Biografia de Los 12 Apóstoles
Biografia de Los 12 Apóstoles
Biografia de Los 12 Apóstoles
San Pedro carecía de estudios, pero pronto se distinguió entre los discípulos por
su fuerte personalidad y su cercanía al maestro, erigiéndose frecuentemente en
portavoz del grupo. A través de los evangelios puede trazarse un perfil bastante
completo de su personalidad. Pedro es sencillo, generoso e impulsivo en sus
intervenciones, que a veces denotan una incomprensión del auténtico mensaje del
maestro. Jesús, por su parte, muestra por Simón una predilección que aparece
patente desde el primer encuentro. Junto con Santiago Apóstol y San Juan
Evangelista, Pedro participaba en toda la actividad de Jesús, asistiendo incluso a
episodios íntimos de los que quedaban excluidos los demás apóstoles. En
Cafarnaúm, Jesús debió ser a menudo huésped de la familia de la que procedía la
mujer de Pedro.
El sobrenombre de Pedro se lo puso Jesús al señalarle como la «piedra» (petra en
latín) sobre la que habría de edificar su Iglesia. En Cesarea de Filipos, al nordeste
del lago Tiberíades, tuvo lugar el episodio en que San Pedro afirmó la divinidad de
Jesús: "Tú eres Cristo, el Hijo de Dios vivo" (Mat. 16, 16). Jesús juzgó la
afirmación como efecto de una iluminación de lo alto y confirió a Pedro la máxima
autoridad: "Bienaventurado eres tú, Simón, hijo de Jonás, porque no te ha
revelado eso la carne y la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo te
digo que tú eres Pedro, y que sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; las puertas del
infierno no prevalecerán contra ella. Te daré las llaves del reino de los cielos. Y
todo lo que atares sobre la tierra será también atado en los cielos; y todo lo que
desatares sobre la tierra, será también desatado en los cielos" (Mat. 16, 17-19).
Personalidad impetuosa y sincera, San Pedro tuvo también momentos de
debilidad. Según el relato evangélico, San Pedro negó hasta tres veces conocer a
Jesús la noche en que éste fue arrestado, cumpliendo una profecía que le había
hecho el maestro; pero, arrepentido de aquella negación, su fe ya no volvió a
flaquear y, después de la crucifixión y la resurrección, fue privilegiado con la
primera aparición de Jesús y se dedicó a propagar sus enseñanzas.