Dimensionado
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TESIS DOCTORAL
AGRADECIMIENTOS
A Andrés Martínez de Azagra Paredes, director de esta tesis, por dedicarme su tiempo
y regalarme su experiencia, sus buenos consejos y sus melodías.
A Joaquín Navarro Hevia, por sus valiosas aportaciones poco erosivas y sus filosofías
de la vida.
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Índice
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ÍNDICE
RELACIÓN DE FIGURAS
RELACIÓN DE TABLAS
RESUMEN
1. INTRODUCCIÓN ............................................................................................................................. 19
2.5.1. Introducción................................................................................................................................ 38
2.5.2. Funcionamiento de la unidad sistematizada.................................................. ............................ 40
2.5.3. Bases e hipótesis del modelo......................................................................... ........................... 40
2.5.4. Ecuaciones generales................................................................................................................ 43
2.5.5. Etapas de funcionamiento de un microembalse............................................. ........................... 44
2.5.6. Particularización al método del número de curva (MODIPÉ)..................................................... 47
2.5.7. Hipótesis y limitaciones del modelo MODIPÉ................................................ ............................ 49
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Índice
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6. BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………………........................197
ANEXOS
I. TÉCNICAS DE RECOLECCIÓN DE AGUA
VI. GLOSARIO
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Índice
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RELACIÓN DE FIGURAS
Figura 2.1: Mapa de las zonas áridas y semiáridas de la Península Ibérica, según Elías (1978)
citado por Porta et al. (1999).
Figura 2.2: Principio de la recolección de agua
Figura 2.3: Oasificación contra desertificación (Martínez de Azagra & Mongil, 2001)
Figura 2.4: Balance hídrico propuesto por el modelo MODIPÉ (Martínez de Azagra, 1996)
Figura 2.5: Delimitación del área de impluvio y del área de recepción en varias preparaciones del
terreno para repoblaciones forestales (Martínez de Azagra, 1996)
Figura 2.6: Explicación gráfica de las ecuaciones fundamentales de los modelos MODIPÉ e
HYDNUM
Figura 2.7: Esquema conceptual de funcionamiento de una microcuenca con poceta
Figura 2.8: Etapas de funcionamiento de un microembalse, según Martínez de Azagra (1998)
Figura 3.1: Esquema conceptual de la relación entre el área de impluvio, el área de recepción y
el tamaño del microembalse
Figura 3.2: Zonas de almacenamiento y delimitación del resguardo de un microembalse para
repoblación forestal (basado en Ayuso, 1990)
Figura 3.3: Formas de los bulbos húmedos en función de la textura del suelo (arenosa, arcillosa
y franca). La situación 4 se produce cuando existe una capa impermeable a poca
profundidad, que interviene en el movimiento vertical del agua y provoca un
ensanchamiento lateral del bulbo (Medina, 2000).
Figura 3.4: Explicación gráfica del criterio edáfico de la porosidad útil
Figura 3.5: Serie progresiva del número de curva (Martínez de Azagra, 1996)
Figura 3.6: Serie progresiva de las disponibilidades hídricas en una ladera degradada (Martínez
de Azagra, 1996)
Figura 3.7: Balance hídrico en una ladera con microembalse
-1
Figura 3.8: Conductividad hidráulica a saturación (cm·h ) en función de la granulometría del
horizonte
Figura 3.9: Dimensiones de un murete o caballón
Figura 3.10: Reducción de la capacidad del microembalse buscando una mayor estabilidad del
caballón
Figura 3.11: Volúmenes de desmonte y terraplén en diferentes preparaciones del suelo (de arriba
abajo: ahoyado, acaballonado o subsolado con rejón modificado y aterrazado)
Figura 3.12: Volúmenes definitivo, provisional y de excavación de un caballón
Figura 3.13: Explicación de la ley de Darcy
Figura 3.14: Integración de los criterios de diseño del microembalse
Figura 3.15: Explicación del modelo de Smith (1978), según Velasco-Molina (1991)
Figura 3.16: Explicación del modelo de Velasco-Molina (1983), según Velasco-Molina (1991)
Figura 3.17: Situación de W0 y We respecto a los periodos seco y húmedo, para la aplicación del
método de Oweis et al. (1999)
Figura 3.18: En las preparaciones del suelo, como las microcuencas (arriba) u operaciones
lineales (abajo), el área de impluvio (S1) debe tener un tamaño adecuado para dotar
de agua suficiente al área de recepción (S2).
Figura 3.19: En laderas preparadas mediante microcuencas, áreas de impluvio pequeñas
implican densidades de plantación elevadas (arriba), mientras que áreas de impluvio
grandes implican densidades menores (abajo).
Figura 3.20: Representación esquemática de una sistematización incompleta consistente en
ahoyado con alcorques
Figura 3.21: Construcción de caballones laterales que dirigen el agua de escorrentía hacia el área
de recepción
Figura 3.22: Secuencia integrada de cálculo de la capacidad del microembalse, relación S1/S2 y
densidad de plantación
Figura 4.1: Climodiagrama de Walter-Lieth, para las zonas estudiadas del término municipal de
Geria (Valladolid)
Figura 4.2: Ladera de Geria (Valladolid) cuya cubierta vegetal pretende restaurarse
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Índice
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Figura 4.3: Ajuste de la función de distribución de Gumbel (en rosa) para las precipitaciones
máximas diarias observadas (en azul) en la estación de Geria, durante el periodo
1964-2001
Figura 4.4: Salida de resultados del programa MODIPÉ, correspondiente al año medio (1965) en
Geria, en la que se determina el aguacero más desfavorable y que se utilizará como
precipitación de cálculo. En este caso corresponde al mes de septiembre, en el que
hubo una precipitación máxima de 40,1 mm en condición de humedad I.
Figura 4.5: Salida de resultados del programa MODIPÉ en la que se observan los umbrales de
escorrentía según la sistematización utilizada y las diferentes condiciones de
humedad. En el caso que se trata, el umbral de escorrentía de la unidad
sistematizada en condición I es 15 mm.
Figura 4.6: Salida de resultados del programa MODIPÉ en la que se observan los umbrales de
escorrentía según la sistematización utilizada y las diferentes condiciones de
humedad. En el caso que se trata, el umbral de escorrentía de la unidad
sistematizada en condición I es 15 mm.
Figura 4.7: Evolución mensual de las aportaciones acumuladas (azul) y de las demandas
acumuladas (rosa) para el año medio en Geria y sistematización por microcuencas
Figura 4.8: Evolución mensual de la diferencia entre aportaciones acumuladas y demandas
acumuladas para el año medio en Geria y sistematización por microcuencas
Figura 4.9: Evolución mensual de las aportaciones acumuladas (azul) y de las demandas
acumuladas (rosa) para el año seco en Geria y sistematización por microcuencas
Figura 4.10: Evolución mensual de la diferencia entre aportaciones acumuladas y demandas
acumuladas para el año seco en Geria y sistematización por microcuencas
Figura 4.11: Evolución mensual de las aportaciones acumuladas (azul) y de las demandas
acumuladas (rosa) para el año húmedo en Geria y sistematización por microcuencas
Figura 4.12: Evolución mensual de la diferencia entre aportaciones acumuladas y demandas
acumuladas para el año húmedo en Geria y sistematización por microcuencas
Figura 4.13: Evolución mensual de las aportaciones acumuladas (azul) y de las demandas
acumuladas (rosa) para el año medio en Geria y sistematización por subsolado
Figura 4.14: Evolución mensual de la diferencia entre aportaciones acumuladas y demandas
acumuladas para el año medio en Geria y sistematización por subsolado
Figura 4.15: Evolución mensual de las aportaciones acumuladas (azul) y de las demandas
acumuladas (rosa) para el año seco en Geria y sistematización por subsolado
Figura 4.16: Evolución mensual de la diferencia entre aportaciones acumuladas y demandas
acumuladas para el año seco en Geria y sistematización por subsolado
Figura 4.17: Evolución mensual de las aportaciones acumuladas (azul) y de las demandas
acumuladas (rosa) para el año húmedo en Geria y sistematización por subsolado
Figura 4.18: Evolución mensual de la diferencia entre aportaciones acumuladas y demandas
acumuladas para el año húmedo en Geria y sistematización por subsolado
Figura 4.19: Representación esquemática de la sistematización incompleta consistente en un
ahoyado, que se estudia en este caso.
Figura I.1: Modelo conceptual de las cosechas de agua, según Oweis et al. (1999)
Figura I.2: Runoff farming en Avdat Farm, desierto de Negev (Israel) (Evenari, 1987)
Figura I.3: Clasificación de las técnicas de recolección de agua; según Siegert (1994)
Figura I.4: Selección del sistema de cosecha de agua; según Siegert (1994)
Figura I.5: Configuración general de las microcuencas Negarim; según Critchley & Siegert
(1991)
Figura I.6: Detalle de una unidad de microcuencas Negarim; según Critchley & Siegert (1991)
Figura I.7: Microcuencas en forma de “V” (según Critchley & Siegert, 1991)
Figura I.8: Microcuencas Negarim con árboles plantados (Rocheleau et al., 1988)
Figura I.9: Caballones según curvas de nivel para árboles (Critchley & Siegert, 1991)
Figura I.10: Construcción de caballones según curvas de nivel cerca de Farmington (Utah,
Estados Unidos) por el U.S. Forest Service en 1933 (Ponce, 2003b)
Figura I.11: Configuración general de los caballones según curvas de nivel para árboles
(Critchley & Siegert, 1991)
Figura I.12: Caballones semicirculares, en sus dos variantes de diseño; según Critchley & Siegert
(1991)
Figura I.13: Caballones semicirculares después de un aguacero (FAO, 1994)
Figura I.14: Caballones semicirculares construidas con el apero “dolphin” (FAO, 1994)
Figura I.15: Caballones según curvas de nivel para cultivos (Critchley & Siegert, 1991)
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Índice
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Figura I.16: Configuración general de los caballones trapezoidales (Critchley & Siegert, 1991)
Figura I.17: Configuración general de los caballones de piedra (Critchley & Siegert, 1991)
Figura I.18: Perfil de un caballón de piedras (Critchley & Siegert, 1991)
Figura I.19: Vista general de presas permeables de rocas (según Critchley & Siegert, 1991)
Figura I.20: Wadis aterrazados (Evenari, 1987)
Figura I.21: Perfil de un dique de rocas. Según Critchley & Siegert (1991)
Figura I.22: Caballones de extensión de agua (Critchley & Siegert, 1991)
Figura I.23: Terraza de banco o bancal (López Cadenas, 2003)
Figura I.24: Tipos de terrazas según el proceso de construcción (López Cadenas, 2003)
Figura I.25: Terrazas argelinas o mediterráneas, según Roose (1994)
Figura I.26: Terrazas con los taludes recubiertos de piedra en un olivar de la provincia de
Granada
Figura I.27: Bancales de piedras en Caimari (Mallorca)
Figura I.28: Meskat, según Achouri (1994)
Figura I.29: M’gouds, estructuras desarrolladas en Túnez (Achouri, 1994)
Figura I.30: Boquera con presa de desviación perpendicular o “de malecón”, según la
construcción tradicional del sureste español (Morales, 1969)
Figura I.31: Riego de boqueras a partir de una rambla
Figura I.32: Descripción de los tradicionales bancales
Figura III.1: Interpretación física de las variables que considera el modelo del número de curva
Figura III.2: Diagrama textural para la determinación de la conductividad hidráulica en saturación
-1
(k en cm·h ). Los datos texturales de entrada deben ser los del horizonte menos
permeable.
Figura III.3: Diagrama textural para la determinación del tipo de suelo para el método del número
de curva (MOPU, 1990)
Figura III.4: Diagrama textural para la determinación del tipo de suelo para el método del número
de curva (Ferrer-Julià, 2003)
Figura III.5: Nomograma para la determinación de la condición hidrológica de un bosque; de
Morey (1955), citado por Udall & Dominy (1966)
Figura III.6: Nomograma para la determinación de la condición hidrológica de terrenos forestales
(Mishra & Singh, 2003)
Figura III.7: Ábaco para determinar el número de curva de bosques, en base al tipo de suelo y su
condición hidrológica (Mishra & Singh, 2003)
Figura III.8: Ábacos para la estimación del número de curva para formaciones vegetales típicas
de zonas áridas de Estados Unidos (Mishra & Singh, 2003)
Figura III.9: Ábaco para la obtención de la escorrentía superficial. Se entra en abscisas con la
precipitación del aguacero y se traza una vertical hasta alcanzar la curva
correspondiente al número hidrológico hallado. Este nivel indica la escorrentía
superficial generada, dato que se lee en la escala de ordenadas.
Figura III.10: Determinación del número de curva mediante pares de valores de precipitación y
escorrentía
Figura IV.1: Zonificación de la Península Ibérica para la determinación del factor R (ICONA,
1988)
Figura IV.2: Nomograma para la determinación del factor K en unidades métricas; según Morgan
(1997), siguiendo a Wischmeier et al., (1971)
Figura IV.3: Nomograma para el cálculo del factor L·S (Wischmeier & Smith, 1978)
Figura V.1: Datos de entrada del modelo MODIPÉ
Figura V.2: Flechas indicando la evolución del número de curva (tabla III.6) al realizar una labor
profunda en un suelo somero (litosuelo)
Figura V.3: Serie progresiva del número de curva (Martínez de Azagra, 1996)
Figura V.4: Serie progresiva de las disponibilidades hídricas en una ladera degradada (Martínez
de Azagra, 1996)
Figura V.5: Ladera en la que se ha realizado un aterrazado con subsolado. Se identifican el área
de impluvio y el área de recepción de la unidad sistematizada.
Figura V.6: Esquema en el que se destacan las principales magnitudes geométricas de la
preparación del suelo analizada
Figura V.7: Datos geométricos de la unidad sistematizada
Figura V.8: Salida gráfica del programa MODIPÉ, en el que se comparan los números de curva
de la ladera actual, del área de impluvio y del área de recepción
Figura V.9: Esquema de una repoblación mediante ahoyado con subsolador
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Índice
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Índice
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RELACIÓN DE TABLAS
Tabla 2.1: Índices fitoclimáticos habituales usados para la delimitación de las zonas áridas,
según Porta et al. (1999), Elías & Castellví (2001) y FAO (1989)
Tabla 2.2a: Climas áridos, semiáridos o subhúmedos secos, según la taxonomía fitoclimática de
Allué (1990)
Tabla 2.2b: Grupos de asociaciones vegetales climácicas, por orden de frecuencia, según Allué
(1990)
Tabla 2.3: Superficie mundial bajo clima subhúmedo, semiárido, árido y extremadamente árido;
modificado de Porta et al. (1999)
Tabla 2.4: Tabla 2.4. Superficie ocupada por las zonas áridas en cada continente y en España;
según Heatchcote (1983) (citado por Porta et al., 1999)
Tabla 2.5: Utilización forestal de algunas técnicas de cosechas de agua (elaboración propia a
partir de Prinz, 2001)
Tabla 3.1: Números de curva para formaciones forestales típicas en las laderas de la provincia
de Valladolid, obtenidos mediante muestreos aleatorios y utilizando el nomograma de
Morey (1955)
Tabla 3.2: Número de curva y umbral de escorrentía, con sus correspondientes periodos de
retorno, para la ladera actual y la restaurada
Tabla 3.3: Coeficientes de cultivo (kc) para algunas especies ecológicamente próximas a las
que pueden utilizarse en repoblaciones forestales en zonas áridas y semiáridas
Tabla 3.4: Valores orientativos de superficie de copa a los 10 años, de varias especies
utilizadas en repoblaciones forestales
Tabla 3.5: Interpretación de la conductividad hidráulica saturada, según FAO (1963) y Kutílek &
Nielsen (1994); (modificada de Porta et al.,1999)
Tabla 3.7: Ángulos de los taludes de desmonte y terraplén, según la naturaleza del terreno,
para suelo seco y húmedo (modificada de García Salmerón, 1995)
Tabla 3.8: Valores del coeficiente de esponjamiento (en tanto por uno) para diferentes tipos de
terreno (modificado de García Salmerón, 1995)
Tabla 3.9: Dimensiones del área de captación y de cultivo en microcuencas para árboles;
modificada de Critchley & Siegert (1991)
Tabla 3.10: Relaciones entre área de impluvio y área de recepción según la técnica de cosechas
de agua (Prinz, 2001)
Tabla 3.11: Coeficientes de escorrentía ,según Benítez et al. (1980), citado por Lemus & Navarro
(2003)
Tabla 3.12: Coeficientes de escorrentía, según Velasco-Molina (1991)
Tabla 3.13: Coeficientes de precipitación efectiva, según el método de Blaney-Criddle (Velasco-
Molina, 1991), a aplicar para cada tramo de precipitación mensual observada
Tabla 3.14: Densidad de plantación en repoblaciones forestales, según Serrada (1993)
Tabla 3.15: Marco y densidad de referencia para distintos tipos de repoblaciones en la provincia
de León; modificado de Sevilla (2001)
Tabla 3.16: Densidad y marco de plantación indicados por el Programa Regional de Forestación
de Tierras Agrarias de Castilla y León (JCyL, 1994), para las comarcas centrales de
la Comunidad Autónoma
Tabla 3.17: Densidades iniciales de repoblación para varias especies, según Pemán & Navarro
(1998)
Tabla 3.18: Datos que se precisan para la aplicación de la metodología propuesta, ordenados
según su utilización
Tabla 3.19: Datos necesarios para la aplicación de la metodología propuesta, ordenados según
su naturaleza
Tabla 4.1: Datos generales de las estaciones meteorológicas utilizadas
Tabla 4.2: Precipitación media mensual y precipitación anual media (mm) en las parcelas
situadas en el municipio de Geria (Valladolid)
Tabla 4.3: Datos termométricos (ºC) de las parcelas situadas en el municipio de Geria
(Valladolid)
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Índice
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Tabla 4.4: Resumen de datos climatológicos medios en las parcelas situadas en el término
municipal de Geria (Valladolid)
Tabla 4.5: Datos que pueden extraerse del climodiagrama de Walter-Lieth para las parcelas
situadas en el municipio de Geria (Valladolid)
Tabla 4.6: Valores que toman en Geria (Valladolid) los principales índices climáticos que sirven
para clasificar las zonas áridas y semiáridas
Tabla 4.7: Precipitación máxima diaria (Pmáx) para la estación de Geria, en la serie 1964-2001,
indicándose el mes en que se ha producido
Tabla 4.8: Test de Kolmogorov-Smirnov para la serie de datos de la estación de Geria
Tabla 4.9: Precipitación máxima diaria (Pmáx) para el periodo de retorno T, calculada a partir de
la distribución de Gumbel
Tabla 4.10: Precipitaciones límite o umbrales de escorrentía (Plim) en condiciones medias de
humedad y sus periodos de retorno asociados (T), para el caso de microcuencas de
2
10 m , con diferentes tamaños de embalse (CAPA)
Tabla 4.11: Precipitaciones límite o umbrales de escorrentía (Plim) en condiciones medias de
humedad y sus periodos de retorno asociados (T), para el caso de subsolado lineal,
con diferentes tamaños de embalse (CAPA)
Tabla 4.12: Altura del murete (H) en centímetros y capacidad del microembalse (CAPA) en litros,
en base a los criterios hidrometeorológico e hidráulico, para la preparación mediante
microcuencas y subsolado
Tabla 4.13: Aplicación del criterio edáfico de la capacidad de retención para la ladera de Geria
Tabla 4.14: Aplicación del criterio edáfico de la porosidad útil para la ladera de Geria
Tabla 4.15: Precipitación límite (Plím), periodo de retorno con que se produce (T) y número de
curva equivalente de la unidad sistematizada (NEQ), para diferentes tamaños de
alcorque (CAPA) en Geria, con preparación de microcuencas
Tabla 4.16: Precipitación límite (Plím), periodo de retorno con que se produce (T) y número de
curva equivalente de la unidad sistematizada (NEQ), para diferentes tamaños de
alcorque (CAPA) en Geria, con preparación de subsolado
Tabla 4.17: Datos necesarios para el cálculo del tamaño del microembalse por el criterio
fisiológico, para el año medio (1965) en la ladera de Geria: Precipitación mensual (P),
precipitación máxima diaria (Pmáx), días de precipitación apreciable (n), escorrentía
calculada que llega al área de recepción (Es1) y evapotranspiración potencial (ETP)
Tabla 4.18: Datos necesarios para el cálculo del tamaño del microembalse por el criterio
fisiológico, para el año seco (1980) en la ladera de Geria: Precipitación mensual (P),
precipitación máxima diaria (Pmáx), días de precipitación apreciable (n), escorrentía
calculada que llega al área de recepción (Es1) y evapotranspiración potencial (ETP)
Tabla 4.19: Datos necesarios para el cálculo del tamaño del microembalse por el criterio
fisiológico, para el año húmedo (1960) en la ladera de Geria: Precipitación mensual
(P), precipitación máxima diaria (Pmáx), días de precipitación apreciable (n),
escorrentía calculada que llega al área de recepción (Es1) y evapotranspiración
potencial (ETP)
Tabla 4.20: Proceso de cálculo del volumen del microembalse por el método de curva de masas
y por el método de diferencias acumuladas, para el año medio y preparación por
microcuencas en la ladera de Geria
Tabla 4.21: Proceso de cálculo del volumen del microembalse por el método de curva de masas
y por el método de diferencias acumuladas, para el año seco y preparación por
microcuencas en la ladera de Geria
Tabla 4.22: Proceso de cálculo del volumen del microembalse por el método de curva de masas
y por el método de diferencias acumuladas, para el año húmedo y preparación por
microcuencas en la ladera de Geria
Tabla 4.23: Proceso de cálculo del volumen del microembalse por el método de curva de masas
y por el método de diferencias acumuladas, para el año medio y preparación por
subsolado en la ladera de Geria
Tabla 4.24: Proceso de cálculo del volumen del microembalse por el método de curva de masas
y por el método de diferencias acumuladas, para el año seco y preparación por
subsolado en la ladera de Geria
Tabla 4.25: Proceso de cálculo del volumen del microembalse por el método de curva de masas
y por el método de diferencias acumuladas, para el año húmedo y preparación por
subsolado en la ladera de Geria
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Índice
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Índice
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Tabla III.7: Números de curva para zonas áridas y semiáridas de Estados Unidos (para
condición II de humedad y P0 = 0,2 · S); según SCS (1991), adaptada por Martínez
de Azagra & Navarro (1996)
Tabla III.8: Correspondencia entre las asociaciones vegetales americanas y españolas en la
determinación del número de curva para zonas áridas y subdesérticas (según
Martínez de Azagra & Navarro, 1996)
Tabla III.9: Valores del número de curva a partir de los umbrales de escorrentía de Témez
(1987); según Ferrer-Julià (2003)
Tabla IV.1: Valores del exponente m para el cálculo del factor de longitud de ladera, en función
de la pendiente (Wischmeier & Smith, 1978)
Tabla IV.2: Primera aproximación para determinar el factor C (ICONA, 1982)
Tabla IV.3: Valores del factor C para pastizales, matorrales y arbustos (Wischmeier & Smith,
1978)
Tabla IV.4: Factor C para bosques (Wischmeier & Smith, 1978)
Tabla V.1: Consideraciones acerca del número de curva en el área de impluvio y en el área de
recepción para diferentes preparaciones del terreno en repoblaciones forestales
Tabla V.2: Resumen de resultados que ofrece el programa MODIPÉ para el ejemplo de
sistematización por microcuencas
Tabla V.3: Datos de la sistematización del terreno según el programa MODIPÉ
Tabla V.4: Diferentes casos posibles de diseño de ahoyado con subsolador
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Resumen
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RESUMEN
El presente trabajo desarrolla una metodología dirigida al diseño de la
preparación del suelo para la restauración forestal en zonas áridas y semiáridas. En
estas áreas, donde las precipitaciones son escasas, la instalación artificial de una
vegetación leñosa resulta más difícil, puesto que la insuficiente cantidad de un recurso
fundamental para el desarrollo de las plantas como es el agua, pone en serio peligro
su supervivencia inicial.
Por otra parte, hay que fijar la relación entre el área de impluvio y el área de
recepción, y por tanto el tamaño de la unidad sistematizada. El área productora de
escorrentía debe tener un tamaño suficiente para aportar un volumen de agua que
asegure la supervivencia de las plantas recién instaladas. Tamaños inferiores
incrementan el riesgo de marras por estrés hídrico a unas niveles indeseados. Por el
contrario, tamaños excesivos resultan innecesarios y generan una masa forestal muy
rala.
1. INTRODUCCIÓN
La repoblación forestal en zonas áridas, semiáridas y secas subhúmedas
supone un instrumento básico de lucha contra la desertificación. Con ella se consigue
la protección del suelo y la conservación del agua en estas zonas, que
superficialmente ocupan unos dos tercios de nuestro país y muchos millones de
hectáreas en todo el mundo.
Para que la repoblación tenga éxito, se requiere una preparación previa del
terreno, que garantice la satisfacción de las necesidades hídricas de las plantas
instaladas en sus primeros años de desarrollo, que suelen ser los más críticos. La
preparación pretende mejorar las condiciones del suelo para favorecer la instalación
de los pequeños árboles recién implantados. Es decir, es un medio transitorio y
necesario para lograr que se establezca una comunidad vegetal ecológicamente
estable.
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19
1. Introducción
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Por ello, los avances tecnológicos que se hayan podido alcanzar con esta Tesis
Doctoral, por modestos que sean, deben volver a sus lugares de origen; ya no tanto
para la repoblación forestal (aunque muy útil también en estos países para evitar la
degradación de las tierras y para producir combustible y forraje leñoso) sino también
para el establecimiento de cultivos agrícolas de subsistencia que contribuyan a paliar
la lacra inmoral del hambre en el mundo.
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20
1. Introducción
__________________________________________________________________________________
1
Lange, K.E.; 2003. El desierto retrocede. National Geographic, vol. 13, núm. 11.
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21
2. Revisión bibliográfica
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Las palabras clave empleadas en los tres casos han sido: Cosechas de agua,
repoblación forestal, desertificación, zonas áridas y semiáridas, y sus
correspondencias en inglés. Se ha practicado también una búsqueda por autor,
introduciendo nombres de expertos de relevancia tales como Critchley, Siegert y
Boers.
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23
2. Revisión bibliográfica
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Las zonas áridas –en las que este trabajo tiene principal aplicación- son uno de
los territorios más extensos del mundo. Aproximadamente un tercio de la superficie
terrestre está incluido bajo esta condición. En estas regiones el agua llega a ser causa
de conflictos políticos de calibre internacional, y su manejo constituye un tema de
importancia estratégica (Porta et al., 1999). La agricultura en estas zonas es,
lógicamente, muy limitada en la mayoría de los casos. A la falta de productividad por
la escasez de precipitaciones, hay que añadir problemas ambientales muy graves
como la salinización de los suelos por cultivos intensivos, sobrepastoreo e incendios,
entre otros (Martín de Santa Olalla, 2001).
