Investigaciones en Neuroimagenes
Investigaciones en Neuroimagenes
Investigaciones en Neuroimagenes
Jorge Marquet
Así mismo, a los efectos del hallazgo de situaciones intercurrentes con las patologías
que pueden ocasionar la consulta del paciente, es de una altísima importancia la
realización de estos estudios complementarios, como de la misma manera, para realizar
tareas de docencia e investigación.
Entre los marcadores de estado, al día de la fecha el Proyecto cuenta con más de 200
determinaciones neuroquímicas que permiten establecer el grado de evolución de las
enfermedades y a la vez elegir las neuropsicomoléculas apropiadas para realizar su
corrección.
Entre los marcadores de rasgo, al día de la fecha el Proyecto cuenta con más de 80
determinaciones genéticas que permiten establecer la carga genética para padecer
diversas patologías y a la vez poder realizar las tareas de prevención adecuadas para
impedir o retardar su desarrollo.
A la vez teniendo en cuenta los cinco planos que pueden alterarse para configurar una
patología psiquiátrica o neurológica a saber: genético, estructural, neuroquímico,
eléctrico y psicológico, son una herramienta fundamental las neuroimágenes para
identificar las alteraciones estructurales y funcionales que subyacen en los cerebros que
enferman.
Es por ello que hemos decidido, luego de publicar los respectivos estudios sobre
Psiquiatría Molecular y sobre Polimorfismos Genéticos en Psiquiatría darle lugar al
capítulo de las Neuroimágenes en Psiquiatría.
En esta sección el lector podrá encontrar los resultados obtenidos a nivel de estudios
específicos tales como Resonancia Magnética Espectroscópica (RME), Resonancia
Magnética Funcional (RMf), Tomografía por Emisión de Fotón Unico (SPECT) y
Tomografía Axial Computarizada de Cerebro (TAC), sobre más de 1000 pacientes
catalogados por patología en base a la Clasificación Internacional CIE-10 y a la
Clasificación Americana DSM-IVR.
Los pacientes esquizofrénicos presentan una verdadera dificultad para activar el lóbulo
frontal durante las tareas cognitivas y es por eso que se habla de hipofrontalidad
cognitivo dependiente para mencionar esta característica imagenológica de la
enfermedad. (Marquet J. y cols. 2009)
Es importante aclarar que en pacientes agudos con primer episodio psicótico y sin
medicación neuroléptica previa también hemos encontrado esta hipofrontalidad
cognitivo dependiente. (Marquet J. y cols. 2009)
Tambien hemos observado una disminución del flujo sanguíneo regional del circuito
córtico, talámico, cerebelo, cortical, en pacientes esquizofrénicos que realizan pruebas
de memoria, pudiendo argumentar una disfunción del tálamo, del cíngulo anterior y del
cerebelo. (Marquet J. y cols. 2009)
Estos hallazgos nos permiten hablar de una dismetría cognitiva que sería consecuencia
de una alteración en el neurodesarrollo que generaría una dificultad severa para
secuenciar y coordinar procesos mentales. (Marquet J. y cols. 2009)
La espectroscopía nos muestra una marcada despoblación neuronal con disminución del
pico de NAA y aumento del pico de M-INO en regiones frontales y en lóbulos
temporales profundos izquierdo y derecho, en pacientes con esquizofrenia, como así
también hemos podido observar una determinada rotación hipocámpica, con
hipoactividad glutamatérgica y aumento de fosfodiésteres en los lóbulos frontales.
(Marquet J. y cols. 2009)
En la TAC pudimos distinguir para las esquizofrenias con productividad como síntomas
preponderantes un aumento de la actividad de los receptores de dopamina, mientras que
en las esquizofrenias con predominio de síntomas negativos encontramos una
importante dilatación de los ventrículos laterales y atrofias corticales y subcorticales.
(Marquet J. y cols. 2009)
La RMN para las esquizofrenias negativas presenta alteración de la sustancia blanca del
lóbulo frontal izquierdo, alteración de ambos cuernos temporales, disminución de
ambos núcleos caudados, aumento del cociente fronto temporal a nivel de la corteza
prefrontal dorsolateral izquierda y aumento de los cocientes ventricular cerebral y cisura
de Silvio. (Marquet J. y cols. 2009)
En determinados casos hemos encontrado una agenesia total del cuerpo calloso y una
persistencia del cavum septum pellucidum respondiendo a defectos del tubo neural en la
linea media y corroborando la alteración del neurodesarrollo de etiología genética.
(Marquet J. y cols. 2009)
Se puede ver con mayor frecuencia en los pacientes con depresión mayor recurrente con
síntomas psicóticos en el transcurso de la evolución de su enfermedad. (Marquet J. y
cols. 2009)
Hemos visto casos de atrofia de los lóbulos temporales, de los lóbulos occipitales, de las
áreas parietales inferiores, de los lóbulos frontales y de las cisuras interhemisféricas en
pacientes con trastorno bipolar y con depresión mayor recurrente. (Marquet J. y cols.
2009)
En pacientes con trastorno bipolar de ciclado frecuente observamos una atrofia del
vermis cerebeloso de etiología neurodegenerativa. (Marquet J. y cols. 2009)
Encontramos una disminución del tamaño del cuerpo calloso en pacientes bipolares con
estudios de RMN, correlacionado con disfunciones neuropsicológicas. (Marquet J. y
cols. 2009)
Con respecto a los depresivos puede haber una relación entre las hiperintensidades
subcorticales y el consumo de cigarrillos situación que no se presenta entre los
bipolares. (Marquet J. y cols. 2009)
temporal derecho que presentaba mayor tamaño que el izquierdo. (Marquet J. y cols.
2009)
También encontramos una disminución del volumen del hipocampo derecho en los
depresivos el cual se acompañaba de una disminución en el tamaño de la amígdala.
