Las Saywas Del Inka en El Desierto de Atacama
Las Saywas Del Inka en El Desierto de Atacama
Las Saywas Del Inka en El Desierto de Atacama
A
Cecilia Sanhueza Tohá, Investigadora asociada Universidad Bernardo O’Higgins, Centro de Estudios Históricos, Fábrica 1990,
Santiago. Museo Chileno de Arte Precolombino, Bandera 361, Santiago, email: csanhueza@hotmail.com
Recibido: febrero 2017. Aceptado: mayo 2017.
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el recorrido que hacía Inti en el cielo durante el año. Los conjunto de elementos asociados a la actividad política,
solsticios pueden definirse como los momentos en que a la ritualidad y a la astronomía (Pino 2005).
el sol llega a los puntos extremos (al norte o al sur) de su Los cronistas suelen describir el ushnu de maneras
movimiento aparente con respecto a la línea ecuatorial. muy distintas, definiéndolo como “pilar”, “columna”,
A partir de allí comienza a “devolverse” para completar “mojón”, “piedra hincada”, “bolo”, “trono” o “asiento
su circuito anual. Este momento del calendario andino del Inca”, “tribunal”, “altar”, “escaño”, “estrado”, “placeta”,
es entendido y percibido hasta la actualidad como un “pila” o “fuente” (González Holguín 1952 [1608]: 358;
período (que puede abarcar algunos días) en que el sol Garcilaso de la Vega 1995 [1609]: 590-591; Santa Cruz
“se detiene” en el cielo para luego recomenzar su regreso Pachacuti 1993 [1613]; Guamán Poma 1992 [1615]: 239;
(Urton 1981: 488; Castro & Varela 2004: 295). Los solsti- Zuidema 1989: 402-454). Los investigadores sostienen
cios eran simbolizados en la tradición oral incaica como que esta curiosa diversidad de definiciones está refirien-
aquellos momentos en que el sol se “sentaba en su silla”, do a diferentes aspectos y funcionalidades asociados al
donde permanecía unos días detenido para comenzar ushnu, como también al conjunto de dispositivos que
luego a “caminar sin descansar” en sentido contrario podían conformarlo según las necesidades específicas
(Guamán Poma 1992 [1615]: 830). Es decir, de acuerdo de cada ceremonial (Zuidema 1989; Zecenarro 2001:
a su movimiento aparente, el sol “caminaba” desde su 184-186). Entre estas funcionalidades, este altar, pila
silla en el sur (solsticio de verano en el hemisferio sur), o placeta, era por excelencia el lugar del sacrificio a la
hasta su silla en el norte (solsticio de invierno), y de allí divinidad (Zuidema 1989: 425-430). Pero, en su acepción
se devolvía nuevamente, pasando por la línea equinoccial de “pilar”, “columna”, “piedra hincada” o “bolo”, era un
describiendo un círculo virtual (Zuidema 1966: 25). gnomon, es decir, un instrumento utilizado para obser-
En su recorrido anual, agrega Guamán Poma (1992 var y calendarizar los movimientos del sol, la luna y las
[1615]: 830), el sol tenía también una “silla” en cada estrellas.2 En ese sentido, se podía tratar de un elemento
“grado” del cielo, cada una de las cuales representaba fijo, como una columna, o movible, a veces un ídolo de
los meses andinos. fina confección, o un pilar o bolo de oro; otras veces
Estos relatos tenían profundas repercusiones en parece haber sido un palo o una sencilla pieza lítica de
la actividad productiva y ceremonial del Estado Inka. estructura alargada y recta, que se hincaba verticalmente
El calendario cuzqueño combinaba los ciclos solares sobre una base fija de la plataforma o de una columna
(solsticios y equinoccios) con los meses y ciclos lunares cuando se requería su función astronómica (Betanzos
y con la observación de los movimientos siderales. La 1987 [1551]: 51-52; Guamán Poma 1992 [1615]: 214;
observación astronómica permitía establecer y calcular Zuidema 1989: 408-412; Zecenarro 2001). El gnomon
el calendario estatal, señalando así no solo los hitos indicaba la posición de los astros celestes, principal-
significativos de la actividad económica, sino también mente el sol en su recorrido anual, su paso por el cenit
las importantes festividades y rituales asociados a ellos y anticenit; y permitía predecir y calcular los puntos
(Zuidema 1989: 402-407). Para ello, los inkas se valían de salida y puesta del sol, así como la proximidad de
de diferentes instrumentos de medición astronómica. los solsticios y equinoccios. Cuando el sol en su cenit
dejaba de proyectar sombra al mediodía sobre el gnomon
El Ushnu (evento que se da en diferentes fechas según la latitud
correspondiente), era un momento, según la tradición
Uno de los principales dispositivos astronómicos de la oral cuzqueña, en que la divinidad “se sentaba” también
ciudad del Cuzco y, en general, de las capitales o centros en la tiana o asiento del sol, simbolizada por uno de
administrativos de las provincias, era el ushnu. En sus los elementos constitutivos del ushnu: el escaño, según
orígenes, estas estructuras habrían tenido una función Zuidema (1989: 409-411), una columna o el propio
ritual dirigida básicamente a la recepción de ofrendas en gnomon según Zecenarro (2001: 185).
