Jesus Maria Silva Sanchez Politica Criminal Moderna
Jesus Maria Silva Sanchez Politica Criminal Moderna
Jesus Maria Silva Sanchez Politica Criminal Moderna
435
1. Introduccion
, ......
* Catednitico de Derecho penal. Universidad Pompeu Fabra.
Con todD,la alusi6n a los dos aspeatosreferidos no pone fin alas dificultades que la
regulaci6n plantea. En efecto, como se indicaba supra, tampoco la tecnica legislativa par la
que se ha optado resulta indiscutible. Asf, par un lado, si el Derecho administrativo urbanfs-
tieo CaFeCe-seguR se diee- de la capacidad de soportar par si solo el peso de la ordenaci6n
raciQnal del territorio, resulta llamativo ~ue el Derecho de los delitos urbanisticos recurra a
un modelo de accesoriedad .respecto al Derecho administrativo, que al menDs en un caso
resulta serincluso de accesoriedad de acto(2). Par otro lado, y en un pIano formal, la combi-
nacion en la descripcion t{pica de remisiones normativas elementos jur{dico-normativos no
describe, desde luego, el mejor panorama en cuanto al respeto alas garantfas del principia de
legalidad. A continuaci6n, trataremos dealudir con mayor detalle alas dos primeras cuestio-
Des (bien jurfdieo y riesgo penalmente relevante), dejando para otra ocasi6n 10 relativo a la
legalidad penal.
,~i tI,Jvieramosque atenernos a la inqNlaci6n del Capitulo primero del Titulo XVI del
Lib~o II C;:;Pesp~fiol(Delitos sabre la ordenaci6n q~l territorio), parecerfa razonable sostener
que elqien jI,Jr(qicoprotegido en los delitos de'ios arts. 319 y 320 CP es, precisamente, el sis-
temaadministratjvo de asignaci6n de diversas finalidades al suelo(3). Ello revelaria un mode-
,...........
(I) Cr(ti~o sobre esquemilSde incriminaci6n como el que, a mijuiciq, se da en el art. 319, DE LA MATABARRANCO,
Proteccion pennldel ambiente y accesoriedad administrativa, Barceiona 1996, p. 73.
(2) Esto es, el iIicito penal se haec depender del incumplimiento de un acto administrativo (por mucho que aquf los
problemas quesrirgen hO sean todos los que podrian see, aI 'pettenecer la licencia urbanfstica al ambito de los actos
reglados). "
(3) Mas expresamente, y pOT citar s610 dos ejemplos significativos, para MUNOZ CONDE, Derecllll penal. Parte
&pecial, , Ila ed.. Valencia J 996, p. 486, el bien jurfdico es el «cumplimiento de la ordenaci6n territorial legal 0 regla-
mentariaJtlente esta/>Ieejda». si bien manifiesta «dudas», en euanto a 13:eonformidad de clIo con el prineipio de inter-
venci6n minima. POTsu parte, BOIX, en VIVES/BOIx/ORTS/CARBONEuJGONzALEZCUSSAC, Derecho penal. Parte
&pecial, 2a ed., Valencia'I996, p. 570, el bien juridico es la «normativa reguladora de la ordenaci6n del territorio»,
manifestando asimismo dudas sobre si tal objeto es susceptible de inclusi6n en el concepto sustancial de bien jurfdi-
co, asf como sobre el respeto del principio de ultima ratio. 437
Sobre Ins observaciones de estos dos autores, deseo efeetuar dos precisiones. En primer lugar, que la cuesti6n
podria no referirse aI principio de intervenci6n minima 0 ultima ratio, euando preeisamente se alega como funda-
menta de la intervenci6n penal el fraeaso protector de los medias extrapenales (podrfa haber, plIes, necesidad de
penn). Sin embargo, nun fraeasados los medias extrapenales para la prevenci6n de determinados mcitos, este no
puede intervenir si clIo se muestra, a la vista del ilfcito en cuesti6n, abiertamente desproporeionado (ausencia de
merecimiento de penn). POT10 demas, eonviene ponce de relieve que, mientras que, segUR jurisprudentia bastante
asentada, el principio de intervenci6n minima careee de fango constitutional, no oeuere 10 mismo con el principio de
proporcionalidad de la intervenci6n penal. A mi juieio, es precisamente este el probablemente vulnerado pOTla con-
creta regulaci6n de los delitos sobre la ordenaei6n del territorio. Lo cual no quiere decir que cualquier forma de tipi-
fieaci6n en esta materia fuera igualmente vulneratoria. Sf , ciertarnente, que la elegida probablemente 10 es.