(Marquet J. y cols. 2009)
Se puede agregar que el volumen de los hipocampos a su vez era menor en los pacientes
esquizofrénicos y estaba aumentado en los bipolares con un alargamiento de la
amígdala. (Marquet J. y cols. 2009)
Los núcleos caudados están disminuidos en su tamaño en los pacientes con depresión
mayor, y hay una reducción de tamaño bilateral de los núcleos putamen, mientras que el
caudado está aumentado en los bipolares. (Marquet J. y cols. 2009)
Hay una disminución del metabolismo cerebral y del flujo sanguíneo regional en la
corteza prefrontal anterolateral izquierda en los sujetos con depresión. (Marquet J. y
cols. 2009)
Ademas hallamos una disminución del flujo sanguíneo regional en la corteza temporal,
ganglios basales, corteza frontal inferior, corteza parietal y tálamo en la depresión
mayor. (Marquet J. y cols. 2009)
La actividad temporal mostró una asimetría en los estados depresivos y maníacos de los
bipolares mientras que dicha actividad es simétrica en los estados de eutimia, lo que
habla de una disfunción temporal estado dependiente en el trastorno bipolar. (Marquet J.
y cols. 2009)
Los niños con trastorno bipolar presentan niveles elevados de glutamato y glutamina en
ambos lóbulos frontales y en los ganglios de la base. (Marquet J. y cols. 2009)
En el TOC puro hallamos una reducción del tamaño del núcleo caudado y lesiones
frontotemporales. (Marquet J. y cols. 2009)
En adolescentes con TOC se presenta una correlación negativa entre el volumen del
cuerpo estriado y la gravedad de las obsesiones, pero no con la gravedad de las
compulsiones, como así también una alteración en la maduración cortical frontal y
temporal. (Marquet J. y cols. 2009)
En la SPECT de pacientes con TOC hay disminución de la actividad del putamen y del
núcleo caudado, lo que justificaba la presencia de un importante monto de ansiedad,
hipoperfusión frontal y de los ganglios basales derechos, del lóbulo temporal medial
derecho, aumento de la perfusión en corteza órbitofrontal derecha respecto a la
izquierda, aumento de la actividad cingular y de los ganglios basales. (Marquet J. y cols.
2009)
Cuando aplicamos la RMf a sujetos que padecen TOC se puede observar incremento del
metabolismo de los ganglios basales y el cíngulo, corteza cingular, tálamo y complejo
pálido-putamen. (Marquet J. y cols. 2009)
En pacientes con ansiedad, fobia y TOC hay aumento de la actividad en corteza frontal
inferior derecha, corteza insular bilateral y en núcleo lenticular. (Marquet J. y cols.
2009)
En pacientes con alcoholismo los hallazgos que realizamos fueron una reducción del
volumen de la sustancia gris y blanca cortical, ventrículomegalia y ensanchamiento del
tercer ventrículo. (Marquet J. y cols. 2009)
En la TAC los hallazgos fueron aumento de la tasa ventrículo cerebral, lesión neuronal y
activación glial en sustancia gris y blanca frontales. (Marquet J. y cols. 2009)
Hay también incremento del flujo sanguíneo en lóbulo frontal, hipocampo, uncus,
tálamo y núcleo caudado. (Marquet J. y cols. 2009)
Al realizar estudios con TAC es importante diferenciar los cambios propios del
envejecimiento normal del cerebro con los ocasionados por cualquier tipo de demencia.
(Marquet J. y cols. 2009)
El envejecimiento normal nos muestra una mínima atrofia cortical, surcos cerebrales
más marcados en la convexidad del cerebro y discreta dilatación ventricular. (Marquet J.
y cols. 2009)
Cuando hablamos de RMN podemos decir que este estudio es más sensible para
diferenciar entre alteraciones en la sustancia blanca y la sustancia gris y que es el más
adecuado para realizar diagnóstico precoz de demencia. (Marquet J. y cols. 2009)
La RMf obtenida con metodología BOLD mostró una franca incapacidad de incremento
funcional del córtex asociativo durante tareas de neuroactivación cognitiva en todas las
demencias neurodegenerativas. (Marquet J. y cols. 2009)
Los pacientes asintomáticos con riesgo genético o carga genética para padecer
enfermedad de Alzheimer (bialelo E4/E4 de la APOE y beta amilode plasmático
superior a 40) presentan un hipometabolismo parietal y en corteza entorrinal, también
según nuestra experiencia. (Marquet J. y cols. 2009)
O sea, y como conclusión en nuestra labor los estudios que han sido más prometedores
para el dianóstico precoz de demencias han sido la RMN y la SPECT. (Marquet J. y
cols. 2009)
Hoy en día se considera que en el autismo existe una alteración del neurodesarrollo con
aumento generalizado del volumen cerebral. (Marquet J. y cols. 2009)
Específicamente encontramos aumento de volumen de los ventrículos laterales, lóbulo
temporal, lóbulo parietal y lóbulo occipital, manteniéndose normal el volumen del
lóbulo frontal. (Marquet J. y cols. 2009)
La disfunción del lóbulo temporal hallada se basa en una dilatación del asta izquierda
del ventrículo lateral. (Marquet J. y cols. 2009)
A nivel del lóbulo frontal lo que encontramos fueron alteraciones de la perfusión del
tipo de la hipoperfusión frontal que sugiere un retraso en la maduración posnatal del
lóbulo frontal. (Marquet J. y cols. 2009)
Cuando se somete a los pacientes con espectro autista a tareas de índole cognitiva se
puede observar disminución en la activación de la corteza prefrontal. (Marquet J. y cols.
