
de 1809), en Obras publicadas e inéditas, op. cit., vol. XLVI (I), pág. 275. «En el número
de los auxilios más importantes para difundir la instrucción pública, se deben contar las
imprentas, cuya multiplicación es tan necesaria para aquel fin (...) Se deben conocer
como muy convenientes para difundir la instrucción los periódicos». Idem. El subrayado
es nuestro.
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344
«No había entre nosotros [los miembros de la Junta Central] quien no estuviese pe-
netrado de la excelencia y necesidad de esta nueva ley, pero no tanto de su conveniencia mo-
mentánea». Jovellanos, Memoria en defensa de la Junta Central (1811), op. cit., vol. I, pág.
209. Aducía, además, que la Junta Central no podía establecer este derecho, competiéndole
solo a las Cortes. Idem. Este último aspecto más que para justificar su conducta encaja per-
fectamente con su idea de que la Junta Central solo disponía del poder ejecutivo y que nada
más podía emprender las reformas indispensables. El argumento sería, pues, el mismo que
respecto de la reforma de la organización de las Cámaras. Nótese que la Regencia, como su-
brogada del poder ejecutivo de la Central, tampoco podía aprobar la ley sobre imprenta, sino
solo proponerla a las Cortes, en virtud de lo dispuesto por el art. 19, capítulo II, del Regla-
mento para la Suprema Regencia.
345
Sobre las nuevas tendencias que «solo piensan en destruir para edificar de nuevo», in-
dicaba Jovellanos, refiriéndose, sin duda, a la Consulta al País: «Tal es el origen de no pocas
opiniones presentadas hasta ahora a la comisión de Cortes». Jovellanos, Exposición sobre la or-
ganización de las Cortes, en Memoria en defensa de la Junta Central, op. cit., vol. II, pág. 135.
346
«Opinábamos algunos que la libertad de la imprenta nunca sería más útil ni menos
peligrosa que cuando se estableciese para apoyo y defensa de una buena constitución, y por
consiguiente, que no debía preceder, sino acompañar a la reforma de la nuestra, como uno
de sus principales apoyos (...) siendo tan peligroso el abuso como provechoso el buen uso
de esta libertad (…) Porque, al fin, la experiencia de los pasados y de nuestros días ha de-
mostrado en otras naciones que semejante libertad solo puede existir y ser compatible con
una buena constitución, y que de cualquiera modo que una Constitución sea imperfecta y
mala, sus mismos vicios la destruirán tantas veces cuantas se pretenda establecer». Jovella-
nos, Memoria en defensa de la Junta Central (1811), op. cit., vol. I, pág. 210. Sobre la vincu-
lación entre la Constitución y la instrucción del pueblo, uno de los objetivo de la libertad
de imprenta, también se había pronunciado Jovellanos: «¿Cómo pudo caber en la razón de
usted que la Constitución de un pueblo no tiene influencia en su instrucción y prosperidad».
Carta a José Vargas Ponce, (Gijón, 11 de diciembre de 1799), en Obras completas, op. cit., vol.
III, pág. 491.
- 150 -
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347
Jovellanos consideraba que sin el apoyo de la opinión no podría nunca llegar a fruc-
tificar ningún cambio, de ahí que el iter adecuado fuese modular la opinión en favor de la
reforma. En este sentido se había pronunciado ya desde la década de los 90. Así, respecto a
la supresión del Tribunal de la Inquisición afirmaba: «¡cuánto falta para que la opinión sea
general! Mientras no lo sea, no se puede atacar este abuso de frente; todo se perdería; suce-
dería lo que en otras tentativas: afirmar más y más sus cimientos». Carta a Alexander Jardine,
(Gijón, 21 de mayo de 1794), en Jovellanos, Obras completas, op. cit., vol. II, 1985, pág.
635; sobre la reforma agraria: «espero lograr completamente mi deseo, reducido a que se le-
yese [el Informe sobre la Ley Agraria] en todas partes, y por este medio pasasen sus princi-
pios a formar la opinión pública, único arbitrio para esperar algún día su establecimiento».
Carta a Carlos González de Posada, (Gijón 20 de enero de 1796), en Ibidem, vol. III, 1986,
pág. 195; o sobre los mismos centros de instrucción: «insisto en que sin la opinión pública
ningún instituto puede prosperar. Hablando de enseñanza, ella aumenta o disminuye los
alumnos; ella apreciando estimula o despreciando desalienta a los maestros; ella abre o cie-
rra a unos y otros las puertas del favor y mide su recompensa». Carta a Carlos González de
Posada en respuesta a las Notas sobre la Noticia del Real Instituto, (Gijón, 20 de enero de
1796), en Ibidem, pág. 227.
348
Jovellanos, Diarios (1 de septiembre de 1794), op. cit., vol. I, pág. 481.
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349
Vid. el estudio de José Francisco Pérez Berenguer en Alexander Jardine, Cartas de
España, ed. y traducción de José Francisco Pérez Berenguel, Publicaciones de la Universidad
de Alicante, Alicante, 2001.
350
Carta a Alexander Jardine, (Gijón, 21 de mayo de 1794), en Obras completas, op. cit.,
vol. II, pág. 635.
351
Jovellanos, Diarios, (3 de junio de 1794), op. cit., vol. I, pág. 436.
352
Jovellanos, Diarios, (25 de junio de 1794), op. cit., vol. I, pág. 446.
- 152 -
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353
Jovellanos, Nota primera a los Apéndices (1811), en Memoria en defensa de la Junta
Central, op. cit., vol. II, pág. 225.
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354
Sobre el derecho de resistencia en la Teoría de las Cortes, vid. por todos: José Anto-
nio Escudero, «Estudio introductorio», en Francisco Martínez Marina, Teoría de las Cortes,
op. cit., vol. I, págs. CXXXIX-CXV. Sobre este mismo derecho en los Principios, vid. por todos:
Joaquín Varela Suanzes-Carpegna, «Estudio introductorio», en Francisco Martínez Marina,
Principios Naturales de la Moral, de la Política y de la Legislación¸ Junta General del Princi-
pado de Asturias, Oviedo, 1993, vol. I, págs. LXXIV-LXXXI.
355
Francisco Martínez Marina, Teoría de las Cortes (1813), op. cit., vol. II, págs. 332-
333.
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EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
356
Vid. Antonio Elorza, «La formación del liberalismo en España», en Fernando Vi-
llespín (edit.), Historia de la Teoría Política, vol. III: Ilustración, liberalismo y nacionalismo,
Alianza, Madrid, 1991, págs. 411-412.
357
Entre otros: Jovellanos, Elogio a Carlos III (1788), en Obras publicadas e inéditas, op.
cit., vol. XLVI (I), 1963, pág. 314; Oración inaugural a la apertura del Real Instituto Asturiano
(1794), Ibidem, pág. 321; Informe de la Sociedad Económica de Madrid al Real y Supremo Con-
sejo de Castilla en el expediente de Ley Agraria (1794), op. cit., pág. 297; Memoria sobre edu-
cación pública (1802), en Obras publicadas e inéditas, op. cit., vol. XLVI (I), 1963 págs.
237-238; Jovellanos, Plan para arreglar los estudios de las Universidades (1798), en Ibidem, vol.
LXXXVII (V), 1956, pág. 296.
358
Entre las muchas obras de Jovellanos en las que se refiere al estudio del derecho na-
tural pueden consultarse: Jovellanos, Reglamento literario e institucional extendido para llevar
a efecto el plan de estudios del Colegio Imperial de Calatrava, en la ciudad de Salamanca (1790),
en Obras publicadas e inéditas, op. cit., vol. XLVI (I), 1963, pág. 210; Discurso leído por el
autor en su recepción a la Real Academia de la Historia, sobre la necesidad de unir al estudio de
la Legislación el de nuestra Historia y antigüedades (1780), en Ibidem, pág. 289; Carta a des-
conocida persona, en Ibidem, vol. L (II), 1952, pág. 360; Informe para la visita pública del Im-
perial Colegio de Calatrava, de Salamanca (1790), en Ibidem, vol. LXXXVII (V), 1956, pág.
173; Plan para la educación de la nobleza y clases pudientes españolas (1798), en Ibidem, vol.
LXXXVII (V), 1956, págs. 311 y 326; Carta a persona desconocida (sin fecha, núm. 2069), en
Obras completas, op. cit., vol. V, págs. 498-499.