Parcialmente diferente parece set, con lode, la opinion de quienes entienden que
«de la lectura del texto constitucional no cabe inferir obstacul0 alguno para el desarrollo
de una legislacion penal relativa a la ordenacion del territorio»;algoque, ademas, habrfa
side acometido respetando el principia de subsidiariedad, puesto que «solo ban side obje-
to de incriminacion aspectos muypuntuales de edificacion 0 construccion que ataiien prin-
cipalmente al suelo no urbanizable y a lag areas de especial proteccion», a 10que habrfa que
aiiadir «el fracaso del Derecho administrative como tecnica de tutela paracontener la espe-
culacion»(4).
Sea como fuere, 10 cierto es que un sector de la doctrina ha tratado de alejarse de tal
vision de lag casas, aunque, como se vera, lag conclusiones que a1canzano difieren de modo
relevante de lag que a1canzarfaquien mantuviera «tout court» que nos hallamos anteel puro
refuerzo punitivo de log aspectos nucleates de un determinado modele administrativo de ges-
lion del territorio. La via seguida parece habet side la de tamar como referencia lag propie-
dades del suelo, como elemento integrante del triedio ambiente'humano(Sr
Foes bien, desde luego no parece existit duda acerca de que el suelo, como recurso
natural de gran relevancia en el tri~dio ambiente humano, debe set jurfdicamente protegido
(incluso jurfdico-penalmente protegido), a fin de que pueda set objeto de un usa racional,
capaz de articular lag necesidades de desarrollo socio-economico y la conservacion de ciertas
propiedades del mismo, en particular lagque inciden sabre la calidad de vida de lag personas.
De hecho, ello ya tiene Ingar en nuestro Derecho -a traves de log delitos contra el media
ambiente- desde 1983. Sf se suscitan dudas, en cambia, en cuanto al modo de afrontar la
proteccion jurfdico-penal de un objeto tan difuso como son, precisamente, lag «propieda-
des del suelo», sin incurrir en formulas que resulten vulneratorias de principios basicos de
la intervencion jurfdico-penal, como log mas arriba mencionados. Se trata, obviamente, de
un bien jurfdico supraindividual, que muestra lag caracterfsticas propias de esta c1ase de
bienes, en particular la irtdefinicion de sus margenes y la consiguiente dificultad en deter-
minar cuando puede estimarse efectivamente lesionado (esta es, al menDs, una de lag acep-
ciones de la expresiQnitaliana que alude a estos «nuevos» bienes colectivos como «intereses
difusos»).
438
La linea aludida es, si la entiendo bien, la acogida por la monografista Acale Sanchez.
Esta, en efecto, si bienmanifiesta que nos hallamos ante un bien jurfdico de nuevo cuno, pre-
... """"."."""
(4) MORALESPRATs/TAMARITSUMALLA"en QUINTERO(Dir.), Comentarios a la Parte Especial del Derecho penal,
Pamplona 1996, pp. 843, 844 Y 845.
(5) Especial menci6n merece la referencia de CONDE-PUMPIDOTOURON,en CONDE-PUMPIDOFERREIRO(dir.), Cddigo
penal. Doctrina y Jurisprudencia, II, Madrid 1997,p. 3196, a que el bienjurfdico no es la normativa, sino el valor
material de la ordenaci6n del territorio: utilizaci6n racional del suelo orientada a los intereses generales.
