Psiconsíntesis. Entrevista A Salvador Roquet

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Ilustración Farmacológica

Traducciones, transcripciones y opiniones sobre plantas, libros y drogas.

Lunes, 16 de marzo de 2009


Entrevista a Salvador Roquet. Primera parte

Doctor Salvador Roquet, ¿usted trata con LSD a sus pacientes?

No sólo con LSD, también con hongos alucinantes, datura, mescalina, ketamina y otros alucinógenos.

¿Desde cuándo realiza estas experiencias?

Mira, vamos al principio. La historia se remonta a una distancia de quince años, cuando yo estaba en
psicoanálisis. El doctor José Gutiérrez, colombiano, frommiano, quien era mi psicoanalista, en una
ocasión me dijo: “Fíjese doctor Roquet que están haciendo unos trabajos en el sanatorio psiquiátrico
Ramírez Moreno, de acuerdo con la tesis de un médico. Varios psiquiatras nos ofrecimos para que nos
suministren alucinógenos. Usted sabe, hay la idea de que éstos pueden reducir el tiempo que dura el
psicoanálisis”. Me invitó a participar en la experiencia y acepté. Se señaló la fecha. Como coincidencia,
resultó ser un jueves de Semana Santa. Ese día, contrario a mi forma de ser respecto a la puntualidad
acudí una hora antes de a la cita. Nunca lo olvidaré. Recuerdo que la avenida Universidad estaba sola,
pues era Jueves Santo. En esa época el Sur de la ciudad era medio despoblado. La avenida Río
Churubusco se veía muy sola. Era quizás una proyección de parte mía; también había una soledad
tremenda. Recuerdo que llevaba un librito en la mano: Ética y psicoanálisis, de Erich Fromm. Entonces
era un admirador de Fromm. Ahora ya no lo soy. Llegué al sanatorio y como no había nadie me senté
en una banca de un camellón. Leía, o más bien estaba en una actitud de meditación, de soledad,
porque así me condicionaba el ambiente. Vi como llegó gente al sanatorio. Poco después me hallaba
con todo el equipo de psiquiatras. Yo no había desayunado. El doctor Gutiérrez, muy amable, me
preguntó si permitía que los demás médicos observaran la experiencia. Le dije que no. Sólo aceptaba
su presencia, y la persona que me suministrara el alucinógeno debía salir en seguida.

¿Por qué no quiso observadores?

Bueno, en esa época tenía un conocimiento general de los alucinógenos. No tenía una información
exacta y precisa. Como es natural, mantenía cierta reserva respecto a mis cosas internas. Caí en una
actitud de inhibición consciente y de represión subconsciente. Inclusive, fíjate, es algo que a mi
psicoanalista no se le ocurrió desde el punto de vista técnico, de que yo podía haber superado la
inhibición consciente, pero no la represión. El desconocía esto –mira hasta ahora lo estoy analizando-.
No tenía idea del efecto de los alucinógenos. Escogí la vía intravenosa para que me inyectaran
mescalina. No sé porqué lo pedí. Quizás por la actitud muy mexicana de razonar “si me han de matar
mañana que me maten de una vez” o “lo que suene que suene”. Y mescalina por vía intravenosa más
tarda en decirse que en sentirse su efecto. Pregunté que si podía estar acostado, temía caer y quise
proteger mi persona física. Tendí mi brazo y de inmediato tuve una sensación parecida a la que produce
un estado alcohólico. Después de esa sensación vino algo contradictorio: estaba despabilado, pude
levantarme y sentarme. Tenía una gran curiosidad científica de ver qué cosas podía hacer. Tomé el libro
para hojearlo. En el momento en que lo abrí y vi pasar sus páginas, de inmediato me sentí el libro; sus
distintas hojas iban cayendo, cayendo y eran mis distintas personalidades, mis distintos yos. Entré en el
viaje. Empecé a conectarme y a desconectarme, y caía en una angustia que no sabía de donde venía.
Preguntaba al psicoanalista si podía ponerme de pie, como si eludiera mi responsabilidad de hacerlo.
Todo era muy consciente; sabía lo que hacía y sucedía. Me levanté y para sorpresa mía pude caminar a
pesar de la sensación de vacío que experimentaba. Surgieron entonces molestias físicas tremendas
que analizaba como médico. Al caminar se agudizaban. Me arrepentía de haberme ofrecido a la
experiencia. Sentía que moría. Sufría una disnea terrible, fuego interno, palpitaciones extremas. Estaba
asustado y me paseaba como león enjaulado. No me quejaba, ni decía que estaba arrepentido, pero lo
pensaba. Parecía una bestia encerrada y aceleraba la marcha como si buscara una salida. Pasó esa
etapa; tomé el libro y me acerqué a una ventana para intentar leer. Podía hacerlo, más no coordinaba
las ideas. Apenas pasaba unas palabras olvidaba las anteriores y no lograba formar frases. Seguí
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analizando las cosas que podía hacer. Pedí un desayuno, papaya, huevos revueltos, café. Mientras me
traían los alimentos dije al médico que deseaba hacer un experimento y le propuse jugar ajedrez.
Empezamos; la salida fue perfecta. Siguieron los primeros movimientos muy bien. Pero cuando
avanzaron las jugadas dije: “No tengo plan, no tengo programa, como nunca lo he tenido en mi vida.”
Instantáneamente brotó la angustia. Vinieron desconexiones y situaciones de delirio. Fue algo
semejante a lo que describió Aldous Huxley en Las puertas de la percepción. Vino un registro de tipo
oriental, surgieron figuras geométricas, caleidoscópicas, en colores muy vivos y maravillosos, en
movimiento y con formas increíbles. Eso se esfumó y brotaron alucinaciones que me desconectaban. Vi
una figura semejante a las que pintaba Rembrandt, por su composición y colorido. Apareció en el
cuadro una persona: era yo, sentado como si estuviese enjuiciado. Cerca había alguien: mi otro yo. Era
un observador, un fiscal. Acusaba, juzgaba mientras el otro se debatía en una angustia espantosa. Me
veía mesarme el cabello, mover la cabeza con desesperación. Decía al psicoanalista si todo eso lo
había hablado o pensado. El aseguraba que lo había dicho, pues él lo anotaba. Yo comentaba que
aquello era prodigioso y tenía que ser estudiado con un gran equipo. Tenía que grabarse, hacer todo
registro. La experiencia valía la pena aprovecharla al máximo buscándole un fin. Decía esto en forma
obsesiva.

¿De ahí surgió la idea de usar alucinógenos en los psicoanálisis?

