Resumen Carlos M Vilas America III

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*Vilas, C (comp.) La democratización fundamental.

El populismo en America Latina


El populismo latinoamericano: Un enfoque estructural

Las condiciones estructurales:


El populismo ruso fue el primer intento sistemático de dar cuenta sobre las especificidades
del capitalismo tardío. En AL, se ubican en el plan de las formaciones económicas y
sociales de la región.

En primer lugar, lo que debemos tener en cuenta es que el populismo surge en momentos
de crisis, ligadas a las condiciones tardías de penetración del capitalismo y la dependencia
de los países a nivel económico en la división internacional del trabajo. Teniendo esto
como referencia, debemos nombrar el papel de la industria en AL, la cual apareció
fuertemente ligada al consumo personal. Tras la crisis de 1929/30 tuvo la posibilidad de
abastecer el consumo que antes era provisto por mercancías importadas. Es el comienzo
de la ISI (Industrialización por sustitución de importaciones). Ya desde el final de la
primera guerra mundial se veían los límites de las economías dependientes.

Cuando sucedió la crisis, la industria no aspiraba al mercado interno para el consumo,


sino que se enfocaba en los sectores medios y en cierta medida lo logró. Hay que tener en
cuenta la progresiva modernización del estado, en donde se expande también hacia el
interior de sus territorios buscando que las burguesías y los sectores medios consuman la
producción local. Pero en la realidad es que esa industria era liviana, de consumo lo que
posibilito el aumento del consumo de las clases populares más el ensanchamiento del
incipiente mercado interno, además de crecer el aumento del empleo urbano. De esta
forma, las masas quedaron incorporadas al consumo. Sin embargo, debemos hacer una
salvedad: el crecimiento industrial no es sinónimo de aumento de los salarios.

De manera resumida la dimensión estructural del populismo en AL puede reducirse al


predominio de la producción industrial para consumo personal; el papel de las economías
Latinoamericanas en el capitalismo tardío y el inicio de las pequeñas industrias para
activar el mercado interno. Estos aspectos se ven acrecentados por el acceso de los
sectores populares, quienes paulatinamente logran incorporarse. La crisis de 1929
posibilito que AL diera un gran salto, en donde la oferta se expandió, las políticas estatales
comenzaron a cobrar renombre, el uso de bienes de consumo, etc.
La dimensión político- ideológica

Es difícil conceptualizar al populismo, pero los antecedentes antes nombrados nos darían
algunas pistas para poder caracterizarlo. Primero que nada, podemos decir que actúa
como una modalidad de acumulación de capital que emana/nace de la estructura
productiva de la sociedad. Es el paso de una situación de acumulación a una estrategia
de acumulación en donde se afianza un sistema de relaciones y alianzas, entre ellas de la
carácter político-ideológico. En última instancia es un proyecto político de conducción
de la sociedad a través del Estado. La posibilidad objetiva de materialización parte desde
las bases económicas, pero sin la articulación del Estado resultaría imposible, al no
intervenir en las decisiones que surjan como posibles para lograr una “alianza/armonía de
clases”.

El impulso a la estrategia populista de acumulación exigía necesariamente una


reorientación del funcionamiento de la estructura productiva y por lo tanto la introducción
de alteraciones en la composición del bloque de fuerzas dominantes. No debemos perder
de vista que la capacidad de importar maquinaria y equipo para la industria seguía
dependiendo de las exportaciones del capital oligárquico- sobre todos terratenientes- por
ello se dice que es ese capital -las oligarquías de los países de AL- quienes inducen a la
industria frente a un momento de contracción de los mercados.

Pero también dependía, por lo tanto, de la capacidad de reorientar en funcionamiento del


Estado, quien hasta ese entonces expresaba de manera inequívoca la voluntad de la
dominación oligárquica. El paso de la situación populismo a la estrategia populista fue
dado desde afuera de la burguesía industrial, ya que provino desde la instancia política y
básicamente desde los aparatos del Estado.

