Lesiones de La Piel
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formulación magistral
La dermatitis atópica (DA) o eccema constitucional es un trastorno cutáneo crónico que se
caracteriza por desencadenar eritemas, erupciones pruriginosas, descamativas e inflamatorias
de curso crónico y recidivante. Se trata de una patología cada vez más frecuente en países
industrializados, donde se ha doblado su incidencia durante los últimos 20 años, llegando a
representar un 10-20% de las consultas dermatológicas.
Para el tratamiento de la enfermedad se recurre al uso de corticoides, inhibidores de la
calcineurina y agentes antipruriginosos entre otros. Destaca por su especial importancia las
pautas de higiene e hidratación.
El presente estudio bibliográfico identifica las aportaciones de la formulación en la oficina de
farmacia, mediante formulación magistral y preparados oficinales, al paciente atópico. Se han
encontrado ventajas como las asociaciones entre diferentes principios activos, personalización
del tratamiento, modificación de características organolépticas, así como evitar el uso de
sustancias potencialmente irritantes.
Es por ello que la formulación en la oficina de farmacia tiene mucho que ofrecer al tratamiento
de la dermatitis atópica, a pesar de que actualmente podemos encontrar gran variedad de
productos específicos para el tratamiento de la dermatitis atópica que son elaborados por la
industria farmacéutica y/o cosmética. Actualmente una de las asociaciones que mejor
funciona, clobetasol urea, sigue siendo exclusivo de la formulación al no existir preparados
comerciales. Este como otros casos constituye un ejemplo claro de cómo la formulación se
adelanta, o es la antesala, a los preparados comerciales.
1. Introducción
La xerosis cutánea (piel seca) que se produce está asociada al bloqueo de la ∆6-desaturasa.
Dicha enzima interviene en el metabolismo de los ácidos grasos poliinsaturados (AGPI) que
constituyen las membranas celulares de los queratinocitos y la base lipídica intercelular de la
capa córnea. Su déficit conlleva una disminución de AGPI que a su vez provocan un aumento
en la permeabilidad cutánea y por ende una pérdida excesiva de agua y de Factor Natural de
Hidratación (NMF) ocasionada por alteración de las membranas celulares (2).
La dermatitis atópica desencadena una colonización de la piel por Staphyloccocus aureus,
aunque sin consecuencias clínicas. El desarrollo de dicha bacteria está favorecido por el
déficit de ácido oleico y la alteración del manto hidrolipídico, que desempeña una acción
bactericida frente a S. aureus. La adhesión bacteriana parece estar aumentada en la piel del
atópico, que expresa receptores específicos de S. aureus tales como laminina, colágeno IV o
fibronectina. (2).
Otro efecto de la dermatitis atópica son las anomalías vasculares. Se produce
vasoconstricción sostenida a nivel periférico que desencadena palidez de la piel,
dermografismo blanco, reacciones opuestas a la histamina, ácido nicotínico y acetilcolina (4).
Cabe destacar que los pacientes atópicos presentan una mayor reactividad al contacto con
irritantes como el calor y la sudoración, contacto con ropa de lana, sustancias químicas, estrés
emocional, ciertos alimentos (huevos, leche de vaca o cacahuetes entre otros) y
aeroalergenos (4).
Según la edad se puede dividir en tres fases, pudiendo estar separadas por etapas de
remisión o superposición:
Fase del lactante: desde los dos meses hasta los 2-4 años de vida. Se presenta
principalmente en forma de vesículas exudativas y costras localizadas en frente,
mejillas y cuero cabelludo, pudiéndose extender al tronco y a las extemidades.
Fase infantil: hasta los 10-12 años de edad. Las lesiones son menos exudativas,
predominando la sequedad, el engrosamiento de la piel y las erosiones por rascado.
Se localizan en muñecas, tobillos y en los pliegues de codos y rodillas.
Fase adulta: Caracterizada por grandes placas secas, tienden a ser escasas y
localizadas (7).