En ese momento vino. Claro, desde el siglo pasado se conocían los efectos de los alucinógenos y ya se
había pensado en aplicarlos en el análisis. Por la igualdad y semejanza de los cuadros sicóticos y de la
esquizofrenia con el efecto de los alucinógenos, también se había hablado de estudiarlos para
determinar las causas de estos males y llegar a curarlos. Con esta experiencia decidí trabajar con
alucinógenos en psiquiatría y particularmente en psicoterapia. Siguiendo con el relato, cuando me
llevaron el desayuno me sorprendí: podía manipular los cuberitos. Coordinaba muy bien. Al principio
temía que se me cayeran los cubiertos y temía derramar el café, como sucede bajo los efectos del
alcohol. Mis movimientos eran precisos. Pero, a cada bocado que daba me desconectaba. Terminar un
platillo duraba años y benditos días. Hablaba, vivía situaciones, venía la angustia. Y te digo, me acuerdo
de todo, de todo. Hasta lanzaba frasecitas domingueras; hay algo que se quedó muy grabado. Era:
“estoy sintiendo la añoranza de lo no vivido”. Y cómo alucinaba. Veía el campo, el cual siempre me
gustó. Me preguntaba por qué no había sido yo campesino, y me resistía a vivir en la ciudad. Bueno, en
rasgos generales así fue la experiencia con mescalina, en la cual tuve la obsesión de utilizar
alucinógenos en la psicoterapia.

¿Sirvió al psicoanálisis de usted?

Afloraron muchas situaciones desconocidas. Fue una sorpresa. Llevaba año y medio. Creía que ya
había avanzado mucho, pero no. En realidad tenía mi problemática reprimida, guardada, y ni el
psicoanalista se daba cuenta. Emergió todo eso, lo cual podría considerarse favorable. Pero fue
negativo porque así se quedaron las cosas. Quedé como suspendido en el aire. El análisis no fue
suficiente para afrontar una situación de esta naturaleza. El médico no tenía conocimientos para
manejar lo que se había presentado. Y no se repitió la experiencia ni se condujo en forma debida. Todo
fue terrible, fue muy golpeante. En la actualidad pienso que no debió hacerse la experiencia. Pudo
haberme llevado al suicidio. En toda mi vida no había hecho consciente mi problemática, y hace 15
años, de repente, cuando tenía 34 de edad, vino el impacto. Había llevado una vida con situaciones
frustrantes, tan intensas que hasta había sufrido una parálisis facial. Y de repente todo surgió, y quedé
en la angustia ante el analista que carecía de habilidad para manejar en este nuevo campo.

Pero usted tuvo ahí la primera inquietud de trabajar con alucinógenos.

Claro, fue una afirmación, una precisión, un despertar de interés. Vino un reforzamiento cinco años más
tarde. Me encontraba en París y paseaba por Saint-Germain-des-Prés. Vi en una aparador una
monografía que se llamaba Les champignons hallucinogènes du Mexique del profesor Roger Heim.
Entré a la librería, hojeé el libro y me pareció extraordinario. Fue un segundo fuetazo. Compré la obra,
por cierto, era muy cara. Es un libro raro, poco conocido en México. Tiempo después se presentó el
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tercer estímulo: surgió cuando era yo jefe de Higiene Mental del ISSSTE, y después de haber
organizado las escuelas de padres de familia. Conocí a un funcionario del Instituto Nacional Indigenista.
En la monografía francesa se hablaba de Huautla de Jiménez, pero no se decía donde se localizaba.
Yo, confieso mi ignorancia geográfica, no tenía idea de la ubicación del lugar. Fue el funcionario del
Instituto Indigenista quien me puso al tanto y me facilitó una información muy valiosa. Huautla entonces
era conocida, acaso, por unos cuantos mexicanos y ciertos investigadores extranjeros que habían
seguido a Gordon Wasson, quien había invitado a Roger Heim, Albert Hofmann y otros. Heim, desde
luego, la conocía bien. Él viene periódicamente con un gran equipo de investigadores. Ahora ha
recorrido todo el país recogiendo hongos y clasificándolos. La última vez que fui a Europa, Heim me dijo
que preparaba una segunda monografía sobre los hongos. En esta tercera oportunidad me puse en
contactó con el maestro Alfonso Caso, del Instituto Indigenista. Él me envió con el profesor Carlos
Incháustegui, antropólogo, fundador del Centro Indigenista de Huautla de Jiménez, quien me abrió las
puertas de la Sierra Mazateca. Aquí influyó otro factor: al fundar las escuelas de padres de familia del
ISSSTE, comprendí que se requería en México una escuela para los niños que fuera integral,
humanista, del tipo Summerhill. La experiencia vivida en mi consultorio psiquiátrico, lo que observé en
las escuelas de padres de familia y lo que conocí en Sumerhill, me llevaron a pensar que debía surgir
un nuevo tipo de escuela para los niños, donde desarrollaran su afectividad junto con su intelecto, a la
vez que tuvieran un desenvolvimiento físico. Es decir, desarrollar en verdad toda su personalidad para
formar un hombre íntegro, humanístico. Como no logré juntar fondos para iniciar la escuela, pensé que
de mi profesión, de la psiquiatría, debía salir dinero para ese fin. El proyecto de la escuela lo llamamos
Albert Schweitzer y a este personaje quisimos emular. El dio conciertos para reunir dinero y fundar un
hospital en África. Así, a través de la medicina, nuestro grupo Albert Schweitzer quiso recabar lo
necesario para construir la escuela. La investigación sobre alucinógenos podía ayudar a este proyecto,
pues al concluirse podría ser vendido el resultado científico. Sin ningún medio económico lanzamos este
proyecto. Se formó un grupo de especialistas en varias ramas y elaboramos un programa en torno a los
alucinógenos que no se limitaban al aspecto médico. También comprende varios terrenos de la filosofía,
teología, botánica, química, parapsicología y dentro de la medicina, la neurología, fisiología,
endocrinología, genética así como en el campo de la psiquiatría, la psicoterapia y el estudio de la
esquizofrenia. Mira, en esto hay perspectivas increíbles. En la sierra mazateca los indios nos mostraron
el popas yai, una semilla que corta los efectos de la psicosis provocada por alucinógenos. Como ésta es
muy parecida a la esquizofrenia sugiere hallar una cura a esa enfermedad. Por el tratamiento con
alucinógenos he logrado sacar a algunos pacientes esquizofrénicos, los cuales no han tenido recaídas.
El doctor Francisco Rullán también empezó este tratamiento en la granja psiquiátrica de Villahermosa,
Tabasco; trató quince casos con un gran éxito. Al cabo de cuatro años he realizado 350 sesiones
psiquiátricas utilizando alucinógenos. Han participado más de 400 pacientes. Todo el material grabado y
escritos de estas experiencias junto con todas las pruebas axiológicas de Hartman forman una gran
montaña desde donde entonces se podrían ver tantas cosas importantes. El material es muy valioso.