determinadas ceremonias (Zuidema 1989). Sin embargo, Por otra parte, la estructura del ushnu en su con-
durante el proceso de expansión, el ushnu se fue com- junto era entendida como un mirador, es decir como
plejizando, adecuándose a las necesidades imperiales. un punto central desde el cual se establecían líneas de
Su estructura se fue sofisticando arquitectónicamente, mira o virtuales ejes de orientación hacia el horizonte,
adoptando el aspecto de plataforma, e incorporando un utilizando como referente la disposición de los ceques y
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huacas, tanto para la observación y medición astronómica la luna cuando era nueva e llena e menguante, los cuales
(cuando esta última coincidía con un ceque), como para relojes hizo hacer de cantería encima de los cerros más
la organización espacial de la arquitectura urbana del altos a la parte do el sol salía y a la parte do se ponía”.
Cuzco. En ese sentido, el ushnu era un elemento orde- Estas columnas podían alcanzar “dos estados de altura” y
nador del tiempo y el espacio (Zuidema 1989: 430-445). su objetivo, agrega el cronista, era que “la gente común”
No obstante, el ushnu también tenía una gran reconociera el tiempo de sembrar y de cosechar.3 Por su
importancia como símbolo y emblema del poder po- parte, Cobo (1964 [1653]: 142) describe en forma más
lítico. Era el “trono y aciento de los Yngas”, emulando detallada la utilización de “pilares” para medir el tiempo y
a la divinidad solar, y cumplía la función de “tribunal”, predecir eventos importantes del año. Señala que existían
desde donde se administraba justicia (González Hol- dos pilares al oriente y otros dos al poniente de la ciudad,
guín 1952 [1608]: 358, 684; Zuidema 1989: 445-452). por donde salía y se ponía el sol cuando llegaba a los
Es decir, la función astronómica y la política estaban trópicos y: “al tiempo que salía y se ponía en derecho de
estrechamente vinculadas. los pilares de la banda del sur, mirando desde la dicha
ciudad, tenía por principio el año”. Distingue además otros
Las columnas astronómicas del valle del pares de pilares distribuidos en los entornos de la ciudad,
Cuzco según las fuentes coloniales que permitían establecer los meses del año.
Así como hay referencias a columnas grandes o
Diferentes cronistas y autores contemporáneos han imponentes, se describen también estructuras que parecen
descrito, analizado o discutido la función astronómica ser bastante más sencillas, como las que menciona Cieza
de las columnas del valle del Cuzco (Cieza de León 1973 de León (1973 [1550]: 214) en el cerro de Carmenga,
[1550]; Betanzos 1987 [1551]; Anónimo 1906 [1570- “de donde salen a trechos ciertas torrecillas pequeñas,
1584]; Sarmiento de Gamboa 1942 [1572]; Garcilaso de que servían para tener en cuenta con el movimiento del
la Vega 1995 [1609]; Cobo 1964 [1653]; Zuidema 1966, sol, de que ellos tanto se preciaron”.
1989, 2010; Zuidema & Urton 1976; Bauer & Dearborn Algunas versiones hablan de cuatro grandes co-
1998; Zecenarro 2001; Williams 2001, entre otros). lumnas, incluso de ocho, y otras de pares de columnas.
