San Margarito Flores García
San Margarito Flores García
San Margarito Flores García
Cuando sanó, volvió a trabajar en varios oficios. A los 14 años manifestó su deseo
de ingresar al Seminario de Chilapa. Comunicó a sus padres sus aspiraciones y
encontró oposición, no por el hecho de tratarse de esa vocación, sino por la falta de
recursos para sostenerlo. Con grandes sacrificios don Germán Flores reunió algo
de dinero, otras personas supieron sus deseos y lo alentaron a seguir adelante
obsequiándole algunos objetos. La víspera de su partida, su abuela paterna, quien
le había inculcado el amor al Santísimo Sacramento y lo había instruido con los
relatos de las vidas de los Santos, lo llevó hasta el atrio de la capilla de Nuestro
Señor de Ojeda, donde le dio algunos consejos y le entregó un paliacate de morralla,
para que con esos centavitos se comprara dulces cuando sintiera lo amargo de la
vida.
Margarito tenía 15 años cuando entró al plantel levítico de su diócesis natal. Fue
uno de los estudiantes más brillantes de su curso y, a pesar de las continuas
penalidades y apuros, logró sacar adelante sus estudios. Recibió las cuatro órdenes
menores (ostiariado, lectorado, exorcistado y acolitado) el 26 de octubre de 1919;
el subdiaconado en la Catedral de Chilapa el 26 de octubre de 1921 y el diaconado
en la Capilla del Seminario de Chilapa, el 30 de marzo de 1924.
En sus ratos libres, el padre Margarito Flores siempre estaba leyendo, rezando su
Breviario, preparando sus homilías. Celebraba el Santo Sacrificio lleno de fervor y
contemplación, al igual que la impartición del resto de los Sacramentos. El rezo del
Santo Rosario lo meditaba de rodillas y pasaba un buen intervalo en constante
oración frente al Santísimo Sacramento.
—Me hierve el alma, yo también me voy a dar la vida por Cristo, voy a pedir el
permiso al superior, y también me voy a emprender el vuelo al martirio.
—Si me llego a morir primero, y me toca entrar en la Gloria, pediré un pedacito para
ustedes.
El padre Margarito fue interrogado minuciosamente, con mofa y fuera de toda ética
de autoridad consciente y responsable. Con el fin de percatarse de la verdad de lo
declarado por el guía, a quien también había interrogado, fueron devueltos a
Tulimán en calidad de prisioneros al cuidado de elementos de la tropa.
Semidesnudo y descalzo, atado de las manos con una soga y ésta tirada por una
montura, al trote de ésta se obligó al padre a caminar cinco horas, hasta Tulimán, a
donde llegó con los pies destrozados y llenos de sangre por las piedras, los
accidentes del camino y las plantas espinosas por las que lo obligaron a caminar.
El clérigo tenía que correr para seguirle el paso a la cabalgadura y no ser arrastrado
por ella, todo esto en medio de las burlas e insultos de los mílites. Al llegar al pueblo,
el guía fue dejado en libertad, mientras que el comisario quedó formalmente preso
por el gravísimo delito de auxiliar a un ministro de Dios.
El padre Margarito compareció ante el general Manzo para que éste decidiera qué
se haría con él. Sin mostrar mayor interés por el tema, el miliciano dispuso la
ejecución inmediata del reo, quien aguardó su destino de pie en el corredor. En el
lugar donde estuvo se formó un charquillo con la sangre que manaba de sus pies.
Un poco antes de la once de la mañana del 12 de noviembre de 1927, el capitán
ordenó a un teniente que a las once en punto le diera el gusto de oír la descarga de
la ejecución. El paredón sería en el puente, pero el presbítero pidió, como gracia,
que le dieran muerte detrás de la capilla, en la esquina posterior del templo. El
teniente fue al lugar en donde se encontraba el padre para conducirlo al sitio
señalado para fusilarlo. A su paso, en el trayecto de un corredor, estaba el
comisario. Con breves palabras el padre lo alentó en los siguientes términos:
Una vez dicho esto, se formó el cuadro de fusilamiento. El presbítero no quiso que
le vendaran los ojos. Abrió los brazos en cruz y alzó la mirada al cielo. Los soldados
abrieron fuego en seguida. Las balas le destrozaron la cabeza. El mártir cayó sin
vida al suelo. Tenía apenas 28 años.