¿Usted es iniciador del uso de alucinógenos en la psiquiatría?

Al principio, la iniciar los trabajos, por una situación de ignorancia, supuse que era el primero en hacerlo.
Pronto descubrí que había médicos que hacían lo mismo en Suiza, Alemania y Estados Unidos.
Desconociendo estos trabajos inicié mis investigaciones y desarrollé técnicas distintas, pero siempre
con el fin de acortar el psicoanálisis. Hay una bibliografía que muestra el uso de alucinógenos aplicados
en psiquiatría desde hace diez años en Europa. En la actualidad existen sociedades psicoterapéuticas
con alucinógenos. En Europa la llaman Sociedad Europea Psicolítica. En Estados Unidos la aplicación
se conoce como terapia psicodélica. En México, en Europa y Estados Unidos por separado vimos que
esta investigación llevaba a aplicar una técnica especial. De ahí surgieron los nombres de psicolítica y
psicodélica. Aquí posteriormente usamos el de psicosíntesis. Esto sucedió cuando los indígenas de la
región mixe, en Oaxaca, nos mostraron el uso de una datura. Estos nos llevó a algo totalmente distinto:
no hacíamos ya análisis sino síntesis.

¿Esto es una revolución del psicoanálisis?


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No en el psicoanálisis. Nos hemos salido del psicoanálisis. No es revolución, es el inicio de otra cosa.
Esta terapia es nueva. Es un enfrentamiento al psicoanálisis. Ahora que conservamos varias técnicas
del psicoanálisis ortodoxo, como la transferencia, las asociaciones libres y la interpretación de los
sueños. También se manejan aspectos de la teoría de la personalidad freudiana, frommiana y
sullivariana, de Karen Horner, así como conceptos del aprendizaje del conductismo. También el
psicodrama, la músicoterapia y quizá podríamos llamarlo el arte terapia, en el cual el arte se pone en
servicio del hombre en comunicación con la ciencia. La literatura, la poesía, la música, la pintura juegan
un papel terapéutico importantísimo. El cine también con su cualidad dinámica. Participa el teatro y
claro, utilizamos esencialmente las terapias de grupo. Estas estimulan y motivan al paciente. Hacen que
el amor que surge en él se logre a través de la comunicación. Lo hacen real, práctica al darlo a sus
semejantes.

¿Usted tomó técnicas sobre alucinógenos de los sacerdotes de la sierra mazateca?

Naturalmente. Y más que el manejo del alucinógeno, las dosis que se proporcionan al paciente.
También el uso de música religiosa. Dada la semejanza que he encontrado de la música oriental con la
que tocan los indígenas de las sierras de Oaxaca y Nayarit, empecé a utilizar cantos zen budistas lo que
me llevó después a emplear cantos gregorianos cristianos. Los indígenas me dieron esta pauta para
hallar un conductor, un estímulo de los muchos que utilizo.
¿Conoce a muchos brujos de la sierra?
Sí, además de María Sabina, he tratado a infinidad de sacerdotes que vamos localizando a lo largo de
la sierra. Hemos tenido sesiones con ellos, grabado cánticos y reunido información. Hace poco
proporcioné materia musical a un investigador norteamericano. Nos hemos introducido a partir de
Huautla al interior de la sierra manteca. Hemos estado en Ayautla y Tenango, que junto Huautla forman
las tres sedes de más categoría religiosa en la sierra mazateca. Este dato lo logramos obtener de los
indígenas. Ellos tienen una verdadera organización religiosa que mantienen en secreto. Hay jerarquías
sacerdotales y jerarquías místicas de las poblaciones.

¿En cada zona usan alucinógenos distintos?

Pues fíjate que no. En toda la sierra son más o menos los mismos: hongos, ololiuquis, daturas, hojas de
la pastora y seguramente otros más. Hay varios que localizamos en la sierra mixe, además de la planta
que hallamos que corta los efectos del alucinógeno. El laboratorio de investigación química de la
Universidad Iberoamericana que nos está ayudando en los estudios químicos y en la clasificación de las
plantas. El doctor Francisco Girald González de la facultad de química de la UNAM, también colabora
con nosotros. El nos ayudó a estudiar la Datura ceratocaulu. Esta planta estaba clasificada. En mixe se
llama manchu pai y es una de las múltiples daturas que existen, pero se desconocían sus aplicaciones.
A propósito, a través del descubrimiento del uso de la Datura ceratocaulum por los indígenas
comprobamos también el de la Datura stramonium que es el toloache. Y es una realidad, no es una
leyenda como se creía. Con el toloache se hacen bromas, se dice que se lo dieron a alguien cuando es
muy dependiente de otra persona. Hay la versión de gente atontada, idiotizada, o bien hay la impresión
de que psicotizan a la gente. Tal parece que esto es cierto. Y te decía, tengo interés en investigar el
toloache. Hace poco fui a Tenango del Valle, en el Estado de México. Fui invitado por unos alumnos de
la Universidad del Estado de México. Algunos muchachos son de Tenango, y sus familiares me
hablaron de que cerca se usa mucho el toloache. Es difícil conseguir la planta y las semilla, pues se
ocultan. La datura con la que trabajamos es la misma familia del toloache, la localizamos por accidente,
cuando unos indígenas me la proporcionaron confundiéndola con un ololiuqui. Esto se originó de la
siguiente forma: en un viaje que hice a Europa, me puse en contacto con investigadores que trabajaban
con alucinógenos. Ellos me suministraron bibliografía y mantenemos un intercambio de conocimientos.
En esa ocasión llevé parte de mi investigación para mostrarla al doctor Hanscarl Leuner de la
Universidad de Gettinger, Alemania, así como al director de investigaciones de los laboratorios Sandoz,
el doctor Alberto Hofmann, descubridor del LSD y sus efectos. Entre las pláticas que sostuve con el
doctor Hofmann me enteré que trabajaba con dos ololiquis: con Rivea corymbosa e Ipomea violacea, de
las cuales yo había aplicado el primero. Desconocía la Ipomea violacea. El doctor Hofman me ofreció
material investigado, sobre todo de la estructura química de los ololiuquis. Por cierto, son amidas del
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ácido lisérgico. Nuestros antepasados mayas y aztecas ya conocían estos alucinógenos. La palabra
ololiuqui es azteca. Así deducimos que desde épocas prehispánicas en México se utilizó sustancias
parecidas al LSD con fines exclusivamente rituales. Tengo una bibliografía muy interesante sobre la
cultura maya de Palenque, de la mezcla que hacían con hongos, ololiuqui y otros alucinógenos para
suministrarlos a futuros sacerdotes, para estudiar su personalidad y descubrir la capacidad y
potencialidades de su vocación. Seleccionaban muy bien a las gente que iban a actuar como
sacerdotes, como guías del pueblo. Cosa que ahora no hace la Iglesia y cuando surge un intento se
asustan como sucedió con Lemercier. Volviendo a Hofmann y a los estudios que ha hecho sobre la
estructura de los ololiuiquis –que aquí no se conocen- se ha visto su contenido. La Rivea corymbosa y
la Ipomea violacea son enredaderas comunes en México. La Ipomea violacea tiene cinco veces más
potencia que la Rivea corymbosa. Hay cinco veces más concentración de amidas del ácido lisérgico. Al
regresar de Suiza y Alemania, con la investigación que me había dado el doctor Hofmann me puse a
localizar la Ipomea violacea. Los indígenas mixes me trajeron unas semillas que creía era Ipomea. La
empleé y me sorprendí al ver que no era cinco veces mayor el efecto. Era quince o veinte veces más.
Por fortuna había aplicado una dosis baja, como acostumbro en un alucinógeno nuevo. Hay una
publicación norteamericana donde se habla del uso de ololiuquis con fines terapéuticos. En Estados
Unidos están en una etapa muy elemental, la cual ya pasamos en México desde hace años. En nuestro
caso todo se aceleró con la nueva semilla que proporcionaron los mixes. Esta era mucho más potente
que la Ipomea. De inmediato quise obtener mayor información, quise conocer la planta y me trasladé al
lugar que la producía: Santa María Asunción de Matamoros, Oaxaca. Ahí vimos que no era una
enredadera sino un arbusto. Hofmann tenía razón en cuanto a la concentración de amidas del ácido
lisérgico en la Ipomea, y a la vez ésta era más alta, extraordinaria, en la nueva planta. La trajimos a
México y el doctor Girald encontró que era una datura poco estudiada y desconocida en sus efectos.
Esta tiene un principio activo que es la escopolamina, que manejada con habilidad, en dosis poco
conocidas, la usaban los científicos alemanas y rusos, y se aplicó con fines políticos en los llamados
lavados cerebrales. Ahora, no sé si la Datura estramonium conocida en México como toloache, tenga la
misma estructura química y sus efectos sean parecidos.