Aparentemente, la estructura de estos pilares Se distinguen columnas que permitían anunciar la
podía ser de mayor o menor complejidad y tamaño, llegada de solsticios y equinoccios, pero también otras
correspondiendo desde “pequeñas torrecillas” (Cieza que indicaban cada uno de los meses del año. Según los
de León 1973 [1550]), hasta grandes columnas como estudios realizados por Zuidema y Aveni (en Urton 1981:
las que describen Betanzos (1987 [1551]: 74), Sarmiento 6), el número y ubicación de los pilares obedecía a dife-
(1942 [1572]: 93) y Garcilaso de la Vega (1995 [1609]: rentes métodos de observación solar y celeste, según los
93), entre otros. Estas estructuras permitían “medir” requerimientos. Zuidema (1989: 409) señala que habría
los movimientos aparentes del sol (salidas y puestas), habido varias columnas del tipo gnomon en el Cuzco,
de la luna y de determinadas constelaciones y estrellas; y distingue al menos dos técnicas complementarias de
calcular la llegada de los solsticios y equinoccios y ca- lectura o medición. Una consistía en medir la sombra
lendarizar las actividades productivas y rituales del año que producía el instrumento con respecto al sol y una
(Cobo 1964 [1653]: 141-142; Zuidema 1989: 408-412; segunda en observar las salidas y puestas del sol u otros
Bauer & Dearborn 1998; Williams 2001). astros en el horizonte, utilizando las columnas como
Hay distintas, e incluso, contradictorias versiones referente a distancia.
en las fuentes respecto a la ubicación, tamaño y cantidad Es posible, al menos respecto a la primera técnica
en que podían presentarse estas columnas. Betanzos descrita, que las columnas fueran la base sobre la que
(1987 [1551]: 74) describe cuatro grandes pirámides o se ponía, cuando así se requería, el gnomon. Como se
“relojes” y señala que Inca Yupanqui las había mandado ha señalado, el gnomon era un instrumento simple,
instalar para observar a través de ellas los movimientos cuya característica era la de ser un elemento alargado
solares y lunares, “los cuales relojes hizo en esta manera o “enhiesto”, incluso un “palo” o “bolo” que se colocaba
que todas las mañanas e tardes miraba el sol en todos los verticalmente sobre una base (Zuidema 1989: 407-412).
meses del año mirando los tiempos del sembrar y coger y Según Zecenarro, los gnómones parecen haber sido una
ansi mismo cuando el sol se ponía y ansi mismo miraba variante pequeña de las grandes estructuras cónicas o
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troncopiramidales andinas y que se ubicaban vertical- por los dos pilares de en medio, era el momento de
mente sobre superficies niveladas. Señala que podían sembrar en el Cuzco, siempre en torno al mes de agosto
presentar formas cónicas o de paralelepípedos (es decir, de (Anónimo [1570-1584] 1906: 151).
ángulos rectos), los que son frecuentes en la arquitectura Como señala Zuidema, el sistema de lectura y me-
arqueológica incaica de santuarios y huacas (Zuidema dición a distancia requería situarse en un determinado
1989: 412, nota 3; Zecenarro 2001: 180). punto alineado, desde el centro del Cuzco, con los pilares
Con respecto al ushnu, Zuidema sostiene, como se de la periferia del valle. En base a esta misma crónica,
dijo, que el gnomon pudo haber sido una piedra movible, sostiene que ese punto central estaba en los ushnus de
puesta sobre esa estructura solo en los momentos en que ambas plazas públicas del Cuzco (Haucaypata). Como
cumplía su función astronómica, ya fuera cuando el sol decía el cronista Anónimo (1906 [1570-1584]: 151)
pasaba por el meridiano en general, o cuando este o la “es ansí, que, para tomar el punto del sol, entre los dos
luna pasaban por el cenit (Zuidema 1989: 419). pilares de en medio [en el horizonte] tenían otro pilar
No es nuestra intención describir y discutir aquí en medio de la plaça, pilar de piedra muy labrada, de
las posibles técnicas de lectura celeste que pudieron un estado de alto, en un paraje señalado al propósito,
implementarse en el Cuzco, sino destacar algunos ante- que le nombran Osno, y desde allí tomavan el punto del
cedentes relevantes. Según la versión de Betanzos (1987 Sol en medio de los dos pilares”.
