Alcaloides
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Alcaloides
RESUMEN
Los alcaloides bencilisoquinolínicos (ABI) son metabolitos especializados con una distribución
filogenética antigua pero conservada todavía en clados modernos. Varios de ellos, como la
morfina, sanguinerina y berberina tienen importancia en la medicina moderna. En esta revisión
se analizan los aspectos más sobresalientes del estado actual de la biosíntesis de ABI. Se han
realizado estudios que han permitido conocer la biosíntesis de 22 de estos metabolitos
nitrogenados. En su formación participan 43 enzimas agrupadas en oxidoreductasas,
transferasas y liasas, que en algunos casos representan ejemplos atípicos de la forma en la que
se originó la diversificación del metabolismo secundario, entre ellos proteínas citocromo P450
(CYP450) con actividades catalíticas para la ruta de los ABI, o la enzima norcoclaurina sintasa
(NCS) que está emparentada con proteínas alergénicas de defensa. Así mismo, hay avances
genéticos en los que se ha podido caracterizar 30 enzimas, permitiendo conocer procesos de
regulación. Otro aspecto interesante es la compartimentación de los sitios de biosíntesis y
acumulación de ABI ya que en varios casos están separados espacialmente y en distintas
especies o en la misma pueden participar varios tipos de células. Ello ha sugerido el transporte
intra e intercelular de los alcaloides, los precursores y de las enzimas, se ha documentado el
transporte de berberina entre el citoplasma y las vacuolas del almacenamiento. El panorama de
la biosíntesis de ABI se ha construido con los estudios de ejemplares de importancia
farmacológica.
INTRODUCCIÓN
Dentro de estos metabolitos especializados se encuentran los alcaloides, cerca de 21, 000
compuestos encontrados hasta hoy en el 20% de la plantas, son moléculas nitrogenadas de bajo
peso molecular con una amplia variedad de estructuras químicas y de actividades biológicas.
Algunos de ellos como la vincristina y el taxol son usados como fármacos anticancerígenos y
otros más incluyendo a la morfina como potentes analgésicos. Hasta ahora, la razón de ser de
los alcaloides en las plantas está justificada por sus implicaciones ecológicas, ya que son barreras
químicas contra fitopatógenos (bacterias, hongos y virus) y herbívoros o reservorios de
nitrógeno. La importancia de estos compuestos naturales tanto para las plantas como para los
humanos ha llamado la atención de varios investigadores.
Se han podido determinar aspectos celulares y moleculares de su biosíntesis, entre ellos las
formas, los sitios, los momentos y la regulación. Uno de los puntos más interesantes es el
relacionado con la compartimentación de las rutas de biosíntesis, en donde están involucrados
diferentes tejidos, células, orgánulos y transportadores específicos. El entendimiento de estos
aspectos permite un acercamiento a la forma en la cual las células y los tejidos de las plantas
resuelven un movimiento coordinado de precursores, intermediario, productos, enzimas y
transcritos para la formación de metabolitos secundarios. En el estudio de este tema está
integrado el uso de herramientas modernas y tradicionales en las áreas de biología celular y
molecular, genética, química y bioquímica y en varios casos son investigaciones de frontera. En
este trabajo se documenta el conocimiento actual sobre la biosíntesis de alcaloides
bencilisoquinolínicos y su coordinación espacio temporal.
El primer alcaloide bencilisoquinolínico (ABI) conocido fue la morfina, aislada del opio por
Friedrich Wilhelm Sertürner en 1804, constituyendo todo un suceso en la química de los
productos naturales. Hoy se cuenta con un número cercano a 2500 estructuras, que se
caracterizan por presentar un esqueleto carbonado básico que proviene de un enlace entre un
anillo isoquinolínico y otro bencil (sistema 1-benciltetrahidroisoquinolina, 1-btiq). La diversidad
estructural resulta de las modificaciones al esqueleto 1-btiq por hidroxilaciones, reducciones,
oxidaciones, formación de enlaces C-C y O- y N-metilaciones, de tal forma que se pueden
distinguir básicamente 13 subtipos: simples, aporfinas, benzofenantridinas,
bisbencilisoquinolinas, cularinas, ftalideisoquinolinas, morfinanos, morfinandienonas,
pavinas/isopavinas, protoberberinas, protopinas, rhoeadinas/paverrubinas, y secoberberinas
(Figura 1).