¿Cuáles son los efectos de la Datura?

Son ocultos. No son espectaculares como en el LSD, los hongos y otros alucinógenos. Al contrario. Es
como la violeta se compara con otras flores ostentosas en belleza física y en aroma. La violeta es
aparentemente insignificante, muy sencilla. Pero es de un valor extraordinario. Sí es bella. En forma
comparativa es lo que pasa con el efecto de la Datura ceratocaulum; no es nada espectacular, no es
nada impresionante en apariencia. Su efecto es oculto, es profundo, es lento, pero sin discusión, es
intensísimo. Tiene un efecto extraordinariamente raro, origina cambios de la personalidad muy
estruendosos; trae una desintegración de la personalidad intensísimo. Así se explica que su principio
activo lo haya utilizado la GESTAPO. Para nosotros, la Datura tiene una gran importancia, porque
cambió en forma total nuestra postura técnica y además nos hizo estructurar una teoría de la
personalidad. Fíjate qué trascendencia tuvo el hallazgo de esta semilla, de esta planta. Nos sacó
totalmente, “nos sacó de onda” como dicen los jipis, porque nos situó en otra onda. Nos sacó del
camino que no era original, de nosotros, porque al fin de cuentas otros trabajaban en lo mismo y repito,
la idea no era original, venía del siglo pasado. En principio queríamos acortar el tiempo del psicoanálisis
y trabajamos en este terreno. Era algo repetitivo, perfeccionista. Pero la semilla de Datura nos hizo salir
de la postura psicoanalista. Ya no podíamos apegarnos a las técnicas clásicas del psicoanálisis
freudiano, frommiano, ni a ninguna de las corrientes existentes. Era crear una nueva técnica, como
cuando la hipnosis entró en el psicoanálisis y surgió el hipnoanálisis. Teníamos que usar una técnica
especial cuya denominación veníamos variando, escogiendo la de los europeos, de Leuner y su grupo:
terapia psicolítica. Era nuestra posición hasta un año después de iniciados nuestros trabajos. Al hallar la
Datura y localizar sus efectos, nos separamos, nos fuimos al otro extremo. Fue la presencia de la
Datura, su uso, el que nos lanzó como proyectil a otro lado. Dejó de ser una técnica de análisis para
convertirse en una de síntesis. Es decir, la Datura lleva a la disgregación. En seguida hay que reunir los
elementos esenciales de una reestructuración para integrar la personalidad, pero sobre otras bases.
Eso era ya la síntesis, la integración con los elementos esenciales.
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¿Ese alucinógeno desintegra la personalidad falsa?

Falsa y no falsa. Todo se desintegra. Después viene la síntesis, la reintregración exclusivamente


tomada de los elementos esenciales. El agregado, lo que denominas falso, se hace a un lado. En otras
palabras, fíjate bien, los seres humanos no necesitamos agregar nada. Lo que ponemos resulta falso,
artificioso. El ser humano, cuando viene a la vida lo trae todo. No necesitamos nada. Sólo desarrollar lo
que tenemos. Pero tonta y estúpidamente, agregamos situaciones. Todo se ha condicionado en ese
plan. Los programas de educación los hacen desde hace siglos, quizás después de los griegos. Estos
no cayeron en lo falso; su actitud era de respetar y desarrollar lo que tiene el ser humano en su interior.
Así, la Datura ceratocaulum desintegra esa personalidad, lo que permite tomar los elementos esenciales
y sacar lo artificial que hemos agregados o nos han agregado.

¿Imitaciones?

Imitaciones y aplastamientos. Una carga que recibimos por herencia y nos impone el medio, que aplasta
nuestra creatividad, originalidad y nos limita. La experiencia de otros se nos da como nuestra, nos
hacen gravitar ahí y eso aplasta nuestra originalidad. No se da el uso de la potencialidad que tenemos.
Por eso, al seleccionar y tomar los elementos esenciales hacemos síntesis. Vamos al extremo de
sintetizar, de reestructurar. A nuestra técnica la llamamos psicosíntesis. Estamos en la misma postura
en que trabajan ciertos grupos científicos que hablan también de síntesis. Es la corriente de la escuela
de Viena, junto con otra que no deja de ser psicoanalista, pero va más allá de las posturas de Freud,
Jung, Adler, Fromm, Karen Horney, Sullivan y que se llama psicoanálisis existencia de Victor Franke.
Está conectado con el psicoanálisis de síntesis de Igor Caruso; ellos emplean esta palabra, hablan de
psicosíntesis, creo que en un plano teórico, no de técnica.

¿La nueva personalidad del paciente es el encuentro del yo auténtico?

