Antologia Historias de Nuestra Tierra 2017
Antologia Historias de Nuestra Tierra 2017
Antologia Historias de Nuestra Tierra 2017
Antologia 2016
CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
24 años
Coordinación de contenidos:
Bella Araneda, Camila Leclerc, Sara Montt
Diseño:
Caroline Carmona, Victoria Neriz
Ilustraciones:
Antonia Roselló
Derechos reservados
Inscripción Registro de Propiedad Intelectual Nº A-275030
ISBN: 978-956-7215-63-8
Marzo 2017, Santiago de Chile
Imprenta:
Maval
ANTOLO G ÍA |3
Los cuentos y poemas que conforman esta antología fueron escritos por niños, niñas, jóvenes
y adultos de todo Chile para el concurso “Historias de Nuestra Tierra”, que organiza FUCOA
gracias al apoyo del Ministerio de Agricultura.
www.concursocuentos.cl
INDICE
PRESENTACIÓN 13
HISTORIAS CAMPESINAS
PREMIOS NACIONALES
La botica, Paula Andrea Nievas Silva. Región de Antofagasta 23
El Nene (1932), Consuelo Elsa Riquelme Rosas. Región de la Araucanía 26
Purísima, Sonia Alejandra Ojeda Uribe. Región Metropolitana 28
Una hebra se asoma, Emiliana Antonia Pereira Salazar. Región Metropolitana 30
Mañungo, Héctor René Núñez Sepúlveda. Región del Maule 32
El último viaje, Vicente Caballero. Región de Magallanes 34
La profe Teresa, Gabriela Isabel Muñoz Cerda. Región de Valparaíso 37
La abuela, Alberto Jesús Torres Espinoza. Región Metropolitana 40
REGIÓN DE TARAPACÁ
Los diablos de Ojoga: La riqueza y tristeza de nuestra tierra, Héctor Manuel Callasaya Bartolo 52
Wila Utawa (La casa roja), Andrea Alejandra Carvajal Almonacid 55
Evaristo, Héctor Jonathan Barraza Ahumada 56
REGIÓN DE ANTOFAGASTA
La botica, Paula Andrea Nievas Silva 23
El viaje de la señorita Irma, María Eugenia Vargas Pasten 59
Lecciones con olor a humedad, Víctor Mario Bórquez Núñez 61
Cuestión de astronomía, Paula Andrea Nievas Silva 62
6| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
REGIÓN DE ATACAMA
La vaca de los siete delantales, Gustavo Estuardo Rodríguez Caroca 65
La venganza, Hilda Olivares Michea 67
Ensalada de lechuga con esperanza, Nelson Raimundo Leiva Arqueros 69
REGIÓN DE COQUIMBO
La televisión en Salamanca, Doris del Carmen Bustamante Osorio 71
Pancho, Raquel Eugenia Sánchez Sepúlveda 73
El ojo, Tatiana Alejandra Cortés Segovia 75
REGIÓN DE VALPARAÍSO
La Pierina, Belén Emmanuelle Macías Espinoza 77
Por qué el diablo murió en Petorca, Fernando Guajardo Zenteno 79
El canto maldito, Claudia Angélica Sánchez Corvalan 81
REGIÓN METROPOLITANA
Purísima, Sonia Alejandra Ojeda Uribe 28
Huacho, Leonel Antonio Huerta Sierra 83
La Minga, Antonio Alejandro Torres Miranda 85
REGIÓN DE LA ARAUCANÍA
El nene (1932), Consuelo Elsa Riquelme Rosas 26
La santiguadora, Margarita Inés Sánchez Pincheira 107
El Chuchito, Luis Arnoldo Oróstica Muñoz 109
REGIÓN DE AYSÉN
Burro hambreado no siente la huasca, Camilo Monsalve 125
Llegao y quedao, Mauricio Antonio Melgarejo Jorquera 127
La señorita de pelo bayo huevo de pato, Rosa Ida Gomez Miranda 130
REGIÓN DE MAGALLANES
El Negro, Fabián Andrés Silva Arriagada 133
Por la amistad, Rubén Darío Gómez Alarcón 135
El perdón, Julia Ester Roehrs Mata 138
Recordando los viejos tiempos, Rubén Darío Gómez Alarcón 140
8| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
ME LO CONTÓ MI ABUELITO
PREMIOS NACIONALES
El caballo, la noche y el niño, Sofía Inés Arregui Contreras. Región de Aysén 144
La flor del mar, Amparo Asenjo Baxa. Región de Los Lagos 146
El ahorcado, Catherine Antonia Belén Melo Matamala. Región del Bío Bío 149
Los viajes de mi abuelita: Comercio entre poblados indígenas, Melanie Patricia Cáceres Pachao. 152
Región de Tarapacá
REGIÓN DE TARAPACÁ
Los viajes de mi abuelita: Comercio entre poblados indígenas, Melanie Patricia Cáceres Pachao 152
El despacho, Mariane Mamani García 163
El cóndor y el ñandú, Edilson Antonio Castro Condori 164
REGIÓN DE COQUIMBO*
Las pelas de durazno, Valentina Ignacia Tordecilla Bugueño 166
El milagrito, Joan Sebastián Solar Madrid 168
Ño Carnavalón, Camila Rosenda Vergara Castro 170
REGIÓN DE VALPARAÍSO
Once de historias, Anyelo Miranda Plaza 172
La gallina que cruzó la cuestecilla, Nicolás Antonio Muñoz Briones 174
Historias del Culén y la Mora, Bárbara Fernanda Retamales Muñoz 175
REGIÓN METROPOLITANA
Sayén y el colibrí mágico, Francisca María Paz Moreira Moncada 177
Te cuento mi historia, Daniela Carolina Fonseca Gutiérrez 178
La Mami, Belén Millaray Pezoa Millanguir 180
ANTOLO G ÍA |9
REGIÓN DE O’HIGGINS
Las liebradas, Lissette Alejandra Leiva Castro 182
Flores negras en mi jardín, Karin Francois Pinto Aravena 183
La leyenda del cerro Gulutrén de Peumo, Patricia Antonia Núñez Contreras 185
REGIÓN DE LA ARAUCANÍA
La visita del zorro, Tomás Marcelo Necul Zúñiga 194
La trapelacucha de Felicinda, Amanda Calfueque Quintero 196
La laguna cristalina, Margarita Catalina Pereira Henríquez 197
REGIÓN DE AYSÉN
El caballo, la noche y el niño, Sofía Inés Arregui Contreras 144
El taller de mi abuelo, Michel Ivon Aguilera Nahuelquin 209
La mano negra, Aelyn Michel Ruiz Muñoz 211
10| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
REGIÓN DE MAGALLANES
Cacique mulato, Gabriel Ignacio Miranda Zúñiga 212
Traición en la Patagonia, Rodolfo Exequiel Solís Carvajal 214
El campamento, Nicol Franchine Barrientos Leiva 216
REGIÓN DE TARAPACÁ
Jornada altiplánica, Jürgen Karl Schäfer Cáceres 230
El pampino, Humberto Meneses Olivares 231
Poema para mi mascota, Benjamín Ignacio Godoy Ortiz 232
Pensamientos de Kunturi, Andrea Alejandra Carvajal Almonacid 233
REGIÓN DE ANTOFAGASTA
El sandial del dolor, Naroa Lemus Villa 235
Reminiscencias, Rosa Elvira Ovalle Fernández 237
Cuando la historia habla, Bárbara Andrea Ampuero Navarro 239
REGIÓN DE ATACAMA
El papel del burro, Moisés Edelberto Alvarez Monroy 241
Rememoranzas, Norma del Rosario Espinoza Veas 244
Noches como esta, Ettiene Anais Gálvez Campos 246
ANTOLO G ÍA | 11
REGIÓN DE COQUIMBO
El valle de mi hogar, Antonia Constanza Barrales Puebla 247
Viajero a Monte Grande, Melania Alzamora Alzamora 249
Quilimarí, Rocío Alexandra López Aro 250
REGIÓN DE VALPARAÍSO
Defensa de la carreta, Cecilia Margarita Vargas Retamal 225
Escuchaba un triste canto, Ruth Ermelinda Barrales Chapa 252
El duelo en el establo, Jonathan David Uribe Rojas 254
REGIÓN METROPOLITANA
Allá por Curepto, Ricardo Altamirano Aravena 221
El curanto es tradición, Hugo Mora Mella 256
Segando con la Muerte, Rodrigo Arturo Contreras Benítez 258
REGIÓN DE O’HIGGINS
De vihuela y guitarrón, Aida Amanda Correa Toro 223
Paisaje campesino, María Eugenia Cornejo Sánchez 261
La vida en el campo, Fernanda Josefa Rivera Gálvez 262
REGIÓN DE LA ARAUCANÍA
Una noche de tormenta, Fernanda Millaray Quilodrán Sánchez 275
El ngen (Espíritu de la Naturaleza), Thiare Lucía Ester Catrian Andrade 277
El Nguillatún, Alexander Ignacio Teran Caniullan 278
12| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
REGIÓN DE AYSÉN
Mi vida en verso, Carmen Berta Muñoz Vidal 288
La manta, Pedro Aros 289
La culpa la tuvo Adán, Alejandro Montiel Gallardo 290
REGIÓN DE MAGALLANES
El Rosental, Héctor Díaz Oyarzo 293
Roja el agua, roja la tierra, María Antonieta Barrientos Bahamóndez 294
El mito del Hain, Alexander Antonio Santander Olate 296
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Presentación
D e una sinceridad prístina como nuestra cordillera son estas obras que representan un pequeño porcentaje
del total que llega al concurso, que reúne cuentos y poemas de las distintas zonas rurales de Chile.
Todos los trabajos que recibimos, más de dos mil cada año, se entregan en su versión original a la Biblioteca
Nacional. Ahí, en el “Archivo de Literatura Oral y Tradiciones Populares”, se encuentran las obras recopiladas
en los 25 años de este certamen, que comenzó como “Concurso Nacional de Historias y Cuentos Campesinos”.
Participaron 400 personas y Floridor Pérez fue jurado, acompañándonos hasta el día de hoy.
Mucho y poco ha cambiado desde entonces. Algunas tradiciones y costumbres permanecen ahora solamente
en la memoria y en el papel, gracias a quienes se animaron a escribirlas. Llegan historias enviadas en cartas,
a través de correo electrónico y vía página web. Manuscritos, letras de máquina de escribir, cuentos dictados
por abuelitos y abuelitas a sus nietos, ejercicios de un profesor en una sala de clases, todo vale, mientras haya
una historia que contar.
Esta antología está ordenada de norte a sur y por categorías. Dos nuevos premios se incorporaron en 2016:
“Reforma Agraria”, ya que en 2017 se cumplen 50 años de este importante acontecimiento histórico y el premio
“A la trayectoria”, que destaca la mejor obra entre los participantes sobre los 70 años. Este reconocimiento
fue sugerido por el jurado del concurso en virtud del conmovedor número de participantes mayores que nos
escriben con relatos de gran calidad. Ciento sesenta y siete personas postularon a este premio, resultando
ganador Vicente Caballero, de Punta Arenas, con “El último viaje”, que incluye estas vivencias:
En esas aventuras se encontraba cuando, por un mensaje de la radio Payne, se enteró del nacimiento
de su primer hijo. Los otros también nacieron en Natales, pero él sí pudo estar acompañando a su
esposa en esos momentos tan angustiantes y felices.
Así son las historias del campo chileno, fuertes y frágiles, angustiantes y felices. Para disfrutarlas mejor, le
recomendamos acompañarlas de un buen mate con cascaritas de naranja y churrascas, pero no invite al Tue
Tue a tomar once, porque ahí estará al día siguiente, tocando a su puerta…
Esperamos que disfruten de estos relatos, desde el corazón rural de nuestro país.
Una y mil veces mi gratitud para todos aquellos que escribieron y enviaron sus sueños
escritos llenos de esperanzas y vivencias.
Los relatos recibidos este año para la categoría de Historias campesinas fueron diálogos
muy vivos de los habitantes con el entorno rural y sus mundos propios. Cada uno de los
participantes nos brindó la posibilidad de observar las memorias territoriales, de una
orilla a otra, y de articular una riquísima cartografía colectiva. Mis felicitaciones para
todos los que se animaron a mandar sus valiosos textos.
Me pareció bueno el concurso versión XXIV. Las obras enviadas eran todas muy buenas
y de profundo contenido. De las obras que me correspondió leer, fue difícil proponer
las ganadoras y menciones honrosas.
Santiago Carvajal. Actual Director Nacional del MUCECH fui gerente por 10 años en
la comuna de Padre Hurtado, precursor de la actual comuna, primer secretario general
de la Unión Comunal de juntas de vecinos; entre otras actividades sociales.
ANTOLO G ÍA | 17
Para mí fue una experiencia muy bella participar de la lectura de los trabajos que me
entregaron de la XXIV versión de “Historias de Nuestra Tierra”. Agradezco a la Mesa
de la categoría Historias Campesinas la confianza depositada en mi designación para
participar de jurado en los premio “Mujer Rural” y “Reforma Agraria”. Siento que las
mujeres campesinas, rurales e indígenas, debieran escribir mucho más, sus propios relatos,
porque ellas tienen visiones, testimonios y vivencias muy impactantes e interesantes que
aportar para el registro histórico y para la literatura que emana del mundo rural. Muchas
gracias.
ME LO CONTÓ MI ABUELITO
Para mí fue una gran experiencia participar como jurado. Escritos con honestidad, estos
relatos reflejan la realidad geográfica y cultural de Chile. En cada uno de ellos se pueden
apreciar los matices sociales, humanos y lingüísticos de norte a sur del país. Aparecen
naturaleza y costumbres campesinas, relaciones familiares, roles de género, un rico léxico
local, vida de los pueblos originarios, mitos, leyendas y tradiciones de pueblos olvidados,
entre otros aspectos. El concurso permite que muchas personas de distintas edades
puedan participar compartiendo sus historias de vida. Muchos de estos relatos son tan
vívidos y están tan bien escritos que pueden perfectamente integrar una antología del
cuento chileno o libros de texto para la educación básica y media. Un concurso excelente
que nos asoma a la vida real del país a través de la literatura.
Destaco en esta XXIV versión de “Me lo Contó mi Abuelito”, el alto nivel literario y
antropológico de los cuentos enviados, así como los nuevos imaginarios y temas que
emergieron, como los relacionados con género y el trauma de 1973. Asimismo llamó la
atención el que niños(as) muy pequeños escribieran relatos de gran valor ya sea desde
las vertientes de la tradición oral o de la creación escritural. Quedó de manifiesto que
la transmisión transgeneracional de símbolos y universos mitológicos se mantiene y
que las variantes dentro de esas estructuras muestra una renovación y nuevas tesituras.
Niños de Chile:
Gracias por lo que nos regalan con sus líneas. Nos recuerdan ese Chile aromático tierno
y lleno de leyendas ingenuas. Por favor sigan avanzando por el camino de las letras que
son lo único que nos va a quedar. Historias y cuentos de los abuelos permanecerán
gracias a ustedes porque no hay nada ni nadie que pueda hacerlo mejor. Creo firmemente
en ustedes que son el único baluarte que permanece puro y simple ante un arrollador
desarrollo mal entendido.
Paul Landon. Periodista y amante del Chile antiguo. Tuve la suerte de estudiar gracias
al esfuerzo de mis padres y a la grandeza de campesinos como Reynaldo y Camilo que
me enseñaron a conocer nuestra tierra.
En relación al concurso, pienso que las creaciones del nivel de educación básica fueron
muy buenas desde el punto de vista cultural y literario. Creo firmemente que uno de
los méritos más importantes de este concurso es la permanencia, ya que establecer
“tradiciones” en el sistema escolar es siempre positivo y creo que esta instancia lo
demuestra. Por otra parte, la impresión de los textos permite que las escuelas cuenten
con un material de lectura interesante, con frecuencia representativo de un contexto
cultural, social, afectivo, muy cercano y reconocible, con el cual es fácil identificarse.
Este año apareció una considerable cantidad de autores que enviaron más de un trabajo,
signo externo del interés cada vez mayor que despierta el concurso. En cuanto a contenido,
continúa aumentando la expresión poética más tradicional, como es la décima, y me
atrevo a intuir un creciente interés por la lectura, como indicarían algunos homenajes a
creadores, como por ejemplo Pablo Neruda.
Floridor Pérez. Nacido en Yate, Cochamó, en 1937. Ha vivido en las regiones de los
Lagos, de Los Ríos, de La Araucanía, de Coquimbo y Metropolitana. Ha sido profesor de
educación básica, media y superior, niveles en los que hoy se leen sus libros de poemas,
narrativa o estudios literarios.
Desde todo punto de vista este concurso de Poesía Rural me parece notable. Primero,
el modo como se ha estructurado el incentivo a los y las participantes: premiación por
regiones y premiación nacional con premios especiales; aspecto que lo instala como
una buena manera –poética- de recordar y sugerir la memoria de la descentralización.
Segundo: La escritura de quienes participaron en esta versión del concurso nos muestra
la vigorosa permanencia de la creación y tradición poética de este “largo y ancho
territorio”. Niños, jóvenes, adultos y mayores -en su pertenencia al mundo rural- nos
invitan a valorar, en su oralidad y oralitura, la valiosa diversidad de nuestro maravilloso
jardín de culturas.
*Al realizar la edición de los relatos, se procuró mantener el tono oral propio de cada autor.
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HISTORIAS CAMPESINAS
22| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
ANTOLO
H I STOR IAS CAM PESIG ÍA |
NAS 23
PREMIOS NACIONALES
La botica
Paula Andrea Nieves Silva (33 años)
Asistente Social
San Pedro de Atacama, Región de Antofagasta
Primer lugar nacional
Primer lugar regional
coluden para subir hasta el cielo el precio de los se presentó a primera hora del día en la botica de
medicamentos. López.
La Clara Antonia miraba el rostro preocupado de —Es la primera visita que recibo en mucho tiempo
su padre que se iba tornando más gris conforme —le dijo el boticario al sargento.
avanzaban los días en que se aproximaba la
—Y puede que sea la última. ¿Me puede decir por
inauguración de la farmacia. Un “te lo dije” podía
qué le hizo esos rayados a la farmacia?
ser simplemente una nueva estocada dolorosa. Ya
no había vuelta atrás para la tragedia. Lo interrogaron durante casi dos horas. El señor
López tuvo que jurar repetidas veces que nada
El día de la inauguración el pueblo entero esperaba
tenía que ver con las consignas escritas en la
en las afueras que abrieran las puertas del local
nueva farmacia. Los carabineros lo miraban muy
como quien espera que se abrieran las puertas del
enojados, pero no tenían pruebas. Amenazaron con
cielo. A prudente distancia, medio oculto en la
llevárselo preso si los rayados volvían a aparecer.
plaza detrás de un algarrobo, estaba López y su hija.
El señor López parecía realmente desalentado así
—Tendremos que volver a plantar papas y trigo si que el sargento, para aminorar un poco las cosas, le
queremos comer —dijo la hija. compró unas tiras de esparadrapo para el botiquín
de la comisaría.
—Nada de eso. Jamás cerraré mi negocio.
—Son como las vendas, ¿verdad?
—Si mi madre estuviese viva, usted no sería tan
cabeza dura, señor. —Son mucho mejores que las vendas —sentenció
López.
—No metas a tu madre en esto.
A la hora de almuerzo cerró la botica y se fue a casa.
Los días pasaron y la botica cayó de golpe en el
La Clara Antonia se afanaba con la cabeza gacha en
olvido. Era lo mismo abrirla o cerrarla: no entraba
la cazuela como si ahí estuviese el secreto último de
un alma. López se quedaba mirando a la calle a
la vida.
ver si alguien se animaba a pasar aunque fuese a
saludarlo pero sus antiguos clientes apuraban el López se sacó el sombrero y se sentó en el comedor.
paso al cruzar frente a la botica, bajaban los ojos,
—¿Por qué? —preguntó.
avergonzados, sin saber si era por ellos mismos o
por el propio López que nunca había actualizado La Clara Antonia se asomó tímidamente desde el
su negocio y que había insistido en su sueño de que borde de su cazuela.
el tiempo no pasara nunca. El boticario se rascaba —¿Por qué rayaste la farmacia? —insistió López.
entonces la barbilla y se quedaba mirando las hojas
del calendario. —¿Y por qué dice que fui yo?
Un día de marzo la farmacia de la competencia —Porque yo no lo hice. ¿Y quién más lo iba a hacer?
amaneció rayada con spray con consignas La hija estrujó el paño de cocina y se puso a llorar.
incendiarias. Decían: “No a la nueva farmacopea”, López fue a consolarla. Después de todo no era su
“Diga sí a la medicina tradicional”. Carabineros
ANTOLO
H I STOR IAS CAM PESIG ÍA |
NAS 25
culpa ni debía pagar por las obsesiones de su padre. “Del tiempo”, pensó el boticario, pero no se atrevió
¿Qué sabía su hija por lo demás? ¿Cómo iba a saber a formular tal acusación en voz alta.
del dolor de López cuando su esposa enfermó y
—La culpa es del progreso —prefirió decir.
lo primero que hizo fue huir a la capital en busca
de toda esa inútil ciencia médica que nunca pudo —El maldito progreso —corroboró la hija.
ayudarla? Por eso prefería la medicina del pasado Y se quedaron ahí abrazados mientras la cazuela
en la que todavía se podía confiar. Pero era la clase se enfriaba en la olla, pensando en mañana, o en
de asuntos que nunca se cuentan a nadie, que la pasado mañana y las nuevas formas que el progreso
gente prefiere llevar a cuestas como una cruz. tendría para perjudicarlos a ambos, la tela del
—No es tu culpa —dijo López que no había podido tiempo estrechando sobre ellos, sobre todos los
cuidar a la esposa pero que sin duda estaba decidido hombres, la arena que caía a sus pies.
a cuidar a su hija.
—¿Y de quién es la culpa entonces?
26| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
PREMIOS NACIONALES
El Nene (1932)
Consuelo Elsa Riquelme Rosas (30 años)
Profesora de inglés
Villarica, Región de La Araucanía
Segundo lugar nacional
Primer lugar regional
Ambos quedaron con las manos negras y la ropa —Disculpe usted por la mancha —dijo el viejo y
manchada. El niño se había limpiado los mocos con agarró al niño de la mano—. Vamos nene, nadie
la manga y ahora tenía una gran mancha oscura tiene derecho a tratarte mal. —El niño se puso
cruzándole la cara de lado a lado. El viejo miró con a llorar, avergonzado, pero el viejo le pidió que
tristeza al niño. Sacó su pañuelo y le frotó la cara, se callara—. Ya habrá alguien que nos compre el
sin mucho éxito. Siguieron caminando hasta la carbón. Deja de moquillear y quédate tranquilo un
entrada del puente. rato. —Subió al niño al carretón y encaminó los
bueyes al centro—. Con un vendedor menos (Dios
—¡Mira, papá! —gritó el niño de repente. Una gran
me perdone), tendremos mejor suerte.
pila humeante, dos ruedas y un eje era lo único
que había quedado de otro carretón, que había A eso de las seis, sobraban dos sacos solamente
terminado de quemarse en la mitad del puente. y esos podrían servir para pagar una pieza en La
Casona. Era tarde y no alcanzarían a volver al
—¡Ay, Señor, mi Dios…! —gimió el viejo. Tuvieron
campo antes de la medianoche.
que esperar media hora para poder cruzar pues sólo
había una vía disponible. Al llegar a la pensión, el viejo le dio unas monedas al
niño y éste las guardó en su morral. Desenyugaron
Al llegar, escogieron las calles de la derecha.
los bueyes, guardaron el carretón y fueron a la pieza
Recorrieron las cuadras con parsimonia, gritando de
a lavarse y ponerse ropa limpia.
vez en cuando la mercadería. El niño, que caminaba
por la vereda, iba mirando los escaparates hasta —¿Puedo ir a comprar algo? —dijo el niño cuando
que reconoció la pastelería: era la más bonita del estuvo listo. El viejo lo miró extrañado: la cara
pueblo y le encantaba el aroma que salía del local. limpia, los rizos aplastados y bien peinados hacia
Acercó su carita al vidrio y posó sus manos llenas atrás, el mono arrugado pero limpio, las calcetas
de tierra y carbón para mirar a la gente que sentada bien estiradas y los zapatos rotos pero relucientes.
y cómoda, tomaba desayuno. Pero vio su reflejo: un Movió la cabeza diciendo que sí, y el niño salió
niño de no más de ocho años, con la ropa zurcida disparado a la calle.
y sucia, los mocos colgando y unos ojos grandes y
Llegó a la pastelería casi sin aliento y se detuvo en
brillantes que resaltaban en la negrura de su cara.
la entrada. Suspiró hondo, dudando, y traspasó la
El dueño salió a corretearlo. Las manos quedaron puerta. Compró dos berlines, guardó uno y se fue
marcadas en el vidrio. El padre se acercó a protegerlo comiendo el otro a trocitos, saboreando cada miga,
y cuando el dueño se dio cuenta de quiénes eran, para no olvidarlo.
pidió descuento por la mugre que había dejado el
mocoso en la ventana.
28| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
PREMIOS NACIONALES
Purísima
Sonia Alejandra Ojeda Uribe (58 años)
Abogada
Ñuñoa, Región Metropolitana
Tercer lugar nacional
Primer lugar regional
del retén, esperó la salida de los prisioneros día tras La noticia del hallazgo paralizó su corazón, luego
día, año tras año. Soportó las amenazas de muerte y latió, latió hasta emerger en un grito salido de sus
groserías de los uniformados. entrañas.
El toque de queda la devolvía a un hogar vacío. Lonquén fue el sitio, los hornos no pudieron
Buscó fotos de sus seres queridos y se las prendió contener tanto dolor y abrieron sus fauces, dejando
en su pecho. Los pies se le hincharon, los zapatos se salir la verdad. Ahí estaban, ocultos y enterrados
rompieron. Les puso cartón en la suela para poder por la ignominia de otros hombres homicidas, ellos,
seguir caminando. La piel se le secó. Humedeció sus seres amados, esperando a Purísima.
sus labios con ciruelas de la temporada. Una vecina
Alimentó a los animales, buscó su vestido negro,
le dijo:
calzó sus zapatos negros, cubrió su cabeza con el
–Le traje humitas vecina, comadre, tiene que comer, pañuelo negro, prendió las fotos de sus hombres en
ellos la esperan. su pecho. Esperó a las otras mujeres y en una larga
caminata enfilaron sus pasos hacia el Cementerio
En su caminata se sumaron otras mujeres
de Isla de Maipo. Purísima esperó 37 años para
campesinas, no estaba sola: eran muchas. La
despedirse de Ramiro, Esteban, Juan, Pedro e
larga fila fue disuelta a golpes, cárcel y bombas
Ismael.
lacrimógenas una y otra vez por los soldados de la
patria.
30| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
PREMIOS NACIONALES
la ceremonia de la pichi ngerefe donde envolverán La casa ha quedado sola. Los hilos recién teñidos
sus manitos con telarañas o le pasarán arañitas están colgados a la espera de su uso. Ya no hay lana
pequeñas para que Lalén Kuzé7 le transmita sus esparcida por todos lados, todas se han convertido en
habilidades de tejedora. estambres. Hay además tres telares distintos: donde
uno está vacío, otro está recién siendo preparado
En otro lugar de la casa hay dos mujeres. Una de
para urdir, y otro tiene un witral12 casi terminado
ellas está rodeada por un montón de lana blanca
donde se asoma un mauñimin13. ¡Cuántos años
trasquilada hace algún tiempo. Mientras sostiene
tendrá esa estructura, cuántas mantas, cintillos y
un puñado de lana, hace girar el huso con fuerza,
fajas habrán sido confeccionados en él! ¡A cuántas
convirtiendo el enredado pelaje en un hilo fino y
personas les habrá dado abrigo! Sus maderas son de
suave.
color café oscuro, está compuesto por dos largueros
La otra mujer, a pesar del frío, tiñe la lana de diversos verticales, dos travesaños, dos listones paralelos,
colores. En invierno no es tiempo de teñidos ya que dos listones auxiliares y un tonón14 que sostiene
el frío hará que el secado sea lento, sin embargo ya los hilos de atrás de la urdimbre. Además está el
ha comenzado con el trabajo y hay que terminarlo. ñrewe15 que se usa para apisonar la lana y de este
Para teñir el rojo, utiliza una mezcla de yerba relbún8 modo darle forma a la trama.
con nalca, para el azul, añil con bulley y romanza,
El telar que está a medio urdir nos deja ver el esqueleto
para el amarillo con michay9 y para el marrón con
de la futura manta: hilos sujetos desde el travesaño
radal10 y cochayuyo11.
superior al travesaño inferior, intercalándose por
De pronto se siente un ruido. Un hombre se acerca a los listones auxiliares, repitiéndose siempre igual
la mujer que tiñe. Ella no sabe, no se ha dado cuenta. hasta cubrir el ancho que se quiere. Los hilos se
El hombre es joven y mira con desconocimiento las entretejen, se confunden unos a otros esperando ser
ollas donde el hilo se colorea. Y aquí la desgracia: escritos, esperando ser utilizados. Este telar no solo
cuando un hombre mira la olla donde se están será el abrigo de alguien, también le dará nombre a
tiñendo los hilos, la pintura se corta y quedará mal quien lo use. Elaborar este tejido es también decir
teñido. En un rápido movimiento la mujer tira del si es un longko16, una machi17, su estado civil y su
brazo al hombre y a empujones lo saca del lugar. edad.
7 Lalen Kuzé: Araña Vieja: Personaje mítico mapuche que enseña a tejer a las niñas (nota del editor).
8 Relbún: Planta medicinal mapuche (nota del editor).
9 Michay: Arbusto espinoso del sur de Chile (nota del editor).
10 Radal: Especie botánica del sur de Chile (nota del editor).
11 Cochayuyo: Alga marina (nota del editor).
12 Witral: Telar (nota del editor).
13 Mauñimin: Diseño de un tejido a telar que representa la unidad del pueblo mapuche (nota del editor).
14 Tonón: Pieza del telar (nota del editor).
15 Ñrewe: Pieza del telar (nota del editor).
16 Longko: Cacique o jefe de una comunidad mapuche (nota del editor).
17 Machi: Chamán (nota del editor).
32| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
PREMIOS NACIONALES
Mañungo
Héctor René Núñez Sepúlveda (72 años)
Administrativo jubilado
San Clemente, Región del Maule
Premio especial Reforma Agraria
Pero por llevarle la contraria al patrón, fuimos a Yo con otros muchachos formamos el club de futbol
votar por ese señor…y salió elegido con muchos “Unión Peral”. Unas chicas formaron un grupo de
votos. Y pasaron los días y nada cambió hasta que… teatro. Se arreglaron los caminos y se dispuso de un
coloso para llevar a los niños a la Escuela. Y yo pude
Hasta que llegaron unos señores jóvenes que nos
ver con mayor esperanza a Rosa Alba, la hija de don
citaron a una reunión en una bodega del fundo. Allí
Baucha.
nos dijeron muchas cosas. Todas muy bonitas y casi
increíbles. Vinieron muchas veces. Mi padre dijo Bueno, la cosa se hizo. Hubo casorio y una gran
que eran de la CORA1 ¿Qué señora sería esa? Pero fiesta. Hicimos una casita en nuestro predio y
no era mujer. Resultó ser una empresa poderosa del comenzamos la producción de críos… pero sólo
nuevo gobierno que era la que nos iba a repartir las tres. Ahora ya soy viejo. Recuerdo todo esto con
tierras. Y así lentamente empezaron los cambios. muchas alegrías y penas. Penas porque ya se han ido
A mí me gustaba oír a esas personas. Eran muy nuestros viejitos y muchos vecinos. Alegría porque
capaces. Algunas jóvenes como yo, pero con más hemos logrado con Rosa Alba muchas cosas. Vimos
agallas. crecer a nuestros hijos sin que tuvieran que andar
tras los bueyes. Pudieron estudiar. El mayor ya tiene
De repente apareció otra señora en nuestras vidas,
doña SARA, que tampoco resultó ser una mujer, sus años y nos dio cuatro nietos. Fue contador de
sino nuestro flamante sindicato. una empresa de la ciudad vecina. El segundo que
ya también está casado tiene retoños: es profesor
Nuestros padres, algunos analfabetos, empezaron en una localidad cercana. Y Raquelita nuestra
a hablar como sabios y formaron una cuestión hijita última, que aún está soltera, es parvularia
que se llamó asentamiento. Así comenzamos a y directora de un jardín infantil. Alba Rosa y yo
trabajar con más empeño. Doña CORA nos trajo no trabajamos. Pero seguimos participando en la
maquinarias. Nos enseñaron a sembrar y producir, comunidad de nuestro sector, donde nos respetan y
pero ahora no para el patrón. Al correr de un solo sabemos que nos tienen mucho cariño.
año nuestra vida cambió. Compramos zapatos y
ropas. Se construyeron nuevas casas. Aparecieron Hemos envejecido juntos y tenemos los achaques
otras personas que comenzaron a hablar con propios de los años, pero hemos sido muy felices en
nuestras mujeres. Eran de una cosa que se llamaba la hermosa etapa de la historia que nos tocó vivir
Promoción Popular. Mi madre cambió como con y protagonizar y disfrutar: el renacer de nuestros
magia. Se empezó a arreglar y junto con otras campos. Y pensar que nada de esto habría sido
crearon los Centros de Madres. Aparecieron cosas posible sin la ayuda de estas simpáticas señoras:
muy modernas: cocinas, radios, máquinas de coser. doña CORA y doña SARA.