[1551]: 74), las columnas que había ordenado poner Inca
Yupanqui consistían en “cuatro pirámides mármoles Pilares, sucancas y saywas. Una breve
de cantería”. Las dos de en medio eran de menor altura discusión desde el Cuzco
que las de los lados (que habrían tenido el doble de la
estatura de un hombre), “cuadradas” y apartada una Hasta el momento, no ha habido acuerdo entre los estu-
de otra por escasos metros. Al parecer, su descripción, diosos del calendario y la astronomía inka respecto a la
sobre todo en lo relativo a la posición y la extensión del cantidad, ubicación, orientación y técnicas de lectura y
espacio que separaba a una columna de otra, responde medición que se aplicaban a las columnas astronómicas
a una observación efectuada desde la distancia. Garci- del Cuzco. La terminología asociada está también en
laso de la Vega (1995 [1609]: 119-120), que dice haber discusión. La palabra sucanca, por ejemplo, ha sido
visto algunas de estas columnas, señala que se trataba interpretada de diferentes formas. Según Williams
de “ocho torres que labraron al oriente y otras ocho al (2001: 124), sucanca era una agrupación de marcadores,
poniente de la ciudad del Cozco, puestas de cuatro en torres o “torrecillas” que señalaba fechas significativas
cuatro, dos pequeñas en medio de otras dos grandes”. del calendario mediante la observación desde puntos
Respecto a las pequeñas, dice que se ubicaban a una prefijados, obedeciendo a una “astronomía de hori-
distancia de 18 o 20 pies (aproximadamente 10 pasos) zonte”. Habrían existido dos observatorios formados
una de otra, pero no explicita la distancia que separaba por sucancas, ubicados al este y al oeste del Cuzco, que
a las mayores (Garcilaso de la Vega 1995 [1609]: 119). marcaban la salida y puesta del sol respectivamente. Hacia
Por su parte, la descripción del cronista Anónimo el poniente, por ejemplo, se ubicaban cuatro sucancas
–en cuyas exhaustivas referencias se basan los estudios de formadas por cuatro torres cada una, emplazadas en las
Zuidema y Urton (1976) y Zuidema (2010)– señala una cumbres de diferentes cerros.
distribución mayor aún de las columnas en el espacio, Zuidema, por su parte, considera que sucanca era
describiendo una cierta proporcionalidad relativa de un referente de medición solar que podía consistir en
las distancias que separan a una columna de otra. Al un lugar en el que se ubicaban torres o columnas, pero
poniente, en una alta serranía, “hicieron cuatro pilares también podía tratarse de un sitio o accidente natural
a manera de torrecillas”, que se podían observar de a de la geografía del entorno del Cuzco (por ejemplo, una
dos o tres leguas de distancia, abarcando doscientos montaña). Para este autor, sucanca no era el nombre de
pasos entre ambos extremos y “50 pasos” entre las dos los pilares astronómicos, y reconoce muy escasos lugares
del medio (Anónimo 1906 [1570-1584]: 151).4 Según el en los cuales estas torres estaban realmente cumpliendo
autor, “entrando el sol por el primer pilar, se apercebían esa función. Por otra parte, señala que las saywas de los
para las sementeras generales, y començaban a sembrar ceques del Cuzco consistían en pilares o “mojones” cuya
legumbres por los altos, por ser más tardíos”; al entrar función era calendárica, pero no astronómica.5 Es decir,
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“permitían llevar la cuenta del calendario” (¿a la manera pilares o topos que llamauan ellos saybas, que están en
de un quipu?), pero no necesariamente estaban alineadas torno a la ciudad del Cuzco” (en Zuidema 2010: 174). A
con algún astro (Zuidema 2010: 121). Esto significa que su vez, en el vocabulario quechua más temprano que se
las saywas eran huacas del sistema de ceques que a veces conoce, el término sayhua aparece también asociado a
establecían los puntos de límite de estas líneas rituales en la medición de la posición del sol en el cielo. En efecto,
el espacio, y que eran objeto de ofrendas y ceremonias de acuerdo al vocabulario del dominico Fray Domingo
en fechas fijas del año de acuerdo a la organización del de Santo Tomás (1951 [1560]), primer misionero en
calendario cuzqueño. Esto último habría sido lo que les elaborar una gramática quechua, saywa era sinónimo de
confería su rol de huacas calendáricas, pero no de uso ticnu, término utilizado también en relación a deslindes
astronómico (Zuidema 2010: 115-122). o marcadores de superficies y distancias:
Figura 3 a y b. Las dos columnas centrales de Lasana. Entre ambas pasa el Camino del Inka (fotografías de W. Faúndez). Figure 3 a and
b. The two central columns of Lasana. The Inka Road runs in between them (photos by W. Faúndez).
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Figura 4. Las sayhuas centrales de Lasana en línea. Al fondo, hacia el este, la flecha indica la tercera columna (fotografía de C. Vitry).
Figure 4. The main sayhuas of Lasana in line. In the background, towards the east, the arrow indicates the third column (photo by C. Vitry).