- 155 -
4.
«¿CON QUE USTED QUIERE HACERNOS
INGLESES?» JOVELLANOS Y LA INFLUENCIA
BRITÁNICA EN LA REUNIÓN DEL PRIMER
PARLAMENTO HISPÁNICO MODERNO (1808-1810)*
*
Texto elaborado a raíz de la comunicación presentada en el Congreso Internacional
«Spain and the British Isles in the Long Eighteenth Century», organizado por la British So-
ciety for Eighteenth-Century Studies y la Sociedad Española de Estudios del Siglo XVIII
(Barcelona, diciembre de 2009).
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EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
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EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
Pero desde Felipe II, las Cortes españolas habían caído en total
desuso, hasta dejar de convocarse, instalándose en España un ab-
solutismo regio, en la que el Rey gobernaba asistido por consejos
(sistema polisinodial). Por tal motivo, aunque Fernando VII men-
cionase a las Cortes para el solo objeto de verificar el traspaso de
poderes, su simple mención poseía una trascendencia política de
primer orden ya que permitía recuperar la memoria de aquella
institución enterrada en el devenir del tiempo. Pero esta no sería
la única referencia a las Cortes. A finales de abril, la Junta de Go-
bierno había dirigido una consulta a Fernando VII sobre cuatro
puntos que era preciso aclarar para la gobernación del reino. El
punto cuarto inquiría al Rey sobre la idoneidad de convocar Cor-
tes, para lo cual se requería un decreto regio.360 El 5 de mayo Fer-
nando VII expediría dos Decretos, dirigidos respectivamente a la
Junta de Gobierno y al Consejo de Castilla, autorizando al pri-
mero a ejercer en nombre del Rey las funciones de la soberanía,
y al segundo a convocar Cortes, aunque con el único objeto de
proporcionar recursos económicos contra los franceses. Los de-
cretos se destruyeron por miedo a que fuesen interceptados por
Napoleón, pero el ministro Pedro Cevallos, que había llegado a le-
erlos, se encargó de reconstruir su contenido y difundirlo por la
península.361 Aunque, como vemos, Fernando VII siempre se
360
Lo narra Cevallos en su Exposición de los hechos y maquinaciones que han preparado
la usurpación de la corona de España, y los medios que el emperador de los franceses ha puesto en
obra para realizarla. Por don Pedro Cevallos, primer Secretario de Estado y del Despacho de S.
M. C. Fernando VII (Madrid: Imprenta Real, 1808), pp. 40-44. Los otros tres puntos de la
consulta eran: 1.- Sobre la necesidad de aumentar el número de miembros de la Junta de Go-
bierno (aspecto este que resolvió la propia Junta mediante Decreto de 1 de mayo, sin espe-
rar a la respuesta de Fernando VII); 2.- Sobre si debían comenzar las hostilidades contra los
franceses; 3.- Si debía impedirse la entrada a nuevas tropas galas.
361
Según Cevallos, el primero de los Decretos decía «que se hallaba [el Rey] sin liber-
tad, y consiguientemente imposibilitado de tomar por si medida alguna para salvar su Per-
sona y la monarquía; que por tanto autorizaba a la Junta en la forma más amplia para que
en cuerpo, o substituyéndose en una o muchas personas que la representasen, se trasladase
al paraje que creyese más conveniente; y que en nombre de S. M., y representando su misma
Persona, ejerciese todas las funciones de la soberanía. Que las hostilidades deberían empe-
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bertad de imprenta le supuso la reconvención de su amigo Lord Holland: «Deje usted que
hablen, que escriban y, más que todo, que sepan lo que hace, lo que dice y lo que piensa su
gobierno (…) puesto que el gobierno es suyo y las cosas que se traten allí suyas, me parece
a mí que tengan derecho a conocerlas». Carta de Lord Holland, (Jerez de la Frontera, 9 de
abril de 1809), en Jovellanos, Obras completas, op. cit., vol. V, pág. 96. Insistía el inglés
unos días más tarde: «no solamente es desatino, sino injusticia también el no popularizar (…)
la causa de España. Para que salga bien el empeño es menester que un hombre granjee la vo-
luntad, el amor, el entusiasmo del pueblo; pero ¿cómo puede ser eso en un gobierno donde
no se deja hablar ni escribir; donde los dictámenes de personas principales en el gobierno
mismo no se publican, no se saben (…)?». Carta de Lord Holland, (Cádiz, 12 de abril de
1809), en Ibidem, pág. 104. Igualmente, a comienzos de ese mes había señalado la necesi-
dad de «grande libertad de hablar y de escribir» como un medio para saber qué era y qué no
era opinión pública (el otro medio era la presencia de Cortes). Carta de Lord Holland, (Se-
villa, principios de abril de 1809), en Ibidem, pág. 86. Jovellanos trató de justificar su acti-
tud recelosa ante la libertad de imprenta a través de su Memoria en defensa de la Junta Central,
donde señalaba que: «sin que sea mi ánimo erigirme en apologista del error; porque si el
hombre puede merecer indulgencia cuando cae en él por ignorancia o flaqueza de su razón,
jamás será disculpable cuando por interés o por orgullo se obstina en defenderle». Jovella-
nos, Memoria en defensa de la Junta Central (1811), op. cit., vol. I, pág. 211.
369
Carta a Lord Holland (Muros, 18 de julio de 1810), en Obras completas, op. cit., vol.
V, págs. 398-399.
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EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
370
El elogio a Floridablanca corrió a cargo de Alberto Lista (puede consultarse en Obras
originales de Floridablanca y escritos referentes a su persona, BAE, M. Rivadeneyra, Madrid,
1867, págs. 516-527), correspondiéndole a Jovellanos informar sobre él. El informe del gi-
jonés en AHN, Estado, 14-A.
371
Vid. Jovellanos a sus compatriotas, pág. XCVIII.
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374
Francisco Martínez Marina, Ensayo histórico-crítico sobre la legislación y principales
cuerpos legales de los Reinos de León y Castilla, especialmente sobre el Código de las Siete Parti-
das de Don Alfonso el Sabio [1808], Madrid: Atlas, 1966.
375
Jovellanos recomendó a Lord Holland la lectura de este libro, considerándolo esen-
cial para conocer la «Antigua Constitución española». Carta a Lord Holland (2-11-1809),
en Jovellanos, Obras completas, Op. cit., v, p. 22.
376
Francisco Martínez Marina, Teoría de las Cortes o grandes Juntas nacionales de los rei-
nos de León y Castilla. Monumentos de su Constitución política y la soberanía del pueblo, con
algunas observaciones sobre la ley fundamental de la Monarquía española sancionada en Cádiz
a 19 de marzo de 1812, Madrid: Imprenta de D. Fernando Villalpando, 1813, 3 vols.
377
«The first luck of Spain is that this country possesses the ancient laws that will make ea-
sier to recover the liberty (…) [los politicos españoles sabrán cómo] adapt the ancient laws to
the light of the century». Carta de Lord Holland a Jovellanos (12-09-1808), en Jovellanos,
Obras completas, Op. cit., IV, p. 571.
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EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
383
Annual Register, págs. 27-32,
384
Annual Register, pág. 32
385
No debe extrañar esta circunstancia, ya que en realidad, incluso en Inglaterra la li-
teratura política más seguida continuaba describiendo el régimen británico como un sis-
tema de «checks and balances». A pesar de que algunos autores como Thomas Erskine
(Armata, 1817) y John Russell (An Essay on the History of the English Government and Cons-
titution from the Reign of Henry VII to the present time, 1821) empezaron a distanciarse de
esta tendencia, no empezaría a superarse de manera definitiva hasta 1832 con la obra de
John James Park (The Dogmas of the Constitution) surgida en pleno debate de la Reform Act,
y, sobre todo, con el exitoso texto de Walter Bagehot (The English Constitution, 1867). No
es de extrañar, pues, que en España tardase también en comprenderse el funcionamiento real
del sistema político inglés, que apenas se intuía en algunas obras de Paine y Burke. No se tra-
taba, por tanto, de una ceguera de Jovellanos, sino de algo común en los orígenes del cons-
titucionalismo español.
386
Carta de Lord Holland a Jovellanos (12-09-1808), en Jovellanos, Obras completas,
Op. cit., IV, p. 572. Carta de Jovellanos a Lord Holland (2-11-1808), en Jovellanos, Obras
completas, Op. cit., v, p. 23.