Es el encuentro de sí mismo. No hablemos de yo auténtico. Es el encuentro, el conocimiento de sí


mismo.

¿Es lo que se ha buscado en las religiones?

Exactamente. Te me adelantaste. Es lo que iba a decir. Hubo una transmisión de pensamiento. Es


posible que esta psicosíntesis la hayan realizando y estén realizando las distintas religiones, la
cristiana misma e indiscutiblemente la zen budista. El otro día, al conversar con el monje budista Ejo
Takata, vimos la concordancia, la relación tan íntima de la postura de la psicosíntesis con la de ellos.
Siento que esto es muy revolucionario. Es un reforzamiento a la postura existencial de Victor E. Franke
y también da estructura a la de síntesis, aún en teoría, de la escuela de Viena de Igor Caruso. Es la
realización de lo que han pensado. Aquí en México lo logramos con alucinógenos. Cosa que ya había
logrado el zen budismo y también los cristianos, a través de la meditación entre monjes, en los
monasterios del tipo de Sinaí, del Monte Athos, o dentro de la iglesia Ortodoxa Cristiana. No, ellos son
analíticos puros. Analizan. Es lo fácil, analizar, no sintetizar. El psicoanálisis es una terapia, la nuestra
otra. Lo mismo sucede con la teoría del aprendizaje, dudo mucho de ella. No llega a lo que es más
elevado. El psicoanálisis se acerca un poco más. Claro, éste es subjetivo, mientras la otra objetiva, se
basa en el conductismo y la reflexiología. Resulta científico, un camino que por sí solo no lleva al
encuentro del hombre consigo mismo y con su felicidad. La postura de la ciencia es limitada, es
anacrónico positivismo; ya quedó demostrado con las dos últimas guerras que vivió la humanidad y con
lo que sucede en nuestros días.

¿Qué paciente atiende con alucinógenos?

Los que tienen problemas de personalidad, neurosis, todas las neurosis…


Pero mira, lo importante es la nueva teoría de la personalidad que vino a partir del uso de la Datura. Ahí
surgió una revisión de conceptos de tanta trascendencia para el hombre, como son el amor, el sexo, la
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dependencia y de uno de sus problemas que considero tan actuales como es la homosexualidad. Esto
nos lo dio ese accidente, esa confusión de usar una semilla en lugar de la que habíamos solicitado.

¿Y el miedo a la muerte, al absoluto?

Entra en el campo existencial. Te decía que la psicosíntesis obedece aparte de la síntesis en sí, a lo
existencial. En esto caemos en el tema de la muerte, de la mortalidad e inmortalidad. Se maneja en
nuestra teoría de la personalidad y nos hace entrar en el campo de la locura y de la esquizofrenia,
porque ¿qué es en sí la desintegración de la personalidad o qué otra cosa nos lleva a su
desintegración? Pues la locura. La desintegración de la personalidad que logramos con Datura es la
locura, con características semejantes a lo que es la esquizofrenia. Ahí basamos nuestra teoría de la
personalidad que consideramos una teoría existencial. Se ha mencionado a lo existencial,
particularmente a la angustia existencial como algo que debe aceptarse. Yo siento que no se da
importancia a esa angustia. Siento que ella es esencial, primordial y de ahí dimanan todas las angustias
que toman un cariz patológico. ¿Y que ganamos con manejar esas angustias patológicas aisladamente
si ellas obedecen a la única angustia del ser humano que es la existencial? Si no se dirige a esa
angustia se limita. La psiquiatría sólo quiere manejar las angustias patológicas y es una postura limitada
que no logra el fin primordial: la salud del ser humano. A fin de cuentas las angustias patológicas son
síntomas de ese problema inherente al hombre, pero que no tiene porqué sostenerlo, soportarlo,
aceptarlo como algo falta. No, el hombre tiene que manejar esa angustia. Ella es la que lo enferma y
determina sus otras angustias. Tiene que enfrentarse a la angustia existencial, la cual no es otra que su
angustia ante la muerte, su angustia por su condición de mortal y su aspiración y preocupación por ser
inmortal. Ves cómo hemos logrado una revisión de conceptos, incluso el del psicoanálisis frente a la
angustia. Lo existencial determina todo, hasta la locura y también todos los campos de la actividad
humana. De ahí la importancia que tiene la religión, la teología y la filosofía. Si el científico las desecha
comete un error; total, no es un científico. Todas las disciplinas juntas son las que pueden llevar a la
felicidad del hombre. Todo es un plan integral.

¿Es irremediable la angustia existencial?

No, no. Esa es la postura equivocada de la psiquiatría y del psicoanálisis. Le restan importancia porque
la consideran de manera fatalista. Ahí está el error. Si el hombre se da cuenta de que es parte de un
universo, no tiene porqué tener miedo a la muerte. Tiene que desechar su naturaleza mortal. El es
inmortal porque forma parte de un universo que es inmortal. Ahora, como individuo no lo sé, no sé si
como individuo muera. Nadie lo sabe.

¿Su conciencia?

No lo sé, pero es posible que no muera tampoco. Es lo que está más allá de la muerte. Si como
individuo, como conciencia de sí está condicionado y determinado por la energía, no tiene porqué
desaparecer. Es energía y no desaparece, no muere. Sufre transformaciones, evoluciona. La energía
eléctrica existirá como energía, las partículas de la luz siguen viajando en el universo, como el resto de
las energías. La vital es una de tantas y cae en la energía universal, que es todas las energías, la
dinámica, la hidráulica, la solar, la eléctrica, la magnética, bueno, puntos suspensivos. Pues nosotros
nos basamos en esto; ahí está nuestro tratamiento. Y a esa energía le damos el nombre de sensibilidad,
una de las raíces del amor, mientras la otra es la razón. Ves, nuestra teoría es extensa, elaborada,
profunda, amplia. Lo que te digo no es cosa improvisada. Es producto de la observación de 350
sesiones con alucinógenos. Si se les quiere dar una base científica ciento por ciento, ahí están para
revisarlas, para darles una postura estadística, sacar variables, constantes, para deducir su
comprobación.

¿A dónde lleva la psicosíntesis al paciente?

A la locura, al punto inicial, al punto de partida. Hay la demostración de todo esto y la comprobación con
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el material que hemos grabado. Se considera a la locura, a la esquizofrenia como una regresión a las
etapas iniciales de la vida.

