Bases Físicas en Imagenología
Bases Físicas en Imagenología
Bases Físicas en Imagenología
FACULTAD DE MEDICINA
BASES FÍSICAS
EN
IMAGENOLOGÍA
2012
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Presentación
El 8 de noviembre de 1895, Röntgen descubrió los rayos X y con ellos logró obtener la primera imagen
radiográfica del cuerpo humano, la estructura ósea de la mano de su esposa Berta. Sin embargo, no tuvo ni la
menor idea de la vertiginosa carrera que se empezaba por lograr imágenes diagnósticas por otros
procedimientos. Luego apareció la Ecografía médica que fue producto del antiguo sonar perfeccionado y en la
era de los ordenadores, la Tomografía computarizada con el clásico tubo de rayos X y los detectores, y,
posteriormente, la Resonancia magnética que es el uso de los campos magnéticos en la producción de
imágenes médicas. Sin embargo, estos instrumentos de apoyo al diagnóstico médico continúan estudiando el
cuerpo humano en su aspecto estructural, los otros instrumentos por los cuales se logran estudios dinámicos
mayormente están en el campo de la investigación por sus altos costos.
“La vida actual se vuelve cada día más compleja y, naturalmente, la medicina no es una excepción. La
radiología es una de las ramas médicas más tecnificada, por lo que no debe sorprender que su complejidad
supere a la de otras disciplinas. Por esta razón, el médico no especialista en radiología se siente hoy perplejo
ante el amplio abanico de posibilidades que le ofrece el diagnóstico por la imagen, y la mayoría de las veces no
sabe con qué carta quedarse”.
El presente trabajo es un sencillo manual que compendia algunos de los procedimientos de imágenes
diagnósticas actuales, pero, sobre todo, el necesario fundamento teórico de cómo se logran tales datos que
sirven de insumo para el diagnóstico por la imagen. Texto base para esta obra ha sido el Tratado de
Diagnóstico por Imagen, en cinco tomos, del Dr. César S. Pedrosa, los demás libros y revistas que se
referencian en la sección de fuentes bibliográficas sirven para ilustrar la versatilidad en el uso clínico de los
procedimientos expuestos.
Presentado de manera concisa, proporcionará al estudiante de medicina una base para entender cómo se
consiguen estas imágenes de excelente calidad, dada la alta resolución lograda y la considerable reducción del
ruido. La idea es tener el tema sintetizado, elemental y de uso con lenguaje médico, al menos para tener una
idea de su aplicación en el campo profesional.
Como es de rigor hemos empezado con la exposición de las imágenes obtenidas con el uso de los rayos X,
para continuar en la secuencia, con el ultrasonido diagnóstico o Ecografía médica, la Tomografía computarizada
y la Resonancia magnética. Estos procedimientos que en sus indicaciones tienen un lugar particular, en muchos
casos unos de otros tienen una utilidad siempre actual, no sólo por el costo económico sino por la misma
indicación clínica.
Finalmente, quisiera aprovechar la oportunidad para rendir tributo a quien fuera mi maestro y mentor en la
especialidad de Radiología, Dr. José Alberto Gutiérrez Urbina (†) Radiólogo de la Universidad Nacional de
Trujillo y gestor de la Sociedad Radiológica del Norte; de igual manera, para el siempre recordado maestro y
amigo, Dr. Germán Urquizo Alfaro (†) de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
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ÍNDICE DE LOS CAPÍTULOS
CAPÍTULO I Rayos X 4
1.1 Antecedentes históricos 4
1.2 Ubicación de los rayos X en el espectro electromagnético 5
1.3 Producción de los rayos X 6
1.4 Propiedades principales de los rayos X 8
1.5 Formación y registro de la imagen radiográfica y
Sus factores (densidad, contraste y detalle) 13
1.6 Efectos biológicos de los rayos X 19
1.7 Principios de protección radiológica 22
CAPÍTULO II Ultrasonidos 28
2.1 introducción 28
2.2 Principios físicos de la acústica 28
2.3 Generación del haz de ultrasonido 32
2.4 Modalidades de aplicación clínica 34
2.5 Efectos biológicos del los ultrasonidos 37
2.6 Indicaciones de los ultrasonidos 37
Fuentes bibliográficas 71
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BASES FÍSICAS EN IMAGENOLOGÍA
CAPÍTULO I
RAYOS X
El 8 de noviembre de 1895, el Profesor Wilhelm Conrad Röntgen (1845- 1923), descubrió una nueva clase de
radiación, a la que llamó “rayos X”. Estando experimentando el comportamient o de los rayos catódicos –
pruebas que por aquel entonces estaban muy en boga – en los tubos Hittorf-Geissler-Crookes (ampollas de
vidrio en cuyo interior se había hecho un alto vacío), en una habitación oscurecida, pudo demostrar la presencia
de luz a una distancia considerable, donde estaba una pantalla de platinocianuro de bario, y la relacionó con la
descarga del tubo. Su mérito consistió en reconocer que la fluorescencia observada no podía deberse a rayos
catódicos por estar demasiado lejos y en tratar de encontrar una explicación razonando que había ciertos rayos
emanados del tubo de vacío, completamente diferentes. Trabajó durante todo el mes de diciembre tratando de
conocer la penetración del haz a través del aire y de varios materiales, y demostró la imagen de la mano de su
mujer en una exposición de 15 minutos (Fig. 1.1).
El 28 de diciembre de 1895 hizo en Würzburg el primer anuncio de esta radiación en un artículo titulado: “De
una nueva clase de radiación”. Su presentación de los hechos fue tan convincente que no dejó duda alguna al
respecto a que se había descubierto una nueva clase de radiación. Además Röntgen ya había investigado –
como después hizo saber – las propiedades más importantes de esta nueva radiación.
Los rayos X se producen siempre que los electrones chocan con velocidad muy alta contra una materia, siendo
frenados repentinamente. Los rayos X emitidos de este modo se conocen como radiación de frenado. La mayor
parte, con mucho el 99%, de la energía cinética de los electrones se convierten, mediante colisiones, en
energía térmica (calor) de la materia bombardeada por esos electrones. De manera que en la teoría atómica, la
radiación X es un fenómeno orbital, en la capa electrónica alrededor del núcleo; el fotón que se produce ocurre
por el choque de un electrón contra la órbita de cualquier átomo. Es un fenómeno cuántico en el que el electrón
no logra desplazar las órbitas y se desvía.
Aunque todos los electrones chocasen con el material del ánodo exactamente con la misma velocidad, la
transferencia de energía de los electrones individuales seguiría siendo diferente y, como consecuencia, los
fotones creados también tendrían distintas energías. Tal es la explicación de que la radiación de frenado conste
siempre de radiación X de muy diferentes longitudes de onda, que en conjunto forman un espectro continuo.
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1.2 UBICACIÓN DE LOS RAYOS X EN EL ESPECTRO ELECTROMAGNÉTICO
Los rayos X forman parte del espectro electromagnético (Tabla N° 1.1) y se propagan en línea recta, como la
luz. Los rayos X se desplazan con la velocidad de la luz; pero no hay medio de doblarlos o interrumpirlos, como
se hace con ésta, y, como consecuencia, su dirección no puede alterarse. Es imposible la concentración o la
desviación de los rayos X mediante lentes o espejos, al modo como se hace con la luz.
Longitud de
1011 - 109 107 105 400 - 700 101 10-1 - 10-3 10-5
onda (nm)
Frecuencia 106 - 108 1010 1012 1014 1016 1018 - 1020 1022
(Hz)
Generalmente, la radiación electromagnética se clasifica por la longitud de onda: ondas de radio, microondas,
infrarroja y región visible, que percibimos como luz, rayos ultravioleta, rayos X y rayos gamma. El
comportamiento de la radiación electromagnética depende de su longitud de onda. Las frecuencias más altas
tienen longitudes de onda más cortas, y las frecuencias inferiores tienen longitudes de onda más largas.
Cuando la radiación electromagnética interacciona con átomos y moléculas, su comportamiento depende de la
cantidad de energía por cuanto que transporta. La longitud de onda promedio de los Rayos X es de 1 Angstrom.
A menor longitud de onda mayor energía. La frecuencia es directamente proporcional a la energía.
Es muy importante para la radiografía que los distintos colores del espectro difieran también en su acción. El ojo
humano es más sensible a la parte verde amarillenta del espectro y las emulsiones usadas en Radiología lo son
a la parte inferior de éste (azul-violeta). Sabemos que la luz visible para nosotros es sólo una parte ínfima de la
radiación emitida por las fuentes radiantes. La luz visible va entre 400 – 700 nm.
Los fotones emitidos por una fuente de radiación son paquetes (cantidades o cuantos) de energía. Estos
fotones o cuantos pueden suponerse como paquetes de energía que, por estar inseparablemente ligadas masa
y energía, tienen una masa determinada. Los cuantos de rayos X, por su parte, también se comportan como
partículas mecánicas ordinarias. El concepto de que los rayos X son ondas electromagnéticas puede
combinarse con la teoría cuántica si se consideran trayectos a lo largo de los cuales se desplazan los cuantos.
Las dos teorías son válidas en sí y al mismo tiempo se complementan a la hora de explicar los fenómenos
causados por los rayos X y la interacción entre masa y energía.
La longitud de onda de los rayos x depende directamente de la tensión con que se ha producido esa radiación.
Por eso es habitual caracterizar los rayos X por la tensión, que es la medida más importante de la energía de la
radiación. Los fotones de la luz son mucho menores que los de los rayos X, los cuales a su vez son mucho
menores que los de la radiación cósmica. Una demostración de la energía de los fotones se tiene, por ejemplo,
en su poder de penetración: los de la radiación gamma y los de la cósmica tienen una penetración muy alta.
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1.3 PRODUCCIÓN DE LOS RAYOS X
Es preciso disponer de los siguientes aparatos: 1. Un tubo de rayos X. 2. Un aparato para transformar la
corriente normal en corriente de alta tensión. 3. Un tablero de mandos.
Los tubos de rayos X (Fig. 1.2) que se utilizan en la actualidad son lámparas o tubos de tipo Coolidge. Forman
parte de las lámparas electrónicas o catódicas más simples. Su fundamento de utilización se basa en el efecto
Edison: en el vacío, un polo llevado a una elevadísima temperatura emite electrones libres. Este polo es
siempre negativo y se denomina cátodo.
Este cátodo, al ponerse incandescente, es envuelto en una nube de electrones. A una temperatura determinada
se produce un equilibrio entre los electrones liberados y aquellos que son rechazados en el electrodo. La
cantidad de electrones liberados es directamente proporcional a la temperatura del cátodo. Si ahora se
establece una diferencia de potencial entre ambos electrodos, los electrones serán atraídos por el polo positivo
o ánodo: se establece así una corriente de electrones, que viene a bombardear el anticátodo.
Estos electrones están provistos de una velocidad considerable, que es directamente proporcional a la
diferencia de potencial entre el cátodo y el ánodo. Este hace a la vez función de anticátodo y de ánodo. A estas
corrientes de electrones se las denomina rayos catódicos. Si encuentran un obstáculo en su trayecto, la energía
de este bombardeo de electrones no es destruida sino transformada, en su mayor parte en calor, y, en una
parte más pequeña, en rayos X.
Los ánodos están fabricados de un metal con punto de fusión elevado, tal como el tungsteno o wolframio, o
incluso el rhenium. El tungsteno es escogido como blanco porque tiene un elevado número atómico (z=74)
facilitando la producción de rayos X y una alta temperatura de fusión (3350°C) para resistir el bombardeo.
De lo expuesto resulta que hay que disponer de transformadores de la corriente eléctrica. Un transformador
para la alta tensión, que permita elevar el voltaje normal (220 v) hasta un rango que pueda variar entre 40 y 120
Kv. Esta corriente tiene una intensidad débil, que se expresa en miliamperios (2 a 1000 mA). Un transformador
para la baja tensión, a fin de alimentar el filamento del cátodo (12 a 15 v, con aproximadamente 4 A).
La corriente de alta tensión, proporcionada por el transformador, es una corriente alterna, por tanto, una
corriente dirigida en dos sentidos; su empleo daría lugar, al mismo tiempo, a una emisión de rayos X por el
cátodo, lo que deterioraría rápidamente el tubo. Para alimentar una lámpara de rayos X, se precisa una
corriente cuya polaridad no cambie. Es forzoso, pues, o bien eliminar una de las fases, o bien rectificar una
fase, de forma que se obtenga una corriente de dirección única.
Desde que Coolidge en 1913 describió el tubo de rayos X de filamento caliente prácticamente ha permanecido
sin modificaciones. La más importante es la incorporación del ánodo giratorio frente al ánodo fijo, lo que ha
aumentado significativamente la vida útil del tubo de rayos X. En radiodiagnóstico, todos los tubos de rayos X
empleados en la actualidad son de ánodo giratorio.
El filamento o cátodo suele ser una pequeña bobina o muelle de wolframio, material elegido por sus buenas
propiedades desde el punto de vista de emisión termoiónica (Efecto Edison), y punto de fusión elevado. Estas
propiedades alargan la vida útil del tubo.
La mayoría de los tubos de diagnóstico suelen tener dos filamentos de diferente tamaño, uno para foco fino y el
otro para foco grueso. Esto permite trabajar buscando un compromiso entre el tamaño mínimo del foco -mejor
resolución-, y una mayor disipación de potencia -tiempo de disparo menor-.
El tungsteno es el material anódico más común. La parte del ánodo en que incide el haz electrónico se llama
foco. Por consiguiente, el foco es el punto en que se produce la radiación X y desde el cual diverge en todas
direcciones. El verdadero foco es una pequeña placa rectangular de tungsteno fusionada dentro del extremo
biselado de una gran barra de cobre, con una angulación del foco de unos 20 grados. Esta angulación afecta el
tamaño del punto focal efectivo (foco electrónico). La barra de cobre disipa el calor proveniente del foco.
El área de corte transversal en el sitio de origen de los rayos se llama “tamaño del punto focal efectivo” y por lo
habitual alcanza límites de 0.5 mm a 2 mm, si bien ahora se fabrican algunos tubos especiales con tamaños de
punto focal efectivo de 0.12mm, útiles para técnicas de magnificación.
El tamaño del punto focal efectivo es responsable del detalle de la imagen producida. La relación es inversa:
cuanto menor es dicho punto, mejor es el detalle, puesto que hay menor “efecto de sombra” (penumbra)
alrededor de la imagen.
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1.4 PROPIEDADES PRINCIPALES DE LOS RAYOS X:
Las propiedades que confieren a los rayos X su gran valor en la Radiología de diagnóstico y la radioterapia son
las siguientes:
3. Producen un efecto en las emulsiones fotográficas, por el cual aparece un ennegrecimiento tras el revelado
(efecto fotográfico).
Poder penetrante: El gran poder penetrante de los rayos X puede expresarse de otra manera. Puede decirse
también que la intensidad de un haz de rayos X queda atenuada relativamente poco al atravesar la materia,
todos los materiales son más o menos permeables a los rayos X, a diferencia de la radiación corpuscular.
La atenuación de la radiación X (poder de absorción) en un cuerpo (Fig. 1.4) depende de varios factores:
- Naturaleza de la sustancia, o sea su número atómico (Z) (por unidad de peso). Podría decirse que cuanto
más pesados son los átomos, mayor es la atenuación. En el caso de los rayos X no importa en qué clase de
mezcla o compuesto estén presentes los átomos, ni tampoco que las sustancias sean duras, blandas,
líquidas o gaseosas. Su atenuación está determinada únicamente por la naturaleza y número de los
átomos, y no por su composición química o su estado físico.
No es el peso atómico, sino el número atómico (Z= número de electrones), quien determina la atenuación.
Las sustancias que integran el cuerpo humano están compuestas de hidrógeno (H, Z= 1), carbono (C, Z=6),
nitrógeno (N, Z=7) y oxígeno (O, Z=8). El sistema óseo por su parte consta de calcio (Ca, Z=20) en su
mayor parte. La atenuación de la radiación X es proporcional al cubo del número atómico por gramo de
materia, si consideramos exclusivamente la absorción fotoeléctrica. Un gramo de calcio absorbe 203 = 8000
veces más que uno de hidrógeno.
- Densidad del material que hay que atravesar (con igual volumen y número atómico), es decir la atenuación
es proporcional a la densidad del material. Entiéndase por densidad la masa de 1 cm3 de una materia,
expresada en gramos. Cuanto mayor es el número de átomos por unidad de volumen, con igual número
atómico (es decir, cuanto mayor sea la densidad), más alta será la atenuación, porque la relación es de
proporcionalidad directa. Cuanto más compacto más difícil de atravesar.
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- Espesor del medio. Cuanto mayor sea la capa que los rayos X han de atravesar, más fuerte será la
atenuación a que estarán sometidos en ella.
- Dureza, longitud de onda de la radiación. Al ser más blandos los rayos (es decir, mayor longitud de onda), su
atenuación es mayor. Con rayos más duros (menor longitud de onda), la atenuación es menor y penetran
más en la materia. La penetración depende de la longitud de onda: la atenuación es proporcional al cubo de
la longitud de onda.
Efecto luminiscente: Varias sustancias, tales como el sulfuro de cinc, el volframato de calcio, el yoduro de
cesio y el platinocianuro de bario, emiten luz al ser bombardeadas por radiación X o electrones rápidos,
fenómeno que conoce con el nombre de fluorescencia. Algunas de esas sustancias siguen emitiendo luz
durante un cierto tiempo después de haber cesado el bombardeo de fotones o electrones, fenómeno llamado
fosforescencia. Estos dos fenómenos quedan englobados bajo el concepto de luminiscencia. Es precisamente
la propiedad luminiscente de esas sustancias la que permite que nuestro ojo vea las, para nosotros, invisibles
radiaciones X. Pero no todas las sustancias luminiscentes emiten luz de longitudes de onda a las que es
sensible nuestra vista. La distribución espectral de la luz emitida también varía entre los distintos materiales.
La luminiscencia puede expresarse como sigue: Hay varios minerales de forma cristalina que no emiten luz en
circunstancias normales (sulfuro de cinc, volframato de calcio, etc.). En estas sustancias un cuanto de rayos X
puede sufrir absorción fotoeléctrica o dispersión Compton, siendo extraído un electrón (fotoelectrón o electrón
de retroceso) de un átomo de una de las moléculas. El hueco dejado por ese electrón se rellena con otro,
procedente de una de las órbitas exteriores, lo que coincide con la emisión de otro fotón de rayos X (radiación
secundaria), el cual a su vez es absorbido o dispersado y produce otro electrón rápido, y así sucesivamente.