Pero, para conduiT, sf conviene potter de relieve la posibilidad de, conformar modelos
legisla,tlvosaltt:rnativos,que expresaran en mucha mayor medidala incidencia de la conducta
sabre las condicionesde vida de las personas. Quince anos 1espues, estimo que siguen mere-
ciendo co~ideracion las propuestas que en su dfa efectuara Rodrfguez Ramos(lO). Este
autor, en'ef~cto, a partir de la prel11isade que e1 bien jurfdico urbanismo equivale a cali-
dad de vida '1, ml1s concretamente, a calidact'del marco ffsico de esa vida, a calidad del
habitat, concluye -a mi juicio acertadamente- que la estructura de los tipos penales
tendrfa que seTco,mpuesta, en el senti~o de configurarse como la resultante de una infrac-
cion reglamentaria.:-elemento formal'-:' suinada a la lesion 0 puesta en peligro pe alguno de IDs
aspectos de rondo ~uelaten enell;lrb,ani~m9'(~ac~ii<l~dde vida 0 alguno de sus factores)-de-
menta material7' A-Ig~que! sit}duda, me)orarfa'sustancialmentelascosas con respecto a la
situacion del C6digo espanol de 1995. '
.I,";:
"j!
" .. 439
(6) ACALESANCHEZ,Delito.f urban{sticos, Barcelona 1997, p, 51.
(7) Ibidem, p. 52. De ahi que utilice la expresi6n «delitos urbanisticos contra la ordenaci6n del territorio, el medic
ambiente y el patrimonio artfstico».
(8) ACALESANCHEZ,Delitos urban{stico.f, p. 204.
(9) De nuevo conviene reiterar que no se alude a la necesidad de pena -esto es, al principio de subsidiariedad- en
la medida en que el fracaso de las instancias extrapenales parece haber sido, segun lodes los indicios, el m6vil fun-
damental de la incriminaci6n de tales hechos.
(10) RODRIGUEZRAMOS, «La protecci6n penal del urbanismo (pautas para criminalizar algunas conductas»>, en
Revista de Derecho Urban{stico 81, 1983, pp. 31 y ss., 39, 40.
Como se ha indicado mas arriba, el bien jurfdico protegido aparece caracterizado par
la proteccion de las propiedades del.suelo como marco ffsico de la vida bumana frente a agre-
stones urbanfsticas. Admitida, en principia, la legitimidad de dicho bien como «bien jurfdi-
co-penal», la cuestion decisiva en terminos politico-criminales es la configuracion de tales
agresiones urbanfsticas. Pues de como se configureDlas mismas 0, en otros terminos, de cmll
sea el ambito de los riesgos estimados jurfdico-penalmente relevantes dependera el efectivo
respeto de los principios de fragmentariedad y lesividad (y, par tanto, en definitiva, de pro-
porcionalidad).
Como puede observarse, ello supone una autentica presuncion: de la redaccion legal
y, par tanto, de la realizacion gramatical del tipo, se deriva la «lesion» de un bien jurfdico.
Pero eso es precisamente 10que hay que demostrar: que un acto concreto de construccion no
440
..............................
(11) As! lag opiniones de Vercher Noguera, Garda AninIL6pez Garrido, Boix ReiglJuanatey Dorado y Barrientos
Pacho, citadas por ACALESANCHEZ,Delitos urbanistieo.v, Barcelona 1997, p. 203 nota 501.
(12) ACALESANCHEZ,Delitos urbanistieo~, pp. 221-222.
(13) Si excluimos su opini6n relativa a la exclusi6n de pena de los casos de posterior legalizaci6n de la obra que, en
realidad, tarnpoco se basa en argumentos materiales, sino de coherencia intema del sistemajurfdico-administrativo:
ACALESANCHEz,Delitos urbanistieos. p.247.
