Etica 2018
Etica 2018
Etica 2018
INTRODUCCIÓN
1. DESARROLLO
El ser humano en sus inicios evolutivos fue nómada, y de a poco se fue constituyendo en
un ser capaz de relacionarse con los demás y de ir formando grupos sociales o ayllus que
se caracterizaban por tener costumbres, que las iban aprendiendo y desarrollando en la
actividad diaria de caza, agricultura, pesca, y de guerra para protegerse de otros grupos
1
sociales que les arrebataban sus mujeres, niños y varones con el fin de constituirlos en
esclavos.
Desarrollo social que les permitía compartir tradiciones, fusionar leyendas, mitos y hasta
los mismos lenguajes se iban perfeccionando con el pasar del tiempo y el desarrollo de
las nuevas familias, sociedades y civilizaciones.
El ser humano, tuvo que aprender a sobrevivir y a vencer al más débil para someterlo, así
empiezan a desarrollarse las clases sociales de señores y siervos. Comienzan los
privilegios, los malos tratos, la explotación y marginación del más poderoso en recursos,
guerreros y armas, en contra de los pueblos poco desarrollados en el arte de la guerra.
En este desarrollo social fue experimentando el amor y el odio, la vida y la muerte, la
libertad y la esclavitud, la riqueza y la pobreza, la marginación y la explotación, la
sobriedad y el hambre, la salud y la enfermedad, la sabiduría y la ignorancia, el poder y
la impotencia; es decir, fue descubriendo y desarrollando sobre el bien y el mal.
El pueblo comienza a necesitar de alguien que los dirija, que los guíe, los instruya, así, se
forman hombres y mujeres más dotados en fuerza física, mental y espiritual. La sociedad
necesita de normas y reglas para poder evitar el caos personal, y social. Se van
organizando en comunidades políticas, económicas, religiosas, y educativas. Surge la
estructura social menguada de diferentes actores sociales que se deben ir instruyendo en
el lenguaje, la escritura, la fe, las artes y la política. Aparece la clase privilegiada en todos
estos saberes, son los que mandan, y ordenan normas para que los otros las cumplan.
Surgen los poderosos que se imponen con sus reglas, e impuestos que deben ser
cumplidos y pagados por los menos afortunados en conocimiento.
Es la estructura social que castiga al que quiera revelarse, al que no se somete, lo mandan
a encerrar, torturar o matar delante de todo el pueblo para que aprendan que, si hacen eso,
terminaran mal. Se impone la ley del más fuerte sobre el más débil. El que tiene poder se
hace más poderoso económicamente, y el que no lo tiene, se vuelve sumiso, pobre,
marginado y esclavo.
Ante esta situación emergen ciudadanos, personas que buscan desde su bondad, y amor
por los demás, cambiar este sistema de poder. Y así, el ser humano reflexiona y busca
formas de mejorar la sociedad no por la fuerza, el odio, la matanza o la servidumbre, sino
por el diálogo, el consenso y la construcción de normas y leyes que involucren a todos,
los sancionen y exijan por igual.
Aparece, la conciencia moral personal, que reflexiona que las cosas pueden ser de otra
manera, que se puede vivir de otra forma. Quizás más libre, o vivir de forma más
armónica, más justa y equitativa entre unos y otros, evitando la barbarie y el descontento.
Seres humanos que se van sumando y constituyen un nuevo pensamiento, el pensamiento
moral; y se dan cuenta que es necesario reflexionar sobre lo que sucede para no quedarse
indiferente o renegado ante la realidad o situación de otros seres humanos, que son
explotados, perseguidos o torturados.
En Oriente, tenemos el código de Hammurabi; los diez mandamientos de los Judíos; y en
Occidente, la primera sociedad que se fue constituyendo en el pensamiento moral fue la
Grecia antigua. Son los griegos en el siglo VI a.C, los que reflexionan sobre lo bello, lo
bueno, lo verdadero, lo noble, que existe en las personas, animales y en la naturaleza
donde encuentran como fundamento la armonía. A lo bello, fuerte, valeroso, y bueno, lo
2
llaman areté. Así aparece el areté del caballo, del guerrero, de la naturaleza, en su
expresión de belleza y majestuosidad.
Los filósofos griegos que amantes de la verdad, reflexionan, educan y logran grandes
debates públicos sobre lo que es bueno, bello y verdadero. Así Sócrates decía, cuando ya
cansado de tantas preguntas y respuestas, “solo sé que nada sé”. Argumento que se
constituía en la nueva palestra del saber, y convocaba al ser humano a seguir debatiendo,
argumentado y escribiendo aquellas frases que sus maestros y sabios decían.
Aparece la Sophia1, la sabiduría, desarrollada por seres humanos amantes de la Verdad;
se llamaron maestros, filósofos, que fueron seguidos, admirados y elogiados, así como
perseguidos y desterrados cuando su pensamiento cuestionaba la forma de poder perverso
e injusto de parte de reyes, o nuevas autoridades.
Los filósofos se dan cuenta que se debe formar al ciudadano noble, fuerte, valeroso, y
bello a partir de la educación de las artes, la gimnasia y la ética, desde la cual de sebe
educar al niño como persona moral, quién necesita desarrollar su conciencia moral, que
le permitirá descubrir lo que es permitido y lo que tiene prohibido realizar. Entonces,
comienza a valorar su acción como buena o mala, permitiéndose corregir o enmendar su
mal proceder a partir de la formación de la conciencia moral.
1.1.1.- La Conciencia
Conciencia lo mismo que en latín, conscientia, está en conexión con el saber, y abarca el
conocimiento de la realidad, se da cuenta del engaño, del error, de los deseos, de los actos
de voluntad, afectos, sentimientos y emociones. Permitiendo a través de la reflexión de
nuestra conciencia sobre nosotros mismos, y tener una conciencia de nosotros mismos
(conciencia de sí). Siendo el presupuesto necesario para el conocimiento y la libertad.
Algunos estudiosos de la conciencia expresan desde “la Filosofía analítica, que los
conocimientos de los fenómenos de la conciencia no pueden deducirse del saber objetivo
de las ciencias naturales, lo cual demuestra que la conciencia no puede reducirse a
procesos materiales”. (Brugger Walter, 2014, pág. 90)
Entonces, la conciencia nos permite tener lucidez de otros objetos, por tanto, existen
ciertos grados de claridad de la conciencia. “la cual, no pudo surgir de una vez en la
historia de la evolución, sino que necesitó formas previas de la conciencia animal, a la
que le faltaba todavía la espiritualidad, o sea, la conciencia explícita de sí mismo y de la
libertad, la reflexión y, también el conocimiento conceptual, abstracto, que va más allá de
lo sensible”. (Brugger Walter, 2014, pág. 90).
Una vez analizado el tema de la conciencia, se desarrolla el sentido moral de la conciencia
desde el aspecto filosófico.
1
Del griego Σοφία "Sofía (sabiduría)"
3
deber vinculante y los correspondientes impulsos para la acción en vivencias de
exhortación, aliento, justificación, culpa, arrepentimiento y satisfacción. La conciencia es
la base de la responsabilidad moral”. (Brugger Walter, 2014, pág. 92)
A nivel histórico, la Roma del siglo I a.C, presenta a Cicerón y Séneca, como autores que
fundamentaron sobre “la conciencia como fuente de una libre orientación moral. Tomás
de Aquino atribuye a la conciencia la capacidad de conocer los principios generales de la
acción moral, dispuesta por la naturaleza y radicada en la razón.” (Brugger Walter, 2014,
pág. 92)
En el siglo XX, Erick. Fromm, manifiesta que la “conciencia reflexiva puede considerarse
psicológicamente como el ámbito de la autodirección humana especializada en valores
éticos. Filosóficamente, la norma fundamental de hacer el bien y evitar el mal es una
evidencia que no requiere de una prueba ulterior, por lo que la persona consciente de la
responsabilidad ha de elaborar principios y normas morales mediante la formación de la
conciencia, y aplicarlos a casos particulares o individuales a través de la examinación de
la situación, teniendo en cuenta una pluralidad de circunstancias, consecuencias y
alternativas de la acción. Por esta razón, han de respetarse también decisiones de
conciencia de otros que se consideren erróneas, siempre que estas no lesionen los
derechos de los demás ciudadanos”. (Brugger Walter, 2014, pág. 93)
La conciencia es el juicio moral que posee el ser humano para decidir actuar bien o mal,
correcta o incorrectamente, y que permite saber si actuamos responsablemente o
pasionalmente, por tanto, reconocer si un acto es bueno o malo, si es voluntario, es decir,
realizado con plena autonomía, conciencia moral, y libertad.
Al respecto Blanco, plantea que “nuestro entendimiento se ve guiado e iluminado por la
conciencia. Esta es la brújula que se encarga de señalar el rumbo y distinguir el bien del
mal; es la misma inteligencia en cuanto es capaz de discernir el bien moral. No se trata
de una voz misteriosa ni de un oráculo profético; es, simplemente, la razón que juzga la
bondad o maldad de nuestras acciones. La conciencia se presenta como exigencia de
nosotros a nosotros mismos. No es una imposición externa sino las razones que resuenan
dentro del ser. Confucio la define así: “luz de la inteligencia para distinguir el bien y el
mal”, y se encuentra en todos los individuos y en todas las sociedades. Para los cristianos
es el santuario del alma en donde se escucha la voz de Dios”. (Blanco, 2013, pág. 214)
La conciencia moral es muy necesaria al momento de actuar, sin esta realidad moral en
la persona existiría una deficiencia intelectual que conlleva a la ausencia de valores
morales y por ende a la acción inmoral, que corrompe y despersonalización a la persona.
Por ello, es necesario ser consciente de nuestros actos, ante los cuales, debemos asumir
las consecuencias de estos, como lo expresa Max Weber, en ética de las consecuencias.
Solamente la claridad del sentido y significado de la conciencia moral, permitirá analizar
si el acto o acción ejecutada es moral o inmoral, es decir, si es lícito o ilícito.
4
El acto moral es la acción ejecutada de manera libre y voluntaria, llevada a cabo en la
reflexión consciente y la inclinación personal, sea dada por interés, deseo, pasión;
interviniendo en el acto realizado, la conciencia, la libertad y la voluntad.
Así, todo acto moral tiene una intencionalidad y plena conciencia del acto que debe ser
voluntario y con una finalidad. Aristóteles en la Ética a Nicómaco señala que para
alcanzar un fin se requieren medios, es decir una serie de “acciones rectas” (Aristóteles,
2014, pág. 55) . Acciones cuya finalidad es un bien mayor: “Toda arte y toda
investigación, igualmente toda acción y libre elección parecen tender a algún bien; por
esto se ha manifestado, con razón que el bien es aquello hacia lo que todas las cosas
tienden”. (Aristóteles, 2014, pág. 23). Se escogen los medios para lograrlo, se tienen
estímulos, y motivos que llevan a emprender esa acción, la misma que tiene un resultado,
que puede o no coincidir con el fin propuesto.