Los electrones generados de esta manera se mueven con una gran energía y, por tanto, alta velocidad, por el
cristal, dejando tras de sí una pista (o trayectoria) de ionización, ya que chocan rápidamente con electrones de
otros átomos, los cuales a su vez son arrancados de sus órbitas y lanzados por el cristal. La calma se recupera
cuando los electrones móviles se recombinan en las órbitas en que hay huecos y cuando ocurre esto se
produce la emisión de un fotón de luz. Esta recombinación está promovida por átomos extraños (introducidos
deliberadamente) o fallas (presentes de modo permanente) de la estructura cristalina.
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Efecto fotográfico: Lo mismo que los rayos luminosos,
los X pueden actuar sobre una emulsión fotográfica de
tal modo que después del revelado y el fijado
(procedimiento normal fotográfico) aparezca un
ennegrecimiento. Las emulsiones fotográficas contienen
bromuro de plata. Al absorber energía se produce un
cambio químico “latente” (imagen latente) que tras el
revelado se convierte en imagen visible. En las zonas
irradiadas se deposita plata metálica, que es la que
produce el ennegrecimiento. Cuanto mayor sea el efecto
de la radiación, más fuerte será el ennegrecimiento. El
bromuro de plata sin irradiar se elimina en el fijador, con
lo que las zonas correspondientes quedan completamente claras, o sea, transparentes (Fig. 1.6).
Entre la acción de los rayos X y los luminosos sobre una emulsión fotográfica sólo hay una diferencia
cuantitativa. En la capa de emulsión que contiene iones Ag+ y Br- se absorbe un fotón de luz o un cuanto de
rayos X. por el proceso de absorción de los cuantos de rayos X y los fotones de luz, hay electrones que son
extraídos de sus órbitas (por absorción fotoeléctrica), con lo que los granos de BrAg se convierten en un estado
tal que pueden liberar átomos de Ag en forma de plata metálica. Este fenómeno aparece como un
ennegrecimiento.
Efecto ionizante: Entendemos por ionización la separación de electrones de los átomos o de las moléculas. El
resultado de la ionización es siempre, por una parte, electrones libres, cargados negativamente, y, por otra,
iones cargados positivamente. El movimiento de electrones e iones significa traslación de una carga eléctrica y,
por tanto, una corriente eléctrica (Fig. 1.7).
- Demostración de la ionización. Un gas o mezcla de ellos, tal como el aire, consta de moléculas que se
desplazan libremente en el espacio. Este es aislante desde el punto de vista de la electricidad, es decir, no deja
pasar la corriente eléctrica. Las moléculas carecen de carga eléctrica: son neutras en condiciones normales. Si
se conecta un condensador, cuyas placas estén separadas por aire, a un circuito serie en que haya una fuente
de corriente continua (por ejemplo, una batería) y un galvanómetro, no se registrará lectura alguna en éste. Las
moléculas de gas neutro que hay entre las placas del condensador no presentan tendencia a desplazarse hacia
el borne positivo o el negativo. Si el aire se irradia con rayos X, el galvanómetro marcará una lectura, lo que
significa que el aire ha conducido electricidad. Esto es posible gracias a la ionización de las moléculas: el aire
se ha hecho conductor.
La ionización se produce como sigue: algunos de los fotones de rayos X producen un efecto fotoeléctrico o
dispersión Compton en el gas. En los dos procesos se emite un electrón desde el átomo, lo que equivale a una
ionización. Con ello, la sustancia neutra se divide en iones positivos y negativos y electrones. El fotoelectrón
primario y el electrón de recuperación pueden tener una energía suficiente para hacer eso mismo: liberar otro
electrón de otro átomo (electrón secundario) que, si también tiene energía bastante, podría generar un electrón
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terciario, y así sucesivamente. La ionización ulterior no sólo se debe a los fotoelectrones y electrones de
retroceso que tengan bastante velocidad, sino incluso a los fotones de rayos X recientemente creados y que
tienen menos energía (dispersión), producidos por efecto Compton. Estos no difieren en esencia de la radiación
primaria X y también pueden liberar electrones secundarios, terciarios, etc.
- Unidad de exposición, el Röntgen (R). Se utiliza mucho la ionización de los gases para determinar la cantidad
y calidad de la radiación en Radiología. Para la medida de la radiación X se toma como base la ionización
producida en el aire por esa radiación, y no la medida de la energía. Por eso se emplea el vocablo exposición,
para el cual puede darse la siguiente definición simplificada: Entiéndase por exposición de un volumen pequeño
dado de aire la de carga total en todos los iones de un signo, formados por todos los electrones liberados por
los fotones en ese volumen, suponiendo que realizan todo su recorrido en el aire, dividida por la masa de dicho
volumen de aire. Por eso puede decirse que la exposición es una carga dividida por una masa. La unidad de
exposición es el roentgen (R), igual a 2.58x10-4 C/kg, el mismo que ya no se usa en el sistema de unidades SI,
en el que ha sido sustituido por culombio por kilo (1 C/kg = 3.876 R).
- Roentgen y Rad. Una unidad médicamente útil, que expresase la cantidad de energía de rayos X absorbida,
resulta conveniente. La cantidad de energía de rayos X absorbida por gramo de tejido (músculo, hueso, etc.) es
aproximadamente proporcional al efecto biológico. El Comité Internacional de Unidades Radiológicas ha elegido
la expresión dosis absorbida para esta dosis médica. Una versión simplificada de la definición es la que sigue:
Entiéndase por dosis absorbida en un área de tejido determinada la cantidad de energía aplicada a la materia
por partículas ionizantes, dividida por la masa de la materia en esa área. Por eso, la dosis absorbida es igual a
energía dividida por masa. La unidad de dosis absorbida es el rad (1 rad = 0.01 J/kg), aunque la nueva medida
adoptada en el sistema de medidas SI, es el gray (símbolo Gy), 1 Gy = 1 J/kg, con lo que 1 Gy corresponde a
100 rad.
En la práctica no se puede medir la dosis absorbida, pero se deduce de la exposición. Por eso la relación entre
R y rad es muy importante. Un R produce una carga iónica total de cualquier signo, que alcanza a 2.58 x10-10 C,
en un gramo de aire. Como es conocida la carga de cada ión (1.6 x10 -19 C), se puede calcular simplemente
cuantos pares iónicos (1 par iónico = 1 ión positivo y 1 ión negativo) se producen con 1 R por mg de aire. Para
la formación de un par iónico en aire se necesita una energía de 33 electrovoltios (eV) en promedio. Con ayuda
de este valor se puede hallar entonces cuánta energía emite la radiación ionizante por R por mg de aire. El
resultado es 0.87x10-8 J por mg de aire, o sea, 0.87x10-2 J por mg de aire por R.
- Dosis equivalente (H) Es el producto de D,Q y N en el punto de interés de un tejido, siendo la D la dosis
absorbida. Q el factor de calidad y N el producto de todos los demás factores modificativos:
H= DQN
Se asigna a N el valor 1
Unidad: J.Kg-1
***
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Efecto biológico: No hay nada que pueda considerarse como supersensibilidad biológica, ni insensibilidad, a
los rayos X. En este terreno, los rayos X difieren, por ejemplo, de la radiación ultravioleta, a la que los distintos
individuos muestran una gran diferencia de sensibilidad.
Los rayos X en los seres vivos inhiben el crecimiento, destruyen los tejidos y causan inflamación. De manera
que la acción de los rayos X es dañina. Cuando se aprovecha el efecto biológico de los rayos X para
radioterapia, es porque con ellos podemos dañar las células enfermas en mayor medida que las sanas. De ese
modo podemos influir entre las células enfermas y las sanas, dándoles ventaja a estas últimas.
Una radiación sólo puede ser biológicamente eficaz cuando ha sido absorbida por el tejido. Es lógico que la
radiación que atraviesa un cuerpo sin ser absorbida por él, y por tanto deja ese cuerpo sin haber sido atenuada,
no pueda ejercer en él ningún efecto biológico.
La forma más sencilla de transformación de energía que se puede producir en un cuerpo es la generación de
calor. Otros, llamados efectos específicos de la radiación, tales como cambios eléctricos y químicos en los
tejidos están producidos por determinados tipos de radiaciones. En el caso de la radiación X y gamma (por
ejemplo, con radio), que es de una energía mucho mayor y capaz de atravesar átomos, nos enfrentamos
principalmente a la emisión de electrones. Estos (bien sean fotoelectrones o los debidos al efecto Compton)
pueden liberar otros electrones secundarios, terciarios, etc. de acuerdo con la energía que posean. La cantidad
y el tipo de los procesos químicos que se producirán dependen de las circunstancias químicas y de la energía
necesaria. En la región de los rayos X del espectro electromagnético no nos enfrentamos directamente con el
efecto térmico propiamente dicho que se produce por la absorción de energía (como sucede en el caso de los
rayos infrarrojos), sino con la emisión electrónica por ellos causada, llamada procesos radioquímicos. Hay
varias teorías referente al efecto biológico de la radiación, pero sólo mencionaremos una de ellas: la teoría del
impacto directo, según la cual se necesita una cierta cantidad de “impactos directos” (originados por ionización)
para producir un daño. Se considera un impacto directo como efecto combinado de un grupo de iones. Por
consiguiente, la probabilidad de que se produzca un efecto biológico en una célula depende de la que sea
alcanzada directamente. Los radicales químicos OH y O2H que podrían producirse, serían, lo mismo que el O3
(ozono), muy activos. Los resultados de cálculos basados en la teoría de las probabilidades parecen estar muy
de acuerdo con los experimentales.
El efecto nocivo de la radiación X sólo se percibe en la mayoría de los casos tras un periodo de tiempo latente
más o menos largo. El efecto biológico de la radiación x se divide en dos clases: somático y genético.
Efecto somático.- Las consecuencias de la irradiación pueden manifestarse en un individuo por pigmentación de
la piel, cese del funcionamiento de las glándulas sudoríparas, formación de cataratas, úlceras de rayos X o
incluso carcinomas de radiación, por ejemplo. También puede haber cambios en la sangre, concretamente en
los órganos hematopoyéticos, produciendo hematopatías diversas: leucemias. Las gónadas también pueden
quedar afectadas somáticamente por dosis altas de radiación X, ocasionando esterilidad. En este caso, los
cambios no se traspasan a generaciones futuras y se limitan a un daño somático.
Efecto genético.- El efecto genético de los rayos X en las gónadas puede transmitirse (latente) de generación
en generación, antes de aparecer. La manifestación surge cuando la mutación es suficientemente grave o
cuando, bien en la misma generación, bien en otra ulterior, ocurren otros cambios adicionales en los núcleos
celulares de las gónadas que producen una acumulación de factores desfavorables. Precisamente este efecto
acumulativo de daños en los núcleos de la célula gonádica en una o más generaciones fue la que llamó la
atención hacia el efecto genético de la radiación ionizante, llevando a una mejor comprensión de los efectos de
la radiación, así como a la protección contra ella.
Mientras que los efectos biológicos de las radiaciones ionizantes X, gamma y otras se aprovechan en
radioterapia, resultan indeseables, pero inevitables, en el Radiodiagnóstico. Por eso, en el Departamento de
Radiología hay que ser conscientes de los efectos biológicos de los rayos X y llevar a cabo los exámenes
radiográficos con las exposiciones más pequeñas posibles (baja dosis para el paciente), a la vez que se
proporciona una protección suficiente para todos los que trabajan en ese Departamento.
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1.5 FORMACIÓN Y REGISTRO DE LA IMAGEN RADIOGRÁFICA Y SUS FACTORES
(DENSIDAD, CONTRASTE Y DETALLE).
La imagen radiográfica puede obtenerse de manera directa o indirecta por la acción de los rayos X sobre una
película radiográfica, la pantalla de un intensificador de imagen o los equipos de radiología digital.
Las imágenes radiográficas pueden clasificarse en dos grandes grupos con características muy diferenciadas:
las imágenes analógicas y las imágenes digitales.
Imagen analógica.- se denomina así por ser una representación análoga de la estructura que se quiere
estudiar. La imagen analógica es bidimensional y está formada por una variedad de densidades fotográficas
debidas a que cada punto anatómico radiado producirá diferentes atenuaciones en el haz de radiación
incidente, dando lugar así a una variedad de intensidad energética en el haz emergente, lo cual provocará
diferentes densidades radiográficas en las imágenes que se corresponden de manera análoga a la realidad
representada.
Una imagen radiográfica analógica o convencional corresponde a una distribución continua de matices de gris,
en la cual las interfaces anatómicas son las que producen la visualización de los detalles anatómicos.
- La radiografía directa. Se obtiene por el efecto fotográfico de los rayos X sobre una emulsión fotográfica.
- La radiografía con pantallas. La información del haz emergente es reforzada con la ayuda de pantallas
luminiscentes intensificadoras.
- Intensificadores de imagen. Captadas del haz emergente por una pantalla luminiscente y reproducidas en
un monitor.
Imagen digital.- El ingeniero inglés Hounsfield fue quien primero utilizó un ordenador para obtener una imagen
digital. Y esta consiste en transformar la radiación
que atraviesa el cuerpo del paciente en una imagen
digitalizada, es decir, numérica; lo que se consigue
por medio de un tratamiento informático.
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Métodos de la formación de la imagen y leyes de la proyección
La propiedad más importante de los rayos X, sin la cual no podrían utilizarse para fines de diagnóstico, es la de
atravesar la materia en mayor o menor proporción, desde la transmisión completa de la radiación hasta la
impenetrabilidad total. Esta diferente graduación se debe al poder penetrante de los rayos X, que
aprovechamos para obtener una impresión visual de la constitución interna del cuerpo humano, basándonos en
que sus distintas partes difieren en la cantidad de radiación que absorben. Las diferencias en los grados de
atenuación son de esperar de un modo lógico, debido a las diferencias de densidad y de composición atómica
de los varios tejidos así como del espesor de las capas que los rayos han de atravesar.
La imagen latente es aquella que queda en la película radiográfica tras ser expuesta a los rayos X. No es visible
hasta que sea procesada mediante el revelado.
Se produce de la siguiente manera, según la teoría de Gurney- Mott: la energía de la radiación emergente que
sale del paciente y llega a la placa radiográfica es absorbida en gran parte por los cristales de halogenuro de
plata de la emulsión que sufren múltiples fenómenos fotoeléctricos. Los cambios en las uniones químicas de los
halogenuros de plata no son visibles a simple vista.
Antes de interaccionar con los fotones los átomos de halogenuro de plata están unidos de forma iónica
formando un cristal. La plata forma un ión positivo y el bromo y el yodo iones negativos al captar electrones de
la plata. En la superficie del cristal predominan los átomos de bromo y yodo. El cristal, neutro en su conjunto,
tiene una carga superficial negativa que se completa con los iones de plata del interior. Las partículas sensibles
se distribuyen en la superficie. Al llegar la radiación X hasta la placa radiográfica, provoca la concentración del
bromuro de plata en las zonas donde incide.
En este caso la imagen se hace visible aprovechando de las siguientes propiedades de los rayos X:
a) Su facultad de hacer que algunas sustancias produzcan luminiscencia. Esta propiedad se utiliza en
fluoroscopia, radiografía con pantallas
intensificadoras y fotoflurografía.
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En el intensificador de imagen las imágenes fluoroscópicas del objeto que aparecen en la pantalla primaria del
intensificador se refuerzan y se reproducen en forma reducida en la pantalla secundaria (Fig. 1.10).
En la práctica médica el objetivo de una imagen radiográfica es lograr una imagen diagnóstica, es decir, aportar
información para lograr el diagnóstico clínico. En tal medida, se debe procurar que la imagen sea lo más nítida y
exacta posible y que posea un máximo de contraste con la densidad adecuada.
El hueso absorbe más rayos X que los músculos, estos más que la grasa, y la grasa más que el aire. Por otra
parte, los tejidos enfermos absorben los rayos X de manera diferente que los huesos y tejidos blandos
normales. A mayor absorción y, por tanto, menor será su ennegrecimiento.
Las moléculas formadas por elementos de números atómicos alto, como el hueso y los productos de contraste,
actúan como pantallas frente a los rayos X, impidiéndoles en mayor o menor grado alcanzar la película
radiográfica. La consecuencia es que esta última se altera muy poco o nada y radiográficamente aparece más o
menos blanca (radiopaca).
Las cinco densidades radiológicas básicas apreciables en la pantalla fluoroscópica o en la película radiográfica
en orden creciente de capacidad de absorción o densidad son:
- La densidad aire producida por los gases aparece en la película como muy radiotransparente (negro).
- La densidad grasa, originada por el tejido adiposo, se presenta como moderadamente radiotransparente.
- La densidad agua, proporcionada por tejidos blandos, los músculos, la sangre, la bilis, las vísceras y los
cartílagos, se visualiza como una tonalidad intermedia.
- La densidad hueso, originada por los huesos, los dientes y las sales cálcicas, radiológicamente se aprecia
como moderadamente radiopaca.
- Por último, la densidad metal, causada por los contrastes artificiales positivos como el bario y el yodo, y las
prótesis, se observa muy radiopaca (blanca) en la película.
Todo lo que se ve en las imágenes producidas por los rayos X son interfases entre estructuras de diferentes
densidades. La interfase es lo que permite discernir radiológicamente entre los distintos órganos. Dos
estructuras cuya interfase sea paralela al haz de radiación permitirán que la una se distinga de la otra. No se
diferenciarán si el haz es perpendicular a la interfase.
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Con lo hasta aquí expuesto, puede entenderse perfectamente el concepto fundamental en radiodiagnóstico del
signo de la silueta, de aplicación general para todos los órganos y sistemas de la economía, y que se basa en el
principio de que “dos estructuras anatómicas de igual densidad radiológica no definen sus márgenes cuando
están en íntimo contacto y lo hacen cuando no lo están.
b. Contraste: Gama de negros y blancos en la radiografía. El haz de rayos X que emerge de un objeto está
compuesto por los rayos primarios no absorbidos por el objeto y la radiación dispersa procedentes de éste. A
los primarios no absorbidos se les llama remanentes y, como es natural, en esa radiación primaria remanente
existe un contraste de radiación que representaría –de no estar mezclada con los rayos dispersos- una imagen
fiel de radiación –absorción del objeto. Cuanto mayores sean las diferencias de absorción y, por tanto, los
contrastes de radiación, más “clara” será la imagen de radiación (aunque aún invisible para nuestros ojos).
La radiación dispersa se puede controlar mediante colimadores, ejerciendo adecuada compresión entre el
paciente y el chasis, usando filtros en la carcasa del tubo de rayos X, rejilla de dispersión hechas con muchas
tiras muy finas de plomo y están colocadas entre el paciente y la película. La rejilla es el método más útil para
eliminar la radiación dispersa.
