Derecho A La Libertad Personal. Convencion PDF
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(248) Agradezco especialmente los aportes de: Jorge Amor Ameal, Natalia Lu-
terstein, Sebastián Negri y Gonzalo Salama Rietti.
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El artículo 7 protege este derecho desde las diferentes aristas con las cua-
les el mismo se puede vulnerar. Asimismo, recorre un amplio espectro de fi-
guras o situaciones jurídicas, como la desaparición forzada, el hábeas corpus,
la detención ilegal, la detención arbitraria, la prohibición de la detención por
deudas —excepto las alimentarias—, el derecho a ser informado de los moti-
vos de la detección, el control judicial de la misma por un juez y el ser juzgado
dentro de un plazo razonable o ser puesto en libertad, entre otras.
(251) Ibídem.
(252) Corte IDH, Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras, del 29-07-88,
párr. 165.
(253) Corte IDH, Caso Neptune, ya cit., del 6-05-08 y Caso Chaparro Alvarez y
Lapo Iñiguez. vs. Ecuador, del 21-11-07, párr. 53.
(254) Corte IDH, Caso Neptune i, ya cit., párr. 96 y Caso Chaparro Alvarez y
Lapo Iñiguez, ya cit., párr. 56.
(255) Conf.Corte IDH, Opinión Consultiva, OC 6/86, La Expresión “Leyes” en
el Artículo 30 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, del 9-5-86,
párr. 38.
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Como se señalara más arriba para que una persona sea detenida las mo-
tivos deben estar previstos por ley, pero ello no es suficiente, la prohibición
no sólo alcanza a la privaciones ilegales de la libertad, sino también a las ar-
bitrarias.
Como sostuvo la Corte IDH “nadie puede ser sometido a detención o en-
carcelamiento por causas y métodos que —aun calificados de legales— pue-
dan reputarse como incompatibles con el respeto a los derechos fundamen-
tales del individuo por ser, entre otras cosas, irrazonables, imprevisibles, o
faltos de proporcionalidad (260).
ii) que las medidas adoptadas sean las idóneas para cumplir con el fin
perseguido;
(260) Corte IDH, Caso Neptune, ya cit., párr. 97; Caso Gangaram Panday vs.
Suriname, del 21-01-94, párr. 47; Caso Chaparro Alvarez y Lapo Iñiguez, ya cit., párr.
90 y Caso García Asto y Ramírez Rojas vs. Perú, del 25-11-05, párr. 105.
(261) Corte IDH, Caso Chaparro Alvarez y Lapo Iñiguez, ya cit., párr. 93.
(262) Corte IDH, Caso Neptune, ya cit., párr. 98.
(263) Corte IDH, Caso Gangaram Panday, ya cit., párr. 47; Caso Chaparro Al-
varez y Lapo Iñiguez, ya cit.; Caso García Asto y Ramírez Rojas, ya cit., párr. 106 y
Caso Palamara Iribarne vs. Chile del 22-11-05, Conf. Corte IDH, Caso Instituto de
Reeducación del Menor vs. Paraguay, del 2-09-04, párr. 228. Ver también Corte IDH,
Caso Servellón García y otros vs. Honduras, del 21-9-06, párr. 90.
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(264) Conf. Corte IDH, Caso Tibi vs. Ecuador, del 7-09-04, párr. 109; Caso de los
Hermanos Gómez Paquiyauri vs. Perú, del 8-07-04, párr. 92.
(265) Para mayor análisis, ver Corte IDH, Opinión Consultiva, OC 16/99, El De-
recho a la Información sobre la Asistencia Consular en el Marco de las Garantías del
Debido Proceso Legal, del 1-10-99.
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Es por ello, que exige la presentación del detenido ante el juez o tribu-
nal competente bajo cuya disposición queda la persona afectada. En este
sentido es esencial la función que cumple el hábeas corpus como medio
para controlar el respeto a la vida e integridad de la persona, para impedir
su desaparición o la indeterminación de su lugar de detención, así como
para protegerla contra la tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanos
o degradantes (270).
Como puede verse tiene una redacción más general ya que no hace excep-
ciones como el inciso 7 de la CADH. Opina la Jueza Cecilia Medina Quiroga,
que en principio, podría sostenerse —teniendo en cuenta que no distingue el
origen de la deuda— cualquiera sea la fuente de la deuda, su incumplimiento
no puede llevar la privación de libertad (271).
