La historia de la galleta se remonta a hace 10.000 años cuando los antepasados nómadas descubrieron que cocinar una pasta de cereales le daba una consistencia fácil de transportar. En la antigüedad las galletas eran obleas planas y duras usadas comúnmente por militares y marineros. En la Edad Media su consumo se extendió y se les añadían huevos para hacerlas más nutritivas. En el Renacimiento las galletas pasaron de ser un alimento básico a uno de placer con variedad de elabor
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La historia de la galleta se remonta a hace 10.000 años cuando los antepasados nómadas descubrieron que cocinar una pasta de cereales le daba una consistencia fácil de transportar. En la antigüedad las galletas eran obleas planas y duras usadas comúnmente por militares y marineros. En la Edad Media su consumo se extendió y se les añadían huevos para hacerlas más nutritivas. En el Renacimiento las galletas pasaron de ser un alimento básico a uno de placer con variedad de elabor
La historia de la galleta se remonta a hace 10.000 años cuando los antepasados nómadas descubrieron que cocinar una pasta de cereales le daba una consistencia fácil de transportar. En la antigüedad las galletas eran obleas planas y duras usadas comúnmente por militares y marineros. En la Edad Media su consumo se extendió y se les añadían huevos para hacerlas más nutritivas. En el Renacimiento las galletas pasaron de ser un alimento básico a uno de placer con variedad de elabor
La historia de la galleta se remonta a hace 10.000 años cuando los antepasados nómadas descubrieron que cocinar una pasta de cereales le daba una consistencia fácil de transportar. En la antigüedad las galletas eran obleas planas y duras usadas comúnmente por militares y marineros. En la Edad Media su consumo se extendió y se les añadían huevos para hacerlas más nutritivas. En el Renacimiento las galletas pasaron de ser un alimento básico a uno de placer con variedad de elabor
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Historia de la galleta
La historia de la galleta está muy ligada a la de los cereales. Al principio,
éstos no se cocían, sino que se comían mojados en agua o leche. No obstante, hace 10.000 años nuestros antepasados nómadas descubrieron que una pasta de cereales sometida a calor adquiría una consistencia similar al pan sin levadura que permitía transportarla con facilidad. Se han encontrado galletas de más de seis mil años cuidadosamente envueltas en yacimientos en Suiza. Esto hace que la galleta sea considerada uno de los primeros alimentos cocinados. EDAD ANTIGUA Las galletas tal y como las entendían en aquella época eran muy sencillas y apenas admitían variedad. Eran obleas planas y duras, cocidas dos veces. En Roma, durante el S.III el chef Apicius las llamó Bis Coctum (origen de la palabra biscuit). Prácticamente todas las grandes culturas de la antigüedad –Persa, Asiria, Egipcia, Judía, Griega, Romana y otras procedientes del Lejano Oriente- utilizaron estos cereales cocidos para afrontar largas caminatas y combates, siendo un alimento habitual de militares y marineros, aunque a menudo también presente en las despensas de los campesinos . Se amasaba el cereal con agua, mojándolo cada poco tiempo, y luego se preparaban las tortas redondas que, puestas sobre una piedra plana y cubiertas de ceniza para que se secaran, eran la base de la alimentación de los soldados y sus familias. Solían tomarse mojadas en vino o sopa. EDAD MEDIA En la Edad Media se generalizó el cultivo de cereales, aumentó la población y el consumo de galletas se extendió rápidamente, convirtiéndose así en un alimento popular, especialmente entre campesinos y cruzados. Se les añadía huevo y el jugo de la carne para hacerlas más nutritivas, por lo que también ocuparon un lugar preferente en las bodegas de los navíos. Llegaron a sustituir al pan en travesías largas, gracias a su mejor conservación y facilidad de transporte. De hecho, eran el principal alimento a bordo de las tres carabelas que descubrieron América en 1492. La palabra “galleta” se tomó prestada de un alimento habitual en Francia en el S.XIII, una especie de crêpe plana llamada galette. RENACIMIENTO Durante el Renacimiento, los Médicis introdujeron por primera