Pantallas intensificadoras rápidas originan un contraste bajo, con películas muy sensibles se obtiene un bajo
contraste. Un revelado manual permite trabajar mejor el contraste, el revelado automático no permite
correcciones. En cuanto a la técnica de exposición, una sub-exposición o sobre-exposición entrañan siempre
una pérdida de contraste.
c. Definición radiográfica: El objetivo del radiodiagnóstico es obtener imágenes lo más exactas posibles;
los dos factores que contribuyen a lograr esta exactitud son la nitidez y el tamaño de la imagen. Cuanto más
pequeña sea la fuente de radiación (punto focal) y cuanto más cerca esté el objeto de la película, la imagen
será más definida y exacta. Si el punto focal no es perpendicular al objeto, se produce una ampliación y
deformidad de la imagen, o sea una distorsión. Las cinco reglas fundamentales que rigen la formación de la
imagen son: 1) El punto focal debe ser lo más pequeño posible. 2) La distancia entre el tubo y el objeto debe
ser la mayor posible. A mayor distancia, mejor definición radiográfica y más exactitud en el tamaño de la imagen
con respecto al tamaño real del objeto. 3) La distancia entre el objeto y la película debe ser lo más corta
posible. 4) En general, el rayo central debe ser perpendicular a la película para registrar las estructuras
adyacentes en sus verdaderas relaciones espaciales. 5) El plano de interés debe ser paralelo al plano de la
película.
Visibilidad radiográfica: el Observador.- Al interpretar una imagen radiológica se intenta extraer de ella toda
información útil para el diagnóstico del paciente. Este proceso que constituye el quehacer fundamental del
Radiólogo, se puede dividir en una serie de etapas sucesivas: 1) Percepción visual- detección de posibles
lesiones. 2) Integración psíquica- reconocimiento de los hallazgos como patológicos. 3) Análisis racional-
comparación con la experiencia previa y con la información clínica. 4) Elaboración de un informe.
La mayor parte de las imágenes médicas se analizan mediante transiluminación de la película radiográfica en
un negatoscopio. En ocasiones, las imágenes digitales se visualizan en copias en papel o por tubos de rayos
catódicos (pantallas de ordenador). En general aunque no existan grandes diferencias entre la eficacia
diagnóstica entre unos y otros medios, hoy por hoy, la lectura de imágenes en una estación de trabajo digital es
más lenta, por el tiempo que se emplea en hacer ajustes en la imagen y en pasar de una imagen a otra.
Ya sea ante un negatoscopio o ante una pantalla de ordenador, ahora la cámara que capta la imagen es el ojo
humano. Y, en la lucha por la vida la rapidez (tiempo de reacción) suele ser muy importante y por eso en la
evolución de nuestro sistema visual ha primado la velocidad de decisión, aun a costa de no haber una cobertura
completa de la imagen. Sin embargo, una revisión sistemática de las imágenes e incluso repetir la lectura de
éstas puede incrementar la detección de lesiones.
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Revelado y Fijación
Son procesos indispensables para hacer visible la imagen de radiación en la placa. Tal proceso se lleva a cabo
en la cámara o cuarto oscuro. La secuencia es como sigue: Revelado. Agua corriente. Fijado. Agua corriente.
Secado.
Reacción Química:
CO3Na2
2AgBr + C6H4(OH)2 ---------- 2Ag+ + 2Br- + C6H4O2 + 2H+
Hidroquinona Quinona
SO3Na2
Fijación:
Los rayos X obedecen a las leyes generales de la luz y por tanto hay varias leyes que controlan la formación de la
imagen desde el punto físico y geométrico, a saber:
- Superposición. En la trayectoria de los rayos X no se encuentra solamente una parte de un objeto, sino que los
rayos pasan a través de varias partes sucesivas, en cada una de las cuales se produce una cierta absorción. Lo que
queda del haz primario produce la imagen en la película. La representación radiográfica es entonces la suma de
todas estas partes que el haz de rayos atraviesa. Este fenómeno por el cual todas las imágenes de una proyección
particular coinciden una sobre la otra se llama superposición. En el caso de estructuras complejas, como el cráneo o
la columna vertebral, se requiere mucha habilidad para analizar las líneas compuestas de las imágenes
superpuestas (Fig. 1.11).
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- Paralaje.- Las partes de un objeto que se encuentran en distintos puntos, siguiendo el mismo rayo X, quedarán
superpuestas en la imagen fluoroscópica. Para evitar esto hay un método muy corriente de orientación en
profundidad consiste en tomar dos fotos de rayos X del objeto en sendas direcciones perpendiculares entre sí. Esto
resulta necesario sobre todo para la localización de cuerpos extraños (por ejemplo, esquirlas metálicas) y para
juzgar las situaciones relativas de las dos partes de una fractura ósea. Por ejemplo, puede ocurrir que una
dislocación no aparezca en una radiografía tomada sólo desde una dirección, mientras que se vea claramente en la
hecha en ángulo recto con aquella. Tal como se aprecia en el siguiente esquema (Fig. 1.12).
- Efecto de Canto. Debido a la superposición, es posible que un detalle determinado no sea visible cuando la
radiografía se toma en una cierta dirección pero se pueda percibir correctamente en otra. Esto ocurre cuando el
detalle tiene poco espesor, pero la superficie grande. Si examinamos una membrana delgada (p.ej., la pleura), la
absorción de rayos X será generalmente pequeña que no se producirá ningún contraste entre ella y lo que la rodea,
es decir, que la membrana es invisible, excepto cuando está paralela a la dirección de los rayos X, teniendo
entonces una mayor absorción y apareciendo por tanto en la película. Este fenómeno se presenta en las
radiografías y se conoce como efecto de canto. Muchos detalles pulmonares de una radiografía de tórax deben
explicarse como debidos al efecto de canto, como la visión de la pared bronquial, o la conocida imagen de calcio en
el arco aórtico, que de ningún modo indica acumulación local de calcio, sino que se debe al efecto de canto de una
fina capa de calcio depositado en la pared de dicho arco (Fig. 1.13).
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Aplicación de diferente distancia Foco-Película:
- Telerradiografía.- El principio se basa en que con independencia de la distancia objeto-película, se puede obtener
una imagen de rayos X de tamaño real con un haz de rayos “paralelos”. Esta condición se satisface en
telerradiografía utilizando una gran distancia foco-película (por ejemplo, 2 m). Naturalmente, los rayos X no son
completamente paralelos, pero la ampliación y la distorsión se reducen a unas proporciones casi imperceptibles.
Este método es el más utilizado para juzgar el tamaño del corazón.
El uso de los rayos x ha salvado muchas vidas, sin embargo por su propiedad ionizante es que al final van a
producir cambios a nivel de las células somáticas y gonadales.
El efecto es distinto según el tipo de molécula que se trate. Las moléculas de pequeño tamaño (aminoácidos), se
descomponen probablemente cuando la expulsión de un electrón altera la estructura de sus enlaces.
Es importante la influencia de la radiación sobre el agua, constituyente importante de las células, como
consecuencia del paso de la radiación se producen radicales libres OH y H (sin carga), que son importantes por su
intensa actividad química.
Si no existe otra posibilidad se recombinan, pero también se pueden difundir, dando lugar a reacciones importantes.
La acción de la radiación sobre las moléculas grandes, depende del nivel donde se encuentra el electrón
expulsado, para que afecte la naturaleza y propiedades de dicha molécula.
El proceso de ionización implica necesariamente un cambio en los átomos, al menos un cambio transitorio, por lo
que puede suponer una alteración de la estructura de las moléculas que los contienen. También se pueden producir
cambios moleculares por la excitación de los átomos o moléculas, si la energía que se deposita en los tejidos por las
radiaciones ionizantes se debe a la excitación, pero sus consecuencias son de menor envergadura que las de la
ionización. Si las moléculas afectadas se encuentran en una célula viva, ésta puede sufrir daños, bien directamente,
si la molécula es crítica para su función, bien indirectamente por cambios químicos producidos en moléculas
adyacentes, como en el caso de la producción de radicales libres. De los distintos tipos de daños que la radiación
puede provocar en las células, el más importante es el producido en el ADN. Cualquier daño al ADN puede
imposibilitar la supervivencia o reproducción de la célula, pero con frecuencia ésta logra reparar tales daños. Si la
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reparación no es perfecta, el resultado puede ser una célula viable pero modificada. La aparición y proliferación de
una célula modificada puede recibir la influencia de otros cambios celulares habidos antes o después de la
exposición a la radiación. Tales influencias son comunes y pueden incluir la exposición a otros elementos
cancerígenos o mutagénicos.
Célula somática:
- Elemento funcional: Trastorno funcional: * a veces reversible
* con período de latencia
- Elemento genético: mutación - leucemia
Célula gonadal:
- Elemento genético:
* mutación irreversible
* sin latencia
* modificaciones genéticas a futuras generaciones
Los trastornos más importantes se dan en las células gonadales, las cuales pueden dar origen a una serie de
malformaciones o trastornos de tipo genético, entre los que tenemos:
La mayoría de los órganos y tejidos del cuerpo no se ven afectados ni tan siquiera por la pérdida de un importante
número de células; no obstante, si la pérdida es lo suficientemente elevada se producirá un daño susceptible de ser
observado, que será el reflejo de una pérdida de funcionalidad del tejido. La probabilidad de que se produzcan tales
daños será cero a dosis pequeñas, pero por encima de un determinado nivel de dosis (el umbral) aumentará
rápidamente hasta la unidad (100%). Por encima del umbral aumentará asimismo la gravedad del daño con la dosis.
Este tipo de efectos se denominan “deterministas”.
El resultado será muy diferente si en vez de producirse la muerte de la célula irradiada, ésta queda alterada. A pesar
de la existencia de mecanismos de defensa altamente efectivos, el clon de células resultantes de la reproducción de
una célula somática modificada pero viable pueden, tras un período de retardo prolongado y variable conocido como
periodo de latencia, dar lugar a la aparición de una condición maligna, un cáncer. La probabilidad de aparición de un
cáncer radioinducido, cuya gravedad es independiente de la dosis, aumenta con ésta, probablemente sin umbral y
de forma aproximadamente proporcional a la dosis, al menos para dosis muy inferiores a los umbrales
correspondientes a los efectos deterministas. Este tipo de efectos se denominan “estocásticos”, es decir de “de
naturaleza aleatoria o estadística”. Si el daño se produce en una célula cuya función es transmitir información
genética a generaciones posteriores, cualquier efecto, que podrá variar considerablemente en cuanto a tipo y
gravedad, se expresará en la descendencia de la persona expuesta. Este tipo de efecto estocástico se denomina
“hereditario” (Tabla N°1.2).
Determinista Estocástico
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Respuesta humana a la radiación ionizante
1. Radiólogos americanos
2. Sobrevivientes a la bomba atómica
3. Víctimas de accidentes de radiación
4. Habitantes de las islas Marshall
5. Residentes de áreas de alta radiación ambiental
6. Mineros de uranio
7. Pintores de relojes de radio
8. Pacientes tratados con I131
9. Niños tratados por crecimiento de timo
10. Pacientes con espondilitis anquilosante
11. Pacientes tratados con Thorotrast
12. Radiación diagnóstica intraútero
13. Convictos voluntarios
14. Trabajadores de ciclotrón
15. Pacientes diagnosticados por rayos X
21
1.7 PRINCIPIOS DE PROTECCIÓN RADIOLÓGICA
El objetivo de la protección radiológica tiene que ver con la protección de las personas en forma independiente, así
y de la humanidad en su conjunto, de los riesgos relacionados con el uso de las fuentes de radiación ionizante y los
equipos necesarios para sus aplicaciones. Para ello se establecen procedimientos y normas para proteger a los
usuarios y público en general de las radiaciones ionizantes. (Tabla N° 1.3, dosis de radiación por origen)
En tal sentido es útil la definición de la dosis colectiva como el producto de la dosis promedio que reciben las
personas por el número de personas.
El principio de justificación se refiere ninguna práctica de irradiación debe ser realizada a menos que ello signifique
beneficio para los pacientes expuestos o para la sociedad, para compensar el detrimento, o daño, que causa la
radiación. El beneficio debe ser mayor que el daño para justificar una irradiación.
El principio de la optimización se refiere a la selección del procedimiento óptimo, es decir aquel que signifique la
menor dosis recibida. El valor de las dosis individuales y el número de las personas expuestas y la probabilidad de
ocurrencia de exposiciones debe ser mantenida tan baja como razonablemente sea posible. En la determinación de
ese nivel tan bajo como sea posible debe considerar las condiciones económicas y sociales. Por ejemplo, el blindaje
de protección debe calcularse de acuerdo al riesgo y las posibilidades económicas del centro. No podríamos
exagerar poniendo por ejemplo cinco metro de plomo de blindaje en una facilidad de rayos X. Ello se logra
estableciendo límites en las dosis de los individuos o en el riesgo de exposiciones potenciales, evitando las
innecesarias.
El principio de limitación se refiere a que ninguna práctica de irradiación debería realizarse si se va a sobrepasar los
límites establecidos por la Autoridad Nacional. En el Perú la Autoridad es el Instituto Peruano de Energía Nuclear
(Tabla N° 1.4, valores de dosis efectiva en el Reino Unido).
Otro objetivo de la protección radiológica está relacionada con los efectos determinísticos y estocásticos.
La protección radiológica sólo puede reducir la probabilidad de los efectos estocásticos. En el caso de los efectos
determinísticos se trata de evitar llegar al umbral a partir del cual se dan esos efectos. Para ellos se dan límites de
dosis efectiva (Tablas N° 1.5 y 1.6).
22
TABLA N° 1.4 Dosis efectiva típica de exposiciones médicas con fines de
diagnóstico, en la década de 1990 (U.K.)
Dosis efectiva típica
Procedimiento diagnóstico
(mSv)
Exámenes con rayos x:
Extremidades y articulaciones (excepto cadera ) < 0,01
Tórax (película PA única) 0,02
Cráneo 0,07
Espina torácica 0,7
Espina lumbar 1,3
Cadera 0,3
Pelvis 0,7
Abdomen 1,0
IVU 2,5
Trago de bario 1,5
Papilla de bario 3,0
Tránsito de bario 3,0
Enema de bario 7,0
TC de cabeza 2,3
TC de tórax 8,0
TC de abdomen o pelvis 10,0
Extremidades y articulaciones (excepto cadera ) < 0,01
0.1 - 0.25 Sv (10 - 25 rem) Daños detectables por medios especializados de laboratorios
espermiograma, hematológicos, análisis cromosómico.
Signos y síntomas clínicos en porcentaje creciente con dosis
0.25 – 1 Sv (25 -100 rem) en todos los irradiados, baja posibilidad de muerte.
Esterilidad temporal o recuperable.
< 2 Sv (< 200 rem) Baja probabilidad de lesiones permanentes y de muerte.
Probabilidad de lesiones permanentes que aumentan con la
dosis.
> 2 Sv (> 200 rem)
La probabilidad de muerte es función de dosis. La muerte es
segura sobre 10Sv (1000 rem ) .
23
TABLA N° 1.6 Efectos determinísticos por irradiación localizada sobre diversos órganos
ORGANO EFECTO /Observaciones DOSIS UMBRAL
Cristalino (estructura - catarata estacionaria 1 Gy (agudo) o 4 Gy Fraccionada
más radiosensible del ojo) - catarata progresiva hasta ceguera > 4 Gy
Esterilidad temporal 2 – 6 Gy (agudo)
Ovario
Esterilidad permanente 3 – 10 Gy (agudo)
Testículo (Estructura Esterilidad temporal 0,15 Gy (agudo)
más radionsensible del cuerpo) Esterilidad permanente 6 Gy (agudo)
Dosis Letal 50 por irradiación aguda
Neumonitis aguda intersticial
Pulmón > puede evolucionar hacia 8- 10 Gy
fibrosis pulmonar
(insuficiencia respiratoria)
Riñón Dosis de tolerancia 25-30 Gy fraccionada
Alteraciones al trazado de EEG e
Sistema Nervioso inducción de trastornos funcionales. 1 - 2 Gy
cerebro Necrosis, alteración de > 55 Gy (fraccionados)
la memoria y aprendizaje
La protección radiológica se da para los individuos, los que pueden ser clasificados en personal ocupacionalmente
expuesto -el que conscientemente y por motivos de trabajo se exponen a la radiación y público -el que no recibe
beneficio directo. En el caso de radiodiagnóstico, el paciente es considerado como el individuo que recibe un
beneficio directo de la irradiación.
En la práctica deberá evaluarse la justificación de la irradiación. El médico deberá considerar otros métodos de
diagnóstico y tomar en última opción aquella que signifique irradiación. Asimismo, deberá buscar el procedimiento
que minimice la dosis y obtener una buena imagen. No se puede bajar la dosis que signifique una imagen de mala
calidad, porque finalmente conlleva la toma de otra placa que incrementa innecesariamente la dosis que recibe el
paciente.
El principio de limitación no existe para los pacientes. Actualmente se han establecido niveles de referencia que
depende de cada tipo de exámenes.
24
Para la protección del ser humano en diagnóstico con rayos X se toma en cuenta que debe irradiarse lo mínimo
posible para lograr los objetivos del proceso. En este capítulo se verá algunos aspectos que deben observarse para
llegar a ese objetivo. Pero antes de ello vamos a mencionar los límites de dosis que establece el Reglamento de
Seguridad Radiológica (Decreto Ley 21875 del 29 de mayo).
Personal ocupacionalmente expuesto.- La dosis de los trabajadores ocupacionalmente expuesto deben limitarse de
modo que no excedan:
20 mSv de dosis efectiva en un año, como promedio, en un período de 5 años consecutivos.
50 mSv de dosis efectiva en un año, siempre que no sobrepase 100 mSv en 5 años consecutivos.
150 mSv de dosis equivalente en un año, en el cristalino.
500 mSv de dosis equivalente en un año, para piel y extremidades.
Para personal que trabaja en radiodiagnóstico, en la sala de control, la medición de la dosis se realiza con un
dosímetro de cuerpo entero. Si se trabaja en radiología intervencionista o con fluoroscopía se deberá usar
dosimetría de cristalino, por lo menos para descartar una actividad continua. El personal que manipula fuentes
deberá usar dosímetro en la muñeca y el personal de medicina nuclear deberá usar dosímetro en los dedos. La
forma dependerá entonces de la actividad.