2009)
Respecto al núcleo caudado lo que hemos encontrado ha sido un aumento del volumen
del mismo, situación que se correlaciona con la presencia de compulsiones, rituales y
manierismos. (Marquet J. y cols. 2009)
Los trastornos del desarrollo del lenguaje o dislexia presentan repercusiones que pueden
trasladarse hasta la vida adulta. (Marquet J. y cols. 2009)
Las personas con esquizofrenia de inicio infantil mostraron disminución del volumen
cerebral total y del área talámica, aumento de volumen de regiones del lóbulo temporal
y la circunvolución superior del temporal, situación que se revierte en la esquizofrenia
del adulto, déficit de sustancia gris a nivel de los lóbulos parietales, alteraciones en
lóbulos frontales, incluida el área dorsolateral prefrontal, ausencia de alteraciones a
nivel del hipocampo y la amígdala cerebral en contraste con la esquizofrenia del adulto,
aumento del tamaño de los ventrículos cerebrales, disminución de la sustancia gris
cortical, disminución de volumen en áreas mediosagitales del tálamo y alteraciones en
núcleo caudado, putamen y globo pálido. (Marquet J. y cols. 2009)
Estas alteraciones se trasladan desde los ganglios basales hasta el núcleo caudado,
aumento de la activación cerebral en la corteza orbitofrontal, las regiones promotoras
bilaterales y la cabeza del núcleo caudado y aumento de la activación del globo pálido y
el tálamo en pacientes portadores de tics. (Marquet J. y cols. 2009)
Los trastornos estructurales más importantes en los trastornos de ansiedad de los niños
se observan a nivel de los ganglios basales que presentan sus volúmenes disminuidos,
alteraciones en la corteza prefrontal, el núcleo estriado, el tálamo y el cuerpo calloso,
aumento del metabolismo en zonas orbitofrontales y cíngulo anterior, aumento de la
activación de la corteza orbitofrontal bilateral, núcleo caudado derecho y corteza
cingular anterior. (Marquet J. y cols. 2009)
En esta patología observamos, disminución del volumen del lóbulo frontal y pérdida de
la asimetría normal del lóbulo frontal, alteración de las estructuras temporolímbicas,
diferencia en los volúmenes del lóbulo prefrontal, del tálamo, del hipocampo, de la
amígdala, del núcleo pálido y del cuerpo estriado, alteraciones en el cociente
colina/creatina e incremento del cociente M-INO/creatinina en el cíngulo anterior en
estudios de espectroscopía, patrones anormales de flujo sanguíneo regional y del
metabolismo en el lóbulo frontal, estructuras subcorticales y sistema límbico, aumento
de la perfusión de la corteza temporal basal derecha e hipoperfusión de la corteza
prefrontal dorsolateral. (Marquet J. y cols. 2009)
En los pacientes con personalidad esquizotípica detectamos una reducción del volumen
de las áreas frontales con una alteración en la morfología prefrontal, aumento de tamaño
del volumen ventricular a nivel del asta anterior y temporal en el lado izquierdo,
disminución del volumen del lóbulo frontal izquierdo y del lóbulo temporal izquierdo
con aumento del volumen ventricular a nivel del asta anterior y temporal del mismo
lado, alteraciones situadas en la línea media encefálica, presencia de una cavidad entre
los dos septos pelúcidos reflejando una alteración en la encefalogénesis, disminución de
la sustancia gris de la corteza de la circunvolución temporal superior izquierda y del
lóbulo temporal medio izquierdo, anomalías en la asimetría normal derecha/izquierda de
la zona parahipocámpica izquierda, disminución del volumen del tálamo en la región
del núcleo mediodorsal derecho, disminución de la sustancia gris a nivel temporal
izquierdo, hipometabolismo en la corteza orbitofrontal, la corteza frontal ventromedial y
la corteza cingular. (Marquet J. y cols. 2009)
En el caso del trastorno antisocial encontramos una reducción del volumen frontal,
hipoflujo cerebral y alteraciones en el flujo sanguíneo regional, hipometabolismo en
zonas frontales, alteración en el flujo regional de los lóbulos frontales y la zona anterior
del tálamo, disminución de la densidad de receptores de dopamina subtipo D2,
disminución de la actividad del transportador de dopamina en el putamen, pero no en el
caudado en el hemisferio derecho, lo cual habla de una deficiencia en la
neurotransmisión dopaminérgica. (Marquet J. y cols. 2009)
Los sujetos bipolares que recibieron antipsicóticos atìpicos mostraron un incremento del
volumen de la sustancia gris sólo en una porción del gyrus frontal medial izquierdo.
(Kraepelin y cols. 2009)
Se compararon sujetos sanos y sujetos con trastorno bipolar mostrando estos últimos
incrementos significativamente mayores en los volúmenes de sustancia gris en
diferentes regiones del cerebro, específicamente en el gyrus temporal superior, en los
ganglios basales derechos, en las estructuras temporales mediales que incluyen el gyrus
parahipocámpico bilateral y la amígdala bilateral. (Friston y cols. 2009)
Las principales hipótesis relacionadas con la fisiopatología del trastorno bipolar indican
que algunas alteraciones del sistema límbico/paralímbico y algunos cambios en el
lóbulo temporal podrían constituir las bases neurobiológicas de la enfermedad. Tambien
han sugerido que un foco de excitación en estructuras límbicas y paralímbicas podría
producir viraje. (Lopez y cols. 2010)
Se realizaron mediciones del índice bicaudado, del índice biventricular, la anchura del
tercer ventrículo, y el estudio de los surcos corticales en personas alcohólicas
encontrando patología en estos ítems. (Guardia y cols. 1982)
Se describe un grado de atrofia cortical mayor a lo esperado por la edad del paciente,
patología que disminuye luego del tratamiento de desintoxicación alcohólica y un cierto
periodo de abstinencia alcohólica. (Guardia y cols. 1985)
Se encontró disminuído el flujo sanguíneo cerebral y las tasas metabólicas en las áreas
fronto temporales y en el tálamo izquierdo, determinando una disfunción del circuito
fronto talámico. (Matsuda y cols. 1997)
Se argumenta que las lesiones del cuerpo calloso que se observan en el alcoholismo,
pueden revertir luego de un tratamiento con tiamina. (Neimann y cols. 1998)
Se detecta reducción del volúmen del vermis cerebeloso con posible pérdida neuronal
asociada a alteración de la composición celular membrana/mielina, que resulta en
reducción general del tamaño cerebral y de la concentración del N acetil aspartato,
atrofia de lóbulos frontales y vermis cerebeloso, siendo las células de Purkinje muy
sensibles a lesiones producidas por alcohol. (Seitz y cols. 1999)
Se utilizaron radiofármacos como el IBZM I123 para los receptores D2, el 123I betaCIT
para los transportadores de serotonina y dopamina, el lomazenil I123 para los receptores
GABA benzodiazepínicos y el ketanserin I123 para los receptores serotoninérgicos y se
encontró en los individuos dependientes al alcohol una disminución de la disponibilidad
de los receptores D2 con menor captación de IBZM I123. (Catafau y cols. 1998)
Describen que los ratones manipulados genéticamente que tienen ausencia de receptores
D2, presentan una disminución de los efectos reforzadores del alcohol. (Volkow y cols.