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«Reflexiones sobre la libertad de imprenta» [1809], en Obras de Álvaro Flórez Estrada (Ma-
drid: Atlas, 1958), pp. 335 y ss.
- 175 -
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390
Carta de Jovellanos a Lord Holland (Sevilla, 16-04-1809), en Jovellanos, Obras com-
pletas, Op. cit., v, p. 112.
391
Carta de Lord Holland a Jovellanos (Cádiz, 5-05-1809), en Jovellanos, Obras com-
pletas, Op. cit., v, p. 129.
392
Este texto, recogido por vez primera en Gaspar Melchor de Jovellanos. Escritos Políti-
cos, Op. cit., pp. 182-196, permaneció hasta el momento inédito, y nunca ha sido emple-
ado como fuente de estudio a pesar de la extraordinaria relevancia que reviste.
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393
El texto puede consultarse en Gaspar Melchor de Jovellanos. Escritos Políticos, Op. cit.,
pp. 683-699.
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394
Carta a Lord Holland (Sevilla, 22 de mayo de 1809), en Jovellanos, Obras completas,
Op. cit., v, p. 155. Jovellanos utilizaba incorrectamente el masculino («le grand affaire»), a
pesar de que el sustantivo francés «affaire» es femenino.
395
Carta a Lord Holland (Sevilla, 2 de junio de 1809), en Jovellanos, Obras completas,
Op. cit., v, p. 181.
396
Las Suggestions on the Cortes fueron publicadas en E. Blackader Printer, London,
1809, en el inglés original y también en su versión española (con el título «Insinuaciones
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EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
sobre las Cortes»). La traducción al castellano corrió a cargo de Andrés Ángel de la Vega In-
fanzón, quien luego sería diputado en las Cortes de Cádiz y conocido por su anglofilia. Pa-
rece que también había realizado una traducción Antonio Alcalá Galiano (uno de los liberales
más sobresalientes del xix español), aunque no llegó a publicarla por ver antes la luz la edi-
ción ya mencionada. Vid. Antonio Alcalá Galiano, «Memorias», en Obras escogidas de D.
Antonio Alcalá Galiano (Madrid: Atlas, 1955), p. 376. Los textos en inglés y castellano de
las Suggestions se reproducen en Proyectos constitucionales en España (1786-1824), Madrid:
Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2004, pp. 591-642.
397
Carta a Lord Holland (Sevilla, 7 de junio de 1809), en Jovellanos, Obras completas,
Op. cit., v, p. 197.
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398
«Porque en lo demás, y en cuanto a la ventaja de la representación en dos Cámaras
separadas, soy del parecer del mismo Mr. Allen, por más que crea difícil obtener este punto.
¿No lo será, por ejemplo, que los representantes del pueblo le resistan, no viendo en la Cá-
mara Alta otra cosa que un contrapeso de su poder, y temiendo el influjo de unos Cuerpos
a quienes la actual opinión pública dan, por su riqueza y autoridad, tan grande influjo? Y,
de otra parte, ¿no lo será amalgamar en uno solo dos brazos que habían representado sepa-
radamente sus clases, y cuyos intereses, si uniformes en algunos, estarían divisos o encon-
trados en otros puntos? ¡Ah, mi Mr. Allen y usted, mi querido Lord, socorro! Alúmbrenme,
les pido, en esta perplejidad; alúmbrenme, sobre todo, en cuanto a las ventajas con que esta
reunión se puede presentar a las clases privilegiadas y aquellas que tendrá el pueblo para no
temerla». Carta a Lord Holland (Sevilla, 11 de junio de 1809), en Jovellanos, Obras com-
pletas, Op. cit., V, pp. 204-205. Las dudas suscitadas obligarían a Allen a incrementar las Sug-
gestions para responder adecuadamente a los interrogantes de Jovellanos. Carta de Lord
Holland a Jovellanos (Cádiz, 14 de junio de 1809), en Idem., p. 214. Las respuestas sobre
el bicameralismo las proporcionó Allen en los parágrafos 12-16 de la Parte primera de las
Suggestions.
399
Carta de Lord Holland a Jovellanos (Cádiz, 21 de mayo de 1809), en Jovellanos,
Obras completas, Op. cit., v, p. 154.
- 182 -
EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
400
Cfr. John Allen, Suggestions on the Cortes, en Ignacio Fernández Sarasola, Proyectos
constitucionales en España (1786-1824), Op. cit., pp. 634-635.
401
Gaspar Melchor de Jovellanos, «Memoria en defensa de la Junta Central» [1811], en
Gaspar Melchor de Jovellanos. Escritos Políticos, Op. cit., p. 524.
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IGNACIO FERNÁNDEZ SARASOLA
402
El texto en Manuel Fernández Martín, Derecho parlamentario español, op. cit., vol. I,
págs. 480-481. Estos vocales, principal escollo de Jovellanos en la Comisión de Cortes, la
abandonaron pronto, al ser designados miembros de la Comisión Ejecutiva, constituida el
1 de noviembre de 1809.
- 184 -
EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
tienda, era más conveniente que las tres clases se reunieran en una
sola Cámara y trabajasen codo con codo; además, el veto que
acompañaba a las Cámaras Altas era siempre un obstáculo, ya que
suponía un triunfo de la minoría (puesto que el Senado era siem-
pre poco numeroso), sobre la mayoría de la Cámara Baja.403 Los
miembros de la Junta de Ceremonial emitieron sus votos por es-
crito apoyando su postura. Los argumentos eran principalmente
tres. En primer lugar, la teoría del «mal menor», sostenida por el
liberal Polo y Alcocer: aunque contrario a la convocatoria por es-
tamentos, Polo consideraba que ya que esta se hallaba decretada,
el único modo de mantener el principio de igualdad era, al menos,
que los tres estamentos concurrieran en una sola Cámara.404 Una
segunda postura fue la de la «armonía»: crear dos Cámaras supo-
nía fomentar la discordia, incrementada por la presencia del
veto.405 Finalmente, se utilizó el razonamiento de que las clases pri-
vilegiadas defenderían mejor sus propios intereses oponiéndose
cara a cara con su principal rival, el pueblo llano.406
Tratado el asunto por la Junta de Ceremonial, pasó des-
pués a la Comisión de Cortes, en la que la voz de Jovellanos era
dominante y que optaría por el bicameralismo407 en su dicta-
403
El informe en Manuel Fernández Martín, Derecho parlamentario español, op. cit., vol.
I,págs. 539-544.
404
Voto de Polo y Alcocer (sin fecha), en Manuel Fernández Martín, Derecho parla-
mentario español, op. cit., vol. I, págs. 528-529.
405
Votos de Capmany (4 de diciembre de 1809), en Ibidem, págs. 530-531; Voto de Ra-
mírez Cotes (3 de diciembre de 1809), en Ibidem, págs. 533-535.
406
Voto de Ramírez Cotes (3 de diciembre de 1809), en Ibidem, pág. 135; Voto de Ma-
nuel Abella (sin fecha), en Ibidem, pág. 537. Mención aparte merece el vocal Torres, quien
consideraba que la discusión debía ser entre convocar una o tres cámaras, optando por la pri-
mera solución. Desde luego no faltaba lógica a su voto, puesto que la tradición era más con-
forme con cualquiera de estas dos soluciones que con el bicameralismo. El voto en Ibidem,
pág. 538.
407
Jovellanos escribía entonces a Lord Holland (6 de diciembre de 1809): «Precisamente
nos hallamos en el punto de resolver el punto de la formación de los dos estamentos. El
mayor número de los que han escrito sobre esto se inclina a una sola cámara, y ninguno a
tres; pero la Comisión de Cortes ha adoptado las dos, y va a proponer su dictamen a la Junta
Suprema, con grande esperanza de que sea sancionado por ella. La convocatoria, la forma
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IGNACIO FERNÁNDEZ SARASOLA
de los poderes, la fórmula del juramento, la instrucción para las elecciones y el manifiesto
que debe acompañar a la convocación se está arreglando, y el 1.º de enero se expedirán las
órdenes, cumpliendo nosotros, a costa de mil afanes y contradicciones, nuestra promesa».
