Cdic 10 05 PDF
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INTRODUCCIÓN
Etapa preparatoria.
- «Pontificia Comissio Centralis Praeparatoria Concila Vaticani II.
Quaestiones theologicae. Schema Constitutionis de Ecclesia propositum
a Comissione Theologica, Em.mo et Rev.mo Domino Cardinali Alfredo
Ottaviani relatore. Pars secunda. Caput IX. De relationibus inter
Ecclesiam et Statum necnon de tolerantia religiosa», 1962: un fascículo de
24 p. 31x21 (7 p. de texto y las demás de notas): Contiene el texto a
1962.
- «Pontificia Comissio Centralis Praeparatoria Concila Vaticani II.
Quaestiones Secretariatus ad christianorum unitatem fovendam. Schema
constitutionis de Libértate religiosa, Em.mo et Rev.mo Domino Cardinali
Augustino Bea relatore», 1962. Un fascículo de 20 p. 31x21 (11 p. de
texto y las demás de notas): Contiene el texto A 1962.
Etapa conciliar.
En adelante, todas las publicaciones están encabezadas por las pala-
bras: Sacrosanctum Oecumenicum Concilium Vaticanum Secundum».
- «Schemata constitutionum et decretorum de quibus disceptabitur in
Concilii Sessionibus. Series secunda. De Ecclesia et de B. Maria Virgine
(sub secreto)», 1962, 124 p. 31x21. Contiene el texto b 1962 en las pp.
64-73 (el texto ocupa poco más de las tres primeras, siendo las demás de
notas), como cap. IX del esquema sobre la Iglesia. En la p. 5 está el V .
o
Muchas veces es difícil conocer las razones últimas que motivan los
actos humanos. Sin embargo, los hombres procuramos acercarnos a ellas
para profundizar más e intentar saber la verdad para tener un conocimiento
más completo.
Por eso, al preguntarnos la razón de que el Concilio Ecuménico
Vaticano II incluyera entre los temas a tratar el de la libertad religiosa, no
parece superfluo tomar como punto de partida un doble enfoque, bus-
cando por una parte los antecedentes extrínsecos, y de otra sus propios
antecedentes.
Causas externas pueden hallarse en el artículo 18 de la Declaración
Universal de los Derechos del hombre, de la O.N.U. del 10 de diciembre
de 1948, que tuvo una amplia repercusión ideológica en todos los
ambientes jurídicos internacionales, y la creación de un «Secretariado para
el estudio de la libertad religiosa» en el Consejo Ecuménico de las Igle-
sias, con sede en Ginebra, en 1959 . De hecho, en los textos preparados
3
Dos años después aparecerá el primer texto oficial sobre la libertad re-
ligiosa. Durante este tiempo, la subcomisión se reunió en diversos luga-
res, y así, en la séptima y última sesión de trabajo de la Comisión central,
el 18 de junio de 1962, el Cardenal Bea, Presidente del Secretariado para
la Unidad de los Cristianos somete a dicha asamblea un esquema sobre la
libertad religiosa que no fue bien interpretado en alguno de sus aspectos,
lo que motivó un comunicado de prensa núm. 97 de 23.VI. 1962), en el
que se salía al paso de las versiones que circularon a raíz de un boletín del
día 19 (núm. 94), en el que parecía afirmarse únicamente el derecho de la
Iglesia Católica a la libertad de culto. Con este segundo boletín se ponía
demás está citado una vez y la moralidad pública, expresión que había
9
potestad civil.
Por último cabe pensar en aquellos Estados no católicos, cristianos o
no, en cuyo caso el «poder civil debe conformarse en materia religiosa al
menos a los preceptos de la ley natural» . Por lo tanto, «debe conceder
15
24. Ibidem.
25. Ibidem, nn. 13 y 17.
26. Ibidem, punto 15.
27. Ibidem, punto 16.
332 MANUEL JOSÉ COCINA Y ABELLA
28. Cfr. Relatio Prior, p. 5, n. 26. «No se pretende afirmar o negar nada formalmente,
pero se da porque muchos Padres pidieron que ya desde un principio se dijese con claridad qué
significa y qué no significa el término libertad religiosa».