Figura 5. Saywa central del borde oeste del camino de Lasana (fotografía de C. Sanhueza). Figure 5. Central Saywa on the western edge
of the Lasana road (photo by C. Sanhueza).
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metros, y en otros puede reducirse a una pequeña huella (fig. 11). Llegamos a ellas gracias a una fotografía publi-
de entre 30 y 60 cm (Iribarren & Bergholz 1972-1973: cada por Lynch (1995-1996) que llamó poderosamente
241-242; Lynch 1995-1996; González 2007). nuestra atención, puesto que las columnas (casi com-
Los estudios arqueológicos han coincidido en que pletamente destruidas) estaban unidas por una hilera
el Camino Inka del despoblado fue una vía expedita de piedras (fig. 12).8 Como se puede observar en la foto
destinada a las comunicaciones administrativas dentro del sitio, la columna correspondiente al lado este había
del Tawantinsuyu (especialmente desde y hacia las “pro- sido prácticamente arrasada en uno de sus costados por
vincias” de Chile) y apta solo para el tránsito de grupos maquinaria pesada, tal vez durante la construcción de
pequeños por su limitada provisión de agua. También un camino aledaño. A pesar de ello, es posible proponer
habría sido una vía de circulación de bienes y recursos, que el trazado de esta línea de referencia corresponde a
sobre todo mineros, incluso de minerales provenientes una antigua técnica de medición astronómica (fig. 13).
de los valles centrales de Chile (Niemeyer & Rivera En efecto, Sarmiento de Gamboa (1942 [1572]: 93)
1983: 254-157). Pero, además, esta ruta conectaba una describe un complejo sistema de “astrolabios” o “relojes
serie de sitios sagrados, especialmente santuarios de anuales” dispuestos hacia el levante y hacia el poniente
altura como el importante complejo ceremonial del del Cuzco, compuestos por columnas de piedra. Señala
volcán Llullaillaco (Niemeyer & Rivera 1983; Lynch que para demarcar la posición en la que el sol se despla-
1995-1996; Vitry 2008). zaría en ciertas fechas, el Inka había mandado a hacer
Las saywas de Tocomar se ubican en una extensa en el suelo y entre las columnas “ciertas rayas niveladas
pampa a orillas del borde sur del salar de Punta Negra conforme a las mudanzas del sol”. Esta técnica tenía no
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Figura 9. Amanecer del 21 de junio de 2015, marcando el solsticio de invierno en Lasana. La foto está tomada desde las dos saywas
centrales en dirección oeste-este (fotografía de Sebastián del Campo). Figure 9. Dawn of June 21, 2015, marking the winter solstice in
Lasana. The photo was taken from the two central saywas looking eastward (photo by Sebastián del Campo).
Figura 10. Salida del sol en el solsticio de invierno en Lasana (fotografía de Sebastián del Campo). Figure 10. Winter solstice sunrise in
Lasana (photo by Sebastián del Campo).
Las saywas del Inka en el desierto de Atacama / C. Sanhueza 145
Figura 12. Despoblado de Atacama, saywas destruidas en el camino incaico de Tocomar. Al fondo, al oeste, la cordillera de Domeyko,
paralela a los Andes (fotografía de M. Núñez). Figure 12. Saywas in ruins along the Inca Road in Tocomar, Atacama Desert. In the bac-
kground, to the west, lies the Domeyko mountain range, parallel to the Andes (photo by M. Núñez).
Estación
Zaldivar Imilac
Mina Escondida
Zorras
SAYWAS DE TOCOMAR
Salar de
Punta Negra
Figura 11. Mapa con la ubicación aproximada de las saywas de Figura 13. Detalle de la línea de piedras semiincrustadas en la
Tocomar. Figure 11. Map with the approximate location of the tierra, que unía las columnas de Tocomar. Figure 13. Detail of a
saywas of Tocomar. stone road partially embedded in the soil, that used to connect the
columns of Tocomar.