Los ABI además de ser reconocidos por las propiedades farmacológicas que exhiben (Tabla 1),
tienen importancia biológica porque son moléculas con un origen vegetal evolutivo antiguo,
producidas principalmente por Angiospermas primitivas y conservados en clados modernos.
Los estudios para tratar de establecer la biosíntesis de ABI inician en 1910 con Winterstein &
Trier en Alemania, señalando los primeros precursores derivados de la tirosina. Es decir, han
pasado doscientos años desde el aislamiento del primer ABI, y cien del inicio de los estudios para
tratar de descubrir cómo se forman en las plantas. Aunque teóricamente los aminoácidos L-
tirosina y L-fenilalanina son considerados como precursores básicos de toda la diversidad de ABI,
únicamente con el primero se han reportado trabajos de incorporación a la ruta de biosíntesis.
a) La producción del precursor central de todos los ABI, S-norcoclaurina, desde dos
moléculas de L-tirosina.
b) La transformación de S-norcoclaurina a S-reticulina, el intermediario principal de
diversificación de la ruta.
c) Las rutas de diversificación que dan origen a los diferentes tipos de ABI (Figura 2).
Las dos primeras partes que forman el núcleo de la biosíntesis están bastante bien
caracterizadas a nivel proteómico y genómico, sin embargo, hay 4 enzimas que aún no han sido
aisladas y/o caracterizadas de plantas productoras de ABI aunque se ha reconocido su actividad
catalítica.
En tanto que, sobre la diversificación de la ruta, los avances más importantes se han centrado
sobre seis ramas que inician con (S)- reticulina y permiten la biosíntesis de alcaloides:
Generalmente las enzimas se encuentran reunidas en un solo tejido aunque pueden tener una
distribución más amplia, algunas como NCS, SalSyn y SaIR involucradas en la biosíntesis de
morfina, son más abundantes en raíces y brotes que en el resto de la planta. Otras como NMCH
son más abundantes en los tallos y disminuyen gradualmente en las raíces, hojas y tejidos
florales. Inclusive los transcriptos de la SOMT, enzima que participa en la biosíntesis de
noscapina, se acumulan mayormente en los tejidos aéreos de P. somniferum en donde ocurre
la acumulación de los alcaloides.
Esta diferenciación espacial puede ser mayor ya que la expresión genética y la actividad de las
enzimas correspondientes, se ubica exclusivamente en ciertas células o compartimentos
subcelulares. Por ejemplo Bird et al. (2003), Weid et al. (2004) y Samanani et al. (2006)
demostraron en Papaver somniferum que en la biosíntesis y acumulación de morfina,
sanguinarina y alcaloides relacionados, participan distintos tipos de células del floema tanto de
los tallos como de las raíces. Utilizando técnicas de inmunofluorescencia e hibridación de ARN
in situ Bird et al. (2003) y Samanani et al. (2006) encontraron que 7 de las 14 enzimas de la ruta
para alcaloides tipo morfina [6OMT, CNMT, NMCH, 4’OMT, BBE, SaIAT y COR] están localizadas
en los elementos cribosos, mientras que los transcritos de éstas se encuentran en las células
acompañantes y los alcaloides en células laticíferas. En tanto que Weid et al. (2004) y Kutchan
(2005) señalan que en los tallos las enzimas 4’OMT y SaIAT están ubicadas en el parénquima y
COR en las células laticíferas, mientras que en la raíz las enzimas 4’OMT, 7’OMT y SaIAT fueron
encontradas en el periciclo del estele y BBE en las células del parénquima del cortex. La
diferencia de resultados pareciera estar en el grado de desarrollo de los tejidos vasculares que
se analizaron en esos estudios, mientras que Weid et al. (2004) al parecer tomaron muestras en
donde los elementos cribosos aun eran inmaduros, Samanani et al. (2002 y 2006) analizaron
ejemplares con grados de madurez completos. Los autores por su lado también atribuyen
diferencias en los métodos y técnicas de estudio, así como en las variedades de las plantas
analizadas por ejemplo la variedad de pobreza en morfina vs silvestre, así como en las
condiciones de cultivo (controladas vs campo). En todo caso surge la pregunta ¿La biosíntesis de
alcaloides en P. somniferum ocurre durante su desarrollo en diferentes sitios? Esta interesante
discusión entre el grupo de P. Facchini y T. M. Kutchan, tiene en común la mención de que la
localización de los componentes del metabolismo de ABI está altamente compartimentada. A
su vez, la participación de los elementos cribosos en la biosíntesis de ABI rompe el paradigma
de que estas células solamente poseían un número limitado de proteínas requeridas para la
conservación celular y el transporte de solutos. En esta década, a los elementos cribosos
también se le han atribuido otras funciones fisiológicas que incluyen el transporte de
macromoléculas de información y la biosíntesis de ácido jasmónico, ácido ascórbico y
compuestos de defensa. Además Bock et al. (2002) señalan que BBE está también en los
idioblastos de las hojas.