Aprendices y estudiantes.- Para aprendices de 16 a 18 años en situación de capacitación para trabajar con
radiaciones y de estudiantes de 16 a 18 años que utilicen radiaciones en el curso de su formación, los límites de
dosis son:
Una dosis efectiva de 6 mSv en un año.
Una dosis equivalente al cristalino de 50 mSv en un año.
Público.- La exposición al público como consecuencia de las prácticas no debe exceder de:
Una dosis efectiva de 6 mSv por año,
Una dosis equivalente al cristalino de 15 mSv en un año,
Una dosis equivalente a la piel de 50 mSv por año.
Asistentes voluntarios.- La exposición de personas que prestan asistencia voluntaria a pacientes, no como parte de
su empleo u ocupación, debe restringirse de modo que sea improbable que su dosis exceda 5 mSv durante el
período que abarque el examen diagnóstico o tratamiento de cada paciente.
Niños.- La dosis en niños que visiten pacientes que han incorporado sustancias radiactivas debe restringirse a
menos de 1 Sv, durante el período de diagnóstico o tratamiento del paciente.
Los límites de dosis especificados en esta sección se aplican a la suma de las dosis por exposición externa a
radiación penetrante y por incorporaciones en el mismo período.
***
25
Síndrome Agudo de Radiación, SAR
Es el conjunto de síntomas y signos consecutivos a la irradiación aguda en todo el cuerpo (Tablas N° 1.7, 1.8, 1.9 y
1.10), cuya severidad depende de la magnitud de la dosis de radiación y su distribución temporo-espacial. Se
manifiesta en tres formas:
Forma hematopoyética: 1-10 Gy
Forma gastrointestinal: 10-20 Gy
Forma neurovascular: > 20 Gy (incluso algunos autores distinguen cardiovascular (20-50 Gy)
y neurológica (> 50 Gy).
4.000 La mitad de los casos mueren en 60 días si no reciben tratamiento médico (Dosis
letal 50/ 60)
2.000 – 8.000 Daños en los glóbulos blancos y en el intestino. La muerte se produce por
infecciones secundarias, pero en muchos casos se puede evitar con un
tratamiento médico
26
TABLA N° 1.9 Efectos de la exposición aguda en órganos específicos
27
CAPÍTULO II
ULTRASONIDOS
2.1 Introducción.-
La utilización del sonido en el diagnóstico médico se emplea desde hace varios siglos: La técnica de la
percusión fue el primer uso de la acústica en medicina.
Por lago tiempo los productores de ultrasonidos fueron los instrumentos de viento: el silbato de Galton y la
sirena.
En 1912, después de la catástrofe del trasatlántico Titanic, el físico inglés Richardson propone realizar la
detección de los icebergs recibiendo ecos ultrasónicos emitidos por los navíos.
En 1917, el ingeniero naval Paul Langevin, que trabajaba en Francia en la detección de submarinos, resuelve el
problema de una emisión ultrasónica de energía suficiente adoptando el fenómeno piezoeléctrico.
En 1943, Dussik, con el empleo del ultrasonido emitido en forma continua, pone de manifiesto el sistema
ventricular cerebral.
En 1955, Leksell pone a punto la ecoencefalografía, mientras que Firestone, Hertz y Esler sientan las bases del
diagnóstico ecocardiográfico.
En 1969 se realiza en Viena el primer congreso mundial de diagnóstico por ultrasonido en medicina.
En 1976 aparecen los primeros aparatos que ecotomografías con escala de grises, progreso que permitiría la
gran difusión de este medio de diagnóstico. De igual manera en esta década se empiezan a producir los
primeros dispositivos con la modalidad Doppler.
En la década de los 80, se obtiene un sistema de ultrasonido totalmente informático con base de datos, menú y
programas de usuario.
En 1985 el transductor transvaginal fue el primero en su tipo en el mercado mundial, era una sonda panorámica
con un ángulo de barrido de 240 grados.
En la década del 1990 aparece el sistema de ultrasonido 3D de tercera generación. En 1998 fue inventada la
tecnología “3D live” (4D).
***
SONIDO. Es una forma de energía que se propaga en un medio material como ondas de presión sucesivas (o
vibraciones mecánicas). Es un desplazamiento molecular producido por una fuerza mecánica externa, cuya
dirección e intensidad esta dado por dicha fuerza y cuando cesa ésta, las moléculas regresan a su posición
original. En ausencia del medio (en el vacío) no existe esta propagación. Podemos considerar a las moléculas
del medio como unidas entre sí por resortes que representan las características de aquél: atenuación,
viscosidad, elasticidad, etc.
28
Al producirse una excitación mecánica, por ejemplo, un grito o un golpe, ocurre una vibración a partir de la
fuente, que se traduce a las moléculas más cercanas como una desviación de su posición de equilibrio, e inicia
un movimiento vibratorio armónico, que se trasmite molécula a molécula, a través de niveles de posición:
compresión o expansión, y que continuaría hasta el infinito si no hubiera roces internos o efecto de viscosidad
del medio (atenuación)(Fig. 2.1).
En un sólido podemos considerar a todas las moléculas vinculadas rígidamente por barras en vez de resortes y
en este caso el sonido se trasmite mucho más rápido, casi en forma instantánea. La velocidad del sonido o
propagación es por lo tanto finita y depende de las propiedades del medio en el cual se efectúa. La velocidad es
tanto mayor cuanto más elevada sea la densidad del medio.
La onda sonora. Al producirse la propagación de la onda vibratoria y a causa de la naturaleza de las fuerzas
elásticas que unen a las moléculas (en medios acuosos), las distancias entre éstas no permanecen constantes,
y a cada instante hay regiones en las cuales las distancias intermoleculares son más pequeñas y otras en las
29
que son más grandes. La presión en un punto dado es proporcional a la concentración de moléculas y, por de
ende, será mayor en las regiones donde las distancias intermoleculares sean menores. Lo interesante es que
verse las distancias entre dos máximos de alta presión o de baja presión se mantienen constantes, lo cual
puede graficado en la curva de presión, donde se representa la amplitud o valor de presión dado por la
concentración molecular en función de la distancia a la fuente emisora. A este tipo de onda, en que las
moléculas vibran alrededor de su posición de reposo a lo largo de la dirección de propagación de la onda, se la
llama “onda longitudinal”, y es la que utilizamos para nuestro estudio (Fig. 2.2).
ECO: Es el fenómeno acústico producido por la reflexión de ondas sonoras en un obstáculo y que consiste en
la percepción de un segmento análogo, pero más débil (Fig. 2.3). La aplicación de los ultrasonidos en el
diagnóstico médico se basa en el principio del eco, es decir, es un método que registra imágenes producidas
por los ecos provenientes de los tejidos corporales. y por dicho motivo se llaman a estas exploraciones
ecografías, ya sean encefálicas, cardiacas, abdominales, tiroideas, etc.
Reflexión y atenuación del sonido. La propiedad de los tejidos responsable de la reflexión del sonido (eco) se
llama impedancia acústica (Z). Depende de la densidad del medio (P) y de la velocidad de la onda (V), relación
que se expresa mediante la ecuación: Z = VP. Cada tejido o material tiene un valor Z característico y, por tanto,
diversa capacidad para reflejar las ondas sónicas (Tabla N° 2.2).
30
TABLA N° 2.2 Impedancia acústica característica (Z) de
algunos materiales y tejidos corporales
Materia o tejido Z (g/cm2seg)10-5
Aire 0.0001
Agua 1.5
Grasa 1.4
Riñón 1.6
Hígado 1.6
Músculo 1.7
Hueso craneal 8.0
La interfase acústica se define como la frontera entre dos medios o materiales con diferente capacidad de
reflexión. La cantidad de sonido que se refleja en una interfase es proporcional a la diferencia de impedancia
acústica entre los medios adyacentes. Este es el factor primario que permite demostrar las estructuras
orgánicas con el empleo de haces ultrasónicos. En la tabla … se muestra la gran diferencia de impedancia que
existe entre el aire y el agua o los tejidos corporales. Esto explica que cuando se presenta una interfase aire-
agua, o aire-tejido, todo el sonido sea reflejado. Por tal motivo, cuando se explora a un paciente, es necesario
interponer entre la sonda emisora y la piel un gel que elimine la capa de aire y evite la interfase indeseable. Por
lo misma razón, no es factible examinar órganos que contienen aire.
La intensidad de una onda ultrasónica a través de tejidos blandos decrece constantemente a medida que se
propaga, como resultado, en esencia, de tres factores: a) la divergencia del haz ultrasonoro; b) la absorción por
parte del elemento viscoso o los tejidos; c) la reflexión, parte del haz que nos interesa para detectar los
fenómenos. La atenuación crece rápidamente con la frecuencia (Fig. 2.4).
Los ultrasonidos. Las frecuencias de sonidos perceptibles por el ser humano oscilan entre 16 y 20,000 Hz y
aquellas que sobrepasan este límite se llaman ultrasonidos, definición que es arbitraria, ya que no hay
diferencias cualitativas en el sonido, y así numerosos animales como el gato, el perro, el delfín o el murciélago
perciben frecuencias mayores. Una clasificación referencial es la que se muestra continuación (Tabla N° 2.3).
31
TABLA N° 2.3 Clasificación del sonido según su Frecuencia
Frecuencia Denominación
Menor de 16 Hz Infrasonido
De 16 a 16000 Hz Sonidos Audibles
De 16000 a 1010 Hz Ultrasonido
mayor de 1010 Hz Hipersonido
Un aumento de frecuencia producirá siempre un aumento de resolución del sistema, en la medida que la
longitud de onda será más pequeña.
Comportamiento de las ondas de ultrasonido. Las ondas del ultrasonido atraviesan un medio homogéneo en
línea recta al igual que la luz, el sonido puede reflejarse o desviarse dependiendo de las propiedades,
comportamiento y sobre todo de la densidad del medio (Tabla N° 2.4).
El agua absorbe poca cantidad de sonido; mientras el hueso no deja pasar mucho el sonido. Tal es así que
detrás del hueso no se observa estructura alguna.
Efecto piezoeléctrico.-
Es el mecanismo mediante el cual son detectadas las frecuencias ultrasónicas. Los materiales piezoeléctricos
se llaman transductores porque son capaces de relacionar energía eléctrica y mecánica; antiguamente se
usaba el cuarzo como elemento piezoeléctrico, pero actualmente se usan materiales como los cristales de
sulfato de litio, titanato de bario; en estos cristales piezoeléctricos las cargas eléctricas internas están colocadas
de tal manera que reaccionan a la aplicación de un campo eléctrico para producir un efecto mecánico y
viceversa. Si éste se comprime el centro de simetría se modifica de manera que se genera una carga a lo largo
de transductor; al contrario el efecto piezoeléctrico se produce si se aplica un campo eléctrico al transductor. En
1880 Pierre y Jacques Curie, descubrieron el efecto piezoeléctrico.
32
La transmisión de las ondas ultrasónicas es un proceso que se acompaña por una progresiva reducción de su
intensidad, siendo ésta la base de la ultrasonografía en el que las imágenes se relacionan directamente con las
diferentes atenuaciones y reflexiones de las ondas. En el diagnóstico ultrasónico el método se basa en la
detección de los ecos que provienen del interior del organismo (Fig. 2.5).
Son los materiales piezoeléctricos que permiten generar ondas ultrasónicas, pero a la vez también captar su
reflejo (eco).
El haz ultrasónico.-
El cristal puede generar ondas en dos formas: una en que la emisión es contínua, que puede ser empleada en
el método Doppler, y otro en que las ondas son discontinuas, llamada de eco pulsado, que se utiliza en las
modalidades A, B y M, y también en el método Doppler pulsado. La primera forma requiere dos cristales: uno
emisor y otro receptor. En la segunda forma el mismo cristal es emisor y receptor; el pulso es muy breve y
origina una señal de expansión y retracción, después de lo cual queda en silencio y en disponibilidad para
recibir los ecos. En el régimen más empleado, la emisión de ondas ultrasónicas ocupa el 1% del ciclo y el
transductor está en disponibilidad de recepción el 99% del tiempo restante. El estímulo mecánico que el sonido
reflejado (eco) produce en el cristal receptor provoca nuevos cambios en su forma y su volumen y, por el efecto
33
piezoeléctrico inverso, genera pulsos eléctricos que representan variaciones en la amplitud de los ecos y que
son procesados por el sistema electrónico del equipo.
Cada cristal tiene una frecuencia de resonancia específica que depende de su tamaño, del material que lo
constituye y de la forma en que fue polarizado. La frecuencia de resonancia suele corresponder a una longitud
de onda del doble de su dimensión. Esto implica que para modificar la frecuencia del haz ultrasónico es
necesario remplazar el transductor por uno de diferente frecuencia, lo cual puede hacerse de manera manual o
electrónica. En la exploración clínica es necesario contar con transductores que cubran un amplio intervalo de
frecuencias, desde 2 MHz para algunas aplicaciones cardiacas, transcraneales y en el abdomen profundo,
donde requiere mayor penetración, a 10MHz para examinar estructuras superficiales y 20 MHz para la imagen
intravascular y la piel.
La consecuencia de que exista una mejor resolución, con mayor frecuencia pero menor penetración, ha llevado
a desarrollar instrumentos que permiten que el transductor esté más cercano a la estructura anatómica que se
explora. Así se han diseñado sondas para uso endovaginal, endorrectal, operatorio, endoscópico y
endovascular.
Un pulso de ultrasonido se refleja cuando atraviesa la interfase entre dos medios que tienen diferencias en las
impedancias características, la velocidad de propagación en los diferentes tejidos blandos es tan similar que
puede establecerse una relación entre el tiempo y la distancia.
Modalidad A: En esta forma, llamada también modo A, o modulación de amplitud, la sonda se mantiene
generalmente fija y el equipo registra la amplitud de los ecos que retornan del paciente. La señal aparece en el
monitor en forma de espigas sobre la línea basal. La altura de los picos representa la amplitud del eco y la distancia
entre dos deflexiones permite medir con precisión la distancia entre las estructuras corporales que las originaron. En
la siguiente figura, una ecografía ocular con modalidad A (Fig. 2.7).
Modalidad B: En esta forma, denominada también modalidad de brillantez o modo B, cada eco se representa por un
punto brillante cuyo tamaño es proporcional a la amplitud de la señal (Fig. 2.8). Esta modalidad no se emplea en
forma aislada pero es la base de las modalidades M.
34
Modalidad M: Conocida también como modalidad de movimiento, o de tiempo y movimiento (Time motion), permite
analizar en forma gráfica las superficies que están en movimiento, sobre todo del corazón. La sonda permanece fija
sobre la piel y el haz se dirige hacia la estructura móvil. El eco aparece en el monitor como un punto brillante; un
registro de tiempo-posición proporciona una gráfica útil para su análisis clínico.
Técnica en tiempo real.- Si las imágenes ecográficas en modo B se producen en el orden de 40 imágenes por
segundo, el ojo humano lo percibe que se trata de una imagen en movimiento, estas imágenes no son realmente
instantáneas, existe un intervalo de 1/30 seg que el ojo humano no lo distingue pero si lo diferencia. (Fig. 2.10)
35
Ultrasonido Doppler.- Se basa en el efecto Doppler, se origina cuando un haz ultrasónico incide en una superficie
inmóvil, la onda reflejada (eco) tiene la misma frecuencia que la onda que fue transmitida. En cambio, si la superficie
está en movimiento, la onda reflejada tendrá una frecuencia diferente de la transmitida. Esta diferencia recibe el
nombre de cambio de frecuencia Doppler (Fig. 2.11)
La expresión matemática de este efecto, que fue descubierto por Christian Doppler en 1842, toma en cuenta la
velocidad con que se mueve la interfase y el hecho de si el movimiento se acerca o se aleja del receptor.
Los instrumentos Doppler que se utilizan actualmente en medicina pueden emitir las ondas en forma continua o
pulsada. Los equipos de onda pulsada emplean el mismo cristal como emisor y receptor. En éstos, la emisión ocupa
un periodo de tiempo muy corto (pulsos) y el resto del tiempo el cristal permanece en silencio y en disponibilidad de
recibir las señales de retorno provenientes de los glóbulos rojos que actúan como reflectores en movimiento.
El uso de contraste ultrasónico: La primera generación de contrastes, utilizados hace 25 años, se basaba en
burbujas no estabilizadas en verde de indocianina o sustancias salinas solubles, que no lograban pasar la
circulación pulmonar. Recientemente, nuevas generaciones de contrastes a base de burbujas cubiertas con capas
de proteína (Albunex ®), lípidos (Levovist®) o polímeros sintéticos (Cavisomas®), permiten incrementar la capacidad
reflectora de la sangre y podrían ser útiles para diagnosticar zonas de isquemia y embolias pulmonares.
Imagen armónica.- Lograda a partir de la resonancia de las partículas gaseosas de los medios de contraste. En esta
técnica se emiten señales con una frecuencia determinada, por ejemplo, 4 MHz, y las burbujas producen ecos
armónicos al doble de la frecuencia en este caso 8 MHz, es decir, los ecos que se registran provienen únicamente
del contraste.
Velocimetría por medición del tiempo: Este método permite medir la velocidad del flujo, y eventualmente su volumen,
al estudiar los cambios que el movimiento de los glóbulos rojos produce en función del tiempo en que avanzan
dentro de un vaso sanguíneo, en vez de las modificaciones de frecuencia como ocurre en la técnica de Doppler
convencional.
Tercera dimensión: Lograr esta imagen ha sido factible a partir de las imágenes digitales en equipos de gran
36
capacidad de memoria y transductores de doble dimensión.
Ultrasonido intrasvacular: Se logra con el uso de cristales de alta frecuencia (20 MHz) montados en sondas
miniaturizados capaces de introducirse en vasos pequeños.
***
Estos efectos se conocen desde 1920 cuando se detectó que peces pequeños podrían morir por los ultrasonidos.
Existen dos mecanismos por lo que los ultrasonidos pueden producir efectos biológicos:
Bioefecto térmico, debido al calor que produce la absorción de la energía del ultrasonido, esto es, a una longitud
de onda grande produce bastante calor, el cual puede disiparse por conducción o radiación, por eso es usado en la
rehabilitación de pacientes. Cuando la longitud de onda es pequeña, produce calor en poca cantidad que es
despreciable y no afecta a la célula.
Bioefecto mecánico o Cavitación, describe los efectos sobre las burbujas o cavidades con gas y líquido que se
caracteriza por el aumento de la presión y la temperatura en estas cavidades, debido a resonancia, con alteración
de la tensión superficial.
En la actualidad las indicaciones de las distintas modalidades de ecografía son tan amplias, por lo que se presenta
un apretado resumen.