2.1.1 Corticoides
Representa el tratamiento de primera elección. Deben ser recetados por un médico, prestando
especial atención al equilibrio entre eficacia y seguridad por los posibles efectos secundarios
que puedan aparecer. Los más utilizados son los corticosteroides tópicos de potencia media-
baja, destacando los fluorados para el cuerpo, y los no fluorados para la cara. Los de potencia
alta se utilizan para zonas de la piel liquenificadas, palmas y plantas, y en periodos cortos
(1,2,7).
En la prescripción hay que tener en cuenta el tipo y dosificación del corticoide, pero también
hay que valorar otras consideraciones: casos de sobreinfección deben utilizarse antibióticos
tópicos de amplio espectro como la gentamicina o específicos contra el estafilococo como el
ácido fusídico (Isdin ®) o la mupirocina (Bactroban®) (9). Existen cremas comercializadas por
laboratorios farmacéuticos que contienen corticoide y antibiótico (Dirpogenta®).
Corticoides de potencia baja:
Fluocortina 0,75%
Hidrocortisona acetato 1-2,5%
Metilprednisolona acetato 0,25%
Corticoides de potencia alta:
Beclometasona salicilato 0,025%
B. dipropionato 0,025-0,1%
Betametasona dipropionato 0,05%
Budesonida 0,025%
Desoximetasona 0,25%
Diflucortolona valerato 0,1%
Fluocinolona acetónido 0,025%
Fluocinolona acetónido 0,025-0,2%
Fluocinonido base 0,05%
Hidrocortisona aceponato 0,127%
Metilprednisolona aceponato 0,1%
Mometasona furoato 0,1%
Prednicarbato 0,25%
Triamcinolona 0,1%
Corticoides de potencia moderada:
Beclometasona dipropionato 0,025%
Betametasona valerato 0,1%
Clobetasona butirato 0,05%
Hidrocortisona butirato 0,1%
Fluclorolona acetónico 0,025%
Flupamesona 0,15-0,3%
Flucortolona monohidrato 0,2%
Flucinolona acetónico 0,01%
Corticoides de potencia muy alta:
Clobetasol propionato 0,05%
Diflorasona diacetato 0,05%
Diflucortolona valerato 0,3%
Halcinónido 0,1%
Halobetasol propionato 0,05%
Halometasona 0,025%
Todos los corticosteroides citados tienen presentaciones comercializadas por laboratorios
farmacéuticos.
Información complementaria: Corticoides tópicos; información, uso, efectos secundarios…
En formulación magistral se pueden realizar asociaciones de corticoides con agentes
hidratantes como aceites corporales o urea, así como antibióticos como la gentamicina al
0,05-01% o el ácido fusídico al 2%. También pueden asociarse con agentes antipruriginosos
como el Ictiol o reductores de reactividad cutánea (estos agentes serán tratados en un
apartado de este estudio). Con estas asociaciones se reduce el número de preparados que se
utilizan, el paciente tiene que aplicar menos fórmulas por lo que se le facilita el tratamiento y la
comodidad del mismo. A continuación se exponen algunas de las fórmulas magistrales más
utilizadas, se les podría añadir el antibiótico a su composición (4,10):
Fórmula 1
Clobetasol propionato 0,05%
Urea 5-10%
Fórmula 2
Fluocinolona acetato 0,01%
Aceite corporal
Fórmula 3 zona corporal
Loción O/W
Triamcinolona acetato 0,1%
Fórmula 4
Prednicarbato 0,25%
Aceite borraja 4%
Aceite Rosa mosqueta 5%
Fórmula 5 zona facial
Emulsión O/W glucídica
Betametasona 0,1%
Aloe Vera 10%
Ictiol Pale 1%
Fórmula 6
Crema base beeler
Hidrocortisona 1%
Extracto Avena 5%
Aloe vera 10%
Cabe destacar el uso conjugado del clobetasol propionato y del humectante urea (fórmula 1)
en altas concentraciones ante casos de dermatitis atópica grave (4,5,7). Esta composición no
se encuentra en preparados comerciales, por lo que tiene que recurrirse a la formulación
magistral.
Como vehículos se utilizarán emulsiones acuosas (O/W) fluidas (para zonas corporales),
emulsiones O/W de escaso contenido graso (crema base beeler) o intermedio (crema acuosa
B.P.). La vehiculización en aceites corporales permite su aplicación como pulverizadores (2,4).