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solo gran importancia astronómica, sino también ritual del calendario estatal. Como efectivamente agrega
y política, como se puede desprender de la descripción Garcilaso, las columnas más apreciadas por los incas,
de Garcilaso de la Vega (1995 [1609]: 120): eran aquellas que quedaban más próximas a la línea
equinoccial, puesto que en ellas “menos sombra hacía
Para verificar el equinoccio tenían columnas de piedra la columna al mediodía”. Así, las columnas que estaban
riquísimamente labradas, puestas en los patios o plazas que
más cercanas a la ciudad de Quito eran las más veneradas
había ante los templos del sol. Los sacerdotes […] echaban por
hilo, de oriente a poniente, una raya que por larga experiencia “porque decían que aquellas eran asiento más agradable
sabían donde debían poner un punto y otro. Por la sombra al sol, porque en ellas se asentaba derechamente y en las
que la columna hacía sobre la raya veían que el equinoccio se otras de lado” (Garcilaso de la Vega 1995 [1609]: 121).
iba acercando y cuando la sombra tomaba la raya de medio
¿Pudo la hilera de piedras de las sayhuas de Toco-
a medio, desde que salía el sol hasta que se ponía –y que a
mediodía bañaba la luz del sol toda la columna en derredor mar estar cumpliendo la función de esas “rayas” como
sin hacer sombra aparte alguna-, decían que aquél día era el punto de referencia para una observación solar in situ?
equinoccial. Entonces, adornaban las columnas con todas Otro hallazgo muy valioso que hicimos en este
las flores y yerbas olorosas que podían haber y ponían sobre
sitio fueron dos ejemplares de piedra (basalto) que,
ellas la silla del sol y decían que aquel día se asentaba el sol
con toda su luz de lleno en lleno sobre aquellas columnas. como mostraremos a continuación, eran dispositivos
que se colocaban sobre las saywas y que, de acuerdo a
En este caso, el cronista parece estar confundiendo el nuestras hipótesis, tenían una función o un significado
equinoccio con el paso del sol por el meridiano local y el asociado a la idea de gnomon. Previo a su descripción
cenit, evento que parece haber sido de gran importancia será necesario aportar algunos antecedentes.
(Williams 2001: 134). Según Zuidema (1989: 405-406),
el paso del sol por el cenit, es decir, aquel momento en Saywas y gnómones. Una nueva
que el gnomon no proyectaba sombra, era un aconte- hipótesis de trabajo
cimiento ceremonial muy significativo. Sostiene que la
referencia de Garcilaso, que hace coincidir el paso solar Como es sabido, la principal dificultad para estudiar las
por el cenit con el día del equinoccio, parece apelar a columnas del Cuzco y su funcionamiento calendárico y
una situación “ideal” que solo se presenta en las zonas ritual es que estas fueron destruidas por los extirpadores
ubicadas sobre la línea ecuatorial. No obstante, la téc- de idolatrías y solo en casos excepcionales se han podi-
nica descrita constituía un principio de medición y de do identificar algunas de sus bases o cimientos (Urton
predicción fundamental para las fechas importantes 2006). Así también las saywas de los caminos de Atacama
a b
Figura 14: a) Saywa en sector tambo de Catarpe, San Pedro de Atacama; b) Saywa de 2 m de altura (camino inkaico de Río Grande/Río
Salado), Atacama (dibujos a partir de Lynch 1995-1996). Figure 14: a) Saywa in the area of Catarpe, San Pedro de Atacama; b) Saywa,
2 m high (Inka Road, Río Grande/Río Salado), Atacama (drawings from Lynch 1995-1996).
Las saywas del Inka en el desierto de Atacama / C. Sanhueza 147
frecuentemente han sido desarmadas y son escasas las de un pan de azúcar puntiaguda hacia arriba y enforrada
oportunidades en que se puede observar lo que pudo en una faja de oro la cual piedra hizo ansi mismo labrar
haber sido su estructura original relativamente completa. el día que mandó hacer al bulto del sol y esta para que el
En los casos en que estas se encuentran mejor común adorase” (Betanzos 1987 [1557]: 52). Esta otra
conservadas, es posible apreciar su parte superior o imagen venerada por “el común”, que consistía en una
superficie como una base que tiende a ser plana o lisa. piedra de la forma de un “pan de azúcar”, parece ser una
Creemos que esto respondía al propósito de poner un representación muy emparentada con los dispositivos
objeto sobre ellas, como lo demuestran algunos hitos o puestos sobre las sayhuas de Atacama. De allí que otro
“mojones” ubicados en otros sectores de Atacama. Efec- de los hallazgos valiosos que hicimos en el sitio de
tivamente, Lynch (1995-1996: 191) registra algunos hitos Tocomar fue el de ambos gnómones, semisepultados
de los caminos de Catarpe y Río Grande (en la región bajo las piedras. Ambos artefactos eran de basalto, pero
de San Pedro de Atacama) –e incluso los compara con destaca entre ellos el formato y tamaño de la pieza lítica
otros ejemplos similares de la región de Saxamar, en de la columna este que medía 66 cm de largo, 18 cm de
Bolivia– a los que describe como columnas de piedras ancho y 14,5 cm de grosor. Con cuatro caras bien defi-
cuidadosamente apiladas, que contienen lo que califica nidas en relación a los ejes longitudinales, presentaba su
como una “oreja” (ear) en su superficie (fig. 14). Las fotos extremo proximal (base) pulido. Esta pieza requería de
que reproducimos aquí provienen de la publicación ci- un soporte muy adecuado para su peso (que podríamos
tada y manifiestan, precisamente, la presencia de piezas calcular en unos 30 k) y tamaño. Es decir, es posible que
líticas “hincadas” o superpuestas sobre las columnas y la unión entre la pieza y la columna haya requerido de
cuyas características obedecen a la estructura recta y una técnica específica para mantenerla en forma vertical
vertical, así como al tamaño moderado del gnomon. (Wilfredo Faúndez, comunicación personal, 2012) (fig.