El señor Cruz Pineda fue llevado a Tepetlapa, Guerrero, y pasado por las armas.
Aquí se repitió el caso de un cristiano que murió por proteger a un sacerdote.
El cadáver del sacerdote mártir quedó insepulto durante varias horas, hasta que dos
mismos verdugos lo tomaron por los pies y lo llevaron a rastras al cementerio y lo
echaron en una fosa previamente cavada por otros militares. Encima aventaron la
sotana, que le habían quitado anteriormente, y cubrieron la sepultura, hecha casi a
flor de tierra. Los soldados no permitieron al pueblo asistir al sepelio.
Ocho meses más tarde, aunque las circunstancias estaban todavía difíciles y no se
podía actuar con mucha libertad, la Sra. Emilia Peralta, con mucha discreción y
contando con la ayuda de los señores Nieves, Juan y Cirilo Chávez, Marcelino y
Rafael Jiménez, Calixto Navarrete y Emigdio Ortiz, determinaron hacer una caja
para colocar en ella los restos del Padre Margarito y trasladarlo al interior del templo
parroquial para sepultarlo en el presbiterio, al lado del Evangelio (lado izquierdo).
Al exhumar los restos del Padre Margarito en el Panteón de Tulimán, con gran
cuidado removieron la tierra y a escasos 80 centímetros encontraron el cuerpo
incorrupto; pese al tiempo que había transcurrido desde su muerte, su sangre fluía
con frescura, como lo afirman varios testimonios. Cuentan además que, en ese año
de 1928, la sequía se había manifestado en el poblado de Tulimán, pero al terminar
la inhumación comenzó a llover fuertemente, regularizándose el temporal de lluvias
en el pueblo y sus contornos.
Los restos del Santo Mártir permanecen en la capilla de Nuestro Señor de Ojeda,
en Taxco, Guerrero.
Fuentes consultadas:
Flores Rivas, J. (19 de junio de 2010). San Margarito Flores García. 1. Antecedentes
de un Santo taxqueño. Efemerides Acapulcanae. Recuperado el 3 de junio de 2018
de http://ephemeridesacapulcanae.blogspot.com/2010/06/san-margarito-flores-
garcia-1.html
Flores Rivas, J. (19 de junio de 2010). San Margarito Flores García. 2. La infancia
de un Santo taxqueño. Efemerides Acapulcanae. Recuperado el 3 de junio de 2018
de http://ephemeridesacapulcanae.blogspot.com/2010/06/san-margarito-flores-
garcia-2-la.html
Flores Rivas, J. (22 de junio de 2010). San Margarito Flores García. 6. Apango y
Tolimán: Pasión y muerte de un Santo taxqueño. Efemerides Acapulcanae.
Recuperado el 3 de junio de 2018 de
http://ephemeridesacapulcanae.blogspot.com/2010/06/san-margarito-flores-garcia-
6-apango-y.html
Híjar Ornelas, T. & Ortega, B. (12 de noviembre de 2017). Margarito Flores García,
el mártir de Tulimán. Arquimedios Guadalajara. Recuperado el 3 de junio de 2018
de http://arquimedios.org.mx/2017/12/16/margarito-flores-garcia-martir-tuliman/
Santuario de los Mártires de Cristo (20 de agosto de 2010). San Margarito Flores
García, Pbro. Recuperado el 3 de junio de 2018 de
http://www.santuariodelosmartiresdecristo.org/wp/santos-martires/san-margarito-
flores-garcia-pbro/
Vidas Santas (12 de noviembre de 2013). San Margarito Flores García, Sacerdote
y Mártir. Recuperado el 3 de junio de 2018 de http://vidas-
santas.blogspot.com/2013/11/san-margarito-flores-garcia-sacerdote-y.html