Extracto Entrevista a Salvador Roquet por Alfonso Perabeles


Revista Piedra Rodante, México, Noviembre 15, 1971

En general, toda experiencia con alucinógenos, puede determinar cuatro etapas previas a la síntesis, la
que viene cuando se pasó la desintegración, la locura. Hay una primera etapa que no tiene
aparentemente ni pena ni gloria. Es una etapa preparativa, que condiciona lo que va a venir. En esta
etapa se tiene una actitud de expectación, en saber qué va a pasar, es de suspenso. Está matizada por
el contenido del miedo. Puede haber manifestaciones psicosomáticas, náuseas, mareos. O bien una
actitud en apariencia tranquila, de espera con cierta postura de introversión. Puede irse a otro extremo,
el miedo provoca una alegría, una actitud simulada para ocultarlo, una pseudoeuforia. La segunda etapa
es la alucinante, o alucinógena por excelencia. Es la etapa dionisiaca, placentera, de la evasión, de la
fuga; donde el snob o el jipo fragua su fantasía. Todos los que llegamos a tener una experiencia
muchas veces caímos en ella. El mismo Aldous Huxley cayó.

¿Las puertas de la percepción es una fantasía?

Sí, no profundizo más. Esta etapa es algo como lo que describe Homero del viaje de Odiseo, de su viaje
en que hay sirenas, brujas y gigantes. Hay la circunstancia de que los navegantes se salen de la ruta
que los lleva a su fin. El relato poético lleva un gran contenido existencial, es realista: el hombre se sale
de su fin, de vivir, y se queda en su fantasía, en un cuento de hadas, ahí se pierde. Así es esto. Es muy
platónico, muy socrático.

¿En esta segunda etapa del viaje surgen fenómenos parapsicológicos?

No, creo que se alcanza en la tercera etapa. Claro que se condiciona desde la primera etapa. Su
seriedad, su situación honesta y profundidad se logra en ese borde, en esa frontera que hay entre la
tercera y cuarta etapas. La segunda etapa, para mí, es la más peligrosa. Por desgracia es la etapa que
no le dan importancia. Toda esa propaganda, todo ese manejo político o demagógico sobre el uso y
abuso de drogas no la toma en cuenta, no la valoriza. Te repito, es la etapa más peligrosa porque es la
etapa de la fantasía. El jipi o el snob, por un sentido especial que detecta el peligro, rara vez cae en la
tercera etapa del viaje, y todavía muy rara vez cae en la cuarta. Se detiene en la segunda etapa, ya sea
por lo que tú quieras, por un conocimiento intituitivo, por cierta sensibilidad que ya se maneja en esta
segunda etapa, que le hace detectar los peligros de la tercera y la cuarta. Entonces se queda en esta
etapa placentera, de dolce vita, en la fantasía, en la actitud infantil, en la irrealidad. Imagínate si en un
momento dado la juventud maneja los alucinógenos, tiene experiencias con ellos, y claro,
indiscutiblemente cae y se detiene en esta segunda etapa; entonces si tiene importancia la reflexología,
ahí se condiciona una fantasía, se alimenta y fragua un aprendizaje en su mantenimiento, al grado que
la persona se sostenga, salve la frontera de la adolescencia y llega a adulto en una situación
permanente de fantasía. ¿Qué será de la humanidad y del mundo? ¿No crees que esto es un peligro
espantoso?

Si, la fantasía lleva al aislamiento.

Al aislamiento y a la violencia, a todo lo destructivo y negativo. Este es el peligro que me provoca


pánico, y es al que no dan valor. De por sí el ser humano vive en una fantasía. Con todas esas
estupideces de pseudo valores que ha establecido, tras los cuales nos ponemos a correr. Ya es
fantasía. Y lo que ha prevalecido, su imperio, sus banderas del mercantilismo. Yo creo que es la
fantasía máxima.

¿Más peligrosa que la jipi?