1999)
Estudiaron pacientes alcohólicos entre 5 y 180 días sin consumo de alcohol, utilizando
raclopride como antagonista dopaminérgico y metilfenidato como inhibidor del
Sugieren que bajos niveles de dopamina en las sinapsis de los ganglios basales o una
mayor densidad de receptores dopaminérgicos D2, podrían estar relacionados con los
episodios de recaída precoz de los pacientes alcohólicos. (Guardia y cols. 2000)
del tálamo, el locus ceruleus, la sustancia gris periacueductal, los núcleos óculomotores
y los núcleos vestibulares. (Tellez y cols. 2000)
Describen para la intoxicación crónica por cocaína una franca disminución de flujo
sanguíneo cerebral en los lóbulos frontales y temporales, en los parietales y en la región
gangliobasal, acompañado de estudios metabólicos que muestran una franca
disminución del contenido de glucosa en las áreas precentrales de los lóbulos frontales y
en todo el sistema límbíco. En los estudios de espectroscopia observaron una importante
disminución del contenido de NAA a nivel de los tálamos. Los estudios morfológicos
con RNM mostraron zonas de microangiopatía avanzada, sobre todo en el área
períventricular y en ocasiones se acompañan de zonas de infartos territoriales. (Warrach
y cols. 1995)
Describen una dilatación de los ventrículos laterales de pacientes varones, que padecen
trastorno bipolar tipo I. (Pearlson y cols. 1981)
Destacan que los pacientes con depresión mayor recurrente con síntomas psicóticos,
presentan con mayor frecuencia dilatación ventricular. (Jacoby y cols. 1980)
Veroff y Cols. 1981, describen atrofia cortical y del vermis cerebeloso en el trastorno
bipolar.
Sostienen que la atrofia cortical es mas frecuente entre los pacientes con trastorno
bipolar que entre los unipolares. (Delau y cols. 1986)
Insisten con la presencia de la atrofia del vermis cerebeloso en los individuos bipolares.
(Nasrallah y cols. 1981)
Hablan de una reducción del volumen del lóbulo temporal, mas acusado en el
hemisferio izquierdo que en el derecho. (Hauser y cols. 1989)
Hallan que la reducción del tamaño cerebral y frontal se asocia al deterioro cognitivo
que presentan los pacientes con bipolaridad. (Coffman y cols. 1990)
Señalan que los pacientes bipolares en primer episodio maníaco, presentan 1.7 veces
mas hiperintensidades que los controles. (Strawosky y cols. 1993)
Señalan que los pacientes geriátricos con depresión mayor presentan mayor frecuencia y
severidad de hiperintensidades en la sustancia gris subcortical en comparación con los
controles de la misma edad. (Ralius y cols. 1991)
Encontraron que en pacientes con depresión mayor severa, las señales hiperintensas se
asocian a un inicio afectivo tardío y que son predictores de mala respuesta al
tratamiento. (Figiel y cols. 1991)
Describieron una reducción global, mas marcada en la corteza frontal, del metabolismo
de la glucosa en pacientes con estado mixto y maníaco en comparación con controles
sanos. (Martinot y cols. 1990)
Señalan una disminución del flujo sanguíneo regional en región frontal, temporal
anterior, cíngulo y núcleo caudado izquierdo en depresiones unipolares y bipolares.
(Matteni y cols. 1980)
Encuentran disminución del volumen del nucleo caudado en pacientes con trastorno
obsesivo compulsivo. (Luxemberg y cols. 1998)
Mediante estudios de tomografía por emisión de fotón único en pacientes con trastorno
obsesivo compulsivo, encontraron hipoflujo en putamen y en nucleo caudado. (Garber y
cols. 1989)
Presentan una persona con trastorno obsesivo compulsivo y distonía que mostraba un
aumento del tamaño del putamen. (Rothfeld y cols. 1995)
Investigan un caso de una persona que a causa de una lesión fronto temporal desarrolló
un trastorno obsesivo compulsivo. (Max y cols. 1995)
Encuentran una correlación negativa entre el volumen del cuerpo estriado y la gravedad
de los síntomas de ansiedad, por perdida neuronal. (Rosenberg y cols. 1997)
Realizan mediciones del índice bicaudado, del índice biventricular, la anchura del tercer
ventrículo, y el estudio de los surcos corticales en personas alcohólicas encontrando
patología en estos ítems. (Guardia y cols. 1982)
Describen un grado de atrofia cortical mayor a lo esperado por la edad del paciente,
patología que disminuye luego del tratamiento de desintoxicación alcohólica y un cierto
periodo de abstinencia alcohólica. (Guardia y cols. 1985)
Encuentran disminuído el flujo sanguíneo cerebral y las tasas metabólicas en las áreas
fronto temporales y en el tálamo izquierdo, determinando una disfunción del circuito
fronto talámico. (Matsuda y cols. 1997)
Argumentan que las lesiones del cuerpo calloso que se observan en el alcoholismo,
pueden revertir luego de un tratamiento con tiamina. (Neimann y cols. 1998)
Detectan reducción del volúmen del vermis cerebeloso con posible pérdida neuronal
asociada a alteración de la composición celular membrana/mielina, que resulta en
reducción general del tamaño cerebral y de la concentración del N acetil aspartato,
atrofia de lóbulos frontales y vermis cerebeloso, siendo las células de Purkinje muy
sensibles a lesiones producidas por alcohol. (Seitz y cols. 1999)
Hallan hipoflujo sanguíneo cerebral en regiones frontales y temporales asociadas a
déficits neuropsicológicos de abstracción, siendo que la intensidad de esta hipoperfusión
podría estar en relación también con síntomas de abstinencia al alcohol. (Nicolás y cols.
1993)
Utilizaron radiofármacos como el IBZM I123 para los receptores D2, el 123I betaCIT
para los transportadores de serotonina y dopamina, el lomazenil I123 para los receptores
GABA benzodiazepínicos y el ketanserin I123 para los receptores serotoninérgicos y
encontraron en los individuos dependientes al alcohol una disminución de la
disponibilidad de los receptores D2 con menor captación de IBZM I123. (Catafau y
cols. 1998)
Encontraron que los pacientes que consumen alcohol y que padecen “craving” intenso,
presentan un hipermetabolismo del cuerpo estriado y de la corteza fronto orbitaria.