Tabla 2.1. Índices fitoclimáticos habituales usados para la delimitación de las zonas áridas, según Porta
et al. (1999), Elías & Castellví (2001) y FAO (1989)
Índice de Lang
P 0-20 Desértico
I= 20-40 Zona árida
T
40-60 Zona húmeda de estepa o sabana
P = Precipitación anual media
T = Temperatura media anual
Índice de Martonne
0-5 Desértico
P 5-10 Semidesértico
I= 10-20 Estepas y países secos mediterráneos
T + 10
20-30 Región de olivo y cereales
P = Precipitación anual media
T = Temperatura media anual
__________________________________________________________________________________
24
2. Revisión bibliográfica
__________________________________________________________________________________
Tabla 2.1. (Continuación) Índices fitoclimáticos habituales usados para la delimitación de las zonas
áridas, según Porta et al. (1999), Elías & Castellví (2001) y FAO (1989)
Índice de Meyer
P
I=
DSA
Índice de Dantín-Revenga
T >6 Subdesértico
I= ⋅ 100 3-6 Árido
P 2-3 Semiárido
Índice de Emberger
P
I= ⋅ 100
M − m2
2
__________________________________________________________________________________
25
2. Revisión bibliográfica
__________________________________________________________________________________
Por otra parte, existen clasificaciones climáticas que se utilizan para delimitar
las zonas áridas. Las más importantes son:
- Clasificación de Thornthwaite:
100·∑ s − 100·∑ d
Ih =
∑ ETP
∑ s = Suma de los superávits mensuales
∑ d = Suma de los déficits mensuales
∑ ETP = Suma de las evapotranspiraciones potenciales mensuales
(Todo ello calculado a partir del balance hídrico de Thornthwaite y Matter)
- Clasificación de Köppen:
Siendo:
P = Precipitación anual media (mm)
T = Temperatura media anual (ºC)
__________________________________________________________________________________
26
2. Revisión bibliográfica
__________________________________________________________________________________
Tabla 2.2a. Climas áridos, semiáridos o subhúmedos secos, según la taxonomía fitoclimática de Allué
(1990)
Tabla 2.2b. Grupos de asociaciones vegetales climácicas, por orden de frecuencia; según Allué
(1990)
__________________________________________________________________________________
27
2. Revisión bibliográfica
__________________________________________________________________________________
Las zonas áridas de la Tierra aparecen localizadas entre los 20º y los 40º de
latitud de los dos hemisferios, debido a que son regiones que reciben corrientes de
aire descendentes totalmente deshidratadas (Velasco-Molina, 1991). Pero,
independientemente de que una región esté situada en esta franja, existen dos
mecanismos que pueden provocar en ella unas condiciones de escasa precipitación:
En sentido amplio puede decirse que las regiones áridas forman una banda
continua, desde el norte de África al suroeste asiático, están representadas en el
oeste de Estados Unidos, en la parte interior de Australia y en América del Sur (en
una franja de norte a sur desde Colombia hasta Chile y Argentina). En la tabla 2.4 se
muestra la evaluación realizada por Heatchcote (1983) (citado por Porta et al., 1999)
sobre la distribución de las zonas áridas a nivel global.
Tabla 2.4. Superficie ocupada por las zonas áridas en cada continente
y en España; según Heatchcote (1983) (citado por Porta et al., 1999)
__________________________________________________________________________________
28
2. Revisión bibliográfica
__________________________________________________________________________________
- Zonas de desierto.- Son aquellas que, observadas en fotografía aérea, muestran una
vegetación escasa y dispersa (Porta et al., 1999). Desde un punto de vista climático,
Smith & Smith (2001) las definen como tierras en las que la evaporación excede a la
precipitación. Si se presta atención exclusivamente a las precipitaciones, Porta et al.
(1999) indican que la precipitación anual que se produce en estas zonas es inferior a
200 mm, mientras que para Le Houérou (1976) (citado por Porta et al., 1999) estaría
por debajo de 100 mm y para Meigs (1953) (citado por Porta et al., 1999) sería
menor de 25 mm. En cualquier caso, su origen es esencialmente climático.
- Zonas áridas.- Se caracterizan por una falta acentuada de agua para los seres vivos,
lluvias escasas y extremadamente irregulares espacial y temporalmente. Además,
estas precipitaciones suelen ser de tipo torrencial, con elevadas intensidades y corta
duración, por lo que se producen pérdidas importantes de agua de lluvia por
escorrentía superficial. Para Le Houérou (1976) estas zonas se sitúan entre las
isoyetas de 100 y 400 mm, mientras que para Meigs (1953) en ellas llueve entre 25 y
200 mm al año.
La agricultura de secano no es posible en las zonas áridas, a menos que los suelos,
por la posición topográfica que ocupen, puedan recibir un suplemento de agua
procedente de escorrentía superficial. Esto es lo que ocurre en los oueds o fondos de
valle con cursos temporales de agua. Sí que pueden existir pastos, si la aridez no es
extrema.
López Bermúdez et al. (1989) afirman que, debido a las especiales condiciones
climáticas, los ecosistemas de las zonas áridas son especialmente frágiles y
vulnerables por las actuaciones humanas.
__________________________________________________________________________________
29
2. Revisión bibliográfica
__________________________________________________________________________________
Figura 2.1. Mapa de las zonas áridas y semiáridas de la Península Ibérica, según Elías (1978) citado
por Porta et al. (1999)
La aridez se corresponde con una falta de agua disponible para los seres vivos,
que se debe a factores meteorológicos ligados a una zona geográfica concreta y tiene
un carácter permanente. La sequía también es una falta de agua, pero es temporal e
inesperada, frente a unas expectativas de suministro consideradas habituales en una
zona determinada (Porta et al., 1999).
__________________________________________________________________________________
30
2. Revisión bibliográfica
__________________________________________________________________________________
__________________________________________________________________________________
31
2. Revisión bibliográfica
__________________________________________________________________________________
Según el PAND, todos los países del entorno mediterráneo, incluida España,
presentan como principales características la fragilidad de sus ecosistemas y la
prolongada explotación a que han sido sometidos por el hombre. Dentro de los
factores naturales que inciden en el fenómeno, hay tres que presentan condiciones
especialmente desfavorables en nuestro país: el relieve, las precipitaciones y la
cubierta vegetal (MIMAM, 2001). Además existen causas importantes de degradación,
que son la aridez, la sequía, la erosión, los incendios forestales y la degradación de
suelos vinculada al uso no sostenible de los recursos hídricos (MIMAM, 2001).
__________________________________________________________________________________
33
2. Revisión bibliográfica
__________________________________________________________________________________
A mediados de los años setenta del siglo pasado, aparece el primer modelo de
simulación para una técnica de cultivo que aprovecha la escorrentía superficial (Morin
& Matlock, 1975). Desde entonces se han desarrollado nuevos modelos que pueden
ser de gran ayuda para comprender y diseñar sistemas de recolección de agua
(Villanueva et al., 1987; Giráldez et al., 1988; Hari-Krishna, 1989; Cadot, 1989; Boers,
1994; Martínez de Azagra, 1995b), aunque la mayor parte de ellos están destinados a
los cultivos agrícolas y son, excepto el último, de dudosa aplicación en el ámbito
forestal.
__________________________________________________________________________________
34
2. Revisión bibliográfica
__________________________________________________________________________________
Tabla 2.5. Utilización forestal de algunas técnicas de cosechas de agua (elaboración propia a partir de
Prinz, 2001)
reconstitución (Montiel, 1955) o la restauración forestal de las ramblas del río Jiloca
(García Cañada, 1924).
En 1940 se creó el Patrimonio Forestal del Estado (PFE), organismo que puso
en marcha un ambicioso plan de repoblación forestal. Desde este momento y hasta
1945, las técnicas empleadas fueron similares a las comentadas anteriormente
(García Salmerón, 1995). Sin embargo, la organización en 1945 del PFE en Brigadas,
como equipo técnico y funcional, casi siempre de ámbito provincial, supuso una cierta
especialización del personal técnico que generó a su vez un propósito de mejora en
las actuaciones. De esta manera comenzó un intento de mecanización de las labores,
entre otras razones debido al escaso éxito de los desbroces y ahoyados manuales,
sólo limitado por la precaria situación económica del país después del periodo bélico.
Conviene significar que la mayor parte de los métodos de preparación del suelo
empleados en el sector forestal español persiguen obtener cosechas de agua con las
que invertir procesos de desertificación por aridez edáfica (Martínez de Azagra, 1996).
Al aumentar la infiltración en la ladera se favorece la instalación de una vegetación
más tupida, especialmente en climas áridos. En la figura 2.3 se muestra un esquema
que explica el proceso con bastante claridad.
P P
progresión
Es → P Es → 0 mm
regresión
I → 0 mm
I→P
Desertificación Oasificación
[P = Precipitación; Es= Escorrentía superficial; I = Infiltración]
Figura 2.3. Oasificación contra desertificación (Martínez de Azagra & Mongil, 2001)
2.5.1. Introducción
El modelo hidrológico MODIPÉ (acrónimo de “modificación de precipitaciones”),
desarrollado por Martínez de Azagra (1995a, 1995b), puede resultar muy útil para el
correcto diagnóstico de muchos procesos de desertización y para una acertada toma
de decisiones a la hora de restaurar laderas degradadas. En este sentido, sirve para:
5) Diseñar trampas de agua con las que incrementar la infiltración y así facilitar
el arraigo y primer crecimiento del repoblado en climas mediterráneos
El balance hídrico local que propone este modelo (figura 2.4) contrasta con
otros balances que poco tienen que ver con el objetivo de cuantificar el agua que llega
a la planta en una repoblación forestal. Para poder conocer las disponibilidades
hídricas en un punto, entendidas estas como el agua infiltrada en el suelo, el modelo
establece el siguiente balance:
__________________________________________________________________________________
38
2. Revisión bibliográfica
__________________________________________________________________________________
H = I = P - It - E + Es1 - Es2
Siendo:
H = Disponibilidad hídrica del lugar
I = Volumen de agua infiltrado
P = Precipitación
It = Intercepción
E = Evaporación física desde la superficie del suelo
Es1 = Agua que llega al lugar por escorrentía superficial
Es2 = Agua que escapa del lugar por escorrentía superficial.
Figura 2.4. Balance hídrico propuesto por el modelo MODIPÉ (Martínez de Azagra, 1996)
H = I = P + Es1 - Es2
__________________________________________________________________________________
39
2. Revisión bibliográfica
__________________________________________________________________________________
- Precipitación máxima (P3).- La que aún puede ser evacuada con orden a
través de la sistematización secundaria (rebosaderos, vertederos, canales y/o
zanjas).
__________________________________________________________________________________
40
2. Revisión bibliográfica
__________________________________________________________________________________
?
PIMP < P y DESP ←⎯→ P y PROM < P
?
PIMP < P y DESP ←⎯→ P y PROM < P
__________________________________________________________________________________
42
2. Revisión bibliográfica
__________________________________________________________________________________
ANTES = P - ∆Es
PIMP = P - Es1
S1 ⋅ PIMP + S2 ⋅ DESP
PROM =
S1 + S2
siendo:
P = Precipitación del aguacero analizado
DESP = Disponibilidad hídrica del área de recepción
PIMP = Disponibilidad hídrica del área de impluvio
PROM = Disponibilidad hídrica media de la ladera
Es1 = Lluvia neta o escorrentía superficial que se produce en el área de
impluvio
Es2 = Escorrentía superficial que escapa de la unidad sistematizada
S1 = Superficie correspondiente al área de impluvio
S2 = Superficie del área de recepción.
__________________________________________________________________________________
43
2. Revisión bibliográfica
__________________________________________________________________________________
S( y )·dy
= i (t )·S2 + [i (t ) − v i (t )]·S1 − w i (t )·S2 − k·( y − H ) x
dt
Donde:
__________________________________________________________________________________
44
2. Revisión bibliográfica
__________________________________________________________________________________
PIMP = P − E s1 =P −L⋅
(P − P1)
2
P + 4 ⋅ P1
en donde:
PIMP = Disponibilidad hídrica en el área de impluvio (mm)
P = Precipitación del aguacero (mm)
P1 = Umbral de escorrentía del área de impluvio (mm) que se calcula a
partir del número de curva correspondiente (NI)
25.400 − 254 ⋅ NI
P1 = 0,2 ⋅
NI
0 si MAX ≤ CAPA
DESP = P + Es1 − Es2 = P +L⋅
(P − P1)2 ⋅ S1 −
P + 4 ⋅ P1 S2 MAX − CAPA
si MAX > CAPA
S2
MAX = K ⋅
(P − P 0)
2
⋅ (S1 + S 2 ) si NI NR
P + 4 ⋅ P0
__________________________________________________________________________________
47
2. Revisión bibliográfica
__________________________________________________________________________________
MAX = LL ⋅
(P − PR )2 ⋅ S2 + L ⋅
(P − P1)2 ⋅ S1 si NI < NR
P + 4 ⋅ PR P + 4 ⋅ P1
en donde:
DESP = Disponibilidad hídrica en el área de recepción (mm)
S1 = Superficie del área de impluvio (m2)
S2 = Superficie del área de recepción (m2)
MAX = Escorrentía máxima que puede escapar de la sistematización para
alcorque nulo (l)
CAPA = Capacidad del microembalse (l)
P0 = Umbral de escorrentía medio de la unidad sistematizada sin
considerar el efecto alcorque (mm)
P1 = Umbral de escorrentía del área de impluvio (mm)
PR = Umbral de escorrentía del área de recepción (mm)
NI = Número de curva del área de impluvio
NR = Número de curva del área de recepción
K = Operador que vale uno si la precipitación rebasa el umbral de
escorrentía promedio de la unidad (P0), o cero en caso contrario.
LL = Operador que vale uno si la precipitación es mayor que el umbral de
escorrentía del área de recepción (PR), o cero si es igual o menor.
MAX = CAPA
Una vez conocida esta precipitación límite, la obtención del número de curva
equivalente de la unidad sistematizada (NEQ) es inmediata:
5.080
NEQ=
P 2 + 50,8
ANTES = P − M ⋅
(P − PAC )2
P + 4 ⋅ PAC
en donde:
__________________________________________________________________________________
48
2. Revisión bibliográfica
__________________________________________________________________________________
siendo:
NAC = Número de curva de la ladera actual degradada
M = Constante que vale cero si la precipitación es inferior al umbral PAC y
uno en el caso contrario.
2) MODIPÉ asume que con el método del número de curva se puede estimar la
infiltración, mediante la ecuación:
(P − P0 )2
I ≈P−
P + 4·P0
Se está admitiendo, a su vez, que P0 = 0,2·S para poder trabajar con un modelo
uniparamétrico de fácil aplicación universal (sin tener que calibrarlo y validarlo en
cada ocasión), siendo P0 el umbral de escorrentía y S las pérdidas máximas
posibles (segundo parámetro del método de los complejos hidrológicos).
__________________________________________________________________________________
49
2. Revisión bibliográfica
__________________________________________________________________________________
6) Así mismo, existe un límite inferior para S, S1 y S2. Parece inconveniente, por
ejemplo, aplicar MODIPÉ en una unidad sistematizada inferior a 1 m2 (S ≥ 1 m2).
7) Se supone un vertido instantáneo y total del agua nada más se rebase el volumen
CAPA. Esta ecuación de descarga para las demasías de agua infravalora la
infiltración en el área de recepción.
__________________________________________________________________________________
50
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
3.1.1. Introducción
Pero para lograr el objetivo restaurador deseado con una repoblación, conviene
dimensionar correctamente el microembalse, es decir el recipiente creado mediante un
movimiento de tierras que dotará de agua a la planta. El tamaño del microembalse
puede fijarse atendiendo a diferentes criterios. Muchos de ellos están íntimamente
relacionados entre sí, otros son complementarios y hasta opuestos. Una adecuada
conjugación de estos criterios conduce a la solución más oportuna en cada caso.
Estos criterios deben servir para orientar al técnico encargado de la restauración
sobre el tamaño de los alcorques a realizar, todo ello con la intención de aumentar la
supervivencia del repoblado reduciendo la alteración del microrrelieve a lo mínimo
indispensable.
Por todo lo expuesto, los objetivos que se persiguen en este capítulo son los
siguientes:
2) Desarrollar, según cada uno de esos criterios, una metodología que permita
determinar el tamaño más adecuado del microembalse.
Critchley & Siegert (1991) van algo más lejos, haciendo recomendaciones de
las dimensiones que deben tener los caballones en las diferentes estructuras
tradicionales de recolección de agua que describen. Así, por ejemplo, para las
microcuencas Negarim (véase en el anexo I la tabla I.3), recomiendan, desde la
experiencia, alturas de caballón desde 25 hasta 55 cm, dependiendo del tamaño de la
microcuenca y de la pendiente del terreno.
__________________________________________________________________________________
52
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
3º) Cálculo de la capacidad del embalse, y por tanto de la altura de los muretes,
para lograr endorreísmo con un periodo de retorno de 10 años. Se fija este periodo de
retorno como cifra aproximada a la vida útil de la preparación del suelo, es decir, del
tiempo que se precisa de la eficacia de dicha preparación para el establecimiento de la
repoblación.
*****
fuese nula (con CAPA = 0). MODIPÉ calcula MAX de dos maneras diferentes,
dependiendo de si el número de curva del área de impluvio es mayor o menor que el
del área de recepción (Martínez de Azagra, 1995):
MAX = K ⋅
(P − P 0)2 ⋅ (S + S2 ) si NI ≥ NR
P + 4 ⋅ P0
1
MAX = LL ⋅
(P − PR )2 ⋅ S +L⋅
(P − P1)2 ⋅ S si NI < NR
P + 4 ⋅ PR P + 4 ⋅ P1
2 1
S1
S2
H
en donde:
S1
R=
S2
a) Para NI ≥ NR
MAX = 1⋅
(P − P 0)
2
⋅ (S + S2 )= (P − P 0)
2
⋅ (R ⋅ S + S2 )
P + 4 ⋅ P0 P + 4 ⋅ P0
1 2
MAX (P − P 0 ) (P − P 0) = (P − P 0) (R + 1)
2 2 2
= ⋅R +
S2 P + 4 ⋅ P0 P + 4 ⋅ P0 P + 4 ⋅ P0
b) Para NI < NR
MAX = 1⋅
(P − PR )
2
⋅S + 1⋅
(P − P1)
2
⋅S =
(P − PR )
2
⋅S +
(P − P1)
2
⋅ (R ⋅ S )
P + 4 ⋅ PR P + 4 ⋅ P1 P + 4 ⋅ PR P + 4 ⋅ P1
2 1 2 2
MAX (P − P1) (P − PR )
2 2
= ⋅R +
S2 P + 4 ⋅ P1 P + 4 ⋅ PR
__________________________________________________________________________________
55
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
__________________________________________________________________________________
56
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
Almacenamiento
de seguridad
Coronación
Resguardo
Almacenamiento
activo
Caballón
__________________________________________________________________________________
57
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
- En cierto modo, se trata del contenido máximo de agua que puede retener un
suelo cuando la mayor parte de la macroporosidad está ocupada por aire.
- El contenido de agua por debajo del cual las plantas mesofíticas (en concreto
el girasol enano) no son capaces de extraer agua del suelo. Se corresponde con el
límite inferior del agua retenida por fuerzas capilares absorbible por las raíces.
(CC − PMP ) ⋅ d a ⋅ p
CRAD =
1.000
siendo:
CRAD = Capacidad de retención de agua disponible en el perfil (mm)
CC = Capacidad de campo (tanto por uno en masa)
PMP = Punto de marchitamiento permanente (tanto por uno en masa)
da = Densidad aparente del suelo seco (kg·m-3)
p = Espesor del perfil edáfico considerado (mm).
__________________________________________________________________________________
58
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
2
Curiosamente, el autor hace referencia a esta importante cuestión de forma accesoria en uno de sus
últimos trabajos recopilatorios, no mencionándola en ninguna de sus anteriores publicaciones: “Cuando
iniciamos nuestras mediciones de campo estábamos muy extrañados de que los muros de las terrazas
tuvieran una altura aproximada de 30 cm. Por aquella época éramos muy simples, y pensamos que los
antiguos agricultores eran tontos por no retener más agua por medio de muros más altos. Posteriores
mediciones nos mostraron que los antiguos agricultores eran mejores hidrólogos que nosotros al
comienzo de nuestro trabajo, porque descubrimos que los 30 cm de lámina de agua retenida en
superficie son suficientes para llevar a los suelos de loess de las terrazas hasta su capacidad de campo
en una profundidad de 3 m (estos suelos no suelen ser más profundos). En consecuencia, carecería de
sentido conseguir retener más agua con muros más altos, y de esa forma incrementar el riesgo de
rotura y de ruina de esa infraestructura” (cita textual traducida del alemán).
__________________________________________________________________________________
59
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
Es difícil, por otra parte, que la reserva llegue a estar totalmente agotada, por lo
que casi siempre, inevitablemente, se va a perder agua por percolación profunda. No
obstante, en los meses más secos esta reserva será muy escasa mientras no llueva, y
por ello, si cae un aguacero convendrá que el alcorque sea capaz de recoger todo el
agua necesaria para llenar el depósito edáfico.
Por esta razón deben estar relacionados el volumen de agua que puede
contener el alcorque lleno y la capacidad de retención de agua que tiene el suelo
abarcado por la rizosfera de las plantas introducidas. Esto equivale a una dosis de
riego, si de un cultivo agrícola se estuviera hablando (Martínez de Azagra & Mongil,
2001). En conclusión, es necesario que se cumpla la siguiente inecuación:
C) Consideraciones finales
__________________________________________________________________________________
60
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
VV VV VT − VS ⎛ ρ a ⎞
pT = = pT = = ⎜⎜1 − ⎟
VT VV + VS VT ⎝ ρ s ⎟⎠
donde:
pT = Porosidad total (en tanto por uno: m3·m-3), que a partir de ahora se
denominará p
VV = Volumen de huecos (m3)
VT = Volumen total (m3)
VS = Volumen de la fase sólida (m3)
ρ a = Densidad aparente del suelo secado en estufa (kg·m-3)
ρ s = Densidad real o absoluta de la fase sólida del suelo (kg·m-3).
- Porosidad residual: Compuesta por los poros muy finos, menores de 0,5 µm y
huecos ocluidos (cavidades).
__________________________________________________________________________________
61
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
pe = pT - re
donde:
pe = Porosidad eficaz o efectiva (en tanto por uno)
pT = Porosidad total (en tanto por uno)
re = Retención específica o agua que no drena (en tanto por uno). Esta
variable es función de la textura, de la estructura y de la materia orgánica,
entre otros factores. Puede determinarse con exactitud midiendo la
humedad residual (por desecación en estufa) del suelo tras ser
centrifugado con una fuerza de 1.000 veces la gravedad (drenaje forzado).
Una aproximación puede obtenerse mediante la ecuación de Briggs &
Shantz (citada por Custodio & Llamas, 1983), en la que sólo se tiene en
cuenta la textura:
2 ⋅ σ ⋅ cos θ 2 ⋅ σ ⋅ cos θ
hc = ⇒r =
ρ ⋅g ⋅r ρ ⋅ g ⋅ hc
donde:
hc = Ascenso o descenso capilar (m). En este caso se trata de la presión de
succión (en metros de columna de agua) a capacidad de campo (33 kPa
= 3,37 m.c.a.) y en el punto de marchitamiento permanente (1.500 kPa =
152,96 m.c.a.)
r = Radio del capilar (m) (2 · r ≈ Diámetro del poro)
ρ = Densidad absoluta del agua (= 1.000 kg·m-3)
__________________________________________________________________________________
62
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
Por lo tanto:
VU
pU =
VT
donde:
pU = Porosidad útil (tanto por uno)
VU = Volumen de huecos entre 0,2 y 9 µm de diámetro
VT = Volumen total.
H⇔p
desarrollando:
S2 · H = S3 · h · pu
siendo:
__________________________________________________________________________________
63
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
Figura 3.3. Formas de los bulbos húmedos en función de la textura del suelo
(arenosa, arcillosa y franca). La situación 4 se produce cuando existe una capa
impermeable a poca profundidad, que interviene en el movimiento vertical del agua
y provoca un ensanchamiento lateral del bulbo (Medina, 2000)
__________________________________________________________________________________
64
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
S2
microembalse
H
bulbo
húmedo
embalse del
suelo h
S3
__________________________________________________________________________________
65
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
S3
H= ⋅ h ⋅ pU
S2
Como S3 ≥ S2,
H ≥ h · pU
Por último, hay que advertir que la determinación del tamaño de los poros es
compleja, efectuándose mediante el método del porosímetro, basado en la intrusión
con mercurio con muestras secas al aire (Klock et al., 1969; citado por Porta et al.
1999 y por Boersma et al., 2001). Por razón de esta complejidad, la aplicación para el
criterio edáfico de la porosidad útil se presenta como difícil a nivel práctico. No
obstante, a falta de metodologías más exactas, como una aproximación de la
porosidad útil puede utilizarse la retención específica, explicada anteriormente. En
este caso se estaría del lado de la seguridad, ya que se sobredimensionaría el
microembalse.
__________________________________________________________________________________
66
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
NAC Nmín
Sistematización
primaria
NEQ
Figura 3.5. Serie progresiva del número de curva (Martínez de Azagra, 1996)
Bosque
Ladera actual climácico
degradada
ANTES P
Sistematización
primaria
ANTES<<P
PROM
Figura 3.6. Serie progresiva de las disponibilidades hídricas en una ladera degradada
(Martínez de Azagra, 1996)
__________________________________________________________________________________
67
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
Tabla 3.1. Números de curva para formaciones forestales típicas en las laderas de la provincia de
Valladolid, obtenidos mediante muestreos aleatorios y utilizando el nomograma de Morey (1955)
FORMACIÓN LOCALIDAD N
Bosque denso mixto de encinas, quejigos y enebros (vegetación potencial) - 44
Pinares de P. pinea de repoblación en estado de monte bravo (Fcc=50-75 %) Camporredondo 70
Montes bajos de Quercus ilex (Fcc=50 %) Villanueva de los Infantes 76
Pinar de Pinus halepensis sobre suelos de arcillas y conglomerados, Fcc=90-100 % Valladolid 52
Pinar de Pinus halepensis bien desarrollado y alta densidad (Fcc = 80-90 %) sobre Geria 63
margas calizas o yesosas
Pinares naturales de Pinus pinea en cuestas margosas, con Quercus faginea (5-20 %) Portillo 63
y Q. Ilex (0-5 %)
Monte bajo y alto de Q. faginea, con Fcc=10-80 % Zaratán 63
Monte claro (Fcc=25-50 %) de Q. ilex (75 %) y Q. faginea (25 %) de porte medio y bajo Villanueva de los Infantes 69
Enebrales de Juniperus thurifera en laderas margosas, con presencia de J. communis, Aldealbar 70
Pinus pinea y Rosa canina. Fcc=25-50 %
Pinar de P. halepensis bien desarrollado sobre suelo de margas calizas o yesosas, un Geria 76
año después de tratamiento selvícola (poda y clareo)
Pinar de P. halepensis de escaso desarrollo y baja densidad (Fcc < 25 %) sobre Geria 84
margas calizas o yesosas
Fcc = Fracción de cabida cubierta; N = Número de curva.
