Naturaleza Del Delito
Naturaleza Del Delito
Naturaleza Del Delito
Ha resultado realmente difícil para los distintos tratadistas de la materia, en todas las épocas y
diversos lugares, abordar el tema de la naturaleza del delito, buscando con ello indagar sobre la
esencia del hecho punible con validez universal y permanente; al respecto el profesor español
Eugenio Cuello Calón advierte:
Muchos criminalistas han intentado formular una noción del delito en si, en su esencia, una noción
de tipo filosófico que sirva en todos los tiempos y en todos los países para determinar si un hecho
es o no delictivo. Tales tentativas han sido estériles, pues hallándose la noción del delito en intima
conexión con la vida social y jurídica de cada pueblo y cada siglo, aquella ha de seguir
forzosamente los cambios de estas, y por consiguiente, es muy posible que lo penado ayer con
delito se considere hoy como licito y viceversa. Es pues, inútil buscar una noción del delito en si
(Cuello Calón, 1957: 287)
Por su parte el profesor mexicano Raúl Carranca y Trujillo, haciendo eco sin duda a lo
anteriormente expresado por el profesor hispano, declara que:
Estériles esfuerzos se han desplegado para elaborar una noción filosófica del delito,
independientemente de tiempo y lugar. La ineficiencia de tal empresa se comprende con la sola
consideración de que el delito tiene sus raíces hundidas en las realidades sociales y humanas, que
cambian según sus pueblos y épocas con la consiguiente mutación moral y jurídica política
(Carrancá y Trujillo)
“crear un sistema abierto a las necesidades y fines sociales, un sistema que sea susceptible de
modificaciones cuando se presenten nuevos problemas que no pueden ser resueltos con los
esquemas tradicionales. El punto optimo a que debe aspirar un penalista es un equilibrio dialectico
entre el pensamiento problemático y el pensamiento sistemático” (citado por Berdugo y Arroyo,
1994: 96)
Con tales exposiciones, hechas en muy parecidos términos, podemos corroborar la profundidad
filosófica del tema, sin embargo, consideramos que para dicho análisis es menester remontarnos a
los postulados de las dos más importantes Escuelas del Derecho Penal que han existido, tal es el
caso de la Escuelas Clásica y la Escuela Positiva, ya que siendo éstas el conjunto de doctrinas y
principios que tienen por objetivo investigar, entre otras cosas, la naturaleza del delito y las
condiciones que influyen en su comisión, pueden orientarnos en un marco teórico conceptual para
ubicar de alguna forma la naturaleza del delito. Los postulados más importantes de ambas
escuelas que describimos en el capitulo anterior, los sintetizamos de la manera siguiente:
1. POSTULADOS DE LA ESCUELA CLÁSICA
A mediados del siglo XIX, la escuela clásica del derecho penal, con las doctrinas de su
máximo exponente francesco carrara, que perfeccionó las de su maestro Carmigniani y las
de sus antecesores Giandoménico, Romagnosi, Feuerbach, Bentham y otros, el estudio del
delito alcanza según el , su máxima perfección, considerando que la idea del delito no es
sino una ideal de relación, es a saber, la relación de la contradicción entre el hecho del
hombre y la ley; al definir el delito sostiene que es:
“la infracción de la ley del Estado, promulgada para proteger la seguridad de los
ciudadanos, resultante de un acto externo del hombre, positivo o negativo moralmente
imputable y políticamente dañoso” (Jiménes de Asúa, 1960: 251)
De esta manera asienta la doctrina clásica que el delito no es, sino un acontecimiento
jurídico, una infracción a la ley del Estado, un ataque a la esencia, un “Ente jurídico”. En
relación al delincuente se limitó a decir que la imputabilidad moral y su libre albedrío son
la base de su responsabilidad realizaba la tutela jurídica, concluyendo por asegurar que el
Derecho penal era una ciencia eminentemente jurídica, que para su estudio debía utilizar
el método lógico abstracto, racionalista o especulativo.
Cuando se creía que la Escuela Clásica había alcanzado su máximo nivel y sus postulados
parecían haber sentado las bases de un Derecho Penal definitivo, aparece la Escuela
Positiva del Derecho Penal que indudablemente vino a revolucionar los principios
sentados por los Clásico. Sus principales representantes fueron: cesare Lombroso (medico
y antropólogo); Enrico Ferri (catedrático y sociólogo); y Rafael Garpofalo (magistrato y
jurista); quienes en sentido contrario los clásicos parten del estudio del delincuente. Y
estudian el delito como la acción humana resultante de la personalidad del delincuente,
quedando completamente marginada la concepción jurídica del delito, con el
aparecimiento de la Teoría del Delito Natural y Legar de Rafael Garófalo, quien sostiene
que el delito natural es la:
“violación de los sentimientos de piedad y probidad, y todos los hechos antisociales que
no atacan a ninguno de estos sentimientos, pero, que atentan contra la organización
política, son delitos legales (o políticos), que atentan contra el Estado y la tranquilidad
Pública”.
Dentro de esa misma escuela se genero otro movimiento impulsado por el creador de la
sociología criminal, Enrico Ferri, quien con un criterio eminentemente sociológico asienta
que el hecho punible o delito es:
“toda acción determinada por motivos individuales y antisociales que alteran las
condiciones de existencia y lesionan la moralidad media de un pueblo en un mo0mento
determinado”;
Es así pues, como los positivistas describen el delito, jamás como un ente jurídico, sino
como una realidad humana, como un “fenómeno natural o social”. En relación al
delincuente sostenían que el hombre es imputable, no porque sea un ser consciente,
inteligente, y libre, sino sencillamente por el hecho de vivir en sociedad; en relación a la
pena consideraron que era un medio de defensa social y que ésta debía imponerse en
atención a la peligrosidad social del delincuente, y lo más característico de esta corriente
fue concluir que nuestra ciencia, el Derecho Penal, no pertenece al campo de estudio de
las ciencia jurídicas sino al campo de estudio de las ciencias naturales y que para su
estudio debía utilizar el método positivo, experimental o fenomenalista.
Con el propósito de inquirir sobre la naturaleza del delito, dentro del campo del Derecho
penal, tenemos necesariamente que cuestionar los dos planteamientos anteriormente
expuestos, para ellos y por razones de criterio personal, principiamos nosotros por
analizar la concepción de la Escuela Positiva y luego de la Escuela Clásica.
Con los planteamientos de la Escuela Positivista, es evidente que el Derecho Penal pierde
su autonomía al considerarlo como parte de las ciencias naturales o fenomenalistas,
postura que en la actualidad no puede mantenerse, por cuanto el Derecho Penal es una
ciencia eminentemente jurídica compuesta por un conjunto de normas que tienden a
regular el comportamiento humano para lograr la protección de ciertos valores que se
consideran esenciales para la convivencia y desarrollo social, en tal sentido el objeto de
estas normas –como lo expresamos anteriormente-, pertenecen al campo del “Deber ser”
que llevan consigo un juicio valorativo, mientas que las ciencias criminológicas o
fenomenalistas, efectivamente estudian fenómenos naturales o reales que están sujetos a
la relación de causa y efecto por lo que pertenecen al campo del “ser”.