(Volkow y cols. 1991)
Concluyeron que el aumento de dopamina cerebral ocasionado por el consumo de
alcohol ocasiona el hipermetabolismo de las regiones órbito frontales, del cuerpo
estriado, de la circunvolución del cíngulo, lo que conduce al “craving” y a las conductas
compulsivas impulsivas que llevan a repetir el consumo. (Volkow y cols. 1996)
Describen que los ratones manipulados genéticamente que tienen ausencia de receptores
D2, presentan una disminución de los efectos reforzadores del alcohol. (Volkow y cols.
1999)
Estudiaron ocho pacientes alcohólicos con PET con raclopride C11, con menor
captación de raclopride que los once sujetos controles, lo que demuestra una importante
reducción de avidez de los receptores D2 para la dopamina, en el cuerpo estriado, lo que
estaría relacionado con la neurobiología del alcoholismo. (Hietala y cols. 1994)
En otro estudio con diez pacientes alcohólicos entre 5 y 180 días sin consumo de
alcohol, utilizando raclopride como antagonista dopaminérgico y metilfenidato como
inhibidor del transportador de dopamina, no encontrando alteraciones en la
disponibilidad del transportador de dopamina. (Volkow y cols. 1996)
Sugieren que bajos niveles de dopamina en las sinapsis de los ganglios basales o una
mayor densidad de receptores dopaminérgicos D2, podrían estar relacionados con los
episodios de recaída precoz de los pacientes alcohólicos. (Guardia y cols. 2000)
Describen una dilatación de los ventrículos laterales de pacientes varones, que padecen
trastorno bipolar tipo I. (Pearlson y cols. 1981)
Destacan que los pacientes con depresión mayor recurrente con síntomas psicóticos,
presentan con mayor frecuencia dilatación ventricular. (Jacoby y cols. 1980)
Describen atrofia cortical y del vermis cerebeloso en el trastorno bipolar. (Veroff y cols.
1981)
Sostienen que la atrofia cortical es mas frecuente entre los pacientes con trastorno
bipolar que entre los unipolares. (Delau y cols. 1986)
Insisten con la presencia de la atrofia del vermis cerebeloso en los individuos bipolares.
(Nasrallah y cols. 1981)
Hablan de una reducción del volumen del lóbulo temporal, mas acusado en el
hemisferio izquierdo que en el derecho. (Hauser y cols. 1989)
Hallan que la reducción del tamaño cerebral y frontal se asocia al deterioro cognitivo
que presentan los pacientes con bipolaridad. (Coffman y cols. 1990)
Jacoby y Cols. 1980, han descrito que la ventriculomegalia de los bipolares corresponde
a un peor pronóstico y a la posibilidad de comorbilidad con consumo de tóxicos.
Señalan que los pacientes bipolares en primer episodio maníaco, presentan 1.7 veces
mas hiperintensidades que los controles. (Strawosky y cols. 1993)
Han descrito una mayor frecuencia de lesiones en sustancia blanca, en depresión mayor
que en trastorno bipolar. (Krishnan y cols. 1998)
Señalan que los pacientes geriátricos con depresión mayor presentan mayor frecuencia y
severidad de hiperintensidades en la sustancia gris subcortical en comparación con los
controles de la misma edad. (Ralius y cols. 1991)
Han encontrado que en pacientes con depresión mayor severa, las señales hiperintensas
se asocian a un inicio afectivo tardío y que son predictores de mala respuesta al
tratamiento. (Figiel y cols. 1991)
Describieron una reducción global, mas marcada en la corteza frontal, del metabolismo
de la glucosa en pacientes con estado mixto y maníaco en comparación con controles
sanos. (Martinot y cols. 1990)
Señalan una disminución del flujo sanguíneo regional en región frontal, temporal
anterior, cíngulo y núcleo caudado izquierdo en depresiones unipolares y bipolares.
(Matteni y cols. 1980)
Describen que los sujetos bipolares que recibieron antipsicóticos atìpicos mostraron un
incremento del volumen de la sustancia gris sólo en una porción del gyrus frontal
medial izquierdo. (Kraepelin y cols. 2001)
Encontraron que los sujetos bipolares que recibieron litio no mostraron cambios
significativos en el volumen de la sustancia gris en las neuroimágenes. (Regier y cols.