25.400 − 254 ⋅ N
P0 = 0,2 ⋅ (mm)
N
__________________________________________________________________________________
68
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
Tabla 3.2. Número de curva y umbral de escorrentía, con sus correspondientes periodos de retorno,
para la ladera actual y la restaurada
En todos los métodos que calculan la capacidad que debe tener un embalse
intervienen dos grupos de variables: las aportaciones (A) y las demandas (D). Existen
claras diferencias en los componentes de estas variables según se trate de diseñar un
embalse o, como es nuestro objetivo, un microembalse para repoblación forestal. En
el caso de un embalse habitual, las demandas a considerar serán las necesidades de
los regadíos o de consumo humano, mientras que las aportaciones estarán
constituidas por el caudal que llega al pantano. En una repoblación forestal, sin
embargo, el microembalse deberá compensar con precipitación y recolección de agua
las necesidades hídricas de la planta a instalar:
• Aportaciones
__________________________________________________________________________________
69
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
A = P · S2 + Es1 · S1 en l
P E
Es1 Es2
It
Área de impluvio
Área de recepción
• Demandas
ETR ≤ ETP
ETR = ETP · kc
Tabla 3.3. Coeficientes de cultivo (kc) para algunas especies ecológicamente próximas a las que
pueden utilizarse en repoblaciones forestales en zonas áridas y semiáridas
ESPECIE kc FUENTE
Fuentes & Cruz
Olivo 0,55
(1990)
Velasco-Molina
Olivo 0,4-0,6
(1991)
Córdoba 0,45-0,65
Creta 0,6-0,75 Barranco et al.
Olivo (2001)
California 0,55-0,65
California 0,75
0,5 al principio y final del periodo, 1 en la Fuentes & Cruz
Vid
mitad (1990)
Velasco-Molina
Vid 0,55-0,75
(1991)
Con cubierta 0,85 al principio y final del periodo, 1,15 en la
Almendro y
vegetal mitad Fuentes & Cruz
otros
Sin cubierta (1990)
frutales 0,50 al inicio, 0,90 en la mitad y 0,65 al final
vegetal
__________________________________________________________________________________
71
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
ETP
= ϕ ≈ 0,2
e
e = ETP ⋅ ϕ
- Meses de primavera (2 meses), una vez que P < ETP: ETrep = ETP · kc
- Meses de verano y otoño, hasta que de nuevo P ≥ ETP: ETrep = ETP · 0,2
De este modo, los arbolillos crecerán moderadamente durante los dos meses
de primavera y sobrevivirán el resto del verano.
D = ETrep · Scopa10
__________________________________________________________________________________
72
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
Tabla 3.4. Valores orientativos de superficie de copa a los 10 años, de varias especies utilizadas
en repoblaciones forestales
Una vez determinadas para cada mes las aportaciones y las demandas, se
elabora una tabla de cuatro columnas que contiene la siguiente información:
1) Aportaciones mensuales.
2) Demandas mensuales.
__________________________________________________________________________________
73
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
H
Tmáx ≤
fmín
siendo:
3
Información sobre la localización de esta estación termopluviométrica puede consultarse en el
apartado 4.1.
__________________________________________________________________________________
74
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
fmín = 0,5 · k
__________________________________________________________________________________
75
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
DESP
t máx =
fmín
t máx
X= ⋅ 100
720
expresión en la que:
Este porcentaje del tiempo del mes puede fijarse con carácter orientativo, por
ejemplo, en un 50 % (360 horas) si las plantas se encuentran en parada vegetativa, o
en un 20 % (144 horas) si están en plena actividad fisiológica. Pero, como es lógico,
estos límites deben ajustarse a tenor de investigaciones que puedan desarrollarse en
este sentido o según la experiencia del técnico.
__________________________________________________________________________________
76
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
Los principales efectos que causa la preparación del terreno sobre el paisaje
son las siguientes (González Alonso, 1998):
__________________________________________________________________________________
77
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
A=R·K·L·S·C·P
Donde:
R ⋅ K ⋅ L ⋅ S ⋅ C ⋅ t ⋅ S1 ⋅ 100
A1 = ⋅ (1 − Ce )
δ
Siendo:
__________________________________________________________________________________
78
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
CAPA ≤ A1
__________________________________________________________________________________
79
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
3.1.3.8.1. Estabilidad
Las preparaciones del suelo pueden ser de dos tipos: aquéllas que se
construyen embutidas en el terreno (una poceta o un surco en trinchera, por ejemplo)
y las que están constituidas por muretes o caballones elevados sobre el terreno
circundante. Desde el punto de vista de la estabilidad son mucho más seguras las
primeras, puesto que los taludes excavados en el terreno natural (desmontes) son
más estables que los construidos con tierra transportada (terraplén).
b=2·H+e
__________________________________________________________________________________
80
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
Tabla 3.7. Ángulos de los taludes de desmonte y terraplén, según la naturaleza del terreno, para suelo
seco y húmedo (modificada de García Salmerón, 1995)
__________________________________________________________________________________
81
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
resulta exagerada, habrá que reducirla, reduciéndose a la vez su altura y, por tanto, el
tamaño del alcorque, como puede observarse en la figura 3.10.
__________________________________________________________________________________
82
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
Suelo removido
sin asentar
Suelo excavado
Suelo removido y
asentado
Suelo removido
sin asentar
Suelo excavado
Suelo removido y
asentado
Suelo removido
sin asentar
Suelo excavado
Suelo removido y
asentado
V − V0
- Esponjamiento inicial: E=
V0
V '−V0
- Esponjamiento persistente: E' =
V0
__________________________________________________________________________________
83
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
V '−V E − E '
- Asentamiento: T= =
V 1+ E'
Donde:
V0 = Volumen de terreno natural.
V = Volumen de los materiales excavados antes de su asentamiento.
V´ = Volumen después del asentamiento.
Tabla 3.8. Valores del coeficiente de esponjamiento (en tanto por uno) para diferentes tipos de
terreno (modificado de García Salmerón, 1995)
COEFICIENTE DE
NATURALEZA COEFICIENTE DE
ESPONJAMIENTO
DEL TERRENO ASENTAMIENTO (T)
INICIAL (E) PERSISTENTE (E´)
Tierra vegetal, arena 0,10-0,15 0,01-0,015 0,08-0,12
Grava 0,15-0,20 0,015-0,02 0,12-0,15
Tierra mezclada con arena 0,20-0,25 0,02-0,04 0,15-0,17
Tierra arcillosa 0,25-0,30 0,04-0,06 0,17-0,19
Arcilla 0,30-0,35 0,06-0,07 0,19-0,21
Margas 0,35-0,40 0,07-0,08 0,21-0,23
Arcillas y margas muy compactas 0,40-0,65 0,08-0,15 0,23-0,30
Conglomerados 0,30-0,40 0,08-0,15 0,17-0,18
Roca compacta 0,40-0,65 0,10-0,25 0,10-0,15
V'
V=
1− T
y, aunque tenga menos interés para el fin que se plantea aquí, deberá excavarse un
volumen natural:
V
V0 =
1+ E
__________________________________________________________________________________
84
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
Caballón
provisional
Volumen excavado
Caballón definitivo
3.1.3.8.3. Estanqueidad
Todas las grandes presas de tierra presentan pérdidas por filtración (Aguiló,
1985). Del mismo modo, las micropresas que constituyen las estructuras de recogida
de agua en repoblaciones forestales pierden agua, al estar conformadas por un
material poroso y, casi siempre, sin compactar.
Q H − H2
v= =k⋅ 1 = k ⋅i
S l
__________________________________________________________________________________
85
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
v = Velocidad de flujo
Q = Caudal volumétrico (constante; régimen estacionario)
S = Sección transversal atravesada por el flujo
k = Permeabilidad (o conductividad hidráulica a saturación). Que se puede
estimar a partir de la textura mediante el ábaco que se expuso en la figura
3.8, siempre que el suelo no haya sido compactado al conformar el
caballón
H1 – H2 = Diferencia de carga (o potencial hidráulico)
l = Longitud de la columna del medio poroso
i = (H1 – H2)/l = Gradiente hidráulico
v ⋅ d 50
Re =
ν
Siendo:
v = Velocidad de flujo
d50 = Diámetro medio de las partículas del medio poroso
ν = Viscosidad cinemática del agua.
Q=k·i·S=k·i·D·B
__________________________________________________________________________________
86
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
T=k·D
Q=T·i·B
A nivel práctico, cuanto más arenoso sea un suelo, más estrecho puede ser el
caballón, y cuanto más arcilloso más ancho debe ser. Si con este criterio la anchura
del caballón resulta inconveniente, habrá que reducir la altura del mismo, por
consiguiente, también disminuirá el tamaño del microembalse.
- Que se trate de una zona muy degradada que requiera de todos los esfuerzos
que puedan hacerse.
__________________________________________________________________________________
88
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
__________________________________________________________________________________
89
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
d) Criterio económico.- Este criterio, al no ser meramente técnico, se sitúa al final del
proceso, condicionando la decisión definitiva.
CRITERIO
HIDROMETEOROLÓGICO
CRITERIO
CRITERIO DE ECOLÓGICO
RESGUARDO HIDRÁULICO
CRITERIO DE
PROPORCIONALIDAD
CRITERIOS
FISIOLÓGICOS
CRITERIOS
EDÁFICOS
LIMITACIÓN
FISIOLÓGICA POR
ENCHARCAMIENTO
CRITERIO
PAISAJÍSTICO
CRITERIOS
MECÁNICOS
DECISIÓN TÉCNICA
CRITERIO
ECONÓMICO
DECISIÓN FINAL
__________________________________________________________________________________
90
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
3.2.1. Introducción
Existen, por consiguiente, tres niveles sobre los que actuar: tamaño del
microembalse, relación S1/S2 y densidad de plantación. La variación de uno de ellos
influirá en los demás. Habrá entonces que encontrar el equilibrio entre los tres niveles,
que debe fijarse en función de las necesidades hídricas del repoblado.
Critchley & Siegert (1991) recogen datos de microcuencas para uso arbóreo, de
zonas tan distantes como Kenia, Israel o India, que se transcriben en la tabla 3.9.
__________________________________________________________________________________
91
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
Tabla 3.9. Dimensiones del área de captación y de cultivo en microcuencas para árboles; modificada
de Critchley & Siegert (1991)
ÁREA DE ÁREA DE
RELACIÓN
ESPECIES LOCALIZACIÓN IMPLUVIO RECEPCIÓN
S1/S2
(m2) (m2)
Ziziphus mauritiana Rajastán, India 31,5-72 36 0,9-2
Punica granatum Negev, Israel 160 16 10
Prunus dulcis Negev, Israel 250 10 25
Especies forrajeras y para
Baringo, Kenia - - 10-20
leñas
Especies forrajeras Turkana, Kenia 93,75 6,25 15
Especies para leñas y
Guesselbodi Forest, Nigeria - - 64
otros fines
Especies para leñas y
Keita Valley, Nigeria 12 1,8 6,7
otros fines
Entre los factores que influyen en la producción de escorrentía, además del tipo
de suelo (que condiciona su capacidad de infiltración) y la vegetación, se encuentra el
tamaño del área de impluvio, que además está íntimamente relacionado con la
pendiente de la ladera.
Con el objetivo de dar una idea conjunta del estado de la cuestión y teniendo
presentes las anteriores consideraciones, se muestran seguidamente los modelos
existentes, de carácter agrícola fundamentalmente, para definir la relación óptima o
necesaria entre el área de impluvio y el área de recepción, así como un análisis crítico
de los mismos. En la descripción de estos modelos se respeta la nomenclatura y
notación empleada por los autores en sus trabajos originales.
1 ⎛ UC − P ⎞
Ac = As + ⋅⎜ ⎟ ⋅ As
C ⎝ P ⎠
__________________________________________________________________________________
93
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
siendo:
⎛ n ⋅ ET − PP ⎞
Aw = ⎜ ⎟ ⋅ Ac
⎝ Q ⎠
donde:
__________________________________________________________________________________
94
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
Este método se basa en la idea de que el agua requerida por el cultivo es igual
a la suma del volumen de agua escurrido y el volumen de lluvia recibido en el área de
cultivo (véase la figura 3.16). Esta idea queda plasmada en la siguiente ecuación:
CE ⋅ [%P ⋅ PP ⋅ (LT − L ) ⋅ A] + %P ⋅ PP ⋅ L ⋅ A = EV ⋅ L ⋅ A
Volumen de agua escurrido Volumen de Volumen de
durante el ciclo vegetativo lluvia recibido agua
en el área de requerido
cultivo durante para el
el ciclo desarrollo
vegetativo del cultivo
Donde:
CE ⋅ %P ⋅ PP ⋅ LT
L=
%P ⋅ PP ⋅ (CE − 1) + Ev
__________________________________________________________________________________
95
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
El modelo propuesto por este autor, recogido también por Critchley & Siegert
(1991), es quizás el más conocido y utilizado a nivel mundial. Se basa en la siguiente
igualdad:
C ⋅ PD ⋅ k ⋅ E = CA ⋅ (RH − PD )
C RH − PD
=
CA PD ⋅ k ⋅ E
Donde:
Para el caso de árboles, Critchley & Siegert (1991) argumentan que lo más
importante es calcular el tamaño total de la microcuenca (conjuntamente área de
captación y área de cultivo), porque generalmente el árbol se instalará en un hoyo de
plantación de reducidas dimensiones, que será el área de cultivo. Esta situación la
resuelven los autores de la siguiente forma:
⎛ RH − PD ⎞
MC = Ar ⋅ ⎜ ⎟
⎝ PD ⋅ k ⋅ E ⎠
__________________________________________________________________________________
96
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
Siendo:
MC = Tamaño de la microcuenca
Ar = Área explotada por el sistema radical
RH = Requerimientos de agua que tiene el cultivo
PD = Precipitación de diseño
k = Coeficiente de escorrentía (varía entre 0,1 y 0,5)
E = Factor de eficiencia (entre 0,25 y 0,85).
Siendo:
__________________________________________________________________________________
97
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
CE ⋅ PP ⋅ LT
L=
[(cc − pmp) ⋅ Da ⋅ Pr ] ⋅ n + CE ⋅ PP − PPe
déficit ET − precipitaciones
CCAR = =
escorrentía precipitaciones − pérdidas
Donde:
CE ⋅ PP ⋅ IH
IS =
CE ⋅ PP − PPe + ET
__________________________________________________________________________________
98
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
El criterio que sugieren estos autores para fijar la mejor relación área de
impluvio/área de recepción es asegurar que la reserva del suelo esté llena en el área
de recepción al final de la estación lluviosa. La ecuación que proponen es:
ET + We − W0 − S
r =
S ⋅ Er
Donde:
1) Precisión
__________________________________________________________________________________
99
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
eventos lluviosos. Será con esos largos lapsos de tiempo con los que deban trabajar
los modelos y no con espacios de tiempo diarios, más propios de plantas herbáceas,
hidrófitas o mesófitas.
2) Sencillez
4) Coeficiente de escorrentía
__________________________________________________________________________________
100
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
5) Utilización original
Todos los modelos han sido elaborados para su empleo en zonas áridas y
semiáridas con cultivos agrícolas tradicionales (en especial maíz y trigo), salvo la
adaptación que Critchley & Siegert (1991) hacen para árboles. El modelo Velsavill,
además de emplearse originalmente para cultivos herbáceos, se ha aplicado a
plantaciones de árboles frutales.
S1 n ⋅ ET − PP
=
S2 Q
Esta ecuación guarda bastante similitud con otros modelos, como el de Finkel (1985),
por ejemplo.
CE ⋅ PP ⋅ S1 + PP ⋅ S2 = EV ⋅ S2
S1 EV − PP
=
S2 CE ⋅ PP
- Algo similar puede hacerse para el modelo Velsavill (Villanueva et al., 1987):
__________________________________________________________________________________
101
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
CE ⋅ PP ⋅ S1 + PPe ⋅ S2 = ET ⋅ S2
S1 ET − PPe
=
S2 CE ⋅ PP
- La ecuación final del método de Finkel (1985) es similar a las que se acaban
de deducir de los modelos de Velasco-Molina (1983) y Palomo (1990). No obstante,
conceptualmente tiene una leve diferencia, puesto que el método primero establece:
Pese a que, como ha quedado apuntado, el resultado final es muy similar, este
segundo balance hídrico es conceptualmente más correcto, puesto que el agua
recogida es la lluvia caída directamente en el área de recepción y la escorrentía
producida en el área de impluvio, y no sólo esta última.
el suelo al inicio y al final de la estación seca (véase la figura 3.17). Esta interesante
aportación puede llevarse a la práctica de dos modos diferentes. En primer lugar, W0 y
We pueden considerarse iguales (esta posibilidad la contemplan los autores), por lo
que la ecuación resultará idéntica a la de Velasco-Molina (1983). Por otro lado, puede
suponerse que al inicio de la estación seca el contenido de humedad del suelo se
encuentra a capacidad de campo (W0 = CC), mientras que al final de esta estación se
ha producido un descenso del contenido de humedad hasta un nivel admisible para la
especie implantada:
We = CC – (CRAD · dt)
Siendo:
dt = Descenso tolerable de humedad (%), dependiente de la especie
CRAD = Capacidad de retención de agua disponible
Lo que esta fórmula indica es que se ha producido una reducción del contenido de
humedad del suelo tolerable por las plantas. Si este descenso es del 100 % se ha
llegado al punto de marchitez permanente (We = PMP), lo que supone la muerte de
todo tipo de plantas. Sin embargo muchas especies mueren antes de que se alcance
ese punto, y soportan descensos de humedad muy inferiores para producir buenas
cosechas y crecimientos (por ejemplo, 25-55 % para la vid ó 40 % para frutales de
hoja caduca; en Martínez de Azagra, 1990).
Periodo húmedo
W0 We
Periodo seco
S1 + S2 UC − P
=
S2 C ⋅P
S1 UC − P
= −1
S2 C ⋅P
__________________________________________________________________________________
103
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
S1 ET − precipitaciones
=
S2 precipitaciones − pérdidas
S1 S1
S2
S2
S1
S1
S1 S2
S1 S1
S2
S1 S2
S2
S2
S2
Figura 3.18. En las preparaciones del suelo, como las microcuencas (arriba) u
operaciones lineales (abajo), el área de impluvio (S1) debe tener un tamaño
adecuado para dotar de agua suficiente al área de recepción (S2).
__________________________________________________________________________________
104
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
ES1 · S1 + P · S2 = ETrep · S2
Siendo:
S1 ETrep − P
R= =
S2 E S1
Para una total claridad, conviene explicar cada uno de los componentes de la
ecuación:
- Meses de primavera (al menos 2 meses), una vez que P < ETP: ETrep = ETP · kc
__________________________________________________________________________________
105
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
- Meses de verano y otoño, hasta que de nuevo P ≥ ETP: ETrep ≥ ETP · 0,2
Sin embargo, este patrón minoriza en exceso las necesidades hídricas de los
brinzales, lo cual va en detrimento de su crecimiento y de las posibilidades de éxito de
la repoblación. Las cosechas de agua persiguen la abundancia de este elemento en el
área de recepción, por lo que un planteamiento de mínimos no parece acertado en
esta ocasión. Más bien es el opuesto (ETrep = ETP) el que resulta más atinado,
aunque tal vez mitigado de alguna manera por encontrarnos en zonas áridas y con
especies xerófilas, ahorradoras de agua (ETrep = kc · ETP, con kc < 1).
(P − P1) 2
E S1 =
P + 4·P1
Siendo:
25.400 − 254 ⋅ NI
P1 = 0,2 ⋅
NI
__________________________________________________________________________________
106
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
ES1 = P · e
Tabla 3.11. Coeficientes de escorrentía, según Benítez et al. (1980), citado por Lemus & Navarro
(2003)
__________________________________________________________________________________
107
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
PRECIPITACIÓN COEFICIENTE DE
OBSERVADA (mm) APROVECHAMIENTO
≤ 25 0,95
50 0,90
75 0,82
100 0,65
125 0,45
150 0,25
> 150 0,05
__________________________________________________________________________________
108
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
ETrep − P
R mín =
E S1
ETrep − Pe
R mayor =
E S1 ⋅ E
__________________________________________________________________________________
109
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
3.3.1. Introducción
Este mismo autor señala otras dos ideas a tener en cuenta al respecto:
- Las repoblaciones protectoras deben ser más densas que las productoras, ya
que deben proteger el suelo frente a la erosión.
__________________________________________________________________________________
111
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
Serrada (1993) recoge estos dos criterios y los amplía, proponiendo que la
densidad se elija en función de factores selvícolas y económicos:
a) Selvícolas
- Temperamento de la especie
- Porte de la especie
b) Económicos
- Objetivo de la repoblación
__________________________________________________________________________________
112
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
Sevilla (2001) da una relación de posibles razones para elegir entre una
densidad elevada o baja. Por ejemplo, en estaciones secas –lógicamente por la falta
de agua- se aconsejan densidades bajas; si se desea un rápido establecimiento de los
sistemas radicales para el control de la erosión, la densidad debe ser alta; y la
densidad también tendrá que ser baja si se realizan preparaciones puntuales en vez
de areales. Por otro lado, este mismo autor da densidades y marcos de referencia que
se utilizan en determinadas situaciones para repoblaciones en la provincia de León
(véase la tabla 3.15).
- Las preparaciones del terreno son ahora también de mayor calidad, debido a
la potencia de la maquinaria utilizada.
- Las altas densidades inducen un mayor peligro de incendios, debido a que las
masas densas sin aclarar se convierten en grandes acumulaciones de combustible
con continuidad horizontal y vertical.
__________________________________________________________________________________
113
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
Tabla 3.16. Densidad y marco de plantación indicados por el Programa Regional de Forestación
de Tierras Agrarias de Castilla y León (JCyL, 1994), para las comarcas centrales de la
Comunidad Autónoma
__________________________________________________________________________________
114
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
Tabla 3.17. Densidades iniciales de repoblación para varias especies, según Pemán & Navarro (1998)
__________________________________________________________________________________
115
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
contemplan a los oquedales o dehesas como las formaciones óptimas a imitar en una
restauración bajo clima mediterráneo.
Por su parte, los herbazales densos, como los prados de diente y siega y otros
pastizales higrófilos, protegen de la erosión pero no producen regulación apreciable y
tienen elevado gasto consuntivo de agua. Los pastizales xerófilos y estacionales, de
cubierta incompleta y de duración parcial en el tiempo, proporcionan limitada
protección frente a la erosión y la regulación es baja, igual que el gasto consuntivo de
agua por evapotranspiración.
Las densidades muy bajas también tienen algunos inconvenientes, por ejemplo
que el efecto visual de artificialidad de las plantaciones alineadas es muy duradero
(Sevilla, 2001). Por eso, este autor recomienda, en el caso de que la densidad sea
menor de 250 pies/ha, distribuir las plantas de forma más o menos homogénea en
toda la superficie, o bien concentrarlas en determinadas zonas como, por ejemplo, en
las vaguadas.
__________________________________________________________________________________
117
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
10.000
Sp =
N
__________________________________________________________________________________
118
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
densidad adecuada en base a la economía del agua, es preciso distinguir entre estos
dos tipos de sistematizaciones primarias.
__________________________________________________________________________________
119
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
Sp = S1 + S2 = S2 · R + S2 = (1 + R) · S2
Si ésta es la superficie ocupada por un pie o árbol, los pies que entran en una
hectárea, es decir, la densidad de plantación, se obtiene de manera inmediata:
10.000
N= (Pies/ha)
Sp
__________________________________________________________________________________
120
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
S1 < Sp – S2
10.000
Sp = D ⋅ e =
N
Sp = S1 + S2 + Sin
e
Pendiente Escorrentía
b Sin S1 Sin
D
S2
__________________________________________________________________________________
121
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
S1 = a · (e - b)
S2 = a ⋅ b
Sin = e · (D - a)
Por lo tanto:
Sp = S1 + S2 + Sin = a · (e - b) + a · b + (D - a) · e
S1 + S2
e=
a
D: La distancia entre líneas no tiene relación con las cosechas de agua, no influye ni
en S1 ni en S2 (cada planta con su S2 lleva asociada su S1). Por lo tanto D sólo define
los pasillos de escorrentía -el flujo que escapa de la sistematización-, y también
modifica la densidad de plantación: a mayor D, menor densidad.
__________________________________________________________________________________
122
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
- Cuando se desee conseguir rápidamente la cubierta del suelo por las copas y
que todo el suelo quede fijado por las raíces.
- Cuando las copas de los árboles sean recogidas, columnares o fusiformes,
para conseguir cuanto antes la tangencia de copas.
- En caso de especies de temperamento umbrófilo.
- Cuando exista la posibilidad de realizar tratamientos tempranos para reducir la
densidad (clareos).
- Cuando exista un claro riesgo de erosión en los pasillos (escasa vegetación,
fuerte pendiente, suelos fácilmente erosionables…)
En algunos casos, D queda condicionado por la forma de preparación del terreno. Por
ejemplo, si se trata de un ahoyado con subsolador, la distancia entre las líneas de
ahoyado vendrá determinada por la distancia entre rejones (con un apero de 2 ó 3
rejones), o se fijará libremente en el caso de un solo rejón.
Cuanto más seco sea un clima, o mayores las necesidades hídricas que tenga la
repoblación, más conviene reducir los pasillos de escorrentía. En el caso extremo, si el
clima es muy árido habrá que anular esta superficie improductiva, y pasar a una
sistematización primaria completa.
Por último, conviene señalar que los pasillos de escorrentía siempre pueden
suprimirse (sea cual sea la densidad de plantación) mediante unas sencillas obras
accesorias consistentes en unos caballones o regueros laterales que dirijan el agua
hacia las áreas de recepción (véase la figura 3.21).
*****
S1 + S2
e=
a
__________________________________________________________________________________
123
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
Sin = e ⋅ (D − a )
Sp = S1 + S2 + Sin
10.000
N=
Sp
__________________________________________________________________________________
124
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
*****
__________________________________________________________________________________
125
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
Relación S1/S2
Densidad de plantación
La solución a este problema es, pese a lo que pudiera parecer, bien sencilla.