EL ORDEN PÚBLICO COMO LÍMITE DEL DERECHO A LA LIBERTAD RELIGIOSA 333
29. Cfr. B, 4 y 5.
30. Cfr. I Reí. P. p. 66, 3.
31. Ibidem.
334 MANUEL JOSÉ COCINA Y ABELLA
la ley divina.
Entre las partes jurídicamente más insuficientes que pueden encon-
37. Cí'r. WENGER, A.. Vatican II, Chronique de la troisiéme xe.ssion, París 1965. p. 342.
338 MANTUEL JOSÉ C O C I N A Y AJBELLA
con su doctrina y con su autoridad, este Sagrado Sínodo declara que este
régimen jurídico de libertad religiosa, puesto que se apoya en los prin-
cipios de la razón humana, es en sí mismo honesto y verdaderamente
necesario para custodiar en la sociedad actual la dignidad tanto personal
como civil del hombre. Afirma además que la libertad religiosa en el
sentido ya descrito, es un verdadero derecho, fundado en la dignidad
misma de la persona humana, que todos los hombres y todas las
comunidades religiosas pueden legítimamente reclamar para sí».
De acuerdo con lo que se expone en la relación esta afirmación se
establece en primer lugar, no por la doctrina revelada, puesto que no trata
directamente de esta cuestión, sino por los principios sacados de la razón
humana. Los fundamentos de la libertad religiosa dicen que se encuentran
en cinco diversos aspectos de independencia que puede reclamar para sí la
persona humana puesta en sociedad, a saber:
a) en todo aquello que puede exigirse para conservar de una manera
adecuada la integridad de la persona humana;
b) en el deber y el derecho que los hombres tienen de buscar la
verdad, y una vez encontrada, adherirse a ella;
c) en la misma naturaleza de la religión a la cual el hombre no se
conforma, a no ser que tribute a Dios culto de un modo juntamente interno
y extemo;
d) en los derechos propios de la conciencia humana, por los que se
prohibe que la persona sea coaccionada en la sociedad a obrar contra su
conciencia o que se le impida el que obre según los dictámenes de ella;
e) finalmente, en el recto gobierno de la ciudad, al que no compete
juzgar o estatuir los actos internos de la religión y sus externas mani-
festaciones, salvando, sin embargo, el orden público.
Veámoslo con las palabras exactas con las que aparece formulado en
este esquema.
«a) (Integridad de la persona). El hombre [...] es social. Por tanto en
su actividad el aspecto social se conecta inseparablemente con el aspecto
interior. Luego se hace injuria al hombre, si alguien reconoce la libertad
personal interna del hombre en materia religiosa, y al mismo tiempo le
niega el libre ejercicio de la religión en la sociedad (...).
b) (Búsqueda de la verdad). El hombre tiene el deber y el derecho de
buscar la verdad. Pero está obligado a buscar la verdad y a adherirse
340 MANUEL JOSÉ COCINA Y ABELLA
Con respecto al tema de los límites, los adversarios del esquema soli-
citaban que se volviese a emplear el concepto tradicional de bien común, y
no el concepto de orden público, que es vago y se presta a abusos . 42
más claridad los límites del orden público, cuya tutela se encomienda a la
autoridad civil, porque con frecuencia existen persecuciones en nombre
del orden público» . 45
General, fue así: de 2222 votantes, 1997 estuvieron a favor del texto;
224, no, y un voto nulo.
Parece oportuno analizar con mayor detenimiento las objeciones
propuestas en la cuestión de los límites.
En los puntos 51-53 se recogen las numerosas observaciones hechas
a este respecto. Entre las observaciones generales hechas por los partida-
rios del Esquema, merecen destacarse las siguientes: «Hay que alabar que
en el texto reenmendado el concepto de bien común se sustituya por el de
orden público. Pero póngase con mayor claridad que el orden público
debe ser un orden público justo, moral (moralidad pública) y tranquilo
(paz pública)»; «indíquese con mayor claridad que los límites de la liber-
tad religiosa no pueden mantenerse contra el derecho de la naturaleza, de
otro modo la Declaración se convertiría en un instrumento de tiranía»
«subráyese que la autoridad civil debe dotar de normas jurídicas a las
exigencias del orden moral y del bien común» . 48
4 8 . Cfr. RR, p. 2 9 , 7 .