(14) ACALESANCHEZ,Delitos urbanistieos. p. 303.
autorizada en una zona verde, par ejemplo, compromete lag propiedades media ambientales,
par ejemplo, del suelo como habitat humano en terminos de lesividad penalmente relevantes.
Pues, de entrada, mas bien parece que habrfa que partir de 10 contrario: que resulta dudoso
que un bienjurfdieo colectivopueda verse afectado par un acto individual(15), par el mero hecho
de que este carezca de autorizaci6n administrativa 0, inc1uso, ni siquiera pueda seT objeto de la
misma. Mas aun, con mayor raz6n que en el ambito de log delitos contra el media ambiente, pare-
ce posible afirmar que ellegislador criminaliza ilfcitos que, en muchos casas, pueden seTde baga-
tela(16), mientras que, parad6jicamente, ha dejado al margen de log referidos tipos supuestos que
podrfan constituir las mas gravesagresiones al suelo como habitat burnaM, agresiones estas que
frecuentemente se suscitaran en el propio marco del planearniento(17).
En realidad, 10que deja traslucir la regulaci6n legal del denominado «delito urbanfs-
tieo» es la diversidadde perspectivas con lag que el Derecho administrativo sancionador y el
Derecho penal abordan el problema de la protecci6n de log bienes jurfdicos, que a ambos
compete. POTella, corresponde efectuar algunas consideraciones al respecto.
Como se vera, lodecisivo aqui vuelve a see el criteria teleologico: la finalidad que per-
siguen, respectivamente, el Derecho penal y el administrativo sancionador. El primero persi-
gue protegee bienes concretos en casas concretos y sigue criterios de lesividad concreta y de
imputacion individual de un injusto peoria. El segundo persigue ordenar, de modo general,
sectores de actividad (reforzar, mediante sanciones, un determinado modelD de gestion sec-
torial). Par ego no tiene par que seguir criterios de lesividad concreta, sino, mas bien, de afec-
taci6n general, estadfstica; asimismo, no tiene par que see tan estricto en la imputacion, ni
siquiera en la persecuci6n (regida par criterios de oportunidad y no delegalidad).
Por este motivo, quiza proceda, en suma, introducir algun genero de diferenciacion
cualitativa entre Derecho penal y Derecho administrativo sancionador(20). Como se ha indi-
carlo, el Derecho administrativo sancionador es el refuerzo de la ordinaria gesti6n de la
Administraci6n. Asi, caqna afirmar que es el Derecho sancionador de conductas perturbado-
rag de modelos sectorilUesdegestion. Su interes reside en la globalidad del modelo, en el sec-
442 .. ........
(19) WELZEL.Der Verbot.virrtum im Nebenstrafrecht, Juristenzeitung 1956, pp. 238 Y ss. 240. Cfr. en nuestrajuris-
prudencia reciente la STS 3', Seccion 5., de 9 de abril de 1996 (La Ley 6926): «La teorla general del iHcito, como
supraconcepto comprensivo tanto del penal como del administmtivo, establece que la potestad sancionadora de la
Administracion ha de ejercitarse ajustlindose a los principios esenciales inspiradores del orden penal, ya que dicha
potestad tiene como soporte teorico la negacion de cualquier diferencia ontologica entre sanci6n administrativa y
pena».
(20) En una Hoea pr6xima se ha manifestado TORlo L6PEZ, «Injusto penal e injusto administmtivo (presupuestos para
la reforms del sistema de sancione8»>, en Estudias sabre la Constitucicln Espanola. Homenaje al Prof. Eduardo
Garcia de Enterrfa. Torno III. Madrid 1991, pp. 2529 Y S8., 2536: las diferencias entre injusto penal yadministrativo
no son onticas, ni tampoco memmente cuantitativas: son historico-cultumles, esto es, valomtivas.
..............................