Consiste primeramente en fijar una superficie de impluvio y otra de recepción en base
a la experiencia de situaciones similares o según las prácticas habituales en el lugar.
Éstas se emplearán como información inicial para la aplicación de la metodología,
resultando finalmente unas dimensiones de la preparación del suelo que posiblemente
nada tendrán que ver con las tomadas inicialmente.
Debido a que los cálculos pueden ser engorrosos y a que algunas veces será
necesario realizar éstos de forma reiterada para llegar a una solución óptima, lo más
conveniente es automatizar las metodologías, creando una hoja de cálculo o un
programa informático.
__________________________________________________________________________________
128
3. Metodologías
__________________________________________________________________________________
Tabla 3.18. Datos que se precisan para la aplicación de la metodología propuesta, ordenados según su
utilización
UTILIZACIÓN DATOS
Precipitación máxima diaria anual
Criterio hidrometeorológico
Números de curva: NAC, NI, NR
Criterio hidráulico
Dimensiones de la preparación del suelo
Capacidad de retención de agua del suelo (a partir de su textura
Criterios edáficos
o de su curva característica de humedad)
Criterio ecológico Vegetación potencial (mapa de series de vegetación)
Precipitación mensual, precipitación máxima diaria mensual,
número de días con precipitación y ETP, para el año seco,
Criterio fisiológico medio y húmedo
Números de curva: NAC, NI, NR
Dimensiones de la preparación del suelo
Números de curva: NAC, NI, NR
Criterio de proporcionalidad
Dimensiones de la preparación del suelo
Limitación fisiológica Textura del suelo
Textura del suelo
Estructura
Permeabilidad
Longitud de la ladera
Pendiente
Criterio paisajístico Cubierta vegetal
Factor de erosividad de la lluvia
Vida útil de la sistematización
Densidad aparente de los sedimentos
Coeficiente de emisión de sedimentos
Área de impluvio
Naturaleza del terreno (para el cálculo del ángulo de taludes y
Criterios mecánicos del coeficiente de esponjamiento)
Textura del suelo
Evapotranspiración potencial
Precipitación de diseño
Relación S1/S2
Números de curva: NAC, NI, NR
Coeficiente de escorrentía del área de impluvio
Relación S1/S2 calculada
Densidad de plantación Dimensiones de la preparación del suelo (para sistematización
incompleta)
___________________________________________________________________________________
129
3. Metodologías
___________________________________________________________________________________
Tabla 3.19. Datos necesarios para la aplicación de la metodología propuesta, ordenados según su
naturaleza
TIPO DATOS
Precipitación máxima diaria anual
Precipitación mensual, precipitación máxima diaria mensual,
Climáticos número de días con precipitación y ETP, para el año seco,
medio y húmedo
Factor de erosividad de la lluvia
Capacidad de retención de agua del suelo (a partir de su textura
o de su curva característica de humedad)
Textura del suelo
Estructura
Edáficos Permeabilidad
Densidad aparente del suelo
Densidad aparente de los sedimentos
Naturaleza del terreno (para el cálculo del ángulo de taludes y
del coeficiente de esponjamiento)
Vegetación potencial (mapa de series de vegetación)
Números de curva: NAC, NI, NR
Dimensiones de la preparación del suelo
Longitud de la ladera
Pendiente
Observación de la ladera
Cubierta vegetal
Dimensiones de la preparación del suelo (para sistematización
incompleta)
Coeficiente de cultivo de la repoblación
Coeficiente de escorrentía del área de impluvio
Coeficiente de emisión de sedimentos
Otros
Vida útil de la sistematización
Volumen del microembalse calculado
Parámetros calculados
Relación S1/S2 calculada
__________________________________________________________________________________
130
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
4. ESTUDIO DE CASOS
4.1.1. Localización
4.1.2. Climatología
__________________________________________________________________________________
131
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
Las precipitaciones durante los meses de julio y agosto son muy exiguas, no
superando los 30 mm de precipitación mensual, e incluyendo en algunos lugares bajo
este umbral el mes de septiembre. Se define de esta forma un periodo en el que las
sequedad estival se hace patente durante dos o tres meses
En las tablas 4.2, 4.3 y 4.4 pueden observarse los valores que toman las
principales variables climáticas en la zona de estudio, mientras que en la figura 4.1 y
en la tabla 4.5 se expone el climodiagrama de Walter-Lieth y sus resultados.
__________________________________________________________________________________
132
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
Tabla 4.2. Precipitación media mensual y precipitación anual media (mm) en las parcelas
situadas en el municipio de Geria (Valladolid)
ENE FEB MAR ABR MAY JUN JUL AGO SEP OCT NOV DIC TOTAL
47,7 38,0 31,7 43,1 50,1 35,0 11,1 12,7 33,6 45,7 52,4 50,2 451,3
Tabla 4.3. Datos termométricos (ºC) de las parcelas situadas en el municipio de Geria (Valladolid)
ENE FEB MAR ABR MAY JUN JUL AGO SEP OCT NOV DIC MEDIA
Tm 4,0 5,7 8,3 10,2 13,9 18,1 21,4 21,1 17,9 12,7 7,5 4,6 12,1
TMMCi 7,9 10,6 14,2 16,1 20,3 25,3 29,5 28,9 24,8 18,5 12,1 8,2 18,0
TMMFi 0,2 0,7 2,5 4,2 7,6 10,9 13,4 13,5 11,0 7,0 2,9 1,0 6,2
Ci 17,0 24,8 28,8 28,4 34,4 37,6 40,2 38,6 38,2 30,2 24,0 36,8 40,2
Fi -16,1 -11,5 -10,2 -6,0 -1,7 2,6 3,2 3,6 0,0 -3,4 -6,5 -11,3 -16,1
Tm: Temperatura media mensual
TMMCi: Temperatura media de las máximas
TMMFi: Temperatura media de las mínimas
Ci: Temperatura máxima absoluta
Fi: Temperatura mínima absoluta
Tabla 4.5. Datos que pueden extraerse del climodiagrama de Walter-Lieth para las parcelas situadas en
el municipio de Geria (Valladolid)
__________________________________________________________________________________
133
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
Tabla 4.6. Valores que toman en Geria (Valladolid) los principales índices climáticos que
sirven para clasificar las zonas áridas y semiáridas
4.1.3. Geología
__________________________________________________________________________________
134
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
4.1.4. Geomorfología
Antes de que las laderas se reforestaran con coníferas, los procesos erosivos
en las cuestas eran intensos y frecuentes. Estos eran de tipo laminar y en regueros,
fundamentalmente, aunque existían también numerosos barrancos y cárcavas, la
mayor parte de ellos inactivos en la actualidad, salvo en aquellos lugares donde los
árboles no han prosperado.
4.1.5. Edafología
El suelo de la ladera que nos ocupa es un suelo poco evolucionado, del tipo
Regosol calcáreo (según la clasificación de la FAO). Presentan un perfil AC, con un
horizonte A de pocos centímetros y de color ligeramente más oscuro que el C. Éste no
es más que la roca madre ligeramente alterada, en este caso la marga caliza descrita
anteriormente.
__________________________________________________________________________________
135
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
Las especies elegidas para repoblar la ladera son Pinus pinea L., Quercus ilex
L. y Quercus faginea Lam., que se plantarán con una savia y estarán producidas en
contenedor de 17 cm de profundidad.
__________________________________________________________________________________
137
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
A) Criterio hidrometeorológico
Tabla 4.7 Precipitación máxima diaria (Pmáx) para la estación de Geria, en la serie 1964-2001,
indicándose el mes en que se ha producido
Los resultados del ajuste son los que se exponen a continuación, quedando
reflejados en la gráfica de la figura 4.3:
−α ( x −µ )
F ( x ) = e −e
__________________________________________________________________________________
139
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
donde:
1
α = 1,28255 ⋅ = 0,0992 mm-1
S
0,5772
µ = Pmáx − = 29,1115 mm
α
1
0,9
0,8
0,7
0,6
Frecuencia relativa
0,5
0,4
0,3
0,2
0,1
0
0 10 20 30 40 50 60 70
P máx
Figura 4.3. Ajuste de la función de distribución de Gumbel (en rosa) para las precipitaciones
máximas diarias observadas (en azul) en la estación de Geria, durante el periodo 1964-2001
__________________________________________________________________________________
140
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
__________________________________________________________________________________
141
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
1 − ln ln F ( x )
F(x) = 1− Pmáx = +µ
T α
Tabla 4.9. Precipitación máxima diaria (Pmáx) para el periodo de retorno T, calculada a partir de la
distribución de Gumbel
T (años) 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50
Pmáx (mm) 44,2 51,8 56,1 59,1 61,4 63,2 64,8 66,2 67,4 68,4
1
T =
1− F(x)
__________________________________________________________________________________
142
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
tabla 4.11, y se obtiene que la capacidad del embalse debe ser 159,43 litros, para el
mismo periodo de retorno, equivalente a muretes de 21,84 cm.
*****
MAX (P − P 0 )
2
= (R + 1)
S2 P + 4 ⋅ P0
__________________________________________________________________________________
143
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
MAX (40,1 − 15 )
2
= ⋅ (9 + 1) = 62,94 l·m -2 , ó 62,94 l para S2 = 1 m2
S2 40,1 + 4 ⋅ 15
__________________________________________________________________________________
144
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
Figura 4.5. Salida de resultados del programa MODIPÉ en la que se observan los
umbrales de escorrentía según la sistematización utilizada y las diferentes
condiciones de humedad. En el caso que se trata, el umbral de escorrentía de la
unidad sistematizada en condición I es 15 mm.
Figura 4.6. Salida de resultados del programa MODIPÉ en la que se observan los
umbrales de escorrentía según la sistematización utilizada y las diferentes
condiciones de humedad. En el caso que se trata, el umbral de escorrentía de la
unidad sistematizada en condición I es 15 mm.
__________________________________________________________________________________
145
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
Tabla 4.12. Altura del murete (H) en centímetros y capacidad del microembalse (CAPA)
en litros, en base a los criterios hidrometeorológico y de resguardo hidráulico, para la
preparación mediante microcuencas y subsolado
C) Criterios edáficos
__________________________________________________________________________________
146
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
Tabla 4.13. Aplicación del criterio edáfico de la capacidad de retención para la ladera de Geria
Tabla 4.14. Aplicación del criterio edáfico de la porosidad útil para la ladera de Geria
D) Criterio ecológico
__________________________________________________________________________________
147
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
__________________________________________________________________________________
148
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
E) Criterio fisiológico
Tabla 4.17. Datos necesarios para el cálculo del tamaño del microembalse según el criterio
fisiológico, para el año medio (1965) en las laderas de Geria: Precipitación mensual (P),
precipitación máxima diaria (Pmáx), días de precipitación apreciable (n), escorrentía calculada que
llega al área de recepción (Es1) y evapotranspiración potencial (ETP)
ES1
MES P Pmáx n MICROCUENCA SUBSOLAD ETP
S O
Enero 37,6 10,0 9 0,0 0,0 7,2
Febrero 45,6 15,4 8 0,0 0,0 6,0
Marzo 79,8 17,0 13 5,1 5,1 31,8
Abril 0,8 0,8 1 0,0 0,0 44,2
Mayo 8,5 8,5 1 0,0 0,0 88,5
Junio 27,9 14,5 3 0,0 0,0 115,6
Julio 0,0 0,0 0 0,0 0,0 119,5
Agosto 0,0 0,0 0 0,0 0,0 119,4
Septiembre 79,9 40,1 4 7,9 7,9 69,8
Octubre 60,1 21,0 10 6,7 6,7 53,7
Noviembre 66,2 12,6 17 0,0 0,0 21,5
Diciembre 40,7 9,4 13 0,0 0,0 14,5
Es1 calculada por el método del número de curva según una distribución de precipitaciones
obtenida por el método de aguaceros virtuales. Para las microcuencas: NAC = 89, NI = 89 y NR
= 89; Para el subsolado: NAC = 89, NI = 89 y NR = 86
ETP calculada por el método de Thornthwaite
__________________________________________________________________________________
149
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
Tabla 4.18. Datos necesarios para el cálculo del tamaño del microembalse según el criterio
fisiológico, para el año seco (1980) en las laderas de Geria: Precipitación mensual (P),
precipitación máxima diaria (Pmáx), días de precipitación apreciable (n), escorrentía calculada que
llega al área de recepción (Es1) y evapotranspiración potencial (ETP)
Tabla 4.19. Datos necesarios para el cálculo del tamaño del microembalse según el criterio
fisiológico, para el año húmedo (1960) en las laderas de Geria: Precipitación mensual (P),
precipitación máxima diaria (Pmáx), días de precipitación apreciable (n), escorrentía calculada que
llega al área de recepción (Es1) y evapotranspiración potencial (ETP)
__________________________________________________________________________________
150
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
Debido a que los números de curva y las superficies del área de impluvio y del
área de recepción son diferentes según se trate de una sistematización por
microcuencas o por subsolado, los cálculos se hacen por separado para cada tipo de
preparación:
Microcuencas
En las tablas 4.20, 4.21 y 4.22 se expone el proceso de cálculo del tamaño del
microembalse por los dos métodos descritos, para el año medio, el año seco y el año
húmedo.
Tabla 4.20. Proceso de cálculo del volumen del microembalse por el método de curva de masas y
por el método de diferencias acumuladas, para el año medio y preparación por microcuencas en la
ladera de Geria
1 2 3 4 5 6 7 8
D A D-A Acumulado AA DA AA-DA
MESES
(l) (l) (l) positivo (l) (l) (l) (l)
Enero 7,2 37,6 -30,4 37,6 7,2 30,4
Febrero 6,0 45,6 -39,6 83,2 13,2 70,0
Marzo 31,8 125,7 -93,9 208,9 45,0 163,9
Abril 22,1 0,8 21,3 21,3 209,7 67,1 142,6
Mayo 44,3 8,5 35,8 57,1 218,2 111,4 106,9
Junio 23,1 27,9 -4,8 246,1 134,5 111,6
Julio 23,9 0,0 23,9 23,9 246,1 158,4 87,7
Agosto 23,9 0,0 23,9 47,8 246,1 182,3 63,9
Septiembre 69,8 151,0 -81,2 397,1 252,1 145,1
Octubre 53,7 120,4 -66,7 517,5 305,8 211,8
Noviembre 21,5 66,2 -44,7 583,7 327,3 256,5
Diciembre 14,5 40,7 -26,2 624,4 341,8 282,7
D = Demandas (véase el apartado 3.1.3.5). Se ha tomado Scopa10 = 1 m2 y kc = 0,5 (asemejando la
repoblación a un cultivo leñoso).
A = Aportaciones
DA = Demandas acumuladas
AA = Aportaciones acumuladas
__________________________________________________________________________________
151
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
Tabla 4.21. Proceso de cálculo del volumen del microembalse por el método de curva de masas y
por el método de diferencias acumuladas, para el año seco y preparación por microcuencas en la
ladera de Geria
1 2 3 4 5 6 7 8
D A D-A Acumulado AA DA AA-DA
MESES
(l) (l) (l) positivo (l) (l) (l) (l)
Enero 11,8 23,0 -11,2 23,0 11,8 11,2
Febrero 20,3 31,0 -10,7 54,0 32,1 21,9
Marzo 29,2 43,0 -13,8 97,0 61,3 35,7
Abril 39,0 54,5 -15,5 151,5 100,3 51,2
Mayo 30,9 46,0 -15,2 197,5 131,2 66,4
Junio 47,3 19,0 28,3 28,3 216,5 178,5 38,1
Julio 24,0 3,0 21,0 49,3 219,5 202,4 17,1
Agosto 25,7 19,0 6,7 56,0 238,5 228,1 10,4
Septiembre 19,5 6,5 13,0 69,0 245,0 247,6 -2,6
Octubre 10,4 134,7 -124,3 379,7 258,0 121,7
Noviembre 19,8 98,8 -79,0 478,5 277,8 200,7
Diciembre 2,8 4,0 -1,2 482,5 280,6 201,9
D = Demandas (véase el apartado 3.1.3.5). Se ha tomado Scopa10 = 1 m2 y kc = 0,5 (asemejando la
repoblación a un cultivo leñoso).
A = Aportaciones
DA = Demandas acumuladas
AA = Aportaciones acumuladas
__________________________________________________________________________________
152
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
Tabla 4.22. Proceso de cálculo del volumen del microembalse por el método de curva de masas y
por el método de diferencias acumuladas, para el año húmedo y preparación por microcuencas en la
ladera de Geria
1 2 3 4 5 6 7 8
D A D-A Acumulado AA DA AA-DA
MESES
(l) (l) (l) positivo (l) (l) (l) (l)
Enero 10,5 90,9 -80,4 90,9 10,5 80,4
Febrero 16,0 165,5 -149,5 256,4 26,5 229,9
Marzo 34,2 64,6 -30,4 321,0 60,7 260,3
Abril 23,5 6,7 16,8 16,8 327,7 84,2 243,5
Mayo 42,5 52,7 -10,3 380,4 126,7 253,8
Junio 23,5 40,5 -17,0 420,9 150,2 270,8
Julio 23,8 4,9 18,9 18,9 425,8 174,0 251,8
Agosto 21,4 13,4 8,0 26,9 439,2 195,4 243,8
Septiembre 16,3 43,4 -27,1 482,6 211,7 270,9
Octubre 37,9 789,7 -751,8 1272,3 249,6 1022,7
Noviembre 24,9 165,8 -140,9 1438,1 274,5 1163,6
Diciembre 7,7 92,7 -85,0 1530,8 282,2 1248,6
D = Demandas (véase el apartado 3.1.3.5). Se ha tomado Scopa10 = 1 m2 y kc = 0,5 (asemejando la
repoblación a un cultivo leñoso).
A = Aportaciones
DA = Demandas acumuladas
AA = Aportaciones acumuladas
Para el año húmedo (véanse las columnas 4 y 5 de la tabla 4.22), en los meses
de abril y julio-agosto es positiva la diferencia entre las demandas y las aportaciones.
La mayor de esas cantidades acumuladas (es decir, la correspondiente al periodo
julio-agosto) es por tanto la capacidad del microembalse: 26,9 l. También en la tabla
4.22, en las columnas 6, 7 y 8, y en las figuras 4.11 y 4.12 se muestra el método de
diferencias acumuladas. El volumen adecuado del microembalse se obtiene restando
el valor de AA-DA correspondiente a junio (270,8 l) menos el de agosto (243,8 l), es
decir, 27,0 l.
__________________________________________________________________________________
153
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
700
600
500
400
AA (l) DA (l)
300
200
100
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
MESES
Figura 4.7. Evolución mensual de las aportaciones acumuladas (azul) y de las demandas
acumuladas (rosa) para el año medio en Geria y sistematización por microcuencas
250
200
AA-DA (l)
150
100
50
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
MESES
__________________________________________________________________________________
154
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
400
350
300
AA (l) DA (l)
250
200
150
100
50
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
MESES
Figura 4.9. Evolución mensual de las aportaciones acumuladas (azul) y de las demandas
acumuladas (rosa) para el año seco en Geria y sistematización por microcuencas
75
65
55
45
AA-DA (l)
35
25
15
5
-5
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
-15
MESES
Figura 4.10. Evolución mensual de la diferencia entre aportaciones acumuladas y demandas
acumuladas para el año seco en Geria y sistematización por microcuencas
__________________________________________________________________________________
155
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
1800
1600
1400
1200
AA (l) DA (l)
1000
800
600
400
200
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
MESES
Figura 4.11. Evolución mensual de las aportaciones acumuladas (azul) y de las demandas
acumuladas (rosa) para el año húmedo en Geria y sistematización por microcuencas
1400
1200
1000
AA-DA (l)
800
600
400
200
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
MESES
__________________________________________________________________________________
156
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
Subsolado
Para el año medio (véanse la tabla 4.23 y las figuras 4.13 y 4.14) se obtiene un
volumen del microembalse de 110,1 l. En el caso del año seco (tabla 4.24 y figuras
4.15 y 4.16), el microembalse necesario resulta ser de 81,8 l. Y por último, para el
año húmedo, la tabla 4.25 y las figuras 4.17 y 4.18 sirven para llegar a que el tamaño
del microembalse debe ser de 31,9 l.
Tabla 4.23. Proceso de cálculo del volumen del microembalse por el método de curva de masas y
por el método de diferencias acumuladas, para el año medio y preparación por subsolado en las
laderas de Geria
1 2 3 4 5 6 7 8
D A D-A Acumulado AA DA AA-DA
MESES
(l) (l) (l) positivo (l) (l) (l) (l)
Enero 7,2 27,4 -20,2 27,4 7,2 20,2
Febrero 6,0 33,3 -27,3 60,7 13,2 47,5
Marzo 31,8 58,3 -26,5 119,0 45,0 74,0
Abril 22,1 0,6 21,5 21,5 119,6 67,1 52,5
Mayo 44,3 6,2 38,0 59,5 125,8 111,4 14,4
Junio 23,1 20,4 2,8 62,3 146,1 134,5 11,7
Julio 23,9 0,0 23,9 86,2 146,1 158,4 -12,2
Agosto 23,9 0,0 23,9 110,1 146,1 182,3 -36,1
Septiembre 69,8 101,9 -32,1 248,1 252,1 -4,0
Octubre 53,7 80,9 -27,2 328,9 305,8 23,2
Noviembre 21,5 48,3 -26,8 377,3 327,3 50,0
Diciembre 14,5 29,7 -15,2 407,0 341,8 65,2
D = Demandas (véase el apartado 3.1.3.5). Se ha tomado Scopa10 = 1 m2 y kc = 0,5 (asemejando la
repoblación a un cultivo leñoso).
A = Aportaciones
DA = Demandas acumuladas
AA = Aportaciones acumuladas
__________________________________________________________________________________
157
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
Tabla 4.24. Proceso de cálculo del volumen del microembalse por el método de curva de masas y
por el método de diferencias acumuladas, para el año seco y preparación por subsolado en las
laderas de Geria
1 2 3 4 5 6 7 8
D A D-A Acumulado AA DA AA-DA
MESES
(l) (l) (l) positivo (l) (l) (l) (l)
Enero 11,8 16,8 -5,0 16,8 11,8 5,0
Febrero 20,3 22,6 -2,3 39,4 32,1 7,3
Marzo 29,2 31,4 -2,2 70,8 61,3 9,5
Abril 39,0 39,8 -0,8 110,6 100,3 10,3
Mayo 30,9 33,6 -2,7 144,2 131,2 13,0
Junio 47,3 13,9 33,4 33,4 158,0 178,5 -20,4
Julio 24,0 2,2 21,8 55,2 160,2 202,4 -42,2
Agosto 25,7 13,9 11,8 67,0 174,1 228,1 -54,0
Septiembre 19,5 4,7 14,8 81,8 178,9 247,6 -68,8
Octubre 10,4 87,0 -76,6 265,8 258,0 7,9
Noviembre 19,8 66,7 -46,9 332,5 277,8 54,7
Diciembre 2,8 2,9 -0,1 335,4 280,6 54,8
D = Demandas (véase el apartado 3.1.3.5). Se ha tomado Scopa10 = 1 m2 y kc = 0,5 (asemejando la
repoblación a un cultivo leñoso).
A = Aportaciones
DA = Demandas acumuladas
AA = Aportaciones acumuladas
Tabla 4.25. Proceso de cálculo del volumen del microembalse por el método de curva de masas y
por el método de diferencias acumuladas, para el año húmedo y preparación por subsolado en las
laderas de Geria
1 2 3 4 5 6 7 8
D A D-A Acumulado AA DA AA-DA
MESES
(l) (l) (l) positivo (l) (l) (l) (l)
Enero 10,5 62,1 -51,6 62,1 10,5 51,6
Febrero 16,0 112,9 -96,9 175,0 26,5 148,5
Marzo 34,2 45,9 -11,7 220,9 60,7 160,2
Abril 23,5 4,9 18,6 18,6 225,8 84,2 141,6
Mayo 42,5 37,9 4,6 23,2 263,7 126,7 137,0
Junio 23,5 28,2 -4,7 291,9 150,2 141,7
Julio 23,8 3,6 20,3 20,3 295,4 174,0 121,4
Agosto 21,4 9,8 11,6 31,9 305,2 195,4 109,8
Septiembre 16,3 31,7 -15,4 336,9 211,7 125,2
Octubre 37,9 503,0 -465,1 839,9 249,6 590,3
Noviembre 24,9 113,4 -88,5 953,2 274,5 678,8
Diciembre 7,7 63,4 -55,7 1016,6 282,2 734,4
D = Demandas (véase el apartado 3.1.3.5). Se ha tomado Scopa10 = 1 m2 y kc = 0,5 (asemejando la
repoblación a un cultivo leñoso).
A = Aportaciones
DA = Demandas acumuladas
AA = Aportaciones acumuladas
__________________________________________________________________________________
158
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
500
450
400
350
300
AA (l) DA (l)
250
200
150
100
50
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
MESES
Figura 4.13. Evolución mensual de las aportaciones acumuladas (azul) y de las demandas
acumuladas (rosa) para el año medio en Geria y sistematización por subsolado
120
100
80
AA-DA (l)
60
40
20
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
-20
MESES
__________________________________________________________________________________
159
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
400
350
300
AA (l) DA (l)
250
200
150
100
50
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
MESES
Figura 4.15. Evolución mensual de las aportaciones acumuladas (azul) y de las demandas
acumuladas (rosa) para el año seco en Geria y sistematización por subsolado
80
60
40
20
AA-DA (l)
0
-20 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
-40
-60
-80
MESES
__________________________________________________________________________________
160
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
1200
1000
800
AA (l) DA (l)
600
400
200
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
MESES
Figura 4.17. Evolución mensual de las aportaciones acumuladas (azul) y de las demandas
acumuladas (rosa) para el año húmedo en Geria y sistematización por subsolado
800
700
600
500
AA-DA (l)
400
300
200
100
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
MESES
__________________________________________________________________________________
161
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
__________________________________________________________________________________
162
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
*****
PREPARACIÓN
CAPA (l) DESP (mm)1 tmáx (h) X (%)
DEL SUELO
Microcuencas 375,0 151,1 54,0 7,5
Subsolado 233,3 139,7 49,9 6,9
1
DESP calculada mediante el programa MODIPÉ para el mes de mayor precipitación del año
medio de la serie disponible (este año es 1965, cuyos datos completos se muestran en la tabla
4.17).
*****
aconsejable que los alcorques no superen los 202,6 l para microcuencas, ni los 147,2 l
para el caso del subsolado.