Algunos de los productos via tópica que realizamos en nuestro laboratorio para el tratamiento
de la dermatitis atópica:
Emulsión hidratante intensiva
Fórmula 19
Polidocanol 15%
Aceite de soja 83%
Antioxidante
Fórmula 20 emulsión O/W
Polidocanol 4-8%
Lidocaína 2-4%
Extracto Brea Hulla 1-3%
Fórmula 21 (Balneum Plus®)
Polidocanol 3%
Urea 5%
Fórmula 22
Linimento oleocalcáreo 10 g
Ictiol 5 g
Óxido de zinc 10 g
Triamcinolona 50 mg
Fórmula 23
Polisorbato 60 30%
S-carboximetilcisteína 1%
Urea 10%
Tar doak 0,3 %
Los principios activos citados (a excepción de los que requieren receta médica para su
dispensación) son utilizados en productos de parafarmacia comercializados por diferentes
laboratorios farmacéuticos. Todos ellos han demostrado su utilidad en el tratamiento del
prurito y son comúnmente utilizados en formulación magistral y preparados oficinales
haciéndose combinaciones entre ellos y asociaciones con sustancias tratantes de fase aguda,
hidratantes y productos de higiene específicos para el atópico.
2.4 Hidratación
Definimos la hidratación como el restablecimiento del equilibrio hídrico en las diferentes capas
de la piel. Es un proceso que difiere dependiendo de la patología del paciente, y existe una
personalización del régimen de hidratación en el atópico (2,4). Se trata de un proceso de
especial importancia en cualquier fase de la dermatitis atópica.
La recomendación es aplicar una emulsión hidratante una o dos veces al día, dependiendo del
estado del paciente atópico. El mejor momento es antes de 3 minutos después del secado tras
el baño (4).
A continuación se detallan las características de los hidratantes indicados para la dermatitis
atópica:
Fórmula 27
Triglicer. cadena med 30%
Aceite caléndula 20%
Aceite borraja 25%
Aceite rosa mosqueta 25%
Emulgentes
Antioxidantes
Fórmula 28
Triglicer. cadena med 20%
Aceite soja 20%
Aceite onagra 25%
Aceite borraja 25%
Polidocanol 10%
Antioxidantes
Los factores hidratantes están presentes en todas las fórmulas de parafarmacia empleadas en
el tratamiento del prurito, además de las hidratantes propiamente dichas, ofreciendo un amplio
abanico de posibilidades y asociaciones.
Por su parte, la formulación en la oficina de farmacia tiene el valor añadido de poder introducir
estos principios activos en los preparados utilizados en los tratamientos para fase aguda.
Algunos ejemplos de emulsiones hidratantes en dermatitis atópica:
Fórmula 29
Loción O/W fluida
Aceite borrajas 3-5%
Ceramidas 5%
Aloe vera 10-20%
Polidocanol 3-5%
Glicerina 8-10%
Fórmula 30
Loción O/W fluida
Aceite rosa mosqueta 5%
Aceite borrajas 3-5%
Urea 3-5%
Aloe vera 10-20%
Sorbitol 8-10%
Fórmula 31
Crema acuosa B.P.
Ac. Borrajas 3-5%
Ceramidas 4-6%
Alantoina 1%
Nicotinamida 5%
Lactato amónico 12%
Glicerina 8-10%
Fórmula 32
Emulsión O/W
Aceite onagra 3-5%
Vitamina E 3%
Urea 3-5%
Sorbitol 6-10%
Alfa bisabolol 1%
Extracto centella 1%
Ejemplos de emulsiones O/W glucídicas de aplicación infantil:
Fórmula 33
Montanov 68 2,5%
Triglicer. cadena med 5%
Aceite borrajas 3%
Mant karité 1%
Vitamina E 2%
Alantoína 0,5%
Extranto mimosa ten 5%
Inc sepigel 305 0,5-1%
Agua
Fórmula 34
Base F-2230 10%
Perhidroescualeno 5%
Triglicer. cadena med 2%
Aceite borrajas 3%
Vitamina E 0,1%
Ceramidas 5%
Alantoina 0,5%
Pantenol 2%
Glicerol 5%
2.5.1 Higiene
Es otro punto de especial importancia en el mantenimiento del paciente atópico. Los geles y
champús no específicos pueden contener agentes potencialmente irritantes, entre ellos
podemos nombrar los conservantes (se dedica un punto al estudio de los mismos) o los
perfumes.