Carta a Lord Holland (Sevilla, 6 de diciembre de 1809), en Jovellanos, Obras completas, op.
cit., vol. V, pág. 327. Apenas unos días más tarde comentaba: «Todo puesto de nuestra parte
para la convocación de las Cortes; acordada por nosotros la forma de la convocatoria, la ins-
trucción para las elecciones, la forma de los poderes, etc. Esta noche se presentará todo a la
Suprema, pasará a prensa, y el 1.º de enero irá andando por esas provincias. Quid ultra debui
facere? No sé si los franceses nos dejarán consumar esta grande obra; ella será la redención
de España. El Congreso está convocado para el nuevo San Carlos: locus tutus et non sus-
pectus, como dicen los Fueron de Aragón». Carta a Tomás de Verí (Sevilla, 12 de diciembre
de 1809), en Ibidem, pág. 329.
408
Manuel Fernández Martín, Derecho parlamentario español, vol. I, págs. 544-549.
409
Así lo retrataba Toreno: «Suave de condición, pero demasiadamente tenaz en sus
propósitos, a duras penas se le desviaba de lo una vez resuelto». José María Queipo de Llano,
Conde de Toreno, Historia del levantamiento, guerra y revolución de España, B. A. E., vol.
LXIV, Atlas, Madrid, 1953, págs. 133-134. Toreno señala que Jovellanos estaba persuadido
de la necesidad de que en un Monarquía existiese «un poder intermedio entre el Monarca y
el pueblo. Así, estuvo siempre por la opinión de una representación nacional dividida en dos
cámaras».
410
«La Comisión no puede dejar de recordar a Vuestra Majestad que una sola Asamblea
se distinguirá siempre por su tendencia a la democracia, y por lo mismo es muy ajena de toda
Constitución monárquica. Porque ¿qué freno, qué contrapeso puede inventar la política
capaz de detener esta tendencia, continuamente dirigida contra el Gobierno de uno solo? Si
en ella predomina una fracción democrática, el Soberano, despojado poco a poco de sus
prorrogativas, apenas conservará más que el solo título de su dignidad; pero si, por el con-
trario, los artificios de las Cortes o medios de corrupción que puede tener un Soberano le
ganaren un partido predominante en las Cortes, ¿quién no temerá que corra sin obstáculo,
primero a la arbitrariedad y luego al despotismo? No puede, pues, existir una Monarquía sin
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EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
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- 188 -
EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
(de que le habrá pesado mucho), sino por la forma libre y con-
fusa en que se constituyeron (...) Se han constituido en una sola
cámara, sin establecer ninguna especie de doble deliberación.
414
Carta a Alonso Cañedo y Vigil (Gijón, agosto de 1811), en Jovellanos, Obras comple-
tas, vol. V, pág. 484.
415
La fidelidad de Cañedo hacia las teorías de su tío fue descrita con sorna por Charles
Le Brun, Retratos políticos de la Revolución de España, Impreso en Filadelfia, 1826, pág. 29.
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IGNACIO FERNÁNDEZ SARASOLA
416
El desconocimiento de la vida de Jovellanos en algunas publicaciones es patente.
Uno de los ejemplos se puede consultar en la obra de John Gorton, A General Biographical
Dictionary, Whittaker and Co., London, 1835, vol. II, donde menciona que el gijonés había
sido asesinado durante una insurrección popular en 1812. El autor citaba como fuente de
información la obra de Edward Baquiere, An Historical Review of the Spanish Revolution, G.
and W. B. Whittaker, 1822 que, sin embargo, en sus extensas referencias a Jovellanos (págs.
499-507) ofrece una descripción muy fiel de la vida y muerte del asturiano, de quien dice
que falleció por enfermedad en Puerto de Vega. No obstante, el error en el que incurrió
John Gorton se extendió entre otros autores. Véase por ejemplo John Bowring (edit.), The
Works of Jeremy Bentham, William Tait, Edinburgh, 1838-1843, vol. X (Memoirs part I and
Correspondence, 1843), pág. 477.
417
The Foreign Quarterly Review, vol. V, November 1829-February 1830, págs. 547-
568. También Blanco White publicó una reseña de la obra de Antillón. Letters from Spain,
Henry Colburn, London, 1822, págs. 480-483.
- 190 -
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422
Cfr. Robert Southey, History of the Peninsular War, John Murray, London, 1832, vol.
III,pág. 77.
423
Así, en las semblanzas de la figura de Lord Holland, aunque se mencionaba su pri-
mera visita a España en 1793 (por motivos de salud, pero también para conocer de cerca la
literatura española) nada se decía de su estancia en 1809. Vid. por ejemplo, The Imperial Ma-
gazine, n.º 35, vol. III, November 1833, págs. 489-497; igualmente British Magazine, 1 De-
cember 1823, págs. 433-434.
- 192 -
5.
UN CONFLICTO POLÍTICO-CONSTITUCIONAL
EN TIEMPOS DE GUERRA.
REFLEXIONES A LA LUZ DE UN ESCRITO
INÉDITO DE JOVELLANOS*
I. UN INÉDITO POLÍTICO
*
Publicado en Cuadernos Dieciochistas, núm. 10, 2009, págs. 21-36.
424
Gaspar Melchor de Jovellanos, Obras completas, vol. XI: Escritos políticos, Ayunta-
miento de Gijón – Instituto Feijoo de Estudios del Siglo XVIII – KRK Ediciones, Gijón,
2006. Citaré esta obra en lo sucesivo como Escritos políticos.
- 193 -
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425
Jovellanos, D. Gaspar de Jovellanos a sus compatriotas. Memoria en que se rebaten las
calumnias divulgadas contra los individuos de la Junta Central y se da razón de la conducta y
opiniones del autor desde que recobró su libertad, con notas y apéndices (1811), en Obras com-
pletas, vol. XI, op. cit., págs. 502 y ss. Se citará en lo sucesivo por este volumen, como Me-
moria en defensa de la Junta Central.
- 194 -
EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
426
Consulta del Consejo de Castilla, evacuada por orden del de Regencia, sobre la supresión
de la Junta Suprema del Principado de Asturias ordenada por el marqués de la Romana, gene-
ral en jefe del Ejército de la Izquierda, en 2 de mayo de 1809, y sobre los enfrentamientos surgi-
dos entre la Junta Electoral y la Superior del Principado sobre la forma de elegir los diputados que
debían representar a la provincia en las Cortes Generales convocadas en Cádiz. Archivo Histó-
rico Nacional, Consejos, 11995, exp. 1. Figuraba en el legajo cuarto del expediente, según
consta en el listado incluido en las págs. 4-5 de la citada Consulta.
- 195 -
IGNACIO FERNÁNDEZ SARASOLA
427
A iniciativa de Álvaro Flórez Estrada, procurador general, en agosto de 1808 se de-
cidió reducir el número de vocales, solicitando nuevos poderes a los concejos con este ob-
jeto. Sobre la Junta General del Principado, la obra más cualificada es, sin lugar a dudas, la
elaborada por Marta Friera Álvarez, La Junta General del Principado de Asturias a fines del An-
tiguo Régimen (1760-1835), Junta General del Principado de Asturias, Consejería de Edu-
cación y Cultura, KRK Ediciones, Oviedo, 2003.
428
Sobre el futuro conde de Toreno, vid. la biografía más sobresaliente de Joaquín Va-
rela Suanzes-Carpegna, El conde de Toreno. Biografía de un liberal (1786-1843), Marcial
Pons, Madrid, 2005. La figura de Andrés Ángel de la Vega Infanzón es mucho menos co-
nocida. Vid. al respecto Manuel Rodríguez Alonso, Don Andrés Ángel de la Vega Infanzón:
diputado asturiano en las Cortes de Cádiz, Boletín del Real Instituto de Estudios Asturianos,
núm. 84-85, 1975, págs. 145-182.
- 196 -
EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
429
El nombramiento puede consultarse en Junta de Asturias. Correspondencia con la
Junta de Galicia sobre su propuesta de crear una junta central. Archivo Histórico Nacional, Es-
tado, 70, A. La sesión en la que se procede al nombramiento, de fecha 1 de septiembre de
1808, se halla en Archivo Histórico Nacional, Consejos, 11995, exp. 32. Por cierto, que el
vocal por Gijón no votó por Jovellanos, sino por José Heredia. Finalmente este último y
Antonio Valdés fueron designados como suplentes de Jovellanos y Camposagrado.