El avance de la industrialización más allá de las fronteras que le imponía el esquema


exportador y la división internacional del trabajo, más es ascenso político del bloque de
poder industrial dentro de las fuerzas dominantes se apoyaron básicamente a través del
Estado, en la movilización de las masas urbanas. La estrategia populista de acumulación
convertida ahora en política económica e impulsada desde el Estado no fue ya solamente
una forma solamente de afianzar la industria en la estructura de producción sino también
de alimentar la movilización de las masas y de consolidar políticamente al capital
industrial. En esta etapa lo que existió fue un conjunto fluido de coincidencias y acuerdos
coyunturales no solo con el proletariado sino también y a veces del todo con clases y
fracciones del sistema exportador.

El Estado es el encargado de garantizar la vigencia de estas relaciones y de asegurar su


reproducción. La posibilidad de emergencia de la dirigencia populista con su amplio
margen de acción personal entronca estas cuestiones.

El estado fue así la conciencia de la burguesía populista. Su intervención económica en


la fijación de los precios, en la reglamentación de las condiciones de empleo, en la
distribución del excedente a través del gasto público tuvo como objetivos la creación de
bases solidas para que la acumulación capitalista industrial pudiera reproducirse. La
política de industrialización y en general la del gasto público fue impulsada por el Estado
Novo de Vargas desde comienzos de la década del 40, como también por el gobierno
militar de 1943, lo que posteriormente el gobierno peronista retomó de la mano de las
recomendaciones anticíclicas de Keynes. Durante la década del 30 y del 40 la activa
intervención del Estado era algo admitido tanto por la teoría como en la practica
occidental. Las nacionalizaciones, las expropiaciones y la intervención en infraestructura,
energía y combustible, acero y cemento, más la extensión y el mejoramiento de los
sistemas de salud, seguridad social y educación, el Estado se hizo cargo total o
parcialmente de la reproducción ampliada de la fuerza de trabajo, tanto en lo material
como en lo ideológico. El aumento de los salarios, la nueva legislación, la política social
fueron otros mecanismos que recogían a su vez demandas levantadas desde mucho antes
por las masas, fortaleciendo su base de acumulación, integrándolas al sistema de
dominación política. Además, la extensión de la sindicalización hacia las masas
recientemente urbanizadas y la institucionalización de las organizaciones sindicales como
aparatos del Estado conjugaron reclamos populares.

El populismo combina así (respecto a las masas) movilización y manipulación,


organización y represión. La ideología de la armonía y la conciliación social es así parte
esencial del proyecto político y económico del populismo. La innovación del populismo
radica en que la armonía social que se postula no tiene lugar entre individuos/ciudadanos
sino entre clases sociales antagónicas entre sí. La armonía entonces es entendida y
efectuada desde el Estado mediante la ampliación de la participación política y social de
las masas populares.
Hubo de esta forma experiencias populistas que mejoraron efectivamente en términos
reales la posición de ingresos de los asalariados: el Peronismo en Argentina y el Batllismo
en Uruguay, siendo los casos menos controversiales y distintivo al periodo de Vargas en
Brasil, en donde no se cumplió con lo esperado. Sin embargo, debemos hacer una
salvedad, el populismo deja por fuera en sus vertientes distributivas a las masas rurales,
siendo Brasil el caso por excelencia.

Así, el discurso político populista expresa con claridad y articulación de los distintos
componentes de su proyecto con sus ingredientes ideológicos: la subordinación aparente
de la producción al consumo, la ampliación del consumo, el fortalecimiento de las
organizaciones sindicales, la intervención del Estado como gestor supremo de armonía
social y de la cooperación política entre las clases.

Para tener en cuenta y pensar:

El populismo es un producto de un determinado nivel de desarrollo del capitalismo


periférico en donde en las primeras etapas del crecimiento industrial y consolidación del
mercado interno dieron resultado para el éxito de la experiencia populista. Pero ¿hasta
que punto? La inestabilidad el proyecto/estrategia populista, derivada de su carácter
popular en donde se apoya sobre las tentativas de amortiguación y armonización de las
perspectivas de las masas populares y el conjunto de las clases dominantes por otro.

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