49. HERMANIUK, CANTERO, CHARRIÉRE, ANCEL, DE SMEDT, PRIMEAN. L'ORSCHEIDER,
COLOMBO, WlLLEBRANDS, DEGRU.SE, ayudada por o c h o peritos: MURRAY, PAVAN, HAMER,
CONGAR, BENOIT, FEINER, MEDINA, BECKER.
346 MANUEL JOSÉ COCINA Y ABELLA
social toda ley moral, porque nadie tiene derecho a ejercitar el mal; pero
no puede ser coaccionado jurídicamente por la potestad civil en materia
religiosa, a no ser que lesione gravemente el orden público» . 53
VOTOS
27 de octubre
2384 2308 70 6
En resumen podemos afirmar con García Gómez que había dos pun-
tos en los que reinaba unanimidad moral; a) la necesidad de esta Decla-
ración; b) la exigencia, por parte del bien común de que en la sociedad
actual se reconozca en todas partes, y se establezca jurídicamente la
libertad religiosa.
Por otra parte las discrepancias entre la mayoría y la minoría, hacían
referencia a que «la libertad religiosa es un derecho de la persona, y como
tal debe reconocerse en la legislación civil; y a la oposición al argumento
escri turístico» . 57
mente dentro de los límites del orden moral, según las exigencias de bien
común, entendido en forma dinámica y según un orden jurídico legítima-
mente establecido o por establecer» . 70
7 3 . RODRÍGUEZ, V., Los dos puntos en discusión sobre libertad religiosa, en «Punta
Europa» 9 (1964), pp. 1-19.
7 4 . J. PERARNAU, Declaración sobre la libertad religiosa, Castellón-Segorbe 1966, p.
59.
356 MANUEL JOSÉ COCINA Y ABELLA
sea del todo correcto utilizar el término límite a la hora de expresar algo
que atañe a las relaciones entre el hombre y Dios, aunque en este caso ha-
ga una mayor referencia a su aspecto externo. De hecho en otros lugares
de la Declaración se hace también constar que nadie puede prohibir ni
obligar a ninguna acción religiosa . Es decir, «que no es la libertad
77
CONCLUSIONES
caso esta norma moral está en íntima conexión con la realidad del hombre,
centro de creación «creyentes y no creyentes están generalmente de
acuerdo en este punto: todos los bienes de la tierra deben ordenarse en
Los dos puntos en discusión sobre libertad religiosa, en «Punta Europa», 9 (1964), pp.
1-19; RODRÍGUEZ CARRAJO, M., DOS posturas en torno al problema de la libertad
religiosa, en «Estudios», 21 (1965), p. 344; IDEM, Declaración sobre la libertad
religiosa, en «Estudios», 22 (1966), pp. 117-130; RODRÍGUEZ RIVERA, J., La libertad
del cristiano, en «Proyección», 39,1963; RODRÍGUEZ DE YURRE, G., Iglesia y Estado
en España. Puntos de vista sobre el mismo tema, en «Iglesia Viva», 22 (1969); ROSA,
L., Libertad de conciencia y libertad religiosa, en «Libertad religiosa, una solución para
todos», Madrid 1964, 307-334; RUFFINI, F., La libertà religiosa come diritto pubblico
subiectivo, Torino 1964; RUIZ-GIMÉNEZ, J., El Concilio y los derechos del hombre,
Madrid 1968; RUPÉREZ, J., Estado confesional y libertad religiosa, Madrid 1970;
RUSSO, B., Religione di stato e libertà di religione nello stato, Messina 1965; SETTEN,
J.M., Libertad en conciencia y tolerancia, en «Lumen», 12 (1963), pp. 97-136; IDEM,
Iglesia y libertades políticas, Madrid 1964; IDEM, Declaración sobre la libertad religio-
sa, en «Lumen», 14 (1965), pp. 352-365; IDEM, Contenido doctrinal de la Declaración
«Dignitatis humanae» del Vaticano II sobre la libertad religiosa, en «Iglesia Viva»
(1966), pp. 43-74; SMEDT, Mons. E., La liberté religieuse, en «D.C.», 1415 (1964);
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filosófico, en «La libertad religiosa. Análisis de la Declaración «Dignitatis humanae»,
Madrid 1966, pp. 335-368; WTLLEBRANDS, J., La liberté religieuse et l'oecumenisme,
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praesertim in re religiosa, en «Gregorianum», 45 (1964), pp. 94-102.
ÍNDICE DE LA TESIS DOCTORAL