430
Carta de Dominga Ruiz de Saravia al vizconde de Matarrosa (Gijón, 14 de octubre
de 1808), Alicia Laspra Rodríguez, Las relaciones de la Junta General del Principado de Astu-
rias y el Reino Unido en la guerra de la Independencia, Junta General del Principado de As-
turias, Oviedo, 1999, n.º 375, p. 421.
431
Así se recogió en el artículo 1 del Capítulo III del Reglamento para el gobierno in-
terior de la Junta Central Suprema Gubernativa del Reino (22 de octubre de 1808). Ar-
chivo Histórico Nacional, Estado, legajo 1-B.
432
Jovellanos, Dictamen sobre la institución del gobierno interino (7 de octubre de 1808),
en Escritos políticos, op. cit., págs. 628-629.
- 197 -
IGNACIO FERNÁNDEZ SARASOLA
433
Algunos vocales habían llegado a la Junta Central con poderes de actuación limita-
dos por las Juntas provinciales de origen, lo que obligó a que la propia Junta Central acor-
dase que se redactaran de nuevo los referidos poderes, confiriéndoles capacidad de actuación
ilimitada. Vid. sobre esta idea: Jovellanos, Dictamen sobre la amovilidad de los vocales de la
Junta Central (22 de abril de 1809), en Escritos políticos, op. cit., pág. 174.
- 198 -
EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
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- 200 -
EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
439
En la sesión de 19 de diciembre de 1808 la Junta Central recibía notificación de que
la Junta de Valencia había designado al marqués de la Romana en sustitución del fallecido
vocal. Archivo Martín de Garay, pág. 281.
440
Jovellanos, Exposición sobre la situación del Principado de Asturias (29 de diciembre
de 1809), en Escritos Políticos, op. cit., pág. 315.
441
«Vega es un hombre inteligente, bien informado, apreciado por su compatriota Jo-
vellanos». Elizabeth Holland, The Journal of Elizabeth Lady Holland edited by the Earl of Il-
chester, vol. II: 1799-1811, Longmans – Green and Co., London, 1908, pág. 269.
442
Carta a Lord Holland (Sevilla, 17 de mayo de 1809), en Jovellanos, Obras completas,
Ayuntamiento de Gijón – Instituto Feijoo de Estudios del Siglo XVIII, vol. V, 1990, pág.
142.
- 201 -
IGNACIO FERNÁNDEZ SARASOLA
443
«¡Qué de quejas y de recriminaciones no nos aguardan». Jovellanos, Carta a Lord
Holland (Sevilla, 20 de mayo de 1809), en Obras completas, vol. V, op. cit., pág. 152.
444
Archivo Histórico Nacional, Consejos, 11995, exp. 29. Poco antes de la disolución,
la Junta, que había permanecido durante cuatro meses incomunicada con la Central, elaboró
un «Breve manifiesto acordado por la Junta Superior de Asturias sobre su conducta desde el
día de su instalación que se imprimirá cuando haya lugar, e ínterin servirá de instrucciones
a los Comisionados cerca de la Suprema Central del Reino» (28 de abril de 1809). Archivo
Histórico Nacional, Consejos, 11995, exp. 29, págs. 79-118.
445
Representación de Álvaro Flórez Estrada a la Junta Central (17 de junio de 1809).
Archivo Histórico Nacional, Archivo Histórico Nacional, Consejos, 11995, exp. 29, págs.
49-78. Flórez Estrada reclamó nuevamente el 15 de julio de 1809. Archivo Histórico Na-
cional, Consejos, 11995, exp. 29, págs. 159-162. Sobre la actuación de Flórez como pro-
curador de la Junta, y su papel en las reclamaciones ante la Junta Central, vid. el detallado
trabajo de Marta Friera Álvarez, «Álvaro Flórez Estrada en la Junta General del Principado
de Asturias», en Joaquín Varela Suanzes-Carpegna (edit.), Álvaro Flórez Estrada (1766-1853).
Política, economía, sociedad, Junta General del Principado de Asturias, Oviedo, 2004, págs.
129 y ss.
- 202 -
EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
446
Véanse a modo de ejemplo las críticas que vierte en su correspondencia: Carta a Lord
Holland (Sevilla, 3 de junio de 1809), Obras completas, vol. V, op. cit., págs. 182-183; Carta
a Lord Holland (Sevilla, 6 de junio de 1809), en Ibidem, pág. 193; Carta a Lord Holland (Se-
villa, en la Sección, 7 de junio de 1809), en Ibidem, págs. 196-198.
447
La propia Junta asturiana ya se había quejado con anterioridad a la Junta Central de
algunas operaciones militares. Actas de la Junta Central, Sesión de 25 de noviembre de 1808.
Archivo Martín de Garay, pág. 191.
448
Sesión de 1 de febrero de 1809. Actas de la Junta Central. Archivo Martín de Garay,
pág. 303.
449
Jovellanos, Informe sobre la situación del Principado de Asturias, presentado a raíz de
la representación de Nicolás Mahy (28 de noviembre de 1809), en Escritos Políticos, op. cit.,
págs. 291-297; idem, Informe sobre las medidas económicas adoptadas por Nicolás Mahy en el
Principado de Asturias (29 de diciembre de 1809), en Ibidem, págs. 309-311; idem, Exposi-
ción sobre la situación del Principado de Asturias (29 de diciembre de 1809), en Ibidem, págs.
312-318.
- 203 -
IGNACIO FERNÁNDEZ SARASOLA
450
Los originales figuran en Archivo Histórico Nacional, Consejos, 11995, exp. 29.
Existe también un ejemplar impreso, en la pág. 190 del mismo legajo. Las recoge Ramón
Álvarez Valdés, Memorias del levantamiento de Asturias (1889), Silverio Cañada, Gijón, 1988,
págs. 352-354.
- 204 -
EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
- 205 -
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- 206 -
EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
452
«Que se oficie a la Junta de Galicia, Asturias y León para que obedezcan en todo y
por todo, al Marqués de la Romana, y hagan general la providencia». Acta de la Junta Cen-
tral de 20 de diciembre de 1808. Archivo Martín de Garay, pág. 202.
453
Primera representación contra el marqués de la Romana (20 de mayo de 1809). En
Escritos políticos, pág. 664.
454
Segunda representación contra el marqués de la Romana (6 de julio de 1809). En Es-
critos políticos, pág. 666.
455
Tercera representación contra el marqués de la Romana (10 de julio de 1809). En Es-
critos políticos, págs. 671-672.
- 207 -
IGNACIO FERNÁNDEZ SARASOLA
456
Tercera representación contra el marqués de la Romana (10 de julio de 1809). En Es-
critos políticos, pág. 672.
457
Incluso Lord Holland, amigo del marqués, repudió su conducta, y la utilizó como
un ejemplo de despotismo que justificaba la inmediata reunión de Cortes. Carta de lord Ho-
lland a Jovellanos (Cádiz, 19 de mayo de 1809), Obras completas, vol. V, op. cit., pág. 148.
458
Jovellanos, Carta a Lord Holland (Sevilla, 6 de diciembre de 1809), en Obras com-
pletas, vol. V, op. cit., pág. 326.
459
Los pormenores de estas designaciones se encuentran en el Archivo Histórico Nacional:
«Nombramiento de los jueces de la comisión creada para investigar las causas que tuvo el mar-
qués de la Romana para suprimir la Junta Suprema del Principado de Asturias», Consejos,
11995, exp. 3, págs. 3-6. La notificación de este extremo a Flórez, fechada en 10 de julio de
1809, se halla en el Archivo Histórico Nacional, Consejos, 11995, exp. 29, pág. 160.
460
Segunda representación contra el marqués de la Romana (6 de julio de 1809). En Es-
critos políticos, pág. 665.
- 208 -
EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
- 209 -
IGNACIO FERNÁNDEZ SARASOLA
465
Actas de la Junta Central. Archivo Histórico Nacional, Estado, legajo 83, núm. 50,
pág. 299.
466
El llamamiento definitivo se hizo en virtud de las sesiones de 1 y 3 de julio de 1809.
Archivo Martín de Garay, pág. 247. Jovellanos refería a Lord Holland su imparcialidad en
este asunto: Carta a Lord Holland (Sevilla, 21 de junio de 1809), en Obras completas, vol. V,
op. cit., págs. 228-229.
467
Jovellanos, Memoria en defensa de la Junta Central (1811), en Escritos políticos, op. cit.,
págs. 367-368.