Sin embargo, la moral se interesa por la eficacia de los medios, siempre que el fin sea
moralmente bueno, exigiéndose la búsqueda de los medios más adecuados. El “querer el
fin es estar dispuesto a poner los medios. Por ejemplo, no diríamos de nadie que intenta
ayudar a alguien si no pone los medios para prestar tal ayuda. Esto sucede porque, en
primer lugar, es imposible querer ayudar a alguien sin estar dispuesto a buscar los medios
necesarios para hacerlo. En segundo lugar, porque resulta increíble que alguien esté
dispuesto a poner tales medios sin ponerlos, a no ser que tenga una explicación
satisfactoria”. (López, 1991, pág. 353).
Poner los medios adecuados es de gran ayuda, por lo que se convierte en un acto moral
bueno, donde se implica el valor de la solidaridad y la libertad como la capacidad que
tiene la persona de actuar de forma responsable, respetuosa y voluntaria. Así, la
conciencia moral, discierne el sentido de la acción moral, evaluando la misma como acto
moral correcto, o incorrecto, lícito o ilícito, y de esta manera se va fortaleciendo o
relativizando el valor moral.
5
“No desear la mujer, ni nada de tu prójimo”. Así las normas, valores y principios se han
establecido a nivel social a partir de comportamientos concretos.
Según Rodríguez, “para ser una persona asocial que busca y lucha, la moralidad no puede
ser más que un constreñimiento necesario pero que no es bien recibido. Pero para los que
valoran la participación, la moralidad del acuerdo, a pesar de ser fuente de
constreñimiento, hace que su actividad compartida sea mutuamente bienvenida y, por
tanto, estable, asegurando de este modo la ausencia de engaño” (Rodriguez Lopez, 2006,
pág. 147).
Como vemos, es el sujeto el que valora el objeto a partir de una valoración y juicio de
valor, demostrando que tiene la capacidad y la voluntad de decidir para aceptar o no lo
que ha valorado. Al respecto, un ejemplo social donde: “la valoración de la participación
no tiene en ningún sentido un carácter moral, ahora bien, la cuestión fundamental es si
esta valoración de la participación, que sin duda se da, es una solución a las situaciones
del dilema. Para saber esto antes es preciso saber si la participación tiene valor como
medio o como fin.” (Rodriguez, 2006, pág. 148)
Todas las personas participan dentro de una cultura y sociedad, la misma que posee
costumbres morales, y de ellas se derivan las “preferencias personales que son reales,
típicamente basadas en sus propios intereses personales y en los intereses de aquellos que
le son más cercanos; así, son sus preferencias en el sentido de la palabra, las que cada
individuo tiene realmente y que determinan su función de utilidad.” (Rodriguez Lopez,
2006, pág. 170). Entonces, las culturas y sociedades poseen diversas escalas de valores
que le dan identidad, por tanto, esto se constituye en un valor moral.
Argumentada la fundamentación antropológica de la Ética a partir de la conciencia y
valoración moral desde una perspectiva personal y social, se presenta la situación ética a
nivel de una fundamentación filosófica.
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Las costumbres y valores morales son aprendidos en instituciones sociales como son la
familia, la escuela, la iglesia, el estado, los medios de comunicación; que a nivel general
educan, sustentan, critican, y promueven la educación moral y ética desde la
interiorización de principios y normas
Avalados en García, se argumenta la diferencia entre ética y moral: “la Ética se referiría
así al suelo firme, al fundamento de la praxis, a la raíz de donde brotan todos los actos
humanos. Es el desde donde de la acción. Ethos como contraposición a pathos, es decir,
hábito y costumbre frente a lo inmodificable por la voluntad del ser humano… El término
moral, por su parte, es el conjunto de reglas o normas adquiridas por hábito y dirigidas a
la formación de aquello que es más propio de una persona, de su modo de actuar”.”
(García, 2014, pág. 9).
Clarificados en la conceptualización y diferencia entre moral y ética, se expone la praxis
moral que conlleva reconocer la moral personal.
1.2.1.- La Moralidad.
2
Occidente es la situación geográfica mundial que relaciona a toda persona que vive en Europa, y
América. Oriente, en cambio es Asia, África y Oceanía. Nosotros por vivir en América nos caracterizamos
como occidentales o latinoamericanos.
7
2008, pág. 47). Y a partir de esto, se constituye una cultura de paz, de justicia y solidaridad
o, lo contrario, una cultura anarquista, violenta, depravada y corrupta.
La historia de la Filosofía Occidental muestra la tradición filosófica de la moral, que se
evidencia en los filósofos griegos de la Grecia antigua del siglo VI al siglo II a.C, quienes
reflexionan sobre el ser humano y su sentido último en la vida. Es, Aristóteles, un gran
filósofo griego que sistematiza en la felicidad como el fin último del hombre a partir de
la práctica de virtudes, necesarias para lograr la Eudaimonia, tan indispensable para
obtener la realización de la persona. Por consiguiente, se argumentará a continuación
sobre la Virtud moral.
1.2.2.- La Virtud.
Proviene del griego areté, que en su significado enuncia lo bello, virtuoso y extravagante
de un objeto, persona y de la naturaleza que muestran lo bueno, excelente, adecuado, apto,
a partir de una función específica, una tarea, prestación o capacidad. E igualmente, del
latín virtus que representa lo viril, la fuerza de carácter, el dinamismo, la valentía, entre
otras relacionada a la esencia y cualidad, conducta, y comportamiento de la persona que
al obrar logra efectos benéficos en la sociedad por la práctica de virtudes.
Dentro de las filosofías prácticas de la vida las virtudes son "criterios normativos para el
ejercicio de nuestras actividades y para el uso de nuestros bienes, y aunque no son sólo
eso, ya que, en cuanto hábitos, poseen además una dimensión afectiva y otra
disposicional”. (Rodríguez, 2010, pág. 100)
Según esto, el hombre como Hombre3 es bueno cuando la facultad de su razón (logos) se
halla en una buena disposición y por eso utiliza bien su capacidad especifica moral en los
diversos ámbitos de la vida.
Por tanto, la virtud peculiar del hombre es la buena disposición de la facultad de la razón.
Ya Platón resaltó la función clave de cuatro virtudes como son la prudencia, la fortaleza,
la templanza, y la justicia. La tradición cristiana hizo propia dicha doctrina (desde
Ambrosio se les dio el nombre de virtudes cardinales), y añadió las tres virtudes
teologales: fe, esperanza y caridad. Además, Tomás de Aquino concede mayor peso a la
justicia por el hecho de desligarla de la pregunta primaria por la vida feliz, planteada bajo
la perspectiva de ética de la virtud.
Así mismo, Aristóteles sobre la virtud expresa: “no basta con conocerla sino que hemos
de procurar tenerla y practicarla, o intentar llegar a ser buenos de alguna otra manera”.
(Aristóteles, 2014, pág. 294), e igualmente, “el hombre bueno y que vive orientado hacia
lo noble obedecerá a la razón, mientras que el hombre vil, que desea los placeres debe ser
castigado con el dolor, como un animal de yugo”. (Aristóteles, 2014, pág. 296). Sin
embargo, Kant argumenta que “Contemplar la virtud en su verdadera figura no significa
otra cosa que representar la moralidad despojada de todo lo sensible y de todo adorno,
recompensa o egoísmo”. (Kant, 2007, pág. 40).
3
Entiéndase hombre al ser humano en general, sin especificar al género masculino.
8
De esta manera, los seres humanos virtuosos, por ende, felices, al construir la familia y
sociedad desde la vivencia y práctica de valores, evitan a toda costa hacer y permanecer
en el mal porque degrada el aspecto antropológico del ser humano. Así, “el hombre que
ha de ser bueno debe ser bien educado y adquirir los hábitos apropiados, de tal manera
que pueda vivir en buenas ocupaciones, y no hacer ni voluntaria ni involuntariamente lo
que es malo, esto será alcanzado por aquellos que viven de acuerdo con cierta inteligencia
y orden recto y que tengan fuerza.” (Aristóteles, 2014, pág. 297).
La inteligencia (o ley natural), y la voluntad de obrar bien conlleva al ser humano a
diferenciar y clarificar entre la moral teórica y fáctica argumentada por la filosofía moral.
La moral teórica es la que hace referencia a los preceptos y valores que se afirman en el
discurso y que deberían coincidir con la moral de aquellos que guían de forma efectiva el
comportamiento de los miembros del grupo social. Y si no coincide el discurso con la
praxis moral aparece la doble moral4, es decir, se predica, pero no se practica.
Justamente, para hablar de un acto moral bueno o malo, es necesario la conjunción del
motivo, el fin determinado, el medio utilizado, además que el acto sea consumado,
entonces, se debe determinar si las consecuencias son a favor o en contra de la persona
que primeramente ejecuta la acción hacia aquella otra persona que la admite o la rechaza.
Por tanto, el ser humano debe comprender por qué los demás actúan como lo hacen, y
analizar sobre aquellos actos que no permiten la realización de la persona y su felicidad,
por ejemplo, el maltrato a los demás, la destrucción del medio ambiente, etc. No
solamente son intensiones o intereses, sino que a partir del cual, se genera la acción y sus
respectivas consecuencias, al punto que:
“Los motivos, nos impulsa a actuar o a perseguir un determinado fin, como las
intenciones, la conciencia del fin de la acción y la decisión de alcanzarlo, son elementos
constitutivos del acto moral, al igual que lo es la deliberación y posterior elección que tal
decisión suele suponer. Solo cuando se han tenido en cuenta estos factores es cuando
alcanzan calidad moral los factores objetivos, esto es, el empleo de los medios y los
resultados o las consecuencias” (García, 2014, pág. 14)
De tal manera, la moral practicada de manera coherente es la moral en acción, es decir,
cuando se actúa desde los valores y normas de comportamiento que conllevan al acto
moral voluntario y responsable teniendo como referencia los principios morales que guían
el comportamiento de las personas y que es necesario crearlos y profundizarlos.
4
La doble moral es la incapacidad del ser humano de no aplicar en la práctica la filosofía moral que
predica o propone a un grupo de personas dentro de una institución o empresa.
9
Los principios morales “son normas de conducta propias que la misma persona ha
asumido y por las cuales rige sus actos. (María Josefina Vidal Ledo, 2016, pág. 1). Por
consiguiente, los principios y normas de comportamiento se establecen en la familia y la
sociedad los profundiza para beneficiar a quien ejecuta la acción y evitar malograr
contrariamente a los otros.
Este beneficiar al otro significa poner en práctica la libertad y autonomía en la toma de
decisiones apropiadas. Ante lo cual, Kant resalta: “la autonomía del ser que por estar
dotado de razón y libertad le es decente inclinar su voluntad sólo a principios originados
en esa su racionalidad y libertad, y hacerlo desinteresadamente, sin desear ningún premio
o temer algún castigo” (Sierra, 2006, pág. 59). Solo así, sujeto autónomo guiado por la
razón práctica tiene la capacidad de apegarse a la ley moral universal que rebasa el
restringido ámbito de las reglas y normas sociales que la cultura puede o no reglamentar
desde las leyes jurídicas.