(270) Conf. Corte IDH, Caso Suárez Rosero vs. Ecuador, del 12-11-97 y OC 8/87,
ya cit., párr. 35.
(271) Medina Quiroga, Cecilia, La Convención Americana: Teoría y Jurispru-
dencia. Vida, Integridad Personal, Libertad Personal, Debido Proceso y Recurso Ju-
dicial, Universidad de Chile, Facultad de Derecho, Centro de Derechos Humanos,
2005, pág. 254.
(272) Ibídem, pág. 255.
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por el otro el derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable o, caso con-
trario, el deber de que la persona sea puesta en libertad.
Control Judicial
La primera parte del artículo 7.5 dispone que la detención de una per-
sona debe ser sometida sin demora a revisión judicial. La Corte ha determi-
nado “que el control judicial sin demora es una medida tendiente a evitar la
arbitrariedad o ilegalidad de las detenciones, tomando en cuenta que en un
Estado de Derecho corresponde al juzgador garantizar los derechos del dete-
nido, autorizar la adopción de medidas cautelares o de coerción, cuando sea
estrictamente necesario, y procurar, en general, que se trate al inculpado de
manera consecuente con la presunción de inocencia” (273).
(273) Corte IDH, Caso Bayarri vs. Argentina, ya cit., párr. 63; Caso Neptune, ya
cit., párr 107; ver Caso Bulacio vs. Argentina, ya cit., párr. 129 y Caso Chaparro Alva-
rez y Lapo Iñiguez, ya cit., párr. 81.
(274) Corte IDH, Caso Neptune, ya cit., párr. 107, donde se cita a la Corte Europea
de Derechos Humanos (CEDH), Affaire Brogan c. Royaume-Unie, Arrêt du 29-11-1988,
Serie A Nº 145 § 59.
(275) Corte IDH, Caso Tibi, ya cit., párr. 118. En el caso en cuestión el señor Da-
niel Tibi, de nacionalidad francesa, y detenido en Ecuador, fue detenido ilegalmen-
te (un tercero que confesó bajo tortura mencionó su nombre en una “declaración”),
no tuvo acceso a inmediato a la presencia de un juez, y fue sometido a sesiones de
tortura en la penitenciaría, en una situación de total indefensión y vulnerabilidad
(276) Caso Tibi, ya cit.; Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri, ya cit., párr. 108;
Caso Maritza Urrutia vs. Guatemala, del 27-11-03, párr. 87 y Caso Juan Humberto
Sánchez,del 7-6-03, párr. 96.
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La Corte señala que dentro de la función de garante del juez, y que aquí
el mismo no dispuso un examen médico para determinar las causas del es-
tado de salud de la presunta víctima, no obstante que presentaba signos de
traumatismo severo. Asimismo, ordenó el traslado de Bayarri a un centro pe-
nitenciario sin haber decretado su prisión preventiva, sino tres meses des-
pués (278). Es evidente que, como sostiene la Corte, en este proceso el juez
no cumplió con su rol de contralor.
Además de ello, la Corte requiere que los jueces revisen sus propias re-
soluciones acerca de las medidas de coerción, en concreto señaló que los
magistrados “no tienen que esperar hasta el momento de dictar sentencia
absolutoria para que los detenidos recuperen su libertad”, el estándar im-
puesto por la Corte exige valorar periódicamente si las causas y fines, que
justificaron la privación de libertad, se mantienen, si la medida cautelar to-
davía es absolutamente necesaria para la consecución de esos fines y si es
proporcional (281).
(280) Corte IDH, Caso Neptune, ya cit., párr. 108; Caso Chaparro Alvarez y Lapo
Iñiguez, ya cit., párr. 107;Caso Claude Reyes y otros vs. Chile, del 19-09-06, párr. 120 y
Caso Yatama vs. Nicaragua, del 23-06-05, párr. 152. Asimismo, la Corte Europea ha
señalado que los jueces deben indicar con suficiente claridad las razones a partir de
las cuales toman sus decisiones. Conf. Corte EDH, Caso Hadjianastassiou c. Grèce,
16-12-92, párrs. 22-23.
(281) Corte IDH, Caso Neptune, ya cit., párr. 108, y Caso Chaparro Alvarez y
Lapo Iñiguez, ya cit., párr. 117.
(282) Corte IDH, Informe Nº 12/96, (Caso Giménez) Argentina. Caso 11.245, del
1-03-1996, párr. 109.