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Ahí se van. Pero no sé, siento que la jipi es más peligrosa porque es pasiva. En la otra hay movimiento;
equivocado, pero lo hay. El jipi no es dialéctico, niega la vida. Y la vida es movimiento.
¿Tiene la pasividad de Buda?
No, la de Buda no es pasividad. Es meditación. El jipi maneja esta terminología, esta juerga, para su
autoengaño; maneja el concepto de Dios, del amor, pero son distorsiones. Maneja el término
meditación, pero son distorsiones. Es lo contrario, el jipi está haciendo una alegoría, una panegiria de
los sentidos, y no propiamente de los sentidos, sino de sus residuos. ¿Qué son las alucinaciones en sí?
Son el producto, los residuos que quedan de lo que se ha registrado a través de los sentidos. Son
espejismos; lo que vivió Ulises. Y ve un dios que no es Dios; que es el demonio, la fantasía, la negación
del amor. No hay ser más o tan dependiente que el jipi. ¿Y qué es el ser dependiente? El que busca la
posesión; y el que posee es poseído. El poseído es el poseso, el que antes llamaban el endemoniado;
es el poseído por el diablo, es el diablo, la negación de Dios y del amor. El que es dependiente no ama.
Ese es el demonio, la negación de Dios, del amor, de la realidad del hombre, de la energía, de la vida.
Tú dale cualquier denominación a Dios; no tengamos esa actitud tan limitada del creyente. Si quieres
no digas Dios; di energía o di Universo o di amor, es lo mismo. Y mira, lo alucinante, lo dionisiaco es del
diablo, es un placer externo. Tú no estableces alucinaciones de cosas que no has vivido, siempre las
estableces de experiencias vividas. Por eso te digo: es el residuo que queda, de la experiencia de
sentir, con los sentidos. Aquí caemos en lo socrático. En un diálogo sobre el tema escrito por Platón,
Sócrates asegura que el cuerpo físico es la cárcel del alma, la cual existía antes –por asociación, hoy
por la genética maneja una teoría: que el alma se hereda en los genes- y aprisionada las únicas
ventanillas que tiene son los sentidos. Pero éstos están desvirtuados porque son cómplices del cuerpo
que impide ver su propia alma. Es algo enajenante. Y fíjate, es el mismo pensamiento socrático en
relación con las alucinaciones, las fantasías, la enajenación por los sentidos. Se mezclan conceptos
científicos, filosóficos, teológicos. Siguiendo adelante, después de esta etapa sigue la tercera, la
analítica. En ella el consciente se abate y el subconsciente aflora. A diferencia de la hipnosis y del
sueño, el consciente no queda eliminado. No pasa como en éstos, donde es amordazado, es metido en
una mazmorra y el subconsciente se aprovecha. Lo mismo pasa bajo los efectos del alcohol. No, no,
aquí el consciente queda bajo una camisa de fuerza, se le amarra, y está de observador, presente,
consciente, porque tú recuerdas. Es una cosa extraña, es un fenómeno único, es una experiencia única;
hay que vivirla para entenderla. Cosa curiosa, aquí el subconsciente y el consciente están al mismo
nivel. El consciente es observador de cómo el subconsciente se maneja libremente. Y no puede
intervenir, meter las manos. Tú obedeces órdenes exclusivas del subconsciente, dices las cosas que no
quisieras decir y tienes actos que no quisieras tener, y estás consciente de todo, te das cuenta de todo.
Emerge el subconsciente y esta etapa no es nada placentera, es de angustia, de debatimiento, de
enfrentamiento contigo mismo. El peligro, claro, es el impacto que se desencadena, y viene el querer
evadirse pero en forma autodestructiva o de autocastigo. El riesgo es el suicidio. Mira todas estas
cosas. Si los jóvenes las conocieran e hicieran conscientes, si se dieran cuenta, si lo valorizaran no
cometerían la estupidez de las autoexperiencias. No se expondrían a tentar contra su vida. Lo hacen
porque esto aún no les ha sucedido, porque desconocen datos de gente que ya ha consumado el
suicidio por las mismas causas. En esta etapa ven que el mundo es horrible, tan tremendo que prefieren
no vivir. No, hombre, él es terrible, es su mundo interno. Por último viene la cuarta etapa del viaje, la
locura; que desgraciadamente, digo desgraciadamente abusan de ella para querer asustar a los jóvenes
que tienen autoexperiencias, y logran el efecto contrario, porque ellos se carcajean y ríen. Dicen: “que
ignorantes son éstos”. Y es lo que con menos frecuencia sucede, quedarse en el viaje. Se corre el
riesgo, sí. Y es otra cosa que debe enfatizarse al joven. Sí, es lejano ese peligro, pero existe, y tú
puedes quedarte en el viaje, temporal o permanentemente. Y dentro de esa situación de que te quedes
o no en el viaje, te expones a otro peligro: todo psicótico es un delincuente en potencia. Tú puedes
destruir, puedes matar en una situación que establezcas sin querer. Estás distorsionando la realidad y
por lo común caes en estados paranoicos, siente que te persiguen y en una actitud defensiva agredes y
puedes matar. Ves un grupo de gente, o crees que una persona fragua algo contra ti. Por tu distorsión y
para defenderte matas, cuando en realidad tu víctima ni siquiera te tomaba en cuenta. No es sólo el
hecho de que te quedes en el viaje; quedándote o no te expones a este otro peligro. Es más que
suficiente para no tener autoexperiencias. Tú no sabes cuando caerás en estos peligros, y pocos saben
la magnitud que tienen. Yo no he oído en ninguna conferencia, no he oído a ningún psiquiatra,
psicoanalista o psicólogo que señalen estas cosas. Manejan otras que están tan jaladas de los cabellos,
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como la genética, la influencia de los alucinógenos en los cromosomas. Falso, yo he preguntado a toda
la gente que trabaja en esto en Europa y en Estados Unidos y no hay nada, ni van a encontrar nada. Ya
es tiempo de que el hombre lo hubiera encontrado. Además, tenemos la observación de nuestros
indígenas mazatecas, huicholes y de otros indígenas de Latinoamerica que consumen otros
alucinógenos, de los indios del sur de Estados Unidos que han maneja toda su vida el peyote. ¡Qué tan
torpemente está manejada la campaña contra los alucinógenos! La basan con querer meter miedo con
fantasmas. Y a quién va la propaganda solo se ríen y dicen con razón: “Qué ignorantes y tontos son
éstos”. Y yo, realmente me solidarizo con los jóvenes. Me solidarizo con el jipi, porque están
queriéndolo manejar con fantasías. Consciente o no consciente, tratan de manejarlo con mentiras.

Y con represión.

Sí, agrégale una situación represiva estúpida y torpemente manejada. Y es que en el fondo no hay
sincerad ni honestidad en esta campaña. Lo que menos les importa es la campaña ni acabas con las
drogas, sino la imbécil demagogia, demagogia nacional e internacional. Es darle circo al pueblo. Si no,
ya hubieran terminado con la terrible mafia de traficantes de estas drogas nefastas, las heroicas –
morfina, heroína, opio.

Alcohol

A eso suma el alcohol. Bueno, y otros aspectos terribles que no debían apoyar, como es la prostitución,
que en si es destructiva y está enlazada con el tráfico de drogas, y los actos delictuosos. Falta
honestidad. Pero esto si no lo puedes publicar.
Si usted quiere que se publique, sí.
Sí, claro.
Hay una cobardía profesional de psiquiatras, quienes no se han asomado al mundo real de los
alucinógenos.
Pero si se espantan de que se quiera trabajar en el terreno científico con alucinógenos. También
consciente o inconscientemente, intencionado o mal intencionado, propician leyes y medidas absurdas.
Ponen fuera de la ley los hongos y hay una contradicción porque al mismo tiempo la cocaína la venden
en las cárceles y el peyote en los mercados. Mira, es un mundo de contradicciones tremendas.
Doctor Roquet ¿a quién hay que apelar a la razón? ¿a los jóvenes o a las adultos?
A los únicos que viven la experiencia. A los jóvenes. Los únicos que tienen posibilidades. Los otros, en
su desconocimiento e ignorancia bajan una cortina y no quieren escuchar, se encierran en sus ideas.
Hay mejor respuesta en los jóvenes. Yo tengo esa experiencia personal. La prueba es que tantos jipis
que se nos han acercado, con gran experiencia en el manejo de alucinógenos, aceptan, cambian y nos
hacen caso. Yo procuro ser lo menos insincero. No se les está mintiendo. Sí, los alucinógenos son
estupendos, indiscutiblemente. Pero el problema es cómo se están manejando. Todas las cosas en la
vida tienen sus aspectos positivos y útiles, y los negativos. Todo es un cuchillo con dos filos. Lo mismo
puede ser para elevarte que para darte en la torre. Todo puede servir de instrumento de destrucción, de
efecto negativo. Al amor miso se le distorsiona, y es un arma nefasta, el trabajo también. Dios mismo.
En nombre de Dios se establecieron las cruzadas, en su nombre se creó esa institución tan tremenda y
terrible como fue la Santa Inquisición. Y se han hecho persecuciones religiosas y luchas o guerras
religiosas, en que mahometanos han matado cristianos, y éstos, judíos., ¿ves? Pero eso no quiere decir
que Dios sea nefasto y no exista; que el amor no exista, que sea negativo. O que el trabajo sea
negativo. Es el mal uso que se le da. Lo que también sucede con la energía atómica; es el último
ejemplo. Tan extraordinaria que es en el avance y la felicidad del hombre, y sin embargo, cómo se
desvirtuó y distorsionó su uso llevándola a ser mensajera de la muerte. Claro, con los alucinógenos se
espantan por fantasmas. Por principio, ni siquiera tienen idea de lo que constituye el verdadero peligro.
A lo que menos valor le dan es a la fantasía.