= 0,58 t·m2·h·ha-1·hJ-1·cm-1
⎛ λ ⎞
m
⎝ 22,13 ⎠
Microcuencas: L · S = 3,59
Subsolado: L · S = 2,47
- Factor de la cubierta vegetal (C).- Interpolando en la tabla IV.3 del anexo IV, y
teniendo en cuenta que el área de impluvio tiene una cubierta vegetal formada por
plantas herbáceas y matojos de entre 0,3 y 0,6 m de altura, con recubrimiento
aproximado del 30 %, en contacto con el suelo todo él y el humus en el suelo tiene
un espesor de no más de 3 cm, resulta que C = 0,159.
__________________________________________________________________________________
164
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
R ⋅ K ⋅ L ⋅ S ⋅ C ⋅ t ⋅ S1 ⋅ 100
A1 = ⋅ (1 − Ce )
δ
I) Criterios mecánicos
I.1.- Estabilidad
I.2.- Asentamiento
V' 0,0722
- Volumen esponjado: V= = = 0,0926 m 3
1 − T 1 − 0,22
V 0,0926
- Volumen de excavación: V0 = = = 0,0676 m 3
1 + E 1 + 0,37
__________________________________________________________________________________
166
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
Esto quiere decir que para obtener un caballón de volumen definitivo 0,0722 m3
(correspondiente a 0,38 m de altura) hay que construir un murete de volumen
provisional esponjado igual a 0,0926 m3 (es decir, de 0,43 m de alto). Pero para
conseguir este último es necesario excavar 0,0676 m3, que corresponde a un prisma
triangular excavado en el suelo de 0,37 m de profundidad.
π ⋅r2 π ⋅ 0,38 2
- Volumen definitivo: V'= l ⋅ = 1⋅ = 0,2268 m 3
2 2
V' 0,2268
- Volumen esponjado: V= = = 0,2908 m 3
1 − T 1 − 0,22
V 0,2908
- Volumen de excavación: V0 = = = 0,2123 m 3
1 + E 1 + 0,37
V' 0,0748
- Volumen esponjado: V= = = 0,0959 m 3
1 − T 1 − 0,22
V 0,0959
- Volumen de excavación: V0 = = = 0,0700 m 3
1 + E 1 + 0,37
__________________________________________________________________________________
167
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
π ⋅r2 π ⋅ 0,32 2
- Volumen definitivo: V'= l ⋅ = 1,46 ⋅ = 0,2348 m 3
2 2
V' 0,2348
- Volumen esponjado: V= = = 0,3010 m 3
1 − T 1 − 0,22
V 0,3010
- Volumen de excavación: V0 = = = 0,2197 m 3
1 + E 1 + 0,37
I.3.- Estanqueidad
Tabla 4.29. Resultados obtenidos para el tamaño del microembalse, calculado por todos los criterios
propuestos en el caso de la preparación por microcuencas
VOLUMEN DE ALTURA DE
CRITERIO OBSERVACIONES
MICROEMBALSE (l)1 MURETES (cm) 1
Hidrometeorológico 270 27 Fundamental
Resguardo hidráulico 337 34 Adicional
Proporcionalidad 63 6 Límite mínimo para endorreísmo
Edáfico CRAD2 35 103 4 10 Límite mínimo Valor de referencia
Ecológico 375 38 Fundamental
Fisiológico3 57 69 27 6 7 3 Valores orientativos
Limitación fisiológica 203 20 Límite máximo por encharcamiento
Paisajístico 209 21 Valor de referencia
Estabilidad 280 28 Recomendatorio
Asentamiento 430 43 Comprobatorio
1
Los valores se han redondeado respecto a los calculados en sus correspondientes apartados.
2
Para las profundidades del suelo de 34 y 100 cm, respectivamente
3
Para el año medio, seco y húmedo, respectivamente
__________________________________________________________________________________
168
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
2) El valor que ofrece el criterio edáfico queda por debajo del tamaño antes
elegido, lo que implica que casi siempre se perderá agua por percolación profunda.
Por otra parte, el criterio fisiológico en sus condiciones teóricamente más
desfavorables (año seco), indica que un alcorque de 69 l sería suficiente para cubrir
las demandas de las plantas; mientras que la limitación por encharcamiento
recomienda reducir el tamaño prácticamente a los 200 l, para no poner en peligro la
supervivencia del repoblado.
__________________________________________________________________________________
169
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
Tabla 4.30. Resultados obtenidos para el tamaño del microembalse, calculado por todos los criterios
propuestos en el caso de la preparación por subsolado
VOLUMEN DE ALTURA DE
CRITERIO OBSERVACIONES
MICROEMBALSE (l) 1 MURETES (cm) 1
Hidrometeorológico 159 22 Fundamental
Resguardo hidráulico 199 27 Adicional
Proporcionalidad 39 5 Límite mínimo para endorreísmo
Edáfico CRAD2 25 75 4 10 Límite mínimo Valor de referencia
Ecológico 233 32 Fundamental
Fisiológico3 110 82 32 15 11 4 Valores orientativos
Limitación fisiológica 147 20 Límite máximo por encharcamiento
Paisajístico 88 12 Valor de referencia
Estabilidad 204 28 Recomendatorio
Asentamiento 263 36 Comprobatorio
1
Los valores se han redondeado respecto a los calculados en sus correspondientes apartados.
2
Para las profundidades del suelo de 34 y 100 cm, respectivamente
3
Para el año medio, seco y húmedo, respectivamente
3) Para lograr la colmatación del alcorque con los sedimentos procedentes del
área de impluvio, el criterio paisajístico aconseja reducir su volumen a 88 l.
5) Por lo tanto, lo más acertado parece reducir a unos 200 l el tamaño del
microembalse, para no arriesgar la repoblación por posibles encharcamientos
prolongados, siendo más modestos en cuanto a los objetivos de consecución de
endorreísmo en la unidad sistematizada y consecución del bosque climácico. Esto
supone unos muretes de 27 cm de altura (30 cm para considerar asentamientos).
__________________________________________________________________________________
170
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
Algunos de los datos necesarios para los cálculos son comunes para varios
métodos, a saber:
N = 0,41168
a = 0,13557 · 10-5 año2·mm-2
x1 = 218,03647 mm
n = 36 datos
1
− 5
−0,13557·10 ⋅( x −218,03647 ) 0 , 41168
F(x) = 1− e
__________________________________________________________________________________
171
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
n P FRi F(x) ⎢∆ ⎢
1 270,1 0,013888889 0,019833656 0,005944767
2 279,7 0,041666667 0,029766265 0,011900402
3 326,5 0,069444444 0,112305452 0,042861008
4 338,5 0,097222222 0,142481589 0,045259367
5 341,4 0,125000000 0,150286785 0,025286785
6 355,6 0,152777778 0,191194943 0,038417165
7 356,0 0,180555556 0,192408769 0,011853213
8 358,8 0,208333333 0,200994562 0,007338772
9 364,8 0,236111111 0,219899193 0,016211918
10 374,4 0,263888889 0,251474941 0,012413948
11 375,0 0,291666667 0,253498607 0,038168060
12 380,4 0,319444444 0,271955277 0,047489167
13 382,9 0,347222222 0,280640995 0,066581227
14 385,1 0,375000000 0,288353426 0,086646574
15 405,1 0,402777778 0,360903220 0,041874558
16 412,4 0,430555556 0,388186543 0,042369013
17 422,8 0,458333333 0,427445967 0,030887366
18 428,1 0,486111111 0,447532105 0,038579006
19 429,7 0,513888889 0,453596674 0,060292215
20 447,1 0,541666667 0,519177956 0,022488711
21 466,3 0,569444444 0,589501728 0,020057284
22 468,5 0,597222222 0,597343274 0,000121052
23 489,0 0,625000000 0,667537028 0,042537028
24 497,5 0,652777778 0,694873319 0,042095541
25 505,7 0,680555556 0,720125297 0,039569741
26 506,2 0,708333333 0,721627848 0,013294514
27 513,5 0,736111111 0,743061109 0,006949998
28 516,4 0,763888889 0,751308775 0,012580114
29 532,7 0,791666667 0,794738422 0,003071756
30 565,5 0,819444444 0,866640911 0,047196466
31 566,0 0,847222222 0,867577723 0,020355501
32 576,2 0,875000000 0,885679042 0,010679042
33 593,7 0,902777778 0,912419097 0,009641319
34 618,0 0,930555556 0,941320873 0,010765318
35 620,5 0,958333333 0,943804460 0,014528873
36 693,5 0,986111111 0,986645475 0,000534364
n = Número de orden del individuo dentro de la muestra
P = Precipitación anual, en mm
2⋅ n −1
FRi = Frecuencia real: FRi =
2⋅N
N = Número total de individuos de la muestra
F(x) = Frecuencia calculada por la función de Goodrich
⎢∆ ⎢= Valor absoluto de la diferencia entre la frecuencia real y calculada
__________________________________________________________________________________
172
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
S1 UC − P 401,2
R= = −1= − 1 = 1,02
S2 C ⋅P 0,50 ⋅ 397,4
__________________________________________________________________________________
174
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
S1 (n ⋅ ET ) − PP 679,9 − 397,4
R= = = = 1,42
S2 Q 198,7
S1 EV − PP 679,9 − 397,4
R= = = = 1,42
S 2 CE ⋅ PP 0,50 ⋅ 397,4
S1 RH − PD 679,9 − 397,4
R= = = = 1,90
S 2 PD ⋅ k ⋅ E 397,4 ⋅ 0,50 ⋅ 0,75
Basándose en el método de Finkel (1985), Critchley & Siegert (1991) creen que
para las plantaciones de árboles es suficiente con calcular el tamaño de la unidad
sistematizada (MC), como se explicó en el apartado 3.2. En este caso, por lo tanto,
debe estimarse el área explotada por el sistema radical, que se supone igual al área
de recepción (1 m2 para microcuencas y 0,73 m2 para el subsolado). De esta manera,
para cada tipo de preparación del suelo, resulta:
- Microcuencas:
⎛ RH − PD ⎞ ⎛ 679,9 − 397,4 ⎞
MC = S 2 ⋅ ⎜ ⎟ = 1⋅ ⎜ ⎟ = 1,90 m
2
__________________________________________________________________________________
175
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
- Subsolado:
⎛ RH − PD ⎞ ⎛ 679,9 − 397,4 ⎞
MC = S 2 ⋅ ⎜ ⎟ = 0,73 ⋅ ⎜ ⎟ = 1,38 m
2
1) Cálculo de PP
2) Cálculo de PPe
__________________________________________________________________________________
176
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
3) Cálculo de n
Tabla 4.36. Cálculo de la demanda evapotranspirativa diaria por estrato (DEDE) y del tiempo de
abatimiento de la humedad disponible (TA)
- Finalmente:
__________________________________________________________________________________
177
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
4) Ecuación final
S1 ET + W e − W 0 − S 679,7 − 397,4
R= = = = 1,42
S2 S ⋅ Er 397,4 ⋅ 0,50
Y entonces:
i) Método propuesto
Se trata de una escorrentía muy escasa, que lleva a una elevada relación S1/S2:
__________________________________________________________________________________
179
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
__________________________________________________________________________________
180
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
Tabla 4.38. Resultados obtenidos de la aplicación de los métodos de cálculo de la relación entre área
de impluvio y área de recepción (R). Se calculan también los valores del área de impluvio (S1)
correspondientes a áreas de recepción (S2) de 1 m2 (microcuencas) y de 0,73 m2 (subsolado).
MICROCUENCAS SUBSOLADO
MÉTODO R
S1 (m2) S2 (m2) S1 (m2) S2 (m2)
Anaya et al. (1974) 1,02 1,02 1,00 0,74 0,73
Smith (1978) 1,42 1,42 1,00 1,04 0,73
Velasco-Molina (1983) 1,42 1,42 1,00 1,04 0,73
Finkel (1985) 1,90 1,90 1,00 1,39 0,73
Critchley & Siegert (1991) 1,90/1,38 1 0,90 1,00 0,65 0,73
Velsavill (Villanueva et al., 1987) 5,52 5,52 1,00 4,03 0,73
Palomo (1990) 1,57 1,57 1,00 1,15 0,73
2 1,42 1,42 1,00 1,04 0,73
Oweis et al. (1999)
0,90 0,90 1,00 0,66 0,73
1,42 1,42 1,00 1,04 0,73
12,12 12,12 1,00 8,88 0,73
Método propuesto3
2,10 2,10 1,00 1,53 0,73
17,88 17,88 1,00 13,05 0,73
1
Tamaño total de la unidad sistematizada (m2), respectivamente para microcuencas y subsolado
2
La primera cifra corresponde a W0 = We, y la segunda a W0 = CC y We = PMP.
3
El orden de los cuatro valores es: Rmín (por el coeficiente de escorrentía y por el número de curva) y
Rmayor (por el coeficiente de escorrentía y por el número de curva).
1) La mayor parte de los métodos dan resultados muy similares, con valores de la
relación entre el área de impluvio y el área de recepción entre 0,90 y 2,10. Los dos
únicos métodos que se alejan de estos valores son el Velsavill (con R = 5,52) y el
método propuesto en este trabajo con el cálculo de la escorrentía por el número de
curva (Rmín = 12,12 y Rmayor = 17,88). La razón por la que el modelo Velsavill toma
un valor distinto a los demás métodos es la diferente forma de estimar las
necesidades hídricas de las plantas: en el método Velsavill se cuantifican los
requerimientos de las plantas mediante la magnitud [(cc - pmp)·Da·Pr]·n, mientras
que el resto de métodos los estiman a través de la ETP. De esta manera, se
obtiene en el primer caso un valor de las necesidades hídricas anuales de 1.463,7
mm y en el segundo de 679,7 mm.
3) En el método que se propone, las diferencias entre las dos formas de calcular la
escorrentía (por coeficientes de escurrimiento o por el método del número de curva)
son evidentes. Si en el primer caso se obtiene una escorrentía de 198,7 mm, por el
número de curva se obtienen únicamente 23,3 mm. Esta importante discrepancia
__________________________________________________________________________________
181
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
*****
- Por estas razones se propone trabajar con el método del número de curva y
con la serie real de aguaceros acaecidos durante el año de cálculo.
__________________________________________________________________________________
182
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
MÉTODO R
Anaya et al. (1974) 10,09
Smith (1978) 7,11
Velasco-Molina (1983) 7,11
Finkel (1985) 9,48
Critchley & Siegert (1991) 9,48/6,92 1
Velsavill (Villanueva et al., 1987) 27,59
Palomo (1990) 7,86
2 7,11
Oweis et al. (1999)
6,23
3 7,11
Método propuesto
10,48
1
Tamaño total de la unidad sistematizada (m2), respectivamente
para microcuencas y subsolado
2
La primera cifra corresponde a W0 = We, y la segunda a W0 = CC y
We = PMP
3
El orden de los valores es: Rmín (por el coeficiente de escorrentía y
por el número de curva) y Rmayor (por el coeficiente de escorrentía
y por el número de curva)
__________________________________________________________________________________
183
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
7) Por todo lo comentado hasta ahora, puede concluirse que el método propuesto, con
la determinación de la escorrentía por el método del número de curva, es el más
interesante para el cálculo de la relación entre el área de impluvio y el área de
recepción. Por este método se ha obtenido una R de 12,12 (17,88 como límite
superior de confianza); que garantiza la supervivencia y el adecuado desarrollo del
repoblado (por satisfacción de sus necesidades hídricas) en condiciones
sumamente difíciles: una precipitación escasa de 397,4 mm (muy alejada de los
valores medios) y una ETP muy elevada (679,7 mm). Este diseño de la unidad
sistematizada no va a ser necesario en la mayor parte de los años, puesto que los
requerimientos de los brinzales pueden ser abastecidos con escorrentía procedente
de áreas de impluvio más pequeñas. Por esta razón sería posible reducir R, e
incluso elegir una sistematización incompleta, en la que no toda la escorrentía
generada es puesta a disposición de las plantas, como se ha explicado
anteriormente y en el apartado 3.3.
__________________________________________________________________________________
184
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
Sp = S1 + S2 = S2 · R + S2 = 1 · 12 +1 = 13 m2
10.000 10.000
N= = = 769,23 ≈ 769 Pies/ha
Sp 13
Para el caso del subsolado, con un área de recepción de 0,73 m2, la superficie
que ocupa cada planta es:
10.000 10.000
N= = = 1.053,74 ≈ 1.054 Pies/ha
Sp 9,49
1
Véase al respecto de esta preparación: Torre (1995) y Monsalve (1995).
__________________________________________________________________________________
185
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
Pendiente
Escorrentía
Sin S1 Sin
1m
0,6 m
3m
S2
1º) Obtención de S1 y S2.- Por las dimensiones del hoyo S2 es 0,60 m2, mientras
que S1 debe calcularse en función de la relación S1/S2 (= 12):
S1 = S2 · 12 = 7,20 m2
__________________________________________________________________________________
186
4. Estudio de casos
__________________________________________________________________________________
S1 + S 2 7,20 + 0,60
e= = = 13,00 m
a 0,60
10.000 10.000
N= = = 256,41 ≈ 256 Pies/ha
Sp 39,00
10.000 10.000
N= =
Sp 13,00·D
Y dando valores a D se obtiene la tabla 4.41, que puede servir para tomar una
decisión definitiva sobre la densidad de plantación.
D (m) N (Pies/ha)
2 385
3 256
4 192
5 154
__________________________________________________________________________________
187
5.Conclusiones
__________________________________________________________________________________
5. CONCLUSIONES
2. Los elementos de diseño de una repoblación bajo este tipo de condiciones son tres:
el tamaño o capacidad del microembalse a crear, la relación óptima entre el área
de impluvio (generadora de escorrentía) y el área de recepción (donde se establece
la planta y que se beneficia del aporte suplementario de agua) y, por último, la
densidad de plantación, cuestión crucial en cualquier repoblación que cobra mayor
importancia, si cabe, en zonas con escasez de agua en el suelo.
a) Criterio hidrometeorológico
Por otro lado, si existe una relación de proporcionalidad entre el área de impluvio y
la capacidad del microembalse, para que el volumen de escorrentía que se genera
en el área productora quede retenido en la trampa de agua, se asegura también el
endorreísmo. A partir del modelo hidrológico MODIPÉ se calcula MAX, que se
define como el volumen de agua que escurriría de la unidad sistematizada si no
existiera microembalse. Esta variable determina el tamaño del microembalse que
garantiza la recogida de toda la escorrentía producida en el área de impluvio.
b) Resguardo hidráulico
El tamaño del alcorque establecido por esta condición es suficiente para obtener la
máxima cosecha de agua posible, ya que un valor superior quedará fuera del
alcance de las raíces al escapar el agua acumulada de la rizosfera.
Así mismo, puede calcularse la altura del murete del microembalse (H) mediante la
inecuación que la relaciona con la profundidad del suelo (h):
H ≥ h · pU
__________________________________________________________________________________
190
5.Conclusiones
__________________________________________________________________________________
d) Criterio ecológico
e) Criterio fisiológico
H
Tmáx ≤
fmín
siendo H la altura del murete y fmín la tasa de infiltración mínima del suelo en el área
de recepción.
__________________________________________________________________________________
191
5.Conclusiones
__________________________________________________________________________________
Igualmente, hay que fijar un tiempo máximo mensual de encharcamiento, que debe
ser un porcentaje del tiempo total del mes (por ejemplo, un 50 % en parada
vegetativa o un 20 % en actividad fisiológica):
DESP t
t máx = , en porcentaje: X = máx ⋅ 100
f mín 720
X ≤ 50 % ó 20 %
R ⋅ K ⋅ L ⋅ S ⋅ C ⋅ t ⋅ S1 ⋅ 100
A1 = ⋅ (1 − Ce )
δ
CAPA ≤ A1
__________________________________________________________________________________
192
5.Conclusiones
__________________________________________________________________________________
Los microembalses excavados en el suelo son más estables que los construidos
por acumulación de suelo removido. En este segundo caso, de utilización habitual,
para incrementar la estabilidad hay que fijar razonadamente las pendientes de los
taludes, la anchura de coronación y en la base, y la altura del murete.
Por otro lado, cuando se realizan movimientos de tierra, existe un incremento del
volumen de suelo excavado y removido denominado esponjamiento; pero si este
suelo se deja a la acción de los agentes atmosféricos, el volumen disminuye por
asentamiento. Todas estas cuestiones deben ser tenidas en consideración para
que el volumen del caballón definitivo se ajuste al previsto inicialmente.
i) Criterio económico
4. Una vez considerados todos los criterios de cálculo del tamaño del microembalse,
deben integrarse para llegar a una solución única, técnicamente adecuada y
económicamente viable. En este sentido, resultan prioritarios (fundamentales) dos
de ellos: el hidrometeorológico y el ecológico. A su vez, el criterio fisiológico pasará
a ser prioritario una vez se conozcan las necesidades hídricas de los brinzales con
que se repuebla. Por otro lado, el criterio paisajístico desarrollado en esta tesis
doctoral enlaza la recolección de agua con la recolección de tierra a través del
modelo USLE, a la vez que estima la atenuación del microrrelieve artificial creado
con la preparación del suelo.
2. Todos los métodos que determinan la relación entre el área de impluvio y el área de
recepción se basan en la compensación de las necesidades del cultivo por la
precipitación que cae en el área de recepción y la escorrentía generada en el área
de impluvio. Todos estos métodos tienen carácter agrícola, son de aplicación
sencilla, estiman las necesidades hídricas a través de la ETP y calculan la
escorrentía mediante coeficientes de escurrimiento.
3. El tamaño del área de impluvio deber ser tal, que aporte un volumen de agua que
permita y asegure la supervivencia de las plantas instaladas en las primeras etapas
de desarrollo.
S1 ETrep − P
R= =
S2 E S1
Para la aplicación de este método surgen algunas cuestiones que conviene aclarar:
__________________________________________________________________________________
194
5.Conclusiones
__________________________________________________________________________________
ETrep − P ETrep − Pe
R mín = R mayor =
E S1 E S1 ⋅ E
__________________________________________________________________________________
195
5.Conclusiones
__________________________________________________________________________________
__________________________________________________________________________________
196
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Province, Spain. Journal of Arid Environments, 40: 1-14.
Wischmeier, W.H.; Johnson, C.B.; Cross, B.V.; 1971. A soil erodibility
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Conservation, 26: 189-193.
Wischmeier, W.H.; Smith, D.D.; 1978. Predicting rainfall erosion losses. A guide
to conservation planning. USDA Agricultural Handbook, nº 537.
Zapata, A.J.; 2001. Hidrología. Servicio de Publicaciones de la Universidad de
Almería. Almería.
__________________________________________________________________________________
207
ANEXOS
ANEXO I:
TÉCNICAS DE RECOLECCIÓN
DE AGUA
Técnicas de recolección de agua Anexo I
__________________________________________________________________________________
1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS.........................................................................................................215
__________________________________________________________________________________
213
Técnicas de recolección de agua Anexo I
__________________________________________________________________________________
1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS
La recolección de agua para el consumo humano o animal es una actividad tan
antigua como el hombre. Es muy posible que las primeras formas de recoger el agua
fueran simples hoyos excavados en la roca, que captarían y almacenarían la
escorrentía producida durante las tormentas. El siguiente paso evolutivo
probablemente fuera la construcción de muros de desviación para crear un gran área
de captación. Existen evidencias de estas estructuras en las montañas de Edom (en el
sur de Jordania) datables hace 9.000 años, en Irak hacia el año 4500 A.C. y en la
zona situada entre el golfo de Arabia y La Meca (Frasier,1994). La técnica consistía
esencialmente en la recolección de agua de lluvia y su desviación a estanques
naturales o artificiales o a depósitos (Bazza & Tayaa, 1994).
En Palestina se han descubierto instalaciones que datan del año 2500 al 1800
A.C., que consistían básicamente en cisternas con áreas de captación tratadas para
incrementar la escorrentía (Nasr, 1999). Otros sistemas de cosechas de agua han
sido también utilizados hace 500 años en el suroeste de Estados Unidos, México,
India y en África, tanto en la zona subsahariana como en el norte de este continente
(Frasier, 1994; Bazza & Tayaa, 1994). No se conocen las causas del abandono de
estos sistemas, pero algunas hipótesis lo achacan a una excesiva salinización del
suelo (Frasier, 1994), y otras (Shanan & Tadmor, 1979) lo explican basándose en un
cambio climático que obligaría al abandono de los cultivos; sin embargo, Fidelibus &
Bainbridge (1994) señalan razones políticas más que de tipo ambiental.
Aunque el método tiene una antigüedad significativa, no ha sido tratado por los
investigadores hasta mediado el siglo XX. Es a partir de los años cincuenta y sesenta
cuando empiezan a aparecer en la bibliografía especializada algunos trabajos
localizados en el desierto de Negev en Israel (Tadmor et al., 1957; Shanan et al.,
1958) y en el desierto de Sonora en Arizona (Cadot, 1989).
En sentido más amplio, Critchley & Siegert (1991) definen cosecha de agua
como la recolección de escorrentía para su uso productivo. La escorrentía puede
recogerse desde tejados y superficies del suelo (cosecha de agua de lluvia o rainwater
harvesting), o desde cursos de agua intermitentes y efímeros (cosecha desde cursos
de agua o floodwater harvesting).
b) Cultivo por cosecha de agua (runoff farming water harvesting).- Es un método para
recoger la escorrentía superficial desde un área de captación, utilizando canales,
presas y sistemas de desviación, y almacenarla en un depósito de superficie o en la
zona radical de un área de cultivo para un uso consuntivo directo.
- Se recogen aguas que escurren por la superficie del suelo desde áreas de
captación de corta longitud.
- El flujo de un arroyo efímero es recogido por desviación o por extensión dentro del
lecho o del fondo del valle.
Los principales sistemas que se pueden citar como ejemplos son los riegos de
boquera, los diques permeables de roca y los caballones de extensión de agua, que
se emplean para cultivos agrícolas.
El área de impluvio, para conseguir que el sistema sea eficaz, debe ser lo más
impermeable posible, para lo cual puede tratarse de diversas formas (véase la tabla
I.1). El objetivo consiste, según Boers & Ben-Asher (1982), en reducir el
almacenamiento superficial de agua y la capacidad de infiltración del suelo,
parámetros que determinan la eficiencia de escorrentía, para intentar que llegue al
área de recepción la mayor cantidad de agua posible. Los métodos ensayados hasta
la fecha son:
También es efectivo para los fines perseguidos dispersar las arcillas del suelo
con sal común. Al añadir al suelo NaCl, las arcillas se dispersan tapando los poros y
reduciendo la permeabilidad (Frasier, 1994).