Como decíamos anteriormente, en los eventos 15). 9 El parecido entre esta pieza de basalto y las de las
en que el sol pasaba por el equinoccio o por el cenit, fotografías expuestas (fig. 14), como también la ilustración
según Garcilaso, los incas adornaban las columnas que de Martín de Murúa que presenta una piedra hincada
tenían puestas en un patio o plaza, “y ponían sobre ellas sobre una torrecilla, nos confirma la sospecha de que se
la silla del sol”, señalando que ese día “el sol se asentaba trata del gnomon o dispositivo que la coronaba (fig. 16).
con toda su luz”, lo que era ocasión de grandes festejos. Creemos que la representación de Martín de
Estas descripciones son doblemente interesantes puesto Murúa nos sitúa en un campo de significados comunes
que, además de describir una forma de medición y pre- que vinculan esa ilustración con la representación de
dicción de los movimientos solares, señala la diversidad la divinidad solar y con las saywas o columnas de los
de estructuras que podían servir de soporte material a Caminos del Inka. En ese sentido, estas piezas, dispuestas
la ritualidad solar. En este caso, la silla o asiento del sol, sobre cada saywa podían simbolizar el momento donde
el símbolo del poder de la divinidad celeste y el símbolo se “asentaba”, en determinadas fechas, la divinidad solar.
del poder político del Inca, no estaba sobre una placeta, Por sí sola, la información etnohistórica presentada
sino sobre una columna. Podríamos pensar, siguiendo a hasta aquí nos parece de gran relevancia para continuar
Zecenarro (2001: 182), que la metáfora y el símbolo del investigando. Pero, además, nuevamente el diagnóstico
“asiento” o “tiana” del sol era, al menos en estos casos, de los astrónomos se inclinó favorablemente al identificar
justamente el gnomon, es decir, la estructura vertical este alineamiento, cuyo azimut alcanzó los 63,73°, con el
que se colocaba sobre las columnas y sobre la cual la punto de salida del sol en el solsticio de invierno (Juan
divinidad se posaba o se “asentaba” en toda su plenitud. Cortés, comunicación personal, 2012).
En el Cuzco, solo la elite gobernante podía adorar
la representación “oficial” del Sol (Inti). Betanzos, la
describe como un “bulto” de oro en forma de niño de ALGUNAS PREGUNTAS Y
un año que se encontraba en el templo principal y a la CONCLUSIONES PRELIMINARES
que solo accedían el Inca y los grandes señores. Pero, a
su vez, existía otra imagen para que “el pueblo” pudiera El hecho de constatar una función astronómica al menos
adorar a la divinidad. Para eso, el Inca “hizo poner en en algunos casos de las saywas del Camino Inka del
medio de la plaza del Cuzco [...] una piedra de la hechura Desierto de Atacama representa un hallazgo importante.
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Figura 16. Ilustración de Martín de Murúa, siglo xvi, de lo que probablemente fue una saywa (2004 [1615]: 105v).
Nótese su parecido con la pieza de basalto encontrada en Tocomar. Figure 16. Illustration by Martín de Murúa, 16th
century, probably depicting a saywa (2004 [1615]: 105v). Note its resemblance to the piece of basalt found in Tocomar.