Los baños coloidales de avena sativa son muy utilizados en las fases de tratamiento y de
mantenimiento. Ya se ha mencionado las propiedades hidratantes y antiirritantes de la avena y
podemos encontrar estos baños comercializados por marcas como Isdin®, Leti® o
Unipharma® por mencionar algunas.
El aceite de caléndula presenta características antiinflamatorias y es eficaz en la regeneración
epidérmica. Dentro del mercado de productos de parafarmacia podemos encontrar baños con
base de aceite de caléndula (Weleda®).
Los baños de avena o caléndula deben realizarse por inmersión, sin frotar la piel, producen
muy poca espuma y son eficaces como alternativa a otros productos de higiene que pueden
ser irritantes en la piel del atópico.
Existen geles específicos para los pacientes de dermatitis atópica. Proporcionan un baño
emoliente y relajante específico para el cuidado y protección de las pieles atópicas, secas y
sensibles. Podemos encontrar una gran variedad de estos productos que son elaborados por
laboratorios, algunos ejemplos son de las siguientes marcas: Aderma®, Leti AT-4®, Mustela®
o Unipharma® por nombrar algunas de las muchas existentes.
Otro aspecto a tener en cuenta son las toallitas limpiadoras o desinfectantes. Estos productos
de higiene tienen una emulsión limpiadora fluida, de la que generalmente se desconoce la
composición del líquido de impregnación, hecho que no cumple con la legislación cosmética
actual. Pueden contener agentes potencialmente irritantes para el atópico, como perfumes o
conservantes (se les dedica un punto en este estudio). Es por ello que se aconseja no utilizar
toallitas en casos de dermatitis atópica.
Los productos de higiene elaborados en la oficina de farmacia tienen su nicho de mercado, a
pesar de la gran oferta por parte de la industria. Un ventaja que presentan es que al
formularlos conocemos todos sus componentes, evitando así posibles irritantes como
fragancias o algunos conservantes.
3. Conclusiones
La formulación en la oficina de farmacia tiene diversas aportaciones al tratamiento de la
dermatitis atópica:
1. Existen combinaciones que han demostrado una gran eficacia en el tratamiento, pero
no se encuentran comercializadas. Un ejemplo de ello es la asociación clobetasol
propionato y urea para el tratamiento de la fase aguda y subaguda.
2. Dosificaciones distintas a las comercializadas. Destaca en el tratamiento de las fases
aguda y subaguda con los corticoides e inmunosupresores, y en los principios activos,
y sus asociaciones, en el tratamiento del prurito.
3. Formulaciones con escaso tiempo de estabilidad son difícilmente comercializadas, por
lo que se recurre a la formulación. Encontramos esto en el caso del tacrólimus y sus
asociaciones.
4. Las asociaciones entre diferentes principios activos consiguen reducir el número de
productos a administrar. Es una constante en esta patología, algunos ejemplos son las
asociaciones de corticoide e inhibidor de calcineurina o la de clobetasol propionato y
urea. También es posible la introducción de agentes hidratantes y antipruriginosos en
los preparados.
5. Podemos evitar el uso de sustancias potencialmente irritantes como los perfumes o los
parabenos (comúnmente utilizados por la industria).
6. Posibilidad de formular formas farmacéuticas no comercializadas, via oral, como los
corticoides destinadas a población infantil.
7. Las modificaciones organolépticas pueden conseguir una mayor aceptación del
producto por parte del paciente.
8. Personalización de la prescripción (dosis, asociaciones, vehículos, características
organolépticas, etc.).
9. Desarrollar nuevas formulaciones con fármacos ya conocidos. Determinados principios
activos pueden adaptarse a nuevos vehículos u otras indicaciones