__________________________________________________________________________________
220
Técnicas de recolección de agua Anexo I
__________________________________________________________________________________
- Microcuencas Negarim
- Caballones semicirculares
- Caballones trapezoidales
__________________________________________________________________________________
221
Anexo I Técnicas de recolección de agua
__________________________________________________________________________________
Cosechas de agua
Cosecha de Cosecha de
SISTEMAS PARA escorrentía agua de
PRODUCCIÓN inundación
VEGETAL (extensión de
Sistemas de Sistemas de agua)
microcuencas captación
(técnicas de externa
corta pendiente) (técnicas de
larga pendiente)
Figura I.3. Clasificación de las técnicas de recolección de agua; según Siegert (1994)
__________________________________________________________________________________
222
Técnicas de recolección de agua Anexo I
__________________________________________________________________________________
Zonas áridas y
semiáridas
Caballones
Caballones Caballones Micro- Caballones trapezoidales/ Caballones Diques
semicircu- en curvas cuencas de piedras caballones a extensión permeables
lares de nivel Negarim a nivel nivel de agua de rocas
Figura I.4. Selección del sistema de cosecha de agua; según Siegert (1994)
__________________________________________________________________________________
223
Anexo I Técnicas de recolección de agua
__________________________________________________________________________________
Tabla I.2. Cuadro resumen de técnicas de cosechas de agua; según Critchley & Siegert (1991)
__________________________________________________________________________________
224
Técnicas de recolección de agua Anexo I
__________________________________________________________________________________
3.1.1. Antecedentes
__________________________________________________________________________________
225
Anexo I Técnicas de recolección de agua
__________________________________________________________________________________
Figura I.5. Configuración general de las micro- Figura I.6. Detalle de una unidad de
cuencas Negarim; según Critchley & Siegert microcuencas Negarim; según Critchley &
(1991) Siegert (1991)
Tabla I.3. Altura del caballón (cm) en función de la pendiente; según Critchley & Siegert (1991)
TAMAÑO PENDIENTE
UNIDAD (m) 2% 3% 4% 5%
3x3 Altura del caballón superior a 25 cm
4x4 30
5x5 30 35
6x6 35 45
8x8 35 45 55
10 x 12 30 45 55
12 x 12 35 50 No
recomendado
15 x 15 45
Tabla I.4. Características constructivas de las microcuencas Negarim; según Critchley & Siegert
(1991)
De Simón (1990) pero sólo a nivel teórico y experimental, puesto que no se han
realizado repoblaciones masivas con ella.
3.2.1. Antecedentes
Los caballones según curvas de nivel son una forma más simplificada de
microcuencas. Es una técnica adecuada para su establecimiento a gran escala y su
construcción puede ser mecanizada. Como su nombre indica, los caballones siguen
las curvas de nivel, creando un espacio cerrado en la ladera. Proveyéndolos de
pequeñas tiras o bandas de tierra perpendiculares a los caballones, el sistema es
dividido en microcuencas individuales (figuras I.9 y I.10).
__________________________________________________________________________________
228
Técnicas de recolección de agua Anexo I
__________________________________________________________________________________
Figura I.9. Caballones según curvas de nivel para árboles (Critchley & Siegert, 1991)
Los caballones según curvas de nivel no son todavía tan comunes como las
microcuencas Negarim. Ejemplos de su aplicación existen en el distrito de Baringo
(Kenia).
__________________________________________________________________________________
229
Anexo I Técnicas de recolección de agua
__________________________________________________________________________________
Figura I.11. Configuración general de los caballones según curvas de nivel para árboles
(Critchley & Siegert, 1991)
Tabla I.5. Características constructivas de los caballones según curvas de nivel para árboles;
según Critchley & Siegert (1991)
3.3.1. Antecendentes
Diseño a
Este diseño, válido para pendientes no muy pronunciadas (alrededor del 1 %),
consiste en una serie de pequeños caballones semicirculares con radio de 6 m. Cada
caballón tiene una sección transversal constante, con una longitud de 19 m. La altura
de caballón recomendada es de 25 cm, con pendientes del talud de 1:1, lo que da una
anchura en la base de 75 cm y una anchura en la parte alta de 25 cm.
__________________________________________________________________________________
233
Anexo I Técnicas de recolección de agua
__________________________________________________________________________________
Diseño b
Tabla I.6. Características constructivas de los caballones semicirculares; según Critchley & Siegert
(1991)
__________________________________________________________________________________
234
Técnicas de recolección de agua Anexo I
__________________________________________________________________________________
3.4.1. Antecedentes
Los caballones según curvas de nivel para cultivos no son todavía una técnica
muy extendida, aunque ha sido probada con éxito en varios proyectos en el continente
africano.
__________________________________________________________________________________
235
Anexo I Técnicas de recolección de agua
__________________________________________________________________________________
Figura I.15. Caballones según curvas de nivel para cultivos (Critchley &
Siegert, 1991)
e) Diseño del caballón.- Como único elemento de diseño de los caballones hay
que fijar la altura de los mismos, para evitar en lo posible un desbordamiento de la
escorrentía. Como la escorrentía se recoge sólo desde una pequeña franja entre
caballones, una altura de 15 ó 20 cm suele bastar, si su separación es de 1 ó 2 m. Si
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236
Técnicas de recolección de agua Anexo I
__________________________________________________________________________________
Sobre esta técnica puede afirmarse lo mismo que para los caballones según
curvas de nivel para árboles. Se trata de una técnica muy interesante para la
repoblación forestal, similar a los acaballonados o alomados utilizados desde hace
décadas en España.
3.5.1. Antecedentes
__________________________________________________________________________________
237
Anexo I Técnicas de recolección de agua
__________________________________________________________________________________
Figura I.16. Configuración general de los caballones trapezoidales (Critchley & Siegert,
1991)
Tabla I.7. Características constructivas de los caballones trapezoidales; según Critchley & Siegert
(1991)
__________________________________________________________________________________
239
Anexo I Técnicas de recolección de agua
__________________________________________________________________________________
3.6.1. Antecedentes
Los caballones de piedra según curvas de nivel son utilizados para frenar y
filtrar la escorrentía, incrementando la infiltración y capturando sedimentos. El agua y
los sedimentos recogidos se conducen a los cultivos implantados. Esta técnica es
adecuada para su aplicación en pequeñas fincas y, según la disponibilidad de piedras,
puede ser desarrollada de forma rápida y barata.
c) Relación AI:AR.- Ésta es una técnica que depende de una zona de captación
externa. Las relaciones AI:AR se calculan por el planteamiento general de
requerimientos hídricos. Puede cambiarse esta relación, si se considerase necesario,
sencillamente cambiando las piedras de lugar.
d) Diseño del caballón.- Aunque unas simples líneas de piedras pueden ser
parcialmente efectivas, se recomienda una altura mínima inicial de caballón de 25 cm,
con una base de 35 ó 40 cm de anchura. El caballón debe ser realizado junto a una
zanja poco profunda (5 ó 10 cm) a modo de cimientos, que ayuda a prevenir
socavaciones por escorrentía. Es importante incorporar en la construcción de los
caballones una mezcla de piedras pequeñas y grandes. Un error común es usar sólo
__________________________________________________________________________________
240
Técnicas de recolección de agua Anexo I
__________________________________________________________________________________
piedras grandes, que hacen que la escorrentía fluya a través de los huecos existentes
entre ellas. El caballón debe ser construido de acuerdo al principio del “filtro inverso”,
con las piedras pequeñas situadas aguas arriba de las grandes para facilitar una
rápida sedimentación (figura I.18).
3.7.1. Antecedentes
Las presas permeables de roca son una técnica de cosechas de agua donde
las escorrentías son extendidas en los fondos del valle para que puedan desarrollarse
cultivos. Al mismo tiempo, se corrigen los barrancos existentes. Las estructuras típicas
son diques largos y bajos que cruzan el cauce y el valle de lado a lado (véase la figura
I.19). Esta técnica puede considerarse como una forma de “wadis aterrazados”,
aunque este término se emplee normalmente para estructuras utilizadas en cursos de
agua de zonas más áridas (figura I.20).
Figura I.19. Vista general de presas permeables de rocas (según Critchley & Siegert,
1991)
__________________________________________________________________________________
242
Técnicas de recolección de agua Anexo I
__________________________________________________________________________________
barranco, sea extendida por el valle y conducida a lugares con condiciones más
favorables para el crecimiento de las plantas. El exceso de agua se filtra a través de la
presa, o se desborda, en el caso de grandes avenidas. De manera gradual la presa
queda colmatada con fértiles depósitos. Normalmente se construye una serie de
diquecillos a lo largo del mismo curso de agua.
Tabla I.8. Espacio entre presas permeables de roca; según Critchley &
Siegert (1991)
Para todos los tipos de suelo se recomienda cimentar el muro dentro de una
zanja de unos 10 cm de profundidad, para prevenir erosiones por las aguas de
escorrentía. En suelos erosionables, es recomendable situar una capa de grava o de
piedras pequeñas en la zanja.
Los diques permeables de roca son similares en muchos aspectos a los “wadis
__________________________________________________________________________________
244
Técnicas de recolección de agua Anexo I
__________________________________________________________________________________
Figura I.21. Perfil de un dique de rocas. Según Critchley & Siegert (1991)
3.8.1. Antecedentes
__________________________________________________________________________________
246
Técnicas de recolección de agua Anexo I
__________________________________________________________________________________
3.9. TERRAZAS
(TERRACES, TERRASSES)
3.9.1. Antecedentes
Existen muy diversos tipos de terrazas, que reciben diferentes nombres según
la región en que nos encontremos. No obstante, los objetivos perseguidos por todas
ellas son similares (Fernández Yuste, 1989): controlar la erosión, frenar la velocidad
de la escorrentía, recogerla e infiltrarla, incrementar el agua disponible para las
plantas y evacuar la escorrentía en el caso de que sea excesiva. Como
inconvenientes, se puede mencionar que se trata de una técnica costosa, que puede
reducir la fertilidad de los suelos drásticamente al voltear los horizontes superficiales.
__________________________________________________________________________________
248
Técnicas de recolección de agua Anexo I
__________________________________________________________________________________
- Terraza de base estrecha.- Se incluyen dentro de este tipo las terrazas de hasta 3 m
de anchura de movimiento de tierras.
b) Según la forma
c) Según el trazado
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249
Anexo I Técnicas de recolección de agua
__________________________________________________________________________________
- Terrazas paralelas.- Se trazan con un cierto paralelismo entre las diferentes terrazas,
característica que sólo puede conseguirse si el terreno es lo suficientemente
uniforme.
- Terrazas de absorción.- Se trazan a nivel, con los extremos de los canales cerrados,
abiertos o semiabiertos. Su misión es controlar la erosión, reteniendo y almacenando
el exceso de agua escurrida entre dos terrazas consecutivas, favoreciendo su
infiltración.
- Terrazas de perfil granadino.- Tienen la base del caballón reducida y las pendientes
de los taludes mucho mayores que las de las terrazas americanas. Requiere pocos
movimientos de tierra y pueden construirse en pendientes de hasta el 30 %.
- Terrazas de perfil argelino.- La sección del canal de estas terrazas tiene forma
trapezoidal (véase la figura I.24), y éste tiene poca capacidad de almacenaje, por lo
que se recomiendan especialmente para terrazas de desagüe. Son las más
adecuadas para conservación de aguas y suelos en plantaciones de frutales (olivos,
naranjos, almendros, vides, etc.), sustituyendo al abancalado, que es más costoso.
__________________________________________________________________________________
250
Técnicas de recolección de agua Anexo I
__________________________________________________________________________________
__________________________________________________________________________________
251
Anexo I Técnicas de recolección de agua
__________________________________________________________________________________
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252
Técnicas de recolección de agua Anexo I
__________________________________________________________________________________
Las técnicas hasta ahora descritas son las más conocidas y utilizadas
actualmente a nivel mundial. Sin embargo, existen otros sistemas tradicionales de
recolección de agua que son propios de determinadas regiones y que, aunque no
generalizados, cumplen su función satisfactoriamente. Este es el caso, por ejemplo,
de las técnicas desarrolladas históricamente en Túnez, que describen Achouri (1994)
y Tobbi (1994):
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253
Anexo I Técnicas de recolección de agua
__________________________________________________________________________________
Figura I.30. Boquera con presa de desviación perpendicular o “de malecón”, según la
construcción tradicional del sureste español (Morales, 1969)
__________________________________________________________________________________
254
Técnicas de recolección de agua Anexo I
__________________________________________________________________________________
Además de los sistemas mencionados hasta ahora, Oweis et al. (1999) recogen
los nombres de otras técnicas utilizadas por todo el mundo: Haffir y Teru en Sudán,
Khadin o Tank en la India, Lacs calinaires en Argelia, Caag y Gawans en Somalia,
Sayl en Yemen y Khuls en Pakistán. También pueden consultarse sobre este asunto
los trabajos de FAO (1989), Waterfall (2002), Pizarro et al. (2003) y CSE (2003).
__________________________________________________________________________________
256
ANEXO II:
Tabla II.1. Técnicas de preparación del terreno para repoblación forestal empleadas en España
___________________________________________________________________________________
259
Anexo II Técnicas de preparación del suelo
__________________________________________________________________________________
LABOR PUNTUAL
1. Raspas o casillas
DESCRIPCIÓN
Las raspas, que habitualmente van asociadas a las casillas de desbroce, consisten
en una cava superficial de forma rectangular o cuadrada (normalmente 40 x 40 cm),
realizadas con azada, pico o zapapico, sin extraer la tierra removida. Se denominan
someras cuando la profundidad es de 10 cm y picadas cuando alcanza los 30 cm. Su
ejecución requiere un desbroce previo.
EJECUCIÓN
CONDICIONES DE APLICACIÓN
Se emplean con dos objetivos: como operación de desbroce previa a un ahoyado con
barrón o plantamón en climas húmedos; o como preparación antes de una siembra
por golpes, debiendo tener el suelo cierta calidad que permita el arraigo de las
plántulas.
UTILIZACIÓN EN ESPAÑA
Están indicadas sólo para climas húmedos, por lo que en España se ha aplicado
exclusivamente en la zona norte.
OBSERVACIONES
__________________________________________________________________________________
260
Técnicas de preparación del suelo Anexo II
__________________________________________________________________________________
LABOR PUNTUAL
2. Ahoyado manual
DESCRIPCIÓN
Hoyos con dimensiones aproximadas de 40 x 40 x 40 cm, a marco real o al tresbolillo.
EJECUCIÓN
Mediante azada, pico, zapapico o pala.
CONDICIONES DE APLICACIÓN
La densidad se plantación deberá ser baja, al tratarse de un procedimiento caro. No
tiene limitaciones por pendiente, pedregosidad ni afloramientos rocosos.
UTILIZACIÓN EN ESPAÑA
Ha caído en desuso, quedando relegado a pendientes por encima del 60 %, terrenos
rocosos o de difícil acceso. También cuando se quiera reducir al mínimo el impacto.
OBSERVACIONES
García Salmerón (1995) describe otro tipo de ahoyado, indicado para regiones
áridas y semiáridas, que denomina hoyos especiales. Se trata de hoyos de sección
circular o cuadrada, con nivel de plantación por debajo del general del terreno y entre
el nivel del terreno y el de la plantación se coloca un embudo también de sección
circular o cuadrada, con la misión de recoger el exceso de agua de lluvia, sobre la
infiltrada durante la precipitación, para recargar y aumentar la infiltración alrededor de
la planta. Para evitar la evaporación y percolación de agua en las paredes del
embudo, así como la aparición de vegetación competidora, se han diseñado unas
cubiertas de plástico denominadas “plastic-aprons”. La FAO ha realizado en diversos
países mediterráneos ensayos con estos materiales; en Madrid se han probado con
Pinus halepensis y Cupressus sempervirens.
___________________________________________________________________________________
261
Anexo II Técnicas de preparación del suelo
__________________________________________________________________________________
LABOR PUNTUAL
DESCRIPCIÓN
Consiste en la realización de hoyos de escasa anchura y profundidad suficiente (unos
30 ó 40 cm), mediante la utilización de las herramientas denominadas barrón y
plantamón.
EJECUCIÓN
El barrón es una barra metálica, cilíndrica, de aproximadamente 1,50 m de longitud y
de 5 a 7 cm de diámetro. El plantamón es una pala recta de sección romboidal que,
una vez clavada en el suelo y tras un movimiento de vaivén, genera una cavidad de
forma paralelepipédica.
CONDICIONES DE APLICACIÓN
Sus limitaciones vienen dadas por la pedregosidad del suelo y por una textura
arcillosa que pudiera producir compactaciones. Se utilizan siempre para plantación,
bien asociado a las raspas en climas húmedos y con suelos de calidad, bien en
terrenos con muchos afloramientos rocosos de imposible mecanización.
UTILIZACIÓN EN ESPAÑA
OBSERVACIONES
__________________________________________________________________________________
262
Técnicas de preparación del suelo Anexo II
__________________________________________________________________________________
LABOR PUNTUAL
DESCRIPCIÓN
Hoyos cilíndricos de unos 30 cm de diámetro, abiertos con barrena helicoidal.
EJECUCIÓN
Mediante una barrena helicoidal accionada por la toma de fuerza de un tractor. La
profundidad del trabajo oscila entre los 40 y 100 cm, en función de las condiciones
edáficas y del tipo de planta.
CONDICIONES DE APLICACIÓN
Este método tiene una limitación de inclinación del terreno del 60 %, debido al riesgo
de vuelco del tractor al circular sobre líneas de máxima pendiente. Debe utilizarse en
suelos profundos, poco pedregosos y escasamente arcillosos para evitar la
compactación de las paredes del hoyo. Requiere un desbroce previo.
UTILIZACIÓN EN ESPAÑA
Recomendado para reforestación de terrenos agrícolas y en bosques de ribera.
OBSERVACIONES
___________________________________________________________________________________
263
Anexo II Técnicas de preparación del suelo
__________________________________________________________________________________
LABOR PUNTUAL
DESCRIPCIÓN
Consiste en la remoción del suelo, sin extracción de la tierra, en un volumen de forma
prismática, mediante la acción de la cuchara de una retroexcavadora.
EJECUCIÓN
Tras el marcado de los hoyos, la retroexcavadora avanza según líneas de máxima
pendiente y hacia arriba, estacionándose de forma que desde un punto pueda
realizar los hoyos de tres a cinco líneas. En cada hoyo clava el cazo, gira, levanta y
suelta la tierra en el mismo sitio, repitiendo la operación hasta alcanzar las
dimensiones del prisma proyectado (entre 0,5 y 0,8 m de largo, entre 0,4 y 0,6 m de
ancho y entre 0,4 y 0,6 m de profundidad). Esta operación puede completarse con la
elaboración de una plataforma horizontal o en contrapendiente y unos canales
laterales en ángulo de 45º que parten de los vértices superiores con la misión de
recoger la escorrentía. Este último trabajo se realiza manualmente con azada, y la
estructura resultante se denomina banquetas con microcuenca.
CONDICIONES DE APLICACIÓN
La limitación por pendiente es poco estricta, pudiéndose llegar, generalmente, hasta
un 65 %.
UTILIZACIÓN EN ESPAÑA
Este método se está empezando a aplicar en repoblaciones protectoras de fuertes
pendientes. Un caso especial de ahoyado con retroexcavadora es la plantación de
chopos a raíz profunda.
OBSERVACIONES
__________________________________________________________________________________
264
Técnicas de preparación del suelo Anexo II
__________________________________________________________________________________
LABOR PUNTUAL
DESCRIPCIÓN
Hoyo de características análogas al realizado con retroexcavadora convencional. La
ventaja de esta máquina es su capacidad de superar las limitaciones de
pedregosidad superficial.
EJECUCIÓN
La retroaraña es una retroexcavadora con dos ruedas sin capacidad motriz y dos
patas hidráulicas regulables en longitud. Mediante las ruedas, las patas y el brazo, se
va desplazando por la ladera y ejecuta los hoyos. Con la cuchara extrae la tierra y la
deposita en el mismo hoyo. Para conseguir un hoyo de tamaño suficiente, suele
repetirse esta operación dos veces.
CONDICIONES DE APLICACIÓN
Limitación por pendiente a partir del 60 ó 75 %. Sin problemas en terrenos
pedregosos.
UTILIZACIÓN EN ESPAÑA
En nuestro país su utilización es muy reciente y aún escasa.
OBSERVACIONES
___________________________________________________________________________________
265
Anexo II Técnicas de preparación del suelo
__________________________________________________________________________________
LABOR PUNTUAL
DESCRIPCIÓN
Consiste en la formación de banquetas con microcuenca, similares a las descritas
anteriormente, por remoción de la tierra contenida en un prisma de dimensiones
variables (entre 40 y 60 cm de anchura, entre 40 y 80 cm de longitud y entre 30 y 50
cm de profundidad), sin extraerla, mediante pico mecánico o pala percutora, haciendo
a continuación una plataforma horizontal o en contrapendiente y los regueros de la
microcuenca con azada.
EJECUCIÓN
Se ha descrito en el apartado anterior.
CONDICIONES DE APLICACIÓN
Similares al resto de ahoyados.
UTILIZACIÓN EN ESPAÑA
Se emplea habitualmente en repoblaciones protectoras.
OBSERVACIONES
Las banquetas con microcuenca, si quedan desfasadas según una distribución al
tresbolillo, consiguen un efecto similar al de las preparaciones lineales en lo que
respecta a la retención de escorrentía.
__________________________________________________________________________________
266
Técnicas de preparación del suelo Anexo II
__________________________________________________________________________________
LABOR PUNTUAL
DESCRIPCIÓN
Consiste en la apertura de hoyos mediante un subsolador modificado movido por un
tractor de cadenas, desplazándose este de arriba a abajo según líneas de máxima
pendiente. Cuando la vegetación preexistente es muy abundante, puede hacerse un
desbroce con la pala del tractor.
EJECUCIÓN
El procedimiento de realización es el siguiente: se clavan los rejones (normalmente
dos) y se deja caer el tractor de 0,80 a 1 m, para abrir el hoyo. Se levantan los
rejones y se retrocede con el tractor para volver a clavarlos ligeramente por encima
de la vez anterior. Al avanzar de nuevo, se deposita y aplasta la tierra que transporta
contra el lomo del hoyo recién abierto. Los hoyos de una pasada deben situarse a la
altura de la mitad de la distancia entre dos hoyos de la pasada anterior, de forma que
la disposición de la plantación resulte al tresbolillo por parejas.
La profundidad mínima del hoyo debe ser de 50 cm. La distancia entre líneas de
máxima pendiente es de 1 m (coincidente con la distancia entre rejones) y la distancia
entre hoyos dentro de la misma línea depende de la densidad deseada. El hoyo debe
quedar preparado con una ligera contrapendiente, al objeto de retener la mayor
cantidad de agua posible. La planta se sitúa en el punto de intersección del plano
primitivo del terreno con la superficie que queda después de abierto el hoyo.
CONDICIONES DE APLICACIÓN
Por debajo del 60 % de pendiente.
UTILIZACIÓN EN ESPAÑA
Muy empleado en la actualidad. Se inició en Navarra en los años ochenta.
OBSERVACIONES
Como se ha indicado, el subsolador debe estar modificado. Esta modificación
consiste en dos piezas, una cuchara o cuña inferior sobre la bota, de forma triangular,
para abrir el hoyo; y sobre ella, una orejeta con forma de ala de avión, para empujar
la tierra fuera del hoyo (Torre, 1995).
___________________________________________________________________________________
267
Anexo II Técnicas de preparación del suelo
__________________________________________________________________________________
LABOR LINEAL
9. Subsolado lineal
DESCRIPCIÓN
Consiste en producir cortes perpendiculares en el suelo de una profundidad de 40 a
60 cm, generalmente sobre curvas de nivel, que no alteran el orden de los horizontes,
mediante un apero denominado subsolador, rejón o ripper. Sobre un terreno
previamente desbrozado o que no lo necesite, circula el tractor más o menos
inclinado según la pendiente del terreno, haciendo uno, dos o tres surcos de
subsolador (en función del número de rejones que lleve el apero).
EJECUCIÓN
El tractor avanza siguiendo curvas de nivel o líneas de máxima pendiente, con el
rejón clavado en el suelo.
CONDICIONES DE APLICACIÓN
Esta preparación está limitada a una pendiente del 55 %. El método es especialmente
aconsejable en suelos evolucionados y en los de naturaleza caliza.
UTILIZACIÓN EN ESPAÑA
Muy utilizado, tanto el método general como la variante que se describe a
continuación.
OBSERVACIONES
El subsolado con rejón modificado consiste en realizar la misma operación pero
mediante un subsolador al que han acoplado unas orejetas metálicas laterales, con el
objetivo de crear en la parte inferior del surco subsolado un pequeño caballón (de
altura inferior a 20 cm), con el fin de facilitar la retención e infiltración de agua en el
terreno.
Otra posibilidad consiste en hacer el subsolado lineal según líneas de máxima
pendiente, limitado únicamente a aquellos lugares donde el riesgo de erosión hídrica
sea mínimo. También puede realizarse el subsolado a máxima pendiente de forma
discontinua, lo que reduce el riesgo de erosión. En este último caso el subsolador
también debe llevar acopladas las orejetas.
También es interesante el subsolado con tractor autonivelable TTAE.
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268
Técnicas de preparación del suelo Anexo II
__________________________________________________________________________________
LABOR LINEAL
DESCRIPCIÓN
Este procedimiento es la combinación, en una misma faja, de un decapado y un
subsolado, ejecutados según curvas de nivel.
EJECUCIÓN
En una primera pasada del tractor de cadenas, se realiza un decapado con la pala,
formándose un caballón con los restos vegetales y tierra en la parte inferior de la faja,
cuya anchura total es de 2,5 a 3 m. En la segunda pasada, se levanta la pala y se
clavan los rejones (separados 2 m entre sí). Entre dos fajas consecutivas se deja el
terreno inalterado con una anchura variable según la densidad de plantación.
CONDICIONES DE APLICACIÓN
Su aplicación está limitada a una pendiente menor de 35 %, y está especialmente
recomendada para suelos silíceos degradados.
UTILIZACIÓN EN ESPAÑA
Criticado por su drástica eliminación de la vegetación natural, sin embargo es útil en
muchas situaciones si se realiza cuidadosamente.
OBSERVACIONES
Si las fajas decapadas se juntan, se convierte en una labor areal.
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269
Anexo II Técnicas de preparación del suelo
__________________________________________________________________________________
LABOR LINEAL
DESCRIPCIÓN
Consiste en la formación de lomos de tierra o caballones, según curvas de nivel, de
diferente anchura y altura en función del tamaño del apero, a base de hacer pasar un
arado de vertedera, lo que a su vez deja un surco o canal en la zona aguas arriba del
caballón, que se ha formado con la tierra extraída del surco. La profundidad de labor
es superior a 40 cm.
EJECUCIÓN
El apero empleado es un arado forestal de vertedera bisurco y reversible, modelo
“Alchi” o “Chirlaque”. En algunos casos es necesario realizar un desbroce previo.