Aparece, así el Estado, que por medio de la Ley y el Derecho desempeña una tarea
reguladora que, con la autoridad vigente, obliga a su cumplimiento por la vía correctiva
sancionadora, y logra que la buena convivencia se logre de manera interna, justa y
democrática donde “toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y expresión.
Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de
toda índole” (Liponezky, 2014, pág. 9)
Se construye un Estado de Derecho entendido bajo la premisa: “toda persona tiene
derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad
de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de
fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier
otro procedimiento de su elección". (Liponezky, 2014, pág. 9). Elección que conlleva y
se fundamenta en un principio denominado libertad.
La capacidad del ser humano de decidirse a favor o en contra de una determinada acción
o conducta se denomina libertad. Libertad que se construye de manera efectiva a partir
del desarrollo cerebral y psíquico del sujeto, quien logra experimentar que, a mayor
libertad, mayor es la responsabilidad y la capacidad de amar, ser amado y servir.
Libertad fundamentada en la responsabilidad, es decir, la capacidad de atribuirse acciones
correctas. Además, el hecho y la esencia de la libertad se capta en la creación del bien, la
justicia, y la paz porque mientras más libre es la persona, mejor ciudadano se vive y
experimenta en relación con los otros.
Desde la libertad se puede argumentar, entonces: “Sin querer no hay nada querido, y sin
algo querido no hay querer. Conocer y querer son las dos formas de realización de la
persona. En su raíz ambas se compenetran recíprocamente. Solo una cosa conocida como
buena puede ser querida; y son formas previas del querer humano los impulsos, las
añoranzas, y las aspiraciones. A partir de ahí se forman deseos concretos. Sin esta base
de libertad no se produce ningún querer. Pero el mero deseo no es todavía un querer;
media entre ambos la decisión libre, la libertad, por la que escojo alguno de los deseos
que quiero realizar o no. Acción que puede tener dos formas, la de proporcionar realidad
10
a nuestros deseos o bien por la propia acción, o bien mediante la incitación a otras
personas para que las realicen. Por consiguiente, los hombres libres llegan a ser liberales,
y éstos son quizá los más amados, porque son útiles y lo son en el dar”. (Aristóteles, 2014,
pág. 103)
Por consiguiente, “la libertad humana a partir de, la libertad como estructura, tiene su
adonde, tiene su quehacer, tiene un norte al que orientar su navegación; es decir, tiene
una ética como contenido a cumplir”. (Garate, 1995, pág. 16)
El principio de libertad va acompañado de la responsabilidad, muy necesario e
indispensable para un correcto uso y desarrollo de la misma.
“La frontera entre «Estado» (polis) y «Naturaleza» ha quedado abolida. La ciudad del
hombre, que antaño constituía un enclave dentro del mundo no humano, se extiende ahora
sobre toda la naturaleza terrenal y usurpa su lugar. La diferencia entre lo artificial y lo
5
Pachamama es un palabra en quichua que significa la madre tierra.
11
natural ha desaparecido, lo natural ha sido devorado por la esfera de lo artificial, y, al
mismo tiempo, el artefacto total —las obras del hombre convertidas en mundo, que
actúan sobre él y a través de él— está engendrando una nueva clase de «naturaleza», esto
es, una necesidad dinámica propia, con la que la libertad humana se confronta en un
sentido totalmente nuevo. En otros tiempos podía decirse fiat iustitia, pereat mundus,
«hágase la justicia y perezca el mundo», donde «mundo» significaba, naturalmente, el
enclave renovable situado en un Todo que nunca sucumbiría. Habiéndose convertido
ahora en una posibilidad real la destrucción del Todo por actos del hombre —sean
esos actos justos o injustos—, tales palabras no pueden ya ser pronunciadas ni siquiera en
sentido retórico. Cuestiones que nunca fueron materia de legislación penetran en el
campo de las leyes de que ha de dotarse la «ciudad» a fin de que haya un mundo para las
generaciones humanas venideras” (Hans, 2014, pág. 54).
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Es entonces, que “la primera actitud que sugiere la consideración de la dignidad de todo
ser humano es la de respeto y rechazo de toda manipulación: frente a él no podemos
comportarnos como nos conducimos ante un objeto, como si se tratara de una "cosa",
como un medio para lograr nuestros fines personales. El principio de respeto, en toda
acción e intención, en todo fin y en todo medio, trata siempre a cada uno - a ti mismo y a
los demás- con el respeto que le corresponde por su dignidad y valor como persona. Todo
ser humano tiene dignidad y valor inherentes, solo por su condición básica de ser humano.
El respeto por la autonomía del individuo, que se sustenta esencialmente en el respeto de
la capacidad que tienen las personas para su autodeterminación en relación con las
determinadas opciones individuales de que disponen (Caixa", 2012)
13
La igualdad es la práctica virtuosa de tratar al otro como nos gustaría que nos traten a
nosotros. Y comprometerse en respetar al otro en sus diferencias existenciales para no
discriminar por condición social, religiosa, sexual, o de alguna índole de tendencia
política.
Principio de igualdad que se expresa en la Constitución Política del Ecuador, del 2008 en
la Sección primera, donde los correlaciona con el Principio de participación, que en el
Art. 95 enuncia:
“Las ciudadanas y ciudadanos, en forma individual y colectiva, participarán de manera
protagónica en la toma de decisiones, planificación y gestión de los asuntos públicos, y
en el control popular de las instituciones del Estado y la sociedad, y de sus representantes,
en un proceso permanente de construcción del poder ciudadano. La participación se
orientará por los principios de igualdad, autonomía, deliberación pública, respeto a la
diferencia, control popular, solidaridad e interculturalidad” (Asamblea Nacional, 2008).
La participación de la ciudadanía en todos los asuntos de interés público es un derecho,
que se ejercerá a través de los mecanismos de la democracia representativa, directa y
comunitaria.
Como invoca la Constitución 2008, la igualdad entre personas lleva a la equidad porque
“lo equitativo, si bien es mejor que una cierta clase de justicia, es justo, y no es mejor que
lo justo, como si se tratara de otro género.., así lo justo, y lo equitativo son lo mismo, y
aunque ambos son buenos, es mejor lo equitativo”. (Aristóteles, 2014, pág. 157)
Principios personales que constituyen y son una fuerte referencia de los principios éticos
sociales que permiten una excelencia social, profesional y por consiguiente la felicidad
como el buen vivir de la sociedad.
14
persona segura de sí misma, de su autoestima elevada, y de sus capacidades cognitivas
integradas.
El adulto y el joven tienen el deber y la responsabilidad de formar, educar y cuidar a la
niñez, en coherencia entre lo que se dice y se hace, no enseñar a mentir, y corregir para
que sus intereses no sean contrarios al bien de la familia en la relación sociocultural,
política y económica donde pueda ejercer los valores aprendidos que se despliegan en el
diagrama ético-social.
El diagrama ético- social, desarrolla de forma sistemática y sintética, los diversos niveles
de la axiología que permiten fundamentar una jerarquía de valores aplicables a la realidad
del ciudadano actual, el mismo que abarca de forma interactiva las diferentes aplicaciones
de la ética con la finalidad de ver congruencia en los valores.
La ética aplicada a diversos estamentos sociales, implica una gama de valores que
necesariamente deben conectarse e incorporarse en la vivencia y cultivarse
paulatinamente en la escala evolutiva del ser humano. En esta ocasión se presentan cuatro
esferas (religiosa, social, política y ecológica) que al interrelacionarse producen un efecto
positivo en la persona que los integra. De esta forma, planteamos:
El nivel ético religioso, hace hincapié en el principio de la caridad que admite establecer
vínculos sociales con las demás personas en relación de tolerancia y respeto, lo que
plenificará y realizará a la persona en la edificación del proyecto de vida.
El nivel ético social, establece unos principios a ser labrados como son la puntualidad y
el ahorro, en relación con los valores de tolerancia y justicia social que contribuyan a
relaciones formidables de amistad en todos los parámetros sociales. De esta manera,
15
construir la justicia social como la capacidad de “un hombre que actúa justamente por
elección, y obra justamente si solo obra voluntariamente.” (Aristóteles, 2014, pág. 152).
Y el ahorro que persuade evitar gastos indebidos del capital monetario, evitando
descender al círculo vicioso de consumo, endeudamiento y despilfarro.
Al respecto, el nivel ético político establece los principios de libertad y paz, a partir del
fortalecimiento de los valores como son la participación, la caridad, el respeto, la verdad
y la justicia social. Esta cultura de paz conlleva la vivencia de deberes y derechos
teóricamente existentes entre las personas y lo reglamentado en la sociedad, en cuya
inoperancia y violación se acude a la aplicación responsable de las leyes jurídicas que
penalizan, sancionan y obligan a la persona infractora por el incumplimiento de estas.
Por último, el nivel ético ecológico, robustece el principio de responsabilidad en relación
con la protección y defensa del Medio ambiente, como casa y bien común de todos los
organismos vivos, con el afán de conservar sin deteriorar los recursos naturales no
renovables.
Como advertimos, este diagrama ético-social admite a los ciudadanos asumir deberes y
derechos que deben cumplir por medio de códigos de ética, que en la actualidad son
importantes y relevantes dentro de las instituciones públicas y privadas; ante esta
necesidad actual, se establece la urgencia de éticas aplicadas que están en relación con las
instituciones que las representan en la pluralidad de sociedades, por ejemplo: la ética del
comunicador, la ética del ingeniero, la ética del educador; la ética religiosa, etc; es decir,
la ética obliga a la actualización de normas y deberes en torno a la reflexión y análisis del
hecho moral de las personas en sociedad porque la misma es cambiante y exige
reflexionar y actualizarse.
Por consiguiente, en la sociedad, el ciudadano se constituye en un ser político, que tiene
el deber de integrar diversas formas de participación ciudadana que le desafía a crecer
como persona y, por tanto, desarrollarse desde “el deber ser” un buen ciudadano que tiene
la obligatoriedad de cumplir las normas morales y actualizarlas a partir de su propia
realidad social.
16
En primer lugar, desde el pensamiento filosófico, todos los seres humanos generamos
ideas, pensamientos, sean éstos positivos o negativos; lo cual conlleva a un sentimiento a
partir de la manera de pensar. Igualmente, este sentimiento generado sea positivo o
negativo, comporta una decisión correcta o incorrecta, la misma que se expresa en la
realización o no de la acción buena o mala, correcta o incorrecta, santa o pecadora, justa
o injusta, lícita o ilícita. La acción permite construir habilidad, que con el paso del tiempo
genera un hábito o costumbre, que desemboca en una actitud positiva o negativa
dependiente del proceso que se desarrolló en la formación de la persona. Por consiguiente,
todo este desarrollo cognitivo y psicológico de la persona a partir de la moral, ha
construido cultura, y es en la misma donde el ciudadano ejerce costumbres buenas o
malas. Todo depende del comportamiento y conducta en relación con los demás y en la
posibilidad activa, pasiva o indiferente en la participación política.