Ecografía Convencional
Aparato digestivo: Hígado, vías biliares. Páncreas. Bazo.
Aparato Genitourinario: Riñones, vejiga. Útero y anexos. Próstata. Testículos.
Cavidad abdominal: Ascitis, colecciones. Implantes tumorales.
Sistema circulatorio: Corazón, arterias, venas.
Sistema músculo esquelético: lesiones musculo-tendinosos, líquido intraarticular.
Otros: Parótidas, submaxilares. Tiroides, paratiroides. Globo ocular. Derrame pleural, consolidación pulmonar,
adenopatías.
Pediatría: Todas las indicaciones anteriores. Estudio cerebral y medular. Luxación congénita de cadera. Estenosis
hipertrófica del píloro. Invaginación, mala rotación intestinal.
Ginecología. Embarazo normal y patológico.
Ecografía endocavitaria
Endovaginal: Incontinencia urinaria. Útero en retroposición. Estudio del endometrio. Primero y segundo trimestre del
embarazo. Sonohisterografía.
Endoscópica: Tubo digestivo (lesiones submucosas. Estadiaje de tumores. Páncreas, vía biliar distal). Aorta torácica,
corazón (intravascular). Arterioesclerosis. Estudio de vía biliar, conducto pancreático. Estudio de uretra, uréter, pelvis
renal (intraoperatoria). Diagnóstico de tumores endocrinos. Localización de lesiones.
Ecografía Doppler
En general se valora el patrón de flujo de los distintos parénquimas, así como la patología cardiaca y vascular,
destacando: corazón y grandes vasos.
Malformaciones
Estenosis, insuficiencia valvular.
Patología de la carótida.
Patología del sistema venoso profundo (órganos).
37
Transplante renal o hepático.
Torsión testicular u ovárica.
Impotencia.
Obstetricia (Embarazo ectópico. Embarazo de alto riesgo. Malformaciones cardiacas fetales).
***
38
CAPÍTULO III
TOMOGRAFÍA COMPUTARIZADA
Sin duda introducción de la tomografía computarizada (TC) en 1972, previamente llamada tomografía asistida
por ordenador o tomografía axial computarizada (TAC), ha supuesto uno de los avances más importantes del
radiodiagnóstico y de la medicina contemporánea. Ha revolucionado tanto el campo del diagnóstico como el del
tratamiento de los pacientes. En la actualidad no se puede comprender la medicina sin su ayuda. Fue descrita y
puesta en práctica por doctor Godfrey Hounsfield y el ingeniero Allan Cormack en Inglaterra, bajo los auspicios
de la EMI Corporation. Por este descubrimiento se les concedió el Premio Nobel de Medicina en 1979
(Hounsfield y el prototipo de TC en la Fig. 3.1).
La Tomografía computarizada se puede definir como el método radiológico con el cual se logra una imagen que
es el resultado de la reconstrucción bidimensional de un plano tomográfico de un objeto, obtenida a través de
un ordenador. El principio de la TC es el mismo que el del radiodiagnóstico, con dos modificaciones
sustanciales. Como en el radiodiagnóstico convencional la “imagen cruda o latente” es el resultado de los
efectos de los rayos X al atravesar la materia, después de que los fotones incidentes hayan sido absorbidos y
dispersados por los electrones de los átomos. Sin embargo, los cambios fundamentales que operan en la TC
son: 1) Los fotones que llegan no impresionan una placa radiológica sino unos mecanismos muy exactos de
recogida energética (detectores); 2) La información recogida en los detectores es sometida a un proceso
informático analógico-digital.
En 1917, Johann Radon, matemático austríaco, demostró que toda la estructura interna de un objeto puede ser
determinada a partir de la información contenida en el conjunto infinito de todas sus proyecciones. Más
recientemente se ha visto que para ello es suficiente cualquier subconjunto infinito del conjunto de todas sus
proyecciones. De esta manera quedó establecido el fundamento teórico de la reconstrucción a partir de las
proyecciones, aunque nadie demostró que un número finito de proyecciones contenga suficiente información
para lograr la reconstrucción. Por los años cincuenta, desarrolló Cormack matemáticamente el problema y
efectuó trabajos experimentales, que publicó a principios de los años sesenta sin despertar respuesta en la
comunidad científica. En el bienio 1957-58, investigadores rusos publicaron en revistas científicas de su país
diversos trabajos sobre la teoría de la reconstrucción de imágenes tomográficas, proponiendo incluso un
programa de computador para la reconstrucción de imágenes sobre una matriz de 100 x 100 elementos. Estos
trabajos pasaron inadvertidos hasta fechas recientes, y no aparecen referencias ulteriores sobre sus posibles
resultados.
Posteriormente, en la década de los años sesenta se publicaron trabajos sobre el desarrollo de sistemas de
reconstrucción de imágenes con ayuda de ordenador, partiendo de múltiples medidas de radiactividad tomadas
en diferentes ángulos, después de la administración de un radioisótopo. La reconstrucción se realizó en un
plano axial y con una resolución limitada.
39
3.2 Principios de la Tomografía Computarizada
Bases de la TC
Esta técnica basa su propósito en la capacidad de medir punto por punto la atenuación de los rayos X en una
sección transversal del cuerpo humano. La imagen de TC es realmente un “mapa” de los valores de atenuación
de los rayos X en dicha sección, representada usualmente en un monitor de televisión en escala de grises.
Dado que las diversas estructuras normales y patológicas tienen diferentes coeficientes de atenuación, en la
imagen observable corresponderán a un tono de gris determinado, lo que las hará visibles y diferenciales entre
sí. Este mapa de valores de atenuación de cada sección del cuerpo de un paciente está almacenado de forma
digital en la memoria del ordenador y es fácilmente accesible a través de la consola de diagnóstico (Fig. 3.2).
En la TC se utiliza un estrecho haz de radiación que atraviesa un objeto según diferentes direcciones, en un
plano perpendicular u oblicuo al eje del objeto (tomografía axial) y posteriormente incide en un sistema de
detector de respuesta proporcional, que mide la radiación transmitida después de la atenuación o absorción de
los rayos X con los electrones corticales de los átomos. Se produce directa o indirectamente una señal eléctrica
que es la expresión inversa del fenómeno de atenuación o absorción (que es lo que se ha venido en llamar
densidad radiológica) total del objeto explorado. El tubo emisor de rayos X “barre” (scan) con un movimiento
lineal repetido a distintos ángulos, o movimiento circular, el plano objeto de estudio y durante este barrido el
sistema detector realiza múltiples medidas de intensidad transmitida, con lo que se obtiene un “perfil” de la
atenuación de los rayos X de la sección explorada, en la dirección de dicho haz. A partir de un solo perfil no es
posible determinar situación de las estructuras que han absorbido la radiación dentro de la sección explorada,
pero ello es posible si se dispone de muchos perfiles tomados según permite hacer la reconstrucción de la
sección explorada sobre una matriz (ideal) de N x N elementos; es decir, la distribución en dicha matriz de las
estructuras responsables de la atenuación de los rayos X es proporcional a los valores correspondientes a su
atenuación (densidad radiológica), relacionados con sus coeficientes de atenuación lineal.
Los datos densitométricos adquiridos son almacenados en la memoria magnética del ordenador después de
una transformación analógico-digital. El resultado de la reconstrucción efectuada por el ordenador es un
resultado numérico; esto es, asigna a cada elemento de la matriz un número correspondiente a la atenuación
producida por el haz de rayos X del correspondiente elemento de la sección explorada. Como ésta tiene un
cierto espesor, cada uno de estos elementos recibe el nombre de voxel (volumen element), y como la
representación se hace en un plano, el correspondiente elemento de la imagen (cuadrito de pequeñas
dimensiones) recibe el nombre de pixel (picture element). A cada pixel se asigna, por consiguiente, el valor
numérico de la atenuación media, producida dentro del correspondiente voxel. Este es un paralelepípedo cuya
base tiene las dimensiones del pixel y cuya altura es el espesor del plano explorado.
En TC se utiliza una escala arbitraria de unidades de atenuación o de densidad radiológica, las unidades
Hounsfield (UH) o número TC, en la cual el cero corresponde a la densidad del agua, el valor -1000 a la del aire
y el valor +1000 a la del hueso compacto (Tabla N° 3.1).
40
TABLA N° 3.1 Escala Hounsfield
El resultado de la reconstrucción efectuada por el ordenador es un resultado numérico, que puede demostrarse
como tal mediante una terminal impresora o, después de una transformación digital-analógica, utilizarse para
regular la intensidad del haz de electrones en un monitor de televisión (en cuya pantalla aparecerá en escala de
grises), formando la imagen de la sección explorada. Se ha adoptado por convención representar los valores de
atenuación o densidad radiológica; esto es, las zonas radiotransparentes en tonos oscuros y las radiopacas en
tonos claros o blancos.
41
Limitaciones de la TC
Los factores físicos fundamentales, además de una limitada resolución espacial, se deben al efecto de volumen
parcial y al moteado; así como a la producción de artefactos a consecuencia de imperfecciones del equipo o
debidos al propio método de TC, especialmente cuando en la sección explorada se encuentran próximas
estructuras de muy diferente coeficiente de atenuación, ya sean naturales (hueso-encéfalo-hueso) o artificiales
(metal-tejidos).
Los artefactos debidos a los factores físicos pueden manifestarse fundamentalmente en la imagen en forma de
anillo (posible en equipos de todas las generaciones), líneas paralelas, convergentes o en estrella (gran
diferencia de coeficiente de atenuación) o en forma de “neblina” (gran diferencia de coeficiente de atenuación
más el efecto de volumen parcial, también llamado de doble contorno), cuando la separación de las estructuras
es oblicua respecto del plano de corte, como en el caso del hueso-encéfalo en planos altos.
El factor biológico que condiciona la producción de artefactos, en general en forma de líneas convergentes, es
el movimiento del paciente, sea controlable (movimiento voluntario, respiración), fisiológico independiente de la
voluntad o voluntario-incontrolable (niños, pacientes no colaboradores). El primero se elimina con inmovilidad y
apnea. El último puede controlarse recurriendo a sedantes o anestesia.
Moteado de fotopenia. En TC, debido a que llegan un número limitado de fotones a los detectores, se produce
el llamado moteado o ruido de la imagen. Esto se debe a las variaciones estadísticas en los números e
calculados para cada voxel. Así, si se estudia un medio homogéneo (p.ej., el agua o la bilis contenida en la
vesícula biliar), los números de TC de los pixels comprendidos en el medio homogéneo no son iguales, como
debiera corresponder teóricamente a un mismo coeficiente de atenuación, sino que fluctúan alrededor de un
valor medio con una distribución gaussiana característica. Sólo si se estudia un área de interés que contenga
un número elevado de pixels se obtendrá un número de TC (media de todos los pixels comprendidos en el
área) que refleje de forma precisa el coeficiente de atenuación de los rayos X en el medio correspondiente, con
una desviación estándar determinada. De esta forma se elimina, en gran medida, el problema del moteado de
fotopenia, aunque no en lo que se refiere a la imagen observable, que se puede ver afectada por el
característico moteado.
La imagen mediante TC se elabora a partir de los números de TC o UH correspondientes a cada pixel, que son
valores medios de los coeficientes de atenuación en los correspondientes voxels. En un equipo de TC perfecto,
el número de TC asignado a cada pixel representaría exactamente el coeficiente de atenuación tisular
correspondiente a cada voxel. Sin embargo, en la práctica, las instalaciones de cualquier TC tienen limitaciones,
que afectan a la precisión de la densitometría a corto plazo. Además, existen otros factores que pueden afectar
a la reproducibilidad de las medidas a largo plazo, principalmente: a) el envejecimiento del tubo de rayos X; b)
los cambios en los ordenadores y la instalación, así como las modificaciones de los equipos, y c) los cambios en
los detectores.
Por ello se hacen periódicamente calibraciones de registro con agua y fantomas (estándares de objetos que
contienen agua u otros materiales sintéticos homogéneos), que pueden corregir los efectos del envejecimiento
del tubo, de los detectores y de las instalaciones. Con estas normalizaciones internas se puede conseguir una
gran reproducibilidad en los equipos.
Todos los equipos de TC presentan un sistema para la recogida de datos, el sistema de procesamiento de los
42
mismos y reconstrucción de la imagen, y un sistema de visualización y de archivo.
La energía se obtiene a través de un generador de alta tensión, similar a los utilizados en radiología
convencional, y un tubo de rayos X que produce la radiación necesaria.
Los detectores. Captan la radiación que atraviesa el objeto en estudio, su respuesta a la radiación está en
relación a la energía incidente. La señal que transmite el detector se transforma electrónicamente y se recoge
por un tubo fotomultiplicador. Esta señal, que es proporcional a la radiación atenuada, es transformada por
medio de un convertidor analógico-digital en valores digitales que pasarán posteriormente al ordenador, donde
se produce el tratamiento y la reconstrucción de la imagen. A lo largo de las diferentes generaciones de TC se
han utilizado diversos tipos de detectores de radiación. Los detectores de escintilación son superiores a los de
yoduro de sodio. De los dos tipos existentes, los de fluoruro de calcio y los de permanganato de bismuto, los
segundos demostraron una eficacia mayor y son los que más se han empleado. Recientemente, algunos
equipos emplean detectores de escintilación de yoduro de cesio; una ventaja importante de estos detectores
sólidos es que pueden fabricarse de cualquier tamaño y configuración. Una alternativa a estos detectores son
las cámaras de ionización, que están llenas de gas xenón y son probablemente los detectores más usados en
los equipos más modernos.
El ordenador es el corazón de cualquier unidad de TC. La reconstrucción de las imágenes por el tratamiento los
datos, a través de los detectores, sólo se puede manejar por medio de un ordenador, por lo que,
probablemente, toda la técnica de la TC no podría haberse desarrollado mucho antes de los años sesenta. El
término ordenador es una expresión general que agrupa a un número variable de componentes. Mejor que este
término, para estos componentes debería usarse el de sistema de proceso de información, en el que los
componentes serían los que permitirían la toma de datos por el equipo, la unidad central que procesaría estos
datos, la memoria y los mecanismos de entrada/salida, que se denominan periféricos.
43
Toma de información
El sistema de adquisición de datos (DAS) constituye el mecanismo de interfase entre la producción de los rayos
X y la unidad central que se encarga de la reconstrucción de las imágenes. Este DAS recibe la señal eléctrica
que le envían los detectores, convierte esta señal en el formato digital necesario para el tratamiento por el
ordenador y transmite la señal convertida a la unidad central. El proceso por el que esto se consigue es
complejo (TC sistema completo en la Fig. 3.7).
Proceso de la información
El registro digital sobre la matriz está directamente relacionado con las diferencias de los coeficientes de
atenuación lineal de los materiales, que se agrupan en la escala de números de Hounsfield, que va desde el
+1000 para el hueso, hasta el -1000 para el aire, siendo el cero el valor correspondiente al agua.
Los números TC conforman una escala arbitraria, pero que debe permanecer constante día a día y paciente a
paciente. Estos números representan una relación estable entre las medidas de atenuación del agua y de los
diferentes tejidos, siguiendo una fórmula estable. Esto quiere decir que la unidad debe calibrarse previamente
para conocer sus propios valores de atenuación del agua, mediante diferentes tipos de fantomas, y aplicando la
fórmula de los números TC se obtiene una escala estable y permanente. En los primeros tiempos de la TC se
concedió gran importancia a la significación de las medidas de los números TC de las diferentes lesiones. Hoy
día, aunque siguen siendo válidas, han perdido parte de su importancia, dado que en muchos casos es una
medida inespecífica.
Reconstrucción multiplanar
El ordenador puede utilizarse para reconstruir planos distintos del axial. De esta manera, mediante la
información digital existente, se pueden conseguir imágenes en planos sagitales, coronales e incluso oblicuos.
La utilización de la reconstrucción multiplanar, o imágenes reformadas, es interesante, si bien la resolución que
tienen en la actualidad todavía no alcanza a la de las imágenes axiales. Por otro lado, la fidelidad de la reforma
multiplanar depende del número de planos de adquisición y de su espesor. En este sentido, es poco rentable en
términos de reproducción anatómica y radiación hacer un número excesivo de planos para hacer una buena
reconstrucción multiplanar (Fig. 3.8).
44
3.4 ASPECTOS CLÍNICOS DE LA TC
Los estudios de TC en la mayor parte de los órganos se pueden efectuar con o sin introducción de contraste
radiológico. El realce de las estructuras con la inyección de contraste es un hecho bien conocido. Este realce
está influido por la distribución del contraste en los espacios intra y extravasculares, y ello depende del tipo de
tejido y su vascularización, la dosis administrada, la excreción renal y el tiempo de barrido, así como de algunas
condiciones locales del órgano estudiado. Actualmente es de uso corriente el estudio dinámico de órganos con
altas dosis de medio de contraste suministradas en forma de bolo. Con ello se consigue estudiar
dinámicamente el aclaramiento de los medios de contraste intravenoso por el órgano en cuestión y estudiar las
diferentes afecciones y su respuesta al contraste. La visualización de los vasos permite en otros casos
descartar la presencia de una afección. Asimismo, el relleno de asas intestinales es obligatorio en la exploración
abdominal.
Indicaciones de la TC
Mediastino: Masas. Lesiones vasculares. Estadificación de tumores (pulmón, esófago, linfoma). Mediastino
ensanchado. Mistenia grave. Síndrome de la cava superior.
Pulmón: Metástasis ocultas. Nódulo pulmonar (calcificación). Lesión pleural. Estudio postneumonectomía.
Extensión del carcinoma de pulmón.
Grandes vasos: Aneurisma y Disección aórtica. Evaluación de injertos aórticos. Invasión vascular tumoral.
Columna: Hernia discal. Estenosis del canal. Evaluación de fracturas. Malformaciones congénitas. Lesiones
vertebrales tumorales.
Hígado: Lesiones ocupantes de espacio. Trauma. Evaluación post cirugía. Enfermedad hepática difusa.
Riñones: Masas sólidas. Hipernefroma. Abscesos perirrenales y renales. Riñón no funcionante. Trauma.
Otras: Localización para biopsia, drenajes, planificación de radioterapia, localización de cuerpos extraños.
***
Las computadoras utilizadas fueron mejorando con el correr de los años, pero según la evolución que
fue teniendo el gantry, se fueron clasificando los aparatos de tomografía computarizada por
generaciones según las técnicas de adquisición de los datos:
46
Primera generación (Traslación/Rotación, detector único)
Se realizan 180 estudios de 160 muestras cada uno, obteniéndose 28800 atenuaciones, para una
imagen con una matriz de 80 x 80, se tienen en total 6400 celdas . Para hallar la atenuación producida
por cada celda hay que resolver 6400 incógnitas con 28800 ecuaciones. La máquina tarda unos cinco
minutos en realizar la operación completa (Fig. 3.9).