PREMIOS NACIONALES
El último viaje
Vicente Caballero ( 77 años)
Pensionado
Punta Arenas, Región de Magallanes y la Antártica Chilena
Premio especial A la trayectoria
ID 1809
—¡Apúrate, viejo, que la micro de Púratic está por Se vio cuando niño correteando con su cachorro
irse ya! de ovejero, esperando el camión que lo llevaría a
la escuela, junto con otros hijos de puesteros. Ellos
—¡Ya vieja, ya voy, me falta guardar algunas cositas
vivían a gran distancia y sólo se encontraban en los
nomás!
patios de la escuelita rural, con numerosos alumnos
Maximiliano Miranda dio una última mirada al y un solo profesor. El viento soplaba más fuerte
rancho que fue su morada durante toda su vida. No arriba del vehículo, pese a que una gran lona los
se resignaba a dejar atrás tantos años de recuerdos, cubría. Sin embargo, el pequeño Maxi iba feliz, era
de vivencias, de alegrías y penas acumuladas en su gran aventura diaria.
cada rincón del Puesto “El Chingue” donde habían
Recordó la ceremonia de fin de año cuando
vivido sus padres, sus hermanos y luego él con la
terminó el último año de educación primaria, a la
compañera que eligió para toda su vida, la esposa
que asistieron todos los peones, los capataces y el
sacrificada que le acompañó todos esos años en el
administrador, el Gringo Nielsen.
solitario “puesto” de la Estancia Cerro Guido, lejos
de todo, cerca del cielo. En el Salón de la Biblioteca le entregaron un
diploma y, como premio por su primer lugar,
Allí, al igual que él, crecieron sus hijos, se educaron
un contrato para trabajar como vellonero1 en la
en la escuela de la estancia, cabalgaron juntos por
próxima temporada de esquila.
cerros, vegas y cañadones, buscando ovejas durante
los arreos para la esquila, o para llevarlos a los Desde ese momento cambió su vida. Se hizo
corrales de marca o al baño contra las garrapatas, hombre, con tan solo 15 años.
una vez al año.
Participó “oficialmente” en los rodeos, recorrió los
Desde todos los rincones de su memoria acudieron cerros nevados en busca de ovejas descarriadas
miles de reminiscencias. junto a su cachorro, el Peñasco, llamado así porque
1 Vellonero: Muchacho que recoge la lana que corta el esquilador (nota del autor).
ANTOLO
H I STOR IAS CAM PESIG ÍA |
NAS 35
nació bajo una gran piedra que estaba en la parte Cuando en la estancia lo contrataron como peón,
trasera del puesto donde su mamá plantaba papas, su primer trabajo fue recorrer los campos de Las
lechugas y otras verduras. Barrancas y Neutral, abruptos terrenos que se
extendían desde las casas del establecimiento
El fuerte viento de las pampas cubiertas de coirón2
hasta el río Zamora —unos 15 kilómetros hacia el
curtió tempranamente su rostro juvenil. Recorrió
poniente—. Esa caudalosa corriente bajaba desde la
todos los cañadones que se desprendían de la
alta cordillera del mismo nombre, cruzaba montes
abrupta cordillera Baguales, siempre cubierta de
y quebradas hasta perderse mansamente en el río
una gruesa capa de hielo.
Las Chinas, llegando juntos al Lago Toro.
Para el joven Maximiliano, los campos de la estancia
En esos campos, una soleada mañana de invierno,
no tenían secretos. Conocía las aguadas donde
con cinco grados bajo cero, situación climática tan
bajaban los guanacos cuando el blanco invierno
común de esa zona, descubrió los rastros del puma,
tapaba los cerros. También sabía dónde estaban las
ese cruel depredador que, con su feroz apetito,
fuentes de tibias aguas minerales que sanaban los
diezmaba las majadas. Pudo apreciar que bajaban
dolores de huesos.
hasta la aguada de los guanacos y luego subían hasta
Recordaba las duras cabalgatas hasta el puesto perderse en los tupidos matorrales que precedían al
más cercano de su casa, Laguna Azul, donde don espeso monte que coronaba los cerros.
Galindo, a cuatro horas a caballo, pero el viaje no
Regresó de inmediato a las casas, sacó su escopeta
le cansaba: en ese idílico lugar, al pie de las Torres
del estante y pasó a la pulpería a comprar tiros.
del Paine, allí vivía Carmela, la niña que lo tenía
Luego ensilló el pilchero4 y junto a su fiel Peñasco
trastornado.
se internó monte arriba.
Su imagen lo acompañaba durante sus recorridos
La nieve escarchada reventaba ruidosa a cada tranco
por el campo, le daba fuerzas para avanzar contra
de sus pingos, las ramas retorcidas de las lengas5
el gélido viento, para soportar la escarcha que se
le regalaban tupidas cascadas de copos blancos
pegaba en su gorro de guiñiporra3, al grueso poncho
cada vez que las rozaba al pasar. Arriba, negros
que cubría el aterido cuerpo cuando buscaba bajo
nubarrones presagiaban la vecindad de un frente
la nieve, en los “voladeros”, los piños de ovejas
de mal tiempo. Sin embargo, Maximiliano no se
tapados por la espuma blanca que envolvía todo su
intimidó. Era un hombre de campo, acostumbrado
mundo. Ella le daba fuerza para soportar las penas
a soportar temporales de viento, agua, granizo y
y amarguras de su solitaria vida, hasta el enojo del
nieve. Tenía lo necesario para continuar y así lo
patrón cuando el león hambriento mataba animales
hizo. Cuando las sombras de la noche cubrieron
que estaban a su cuidado.
2 Coirón: Pasto duro que sirve de alimento a las ovejas (nota del autor).
3 Guiñiporra: Lana de oveja (nota del editor).
4 Pilchero: Caballo de tiro en el que se llevan los víveres y elementos para acampar (nota del autor).
5 Lenga: Árbol endémico del sur de Chile (nota del autor).
36| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
el maravilloso paisaje —los días invernales son En esas aventuras se encontraba cuando, por un
tan cortos en esas latitudes— tendió sobre unas mensaje de la radio Payne, se enteró del nacimiento
ramas una lona, a modo de carpa, encendió a duras de su primer hijo. Los otros también nacieron en
penas una fogata y tras preparar “café carretero” y Natales, pero él sí pudo estar acompañando a su
comer un trozo de asado, se acostó, con la montura esposa en esos momentos tan angustiantes y felices.
como almohada y, pese al intenso frío, durmió
Le faltaba tiempo para repasar todas las vivencias
profundamente.
de ese mundo, el único que conocía.
Muy temprano lo despertaron unos lejanos aullidos
Ahora todo terminaba. Otras personas ocuparían
del Peñasco. Rápidamente ensilló el caballo y enfiló
la estancia, por la llamada “Reforma Agraria”.
hacia el lugar donde se escuchaban los furiosos
Todos debían dejar sus trabajos, hasta el “gringo”
ladridos. Muy al interior del bosque, en una vega
había mandado sus cosas a Natales. Ya no quedaba
rodeada de aparrados ñirres6 estaba el Peñasco
tiempo para recuerdos. Afuera Carmela lo apuraba
ladrando hacia un roble sobre el cual se había
porque tenían que iniciar el último viaje.
refugiado el león asesino. Con un certero disparo
derribó a la bestia y feliz regresó a la estancia. Salió del puesto, cerró la puerta, entregó las llaves al
Con el dinero que le pagaron por la captura del nuevo capataz y se encaminó, con el cansino paso
“bicharraco” le compró a Carmela esas botas de quienes deambulan por la pampa tras el blanco
forradas con chiporro7 que tanto deseaba. mar de ovejas y subió al viejo armatoste que les
llevaría “al pueblo”.
Cuando su padre jubiló y se fue a la casa que
tenían en el pueblo, a 80 kilómetros de distancia, Partió la micro. Atrás quedaban 60 años de una vida
fue nombrado “puestero” titular de El Chingue y se plasmada de imborrables recuerdos, de alegrías no
casó con Carmela. comunicadas, de penas sobrellevadas con esfuerzo
y paciencia.
Todavía recordaba el arreo anual de los animales
de la estancia, unos 30 mil en un solo piño que se Carmela lo miró y descubrió las lágrimas que
llevaban a los campos de verano en plena cordillera corrían por sus curtidas mejillas.
Zamora, donde pasaban la temporada estival hasta —¿Tay´ llorando viejo?
que desde el cielo brotaban los primeros copos de
nieve. Eran 20 o 25 ovejeros, cada uno con todos —Es este viento e´mierda que me hace lagrimear,
sus perros y dos caballos con las pilchas y los víveres. porque todavía no me acostumbro a su furia…
PREMIOS NACIONALES
La profE Teresa
Gabriela Isabel Muñoz Cerda (44 años)
Profesora
Viña del mar, Región de Valparaíso
Premio especial Profesor rural
—Hola profesora Teresa… ¿cómo está? pudiéramos usarlo, paro que nadie peleara por ello.
—Hola m’hijita. Yo estoy bien, y usted ¿cómo está? Caminamos juntas por la Feria y la acompañé
al paradero a tomar la micro. Todo el camino
No sé si me reconoció. Pero me saludó como si
estuvo llenos de recuerdos y de anécdotas. Fue
supiera quién era. No puede evitar preguntarle:
un momento mágico en que nos transportamos
—¿Se acuerda de mí? al pasado y revivimos en nuestras mentes varias
—Sí —dijo —una ex-alumna de la escuela. situaciones agradables.
No quise insistir en saber si realmente me recordaba. Me despedí de la profe Teresa con un fuerte abrazo.
Preferí saber más de ella. Cuando ella subió al bus y alcé la mano para
despedirme, fue como si un familiar muy querido se
—¿Todavía vive en la región? estaba yendo lejos. Sentí mucha pena al verla partir.
—Sí —me dijo—. Sigo aquí, aunque no en la Todo esto fue como abrir un baúl de recuerdos que
misma casa. He estado viviendo en varias partes de se guardaba silenciosamente en algún lugar del
Valparaíso. cerebro. Esas memorias que por muchos años no se
habían manifestado ni siquiera un poquito, ahora
—¿Y sigue haciendo clases en la escuelita? llegaban por montón. Camino a casa, con el pan
—No, m’hijita, me jubilé hace cinco años. Estuve frío para la once, pero con el corazón cálido, seguí
muchos años en la misma escuela. Me costó recordando más y más detalles de la profe y de la
demasiado dejarla y dejar a mis niños— dijo con escuela.
emoción. La profe Teresa era de esas personas que lo sabía
Mis recuerdos no estaban tan alterados, pensé, ya todo, TODO. Nos enseñó a leer y a escribir, también
que así la recordaba, apasionada y muy dedicada a nos enseñó matemáticas, castellano, ciencias
su trabajo. naturales, inglés, música, baile, educación física
y artes plásticas. Todo lo hacia ella sola. La profe
—Profe, ¿se acuerda de ese columpio hecho con Teresa hacia que las clases se llevaran a cabo como
un neumático que todos querían usar a la hora de fuera. Recuerdo que nos enseñó música y nuestros
recreo? instrumentos eran las manos, todo era con palma
—Claro que sí —respondió—. Hubo muchas de manos. Recuerdo que hacia educación física,
discusiones por eso, así que hicimos una lista de pero no todos los niños iban con la ropa y zapatos
niños y tiempos para usarlo. adecuados: ella les daba ejercicios diferentes para
que igual estuvieran en la clase. Recuerdo que
Me reí de eso, ya que no me acordaba de ese detalle. muy pocos tenían cuadernos de caligrafía y ella les
La profe Teresa hacia todos los días una lista de pasaba hojas con líneas hechas por ella.
los niños que usarían el columpio para que todos
ANTOLO G ÍA | 39
Nuestras clases de artes plásticas eran increíbles, de clases. Los alumnos no sabíamos de carencias, de
solo papel de diario, algunas revistas viejas, palitos, limitaciones ni de pobreza.
piedras y engrudo1, con eso hacíamos arte. Los
Esos conceptos personalmente los aprendí mucho
materiales los hacía rendir magistralmente; el
después y en otro lugar. La profe Teresa hacía
papel lustre lo repartía en pedacitos y nos pasaba
que la escuela fuera un lugar seguro, acogedor
dos o tres lápices de colores a cada alumno, aunque
y entretenido. Ella lo hizo posible y me dejó un
teníamos que compartirlos con los compañeros.
recuerdo grato e imborrable para toda la vida, y de
En tiempo de invierno, cuando no podíamos salir seguro que en la de muchos otros compañeros.
a jugar al patio, cantábamos y bailábamos en la sala
1 Engrudo: Pegamento casero en base a harina blanca y agua que se cocina a fuego lento, hasta que queda una pasta pegajosa (nota
del autor).
40| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA H I STOR IAS CAM PESI NAS
PREMIOS NACIONALES
La abuela
Alberto Jesús Torres Espinoza (55 años)
Técnico industrial
Santiago, Región Metropolitana
Premio Especial Mujer rural
casa se congela en el refrigerador que no funciona, —¡Abuela! ¿Cuándo nos echamos una carrerita?
en los vestidos del domingo que algún día usó para
—¡Cuando quieras! ¡Pero te vas a arrepentir! ¡Ni el
preparar papas fritas a la gente que ya no está y que
mismísimo Satanás se mete conmigo! —exclamaba
se olvidó de la vieja Elena.
en tanto pedaleaba en dirección a su hogar y de
—Pero qué más da —piensa ella, en voz alta—. cuando en cuando se detenía para conversar o para
Dejaron de lado esta máquina llamada abuela y comprar víveres para su alicaída despensa.
se averió, pero nadie supo cómo repararla y era
El frío es intenso. El reloj de pared, que es lo único
tan fácil… ¡No olvides, no olvides el recuerdo,
bueno que conserva de los aquellos memorables
ni recuerdes el olvido! —Y esta vez su canción se
tiempos, anuncia las tres de la tarde. La abuela
ahogó en una olla llena de agua de goteras que
Elena se prepara como siempre, un té de hierbas en
desde el tejado anunciaban una lluvia temprana.
las manos, toma asiento en su trono de reina de las
Después del desayuno, después del aguacero, bicicletas, cierra los ojos desde una larga respiración
después de pintarse una sonrisa en la tristeza y que se disuelve en la taza que tiene entre los dedos.
vestirse con todas sus posesiones espirituales, se
Una loica de mancha roja en el pecho detiene su
dirige a ver sus vacas que la esperan en los campos
vuelo entre los espinos, el litre y el boldo que han
contiguos a su casa. “¡Me echan tanto de menos
crecido en su salvaje y disonante jardín. Le envía
y son tan regalonas!”, se dice desde unas palabras
un saludo a la anciana y luego eleva el vuelo para
internas que resuenan y rebotan en las orejas de
posarse en la palma de más de diez metros de altura
las vacas que mugen de alegría al verla. Les habla
que la misma Elena plantó en su niñez. De ahí el
mientras las ordeña, les cuenta su sueño nocturno y
ave se deja llevar por una corriente de aire frío hacia
suelta risitas pícaras.
los distorsionados faldeos cordilleranos. Entonces
—¡Estuve toda la noche con el cacique! ¡Y me la viejita retorna a sus recuerdos y a la espera… y
llevó a lo oscurito! —Y las vacas mugían como luego piensa: “No tengo nada en este momento,
entendiendo la conversación de la abuela, como ni huesos, ni alma y cuando al final soy algo, veo
que la instaban a proseguir con su historia —¡Y lágrimas de la esperanza que no veo, que está
no les voy a contar más porque ustedes son muy extinta, que está en el viento” y se pregunta:
habladoras! ¡Después voy a andar en boca de
—¿Dónde estás, esperanza, mientras la noche se
todos! —Y las gallinas la esperaban también para
vuelve ciega? —y se responde con más optimismo—:
entregarle su ración de huevos con los que se dirigía
¡Creo que te veo! Sí, sí, te veo aparecer en la lluvia
a los negocios de la ciudad donde los vendía a buen
que refresca mi esperanza.
precio—. ¡Son huevos de primera! ¡Son las mejores
gallinas sureñas y son vírgenes!
Las risas son variadas en tonos y elocuencia. Y
mientras camina con la bicicleta a su lado, escucha
el saludo de cuanto transeúnte se asoma en su
andar, el cariño hacia ella se hacía notar.
42| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
1 Packing: Lugar donde se realiza el embalaje de los productos (nota del editor).
ANTOLO
H I STOR IAS CAM PESIG ÍA |
NAS 43
Y así, entre tomates del calibre seis, siete y ocho, y al las de ellas dos. Pronto comenzaron las apuestas
ritmo de las cumbias de la Radio Andina, se pasaba para ver quién sería la mejor temporera ese año.
el día María, contenta de poder ganar un buen Contagiada por el entusiasmo de sus compañeros,
dinero en aquellos meses que duraba la temporada María redobló sus esfuerzos, decidida a romper el
del tomate. Ese año la sequía había hecho estragos record de 87 cajas de tomates, sin ningún tomate
con los tomatales de la zona central, por lo que malo o de descarte, ya sea apolillado por plagas,
los precios del producto emblema azapeño2 se machucado o incoloro. Toda una proeza. Y si
habían encarecido bastante, y cada fruto embalado bien a Lucy no le interesaba aquella competencia
representaba una muy buena ganancia para las que consideraba infantil, era consciente de todos
temporeras. los rumores, apuestas y tallas que rondaban
por el packing, por lo que aumentó su ritmo
Ya al mes y medio María igualaba y hasta superaba
igualmente, decidida a no dejarse ganar así como
la cantidad de cajas embaladas de sus demás
así. Aquellas mujeres eran verdaderas máquinas
compañeras. Aquello despertaba cierta antipatía
embalando tomates, con sus maravillosas manos
y envidia entre las trabajadoras, menos para Lucy
morenas encajando cada fruto en las bandejas
Chambe, quien oía con indiferencia los comentarios
plásticas en forma precisa, casi como armando un
a favor o en contra de las temporeras. Ella era la
rompecabezas.
embaladora más rápida y también la más antigua.
Había llegado desde los inicios del packing, hace A un día de que terminara la temporada agrícola,
unos 30 años, desde los tiempos en que se embalaba ya con la fiesta armada para ese fin de semana,
en toros de madera en vez de las actuales bandejas María igualaba en exactas 87 cajas de tomates de
de plástico. Siempre muy callada y admirada por Lucy, lo que desataba la euforia de las trabajadoras
su eficiencia, todos los años era premiada por que estaban a favor de la nueva y la desazón de las
los jefes. Pero quien por años poseía el record embaladoras que apoyaban a Lucy.
de cajas embaladas con tomates en un día, ahora
—Que digan que viví en tiempos de Lucy Chambe
era amenazada por María, la nueva, cosa que no
y María Flores —tiraba la talla Juan Apaza, el
pasaba desapercibida por nadie, sobre todo de los
volteador de las cajas.
cargadores o mozos, quienes hacían fila para llenar
de piropos y palabras de aliento a la joven, y ya se —Yo creo que gana la Mary —decía Richard Cayo,
comentaba que pronto habría una nueva monarca uno de los mozos que hasta una foto le sacaba a la
en el packing. pizarra de los registros.
Fue así que día a día se concentraba el interés en —Calma, cumpita, las leonas no necesitan
ambas embaladoras, por un lado María y por otro proclamar su fiereza —era la respuesta de Rodrigo
lado Lucy, registrándose en la pizarra la cuenta final Tavalí, otro de los cargadores que había apostado 20
de cajas de todas las trabajadoras, pero subrayadas lucas a que Lucy mantendría el record.
Al día siguiente, ambas mujeres estaban listas para Un satisfecho jefe entregaba el bono extra en dinero
el desafío, instaladas en sus respectivas tómbolas a la emocionada María, junto con invitar a todo el
con sus uniformes, zapatos de seguridad y mallas personal a la fiesta que se realizaría al día siguiente.
en el pelo, esperando que encendieran la cinta Y con la promesa de volver al packing al próximo
transportadora y voltearan los tomates, cuales año, la micro se fue repartiendo a las sacrificadas
gladiadoras armadas y saludando en el coliseo, embaladoras del tomate para que se fueran a sus
dispuestas al triunfo o la derrota. Y fue así como casas a descansar.
en la última jornada de trabajo del packing, en
Ni una lágrima, ni de emoción, pena o alegría
un inolvidable día para María, todo su esfuerzo y
brotaron de los ojos negros de Lucy Chambe, quien,
precisión lograban la histórica suma de 89 cajas de
para el desconocimiento de todos en el packing,
tomates, lo que desató la alegría y conformismo de
continuaba su jornada ahora en otra parcela, esta
todas las embaladoras, llenando de aplausos, risas
vez embalando pimentones.
y hasta lágrimas aquel rincón agrícola del valle de
Azapa.
ANTOLO
H I STOR IAS CAM PESIG ÍA |
NAS 45
Ocho días
Héctor Manuel Jesús Morgado Gámez (53 años)
Asistente social
Camarones
Segundo lugar regional
1 Calapurca: Guiso tradicional de origen andino que se prepara sobre piedras calientes y contiene carne y verduras (nota del editor).
2 Mita: Trabajos agrícolas (nota del editor).
46| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
Esperando esa visión sobrenatural que desde Siento al mirar el fuego y la humareda que de a
pequeña me habían dicho que sucedería, encontré poco se extingue, que cumplí con mi madre. Estuve
la respuesta: dedicaba su vida a la tierra porque se al lado de ella cada momento. El diagnóstico fue
amaban. La tierra, su alma, su espíritu, siempre devastador: cáncer al estómago. El hospital, las
fueron uno solo. La Pachamama3 siempre le dio enfermeras, los llantos y el hospital. Un calvario
para vivir y la esperó para morir. para sus hijos. Sé en lo más hondo de mi corazón
que la muerte no se la llevó. La tierra la reclamó. Lo
—Mamita, para qué se quiere ir al valle si usted está
siento así, porque siempre recuerdo que una vez la
bien aquí en Arica.
escuché decir a mi padre cuando yo estudiaba para
—Yo quiero volver a mi pueblo, recorrer mi chacra, un examen del liceo en Arica:
ver mis paltos, sentarme y tomar un puñado de
—Viejo, si alguna vez te dejo por alguien… será por
tierra de hoja y olerla. ¿Dime, acaso eso no es vivir
la tierra.
la vida de verdad? —me contestaba.
Mi padre se reía y le contestaba:
Frente a ese argumento, la llevábamos en el furgón
y lo primero que hacía era subir los peldaños con —No será que te gane yo antes, vieja, y me vaya
su bastón, abrir la puerta y mirar su casa con las antes con mi Pachamama.
sillas, mesa y muebles llenos de polvo y con una
Y toda esa discusión se terminaba con un beso y un
severa mirada nos reclamaba: “está sucio todo esto”
choque de vasos de Pintatani de la cosecha del año
y yo y mis hermanas nos poníamos a limpiar toda
anterior.
la casa mientras ella comenzaba a cocinar lo que
siempre le pedíamos como condición: calapurca. Ahora están juntos y dichosos, pero creo en lo más
Debo confesar que a veces quería que ella siempre íntimo que la más feliz es la Madre Tierra, porque al
se saliera con la suya de retornar a Guañacagua, fin acurruca a sus incondicionales y vetustos hijos
aunque fuera por un fin de semana, para degustar predilectos.
ese plato que tan bien le quedaba.
Con el tiempo, ya convertida en mujer, junto a sus A pesar de la pobreza reinante en el humilde y
dos hijos, guio los pasos al pueblo de Vicuña donde precario hogar, de manera inexplicable se veía
trabajó como lavandera. En este lugar conoció un gran afecto entre ellos y cariño por los más
a Juan, quien la aceptó con sus hijos, Anicacio y pequeños.
Carmen.
Anicacia, enfrascada en su mundo imaginario,
Las hojas del calendario fueron cayendo una tras vivía su propia historia buscando y guardando
otra, mientras Anicacia envejecía por el paso un tesoro. La gran familia esperaba el momento
del tiempo. Su hija crecía transformándose en oportuno para apoderarse de él. Luis y Ulises se
una jovencita alegre y traviesa, con la figura de mantenían alejados de tal ambición. Ellos amaban
una floreciente mujer que en los ojos de Juan fue a su madre por lo que era, quien estaba ya anciana,
despertando un sentimiento que trataba de ocultar. y nada material del entorno les interesaba. Solo se
Siempre buscaba los momentos solitarios para preocupaban de cuidarla y darle lo necesario que
jugar con ella y cortejarla encendiendo sus instintos estuviese a su alcance económico.
de hembra. Fue así que con el tiempo la joven cayó
La mujer, ya con muchos años a cuestas, saboreaba
en las redes tejidas por los sentimientos del hombre
algunos mangos maduros, comprados en una feria
con quien se encontraba furtivamente hasta que
del pueblo. Consumió varios de ellos, escondida
un día, Anicacia los encontró en el lecho de su
de sus hijos para que no se los quitaran, ya que
dormitorio, entregados no precisamente a juegos
intentaban mantenerla sana, sin embargo ella solo
infantiles, y eso fue el detonante para que su mente
tenía una ansiedad incontrolable de comer esos
abandonara la preocupación por su entorno y los
mangos.
suyos.
Después de consumir varios de ellos, recordó
Después se trasladaron a distintas oficinas salitreras
el almuerzo que comieron al medio día y entró
en las que los varones de la familia buscaban trabajo.
furtivamente a la cocina. Destapó una vieja olla
Así llegaron a la oficina salitrera José Francisco
donde había unos apetitosos porotos que empezó
Vergara. La mujer solo se dejaba guiar por el cariño
a consumir cucharada tras cucharada. Al terminar
y afecto de sus dos hijos mayores, Luis y Ulises, que
de saciar su extraño apetito, se retiró hacia su
había tenido durante el tiempo de su relación con
habitación pero apenas entró a ella, un fuerte dolor
Juan de Dios.
de estómago la dobló haciéndola caer al piso. La
La vida familiar continuó. La falta de educación y mente de Anicacia pasaba en cosa de segundos por
medios económicos influyó para que continuara cada instante de su vida, lleno de dichas y sinsabores,
casi normal, total, las mujeres aun vivían bajo la las y tirada en el suelo se daba cuenta de que su vida
influencias del mal llamado machismo permitiendo se escapaba. Fue entonces cuando repentinamente
al hombre acomodar a su manera la forma de vivir. Irma, la hija mayor de Carmen, entró a la pequeña
habitación encontrándola agonizado. Hizo un
Carmen aseguró su vida de pareja con Juan, con
urgente llamado de ayuda a sus hermanos. Todo
quien en el transcurso del tiempo, tuvo varios hijos.
pasó muy rápido y la infortunada mujer falleció de
Junto a ellos criaron a un sobrino huérfano que fue
un poderoso y fulminante ataque al hígado.
incluido en el clan como un hijo y hermano más.
ANTOLO
H I STOR IAS CAM PESIG ÍA |
NAS 49
El cuerpo de Anicacia fue sepultado en el Los dos hombres se pararon frente a un baúl
cementerio de la oficina salitrera Vergara donde de madera. Luis levantó la tapa abriéndolo
había vivido sus últimos días, junto sus hijos. Luis delicadamente, con solemnidad religiosa. Los ojos
observaba junto a su hermano Ulises cómo el resto de Ulises brillaron con sorpresa y una ingenuidad
de la familia corría de un lado a otro, cuchicheando casi envidiable, mientras decía con voz quebrada:
entre ellos. Llegó un instante en que todos entraron
—¡Pobre vieja! ¡Cómo cuidaba su tesoro! ¡Solo ella
a la habitación de la ya fallecida Anicacia. Luis
lo valoraba desde su alma!
los miraba tranquilamente sentado en una banca
mientras fumaba un cigarrillo, apoyando una de Luis miró a su hermano y dándole un apretado
sus manos sobre el hombro de su hermano menor abrazo, le dijo:
mientras en su rostro y ojos, se vislumbraba una —Gracias, hermanito. Me alegro que pienses así de
sarcástica sonrisa. la viejita. ¡Ella nos quiso mucho! Y en su mundo
Algunos instantes después, los afanados parientes siempre estuvimos presentes. El tesoro más valioso
empezaron a salir uno tras otro, como en una que nos pudo dejar fue el amor entre nosotros como
pequeña procesión, mientras en sus caras se reflejaba hermanos y no ese que ellos buscaron sin encontrar.
decepción y rabia. Ya al salir de la habitación el Ambos se miraron a los ojos y lanzaron una
último de los hermanos, Ulises le preguntó a Luis estruendosa carcajada, mientras con sus manos
por qué motivo sus otros hermanos estaban tan acariciaban aquel incalculable tesoro de Anicacia:
enojados al salir de la pieza de su madre muerta. chapas de botellas, botones, estampitas, hilos,
Luis lo miró y con una sonrisa le dijo: trozos de lana, un corazón de madera que quizás
—¡Hermanito, acompáñame y te mostraré por qué recordaba algún amor de sus juveniles años, y cartas
están enojados con lo que vieron de la herencia de viejas que nunca fueron leídas.
nuestra madre!
50| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
Sus patrones la maltrataban en diversas ocasiones y Sucedió que mientras huía de la casa, un dolor
solían regañarla la mayor parte del tiempo. Muchas desgarrador le atravesó su cuerpo con tanta fuerza
veces le tocó enfrentar las miradas condescendientes que terminó arrojándola al suelo. Un rayo había
que le dedicaban cuando ella terminaba de hacer caído del cielo y había impactado en ella con tanta
su trabajo, porque para ellos, todo lo que hacía fuerza que la dejó inconsciente y moribunda, tirada
estaba mal hecho. Es por eso que constantemente entre la arena y las piedras pequeñas. “Este es el fin”
le repetían que ella era una mala empleada que no pensó con la vista nublándose.
sabía hacer bien su trabajo.
Dicen que cuando la gente va a morir, los recuerdos
Lloraba todos los días en silencio a las tres de la de la vida pasada pasan intermitentes dentro de
tarde, cuando sus patrones terminaban de almorzar la memoria. Mi abuela no vio su pasado: Dios le
y continuaban su rutina diaria. Era en aquel regaló su futuro.
momento del día cuando ella era obligada a comer
Aún sin poder moverse, Enriqueta se vio a ella
las sobras de los platos como almuerzo diario.
misma rodeada de nietos e hijos, y una gran familia
Nunca se quejó de aquel abuso, pero siempre odió
numerosa. Se vio vendiendo frutas y verduras en un
cuando el reloj marcaba las tres.
humilde local de una pequeña feria, y en un rincón
El día que se escapó de la casa de los Flores, estaba de una angosta cocina, sentada en una silla de
lloviendo a torrentes y el cielo era tan negro como madera tomando desayuno de madrugada, cuando
la alpaca preferida de su hermano. aún no despertaba nadie en la casa.
Ella huyó hacia un camino rocoso rodeado de Ella eligió vivir.
llamas que comían de la escasa hierba que brotaba
Cuando abrió sus ojos, el cielo era rosáceo y el sol
del suelo pampeño. Corrió sin rumbo, con el
terminaba de ocultarse. Se levantó con su mayor
corazón acelerado y los sentimientos suprimidos en
esfuerzo y un dolor intenso en la espalda. No había
él, tratando de liberarse. Ese día, después de que sus
muerto pero el rayo le había dejado una cicatriz en
patrones se retiraran de la mesa y dejaran los platos
la espalda de por vida.
sucios, se dio cuenta que no habían dejado restos de
comida para ella, sólo huesos. Fue su inteligencia la Cuando regresó a su casa para poder contarles a su
que le permitió darse cuenta que lo habían hecho madre y a su hermano, no halló a nadie. Sólo vio que
a propósito. Enriqueta jamás se había sentido tan el reloj que colgaba en la pared estaba malogrado, y
humillada y tan dolida. Deseó morir para no vivir se había quedado marcando las tres.
lo que estaba sufriendo y le rezó a Dios para que le
concediera su deseo.
52| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
REGIÓN DE TARAPACÁ
—Sí, claro —dijo el Diablo— pero no confío en —Sí, señora. Tengo sueño y quiero irme a dormir.
ese perro. Sus ladridos me molestan y al parecer Me llevaré un vasito de agua —dijo la niña Catalina.
presiente algo.
La Diabla tomó las cosas de la mesa y volvió a la
Ciertamente el perrito Anu presentía la presencia de cocina donde el Diablo, diciéndole:
los Diablos y, mientras esperaba junto a la pequeña
—Esperaremos a que se duerman y los mataremos.
Catalina, le vino el habla y con voz de humano, le
Esta noche por fin comeremos carne fresca.
dijo:
En la mesa, el perrito Anu le dijo a la niña Cata:
—Cata, Catita, oye, ¿que acaso no te has dado
cuenta que esa señora no es tal? Esa señora es la —Catita, toma ese vasito de agua y vamos a la
Diabla y seguramente su marido es el Diablo. Algo habitación. Allí veremos qué hacer para escaparnos
malo estarán pensando hacer. de la casa de estos Diablos.
—Huuuy, Anu, no sabía que podías hablar. ¡Qué Entró de nuevo la Diabla donde estaban los
sorpresa! y ¿Qué haremos ahora? —dijo la niñita. visitantes, y dijo:
—Sigámosle la corriente para que no sospechen —Acompáñame, niñita, te mostraré el cuarto donde
y luego veremos qué hacer —respondió el perrito vas a pasar la noche.
Anu. Dentro del cuarto, el perrito Anu le dijo:
En eso apareció la Diabla con un plato de sopa —Catita, seguro que los Diablos vendrán en la
que ofreció a la niña Catalina, unos huesos para el noche. Cierra bien la puerta, tómate el agua del
perrito Anu, y una jarra de agua, diciendo: vasito y luego llénalo con harta saliva. Ese vasito
—Sírvete niñita, antes que se enfríe. Refréscate y nos salvará la vida.
dale a tu perro estos huesos que es lo único que La niña Catalina hizo como su amiguito Anu le
tenemos para él. dijo, y así esperaron el mejor momento.
Los Diablos solían matar gente y comérsela, y sus Pasaba la noche, mientras los diablos acechando a
huesos se ocupaban para hacer sopa cuando ya no sus huéspedes golpearon la puerta diciendo:
les quedaba mucha carne que comer, por eso la
sopa estaba rara. El perrito, sabiendo, no probó los —¿Estas durmiendo niñita? ¿Ya te dormiste?
huesos. Mientras, la niñita Cata disimulaba comer La niñita le respondió:
sopa, esperando un descuido de la Diabla quien
regresó a la cocina. En eso, la pequeña Cata botó la —Noo, aún no me duermo.
sopa al suelo, diciendo: —Duérmete, que se va a pasar la noche —dijeron
—Uuyyy, señora, qué pena. Se me volteó la jarrita los Diablos, esperando que se durmieran para
de agua en el suelo. matarlos. Así pasó la noche y cada vez que los
Diablos preguntaban, la niñita respondía, hasta
—¿Quieres más agua? —preguntó la Diabla. cansarse.
54| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
REGIÓN DE TARAPACÁ
REGIÓN DE TARAPACÁ
Evaristo
Héctor Jonathan Barraza Ahumada (31 años)
Kinesiólogo
Colchane
Tercer lugar regional
El muchacho sufría sin parar por las constantes aterrado por el instante, sólo atinaba a rezar un
actitudes de indiferencia que recibía de Juliana, y padre nuestro a su favor. Cada frase de la oración
ese mismo sufrir era su alimento más preciado para iba con un acento de nerviosismo. Las palabras
poseer la valentía que necesitaba para cumplir la eran poco claras y la sangre, que se mantenía
tarea, la que en resumidas cuentas se definía como caliente en sus manos, no daba el abrigo necesario
en poseer a toda costa el querer de la mujer que le que necesitaba en ese momento.
quitaba algo más que el sueño.
El reloj ya marcaba las 12:15. El pulso casi por las
Fueron 15 días en que el condenado se preparó para nubes era el único ruido a cuadras. La higuera
el encuentro. Los relatos de su abuela le recalcaban que jugaba con el viento a quien era más fuerte,
que el acto en sí era sólo para valientes y eran pocos acompañaba a Evaristo a esperar lo que debía esperar.
los que volvían con vida. Teniendo eso en mente La noche se encontraba solitaria y errabunda. Las
Evaristo esa misma noche, justo antes de salir a estrellas que marcaban su brillo en el universo poco
concretar la misión, dejó en el pórtico de Juliana a poco se apagaban por causa de las densas nubes
una carta en la que mencionaba y reiteraba su que entristecieron la noche. Evaristo, sin saber qué
amor, relataba la finalidad de la hazaña a realizar hacer y habiendo concretado todo, decidió marchar.
y de los pormenores que debería sortear en favor La caminata desde la higuera hasta la entrada del
de conquistar su corazón. Evaristo tenía todo barrio fue eterna. En su mente pensaba en cada acto
decidido. En el instante en que dejó la carta, sus realizado, en cada pensamiento y en la desazón por
ojos se impregnaron de lágrimas y en su fluir, cada no haber concretado lo que deseaba.
gota derramada rociaba y humedecía sus pasos
A cuadras de su hogar, un hombre delgado, con
que lo guiaron a dos kilómetros del barrio, justo en
bigote pulposo y voz ronca le dijo al pasar:
dirección de la higuera.
—¡Acaso no me llamaste!
Con el gallo negro en su poder para concretar la
tarea, Evaristo suspiraba y transpiraba como un Evaristo saltó del asombro y con nerviosismo
verdadero ser que sabe que va a morir. El animal respondió:
que aún estaba vivo daba aletazos en todas las —¿Eres quien creo que eres?
direcciones. Se defendía como si tuviese brazos y
pies, pero el arrojo del joven pudo más que las ganas —¡Sí! —recalcó el desconocido—. Dime lo que
de vivir del gallo y, con un cuchillo de medio metro, necesitas y después tú me das lo que yo necesito —
Evaristo degolló al animal vertiendo en el instante la mencionó el hombre con una actitud desafiante.
sangre en la tierra. Justo cuando la sangre fluía como —¡Quiero a Juliana! —gritó el muchacho.
manantial sin cauce sobre la tierra, el muchacho
susurraba el nombre de ¡Lucifer! ¡Lucifer! ¡Lucifer! El hombre se tomó el bigote, encendió un puro,
hizo unos malabares con el humo sobre el rostro de
El repentino viento que irrumpió entre los contrastes Evaristo y le recalcó:
del miedo y la expectación dio la sensación de que
poco a poco la presencia del nombrado animal de la —No te puedo dar lo que ya te pertenece en el
maldad llegara a tocar las pieles de Evaristo quien, sentimiento.
58| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
Sin entender la respuesta, el muchacho estalló en De aquella noche nadie más supo de Evaristo
euforia y tomó con violencia el cuerpo del hombre Montoya Robles. Solo quedó de manifiesto la carta
reprochándole que todo era una farsa, un engaño, a que leyó Juliana al despertar. La muchacha lo buscó
lo que el desconocido respondió: en su hogar, en las calles, en los paraderos exiliados
de buses, pero nada. Ella quería corresponder sus
—Yo no soy un engaño. Tú me llamaste, vine y no
palabras, y así el destino se selló en una incógnita que
sabes qué pedir. Entiende que lo que pides ya lo
aún se recuerda en el pueblo donde todos señalan
tienes, pues tu insistencia ha de contener el corazón
que Evaristo Montoya Robles fue condenado a estar
de quien amas; pero como pediste mal, y este juego
en el inframundo por jugar en tierras donde no
es mío, hoy te irás a mis refugios.
debía jugar.
—¡No entiendo nada!, ¡qué dices! Yo no me marcho
a ningún lugar –exclamó el muchacho...
ANTOLO
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NAS 59
REGIÓN DE ANTOFAGASTA
E ra marzo de 1960. Apenas había comenzado el La semana pasó volando entre juegos y tareas, y
año escolar en la Escuela Rural Número 4 de el lunes siguiente, luego de sonar la campana de
Salamanca, cuando nuestra profesora, la señorita la escuela a las ocho de la mañana, ya estábamos
Irma, anunció a su curso de segunda preparatoria, todos sentados en la sala ansiosos por conocer el
de siete y ocho años de edad, que debería ausentarse engañito.
una semana para asistir a los funerales de Lucila La señorita Irma llegó, luciendo aún la ropa luto que
Godoy Alcayaga, quien fuera su maestra en la debió haberse puesto en el funeral. Su pálido rostro
Escuela Normal de La Serena. mostraba una profunda pena por la despedida de
Nos contó que su profesora, además de ser maestra, un ser querido.
era poetisa y había ganado el Premio Nobel de Preguntó:
Literatura con el nombre de Gabriela Mistral. Había
muerto hacía tres años en Nueva York y sus restos —¿Cómo se han portado?
estaban enterrados en Santiago pero ella había Y todos respondimos al unísono y a todo pulmón,
dejado en su testamento que quería ser sepultada como se hacía antes:
en su amado pueblo de Montegrande donde había
vivido hasta los nueve años y todas sus ex alumnas —¡Muy bien, señorita Irma!
estarían allí presentes. Al escuchar la bienvenida del coro de niños, cambió
La señorita Irma dijo que en su ausencia, haríamos su pena por una sonrisa, depositó sobre el escritorio
las tareas que nos iba a dejar, que debíamos una pesada bolsa y sacó de su cartera una pequeña
portarnos bien, que no hiciéramos desorden; y lo cajita de laca negra. Arrimó la silla que estaba tras
que nos hizo más ilusión fue que a su regreso traería su escritorio y se sentó frente a nosotros. Puso la
“un engañito” para todo el curso. bolsa sobre sus rodillas nos miró fijamente y habló:
60| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
—La señorita Lucila fue mi maestra y nos enseñó —La poetisa Gabriela Mistral representó a Chile en
que entre las cosas más valiosas que hay en la vida muchos países extranjeros en misiones diplomáticas
está la lectura, por eso, a mi pasada por La Serena, y cada vez que ella iba a cumplir una misión, llevaba
les compré un libro de cuentos a cada uno. Verán una cajita como esta, con tierra de Montegrande.
que algunos tienen más páginas y otros menos. Los Esto porque para ella, el suelo que nos vio crecer es
elegí según la capacidad de lectura que yo veo en el lugar que debemos llevar siempre con nosotros.
ustedes. Puede ser físicamente, como lo hacía ella, o bien,
simplemente llevarlo en nuestro corazón. Nunca
Nos fue entregando el libro y cuál no sería mi
olvidar donde vivimos. Cuando esta tarde caminen
sorpresa al advertir que el mío era el más voluminoso.
de regreso a sus casas por las calles de Salamanca,
Se llamaba El libertador del hada de plata y me
sientan la fuerza de la tierra por donde caminan.
acompañó por años. Para la mayoría de nosotros,
Ella los vio nacer y a ella deberán regresar.
niños pobres del campo, ese fue el único libro que
tuvimos en nuestra infancia y adolescencia. A la mayoría de los niños sus palabras entraron
por un oído y salieron por el otro, pero quedaron
Recomendó leerlo con calma y si había palabras
guardadas en algún lugar recóndito de nuestra
que no entendiéramos, que habláramos con ella
memoria y ahora siendo adultos nos recuerdan de
y nos ayudaría. Que sería responsabilidad de los
vez en cuando dónde está la tierra a la que debemos
30 alumnos leer y entender el cuento y después
volver.
compartirlo con el curso, así cada uno, en lugar de
conocer una historia, podría conocer 30 historias El llamado de la campana de la escuela rural anunció
diferentes. También dijo que podríamos prestarnos la salida a recreo. Los niños salimos corriendo a
los cuentos entre nosotros y así compartir las jugar y la señorita Irma se quedó sentada en la sala
historias. preparado una nueva hora de clases.
Luego tomó la cajita de laca y nos la mostró. En su
interior había tierra que a nosotros nos pareció que
era la misma que había en el patio de juegos.
ANTOLO
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NAS 61
REGIÓN DE ANTOFAGASTA
REGIÓN DE ANTOFAGASTA
Cuestión de astronomía
Paula Andrea Nievas Silva (33 años)
Asistente social
San Pedro de Atacama
Mención especial del jurado
ID 1816
para estudiar la galaxia de Andrómeda que este —¿Y usted? ¿No tiene universidad también?
año se vería particularmente destacada en el
Alyson miró a la lejanía como a la espera que una
firmamento nocturno. También hacer un poco de
nueva estrella se asomara en el horizonte.
turismo astronómico para financiar sus gastos. Solo
por tres o cuatro meses. Después ella y sus amigos —He tenido que dejarla por un tiempo. Pero
regresarían a la ciudad. volveré. No hay duda de eso.
—Igual que mi esposa. Igual que mis hijos. —Entiendo, señorita.
—¿Ellos viven allá? Ramos vio en esa chica un carácter desacompasado
con el resto de sus compañeros, que no estaba lista
—Ellos viven aquí —dijo Ramos enojado—. Pero
para la vida agitada de la ciudad y que por eso había
ahora están allá.
escapado a la tranquilidad del campo.
—Me dará mucho gusto conocerlos.
—¿Quiere que le muestre la galaxia de Andrómeda?
—Sé que a ellos también les dará gusto.
—Yo no entiendo nada de esa cuestión de
A la semana siguiente llegó Alyson con sus amigos, astronomía.
dos veintiañeros que saludaron a Ramos con
—No tiene nada que entender señor. Solo tiene que
timidez pero también con cierta indiferencia, como
ver.
si aquel hombre no fuese más importante que la
casa o la vieja camioneta apostada en la entrada: un Esperaron que cayera la tarde y se pusiera el sol.
elemento más del decorado campestre. Alyson sabía trabajar con habilidad sus telescopios
y no tardó en alinearlo con la galaxia.
Se instalaron en carpas en el cerro, y allí también
colocaron su instrumental: trípodes con telescopios —Asómese a ver —le dijo a Ramos.
que revolvían por las noches. Ramos les ofrecía Era una figura sin color. Una mancha romboidal
almuerzo pero ellos, que practicaban el veganismo, llena de puntos.
decían que no podían comerse las cazuelas que la
Elisa, la señora que trabajaba para Ramos, había —¿Qué es esto que estoy viendo, señorita?
preparado. “Un error haber dejado entrar a estos —Es la galaxia de Andrómeda. Está a dos millones
cabros a mi casa. Un tremendo error”. y medio de años luz. Contiene un billón de estrellas.
Pero en un par de semanas los muchachos ya Está muy lejos pero se acerca. Y algún día, en el
habían desaparecido. Solo quedó Alyson viviendo futuro, chocará con nuestra galaxia.
en la punta del cerro junto a sus telescopios y su Ramos no entendía muy bien pero estaba satisfecho.
instrumental endiablado. Ramos subió a verla. Se notaba que ella estaba contenta y que había
—¿Se fueron sus amigos? olvidado la partida de sus amigos. Había gente que
soportaba la tranquilidad del campo y otros que
—Tenían que volver a la universidad. Pero dijeron no. Ramos deseó que sus hijos y esposa alguna vez
que volverían el próximo fin de semana —dijo quisieran volver a esta tranquilidad, a este curso
pensativa.
64| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
normal de la vida, pero por mientras estaba Alyson. Alyson sonrió. Siguieron viendo la galaxia de
Andrómeda mientras cruzaba el cielo nocturno.
—¿Usted no come carne?
Ramos volvió a preguntar por la fecha en que la
Alyson no entendió muy bien de qué iba la pregunta. galaxia colisionaría con la nuestra. Un día alejado,
—Lo digo para prepararle algo que sí pueda comer muy remoto, pero inevitable. Un día en que la
—se explicó Ramos. separación entre un mundo y otro llegaría a su fin,
donde los universos de aquellos que ahora están
La chica se lo pensó un momento. separados por fin iban a encontrarse.
—Me gusta mucho la sopa de zapallo.
Ramos se sintió aliviado.
—Mañana le diré a la Elisa que le prepare una.
ANTOLO
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NAS 65
REGIÓN DE ATACAMA
Nos trataba como cabros chicos retándonos por andaba como loca buscándolo por todas partes.
cualquier cosa, y siempre decía: “Respeto, cabritos, No hubo caso. Nosotros tampoco lo encontramos.
que yo soy la vaca que les da la leche”. Pasaron los días, le avisamos a los carabineros, pero
no pasó nada. El Pelluco desapareció como tragado
—Ella era muy femenina y coqueta, preocupada
por el cerro.
de estar siempre limpiecita, por ejemplo, los siete
días de la semana aparecía con un delantal distinto, Triste final, un niño preocupado se hará muchas
de ahí que no faltó el gracioso que se fijó en eso preguntas.
y, ocurrente, le puso un sobrenombre. La llamó —Le contaré que después de dos meses, la mina se
“la Vaca de los Siete Delantales”. Pero lo que pasó cerró y todos volvimos al pueblo, menos la Rosa.
después fue una desgracia. Se desencadenaron Ella nunca perdió las esperanzas de que el Pelluco
situaciones que me cuesta recordarlas por lo triste apareciera. De la Rosa nunca más se supo. Ya han
de ellas. La Rosa se enamoró del Pelluco, un “gallo” pasado más de veinte años y lo único que sé es que
más loco que una cabra. Siempre era el primero en algunos cabreros y mineros que pasan por cerca
buscar el peligro. Para nosotros era una persona de la mina, cuentan que en el mes de septiembre,
rara. Fíjate que él no dormía en las piezas que nos que fue la fecha en que desapareció el Pelluco, se
tenían en la mina. Él tomaba una manta y se iba al escucha el viento que silba entre las quebradas y
cerro a dormir al sereno. Nosotros escuchábamos en parece decir: “¡Pelluco, Pelluco!...”, pero otros dicen
las noches cuando la enamorada Rosa gritaba como que es la Vaca de los Siete Delantales llamando al
desesperada: “¡Pelluco, Pelluco, no sea porfiado! amor de su vida.
¡Venga a dormir a la pieza! ¡Qué está haciendo ahí
en el frío!”. Esa noche no fue cualquier noche para Samuel ni
para el niño. Las respuestas que cada uno encontró,
—Bueno —escuche bien, nieto—. Mire que le mientras abrigados en sus camas vagaban en
contaré cosas muy penosas. Un día cualquiera en imaginables recuerdos de amores perdidos, eran
el mes de septiembre, el Pelluco no apareció en la respuestas que la vida por sí sola no ha querido
mina. Es decir que de frentón desapareció. La Rosa contestar.
ANTOLO
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NAS 67
REGIÓN DE ATACAMA
La venganza
Hilda Olivares Michea (66 años)
Jubilada
Chañaral
Segundo lugar regional
“¡Me las pagará!” parecen gritar las paredes. Las pie de borracho. El golpeador ha llegado y se nubla
lágrimas caen y las latas desprendidas en el techo su vista. Por momentos es todo color rojo vivo.
parecen confirmar que la venganza viene, donde Cuando recobra la conciencia, encuentra tirado al
le perdió el respeto y los dientes. De ser jovencita golpeador ensangrentado, sus manos manchadas
de carcajada limpia es ahora tímida, introvertida, de sangre también. “Los vecinos deben saber”, se
agredida, degradada de su condición de mujer, pregunta. “Deben haber escuchado algo”.
escondiendo su sonrisa.
Los vecinos a ambos lados en silencio y ella en
Es fin de semana y día de pago. María sabe lo que le medio de la calle casi medio marchando. La mujer
espera: las manos toscas y el zamarreo. Será usada y tosca de poncho y trenzas camina hacia la comisaría
abusada. Siente que un camión se detiene fuera de mirando al frente con un hacha ensangrentada
casa y mira con horror que Lucho no se mantiene en entre sus manos.
ANTOLO
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NAS 69
REGIÓN DE ATACAMA
papá. Lo hice y cuando dejé la ensalada de lechuga Me abrazó como nunca lo había hecho. Sentí su
en la mesa y lo vi tan solo, me puse a llorar y lo abrazo con tanta fuerza y amor.
abracé con fuerza.
—Toma, vieja —le dijo a mi mamá—. Llévasela a la
—¡No te mueras, papá! —le dije. —¡¡¡No te mueras, viuda de don Eduardo. La han buscado con mucha
por favor!!! ansiedad.
Me abrazó fuerte y luego me puso frente a su cara. Comprendí que era la billetera del muertito de don
—¿Por qué me dices que no me muera, si todos Eduardo, y que no sé por qué razón estaba cerca de
tenemos que hacerlo algún día? las lechugas en nuestro terreno.
Pero yo sollozaba y sollozaba. —No me voy a morir, hijito, si eso es lo que teme
usted. Voy a trabajar para que cuando usted sea
—Si tú te mueres, ¿qué haremos la mamá y yo? Nos grande y estudie todo lo que tiene que estudiar,
dejarás solitos.
tengamos una granja más grande que este terrenito
—No te entiendo, hijo. Yo me voy a trabajar al sur. y podamos sembrar muchas lechugas. Mientras
No me voy a morir. tanto no se preocupe y coma. Coma esta ensaladita
Me sequé los mocos y sorbeteé. que está muy rica.
—Leí esa carta que tenías en la billetera. Mi papá no se moriría, al menos no todavía, pero
supe en poco rato lo que era la ausencia de la
Entonces mi mamá entró y le pasó la billetera. Él la muerte, más aún de mis padres a los que amo con
miró con extrañeza y luego sonrió beneplácito. mi alma.
—¡¡¡Jajajajajaj!!! Mira qué curiosidad. ¿Dónde Estaba rica, la ensalada más rica y más reconfortante
encontraste esta billetera? que jamás había comido. La llamé la ensalada de la
—En el sembrado de las lechugas, poh´… esperanza.
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NAS 71
REGIÓN DE COQUIMBO
La televisión en Salamanca
Doris del Carmen Bustamante Osorio (53 años)
Dueña de casa
Salamanca
Primer lugar regional
Por la tarde, antes que se entrara el sol, se metió pero con cierto temor. Cuando llegó el tren a
nuevamente a la acequia y se bañó bien. El agua Salamanca, ya había oscurecido. Salió de la estación
estaba muy helada porque era del deshielo, pero automáticamente siguiendo a las demás personas,
en el momento no importaba. Sacó las brasas de la caminando hacia la plaza. Ahí supo que la tele
cocina y se las echó a la plancha. Dejó muy bien estaría en la calle del hospital. Era muy lejos y, muy
estirados sus pantalones y su camisa. No se le veía asustado, continuó con su caminata. Estaba todo
ninguna arruga. Se vistió. Se puso un suéter que oscuro y sentía el palpitar de las sienes.
le había tejido la abuela y que lo usaba solamente
Cuando iba llegando, se dio cuenta que había
para ocasiones especiales, cuando lo llevaban a la
mucha gente reunida y, más allá, por la entrada
iglesia o cuando iba a la estación del tren a escuchar
del cementerio, arriba de un camión y conectado
si acaso había llegado alguna carta.
a un motor que sonaba muy fuerte, estaba una caja
Tomó un espejo, partió un limón y se echó el grande. ¡¡¡Era la televisión!!! Y hablaba… Miró
jugo para peinarse, como lo hacía la abuela con él maravillado, suspiró, se sentía grande. Ya lo había
cuando llegaban visitas. Sin que nadie lo viera, salió visto todo, pensaba él. Solo se veía un partido de
a la estación a esperar el tren. futbol, pero estaba viéndola. Se le puso un nudo en
la garganta y se les llenaron los ojos de lágrimas.
Cuando escuchó sonar el pito, su corazón dio un
Se quedó mucho rato y con los ojos muy abiertos
vuelco. Se quedó mirando su llegada. Ya no daría
mirándola.
un paso atrás a su idea. En medio del ajetreo de las
entregas de las cartas, algunos vendedores de dulces, No supo cuánto tiempo pasó. Serían una o dos
pastillas para el mareo, botellitas con té y sánguches, horas… pero había que volver a casa. Vio lo oscura
se subió rápidamente y se fue a un rincón del carro, que estaba la noche. Recién pensó en lo lejos que
apretando en su mano un billete que era su ahorro, se encontraba y, con el corazón aterido de miedo,
su tesoro, que lo llevaba para pagar el pasaje. Jamás comenzó a caminar de vuelta hacia su casa…
se había subido solo. Las pocas veces que se había
Hasta el día de hoy aún recuerda ese día, lo que
subido era cuando viajaba con el abuelo a buscar la
significó y lo importante que fue para él ese
mercadería y alojaban allá porque durante el día no
momento. “Debe haber sido hace 50 años atrás”, dice.
tenían cómo volver.
Y siempre al recordarlo… vuelve a emocionarse.
El tren partió. Miraba absorto el paisaje por
la ventana entreabierta, muy impresionado,
ANTOLO
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NAS 73
REGIÓN DE COQUIMBO
Pancho
Raquel Eugenia Sánchez Sepúlveda (83 años)
Dueña de casa
La Serena
Segundo lugar regional
estuvo junto a ellos, desesperado, les picoteaba el vuelo migratorio. Bueno, por lo menos en el agua,
suavemente los tobillos, se alejaba un trecho y Pancho no quedaba tan deslucido, y ella tampoco
volvía a la carga, como invitándolos a seguirle. Ellos, lo hacía mal, así que, nadando, se entendieron a las
interpretando su lenguaje, salieron tras él, y Pancho mil maravillas.
les movió la cola en señal de agradecimiento.
Pancho no volvió a asomarse por la casa de mis tíos.
Cruzaron los potreros y se internaron en el bosque, Ellos a veces salían a recorrer la parcela y veían a la
hasta llegar al río; avanzaron por la orilla sin perder pareja desde lejos. A todo esto, Pancho recuperó el
de vista a Pancho que nadaba corriente abajo y se apetito y rebosaba salud.
volvía de vez en cuando para cerciorarse que lo
La pata se sintió hechizada por el simpático Pancho,
seguían. En un recodo se salió del agua y, ahí en la
a tal punto que vio pasar bandadas y más bandadas
orilla, estaba Tina, muerta.
de patos silvestres, para el norte o para el sur, según
Pancho estuvo varios días inconsolable. Nada lo la época del año, y no se movió de su lado nunca
sacaba de su abatimiento, ni siquiera el ver sus más.
bocados favoritos que antes devoraba. El pobre
Un día de primavera en que mis tíos llegaron hasta
viudo enflaquecía día tras día. Su pechuga, antes
el río, presenciaron un espectáculo casi increíble.
tan rellenita, dejaba asomar los huesos de la quilla,
Por los terrenos anegadizos inmediatos al río,
y sus patas apenas lo sostenían en pie.
avanzaba una curiosa procesión: Pancho iba a la
Estando así las cosas, ocurrió que una pareja de cabeza seguido de la pata y, tras ella, cinco patitos:
patos salvajes, acabado el verano, regresaban al dos iguales a Pancho, uno igual a ella, y los otros
norte y se detuvieron a descansar del largo viaje dos con rasgos del uno y de la otra. Pancho saludó a
para comer y beber antes de emprender el vuelo mis tíos con el “cuac-cuac” acostumbrado y los siete
nuevamente. Como todavía no hacía frío, se les se alejaron río arriba.
vio por ahí un par de semanas. Pero el destino les
Mis tíos le gritaron desde lejos: “¡Adiós, Pancho,
tenía preparada una mala jugada: un muchacho del
y buena suerte!”, y regresaron a su hogar con la
lugar, tal vez el mismo que mató a Tina, un día hizo
sensación de “labor cumplida”.
puntería en el macho y también lo mató.
Pero cuándo se iba a imaginar Pancho que, tras
La desconsolada hembra empezó a vagar por el
su partida, mis tíos, que tenían un corazón muy
campo llamando a su compañero desesperadamente,
grande para amar y que nunca pudieron tener hijos,
no convencida todavía de que éste había muerto.
como se sentían solos, decidieron adoptar un niño,
Pancho escuchó el llamado y salió tras ella. ¡Curioso al que cuidaron y mimaron hasta su vejez, siendo su
encuentro! Pancho, con su pesadez de movimientos, alegría, su satisfacción, y también su preocupación,
parecido a una señora embarazada que está próxima sus desvelos y dolores de cabeza, y que pasados los
a tener a su bebé, e incapaz de volar. Y la pata, de años, ese hijo les dio nietos que vinieron a colmar
plumaje oscuro, muy ágil y con las alas hechas para de felicidad el resto de sus vidas.
ANTOLO
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NAS 75
REGIÓN DE COQUIMBO
El ojo
Tatiana Alejandra Cortés Segovia (42 años)
Servicios
Ovalle
Tercer lugar regional
—¡Cuánto le debo, vecina! —dijo mi madre con su Al día siguiente mi mamá me mandó a dejarle
rostro agotado, suplicante, constreñido aún en una seis huevos de color recién puestos por la gallina
mueca, secuela de la prolongada tensión. castellana y me encargó que le dijera que por favor
los aceptara y le diera muchas gracias. Solícito
—No es na´, procure ponerle una cintita roja no
llevé el encargo y expresé nuestro agradecimiento
mah´ —dijo doña Eulalia y aún agregó después de
lo mejor que pude con mis pocas palabras, las
una breve pausa, como endulzando el tono para ser
mejores que conocía y pude juntar en ese entonces,
un poco más cordial:
de tímido niño campesino.
—Me pica mucho la mano, señal de ojo fuerte.
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NAS 77
REGIÓN DE VALPARAÍSO
La Pierina
Belén Emmanuelle Macías Espinoza (28 años)
Artesana
Algarrobo
Primer lugar regional
temperamento muy fuerte, aunque tras eso existía una muchacha de mi edad pasara por tanto dolor.
una frágil adolescente que nunca pudo crecer con Mis compañeros de curso y yo nos quejábamos de
normalidad. trivialidades que no eran más que polvo al lado de
todo lo que ella, y de seguro muchas otras personas,
A veces le contaba a mi madre que no podía dormir
tuvieron que vivir. Nosotros pensando en tener
por las noches, pues los tormentos de la guerra
la ropa de moda y video juegos, quejándonos de
seguían latentes en su memoria. Yo me quedaba
la comida de la escuela y ella ni siquiera comía
cerca para oír las cosas que no eran aptas para una
a diario. Yo me quejaba del frío de Osorno y ella
jovencita como yo, y un día escuché un relato que
debía soportar los helados inviernos en Alemania
me marcó para siempre:
sin tener ni ropa para cubrirse.
—Me hacían trabajar en un área donde se
La Pierina era un testimonio de la crueldad de la
ensamblaban bombas y vivía en un cuarto con otras
humanidad. Era el rostro verdadero de la guerra.
muchachas de mi edad. Comíamos una sopa día por
Era un libro vivo con sus páginas escritas con
medio y nada más. Un día, no sé bien cómo, algo
sangre y lágrimas. Era una niña que nunca volvió
salió mal y una de las bombas explotó dentro de
a ver a sus padres, que apenas recuerda su nombre
la fábrica. No podía escuchar nada. Solo sentí que
verdadero, que escucha lejanos los cantos de su
sobre mi espalda cayó un pedazo de muro. Quedé
tierra, que olvidó por completo el nombre de su
atrapada y pensé que ése era el final, pero de alguna
pueblo natal. Es y siempre será una mujer a la que
forma que no recuerdo me sacaron de ese lugar y
le robaron su destino, su identidad y el derecho de
me volvieron a dejar en mi cuarto, mal herida y sin
vivir en paz.
atención médica. Sentía que tenía rotos los huesos,
y así era, pero tuve que aguantar. Así terminaron Cuando ya llevábamos unos años viviendo en
por sanar mis heridas aunque hasta ahora cargo con Osorno y me estaba acostumbrando a la vida del
las secuelas de ese accidente —relató la Pierina con sur, a mi madre le detectaron cáncer y, como Chile
lágrimas en sus ojos y la voz temblorosa. es un país tan centralizado, tuvimos que volver a
Santiago para contar con mejores opciones médicas.
Contaba que pudo escapar de su cautiverio gracias
a un militar que se apiadó de ella y le dio una Nos despedimos de la Pierina, que debe haber
identidad falsa con nacionalidad italiana. Así ella tenido unos 78 años en ese entonces, y nunca
se fue a Italia donde conoció a un profesor chileno volvimos a saber de ella.
con el que se vino a vivir al norte de nuestro país
Sólo pido que los años no me roben sus recuerdos
y con quien posteriormente tuvo hijos. Años más
y, si la vida es generosa, espero verla una vez más
tarde quedó viuda. Sobre el militar que la salvó, solo
para regalarle los cantos de su tierra que para ella
sabe que murió después de ayudarla a recuperar en
aprendí.
parte su vida.
Cuando yo escuchaba esos relatos sentía un nudo en
mi pecho por la frustración. No podía concebir que
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NAS 79
REGIÓN DE VALPARAÍSO
La vida continuó en el pueblo y transcurría en rostro, vieron con estupor que se trataba de un
medio de fiestas y lujurias. Cada cierto tiempo famoso tahúr apodado “El Diablo” que recorría
aparecía el extraño personaje y volvía a ganarles el el Valle de Petorca, demostrando su habilidad en
dinero y las pepas de oro a todos los que se atrevían el juego.
a jugar con él. Lo ocultaba en el mismo lugar y
—Así nació esta leyenda, versión que se la escuché
siempre vigilado por los dos hombres. Hasta que
a mi compadre Faustino por allá en los años del
una noche ellos se adelantaron en el camino y lo
ñauca —dijo el abuelo Marcelino y lentamente se
esperaron muy ocultos en la sombra de la piedra.
retiró del micrófono mientras decía:
Muy pronto lo sintieron llegar y, sin perder ni un
minuto de tiempo, se abalanzaron sobre él para El diablo murió en Petorca.
asaltarlo. Pero, al oponer resistencia ya que era muy y en la Ligua lo enterraron
bueno para los combos, uno de ellos sacó un puñal
y se lo clavó en el corazón. Ahí quedó el misterioso y el velorio que le hicieron
hombre botado cerca de la piedra. de las b… lo colgaron.
Al registrar al tipo y quitarle el sombrero y la
bufanda que siempre ocultaba gran parte de su
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NAS 81
REGIÓN DE VALPARAÍSO
El canto maldito
Claudia Angélica Sánchez Corvalan (38 años)
Secretaria
Los Andes
Tercer lugar regional
Sin embargo, entre aquellos que perdieron sus a la portería donde el cumpa lo recibió en silencio,
trabajos, hubo alguien que pactó con un brujo ofreciéndole la choca1 caliente. Estaba inusualmente
para castigar al patroncito. Desde el día en que silencioso y sus manos temblaban levemente.
esos colegas se fueron desempleados, temerosos
—¿Está bien, cumpa? —preguntó Corvalán
y enojados, un pájaro comenzó a cantar por las
después de dar dos sorbos a su bebida, sintiendo
noches en la plantación de cáñamo. Desde hacía
de inmediato los efectos del cálido brebaje en su
seis días que el pájaro cantaba sin falta y desde hacía
seis días que el hijo del patroncito, un pequeñito de cuerpo.
ocho años, había estado enfermo. El hombre frente a él negó con la cabeza y apretó
Hoy era el séptimo día, el último día del canto el ceño:
maldito. Corvalán debía vigilar la plantación —El hijo del patroncito falleció.
de cáñamo y disparar a cualquier pájaro que no
conociera. Corvalán dejó la choca en la mesa y tragó pesado.
1 Choca: Taza de lata que se ponía en el fuego para mantener el té caliente (nota del autor).
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NAS 83
REGIÓN METROPOLITANA
Huacho
Leonel Antonio Huerta Sierra (52 años)
Vendedor
Calera de Tango
Segundo lugar regional
ID 795
Durante el siglo XIX, los niños indigentes vivieron envueltos en incesantes oleajes de violencia. Violencia de
todo tipo. A toda hora. De día, de noche. Violencia estúpida. Violencia asesina. Violencia ambiental.
Gabriel Salazar
hacia el cerro y nos quedamos arriba hasta la hora Con la correa me dio en las nalgas durante un rato,
de almuerzo. Durante la tarde estuvimos jugando. fueron muchos correazos. “No más, por favor”, él
Yo le tiraba un palo y él lo traía, después estuve seguía con los golpes, gritando: “Huacho, no eres
haciendo figuras con ramas. Siempre estoy mirando más que basura, no sirves para nada”, y no paraba,
a las cabras, no sé cuántas llevo, no sé contar, pero no paraba. “La próxima vez que pierdas una cabra,
si las miro las recuerdo una a una, a veces las más huacho de porquería, te mato” y entonces terminó
chicas se me olvidan, pero siempre vuelvo con de pegarme. La Lela me llevó en brazos a la pieza,
todas. mi cara estaba llena de lágrimas y solo me acordaba
de mi mamá. No sé cuánto rato estuve así abrazado
No aguanté y me quedé dormido. Desperté cuando
a la abuela hasta que el sueño me venció.
el sol ya estaba muy alto y la hora de almuerzo
ya había pasado. Llegué cuando todos se estaban Después de unos días y cuando ya podía caminar
levantando de la mesa, pero la Lela me había mejor llevé las cabras al cerro, otra vez con Blanco,
guardado un plato de papas con mote; rico. Estaba pero haciendo el recorrido muy despacio. Ahí
terminando de almorzar y aparece el tío Joaquín. estuve toda la mañana, muy atento. No sé qué paso
No me dijo nada y me agarro de las mechas, me pero faltaba una, el tío Joaquín me va a pegar otra
llevó hasta el corral, “cuenta las cabras huacho, vez, esta vez me matará. Hasta que se hizo tarde y
¿cuántas hay?”. No sé contar y él me seguía tirando no la pude encontrar, entonces escuché los gritos,
el pelo. “Falta una, huacho mal nacido, ninguna se venían por mí. “Me va a matar, no quiero que me
puede perder, lo único que haces en esta casa es pegue otra vez”. Tomé una soga, la pasé por la rama
cuidar a las cabras y lo haces mal”. Me tiró al suelo y luego por mi cuello.
y me dio una patada muy fuerte en el estómago.