Gráficamente, se muestra lo expuesto, sobre las ideas, sentimientos, decisiones, acciones,
hábitos, costumbres, actitudes, y la cultura que influyen en el Estado y la política, que se
desarrollan y se asumen o no, de lo cual dependerá la creación de deberes y derechos a
partir de compromisos éticos del ciudadano.
1.- Ideas
2.-Sentimientos
3.-Decisión
4.-Acción
5.-Hábito
6.-Costumbre
7.-Actitud
8.-Cultura
9.-Estado
10.-Politica
La formación académica tiene el deber de educar y forjar personas morales y éticas; por
tanto, toda institución académica debe plasmar en su misión y visión, “el deber ser” del
futuro egresado y graduado constituido en honesto y buen ciudadano. Así se replica
entonces, que: “Las instituciones de educación superior deben contribuir a que los futuros
profesionales desarrollen una visión y sentido moral, que pueda guiar su práctica y refleje
en sus acciones un conjunto de valores (responsabilidad, solidaridad, sentido de la
justicia, servicio a otros). Ello obliga a preparar a los profesionales, y especialmente a los
educadores, a comprender las complejidades éticas y morales de su papel, para tomar
decisiones informadas en su práctica profesional”. (Bolívar, 2006, pág. 120)
La formación académica en relación con la aplicación de normas éticas, contribuye a
corto, mediano y largo plazo, a superar las actitudes de injusticia, pobreza y corrupción
17
con el fin de permear una sociedad más inclusiva, libre fraterna y en paz. Siendo necesario
que cada institución revise o reestructure su sentido de ser. Justamente:
“La reestructuración de las carreras universitarias y de la misión de la universidad del
siglo XXI ofrece una oportunidad institucional para rediseñar los planes de estudio,
configurando esta institución como una experiencia de vida que contribuye,
decididamente, al desarrollo moral de los estudiantes. Si las competencias son recursos
personales, en el núcleo de esos recursos están los valores, aun cuando sea una
competencia que se sitúa en un orden diferente.” (Bolívar, 2006, pág. 119)
En consecuencia, finiquitamos la reflexión ética, planteando la urgente necesidad de
fortalecer la formación académica desde la educación axiológica capaz de constituir
personas éticas que suscitan la realización profesional desde el patrocinio de valores
axiológicos que se proyectan en la operatividad social que promueven la justicia social,
el bien común y la solidaridad fraterna, que en esencia constituyen el buen vivir de la
sociedad.
Conclusión:
La Formación ética y la moral son los aspectos que guían el comportamiento del ser
humano, que lo diferencia del animal por estar siempre en constante desarrollo cognitivo
y moral, para configurarse como buena o mala persona dentro de la familia y la sociedad.
Entonces, solamente la práctica de las virtudes, desde la vivencia axiológica de los
valores, permitirán el éxito y la realización personal en proyección social que contempla
una vida feliz y en paz; porque la misión del ser humano es amar y ser feliz. Por
consiguiente, cada persona tiene la obligación y el deber moral y ético de amarse,
aceptarse, respetarse, valorarse y, dar felicidad; lo que significa ser recíproco con todos
aquellos con quien entra en relación, de quien la sociedad espera se constituyan en
personas virtuosas que en la práctica moral testimonian ser buenos y honrados
ciudadanos, por ende, excelentes profesionales.
Bibliografía.
Aguillón, L. I. (2011). Código de ética moral y calidad de vida del trabajador social
(Primera ed.). México: Editorial Miguel Ángel Porrúa. Obtenido de
http://ebookcentral.proquest.com/lib/bibliotecaupssp/detail.action?docID=43105
87
18
Blanco, L. (2013). Ética integral (Primera ed.). Bogotá: Ecoe. Obtenido de
http://ebookcentral.proquest.com/lib/bibliotecaupssp/detail.action?docID=32140
84
19
Rodríguez, Á. (2010). Etica general. Navarra: Eunsa.
20
Capítulo II:
Corrientes de la ética
Como conocemos, todas las culturas del mundo han desarrollado sus creencias acerca de
lo bueno y lo malo con respecto al comportamiento social. Todas las sociedades han
definido sus costumbres, normas, reglas, valores, etc., es decir han creado su moral. A
pesar de esto, no hay que confundir un sistema de creencias morales con el desarrollo de
una teoría moral propiamente dicha (Dussel, 2000). Al ser la Ética la filosofía de la moral,
es una disciplina que va muy unida a las corrientes filosóficas dominantes en determinada
época y sociedad. Así tenemos corrientes filosóficas en la Grecia clásica, en la Edad
media, en la Modernidad y también en la época contemporánea. En cuanto a lo social, es
evidente que todas las sociedades del mundo han tenido su sistema moral, pero no todas
han teorizado filosóficamente sus morales particulares, es decir no todas han desarrollado
una ética. En el presente capítulo analizaremos los modelos éticos surgidos
mayoritariamente en la sociedad europea y uno en la Latinoamericana (la ética de la
liberación).
Analizar todos los modelos de ética surgidos en esta época sería muy extenso, por esta
razón, en este acápite, sólo analizaremos tres modelos fundamentales: la ética de virtudes
de característica principalmente aristotélica, el epicureísmo y el estoicismo. Debido a la
gran influencia ejercida por Platón en el pensamiento Ético de occidente, haremos una
breve exposición de su pensamiento, en especial del dualismo antropológico, ya que
influyó grandemente en la formación de la moral cristiana en la edad media y la moral
protestante que todavía pervive en la actualidad en muchos grupos religiosos no católicos.
Para Platón (427-347 a.C.), el ser humano está compuesto de cuerpo y alma. El cuerpo
será la parte material, temporal y corruptible, mientras que el alma será aquello que es
21
inmaterial, puro y eterno. Esta visión negativa del cuerpo le lleva a Platón a expresar que
el alma está encerrada y encadenada en el cuerpo como en una celda y es obligada a hacer
todo lo que el cuerpo le pide en forma de deseos y pasiones (Bordoy, 2016). Para liberar
al alma, según Platón, el Hombre debe dedicarse a la filosofía, sólo así el Hombre,
llegando a ser un verdadero filósofo, podrá alejarse de las pasiones del cuerpo,
dominándolas para evitar entregarse a ellas (Bordoy, 2016). No es de extrañar que esta
visión del cuerpo haya generado una connotación negativa de lo sexual, dando como
resultado en la Edad media, una moral religiosa muy puritana y muchas veces represiva.
La ética basada en las virtudes fue desarrollada principalmente por Aristóteles (384-
322 a.C.). Para explicar el significado de virtud, Aristóteles analiza la naturaleza de las
acciones humanas. Observa que dichas acciones están dirigidas por los aspectos apetitivo
y volitivo de la persona, es decir, toda acción humana se la realiza en base a la volición,
la deliberación y la decisión. Es evidente que cuando queremos algo, primeramente
analizamos –deliberamos- la manera de conseguirlo y después tomamos una decisión
para realizar las acciones pertinentes para alcanzar el objetivo deseado. Tanto la
deliberación como la decisión requieren de un esfuerzo racional, después de un análisis
reflexivo se realizan las acciones correspondientes para obtener la opción elegida.
Gracias a las acciones es posible comprobar si se ha logrado el objetivo o no. De haber
logrado lo deseado, se repiten las acciones de modo que se llegue a dominar el modo de
22
obtener el fin, de esta forma se ha desarrollado un hábito. En lo que respecta al
comportamiento humano, el desarrollo de un hábito es el que genera un comportamiento
adecuado, el cual, Según Aristóteles (2001) da origen a la virtud.
La virtud es, por tanto, un hábito selectivo, consistente en una posición intermedia
para nosotros, determinada por la razón y tal como la determinaría el hombre
prudente. Posición intermedia entre dos vicios, el uno por exceso y el otro por
defecto. Y así, unos vicios pecan por defecto y otros por exceso de lo debido en
las pasiones y en las acciones, mientras que la virtud encuentra y elige el término
medio. Por lo cual, según su sustancia y la definición que expresa su esencia, la
virtud es medio, pero desde el punto de vista de la perfección y del bien, es
extremo. (Aristóteles, 2011, pág. 6)
De esta forma, indica que la virtud ética es el hábito de decidir bien conforme a
la elección del término medio entre dos extremos. Otra cosa son las virtudes dianoéticas
cuya función es descubrir la naturaleza de las cosas y los actos humanos. Para explicar
las características de las virtudes dianoéticas, Aristóteles analiza las funciones de la
diánoia o parte racional del alma. Tales funciones son: la teórica, la poiética y la práctica.
La racionalidad teórica, analiza las cosas que “no pueden ser de otra manera”, así tenemos
las leyes de la naturaleza, los elementos químicos, el surgimiento del universo, etc. En
general es el conocimiento científico. La poiética, -del griego “poiein”: hacer, fabricar,
producir- es la razón que ayuda a construir objetos, ya sea en el arte o en la industria.
Finalmente la racionalidad práctica, analiza el modo de conducir la vida de un modo
bueno y justo, a esta racionalidad le corresponde la virtud de la prudencia (phrónesis).
23
prudencia y de la contemplación de la verdad; la vida política se ocupa de las acciones
nobles, bellas y gloriosas fruto de la virtud y, la vida del placer, que se basa en el disfrute
de los placeres corporales. Estas tres formas de vida tendrán sus virtudes específicas, a
través de las cuales toda persona puede llegar a la felicidad. (Aristóteles, 2013) Como
podemos ver, el fin de la ética elaborada por Aristóteles, es la felicidad del hombre, la
cual podía alcanzarse mediante la práctica de la justicia, la fortaleza, la templanza
(González Álvares, 2002).
1.2. El Epicureísmo
En lo que respecta al hedonismo es una corriente filosófica que, al igual que el estoicismo,
surge en el siglo IV a.C. Su fundador es Epicuro de Samos (341 a.C.) y su fundamento
principal es la hedoné es decir el placer. Su propuesta fundamental es entender a la
felicidad como la vivencia del placer. Toda su estructura moral se construirá en base a
éstos dos parámetros: placer (hedoné) y felicidad (eudaimonía). A pesar de que no es la
primera ética hedonista de la historia, ya que tanto entre ciertos sofistas así como los
Cirenaicos, seguidores de Sócrates, ya habían propuesto al placer como base de una vida
feliz. No es sino hasta Epicuro que se estructuró un modelo hedonista propiamente
filosófico (Cortina Adela & Martinez Emilio, 1998)
24
Si bien es cierto que Epicuro opta por el placer como principio de todo bien, hay que
puntualizar que no se trata del placer descontrolado que al fin y al cabo solo causa dolor.