Los datos, previa conversión analógico-digital se almacenan en un disco. Estos datos pueden
procesarse en la computadora mientras se realiza la siguiente exploración completa. Con los
resultados obtenidos, mediante un conversor digital-analógico, se puede realizar la presentación de
los diferentes planos en una pantalla. La imagen se produce utilizando la escala de Hounsfield.
En síntesis el tubo se desplaza transversal al paciente sin realizar un giro completo, sólo se moviliza
47
180 grados. Efectúa movimientos de rotación y traslación. El equipo posee sólo un detector, que
acompaña el movimiento del tubo en oposición a él. Obtener una imagen demora varios minutos.
48
Tercera generación (Rotación/Rotación)
Esta es la generación de tomógrafos computados más utilizada en la actualidad. Aquí se utiliza un haz
de rayos X ancho, entre 25º y 35º, que cubre toda el área de exploración y un arco de detectores que
posee un gran número de elementos, generalmente entre 300 y 500. Ambos elementos, tubo y banco
de detectores realizan un movimiento de rotación de 360º. Este sistema ofrece dos ventajas
importantes: Primero, el tiempo de exploración se reduce considerablemente, llegando a sólo 2 o 3
segundos. Y segundo, se aprovecha en forma eficiente la radiación del tubo (Fig. 3.11).
49
Cuarta generación
Los detectores ya no acompañan el giro del tubo, sino que están fijos en toda la circunferencia del
gantry donde es introducido el paciente. La única pieza móvil es el tubo de rayos X, permitiendo
aumentar la velocidad de giro y disminuir el tiempo de exposición a menos de 1 segundo. La cantidad
de detectores que se utilizan en esta generación varían entre 600 y 5000 (Fig. 3.12).
50
TC HELICOIDAL O VOLUMÉTRICA.- Se prefiere esta denominación a la de espiral por el modo en que opera
el sistema. El nuevo sistema se basa en la rotación continua del tubo de rayos X (dentro de la carcasa o gantry)
mientras el tubo emite radiación continua y la mesa que transporta al paciente se desplaza a lo largo de la
carcasa. Ello permite una rápida adquisición volumétrica de los datos y minimiza los artefactos debidos a la
respiración y al movimiento. Los rayos X trazan una hélice a lo largo de la superficie del paciente, produciendo
una hélice de proyecciones de la cual se generan imágenes multiplanares. Para obtener una imagen
auténticamente axial los datos recogidos por encima y por debajo del plano seccionado se interpolan, y luego
se analizan en cada plano axial. De este modo se pueden obtener imágenes de calidad idéntica en cualquier
plano de reconstrucción. El tubo de rayos X gira a una revolución (360 0) por segundo, y la mesa avanza a una
velocidad determinada por el grosor de los planos. Esto se define como ritmo o factor de desplazamiento (pitch)
(Figs. N° 3.13, 3.14)
Las desventajas son: 1) Envejecimiento precoz del tubo de rayos X por la limitada capacidad de disipación de
calor, si se abusa de grandes volúmenes de adquisición; 2) Debido a la adquisición continua que se realiza con
bajo miliamperaje, y al fenómeno de interpolación de datos, las imágenes aparecen con un ruido algo mayor
que las de reconstrucción clásica; 3) La planificación de cada estudio es más complicada. Se deben especificar
nuevos parámetros como la colimación, la velocidad y el ritmo de cada volumen de adquisición; 4) En la
reconstrucción de tipo 3D, especialmente de las estructuras vasculares, aparece el artefacto de escalón oc
continuidad lineal de los márgenes de las estructuras debido a una toma imperfecta de los datos de adquisición.
CONTRAINDICACIONES:
Dado que el TC utiliza radiación X, entonces presenta los mismos efectos producidos por los rayos X.
***
52
CAPÍTULO IV
RESONANCIA MAGNÉTICA
Félix Bloch, de la Universidad de Stanford, y Edward Mills Purcell, de Harvard, establecieron las bases
experimentales de la espectroscopia de RM, por cuyo trabajo recibieron el premio Nobel en 1952. En la
actualidad, la RM es un método de generar imágenes del cuerpo, muy parecidas a las que produce la TC.
Desde los años 20, se sabía que muchos núcleos atómicos tenían un momento angular derivado de su
propiedad intrínseca de rotación, el spin. Por estar los núcleos eléctricamente cargados, el spin corresponde a
un flujo de corriente en torno al eje de spin, que genera a su vez un pequeño campo magnético, de manera que
los protones con propiedad de spin se comportan igual que un pequeño magneto, con un polo N y un polo S.
las características de este magneto se representan por medio de un vector llamado “momento magnético”, que
define simultáneamente la dirección y sentido del eje magnético de orientación de cada pequeño magneto y su
grado de magnetización. En ausencia de un campo magnético externo, los momentos magnéticos de los
protones estarán orientados en forma aleatoria. Las sumas de los momentos
magnéticos individuales, se conoce como “magnetización neta”, que en estas
condiciones será cero.
La Resonancia Magnética (RM) se basa en la propiedad que poseen los núcleos de hidrógeno de absorber
energía electromagnética cuando están sometidos a un campo magnético intenso (Bo). Estos núcleos, una vez
conducidos a un nivel energético mayor, tienden a relajarse hacia su condición energética basal,
intercambiando gran parte de la energía absorbida con las moléculas y núcleos vecinos, y sólo una pequeña
fracción de esta energía escapa del sistema, constituyendo la señal RM.
La RM, al igual que la Tomografía Computarizada (TC), produce imágenes digitales de una sección o plano del
organismo en las que la expresión de la anatomía se basa en ciertas propiedades físicas de los tejidos. La
imagen por TC representa un mapa de la densidad de electrones de los tejidos incluidos en el plano de
examen. La RM representa un mapa de la densidad de protones y, por ende, un mapa de la distribución del
agua por el organismo. En la TC sólo existe un factor físico responsable del contraste, el coeficiente de
atenuación del haz de rayos X. la RM es la síntesis de al menos tres parámetros tisulares: la densidad de
protones, el tiempo de relajación T1 y el tiempo de relajación T2.
El diagnóstico clínico por RM cumple su primer decenio y en su transcurso se han podido comprobar y apreciar
ciertas ventajas importantísimas, así como limitaciones que le impiden alcanzar todas las cotas deseables.
La ventaja más importante de todas y que forma el marco de consideración principal es que es un método de
examen que carece de los riesgos que entrañan las radiaciones ionizantes y no se le conocen otros riesgos
derivados de uso en la clínica.
La segunda ventaja consiste en ser una técnica con una excelente resolución de contraste, aproximadamente
500% mayor que la de la TC. Además, el contraste es regulable no meramente por software, sino creando
nuevas imágenes con diferentes escalas de grises que son expresivas de propiedades intrínsecas de los
tejidos. Esto se consigue mediante el empleo de diferentes secuencias de pulso, las cuales son un factor
53
operador dependiente. Consecuencia de ello son dos propiedades de incalculable valor diagnóstico. Unas es la
gran sensibilidad de la RM en detectar la lesión anatomopatológica, siempre que dicha lesión conlleve un
cambio en la cantidad regional del agua tisular. Otra es la representación visual de estructuras anatómicas
hasta ahora insuficientemente visualizadas o percibidas sólo tras la introducción de contraste artificial:
meniscos, cartílago articular, tendones, ligamentos, quiasma óptico, etc.
La tercera gran ventaja es que permite una representación de la anatomía en cualquiera de los tres planos
ortogonales; de hecho en cualquier plano del espacio que mejor se adapte a la especial configuración de la
anatomía o del proceso que se vaya a estudiar. Se entiende que se trata no de reconstrucciones, sino de toma
directa de datos originales es esa proyección, con toda la resolución espacial, resolución del contraste y campo
de visión de una imagen original.
La cuarta ventaja es la sensibilidad de la RM al flujo vascular. La sangre es el tejido más rico en protones del
organismo, pero al encontrarse en movimiento y atravesar los planos en los que se está produciendo la
excitación por la RF, y dependiendo de su dirección con respecto al plano de examen y de su velocidad (sangre
arterial o venosa), puede aparecer en la RM bidimensional como una región sin señal (en negro) o con una
señal de gran intensidad (en blanco).
Estas ventajas de la RM se traducen en importantes contribuciones diagnósticas que la sitúan como el método
de elección en el examen de determinados órganos (tronco encefálico, cerebelo, médula espinal), determinadas
estructuras anatómicas (espacio subaracnoideo, ligamentos, cartílagos, tendones y sinovial intraarticular) y
determinadas zonas topográficas del organismo (médula ósea del interior de los huesos largos, unión cérvico-
dorsal, base del cráneo).
La RM es una técnica inespecífica de examen, ya que lesiones con muy diferentes mecanismos fisiopatológicos
o de etiología diferente aparecen con la misma expresividad. La RM es una técnica de resultados
estereotipados, pues la mayoría de las lesiones aparecen hipointensas en T1 e hipertensas en T2, con
independencia de su naturaleza.
La RM no es una modalidad adecuada de examen en pacientes que por estar gravemente enfermos se
encuentran conectados a equipos electromecánicos de soporte vital tales como respirados artificial, bomba de
perfusión intravascular y otros similares. El funcionamiento de estos equipos se puede afectar, a veces
preferentemente, por la acción del flujo magnético, y, recíprocamente, causan los suficientes artefactos como
para que la RM pierda su calidad diagnóstica. En la misma línea están los pacientes portadores de marcapasos,
que deben ser considerados antes de pasar a examen. Los pacientes con cuerpo extraños metálicos tanto de
origen accidental (esquirlas de soldaduras, postas) como quirúrgicos (clips metálicos en estructuras vasculares,
prótesis desplazables) deben ser identificados, y hay que posponer el estudio hasta determinar si además de
metálicos son ferromagnéticos, los que les haría susceptibles de ser desplazados por el CME con riesgo de
lesión.
La cooperación que se desea del paciente es la misma para la TC. En la TC es una adquisición de datos
(2seg.) produce una sola imagen. La RM arroja un número de imágenes en unidad de tiempo mucho mayor
pero empleando tiempos de adquisición largos (entre 4 y 20min), por lo que cualquier movimiento durante este
tiempo tiene mayor repercusión en el desarrollo del estudio.
Los estudios comparativos en RM, tanto para definir la cronopatología de una lesión como para valorar la
respuesta tras una terapéutica, requieren una extrema prudencia en su interpretación. Una de las
características más sorprendentes de la RM en relación con todas las otras técnicas que se emplean en
54
radiodiagnóstico es la ausencia de una escala universal de grises. El contraste en la RM depende en parte del
operador pues está relacionando directamente la secuencia que se elige para el estudio y los parámetros (TR y
TE) con que se diseña tal secuencia. Existe un número muy grande de diferentes secuencias, que se hace
incluso mayor si consideramos todas las permutaciones posibles de dichos parámetros. Si añadimos que los
diferentes tomógrafos RM pueden tener imanes de distinta potencia resulta evidente la dificultad de establecer
conclusiones diagnósticas al comparar ciertos estudios basándose exclusiva o fundamentalmente en cambios
en la intensidad de la lesión.
Los estudios comparativo en RM, tanto para definir la cronopatología de una lesión como para valorar la
respuesta tras una terapéutica, requieren una extrema prudencia en su interpretación. Una de las
características más sorprendentes de la RM en relación con todas las otras técnicas que se emplean en
radiodiagnóstico es la ausencia de una escala universal de grises. El contraste en la RM dependen en parte del
operador pues está relacionando directamente la secuencia que se elige para el estudio y los parámetros (TR y
TE) con que se diseña tal secuencia. Existe un número muy grande de diferentes secuencias, que se hace
incluso mayor si consideramos todas las permutaciones posibles de dichos parámetros. Si añadimos que los
diferentes tomógrafos RM pueden tener imanes de distinta potencia resulta evidente la dificultad de establecer
conclusiones diagnósticas al comparar ciertos estudios basándose exclusiva o fundamentalmente en cambios
en la intensidad de la lesión.
Los constituyentes básicos del núcleo atómico son el protón y el neutrón, excepto en el caso del núcleo de
hidrógeno, cuyo único componente es el protón. Cada protón posee un momento angular inherente llamado
spin. Igualmente posee una carga eléctrica positiva cuyo valor define la unidad. La rotación del protón induce un
campo magnético tal que le hace similar a un dipolo magnético o aguja imantada. Este campo magnético se
puede representar por un vector que describe su intensidad y su dirección, y que se conoce igualmente con el
nombre de spin.
En ausencia de un campo magnético externo los dipolos magnéticos, espines o protones (que de todas estas
formas pueden llamarse) están orientados al azar. Cuando se aplica un campo magnético estático (CME), un
pequeño porcentaje de ellos tiene tendencia a orientarse con dicho campo produciendo un vector magnético
microscópico (Mo). El dipolo magnético se encuentra sometido a dos fuerzas, una la de su momento angular y
otra la del CME; el compromiso entre ambas produce un movimiento de precesión alrededor del eje del CME,
similar al de una perinola que va bamboleándose conforme la gravedad interacciona con la fuerza de rotación
sobre su eje (Fig. 4.1).
55
La rapidez de precesión es proporcional a la fuerza o intensidad del CME y es específica de cada especie
nuclear, siendo esta la frecuencia de resonancia (f). el hidrógeno en un CME de 0.35T resonará a 15 MHz y en
un campo de 0.7T, lo hará a 30 MHz.
Si en esta situación se coloca un detector de radiofrecuencia cerca de esta muestra magnetizada sólo se
percibirá ruido y ninguna señal, ya que todos los núcleos de hidrógeno está precesando fuera de fase. Si la
muestra magnetizada se irradia con un pulso de ondas de radiofrecuencia (RF) con una frecuencia coincidente
con f ocurrirá un fenómeno interesante; los núcleos comienzan a precesar, todos ellos, en fase y emiten una
señal coherente. Esta es la señal detectada por el receptor de RF (Fig. 4.2).
De acuerdo con la mecánica cuántica, el protón sólo puede adquirir dos estados energéticos: en la misma
dirección que el vector del CME (spin up; paralelo) o en contra de él (spin down; antiparalelo); el primero es el
de menor energía de los dos posibles.
Magnetización macroscópica
Aunque la mecánica cuántica describe con mayor rigor el fenómeno de la resonancia magnética, en general se
comprende con mayor facilidad aplicando un enfoque dentro de la física clásica (mecánica newtoniana). Por
convencionalismo, los vectores de un campo magnético se describen dentro de un sistema de coordenadas
cartesianas tridimensionales, donde el eje z es paralelo al eje central del CME. Los ejes x e y forman un plano
perpendicular al eje z, y son perpendiculares entre sí. Para mayor facilidad de representación de la evolución
del vector de magnetización (Mo), es conveniente suponer que x e y están en rotación sincrónica con el
movimiento de presión. Este convencionalismo sitúa al observador dentro del sistema y rotará con él alrededor
del eje z, y cuando se adopta se le conoce por el nombre de marco de referencia rotatorio. Ello simplifica la
descripción y representación tanto de la excitación como de la relajación magnética, y elimina el componente
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rotatorio de los esquemas. La resultante o promedio de todos estos momentos magnéticos es un vector de
magnetización (Mo) resultante de la consideración conjunta o suma vectorial de todos ellos, que se puede
considerar alineado a lo largo del eje z. Como precesan incoherentemente entre sí, el componente de
magnetización sobre el plano xy se auto cancela, y queda sólo el componente longitudinal de la magnetización
a lo largo del eje z.
En presencia del CME todos los protones precesan alrededor de su eje z, pero cada uno de los diferentes
puntos del ciclo precesional, ya que están fuera de fase, inscribiendo un cono alrededor de dicho eje z. Para
que se pueda detectar la magnetización debe ser trasladada o inclinada, parcial o totalmente al plano
transversal (xy), donde continuará precesando a la f y donde inducirá un voltaje al cortar perpendicularmente el
bobinado de un receptor RF orientado transversalmente. La magnetización transversal (Mxy) aparece tras la
aplicación de un pulso RF F0 a lo largo de un eje perpendicular a la dirección del CME. El grado de
desplazamiento logrado depende de la intensidad y duración del pulso excitador. Si la duración de un pulso es
tal que rota la magnetización 900, se habrá logrado trasladar toda la magnetización longitudinal al plano
transversal (Mz= 0; Mxy= Mo). Tal pulso se conoce como pulso RF 900 . En términos de eficacia en relación con
la señal RM, el pulso de 90º es el máximo posible. Igualmente, un pulso de 1800 es uno cuya duración e
intensidad es el doble que la del pulso de 90º, lo que originará un vector de magnetización rotado un ángulo de
180º con el eje z, es decir, en la dirección del eje z. nótese que un pulso así, por sí mismo, no es suficiente para
producir señal RM ya que no existe componente en el plano transversal.
Cuando todos los núcleos contribuyentes precesan en fase, la señal inducida tendrá su máxima amplitud o
intensidad. Pero, inmediatamente, los núcleos perciben individualmente diferentes campos magnéticos y
consecuentemente comienzan a precesar a diferentes frecuencias individuales, unos más rápidos y otros más
lentos. Los núcleos pierden sucesivamente coherencia de fase, lo que conduce a una disminución o
acortamiento del vector de magnetización en el planoxy. La señal pierde progresivamente magnitud y al final
desaparece conforme la fase de precesión de cada protón se distribuye aleatoriamente. Cuando Mxy= 0
significa que los protones han vuelto a alcanzar su orientación al azar. La señal así generada recibe el nombre
de señal por caída libre de la inducción (FID, Free Induction Decay). La amplitud al principio de la señal está
relacionada con el número de núcleos que contribuyen al proceso RM, es decir, con la densidad de spín (D),
como es fácil de deducir.
Se deben hacer cuatro consideraciones sobre la FID con interés práctico: 1) La FID s la señal de la RM.