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NAS 85
REGIÓN METROPOLITANA
La Minga
Antonio Alejandro Torres Miranda (21 años)
Estudiante
Santiago
Tercer lugar regional
ID 2045
minga de ocho mil kilómetros de superficie. Una nuevamente la sala. Sin embargo, a alguien más
palanca accionaba una polea, los alcaldes de las se le ocurrió que esta suerte de aislamiento en
comunas dieron inauguración al evento bajando realidad era un paso hacia una profundidad aún
el artefacto y dando inicio a la maquinaria. Unos más bella que la de los viajes terrestres. Con el
engranajes hacían que la isla prácticamente fuera domo construido y los propulsores reprogramados,
piloteada desde un timón, en el centro de Castro, se inició esta vez un viaje extra terrestre hacia
desde una cabina de una vieja barca chonchina. otros mundos, pero un viaje de reencuentro, según
postularon en algún instante.
El proyecto duró por muchísimos años y se
fue prolongando más y más, y a medida que la Chiloé viajaría en el espacio, impulsado por algo
isla visitaba otros continentes, el mundo se iba aún más potente que el simple combustible. El
achilotando, y los chilotes se iban diversificando. amor se quemaba a chorro bajo los troncos y se
El amor inevitablemente los juntó y era imposible hacía cada vez más elástico. La gente observaba el
no ver después de esos viajes a grandes genios espectáculo desde sus propios pies y a esa altura,
involucrarse luego en el proyecto de la colosal más que Chiloé, parecía un inmenso palafito
minga isleña. Con el tiempo se le fueron agregando volador, que fue eyectado con la fuerza de un géiser
turbinas. La isla se desplazaba a impulsos de hacia alguna galaxia. Una niña pensó que parecía
distintas materias primas proporcionadas por las más una caña de pescar con el anzuelo atorado al
algas. En un tiempo se conocería a la isla como anillo de Saturno, y en ese caso era romper el lienzo,
el gran cangrejo, pues adoptaría grandes patas o ir a ver por qué se atoró y desatascarlo.
mecánicas que acabarían por permitirles mover su
El capitán Caicheo vio con melancolía el pequeño
cultura a los núcleos más apartados del océano. Los
punto desaparecer, allí, donde algún instante
propulsores y las patas fueron el principio.
diminuto estuvo su isla, y cerró los ojos para no
Un filósofo chilote-francés divagaría luego sobre alarmar a sus hijos, pensando a dónde llevará
la identidad, qué es lo que les hacía únicos, y qué al curanto, al Trauco, a los indios pícaros, o qué
importancia tenía aquello en una época en que una pescarían a donde fuera que fuesen, aunque tenía
isla a lo lejos podía ser llamada araña y caminar claro que aquello no era un aislamiento, ni una
a ocho patas en un planeta hermoso que nunca derrota a lo que se consideraba el límite entre lo
necesitó nada de eso. Quiso entonces proteger humano y lo robótico, pues sabía que partirían
cruelmente lo que se había construido. Propuso a de viaje. Esta vez, a conocer sus verdaderas raíces,
los ingenieros el gran domo de oxígeno, así que, aquellas que reposan como bebé, en lo más
¿por qué no?, pensaron. La idea partiría en dos profundo y recóndito del espacio.
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NAS 87
hijos muertos y la viudez después de toda una vida, su mate mientras la paleta de corazón de espino
algo debe tener este telar que la mantuvo entera. La sigue golpeando y apretando. Me va indicando las
siento a ella en mi sangre. combinaciones y colores para el mejor tejido. Sí, el
divorcio me hizo pedazos pero quiero rearmarme
Comienzo a pasar los hilos de contraste una y como ella, tejiéndome un nuevo corazón, con su día
otra vez, en un viaje completo de ida y vuelta y con su noche igual que un tejido, porque la vida
sempiterno y no me doy cuenta cómo pasa la hora es así, pero más firme, eterno y hermoso como las
y oscurece poco a poco. Al encender una vela veo mantas bellas que hacía mi abuela.
a mi abuela ahí, sentada a mi lado. Me comparte
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NAS 89
Ella
Emilio Enrique Jorquera Jorquera (18 años)
Estudiante
San Vicente
Segundo lugar regional
La sirena de los bomberos que sonaba a las doce, los que quedaban seleccionando los tomates y a sus
se escuchaba a lo lejos, y ellos al igual que ellas, amigas les decía:
entre historias y chistes, se disponían a compartir el
—Nos vemos mañana.
descanso bajo la sombra de la ramada. No comían
mucho porque con el calor podían vomitar así que Buscaba la bicicleta, pero no se subía a ella. La
con el estómago a medio llenar y con un cigarro llevaba consigo caminando porque no le quedaban
entre los dedos, algunos calmaban la ansiedad. Ella ni fuerzas para pedalear.
también lo hacía de esa forma. En un momento Al llegar a casa veía que sus hijos le salían a su
dado, todos sentían el cálido viento de verano encuentro y la abrazaban, y en ese momento no
golpear sus rostros sudorosos y sentían por un importaba que estuviera sudada o que tuviera el
instante como si la vida se les fuese, pero se les hedor impregnado de las plantas de tomate en su
pasaba rápido. Era cosa de que vieran sus relojes y ropa y en su piel. Al finalizar el cariñoso saludo,
que faltaran cinco minutos pa´ las dos para que sus uno le iba a dejar la bicicleta donde siempre se
almas les regresasen a sus cuerpos. guardaba mientras que otro ponía la tetera y en un
Se acomodaban la ropa, los gorros y a sumergirse en sartén comenzaba a freír un par de huevos. Ella se
las hileras otra vez. Un tomate más que se cortaba sentía feliz porque sus hijos la atendían. Mientras
era un espacio menos en la caja para que se llenara, esperaba que la tetera hirviera se desplomaba en la
pensaban todos. Algunas veces ella tambaleaba cama con el vientre abrazando el colchón.
mientras estaba agachada buscando y escudriñando Su hijo más pequeño se acercó a la cama donde
las hojas para encontrar los tomates. Recordaba que estaba tendida y le preguntó casi balbuceando, dado
el alimento de las bocas de su familia, dependía que todavía no dominaba el habla:
del sudor y los tomates que se encontraban en las
plantas, así que con más ánimo seguía. Al final de —Mami ¿por qué tienes tu cara quemada?
cada hilera se sentaba en el pasto y con su yoki se Ella, cansada, hizo un enorme esfuerzo para
aventaba aire en la cara para apalear la insoportable sentarse en la cama. Tomó las pequeñas manos de
calor, y volvía a sumergirse en la hilera otra vez. Y su hijo y le dijo:
otra vez. Y otra vez.
—Lo hago para que tú no tengas que quemarte la
Las seis de la tarde era la hora más feliz en su vida. tuya, hijo mío.
Era la hora de por fin volver a casa. Se despedía de
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NAS 91
La insurrección
Gustavo Andrés Leyton Herrera (30 años)
Estudiante
Pichilemu
Tercer lugar regional
En una de las hojas plastificadas observó la foto de un par de encapuchados trepó la reja y pasó al otro
Claudia, su mujer, quien miraba hacia la cámara, lado. Sin perder el tiempo, Clemente corrió por el
sonriente. En otra instantánea, Claudia tomaba en pasillo, llegó al garaje, subió a la camioneta Ford,
brazos a Nicolás, el hijo de ambos. Ambos habían la echó a andar en medio del jardín y derribó el
muerto en un accidente aéreo. En ese momento, portón.
Clemente escuchó golpeteos rápidos en la puerta.
Uno de los hombres alcanzó a lanzarle un guijarro
Era Gabriela.
a la camioneta, destruyendo la ventana trasera.
El hombre se paró de la cama, dejó el álbum en el Al ver lo que acontecía por el espejo retrovisor,
velador y se acercó a la puerta. Cuando abrió, vio Clemente se percató de que los hombres
que Gabriela vestía un traje negro y en uno de encendían antorchas y quemaban las acacias del
sus hombros llevaba un bolso de lana. Ella le dijo jardín. Hizo un amago de volver, pero al oír las
que estaría con una tía, a unos cinco kilómetros voces guturales de los sujetos, decidió marcharse.
al norte de San Andrés. Clemente aceptó con En la calle de San Andrés, Clemente cruzó los
ciertas reservas, pero le deseó buena suerte a la hogares silenciosos y la capilla quemada. Apagó
mujer. Gabriela agradeció el gesto y avisó que las luces delanteras de la camioneta, aceleró
pronto estaría de regreso. Más tarde, en plena hasta el fondo y tomó un atajo nortino, bordeado
soledad, Clemente extrajo una biblia de un cajón por álamos frondosos.
del velador y la leyó durante dos horas. Uno de
En su trayecto frenético, Clemente sintió un golpe
los pasajes —Lucas-6:27-29— llamó su atención:
que estremeció a la camioneta. Escuchó un alarido
“Hagan bien a quienes los odian, bendigan a quienes
quejumbroso. Supo al instante que había chocado
los maldicen, oren por quienes los insultan”.
a una persona. Más adelante se detuvo y bajó,
Al terminar de leer esta frase escuchó ruidos afuera azorado. Descubrió que la persona atropellada era
y salió de la habitación. En San Andrés ya anochecía. Gabriela, quien yacía en el suelo, ensangrentada y
Al otro lado del portón, unos cinco hombres con las piernas magulladas. A pesar de que ella lo
encapuchados lo llamaron por su nombre. Clemente había reconocido, Clemente decidió regresar a la
dirigió su vista hacia los hombres anónimos, sin camioneta y continuar por el sendero. Prendió la
identidad. De pronto, los sujetos comenzaron a radio de la camioneta, dejándolo en una estación de
patear el portón con violencia. Clemente se tropezó noticias y condujo por otra senda en la que jamás
producto de los nervios. Cuando pudo reponerse, había estado para perderse en la noche.
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NAS 93
En el Cachapoal, son recibidos toscamente por el Después de varios días de esperar, se produce por
cacique Cachapoal y su heredero Elesoca, quienes fin el parlamento y Pedro de Valdivia se presenta
les expresan su molestia por tener en el territorio a montado ante ellos, resplandeciente como un dios
estos españoles barbiespesos que han causado tanto en su armadura fulgurante. Su gente le acompaña
daño y le manifiestan que él y su gente combatirán con lanzas de hierro y extrañas armas a distancia,
a los invasores y que no tienen que viajar a ninguna las que pueden separar el alma del cuerpo sin la
parte, porque no son siervos de nadie. necesidad de estar cerca. Visten casacas atadas a
la cintura, un pantalón corto con una jareta4 a la
Tanto Teno como Gaulemo se esfuerzan en la
rodilla y medias de lana. Sus cabezas van cubiertas
ocasión por indicarle el enorme poderío de estos
con cascos de acero y muestran con orgullo sus
extraños seres que incluso han llegado a dominar
corazas de mallas, como si estas fueran escamas
a los inkas, sus anteriores gobernantes. Pero
duras de los extintos cocodrilos de Coquimbo. De
Cachapoal permanece en su negativa y los trata
su cinto cuelgan espadas, hay adargas5, etc. Algunos
ofensivamente de timoratos, por lo que deciden
caciques se han sentado en piedras y troncos, otros,
dejarlo y continuar.
más jóvenes, en el suelo, mientras se observan unos
Teno y Gualemo son los únicos caciques curicanos a otros con miradas inteligentes.
que van al parlamento y al cruzar por otros
Llega el momento en que un peludo importante
pequeños poblados, conversan con otros indígenas
habla y con voz áspera obliga al silencio. El hombre
del propósito del viaje, del temor y de la curiosidad
de a caballo, Valdivia, el líder como se rumorea, les
que sienten. Todo el mundo conoce la noticia. Se
habla en idioma español, desconocido para todos,
dice que el campamento de Valdivia es un lugar
de cosas extrañas como la fidelidad a un solo Dios,
diferente a todo lo visto hasta aquel día. Lleno de
etc.
colores intensos y extraños, de ruidos profundos y
bullicios, de banderas y pendones en donde se habla Un peruano, lenguaraz de los invasores europeos, les
un idioma extraño y que sólo algunos entienden. traduce al idioma inka que los caciques reconocen.
Indican que Valdivia habla en nombre del Rey de
A la llegada al Huelén logran reunirse con otros
España, mil veces más grande que cualquier inka,
caciques comarcanos y buscan conversar en
que las tierras son ahora de su propiedad, que no
reuniones secretas, sin la presencia siquiera de
las entregará nunca y que no regresará jamás a su
indios peruanos, intentando concertar algún plan.
lugar de origen. Valdivia habla de la fundación de
Son los meses en que el maíz está sin cosechar,
un nuevo pueblo, de cierta ciudad esplendorosa, de
por lo que es más conveniente hacerse los tontos
un Dios verdadero muy poderoso que no se ve, de
y esperar. Por el momentola paz y no la acción es
la importancia de la fe cristiana y de la salvación
lo sensato, indican algunos caciques longevos a los
eterna, de aprovechar la luz que ahora les llega a
más nuevos.
raudales.
4 Jareta: Pasador para pasar una cinta o cordón de seda con el fin de ajustar las piernas del pantalón a una altura determinada, en
este caso, a la altura de la rodilla (nota del editor).
5 Adargas: Escudos de cuero, madera o metal para defenderse de los golpes de espada de los contrincantes (nota del editor).
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NAS 95
El cacique Teno en cierto momento logra pararse y los caciques asistentes al parlamento deciden
dar una mirada a los presentes. Están allí de la zona dispersarse a sus tierras, guardando durante algunos
del Huelén, el gran Michimalonco, también inka y días un significativo silencio ante los invasores.
señor del valle del Mapocho; igualmente Colina,
Algunos caciques de carácter, como Michimalonco,
Apoquindo y Vitacura.
Maiponolipillán y Cachapoal señalan que
De territorios más al sur o hacia la costa, Teno observa cosecharán tranquilos sus frutos para no tener
a Melipilla, a Pico, a Lampa, a Maiponolipillán, a hambre entre sus hombres y que después de aquello
Talagante, a sus vecinos Aloande y a Cachapoal, harán la guerra, que ésta será intensa, que se peleará
este último que también decidió asistir después que con fiereza y que será decisiva, porque no se dejará
meditara lo que junto a Gualemo le dijeran. Han rancho con paja en su techo, ni perro que les aúlle.
concurrido también Peomo, de los indios Tagua-
Tanto Teno como Gualemo regresan por los
Tagua; Poangue y Apochane. Por sus hombres se
estrechos senderos entre la intensa selva valdiviana,
entera que también están presentes Jaujalongo,
seguros que es imposible la rebelión contra estos
Chingaimanque, Millacura y también Huara-Huara.
invasores poderosos que poseen el rayo a distancia,
Cuando Pedro de Valdivia deja de hablar, se escucha que con sus caballos y sus lanzas pueden ejercer
el ruido infernal de los cañones que los españoles importante daño. Para qué hablar de sus cañones
ponen en acción para demostrar su terrible poderío. que vomitan fuego y de sus crueles espadas.
Las balas de acero de los cañones derriban algunos
Una terrible inquietud les embarga y les cansa
árboles a la distancia, causando admiración en los
en el camino. Estos invasores son despiadados y
caciques.
poderosos. Son los demonios que han escapado
Los españoles se acercan al cacique Teno en cierto de las profundidades volcánicas, los que ahora les
momento, mientras le tranquilizan los lenguaraces, hacen guerra, enfurecidos. Por más que beban de
señalándole que Valdivia está obsequiándole las cristalinas aguas de los arroyos o saboreen los
un cinturón, un pañuelo de color rojo intenso y catutos6 que sus mujeres les ofrecen en el camino,
algunas baratijas atractivas de vidrio y de colores. ni los patos que cazan ya les son sabrosos. Se ha ido
Le ofrecen chicha fermentada de maíz y un tipo para siempre la paz, al igual que la juventud.
de licor diferente, algo que nunca habían bebido,
La tradición cuenta que desde que Teno y Gualemo
algo llamado vino. Este es de un color rojo oscuro
volvieron del parlamento en el cerro Huelén, su
intenso, semejante a la sangre coagulada, pero de
pelo se les tornó blanco y su sangre se les hizo más
muy agradable sabor, el que pronto les embriaga.
oscura. Sus hombres dicen que los cañones que se
La borrachera es general entre los caciques, quienes dispararon en la ocasión, tienen algo que ver en eso.
no están acostumbrados a ese vino de los foráneos. Pero sus mujeres dicen que es el nuevo licor, el vino
Los españoles beben en forma moderada, pues oscuro que bebieron, el que está maldito y el que los
no quieren experimentar sorpresas. Finalmente envejece más y más.
6 Catutos: Masa frita o cocida de origen mapuche a base de trigo cocido y molido, de forma plana y alargada, muy común en el sur
hasta el día de hoy (nota del editor).
96| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
y tomándole el olor a una de ellas, subió al auto y el de florecillas en la mano. A su lado y detrás de él,
viaje continuó. Carlos, arrodillado sobre el asiento varias coronas de papel de colores y canastillos con
trasero, miraba el camino y veía cómo unas gotas de otras florecillas blancas, cuatro cirios y una docena
lluvia comenzaban a caer sobre los potreros. de velas alumbraban la pieza donde se encontraba
el angelito.
Lentamente el auto se detuvo frente a un portón
donde un pequeño puente conducía a una casa de Carlos recorrió con su mirada la pieza y reconoció
inmensos corredores. Un letrero con una caligrafía a unas cuantas vecinas que acompañaban a la
no muy pareja anunciaba: “Se vende cabritos” y madre de Óscar. También se percató que no era el
aparecía un dibujo muy similar al que le dibujó el único niño que estaba allí: unos cuantos chiquillos
piloto del avión al Principito, posiblemente era obra vecinos habían venido a acompañar a sus madres.
del angelito que hoy estaba en el centro de todo lo Al rato de escuchar cánticos y aprovechando que
que pasaba. una señora invitó a los presentes a pasar a la mesa,
ellos se fugaron al patio y pudieron husmear el
Un arco iris rayó el cielo y las nubes se pusieron sector buscando algo que les llamara la atención,
rosadas. Entraron por el sendero flanqueado cosa que no fue en absoluto difícil pues cada cosa
por tres hornos carboneros que aún humeaban, que allí existía era una novedad.
caminando sobre “chamizas” de espinos, por debajo
de unos parrones de añosas parras. Debajo de un Angélica permaneció allí hasta las ocho de la tarde
amplio galpón, un trío de hombres encendía una y quedó de volver al día siguiente. El bocinazo del
gran cantidad de carbón y más allá otros salaban taxi hizo que se pusieran de pie las tres vecinas
un animal que colgaba sin cuero desde una alta del Palomar. A pesar de su buen comportamiento,
viga. Al paso del niño y su madre, los hombres Carlos no fue el compañero de ella al día siguiente,
detuvieron sus labores y saludaron tímidamente sino que fue Tomás quien la acompañó. El velorio
con un “buenas tardes, señora Angélica”. del angelito, que para los niños no produjo
reacciones de tristeza como tampoco para los
Entraron a la casa que era completamente de adobes adultos, duró exactamente cinco días. Después de
emblanquecidos por cal y con grandes macetas velarlo dos noches en casa de la señora Graciela y
floridas que colgaban de cuanto palo estuviese de servir tanta comida como tazas de café, vasos de
disponible. Más allá, unos cuantos gatos rondaban mote con huesillos, caldo de ave y cuatro garrafas
cerca de la cocina y allí, en una gran mesa, dos de vino, el angelito Óscar fue trasladado a casa
mujeres faenaban unas cuantas aves. Angélica de don Galvarino, quien lo atendió de la misma
saludó a ambas damas y se adentró en la casa que forma como lo hizo la señora Graciela ya que don
olía a esperma y flores. Allí había varias mujeres Galvarino era el padrino del niño.
que entonaban cánticos, sentadas alrededor de
una inmensa mesa. El mueble estaba cubierto Por último el pequeño Óscar recibió las atenciones
con una sábana blanca y rodeado de calas y sobre de su madrina, doña Auristela, quien agregó a las
éste, el cuerpo de Óscar vestido completamente atenciones un novillito del año que la gente comió
de blanco, sentado sobre una sillita, con un ramo en el velorio regado con una buena chicha de
98| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
manzana y tres botellas de aguardiente. Se contó con un centenar de personas caminaba a pleno sol
alrededor de 330 personas que asistieron al velorio siguiendo los rezos con sus sombreros en el pecho y
en las cuatro noches. Carlos se enteró de aquello el sudor en sus frentes. Al paso del cortejo, los niños
porque cuando venía del colegio, se cruzó con el que salían del colegio se persignaban y guardaban
cortejo donde iba también Angélica. La carreta un respeto admirable.
florida pasó frente al colegio con el cuerpo de Óscar
dentro de un pequeño ataúd blanco cubierto de Permaneció un rato inmóvil, tal vez meditando y
cientos de calas blancas y coronas de papel. Detrás, luego volvió a su viaje y a sus hermanos.
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NAS 99
ocultas en la bruma, eran mudos testigos de la Mariano, sin soltar el balde, corrió con su padre. El
resistencia infructuosa que oponían los incautos barrial le dificultaba el paso, y esa maldita niebla era
crustáceos. Mariano, de vez en cuando, verificaba cada vez más densa. Segundo no quería admitirlo,
la posición de su padre, temeroso de extraviarse en pero estaban extraviados en el cementerio. ¿Cómo
la niebla espectral. era posible? Él lo conocía muy bien. Desde pequeño
había ido, primero a visitar a sus abuelos, después a
“Son cada vez más grandes”, pensó Mariano al ir
sus padres. No lograba divisar los muros. Lo único
recogiendo los camarones. Pero también le parecían
que veía, eran camarones cada vez más grandes que
cada vez más grandes las lápidas, mausoleos y
se arrastraban tras ellos.
tumbas. De pronto, vio por un instante pasar una
criatura entre la niebla. Se detuvo a observar en —¡Allí, hijo, la muralla!
silencio. Un camarón del tamaño de un gato asomó
La desesperación les hizo apurar el paso. Al alcanzar
tras una tumba.
la estructura, Mariano descubrió, espantado, que
—¡Papá! —gritó Mariano sin contener la impresión. era una descomunal lápida.
—¿Qué ocurre, hijo? —¡Qué cresta ocurre acá! —gritó Segundo,
desesperado. Mariano solo atinó a tomar del brazo
—¡Mira ese bicho! ¡Es inmenso! —El padre
a su padre y huir de unos colosales camarones que
no contuvo la expresión al ver aquél crustáceo
estaban a pasos de ellos.
arrastrándose como un alma en pena—. Si lo
capturamos, papá, podría venderse muy caro. Avanzaron hasta dar con una tumba abierta.
¡Podríamos salir en las noticias! —Entremos aquí— dijo Mariano, mientras
acertaba un golpe con el balde a una de esas bestias.
Mientras Segundo trataba de comprender lo
Ingresaron refugiándose en la profundidad.
que veía, un pellizco en la pantorrilla lo doblegó,
soltando el balde que rebosaba en maldad. El lugar era oscuro, húmedo, frío. El murmullo de
los camarones y de la lluvia que comenzaba a caer,
—¡Me picó uno de estos bichos! —gritó, apartando
era constante. Una pinza verde grisácea intentaba
de un golpe la criatura. Pero no era solo uno, ni
ingresar por una diminuta grieta pero su tamaño
dos. ¡Eran cientos de camarones surgiendo desde
se lo impedía. Segundo creía que era una pesadilla,
la niebla, y cada vez más enormes! El rostro
una alucinación. Él solo fue al cementerio para
de Mariano se convirtió en el horror mismo.
obtener dinero y pagar las deudas, o ayudar a su
Amparados por la niebla y la oscuridad, los
hijo en los estudios, pero lo único que consiguió fue
camarones comenzaban a acechar a los Ñancuil.
estar allí encerrado, con frío, con miedo, empapado
Pequeños ojos resplandecían en la bruma. Segundo
con la lluvia que comenzaba a filtrarse.
tomó su máquina camaronera y le asestó un brutal
golpe a un camarón que acometía con la pinza. —Papá, escucha —susurró Mariano mientras
miraba al exterior cada vez más oscuro—. Parece
—¡Larguémonos de aquí! —ordenó el padre.
que se han marchado. Solo escucho la lluvia.
ANTOLO
H I STOR IAS CAM PESIG ÍA |
NAS 101
Segundo prestó atención. Efectivamente, el lejano sobre el barro intentando evadirla. ¡Pero ese
parloteo de la lluvia sobre las tumbas y vegas era maldito balde les entorpeció la huida! Un sordo
lo único audible. De pronto, un estruendo sobre chasquido de pinzas fue lo último que se oyó aquel
el techo se hizo notar. Descomunales pinzas día en el cementerio.
destruían el concreto. Mariano logró empujar
Los dos cadáveres fueron descubiertos en el
a su padre a un lado para evitar que le cayeran
cementerio abandonado, rodeados de camarones
escombros. El rostro corto inexpresivo de un
que carcomían los cuerpos. Padre e hijo yacían
camarón se asomó contemplándolos. Sus antenas
abrazados. Junto a ellos una lápida rezaba:
se movían impávidas. Una viscosa tenaza se
aventuró hasta los Ñancuil, quienes se arrastraban “Aquí yace un Ñancuil, quien retorna a su tierra”.
102| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
Pino
Sumara Renata Tilleria Medel (20 años)
Estudiante
Talcahuano
Primer lugar regional
El Ballico
Sergio del Carmen Melgarejo Fuentealba (72 años)
Jubilado
Concepción
Segundo lugar regional
insoportables, nos íbamos a la sombra de un espino En la última quebrada, antes de subir la tremenda
a tomar agua que manteníamos bien refrigerada en pendiente que nos conducía hasta la casa de los
una calabaza5. Allí en un jarro de lata con mango de patrones, había un estero donde aún corría agua.
alambre nos pegábamos una rica agua con harina Allí, bajo la fresca sombra de un hermoso sauce,
tostada bien palomeadita6 para permanecer bien nos echábamos un buen lavado de cara y de manos
vigorosos mientras durara la faena. para refrescarnos un poco.
Las horas seguían avanzando y bien lejos en el Con el hambre que ya nos consumía por dentro, en
horizonte veíamos a nuestros vecinos con qué un dos por tres llegábamos a la casa, colgábamos
destreza se iban perdiendo entre tanta gavilla que nuestras chupallas en las paredes de adobe,
iba quedando atrás sembrada como pasos sobre el acomodábamos nuestra hechonas y nos largábamos
fresco rastrojo. a comer una exquisita cazuela de chancho, seguida
de un rebosante plato de porotos que en poco rato
Estábamos acostumbrados a almorzar a cualquier
nos tumbaba a todos bajo la incesante sombra de
hora del día porque en casa no siempre había
una ramada de álamos que de vez en cuando daba
qué echarle a la olla. En el mingaco en cambio, lo
gusto observar de qué manera sus hojas titilaban al
hacíamos a la una de la tarde en punto y como no
viento.
había reloj ni a quién consultar la hora, un día a
la señora Hilda se le ocurrió la fantástica idea de Como nuestro trabajo era a trato, reposábamos solo
instalar un señuelo que consistía en colgar un paño un momento allí y luego con el calor que ardía como
blanco en el cerco de espino que había frente a su llamas sobre nuestras espaldas, nos regresábamos a
casa. Con él nos guiábamos cada vez que había que la loma por el mismo sendero, aprovisionados de
bajar “a los porotos”, como solía decir el patrón. bastante agua fresca para no deshidratarnos. De
pronto, herramienta en mano y cargados con hartas
Con la gota gorda que transpirábamos ya a esa hora
energías, continuábamos ganándonos la vida en
y con el tremendo esfuerzo que hacía cada uno de
medio de un concierto de hechonazos que cada vez
nosotros para avanzar con nuestra faena, en cuanto
nos motivaba a seguir adelante con la “tarea” que
descubríamos que este paño había sido instalado
nos habíamos comprometido.
en un par de lomas más allá, de manera unísona
dejábamos de cortar todos a la vez. Nos echábamos En un momento cuando todo iba bien y cuando el
al hombro nuestras hechonas y con la autorización único sonido que reinaba en el sector era el alegre
de nuestro patrón, nos íbamos felices en fila india canto de las chicharras, mi madre gritó fuertemente
por un sendero que habían construido de manera unos pasos más allá diciendo que se había cortado
espontánea los lugareños del sector. un dedo, cosa común entre los temporeros de la
corta. Mi hermano Polo por su parte, que recién Más tarde y cuando lentamente el sol se debilitaba en
se había echado un panucón7 de harina tostada a el horizonte y el aroma a campo volvía a acariciar
la boca, se puso tan nervioso al verla que se atoró nuestros olfatos con mayor intensidad, volvió
quedando con los ojos blancos de desesperación. aparecer doña Hilda, pero esta vez trayendo en
Al verlo mi madre muy preocupada, tiró lejos sus manos una bandeja gigante de habas cocidas y
la hechona con la que se había cortado y se fue a un sabroso pebre cuchareado para la once. En un
socorrerlo con un jarro de agua que le dio de beber santiamén nos devoramos completas sus delicias
para sacarlo de aquel traumático momento que casi y antes que la patrona recogiera la improvisada
le quita la vida. Luego de unos eternos minutos de mesa, nos fuimos a terminar junto al filo de la
angustia, mi madre lo consintió por un instante y tarde, la última parte de nuestro trato. Ese día
cuando ya todo había vuelto a la normalidad, se trabajamos hasta que se entró el sol y hasta terminar
levantaron de las gavillas de trigo con el rostro ya las últimas espigas de trigo que nos quedaban en la
más tranquilo para continuar trabajando. loma.
REGIÓN DE LA ARAUCANÍA
La santiaguadora
Margarita Inés Sánchez Pincheira (43 años)
Profesora
Villarrica
Segundo lugar regional
harina y hacer sopaipillas. ¡Hacía tantos días que no parecían de virtud: daban y daban. Entonces volví
comía pan! Pero me fue mal. No vendí ni una sola al pueblo de nuevo, a devolverle el favor a esa buena
lechuga. ¡Qué mala suerte! Como a las seis de la señora. Le llevé un canasto con papitas y arvejitas.
tarde, desespera’ de hambre, pasé a pedir pan fiao Quizá ella pensó que no me vería más, pero uno
a una panadería bien famosa que había en aquel tiene que ser agradeci´a. Era tan buena, que en vez
tiempo. La señora era joven, una buena mujer que de reclamarme por la deuda, se alegró de verme
me mandó con pancito pa´ hartos días. “Nadie bien. Hay gente muy buena entre los ricos m´hijita.
puede morirse de hambre”, me dijo, “si hay un Dios
mirando”. Ser sola no es fácil, ahora dicen que las chiquillas
no quieren buscar marí´o porque no lo necesitan
Ese invierno fue muy duro. Se inundó todo, hasta (se ríe). Míreme a mí no más, vieja y sin tener quién
animales murieron de hambre y frío. Cuando salió me sirva un vaso de agua.
el sol, no teníamos ni pa´ sembrar, todo lo habíamos
consumido. Menos mal que vinieron de Indap1 Vuelva cuando quiera, le hace bien conversar a una
a dejar semillas y abono a todos los campesinos. un rato. Aunque usté es bien rara, escribe sin parar
Pude sembrar unas melgas2 de papas y arvejas que mientras conversa (ríe de nuevo).
REGIÓN DE LA ARAUCANÍA
El Chuchito
Luis Arnoldo Oróstica Muñoz (66 años)
Profesor jubilado
Angol
Tercer lugar regional
—No, nunca y creía conocer las aves de mi región. —¿Qué anda haciendo mi peñi?
Saben, quédense observando y veré en Internet y si
—Vine a verlo porque cantó mucho rato el
la encuentro y sabremos cómo se llama.
“chuchito” por este lado y algo anda anunciando.
El profesor regresó a la sala de clases, encendió
—¿Ese era el pajarito? ¿Así se llama? Los niños no
su computador y buscó “Aves de la región de La
lo conocían.
Araucanía”. Revisó todas las que allí se mostraban
y no estaba aquella que aún informaba su presencia —No creo que lo conozcan. Aparece para anunciar
en el árbol. Mas, de pronto, se calló, lo que hizo que cosas que no son tan buenas.
el profesor volviera donde había dejado a los niños.
—Me irá a pasar algo a mí, dijo el profesor
Ya no estaban. Jugaban ahora en la cancha de fútbol
sonriendo.
y se dio cuenta que todo el ruido había regresado.
La magia de aquel silencio se había ido. No sin antes —No bromee, profe, el chuchito algo vino a decir.
de haber escuchado a ese pájaro por última vez
—No bromeo, pero es una posibilidad, que sea lo
cerca de la capilla católica a unos cincuenta metros
que sea.
de donde empezó su canto. Los niños siguieron
jugando. —Sí —dijo— pero mejor que no sea.
Terminada la jornada a las cinco de la tarde, los Luego conversaron de otras cosas y se despidieron.
chicos se retiraron a sus hogares como todos los A la mañana siguiente, el profesor de inmediato
días, informando cada uno lo que había aprendido
notó la ausencia de uno de los alumnos, el de cuarto
y lo que más le había gustado de ese aprendizaje.
año.
Ninguno habló del pájaro.
