Pedagogía de La Resiliencia
Pedagogía de La Resiliencia
Pedagogía de La Resiliencia
Descubriendo la resiliencia
EL término resiliencia proviene del latín resilio que significa volver atrás, volver de
un salto, rebotar, saltar hacia atrás, ser repelido o resurgir. El concepto no es
nuevo en la historia. Se trata de un término que surge de la física y la mecánica,
de la metalurgia, y se refiere a la capacidad de los metales de resistir un impacto y
recuperar su estructura original. Este término también se usa en medicina,
concretamente en la osteología, donde expresa la capacidad de los huesos de
crecer en la dirección correcta después de una fractura.
Más tarde, el concepto fue utilizado en las Ciencias Sociales, como la psicología, la
pedagogía, la sociología, la medicina social y la intervención social con un
significado muy cercano al etimológico: ser resiliente significa ser rebotado,
reanimarse, avanzar hacia adelante después de haber padecido una situación
traumática.
EL concepto de resiliencia tal y como lo entendemos hoy en día, nace en los años
80. Surge como un intento de entender las causas y la evolución de las
psicopatologías. Concretamente, el término es utilizado por la psicóloga del
desarrollo Emmy Wermer que llevó a cabo un estudio longitudinal y prospectivo: el
seguimiento de 698 individuos (nacidos el año 1955) desde el periodo prenatal
hasta la edad de 32 años. Las niñas y niños eran los patitos feos de familias
pobres de los bajos fondos de la isla hawaiana de Kauai.
A pesar de que en sus inicios las investigaciones alrededor de las personas con
resiliencia se dirigieron a estudiar una infancia marcada por situaciones
traumáticas, ahora el estudio de la resiliencia se ha extendido y entendido como
una cualidad que puede ser desarrollada a lo largo del ciclo de la vida. La
resiliencia se ha convertido en una categoría susceptible de ser aplicada a todo el
ciclo vital. No se trata de un proceso reducido a la infancia. Todo el mundo, en
cualquier etapa de su vida y en cualquier ámbito, puede encontrarse en una
situación traumática, la puede superar y salir fortalecido. Por eso podemos hablar
de educar y favorecer la resiliencia. Aunque no sea fácil especialmente si no le
vemos el sentido a nuestro dolor.
Una persona violada, que ha sufrido maltratos, un joven que acaba detener un
accidente de tráfico y le acaban de comunicar que será tetrapléjico para el resto de
su vida esa persona herida pregunta a diestro y siniestro: ¿por qué yo?, ¿por qué
tengo que sufrir tanto?
Cada sociedad, cada persona está comprometida con la empresa, nunca acabada,
de construir un mundo con significación, de construir un nomas (todo aquello que
proporciona orden y sentido), de configurar un área que proporcione el sentido
suficiente a cada persona integrante para defenderse contra el terror: la muerte, el
sufrimiento, el sinsentido, el mal, la inseguridad. El nomas nos proporciona los
argumentos necesarios para combatir este dolor. Los orientales cambian la
pregunta por qué por la de ¿para qué? ¿Qué puedo aprender de esta experiencia?
Se trata de saber encontrar la respuesta a la pregunta ¿qué hay de bueno en todo
esto? Desde la fe y la esperanza la creación de sentido también resulta menos
difícil.
El medio más seguro para torturar una persona es desesperarla afirmando que
«aquí no hay porqués». No tienes futuro. Si la persona que padece una agresión
no se le suministra las teodiceas pertinentes que la permitan digerir su horror, cae
al mundo de las cosas, se le somete a las cosas y ella misma se convierte en una
cosa. En muchas guerras se consigue incrementar el odio cuando a las personas se
les quita el aspecto humano y se les trata como cosas o animales, cuando en vez
de ver personas vemos ratas, o cucarachas parece menos horroroso atacarles o
aniquilarlos.
Francesc Torralba en su libro sobre el sentido de la vida nos dice: «para dotar de
sentido la vida, no hace falta tener muchas interacciones, ni conocer muchas
personas, ni disfrutar de una gran vida social. Lo único que hace falta es
profundizar en los vínculos, ir al fondo y darse cuenta de los misterios que esconde
el otro y que, solamente, si se exploran con delicadeza, querrá mostrarlos. No es la
cantidad de relaciones lo que da sentido a la vida, sino la calidad de vínculos, la
exquisitez del trato que somos capaces de dispensar.» Para poder tener vínculos
de calidad para poder ayudar a una persona que esté viviendo un momento
agonizante y traumático es necesario hacerlo resurgir al mundo de los seres vivos.
Y esto no es posible si no hay un proceso de construcción de sentido. Entonces sí
que hay porqués.
Hay una historia muy clarificadora sobre la importancia de poseer un sentido que
se atribuye al escritor y poeta francés Charles Péguy: «Charles iba en
peregrinación a la catedral de Chartres. En el camino se encontró un hombre
picando piedras, malhumorado y furioso. ¿Y usted que está haciendo?, pregunta el
escritor. Ya lo ve, pico piedras. Tengo sed, me duele la columna, lo perdí todo, soy
una subespecie humana que hace este trabajo miserable. Siguió caminando y se
encontró con otro hombre picando piedras. Repite la misma pregunta y éste le
contesta: Yo me gano la vida con este trabajo, estoy relativamente satisfecho. Se
encuentra con una tercera persona contenta que ante la misma pregunta, le
contesta sonriendo y ufano: Aquí estoy, construyendo una catedral. Esa misma
piedra desprovista de sentido acaba teniendo todo el sentido del mundo si le
sabemos otorgar.»