Consiste pues en una señal oscilante, sinusoidal y exponencialmente decreciente con una constante de tiempo
T2*. La FID contiene la información espectrográfica de la RM. Su detección directa es posible, pero con
artefactos. 2) No es la señal utilizada comúnmente para formar la imagen en RM clínica, en parte por razones
técnicas, ya que su comienzo inmediato tras cesar el pulso excitador de RF hace que ambas se superpongan; y
al suceder tan temprano con respecto a la secuencia y desaparecer tan rápidamente, dificulta la necesaria
aplicación de gradientes para poderla localizar en relación con una matriz espacial. 3) De la FID no puede
extraerse mucha información T2. Su amplitud máxima inicial está dominada por la D. La FID se agota mucho
antes de que haya una relajación T2 efectiva. La FID decae rápidamente con una constante efectiva de tiempo
T2*. Este T2* se define como el tiempo necesario para que la magnetización transversal decaiga o se reduzca a
un 67% de su valor inicial. 4) El asterisco (*) tras el T2 (T2*) se emplea para indicar que la pérdida de señal FID
o de cualquier otra señal se debe al efecto de desfase que ejercen conjuntamente sobre los espines: a) las
heterogeneidades del CME, y otras heterogeneidades externas (susceptibilidad magnética, fenómeno de
cambio químico, acción de los gradientes, etc.), y b) el efecto intrínseco de desfase debido a la influencia espín-
espín que caracteriza a la composición intramolecular de la sustancia o tejido biológico que se examina, es
decir, por el T2 verdadero o simplemente T2.
Debido a estas razones es por lo que la señal en RM clínica no se lee de forma directa como FID sino que se
57
recoge, tras manipularla, como una reflexión o eco de la misma que se produce más tardíamente en la
secuencia, con menor amplitud y con un perfil de onda creciente-decreciente como dos FID minúsculas
colocadas adyacentes y de espaldas una a la otra.
A diferencia de la FID, que resulta de la acción de un solo pulso RF, la señal eco resulta del efecto combinado
de dos pulsos sucesivos de RF. El proceso de relajación transversal con constante de tiempo T2* es muy rápido
(T2* >T2). Una vez que cesa el pulso RF, los dipolos comienzan a perder coherencia de fase. Pasado un corto
tiempo están apuntando en direcciones diferentes y llega un momento en que los dipolos están opuestos.
Cuando esto sucede, la resultante de la magnetización transversal es nula y la señal FID se extingue.
Si se aplica un segundo pulso después de un tiempo tras el primero, la señal reaparece milagrosamente. En
realidad lo que sucede es que la señal, más que extinguirse, se desorganiza. El segundo pulso de 180º
reorganiza el movimiento de los espines en el plano xy, invirtiendo la dirección del desfase al moverse en
direcciones opuestas a la que tenían antes, y así los espines que previamente se movían separándose unos de
otros, ahora, tras dicho pulso, se mueven unos hacia otros, convergiendo en fase. Cuando los espines vuelven
a precesar en fase, la magnetización transversal alcanza otra vez su máximo. este nuevo máximo, el espín-eco,
es lógicamente de menor amplitud que la FID debido a la pérdida irreversible resultante de la relajación
intrínseca espín-espín, o T2 verdadero.
Este artilugio si produce la señal en forma de eco de la original es útil ya que elimina las heterogeneidades de
campo magnético externo y las locales (cambio químico, susceptibilidad magnética) siempre que todas ellas
sean de valor constante en el tiempo, con lo cual el proceso T2* se convierte en T2. El fenómeno puede
repetirse cada vez que se aplica un nuevo pulso de 180º, aunque cada vez el eco será de menor intensidad. La
magnitud de la señal espín-eco depende del tiempo (T) que media entre el pulso de 90º y el de 180º. Este
tiempo es igual a TE/2.
Para producir la señal RM en forma de ECO se puede utilizar bien la intervención de un pulso RF, como en las
secuencias SE e IR, o bien la activación específica de un gradiente bifásico, como en las secuencias GE.
Aunque tanto T1 como T2 contribuyen, la señal RM depende más directamente del valor del T2.
La relajación representa la forma, el modo y sobre todo la rapidez con que los espines se recuperan del efecto
perturbador de la irradiación electromagnética externa. La relajación en RM depende de las características
químicas y biofísicas de la materia en la cual se relajan los protones, que en nuestro caso son los tejidos
biológicos.
La recuperación del estado energético basal de los protones es un fenómeno estimulado requiere la existencia
de campos magnéticos fluctuantes de origen nuclear y molecular creados en el citosol y en el líquido intersticial.
Estas interacciones magnéticas en los tejidos son la que promueven tanto la relajación T1 como la T2. El que
influya una más que la otra, o ambas por igual, depende de la tasa de fluctuación de estos campos magnéticos
tisulares, como se verá más adelante.
El T1 y el T2 son propiedades inherentes de cada tejido y no pueden ser variados por la técnica de pulsos
empleados. El T1 en la mayoría de los tejidos biológicos oscila en un intervalo de 200 a 2000 ms. Los valores
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de T2 son solamente un 10 a un 20% del valor del T1 en esos mismos tejidos y se incluyen en un intervalo
entre 20 a 200 ms, excepto para el caso de líquidos puros como el LCR o la orina, cuyo T2 alcanza 1 500 a
2000 ms.
El T1 de cualquier sustancia es siempre mayor o igual que el T2. Esto es lógico ya que cuando se dice que una
sustancia ha completado su relajación T1 significa que ha recuperado por completo la magnetización
longitudinal (Mz =Mo) que tuvo inicialmente. Si en este momento aun persistiera magnetización en el plano
transversal, la suma de la magnetización longitudinal y transversal daría una magnetización mayor que con la
que se comenzó en situación de equilibrio. Cualquier cosa que promueva la relajación T1 también promueve la
relajación T2, pero la relajación T2 puede transcurrir sin que exista relajación T1.
En términos de mecánica cuántica la relajación T1 representa el tiempo durante el cual persiste el estado de
excitación nuclear, y la relajación T2 representa el tiempo en que persiste la coherencia en fase impuesta a la
magnetización por el aporte de energía externa representando el estímulo RF.
En el citosol y en el intersticio de los tejidos humanos todas las moléculas grandes y pequeñas están en
permanente estado de movimiento, oscilando y colisionando entre sí. En el medio líquido o semilíquido estos
movimientos brownianos son de dos tipos: traslación y rotación molecular. Los movimientos moleculares y las
interacciones dipolo-dipolo que ocasionan son el origen de fluctuaciones magnéticas o de campos magnéticos
locales oscilantes cuyas frecuencias varían dependiendo del tamaño molecular, desde frecuencias cercanas a
cero hasta frecuencias coincidentes con la frecuencia de Larmor del experimento RM y superiores a ella.
El efecto de los campos magnéticos locales, estáticos, con frecuencias cercanas a cero es alterar la frecuencia
de precesión de los protones provocando el desorden en la magnetización transversal, y haciéndola
desaparecer con una constante de tiempo T2. Los campos magnéticos locales con oscilaciones o fluctuaciones
próximas o coincidentes con la frecuencia de Larmor (como es el caso de las moléculas de agua dispuestas en
la vecindad de macromoléculas proteicas) provocan transiciones entre los dos posibles estados de energía de
los protones, promoviendo la relajación longitudinal con una constante de tiempo T1 y conduciendo al sistema
de equilibrio térmico y a la recuperación de la magnetización longitudinal original.
Fluctuaciones magnéticas más rápidas que las de Larmor (el caso de moléculas pequeñas que oscilan
rápidamente como la del agua pura) son relativamente ineficaces a la hora de promover la relajación
magnética. Por ello, el agua libre o pura tiene unos tiempos de relajación muy largos.
La base de la relajación residen precisamente en la presencia de estos campos magnéticos locales, producidos
por la interacción dipolo-dipolo entre núcleos vecinos, y por el magnetismo de origen molecular. Esto nos
conduce al hecho crucial en RM de que el campo magnético (Bo) aplicado, por muy uniforme que sea, no es el
único que experimentan los protones, por lo cual existe la relajación. Esta es también la razón por la que los
protones, en equilibrio térmico, cuando están constituyendo la magnetización longitudinal no precesan en fase,
y no lo hacen porque existen campos magnéticos moleculares de características constantes o no fluctuantes.
Los campos magnéticos locales que oscilan a frecuencias cercanas a la de Larmor son la causa de que el
equilibrio térmico no sea estático sino que se alcance mediante continuas transiciones de los protones entre los
dos niveles posibles de energía.
Los componentes de un tomógrafo RM que le dan su singularidad residen en el túnel de examen y son tres: el
imán, las bobinas de RF y los gradientes de campo (Fig. 4.3).
El imán
El componente más voluminoso del tomógrafo RM es el imán, que debe producir un campo magnético externo
59
(CME) con tres características fundamentales: una gran intensidad, permanencia en el tiempo y uniformidad.
Los electroimanes que se emplean en RM comprenden intensidades de campo que, expresadas en testas (T),
oscilan entre mínimos de 0.06 T y máximos de 2T (1 tesla equivale a 104 gauss [G]). Con objeto de apreciar
estas magnitudes se puede tomar como referencia que el campo magnético de la Tierra es de 0.5 G.
La mayoría de imanes empleados en los tomógrafos RM son electroimanes que utilizan hilos de material
superconductor alrededor de un cilindro hueco que, para manifestar esta cualidad (superconducción) necesitan
estar inmersos en helio líquido a 4º Kelvin. Una vez energizado, el electroimán superconductor mantiene la
intensidad del campo por tiempo indefinido.
Las líneas de fuerza del campo Bo están orientadas a lo largo del eje mayor del tomógrafo, es decir, paralelas
al eje longitudinal del cuerpo. Con objeto de mantener la simetría en el sistema cartesiano de referencia sobre
el que se desarrolla el fenómeno se hace coincidir a éste con los ejes del tomógrafo. Así, el eje z coincide con el
eje longitudinal del tomógrafo, el eje y con el eje antero-posterior (de arriba abajo) y el eje x con el eje
izquierda- derecha. Estos dos últimos ejes x-y definen el plano axial del tomógrafo perpendicular al eje
longitudinal.
Bobinas
Las bobinas RF son emisoras de radio que constan de un elemento transmisor y de otro receptor, los cuales
pueden estar físicamente integrados en una sola pieza (bobina para cráneo, cuerpo entero, rodilla o tobillo) o
separados, según convenga a la configuración y tamaño de la zona anatómica que se vaya a examinar. En el
caso de este último diseño, la bobina de
, y b) la bobina receptora de la señal debe estar diseñada y orientada de forma tal que sea más sensible a los
cambios que se producen por la rotación de la magnetización en el plano transversal. Esta última propiedad
determina la forma y la configuración de las distintas bobinas que se emplean en la RM diagnóstica.
Existen cuerpo se utiliza como elemento transmisor en conjunción con una bobina receptora más pequeña
situada sobre una de las dos superficies, anterior o posterior, de la parte que se examina.
La bobina de superficie debe ser pequeña para mejorar la relación S/R, mientras que el elemento transmisor
60
debe ser comparativamente grande para producir un campo electromagnético de excitación relativamente
uniforme.
La razón entre el tamaño de la bobina y el volumen de la parte que se examina debe ser elevada, pues se trata
de adaptar el tamaño de la bobina al volumen de la zona (esto se conoce como factor de llenado).
La sensibilidad de un sistema receptor disminuye rápidamente con la distancia a la fuente de la señal, lo que
representa una ventaja de las bobinas de superficie debido a la proximidad con que pueden colocarse en
relación con la parte que se examina.
La bobina es tan sensible a la señal RM como al ruido. El elemento receptor deber estar sintonizado para recibir
en la banda de frecuencia propia de la señal RM. Así se eliminan otras frecuencias por las que se transmite el
ruido (falsa señal) y se evita incorporarlo al contraste de las imágenes. La señal RM es muy débil, del orden de
varios microvoltios, y debe ser preamplidicada y amplificada previo paso al ordenador Fig. 4.4).
Los núcleos de hidrógeno disipan la energía suministrada emitiendo radioondas de forma coherente, que, como
ya se ha visto, pueden ser detectadas por el elemento receptor de la emisora. Esta señal que será finalmente
convertida en el contraste de una RM sólo puede originarse del giro o precesión de la magnetización en un
plano perpendicular a la dirección general del Bo. Dado que en la mayoría de los tomógrafos la orientación del
Bo es horizontal, la única señal útil o mensurable es la que precesa en el plano horizontal x-y. se deduce de
esta observación que: a) la relajación longitudinal no puede medirse directamente numerosos tipos, tamaños y
configuraciones de las bobinas de superficie: circulares (radio: 12-15 cm) de en silla de montar, en media silla
de montar, etc. Gran parte de las diferencias de calidad entre los exámenes RM atribuibles a factores técnicos
se deben a la homogeneidad del CME del tomógrafo y a lo adecuado del tipo, tamaño y calidad de la bobina
seleccionada.
Gradientes magnéticos
Los gradientes tienen por objeto codificar espacialmente la señal de RM, ya que si el objetivo final es formar
una imagen, es necesario poder asignar una localización espacial correcta a los núcleos que emiten la señal. La
manipulación de la frecuencia de Larmor es la base de la localización espacial de RM.
Los gradientes son tres pares de bobinas electromagnéticas con un diseño espacial que se disponen sobre un
cilindro coaxial al eje del túnel de examen que acoge al paciente. Producen campos magnéticos lineales, de
pocos milisegundos de duración, multidireccionales, que pueden dirigir a lo largo de cada uno de los ejex x, y, z
del espacio, y con intensidades de tan sólo una minúscula fracción del Bo (alrededor de 10 militeslas [mT] a lo
largo de una distancia de un metro).
La codificación espacial se consigue por la superposición sucesiva o conjunta de estos tres gradientes sobre el
campo magnético uniforme Bo, lo que produce una variación o cambio en la frecuencia de resonancia o en el
ángulo de fase de los protones en función de su posición respecto a la dirección del gradiente.
Los gradientes hacen que el campo magnético estático sea, durante unos milisegundos, un poco más fuerte en
un extremo y un poco más débil en el otro extremo del eje de actuación.
Un gradiente magnético (Gz) perpendicular al plano de proyección deseada (axial, sagital o coronal) determina
el plano de topografía. Una vez seleccionado el plano de la topografía, es necesario diferenciar las señales
provenientes de los puntos individuales (voxels) en ese plano. El método más empleado es la aplicación de un
análisis matemático conocido como transformada de Fourier. La transformada de Fourier (TF) es un proceso
matemático por el que se convierte una cantidad que es función del tiempo en una cantidad que es función de
la frecuencia.
La localización dentro del plano se consigue aplicando dos gradientes adicionales, uno a lo largo del eje y
(gradiente codificador de la fase) y otro a lo largo del eje x (gradiente codificador de la frecuencia o lector de
61
ese plano). El Gy se aplica al principio de la secuencia. Durante el tiempo de activación del gradiente los
núcleos comprendidos en una misma fila a lo largo del eje y experimentan diferentes intensidades magnéticas
debido al gradiente superpuesto. Los protones a un extremo de la fila sujetos a un campo mayor precesan más
rápido que los del otro extremo. Consecuentemente, al final del período de codificación de la fase, cuando el
gradiente se desactiva, los protones en la zona del campo más fuerte han acumulado un ángulo de fase mayor
que los que están en el extremo más débil. Una vez que cesa el Gy, los núcleos vuelven a precesar a la misma
frecuencia, pero se mantiene la diferencia acumulada durante el período de codificación de la fase.
El gradiente codificador de la frecuencia (Gx o gradiente lector) se aplica a veces durante la secuencia de pulso:
una al comienzo, al mismo tiempo que actúa el Gy, y otra al final, mientras se produce la señal espín-eco. Este
gradiente produce una variación lineal en intensidad del campo magnético a lo largo de la dirección x. Por ello,
las frecuencias de precesión de los protones en las filas de voxels a lo largo del eje x dependen de su
localización con respecto a dicho eje.
Para poder determinar la amplitud de la señal que hay que asignar a cada voxel es necesario acumular
suficiente información mediante la aplicación repetida del gradiente codificador de la fase. Para una matriz de
256 x 256, el número de ciclos requeridos es de 256; se recogen igualmente 256 señales espín-eco
provenientes del plano. Subsecuentemente, cada señal es primero convertida al dominio de frecuencias
mediante la aplicación de una primera TF. Una vez que todas las señales han sido así muestreadas y
transformadas, se aplica una segunda TF a lo largo de las columnas de datos de la matriz. Esta operación
finalmente proporciona el valor de la intensidad de cada uno de los 256 voxels.
SECUENCIA DE PULSOS
Los factores elegibles por el operador que pueden afectar al contraste de la RM son el tipo de secuencia, el
ángulo (α) de desplazamiento, el grosor del corte, el tamaño de la matriz, el campo de visión (FOV), el número
de promedios de una señal y el uso de contrastes externos.
La gran proliferación de secuencias, cada una con sus siglas, no debe hacer perder de vista el hecho
fundamental de que los elementos constituyentes del contraste en la RM (D, T1, T2) son siempre los mismos y
están todos ellos presentes en todas las secuencias. El propósito de una secuencia es permitir que se
manifieste preferentemente uno de estos parámetros evitando o reduciendo la participación de los otros dos. La
expresión “imagen potenciada en …” debe, pues, ser tomada literalmente.
62
Las secuencias SE son las primeras que se utilizaron y son las secuencias básicas del examen por RM. Gran
parte de la semiología diagnóstica por RM está basada en el comportamiento de las lesiones en esta
secuencias. Son la base del estudio del SNC, hueso y partes blandas, cuello y pelvis, completándose con las
secuencias gradiente eco (GE). Han sido desplazadas del tórax y del abdomen, que se estudian
preferentemente por las variantes ultrarrápidas de las GE, tales como la Turbo-Flash o Turbo-Grass.
El radiólogo hará bien en familiarizarse, en la medida de lo posible, con un número limitado de variantes de un
conjunto ilimitado de secuencias hasta conocer bien los tenues cambios de intensidad y su posible significado, y
recurrir a otras secuencias guiado por un aspecto de diagnóstico que quede sin resolver.
No es posible deducir racionalmente la determinación a priori del contraste de una supuesta lesión en función
de la secuencia elegida. La determinación de las secuencias adecuadas es un proceso empírico que se
consigue por el método de ensayo y error. Prueba de ello es el gran número de protocolos de exámenes
existentes, que varían según los diferentes grupos de trabajo.
la señal RM que emana de los tejidos proviene casi exclusivamente de los núcleos de hidrógeno (protones) que
forman parte del agua de los tejidos humanos. Esto supone una ventaja, ya que una molécula de agua contiene
dos núcleos de hidrógeno, lo que representan un gran número de protones disponibles para el fenómeno RM (1
cm3 de agua= 1023 protones). Además, el agua es un constituyente universal y abundante de todos los tejidos y
órganos biológicos: un 75% del peso del organismo humano es agua y un 1 cm3 de tejido blando contiene 1019
protones (Tabla N° 4.1).