Mientras el profesor completaba el libro de clases, Nadie sabía por qué no estaba y el educador
acomodaba el material ocupado y preparaba quedó preocupado. Planificó una actividad que le
parte del que necesitaría para el día siguiente, se permitiría que todos juntos pasaran por la casa del
asomó a la puerta que siempre permanecía abierta, ausente y así sabría el motivo de su inasistencia.
un miembro de la comunidad que conversaba Sería en el último período de clases.
permanentemente con él, informándole de la Pero no fue necesario ese cambio de actividad,
historia del lugar, dificultades y actividades del porque durante el primer recreo, los alumnos
sector. Tenían cierto grado de confianza. avisaron al profesor que a la capilla estaba llegando
—Mari Mari. un vehículo de la funeraria y el niño de cuarto año,
el ausente, venía en el cortejo y que lo hacía porque
—Mari Mari peñi. acompañaba el cuerpo difunto de su abuela que
Fue su saludo, una manera afectiva dado el origen durante la tarde del día anterior había dejado de
de aquel buen hombre. existir.
ANTOLO
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NAS 111
El otro alumno varón, el mismo que rompió Salimos todos a la entrada de la Escuela para
el silencio mientras el ave cantaba, se acercó al observar el grupo de personas que caminaba tras el
profesor y casi con temor le dijo: féretro que habían bajado para entrarlo en el templo
para ser allí velado. Entre aquellas gentes venía “mi
—Señor, ayer, cuando usted fue al computador, el peñi” y a pesar de la distancia que nos separaba,
Pancho le tiró una piedra al pajarito que voló para creí ver que me miraba y me hacía un gesto con su
la iglesia. Nosotros no quisimos contarle y nos cabeza que definitivamente no era un saludo, más
fuimos a la cancha. bien un “se lo dije”.
112| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
Blanco y negro
Juan Pablo Scroggie Smitmans (53 años)
Campesino
La Unión
Primer lugar regional
Sintió alivio después de todo. El indígena ya no nuca para que no se manchara con la sangre que
vendría a pastar ovejas en su campo. Había hecho brotaba de la boca del cadáver y, por curiosidad, se
lo que Franz Kindermann le indicó cuando le detuvo a examinarla. Era de gruesa lana blanca con
vendió el inmueble, parte del loteo de la Hacienda figuras negras, artesanal, hilada a mano. Pensó que
Bellavista, norte del faldeo de la ribera del Río en Europa se hacían finas y suaves frazadas de lana
Bueno. Le había dicho: del mismo material, todo tipo de ropa refinada,
teñida con los más diversos y llamativos colores.
—Los títulos de la propiedad están válidamente Una idea iluminó su mente: “Claro, lo que este
otorgados por el Estado de Chile. Fueron país necesita son industrias que maquilen lo que la
originalmente constituidos sobre terrenos baldíos. tierra puede dar.”
No existe la figura legal de propiedad ancestral.
¡Defienda sus tierras! Se imaginó a La Unión con molinos, curtiembres,
cervecerías, destilerías, madereras, hilanderías
Fritz llegó como colono junto con su familia a de lino y lana, queserías, empresas que pudieran
asentarse en el sur de Chile, aceptando un llamado radicarse y hacer progresar la villa. Desde luego
del Gobierno para colonizar con extranjeros, porque esperaba que los bancos prestamistas y autoridades
se estimaba que eran más aptos para el trabajo y lo apoyaran. ¿Quién podría negarse al desarrollo
promovían mejor el progreso y civilización a esta del país? ¿A preferir lo extranjero por sobre lo
zona. nacional?
Reflexionó acerca de lo que este país le había dado: Subió el cuerpo del joven al caballo, acomodándolo
transporte en el bergantín Wandrahm; estadía en como un bulto atravesado en su lomo. Ató los brazos
Valdivia; viaje en carreta hasta La Unión; tres libras a las piernas, por debajo de la barriga del animal,
al mes para toda la familia por un año; trescientas para que no resbalara. Se puso la manta del difunto
tablas y vigas, clavos; materiales de construcción; en el hombro. Bajó el cerro hasta el borde del Río
una yunta de bueyes; semillas, y asistencia médica Bueno, pastoreando las ovejas. Al llegar a las rucas
por dos años. La tierra la había comprado con el de madera y paja de la familia Queipul, encontró
producto de la venta de una parcela en Schichten, solamente mujeres. Entregó el cuerpo, el caballo, y
Würtemberg. El balance arrojaba algunas pérdidas, las ovejas a la madre del joven, quien quedó muda
como ser la vida de su pequeño hijo Helmuth, de impotencia y dolor.
muerto por la epidemia de sarampión en el barco.
Convencido de su idea titánica, emprendió rumbo
Aucán Queipul exhaló un último suspiro. El alma a casa, la que tanto esfuerzo le había costado
del difunto inició su trayectoria a la “tierra de construir a la usanza de su tierra natal, labrada
arriba”. Fritz se quedó mirándolo largo rato. Tenía de madera firme, dos pisos, pintada blanca, con
que esperar para llevar el rebaño que regresa al jardineras en las ventanas. Ahora la iba a vender
pesebre con el crepúsculo. Le quitó la manta de la para iniciar su industria. Iba determinado a asumir
114| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
el riesgo de emprender. Mientras caminaba con Se detuvo en un recodo del camino, cansado del
el fusil amarrado en la espalda, divagaba, con permanente vuelo amenazante y grito estridente de
profundo beneplácito, que dentro de algunos años los treiles3 que están siempre muy atentos a cualquier
la modesta villa de La Unión se convertiría en una asomo de peligro, y observó la hermosa vista del
ciudad próspera y civilizada. Él sería el iniciador del Río Bueno, desplazándose cual mansa serpiente
proceso. Devolvería, con creces, el favor que éste verde entre cerros y vegas. En ese momento se dio
país le había dispensado. cuenta, finalmente, que en su hombro aún llevaba la
rústica manta blanca y negra del joven al que había
dado muerte.
Muñeca de trapo
Yasna Mabel, Rayenpan Trecanao (18 años)
Estudiante
Panguipulli
Segundo lugar regional
que estaba mal puesta y comenzó a azotarse contra Lloré hasta más no poder. Al despedirme de ella
las tablas. Mi papi se subió al techo y comenzó a para siempre le di mi muñeca de trapo para que la
martillar sin conseguir ningún resultado. Mi mami, acompañara, para que no se olvidara nunca de mí,
que también había subido al techo, le ayudaba a estuviera donde estuviera. Entendí que la próxima
clavar. vez que hubiera un temporal, preferiría que se
mojaran las cosas y se apagara el fuego a que mi
De pronto un miedo inmenso se apoderó de mi
papi se subiera a arreglar el techo, porque no quería
corazón. Fue como un presentimiento, o un mal
que el viento ni la lluvia se lo llevaran a él también.
augurio, y sentí una gran tristeza, y unas ganas de
llorar. Era algo jamás experimentado. Sentí cómo Mi nombre es Rosa y tengo treinta años. Ahora soy
mi papi llamaba a mi hermano, el cual, sin pensarlo yo la que prepara las cazuelas a mi marido. Tengo
dos veces, salió corriendo a socorrerlo. Luego oí un hijo fuerte y sano que crece día a día. Contar esta
cómo lloraban y gritaban de dolor. Yo miraba a historia estremece mi alma y rompe mi corazón.
mi alrededor y no entendía nada. Me levanté con Siempre que se avecina un temporal recuerdo a mi
mi muñeca de trapo y comencé a caminar hacia madre buena y abnegada.
afuera. La lluvia caía y parecía partir la tierra con
Éramos cuatro. Mi hermano se fue a la ciudad y
cada gota que tocaba el suelo. Sentía cómo la lluvia,
formó una familia. Sé que es feliz. Mi papi siguió
poco a poco, empapaba mi cuerpo y las ropas que
a mamá tiempo después que me casé. Se reunió
mi mami me había hecho con tanto cariño. Me
con ella en el cielo. Desde ahí ven todo, ven cómo
acerqué y cerré los ojos. Las lágrimas corrían por
el viento mece los árboles, cómo la lluvia se lleva
mi cara mezclándose con la lluvia. Los volví a abrir
mis tristezas, cómo el sol trae la misma alegría
y vi cómo el viento se alejaba por el bosque, pasaba
que sentía cuando jugaba en el patio mientras
por los inmensos y frondosos árboles y dejaba una
mamá trabajaba en la huerta y papá y mi hermano
gota de lluvia en cada hoja que había en su camino.
reparaban el techo de nuestro hogar. Soy una mujer
La lluvia cesó y miré el suelo donde estaba mi
orgullosa de su origen y de la vida que le tocó vivir.
mami. Se veía helada, mojada, inerme, con los ojos
Vengo de allá, del clarito del bosque, de aquella
cerrados. Se había ido, se la había llevado el viento.
casita humilde y ahumada donde jugaba una niña
La lluvia nos la había arrebatado y nos había dejado
con su muñeca de trapo.
a nosotros desamparados, nosotros que éramos su
vida y su adoración.
ANTOLO
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NAS 117
Se le echó la yegua
Carlos Eloi Zuñiga Ojeda (75 años)
Profesor jubilado
Valdivia
Tercer lugar regional
—Así no más fue pue’ —dijo el abuelo, empinando Miró a su abuelo con ojos nuevos. Se lo imaginó
la bota de vino y acertando medio a medio el chorro disparando su revólver, enfrentándose a la vida, a
a su garganta, media secona ya después de la larga la muerte, al miedo, a la soledad. Le pareció que
historia que acababa de versear. esas cosas no son para la risa. Le pareció que a su
corta edad ya sabía distinguir lo importante de lo
La risotada de los hijos surgió espontánea, picarona,
no importante. Le pareció que sus tíos y su padre
incrédula. Estaba casi el piño completo reunido
debían tomarse la historia del viejo con seriedad.
junto a la cocina que ardía a toda leña en el rancho
que habitaba el papá. De tiempo en tiempo trataban Le pareció que debían venir más seguido de visita,
de ir a echarle un ojo, sobre todo ahora que se había que la cordillera no era una tranca impenetrable,
quedado viudo. Ahí estaban los cuatro hermanos que las piernas de su Lucero eran lo suficientemente
de Valle Esperanza: Tito, Erwin, Manuel y Jorge. fuertes para cruzar los estrechos pasos y subir las
Incluso había venido Sergio acompañado de su empinadas cuestas que separaban a las familias. Le
hijo Heraldito desde el contiguo valle de Cochamó, pareció sentir como nunca antes que quería ser por
viaje que implicaba un par de días de a caballo por siempre arriero, que sólo en el monte podía percibir
antiguas sendas cordilleranas, trazadas por los eso que algunos llaman libertad.
antiguos. Al día siguiente Heraldito, su padre, tíos, abuelo y
Heraldito fue el único que no se rió. A sus 12 años casi una decena de perros, rumbearon valle adentro
no le encontró gracia al asunto. Todo lo contrario. para ir a dejar las vacas donde la tía Clara, y ayudarle
Se imaginó arriba en el monte, solo, sin pingo1, a reparar los cercos de la invernada. Y de pasadita,
perdido, mojado hasta el caracú2 y le dio una especie aprovechar de pegarse un buen baño en las aguas
de escalofrío que el jolgorio del ambiente no logró termales que afloran de las rocas de cancagua3 al
amilanar. costado del río Blanco.
1 Pingo: Caballo (nota del editor).
2 Caracú: Palabra guaraní que se refiere a la médula de los animales (nota del autor).
3 Cancagua: Tipo de roca de origen volcánico propia del sur de Chile (nota del editor).
ANTOLO
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NAS 119
Después de varias noches de naipes y asados que arreglar, puestos que aprovisionar, cercos que
y días donde Heraldito, entre otras tareas levantar. La mayoría de los familiares vendieron
camperas aprovechó de trabajarle la yegua baya hace tiempo ya las tierras y la mayoría decidió bajar
a su tía —mañera4 como ella sola, pero que no pudo al pueblo. Sólo queda Tito, pero vive en campo
resistirse a la pericia de domador del muchacho—, ajeno, cuidando la casa de un dueño que jamás ha
llegó la hora de pegar la vuelta. La mamá no iba a conocido.
permitirle a Heraldito faltar más días a la escuela,
así que ensillaron, armaron carga, y partieron. Hoy a Heraldo le cuesta abrirse paso por la huella
trazada por los antiguos. Apenas se distingue. El
—Este chiquito salió aventajao, oiga, le pega una machete no para en su afán de derribar las quilas que
miraíta no más a cualquier pingo de la tropilla inundan la senda, ahora casi en desuso. Después de
y el bicho se le acerca como hipnotizao, mansito tres días de viaje, divisa por fin a lo lejos el rancho
—contaba a sus vecinos la tía Clara, tras la partida de su abuelo. Apenas desmonta, prende fuego en
del familión. la casa, hoy vacía. Enciende un negro en homenaje
Después de dos horas de tranco firme, compartieron a los que partieron, a los que ya no están. Saca el
el último mate antes de apretar la carga del pilchero5 verijero6 y corta un poco de charqui para engañar
y despedirse de los tíos que ahora enfilaban en al buche. Toma un sorbo de vino y, sin pensarlo, sin
dirección al río Blanco. Cuando pasaron frente a quererlo, la historia comienza a salir de su boca, de
la casa del abuelo, no desmontaron. Se dieron un a poco, como esquivando al tiempo:
buen apretón de manos y antes de perderlo de vista,
Hubo temporal toda esa semana. De esas lluvias
su taita le gritó:
que ya no se ven por estos lados. La cosa es que
—Que le vaya bien en sus exámenes, ché. hace rato ya que tenía perdidas a dos vacas y como
quería tener a todo el piño reunido para bajar a
Fue la última vez que vieron al viejo, famoso en
Ralún y vender a los animales antes del invierno, le
toda la región por sus historias mentidoras, no
hice frente al aguacero no más. Me puse la manta,
mentirosas. El viviente más antiguo de todo el Valle
la pierneras y vamos tranqueando. Fui sin perros,
Esperanza.
los hallaba medios flacones de la vuelta que me
Heraldito hoy es Heraldo. Tiene 26 años. No ha había pegado hace poquito donde la Clara. Total
retornado al valle desde entonces. La verdad, nadie iba y volvía no más. Ensillé al Negro y encontré
de la familia ha vuelto a cruzar el paso que separa las huellas que estaban fresquitas. Las seguí monte
los dos valles cordilleranos en todo ese tiempo. Ya arriba, iban derechito al cerro que sube al ladito
no hay animales que arrear, abuelos que visitar, del río. Silbando llegué casi a la punta del monte
familiares a quienes acompañar. No hay ranchos y ni rastro de los animales. Levanté la vista: abajo
el rancho se veía chiquito y me pareció oír aullar a Pero la lluvia no amainaba, entonces me armé de
Coraje, como vaticinando un mal augurio. Al tiro valor no más y agarré seis cóndores, cada uno
después escuché como el cerro retumbaba entero. con su tientito, en cada mano. Cerré bien los
Se me vino encima, ché. Quedé sobre una roca, ojos y me lancé cerro abajo, bien afirmao a la
el despeñadero a un lado y al otro, un monte de docena de bichos. Y así pasó: yo volaba, ché,
barro, piedra, árboles y cuánta cosa se pueda volaba como un cóndor. Pa' no irme tan alto,
imaginar. No había paso. No podía volver. Quedé iba de a poco soltando los tientitos con su
atrapao. respectivo cóndor pa' ir acercándome cada vez
más al rancho. Iba bajando y bajando. Parece
Pasó un día, dos. No tenía na’ qué comer y la lluvia
que calculé bien, oiga, porque cuando solté a los
seguía. No tuve más opción que pegarle un tiro
últimos dos cóndores, aterricé frente a frente a
a mi Negro. Lo destripé y del cuero comencé a
la puerta de entrada del rancho. Estaba salvao.
hacer tientos7, primero pa’ matar las horas, luego
Me había librao de una bien fea. Así no más fue,
porque pensé que un lazo me podía servir pa’ algo.
pue'.
Comenzaron a llegar los cóndores y ahí fue cuando
se me iluminó. Empecé a poner las tripas al medio Al terminar, empina nuevamente la bota de vino.
de la roca y con los armaditos fui atrapando uno Mira a su alrededor. El polvo y el silencio se le
a uno a los cóndores, que los dejé bien laceados a vienen encima. Acomoda en el piso del rancho
un árbol pa’ que no se me volaran. Uno, dos, tres, su montura, se recuesta y cierra los ojos. Antes
fueron cayendo. Hasta que completé doce. Ya había de quedarse dormido, casi como un impulso,
pasado casi una semana, no era fácil atrapar a esos Heraldito finalmente se ríe. Afuera se escucha
tremendos ni que bichos. Les iba dando las tripas el aullido de un perro. El rancho cruje entero,
del Negro pa’ que no se me enflaquecieran y yo doblegado por una ráfaga de viento.
estaba bien aprovisionao con la carne, así que al
menos de hambre no me moría.
Pampa Alegre
Enrique Orlando Moreira Castro (54 años)
Profesor
Osorno
Segundo lugar regional
La vida es aquello que nos va sucediendo, mientras nos empeñamos en hacer otros planes.
John Lennon.
Tío Lalo terminaba abrazado junto a nosotros a “El toque de la puerta de la madrugada del domingo
modo de agradecer la diversión complacida. siguiente, fue como un terremoto”, dijo tía Edith
35 años después. Los pies del tío Lalo se habían
Tras la once sagrada de las cuatro de la tarde venía
desangrado y desfigurado por el caminar de los
esa pichanga interminable de dos para dos en una
20 kilómetros que nos separaba de su casa. Traía
cancha de una hectárea. Siempre terminábamos
sobre su espalda una talega1. En su boca se leía un
empatados. A mí siempre me gustaba jugar con
mensaje. Tío Raúl, tía Lucha y Soñador habían sido
Pepe.
arrollados por el capotar de uno de los aviones del
Con pasos de gigante herido, veíamos cómo se aeródromo. En su desmayar y desfallecimiento,
acercaban la siete de la tarde, hora dramática del de su talega se dejó caer, como una manzana del
regreso. Mientras la gente se despedía, no con árbol, la máquina de cine que se nos había quedado
menos penas y pucheros, pedí permiso a mi abuela olvidada el domingo pasado. Hoy día no tendríamos
Emelina para ir al baño. Le mentí, como pocas veces ni cine… tampoco a Soñador.
le mentí en mi vida. Fui a contemplar y a conversar
con Soñador. Lo noté triste, pensaba porque nos
íbamos. Me movió la cabeza. Vi en sus hondos ojos
café piedra, una lágrima de fuego azul. Según los
antiguos, era una señal poco feliz.
El regreso no era para nada alegre, a pesar de venir
en el mismo medio, con el mismo conductor y los
mismos pasajeros. Ya los aviones no se veían tan
altos, ya el paso de Soñador no era tan cansino, ni la
conducción de tío Raúl era tan diestra, ni el cantar
de tía Lucha y abuela Emelina era tan armónico.
1 Talega: Bolsa tejida que se utiliza en el campo para transportar alimentos y objetos (nota del editor).
ANTOLO
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NAS 123
El misterio de Coipomó
María Eugenia Ojeda Uribe (56 años)
Profesora
Ancud
Tercer lugar regional
Don Jacinto, uno de los más viejos, dice: ese hombre que me enseñó a leer cuando yo tenía
—La noche anterior a la desgracia, escuché al diez años, y que nos dijo a sus pocos alumnos que
chihued1 y sentí como abatía su vuelo y eso trae los el mundo había que conocerlo, desapareció una
males, eñor. Le dije a mi mujer: “la muerte anda madrugada de octubre porque los brujos de La
cerca”. Nadie me saca de la cabeza que fueron los Recta Provincia lo decidieron una noche de luna
brujos. Los vi cuando la camioneta se asomaba por llena en que la bruja se transformó en “la voladora”
la loma del Puqueldón. El vecino Aliro dijo que y lanzó sus gritos, chillidos y carcajadas, llevando el
traían puesto el macuñ2, seguro que venían con el mensaje para decidir la suerte del profesor.
encargo de La Casa Grande. Nadie me saca de la Hoy, mientras admiraba los restos de troncos
cabeza que hicieron el aquelarre en Quicaví y lo hundidos del Río Negro y la belleza de su
condenaron. Lo tenían desgraciado. No lo vimos vegetación, lancé a las aguas unas ramas de maqui
más. en homenaje a ese hombre, que un día conocí y
Visité y escuché a los últimos testigos de ese que seguirá viviendo entre los hombres sencillos de
tiempo y tengo la certeza de que el profesor rural, estas tierras, como si el olvido no existiera.
REGIÓN DE AYSÉN
de hombre, en qué momento iba a poder clavar tres novela. Cuando termina el último sorbetón de
tablas cuando tenía tantas truqueadas que ganar. mate, cae en cuenta de que su chaqueta no está.
En vez de eso, una nota ocupa su lugar sobre el
Cómo no se dio cuenta de que esto se aproximaba
sillón, con sus lentes encima y su viejo machete al
en el momento en que rosas azules la esperaban
lado. Estira los brazos frente a él y recién entonces
posando sobre su cama, las mismas rosas que el
reconoce su letra:
día anterior alguien había cortado del jardín de
su mamá, olvidando el machete en la escena del "Hoy te quedas sin chaqueta y sin permiso para ir
crimen. a jugar truco. Si los quieres de vuelta, llévale una
yapita al rosal que dejaste pelado."
Para cuando transmiten el avance del capítulo del
día siguiente, el viejo estaciona la camioneta. Las Le toma toda la mañana deducir que se trata del
noticias muestran los avances y él deja su chaqueta rosal de la casa vieja. Llega al lugar pensando qué
de ciudad encima del sillón de mimbre. Ella le hace cara de enojo poner y se encuentra con tablas, un
notar que se perdió el capítulo en el que por fin el martillo y una docena de huevos esperándole.
Luis se le declaró a la Isabel. Él pasa directo a la
Vuelve a la cocina con ganas de un mate bien
cama, sin dar señales de haberla escuchado.
amargo. “Última vez que le hago caso”, piensa,
Por lo menos en esos tiempos mozos, la palabra se antes de ser acribillado por el olor de ese chupe de
le escapaba hasta por el cuello del traje de la misa guatitas, servido en su lugar.
dominguera. Ahora sus labios siempre estaban más
La vieja lo espera con un vaso de vino en la mano y
apretados que poto de mula en tiempo de tábanos.
una rosa azul en el bolsillo del delantal. Él la mira,
Acostada mirando el techo, decide que debe inexpresivo.
hacer algo al respecto. No es posible que su único
Ninguno dice una sola palabra.
momento para sociabilizar con más gente que ella
misma sea una vez por semana, mientras vende los Al dormirse el sol, incluso un poco antes, los dos
huevos que le sobran en la feria del pueblo. Le da un están acostados.
coscorrón al viejo, medio porque ronca muy fuerte —Buenas noches, viejita.
y medio porque recuerda el asunto de los pollitos.
—Buenas noches, viejo mañoso, córrete más para
A las siete de la mañana el viejo ya está listo para allá que me estás sofocando. Córrete te dicen, que
partir. Ella no ha aparecido en todo el día. Tanto vas a dejar todas transpiradas las sábanas.
mejor, lo único que viene haciendo en este último
tiempo es quejarse del gallinero y hablarle de la
ANTOLO
H I STOR IAS CAM PESIG ÍA |
NAS 127
REGIÓN DE AYSÉN
Llegado y quedao
Mauricio Antonio Melgarejo Jorquera (48 años)
Guía ornitológico
O’Higgins
Segundo lugar regional
1 Quillango: Manta de pieles cosidas de origen aborigen que se usa en la Patagonia como alfombra o como manto para paliar el frío
(nota del editor).
2 Pitío: Ave chilena que habita especialmente en los bosques del sur y tierras de Aysén (nota del editor).
ANTOLO
H I STOR IAS CAM PESIG ÍA |
NAS 129
Nunca le pregunté por qué vino en mi ayuda, pero No fallan. Son un ejemplo en todo minuto.
ahora cuando me veo socorriendo a otros que como
—¿Nacío y criao? —me preguntan, como suele
yo, años atrás, llegan con un bultito de sueños,
llamarse a los nacidos en estas tierras.
aprovecho de aconsejarles y compartir lo que he
aprendido estos años. —No, llegao y quedao —les digo. Mientras sin
perder tiempo agrego:
Cada uno tiene sus razones, cada uno sabe por qué.
—Hágalo a lo gaucho...
La gente de estos pagos es así. Te ayudan sin
conocerte. No te preguntan y te afirman el rancho.
No son tus amigos, pero son los más leales a la hora
de comprometerse.
130| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
REGIÓN DE AYSÉN
una decisión, opté por el avión de carga. Al fin de Recién me doy cuenta que muchos de los alumnos
cuentas era la más conveniente y menos riesgosa, son mayores. Son de primer año básico pero tienen
además como el aeropuerto estaba en Coyhaique, de ocho —los dos hijos de empleados públicos —a
podría pedir información y ayuda en la Secretaría 17 años.
de Educación.
El director me comunicó que hay posibilidades
El director nos vino a presentar a la señorita a la sala, de que se venga otra maestra muy pronto… Ojalá
ella nos dijo su nombre. Se llama Marcela. Nosotros sea verdad y tenga una compañera con quien
la mirábamos embelesados. Tal como había dicho el compartir…
Faustino, tenía el pelo largo y amarillito, como un
Echo de menos la civilización. Aquí todo transcurre
caballo bayo huevo de pato. También tenía una voz
sin prisa. Se practica mucho un dicho: “En la
clarita y nos trató bien. Al tiro nos gustó… La mayoría
Patagonia el que se apura pierde el tiempo”. Existen
de nosotros éramos grandes, casi todos campesinos
muchas carencias: no hay luz eléctrica. En la
y dos que eran hijos de empleados públicos, pero a
pensión usan lámparas Pretomax y velas. La dieta
excepción de la vestimenta se igualaban al resto en
alimenticia es a base de carne y casi no consumo
todo.
verduras.
El pueblo es pequeño, debe haber unas veinte casas.
Me cuesta comunicarme con mi familia. No hay
Se fundó un 17 de marzo de 1954. Es relativamente
teléfono. Solo puedo enviar telegramas pero allí
joven. La plaza está cercada con alambre para que
debo restringir mis palabras: “No se preocupen.
no entren los caballos y vacunos que circulan por
Estoy bien de salud y muy contenta”...
las calles empedradas. Hay una sola casa donde dan
pensión. Allí me quedé. Otro pensionista era don Lo último no tiene mucho de verdad porque hay
José, un funcionario del Correo que tiene su familia días en que lo paso llorando y que quisiera dejar
en Aysén y que está pronto a jubilar. todo botado y volver a mi hogar.
Él fue un gran apoyo en mis primeros días. Como ¡He salido de la rutina! Llegó Nelly, la otra profesora.
jugaba canasta, matábamos las horas con el naipe Es joven como yo, tenemos muchas cosas en común.
inglés. Pronto se nos agregó la dueña de la pensión Ella es de la región y no le ha costado adaptarse.
y su hija. Me ha enseñado un sinfín de cosas, costumbres
y tradiciones, canciones y bailes. Por mi parte le
Primer día de clases y mi primer chascarro. En un
enseñé a jugar canasta y algunos bailes folclóricos
puesto al final de la sala hay una señora sentada. Me
chilotes.
acerco a preguntarle qué deseaba y si era apoderada.
Nada me contesta y los niños tratan de ocultar sus En la escuela formamos un grupo folclórico, con
risas. Vuelvo a preguntar y uno de los chicos me bailes de Chiloé y rancheras con relaciones de acá
dice: con versos dichos por el hombre y la mujer a
modo de contrapunto.
—Señorita, ella es la Lila. Es alumna igual que
nosotros…
132| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
El Negro
Fabián Andrés Silva Arriagada (25 años)
Estudiante
Punta Arenas
Primer lugar regional
pero sí nos alcanzaba para vivir. Después de un seguía optimista y mencionaba cada cierto rato que
rato, Dolores se marchó, como tantas otras veces, y aún estábamos bien, que no teníamos problemas.
continuamos con nuestro día. Además yo tenía protección en caso de que él no
estuviese.
Ya en la madrugada y después de despedir a Ramón
que había vuelto a zarpar con esperanzas de tener A la mañana siguiente “Merluza”, uno de nuestros
mejor fortuna, fui a la casa, tomé un café y comencé dos perros, cayó enfermo. No se movía, no comía, ni
a arar la tierra. Luego de unas horas y sin previo bebía. Hicimos lo posible por que se sintiera mejor,
aviso, sentí como aullaban y entremedio ladraban pero no fue posible. A los dos días no despertó más
mis perros. Con miedo rondé alrededor de la casa. y lo perdimos. Ninguno de los dos quería levantarse
El pensamiento de que entraron a robar era fuerte. a la madrugada siguiente y era entendible. Perder
Cuando di vuelta por la parte trasera de la casa, a un compañero siempre es difícil, y aún más en
sentí un alivio que me recorrió todo el cuerpo, la situación en la que nos encontrábamos. Aun así
pero a la vez la situación era inquietante. El perro debíamos continuar. Él se marchó con su lancha
negro se encontraba otra vez observando al otro y yo trataba de hacer que creciera algo más en la
lado del alambrado. Parecía estar vigilando o tal tierra. Me sentía desprotegida, triste y con muchas
vez esperando a alguien. Con los días la situación dudas. El Negro ya estaba ahí, vigilando o más bien
se volvió mucho peor. Ramón no conseguía tener esperando, pero ya no había caso echarlo.
suerte en la pesca. A la tierra ya le costaba mucho
dar frutos y ese perro aún se aparecía en el cerco Recordé que mi abuela antiguamente decía que
de atrás. Ya me daba miedo acercarme. Aparecía los brujos eran negros y que allá en Chiloé se
únicamente cuando estaba sola con mis perros. Tal transforman en animales para pasar desapercibidos.
vez ellos eran los únicos que podían protegerme No quería pensar en eso en un principio pero ya
ante “El Negro”, como ya lo había bautizado. era un pensamiento recurrente ¿Quién querría
Lógicamente le dije a Ramón lo que pasaba y que hacernos mal? ¿Quién querría destruirnos? La
ese perro llegaba cuando él no estaba, pero me dijo pregunta tenía una respuesta obvia, pero Ramón
que no me preocupara. Los perros eran fieles y me no la quería admitir. Creo que son muchas las
protegerían en caso de que al Negro se le ocurriese casualidades: la muerte, la mala suerte, el deterioro
atacar. que poco a poco nos va consumiendo y no tengo
como enfrentarlo.
Un fin de semana en el que Ramón se encontraba
en casa, Dolores nos visitó. Conversamos un poco Con el tiempo nos hemos mantenido así, sin frutos,
con ella y Ramón le contó que las cosas no estaban sin muchos peces, con un Ramón optimista e
bien con su trabajo, con la siembra y le preguntó si incrédulo, cada vez con menos compañía y con un
conocía a aquel perro negro. Ella lo negó y dijo que ser que está presente todos los días, a veces como
quizá andaba perdido o era de algún estanciero o mujer, otras veces como perro negro. Lo único que
parcelero de por ahí, pero yo no conocía a ninguno sé con certeza es que está ahí, siempre en su rol de
que viviera lo suficientemente cerca como para no bruja. Nos vigila y con paciencia espera nuestro
saber de él ni de su mascota. Finalmente Ramón deceso.
ANTOLO
H I STOR IAS CAM PESIG ÍA |
NAS 135
Por la amistad
Rubén Darío Gómez Alarcón (19 años)
Estudiante Pedagogía en castellano
Punta Arenas
Segundo lugar regional
—No sé, Juancho, la verdad. No me dan confianza ninguno de los dos dudó en ayudar al otro, pero en
estas cosas, no, no, no, no y no. esta ocasión Juan había llevado las cosas a un punto
delicado debido a las supersticiones de su amigo.
—¡Yapo´, Bozo, vamos a ver si hay suerte! ¿Qué es
lo peor que puede pasar? —Pero Bozo, el Cola e´ Flecha va estar ocupado
esta noche recolectando los tratos.
—Pues que se nos aparezca el Pata e´ Hilo o nos
crucemos con ambiciosos en las mismas pue´ —No siga compadre, con esas cosas no se juega. Ya
compadre. sabe que no me gustan esos rituales que llaman al
infortunio.
Mientras se terminaban su mate, Juan Pericles
estaba jugando sus últimas cartas para convencer —No se lo niego compadre, es cierto que en la noche
a Ambrosio Matacana, alias “Bozo”, de salir en la de San Yo las cosas se descontrolan un poquito.
noche a buscar tesoros en la pampa patagónica. Lo
—¿Un poquito? El Pipe Huenuman en la noche de
había invitado a almorzar a su casa para intentar
San Juan del año pasado hizo el ritual de invocar al
por última vez hacerlo cómplice de la aventura que
Cornudo en el espejo para ver si era cierto. Y ya vio
se disponía a emprender esta noche en especial.
como quedó.
Eran amigos desde que tenían memoria y se
acompañaban en todo tipo de situaciones. Si uno —Con la mirada en la nada y la voz perdida. ¿Y
se metía en peleas, el otro acompañaba con las qué? Eso no comprueba nada, si todos sabemos
trompadas. Cuando uno sufría por desamor, el que el Pipe era medio loquito pa´ sus dramas.
otro se encargaba de emborracharlo para pasar las Acompáñame, Bozo, si lo peor que puede pasar
penas. Si la esposa de uno tenía sospechas de una es que no encontremos nada. En ese caso nos
posible infidelidad en la casa de remolienda, el otro volvemos pa´ mi casa a tomar un vinito.
le cubría la espalda diciendo que la jornada en el —No sé, compadre, no sé.
aserradero se extendió y que se tuvieron que quedar
en la estancia. Eran 51 años de amistad en los que —Vamos, Bozo. Por la amistad.
136| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
Ambrosio odiaba que hiciera eso, que ocupara la aserradero. El silencio de la noche no ayudaba a la
amistad de años para meterlo en sus caprichos. confianza de Ambrosio y mucho menos a aplacar
El desgraciado tenía claro que ante eso, no podría el miedo.
negarse. Recordó que precisamente por uno de
—¿Y cuál es la señal, compadre? —le preguntó a
los caprichos de Juan, convencido finalmente de ir
Juan.
a una fonda para ver a su amigo competir contra
el campeón local en un enfrentamiento de quién —Debemos encontrar alguna luz en la pampa y
tomaba más jarrones de chicha, fue que conoció a acercarnos a ella.
su señora esposa con quien seguía viviendo feliz. —¿Qué tipo de luz?