(21) Por eso, TORio L6PEZ, Homenaje al Prof. Garcia de Enterria, III, p. 2539, coru;idera que es necesario proceder
a una valoraci6n sobre el merecimiento de penn 0 s610 de sanci6n administrativa de un determinado hecho. Para ello
(p. 2541) propone recurrir al criterio (dinamico e hist6rico-cultural) del significado del bien jurfdico, asf como -10
que estimo mucho mas discutible- al de la significaci6n etico-social de la infracci6n.
(22) De ahf que tenga raz6n, TORio L6PEz, Homenaje al Prof. Garcia de Enterria. III, p. 2542. cuando propone la
descriminalizaci6n de los delitos de peligro abstracto, en los que se hare abstracci6n del peligro, siendo este un dato
meramente estadfstico.
to. En cambio, contempladas una a una resultan, ciertamente;formales, esto es, mochas veces
ni siquiera depeligro abstracto, sino de mero peligro global ,estadistico, presunto, etc.
..............................
(23) Obviamente, resulta ocioso indicar que en materia tributaria, el hecho de que una lesividad relevante se derive
s610 de la acumulaci6n de actiones individuales no ha sido obstaculo para la incriminaci6n de las defraudaciones de
mas de 15 millones de pesetas.
.............................. .. 'i ..
(24) KUHLEN,Umwelmrafrecht -au] d«'n.:Silcf18nai:h einer neuen Dogmatik, ZStW IOS (1993), pp. 697 Y SS., 716:
par ello es preciso considerar la contaminaci6n de aguas como «Kumulationstatbestand», «...der auch fUr sich
genommen ungefahrliche Einzelhandlungen deshalb erfaBt, weil ohne ein sanktionsbewehrtes Verbot derartiger
Handlungen damit zu rechnen w~"d~B sie il1 gro~r Zahl vorgenommen wiirden und dann cine Storung geschiitz-
ter Gewiisserfunktionen zur Foige hiitten~:'&'p~iso distinguir los delitos de acumulaci6n (Kumulationsdelikte) de
los casas de «causalidad cumulativa»:It~e(e~to;.ti\ los primeros no se requiere la constataci6n de la efectiva acu-
mulaci6n de cursos causales coniocontrib\iCion~'aJ l11ismo dailo concreto, sino que se trata de una contemplaci6n
-como se ha subrayado antes- absolutamente «global».
(25) KUHLEN,ZStW 105 (1993), p.115: «bahtw,a die Einleitung yon Haushaltabwiissem in einen HuB dessen Funktion 445
als Lebensgrundlage fUr Mensthen,TtIire Oder"pflan~n beeintriichtigen konnte, i.ft prakti,fch au,fgesch/o,fsen: die
Handluna ist a/so nicht einmal generell (}(lerabstrakt geeignet, tine Sfijruna von GewiLfseifunktionen herbeiZlifiihren».
(26) KUHLEN, ZStW 105 (1993), p. 716 nota 91. Cfr. ya KUHLEN, Der Hand/ungseifolg der strafbaren
Gewiisserverunreinigung (§ 32~'StG8), G1\ 1986,l'p. 389 y ss., 399: «Ein Kumulationstatbestand fordert nicht, daB
cine einzelne Handlung zu einer Verletzungoder6efilhrdung fiihrt, sondem nur, daB die Einzelhandlung zu einer Art
yon Handlungen gehort, die, wenn sie in grofletZOhl vorgenommen wiirden, cine Verletzung Mer Gefahrdung her-
beifiihren wiirden»; «Erst wenn derartige Einzelhandlungen in groBer ZOOIvorgenommen werden, entsteht cine oko-
logische Gefahrdung».
(27) Critico, desde la perspectiva del concepto 'personal de bien juridico, HASSEMER, en NEUMANN/SCHILD
(Gesamtred.), Nomos Kommentar zum Stefl, Baden-ftaden 1995, numero marg. 280 previa al§ I: «Nureine personale
ilfcitos de menor entidad, mientras que los ilfcitos concretos de naturaleza autenticamente cri-
minal escapan a su accion.