2004)
Compararon sujetos sanos y sujetos con trastorno bipolar mostrando estos últimos
incrementos significativamente mayores en los volúmenes de sustancia gris en
diferentes regiones del cerebro, específicamente en el gyrus temporal superior, en los
ganglios basales derechos, en las estructuras temporales mediales que incluyen el gyrus
parahipocámpico bilateral y la amígdala bilateral. (Friston y cols. 2006)
Sugieren que las principales hipótesis relacionadas con la fisiopatología del trastorno
bipolar indican que algunas alteraciones del sistema límbico/paralímbico y algunos
cambios en el lóbulo temporal podrían constituir las bases neurobiológicas de la
enfermedad. Tambien han sugerido que un foco de excitación en estructuras límbicas y
paralímbicas podría producir viraje. (Lopez y cols. 2003)
Encontraron disminución del volumen del nucleo caudado en pacientes con trastorno
obsesivo compulsivo. (Luxemberg y cols. 1998)
Mediante estudios de tomografía por emisión de fotón único en pacientes con trastorno
obsesivo compulsivo, encontraron hipoflujo en putamen y en nucleo caudado. (Garber y
cols. 1989)
Presentaron una persona con trastorno obsesivo compulsivo y distonía que mostraba un
aumento del tamaño del putamen. (Rothfeld y cols. 1995)
Presentaron un caso de una persona que a causa de una lesión fronto temporal desarrolló
un trastorno obsesivo compulsivo. (Max y cols. 1995)
Estudiaron pacientes con obsesiones y con tics hallando hipoflujo de la corteza órbito
frontal derecha. (Crespo Facorro y cols 2001)
En pacientes con ansiedad describen hipoflujo del cuerpo estriado y de la corteza órbito
frontal. (Saxena y cols. 1997)
Informan que por análisis cuantitativo anisotrópico utilizando DTI podemos analizar la
fracción de anisotropía (FA) y el índice de difusibilidad (ADC). (Beauleu y cols. 2008)
Relatan que las alteraciones morfológicas son más notables a nivel de la cabeza del
hipocampo, junto a una reducción en la conectividad parahipocampal y entorrinal con
imágenes de reforzamiento de tractos entorrinales, describiendo la desconexión
hipocampo parhipocampal. (Badd y cols. 2003)
Describen que el fascículo uncinado establece la conectividad del polo temporal anterior
con la región fronto orbitaria a través del tallo temporal en la proximidad de la amígdala
significando la conexión temporal anterior. (Mori y cols. 2010)
Afirman que este tracto constituye la integración del procesamiento temporal a nivel de
la convexidad en comunicación con el polo temporal. (Wieshmann y cols. 2008)
Determinan que el estudio del sistema hipocampal parahipocampal representado por el
fascículo cingular en el seno de la región parahipocampal muestra finalmente la
conexión temporal posterior mesial. (Assaf y cols. 2007)
Concluyen que las radiaciones ópticas a nivel del lóbulo Temporal tienen especial
importancia en la cirugía resectiva temporal. (Pierpaoli y cols. 2002)
Relatan que las radiaciones ópticas se forman constituyendo el llamado Loop de Meyer
que se extiende por el seno del lóbulo temporal. (Van Buren y cols. 2002)
Difunden que las radiaciones ópticas se organizan en el techo del ventrículo lateral a
nivel temporal anterior. (Hugues y cols. 2001)
Escriben que posteriormente las radiaciones ópticas alcanzan la corteza visual occipital
disponiéndose lateralmente en la profundidad del lóbulo temporal. (Taoka y cols. 2004)
Detectan que la extensión de las crisis desde el foco inicial utilizará la estructura
tractográfica presente. (Garver y cols. 2001)
Describen una discreta reducción de la sustancia gris con una reducción cortical
generalizada a nivel frontal, temporal y parietal en la esquizofrenia. (McCarley y cols.
1999)
Relatan aumento del tamaño del putamen y del pálido en la estructura cerebral de
pacientes psicóticos crónicos. (Lang y cols. 2001)
Afirman una disminución general del tamaño del cerebelo causante de la sintomatología
negativa de la esquizofrenia. (Wassinck y cols. 1999)
Demuestran un aumento del vermis cerebeloso y una relación directa entre el volumen
de la sustancia blanca del vermis, las alteraciones del pensamiento y los síntomas
productivos positivos de los psicóticos. (Levitt y cols. 1999)
Afirman que los cerebros esquizofrénicos pierden la asimetría normal entre sus
hemisferios como consecuencia de alteraciones embrionarias. (Pearlson y cols. 1999)
Usando RMf con perfusión, tensor de difusión y efecto BOLD, describen mayor flujo
sanguíneo regional cerebral en regiones posteriores del cerebro, con tendencia a la
lateralización patológica e incremento en la actividad de la corteza auditiva primaria en
la esquizofrenia. (Doval y cols. 2000)
Utilizando RMe hallaron disfunción neuronal frontal y bitemporal con disminución del
marcador NAA, asociado a pérdida de sustancia blanca, compatible con alteraciones en
la conectividad, vinculada etiológicamente a una hipoplasia del neurodesarrollo y a una
atrofia neurodegenerativa en la esquizofrenia. (Buckley y cols. 2000)
Describen para la intoxicación crónica por cocaína una franca disminución de flujo
sanguíneo cerebral en los lóbulos frontales y temporales, en los parietales y en la región
gangliobasal, acompañado de estudios metabólicos que muestran una franca
disminución del contenido de glucosa en las áreas precentrales de los lóbulos frontales y
en todo el sistema límbíco. (Warrach y cols. 1995)
Argumentan que el uso prolongado produce disminución del volumen cerebeloso, bajo
los mismos parámetros ya mencionados para el consumidor habitual de heroína. (Young
y cols. 2001)
Describen incremento del volumen de los ventrículos laterales en pacientes con primer
episodio maníaco. (Strakowsky y cols. 1993)
Observaron que el cuerpo calloso de las personas depresivas era mas largo en sus
cuadrantes anteriores y posteriores. (Wu y cols. 1993)
Postulan que las lesiones en la sustancia blanca que presentan los pacientes bipolares no
se relacionan con déficits cognitivos. (Krabbendam y cols. 2000)
En los pacientes con depresión se observó disminución del flujo sanguíneo y menor
metabolismo de la glucosa en la corteza prefrontal dorsolateral y dorsomedial y
reducción en la actividad neuronal en el cíngulo anterior, la corteza prefrontal
dorsolateral y la circunvolución temporal superior. Los cambios en el metabolismo de la
glucosa, medidos por PET, se asociaron con enlentecimiento psicomotor, déficit de
atención y deterioro en la función ejecutiva. La respuesta clínica exitosa al tratamiento
con fluoxetina se asoció con incremento en el metabolismo en las regiones corticales
dorsales, prefrontales dorsales, parietal inferior, las regiones cingulares anterior y
posterior dorsales y con menor metabolismo en las regiones límbicas y prelímbicas
ventrales. Las técnicas por neuroimágenes funcionales pueden ser utilizadas para
predecir la respuesta al tratamiento de la depresión, sobre la base de los niveles de
activación en áreas específicas del cerebro. El aumento en la actividad del cíngulo
anterior antes de la terapia predijo mejor resultado terapéutico. (Gupta y cols.)
Los trastornos psicopáticos comprenden una variedad de alteraciones de la personalidad
asociadas con problemas en el control de los impulsos y conductas antisociales. La
corteza prefrontal cumple un papel importante en el control y procesamiento de los
impulsos, las emociones y la integración de la información. Los estudios por imágenes
encontraron que los pacientes psicópatas tienen déficit estructural y funcional sutiles en
la corteza prefrontal y en el hipocampo y la amígdala. (Gupta y cols.)