Quizá hubiera un poco de suerte en la noche y
encontraran algo. También recordó que Juan ganó —No sé, compadre. Una luz.
el enfrentamiento. Caminaron y caminaron hasta adentrarse de tal
—Está bien compadre, pero llevaré mi crucifijo manera en la pampa que sus oscuras y abrigadoras
para estar protegido. prendas no tardaron en camuflarlos en la seca y
oscura tierra patagónica. Eran las once de la noche
—¡No po´, Bozo! Hay que ir neutrales. Sin pasadas, y los años junto a la fatiga de la infructuosa
protección divina, sin persignarse, sin rezar, sin caminata empezaron a hacer presencia en los dos.
nada pue´ compadre. Esas cosas repele la suerte en Juan se frustró.
la noche de San Juan en cualquier ritual. Solo ir por
la pampa, buscar la señal, cavar y si encontramos —Por la mierda, Bozo, discúlpame por meterte en
algo, nos vamos callaítos con el tesoro, libres de esta webada. Mejor volv…
polvo y paja. —¡Juan, mira! —interrumpió a su amigo y apuntó
—¿Está seguro, Juancho? hacia una luz.
—Segurísimo. Unos veinte pasos delante de ellos, una luz difusa
danzaba, saltando sin piernas como si jugara en una
Un poco más convencido pero con la misma cara
rayuela invisible en cierto trozo de tierra. Ambos
de preocupación, le dio el afirmativo a Juan.
veían la luz, paralizados y mudos por el asombro y el
—Ya. Está bien. Pero solo porque prometiste vino. miedo. La luz, cual catarata de anciano, se estampaba
Cuando el cielo nocturno se vio plagado de fuertemente, pero sin brillo alguno en sus ojos.
brillantes estrellas lideradas por la luna, salieron al Juan decidió actuar, impulsado por una ambición
frío de la noche con azadón y pala en mano. Solo más fuerte que el miedo latente en sus entrañas.
se oían sus respiraciones añejadas y sus pasos en Agarró del hombro a su amigo y lo animó a correr
el pasto seco. La mujer de Juan no había puesto hacia la señal que estaban esperando. La parálisis
objeción a la locura de su marido. Sabía que aunque momentánea que Ambrosio tenía en sus piernas
se dispusiera a persuadirlo de que no fuera, éste no fue reemplazada por una corriente de sangre en sus
le haría caso, pues porque era un porfiado con la venas, dándole movilidad para seguirle el ritmo a
cabeza más dura que la lenga que trabajaba en el su amigo Juancho. La luz desaparecía a medida que
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H I STOR IAS CAM PESIG ÍA |
NAS 137
se acercaban a ella. Cuando llegaron a la rayuela pala y la madera. Una caja de madera.
invisible de la luz, ésta ya se había esfumado. Con la
—La encontramos, compadre —dijo Juan, casi sin
respiración entrecortada se quedaron rondando el
poder creerlo—. ¡Encontramos el tesoro, Bozito!
espacio un momento, buscando alguna explicación
al fenómeno lumínico, pero no duró mucho, pues Los gritos se habían detenido y las siluetas
sus pisadas ahora eran blandas e irregulares debido desaparecido. Ambrosio no daba crédito al
a la tierra húmeda en la que estaban parados. Un hallazgo de la noche de San Juan. Olvidando las
único espacio rectangular de tierra húmeda en toda instrucciones de su compadre, solo atinó a mostrar
la sequedad de la pampa. su sorpresa con una expresión de la cual después se
arrepentiría.
—¡Aquí es, compadre! ¡Aquí es! —exclamó Juan,
eufórico—. ¡Pongámonos a cavar! —¡Dios mío! —fue todo lo que dijo, invocación
divina suficiente para provocar que el suelo temblara
Le pasó la pala a su amigo y, por su parte, con el
por un segundo, haciendo sonar el contenido de la
azadón se puso a picotear la tierra para ablandarla.
caja, quizás oro, tal vez diamantes. Nunca lo supieron.
Ambrosio blandió la pala en la tierra húmeda,
Después del temblor, el único contacto que tenía la
hundiéndola con el pie, sacando una buena porción
pala era con más tierra. La caja había desaparecido
de ella. Así estuvieron por casi media hora. Picando
con lo que sea que haya tenido dentro.
tierra, paleándola, picando y paleando. En cierto
punto, en la oscuridad empezaron a aparecer —¡Por la mierda, Bozo! ¡Qué te dije! —gritó Juan,
siluetas que Juan y Ambrosio con una mirada con furia—. ¡Cava, mierda! ¡Hay que revisar si ya no
significativa pactaron ignorar. Seguramente era está!
el cansancio jugándoles una mala pasada. Era la Estuvieron cavando otra media hora, pero no servía
explicación menos aterradora que habían decidido de nada. El tesoro se había perdido. Juan y Ambrosio
creer, pero no duró, porque los lamentos, sollozos discutieron por un rato entre los “es tu culpa” y los
y risas de las siluetas no eran ninguna ilusión. No “yo no quería venir”. Al final, no importaba nada.
pararon de cavar, más bien aumentaron el ritmo. Las La búsqueda del tesoro había acabado para ellos.
siluetas se acercaban cada vez más y sus lamentos y Estaban cansados y sedientos. Más sedientos que
risas se fueron convirtiendo en gritos desesperados, cansados.
gritos de tortura. Juan parecía no hacerles caso ya
que estaba inmerso en su misión, pero el miedo de —Ya fue, compadre. P´al otro año será. Vamos a mi
Ambrosio solo aumentaba. casa, Bozo. Ese vino no se va a beber solo.
En la locura del infierno en el que se habían —Como guste, Juancho. Como guste.
metido, Ambrosio creía saber por qué las siluetas —Debimos probar con las tres papas, compadre.
iban hacia ellos. Quizá el tesoro era de ellos, o tal Menos problema.
vez ni siquiera había un tesoro enterrado y solo se
metieron al lugar de descanso de almas perdidas en Se devolvieron por donde vinieron. Ninguno le pidió
la pampa, y ahora les harían pagar por su insolen… disculpas al otro, pero las cosas ya estaban bien entre
¡CLAMP! El ruido del choque entre el metal de la ellos. Y con vino de por medio, mucho mejor.
138| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
El perdón
Julia Ester Roehrs Mata (81 años)
Escritora
Punta Arenas
Tercer lugar regional
—¡Estamos atrapados! —sentenció el escocés. Un Y quedó allí, con los ojos al cielo, esperando el fin.
vaho mal oliente comenzó a expandirse de sus ropas.
Un aguilucho cortaba el aire con un ruido estridente,
Miró la herida sanguinolenta del brazo de Cayún.
descendiendo…
Tomó en sus manos el oro del talego de cuero de
lobo y vaciándolo formó con él un torniquete para —¡Señor, perdóname!
contener la hemorragia del afiebrado compañero, Por primera vez pensó en Dios en su rudimentaria
cuyo rostro cetrino mostraba la huella de su lenta plegaria.
agonía.
Algo se iluminó a su alrededor… Sus músculos
—¡Hay que salir en busca de ayuda! —apremió el agarrotados se distendieron y un fuego recorrió su
escocés. cuerpo… Dificultosamente se fue incorporando
Apenas amanecía y dificultosamente caminaron y avanzó con una loca y frenética esperanza. Una
paso a paso, enterrándose en la planicie blanca. gran luz surgió a la distancia, como guiándolo.
¿Pasaron minutos? ¿Pasaron horas? Siguió tras ella, sintiéndose ligero y liviano.
El herido, perdiendo fuerzas, se desplomó sin un Un ser superior… se había compadecido de él, de su
quejido… vida miserable, que él no merecía, sin duda alguna.
—¡¡¡Levántate amigo!!! ¡¡¡ No me dejes!!! Miró hacia atrás en la lejanía… lejos, muy lejos de
él…
Se devolvió intentando ayudarlo… El cuerpo era
pesado… las fuerzas lo abatieron y rodó con él. Un Dos cuerpos yacían en la soledad de la Cordillera.
frío letal se apoderó de sus extremidades…
—Estoy muriendo amigo…
140| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
de sentido contrario. Andaba medio adormilado. —¡Vaya! Debiste verme. Era como una película de
Despabilé cuando vi las luces al frente y escuché terror.
unos bocinazos y entonces…
—Tienes un problema con las películas ¿Sabes?
—¿Y entonces?
—No sé con qué más comparar. De verdad quedé
—No sé qué mierda hacía una máquina de tierra a horrible. Pierna izquierda rota en cuatro partes,
esas horas de la noche. brazo izquierdo cercenado, dos costillas rotas y tres
astilladas, los dos pulmones perforados y ya olvidé
—¿Qué máquina de tierra?
cuántas vértebras se me fueron al carajo.
—Esa que es como una pala al frente, con dientes
—¡Mierda! Y yo pensaba que al Rigoberto en la
puntiagudos.
ciudad le había ido mal por caer desde un octavo
—Una pala excavadora. piso ¿Hace cuánto tiempo fue el accidente?
—Como se llame la wea´. —Sale en la placa, Juaco.
—Y no tiene los dientes puntiagudos. —Nunca la leo. Tú me distraes con conversa.
—¿Tú sufriste el accidente? Sergio se puso a contar con los dedos.
—No, pero… —Hace nueve años.
—Pero nada. Yo podría decir que un puto unicornio —¡Nueve años!
chocó conmigo y me tendrías que creer porque no
—Puede que ocho, no estoy seguro.
estuviste ahí.
—¿Y qué haces aquí? Ya deberías haberte ido.
—El que hayas visto un unicornio no me
sorprendería. Con lo bebido que estabas… —Dos kilómetros más allá —apuntó hacia la ciudad
de Punta Arenas—. Doña Natalia me dijo que no
—Eso fue un golpe bajo, Juaco.
funciona así la cosa. Me dijo que algunos esperan
—Continúa. varios años.
—Bueno, esta máquina de tierra venía de frente y —No le hagas caso a una vieja loca que se encerró
cuando traté de esquivarla… ¡PUUM! Choqué de en su parcela y se suicidó tomando un frasco entero
lleno con ella y me arrastró unos veinte metros de pastillas.
antes de frenar.
—En fin. En parte creo que fue bueno no haber
—Wow. sobrevivido. No sé si habría aguantado verme al
—Sí, wow. Metal hecho añicos, esquirlas de vidrio espejo y observar tanta destrucción. En cambio,
por todos lados y los bocinazos no paraban. como estoy ahorita, me gusta. Completo, con mis
dos brazos y la pierna sanita.
—¿Qué tan mal quedaste?
142| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
—No te envidio pa´ nada, Checho ¿Extrañas algo? —Los que es la pobreza ¿Eh?
—El vodka. —Terrible. Ya, chao. Nos vemos el lunes.
Juaco y Checho rompieron en carcajadas. —Chao.
—¡Juaco! ¿De qué te ríes? Ricardo se quedó parado un rato viendo caminar a
Joaquín. “Es un buen cabro, medio raro, pero buen
Apareció de pronto Ricardo, su relevo.
cabro”. Siempre que lo pillaba riendo y hablando,
—De nada, Ricardito. De nada. era al lado de la animita del tal Sergio Montoya, una
—Me estas asustando, Juaco. Ya es como la quinta de las tantas víctimas de las Fiestas Patrias. Observó
vez que te veo riéndote solo. Sin contar las veces la foto del finao y leyó la inscripción de la placa con
que te pillo hablando solo. flores secas a los lados:
—Oye, simplemente hablo conmigo mismo y a “Sergio Montoya Reyes 1982-2007 / Checho para los
veces soy muy chistoso. Me tengo que encontrar amigos”.
una distracción mientras te espero, y como no me
alcanza pal´ IPod…
ANTOLO G ÍA | 143
Me lo contó mi abuelito
144| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
PREMIOS NACIONALES
—Vamos a necesitar ayuda —dijo al cabo de un rato —¡Aquí viene! ¡Sigue, sigue! —chilló cuando vio
su padre, levantándose. Tenía las rodillas sucias de aparecer, a medias, un pequeño hocico. El corazón
tierra y paja—. Tú quédate aquí. Si pasa algo, grita. le latía fuerte, ensordecedor. En sus cuadrillas, esta
vez, los otros animales parecieron vitorear.
Y entonces el niño se quedó solo.
Luego, el niño vio una pata. Otra. Tres patas. Un
Y por alguna razón que nunca pudo entender,
ojo cerrado.
apenas unos minutos después de que su padre se
hubiera marchado, la yegua comenzó a empujar. —¡Un poco más, Blanca! —insistió, poniendo una
palma sobre el vientre animal.
Al principio se volvió loca. El niño se corrió hacia
atrás por reflejo cuando el animal se sacudió, y solo Y entonces la yegua lanzó un último relincho
eso evitó que fuera pateado. Intentó gritar, pero la adolorido, justo cuando el niño tiraba de la pata del
voz no le salió. Tenía miedo. bebé, buscando sacarlo al exterior, sacarlo a la vida.
El caballo relinchaba ahora y los otros del corral Cuando su padre volvió, diez minutos más tarde,
también, histéricos. El niño se acercó como pudo angustiado y esperando ver el peor panorama, el
y tratando de esquivar los golpes, se posicionó niño lloraba en silencio en el suelo. A unos metros
peligrosamente cerca de ella. Se le escapaban las allá, el caballo, aún recostado, lamía a su pequeño
lágrimas de terror y desesperación, pero se las secó potrillo, quién movía la cabeza, como buscando
con la manga. alimento. El chiquillo se volteó a verlo y le sonrió.
Aún tenía algunos dientes de leche.
La sangre salía a borbotones y la yegua tenía los ojos
entornados. Otra vez lo miró, pero de una manera —Nació —fue lo único que dijo.
distinta. “¡Ayuda!”, decía su mirada.
Y no fue necesario decir nada más, porque el
—¡Fuerte, Blanca! —susurró entonces el niño. Tenía hombre le leyó en la mirada todo lo que necesitaba
los músculos tensos y el pecho oprimido, pero saber. Se acercó y se sentó junto a él a mirar cómo
intentó sonar seguro. Y el animal pareció entender. el potrillo abría los ojos, y en ellos se reflejaba la luz
de la vida. Había roto el cascarón, había nacido. Y
Su estómago comenzó a moverse, violenta-mente,
al padre le dio la impresión de que, aquella noche,
de arriba abajo, como en patrón y, el hombrecito,
el niño también lo había hecho.
temblando, se arremangó. Actuaba como por
instinto.
146| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
PREMIOS NACIONALES
Ya se había hecho de noche y en eso sentí que la Seguía inquieta y desconcentrada. Traté de
kuyen11 se iluminó majestuosamente recibiendo su descansar.
luz nocturna en mi cara. Entendí inmediatamente
Cuando antu despertó y mostró sus luminosos
que era definitivamente una señal de Nguenchen.
colores, volví a la playa y una vez más me encontré
Regresé y al llegar a mi ruka caí dormida como
con ella. Seguía sentada cantando y llorando más
nunca.
apagadamente que la última vez, pero nuevamente
Al día siguiente, y sin razón alguna (al menos eso no me atreví a hablarle y no supe qué hacer.
creía), mi ñuke me sorprendió regalándome un
Al tercer día, sentí que debía llevar mi canelo,
hermoso canelo y me dijo que mientras más lo
porque mi ñuke dijo:
cuidara, más crecería, que siempre me acompañaría
y que algún día iba ser el más grande y hermoso —Mientras más lo cuides, más crecerá y más bello
canelo de todos los alrededores. Entonces será.
comprendí, decidida, que debía llevarlo conmigo a Así lo hice. Me fui a la playa con mi canelo en el
todas partes con la idea de cobijarlo, como si fuese brazo y con una mano bajo el macetero. Esta vez
mi mascota, a pesar de lo extraño que se veía. me atreví a acercarme (¡por fin!) y pude ver cómo
Después de hacer mis deberes en la ruka, recordé a sus hermosos ojos negros se iluminaron con algo
la hermosa domo. Tomé mi canelo para ir a la playa de esperanza. Con una seña, me invitó a ir con
con la esperanza de volver a verla, pero ahí solo ella, pero no me dijo dónde íbamos ni para qué
estaba la domo cantando tristemente, mientras de lo hacíamos. Nunca habló, pero insistió en que la
sus ojos brotaban cristalinas lágrimas que cuando acompañara haciendo siempre el mismo gesto.
caían, sentía que el cielo se tornaba gris oscuro. Me llevó al centro de la playa y me mostró un
Comenzaba a llover mientras las aguas se movían lugar cerca de la arena. Instintivamente entendí
con mayor violencia. El susurro de las gotas de que quería que plantara mi canelo en ese lugar.
lluvia me hizo sentir algo que me destrozaba por Con una extraña sensación de seguridad y cariño,
dentro y me obligaba a ir, pero no me atreví pues lo hice. Cuando terminé, sus hermosos ojos negros
tenía miedo de lo que podía decirme. Tan grande rebosaron de felicidad y de agradecimiento. Al verla
fue el temor que me devolví corriendo a mi ruka. de esta manera también sentí que me invadía una
sensación de agradecimiento y antes de irse, con su
Al caer el antu12, supe que algo tenía que hacer para
mirada, me transmitió que lo cuidara con mi vida y
ayudar a esa pobre mujer, pero no sabía si podría
que siempre estuviera con él. Me sonrió, se despidió
hacerlo ¡Solo era una niña! Le pregunté a la kuyen
con la mano y desapareció entre la niebla que había
qué podía hacer. Tras eso le dije:
en la playa.
—Kuyen, dame una idea, ¡Ilumina mi camino!
Con el tiempo mi canelo fue creciendo. También playa. Ambos se tomaron de la mano, como cuando
mis sentimientos, conocimiento y mi vida. Al pasar estuvieron juntos la primera vez que pude verlos y,
el tiempo, tuve que partir lejos al colegio. Volvía mágicamente, la domo se convirtió en una Kai-Kai
cada verano a visitar mi canelo que crecía y crecía. y el lituche en un Tren-Tren. Los dos subieron juntos
Tras varios años, un día cualquiera sentí que debía al canelo. Entendí que el lituche le había prometido
ir a verlo. Volví a mi pueblo y, al llegar donde lo que se encontrarían de nuevo en el canelo más
había plantado, me asombré al ver a la misma grande, frondoso, hermoso y con más vida de los
domo que conocí en mi niñez. La gran sorpresa alrededores, que juntos subirían a él como si nunca
fue cuando también vi al lituche que caminaba tras hubieran estado separados y en ese canelo —mi
ella con una bella sonrisa en su cara. Había pasado canelo— estarían juntos para siempre.
mucho tiempo desde la última vez que lo vi en la
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I ABU ELI
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PREMIOS NACIONALES
El ahorcado
Catherine Antonia Belén Melo Matamala (13 años)
Estudiante
Negrete, Región del Bío Bío
Tercer lugar nacional
Primer lugar regional
1 Huaches: Sistema de trampas que utilizan los campesinos para cazar conejos (nota del editor).
150| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
—¡¡¡Sí, mujer!!! —decía mi pobre tío que ya no Solo me saco los zapatos, me acuesto ensillado, con
sabía qué más decir. la misma ropa que ando, y me duermo, total con la
luz del día las cosas se aclaran más.
En eso llegó mi padre y al enterarse de tal tragedia
se puso frente al aparador en donde yo estaba Mi curiosidad de niño me lleva a preguntarme por
escondido y sacó un botellón de vino “para calmar lo que le pasó a mi tío Juan y es muy grave, es como
las pasiones”, dijo, y yo ni respiraba del miedo, no una sentencia irreversible: ¡está destinado a morir!
sé si a la reprimenda o al relato que allí se estaba
Con mis amigos nos armamos de valor y fuimos
dando.
a investigar. Pasamos por un cerco de alambres
No encontrando solución a lo que allí había de púas que tiene dos estacas, una a cada lado.
acontecido, todos se fueron a dormir y yo tuve que Es como un paso para que la gente no corte los
esperar un buen rato para hacer lo mismo. Entonces alambres y pueda acortar camino. Es un atajo
me di cuenta de todos los ruidos nocturnos que hay para llegar a un campo cercano además para los
afuera y que jamás me había percatado. Con miedo que van a sus casas, después de hacer algunas
y en una noche lluviosa es horroroso: los árboles con compras en el pueblo y también para los que
sus enormes ganchos con dedos arqueados como de trabajan en ese campo. Es todo muy tranquilo y
brujas rasguñan todo lo que encuentran a su paso. muy bonito: hay muchos pájaros, pinos, eucaliptos
Apegados a la casa hay dos castaños gigantes y al y otros árboles que no conozco adornan el paisaje.
rozar sus ramas unas con otras, parecen quejidos de Pasamos por un canal y vemos el bosque de ciprés.
una mujer muy afligida. No se ve nada anormal, pero me imagino que en
la noche y con lluvia debe ser muy distinto. A lo
Me armo de valor y muy agazapado me voy a mi
lejos se ve un claro y luego otro grupo de árboles.
cuarto y, como el piso es de madera, cruje al apoyar
De pronto, a lo lejos, vemos algo colgando de un
mis pies descalzos. De pronto, siento el grito de mi
gancho…
madre:
—¡¡¡¡¡Dios mío, es el ahorcado!!! Solo pudimos
—¡¡¡Luchín!!! ¿Eres tú?
decir eso y salimos disparados arrancando como
—¡¡¡Sí mamá!!! —le respondo. alma que se lleva el diablo. Un pedazo de mi
—¿Todavía no te duermes? —me pregunta un poco pantalón quedó en los alambres de púas y seguimos
enojada. corriendo. Llegué a mi casa gritando:
—Es que andaba en las casitas —le contesto. —¡¡¡Mamita, mamita!!! Me voy a morir junto con
mi tío. Se me apareció el ahorcado del bosque de
Las casitas son baños de pozo hechos al final ciprés…
del sitio, sobre todo en el campo cuando no
hay alcantarillado, para que la familia “haga sus —¡¡¡Luchín!!! ¡¡¡Y qué hacías allá!!! —se molestó mi
necesidades”. Parecen unas casas pequeñitas, de ahí madre.
el nombre de “casitas”. Me arropo lo que más puedo.
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Le iba a contestar cuando apareció mi padre… andaba buscando leña, se me quedó colgada y como
se puso a llover, se me olvidó ir a buscarla y fue la
—¡¡¡Niño, por Dios, no me escuchas que te vengo
misma que vio tu tío anoche creyendo haber visto
gritando desde el bosque!!!…
al finao. Eso le pasa al Juan por salir “cargado al
—¡¡¡Yo lo vi!!! —y me aferré a sus piernas litro”. Y a vos te pasa por andar escuchando detrás
sollozando— ¡¡¡Me voy a morir papito!!! de la puerta —dijo mi padre. —Ya— Juan agregó—.
—¡¡¡Qué estás diciendo, cabro leso!!! —me gritó mi Anda a buscar un botellón para pasar el susto. Esta
padre. vez te salvaste. La próxima te va a llevar el ahorcado.
Si eso no es mentira: el finao existe al que se le
—Fuimos a investigar con los chiquillos lo que le aparece, se muere.
pasó a mi tío anoche y vimos al ahorcado.
Y nos tuvimos que entrar porque empezó a llover
—Cabro tonto —me dijo mi padre —Si nosotros te de nuevo.
vimos. Fui a buscar mi chaqueta que ayer, cuando
152| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
PREMIOS NACIONALES
También me cuenta que en cada lugar todos se ¡¡¡ Yo quiero tener una vizcachita!!!
conocían y ella era amiga de los niños de esos
Me dice que son iguales a los conejos pero más
lugares, aprovechando para jugar un ratito mientras
lindos y hacen caso cuando se les llama y hacen
esperaban.
un ruido como un silbido cuando sale el sol en las
En los pueblitos a los que llegaban, había corrales mañanas.
hechos con piedras para dejar los animales
Gracias a mi abuelita conozco muchos lugares
guardados y pasar la noche más tranquilos para que
hermosos del altiplano, distintos animales y la
no se escaparan y se confundieran con los de otros
cultura de mis antepasados. Mi abuelita ya no está
dueños. Pero lo que más le gustaba era el regreso del
conmigo, pero todos los años viajamos a verla a su
viaje, porque los cestos venían vacíos y ella se iba
tierra y aprovechamos de visitar a todos nuestros
dentro de uno, sentadita mirando todo el paisaje.
parientes lejanos y pasamos las fiestas religiosas con
Mi abuelita dice que le gustaba mucho viajar, porque ellos. Soy muy feliz de ser chilena y descendiente de
se conocían lugares nuevos y que en el camino se quechua-atacameña.
encontraban con muchos animales del altiplano:
flamencos, guanacos, patitos, vicuñas y zorros,
además que ella tenía una vizcacha de mascota y
también tuvo un quirquincho con sus bebés que
eran animales muy dóciles e inteligentes.
154| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
El pordiosero de Sibitaya
Pablo Antonio Yante Chambe (11 años)
Estudiante
Camarones
Primer lugar regional
ID 902
Al otro día ya no estaba el anciano y ella sacó su lugar se desprendían grandes piedras enterrando el
pañuelito con el que había limpiado al anciano y era pueblo entero y ella por desobedecer al anciano que
todo de oro. La sirvienta se sorprendió y lo guardó. era un ángel enviado por Dios, quedó convertida en
Luego hizo sus labores cotidianas en la mañana, se piedra junto a su bebé hasta el día de hoy.
alistó para el viaje y después se marchó con la guagua
A veces se nota la figura de una mujer con su guagua
rumbo al sur tomando la cuesta, pero al estar en
en brazos en el cerro donde hay una roca, pero la
la mitad del camino, sintió un ruido muy fuerte.
figura hay que mirarla detenidamente.
Siguió caminando pero el ruido seguía, por lo que
ella no contuvo más su curiosidad. Miró hacia atrás
y vio cómo se enterraba el pueblo. Solamente en ese
156| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
1 Potje de olluko: Guiso de origen aymara que contiene una especie de tubérculo andino, papas, manteca, ají seco y queso fresco
(nota del editor).
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no las veía. Wara se puso muy triste pero igual le lado. Era como un hermano para mí. Al final lo
encantaba saber cómo se sintió su abuelo al ver a encontré. Estaba en la ciudad en una casa muy
las criaturas. grande. Dijo que había visto una cosa brillante. Era
una luz morada que nunca había visto. Fui pero no
A medida que pasaban los años, Wara ya no era
era muy sorprendente. Pensó que era algo o alguien
una niña, pero sí siempre era tierna. Había salido
igual que él, pero era diferente, solo que era solo
de la escuela. Tenía 18 años y se estaba preparando
una luz. Quiso salir de ahí pero no podía porque no
para ser doctora. Le encantaba porque le gustaba
encontraba una salida. Después, Amaru, fui yo y lo
ayudar a las personas y preguntarles cómo estaba
saqué. Había un vidrio. Estaba cerrado y tuve que
su salud. Daba consejos útiles para la vida. Su
romperlo y eso fue. Perdón, lo siento.
amistad entre Ámbar y Anastasia era única.
Comenzó a nacer desde el día en que fue Wara a la Amaru, el abuelo de Wara le respondió:
escuela. Tenían en la mayoría, los mismos gustos.
—Pero ¿y los otros?
Wara nunca se imaginó que había compañeras que
tuvieran las mismas opiniones y eso le encantó. Las El duende le dijo:
tres decidieron ser doctoras para estar juntas y no —Debe ser que se escondieron de algo, pero, eso sí,
separarse y que siguiera la amistad. no de ti.
Dos años después, Wara sacó su título de profesión Amaru un poco confundido y feliz respondió:
doctora junto con sus amigas. Trabajaron en el
hospital y se ayudaron pero Wara no solamente —Bueno, pero qué bueno que te encontré. Estoy
trabajó en el hospital sino que también ayudaba a muy viejito pero no importa. Vine a visitarte.
su familia y a la gente que estaba en el pueblo. Wara y su abuelo estaban sentados conversando
Su abuelo había fallecido un poco antes que con las criaturas mágicas. Se reían y se divertían.
cumpliera los 15 años. Lo había acompañado al Estuvieron ahí horas. Después se despidieron y se
lugar donde estaban sus amigos del pueblo — dieron un abrazo muy fuerte. El abuelo de Wara
las criaturas mágicas— a ver si estaban ahí para junto con las otras criaturas y el duende lloraron al
verlas por última vez y vio un duende que estaba abrazarse.
corriendo porque tenía miedo. El abuelo de Wara se A la mañana siguiente, Wara fue donde su abuelo a
estaba acercando mucho a él. Luego le dijo: despertarlo para ir otra vez al lugar donde estaban
—Oye, no corras, soy Amaru, tu amigo ¿No te las criaturas pero no despertaba. La niña pensó que
acuerdas? Hace tiempo que no te he visto porque se estaba haciendo el dormido pero no. Pensó que
nunca te encontré ni a ti ni a tus amigos. No sé qué era mentira. No quiso llorar porque no servía de
paso contigo. Me olvidaste y yo no. nada. Solo lo abrazó y estuvo con él durante una
hora a su lado. Después les dijo a sus papás pero
El duende le respondió: la mamá de Wara lloraba sin parar. La niña fue a
—Yo no te olvidé. Tuve que irme del lugar porque consolarla y le dijo que la vida es así. Todo tiene un
no encontraba a mi amigo. Había desaparecido fin y nada puede detenerlo.
y lo estuve buscando porque siempre estaba a mi
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Wara quiso enterrar a su abuelo en el lugar donde Wara estaba casada. Tenía una linda familia con dos
estaban las criaturas para que así estuviera junto a hijos a quienes amaba mucho. Pensó en sus padres
sus amigos y siempre iba al pueblo a visitar el lugar a quienes tenía que cuidar muy bien para que no
donde estaba enterrado. les pasara nada pero siempre sabía que aunque no
estuviera con sus amigos, siempre estarían a su lado
Ese día salió antes de su trabajo porque casi no
protegiendo a su familia desde arriba pero ahora
tenía tiempo de visitar a su abuelo. Tenía muchas
lo que le importaba era que sus padres tuvieran los
personas atendiendo así que fue difícil para ella salir
mejores días de su vida.
del trabajo. Al llegar, estaban los amigos del abuelo
de Wara. Se sonrieron y abrazaron a Wara. Ella no
tuvo tiempo de hablarles pero le juró al duende ir al
lugar de vez en cuando.
160| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
Un regalo para ti
Bárbara Alejandra Santelices Ortiz (11 años)
Estudiante
Arica
Tercer lugar regional
ID 1826
1 Geoglifos: Figuras de piedra en las laderas de las montañas desérticas del norte de Chile (nota del editor).
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del más flaquito, del más pequeño o del más alto. Acá somos niños felices que disfrutamos lo que
Siempre era lo mismo: muchas risas y burlas hacia tenemos y que vivimos en la misma tierra y que
los más débiles y hasta palabras feas les decían pero juntos podemos ver día a día cómo de un cuesco
yo estaba acostumbrada a ese ambiente ya que mi de una palta nace una plantita y de ahí un árbol que
mamá siempre me ha enseñado a ser agradecida de da sus frutos.
lo que la vida nos da.
En las noticias me di cuenta de la importancia y del
Al pasar los días, no podía evitar estar triste del valor del trabajo realizado por los padres de mis
alma porque sabía que al cambiarme de casa debía compañeras y compañeros ya que estos productos
cambiar también de colegio, pero mi jach’a tata2 me que ellos cosechan en esta tierra llegan al sur de
contaba que en esta nueva escuela la mayoría de nuestro país. Son muy famosos los productos del
los niños eran extranjeros y que su cultura era muy valle de Azapa y yo soy compañera de los hijos e
entretenida y que me iba a gustar mucho. hijas de estos grandes trabajadores de la tierra.
Mi jach’a tata tenía razón. El primer día de clases, La mayoría de mis compañeros realizan un gran
después de haber recorrido más de 20 kilómetros sacrificio para llegar a la escuela, a veces hasta
en el auto con mi jach’a tata, llegué por fin a la nueva cruzando puentes, ríos y caminando sobre tierra
escuela. No puedo negar que al cruzar esa reja blanda y suave. Aunque la escuela tiene buses,
metálica, sentí mucho temor y angustia. Caminaba estos los dejan en la carretera y mis compañeros
contando cada paso. Recuerdo que mis piernas valerosos y esforzados cruzan grandes distancias
temblaban y cuando entré a mi sala, me di cuenta para regresar nuevamente a sus hogares. Tanto
que eran todos muy parecidos en sus rasgos. Su amor hacia la educación no había visto nunca algo
hermosa piel y sus cabellos de color negro brillaban igual. Seguramente porque ellos fueron criados
mucho con los rayos del sol. cuando wawanakas3 junto a sus madres, cargados
en sus espaldas, mientras trabajaban la tierra con
Mis compañeros y compañeras son, en su gran
ese hermoso manto de colores llamado awayu.
mayoría, bolivianos y peruanos. Tienen un acento
tan particular muy diferente del mío. Ellos me Me gusta mi linda escuela con sus grandes espacios
recibieron muy bien. Estoy feliz. Les tengo mucho de tierra, grandes árboles frutales, un aire puro y un
cariño. Puedo nombrar algunos de ellos para no gran silencio cuando nuestro yatichiri4 está dando
nombrar a todo el curso: Dayris, Tola, Chambi, las clases. ¡Qué respeto tan emblemático! ¡Todos
Priscila Zambrana, Abraham Chambilla, Daniela con ganas de aprender! Mi salita es de modesta
Mamani, Karen Churqui, Amaya Vicente y Anabel construcción ya que aún tiene sus muros que son
Vargas. Somos muy unidos. No hay diferencias de de adobe y mesas desgastadas por el uso. Nuestro
razas, ni colores, ni nacionalidad. Acá comprendí el pizarrón no puede ser borrado de manera fácil. Es
verdadero significado de hermandad y de inclusión, muy chistoso ver al yatichiri borrar lo que ha escrito
ese concepto tan mencionado por mi profesora porque se nota que utiliza mucha fuerza en ello.
del otro colegio que hasta pruebas me hacían
relacionadas con ese tema.