- 210 -
EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
APÉNDICE:
Señor,
- 211 -
IGNACIO FERNÁNDEZ SARASOLA
5.ª- Que aunque por estas razones pudiera pedir a V. M. que repeliese
la exposición del Sr. Marqués, haciéndole entender que usase de su
destino a su tiempo, no solo no hago esta instancia, sino que expre-
samente suplico a V. M. que, leído que la haya, la mande depositar
en Secretaría; que de Real Orden se remita a los Comisionados de
Asturias, con orden de que sobre su contenido sean oídas en juicio las
personas a quienes el Sr. Marqués injuriase en ellas, para que así pueda
V. M. tomar en materia tan grave el más cumplido conocimiento.
- 212 -
EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
- 213 -
6.
LA IMAGEN DEL JOVELLANOS POLÍTICO
EN LA HISTORIOGRAFÍA*
- 215 -
IGNACIO FERNÁNDEZ SARASOLA
468
Melquíades Álvarez, Los problemas nacionales. Discurso pronunciado en el Congreso
de los Diputados (1 de julio de 1916), en Melquíades Álvarez, Antología de discursos, edición
y estudio preliminar de José Girón, Junta General del Principado de Asturias, Oviedo, 2001,
págs. 280-281.
469
Así lo decía el propio Alcalá Galiano, al señalar que, apreciado por casi todos, cada
cual le juzgaba a su propio modo. Antonio Alcalá Galiano, «Jovellanos», en Obras escogidas
de D. Antonio Alcalá Galiano, BAE, vol. LXXXIII, tomo II, Atlas, Madrid, 1955, pág. 436.
470
Gaspar Melchor de Jovellanos, «Discurso pronunciado en la sociedad económica en
16 de julio de 1785, con motivo de la distribución de premio de hilados», Obras publicadas
e inéditas de D. Gaspar Melchor de Jovellanos, edición de Cándido Nocedal, M. Rivadeneyra,
Madrid, 1859, vol. II, pág. 32.
- 216 -
EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
471
Semanario Patriótico, núm. 91, 2 de enero de 1812, pág. 130.
472
Cfr. Agustín Argüelles, Examen histórico de la reforma constitucional que hicieron las
Cortes Generales y Extraordinarias desde que se instalaron en la Isla de León el día 24 de sep-
tiembre de 1810, hasta que cerraron en Cádiz sus sesiones en 14 del propio mes de 1813, Im-
prenta de Carlos Wood e hijo, London, 1835, vol. I, págs. 217 y ss. En el seno de las Cortes
y discutiendo precisamente sobre la organización bicameral, Argüelles llegaría además a afir-
mar que Jovellanos había sido, de todos los miembros de la Junta Central, el más afecto a
las antiguas instituciones patrias. Diario de Sesiones, núm. 34, 13 de enero de 1836, pág. 400.
473
Isidoro de Antillón, Noticias históricas de don Gaspar Melchor de Jovellanos, conságralas
a sus respetables cenizas Y. M. de A. M., Imprenta de Miguel Domingo, Palma, 1812, pág. 32.
474
Lo hicieron a iniciativa del conde de Toreno. «Lleno de amargura y de un dolor
acerbo –decía Toreno– no puedo menos de comunicar al Congreso la infausta noticia del fa-
llecimiento del sabio, del respetable, del enemigo de la tiranía Don Gaspar Melchor de Jo-
vellanos». La propuesta de Toreno, que tan a las claras muestra su aprecio por Jovellanos, fue
la siguiente: «Que, atendiendo a los señalados servicios de Don Gaspar Melchor de Jovella-
nos, a su patriotismo y constante adhesión a la santa causa que defendemos, a sus afanes y
esmero por la educación de la juventud, a su amor a la humanidad, a su ahínco, y sus tra-
bajos por difundir en la Nación la ilustración general, y en especial a la persecución que le
hizo padecer la mano cruel y desoladora del despotismo, y al cuidado y diligencia que em-
pleó para acelerar la convocación de las Cortes, se le declare benemérito de la Patria». Dia-
rio de Sesiones, n.º 441, 17 de diciembre de 1811, vol. IV, págs. 2433-2434. Las Cortes
aprobaron esta propuesta unas semanas más tarde. Diario de Sesiones, n.º 462, 8 de enero de
1812, vol. IV, págs. 2582-2583. El hecho de que fuesen los liberales –tan alejados del idea-
rio político de Jovellanos– quienes promoviesen la citada declaración, congratuló especial-
mente a Alcalá Galiano, al considerar que era un síntoma de que las Cortes sabían reconocer
- 217 -
IGNACIO FERNÁNDEZ SARASOLA
y admitir posturas distintas a las que sustentaban. Antonio Alcalá Galiano, Máximas y prin-
cipios de la legislación universal, Imprenta de Vega y Compañía, Madrid, 1813, Prólogo (sin
paginación). Jovellanos había sido propuesto también, poco antes de su fallecimiento, para
integrar la Comisión encargada de elaborar el Plan de instrucción pública y educación. Dia-
rio de Sesiones núm. 356, 23 de septiembre de 1811, pág. 1902).
475
Giraldo, DS núm. 210, 29 de abril de 1811, pág. 967. Oliveros, DS, 20 de enero de
1813, pág. 4395, que se refirió a la persecución de Jovellanos para atacar el papel de la In-
quisición. Esta tendencia se mantuvo en el Trienio, en el que el conde de Toreno, en ese
momento integrado en el liberalismo moderado, se refirió al encierro de Jovellanos y al cas-
tigo que recibió cuando trató de elevar una representación a Carlos IV, como ejemplo de la
falta de libertad en la España del Antiguo Régimen. Conde de Toreno, Diario de Sesiones,
núm. 139, 11 de febrero de 1822, pág. 2257.
476
El conde de Toreno llegaba a decir de Jovellanos que había sido la víctima perseguida
con más saña por Godoy. Conde de Toreno, Historia del levantamiento, guerra y revolución
de España (1837) Edición de Joaquín Varela Suanzes-Carpegna, Centro de Estudios Políti-
cos y Constitucionales, Madrid, 2008, pág. 68.
477
Conde de Toreno, Historia del levantamiento, guerra y revolución de España, op. cit.,
pág. 244 y 496 y ss.
- 218 -
EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
478
Manuel José Quintana, Obras inéditas del exmo. Sr. D. Manuel José Quintana, Me-
dina y Navarro editores, Madrid, 1872, pág. 259.
479
La atribución de este texto al hermano de Joaquín Lorenzo Villanueva la realizó Me-
néndez Pelayo. Vid. Historia de los heterodoxos españoles, Librería Católica de San José, Ma-
drid, 1881, vol. III, pág. 535, si bien también se estima que pudiera ser del propio Joaquín
Lorenzo.
480
Observaciones del C. Vern… sobre la apología del Altar y del Trono que escribió el Illmo.
Señor Don Fray Rafael de Vélez, obispo de Ceuta, Imprenta de Esteban, Valencia, 1820, págs.
88, y 123-124.
481
Vid. Joaquín Varela Suanzes-Carpegna, «El debate sobre el sistema británico de go-
bierno en España durante el primer tercio del siglo XIX», en Política y Constitución en España
(1808-1978), Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2007, págs. 279 y
ss.; idem, «Un precursor de la Monarquía Parlamentaria: Blanco-White y El Español (1810-
1814)», Revista de Estudios Políticos, núm. 79, 1993, págs. 101 y ss.
- 219 -
IGNACIO FERNÁNDEZ SARASOLA
482
Baste comprobar la publicación de los distintos dictámenes de Jovellanos, incluida
la Consulta sobre la convocación de Cortes por estamentos, que Blanco White presentará como
modelo para las futuras Cortes. El Español, vol. VIII, mayo-junio de 1814, pág. 239. Decía
de Jovellanos que era un hombre «venerable, admirado por su saber e integridad en España
y en los países extranjeros». El Español, vol. I, núm. 6, 30 de septiembre de 1810, Conclu-
sión del primer tomo del Español, pág. 491.
483
José María Blanco White, Autobiografía de Blanco White, Universidad de Sevilla, Se-
villa, 1988, pág. 195. Del mismo modo, en sus Letters from Spain, Blanco afirmaba que Jo-
vellanos adolecía de los prejuicios propios de la época en la que se había criado, con un
excesivo apego a las formas. José María Blanco White, Letters from Spain, Henry Colburn,
London, 1825 (2.ª ed.), pág. 305.