CONDICIONES DE APLICACIÓN
Tiene limitaciones por pendiente (30 %), pedregosidad y afloramientos rocosos. Es
más recomendable para suelos silíceos, homogéneos, poco evolucionados y
erosionables.
UTILIZACIÓN EN ESPAÑA
Fue muy utilizado, aunque su uso ha quedado bastante restringido en la actualidad.
OBSERVACIONES
__________________________________________________________________________________
270
Técnicas de preparación del suelo Anexo II
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LABOR LINEAL
DESCRIPCIÓN
Consiste en la realización de un caballón o surco siguiendo curvas de nivel, que se
complementa con un subsolado en la parte inferior del mismo, que no es
perpendicular a la pendiente sino vertical. El surco -de entre 50 y 70 cm- se realiza
mediante un apero de nuevo diseño, y en él el tractor introduce una de sus cadenas
para lograr mayor estabilidad en la ejecución del subsolado. De esta forma el tractor
no circula con la inclinación de la ladera, sino mucho más horizontal, por lo que al
subsolar, el corte resulta vertical y no perpendicular a la pendiente como en el
subsolado convencional.
EJECUCIÓN
Descrita en el apartado anterior.
CONDICIONES DE APLICACIÓN
UTILIZACIÓN EN ESPAÑA
Prácticamente desconocido aún.
OBSERVACIONES
Otras ventajas de este nuevo método, citadas por sus creadores (AUDECA, 2000),
son:
- Reducción de costes de plantación, por la facilidad de desplazamiento por el
surco para los operarios.
- Mayor índice de arraigo y crecimiento, gracias al subsolado vertical, que
favorece el geotropismo.
- Mayor adherencia del tractor, debido a que la cadena queda encajada en el
surco. Esto permite trabajar con pendientes mayores de lo habitual (hasta del
60 %).
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271
Anexo II Técnicas de preparación del suelo
__________________________________________________________________________________
LABOR LINEAL
DESCRIPCIÓN
Es una preparación lineal que consiste en la formación de superficies estrechas (con
anchura menor de 1 m) y largas, llanas o en contrapendiente, siguiendo curvas de
nivel y utilizando aperos de tracción animal (generalmente un arado monosurco
reversible del tipo “Bravant” arrastrado por bueyes). La profundidad de labor debe
superar los 30 ó 40 cm. Suele utilizarse con pendientes entre 30 y 60 %.
EJECUCIÓN
Se describe en el apartado anterior.
CONDICIONES DE APLICACIÓN
Es un método típico de repoblación de laderas de páramos, en climas secos. Se ha
utilizado también para corregir la falta de retención de escorrentía en repoblaciones
ya hechas por ahoyado, intercalando banquetas horizontales (2.000 m/ha) entre las
líneas de hoyos.
UTILIZACIÓN EN ESPAÑA
De uso muy frecuente y exitoso en tiempos pasados (Soriano, 1956). Hoy esta
preparación del suelo ha desaparecido totalmente en nuestro país, principalmente por
la dificultad de encontrar bueyes aptos para ella. Sin embargo, los efectos
beneficiosos que supone frente a las terrazas, principalmente desde el punto de vista
hidrológico y paisajístico, hace que su conservación sea muy interesante
especialmente en países poco desarrollados, donde el acceso a la maquinaria es
más difícil.
OBSERVACIONES
__________________________________________________________________________________
272
Técnicas de preparación del suelo Anexo II
__________________________________________________________________________________
LABOR LINEAL
DESCRIPCIÓN
Consiste en la formación de terrazas o plataformas horizontales o en contrapendiente
en una ladera, según curvas de nivel, mediante la ejecución de un desmonte y un
terraplén, con anchura suficiente para la circulación del tractor que la construye y que
son subsoladas en toda su longitud. Las dimensiones que definen el aterrazado son
la anchura de la plataforma y la separación entre los ejes de dos terrazas
consecutivas, que junto a la pendiente de la ladera y las pendientes de desmonte y
terraplén, permiten configurar su geometría.
EJECUCIÓN
La labor se realiza de abajo hacia arriba, siguiendo curvas de nivel. En primer lugar el
tractor hace la plataforma con la pala delantera, dando un ángulo de ataque
adecuado a la dureza del terreno y a la anchura de la plataforma que se desee, a
base de extraer tierras en el desmonte de la parte superior de la ladera y verterlas en
la parte baja formando un terraplén. Cuando termina la plataforma, el tractor da la
vuelta y circula por ella con la pala levantada y subsolando a 50 ó 60 cm de
profundidad con 2 ó 3 rejones. Es importante no cruzar con las terrazas los cauces de
circulación natural de las aguas, pues la concentración de caudales romperá la
estructura.
CONDICIONES DE APLICACIÓN
Sólo debe utilizarse con suelos muy degradados, en zonas de precipitación escasa y
torrencial, para recoger las escorrentías que de otra forma se perderían.
UTILIZACIÓN EN ESPAÑA
Después de un gran auge en los años 70-90 del siglo pasado, ha desaparecido casi
totalmente en la actualidad. De hecho, está proscrito en algunas comunidades
autónomas.
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273
Anexo II Técnicas de preparación del suelo
__________________________________________________________________________________
OBSERVACIONES
Es esta, por consiguiente, una preparación del suelo controvertida, con sus ventajas e
inconvenientes. La bibliografía consultada permite establecer dos condiciones para
que la preparación minimice los impactos y cumpla con las funciones que se le
encomiendan. Por un lado, se trata de reducir al máximo el movimiento de tierras y la
remoción del suelo; y por otro, de ajustar el diseño a las necesidades del ecosistema,
es decir, el dimensionado debe basarse en la economía del agua (Martínez de
Azagra et al., 2002).
__________________________________________________________________________________
274
Técnicas de preparación del suelo Anexo II
__________________________________________________________________________________
LABOR LINEAL
DESCRIPCIÓN
Se trata de un acaballonado con subsolado de dimensiones variables, ejecutado
mediante un equipo desarrollado por las empresas Tragsa y Metsa, que dan nombre
al método y al equipo.
EJECUCIÓN
La labor se realiza mediante el tractor TRAMET que lleva un apero compuesto por
una fresa y un subsolador. La fresa produce un desbroce y un surco, desplazando la
tierra extraída ladera abajo y formando un caballón. Al mismo tiempo, el rejón va
subsolando el fondo del surco, hasta una profundidad de 50 cm. La anchura total del
trabajo desde el extremo del surco hasta el del caballón es variable: entre 60 y 100
cm.
CONDICIONES DE APLICACIÓN
El empleo de esta técnica está limitado por pendientes superiores al 55 % y
afloramientos rocosos. Asimismo es conveniente reducir la profundidad del surco en
suelos calizos.
UTILIZACIÓN EN ESPAÑA
Hay pocos equipos disponibles. Muy utilizado desde su creación en la provincia de
Cuenca.
OBSERVACIONES
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275
Anexo II Técnicas de preparación del suelo
__________________________________________________________________________________
LABOR LINEAL
DESCRIPCIÓN
Consiste en la realización de un surco de 70-80 cm de ancho y un caballón de unos
30-40 cm, y posteriormente un subsolado profundo.
EJECUCIÓN
Esta preparación del suelo se realiza mediante un tractor con cadenas de gran
potencia, que lleva incorporados dos aperos de nuevo diseño (Abascal, 1997).
CONDICIONES DE APLICACIÓN
La pendiente debe ser menor del 50 %. Puede requerir desbroce previo. Es preferible
aplicarlo a suelos ácidos.
UTILIZACIÓN EN ESPAÑA
Uso aún poco generalizado.
OBSERVACIONES
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276
Técnicas de preparación del suelo Anexo II
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LABOR LINEAL
DESCRIPCIÓN
Se trata de un conjunto de microcuencas que forman un mosaico que cubre toda la
ladera a restaurar. El área de recepción queda configurada como un depósito de
forma prismática, de bases triangulares y aristas horizontales, y un caballón formado
por las tierras que ocupaban ese espacio. Debajo del depósito se efectúa un
subsolado profundo para favorecer la infiltración y la reserva de agua. La labor se
interrumpe dentro de cada curva de nivel, de ahí el nombre de la técnica (Martínez
Artero et al. 1997; Martínez Artero et al., 1999)
EJECUCIÓN
La ejecución de la preparación corresponde a un tractor de orugas de gran potencia y
provisto de tres rejones. El trabajo se realiza de arriba a abajo, desplazándose el
tractor en líneas de máxima pendiente. Primero recorre la distancia fijada para el área
de impluvio sin clavar los rejones. Después clava los rejones, subsolando 2 m en
máxima pendiente y los levanta. Continúa de esta forma hasta que termina la ladera.
Posteriormente, sube marcha atrás sobre sus roderas hasta que llega a una zona
subsolada, entonces clava la pala, desciende y levanta, creando un caballón con la
capacidad de embalse que se haya calculado. La operación se repite de la misma
manera en una línea contigua, evitando que coincidan estructuras vecinas a la misma
altura de la ladera.
CONDICIONES DE APLICACIÓN
Las limitaciones son las propias de un tractor de cadenas, es decir, pendientes
inferiores al 55-60 % y naturaleza del suelo pedregosa o rocosa.
UTILIZACIÓN EN ESPAÑA
Aún incipiente.
OBSERVACIONES
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277
Anexo II Técnicas de preparación del suelo
__________________________________________________________________________________
LABOR AREAL
DESCRIPCIÓN
Labor en todo similar al alzado que realizan los agricultores tradicionalmente,
removiendo toda la superficie del terreno en pasadas paralelas, preferiblemente sobre
curvas de nivel.
EJECUCIÓN
La ejecución se describe en el apartado anterior. Se realiza con tractor agrícola
equipado con arado de vertedera o de discos.
CONDICIONES DE APLICACIÓN
Se desaconseja en suelos con caliza activa en profundidad alcanzable por la labor.
Se utiliza en el campo forestal exclusivamente para siembras a voleo.
UTILIZACIÓN EN ESPAÑA
Para reforestación de terrenos agrícolas.
OBSERVACIONES
Otro laboreo bastante empleado en la reforestación de tierras agrícolas es el laboreo
profundo. Consiste en un laboreo pleno, con o sin volteo de horizontes, a mayor
profundidad que las labores agrícolas tradicionales, de manera que se rompa la
“suela de labor” producida por el cultivo continuado. El apero utilizado en este caso es
también un arado de vertedera capaz de llegar a la profundidad requerida (mayor de
40 cm), o un arado chissel, que no voltea el suelo.
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278
Técnicas de preparación del suelo Anexo II
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LABOR AREAL
DESCRIPCIÓN
Es un método de acaballonado en toda la superficie, que se consigue al aproximar
suficientemente los ejes de las fajas descritas en el acaballonado superficial. El
tractor realiza un decapado sobre una faja que posteriormente subsola; al realizar la
siguiente faja, el nuevo caballón queda sobre el borde de la faja anterior.
EJECUCIÓN
Se describe en un apartado anterior.
CONDICIONES DE APLICACIÓN
Está limitado a pendientes menores del 35 % si se realiza con tractores
convencionales. No se aconseja en suelos calizos ni en climas de alta torrencialidad.
Sí es interesante para repoblaciones productoras sobre suelos profundos y de escasa
pendiente.
UTILIZACIÓN EN ESPAÑA
Utilizado con cierta frecuencia hace años. Por su intensidad, debe emplearse
exclusivamente en lugares que cumplan las condiciones de aplicación.
OBSERVACIONES
___________________________________________________________________________________
279
Anexo II Técnicas de preparación del suelo
__________________________________________________________________________________
LABOR AREAL
DESCRIPCIÓN
Preparación típica en páramos ácidos mediante el desfonde e inversión de horizontes
del suelo, facilitando el mullido y drenaje superficial con la formación de caballones
separados por zanjas de sección triangular.
EJECUCIÓN
El procedimiento consta de tres fases: 1) Nivelado; 2) Subsolado profundo y cruzado;
3) Acaballonado mediante una zanjadora.
CONDICIONES DE APLICACIÓN
Para pendientes inferiores al 10 % y en suelos ácidos.
UTILIZACIÓN EN ESPAÑA
Muy utilizado en épocas pasadas en los páramos ácidos de las provincias de León y
Palencia, para romper horizontes impermeables y facilitar el drenaje superficial del
suelo.
OBSERVACIONES
__________________________________________________________________________________
280
Técnicas de preparación del suelo Anexo II
__________________________________________________________________________________
LABOR AREAL
DESCRIPCIÓN
Consiste en ejecutar un doble subsolado lineal en direcciones que son
perpendiculares en terrenos llanos y oblicuas en terrenos con pendiente. Puede
hacerse con dos rejones separados entre sí 2 m, o con un único rejón.
EJECUCIÓN
Descrita en el apartado anterior.
CONDICIONES DE APLICACIÓN
Esta preparación está limitada por una pendiente superior al 45 %, por cambios
bruscos de pendiente en ladera y por afloramientos rocosos. Requiere un desbroce
previo o un terreno sin vegetación.
UTILIZACIÓN EN ESPAÑA
OBSERVACIONES
___________________________________________________________________________________
281
ANEXO III:
1. INTRODUCCIÓN .................................................................................................................................287
__________________________________________________________________________________
285
Método del número de curva Anexo III
__________________________________________________________________________________
1. INTRODUCCIÓN
El método del número de curva, o de los complejos hidrológicos, es un modelo
conceptual de pérdidas de precipitación, cuyo objetivo es calcular la precipitación neta
o escorrentía generada por un aguacero en una cuenca de pequeñas dimensiones
(Martínez de Azagra, 1995b; López Alonso, 2001; Mishra & Singh, 2003). Ha sido
desarrollado por el Soil Conservación Servicie (SCS) –llamado desde 1994 National
Resources Conservation Service (NRCS)- del Departamento de Agricultura de los
Estados Unidos (USDA), para cuencas no aforadas en las que se deseen estimar los
caudales circulantes por métodos hidrometeorológicos. La primera versión apareció en
el National Engineering Handbook del SCS en 1954, habiéndose publicado revisiones
posteriores hasta 1997 (NRCS, 1997), y versiones de ámbito reducido para usos del
suelo y vegetación locales (Ponce, 2003a). Existe, asimismo, una adaptación a
cuencas urbanas (SCS, 1986).
Rr = P – ES – P0
__________________________________________________________________________________
287
Anexo III Método del número de curva
__________________________________________________________________________________
P = Q + P0 + Rr
siendo:
P = Precipitación del aguacero (mm). Si el episodio de lluvia tiene una
duración superior a 24 horas debe ser dividido en precipitaciones diarias;
en tal caso hay que variar las condiciones previas de humedad
diariamente.
Q = ES = Escorrentía superficial real (mm).
P0 = Umbral de escorrentía previa al encharcamiento, es decir, la cantidad de
agua necesaria para que se inicie la escorrentía superficial (mm). P0 se
corresponde con la cantidad inicial de agua retenida por intercepción,
embalse superficial e infiltración antes de iniciarse la escorrentía.
Figura III.1. Interpretación física de las variables que considera el modelo del número de curva
- La retención máxima posible (S) es un parámetro del modelo que depende del
tipo de suelo, de su humedad inicial antes del aguacero, de la vegetación que sustenta
y del tratamiento cultural que se realice. Representa el potencial máximo de retención
de agua que tiene el complejo suelo-vegetación analizado.
__________________________________________________________________________________
288
Método del número de curva Anexo III
__________________________________________________________________________________
Rr P − Q − P0 Q
= =
S S P − P0
Por lo tanto:
(P − P0 )2
Q=
P − P0 + S
Q ≤ P − P0
Rr ≤ S
P0 = 0,2 · S ó bien, S = 5 · P0
mediante la cual se llega a la conocida ecuación del método del número de curva (en
su versión uniparamétrica):
(P − P0 )2
Q= si P > P0
P + 4 ⋅ P0
Q=0 si P ≤ P0
__________________________________________________________________________________
289
Anexo III Método del número de curva
__________________________________________________________________________________
25.400 − 254 ⋅ N
S= (mm)
N
25.400 − 254 ⋅ N
P0 = 0,2 ⋅ (mm)
N
N= ∑N ⋅S
i i
siendo:
*****
__________________________________________________________________________________
290
Método del número de curva Anexo III
__________________________________________________________________________________
- Grupo C.- Suelos con escasa capacidad de infiltración una vez saturados. Su
textura va de moderadamente fina a fina (franco-arcillosa o arcillosa). También
se incluyen aquí suelos que presenten horizontes someros bastante
impermeables. El nivel freático se encuentra siempre a una profundidad mayor
de 60 cm.
- Grupo D.- Suelos muy arcillosos con elevado potencial de escurrimiento y, por
lo tanto, con muy baja capacidad de infiltración cuando están saturados.
También se incluyen aquí los suelos que presentan una capa de arcilla
somera y muy impermeable así como suelos jóvenes de escaso espesor
sobre una roca impermeable, ciertos suelos salinos y suelos con nivel freático
alto (a una profundidad menor de 60 cm).
Para obtener fmín de forma directa hay que realizar un ensayo de infiltración
prolongado hasta que la tasa de infiltración se estabilice (generalmente varias horas),
mediante un equipo consistente en un infiltrómetro de doble anillo o mediante un
simulador de lluvia. Otro método consiste en obtener la conductividad hidráulica a
saturación (k) con un permeámetro a partir de una muestra inalterada de suelo o
mediante el diagrama de la figura III.2, si se dispone sólo de datos de textura USDA.
__________________________________________________________________________________
291
Anexo III Método del número de curva
__________________________________________________________________________________
fmín = 0,5 · k
Tabla III.1. Tipos de suelo para el método del número de curva, según la tasa
mínima de infiltración (fmín) y la conductividad hidráulica a saturación (k);
recopilación realizada por Ferrer-Julià et al. (2003)
__________________________________________________________________________________
292
Método del número de curva Anexo III
__________________________________________________________________________________
Tabla III.2. Equivalencias entre las clases texturales del USDA y los grupos hidrológicos
Figura III.3. Diagrama textural para la determinación del tipo de suelo para
el método del número de curva; elaboración propia a partir MOPU (1990)
__________________________________________________________________________________
293
Anexo III Método del número de curva
__________________________________________________________________________________
Figura .
Como resumen de este apartado se ofrece la tabla III.3, donde se definen los
tipos de suelos que considera el método del número de curva, diferenciados entre sí
__________________________________________________________________________________
294
Método del número de curva Anexo III
__________________________________________________________________________________
Tabla III.3. Grupos hidrológicos de suelos según las definiciones del NRCS; modificada de López
Alonso (2001)
CAPACIDAD DE TASA DE
SUELO INFILTRACIÓN CON INFILTRACIÓN PROFUNDIDAD TEXTURA DRENAJE
HUMEDAD ELEVADA (mm·h-1)
Arenosa
A Alta 7,62-11,43 Elevada Muy bueno
Areno-limosa
Franca-arenosa
Franca
Bueno a
B Moderada 3,81-7,62 Mediana a elevada Franco-arcillosa-
arenosa moderado
Franco-limosa
Franco-arcillosa
Franco-arcillo-
C Escasa 1,27-3,81 Mediana a pequeña limosa
Imperfecto
Arcillo-arenosa
Con horizontes
arcillosos.
Pobre o
D Muy escasa 0-1,27 Litosuelos. Arenosa
Suelos con nivel freático muy pobre
permanentemente alto
10) Montes con pastos.- Se establecen también tres clases basadas en factores
hidrológicos y no de producción (NRCS, 2002). La diferenciación, como en los
casos anteriores, se realiza mediante observación del terreno. De esta manera,
los montes con pastos se consideran pobres cuando se dan labores al terreno o
cuando son abundantemente pastados o incluso quemados, de modo que el
monte está sin arbustos, matas, pastos y restos vegetales. Se consideran
regulares cuando son pastados pero nunca labrados o quemados, de manera que
la superficie del terreno presenta pastos y mantillo. Por último, son buenos
aquéllos que, protegidos del pastoreo, el terreno aparece cubierto de matas
abundantes, pastos naturales y restos orgánicos de toda clase.
En la tabla más reciente del número de curva (SCS, 1991; Mishra & Singh, 2003)
esta categoría pasa a denominarse “bosques”, sustituyendo al tipo de vegetación
que se describe a continuación.
11) Bosques.- La versión de la tabla del número de curva adaptada al español por
Martínez de Azagra & Navarro (1996) establece cinco clases hidrológicas para los
bosques (véase la tabla III.6), desde muy pobre hasta muy buena. Se basan en la
consideración de la profundidad y el grado de consolidación de las capas de
mantillo del bosque, de modo que cuanto mayor sea el espesor de dichas capas y
menos compactas e impermeables aparezcan tanto mejor será la condición
hidrológica resultante para la infiltración. En este caso, la clase hidrológica se
determina mediante el empleo de un nomograma creado por Morey (1955), citado
por Udall & Dominy (1966), y que se inserta en la figura III.5.
__________________________________________________________________________________
296
Método del número de curva Anexo III
__________________________________________________________________________________
__________________________________________________________________________________
297
Anexo III Método del número de curva
__________________________________________________________________________________
__________________________________________________________________________________
298
Método del número de curva Anexo III
__________________________________________________________________________________
- Condición I.- El suelo está muy seco pero sin llegar al punto de marchitez.
Suele ser la situación ideal para realizar las labores agrícolas.
__________________________________________________________________________________
299
Anexo III Método del número de curva
__________________________________________________________________________________
Ponce & Hawkins (1996) propone unas ecuaciones similares para el paso de la
condición II a las otras dos situaciones de humedad:
N (II ) N (II )
N (I ) = N (III ) =
2,281 − 0,01281⋅ N (II ) 0,427 + 0,00573 ⋅ N (II )
Tabla III.5. Conversión del número de curva según las diferentes condiciones de humedad
(I, II y III)
__________________________________________________________________________________
300
Método del número de curva Anexo III
__________________________________________________________________________________
Tabla III.6. Determinación del número de curva en condición II de humedad y P0 = 0,2 · S; según
Martínez de Azagra & Navarro (1996)
__________________________________________________________________________________
301
Anexo III Método del número de curva
__________________________________________________________________________________
Tabla III.6. (Continuación). Determinación del número de curva en condición II de humedad y P0 = 0,2 ·
S; según Martínez de Azagra & Navarro (1996)
__________________________________________________________________________________
302
Método del número de curva Anexo III
__________________________________________________________________________________
Tabla III.7. Números de curva para zonas áridas y semiáridas de Estados Unidos (para
condición II de humedad y P0 = 0,2 · S); según SCS (1991), adaptada por Martínez de
Azagra & Navarro (1996)
Tipo 4
Tipo 2 - “Sagebrush” = Artemisia tridentata
- “Oak brush” = Quercus gambelii Tipo 5
- “Aspen” = Populus tremuloides y P. - “Saltbrush” = Atriplex reptans
fremontii - “Greasewood” = Ambrosia dumosa
- “Mountain mahogany” = Cercocarpus - “Creosotebrush” = Larrea tridentata
ledifolius - “Blackbrush”= Coleogyne ramosissima
- “Bitter brush” = Purshia tridentata - “Bursage” = Bursera californica
- “Maple” = Acer grandidentatum - Palo verde = Cercidium americanum
Tipo 3 - Mesquite = Prosopis glandulosa
- “Pinyon” = Pinus edulis y Pinus - Cactus = Carnegiea gigantea; Opuntia
monophylla spp.
- “Juniper” = Juniperus osteosperma
__________________________________________________________________________________
303
Anexo III Método del número de curva
__________________________________________________________________________________
Figura III.8. Ábacos para la estimación del número de curva para formaciones vegetales típicas de
zonas áridas de Estados Unidos (Mishra & Singh, 2003)
Finalmente, Témez (1987) ha adaptado una tabla del número de curva a los
suelos españoles, pero expresada por medio del umbral de escorrentía (P0) (también
puede consultarse en Martínez de Azagra & Navarro, 1996). Ferrer-Julià (2003),
__________________________________________________________________________________
304
Método del número de curva Anexo III
__________________________________________________________________________________
Tabla III.9. Valores del número de curva a partir de los umbrales de escorrentía de Témez (1987);
según Ferrer-Julià (2003)
Una vez fijado el número de curva (N), puede obtenerse de forma inmediata la
escorrentía superficial generada por una precipitación (siendo esta precipitación mayor
que el umbral de escorrentía), bien utilizando el ábaco de la figura III.9 ó bien
mediante las ecuaciones:
__________________________________________________________________________________
305
Anexo III Método del número de curva
__________________________________________________________________________________
25.400 − 254 ⋅ N
- Umbral de escorrentía P0 = 0,2 ⋅ (mm)
N
(P − P0 )2
- Escorrentía Q= (mm)
P + 4 ⋅ P0
Figura III.9. Ábaco para la obtención de la escorrentía superficial. Se entra en abscisas con la
precipitación del aguacero y se traza una vertical hasta alcanzar la curva correspondiente al número
hidrológico hallado. Este nivel indica la escorrentía superficial generada, dato que se lee en la escala
de ordenadas.
__________________________________________________________________________________
306
Método del número de curva Anexo III
__________________________________________________________________________________
[ P −P ]
Q= ∑
2
∑ 0
si ∑P > P
∑P + 4⋅P
0
0
siendo:
Tasa de infiltración
__________________________________________________________________________________
307
Anexo III Método del número de curva
__________________________________________________________________________________
Rr = P – Q – P0
Rr Q
=
S P − P0
S ⋅ (P − P0 )
Rr =
P − P0 + S
dP
S2 ⋅
dRr dt
=
dt (P − P0 + S )2
dRr
lim =0
P → ∞ dt
Una primera forma consiste en situar todas las parejas de valores en una
gráfica auxiliar y hallar el centro de gravedad de la nube de puntos resultante. Su
situación nos permite determinar el valor del número de curva (en condición II) de la
cuenca o terreno estudiado. Otra opción es la de determinar directamente de la nube
de puntos los tres números de curva asociados (N(I), N(II), N(III)), tal y como se hace
en la figura III.10: N(II) define una curva que separa la nube de puntos en dos
porciones iguales, N(I) define la envolvente inferior y N(III) la envolvente superior.
Hawkins, 1996; Castillo et al., 1997; López Alonso, 2001; Mishra & Singh, 2003;
Ferrer-Julià, 2003):
a) Ventajas
- Su uso es sencillo.
b) Inconvenientes
- Existen problemas de escala, tanto temporal como espacial. Esto es debido a que
el ajuste del modelo se ha hecho con datos de tormentas de larga duración
(diarias) e intensidad apreciable, y para cuencas vertientes pequeñas pero de al
menos varios kilómetros cuadrados. Se recomienda no utilizar el método para
cuencas mayores de 250 km2.