Se trata de aquel placer que hace feliz al hombre. Dicho placer es un placer tranquilo y
equilibrado. De no ser así devendrá en sufrimiento, en inquietud y en ansiedad. De esta
forma, Epicuro expresa que los verdaderos placeres son los del espíritu, es decir esos
placeres sutiles y refinados que dejan un recuerdo agradable de tal forma que hacen desear
su repetición (González Álvares, 2002). Es así como Epicuro piensa que, aquello que
hace posible la sabiduría y la auténtica felicidad es el placer y el entendimiento
calculador, siendo el entendimiento el que posibilita distinguir los tipos de placeres de
acuerdo al tipo de deseo. Lo dicho lo confirma Montserrat J. ( 2005) al citar la carta a
Meneceo, aquí Epicuro expresa que:
Del mismo modo hay que saber que, de los deseos, unos son necesarios, los otros
vanos, y entre los naturales hay algunos que son necesarios y otros tan sólo
naturales. De los necesarios, unos son indispensables para conseguir la felicidad;
otros, para el bienestar del cuerpo; otros, para la propia vida. De modo que, si los
conocemos bien, sabremos relacionar cada elección o cada negativa con la salud
del cuerpo o la tranquilidad del alma, ya que éste es el objetivo de una vida feliz,
y con vistas a él realizamos todos nuestros actos, para no sufrir ni sentir turbación.
[…] Por este motivo afirmamos que el placer es el principio y fin de una vida
feliz, porque lo hemos reconocido como un bien primero y congénito, a partir del
cual iniciamos cualquier elección o aversión y a él nos referimos al juzgar los
bienes según la norma del placer y del dolor. […] Cada placer, por su propia
naturaleza, es un bien, pero no hay que elegirlos todos. De modo similar, todo
dolor es un mal, pero no siempre hay que rehuir del dolor. Según las ganancias y
los perjuicios hay que juzgar sobre el placer y el dolor, porque algunas veces el
bien se torna en mal, y otras veces el mal es un bien. (pág. 61)
Como se puede observar, Epicuro indica que para llegar a la felicidad a través del placer,
toda persona debe tener una actitud reflexiva y prudente a la hora de elegir los distintos
placeres, pero, gracias a la razón prudencial, va más allá de la mera elección de los
placeres, propondrá un ideal de Ser humano. Esto lo podemos constatar cuando expresa
que:
25
¿A qué hombre considerarías superior a aquel que guarda opiniones piadosas
respecto a los dioses, se muestra tranquilo frente a la muerte, sabe qué es el bien
de acuerdo con la naturaleza, tiene clara conciencia de que el límite de los bienes
es fácil de alcanzar y el límite de los males, por el contrario, dura poco
tiempo, y comporta algunas penas; que se burla del destino, considerado por
algunos señor absoluto de todas las cosas, afirmando que algunas suceden
por necesidad, otras casualmente; otras, en fin, dependen de nosotros, porque
se da cuenta de que la necesidad es irresponsable, el azar inestable, y, en
cambio, nuestra voluntad es libre, y, por ello, digna de merecer repulsa o
alabanza? (pág. 64)
De esta forma Epicuro indica que el hombre debe superar los distintos miedos que le
aquejan: a los dioses, a la muerte, al destino y al dolor y tomar conciencia de que es un
ser con voluntad libre, hecho que lo hace responsable de sus actos.
1.3. Estoicismo
Surgida en el siglo III a.C. en Grecia, esta corriente perduró hasta el siglo II d.C. ya en el
imperio romano. Por esta razón aglutina a autores tanto griegos como romanos. Los más
destacados fueron: Zenon (301 a.C.) –fundador-, Posidonio, Séneca, Epicteto, Marco
Aurelio entre otros. Esta escuela es contemporánea y contraria al epicureísmo. Su
nombre proviene de la Stoa o pórtico, lugar en donde se reunían Zenón y sus primeros
discípulos. Este modelo es de carácter fundamentalmente moral. Su contenido es el de
entender al mundo como un cosmos, es decir un orden universal. Dicho cosmos está
regido por leyes inmutables que gobiernan todo, inclusive la vida humana. Por tal razón,
para conseguir la felicidad, el hombre debe adaptarse a dichas leyes. La forma en que se
consigue el fin descrito es la apatheia, un estado de indiferencia positiva frente a los
acontecimientos. Para lograr dicho estado se debe cultivar la ataraxia o
imperturbabilidad. De esta forma, al no dejarse perturbar por nada, el hombre alcanza la
perfección y la felicidad (González Álvares, 2002). Epicteto (2015) lo explícita de la
siguiente manera:
Si quieres ser dichoso, […] no desees por ahora nada con pasión; porque si deseas
cosas que no dependen de ti, es imposible que no te veas frustrado. Y si deseas las
que de ti dependen, advierte que no estas bastantemente instruido de lo que es
26
necesario para desearlas honestamente. Por lo cual, si quieres hacer bien, acércate
a ellas de manera que puedas retirarte cuando quieras. Pero todo esto se ha de
hacer con medida y discreción.
Otro aspecto interesante del estoicismo es su rechazo a los placeres corporales. En este
aspecto coincide con la filosofía de Sócrates y en especial con Platón, los que veían el
aspecto corporal como secundario o más aún negativo; inclusive Epicuro, como ya
mencionamos anteriormente, consideraba que el placer más elevado era el espiritual y no
el corporal. Epicteto (2015) expresa este rechazo de la siguiente manera:
Es muy interesante observar que desde la filosofía clásica hasta la helenística, la búsqueda
de la Felicidad ha sido el parámetro que se ha mantenido constante. Ya sea como virtud,
placer o ataraxia, la felicidad ha sido el aspecto central. Para alcanzarla, vemos que se
pone énfasis en el Espíritu, dejando la parte corporal-instintiva en segundo plano. Todas
estas influyeron grandemente en la formación de la moral cristiana dominante en la Edad
Media.
27
La ética como filosofía de la moral nace en Grecia. Debido a la trascendencia de sus ideas,
los filósofos más relevantes son Sócrates, Platón y Aristóteles, claro está, sin olvidar a
Zenón, Epicuro, etc. La filosofía platónica, en especial su dualismo antropológico, tuvo
una gran influencia en la moral de la Edad Media y en los grupos que en la actualidad
profesan el cristianismo protestante. En lo referente a Aristóteles, su ética está orientada
al logro de la felicidad. Propone que se puede alcanzarla mediante la práctica de las
virtudes. Prudencia, fortaleza y templanza serán las virtudes que hay que practicar
insistentemente para llegar a dominarlas, es decir llegar a ser virtuosos.
Para reflexionar:
b) Indique cuales son los temores que debe superar el hombre para tener una vida
placentera y feliz.
28
2. La Ética en el cristianismo y en la edad media
Para analizar la Ética en la Edad Media, debemos tomar en cuenta tres factores
fundamentales: el aporte de la filosofía griega, el auge y caída del imperio romano y el
surgimiento y consolidación del cristianismo. Como nos cuenta la historia, luego de la
muerte de Alejandro magno, el gran Imperio helenístico queda en poder de los generales
de Alejandro, principalmente: Casandro, Lisímaco, Ptolomeo y Seleuco. En medio de
esta convulsión geopolítica, aparecieron el epicureísmo y el estoicismo. Estas corrientes
filosóficas, como ya se analizó anteriormente, de una u otra manera, tuvieron la influencia
del pensamiento de Sócrates, Platón y Aristóteles. En occidente, ya desde el 753 a.C. irá
surgiendo un pueblo que llegará a dominar el mundo de la antigüedad: Roma. Como
conocemos Roma asimiló la cultura griega; no es casual que la mitología romana sea muy
similar a la griega. En el auge del poderío romano, en una provincia apartada llamada
Judea, apareció un personaje que trastocó la religión judía, dio una doctrina nueva y poco
a poco, desplazó a las religiones antiguas vigentes en el imperio: Jesús de Nazaret.
Jesús no fundó una corriente filosófica ni desarrolló un sistema moral, sin embargo su
mensaje de amor caló profundamente en la vida de sus contemporáneos y en quienes en
el futuro llegaron a conocer su pensamiento. Su obra no fue un sistema teórico de
pensamiento, lo que hizo en principio fue fundar una comunidad es decir una iglesia.6 La
primera iglesia de Jesús fueron sus doce apóstoles y fue a ellos a quienes les dio su
mensaje, es decir les dio su palabra, de esta manera se entiende que Jesús le dio su palabra
a la Iglesia. No escribió el nuevo testamento sino que instruyó a su Iglesia. Y es
precisamente la iglesia la que, en base a las enseñanzas de Jesús, escribirá el nuevo
testamento y organizará la biblia como la conocemos hoy.
La palabra que Jesús le dio a su primera Iglesia se centra en el mandamiento del amor;
“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado”.
“Amaos los unos a los otros como yo os he amado” (Juan 13:34). La mayoría de sus
parábolas enseña que la relación entre los seres humanos debería centrarse en el amor, es
decir, en el perdón, la solidaridad, el respeto, la paz, la justicia, etc. Para entender a
ciencia cierta el mensaje de Jesús, es muy decidor el pasaje de la mujer adúltera:
6
Iglesia viene del griego Ekklesia que significa asamblea, es decir, comunidad, grupo, congregación. No
es una construcción física. Al edificio que hoy se denomina Iglesia, realmente es el templo.
29
"Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en
medio y le dicen: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio.
Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?» Esto lo
decían para tentarle, para tener de qué acusarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso
a escribir con el dedo en la tierra. Pero, como ellos insistían en preguntarle, se
incorporó y les dijo: «Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la
primera piedra.» E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra. Ellos, al oír estas
palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se
quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio. Incorporándose Jesús le dijo:
«Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?» Ella respondió: «Nadie, Señor.»
Jesús le dijo: «Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más.»"
(Juan, 8 4-11).
Como podemos ver, este pasaje, prácticamente marca el punto de inflexión en la forma
de entender a Dios. Del Dios de la ley del judaísmo al Dios padre que ama perdona y
salva proclamado por el cristianismo. Con el tiempo, el desarrollo de este mensaje fue
estructurando lo que después se catalogó como la doctrina cristiana, doctrina que influyó
en la moral del cristianismo naciente, el de la Edad media y, de una u otra manera, en la
moral de los siguientes siglos hasta la actualidad.7
Nace en Tagaste, norte de África, en el año 354 d.C. y muere en el 430 d.C. A pesar de
que perteneció a la época romana, su aporte al pensamiento filosófico-teológico de la
época fue tan importante que influyó de manera notoria en gran parte de la Edad Media.
Muchos autores lo consideran el iniciador del pensamiento medieval, ya que su obra fue
7
Es importante aclarar que no todos los que han creído en Cristo han desarrollado una misma moral
cristiana. Desde el surgimiento de la reforma protestante y con ella las miles de denominaciones
cristianas, las ideas acerca de Jesús como de su doctrina han sido muy diversas, esto dio como
consecuencia que aparezcan muchas formas de entender el cristianismo y por ende la moral cristiana.
30
realizada en los días en que Roma fue invadida por los bárbaros, llegando a ser destruida
definitivamente en el 476.
