Teatro Del Siglo XX Teatro Epico

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Teatro del siglo XX: teatro épico

Teatro épico y político: Bertolt Brecht

La Guerra Civil española y la Segunda Guerra Mundial plantean a los dramaturgos


una problemática y unos temas directamente relacionados con las corrientes políticas
e ideológicas enfrentadas en los brutales acontecimientos de estos dos conflictos
bélicos.

El autor que mejor representa esta conmoción ideológica es Bertolt Brecht, que
levantó el teatro como bandera ideológica.

Brecht llamó a su teatro “épico”. Este teatro surge en 1928 con las dos piezas
teatrales “El soldado Schweick” y “La ópera de tres centavos”, pero sus
antecedentes inmediatos hay que buscarlos en el Teatro Proletario Épico de Piscator
(1923) y en ciertos experimentos escénicos revolucionarios, emprendidos por
autores como Wedekind o Döblin. La aportación de Brecht fue la capacidad genial
de amalgamar todas aquellas experiencias con el pensamiento marxista y su propia
creatividad dramática.

El teatro épico se distingue claramente del convencional o dramático, pues se siente


en la obligación de cambiar el mundo y mejorarlo, por lo que combate las formas
convencionales teatrales y se rebela contra el efecto de ilusión y empatía que
siempre ha dominado el teatro occidental de corte burgués.

Brecht consideró a lo largo de toda su vida que sus obras teatrales eran parábolas y
no imitaciones de la vida. Introdujo lo que se ha llamado el “distanciamiento” o
alejamiento, descartando el suspense y la tensión dramática creciente, usando
prólogos y epílogos, hablando directamente de sí mismo como el autor; se invita al
público a juzgar a los actores y las situaciones en vez de identificarse con ellos; los
actores se dirigen con frecuencia al público. Todo ello se encamina a que el
escenario sea una parábola de la vida, no su imitación. Para Brecht el objeto del
teatro era instruir, enseñar a la gente cómo sobrevivir y enfrentarse a la realidad para
cambiarla; por eso sustituye la acción por la narración y la demostración.
Brecht ensaya "Madre Coraje"

Con frecuencia Brecht utiliza temas históricos, pues un público que presta atención a
sucesos del pasado y reflexiona sobre ellos aprende importantes lecciones sobre su
presente. En lugar de sentir, el público tiene que pensar, lo que tampoco descarta
inicialmente los movimientos emocionales, los cuales hay que sobrepasar con la
ruptura de la ilusión para adoptar una actitud indagadora y crítica. En esta línea
histórica tenemos obras como “Galileo Galilei”, sobre la biografía del célebre
astrónomo y sus conflictos intelectuales con la Iglesia, o “Madre Coraje”, que
transcurre en Polonia y Alemania durante la Guerra de los Treinta Años.

En otras obras, el origen es una parábola, un cuento moral, como en “La persona
buena de Setzuan”, que muestra la dificultad de ser civilizado y honrado en un
mundo que no lo es, o “El círculo de tiza caucasiano”, donde se defiende una idea de
la justicia, con la cual los bienes deben ser de quienes saben utilizarlos.

Brecht no divide sus obras en actos, sino en escenas independientes, de estructura


propia; una escena puede ser una discusión, una narración, una acción realista, una
canción o un recitado; todo ello se une y relaciona exclusivamente por el tema
básico de toda la obra.

Respecto a la puesta en escena, Brecht precisaba de recursos especiales y muy


variados para la creación de su teatro épico; por ello recurrió a las antiguas
convenciones del teatro desde sus orígenes: el coro griego, el teatro barroco, formas
del teatro oriental y elementos tomados del circo, del cabaret y del payaso. A todo
ello incorpora adelantos de la técnica del siglo XX, como las proyecciones de
diapositivas, las voces grabadas, las películas, que conviven con las canciones, la
danza y la pantomima. Quería superar el teatro de ilusión haciendo que el público
fuera siempre consciente de que se hallaba ante un espectáculo, viendo una
representación que había sido preparada y organizada cuidadosamente para
someterla al análisis. Usa luz blanca general y directa; hay telones a medio correr
que muestran el fondo del escenario y hasta la estructura teatral, objetos de utilería
gastados, que sugieren su uso previo, escenarios giratorios, todo ello a la vista del
público para romper el hechizo dramático en cuanto se crea.

Brecht tuvo un gran éxito en los escenarios europeos, aunque no tanto en los Estados
Unidos. Su influencia se deja ver en todos los movimientos de vanguardia y en los
grupos independientes y experimentales. No es autor que deje indiferente a nadie,
pues ha sido duramente criticado por sectores de la crítica y la erudición por
convertir el teatro en un elemento de propaganda, y en otros sectores ha sido
ensalzado por sus geniales valores teatrales.

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