Todos poseemos fortalezas en nuestro interior que nos permitirán superar las
situaciones adversas en diferentes grados y momentos en que éstas vayan
presentándose a lo largo de la vida. A pesar de todo, hay personas que no hacen
uso o hacen un uso diferente de esta capacidad, razón que nos explica por qué
hay formas diferentes de reaccionar ante las situaciones problemáticas. ¿Como es
posible este realismo de la esperanza? A través de un proceso.
Todos recordamos el cuento del patito feo que da lugar al título de un libro de
Boris Cyrulnik sobre la resiliencia. El patito es un claro ejemplo de realismo de la
esperanza. Primero de todo, el se ve como diferente del resto de la familia,
básicamente porqué no es un pato sino un cisne. El patito es consciente de lo que
está pasando. Este darse cuenta es el primer paso en el camino que va del
realismo hasta la esperanza.
Dani Vidal perdió el brazo izquierdo y parte del derecho cuando era pequeño a
causa de una descarga eléctrica. El era consciente de su situación pero tenía un
sueño: el de cruzar los 18 kilómetros del estrecho de Gibraltar nadando. El mismo
afirma que sólo tenía dos posibilidades, quejarse y amagarse la vida o luchar o
hacer lo que quería, esta ha sido su elección. Como él dice «la gente tiene que
darse cuenta que la meta está allá donde uno la quiere colocar». Proyectó su
futuro y cruzó el estrecho en seis horas y veinte minutos. Vidal es campeón
paralímpico de natación.
Las escuelas son ambientes claves porqué las personas desarrollan la capacidad de
sobreponerse a las adversidades. Siguiendo la categorización de Grotberg, el
profesorado debe proporcionar al alumnado un ambiente estable «yo tengo») que
permita el desarrollo de sus fortalezas internas «yo soy») y su capacidad de
resolver problemas y establecer relaciones con los otros «yo puedo»).
Las escuelas resilientes, o las entidades educativas resilientes son aquellas que
promueven un sentimiento de comunidad y proporcionen al alumnado y al
profesorado la sensación de pertenecer a un lugar donde normalmente no existe la
intimidación, la delincuencia, la violencia o la alienación. Además, las escuelas
resilientes aportan a todos sus estamentos las herramientas necesarias para
afrontar, superar, fortalecer e, incluso, adaptarse a partir de acontecimientos
adversos.
Los pasos 1 al 3
mitigan los factores
de riesgo:
- Enriquecer los
vínculos, supone
fortalecer las
conexiones entre las
personas presentes
en la vida cotidiana
de la escuela.
- Enseñar las
habilidades para la vida incluye, entre otros, la resolución de conflictos, la
cooperación y las habilidades comunicacionales.
El aula 203 representa el aula de los adolescentes que han fracasado en el sistema
educativo, jóvenes con vidas sacudidas por abusos sexuales, pobreza, exclusión,
drogas y con las armas como elemento de compañía.
En un contexto donde las bandas marcan los territorios y sus leyes negros,
asiáticos, latinos y blancos amenazados de muerte en al calle se encuentran
conviviendo en una misma aula.
En este contexto llega la recién licenciada maestra Erin Gruwell al Instituto Wilson
y a su aula 203. Erin Gruwell es el claro reflejo de una auténtica educadora que
cree en el potencial de sus estudiantes, escuchándoles y descubriendo que a
través de la escritura podrán expresar todas sus vidas y les proporcionará la
lectura y la escritura de sus propios diarios puentes de unión de los unos con los
otros. A través de la lectura de diversos libros pero especialmente los diarios de
Ana Frank y Zlata Filipovic descubren los estudiantes del aula 203 lo que significó
el Holocausto y comprenden la fuerza de la discriminación, de las bandas y de las
«guerras» entre iguales.
Para concluir, quisiera compartir la esencia de un texto citado por Mar Romera en
la conferencia «De corazón a corazón» que recoge la esencia de este texto: «Un
reportero le preguntó a un agricultor si podía divulgar el secreto de su maíz, que
ganaba el concurso al mejor producto, año tras año. El agricultor confesó que se
debía a que compartía su semilla con los vecinos. ¿Por qué comparte su mejor
semilla de maíz con sus vecinos, si usted también entra al mismo concurso año
tras año?, preguntó el reportero. Verá usted, señor, dijo el agricultor. El viento
lleva el polen del maíz maduro, de un sembradío a otro. Si mis vecinos cultivaran
un maíz de calidad inferior, polinización cruzada degradaría constantemente la
calidad del mío. Si voy a sembrar y obtener buen maíz debo ayudar a que mi
vecino también lo haga. Lo mismo es con otras situaciones de nuestra vida.
Quienes quieran lograr el éxito, deben ayudar a que sus vecinos también tengan
éxito .Quienes decidan vivir bien, deben ayudar a que los demás vivan bien,
porque el valor de una vida se mide por las vidas que toca. Y quienes optan por
ser felices, deben ayudar a que otros encuentren la felicidad, porque el bienestar
de cada uno se halla unido al bienestar de todos.»
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