La replica de Kuhlen, a tales objeciones es ovasiva, aunque contundente: se trata de
«einen Beitrag zur LOsung grafter probleme dadurch zu erbringen, dQj3man Handlungen
unter Sanktionsdrohung verbietet, die eher kleine Beitriige zur f(pnstitution dieser Probleme
leisten»(28). Como puede advertirse,la Eraseresulta ciertamenteafo~~. Solo que de ello en
absolute puede desprenderse que la contribucion Ie deba corresponder,como regIa al Derecho
penal, salvo en aquellos casas en que la conducta aisladamente contemplada constituya ya, de
par sf, un riesgo jurfdicamente relevante para el bien jurfdico de que se trate. Expresado de otro
modo, los problemas de las «grandescifras» raramentepueden seresitimdCtos problemas para los
que la proteccionpenal sea adecuada.Este extrema es vista de otrd modo poi"Kuhlen, para quien
los problemas medioambientalesse mostraran en el futuro precisamenteant~ fodocomo proble-
mas de grandes cifras derivados de la industrializacion y el CI'ecirrilerttodela poblacion. De
ahf que estime que el Derecho penal, introduciendo cosies que superen 10s beneficios de la
accion individual, puede see un instrumento adecuado y necesario(29). En cuanto a la pro-
porcionalidad del recurso a tal mecanisme, el problema no Ie m.ere.<:e especial discusion, a la
vista de la trascendencia extraordinaria que Ie corresponde almantenimiento de nuestras con-
diciones naturales de vida(30). Sin embargo --de nuevo- esa !lees la cuestion: los terminos
de comparacion en el juicio de proporcionalidad son la pena que se impeDe y el contenido de
riesgo propio de la conducta (obvio es decide: aisladamente cpnsidera.da)de quien recibe esa
pena. Plies la pena no se «distribuye» entre el conjunto de aportaciones individuales, sino que
se asigna precisamente a cada sujeto par separado.
Par lode ella, ninguna de las manifestaciones efectuadas desvirtua, a mi entender, las
objeciones que a tal planteamiento (que, par 10demas, tiene c~rta'Yocacion de generalizacion)
se Ie haDdirigido -al monos a la vista del modele clasico de impulaci6njurfdico-penal-. Es
mas, no resulta irrelevante que el creador (0 principal difusor) de la categorfa de los
Kumulationsdelikteacabe reconociendosignificativoque de legeferenda soria conveniente que
determinadas modalidades de contaminacion de aguas del §324 StaB -el tipo fundamental-
mente estudiado par el como manifestacion del principia acumulativo- se contemplaran como
infracciones administrativas(asf, la «Einleitungder Haushaltabwiis-ser»)(31).
....
Rechtsgutskonzeption kann scblOssig begriinden, warum sag. "Kumulationsdelikte", defeR Schadlichkeit erst daRn
entsteht, 'wenD das aUe machen' (wOrden), in einem StGB nichts zu sucheR baben». Detalladamente, HERZOG,
Gesellschaftliche Unsicherheit und ,vtrafrechtliche Dasein,vvorsorge. Heidelberg '1991, pp. 141 Y ss. Cfr. tambitSn
PRrrrwITZ, Sirafrecht und Risiko. Frankfurt 1993, pp. 249, 366, 371.
(28) KUHLEN,ZStW 105 (1993), p, 720: oslo es, «se trata de realizar una contribuci6n a la soluci6n de grandes pro-
446 blemas mediante la prohibici6n con la conminaci6n de una sanci6n de acCione$, que mas bien prestan pequeiias con-
tribuciones a la constituci6n de estos problemas».
(29) KUHLEN,GA 1986, p. 402-403.