vez en la Corte las galletas, presentándolas como algo sabroso para acompañar a una bebida caliente (se acababa de descubrir el chocolate). Es en esta época cuando la galleta pasa de ser un alimento básico, habitual en largas travesías, a uno de placer. Se amplía entonces la variedad de elaboración para satisfacer la demanda: saladas, aromatizadas, rellenas, con miel, con formas variadas, etc. Los libros de cocina se llenaron de recetas diferentes: barquillos, pretzels, crocantes… Es en esta época cuando surgen muchas de las galletas que consumimos hoy en día, aunque su preparación se refinaría y mejoraría a lo largo de los años. EDAD MODERNA Es en los siglos XVIII y XIX cuando empieza en Europa la producción masiva de galletas, paralela a la industrialización. La gran movilidad de la población -se trata de la época de las colonias- hace que las galletas se impongan como la comida de viaje ideal, ya que podían aguantar meses o incluso años si se guardaban adecuadamente. De las pequeñas industrias artesanas se pasa a otras más mecanizadas, acordes con la demanda del producto. Baja el precio de la harina y de la levadura, convirtiendo incluso las galletas más elaboradas en alimentos asequibles. De este modo, la galleta adquiere protagonismo en la industria alimentaria, apoyándose en el sabor, la calidad y el precio. A medida que avanza la industria y se van mezclando culturas, se desarrollan nuevas recetas: por ejemplo, en Estados Unidos la cookie (galleta redonda muy grande con chips de chocolate) se convierte rápidamente en símbolo nacional, y en Europa nada más acabar la II Guerra Mundial se popularizan las galletas recubiertas de chocolate, representando así la llegada de la paz. ACTUALIDAD Hoy, las galletas son un alimento popular que se encuentra en todo el mundo, sin distinción de países ni lugares. Conforman un mercado en crecimiento, con nuevas fórmulas adaptadas a los gustos del consumidor y a los parámetros de salud, rapidez y conveniencia. Mitos y verdades
verdadero
Las galletas no son todas iguales: hay gran variedad de sabor,
composición y valor nutricional. Verdadero. Existe gran variedad de galletas, aptas para las necesidades dietéticas de todo tipo de personas (bajas en sodio para mayores y niños, enriquecidas con hierro para embarazadas, con alto contenido energético para deportistas, etc.) Las galletas pueden favorecer una mejor digestión. Verdadero. Las galletas ricas en fibra mejoran el proceso digestivo y ayudan a depurar el organismo. Hay galletas ricas en micronutrientes, como calcio o vitaminas. Verdadero. Muchas galletas -denominadas “funcionales”- ayudan a alcanzar las cantidades diarias recomendadas de nutrientes como el calcio, el hierro o el omega 3 Las personas mayores pueden tomar galletas. Verdadero. La ingesta de galletas en la tercera edad se incluye en una dieta cardiosaludable, tanto por su bajo contenido en sodio y colesterol como por su aporte de nutrientes importantes, como el calcio. Existen galletas que pueden ayudar a controlar el colesterol. Verdadero. Son galletas bajas en grasas saturadas y ricas en ácidos grasos esenciales, como el omega 3. Las galletas engordan. Falso. Si se introducen en la dieta de manera adecuada y se consumen con moderación, las galletas pueden aportar gran cantidad de nutrientes complementarios a una dieta equilibrada. Las galletas con fibra adelgazan. Falso. Las galletas con fibra no son light ni queman grasas, sólo ayudan al cuerpo a procesar los alimentos. Las galletas artesanales son mejores que las no artesanales. Falso. No puede categorizarse por procedencia: lo importante es la composición nutricional de cada galleta. Los celíacos no pueden tomar galletas. Falso. Existen muchas galletas sin gluten, basadas en maíz o arroz en lugar de germen de trigo. Las galletas son sólo dulces para niños. Falso. Al contrario: son adecuadas para la dieta a cualquier edad. Existe una gran variedad de galletas, que podríamos denominar “de placer” (la clásica galleta dulce, que se toma como acompañamiento del desayuno o como colación), “saladas” y “funcionales”. Dentro de estos tres grupos podemos encontrar galletas cuya composición nutricional es óptima para deportistas, ancianos, gente con necesidades dietéticas especiales, etc.