2 Jach’a tata: Abuelo (nota del autor).
162| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
En las clases de educación física, nuestro yatichiri materia fundamental. Mis compañeros me han
nos hace subir un cerro. Es muy entretenido sentir ayudado para que pueda aprender y comprender
que las zapatillas se llenan de una tierra suave y esta hermosa lengua aymara. Ellos me hablan en su
fina. Todos participamos con mucho entusiasmo. lengua durante los recreos y todo ha sido más fácil.
Nosotros creemos que este cerro es nuestro ya que
Quisiera que este cuento sirva para que los adultos
está ubicado en el patio de nuestra escuela y yo, con
no se hagan tanto problema y que aprendan a
orgullo, pienso: “qué suerte que tengo de estar acá
disfrutar las cosas simples y maravillosas que están
porque no cualquier alumno tiene un cerro en su
a nuestro alrededor y que piensen que todos somos
escuela”.
iguales porque todos nacemos, vivimos, respiramos
Las leyendas que me cuentan mi jach’atata y mi y morimos en esta misma tierra.
jach’amama5 son muy entretenidas y quisiera
Y como un regalo para ti, termina mi cuento.
que nunca dejaran de contármelas ya que mi
Jallalla6.
imaginación vuela junto con sus voces melodiosas.
Quiero contarles que para mí es fácil aprender y
entender el idioma inglés y me costaba mucho la
lengua aymara que en mi actual colegio es una
REGIÓN DE TARAPACÁ
El despacho
Mariane Mamani García (13 años)
Estudiante
Pica
Segundo lugar regional
ID 1729
REGIÓN DE TARAPACÁ
El cóndor y el ñandú
Edilson Antonio Castro Condori (13 años)
Estudiante
Pozo Almonte
Tercer lugar regional
ID 916
Llegó a lo alto del cerro y partió a correr para tomar Y ya ni siquiera trata de hacerlo.
vuelo suficiente para remontar, pero lo único que
Hoy, el ñandú no vuela sino que corre dando vueltas
logró fue un trastazo. ¡Casi se quebró las patas!
en una extraña danza, como si tratara de elevarse,
Llamó al cóndor para que le ayudara: pero ¡nada!
—¡Eh, compadre! —le gritó—. ¡Ven y dame un No ha logrado volar desde aquella vez en que
empujoncito para que pueda salir volando! la Pachamama lo castigó debido a que no supo
agradecerle por la cría de llamo que había
El cóndor, buen amigo que era, le dio un empellón,
merendado.
pero lo único que logró el suri fue que casi se quebró
el pico con el porrazo…
Definitivamente no pudo volar.
166| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
REGIÓN DE COQUIMBO
ID 1238
retiraban a dormir más temprano o antes que los Entonces hicieron un pacto que se llevaría a
adultos. Enrique. Al otro día volvió el diablo y leyó el pacto:
“Enrique, no te llevaré hoy pero te llevaré mañana”.
En una ocasión hubo lluvia y todos los árboles de
Y así volvía todos los días pero se aburrió y no
duraznos se pudrieron. El patrón del fundo llamado
volvió nunca más porque siempre leía lo mismo.
Enrique, no sabía qué hacer. Cerca de su casa había
un barranco y el patrón estaba listo para tirarse Los árboles de duraznos todos los años comenzaron
porque era mucha la desesperación. De pronto se le a prosperar y daban tantos frutos que no paraban,
apareció un hombre al que no se le veía el rostro y pero con el tiempo y la tecnología, la fiesta de la
vestía de terno. Este extraño hombre le dijo: pela del durazno fue desapareciendo poco a poco,
pero aún queda el recuerdo de los trabajos y la gran
No te tires, Enrique, que yo puedo resolver tu
amistad de esos tiempos.
problema. Te puedo dar dinero, lo que tú quieras
pero a cambio, quiero tu alma.
168| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
REGIÓN DE COQUIMBO
El milagrito
Joan Sebastián Solar Madrid (14 años)
Estudiante
Monte Patria
Segundo lugar regional
ID 1433
La mujer como pudo, sin que nadie la ayudara, tuvo hacia donde estaban las cabras acurrucadas y en
a su bello hijo. Pasaron las horas. La madre quedó medio de ellas, estaba el niño calientito. Lo tomaron
muy débil porque había perdido mucha sangre. Las en sus brazos y lo abrigaron.
cabras se acercaron a ella para abrigarla, pero ella
La familia se regresó al pueblo para nunca más
no resistió el frio, muriendo al llegar la noche.
volver a la cordillera. Dicen que el niño tenía
Después de varios días, el padre y sus hijos pudieron un don especial: lo que le decía a la gente, eso le
llegar a la carpa. Grande fue su sorpresa. ¡La mujer sucedía. Todos lo conocían como "El Milagrito".
estaba muerta! Lloraron con desesperación. De
repente, sintieron el llanto de un niño. Corrieron
170| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
REGIÓN DE COQUIMBO
Ño Carnavalón
Camila Rosenda Vergara Castro (12 años)
Estudiante
Salamanca
Tercer lugar regional
ID 1290
que para hacer el phawa4 no tan solo se solicitaba —Aquí estoy, abuelo. Te vine a ver para cantar, jugar,
el permiso de la Pachamama sino que también se bailar y tocar la tarka junto a ti. Acompáñame, pues
pedía a los espíritus de nuestros antepasados, los esta tarka nunca dejará de sonar…
Achachilanaka, que nos acompañaran, protegieran
y guiaran durante el carnaval.
Una vez que el Ño Carnavalón estuvo armado,
Juanito le habló muy templado y alegre:
4 Phawa: Ceremonia andina de origen aimara para agradecer a la Pachamama (nota del autor).
172| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
REGIÓN DE VALPARAÍSO
Once de historias
Anyelo Miranda Plaza (13 años)
Estudiante
Cabildo
Primer lugar regional
Yo quedé asustado y perplejo. Bajé lo más rápido lo que estaba pasando en el país. Así supimos que
que pude en mi caballo y en menos de un minuto había un toque de queda hasta las ocho de la tarde
ya estaba donde la Chabela. Fui corriendo a buscar y nadie podía andar por las calles en los pueblos.
los libros que me habían pasado en la reunión y me
Una tarde, estaba sentado en el sillón cuando llegó
dirigí para el fondo del sitio para hacer unos hoyos
la Chabela diciendo que habían reunido a mucha
y enterrarlos. Ahí quedaron disimuladamente todos
gente en el Estadio Nacional y que las habían fusilado
tapados con tierra y hojas de los árboles. Regresé a
y que entre esa gente estaba mi primo. Yo me puse
mi casa y saqué un bolso de un cajón. Agarré unas
a llorar y estuve decaído harto tiempo y hubiese
cuantas frazadas, una linterna y las puse dentro de ella.
seguido así hasta no sé cuándo si no es porque una
En la comunidad, estaban preocupados por la mañana, la Chabela amaneció con los dolores de
situación que se vivía en esos momentos así que parto y tuve que reaccionar. Fui corriendo a avisarle
nos pusimos de acuerdo y nos fuimos a alojar a al Servando y la llevamos a Cabildo. Allí nació tu
un cerro. Cuando llegamos allá acomodamos las papá y me alegró el día y la vida. El Golpe se nos
cosas y nos hicimos un causeo para compartirlo y olvidó y vivimos cuidándolo junto a tu abuela.
después nos acostamos.
Después nacieron tus dos tíos y tu tía madrina.
En la noche, todo fue muy tenso. Estábamos Fueron cuatro en total los hijos que me dio tu abuela
asustados porque podíamos apreciar cómo a lo antes de que le diera la infección renal el año 1990
lejos, los militares entraban a las casas y buscaban y como sabes, en el 2000 ella murió. Pero ahora
por todas partes. Una vez que se fueron pudimos estamos todos felices, recordándola y llevándola
respirar más tranquilos. Nos habíamos salvado de siempre en el corazón. ¿O no, nietito? Je, je, je.
esa. El resto de la noche fue tranquila pero igual no
—Sí, Tata Pin, muy felices —respondió el niño.
pudimos dormir.
Enseguida agregó—: Me encantó la historia y me
Pasaron los días. Veníamos a casa por momentos gustó mucho escucharte y compartir contigo esta
cortos y regresábamos después al cerro y lo hicimos once y esta tarde. Ojalá se repita.
hasta que todo se calmó. Como era más relajado
y ya no andaban militares merodeando en los
alrededores, decidimos volver a nuestros hogares. —Se repetirá, nietito, se repetirá —dijo el abuelo.
Recuerdo que en las radios sintonizábamos
emisoras extranjeras para escuchar las noticias de
174| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
REGIÓN DE VALPARAÍSO
Ce 153
REGIÓN DE VALPARAÍSO
ella es mi madre y Carlitos es mi tío abuelo. Con Santa Ana parió a María,
los años después, mi madre se casó con mi padre y Santa Isabel a San Juan,
la mamá de él tenía un primo que me contó otras
con estas santas palabras los perros
historias que también compartiré.
se han de callar.
Resulta que entre unas piedras del cerro de La
Así fue y le resultó.
Mora, un hombre encontró a otro, pero muerto y
a éste nadie lo conocía. Uno que lo vio se asustó
tanto que comentó esto en la comunidad y por También me contó que cuando ellos salían al cerro
curiosidad fueron a verlo y no encontraron en las noches, siempre escuchaban voces como
nada ahí. Seguramente era su alma que penaba pidiendo auxilio y diciendo: “¿Dónde están?” y a
seguidamente. los minutos después, sentían caer piedras. No sé
También me contó que en una oportunidad cuando si creerle o no a todo lo que me han contado pero
salió a regar de noche, se asustó mucho porque concluyo diciendo que ellos desde chicos han sido
en el río de La Mora sintió llorar a una mujer de estos lugares, pasaron por estas experiencias y
desconsoladamente y que decía: “¿Dónde están mis las cuentan con tanta seguridad que yo también
hijos? ¿Dónde?”...Hasta le dio escalofríos cuando la siento como que las he vivido personalmente.
escuchó. Para más remate, cuando llegó a su casa, Gracias, abuela Ángela, abuelo Fernando, tío Carlos
los perros lo esperaban en la puerta pero aullaban y al primo de mi abuela paterna por mostrarme ese
fuerte mirando el cielo. Se acordó de un rezo que se mundo.
sabía y lo dijo:
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REGIÓN METROPOLITANA
1 Palín: Juego de pelota muy arraigado en la cultura mapuche. Los jugadores deben golpear la pelota con un bastón de boldo o
avellano. También se le conoce con el nombre de chueca (nota del editor).
2 Charquicán: Guiso tradicional mapuche en base a verduras molidas, principalmente zapallo, papas, acelga y charqui o carne de
vacuno seca (nota del editor).
3 Machi: Chamán del pueblo mapuche (nota del editor).
178| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
REGIÓN METROPOLITANA
Te cuento mi historia
Daniela Carolina Fonseca Gutiérrez (12 años)
Estudiante
El Monte
Segundo lugar regional
provisiones que había, apenas alcanzaban para sus Sabía que en ese momento no sentiría dolor. Había
primos que eran más pequeños. Así que emprendió más amor que el que esa niña se imaginó… Mi
un nuevo viaje donde el dolor y la incertidumbre se abuela me hizo amar a los nietos…
apoderaban cada vez más de ese pequeño cuerpo,
Nos dormimos junto a la abuela, recordando que
pero con un mundo de dudas y lágrimas.
esa historia era muy parecida a mi propia historia.
Salía el sol por los picos de las montañas. Los Mi abuela también sabía en el fondo de su corazón
Andes era un majestuoso paisaje de color y nieve. que todo lo había dicho en metáfora porque la
Esa micro hacía que todo fuera movimientos y realidad nos haría mucho daño.
brisas de aire frío entrando por los sin fines del
Recordando una historia convertida en cuento sigo
recorrido. Llegaba al fin de esa aventura forzada.
esperando que mi madre regrese...
Tomó su mochila y al bajar, una mujer pequeña
de tez morena con un maquillaje algo exagerado
con tonos rojos y azules, le tomó la mano para que
bajara y al mismo tiempo la apretó fuertemente en
su pecho. Sentía como lloraba.
—Me decía que me amaba.
180| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
REGIÓN METROPOLITANA
La Mami
Belén Millaray Pezoa Millanguir (13 años)
Estudiante
Pedro Aguirre Cerda
Tercer lugar regional
La Mami cuenta que su vida con don Carlos fue escapar de él tres años después y venirse por fin a
muy sacrificada. Trabajaba duro desde el alba hasta Santiago y sentir lo que era la libertad.
las seis de la tarde y su paga la recogía mi bisabuela
Marta. La Mami se encoge cuando habla de él. Es como que
aún le tuviera miedo. Aunque dice que si ahora lo
—Tenía que hacer muchas cosas, m´hijita: cocinar, viera, le diría en su cara que ¡siempre le tuvo asco!
lavar ropa, recoger agua del río, entrar a los
animales, darles de comer y atender las “necesidades ¡Yo no sé por qué nunca la respetaron, como debe
del patrón”. hacerse con una niña o cualquier ser humano sobre
la tierra! Creo que eran otros tiempos y otra la
—Yo no podía reclamar, ¡no! Ahí se hacía lo que el consciencia.
patrón decía y na’ más.
La Mami dice que ahora hay un poco más de
Dice que desde el día que mi bisabuela Marta justicia para nosotras, y que por suerte se habla de
la dejó con don Carlos, la fue a ver solo un par los derechos de las niñas y mujeres porque ella eso
de veces y luego ya no supo más de ella. Que era lo aprendió de grande.
difícil conseguir un par de zapatos y recorría el La Mami no sabe que fue ella la que me enseñó
campo en invierno a pies pelados. Que no fue a la a conocer el valor de la mujer. Me ha contado
escuela porque cuidaba de sus hermanos y les tenía tantas veces su historia que logré sentir su pena
que hacer comida. Que su mamá le decía que con y comprender que jamás dejaría que alguien me
cocinar y atender bien a un hombre no necesitaba maltrate.
más y que así iba a encontrar a un buen marido.
Yo una vez le pregunté si ella creía que habría
—¡Pero yo no quería un buen marido! ¡Yo quería justicia por todo lo que vivió y me dijo que no. Me
conocer Santiago! Y ella siempre me hacía callar la dijo:
boca.
—¡No, m´hijita! ¡Eran otros tiempos!
La Mami piensa que por esto la llevó donde don
Carlos. Dice que ella le tenía mucho miedo ya que Aunque yo creo que sí, porque me puse a pensar
era un hombre grande y olía a vino. Que hubo veces que quizás compartiendo su historia, contándola
en que tuvo que esconderse en el potrero para que en distintos lugares, otras personas sabrían que
él no la encontrara. Que una vez intentó escaparse muchas niñas por tradición, religión o pobreza,
y llegó a la casa de su mamá, pero ella la devolvió eran explotadas y abusadas en esos años en que
donde don Carlos y que él le dio tremenda paliza. Y nadie alzaba la voz por ellas. Y tal vez así, a modo
dice que desde ese día, supo que no tenía madre. de justicia para la Mami, puede que al dar luz su
historia, sean muchas más las niñas y mujeres que
La Mami dice que don Carlos una sola vez tuvo un entiendan y reconozcan que se pertenecen a sí
gesto humano con ella, que fue justo al cumplir sus mismas, en cuerpo, corazón y alma. Pues lo más
quince años. Ese día le regaló un par de zapatos triste es que tragedias y abusos como los vividos por
que, para su suerte, son los mismos que ocupó para la Mami no han terminado del todo.
182| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
Las liebradas
Lissette Alejandra Leiva Castro (12 años)
Estudiante
Peralillo
Primer lugar regional
pasábamos toda la tarde quitándonos las espinas ese día la casa. Les dije que no lo sabía porque
y me parecía divertido porque disfrutábamos pasaba estudiando y en ese mismo año quedé
haciendo eso. repitiendo en la escuela.
Una tarde mi madre tuvo la visita de mi primo y mi Ese día de primavera cuando interrumpieron mi
tío. Ese día fue muy visitada porque ella era muy casa, el miedo lo sentí cuando esos hombres se
cariñosa con nuestra familia. Fueron a conocer a marcharon. Miré a mi madre y a mi padre pero aun
mi sobrina que estaba viviendo unos días en la casa no lograba entender qué pasaba.
porque algo estaba pasando, pero yo no lo entendía.
Mi madre Elsa con el tiempo se enteró de que
Ese día en la tarde estaba en mi hogar cuando de una vecina había llamado a esos hombres para
repente aparecen dos furgonetas verdes y grandes. inculparnos de que se hacían reuniones políticas en
De ahí salieron unos hombres con cascos que no les mi hogar. Ellos se equivocaron ya que mi familia
dejaban ver los ojos. Andaban armados con pistolas, era de gente humilde y honrada que no estaba
pero eran más que eso. Eran armas demasiado interesada en la política.
grandes que les dificultaba tenerlas cargadas en sus
Ese día no estaban mis hermanos mayores, lo
manos. Me sentía como si estuviera en una película
cual fue algo de suerte porque si hubieran estado
de esas que me contaba mi amiga Isabel.
presentes, esos grandes hombres se los hubieran
A pesar de todo no tuve miedo. Les tuve que llevado y nunca más los hubiese visto. Luego con
abrir la reja de mi jardín. Cuando entraron, me el tiempo entendí de qué se trataba todo. Era por el
quedé paralizada. No sabía qué sucedía en ese régimen militar que se llevaba a toda la gente que
momento. Afuera se quedaron dos de esos hombres estuviera metida en la política del lado opuesto.
haciéndome preguntas, pero yo solamente les decía
Los días que pasaron entendí que en todo este
que no sabía ni entendía nada de lo que pasaba.
tiempo, mi madre y toda mi familia solo fingían
Ellos registraron toda la casa, la desordenaron y
que todo estaba bien para que yo no me preocupara
dieron vuelta todo. El patio también lo registraron,
porque era muy pequeña.
al igual que el gallinero. Ellos pensaron que en el
jardín había algo enterrado. Esos hombres me
interrogaban preguntándome quién había visitado
M E LO C ONTÓ MANTOLO
I ABU ELI
GTO
ÍA | 185
En la antigüedad no existían monturas. Los hombres para atrás, pegándose muy fuerte en la cabeza y
le colocaban a su caballo un saco de lona o un cuero muriendo en el mismo lugar.
y montaban en pelo. Don Pedro Villanueva, hombre El caballo salió corriendo del lugar llegando a su
de mucho dinero, acostumbrado a mandar, tenía a casa relinchando. La señora María se despertó
su mejor amigo que era don Agustín Lara. Ambos y siguió al caballo hasta donde estaba su amado
eran muy buenos para tomar vino. esposo Villanueva, ya sin vida. Su caballo no lo dejó
Una tarde, después de terminar sus trabajos, salieron solo en ningún momento. Se realizó el velorio de
en sus caballos: el “No me toque”, de Villanueva, y don Villanueva en su casa del campo. Vino mucha
el “Lucero”, de Lara, con rumbo a casa de la señora gente a acompañarlo y rezadoras.
Clodomira a comprar y tomar vino. Entre copa y La señora Clodomira estaba muy triste por la
copa, decidieron echar a correr sus caballos. La muerte de su amigo. Llegó el día del funeral y fue
señora Clodomira tenía que apostar y gritar la llevado hasta el cementerio en una carretela tirado
carrera. Ella apostaba y si perdía el caballo que ella por su caballo “No me toque”, que relinchaba a cada
apostaba tenía que hacer una rica cazuela: matar tranco que daba.
una de sus lindas gallinas, atender a Villanueva y
Cuenta mi abuelito que desde esa noche que
Lara, y así se entretenían. falleció Villanueva frente a aquel litre iluminado,
Al pasar los días llegaban nuevamente a casa de la las personas que pasan tarde, en la noche, escuchan
señora Clodomira y estos caballeros se ponían de la voz de Villanueva que dice: “¡Mi caballo amigo,
acuerdo entre ellos para hacer perder el caballo que nunca te voy a olvidar!”.
apostaba la señora Clodomira, quien nuevamente En este lugar la familia de Villanueva hizo una
tenía que prepararles una rica cazuela y el buen grutita de laja y pusieron una foto de él con su
vino en la mesa. caballo. El lugar se convirtió en campo santo y las
Al tiempo ella se fue quedando sin gallinas porque personas le encienden velas, le hacen mandas a
todas las perdió en las apuestas que hacía. Villanueva y son concedidas.
Una noche de luna llena, salió Villanueva en su En el sector de Batuco hicieron una cancha de
caballo “No me toque” a comprar vino donde la carrera de caballos en honor al querido amigo
señora Clodomira. finadito Villanueva y durante los meses de verano,
disfrutan las personas de lindas carreras a la chilena
Mi abuelito cuenta que en la antigüedad las personas que por lo general se realizan los días de domingo.
hacían entierros de tesoros, oro y, después que ellos
Don Villanueva desde el cielo es feliz de que lleven
fallecían, no le decían a nadie donde enterraban
su tradición de las carreras y su hijo José Villanueva
sus cosas. En el camino por donde iba Villanueva
está muy contento de haber seguido con la tradición
en su caballo, de repente en una vuelta, había un que tanto le gustaba a su padre. Ahora él es jinete en
árbol llamado litre que al pasar tarde en la noche las carreras y todo el sector y alrededores recordarán
resplandecía. Y el caballo “No me toque” se asustó por siempre a don Pedro Villanueva.
mucho. Se paró en sus patas y cayó Villanueva
188| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
El barco flameante
Juan José Quiero Correa (10 años)
Estudiante
Licantén
Segundo lugar regional
En esa época los baños no estaban en las A eso de las cuatro de la madrugada, su padre salió
habitaciones. Por lo que cuenta mi abuela, tenía que a dar la cara, abrió la puerta y había una gran luz.
caminar casi media cuadra para llegar a una especie Apenas pudo ver mi abuela lo que había afuera.
de caseta de madera oscura y hedionda, rodeada de Divisó un tremendo caballo negro con dientes
árboles que hacían un sonido muy acogedor de día de oro y en el caballo la sombra de un hombre.
pero muy aterrador de noche. Y ella sola, solita en Alrededor, muchas personas, sin rostro, solo
esta habitación de madera, sin más luz que una vela, figuras. Ella, según decía, se escondió bajo la cama
espantada de todo lo que oía o creía oír, se armó de y rezó. Apenas se acordaba de las oraciones del puro
valor y, como pudo, fue al baño. Llegó corriendo, susto. Solo pedía seguir vivos.
casi saltó en él, y se volvió a la habitación como si
Al cabo de un rato entró su padre con lágrimas en
alguien la persiguiera.
los ojos y su cara de espanto. Le contó que le había
A mitad de camino sintió el caballo de su papá y jurado al gran brujo de la zona que nunca más iría
corrió hacia él. Le preguntó dónde andaba, pero a buscar su tesoro, que siempre contaría la historia
no supo contestar. Solo la hizo dormir. A eso de para que nadie hiciera lo mismo que él, y que ellos
las doce de la noche se empezaron a sentir ruidos, nunca revelarían quién era esta persona. Y así fue.
esos sonidos que te penetran los huesos de puro
Ellos siempre contaron la historia pero nunca
horror. A la habitación la golpeaban por los lados,
dijeron quiénes fueron los brujos que en ella
se sentían gritos, se escuchaban personas afuera. El
estuvieron.
pobre caballo relinchaba a cada rato hasta que su
padre le contó lo que había hecho. Fue a buscar el Así termina uno de los más grandes cuentos de mi
oro, trató de engañar a quien no debía, pero no pasó abuela Alicia.
nada, no encontró nada, pero los brujos se dieron
cuenta de lo que él quería, así que igual lo siguieron
para darle, según yo, un buen susto.
Toda la noche con ruidos. Toda la noche que fueron
como mil noches. Así me cuenta mi abuela que
sintió el tiempo.
M E LO C ONTÓ MANTOLO
I ABU ELI
GTO
ÍA | 191
La chancha acuchillada
Felipe Andrés Fernández Martínez (12 años)
Estudiante
Nacimiento
Tercer lugar regional
Nos vino a buscar el furgón y nos fuimos rumbo a Pasó el tiempo y terminamos la faena. Nos fuimos
la zona donde teníamos que trabajar. Nos bajamos a nuestros hogares hasta la próxima temporada
y seguimos trabajando y luego, de repente, se que era en primavera. ¿Y sabes qué pasó? Nos
escuchó un ruido muy raro, un chillido feroz… mandaron a la misma área en la que pillamos a la
Todos quedamos mirándonos. Pensamos que era el dichosa chancha, y nos acordamos y nos pusimos
león y de repente de entre las zarzas aparece… ¡una a reír… ¡¡¡ja, ja, ja!!! ¡Qué chancha más loca! —
chancha! de esas chanchas lobas que se crían solas decía mi tata—. De repente —me dijo— cuando
en pleno cerro. Nos miramos y ya teníamos mucha estábamos lo más bien trabajando, se escuchó de
hambre de tanto trabajar. entre las matas, unos chillidos ¡y adivina qué era!
—me dijo— ¡¡¡Era la chancha que había parido
Ya se nos había abierto el apetito y…¡ zas! Entre
seis chanchitos y todos ellos traían en su pecho un
cuatro la tomamos y preparamos todo para
cuchillito como el que le enterramos a su mamá!!!
matarla… Ya se nos hacía agua la boca de solo
¡¡¡Ja, ja, ja, ja!!!
pensar que nos íbamos a comer un rico asado de
cerdo en pleno cerro. Se puso a reír y mi Lela y yo igual nos reímos de la
historia fantástica de su chancha acuchillada…
Ya estaba todo listo para el sacrificio y cuando le
estábamos enterrando la cuchilla… ¡esta chancha Luego me tomó de la mano y fuimos a pescar y
loba se soltó y salió corriendo con cuchilla y todo allá me contó otras historias más fantásticas que
en el pecho!... La tratamos de alcanzar pero no las que les relaté, pero esas se las dejo para otra
pudimos y se nos fue… ¡Qué estábamos enojados! oportunidad…
Porque hasta ahí no más quedó el asado.
194| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
REGIÓN DE LA ARAUCANÍA
—¡Qué hermoso lugar y tan tranquilo! ¡Aquí hay El zorro saltaba de alegría, en tanto que ella pudo
paz! —dijo la señorita ñandú, y caminó por una observar una hermosa casa, muy acogedora, pero
pequeña quebrada hasta que llegó a la casa de su lo triste fue que al entrar por la estrecha puerta, no
amigo el zorro. Llegó a la puerta y tocó: pudo pasar y quedó atrapada. El zorro comenzó
a tirarle del cuello con sus patas una y otra vez,
—Toc, toc, toc.
pero mientras más tiraba, más se apretaba la pobre
El zorro que estaba descansando con sus pies ñandú. Así transcurrieron las horas hasta que el
en alto sobre su sillón de mimbre con muchos zorro comenzó a sentir hambre. Vio los regalos
almohadones, respondió: para ver si era comida, pero resulta que ninguna
—¡Ya voy! —El zorro se sentó, se puso sus zapatillas, de las cosas le llamó la atención. Él quería comer
se dirigió hacia la puerta y preguntó—: ¿Quién es?. carne.
—Soy yo, tú amiga ¿no me reconoces? —le dijo la Transcurrieron las horas y la pobre ñandú no podía
señorita ñandú. salir. Estaba desesperada y muy adolorida.
En ese momento se abrió la puerta y el zorro salió —Creo que este viaje no tendrá regreso —dijo la
a su encuentro. La abrazó y besó una y otra vez. La señorita ñandú.
señorita ñandú le dijo: Luego volvió a insistir el zorro, pero el hambre fue
—¿Cómo estás? ¡Tanto tiempo sin verte! Estoy muy tan grande y el deseo de comer fue tan inmenso que
bien y feliz de encontrarme contigo. Te extrañaba y pensó: “Ya no soporto más el hambre y no puedo
por eso estoy aquí. salir a cazar”.
REGIÓN DE LA ARAUCANÍA
La trapelacucha de Felicinda
Amanda Calfueque Quintero (9 años)
Estudiante
Curarrehue
Segundo lugar regional
REGIÓN DE LA ARAUCANÍA
La laguna cristalina
Margarita Catalina Pereira Henríquez (9 años)
Estudiante
Pucón
Tercer lugar regional
En eso andaba el cuidador, un día de pleno invierno, —Me contaron que te ha ido muy bien con tu
a orillas del río, cuando escuchó un ruido de algo crianza. Fíjate que venden este terreno y no piden
raro en el río. Se acercó y vio un barco muy lindo, muy caro. Piénsalo y ahí ves si te alcanza.
todo iluminado con luces de colores, y en su interior
El hombre le hizo caso y lo compró, haciéndose
mucha gente, unos tocando música, otros bailando,
dueño del campo.
en fin. En eso alguien lo llama y lo invitan a subir
un rato al barco. El hombre aceptó y ya dentro Vivió muy feliz. Ya no dependía de nadie. Hasta
del barco le propusieron que si no contaba nada orgulloso se puso el caballero, pero un día se juntó
de lo que había visto, sería inmensamente rico. El con un vecino amigo quien lo invitó para su casa
hombre aceptó pues se creía bastante hombrecito a tomar vino. Bebieron mucho. Ya estaban bien
en su palabra. ebrios. El amigo le empezó a preguntar cómo lo
había hecho si cuando llegó era un pobre patipelao.
Le dijeron los del barco:
El pobre hombre le contó lo que nunca debía haber
—Mañana te haces un corral, lo más grande que contado, lo cual fue una burla de su amigo quien
puedas, y no le cuentes a nadie lo sucedido y pasado riendo le dijo:
mañana, cuando amanezca, verás una sorpresa,
—Quién te va a creer que viste el Caleuche.
pero tienes que cumplir tu promesa. Ahora baja y
regresa a tu casa como si nada hubiera pasado. Y así siguieron bebiendo, sin pensar en nada más.
Llegó la noche y el hombre se fue para su casa en su
El hombre pensó: “la suerte me está llamando”. Al
lindo caballo que tenía. Llegó y se acostó a dormir.
otro día hizo su corral sin dar ninguna explicación.
Al otro día se levantó como de costumbre a ver a
Trabajó todo el día y en la noche se acostó pensando
sus animales que eran su orgullo pero no encontró
y ansioso de ver si sería verdad lo que le dijeron.
nada, pues ya no había nada. De repente recordó
Cuando amaneció, no lo podía creer. El corral
que había roto su promesa. Se acercó al corral muy
estaba lleno de animales. Había de todos. Pensó
apenado y encontró una tabla que decía: “Rompiste
que eran los de su patrón, pero en la tranca en una
tu promesa. Ahí te quedas, pobre como llegaste”.
tabla decía: “Todo esto es tuyo. Disfrútalo, pero no
olvides tu promesa”. Solamente le quedó la tierra que había comprado.
El pobre hombre se volvió loco al verse tan pobre
El hombre se asustó y fue a esconder la tabla para
como lo fue un día. Dicen que al poco tiempo
que nadie la viera, pues ni su esposa sabía nada de
murió su señora. Sus hijos se fueron y él quedó
esto. Muy nervioso metió la mano en su bolsillo
completamente solo y pobre. A los años, se le
para sacar su pañuelo, pero al sacarlo, cayó mucha
quemó su casa. Después de un tiempo cuentan
plata: billetes y pesos. Se asustó y pensó dónde
que lo encontraron muerto a orillas del río, tal vez
esconder todo el dinero pero al fin se calmó y como
esperando ver el barco que lo llenó de riquezas y
las esposas antiguas no hacían preguntas, nadie dijo
que a la vez lo dejó pobre y solo.
nada.
Así termina esta historia de una persona que fue
Así pasó mucho tiempo. Un día su patrón fue a
víctima de un lindo sueño y que de un momento a
verlo y le dijo:
otro se transformó en una horrible pesadilla.
200| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
La Puma
Alondra Antonia Maldonado Opitz (11 años)
Estudiante
Paillaco
Segundo lugar regional
esquina protegida del viento. Durante el día se fuerte en el vientre y de repente, entre el agua con
sintieron muchos movimientos extraños. Yo solo barro, vi sangre. Me iba debilitando, pero a la vez,
rogaba para que esas vigas se mantuvieran en su el agua desaparecía. Encontraba mi “luz al final del
lugar. Mi amo, por su parte, seguía en la seguridad túnel” al ver unos carretones y gente en la entrada
de sus sueños infantiles. de la ciudad. Aún con el niño en la boca, pero
tambaleándome, el que mi amo estuviera a salvo,
Me quedaba poco tiempo. Sabía que venía algo
me empujó adelante aunque me sentía muy débil.
grande y que debía poner en resguardo al pequeño,
pero ya era demasiado tarde. El agua empezó a Ahora me estoy debilitando… apenas puedo ver
llegar y me tocaba las patas. Tomé al niño con la que unas personas encuentran a mi amito… Lo
boca y me dispuse a correr lo más rápido que bueno es que ahora sé… que estará bien… Esperen,
pude. Cuando me di cuenta, el agua me llegaba a la puedo oír algo:
barriga y empecé a nadar. Afortunadamente pude
—Ese perro salvó la vida de ese niño. Ese perro
ver un pedazo de roca grande en el que afirmarme.
salvó otra vida del terremoto aquí en Valdivia.
Me puse a mirar y todo estaba hecho un desastre.