La precisión diagnóstica de EA con las neuroimágenes estructurales es más alta con las
mediciones volumétricas que con la evaluación visual, especialmente en los casos con
demencia leve. En comparación con las personas sanas, se informó alta sensibilidad de
la volumetría del lóbulo temporal medio medida con RMN (atrofia) en la EA, pero baja
especificidad si se la comparó con la demencia vascular. Por ende, el uso de rutina de la
medición de la atrofia del lóbulo temporal medial para el diagnóstico de EA constituye
una pérdida de tiempo en el ámbito clínico. (Gupta y cols.)
Los estudios por imágenes funcionales brindan mejor información de los estadios
tempranos de la EA. La PET demostró hipometabolismo temporoparietal en pacientes
con EA preclínica y clínica en comparación con los controles sanos. La PET y la
SPECT predijeron la aparición subsecuente de deterioro cognitivo leve y EA en
ancianos clínicamente sanos y en individuos con EA dudosa. La RMNf mostró una
activación cerebral reducida en sujetos con riesgo de EA antes de que apareciesen los
síntomas cognitivos y clínicos. La RME demostró una reducción en el marcador de
integridad neuroaxonal, NAA, en las sustancias gris y blanca en pacientes con EA, con
mayor declinación en las personas con enfermedad más grave, por lo cual puede ser un
factor predictivo de progresión a EA. (Gupta y cols.)
El análisis cerebral con tomografía por emisión de positrones (PET) mostró que los
pacientes con trastorno bipolar tenían la captación de glucosa significativamente menor
en el cíngulo anterior bilateral, ínsula, cuerpo estriado, y corteza prefrontal, y una mayor
absorción de glucosa en el parahipocampo izquierdo. Análisis posteriores revelaron
correlaciones significativas entre una pobre función ejecutiva y una absorción de
glucosa anormal en otras áreas del cerebro en pacientes con trastorno bipolar. (Cheng-
Ta Li; Jen-Chuen Hsieh; Shyh-Jen Wang y cols. 2012)
Los adolescentes con un único episodio reciente de manía tienen menor volumen en la
corteza cingulada anterior subgenual que sus homólogos sanos, lo que sugiere que esta
anomalía se produce al principio de la aparición, o puede ser anteriores a la enfermedad.
Son necesarios estudios longitudinales para examinar el impacto de esta reducción
volumétrica en el curso y el resultado de este trastorno. (Manpreet K Singh; Kiki D
Chang; Michael C Chen y cols. 2012)
Los pacientes con trastorno límite de personalidad mostraron una menor integración de
la corteza retroesplenial izquierda y del giro superior frontal izquierdo en la red
neuronal por defecto. Se asoció una mayor severidad de síntomas del trastorno límite de
personalidad y disociación de rasgos con una disminución de la señal atenuada de la red
neuronal por defecto. Durante el dolor, los pacientes con trastorno límite de
personalidad mostraron una alteración de la conectividad de la región de la corteza
cingulada posterior con la corteza dorsolateral prefrontal izquierda. (Kluetsch R. y cols.
2012)
El tálamo y la corteza cerebral están conectados a través de conexiones recíprocas
topográficamente organizadas. Estudios anteriores han revelado anormalidades
talámicas en la esquizofrenia, sin embargo, no se sabe si las redes tálamo corticales
están afectadas diferencialmente en el trastorno. Para explorar esta posibilidad, los
autores examinaron la conectividad funcional mediante efecto BOLD entre mayores
divisiones del córtex y el tálamo en estado de reposo mediante resonancia magnética
funcional. La comparación directa entre grupos reveló una conectividad prefrontal
talámica y un aumento de la conectividad motor/somatosensorial talámica en la
esquizofrenia. Los cambios en la conectividad no tenían relación con el contenido de la
materia gris local en el tálamo y la dosificación de la medicación antipsicótica. No se
observaron diferencias en conectividad córtex temporal, posterior parietal, u occipital
con el tálamo. (Woodward N. y cols. 2012)
Otras estructuras anatómicas que también están involucradas en la depresión mayor son
el locus cerúleo, el putamen, el núcleo caudado y el hipocampo, en todos ellos se ha
determinado una reducción significativa de sus tamaños. (Vázquez G. y cols. 2007)
En el caso de los trastornos afectivos la región cortical clave donde hay anlormalidades
del flujo cerebral vuelve a ser la corteza prefrontal y a nivel de las estructuras
subcorticales, la amígdala y el tálamo. (Vázquez G. y cols. 2007)
Otras regiones implicadas también en algunos estudios funcionales, son las regiones
parietales y temporales anteriores. (Vázquez G. y cols. 2007)
Las imágenes de resonancia magnética de perfusión por marcado arterial de spin pueden
detectar cambios en la función del cerebro asociadas con la enfermedad de Alzheimer,
de manera similar a las obtenidas por tomografía por emisión de positrones con 18-
FDG, según un nuevo estudio publicado. Los autores sugieren que existe una
considerable similitud cualitativa y cuantitativa entre las dos técnicas, y confirman que
el flujo sanguíneo cerebral regional sigue de cerca el metabolismo cerebral regional de
la glucosa. Con ambas técnicas de imagen se identificó el defecto de función en los
lóbulos parietales bilaterales y en la corteza cingulada posterior asociados a la
enfermedad de Alzheimer. La resonancia magnética con spin es potencialmente más
adecuada para la detección y seguimiento longitudinal de la enfermedad que la
tomografía por emisión de positrones, ya que es una técnica no invasiva, que no
requiere radioisótopos, ni ningún agente de contraste que se inyecte, y, además, se
incorpora fácilmente a las rutinas estándar. (Chen Y. y cols. 2011)
Otros investigadores han encontrado una reducción del tamaño del hipocampo y
también una reducción del volumen generalizado de la sustancia blanca en personas con
estrés post traumático. (Villarreal G. y cols. 2000)
Los pacientes con TDAH en relación con los controles mostraron una actividad
reducida para la inhibición en la corteza frontal inferior derecha, el área motora
suplementaria, y la corteza cingulada anterior, así como las áreas estriado talámicas, y
mostraron una reducción de la activación por la atención en la corteza prefrontal
dorsolateral derecha, ganglios basal posterior, y regiones talámicas y parietal. Por otra
parte, el análisis de metaregresión para el dominio de la atención mostró que el