(283) Ibídem, párr. 110.
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(284) Ibídem, párr. 111; Corte IDH, Caso Genie Lacayo vs. Nicaragua, del 29-01-
97, párr. 77. En igual sentido, Caso Suárez Rosero, ya cit., párr.72.
(285) Conf. Corte IDH, Caso Suárez Rosero, párr. 70 y en igual sentido, Corte
EDH, Caso Hennig vs. Austria, Nº 41444/98, párr. 32, ECHR 2003-I y Caso Reinhardt
and Slimane-Kaid vs. France, 23043/93, párr. 93, ECHR 1998-II.
(286) Corte IDH, Caso Tibi, ya cit., párr. 168.
(287) Conf. Corte IDH, Caso Tibi, ya cit., párr. 180 y Caso Suárez Rosero, ya cit.,
párr. 77.
(288) Corte IDH, Caso Acosta Calderón vs. Ecuador, del 24-6-05, párr. 75.
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(289) Corte IDH; Caso Tibi, ya cit., párr. 114; Caso de los Hermanos Gómez Pa-
quiyauri, ya cit., párr. 96 y Caso Maritza Urrutia, ya cit., párr. 66.
(290) Conf. Corte IDH, Caso Acosta Calderón, ya cit., párr. 111; Caso Tibi, ya
cit., párr. 180 y Caso Suárez Rosero, ya cit., párr. 77.
(291) Conf. Artículo 40.4 de la Convención sobre los Derechos del Niño, Caso
Instituto de Reeducación del menor contra Paraguay, párr. 230.
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Fue por ello que la Corte condenó a la Argentina no sólo porque con-
sideró que la duración de la prisión preventiva impuesta al señor Bayarri
sobrepasó el límite máximo legal establecido, “sino fue a todas luces exce-
siva”. Lógicamente, el Tribunal no encontró razonable que Bayarri “haya
permanecido 13 años privado de la libertad en espera de una decisión
judicial definitiva en su caso, la cual finalmente lo absolvió de los car-
gos imputados”. (294) Agregó que: “el juez no tiene que esperar hasta el
momento de dictar sentencia absolutoria para que una persona detenida
recupere su libertad, sino debe valorar periódicamente si las causas, ne-
cesidad y proporcionalidad de la medida se mantienen, y si el plazo de la
detención ha sobrepasado los límites que imponen la ley y la razón (295).
En cualquier momento en que aparezca que la prisión preventiva no satis-
face estas condiciones, deberá decretarse la libertad sin perjuicio de que el
proceso respectivo continúe.” (296).
Veamos, la CIDH señaló que ninguna persona puede ser objeto de san-
ción sin juicio previo que incluya la presentación de cargos, la oportunidad
de defenderse y la sentencia. Todas estas etapas deben cumplirse dentro
de un plazo razonable. Este límite de tiempo tiene como objetivo proteger
al acusado en lo que se refiere a su derecho básico de libertad personal, así
como su seguridad personal frente a la posibilidad de que sea objeto de un
riesgo de procedimiento injustificado (304).
(304) CIDH, Informe Nº 12/96 Giménez, Argentina, Caso 11.245, del 01-03-96,
párr. 76.
(305) Ibídem, párr. 77.
(306) Ibídem, párr. 80.
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b) Peligro de fuga
Aquí la CIDH indica que en cada caso concreto hay que analizar si ta-
les autoridades han empleado la debida diligencia en la sustanciación del
procedimiento, a fin de que la duración de tal medida no sea irrazonable.
En este informe tomo en cuenta lo expresado por la Comisión Europea de
Derechos Humanos en el caso Wemhoff (317), en el sentido que no podía
concluir que se había verificado una violación del derecho a la libertad
personal salvo que la duración de la detención provisional se hubiera de-
bido a (a) la lentitud de la investigación...(b) el espacio de tiempo que
transcurrió entre la clausura de la investigación y la acusación...o desde
dicho momento hasta la apertura del juicio...o finalmente (c) a la dura-
ción del juicio. No puede dudarse que, aun cuando una persona acusada
ha permanecido detenida razonablemente durante estos diversos perío-
dos por motivos de interés público, puede registrarse una violación de ese
derecho, por cualquier causa, el procedimiento continúa por un período
considerable de tiempo.