Y al oír esas palabras ya puedo dormir con mis
Por fin pude divisar una zona sin escombros y
amos grandes en paz.
despejada, pero me costaba nadar con el niño en
la boca, pero algo me pasó, sentí un dolor muy
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M i abuelita me contó que cuando era muy de roedor de ojos muy grandes. Su cara era como la
pequeña su papá, que se llamaba Rolando, de un mono, pero su cuerpo era como de un ratón.
la invitó a pasear por el campo. Se subieron a una En ese momento no lo sabía, pero ahora sabe que es
carreta que llevaba víveres para las personas que un monito de monte.
vivían más alejadas. Al llegar al campo, su papá le El monito de monte estaba congelado. Ella pensó
dijo que el lugar se llamaba Coñimó. Bajaron de que estaba muerto, pero cuando lo tomó en sus
la carreta en lo alto de una colina. Desde allí, me manos, se dio cuenta que respiraba. En la escuela yo
contaba, se veía la playa de Coñimó. En uno de los investigué y me di cuenta que era la forma en que
extremos se veía el estero que era un lugar donde ellos hibernaban, o sea, que descansan mientras
cruzaba la gente en bote que venía de Ancud. dura el invierno. Pensó que agonizaba, así que lo
Además se veía la iglesia, más conocida como envolvió en su chaleco y lo abrazó para que no
iglesia San Miguel. tuviera frío. Ya se estaba haciendo de noche, así
Por la tarde subieron donde una tía que se llamaba que mi abuelita y Juanito decidieron regresar a la
Rosa quien los invitó a comer tortilla al rescoldo casa de la tía Rosa. Pasaron la noche allí, así que
y a tomar mate. Antes de que se terminara el día, mi abuelita durmió con el monito de monte al cual
Juanito, el hijo de tía Rosa, invitó a mi abuelita a había apodado Ramón.
pasear por el bosque. Salieron por el camino y se Al día siguiente volvieron a subirse a la misma
adentraron a un bosque lleno de arrayanes. Yo carreta y volvieron a Ancud sin contarle mi abuelita
también los he visto. Son muy fáciles de reconocer a mi bisabuelo Rolando que llevaba entre sus ropas
en el camino porque su tronco es anaranjado. a Ramoncito. Al pasar los días el monito de monte
Después de tanto caminar y caminar, llegaron a parecía estar de mejor ánimo. Mi abuelita lo llevaba
una parte donde el bosque es más espeso. Allí, mi a todos lados y aprendió que se alimentaba de
abuelita me contaba que conoció a un gran amigo. insectos y también de algunos frutos.
En el medio de un árbol muy alto, había una especie
204| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
Pasaron dos semanas, pero mi abuelita notó que el el mismo árbol donde lo había tomado, le puso su
ánimo de Ramoncito ya no era el mismo. Entonces frazadita de lana y le dio un gran beso. Juanito le
decidió contarle la verdad a su papá y decirle que buscó algunos insectos y se alejaron deseándole la
tenía al monito de monte viviendo ahí. Entonces mejor de las suertes.
mi bisabuelo Rolando le dijo a mi abuelita que
Mi abuelita aprendió una gran lección, que además
Ramoncito estaba triste porque ese no era su hogar.
me transmitió a mí también, y es que hay que cuidar
Su hogar estaba entre los árboles y el bosque espeso
a nuestros animales y proteger los lugares y bosques
de Coñimó. Entonces mi abuelita tenía que tomar
donde viven. Hoy, al leer un libro en la biblioteca,
la difícil decisión de ir a dejarlo de vuelta al bosque,
me di cuenta que los monitos de monte están en
así que tomó su mantita que le había tejido para
peligro de extinción, por eso me alegra cuando
el invierno y partió rumbo a Coñimó. Mi abuelita
mi abuelita me cuenta que Ramoncito volvió a su
estaba muy triste.
hábitat.
Cuando la carreta llegó a la colina, Juanito ya la
esperaba, así que juntos tomaron a Ramoncito y
se fueron a dejarlo al bosque. Mi abuelita buscó
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La jarra mágica
Bárbara del Pilar Miranda Silva (11 años)
Estudiante
Castro
Tercer lugar regional
andaban dos o más personas, uno lo veía y los otros cada vez más, hasta que el avaro no pudo retroceder
no podían verlo. para poder salir, pero su avaricia era tan grande que
no podía dejar las monedas y salir con las manos
No se sabe por qué algunos si lo veían y otros no.
vacías por lo que siguió intentándolo hasta que fue
Los lugareños decían que la fortuna es para algunos
succionado por la jarra mágica.
y no para todos.
Se dice que el avaro no era digno de la jarra mágica,
Un día, un campesino muy avaro pudo enlazar al
por eso se lo tragó la tierra, y ahora cuentan los
cordero y a la mañana siguiente encontró la jarra
campesinos que en luna llena se pueden ver dos
mágica. Su felicidad era tan grande que comenzó
hermosos corderos pastando y jugando entre las
a sacar las monedas una a una y decía que no iba a
rocas de la pradera, muy felices.
compartir su fortuna con nadie. Y la jarra cada vez
se iba hundiendo en las profundidades de la tierra,
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de la embarcación Sofía Carolina y quien cumplía veces se quedaban sin víveres, viéndose obligados a
también la misión de trasladarlos a las Guaitecas y sobrevivir de cualquier forma.
además era el capitán de la embarcación. Cuando
A mi papá Albán Huenteo, hijo de mi abuelo Juan
emprendía viaje, a mi tío le gustaba escuchar la
Huenteo, con ochos años de edad en ese entonces,
canción “Pescadores de altamar”.
le gustaba acompañar a su papá, hermano y primos.
Otros realizaban la labor de arrastrar los palos Le tocó vivir en algunas ocasiones estas experiencias
cuadrados hasta la desembocadura de un río donde teniendo que salir a pescar caminando muchos
era navegable. En ese lugar se acopiaba y cuando kilómetros de hermosas playas, mariscando
había lo suficiente para la carga de la embarcación, almejas, cholgas, locos, pescados, róbalos y
se confeccionaban balsas de puros cuadrados que corvinas y cuando se retornaban de esta misión, en
eran fabricadas por todas las personas. Este trabajo un campamento improvisado en tierra, se procedía
consistía en hacer una primera capa y, en cada a ahumar los pescados para que pudieran aguantar
extremo, una vara de luma de unos cinco metros muchos días más y poder tener alimento suficiente.
de largo. Se amarraban con goques o lianas, uno a
Uno de los pasatiempos era jugar a los naipes,
uno, de tal manera que quedaran bien firmes. Se
truco y brisca, y a veces, cuando bajaba la marea,
colocaban hasta tres capas de cuadrados tomando
fabricaban pelotas de cochayuyo y con estas se
una forma de balsa y cuando subían las mareas
podía jugar fútbol. Se podía estar hasta medio día
más altas y un día antes de que fuera la luna llena,
jugando mientras que otros salían a picar leña y
flotaban todas las balsas.
a buscar agua dulce. Los meses más complicados
Se procedía a desarmar los campamentos, se subían eran julio y agosto.
todas las herramientas y las cosas que eran utilizadas
Los cipreseros podían estar encerrados en algún
durante el periodo de trabajo y emprendían viaje
puerto entre cinco y 15 días entregando y cuando
por el río empujándose por varas largas de unos
calmaba el viento o temporal, se continuaba el viaje
cinco metros. Navegaban río abajo con marea
hacia Quellón. Las salidas siempre eran de noche
variante y eran arrastrados por las corrientes del
para llegar temprano por la mañana y comenzar
río. En algunas ocasiones las balsas se desarmaban
a entregar la madera que ya estaba encargada o
o se encajaban en las puntas de los troncos y
negociada. Se pagaban en efectivo y se podía ganar
necesariamente tenían que esperar el otro mar
hasta unos 2.500 pesos por metro de ciprés. Esta
lleno. Esto significaba esperar un día más, por eso
madera era muy apetecida por constructores de
la salida era siempre un día antes de la última marea
embarcación de ribera y propietarios de lanchas y
más alta hasta llegar al lugar en donde esperaba la
aparte de los cuadrados, también de los cipreses se
embarcación.
hacían tejuelas, estacas, pilotes, cuadernas naturales
Una vez llegados, se cargaba la embarcación y y otros encargos de madera.
se emprendía el viaje de retorno a Quellón. En
Una vez encontrados todos los productos, volvían
algunas ocasiones, especialmente en el invierno,
a las casas para dedicarse a las labores del campo
no se podía viajar por condiciones de mal tiempo
invirtiendo algunos recursos que habían sido
pudiendo quedar encerrados en algún puerto
ganados por la venta de la madera.
seguro que ya eran conocidos por los navegantes. A
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REGIÓN DE AYSÉN
El taller de mi abuelo
Michel Ivon Aguilera Nahuelquin (12 años)
Estudiante
Aysén
Segundo lugar regional
Mi abuelo se ríe orgulloso. Ya listos, nos vamos a su ¡Se perderá esta tradición! También salgo a pescar
taller y, como todos los años, me tiene un columpio mucho y a buscar leña con tu abuela en nuestro
listo. Siempre está lleno de gente su taller. Yo le bote. Llevamos muchas cosas ricas para comer
pregunto por qué y él me dice: en nuestro viaje! ¡Mi viejita! —da un tremendo
suspiro—. ¡Aunque sea un poco enojona, la amo
—¡Ya es momento de ir a dar una vuelta!
y es mi compañera, pero cuando estamos los dos
Caminamos por la orilla del mar y él me toma de juntos es estar en el cielo! ¿Quieres que salgamos en
la mano. bote e ir a pescar y visitar las termas que descubrí?
—¡Abuelo, cuéntame de ti! ¡Cuéntame de tu gran —me pregunta con alegría para conocer lo que más
vida! Yo te admiro mucho. ¡No sabes cuánto! le gusta.
Mi abuelo suelta una lágrima que corre por su —¡Sí, abuelo, vamos!
mejilla. Con emoción me cuenta su vida.
—¡Bueno, hija mía! Mi nombre completo, por si no —Ya, hija mía, ¿en que estábamos? Ah, ya recordé.
lo sabías, es Arturo Nahuelquin Rain. Soy carpintero ¡Ahora te enseñaré a pescar y después iremos a las
de ribera en este hermoso paraíso, un oficio con termas naturales. Creo que algún día le colocaran
tradición familiar. Mi papá fue carpintero de ribera. mi nombre! ¡Me gusta bañarme acá, es relajante
Él vino desde Chiloé hasta donde estamos los dos. y alivia los dolores musculares! Con tu abuela
Empecé a trabajar con él junto con mi hermano, tenemos siete hijos vivos y dos muertos. Tratamos
desde chicos, y aprendí lo que hago acá. Soy nacido de criarlos lo mejor posible y gracias a Dios salieron
y criado. Desgraciadamente yo no tuve estudios, buenas las cuatro mujeres que me han dado
trabajo solo en lo práctico. Los secretos de un bote, muchos nietos. ¡Un poco flojos los hijos para tener
hija mía, son en primer lugar empezar desde la base, relaciones amorosas, pero buenos también! Creo
de la quilla. Uno arma, coloca la quilla, después que he tenido una gran vida. Me gusta. Ojalá esto
coaje, espejo, roa y el emplantillaje. Se encintan nunca acabe: Ver a mis nietos crecer y todos los
al lado y cuando está todo encintado, se coloca la logros que han hecho en su vida para poder decir:
ligación. Ya teniendo todo eso listo se colocan las “He criado bien a mis hijos, ya que en mis nietos se
tablas –contaba emocionado sobre su trabajo—. reflejará lo que yo hice con mis hijos”. ¡Ya, hija mía,
¡Para mí no hay nada fuera de mi alcance. Todo lo es hora de despertar.
sé, eso es lo que quiero que aprendas, hija mía, que
Están llegando a Puerto Puyuhuapi, y esta es mi
nunca vayas a tener nada fuera de tu alcance. ¡Todo
historia.
es posible en esta vida! ¡Cuando estaba mejor de
salud, en 24 días tenía un bote, pero los años no —Espero que te haya gustado y servido para tu
pasan de gusto!— nos reímos juntos—. ¡La madera vida, pero es momento de irme a descansar al cielo.
con la que se trabaja es ciprés y tenío, y si no me ¡Sé una buena niña porque en ti veo muchas cosas
falla la memoria hice aproximadamente 150 botes de mi! ¡Te cuidaré por siempre, ya que te vi nacer
para la región de Aysén, y ahora hay poca gente pero no te veré crecer en vida! ¡Lo haré como tu
que trabaje artesanalmente haciendo botes, ya que ángel guardián desde el cielo junto con Dios! Adiós.
ninguno de tus tres tíos quiere trabajar conmigo.
M E LO C ONTÓ MANTOLO
I ABU ELI
GTO
ÍA | 211
REGIÓN DE AYSÉN
La mano negra
Aelyn Michel Ruiz Muñoz (13 años)
Estudiante
Aysén
Tercer lugar regional
I
Cacique mulato
Gabriel Ignacio Miranda Zúñiga (12 años)
Estudiante
Laguna Blanca
Primer lugar regional
—No estés triste —Me secó las lágrimas—. Son abrazo. Nos despedimos y nos fuimos.
cosas que pasan.
Me gustó la historia de mi abuelita y también el
Al rato después, mis padres dijeron que nos collar del Cacique. Ahora me pregunto: ¿seguirá
teníamos que ir. Guardaron todo y estaban listos vivo?
para partir. Nos despedimos del Cacique y le
agradecimos por las historias y él me regaló su
collar. Como estaba tan agradecida, le di un fuerte
214| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
Traición en la Patagonia
Rodolfo Exequiel Solís Carvajal (14 años)
Estudiante
Laguna Blanca
Segundo lugar regional
Al cabo de unos segundos, llegó Diego, el hijo del Al recibir la noticia de lo ocurrido, sentí dolor,
jefe en el auto de su padre. Abrazó cariñosamente a rabia, arrepentimiento y ganas de no estar en ese
la mujer y le susurró al oído: “Cómo quisiera estar lugar. Decidí renunciar a mi trabajo y regresar a mi
más tiempo contigo, pero el destino ha querido, ciudad natal para olvidar esa tragedia de la cual me
a pesar de amarnos, mantenernos separados”. sentía en alguna medida responsable.
Después de eso, se dieron un beso apasionado y
Pasaron los meses, años y decidí ir a visitar la
cada uno se fue a su hogar.
estancia. Allí, conversando con la cocinera, me
Me quedé muchos días pensando en lo que vi sin contó que los dueños anteriores vendieron todo
decirle a nadie, sin decidirme si le contaba a alguien y se fueron al extranjero después de la muerte de
la verdad de lo que sucedió ese día. Amanda. Pero me dijo algo muy curioso y a la
vez perturbador. Relató que desde hace muchos
Un día tomé la difícil decisión y le conté a Amanda
años, cerca del río Penitente, se escucha el llanto
toda la verdad de la infidelidad de su marido. Ella,
desconsolado de una mujer en la fecha que ocurrió
descontrolada, fue con furia a encarar a Diego y
la tragedia.
tuvieron una violenta discusión que llevó a la mujer
a coger el auto de su esposo y a exceso de velocidad ¡Mi hermosa Amanda! Su espíritu aún merodea por
huyó del lugar. Diego tomó un jeep de la estancia la pampa de Magallanes.
y la persiguió. La persecución duró cerca de diez
minutos hasta que en una curva peligrosa, la mujer
perdió el control del vehículo y se volcó en un
barranco perdiendo la vida en forma instantánea.
216| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
El campamento
Nicol Franchine Barrientos Leiva (12 años)
Estudiante
Laguna Blanca
Tercer lugar regional
conservó como recuerdo de la hermosa tarea que Desde ese día, los jóvenes visitan al hombre
realizaba con su padre. solitario, escuchan sus interesantes historias y
realizan algunos trabajos con huesos, plumas y
Los ojos del buen hombre de tez morena se llenaron
otros elementos de la zona
de lágrimas al recordar a su progenitor. Terminó de
contar la historia, muy acongojado. Los jóvenes le
dijeron que ya tenían que irse.
218| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
ANTOLO G ÍA | 219
PREMIOS NACIONALES
PREMIOS NACIONALES
De vihuela y guitarrón
Aida Amanda Correa Toro (55 años)
Dueña de casa
Las Cabras, Región de O’Higgins
Segundo lugar nacional
Primer lugar regional
I II
T e espero, mi guitarrón,
entóname dulces cantos
Yo te quiero, vihuelita,
no me atrevo a confesarte
pa’ sacarme de mis llantos que siempre yo he de amarte
y alegrarme el corazón. con mi bondad infinita.
Yo tiemblo como gorrión Eres tú mi palomita,
recordando sinsabores aquí en mi pecho te alojo,
de diferentes colores; de entre las flores te escojo
los quiero yo olvidar un jazmín encantador,
ayúdame tú a cantar te pregunto con amor
“guitarrón de mis amores”. “cuándo me has de dar tus ojos”.
224| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
III Despedida
Cuando escucho tu trinar
mi pecho queda temblando; Ordeno la despedida
mi alma queda pensando de vihuela y guitarrón,
no te dejaré de amar. sufren por una acordeón
Mi sentido al delirar que ya inició su partida.
de tanto amor, me sonrojo. El guitarrón no la olvida,
Sueño momentos de gozo insiste en seguirla amando.
guitarrón de mi embeleso, Él se lo pasa culpando
vivo extrañando tus besos por no haberla comprendido,
“y tus dulces labios rojos”. pero ella lo echó al olvido
y lo dejó delirando.
IV
Mi vihuelita, yo espero
olvidar una acordeón
que me partió el corazón,
un día diré te quiero.
Yo te quiero ser sincero
y evitarte sinsabores.
Un día vendrán albores
para nuestros pensamientos,
yo quiero olvidar momentos
“causantes de mis dolores”.
P OESÍA DEL M UANTOLO
ND O RU RGAÍA
L | 225
PREMIOS NACIONALES
Defensa de la carreta
Cecilia Margarita Vargas Retamal (52 años)
Dueña de casa
Viña del Mar, Valparaíso
Tercer lugar nacional
Primer lugar regional
PREMIOS NACIONALES
Lamento de la Pachamama
Hailyng Leonor Vilca Tancara (16 años)
Estudiante
Arica, Región de Arica y Parinacota
Premio especial Pueblos Originarios
Primer lugar regional
No te olvides de mi Azapa
y su valle milenario,
que los frutos de su olivo,
son los frutos de mi llanto.
228| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
B ailaba la loica
como una amapola;
Parina, reina de la altura
glorioso plumaje ardiente,
bailaba en el trigal esplendorosa criatura
cárdena y sola. de sus hermanas anuente.
S oy Laura Oré,
joven codpeña
El pintatani celebran,
vienen gentes lejanas de Arica.
nacida en tierra blanca, No sé por qué me brotan lágrimas
en tierra dura si he de vestirme de blanco mañana.
tierra de esfuerzo En esta época todo y todo se olvida;
y de pesares. en esta época el amor es solo una palabra.
Nacida entre quebradas No importa lo que sientas
y cerros vírgenes, ni menos que lo digas.
entre el mar lejano y las montañas. Mi nombre es Laura Oré,
Laura Oré amo a un amor a escondidas:
mi nombre repite el eco, en Ticnámar me besó una tarde
bajo el cielo la Pachamama. y dejó mi piel enmohecida.
No sé por qué lloro, Se ha ido a las alturas de Putre.
por qué mi corazón se apesadumbra Se ha ido para siempre de mi vida…
si he de casarme mañana.
Si he de entregar mi vida
sin consuelo
al amor que me fue negado.
El pueblo está de fiesta,
se acerca la vendimia.
230| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
REGIÓN DE TARAPACÁ
Jornada altiplánica
Jürgen Karl Schäfer Cáceres (20 años)
Iquique
Primer lugar regional
El altiplano que pisa con su huella de humo Vena acuática de la tierra fresca y mía
o de un espejismo bajo las tardes calientes ven un momento a mojarme las manos de esperanza.
te harán dormir como a un llanto profundo, El adobe de tu vida aún se yergue firme
en Camiña el pájaro que de graznar se duerme. como la iglesia en el pueblo de oración iluminada.
Debajo del monte azul aras la tierra fría, Desde las alturas de Isluga un alma se va perdiendo,
te imaginas ese oasis poblado de flamencos, algo que tiene los brazos como la voz del agua;
laguna, salar, montaña de tierra esquiva, la llaga de tu lengua es más tibia en mis manos,
pardas tardes debajo del cielo azul y abierto. un algarrobo ermitaño por la noche vaga.
Metes los sucios dedos dentro de la tierra Y otra vez el ciclo triste de los pueblos arrimados
y recoges el fruto brillante y compacto; a las peñas rubias de nuestras largas quebradas.
la nube que merodea al volcán en su altura Sin querer más allá del cielo un sol va mirando
la fumarola en la distancia que se cae de espanto. a la camanchaca vaga que danza, desconsolada.
P OESÍA DEL M UANTOLO
ND O RU RGAÍA
L | 231
REGIÓN DE TARAPACÁ
El Pampino
Humberto Meneses Olivares (44 años)
Agricultor
Tarapacá
Segundo lugar regional
REGIÓN DE TARAPACÁ
Sonrisas y abrazos
juegos y amor,
tiempos de risa,
tiempos de sol.
P OESÍA DEL M UANTOLO
ND O RU RGAÍA
L | 233
REGIÓN DE TARAPACÁ
Pensamientos de Kunturi
Andrea Alejandra Carvajal Almonacid (39 años)
Estudiante de Pedagogía Intercultural Bilingüe
Alto Hospicio
Mención especial del jurado
REGIÓN DE ANTOFAGASTA
REGIÓN DE ANTOFAGASTA
Reminiscencias
Rosa Elvira Ovalle Fernández (62 años)
Profesora jubilada
Taltal
Segundo lugar regional
Trabajé de lavandera y lavadora de vidrios, Pero lloré de asustada por lo que no conocía,
de donadora de sangre y del cuidado de niños. mi hija tenía tres años, la pequeñita, diez días.
De mi padre supe poco, él vivió lejos de mí, En nuestra vieja maleta más que ropa, iba ilusión
tuvo miedo de acercarse y en eso lo perdí. de crecer como personas, de entregar el corazón.
Pero el amor pudo mucho y pudo más la inquietud Y allí empezamos, señores, a madurar; a enfrentarse
de buscar el porvenir: tenía libertad y juventud. a criar niños ajenos y a un pueblo entero entregarse.
Pronto se acabó la ropa, pobre la alimentación, El sueldo de cada mes, lo íbamos a cobrar
no me alcanzaba la plata para pagar la pensión. arriba del camión del agua o en uno de mineral.
Estaba sola en el mundo como nunca había sufrido, Eso lo enseña la vida y no la universidad
pero no me di ni cuenta cuando ya tenía marido. y los que han sido rurales saben que es pura verdad:
Era un moreno encachao, de ojos negros, profundos, trabajar sin luz, sin agua, sin servicios ¡qué más da!
el amor surgió muy pronto y se convirtió en mi mundo. el buen maestro se fragua lo mismo aquí o allá.
238| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
A veces me sentí sola, aún teniendo un marido Es por eso a los maestros yo les quiero regalar
un maestro, un colega, el cariño de un amigo. mis vivencias, mis sentires, para no desencantar.
Consejo de profesores lo hacíamos en la cama, Y cuando yo haya partido al encuentro con mi Dios
sin supervisor, sin planes, conocíamos los programas. y redoblen las campanas, en señal de último adiós,
recuerden que voy a un sueño, y los sueños, sueños son,
Nunca usé traje elegante, ni zapatos de taco alto: pero quedará encendida, mi llama en su corazón.
ni siquiera de nombre se conocía el asfalto.
Allí conocí el hambre, me hice amiga del piojo,
supe de pena de amores, de soledades, de enojo.
REGIÓN DE ANTOFAGASTA
REGIÓN DE ATACAMA
REGIÓN DE ATACAMA
Rememoranzas
Norma del Rosario Espinoza Veas (73 años)
Escritora, artesana, comunera agrícola y dueña de casa
Copiapó
Segundo lugar regional
REGIÓN DE ATACAMA
REGIÓN DE COQUIMBO
El valle es mi hogar
Antonia Constanza Barrales Puebla (12 años)
Estudiante
Vicuña
Primer lugar regional
O bservo en el día
el hermoso cielo azul,
Hay muchos árboles
y animales también,
por el cual cruzan nubes los acompañan muchos frutos,
y aparece el bello sol. y personas a la vez.
REGIÓN DE COQUIMBO
Profesora jubilada
Illapel
Segundo lugar regional
REGIÓN DE COQUIMBO
Quilimarí
Rocío Alexandra López Aro (15 años)
Estudiante
Los Vilos
Tercer lugar regional
REGIÓN DE VALPARAÍSO
Paradojas de la vida:
hombre o ave en su sentir,
con el que hay que convivir
no hay para esto una huida,
pues en el pecho se anida
la alegría o el dolor,
si para mal o mejor
igual roba el sentimiento,
dueño es del pensamiento
este amargo o dulce amor.
254| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
REGIÓN DE VALPARAÍSO
El duelo en el establo
Jonathan David Uribe Rojas (32 años)
Laboratorista vial
San Antonio
Tercer lugar regional
REGIÓN METROPOLITANA
El curanto es tradición
Hugo Mora Mella (83 años)
Pensionado
Estación Central
Segundo lugar regional
Cuarteta II
III Despedida
IV
Sacrificaron un chancho
que engordando mantenían
es tradición todavía
en los campos a todo ancho
cebándolo en cada rancho
hasta en humildes hogares.
Se ahúman los costillares
para larga duración.
Es una fiel tradición
de Chile en muchos lugares.
258| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
REGIÓN METROPOLITANA
Paisaje campesino
María Eugenia Cornejo Sánchez (70 años)
Profesora pensionada
Coinco
Segundo lugar regional
L os pájaros me saludan
con trinos y harto alboroto,
Tal vez está muy cansada
y no le damos respiro
cuando camino contento y a la pobre Pachamama
entre choclos y porotos. la llenamos con los químicos.
La vida en el campo
Fernanda Josefa Rivera Gálvez (7 años)
Estudiante
Peralillo
Tercer lugar regional
M ira la primavera:
ya llegó su resplandor,
qué bonito se ve el campo
lleno de flor.
Hoy despierta el campo
alumbrando con el sol,
todo se ve verde
despierta el girasol.
P OESÍA DEL M UANTOLO
ND O RU RGAÍA
L | 263
El carbonero
Julio César Corvalán (46 años)
Profesor
Longaví
Primer lugar regional
Las veranadas
Luis Antonio Lagos Leiva (54 años)
Funcionario DAEM – Linares. Encargado Área Literatura Instituto Cultural
Linares
Segundo lugar regional
I III
II IV
VI
Mamita Pascuala
Héctor René Núñez Sepúlveda (72 años)
Administrativo jubilado
San Clemente
Tercer lugar regional
Recuerdo tus manos toscas y pequeñas Los días que evoco son tiempos lejanos,
recibiendo vidas, calmando las penas, de mucha dureza, de mucho cansancio.
mitigando dolores de las parturientas, Cuando nuestra gente que habitaba el campo
sembrando esperanzas con tus obras buenas. sabía de penas, hambres y quebrantos.
Y se llevó la guitarra,
la alegría y el pañuelo…
Loncurahue izando al viento.
De Cuncumén y Bafona,
dejando desnudas mis palmas, en banderas del silencio,
y su canto de jilguero. se alzaron sus coronas,
Margaritas y violetas, como laureles de fuego.
cogollitos de arroyuelo… Entre cueca y resfalosa,
se ha prendido en el alma marinera y mil misterios…
y en el pecho de mi pueblo. Se hizo escuela y embajadora
Maestra, eterna maestra, de las danzas sus ruegos.
folclorista de oda y versos. Y se llevó su guitarra,
¡Margot Loyola se llama para ir a cantarle al cielo,
mi tristeza y mi consuelo! ¡A la flor de la Violeta,
La hija de Linares, a los Campos, en sus ruedos,
de Anita y Recaredo; con trutruca y con zampoñas,
Margot Loyola Palacios, con, tal vez, un chinchinero!
la reina de los rodeos, Con el poncho del gran toqui,
la diosa de las Chinganas, de Atahualpa y Víctor nuestro.
de Cavancha y Río Negro. Se fue agitando el pañuelo,
Junto a Estela; su hermana, como solo ella sabía hacerlo.
surcaron ecos del tiempo, La que hizo reír y bailar,
las hermanitas Loyola, a todo mi Chile entero…
270| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
Me volví pa mi campito
a tomar agüita pura
y aunque parezca locura
una sola cosa digo
ganas no tengo ninguna
de volver a ese martirio.
P OESÍA DEL M UANTOLO
ND O RU RGAÍA
L | 275
REGIÓN DE LA ARAUCANÍA
REGIÓN DE LA ARAUCANÍA
E l ngen es
una fuerza viva,
está en nuestra tierra
y no está dormida.
REGIÓN DE LA ARAUCANÍA
El Nguillatún
Alexander Ignacio Teran Caniullan (8 años)
Estudiante
Freire
Tercer lugar regional
Amanecer campesino
Ariel Edgardo Álvarez Rey (82 años)
Profesor normalista jubilado
Valdivia
Primer lugar regional
E n el campo manso
de color tan verde
En el campo manso
de verde amarillo
los árboles ríen, la brisa coqueta
el estero duerme. se cambia vestido.
Choyum
Alan Fredy Paillan Manquepillan (40 años)
Artista mapuche
Lanco
Segundo lugar regional
V uelvo madera
después de larga ausencia.
Carahue y su chicha;
Peñiloncoli
romanceando historias
¿Qué rumbos alojan tus hebras? de tiempos antiguos
lejos de la ciudad
Anduve el hogar anhelado que ya no pude asimilar.
con fiebre y sangre en los huesos.
Caí desnudo ¡En buena hora!
a orillas de la mar, llovía…
¡Muy en buena hora!
Y supe la roca que entibiaba los años
perpetuando anhelos Los Tiuques sobre el techo,
de oscuros cabellos fecundos bandadas de treiles en la pobla
como la Madre Tierra, y acá en el Sur,
hoy plagada de pinos y eucaliptos murra rebelde
que secan el agua en los confines del Ser
¡enferman los suelos Pulquillanca! pa que crezca, crezca y más crezca,
como así nuestro destino
Angol y Los Sauces en franca defensa
Traiguén… de lo natural.
Tantas huellas anduve tristezas.
P OESÍA DEL M UANTOLO
ND O RU RGAÍA
L | 281
Hay Choshuenco, Puerto Fuy, también Liquiñe, Mas en todo territorio y geografía
Panguipulli, Calafquén y Coñaripe, la belleza es incompleta sin su gente,
Pirihueico muy Neltume con Malihue esos hombres y mujeres con su esfuerzo,
y Paillaco muy Antilhue con Riñihue. construyendo diligentes el progreso.
A La Unión se le ha hermanado Río Bueno Y son muchos, casi todos, los que ansían
y Llifén, Futrono y Maihue a Lago Ranco. un futuro más propicio y más sonriente;
A Mehuín van San José, Máfil y Lanco tan amable como justo y generoso;
y Los Lagos va feliz a Curiñanco. tan hermano que al cantarlo se hace urgente.
282| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
Laburo
Isabel Opazo Salazar (75 años)
Profesora jubilada
Puerto Montt
Primer lugar regional
III V
Los mozos más livianos suben a los árboles Antes de los motores,
y sacuden las ramas como si les quitaran sus pecados antes de los computadores y las tablets,
y se desprenden nubes y relámpagos: una pila de luz la chicha se majaba a pura vara,
que casi toca el cielo, una pirámide en la que dialogan ganchos de luma verde que al golpear
las manzanas reinetas, de limón, camuesas, las manzanas hacían saltar el zumo
candelarias y de enero. que después se iba en gotas y chorros
a las tinas llenas de espuma, como enaguas.
IV
Se dice que al saltar el chorro primo
Motores, muelas y poleas empezaba la lluvia de las flores.
muerden y hacen pulpa las manzanas
que la gente pone en canastas: el artilugio VI
es una obra arrancada del corazón del hombre pobre, Don Coyo Remolcoy ya tiene listos los barriles
un tornillo de madera gigante, y llega con su yunta y su carreta.
tuercas con hilo hembra
hechas a cuchillo y aspas que aprietan Tuvo que labrar el coihue,
las canastas para que salte el líquido voraz, el ciprés, alerce y avellano.
el trabajo de este año-luz de tantas hojas
que devoraron el sol para que Dios se haga presente Y que la maravilla de la luz y su bondad
hoy, en esta bacanal de fuego ensamble aquellas tablas.
y flores de arrayán. Y ensuncharlas a fin de que no escape un átomo
de aquel divino zumo parpadeante.
P OESÍA DEL M UANTOLO
ND O RU RGAÍA
L | 287
VII VIII
REGIÓN DE AYSÉN
Mi vida en verso
Carmen Berta Muñoz Vidal (78 años)
Campesina
Puerto Aysén
Primer lugar regional
En el campo me crecí
en el sector de los Rápidos
y después me casé
y me fui a vivir a Blanco.
P OESÍA DEL M UANTOLO
ND O RU RGAÍA
L | 289
REGIÓN DE AYSÉN
La manta
Pedro Aros (66 años)
Profesor
Coyahique
Segundo lugar regional
REGIÓN DE AYSÉN
El Rosental
Héctor Díaz Oyarzo (79 años)
Jubilado
Punta Arenas
Primer lugar regional
1 Hain: Ceremonia de iniciación ritual Selk’nam (u Ona), sólo para los varones (nota del autor).
P OESÍA DEL M UANTOLO
ND O RU RGAÍA
L | 295
2 Karunkinka: Tierra de los Selk’nam, elegida por Kénos por sus recursos y belleza (nota del autor).
3 Ushuaia: Nombre de la bahía al sur de Tierra del fuego, donde hoy se erige la ciudad argentina del mismo nombre. En lengua
yagán significa “Bahía profunda”, de los términos Ushu: profundo, y Aia: bahía (nota del autor).
4 Yendegaia: Actualmente, parque nacional y bahía en la costa sur chilena de Tierra del Fuego (nota del autor).
5 Wulaia: Bahía en la costa occidental de la isla Navarino. (El término ”aia” designa a bahías y refugios costeros en lengua yagán o
yámana, pero eran usados igualmente por los hablantes Selk’nam) (nota del autor).
6 Timáukel: Para los Selk’nam, espíritu superior anterior al tiempo, “el ser que está allá arriba” (nota del autor).
7 Kénos: Espíritu poderoso pero subordinado a Timáukel. Creó a los hombres y les entregó los preceptos morales para que pudieran
vivir en armonía entre ellos y con la naturaleza (nota del autor).
296| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
1 Selk’nám: Pueblo nativo de la tierra del fuego la cual habitaba dentro de un haruwen específico (territorio de caza de un
determinado linaje sanguíneo). En su idioma significa ‘ser humano’ (nota del autor).
2 Kloketén: Corresponde a la primera etapa de la ceremonia del hain (ceremonia ancestral de iniciación a la vida adulta, entre otras
cosas). Es el iniciado, el neófito; haciendo una analogía con el servicio militar es el soldado conscripto (nota del autor).
P OESÍA DEL M UANTOLO
ND O RU RGAÍA
L | 297
298| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA
ANTOLO G ÍA | 299
300| CONCURSO HISTORIAS DE NUESTRA TIERRA