La biosíntesis de ABI está compartimentada subcelularmente, las dos primeras partes de la ruta
de tirosina a (S)- norcoclaurina y de (S)-norcoclaurina a (S)-reticulina, se realizan en el citosol,
mientras que las rutas de diversificación en vesículas membranosas cuya independencia o
asociación al retículo endoplásmico está en plena discusión (Figura 3). Esta compartimentación
de enzimas, sustratos y productos implica la coordinación y regulación de la ruta lo que no
ocurriría si las enzimas y los sustratos se movieran libremente en el citosol.
Sin embargo, otros autores dudan de la autonomía de estas vesículas, argumentando que con
excepción de la BBE, las enzimas mencionadas, son dependientes del citocromo P450, por lo que
se ha sugerido que son proteínas ubicadas (integrales o parciales) en las membranas del retículo
endosplásmico (RE) o en compartimentos derivados de este, asociadas a enzimas NAD (P) H
dependiente de citocromo P450 como donadora de electrones. Además el pH óptimo de BBE es
de 8,8, acorde al de las membranas del RE. Sin dejar de notar que la ubicación de los transcriptos
en otras células volvería complejo la independencia de compartimentos de biosíntesis.
Un hecho contundente es que los ABI se almacenan en vacuolas; los alcaloides berberina,
codeína, morfina, noscapina, papaverina, (S)-reticulina, sanguinarina, (S)- escoulerina y tebaína,
fueron encontrados en vacuolas de diferentes densidades en cultivos celulares de P. bracteatum
y Coptis japonica. En las vacuolas laticíferas de Chelidonium majus las concentraciones de
sanguinarina, chelidonina y berberina se aproximaron a 500 y 1000 mM, mientras que en las del
latex de P. somniferum a 500 mM de morfina y en vacuolas de células de Coptis japonica hasta
72 mM de berberina.
Estos estudios señalan que el transporte de berberina en las células ocurre mediante dos
mecanismos de transporte, uno impulsado por proteínas transportadoras ABC (intracelular) y el
otro por cotransportadores proton-antiportador (intercelular). Este último tipo de mecanismo
parece estar también implicado en el tráfico de (S)-reticulina y (S)- escoulerina en las vacuolas
de Fumaria capreolata.
Papaverina Noscapina
Apomorfina (one additional ring closure) Morfina (two additional ring closures)
Berberina (one additional ring closure Protopina (with opened pyridine ring)
with incorporated N-methyl)
CONCLUSIÓN
1. Hagel JM, Facchini PJ. Plant metabolomics: analytical platforms and integration with
functional genomics. Phytochemistry Review 2008; 7:479–497.
3. Mithöfer A, Boland W. Plant defense against herbivores: chemical aspects. Annual Review of
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6. Wink M. Ecological rol alkaloids. Modern Alkaloids: Structure, Isolation, Synthesis and Biology,
Edited by E. Fattorusso and O. Taglialatela-Scafati. WILEY-VCH Verlag GmbH & Co. KGaA,
Weinheim 2008; 3-9.
7. Kroymann J. Natural diversity and adaptation in plant secondary metabolism. Current Opinion
in Plant Biology 2011; 14(3):246-51.
10. Kutchan TM. A role for intra and intercellular translocation in natural product
biosynthesis.Current Opinion in Plant Biology 2005; 8: 292–300.