Para Agustín, la moral, es la vía a través de la cual el hombre puede regresar a su lugar
de origen, es decir a Dios -representado en la Ciudad de Dios-. Aquí se parte de una
condición inicial: el Hombre está extraviado de Dios debido a sus tentaciones egoístas.
Pero Dios no abandona al Hombre y le envía la sabiduría encarnada, es decir envía a
Jesús y también le concede su Gracia, ese don gratuito que le ayuda a fortalecer su
voluntad débil. De esta forma, nuestro autor expresa que los verdaderos contenidos de la
moral no son otros que las enseñanzas de Jesucristo, sintetizadas en el mandato de “amar
a Dios y al prójimo como a uno mismo” (Mt, 22, 37-39). Según san Agustín, la única vía
verdadera para llegar a la felicidad será seguir los planteamientos de Jesucristo; considera
también que es un camino que todos los hombres pueden seguir, ya que no requiere el
conocimiento racionalista propio de los filósofos. (Cortina Adela & Martinez Emilio,
1998).
31
sexualidad era vista como pecaminosa. Este pensamiento negativo, fue superado más
adelante por Tomás de Aquino y muchos otros teólogos católicos.
Es necesario responder que es imposible que la felicidad del hombre esté en las
riquezas. Al decir del filósofo en la Política, hay dos clases de riquezas, las
naturales y las artificiales. Las naturales son aquellas que sirven al hombre para
satisfacer sus necesidades naturales, como el alimento, la bebida, los vestidos, los
vehículos y las habitaciones y otras cosas semejantes. (…).
Pues bien, es evidente que la felicidad del hombre no puede consistir en las
riquezas naturales porque a éstas se las busca con otra finalidad ulterior, es decir,
para sostenimiento de la naturaleza del hombre y, por ello, no pueden ser fin
último del hombre sino que se ordenan al hombre como aun fin. De ahí que en el
orden de la naturaleza todas ellas están por debajo del hombre y hechas para el
hombre. (Tomas de Aquino, Art. 1)
32
hombre si no es el bien universal, que no se encuentra en ningún bien creado sino
solamente en Dios” (Tomas de Aquino, Suma Teológica, art. 8)
De esta manera, nuestro autor indica que la felicidad completa del Hombre, solo será
posible en la vida después de la muerte, pero mientras llega esa vida, la felicidad que más
se le asemeja es la contemplación de la verdad.
Para reflexionar:
33
en los siglos XV y XVI aparecerán el Renacimiento que contribuyó grandemente en el
desarrollo de la corriente Humanista.
Como ejemplos de este giro hacia la ciencia tenemos a personajes como: Leonardo da
Vinci, quien no fue solo un gran pintor y escultor, sino que también se dedicó a las
ciencias; Nicolás Copérnico, quien desarrollo la teoría Heliocéntrica de carácter más
científico superando las especulaciones de Ptolomeo y Aristóteles; Paracelso desarrolló
tratamientos médicos de acuerdo a la especificidad de las enfermedades; Vesalio hizo
estudios de anatomía, mientras que Miguel Sevet descubrió la circulación de la sangre.
Otro factor que significó un giro radical en el entendimiento del bien y del mal, desde la
perspectiva religiosa, fue el surgimiento de la Reforma Protestante en 1517. Debido a la
influencia de Martín Lutero y en especial a la de Juan Calvino, el cristianismo fue
interpretado desde distintas perspectivas. Ya no hubo una sola versión oficial promulgada
por un magisterio, en este caso el magisterio de la Iglesia católica presidido por el Papa,
sino que cada persona o grupo pudo hacer su interpretación particular. Es así como
34
surgieron muchas denominaciones cristianas que, basándose en la Biblia, desarrollaron
sus propias concepciones de lo bueno y lo malo.
Cabe destacar un hecho evidente en la historia del pensamiento del occidente europeo. Y
es que, en los lugares en donde el cristianismo protestante era la religión mayoritaria, fue
en donde se intentó matar a Dios. Así tenemos a Marx, Nietzsche y Freud, llamados por
Paul Ricouer como los maestros de la sospecha, y por Mircea Eliade: los grandes
reduccionistas. Estos personajes desarrollaron sistemas filosóficos tendientes a erradicar
a Dios de la conciencia del Hombre. Este fenómeno no aparece mayormente en lugares
en donde la fe católica era la fe mayoritaria. Un ejemplo claro es el caso de don Bosco.
Mientras que en Alemania (Marx y Nietzsche) y Austria (Freud) tratan de matar a Dios,
en Italia, en los mismos días, don Bosco, en base a su fe religiosa, realizaba una gran obra
en favor de jóvenes inmigrantes sumidos en la pobreza y el abandono. De esta forma,
queda en evidencia que no necesariamente la religión es el opio del pueblo como afirmaba
Marx o que Dios había muerto como decía Nietzsche. Es obvio que la religión puede ser
tomada como un instrumento tanto de edificación humana, como de destrucción humana,
todo depende de la forma en que los líderes religiosos encaminen las creencias y los
preceptos que toda religión tiene (Acosta, 2018).
Basándose en la razón práctica, Kant entiende que todo Ser humano está consciente de
que debe cumplir ciertas reglas que le son incómodas, es decir, está consciente de que
debe obedecer ciertos imperativos categóricos, a pesar de que sus inclinaciones naturales
le indiquen lo contrario. Es así que, en Kant, el comportamiento Ético no depende de los
35
apetitos naturales sino del deber que reconocemos como criaturas racionales. (Cortina
Adela & Martinez Emilio, 1998). Para reconocer dicho deber, la condición fundamental
será la autonomía de la persona. De esta forma, el comportamiento moral estará basado
únicamente en la convicción personal y no en lo puedan indicar entidades externas como:
El estado, la Iglesia, la Cultura, etc. Cabe indicar que, el hecho de que alguien base su
comportamiento moral en preceptos ajenos a la voluntad personal, Kant lo cataloga como
heteronomía. De ahí que la propuesta kantiana sea superar esta actitud heterónoma. Para
lograr este objetivo el Hombre deberá guiarse por su razón y voluntad, desarrollar su
autonomía y guiarse por el Deber. Esto implica que el querer hacer el bien, el tener una
buena voluntad, debe fundamentarse en el hombre mismo y no en cosas externas a él.
(González Álvares, 2002).
Tanto la autonomía, como la buena voluntad y el deber, llevan a Kant (2007) a buscar
una forma para entender qué actos son morales y que actos no lo son. Buscará definir qué
es lo que debe guiar las acciones de los Seres humanos. En base a estas motivaciones,
desarrollará las tres formulaciones del Imperativo categórico:
Obra sólo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne
ley universal”, (…) “Obra como si la máxima de tu acción debiera tornarse, por
tu voluntad, ley universal de la naturaleza,” (…) “Obra de tal modo que uses la
humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre
como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio (pág. 42)
Como podemos observar, Kant no proporciona preceptos concretos, sino que propone
una forma para que cualquier persona esboce la máxima de su acción, es decir, desarrolle
la idea que ha de guiar su comportamiento. La condición fundamental es que pueda
convertirse en ley universal. No se trata de cualquier idea antojadiza, sino que debe poder
ser compartida por todo Ser humano.
36
Finalmente analicemos lo que Kant dice con respecto al bien moral. Según nuestro autor,
dicho bien, no reside en la felicidad, sino en conducirse con autonomía. También afirma
que el bien moral no es el bien supremo. Tal bien, será la unión entre el bien moral y la
felicidad a la que aspira todo Ser humano. La mera razón no puede alcanzar el bien
supremo, lo único que puede hacer es remitirnos a Dios (Cortina Adela & Martinez
Emilio, 1998). En palabras de Kant (2003) tenemos:
De esta manera, conduce la ley moral por el concepto de supremo bien, como
objeto y fin de la razón pura práctica, a la religión, esto es, al conocimiento de
todos los deberes como mandatos divinos, no como sanciones, es decir, ordenes
arbitrarias y por sí mismas contingentes de una voluntad extraña, sino como leyes
esenciales de toda voluntad libre por sí misma, que sin embargo, tienen que ser
consideradas como mandatos del ser supremo, porque nosotros no podemos
esperar el supremo bien […] más que de una voluntad moralmente perfecta (santa
buena), y al mismo tiempo todopoderosa, y, por consiguiente, mediante una
concordancia con esa voluntad. (pág. 113)
Con lo dicho, Kant indica que la razón no conduce ni a la incredulidad religiosa ni a una
demostración científica de la existencia de Dios. Solo expresa la necesidad de dar cabida
a la esperanza de que Dios exista; en otras palabras, la razón nos permite afirmar que
Dios existe no como una certeza absoluta, sino como un postulado más de la Razón.
3.2. Utilitarismo
El utilitarismo, es un modelo de ética que surge tanto de la corriente empirista inglesa así
como de la corriente emotivista de David Hume -también inglés-. Jeremy Bentham
(1748-1832) será el que lo estructure sistemáticamente mientras que John Stuart Mill
(1806-1873) lo perfeccionará en el siglo XIX. Su contenido filosófico se basa en el
principio de utilidad, de allí el nombre de utilitarismo. Otra de sus características
fundamentales es la de retomar el hedonismo clásico planteado por Epicuro en el siglo
IV a.C. pero con la innovación de tener carácter social y político, característica de la que
carecía el epicureísmo clásico.
37
(…) lo que mueve a los hombres a obrar es la búsqueda del placer, pero considera
que todos tenemos unos sentimientos sociales, entre los que destaca el de
simpatía, que nos llevan a caer en la cuenta de que los demás también desean
alcanzar el mencionado placer. El fin de la moral es, por tanto, alcanzar la máxima
felicidad, es decir, el mayor para el mayor número de seres vivos. Por tanto, ante
cualquier elección, obrará correctamente desde el punto de vista moral quien opte
por la acción que proporcione «la mayor felicidad para el mayor número».
(Cortina Adela & Martinez Emilio, 1998, pág. 78 y 79)
Ya en 1764, Cesare Becaria formuló por primera vez el principio de utilidad, es decir: «la
máxima felicidad posible para el mayor número posible de personas». A pesar de esto, se
considera a Jeremy Bentham y a John Stuart Mill como los creadores del utilitarismo.
(Cortina Adela & Martinez Emilio, 1998)
Inicialmente, Bentham propone que la mayor felicidad de todos puede ser un objetivo
universal, pero se da cuenta que los modos de ser feliz son diferentes para cada individuo,
razón por la cual podrían entrar en conflicto. De hecho, la felicidad de uno podría ser la
infelicidad de otro u otros. Estas son las razones por las que Bentham considerará que el
objetivo universal de toda legislación deberá ser: procurar el mayor placer para el mayor
número posible (Bentham, 1789). De esta manera el utilitarismo busca conciliar el interés
personal con el deber y el bienestar social.
Según Mill, el criterio para realizar el deber es muy subjetivo, esto se debe a que es en la
mente en donde se producen las acciones y conductas; de ahí que la obligación moral no
sea algo innato sino adquirido a pesar de que siga siendo algo natural. Es cierto que la
facultad moral no es parte de la naturaleza biológica del hombre, pero sí se deriva de ella.