Por otra parte, existe en este tipo de casos una especie de presión sobre el
magistrado que evalúa las pruebas y aplica la ley, en el sentido de adecuar la
sentencia condenatoria a la situación de hecho que está sufriendo el procesado
privado de su libertad. Es decir, que aumenta para el acusado la posibilidad
de obtener una pena que justifique la prolongada duración de la prisión pre-
ventiva, aunque los elementos de convicción no sean contundentes. (el desta-
cado es agregado) (319).
(328) Ibídem.
(329) CSJN, Corbo Fabián, 2001, Fallos, 324:3788.
(330) Ibídem, Considerando primero del voto en disidencia de Petracchi y
Boggiano en la sentencia mencionada.
(331) Ibídem, Considerando tercero, voto ya mencionado.
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Por otra parte, y como sostiene Mónica Pinto (337) en este caso entran
nuevamente en juego el valor vinculante de las recomendaciones, donde en
Respecto de los presos sin condena, la CSJN hizo suyo lo dicho por la
Corte Interamericana, en el Caso de Instituto de Reeducación del Menor
contra Paraguay (también conocido como Caso Panchito López), y recordó
“que la prisión preventiva ‘es la medida más severa que se le puede aplicar
al imputado de un delito, motivo por el cual su aplicación debe tener un
carácter excepcional, en virtud de que se encuentra limitada por el derecho
a la presunción de inocencia, así como por los principios de necesidad y
proporcionalidad, indispensables en una sociedad democrática’ (parágra-
fo 190). Por tales razones consideró que la prisión preventiva debe ceñirse
estrictamente a lo dispuesto en el art. 7.5 de la Convención Americana, en
el sentido de que no puede durar más allá de un plazo razonable, ni más
allá de la persistencia de la causal que se invocó para justificarla. No cum-
plir con estos requisitos equivale a anticipar una pena sin sentencia, lo cual
contradice principios generales del derecho universalmente reconocidos
(parágrafo 228)” (342).
Destacó que “se debe entender que, sin pretensión de cancelar las asi-
metrías, para la prisión preventiva —que es donde más incidencia represiva
tiene el derecho procesal penal— las provincias se hallan sometidas a un piso
Por otra parte, en marzo de 2006, y como consecuencia del fallo Verbitsky,
la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires realizó una importante reforma al
régimen de excarcelación del Código Procesal Penal, mediante la Ley Nº 13.449.
A partir de esta reforma ya no se considera que determinados delitos resul-
tan per se no excarcelables (355). Teóricamente, la detención cautelar de una
persona sólo procederá cuando fuera absolutamente indispensable para
asegurar la averiguación de la verdad, el desarrollo del procedimiento y la
aplicación de la ley.
Para el CELS esta iniciativa tenía por objeto restringir la libertad per-
sonal durante el proceso penal, en contradicción con las normas consti-
tucionales e internacionales que obligan al Estado argentino y la jurispru-
dencia de los tribunales nacionales e internacionales de derechos huma-
nos.
(369) Corte IDH, Caso Loayza Tamayo, del 17-09-97, párr. 80.
Artículo 8. Garantías Judiciales 125
Director
Enrique M. Alonso Regueira
Autores
Cristina Adén, Enrique M. Alonso Regueira,
Jorge Amor Ameal, Carolina S. Anello,
María Eleonora Cano, Ayelen Argelia Casella,
Josefina Comune, Santiago Eyherabide, Diego Freedman,
Agustina Freijo, Santiago J. García Mele, Lucas Guardia,
Sonia Soledad Jaimez, Jessica Moira Kawon,
Federico Lavopa, Pablo Lepere, Daniel Levi,
Natalia M. Luterstein, Angelina Guillermina Meza,
Mariángeles Misuraca, Diego M. Papayannis,
Nicolás M. Perrone, Romina Verónica Petrino,
María Luisa Piqué, Luciana T. Ricart,
Vanesa Flavia Rodríguez, Shunko Rojas,
Sebastián Scioscioli, Federico Thea,
Leonardo Toia, Alejandro Turyn
Alonso Regueira, Enrique M.
Convención Americana de Derechos Humanos y su
proyección en el Derecho Argentino.. - 1a ed. - Buenos Aires :
La Ley; Departamento de Publicaciones de la Facultad de
Derecho, 2013.
608 p.; 24x17 cm.
ISBN 978-987-03-2415-7
Impreso en la Argentina
Printed in Argentina