- 220 -
EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
- 221 -
IGNACIO FERNÁNDEZ SARASOLA
- 222 -
EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
491
Cfr. Joaquín Varela Suanzes-Carpegna, La Teoría del Estado en los orígenes del Cons-
titucionalismo hispánico (Las Cortes de Cádiz), Centro de Estudios Constitucionales, Ma-
drid, 1983. En breve aparecerá una nueva edición de esta obra, también en el Centro de
Estudios Políticos y Constitucionales.
492
Charles Le Brun, Retratos políticos de la revolución de España, Impreso en Filadelfia,
1826, pág. 29.
493
El Censor General, núm. 10 (en la portada figura 7, tratándose de un error de im-
presión), 17 de enero de 1812, pág. 53.
- 223 -
IGNACIO FERNÁNDEZ SARASOLA
494
Rafael de Vélez, Apología del Altar y del Trono, o historia de las reformas hechas en Es-
paña en tiempo de las llamadas Cortes, e impugnación de algunas doctrinas publicadas en la
Constitución, diarios, y otros escritos contra la religión y el Estado, Imprenta de Cano, Madrid,
1818, vol. II, págs. 62 y 103.
495
Ibidem, pág. 99. Vid. igualmente id, Apéndices a las apologías del Altar y del Trono.
Confrontación de las citas que de la Apología del Trono hace el C. Vern… en sus Observaciones
con la letra de aquella obra, Imprenta de Don Miguel de Burgos, Madrid, 1825, págs. 65,
68 y 184.
496
Representación y Manifiesto que algunos diputados a las Cortes ordinarias firmaron en
los mayores apuros de su opresión en Madrid, para que la Majestad del Sr. D. Fernando el VII
a la entrada en España de vuelta de su cautividad, se penetrase del estado de la Nación, del deseo
de sus provincias y del remedio que creían oportuno (12 de abril de 1814). Aquí se ha utilizado
la reimpresión de Imprenta de Ibarra, Madrid, 1820. María Cristina Diz-Lois, El Manifiesto
de 1814, EUNSA, Pamplona, 1967, págs. 140 y ss. André Pons descarta la influencia de Jo-
vellanos en el Manifiesto atendiendo a que la «Consulta sobre la convocación de las Cortes
por estamentos» se dio a conocer en El Español después de redactado el Manifiesto. Sin em-
bargo, la «Consulta» ya había sido publicada previamente, a modo de apéndice a la primera
edición de la Memoria en defensa de la Junta Central, editada en 1811, de modo que los
«persas» pudieron haber consultado esta última. Vid. André Pons, «Una fuente desconocida
del Manifiesto de los Persas, 1814: El Español de Blanco White, 1810-1814», Trienio, núm.
31, 1998, págs. 90 y ss.
- 224 -
EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
497
Juan Antonio Llorente, Historia crítica de la Inquisición de España, Imprenta de Oliva,
Barcelona, 1836, vol. VII, pág. 275.
- 225 -
IGNACIO FERNÁNDEZ SARASOLA
498
Charles Le Brun, Retratos políticos de la revolución de España, op. cit., págs. 260-262.
499
Algo que sucedió ya desde el Trienio Liberal. Véase las citas expresas que el liberal mo-
derado García Page hizo del Informe sobre la ley agraria al debatir sobre la desamortización
eclesiástica. Diario de Sesiones, núm. 82, 20 de mayo de 1821, págs. 1732-1733.
- 226 -
EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
500
El Censor, vol. II, n.º 10, 7 de octubre de 1820: De la autoridad del pueblo en el sis-
tema constitucional, págs. 259-271. También en vol. IV, n.º 22, 30 de diciembre de 1820, en
un comentario al libro de Lanjuinais Vues politiques sur les changemens á faire á la constitu-
tion de l’Espagne, págs. 377-378. También: El Censor, vol. IX, n.º 50, 14 de julio de 1821:
¿Cuál es la esencia del gobierno representativo?, pág. 90. El origen popular del poder, enraizado
también en el escolasticismo español, se afirma frente a las tesis de Bonald en el siguiente ex-
tracto: «Toda autoridad es delegada por el pueblo y la dignidad real, aun en los gobiernos
más despóticos, no se exceptúa de esta ley». El Censor, vol. XII, n.º 70, 1 de diciembre de
1821: De la legitimidad y de la soberanía, pág. 277.
501
El Censor, vol. VIII, n.º 43, 26 de mayo de 1820: De la exageración de principios, págs.
54-55: «Las naciones tienen incontestable derecho a variar y mejorar sus instituciones polí-
ticas cuando o son viciosas en sí mismas o se han introducido en ellas abusos que las hacen
perjudiciales (...) ¿Es lo mismo quitar al árbol las ramas inútiles y enderezar las torcidas, que
cortarle por la raíz o arrancarle de cuajo? ¿Es lo mismo reformar que destruir?».
- 227 -
IGNACIO FERNÁNDEZ SARASOLA
502
Una diferencia en este aspecto es que en Jovellanos la reforma requería del consen-
timiento del Rey, requisito no exigido en los artículos publicados en El Censor.
503
Este último derecho también se reconoce en El Censor, vol. XIII, n.º 75, 5 de enero
de 1822: Sobre la necesidad de una ley que prohíba las reuniones públicas y privadas donde se
discutan cuestiones políticas, pág. 191.
504
El Porvenir. Obra política dedicada a la juventud española, escrita por los misioneros, Es-
tablecimiento Literario-Tipográfico de D. Saavedra y Cª, Madrid, 1848 (2.ª ed.), tomo I,
pág. 232.
- 228 -
EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
505
Ramón de Salas, Lecciones de Derecho Público constitucional para las escuelas de España,
Imprenta de El Censor, Madrid, 1821. Sobre su consideración como el primer tratado sis-
temático de Derecho Constitucional cfr. Rodrigo Fernández-Carvajal, El pensamiento espa-
ñol del siglo XIX, Nausícaä, Murcia, 2003, pág. 131; Francisco Manuel García Costa, «Las
Lecciones de Ramón de Salas y los orígenes de la Ciencia española del Derecho constitucio-
nal», Empresas Políticas, núm. 6, 2005, págs. 35 y ss. No la califica, sin embargo, como tal
Joaquín Varela Suanzes-Carpegna, «¿Qué ocurrió con la ciencia del Derecho Constitucio-
nal en la España del siglo XIX?», en idem, Política y Constitución en España (1808-1978),
CEPC, Madrid, 2007, págs. 129-130.
506
Ramón de Salas, Lecciones de Derecho Público constitucional para las escuelas de España,
op. cit., pág. 46.
- 229 -
IGNACIO FERNÁNDEZ SARASOLA
507
No fue la única reseña que Alcalá Galiano dedicó a asturianos ilustres. También re-
alizó sendos textos sobre Agustín Argüelles y sobre la Historia del levantamiento, guerra y re-
volución de España del conde de Toreno. Ambos pueden consultarse en Obras escogidas de D.
Antonio Alcalá Galiano, op. cit., págs. 351 y ss. y 446 y ss.
508
Antonio Alcalá Galiano, «Jovellanos», en Obras escogidas de D. Antonio Alcalá Ga-
liano, op. cit., pág. 428.
509
Ibidem, pág. 437.
510
Ibidem, pág. 436.
- 230 -
EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
511
Ibidem, pág. 434.
512
Ibidem, pág. 436.
513
Lo calificaba este como el líder del «partido reformador» y partidario de Cortes bi-
camerales. Modesto Lafuente, Historia general de España, tomo XXIV, Establecimiento tipo-
gráfico de Mellado, Madrid, 1850, vol. 18, pág. 186 y 411.
514
Conde de Toreno, Historia del levantamiento, guerra y revolución de España, op. cit.,
pág. 364.
- 231 -
IGNACIO FERNÁNDEZ SARASOLA
- 232 -
EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE JOVELLANOS. SEIS ESTUDIOS
519
Vid. Joaquín Varela Suanzes-Carpegna, «La doctrina de la Constitución histórica de
España», Fundamentos, núm. 6, 2010.
520
Juan Vázquez de Mella, «Monarquía y Nación» (s. f.), en idem., Una antología polí-
tica (Estudio Preliminar y selección de textos de Julio Aróstegui), Junta General del Princi-
pado de Asturias, Oviedo, 2002, págs. 179 y 184.