consumo de medicación estimulante se asoció con mayor actividad derecha caudada en
relación con los controles. Los efectos de la edad podrían ser analizados sólo para el
análisis de inhibición, mostrando que el área motora suplementaria y los ganglios
basales se infra activaron únicamente en niños con TDAH en comparación con los
controles, mientras que la corteza frontal inferior y el tálamo se infra activaron
únicamente en adultos con TDAH en relación con los controles. Los pacientes con
TDAH tienen alteraciones funcionales consistentes en dos distintas redes de ganglios
fronto basales disociadas en dominios del hemisferio derecho, incluyendo la corteza
frontal inferior, el área motora suplementaria y la corteza cingulada anterior para la
inhibición y la corteza prefrontal dorsolateral, parietal, cerebelo y áreas de atención. Por
otra parte, la evidencia preliminar sugiere que el uso de medicamentos estimulantes a
largo plazo puede asociarse con una mayor activación normal en el caudado derecho
durante el dominio de la atención. (Heleed H. y cols. 2012)
Las imágenes genéticas se han convertido en una herramienta cada vez más popular que
utiliza las técnicas de neuroimagen para investigar el impacto de la variación genética
en la estructura y función de la conectividad del cerebro. La combinación de los
dominios genéticos y de neuroimagen es un enfoque prometedor para favorecer la
comprensión de los mecanismos neurales implicados en la mediación del efecto de las
variantes genéticas en el riesgo de psicosis, con la posibilidad de explorar la
vulnerabilidad individual a la enfermedad psiquiátrica. Los enfoques de imágenes
genéticas han sido aplicados con éxito a una amplia gama de genes de riesgo para la
esquizofrenia. Se ha revisado la literatura reciente sobre la imagen genética en la
esquizofrenia, con dos genes de susceptibilidad clave para la psicosis, DISC1 y NRG1,
como ejemplos. Actualmente se exploran los desafíos y las perspectivas de futuro en el
campo, incluyendo la necesidad de futuras investigaciones para centrarse en los efectos
epistáticos de múltiples variantes comunes, representan la complejidad de las
interacciones gen ambiente, caracterizan variantes estructurales raras de alto riesgo e
identifican paradigmas de neuroimagen más eficaces que alcanzan un umbral más alto
de heredabilidad. En última instancia, se pone de relieve que las imágenes genéticas
siguen siendo una técnica de investigación, y el progreso y la integración con otras
técnicas será necesaria antes de poder predecir la aparición y el desarrollo de la
esquizofrenia. (Redpath H. y cols. 2013)
En comparación con los sujetos de riesgo ultra alto que no llegaron a ser psicóticos, los
sujetos con riesgo ultra alto que posteriormente desarrollaron psicosis mostraron una
mayor activación en la corteza prefrontal bilateral, en el tronco cerebral o cerebro medio
basilar, el hipocampo izquierdo, y una mayor conectividad del cerebro medio y corteza
prefrontal bilateral. Por otra parte, los datos del análisis exploratorio de la PET [18F]
DOPA mostraron que la transición a la psicosis se asocia con la función dopaminérgica
elevada en la región del tronco cerebral. En las personas con alto riesgo de psicosis, el
aumento de la activación de una red de regiones corticales y subcorticales puede
predecir la aparición posterior de la enfermedad. La neuroimagen funcional, junto con la
evaluación clínica y otras investigaciones, puede facilitar la predicción de los resultados
en los sujetos que son vulnerables a la psicosis. (Allen P. y cols. 2012)
Las mujeres con anorexia nerviosa podrían tener una alteración de conectividad en su
red cerebral por la que tendrían una percepción errónea de su cuerpo. Cuánto más débil
sea la conexión, mayor será el error de cálculo de la forma del cuerpo por parte del
cerebro. Las personas que no tienen afectada esta conectividad, presentan toda una serie
de regiones del cerebro que se mantienen activas al visionar un cuerpo. Dos regiones
cerebrales que son importantes para el procesamiento de imágenes corporales estaban
conectadas funcionalmente de manera más débil en las mujeres anoréxicas. Las zonas
analizadas han sido las áreas fusiforme y extraestriada, mientras que la manera de
descubrir la conectividad existente ha sido a través de la correlación que se produce
entre ambas durante la visualización de imágenes. Las mujeres anoréxicas tuvieron una
menor correlación entre ambas áreas. Esto podría explicar por qué las mujeres con
anorexia se perciben gordas a pesar de que son, objetivamente, delgadas. (Suchan B. y
cols. 2013)
El cuerpo estriado, también conocido como núcleo estriado, es una parte subcortical (al
interior del encéfalo) del prosencéfalo. Es la principal vía de entrada de información
hacia los ganglios basales. A su vez, el cuerpo estriado recibe información de la corteza
cerebral. En los primates (incluyendo los humanos), el cuerpo estriado se encuentra
dividido por una sección de sustancia blanca llamada la cápsula interna, formando dos
sectores; el núcleo caudado y el núcleo lenticular el cual a su vez está conformado por el
putamen y el globo pálido. (Marquet J. y cols. 2010).
Courvoisse y cols., mediante estudios recientes, apuntan a que pacientes con trastorno
bipolar presentan niveles elevados de glutamato y de glutamina en ambos lobulos
frontales y en los ganglios basales, comparados con los controles.
Buckley y cols., han descrito una hipoactividad glutamatérgica con disminución de los
picos de glutamato y glutamina e incremento de M-INO en los lóbulos frontales de
sujetos con esquizofrenia, comparados con controles sanos.
Los principales cambios volumétricos identificados en los cerebros de pacientes
deprimidos son la disminución del corteza prefrontal dorsal anterolateral, dorsomedial y
ventrolateral, disminución del hipocampo y de la amígdala y disminución del cuerpo
estriado. (Viñas F. y cols. 2012).
cerebral estaría afectando los procesos vegetativos alterando los ritmos circadianos del
sueño, del apetito y de la actividad, en respuesta al estrés y al metabolismo del cortisol,
mientras que la disminución de fibras hacia la sustancia gris periacueductal podrían
afectar a la percepción y al procesamiento del dolor. (Viñas F. y cols. 2012).
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