Caso Clinicoo Toc.
Caso Clinicoo Toc.
Caso Clinicoo Toc.
Martín (M) es un niño de 11 años, hijo único que vive con su madre (separada de
su padre desde que M tenía 2 meses). El nivel sociocultural de la familia es medio
y la relación de los padres entre sí es positiva, mostrando un buen nivel de
comunicación.
Motivo de consulta
Hace 2 años M presenció un ataque al corazón que sufrió su abuela materna. Por
motivos de organización familiar tuvo que permanecer junto con su madre mucho
tiempo en el hospital. Su abuela estuvo mucho tiempo ingresada, con
complicaciones médicas. Sus padres observan que desde entonces M aumenta las
quejas por dolencias físicas (dolores de estómago, cabeza, no poder dormir) y
empieza a verbalizar miedos (sobretodo “a que pudiera sufrir situaciones
traumáticas tanto él como alguno de los miembros de su familia”). Aunque M ha sido
desde pequeño un niño miedoso, es a partir de ese experiencia familiar cuando se
intensifica esa tendencia de manera generalizada: temor ante cosas novedosas, a
carteles de hospital, preocupaciones injustificadas por su rendimiento académico,
etc.
Coincidiendo con estos dos últimos años, M empieza a tener conflictos frecuentes
con algunos compañeros de clase. Así, refiere que es objeto de burlas y exclusión
en trabajos en grupo, situaciones que favorecen que M se anticipe negativamente
antes de ir al colegio exteriorizándolo en forma de llanto, sueño alterado y
sensaciones emocionales de impotencia y frustración.
Para poder dormir, M necesita seguir ciertos rituales que han aumentando en
frecuencia e intensidad a lo largo del último año. En el momento de la evaluación,
sus padres identifican varios tipos, como por ejemplo proferir “retahílas” (frases
repetidas) varias veces y en el mismo orden, necesitar repasar con ellos los
acontecimientos del día y que ellos le aseguren que no ocurrirá nada malo al día
siguiente, necesitar conocer con anterioridad planes y actividades familiares, etc.
No existen antecedentes familiares de interés.
Evaluación
La valoración se llevó a cabo con los padres y con el niño. El análisis de los datos
de la historia personal y caracterial de M (de bebé fue un niño temperamentalmente
sensible) permitió establecer características de vulnerabilidad psicológica.
Asimismo se evaluó a M, recogiéndose datos sobre su percepción del problema,
sobre sus respuestas de ansiedad, estilo cognitivo, habilidades sociales, así como
su capacidad cognitiva, lenguaje y comunicación, con el fin de establecer el análisis
funcional del problema.
Los padres cumplimentaron una historia clínica con datos sobre su desarrollo
evolutivo y la historia del problema, así como cuestionarios específicos de conducta
y ansiedad. También se contactó con el colegio para obtener información.
Registro de conducta
Por otra parte, los padres reconocían que hacían lo posible para que M no se
expusiera a situaciones que le preocupaban, darle información de manera repetitiva
para relajarle y modificar sus planes o comportamientos en función de las sus
reacciones.
Diagnostico
Tratamiento
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Etapa 1: psicoeducativa. En esta etapa el primer objetivo era conseguir una buena
relación terapéutica con M. Después, que el niño entendiera cómo funcionan los
rituales y las obsesiones y en qué iba a consistir la terapia. Para ello se adaptaron
las explicaciones y ejemplos a su nivel de desarrollo y su capacidad cognitiva y se
incluyó a los padres en esa sesión explicativa para que M se relajase y conseguir la
colaboración de los padres en terapia.
Los síntomas del TOC se describieron con lenguaje claro y utilizando los nombres
que M les había dado (por ejemplo, “retahílas” refiriéndose a las frases repetitivas).
Como es importante que el niño perciba el TOC como algo ajeno contra lo que luchar
(March y Mulle, 1998), una forma de favorecerlo es otorgarle un sobrenombre que
refleje su características negativas pero restando su impacto (por ejemplo, el disco
rallado).
Etapa 4: aplicación de los recursos. Una vez que el niño había aprendido la
importancia de romper con el círculo TOC, se fijó el objetivo de aplicar los recursos
aprendidos: 1) identificar obsesiones, rituales y comprobaciones, 2) exponerse a
ellos con alguno los trucos conductuales (relajación) y cognitivos, resistiéndose al
impulso y enfrentándose al miedo que generan, 3) identificar y resolver problemas
que puedan surgir en la E/PR y 4) utilizar el autorrefuerzo y entrenar a los padres
para que valoraran también los avances (ver tabla 1).
Tabla 1.
Tabla 2.
Secuencia retahíla
Tabla 3.
Ejemplo jerarquía comprobaciones (de menor a mayor grado de malestar)
Por otro lado las actitudes de protección de su entorno familiar permitían que M
evitara aquellas situaciones temidas. Se intentó que entendieran la importancia de
sus actuaciones pero desculpabilizándoles e implicándoles en el tratamiento de
manera positiva. Para ello, primero se les entrenó en identificar síntomas del
trastorno (rituales y compulsiones), para que no los reforzasen y, posteriormente,
se les enseñó a favorecer de manera gradual exposiciones a situaciones temidas.
Para que M no interpretase de manera negativa el cambio de actitud de sus padres,
se trabajó la jerarquía de manera conjunta con ellos y se les implicó en el refuerzo
de conductas alternativas.
Conclusiones y seguimiento
Tras el alta se realizaron dos controles para constatar la mejora (a los 6 meses y al
año), con resultados positivos.
Una vez finalizado el tratamiento, se constató el impacto nocivo del TOC sobre la
vida social, familiar y académica de los niños y la necesidad de llevar a cabo
actuaciones clínicas que les permita adquirir estrategias (cognitivas y conductuales)
que rompan el círculo nocivo del TOC y flexibilicen sus características personales.