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521
El texto en Antonio Pirala, Historia de la guerra civil y de los partidos liberal y carlista,
Imprenta a cargo de D. Dionisio Chaulie, Madrid, 1869 (2.ª ed.), tomo III, págs. 424 y ss.
522
Justificaba Alcalá Galiano la elección de este nombre por el hecho de que la referida
Sociedad pretendía tener en común con el gijonés un cierto eclecticismo simbolizado por la
mezcla de lo antiguo con lo moderno, y de los derechos del pueblo con las prerrogativas del
Rey. En este punto, Alcalá Galiano estaba definiendo indirectamente el ideario de Jovella-
nos en un sentido liberal doctrinario. Vid. Antonio Alcalá Galiano, Historia de España desde
los tiempos primitivos hasta la mayoría de la Reina Doña Isabel II, redactada y anotada con
arreglo a la que escribió en inglés el doctor Dunham, Imprenta de la Sociedad Literaria y Ti-
pográfica, Madrid, 1846, tomo VIII, pág. 441.
523
Rodríguez Vaamonde, Diario de Sesiones, núm. 33, 16 de noviembre de 1844, págs.
496-497.
524
Ríos Rosas, Diario de Sesiones, núm. 109, 17 de marzo de 1855, pág. 3036. Frente
a esta postura, el progresismo se alineaba con los liberales doceañistas partidarios de una
sola Cámara. Así, el diputado Corrandi apuntaba que Agustín Argüelles había refutado con
elocuencia los argumentos de Jovellanos a favor del bicameralismo. Diario de Sesiones, núm.
105, 13 de marzo de 1855, pág. 2903.
525
Diario de Sesiones, núm. 79, 22 de marzo de 1859, pág. 2067.
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526
Salustiano de Olózaga, Diario de Sesiones, núm. 80, 23 de marzo de 1859, pág. 2086.
Olózaga se reconocía como gran admirador de Jovellanos. Sobre la mayor anglofilia de los
políticos asturianos en nuestros orígenes constitucionales, véase Joaquín Varela Suanzes-
Carpegna, Asturianos en la política española. Pensamiento y acción, KRK, Oviedo, 2006,
donde destaca cómo la mayor facilidad para llegar desde Asturias hasta Inglaterra habría
propiciado un mayor conocimiento de la lengua y cultura inglesas.
527
Fabié, Diario de Sesiones, núm. 20, 23 de mayo de 1877, pág. 359.
528
Diario de Sesiones, núm. 32, 23 de febrero de 1866, pág. 284, donde señalaba que el
ideario de Jovellanos distaba de ser progresista.
529
Alejandro Pidal y Mon, Diario de Sesiones, núm. 22, 25 de mayo de 1877, pág. 397.
530
Cándido Nocedal, Vida de Jovellanos, Imprenta y Esterotipia de M. Rivadeneyra,
Madrid, 1865, págs 152 y 183; Marcelino Menéndez Pelayo, Historia de los heterodoxos es-
pañoles, pág. 287
531
Gumersindo Laverde, Ensayos críticos de Filosofía, Literatura e Instrucción Pública es-
pañolas, Imprenta de Soto Freire, Lugo, 1868, pág. 398; Cándido Nocedal, Vida de Jovella-
nos, Imprenta y Esterotipia de M. Rivadeneyra, Madrid, 1865, págs. 146, 180.
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532
Marcelino Menéndez Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles, op. cit., págs. 290-291.
533
Cándido Nocedal, Vida de Jovellanos, op. cit., págs. 182 y 112; Marcelino Menéndez
Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles, pág. 287.
534
Cándido Nocedal, Vida de Jovellanos, op. cit., pág. 111. Igualmente en Diario de Se-
siones, núm. 95, 7 de abril de 1864, pág. 4389
535
Ibidem, pág. 114.
536
Vid. Ángel del Río, «Estudio preliminar», en Jovellanos, Diarios (edición de Julio
Somoza), I. D. E. A., Oviedo, 1954; Máximo Fuertes Acevedo, «Jove-Llanos como polí-
tico», Revista Científico-Literaria, núm. 8, 1881, págs. 118-120. La tesis de Acevedo podría
definirse de «contextualizadora»: Jovellanos habría sido progresista para su tiempo, pero con-
servador si se trasladaban sus ideas a finales del XIX. Por su parte, Gumersindo de Azcárate
señalaba que en Jovellanos se mezclaban por igual los métodos histórico y filosófico. Cfr. Gu-
mersindo de Azcárate, «Jovellanos juzgado por un alemán», La Ilustración Gallega y Asturiana,
núm. 35, 18 de diciembre de 1880, pág. 437.
537
Alejandrino Menéndez de Luarca Abello, «Doctrinas religiosas, morales, políticas y
literarias de Jovellanos», Revista de Instrucción Pública, Literatura y Ciencias, 6 de octubre de
1859, págs. 6 y ss. Este artículo continuó en los números de la revista de 3 de noviembre de
1859, 24 de noviembre de 1859, 15 de diciembre de 1859 y 26 de enero de 1860.
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Antonio Elorza, La ideología liberal en la Ilustración española, Tecnos, Madrid, 1970.
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546
Cfr. Javier Varela, Jovellanos, Alianza, Madrid, 1989, en especial págs. 205-206, 231-
232 y 244-245.
547
Cfr. Luis Díez del Corral, El liberalismo doctrinario, en Obras completas, Centro de
Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 1988, vol. I, págs. 394-398.
548
Como simple ejemplo: Ángel María Camacho y Perea, Estudio crítico de las doctri-
nas de Jovellanos en lo referente a las ciencias morales y políticas, Establecimiento Tipográfico
de Jaime Ratés, Madrid, 1913, págs. 164 y 178; Augusto Barcia Trelles, «Jovellanos político»,
en Varios Autores, Jovellanos, su vida y su obra, Buenos Aires, 1954, págs. 102 y ss.; Manuel
Fernández Álvarez, «Elogio de Jovellanos», Boletín de la Real Academia de Historia, vol. CXCI,
Cuaderno II, 1994, pág. 226. Una postura particular aparece representada por Álvarez-Val-
dés, ya que, si bien define a Jovellanos de «liberal templado» señala a continuación que fue
«progresista en los aspectos más importantes de su pensamiento y de su actuación». Manuel
Álvarez-Valdés y Valdés, «El pensamiento político de Jovellanos», Revista Jurídica de Asturias,
núm. 32, 2008, pág. 52.
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549
Miguel Artola, «Vida y pensamiento de D. Gaspar Melchor de Jovellanos», en Jove-
llanos, Obras publicadas e inéditas, B.A.E. vol. LXXXV (III), Atlas, Madrid, 1952, 1952.
550
Así lo llega a denominar Javier Varela, Jovellanos, op. cit., pág. 243 y sobre todo Mi-
guel Artola, La Constitución de 1812, Iustel, Madrid, 2008, págs. 42 y ss.
551
Cfr. Silverio Sánchez Corredera, Jovellanos y el jovellanismo, una perspectiva filosófica,
Biblioteca Filosofía en español, Oviedo, 2004, págs. 235 y ss.
552
José Miguel Caso González, «Estudio preliminar» a Jovellanos, Memoria en defensa
de la Junta Central, Junta General del Principado de Asturias, Oviedo, 1992, vol. I, págs.
XXIX y ss.; idem, «Jovellanos ante la Revolución francesa», en Varios Autores, Cultura His-
pánica y Revolución Francesa, Bulzoni Editore, Roma, 1990, págs. 41 y ss.; idem,Vida y obra
de Jovellanos, vol. II, Editado por la Caja de Asturias y El Comercio, Gijón, 1993, págs. 572
y ss. Idéntica afirmación hace el profesor Abellán, que lo considera un demócrata y prácti-
camente «un contemporáneo nuestro». Vid. José Luis Abellán, Historia del pensamiento es-
pañol, de Séneca a nuestros días, Espasa, Madrid, 1996, pág. 356.
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Debe tenerse presente, que su teoría del Estado se hallaba íntimamente ligada a la fi-
losofía y la ética. De resultas, en sus planes de estudios, cuando trataba de tales materias ex-
ponía algunas de sus más relevantes doctrinas políticas sobre el origen del Estado y la
sociedad.
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