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Sin embargo, a la vez abre la puerta a un conjunto de inexplorado en los estudios del Qhapaq Ñan del norte
preguntas que, por el momento, no estamos en condi- de Chile. Sin embargo, ambos sitios son muy diferentes
ciones de responder. En primer lugar, estas columnas entre sí. Mientras uno presenta un largo alineamiento
aparentemente no estarían relacionadas con el tipo de de, por lo menos, cinco columnas, el otro consiste solo
“lectura” astronómica que suelen describir los cronistas en dos saywas, unidas por una hilera de piedras. ¿Por
coloniales para las del Cuzco. En general, los datos de esas qué el uso de formas y tecnologías diferentes?
columnas se refieren a un sistema de medición donde Hemos podido constatar, por otra parte, que el
estas se sitúan a distancia (horizonte), y donde el astro estudio del Qhapaq Ñan desde una metodología interdis-
(principalmente el sol) sale o se pone por entre medio ciplinaria, que incorpore los aportes de la etnohistoria, la
de ellas (Betanzos 1987 [1551]; Anónimo1906 [1570- arqueología y la astronomía, entre otros, puede abrirnos
1584]; Cobo 1964 [1653]; Williams 2001). Las saywas perspectivas de análisis que no habíamos sospechado
de Atacama, parecen estar obedeciendo a una lectura en los inicios de esta investigación. El Qhapaq Ñan
in situ que se parece más a la función astronómica del representaba un importante eje ordenador y articula-
ushnu como gnomon. Suponemos que las columnas del dor de la estructura de poder del Tawantinsuyu y, en
desierto de Atacama tenían el propósito de ser leídas ese contexto, las saywas no eran elementos azarosos.
desde el camino. En ese sentido, parecen estar represen- Se trataba de estructuras cargadas de significado que
tando un calendario astronómico “inscrito” en la tierra pudieron responder a distintas funciones o técnicas de
y específicamente en el Qhapaq Ñan. Una vez más toma lectura según el contexto y las características con que
sentido la idea de que los principios ordenadores del se presentaran.
espacio y el tiempo se aplicaban a los Caminos del Inca Los alineamientos de saywas en los Caminos
y, a la vez, se sacralizaban con la presencia o el paso de del Inka estaban en directo diálogo o relación con la
una divinidad celeste por sobre los “mojones del Inca”. organización de los astros en el espacio celeste y, por
Por otra parte, en ambos casos descritos destacan tanto, con el calendario andino. La estrecha asociación
las características, no solo desérticas, sino también ca- e interdependencia entre el orden celeste y el terrestre
rentes de población inmediatamente cercana. Se trata se materializaba en un discurso cosmológico estatal y
de espacios “vacíos” (sensu Berenguer & Pimentel 2006), en dispositivos específicos aplicados al paisaje.
ubicados fuera de los centros poblados y a una impor- Los Caminos del Inca representaban la presencia
tante distancia de los principales centros administrativos del poder estatal hasta en los más remotos confines del
inkaicos correspondientes.10 ¿Por qué razón, entonces, Imperio y reflejaban una forma de organizar cultural-
las columnas fueron emplazadas allí? mente el espacio geográfico, el espacio social y el orden
Pero, por otro lado, y más allá de su función cósmico. Si bien el desierto de Atacama fue conside-
simbólica y ritual, surge la pregunta respecto a la fun- rado por los españoles solo como una necesaria ruta
ción “operativa” de las saywas del camino. Como ya se de paso y como un territorio vacío, extremadamente
dijo, estas fueron llamadas generalmente tupus por los inhóspito e improductivo (Sanhueza 2005), desde la
españoles, concepto que no era equivocado. Ya hemos mirada andina constituyó un espacio de significados
mencionado sus posibles alcances como referentes de complejos. Ameritó la inversión de energía humana
medición de distancias y de territorialidades. Pero, si- y de la ingeniería estatal para sacralizar determinados
multáneamente, estaban midiendo también el “tiempo”, lugares o espacios cuidadosamente seleccionados, donde
es decir un tiempo calendárico asociado a fechas muy marcó la presencia de la divinidad solar ya no solo en
significativas del ciclo anual del sol, como los solsticios. los grandes centros urbanos o administrativos, sino
Es muy posible que las saywas de Tocomar constituyeran también en pleno despoblado.
también un deslinde o frontera sacralizada, ya fuera para
la mantención del camino y por tanto de los deberes
hacia el Estado en pleno despoblado, o también para
delimitar el acceso a ciertos recursos de valor. En defi-
nitiva, aunque las próximas etapas de la investigación
están aún pendientes, creemos que los sitios astronó-
micos de Lasana y de Tocomar abren un camino aún
Las saywas del Inka en el desierto de Atacama / C. Sanhueza 151
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