Tipo de tejido T1 SE T2 SE
En los tejidos normales el 80% de la señal proviene del agua en el citosol citoplasmático y el 20% se origina en
el agua intersticial. En condiciones patológicas esta proporción se rompe y aumenta la señal proveniente del
intersticio.
La densidad de protones de los tejidos blandos es paralela a su contenido en agua. Cuando se instaura un
proceso patológico, los cambios que se producen en la densidad de protones casi nunca son mayores de un
10%. El contraste entre tejido normal y patológico de una imagen basada en este hecho sería muy pobre. Sin
embargo, los cambios que se producen en los tiempos de relajación son mucho mayores, del orden de varios
cientos por cien. La interpretación de los cambios de la señal RM se realiza en términos de diferencias en
valores T1 y T2; así, son de menor trascendencia los mínimos cambios de la densidad de protones. En sólo
contadas ocasiones el incremento de densidad protónica domina la señal RM en las imágenes, como es el caso
de las lesiones que pasan de sólidas a líquidas, como en la formación de quistes y en la licuefacción de un
coágulo. En la licuefacción del coágulo, la densidad protónica de la disolución acuosa compensa el
acortamiento del T2 propio de una sustancia paramagnética (metahemoglobina) y contribuye a aumentar la
señal en vez de disminuirla.
63
Semiología RM del paramagnetismo artificial y natural
La RM es un fenómeno de origen exclusivamente nuclear, y tal como se emplea en la clínica, está basada en la
resonancia del núcleo de hidrógeno (RM por protones). Aunque la magnetización nuclear es la base del
contraste en RM, las propiedades magnéticas de los tejidos están determinadas principalmente por la
configuración electrónica de sus átomos y sus moléculas.
La susceptibilidad magnética es la propiedad que presenta una sustancia o tejido biológico de adquirir
propiedades magnéticas en presencia de un campo externo al causar una distorsión local de las líneas de
fuerza del mismo. Este efecto distorsionador consiste en repeler o en concentrar las líneas de fuerza del campo
al que se somete la sustancia en cuestión. Dos tipos de susceptibilidad magnética son relevantes al considerar
a los tejidos humanos: el diamagnetismo y el paramagnetismo.
Una carga eléctrica móvil genera un campo magnético, que en el caso del electrón se conoce con el nombre de
dipolo electrón. La mayor parte de los constituyentes de los tejidos humanos están formados por carbono,
oxígeno e hidrógeno. En los átomos y moléculas de estos elementos, los electrones orbitales están dispuestos
por pares. El pareado orbital determina que el espín angular de estos electrones sea de momentos opuestos, lo
que anula o minimiza las interacciones magnéticas del elemento. Aunque esta disposición orbital en pares
determina un momento magnético nulo, no dejan de representar cargas eléctricas confinadas y que circulan
orbitalmente, por lo que presentan un momento angular no nulo. Cuando tales átomos se colocan en un flujo de
fuerzas magnéticas externas generan un tenue campo magnético propio que se opone a la dirección del flujo,
que causan una mínima reducción o resistencia a la intensidad del campo aplicado. Estos elementos se
denominan diamagnéticos (más del 99% de los tejidos humanos son diamagnéticos).
Algunos átomos y algunas moléculas cargadas electrónicamente (iones) poseen electrones impares en sus
orbitales externos, lo que determina un momento magnético neto. Cuando son colocados en un CME, tales
sustancias alinean su potente momento magnético con la dirección del campo, concentran las líneas de fuerza
y aumentan la intensidad localmente. Este fenómeno se denomina paramagnetismo electrónico. El
paramagnetismo apenas se produce en condiciones biológicas. El número de sustancias paramagnéticas que
se producen en circunstancias patológicas está prácticamente limitado a los productos de degradación oxidativa
de la hemoglobina que se originan en la hemorragia intersticial o coágulo, y a la presencia ocasional de ciertos
iones paramagnéticos. El contraste artificial que se utiliza en la RM con fines diagnósticos es un agente
paramagnético externo (Fig. 4.5).
Las sustancias paramagnéticas actúan como centros promovedores de la relajación del agua tisular en su
zona de dominio o susceptibilidad magnética, modificando la escala de tiempo del proceso de relajación del
núcleo de hidrógeno. Ejemplos de iones que contienen electrones impares son el Fe2+, Fe3+, Cu2+, Cr3+ y
Gd3+
64
El elemento paramagnético artificial que más se usa es
el Gadolinio-DTPA, además del manganeso. Estos
facilitan la relajación T1, potenciando las secuencias
T1. Tales elementos se inyectan por vía endovenosa.
En el sistema musculo esquelético, cualquiera que sea
el tipo de lesión (tumoral, infecciosa, contusiona! o
vascular), al producirse un aumento de la permeabilidad
capilar, el Gadolinio va a acumularse en el intersticio
intercelular de la lesión y producirá un aumento de
señal en T1 (decimos entonces que la lesión ha captado
Gadolinio). En el cerebro, por el contrario, existe la
llamada barrera hematoencefálica formada por las
células gliales que impiden el paso al intersticio del
Gadolinio. Solamente los procesos muy agresivos como
los tumores van a destruir la barrera hematoencefálica y
hacer que el contraste se acumule en el intersticio. Por
lo tanto, en el cerebro, el Gadolinio puede servir para
caracterizar las lesiones. El empleo del Gadolinio ha
demostrado su utilidad en el diagnóstico diferencial de
las fracturas de stress, las roturas (ligamentarias,
tendinosas, musculares), las entesopatías, las necrosis
avasculares, los abscesos óseos y de tejido blando.
También el Gadolinio ayuda en el diagnóstico y
estadiaje de los tumores, etc. Las secuencias dinámicas
tras la inyección de Gadolinio se utilizan en la diferenciación de los tumores benignos de los malignos, en la
diferenciación de la fibrosis postratamiento (radioterapia o quimioterapia) de la recidiva tumoral, en la
diferenciación del edema peritumoral del tumor en sí, etc (Fig. 4.6).
La sangre es un tejido líquido y con un gran contenido en agua, y por tanto con un gran potencial para producir
una señal RM intensa. Sin embargo, la apariencia de los vasos sanguíneos en la RM es variable (unas veces
aparecen con alto contraste y otras, con contraste bajo o nulo). La razón es que la señal del flujo vascular en
RM está dominada por un movimiento en vez de por la constitución biofísica del tejido. El contraste de la sangre
circulante depende de la velocidad del flujo, de las características del mismo (laminar o turbulento), de la
dirección del flujo en relación con el plano de examen, del tipo de secuencia empleada, incluyendo los
parámetros TR y TE, y del método de adquisición (2-D o 3-D) de las imágenes. La base de la angiografía por
RM (ARM) radica en la diferencia de señal que puede obtenerse entre los protones movibles circulantes y los
que permanecen estacionarios. Esta diferencia de señal se origina mediante dos mecanismos o fenómenos que
ya se producen en la RM estática o convencional, los cuales, aunque permiten la identificación del flujo, eran
también considerados entre los artefactos que había que eliminar o disminuir (Fig. 4.7).
Uno de estos mecanismo se basa en el tiempo de paso o vuelo (Time of Flight)(TOF) de los protones en flujo a
través del plano de la imagen. El otro, conocido como contraste de fase (CF), se basa en los cambios en el
ángulo de fase que adquieren los protones movibles al fluir entre zonas de gradientes magnéticos.
El efecto TOF puede producir un aumento de señal del flujo que llega al plano, en primer lugar por la
disminución de la magnetización que se produce en los protones incluidos en este plano estacionario de
examen, debido a que no logran una recuperación completa durante el periodo TR, que es muy corto. La
magnetización de los protones en el volumen de la imagen se mantiene en un estado de saturación parcial. Por
otra parte, la magnetización de los protones que están fuera del plano es total, ya que están libre de saturación.
65
Conforme el flujo sanguíneo transporta estos protones con una magnitud de la magnetización intacta al plano
del examen, al ser sometidos a la excitación RF, producen una señal muy intensa.
Este mismo mecanismo puede tener un efecto contrario sobre la intensidad de la señal, si consideramos ahora
al flujo como un fenómeno de escape o fuga del plano. Los protones movibles que al haber estado incluidos en
el plano de examen adquieren una máxima excitación se relajan a otro nivel emitiendo su señal fuera del plano
de consideración. Esta disminución de intensidad se producirá siempre que el flujo de salida sea
suficientemente rápido (flujo de alta velocidad) para que los protones escapen entre la excitación y la lectura de
la señal, por ejemplo, entre el pulso de 90 y el de 180º en una SE.
Este transporte de la magnetización longitudinal de una región a otra se conoce con el nombre de TOF y se
aplica a vasos orientados perpendicular u oblicuamente al plano. Puede producir un aumento o refuerzo de la
señal debido al flujo de entra o por el contra, una pérdida de señal debido al flujo de salida. Estos cambios
afectan a todos los vasos con sangre circulante, con independencia de su dirección u orientación.
La imagen de flujo por contraste de fase (CF) se basa en que los protones estacionarios tienen un ángulo de
fase nulo al tiempo del eco (ya sea espín-eco o GE) debido al efecto refasador que en sí mismo representa el
eco. Por el contrario, los protones en flujo adquieren distinto ángulo de fase, negativo o positivo, que es
proporcional a la velocidad (de flujo) con la que atraviesan zonas de gradientes magnéticos intra o extra plano.
Puede entonces concebirse una imagen que asigna un nivel de intensidad (gris intermedio) a aquellos voxels
estacionarios con ángulo de fase cero, y otras intensidades a aquellos voxels con ángulo de fase positivo
(brillantes) o negativo (negro). Así, el flujo intravascular puede ser representado por intensidades de señal
relativamente intensa (“sangre blanca”) o por señal relativamente nula (“sangre negra”), pero siempre en buen
contraste con la señal de fondo homogéneamente gris con que constantemente se manifiesta el tejido
estacionario.
***
1. Cabeza y cuello
Fosa posterior y meato auditivo: Síntomas que requieren la exclusión de un neurinoma del acústico (vértigo,
pérdida de la audición unilateral, tinnitus). Estudio de glomus yugulares. Parálisis facial. Diagnóstico de lesión
de la fosa posterior. Espasmo hemifacial. Neuralgia del trigémino. Neurinoma del acústico.
Órbita: Proptosis. Trastornos visuales. Valoración de lesiones o masas orbitales u oculares. Sospecha de
melanoma.
Senos paranasales: Estadificación de neoplasias pre quirúrgico. Distinción entre inflamación y neoplasia.
Tiroides y paratiroides: Valoración de bocio retroesternal. Evaluación del carcinoma tiroideo recurrente.
Detección y caracterización del adenoma paratiroideo.
Imagen vascular: Valoración de las arterias carótidas, en especial en su bifurcación. Valoración vascular
intracraneal de aneurismas e infartos. Visualización de malformaciones arteriovenosas (AVM). Oclusión de
vasos intracraneales, incluyendo trombosis del seno sagital.
Columna cervical: Hernia discal. Estenosis del canal cervical. Neoplasias. Mielopatía cervical (aun no
comprobable por clínica de la compresión radicular). Compresión o trauma de la médula cervical. Valoración de
la extensión de una infección o tumor de columna. Diagnostico de la malformación de Chiari y de la
siringomielia cervical (Se debe determinar la extensión total de la siringomielia, que puede prafectar a toda la
médula). Visualización de placas de esclerosis múltiple en la médula
Columna torácica: Afectación del disco de columna torácica. Compresión de la médula torácica. Visualización
de placas de esclerosis múltiple en la médula torácica. Tumor de médula torácica. Discitis y espondilodiscitis.
Visualización de la extensión inferior de una siringomielia cervical.
Columna lumbar: Prolapso de disco con compresión de la médula o de las raíces nerviosas. Disrafismo espinal
(para demostrar su extremo distal: siringomielia, diastematomielia). Discitis y espondilodiscitis. Valoración del
cono medular en pacientes con síntomas. Sindrome de fallo de la espalda. Aracnoiditis. Estudios
postquirúrgicos: recidiva de hernia discal versus fibrosis.
Columna en general: Compresión medular a nivel desconocido, debida a tumor medular primario o
metastático. Estudio de la médula ósea. Anomalías congénitas de la curvatura de la columna (escoliosis y
cifosis). Valoración de la extensión de una siringomielia. Enfermedad leptomeníngea.
67
3. Tórax - pulmón y mediastino: Detección y estudio de linfoadenopatíasmediastinicas. Estadificación de los
tumores bronquiales del sulcus central y superior. Alternativa al TAC en el mediastino y pared torácica en
pacientes hipersensibles al medio de contraste. Recidiva de linfoma Hodgkin versus masa adenopática
fibrosada. Distinción entre atelectasias compresivas versus obstructivas.
Corazón y grandes vasos: Diagnóstico y valoración del aneurisma aórtico y de la disección y coartación
aórtica. Valoración de anomalías congénitas complejas de corazón y grandes vasos. Diagnóstico de defectos
septales atriales y ventriculares. Valoración de la función ventricular. Valoración de la masa muscular
ventricular. Valoración de los vasos y de trombosis. Valoración de la disfunción valvular. Tumores para e
intracardiacos.
Timo: Valoración tímica de la miastenia gravis. Valoración general de las masas tímicas. Valoración del
mediastino post-operatorio.
Axilas: Diagnóstico y caracterización de metástasis de los ganglios axilares, especial, pero no exclusivamente,
en cáncer de mama. Diagnóstico y caracterización de masas axilares.
Plexo braquial: Diagnóstico y caracterización de lesiones del plexo braquial, especialmente las secundarias a
carcinoma de mama y de bronquios. Valoración del plexo braquial tras un trauma.
4. Abdomen
Hígado: Es el método más sensible y específico para la detección de las metástasis hepáticas. Es el método de
elección en el diagnóstico del hemangioma hepático. Detección del hepatocarcinoma. Confirmación de lesiones
focales y estadificación tumoral. Caracterización de enfermedad hepática benigna, especialmente hemangioma
e hiperplasia nodular focal. Demostración de la hemocromatosis. Estudio de cirrosis e hipertensión portal.
Estudio de nódulos de regeneración. Colangiografía RM
Vascular: Valoración preoperatoria del aneurisma aórtico abdominal. Demostración de grandes anomalías
vasculares. Demostración de la anatomía vascular hepática antes de la resección tumoral. Medición del flujo
portal. Valoración de la trombosis de la vena porta o hepáticas. Valoración de trombosis de la vena renal.
Valoración vascular previa a transplante renal.
5. Pelvis
Pelvis femenina: Valoración de anomalías congénitas del tracto urogenital. Diagnóstico y estadificación del
carcinoma de cérvix, carcinoma de útero. Valoración de tumores benignos del útero (leiomioma, fibroides).
Diagnóstico y estadificación de carcinoma de vejiga. Diagnóstico y estadificación de carcinoma de recto.
Valoración de fístula rectal, especialmente en pacientes con enfermedad de Crohn.
68
Obstetricia: Valoración de la desproporción pélvico-cefálica en segundo o tercer trimestre del embarazo.
Diagnóstico de placenta previa. Enfermedad pélvica incidental al embarazo y de anomalías fetales.
Cadera: Estudio de la necrosis avascular de la cabeza femoral. Diagnóstico de desgarros del labrum.
Fémur: Valoración de patología conocida o sospechada de tejidos blandos y hueso (tumores, infección).
Rodilla: Lesiones meniscales, lesiones de los ligamentos cruzados, ligamento cruzado tras reparación, bolsas,
etc. Desgarros musculares y tendinosos. Valoración de la condromalacia patelar y de la lateralización patelar.
Diagnóstico de tumores óseos y de lesión ósea dentro de la articulación de la rodilla. Se pueden visualizar la
casi totalidad de las lesiones de la rodilla: cartílagos, ligamentos y partes blandas.
Tobillo: Estudio de dolor de tobillo de causa desconocida. Estudio de tendinitis (en especial del tibial posterior).
Confirmación o exclusión de osteocondritis disecante. Valoración de ruptura o desgarro del tendón de Aquiles.
Necrosis avascular. Valoración post-traumática de la articulación del tobillo. Visualización de anomalías de las
partes blandas. Posible utilidad para la valoración del complejo de los ligamentos laterales.
Pie: Valoración de afecciones óseas y de las partes blandas (tumor, infección). Diagnóstico de traumatismo
óseo no visible con radiografía convencional. Diagnóstico de tumores óseos. Neuroma de Morton.
Vascular: Valoración de enfermedad vascular periférica. Valoración de la vasculatura normal (previa a cirugía
arterial de by-pass coronario para determinar la localización óptima para transplante). Patología arterial
periférica no aguda como alternativa a la angiografía y/o al eco-Doppler.
Hombro: Diagnóstico y valoración del síndrome de pinzamiento e inestabilidad. Estudio del manguito de los
rotadores, del labrum, lesión de Hill-Sachs. Valoración del síndrome de hombro congelado.
Muñeca y mano: Estudio de dolor de muñeca de origen desconocido (desgarros del cartílago triangular,
osteonecrosis del semilunar -enfermedad de Kienböck-, ganglios ocultos). Valoración de la necrosis avascular
del escafoides tras un traumatismo. Diagnóstico del síndrome del túnel carpal. Valoración precoz de la artritis
reumatoide. Valoración de ligamentos cuando se sospecha inestabilidad de la muñeca.
8. Imagen pediátrica: Diagnóstico de tumor, infección, etc. Valoración de anomalías del desarrollo e imágenes
de mielinización. Valoración de malformaciones congénitas. Estudio de epilepsia resistente a fármacos.
Investigación de anomalías de conducta y fallos del crecimiento. Enfermedad del disco juvenil y discitis.
Valoración de la espina bífida. Diagnóstico de testículo no descendido. Displasia esquelética. Valoración de
anomalías congénitas cardiacas y de los grandes vasos.
***
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4.6 MEDIDAS DE SEGURIDAD
El paciente debe ser cuidadosamente interrogado para conocer la presencia de sustancias paramagnéticas
como:
Toda persona que entre dentro de la sala de exploración debe dejar en el exterior los objetos paramagnéticos
que puedan ser atraídos por el imán.
Evitar la administración de cualquier tipo de medio de contraste de RM a las mujeres embarazadas, debido a
que el Gadolinio atraviesa la placenta y aparece en la vejiga fetal solo unos momentos tras su administración
intravenosa.
Se recomienda que las madres no proporcionen leche durante las 36 a 48 horas tras la administración del
medio de contraste de RM.
Informar al paciente, sobre los aspectos específicos del examen de RM, incluyendo el nivel de ruido inducido
por el gradiente, las dimensiones internas del aparato y duración de la exploración, para evitar claustrofobia,
ansiedad y trastornos de pánico.
70
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