Es por eso que, gracias a los sentimientos, es posible entender la felicidad general como
38
criterio moral. Sentimientos como el deseo de unión con el prójimo es tan natural en el
hombre que sería imposible eliminar los intereses de todos. Es por eso que el interés
colectivo se promueve a través de la cooperación gracias a la cual se pueden alcanzar
fines comunes. De esta manera, los intereses comunes se convierten en intereses
personales. Por tal razón Stuart Mill (1980) indica que “el hombre llega a tener conciencia
de sí mismo como un ser que por supuesto concede atención a los otros” (pág. 65). Esto
le lleva a pensar que la moral no es impuesta por la sociedad o la educación, sino que
surge del deseo de felicidad de todos y cada uno de los seres humanos. (Vázquez, 2011)
En lo referente al principio de utilidad Mill indica que “la doctrina utilitarista establece
que la felicidad es deseable, y que es la única cosa deseable como fin; todas las cosas son
deseables sólo como medios para ese fin” (Mill, 1980, pág. 69). Este principio es
axiomático, su verdad es evidente por lo que no requiere de demostración. En este caso,
es evidente que todo ser humano desea la felicidad, es por eso que, dicho deseo, puede
convertirse en criterio moral y fin de la conducta. Y esto es así ya que, todo aquello que
el hombre desea: dinero, salud, bienes materiales, etc., son medios que comulgan con el
fin del utilitarismo, ya que “la felicidad no es una idea abstracta, sino un todo concreto;
y ésas son algunas de sus partes. Y el criterio utilitario lo sanciona y aprueba”. (Mill,
1980, pág. 73)
39
cristianos-. Paradójicamente Nietzsche nace en una familia cristiana evangélica, los
abuelos y el padre de Nietzsche fueron pastores protestantes; de hecho inicio sus estudios
de teología con el objetivo de ser pastor, pero abandonó dichos estudios para dedicarse
de lleno a la filología.
Desde la perspectiva de González Luis (2002), Nietzsche concibe al mundo como un caos
de fuerzas movidas por voluntades de poder que se expresan a través de la vida. Dichas
8
“Socialmente la época estaba marcada por la decadencia de la sociedad cristiano-burguesa alemana,
con su moral puritana llena de prejuicios; Nietzsche reaccionó contra la mediocridad y contra el
convencionalismo de la moral tradicional y su sistema de valores, porque son contranaturales y van contra
la vida.” Tomado de: www.juntadeandalucia.es
40
fuerzas hacen que el hombre tenga dos opciones: luchar por el poder o defender la
debilidad, surgen así dos tipos de hombres: los poderosos y los débiles. Nietzsche
cataloga a los débiles como mediocres, necesitados de un mesías. Al ser incapaces de
vivir por sí mismo necesitan de una sociedad, un orden jurídico, una religión y una moral.
Sus valores serían la igualdad, la humanidad, la caridad, el sacrificio. Por todo esto son
despreciables aunque útiles para cumplir funciones inferiores al servicio de los
poderosos.
En cambio, según Nietzsche, los poderosos son escasos y solitarios, son una raza superior
con valores opuestos a los de los débiles. Su regla moral será desarrollarse para alcanzar
el poder y la grandeza. Quien pueda realizar el ideal del hombre poderoso, llega a ser un
superhombre (en alemán: übermensch). El superhombre es duro, sin sentimientos,
inmoral o amoral. Busca sus fines, no justifica nada, está más allá del bien y del mal. Por
esta razón, la moral judeo-cristiana será una moral de esclavos. (González Álvares,
2002). En palabras de Nietzsche (2005) tenemos:
De esta manera, Nietzsche propondrá las tres fases de la moral: la del camello, la del león
y la del niño. El camello cargado de deberes, oprimido y agobiado por los deberes que le
impone la moral. El león que se revela y destruye la moral vigente. El niño que vive de
acuerdo a sus instintos, es inocente y no tiene moral9, es el ideal del superhombre. De
9
“Tres transformaciones del espíritu os menciono: cómo el espíritu se convierte en camello, y el camello
en león, y el león, por fin en niño [...] ¿Qué es pesado? así pregunta el espíritu paciente, y se arrodilla,
igual que el camello, y quiere que se le cargue bien [...] ¿Acaso no es: humillarse para hacer daño a la
propia soberbia? ¿Hacer brillar la propia tontería para burlarse de la propia sabiduría? [...] Con todas estas
cosas, las más pesadas de todas, carga el espíritu paciente: semejante al camello que corre al desierto con
su carga, así corre él a su desierto. Pero en lo más solitario del desierto tiene lugar la segunda
transformación: en león se transforma aquí el espíritu, quiere conquistar su libertad como se conquista
una presa, y ser señor en su propio desierto. Aquí busca a su último señor: quiere convertirse en enemigo
de él y de su último dios, con el gran dragón quiere pelear para conseguir la victoria. ¿Quién es el gran
dragón, al que el espíritu no quiere seguir llamando señor ni dios? “Tú debes”, se llama el gran dragón.
41
esta forma el planteamiento Nietzscheano desemboca en un nihilismo moral, propio de
los poderosos, los dictadores, los empresarios, cuyo objetivo es triunfar al precio que sea,
guiados por el principio que ya lo expresaría Maquiavelo en el siglo XVI: “el fin Justifica
los medios”.
La ética marxista aparece a mediados del siglo XX, es desarrollada por los seguidores de
la corriente materialista, de la cual Karl Marx (1818-1883) es uno de sus grandes
representantes. El contexto económico y social en el que Marx desarrolla su filosofía es
el de la revolución industrial en la Alemania del siglo XIX, de hecho Marx es
contemporáneo a Nietzsche. En la generación del pensamiento de Marx, es importante
mencionar su oposición al capitalismo que, según Weber, surgió en base a la ética
producida por el cristianismo protestante, en especial el calvinista. Así tenemos que:
Los principios protestantes calvinistas son lo que Weber adopta en relación con la
génesis de éste nuevo sistema, es el calvinismo lo que da lugar a esta moral
capitalista, al espíritu en pro del progreso que se materializa, como consecuencia,
en acumulación de riqueza. Descarta el luteranismo en base a que éste no supera
el tradicionalismo del trabajo al encontrarse apoyado en el Antiguo Testamento,
negando la superioridad moral de la vida ascética (propia de los monásticos en su
tarea de glorificar a dios) y además revela la necesidad de obtener pan para cada
día, sí, pero no para todos. Sin embargo, el calvinismo en base los principios de
la predestinación más la necesidad de glorificar a dios, sí sienta las bases de tal
moral capitalista. Esta concepción religiosa, logra implantar en la mente la
necesidad de glorificar a dios, de organizar la vida social entorno a sus deseos,
encontrando como único modo de conseguirlo la dedicación a su profesión, pues
el trabajo es bueno en sí al margen del enriquecimiento personal, y es visto como
el éxito social deseado por dios. Este sacrificio no es perseguido por una
Pero el espíritu del león dice “yo quiero” [...] Crear valores nuevos-tampoco el eón es aún capaz de
hacerlo: más crearse libertad para un nuevo crear, eso sí es capaz de hacerlo el poder del león. Crearse
libertad y un no santo incluso frente al deber: para ello, hermanos míos, es preciso el león [...] Pero
decidme, hermanos míos, ¿qué es capaz de hacer el niño que ni siquiera el león ha podido hacerlo? ¿Por
qué el león rapaz tiene que convertirse todavía en niño? Inocencia es el niño, y olvido, un nuevo comienzo,
un juego, una rueda que se mueve por sí misma, un primer movimiento, un santo decir sí [...] Tres
transformaciones del espíritu os he mencionado: cómo el espíritu se convirtió en camello, y el camello en
león, y el león, por fin, en niño”. Nietzsche, Así habló Zaratustra.
42
recompensa material, sino que es prueba de ser el elegido, de la predestinación
sobre la que no se puede influenciar en dios. (Duque, 2012, pág. 1)
10
“La materia de nuestro universo ofrece un aspecto muy diverso, contrariamente a cómo ésta se
presentaba en sus orígenes. En el Big Bang solamente existía una masa de energía en donde todo era
indiferenciado y confundido en un volumen casi puntual pero, a medida que la temperatura baja y el
universo se expande, aparecen nuevas estructuras que darán lugar a la materia tal como la conocemos
hoy en día. Las teorías más modernas apuntan al hecho de que el origen de la materia y la energía es
exterior al propio universo.” Pedro Vilarroig en:
http://www.ehu.eus/sem/macla_pdf/macla4_5/Macla4_5p15.pdf
43
partir del contexto histórico específico. A este respecto, es interesante destacar que en
el siglo XIX, mientras en Alemania, Marx y Nietzsche y en Austria Freud, intentaban
matar a Dios, en Italia, Don Bosco, en base a sus creencias religiosas, ayudó a muchos
jóvenes pobres y marginados.11
Los elementos analizados fueron forjando la moral marxista. Además, el aporte social
e ideológico de Marx sirvió de base para las luchas de reivindicación de la clase obrera
de muchos pueblos del mundo. Es así como surgieron “sindicatos, grupos políticos de
izquierda, movimientos estudiantiles de protesta, pensamientos liberacionistas, grupos
defensores de los derechos humanos, movimientos de conscientización popular.”
(González Álvares, 2002, pág. 56)
Uno de los criterios que ayudaron a definir la ética marxista fue la praxis, siendo ésta
el criterio último de verdad. Para definir dicho criterio está: la acción, la producción,
el trabajo, la eficacia histórica, gracias a estos criterios se define la bondad moral. Es
así como Lenin, en su discurso pronunciado en el III Congreso de la Unión de
Juventudes Comunistas de Rusia el 2 de octubre de 1920 expresará:
Pero ¿existe una moral comunista? ¿Existe una moralidad comunista? Es evidente
que sí. Muchas veces se presentan las cosas como si nosotros no tuviéramos
nuestra propia moral, y con frecuencia la burguesía nos acusa a nosotros,
comunistas, diciendo que negamos toda moral. Esto es un procedimiento para
subplantar las ideas y echar tierra a los ojos de los obreros y campesinos.
¿En qué sentido negamos nosotros la moral?, ¿en qué sentido rechazamos la
moralidad?
En el sentido en que la ha predicado la burguesía al extraer esta moral de
mandamientos divinos. Claro está que, a este respecto, nosotros decimos que no
creemos en Dios, y sabemos muy bien que el clero, los terratenientes y la
burguesía hablan en nombre de Dios para defender sus intereses de explotadores.
O bien, en lugar de deducir esta moral de los imperativos de la moralidad, de los
11
Como es conocido, don Bosco creó el oratorio festivo, que no era más que un lugar de acogida para que
los jóvenes marginados de la época tuvieran un espacio seguro para recrearse y luego para aprender
oficios como la imprenta, la zapatería o la sastrería, oficios que les ayudaría a encontrar un trabajo digno,
evitando así caer en la delincuencia.