(30) KUHLEN, GA 1986, p. 404 nota ,71: sentada la necesidad y la adecuaci6n, "das dritte Element des
Verhiiltnismaf3igkeitsgrundsatzes, die Proportionalitat odor Verhaltnismassigkeit imengeren Sinn, wirft angesichts
der Oberragenden Bedeutung, die man dem Schutz unserer natOrlichen Lebensgrundlagen zusprechen moB (...) keine
Schwierigkeiten auf»,
(31) KUHLEN, GA 1986, p. 408: «Die de lege ferenda praktisch vordringlichste Frage lautet, ob es nicht dem
Unrechtsgehalt blof3er Kumulationsbeitrage zur Gewasserverschmutzung angemessener ware, derartige Beitrage zu
Ordnungswidrigkeiten herabzustufen».
3.4. Balance
5. Conclusion
""'..""""',""".""."
Ehren von Herbert Jager, Frankfurt 1993, pp. 268 Y ss., p. 274, se trataria de.lln Derecho no punitivo orientado a la
reparacion y, de ser ne,cesario, ala resocializacion (incluida la evitacion de la ~esocjalizacion). Pero sigue dejando
abierta la cuestion de si no seria mejor ceder ~spacios, con Ins correspondientes modificaciones procesales, al
Detecho privado y al Derecho administmtivo y, vlceversa, si elIo no represent:lrra un incremento global del «control
social». .'
(34) De modo genernl, a propOsito del Derecho penal, MOCCIA,II Diritto peflaletra e.fsere e valore, Napoli 1992, p.
19: «En efecto, es precisarnente porque coRIa penn se puede incidir en derechos fundamentales del individuo par 10
que se dedica un cuidado particular a la definici6n de los presupuestos de su ,aplicaci6n, sea en rase general yabs-
448 tracta -In prevision legislativa-, sea en rase individual y concreta -:-;-eljuicip individual-».
(35) A prop6sito de log alegatos en pro de la vuelta al «buen y viejo» Derecho penallibeml, 10 indica con precision
LODERSSEN,en Kriminalwi.fsenschajtliche &says zu Ehren van HerberrJager, pp. 271-272. En concreto, senala este
aurar que la pretension de tal retorno constituye una utopfa; pues el Derecho penal que se pretende habria de tener
las propiedades positivas del Derecho penal de tiempos preteritos (determinaci6n, imputation individual), pero nin-
guna de sus caracteristicas negativas (en particular, la extrema dureza de Ins sanciones). Concluyendo que el Derecho
penal que par algunos se propone boy no es siquiera concebible, pues la «autolimitacion» del Derecho penn} cIasico
era el contrapunto logico de la dureza y autoritarismo de aquel.
(36) HASSEMER,«Kennzeichen und Krisen des modemen Strafrechts», Zeiuchrift flir Rechtspolitik 1992, pp. 378 ss..
383 (version espanola: «Crisis y caracteristicas del modemo Derecho penal» -trad. Munoz Condc-, Actualidad
Penal 43, 1993, pp. 635 y ss.).
proceder par via interpretativa, tratando de adecuar el tipo al menDsalas exigencias materia-
leg que la Constituci6n exige a la intervenci6n del Derecho penal. En particular, puede seT
operativa en este sentido una reduccion teleologica consistente en exigir para lag conductas
materialmente tipicas la concurrencia de una puesta en peligro grave de lag propiedades del
suelo como elemento integrante del habitat humano(37). En definitiva, se trataria de confi-
gurar interpretativarnente el delito urbanistico como un delito de explotaci6n irracional
sujetandolo a criterios, como minima, correspondientes a log que ellegislador propane para
log delitos contra el media ambiente.
449
.. ............
(37) Cfr.: proximo, DE LA MATABARRANCO.Proteccion penal, p. 59, aludiendo ala necesidad de efectuar un esfuer-
zo interpretativo que "supere las deficiencias de la redaccion legal tratando de dotar a IDs preceptos de contenido de
lesividad material, actuando la funcion rectora y teleologica del bien jurfdico realmente en juego como criteria limi-
tador de la intervencion penal".