La Interpretación Musical
La Interpretación Musical
La Interpretación Musical
CONTEXTO GENERAL
Otro aspecto que hace del intérprete un músico necesario, es el haberse instalado
además, hace ya muchos años, la necesidad colectiva de escuchar obras del pasado,
en manos o en voces de intérpretes del presente. En otros tiempos, la música que se
interpretaba y escuchaba era esencialmente la que se componía en ese momento. Hoy
se escucha la música actual junto a la de la antigüedad. Un paralelo a este respecto
podemos encontrarlo en el teatro, donde podemos asistir a una representación de
dramaturgos del pasado y del presente.
LAS ESPECIALIDADES
EL INTÉRPRETE, SU FORMACIÓN
EL ARTE DE INTERPRETAR
Si tuviera sucintamente que describir el fenómeno aludido, tendríamos que decir que
cualquier obra musical está escrita o diseñada con una cierta estructura, la que puede
ser ésta muy estricta o tremendamente flexible. En ambos casos, la llamada forma
musical (o estructura) permite entender la sintaxis y la manera en que las notas están
agrupadas. Esto se traduce en ideas que tienen una suficiente coherencia. Para
entender estas estructuras, el estudiante de interpretación debe recurrir
preferentemente a los modelos básicos de la danza o bien de la canción e idealmente
aquellos de la música de fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, cuando el sistema
tonal permite entender todo esto en su mayor grado de perfección y claridad. Así es
posible comprender con precisión cómo entran en juego los elementos de tensión y
reposo que se manifiestan en la armonía, o sea, en la relación de los acordes dentro de
una tonalidad determinada.
Todos los conceptos de fluidez, clímax, suspenso, éxtasis, sorpresa y estabilidad, por
nombrar solo algunos, nos permiten entender la música, al asociarlos con las
relaciones de acordes. De esta manera se puede interpretar la obra de acuerdo a lo
que está escrito, sin interferir negativamente en la música, sino potenciándola por
medio de la comprensión y la manifestación expresiva de este entendimiento.
TALENTO Y PERSEVERANCIA
En el arte que nos ocupa, así como en otras artes, debe haber un talento, o
condiciones naturales innatas para ello, que deben potenciarse regularmente con una
importante cuota de perseverancia. El estudio de un instrumento o del canto requiere
de una dedicación que va mucho más allá de lo habitual, pues comprende un número
significativo de habilidades motoras que, luego de desarrollarse, deben seguir
practicándose en forma regular para que se mantengan activas y operativas. Por ello
un intérprete debe estudiar su instrumento en forma diaria, tal como lo hace un
deportista en su entrenamiento. Este aspecto, poco comprendido por muchos, obliga al
intérprete a tener una pasión verdaderamente enorme por su labor. Sin ella, difícil será
mantener un cierto nivel tanto técnico como musical.
Es sabido que un músico debe practicar las consabidas escalas, arpegios y otros
esquemas mecánicos, que desarrollen la habilidad y agilidad necesarias para abordar
las obras musicales. Solo este aspecto es tremendamente absorbente y obliga a amar
intensamente la música y el instrumento elegido, para sobrevivir una vida entera en
esta profesión. No son pocos los músicos notables que se han negado a seguir este
ritmo, renunciando, a pesar de su talento, a una promisoria carrera de instrumentista.
Luego de más de treinta años en esta labor, donde hemos experimentado éxitos,
fracasos y toda suerte de resultados, uno saca conclusiones para el propio proceso,
que puede comunicar y validar para que otros nuevos intérpretes puedan tomarlo
como una información previa.
Los fantasmas a que aludo pueden propiciar una inestabilidad tal, que redunda en que
en el escenario se produzcan descontroles físicos y mentales que no permitan plasmar
la música de buena manera. Sin embargo, todo esto es tan irracional, que tiene que
abordarse a partir de una base lógica e identificable.
A MANERA DE EPÍLOGO
Estas reflexiones son producto del devenir de una vida dedicada a la música y a la
interpretación musical. Sin duda podemos encontrar textos de enorme importancia
sobre el tema, como es el caso de aquella entrevista de Joseph Horowitz al inmortal
maestro Claudio Arrau, que devela una experiencia y resultados asombrosos,
maravillosos, elocuentes. Es altamente recomendable su lectura. También el texto
autobiográfico de Daniel Barenboim da luces importantes a este respecto.