Manejan mucho el término “escape de la realidad”

No tienen idea. No lo entienden. Es un maneja equivocado. Es la realidad en función con el sistema de


vida que se está llevando. Esa es su realidad. Ahora, en el caso del uso de alucinógenos entre jóvenes,
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la interrogante importante no está en su consumo, sino en porque los buscan o usan. Una campaña, un
programa debe ir a la causa, a la raíz. No como estos señores, que andan por las ramas y no se van a
la raíz. Y ésta radica en una búsqueda de evasión. Los jóvenes buscan huir, evadirse de sí mismos. No
enfrentan sus problematicas. Huyen de sí mismos, de su problemática existencial, del enfrentamiento a
todas las situaciones de la vida. Se evaden, no se enfrentan al conflicto que ha determina su situación.
Es una evasión de sí mismo, evasión que funciona por su falta de seguridad y confianza en sí mismo.
Su falta de integración. Todo obedece a problemas de su personalidad, lo cual deriva de incapacidad de
amar, de su inmadurez. Todo esto viene de la integración, de los simientes de su personalidad, de sus
primeros años de vida, de sus primeras experiencias de interrelación con sus padres, los elementos que
integran su familia, su hogar. Esto quiere decir que la familia anda mal. Si claro, la familia anda mal, no
garantizan ninguna cosa favorable para la integración de la personalidad del niño. Al contrario, resulta
defectuosa, muy disolvente. La familia no reúne las condiciones para iniciar su capacidad de amar. Por
otro lado, la educación que trasciende de la familia, que corresponde a la escuela, tampoco se realiza.
No toman en cuenta la capacidad de amar, sólo el desarrollo del intelecto. Se desconoce, no se toma en
cuenta, se margina el amor. Crean piezas para una gran maquinaria que es la sociedad, la misma que
da origen y forma la personalidad. Porque si el individuo no vive en sociedad, no integraría su
personalidad. Por los intereses en que funciona la sociedad, crea personalidades defectuosas,
enfermas. Bueno, para un programa contra drogas, tendría que irse a estas cosas. El programa debe
tener dos posturas: una preventiva y otra curativa para aquellos que viven el problema. ¿Cómo? A
través de una orientación correcta, de divulgación de verdaderos conocimientos de estas cosas. Y
buscar los medios para corregir o reorientar las personalidades defectuosas, a través de distintas
terapias hasta desarrollar su capacidad de amor que está anquilosada. En la etapa preventiva hay que ir
a los niños, con nuevos programas de educación, hacer un intento en la reestructuración de la
personalidad de los adultos, sobre todo de los padres. Precisando más, se requieren escuelas de
padres, y en los niños escuelas realmente, pero realmente activos, de tipo integral, variando los
conceptos que existen, considerando que el ser humano ni es sólo cuerpo ni sólo mente. Es una
conjunción de los dos y hay que atenderlos de manera integral. Variar también el concepto que se tiene
sobre instinto, que es tan equivocado, que lo asocian y lo relacionan con la moral. ¿Pero qué tiene que
ver instinto con moral? Nada. Ves, eso sería ideal. En pocas palabras, considero que el joven de esta
época es valiente, a diferencias de nuestras generaciones. Nosotros fuimos unos cobardes. En primer
lugar, porque muchos hicimos consciente la situación que vivíamos, pero callamos, no protestamos. En
cambio el joven actual sí ha protestado, mas esto lo ha manejado en actitudes equivocadas de rebeldía
y con esto no se resuelve nada, al contrario fomenta el problema que vive y que en él es más intenso. El
observa esto, la inmadurez de la sociedad, su enfermedad, su reino e imperio de violencia, de ausencia
de respeto y de valores verdaderos, universales. Pero no va más allá. Por consiguiente hay una
ausencia absoluta de la libertad, porque el occidental debe empezar por establecerse internamente. Si
no hay esa libertad interna en el individuo no se puede lograr la otra libertad.

Extracto Entrevista a Salvador Roquet por Alfonso Perabeles


Revista Piedra Rodante, México, Noviembre 15, 1971

Bóvedas de carácter de Erowid


Salvador Roquet
1920 - 1995
Resumen
Nacido en Veracruz, Salvador Roquet fue un querido psiquiatra que trabajó con diferentes chamanes
y curanderos en México entre los años 1967 y 1974; entrenó a muchos terapeutas psicodélicos en su
enfoque y trabajó con más de 1.700 pacientes. Él desarrolló métodos muy intensos de llevar a cabo
sesiones psicodélicas de grupo con gran impacto. Roquet de proceso, que él llamó "psicosintesis" (sin
relación a la terapia humanista llamada "Psicosíntesis" desarrollado por Roberto Assagioli), a veces
utiliza estímulos aversivos para inducir estados mentales de sus pacientes mientras que
psicológicamente difíciles estaban bajo la influencia de diversas sustancias psicodélicas incluyendo
que contienen psilocibina hongos, peyote, datura, ketamina y LSD. En 1974, Roquet fue acusado de
narcotráfico y delitos contra la salud de sus pacientes. Los cargos fueron retirados el 30 de abril de
1975, tras un juicio de la Corte Suprema de justicia durante el cual fue declarado no culpable. Él pasó
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nueve meses en Le Cumberri, prisión famosa de la ciudad de México de no escape que alguna vez
fue un palacio. Roquet usada mayor estimulación sensorial, terapia Gestalt, psicodrama, la creación
de arte, bioenergética, masaje reichiano y otros procesos. Salvador Roquet ha muy dedicado devot os
y se ha llamado muy por delante de su tiempo.

Walter Huston Clark participaron en terapia de Roquet en su clínica y describió las sesiones como
"escenas de violencia, muerte y pornografía cruda, al parecer diseñada para sorprender y molestar la
sensibilidad de la paciente promedio". Clark además señala que, "el Dr. Roquet deliberadamente
establece un mal viaje para traer peores problemas y temores del paciente a la superficie, aunque
esto puede significar y generalmente lo hace, una visita a su propio mundo terrenal privado donde se
esconde la locura. [...] Muchos siquiatras convencionales podrían argumentar que tales métodos
violentos pueden dañar la psique." Puede ser el uso no convencional de Roquet de sobrecarga
sensorial y grupales de viaje fueron algunas de las razones que su trabajo llegó a ser más conocido
fuera de México.

Autor (libros)
 Los alucinógenos: de la concepción indígena a una nueva psicoterapia (1981)
 El origen a través de Psychodisleptics (1976)
Info y escritos
 "Malos viajes" pueden ser los mejores viajes (Destino, 1976). Los experimentos del Dr.
Salvador Roquet
 Una introducción a la Psicoterapia psicodélica de Salvador Roquet (Diario de la
psicología humanista, 1977).
Recuerdos
 Recordando a Salvador (Foro de mapas, 1998)
Enlaces
 Retiros de terapia intensiva (funcionó con Roquet)

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