44
mandamientos divinos, la deducían de frases idealistas o semiidealistas que en
definitiva, se parecían extraordinariamente a los mandamientos de Dios.
Cabe indicar que el Papa León XIII, en medio de la convulsión social provocada por
la lucha de clases y los planteamientos marxistas, escribió la encíclica Rerum
Novarum. Aquí se dieron lineamientos tanto para obreros como para patronos. Su
contenido moral, era de avanzada ya que promovía la justicia, la igualdad y el respeto
para todos los actores sociales.
Como respuesta y crítica a la ética formal kantiana, aparecerá a inicios del siglo XX la
ética material de los valores. Inmerso en la corriente axiológica y utilizando el método
fenomenológico de Husserl, Max Scheler intentará superar lo que a su criterio considera
erróneo en la ética de Kant. De acuerdo a Scheler, el error de Kant fue considerar que, en
el momento de entender la realidad moral, el Ser humano sólo usa las facultades de la
45
razón y la sensibilidad. Dirá que eso es un error, ya que la naturaleza del Ser humano no
es solo sensible y racional, sino también emocional. A decir de Scheler, el Ser Humano,
gracias a la «intuición emocional» también puede entender a priori la realidad, en este
caso la realidad del valor. Es así como: preferir odiar, estimar, amar, no son actos
sensibles ni racionales, sino emocionales, a través de los cuales es posible captar a priori,
contenidos materiales no sensibles, es decir se pueden captar los valores (Cortina Adela
& Martinez Emilio, 1998).
Gracias a una reflexión profunda acerca de la naturaleza de los valores, Scheler descubrirá
que los valores no son materiales, pero que sí existen realmente, como ya lo plantearía
Lotze antes que Scheler los valores no son, sino que valen; su naturaleza no es el ser sino
el valer. A decir de Sanches A. (2005):
Con este precedente, Scheler creará una teoría del valor propiamente dicha, es decir
creará la axiología. En base a dicha teoría, nuestro autor dirá que los valores son
cualidades dotadas de contenido, independientes de las cosas y de los estados de ánimo
del sujeto, más aún, indica que, gracias a los valores, será posible articular de mejor
manera el bien y el deber. (Cortina Adela & Martinez Emilio, 1998)
Con el análisis de los valores, Scheler desarrolla la axiología, es decir la teoría del valor
o estudio de los valores; la sustentará en tres principios: 1) Los valores son positivos y
negativos es decir tienen polaridad; 2) El valor y el deber se relacionan. La realización
de un antivalor pone en evidencia la necesidad –el deber- de realizar el valor; 3) Los
valores tienen jerarquía. Hay valores superiores e inferiores y son captados gracias a la
intuición emocional. De estos principios Scheler infiere que el bien moral consistirá en
46
la voluntad de realizar un valor moral superior en lugar de uno inferior. (Cortina Adela
& Martinez Emilio, 1998)
Esta propuesta ética pertenece al filósofo argentino Enrique Dussel y es la única que
aparece en el contexto latinoamericano. Relacionada estrechamente con la teología de la
liberación, aparece en Latinoamérica en la década de los sesentas. Esta ética surgirá de la
conciencia del estado de miseria y opresión en que se encontraba el pueblo
latinoamericano y muchos países del mal llamado tercer mundo. Como nos relata la
historia, en la época indicada, la pobreza en los pueblos de Latinoamérica era extrema y
era ocasionada por los grupos pudientes locales y la injerencia norteamericana en la
política y la economía de los países de centro y sur América. Como bien lo indica
Carolina Rojas (2013):
Hacia principios del siglo XX, era evidente el interés que Estados Unidos tenía en
el control total de los países de América Latina desde todo punto de vista: político,
económico y militar. Y era evidente, también, que dicho control sería ejercido de
una manera u otra. Así, en un discurso pronunciado en Nueva York en el año
1900, el (aún no) Presidente estadounidense, Theodore Roosevelt, utilizaría una
expresión para significar la clase de política exterior que debía ser aplicada a los
países latinos: “Speak softly, and carry a big stick” (“Habla suave, y lleva un gran
garrote”), insinuando que por medio de la fuerza (militar) la voluntad
estadounidense sería impuesta.
47
El contexto de miseria indicado, llevó a los teólogos latinoamericanos a elaborar
la Teología de la Liberación. Esta teología tenía como uno de sus planteamientos
principales la opción preferencial por los pobres, es decir, buscaba la reivindicación
económica, social y política, de las clases oprimidas. Esta fue la base sobre la cual Dussel,
filósofo argentino, estructurará primeramente la filosofía de liberación y luego la Ética
de la liberación.
El mito de Caín y Abel muestra simbólicamente una situación real, cuyo análisis
conducirá a una visión distinta del problema del mal. Caín es la totalidad y Abel
es el Otro. Lo que pasa es que Caín, por razones que aquí no interesan, mata a
Abel. ¡Vean como, de pronto, aparece el mal! El mal ya no es la determinación,
sino la eliminación de la alteridad; es justo lo contrario que para Hegel. Si el mal
es la determinación, el bien es la totalización; en tanto que si el mal es la
eliminación del Otro, entonces la totalidad cerrada es el mal y no el bien. (pág.
63)
Ante la Ética del poderoso que justifica las desigualdades económicas, sociales y
culturales, la Ética de la liberación propone a la práctica de la justicia como el indicativo
claro del bien moral. Aquí, la práctica de la justicia, no es más que reconocer los derechos
del oprimido y permitirle, no solo desarrollarse socialmente y económicamente, sino, en
esencia, dejarlo vivir. De esta forma podrá superarse la totalidad cerrada y egocéntrica
del poderoso. Como se puede ver, es necesario que todos los actores sociales, se esfuercen
por reconocer la dignidad humana del Otro, especialmente de los más vulnerables. El
hecho de hacerle justicia al Otro, de reconocer su dignidad humana, es lo que Levinas –
y de ahí lo toma Dussel- denomina alteridad. Gracias a la alteridad, se descubre la
realidad del Otro, pero no solo como un descubrimiento fenoménico, sino moral, es un
descubrimiento que me lleva a descubrir que el Otro es aquel del cual Yo soy responsable.
48
Desde el momento en que el otro me mira, yo soy responsable de él sin ni siquiera
tener que tomar responsabilidades en relación con él; su responsabilidad me
incumbe. Es una responsabilidad que va más allá de lo que yo hago. (Levinas,
2000, pág. 80)
49
Surge en la segunda mitad del siglo XX y continúa desarrollándose hasta la actualidad.
Su principal gestor es la filósofa española Adela Cortina. Para su fundamento filosófico,
tomará elementos de la ética procedimental de Karl Otto Apel y posteriormente de
Habermas y también de la teoría de la justicia de John Rawls. Si bien es cierto que aparece
en el contexto de la posmodernidad, dicha ética objetará los planteamientos posmodernos
y planteará una opción para superarlos.
Como conocemos, luego de las distintas crisis del racionalismo moderno, surgieron varias
corrientes de pensamiento aglutinadas en lo que se denominó la posmodernidad. Así
aparecieron entre otras, el pensamiento débil, el deconstruccionismo, el
hiperindividualismo, el giro lingüístico, el politeísmo axiológico, etc. Como bien lo
describe Fouce José (2000), estas corrientes fueron configurando un estado caótico en
cuanto al comportamiento moral, llegando incluso a proponer la muerte de la ética. Se
dijo que, todo aquello que se refiera a la moral era:
La realidad posmoderna descrita, es la que Adela Cortina intenta superar con su propuesta
de una Ética civil, cívica o mínima. En franca oposición a los planteamientos subjetivistas
y relativistas de la posmodernidad, propone un modelo de ética universalizable.
Siguiendo al Kant del imperativo categórico que pretende universalizar el fundamento
del comportamiento moral y a la ética dialógica de Apel y Habermas, nuestra autora
propone un modelo de ética que todos los ciudadanos puedan compartir. Esta propuesta
tiene como objetivo estructurar una sociedad en la que las relaciones interpersonales,
interinstitucionales y hasta interestatales, puedan ser llevadas a cabo en base a valores
universales dialógicamente legitimados.
Para desarrollar la propuesta indicada, Adela Cortina distingue los dos campos
fundamentales de la ética: justicia y felicidad. Aunque en la vida diaria justicia y felicidad
son dos caras de la misma moneda, es importante entender que todo aquello que se refiere
a la justicia, tiene la característica de exigible, no es opcional, hay cosas que todo ser
humano debe observar obligatoriamente en aras de construir una sociedad que puede
llamarse humana. Cosa muy distinta es la felicidad. Los ideales de felicidad pueden
50
sugerirse, aconsejarse, proponerse, pero nunca exigirse. Cada persona, libre y
voluntariamente elegirá la mejor manera de ser feliz. Ya sea desde la religión, el
agnosticismo o el ateísmo, cada ciudadano elegirá su modo de realización personal
(Cortina, 1994).
51
Algo muy importante a destacar es que: cuando se articulan armónicamente los mínimos
de justicia y los máximos de felicidad, se generan las condiciones óptimas, tanto morales
como políticas, de modo que la construcción de una sociedad más justa y tolerante tiene
más probabilidades de tener éxito. Cuando las normas morales se basan en unos valores
de justicia mínimos, las opciones de felicidad pueden ser vividas de manera que no
afecten a terceros. Los mínimos le dan a los máximos un marco de referencia para que
nadie construya su felicidad en base a la desgracia de los otros. Otra de las bondades de
la integración de mínimos y máximos, será la posibilidad cierta de construir una ética
universal, una ética que busque la justicia, respetando las opciones de felicidad de toda
persona, pueblo y cultura. (Cortina Adela & Martinez Emilio, 1998)
52
XX, surge la ética axiológica. Para esta ética un acto es moral tanto cuanto realice un
valor, por el contrario si realiza un antivalor, el acto será inmoral.
Finalmente se aborda la Ética civil propuesta por Adela Cortina. Esta autora toma en
cuenta que la sociedad actual es una sociedad por demás pluralista en lo político,
religioso, económico, moral, etc. Aquí conviven personas de distinta visión acerca de lo
que es la felicidad y las formas de alcanzarla. A aquello que permite a las personas ser
felices es lo que denomina máximos de felicidad. La otra dimensión del fenómeno moral
contemporáneo es la justicia. Todas las personas, sin importar sus opciones religiosas o
políticas, deben ser tratadas con justicia y respeto. Los valores que propenden a la práctica
de la justicia Adela Cortina los denomina mínimos de justicia. De ahí que una la ética
civil será una ética de la justicia, es decir una ética basada en los mínimos de justicia que
bien pueden ser compartidos por todos los que componen una sociedad pluralista.
Preguntas de reflexión:
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e) ¿la perspectiva ética latinoamericana en qué difiere con las demás éticas?
f) ¿Cuál es la diferencia entre los máximos y los mínimos según Adela Cortina?
Bibliografía
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