- El método ha sido desarrollado con datos del medio oeste de Estados Unidos, por
lo que su utilización en otras partes del mundo requiere una adaptación de las
tablas a las condiciones locales.
__________________________________________________________________________________
310
Método del número de curva Anexo III
__________________________________________________________________________________
- El método funciona bien en cuencas agrícolas y urbanas, pero los resultados son
mediocres para pastizales y malos en cuencas forestales boscosas.
Aunque teóricamente podrían llegar a 0, las tablas más recientes del número de
curva no recogen valores menores de 25, correspondientes a bosques con suelo
tipo A y condiciones hidrológicas muy buenas. En cuencas con número de curva
menor de 40, se recomienda utilizar el método con precaución y contrastarlo con
otros métodos.
__________________________________________________________________________________
311
Anexo III Método del número de curva
__________________________________________________________________________________
__________________________________________________________________________________
312
ANEXO IV:
__________________________________________________________________________________
315
Ecuación Universal de Pérdidas de Suelo (USLE) Anexo IV
__________________________________________________________________________________
A=R·K·L·S·C·P
Donde:
Éste es un modelo paramétrico que estima las pérdidas de suelo anuales, como
valor promedio de un periodo representativo de años, que se producen en una parcela
o superficie de terreno debidas a la erosión superficial, laminar y en regueros, ante
unas determinadas condiciones de clima, suelo, relieve, vegetación y usos del suelo.
Ha sido mal utilizado en muchas ocasiones al ignorarse que su ámbito de aplicación
se restringe, como se ha dicho, a la erosión laminar y en regueros, donde el agente
principal es la energía cinética de los aguaceros, y que no evalúa otros tipos de
erosión como los movimientos en masa, la erosión en cárcavas y barrancos y en
cauces (Almorox et al., 1994; Díez-Hernández, 1996; Navarro, 2002).
__________________________________________________________________________________
317
Anexo IV Ecuación Universal de Pérdidas de Suelo (USLE)
__________________________________________________________________________________
E ⋅ I30
R=
100
Donde:
n n
E = ∑ Ei = ∑ (210,2 + 89 ⋅ log Ii ) ⋅ (Ii ⋅ Ti ) y siempre : Ei ≤ 289 ⋅ (Ii ⋅ Ti )
1 1
Siendo:
Zona 1:
Zona 2:
Zona 3:
R = e −0,754 ⋅ T 21,031 ⋅ T 10 −0,828 ⋅ F 0,482 ⋅ PMEX 1,1628 ⋅ MR −1,22 ⋅ MV 0,536 ⋅ F 24 0,8 ⋅ e ( Z 7⋅0,211) ⋅ e −( Z 9⋅0,157 )
Donde:
__________________________________________________________________________________
318
Ecuación Universal de Pérdidas de Suelo (USLE) Anexo IV
__________________________________________________________________________________
__________________________________________________________________________________
319
Anexo IV Ecuación Universal de Pérdidas de Suelo (USLE)
__________________________________________________________________________________
Donde:
Figura IV.2. Nomograma para la determinación del factor K en unidades métricas; según Morgan
(1997), siguiendo a Wischmeier et al., (1971)
__________________________________________________________________________________
321
Anexo IV Ecuación Universal de Pérdidas de Suelo (USLE)
__________________________________________________________________________________
⎛ λ ⎞
m
L=⎜ ⎟
⎝ 22,13 ⎠
Para determinar los valores del exponente m se han propuesto los que
aparecen en la tabla IV.1, en función de la pendiente de la ladera s (%).
s (%) m
≥5 0,5
3–5 0,4
1–3 0,3
<1 0,2
__________________________________________________________________________________
322
Ecuación Universal de Pérdidas de Suelo (USLE) Anexo IV
__________________________________________________________________________________
⎛ λ ⎞
m
⎝ 22,13 ⎠
Figura IV.3. Nomograma para el cálculo del factor L·S (Wischmeier & Smith, 1978)
__________________________________________________________________________________
323
Anexo IV Ecuación Universal de Pérdidas de Suelo (USLE)
__________________________________________________________________________________
⎛ λ ⎞
0,3 1, 4
⎛s⎞
Para λ < 350 m y s > 20 %: L ⋅ S = ⎜ ⎟ ⋅⎜ ⎟
⎝ 22,13 ⎠ ⎝9⎠
⎛ λ ⎞
0,3 1,3
⎛s⎞
Para λ > 350 m y s > 9 %: L ⋅ S = ⎜ ⎟ ⋅⎜ ⎟
⎝ 22,13 ⎠ ⎝9⎠
C < 1 en el resto de los casos. Será mayor cuanto más densa sea la cubierta
vegetal en contacto con el suelo
__________________________________________________________________________________
324
Ecuación Universal de Pérdidas de Suelo (USLE) Anexo IV
__________________________________________________________________________________
CUBIERTA VEGETAL C
Arbolado forestal denso 0,01
Arbolado forestal claro 0,03
Matorral con buena cobertura 0,08
Matorral ralo y eriales 0,20
Cultivos arbóreos y viñedos 0,40
Cultivos anuales y herbáceos 0,25
Cultivos en regadío 0,04
Tabla IV.3. Valores del factor C para pastizales, matorrales y arbustos (Wischmeier & Smith, 1978)
__________________________________________________________________________________
325
Anexo IV Ecuación Universal de Pérdidas de Suelo (USLE)
__________________________________________________________________________________
__________________________________________________________________________________
326
ANEXO V:
1. INTRODUCCIÓN .................................................................................................................................331
9.1. Obtención de NAC y Nmín en laderas de la comarca del Cerrato (Palencia) ..................................343
9.2. Sistematización mediante microcuencas ..........................................................................................344
9.3. Sistematización mediante subsolado lineal.......................................................................................346
9.4. Evaluación hidrológica de dos preparaciones del suelo ...................................................................347
9.5. Aterrazado con subsolado .................................................................................................................348
9.6. Ahoyado mecanizado con bulldozer..................................................................................................355
__________________________________________________________________________________
329
Protocolo de aplicación del modelo hidrológico MODIPÉ Anexo V
__________________________________________________________________________________
1. INTRODUCCIÓN
El modelo hidrológico MODIPÉ, creado por Martínez de Azagra (1995a), resulta
de gran utilidad en el diagnóstico de situaciones de desertificación por aridez edáfica o
en la restauración de laderas degradadas por este motivo. A pesar de que existe un
programa informático para su aplicación más sencilla y que se ha publicado una
pequeña guía de utilización (Martínez de Azagra, 1996), aún existen algunos flecos
que dificultan su utilización por parte de los técnicos especializados en la repoblación
forestal de zonas áridas y semiáridas. Por este motivo, en este anexo se presentan
algunas pautas que pretenden esclarecer dudas o allanar la senda de uso de
MODIPÉ.
__________________________________________________________________________________
331
Anexo V Protocolo de aplicación del modelo hidrológico MODIPÉ
__________________________________________________________________________________
10.000
Sp =
N
__________________________________________________________________________________
332
Protocolo de aplicación del modelo hidrológico MODIPÉ Anexo V
__________________________________________________________________________________
Por otra parte, el tamaño de la unidad sistematizada (S) es la suma del área de
impluvio y del área de recepción:
S = S1 + S2
S2 = b · e
__________________________________________________________________________________
333
Anexo V Protocolo de aplicación del modelo hidrológico MODIPÉ
__________________________________________________________________________________
S1 = S - S2
CAPA ≈ H · S2
__________________________________________________________________________________
334
Protocolo de aplicación del modelo hidrológico MODIPÉ Anexo V
__________________________________________________________________________________
a) Sobre NI
- Si se realiza laboreo del área de impluvio y se prevé (debido a la textura del suelo) la
formación de un encostramiento superficial o tastana: NI ≥ NAC.
b) Sobre NR
T ip o d e v e g e ta c ió n
T ip o d e s u e lo
A B C D
B arbecho
S itu a c ió n d e
p a r tid a
V e g e ta c ió n
p r e e x ix t e n t e
Figura V.2. Flechas indicando la evolución del número de curva (tabla III.6) al realizar una
labor profunda en un suelo somero (litosuelo)
__________________________________________________________________________________
335
Anexo V Protocolo de aplicación del modelo hidrológico MODIPÉ
__________________________________________________________________________________
- NR ≥ NAC suele ser una hipótesis pesimista, que está del lado de la seguridad y que
obliga a la construcción de microembalses mayores para lograr endorreísmo (o para
conseguir un determinado número de curva equivalente de la unidad sistematizada,
NEQ).
Tabla V.1. Consideraciones acerca del número de curva en el área de impluvio y en el área de
recepción para diferentes preparaciones del terreno en repoblaciones forestales
NI > NAC
Acaballonado superficial >0
NR ≠ NAC1
NI > NAC
Aterrazado en contrapendiente >0
NR ≠ NAC1
__________________________________________________________________________________
336
Protocolo de aplicación del modelo hidrológico MODIPÉ Anexo V
__________________________________________________________________________________
__________________________________________________________________________________
337
Anexo V Protocolo de aplicación del modelo hidrológico MODIPÉ
__________________________________________________________________________________
NAC Nmín
Sistematización
primaria
NEQ
Figura V.3. Serie progresiva del número de curva (Martínez de Azagra, 1996)
Bosque
Ladera actual climácico
degradada
P
ANTES
Sistematización
primaria
PROM ANTES<<P
Figura V.4. Serie progresiva de las disponibilidades hídricas en una ladera degradada
(Martínez de Azagra, 1996)
25.400 − 254 ⋅ N
P0 = 0,2 ⋅
N
se pueden obtener los umbrales de escorrentía para la ladera actual degradada (PAC)
y para la ladera restaurada (Pmáx). A cada uno de estos umbrales de escorrentía les
corresponde un periodo de retorno determinado, como se ha expresado en el
apartado 3.1, donde se aborda el criterio ecológico. En este apartado también puede
observarse una tabla en la que se muestran los números de curva asignados a
__________________________________________________________________________________
338
Protocolo de aplicación del modelo hidrológico MODIPÉ Anexo V
__________________________________________________________________________________
- Climas áridos y torrenciales, caracterizados por llover poco (Panual ≤ 500 mm) y muy
concentrado en el tiempo (con pocos días de lluvia al año).
- Laderas con un número de curva elevado (por ejemplo, cuando NAC (2) en
condiciones medias de humedad sea superior a 80).
- La sistematización primaria será tanto más necesaria cuanto más seca sea la ladera
(por ejemplo, en orientaciones de solana). En estos casos el retículo habrá de ser
pleno y endorreico, con caballones-guía que conduzcan la escorrentía y con
alcorques de gran capacidad.
__________________________________________________________________________________
339
Anexo V Protocolo de aplicación del modelo hidrológico MODIPÉ
__________________________________________________________________________________
8. UTILIDADES DE MODIPÉ
MODIPÉ ha sido concebido como una herramienta auxiliar para el diseño
técnico de repoblaciones forestales en zonas mediterráneas, que sirve de apoyo al
ingeniero para su toma de decisiones a la hora de restaurar una ladera. Muchos de los
métodos de preparación del suelo llevan siendo ensayados con éxito desde hace
muchos años pero carecen de un cuerpo de doctrina que los refrende. Son métodos
bien arraigados y experimentados en el quehacer cotidiano del ámbito forestal, a los
que MODIPÉ puede dar una mayor validez técnica, puede reforzar su uso y orientar
acerca de algunas mejoras y precisiones. También puede desechar algunos métodos
de preparación del suelo en relación a su eficacia hidrológica.
Las principales aplicaciones del modelo MODIPÉ son las que se mencionan
seguidamente:
4) Evalúa el efecto hídrico que tienen los distintos procedimientos de preparación del
suelo en repoblaciones forestales (microcuencas, acaballonados, aterrazados, etc.).
__________________________________________________________________________________
340
Protocolo de aplicación del modelo hidrológico MODIPÉ Anexo V
__________________________________________________________________________________
Para trabajar con este objetivo es necesario elegir la opción anual e introducir
doce ternas de datos por año. Debe analizarse el año seco, medio y húmedo de la
serie, por las siguientes razones:
MODIPÉ resulta muy útil para modelos existentes como la ficha hídrica de
Thornthwaite, los diagramas bioclimáticos o los climodiagramas, para los que ofrece
resultados más precisos y realistas que los datos de precipitación que se utilizan
habitualmente, y considerando que no hay escorrentía que escape de la ladera (W =
0).
- Se tiene una ladera con una aridez muy grande en comparación con los datos
pluviométricos. Es decir, existe en ella un edafoclima arídico que no concuerda con
el régimen de lluvias existente en la comarca.
__________________________________________________________________________________
341
Anexo V Protocolo de aplicación del modelo hidrológico MODIPÉ
__________________________________________________________________________________
Por todo esto una ladera degradada puede definirse desde tres perspectivas
diferentes:
Desde el punto de vista botánico: Si hay, por ejemplo, un tomillar ralo donde
debería crecer un espeso encinar.
__________________________________________________________________________________
342
Protocolo de aplicación del modelo hidrológico MODIPÉ Anexo V
__________________________________________________________________________________
9. ESTUDIO DE CASOS
Para el mismo relieve, clima y roca madre, la vegetación potencial de este tipo
de laderas es un bosque mixto de encinas, quejigos y/o enebros. A este bosque le
corresponde un número de curva de 44 (es decir, un umbral de escorrentía de 64,7
mm). Mediante un ajuste de las precipitaciones máximas diarias anuales de la zona a
la distribución de Gumbel, se puede interpretar este umbral de escorrentía: en el
bosque maduro sólo se produce escorrentía superficial con un periodo de retorno
superior a 300 años, es decir, el bosque actúa como una perfecta esponja que
intercepta e infiltra todo el agua de lluvia, a excepción de tormentas muy infrecuentes.
__________________________________________________________________________________
343
Anexo V Protocolo de aplicación del modelo hidrológico MODIPÉ
__________________________________________________________________________________
Tabla V.2. Resumen de resultados que ofrece el programa MODIPÉ para el ejemplo
de sistematización por microcuencas
De acuerdo con los resultados, un número de curva (NEQ) igual al del bosque
climácico (N = 44) se consigue para una capacidad de embalse de 400 litros, es decir:
para una altura de muretes de 40 cm. Sin embargo, el tiempo de embalse se prolonga
en exceso (unas 35 horas; véase más adelante en donde se describe este cálculo) lo
que desaconseja esta solución (por riesgo de problemas de anoxia en las raíces de
los brinzales). A esta razón cabe agregar otras muchas, tales como la conveniencia de
minimizar el movimiento de tierras, de reducir el riesgo de rotura de las represas y de
sus consecuencias, de aminorar el impacto visual de la preparación del suelo, etc.
Además, se debe indicar que ni siquiera el bosque climácico es capaz de infiltrar 64,7
__________________________________________________________________________________
344
Protocolo de aplicación del modelo hidrológico MODIPÉ Anexo V
__________________________________________________________________________________
H
Tmáx ≤
fmín
CAPA
siendo: H = Altura de los muretes del microembalse ( ≈ ), en cm
S2
fmín = Tasa de infiltración mínima del suelo, en cm·h-1.
k ≈ 2,3 cm·h-1
Por otro lado, la tasa de infiltración final o mínima (fmín) se puede estimar a
partir de la permeabilidad, siendo siempre inferior a esta. Si se usa la relación de
Bouwer:
fmín ≈ 0,5 · k
__________________________________________________________________________________
345
Anexo V Protocolo de aplicación del modelo hidrológico MODIPÉ
__________________________________________________________________________________
queda:
40
Tmáx ≤ = 34,78 h
1,15
Se desea perfilar un caballón (mediante unas aletas acopladas a los brazos del
subsolador) que tenga la altura adecuada para reducir la escorrentía al máximo. Para
ello hemos utilizado el programa MODIPÉ con los datos de entrada siguientes:
S2 = k · b · l
__________________________________________________________________________________
346
Protocolo de aplicación del modelo hidrológico MODIPÉ Anexo V
__________________________________________________________________________________
__________________________________________________________________________________
347
Anexo V Protocolo de aplicación del modelo hidrológico MODIPÉ
__________________________________________________________________________________
de crear trampas de agua, así como el efecto hídrico que produce el aterrazado, en
comparación con la ladera inalterada.
La preparación del terreno que se analiza en este trabajo queda descrita por los
siguientes datos estimados en campo:
Con esta información puede ejecutarse el programa TERRA1, que aporta unas
características geométricas más concretas del aterrazado ejecutado. Estas
características se muestran a continuación y quedan reflejadas en la figura V.6.
n ⋅ 10.000
e= (si no se planta en la interterraza, como es el caso)
N ⋅D
A su vez: D ⋅ L = 10.000
__________________________________________________________________________________
349
Anexo V Protocolo de aplicación del modelo hidrológico MODIPÉ
__________________________________________________________________________________
n ⋅ 10.000
D= = 6,25 m
e⋅N
10.000
L= = 1.600 m
D
Haciendo coincidir la anchura total afectada (A) con la distancia horizontal entre
terrazas (D) se obtiene la densidad máxima de repoblación posible mediante la
preparación perfilada (Nmáx). Se tiene que:
n ⋅ 10.000
D = A ⇔ N = Nmáx =
e⋅A
__________________________________________________________________________________
350
Protocolo de aplicación del modelo hidrológico MODIPÉ Anexo V
__________________________________________________________________________________
Trabajando por unidad de longitud de terraza (que en este caso coincide con la
longitud puesta a disposición de cada planta), se tiene:
S = D · 1 = 6,25 m2
Por otra parte, el área de impluvio consta de tres superficies con características
hidrológicas bien diferentes (razón por la que conviene individualizarlas) y que son
(véanse las figuras V.6 y V.7): terraplén (Sa), terreno inalterado (Sb) y desmonte (Sc).
S1 = Sa + Sb + Sc
__________________________________________________________________________________
351
Anexo V Protocolo de aplicación del modelo hidrológico MODIPÉ
__________________________________________________________________________________
Sb = D - A
S1 = Sa + Sb + Sc =3,254 m2
b) Datos hidrológicos
__________________________________________________________________________________
352
Protocolo de aplicación del modelo hidrológico MODIPÉ Anexo V
__________________________________________________________________________________
Figura V.8. Salida gráfica del programa MODIPÉ, en el que se comparan los números de curva de
la ladera actual, del área de impluvio y del área de recepción
__________________________________________________________________________________
353
Anexo V Protocolo de aplicación del modelo hidrológico MODIPÉ
__________________________________________________________________________________
Lo que demuestran los datos hasta ahora presentados es que ésta es una
buena preparación del terreno, desde el punto de vista de las cosechas de agua. Sin
embargo, las trampas de agua son demasiado grandes para el tamaño de la
microcuenca: 6,25 m2 de microcuenca para 234 l de trampa de agua. El modelo
MODIPÉ permite afirmar que hubiera bastado con una trampa de agua de 103 litros
(lo que supone una altura de muretes de unos 34 cm) para lograr endorreísmo ante
una precipitación de diseño de 40 mm (aguacero que posee un periodo de retorno de
30 años en la zona de estudio).
S1 = a · (e - b)
S2 = área de recepción = a · b
Sin = (D - a) · e
10.000
Sp = distancia entre líneas · equidistancia entre hoyos = D · e =
N
Sp = S1 + S2 + Sin = a · (e - b) + a · b + (D - a) · e
__________________________________________________________________________________
355
Anexo V Protocolo de aplicación del modelo hidrológico MODIPÉ
__________________________________________________________________________________
S1 Es
+
p
e e
n
d
i
b e
n
a t
S2 e
−
S2
D
Sin (pasillos de
escorrentía)
S1 (área de impluvio)
S2 (área de recepción)
hoyo
__________________________________________________________________________________
356
Protocolo de aplicación del modelo hidrológico MODIPÉ Anexo V
__________________________________________________________________________________
10.000
Sp =
N
Sp > S1 + S2 Sp = S1 + S2 + Sin
S1 = Sp - S2 - Sin = e · D – a · b - (D - a) · e = a · (e - b)
S2 = a · b
Siendo:
Sp = Superficie puesta a disposición de cada planta
S1 = Área de impluvio
S2 = Área de recepción
Sin = Área de los pasillos de escorrentía
a = Anchura del área de recepción u hoyo
b = Longitud del área de recepción u hoyo
e = Equidistancia entre hoyos de una misma línea
N = Densidad de repoblación (pies/ha)
D = Distancia entre pases del bulldozer (distancia entre ejes)
En esta preparación del terreno existe la posibilidad de ejecutar una roza con la
pala delantera del bulldozer, en el caso de que el matorral preexistente entorpezca las
labores de repoblación (Monsalve, 1995). El resultado es una banda desbrozada de 2
m de anchura y un cordón de restos vegetales de aproximadamente 0,5 m. En este
caso:
__________________________________________________________________________________
357
Anexo V Protocolo de aplicación del modelo hidrológico MODIPÉ
__________________________________________________________________________________
- En S2, también por coincidir con la roza, y por haberse removido el suelo en la
ejecución del hoyo: NR > NAC
- En Sin, gracias a la acumulación de la vegetación, se puede admitir que el
número de curva disminuye un poco respecto a NAC: Nin ≤ NAC
- NAC
- NI = NAC
- NR > NAC
- Nin = NAC
25.400 − 254·NMED
PLAD = 0,2·
NMED
4) Para estimar CAPA hay que determinar las medidas del hoyo a realizar, mediante la
anchura de la cuña del rejón, la pequeña longitud de ladera “ahoyada” y la profundidad
del hoyo (definida por la longitud del rejón). Así mismo tiene mucha importancia el
acondicionamiento final del hoyo. En las repoblaciones habitualmente llevadas a cabo,
el hoyo suele tener unas dimensiones de a = 0, 6 m y b = 0,8 - 1 m
5) Como caso extremo que conviene analizar está el de las pocetas o alcorques
aislados, sin área de impluvio que los alimente. En tal situación, no recibirán
escorrentía (Es1 = 0 mm, pues S1= 0 m2 y Sin = Sp - S2 ).
__________________________________________________________________________________
358
Protocolo de aplicación del modelo hidrológico MODIPÉ Anexo V
__________________________________________________________________________________
Es =
(P − PR )
2
P + 4 ⋅ PR
con
25400 − 254 ⋅ NR
PR =0,2 ⋅
NR
E s ⋅ S2 =
(P − PR )2 ⋅ S
2
P + 4 ⋅ PR
CAPA =
(P − PR )2 ⋅ S
2
P + 4 ⋅ PR
2
CAPA ⎡ CAPA ⎤ 4 ⋅ CAPA ⋅ PR
P =PUM = PR + + ⎢PR + ⎥ + − PR 2
2 ⋅ S2 ⎣ 2 ⋅ S2 ⎦ S2
5.080
NAL =
PUM + 50,8
__________________________________________________________________________________
359
Anexo V Protocolo de aplicación del modelo hidrológico MODIPÉ
__________________________________________________________________________________
NAC ⋅ (S p − S2 ) + NAL ⋅ S2
NMED =
Sp
ya que no se puede asegurar ningún orden en las cosechas de agua por no existir una
conexión entre las áreas de impluvio y las pocetas.
• ANTES: NAC
• DESPUÉS: NMED
Con los mismos datos que el ejemplo realizado anteriormente con una
preparación de microcuencas, se plantea este caso ficticio en el que se establecen
unos hoyos sin área de impluvio. El número de curva del área de recepción (NR) es
90, la capacidad del embalse 200 litros y la superficie del área de recepción 1 m2. Así,
se puede calcular el umbral de escorrentía en el área de recepción, la precipitación
límite o umbral y su número de curva correspondiente:
25400 − 254 ⋅ 90
PR = 0,2 ⋅ = 5,64 mm
90
__________________________________________________________________________________
360
Protocolo de aplicación del modelo hidrológico MODIPÉ Anexo V
__________________________________________________________________________________
5080
NAL = = 18
230,7 + 50,8
9 ⋅ 90 + 1⋅ 18
NMED = = 82,8 ≈ 83
10
e · N · D = n · 10.000
Donde:
e = Equidistancia entre hoyos de una misma línea
N = Densidad de repoblación (pies/ha)
D = Distancia entre los ejes de pases consecutivos del bulldozer
n = Número de rejones del apero subsolador
__________________________________________________________________________________
361
Anexo V Protocolo de aplicación del modelo hidrológico MODIPÉ
__________________________________________________________________________________
CASO e N D D - d (d = 2 m)
1 2,5 2.000 4 2
2 2,5 2.500 3,2 1,2
3 2 2.500 4 2
4 2,5 1.600 5 3
5 3 1.600 4,16 2,16
6 3,5 1.600 3,57 1,57
7 2,44 1.600 5,12 3,12
8 3,125 1.600 4 2
El significado de los símbolos se expone en la figura V.11.
d D-d d
•
•
•
hoyos
•
•
•
•• n=2 e
•
•
•
Línea de
D máxima
pendiente
Figura V.11. Disposición de los hoyos en el terreno, en una preparación de
ahoyado con bulldozer. Siendo:
d = Distancia entre rejones del apero del bulldozer (separación de los
rejones)
n = Número de rejones del apero
e = Equidistancia entre hoyos de una misma línea
N = Densidad de repoblación (pies/ha)
D = Distancia entre pases del bulldozer (distancia entre ejes)
a) Caso 7
__________________________________________________________________________________
362
Protocolo de aplicación del modelo hidrológico MODIPÉ Anexo V
__________________________________________________________________________________
a = 0,60 m
b = 0,60 m
e = 2,44 m
1,84 m
S = S1 + S2 = 1,46 m2
10.000
Sin = S p − S = − 1,464 = 4,79 m2
1.600
__________________________________________________________________________________
363
Anexo V Protocolo de aplicación del modelo hidrológico MODIPÉ
__________________________________________________________________________________
NI = NAC = 84
b) Caso 8
3,125 · 4 · N = 10.000 · 2
N = 1.600 pies/ha
2m 2m 2m
3,125 m
D=4m
__________________________________________________________________________________
364
Protocolo de aplicación del modelo hidrológico MODIPÉ Anexo V
__________________________________________________________________________________
a = 0,6 m
b = 0,8-1 m
e = 3,125 m
2,325 m
S = 1,875 m2
Conclusiones
__________________________________________________________________________________
365
ANEXO VI:
GLOSARIO
Glosario Anexo VI
__________________________________________________________________________________
1. INGLÉS-ESPAÑOL
__________________________________________________________________________________
369
Anexo VI Glosario
__________________________________________________________________________________
2. FRANCÉS-ESPAÑOL
__________________________________________________________________________________
371
ANEXO VII:
RELACIÓN DE ABREVIATURAS Y
SÍMBOLOS
Relación de abreviaturas y símbolos Anexo VII
__________________________________________________________________________________
__________________________________________________________________________________
379
__________________________________________________________________________________
__________________________________________________________________________________
381